IV.El Desarrollo Sostenible-Sociedad

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EL DESARROLLO SOSTENIBLE-SOCIEDAD-EDUCACIÓN
Mirna Mahmud
[email protected]
Actualmente nos enfrentamos, y sin exagerar;
a una emergencia planetaria
marcada por una degradación ambiental y social, lo que hace necesario la conjunción
de medidas tecnológicas, educativas y políticas en cada una de las sociedades, con el
fin de fomentar actitudes y comportamientos favorables para el logro de un desarrollo
sostenible.
¿Realmente estamos frente a una emergencia planetaria? Existe una abundante
documentación
del
conjunto
de
problemas
ambientales,
estrechamente
interconectados y que manifiestan la situación actual del planeta Tierra, entre los que
se conocen:
1. Contaminación ambiental
2. Destrucción de recursos naturales
3. Urbanismo creciente
4. Degradación de los ecosistemas
5. Crecimiento económico acelerado
6. Hiperconsumo de las sociedades desarrolladas
7. Explosión demográfica
8. Insostenibles desequilibrios
Por consiguiente, la mayor parte de estas problemáticas, por no decir todas, es
conocida por cualquiera de nosotros, pero estar conscientes de la situación planetaria
que vivimos, supone comprender que dichos problemas están estrechamente
relacionados y se potencian mutuamente, por lo que se exige un tratamiento global
(Morín, 2001).
En relación
a lo antes expuesto, Mahmud (2007) declara la importancia de
responder a la pregunta, si es una emergencia planetaria lo que actualmente está
viviendo el planeta. De acuerdo a las investigaciones realizadas
es un
proceso
gradual, que se acelera como resultado de la magnitud de los impactos ambientales
causados por el hombre y, que puede desembocar en una catástrofe ecológica.
Las situaciones expuestas hasta este momento, apuntan a un escenario en el
cual se perfilan espacios de coincidencias que proporcionan una visión general que
permita la comprensión de la gravedad de los actuales procesos, relacionados con la
contaminación, degradación de los ecosistemas, acelerado cambio
climático,
agotamiento de recursos, desequilibrios insostenibles, conflictos destructivos y pérdida
de la diversidad biológica y cultural, que amenazan muy seriamente la continuidad de
nuestra especie.
En la declaración de Johannesburgo, en la Cumbre Mundial para el Desarrollo
Sostenible
2002,
se designa como organismo rector del decenio
a la Asamblea
General de las Naciones Unidas en la resolución 57/254. Los líderes mundiales se
comprometieron a fomentar la equidad en la distribución de bienes y conocimiento,
promover la conservación y cuidado del medio ambiente, divulgar los derechos
humanos, proteger la diversidad biológica y cultural e impulsar el desarrollo
tecnocientífico que contribuya a la sostenibilidad.
Aunado a lo anterior, estamos alcanzando un punto de no retorno en donde el
proceso de degradación sería irreversible e inevitable, por
se hace necesario trabajar
para generar cambios en los factores que amenazan la continuidad de la especie.
Por otra parte, entre las referidas construcciones de la realidad, América Latina
ha sido, en el marco del estado de lo descrito, una de las regiones más afectadas,
generando
profundas transformaciones de diversa índole; existen
países que han
modificado en los últimos cuarenta años su condición de eminentemente rurales a
urbanos,
hasta aquellos que revirtieron de manera sustancial las tendencias
observadas en la primera mitad del siglo.
En tal sentido, Gabaldón (2006), sostiene que
ecológicamente hablando estas
naciones latinoamericanas están seriamente comprometidas, de seguir la trayectoria
que ha tomado la especie humana el futuro depara graves problemas
desde
la
perspectiva de la capacidad del planeta para albergar la vida biológica en general y en
particular por sus consecuencias sociales y económicas para la población humana.
Frente a lo anteriormente expuesto, los educadores de todas las áreas y niveles,
deben contribuir a formar ciudadanos y ciudadanas, conscientes de la situación de la
emergencia planetaria y así replantear la educación a fin de promover actitudes y
conductas propicias para una cultura de sostenibilidad tal como lo estableció
la
UNESCO (1998).
¿La sostenibilidad que planteamiento ofrece?
El concepto
surge como el resultado del análisis de la emergencia planetaria
ante la situación insostenible que amenaza el futuro de la humanidad. Entre los
conceptos utilizados se refiere a Mayor (1999), el desarrollo sostenible es el que
satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de
las generaciones futuras.
El desarrollo sostenible es un concepto complejo y en evolución. Muchos
académicos y profesionales han invertido años enteros en tratar de definir dicho
concepto y visualizar la manera de lograrlo a nivel nacional y local. Además, como el
desarrollo sostenible es difícil de definir e implementar, también es difícil de enseñar.
Más desafiante aún es la tarea de reorientar por completo un sistema educativo entero
para lograr la sostenibilidad es por ello que esto exige tomar en consideración la
totalidad de los problemas interconectados a escala planetaria.
A este respecto Mayor Zaragoza (2008), señala: …”la preocupación, surgida
recientemente por la preservación de nuestro planeta es indicio de una auténtica
revolución de mentalidades, aparecida apenas una o más generaciones, esta
metamorfosis cultural, científica y social rompe con una larga tradición de indiferencia ,
por no decir de hostilidad”.
De acuerdo a los razonamientos que se han planteando, no es observar a los
seres humanos y al medio ambiente
como
contradictorios, lo que
se persigue es
que ambos intervengan en la evolución de las sociedades y por lo tanto no deben de
tratarse por separado, sino en una integración ambiente-desarrollo humano, es decir, la
búsqueda de un bienestar social global.
En este sentido, es importante señalar los planteamientos de los expertos en
Ambiente sobre el papel de la educación,
planteado en el lanzamiento de la Década
de la Educación para el Desarrollo Sostenible”(DEDS) (2005-2014) promulgada por la
ONU(2002), que promueve una sociedad más viable para la humanidad, integrando
al sistema de enseñanza escolar una percepción
adecuada de los problemas y
desafíos del planeta en todos los niveles educativos.
En este orden de ideas, la educación es un ámbito importante porque desde esta
óptica puede contribuirse a la generación de cambios. Primero, en la tarea de formar
personas con conciencia de que un desarrollo social y económico no es posible sobre
un planeta agotado y deteriorado; y segundo la incorporación de currículos con
propuestas que permitan avanzar hacia el logro de una vida digna para el conjunto de
los seres vivientes.
Las últimas aseveraciones implican
que los problemas ambientales son
complejos por su naturaleza y no serán resueltos apenas con medidas educativas pero
la educación, en especial la universitaria, debe asumir su responsabilidad, la educación
ambiental debe ser incorporada a la educación, comenzando por la infantil, es preciso
que primeramente los profesores se formen con otras concepciones , con percepciones
que vayan más allá de la memorización de contenidos ecológicos y que superen la
simple aplicación de técnicas ecológicas.
En este orden de ideas, se puede citar la campaña “Compromiso por una educación
para la sostenibilidad (2005-2014)” propuesta por la ONU (2002), en el que muchos
países, tanto en el ámbito iberoamericano como en el resto del mundo, han ido dando
pasos positivos en esta dirección, al prestar atención en
los diferentes niveles
educativos a la situación del mundo y a las medidas que se precisan para avanzar hacia
los cambios mencionados
Por lo tanto se debe incorporar a las acciones educativas
una visión de
la
situación del mundo, tales como:
1.
Un consumo responsable que se ajuste a las tres R (Reducir,Reutilizar y
Reciclar).
2.
La reivindicación e impulso de desarrollos tecnocientíficos favorecedores de la
sostenibilidad, con control social y la aplicación sistemática del principio de
precaución.
3.
Acciones sociopolíticas en defensa de la solidaridad y la protección del medio,
a escala local y planetaria, que contribuyan a poner fin a los desequilibrios
insostenibles y a los conflictos asociados, con una decidida defensa de la
ampliación y generalización de los derechos humanos al conjunto de la
población mundial, sin discriminaciones de ningún tipo.
En este mismo sentido, deben multiplicarse las iniciativas para implicar al conjunto
de los educadores, con campañas de difusión y concienciación en los centros
educativos, congresos, encuentros, publicaciones… y, finalmente, el compromiso de un
seguimiento
cuidadoso de las acciones realizadas, dándolas a conocer para un mejor
aprovechamiento colectivo.
Por las consideraciones anteriores es necesario destacar
el impulso de
las
Recomendaciones del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea sobre
las competencias clave para el aprendizaje permanente con la incorporación de la
sostenibilidad en el currículum y que países como Portugal, Francia, Alemania, entre
otros han ido incluyendo en sus programas educativos básicos. Así,
los aspectos
publicados en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, promulgados por la
UNESCO (1998), se
destacan numerosas referencias (tanto en las competencias
básicas como en los objetivos, contenidos y criterios de evaluación) al conjunto de
problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad y a las medidas necesarias para el
logro de convertir a los ciudadanos y ciudadanas en impulsores a los cambios que
hagan posible la supervivencia de las especies.
Merece
la
pena
detenerse
en
especificar
los
cambios
de
actitudes
y
comportamientos que la educación debería promover: ¿Qué es lo que cada uno de
nosotros puede hacer “para salvar la Tierra”? Las llamadas a la responsabilidad
individual se multiplican, incluyendo pormenorizadas relaciones de posibles acciones
concretas en los más diversos campos, desde la alimentación al transporte, pasando
por la limpieza, la calefacción e iluminación o la planificación familiar (Vilches y Gil
Pérez, 2003).
Con respecto a lo anterior, los teóricos tienen dudas acerca de la efectividad que
pueden tener los comportamientos individuales, los pequeños cambios en nuestras
costumbres, en nuestros estilos de vida y
que la educación pueda favorecer
a
contribuir a los cambios que se hacen urgentes frente a la emergencia planetaria
planteada. Además,
pudiera parecer
insignificante, pero resulta fácil mostrar (con
cálculos muy sencillos) que si bien esos “pequeños cambios” suponen, en verdad, un
ahorro energético per cápita muy pequeño, al multiplicarlo por los muchos millones de
personas que en el mundo pueden realizar dicho ahorro, éste llega a representar
cantidades ingentes de energía, con su consiguiente reducción de la contaminación
ambiental (Furió et al., 2005).
En efecto, esta incorporación de la problemática del desarrollo sostenible, no
puede ser sólo informativa, ni quedar en las distintas asignaturas, es permitir a los
estudiantes
discutir, tomar decisiones y llevar a la práctica acciones concretas de
ahorro energético, de cuidado del medio… y también de protagonismo ciudadano (en el
barrio, en la ciudad, de intercambio con estudiantes el otros lugares, etc.).
Cabe agregar, que se requieren acciones educativas que transformen nuestras
concepciones, nuestros hábitos, nuestras perspectivas... que nos orienten en las
acciones a llevar a cabo, en las formas de participación social, en las políticas
medioambientales para avanzar hacia una mayor eficiencia, hacia una sociedad
sostenible, acciones fundamentadas, lo que requiere estudios científicos que nos
permitan lograr una correcta comprensión de la situación y concebir medidas
adecuadas.
Este nuevo enfoque, compone transformaciones en el aspecto sobre la ética
social a través de la cultura y la educación para la sostenibilidad, con el objetivo de
adquirir el compromiso de conservar,
En consecuencia, es preciso la contribución que todos tenemos que aportar
entre educadores, científicos e investigadores para forjar las condiciones de un futuro
sostenible para las generaciones futuras. El futuro del planeta va a depender de las
soluciones a corto y largo plazo y de los modelos de vida que sigamos, ya que la
sostenibilidad es una responsabilidad compartida, por tanto el reto consiste en que
individuos e instituciones actúen cuidando y compartiendo equitativamente los recursos
de los que depende la supervivencia humana y de las otras especies.
FUENTES DE INFORMACIÓN
Furió, C., Carrascosa, J., Gil-Pérez, D. Y Vilches, A. (2005). ¿Qué problemas plantean
la obtención y el consumo de recursos energéticos? En: Gil- Pérez et al. (Eds.). ¿Cómo
promover el interés por la cultura científica? Una propuesta didáctica fundamentada
para la educación científica de jóvenes de 15 a 18 años. Santiago de Chile: UNESCO.
Gabaldón, A. (2006). Desarrollo Sustentable. La salida de America Latina. Editorial
Grimaldo. Caracas.
Mahmud, M. (2007, Octubre 27). Desarrollo sustentable, Educación y Currículo.
Ponencia presentada en el foro Orientaciones curriculares en la enseñanza-aprendizaje
de las ciencias naturales y sus implicaciones en el desarrollo sustentable.
Mayor, F.(1999). The role of culture in Sustainable Development In: EDP/UNESCO (Ed.)
Sustainable Development education the force of change. Caracas: EDP/UNESCO, p 1115.
Mayor Zaragoza, F. (2008). Eikasia. Revista de Filosofía, año III, 18 (mayo 2008).
http://www.revistadefilosofia.org
Morín, E. (2001). Instrucción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa. Barcelona.
España.
ONU (2002). Decenio de las Naciones Unidas de la educación con miras al desarrollo
sostenible 2005-20014. Resolución nº 57/254 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas.
UNESCO (1998). Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: visión
y
acción.
París.
Documento
en
línea.
Disponible:
www.
unesco.org/educación/educprog/wche/declaration spa.htlm. . [Consulta: 2008, Junio 30].
Vilches, A. y Gil-Pérez, D. (2007). Construyamos un futuro sostenible. Diálogos de
supervivencia. Madrid: Cambridge University Press. Capítulo 13.
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