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Al café mexicano le falta posicionamiento
internacional
El gobierno apoya con certificación del producto, pero no enseña a
promocionarlo y a venderlo
Fundación Produce recomienda lo que se hace en Costa Rica, donde venden
calidad y no cantidad
El café en Puebla tiene polaridad, el pequeño productor (indígena, solo con estudios de primaria
y/o de edad avanzada) y en el otro extremo, el comercializador, quien obtiene mucho beneficio,
quien compra el 60-70% de la producción, son el gran pobre y el gran rico, en medio hay eslabones
que el productor no puede romper, porque la situación ya está muy amafiada, o ya se tiene muy
marcada la línea de producción y de comercialización, la alternativa es saber vender calidad y
ampliar el mercado, sin sujetarse a estándares de calidad de una determinada trasnacional,
expuso Antonio Goyri, responsable de esta cadena productiva en la Fundación Produce Puebla.
Comentó que la situación del aromático en los últimos cinco años, ha mejorado. Se padeció crisis,
sequía, bajos precios y otros factores que llevaron a una baja producción, ahora el escenario es
otro, afortunadamente.
Nichos de Mercado y promoción masiva
Encontrar nichos de mercado fue la opción para vender mejor y hacer más rentable el producto, el
nicho orgánico, el nicho sustentable. “Fue un boom a largo plazo, sin embargo fue una
idea que le faltó mayor perspectiva hacia futuro, porque el certificar solo es un documento
donde dice que hice bien las cosas, más no me garantiza que vaya a vender muy bien mi
café”, expuso.
Quien determina las ventas es el consumidor y no el gobierno, es lo que faltado, la relación directa
y las condiciones políticas, es decir, caminos, carreteras, vías de comunicación, energía eléctrica,
asesoría fiscal, facturación. Además de promocionar, además de buenas prácticas y el paquete
tecnológico.
Se debe promocionar para colocar al café orgánico en el mercado nacional, como lo hacen las
grandes empresas como Nescafé, Dolca y Juan Valdés de Colombia. Implementan toda una política
de promoción, una proyección masiva: Las mencionadas empresas primero incentivan a ser un
buen productor, luego la promoción por medio de mercadotécnica, ferias, lo que no puede hacer
el pequeño productor. En torno al café orgánico mexicano, una marca colectiva o una imagen.
La experiencia de Costa Rica
En ese país, les costó 25 años el posicionar su café carbono neutro y promocionar toda su imagen
al nicho de marcado donde actualmente está, a 500 dólares el quintal, es decir 46 kilos de
“cereza”, eso en el caso del más barato, hay de mil 500 o dos mil dólares el quintal.
A diferencia del Instituto Mexicano del Café que solo daba, en Costa Rica les enseñan a los
productores, a posicionar su producto. Incluso la altitud en la nación centroamericana es menor,
(900 metros sobre el nivel del mar), en México se tiene en las zonas productoras, la altitud ideal,
mil 200 msnm. Sin embargo en Costa Rica, el café tiene la acidez, cuerpo, aroma idóneos; su
calidad vale lo que piden.
Esta diferencia va desde la siembra hasta la taza del consumidor, incluso en Guatemala o
Colombia. En éstos países no les compra Nescafé, aquí en México si, además marcas como
California, Aresca y otras trasnacionales, los cuales distorsionan la idea de una buena producción.
Con esquemas de producción diferenciado, con café sustentable pero que el productor no ve
reflejado en su bolsillo. Y no ve negocio, en conclusión. Ese café está mal orientado, sobre todo
como venderlo.
Finalmente, Salvador Díaz Cárdenas, productor también y socio en una marca que incluye toda la
cadena productiva, mencionó que compañías como Nescafé además de pagar precios de castigo,
obliga a los productores a sacar café rugoso, de menor calidad y no el arábigo, del cual se genera
la bebida sabrosa y de calidad, la de un auténtico café.
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