Rx Glándula tiroides Equilibrio del cuerpo Responsable de indicar a los órganos la velocidad y el ritmo que deben seguir los procesos metabólicos, la tiroides produce hormonas esenciales que, en déficit o en exceso, enlentecen o aceleran el ritmo del organismo / María Cristina Sanhueza Entre las innumerables conexiones creadas por las glándulas endocrinas (segregan sustancias en el interior del organismo), la tiroides cumple una importante tarea: producir hormonas –que circulan en la sangre– esenciales para el funcionamiento normal del cuerpo. Situada a la altura del cuello –justo debajo de la llamada “manzana de Adán”– y con forma de mariposa, la glándula tiroides es comparada con un director de orquesta, por su compleja tarea de indicar a los órganos la velocidad y el ritmo que deben seguir los procesos metabólicos. ¿Cómo lo hace? Tomando el yodo del agua y de los alimentos para fabricar las hormonas conocidas como 15+SALUD Rx tiroides En consulta Además de la medición en sangre de las hormonas TSH, T3, T4 y los anticuerpos tiroideos, el especialista puede recurrir a otros estudios: • Ultrasonido. Es la prueba más importante para la evaluación de la glándula. Carece de radiación y se puede utilizar a cualquier edad y en embarazadas. Evalúa el tamaño de la tiroides, la presencia de nódulos y la existencia de lesiones que justifiquen una biopsia. • Biopsia por aguja fina. Se aplica en formas nodulares y en pacientes con bocio difuso. • Gammagrafía tiroidea. Utiliza un medio radiactivo y determina si hay o no nódulos y su naturaleza. Compendio de alteraciones T3 (tiroxina) y T4 (triyodotironina), encargadas de estimular los tejidos del organismo para producir proteínas y aumentar la cantidad de oxígeno que las células utilizan. Al igual que otras glándulas endocrinas –suprarrenales, paratiroides, gónadas (ovarios y testículos) e islotes de Langerhans (en el páncreas)–, la tiroides no escapa a la regulación de la hipófisis o pituitaria, glándula que desde su sede conocida como “silla turca” (situada en la base central del cerebro) controla su funcionamiento. Inducida por el hipotálamo –compleja estructura del encéfalo–, la hipófisis activa o desactiva la tiroides mediante la mayor o menor secreción de la hormona estimulante TSH (tirotropina), según la cantidad de T3 y T4 producida y vertida en la sangre. 16+SALUD Franklin Ablan-Candia, endocrinólogo y presidente de la Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo, explica que son muchas las enfermedades de la tiroides que pueden causar sobreproducción o subproducción de sus secreciones, desórdenes responsables, a su vez, de otros problemas de salud, entre ellos, trastornos cardiovasculares, osteoporosis, infertilidad y daño importante en diferentes órganos. Cuando hay exceso de producción de hormonas tiroideas el organismo se acelera (hipertiroidismo); cuando hay déficit se enlentece (hipotiroidismo). Los antecedentes genéticos, marcadores de la sensibilidad al yodo, son reconocidos como causa fundamental de los desequilibrios tiroideos, que se calcula afectan a un 10% de la población mundial. El estrés –por sus repercusiones inmunológicas relacionadas con los mecanismos de defensa– también es un factor importante en la patología tiroidea, precisa Ablan-Candia. Igualmente, la presencia o intervención de componentes externos –orgánicos o inorgánicos– pueden alterar la regulación de la glándula. En personas con sensibilidad genética al yodo están contraindicados los medios de contrastes yodados en radiología y el uso de fármacos y cosméticos que contienen yodo (ciertos compuestos para tratar la obesidad o cremas con extractos de algas y jabones desinfectantes), que pueden modificar la función de la glándula, alerta el endocrinólogo. La incidencia de enfermedades tiroideas, hasta cinco veces más frecuentes en mujeres –“por razones genéticas y no estrogénicas como se creía en el pasado”–, se ve favorecida por el envejecimiento, cuando la mayor producción de radicales libres provoca daño sobre las glándulas y los mecanismos de defensa, explica AblanCandia. Hipertiroidismo Sinónimo de una glándula hiperactiva, el hipertiroidismo acelera las funciones corporales. Es la condición más peligrosa entre las patologías de la tiroides. Entre sus síntomas comunes figuran nerviosismo, pérdida de peso, aumento del apetito, palpitaciones, presión arterial alta, insomnio, temblor de manos, intolerancia al calor, confusión mental, exoftalmia (ojos saltones) y sensibilidad exacerbada a la luz. Laura Gutiérrez, internista y endocrinóloga de la Policlínica Santiago de León, precisa que la causa más frecuente de hipertiroidismo es la enfermedad de Graves, cuando la presencia de anticuerpos en la sangre estimula a la glándula –que puede aumentar de tamaño– a una sobreproducción de hormonas tiroideas. Otra causa es el bocio tóxico nodular, en el que uno o más nódulos formados en la tiroides –fuera de su control– son responsables de la secreción excesiva. También se da la tiroiditis autoinmune de Hashimoto, en la que el organismo crea anticuerpos que atacan a su propia tiroides. ¿Cómo se trata? Con fármacos, yodo radiactivo o cirugía. Inicialmente se indican medicamentos que enlentecen el funcionamiento de la glándula, disminuyen la captación de yodo y la producción hormonal. Durante el tratamiento, advierte Ablan-Candia, el paciente debe estar en vigilancia médica permanente –mínimo cada tres o cuatro semanas– para ajustar la dosis y evitar que el cuadro se transforme en su contrario (hipotiroidismo). Otros recursos utilizados son la destrucción parcial de la tiroides con yodo radiactivo (contraindicado en el embarazo) y la extirpación quirúrgica total o parcial de la glándula, que supone el riesgo de llevar, a la larga, a una reducción de sus funciones y requerir terapia hormonal sustitutiva de por vida. Descolocada o ausente Se calcula que una de cada 100.000 personas nace con la tiroides ectópica (localizada fuera de su ubicación natural), una de las causas más comunes de hipotiroidismo congénito. “Si bien la frecuencia de la ectopia tiroidea (descrita por primera vez en 1869) es baja, su trascendencia clínica es de alto impacto, por el papel que juegan las hormonas en el desarrollo del niño”, advierte Laura Gutiérrez. La glándula –que inicia su desarrollo en el suelo de la faringe en la tercera o cuarta semana del embarazo y lo completa en la séptima, ubicándose delante de la tráquea– a veces se extravía en su migración: en 90% de los casos se localiza en la zona sublingual, “aunque se describen otros donde la glándula se aloja en la tráquea, el corazón, el pulmón, el duodeno y hasta en las glándulas salivales”, señala la especialista. Después de la detección de la alteración hormonal en el recién nacido, se evalúa al pequeño para determinar si hay ectopia o agenesia (ausencia total de tiroides). Luego, se procede al tratamiento farmacológico precoz o, en algunos casos, a la cirugía. 17+SALUD Rx tiroides Con cuidado Aunque son cuadros que desaparecen al corregir el problema, los síntomas de las patologías tiroideas pueden confundirse con trastornos psiquiátricos. La lentitud característica del hipotiroidismo suele ser calificada como depresión, crisis de pánico o demencia senil (en ancianos). Los casos de exceso de secreción hormonal e intoxicación del sistema nervioso central –que se dan en el hipertiroidismo– pueden ser interpretados como auténticas psicosis. Hipotiroidismo En el desarrollo –generalmente gradual– del hipotiroidismo se conjugan aumento de peso, lentitud al hablar, fatiga, somnolencia, depresión, pérdida de memoria y concentración, olvido y confusión, estreñimiento e intolerancia al frío. Causado por una baja producción de hormonas tiroideas, el trastorno está vinculado con una predisposición familiar a enfermedades autoinmunes. Gutiérrez precisa que en su forma primaria –“cuando el defecto reside en la glándula”– la causa más frecuente es la tiroiditis autoinmune de Hashimoto, que destruye gradualmente las zonas funcionales de la tiroides. Cita, en segundo término, el tratamiento hipertiroideo con yodo radiactivo o cirugía, que puede conducir a una deficiencia hormonal. En su forma secundaria, el hipotiroidismo responde a lesiones o fallas en la hipófisis. También es responsable de la patología la carencia crónica de yodo en la dieta, que hace crecer la glándula al paso que reduce su rendimiento (bocio hipotiroideo). ¿Cómo se trata? Con fármacos sustitutivos de la hormona tiroidea. Las dosis son ajustadas en forma progresiva por el especialista hasta restablecer los valores normales en sangre. Si el paciente se compromete con la terapia y a controles semestrales o anuales, su bienestar está garantizado. 18+SALUD En el embarazo Si bien una tiroides sana no ofrece problemas durante la gestación –a pesar de estar sometida a un mayor estímulo y esfuerzo–, Gutiérrez alerta sobre complicaciones maternas y fetales surgidas cuando la madre tiene hipotiroidismo o hipertiroidismo, que pueden afectar el curso normal del embarazo –abortos espontáneos o nacimientos prematuros– o tener consecuencias serias en el desarrollo cerebral del bebé. Durante los primeros tres meses, el feto depende de las hormonas tiroideas de la madre (a partir de entonces, fabrica las propias). En caso de deficiencia hormonal materna, el bebé nace con hipotiroidismo congénito que, de no tratarse tempranamente, puede causar desde trastornos neuropsicológicos –con repercusiones en el futuro escolar y social del niño– hasta un tipo de retardo mental conocido como cretinismo (muy frecuente en el pasado en zonas geográficas pobres en yodo). Hoy, para corregir esta patología congénita, en la mayoría de los países se practica un examen de rutina: la punción en el talón del recién nacido –entre las 48 y 72 horas posteriores al parto– para extraer una muestra de sangre reveladora de su función tiroidea (en caso de alteraciones se procede a un tratamiento inmediato que normaliza la condición del niño). Gutiérrez es enfática al recomendar a toda mujer que planifique quedar embarazada –o ya lo esté– solicitar a su médico la prueba de funcionamiento tiroideo (TSH, T4 libre y anticuerpos), especialmente durante el primer trimestre de gestación. • F ue n tes c o n sultadas º Franklin Ablan-Candia, endocrinólogo, presidente de la Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo. º Laura Gutiérrez, internista y endocrinólogo. Policlínica Santiago de León. º Manual Merck de Información Médica para el Hogar. Merck Sharp & Dohme. Editorial Océano. º Revista Venezolana de Endocrinología y Metabolismo.