11 PATRIMONIO HISTÓRICO, MENTALIDAD Y FUNDACIONES EN

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PATRIMONIO HISTÓRICO, MENTALIDAD Y FUNDACIONES EN LA
VILLA DE MARCHENA DURANTE LA EDAD MODERNA
Juan Luis Ravé Prieto
F
rente al extraordinario crecimiento demográfico y urbanístico que se produjo
en Marchena durante el siglo XVI, los cambios culturales y de mentalidad
propios de la Edad Moderna fueron mucho más lentos. La villa triplicaría su
población al terminar el siglo y su traza urbana se desarrollaría por el arrabal siguiendo
las principales vías de comunicación, disponiendo un urbanismo más abierto y con
cierta tendencia a la regularidad, condicionado y favorecido por las nuevas fundaciones
que se sitúan como hitos de este empuje urbanizador 1, aunque después de este rápido
Es necesario volver a insistir en este tema ahora que se cuestiona el valor histórico y patrimonial del
arrabal desde un documento que pretende ser riguroso con la verdad histórica: L. RECUENCO AGUADO,
«Alegaciones al procedimiento para la inscripción como Bien de Interés Cultural, con la tipología de
Conjunto Histórico», en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, del sector delimitado
de la población de Marchena, Sevilla, 2009. Cualquier lector interesado sabe que en la larga serie de
actas editadas por el propio Ayuntamiento en los últimos años se han publicado datos objetivos sobre
la implantación y extensión de este importante fragmento de nuestra villa, actas y documentos que
entregamos personalmente en su momento al autor de estas alegaciones, por lo que no puede alegar
desconocimiento. Recordemos pues algunos datos contrastados:
El arrabal de Marchena aparece ya citado en el siglo XIII, en el entorno de la puerta de Sevilla, hoy barrio
de San Miguel, inmediatamente después de la conquista cristiana (M. GARCÍA FERNÁNDEZ, «Marchena,
la Villa Señorial y Cristiana (Siglos XIII-XV)». I Jornadas de Historia de Marchena. Actas Num. 1.
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Juan Luis Ravé Prieto
desarrollo la villa se estancaría durante varias centurias, llegando a las puertas del
siglo XX prácticamente con el mismo perímetro. En contraste con este cambio físico
imponente, la tradición cultural medieval seguirá pesando y condicionando sobre la
vida de la población, por su carácter de villa señorial. A pesar de ello, nuevas formas
de entender la espiritualidad y una nueva mentalidad se va ir abriendo camino, en
primer lugar y, sobre todo, en las clases privilegiadas.
El intervencionismo ducal en todas las áreas de la vida, un rasgo todavía
retardatario, claramente señorial, por no decir medieval, lo encontraremos desde los
inicios de la fundación de Santa Clara, hasta las últimas fundaciones del siglo XVII.
Esta tendencia se nota ya en la creación del primer monasterio de clarisas, que al
haber sido fundado por ciudadanas particulares, las hermanas Juana y Elvira González
de Lucenilla, no fue bien recibida por el poder señorial encarnado por el tutor y
Marchena-Sevilla, 1996, pp. 73-91.) y, más tarde al crecer extraordinariamente su población durante el
XVI, necesitó de dos ayudas de parroquia, San Miguel y San Sebastián (J. L. RAVÉ PRIETO, «Marchena
una villa de señorío a comienzos de la Edad Moderna». Actas, T. II, Marchena, 1997, pp.174-180). Los
límites del arrabal renacentista (Calles de la Mina, la Cruz, Niño de Marchena -Guillermo-, Marcos
Ruiz) están documentados por los callejeros de 1570, 1640 y otros publicados por R. RAMOS ALFONSO,
«Una aproximación al callejero de Marchena». Actas, XIII, pp. 53-104. Por si esto no fuera suficiente,
se conserva el plano de la villa de 1868, en la concejalía de urbanismo, cartografía que ha servido para
tantos estudios urbanísticos, publicados por Manuel Antonio Ramos o por nosotros, en que se consagran
unos límites precisos para el casco histórico mantenido hasta el siglo XIX y que sirvió de base, aunque
como un elemento más, al técnico que hizo la delimitación del Bien de Interés Cultural, no la foto aérea
del vuelo americano como pretende el estudio de Recuenco en un intento de desprestigiar la ampliación.
Por el contrario, en las citadas alegaciones, se ignora maliciosamente este documento de inestimable
valor, el plano de 1868, que confirma y consagra los límites históricos del caserío y sus vacíos igualmente
fijados, los cortinales. Cuando se han ocultado, a sabiendas, todos estos datos, está claro que hay otros
intereses que no son los referidos a la verdad histórica. Con la misma falta de rigor el autor se atreve a
negar el carácter renacentista de la ampliación del arrabal por razones teóricas y formalistas, olvidándose
que en toda Europa hay, al mismo tiempo, un Renacimiento teórico e ideal, y una serie renacimientos
regionales con características propias. No es lo mismo un centro creador italiano, que su plasmación
urbanística en la periferia, por ejemplo en las poblaciones rurales andaluzas. Recordemos que igualmente
en España conviven, contemporáneamente, las trazas ortogonales de las nuevas ciudades fundadas por
la monarquía en Santa Fe (Granada) en Puerto Real (Cádiz) o en las Indias y el trazado de las villas de
señorío de la campiña sevillana, que siguen modelos de ampliación más orgánicos, más tradicionales.
Valgan ejemplos tan cercanos a nosotros como la traza de la Puebla de Cazalla creada en 1501, el
desarrollo del arrabal de Osuna o el de Arahal que se urbanizan con un criterio tipológico y formal muy
semejante al de Marchena en el mismo momento: F. J. GUTIÉRREZ NUÑEZ, «Un ejemplo de repoblación
señorial a inicios del siglo XVI: De Cazalla de la Frontera a la Puebla de Cazalla. La Carta Puebla de
1501», en J. Pérez Embid, (Ed.): La Andalucía Medieval. Actas I Jornadas de Historia Rural y Medio
Ambiente» (Almonte, 23-25 mayo 2000), Universidad de Huelva, 2003, pp. 377-393. Por cierto el
arrabal de Osuna ha sido perfectamente protegido con los mismos presupuestos técnicos y conceptos
patrimoniales y con una aceptación unánime, sin las protestas orquestadas por los poderes fácticos de
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
gobernador del estado de Arcos en 1501 que consideraba una intromisión en el ámbito
jurisdiccional de la casa ducal «que el dicho provinçial en perjuisio de dicho
Señor Duque dis que quiere faser unas casas desta dicha villa monesterio de
monjas e resçibir las dichas mugeres a ellas entrar en el dicho monesterio por
monjas».
Probablemente en este documento2 haya también un indicio de una determinada
disposición de la casa ducal a dirigir cualquier iniciativa de patronazgo religioso, dado
el prestigioso monopolio que ejercerán en cuanto a servicios religiosos, docentes u
hospitalarios a lo largo de las dos centurias modernas. Este afán apropiador no era
nuevo, ya lo hicieron los Ribera apropiándose del patronato de la capilla mayor de la
Cartuja de Sevilla, los propios Ponce de León en San Agustín de la misma ciudad,
la población. Igualmente, como profesor de urbanismo si el autor hubiera analizado con detalle las
alargadas parcelas góticas de la calle Cantareros, o San Sebastián hubiera podido datarlas correctamente
También se ha obviado otra cuestión fundamental, cuando actualmente se declara un conjunto histórico
no se están destacando exclusivamente los valores monumentales o la antigüedad de la traza, de la que
ya ha quedado suficientemente claro su cronología e interés, sino que en la concepción moderna del bien
cultural se protegen de igual forma los valores estructurales, ambientales y etnográficos del caserío y de
su entorno, incluso los vacíos históricos, los cortinales, o conceptos tales como la fachada urbana,
máxime cuando no existía una definición del entorno en la declaración primitiva. Pocos años más tarde
en una declaración más moderna como la de Arahal ya se tenían en cuenta estos valores hoy consagrados,
por lo que su arrabal ha estado y estará siempre, mejor protegido que el nuestro, teniendo mucho menos
interés objetivo, pero habiéndolo exigido su alcalde ante los primeros ataques del primer desarrollismo
J. L. RAVÉ PRIETO, «La Gestión del patrimonio local», en Historia y Patrimonio de la Provincia de
Sevilla. Actas de las II y III Jornadas. Gestión del Patrimonio Local. Sevilla. Diputacion de Sevilla.
2007.También es realmente una desgracia que no se haya empleado el altísimo coste de las «alegaciones»
en hacer el imprescindible plan especial, prescrito por la ley, ya tendríamos las competencias municipales
y habríamos protegido lo que todavía queda del arrabal, pero creo que esto es lo último que interesa al
poder real no digo ya al político y a los constructores. El pronóstico es claro: 10 años más de vigencia
de las normas subsidiarias de 1996 que permiten una tercera planta, y la sustitución de gran parte del
caserío ya que el número de casas protegidas es muy escaso, supondrán la destrucción total del arrabal
siguiendo los efectos desastrosos que esas normas han producido en las calles más presionadas del
centro: Huerta Gavira, Gudiel, Cantareros, Boteros, Sevilla o Rojas Marcos, etc., creando una barrera
de hormigón y arquitectura «neocateta» en torno a un obsoleto y medianamente conservado barrio de
San Juan, que, por otra parte, se deja morir sin servicios. Un muro hecho de desidia e intereses
particulares y mal entendimiento de la cosa pública, con la mirada puesta en el presente y sin perspectiva
de futuro, que ocultará y enterrará para siempre, ya lo está haciendo, incluso el sacrosanto barrio de San
Juan cuya muralla apenas conserva las perspectivas y la fachada urbana que la hacía única en la
provincia. Mucho más grave aún en un contexto en donde sobran más de 1.000 viviendas vacías y se ha
podido comprobar que la economía basada en el ladrillo no es sostenible, al final todos seremos
responsables del desastre.
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Apéndice documental nº1.
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Juan Luis Ravé Prieto
expulsando en ambos casos a los primitivos titulares. Esta «tentación» de administrar
los patronatos por encima de las voluntades particulares y de controlar hasta los
beneficios espirituales será también una constante en las fundaciones de la Edad
Moderna.
Si nos fijamos con detalle, indirectamente el documento también nos da
información urbanística. Al relatarnos en 1501 los límites del monasterio con las casas
construidas y no con huertas como se citaban muy poco antes, en 14983, cuando se
iniciaban los trámites de la fundación, se puede comprobar el efecto que los monasterios
y conventos tienen en el asentamiento de la población y en el urbanismo. En muy
pocos años se han construido casas alrededor, el arrabal se desarrolla y crece por la
calle Santa Clara en dirección a la ermita de Santa María de Gracia que a mediado
de siglo se situará al final de la calle, luego sede del primer convento de San Agustín
desde 1598 y con el tiempo del hospital de la Misericordia.
Por otra parte, el análisis de la planta del monasterio y las imágenes que se
conservan del claustro nos permiten considerarlo como uno de los conjuntos monacales
femeninos más importantes de la provincia, con unas proporciones muy semejantes
al de Santa María de Carmona, con el que tiene otras similitudes. En efecto, la reforma
de aquel y la construcción de éste se debieron hacer en el mismo momento, y quién
sabe si no lo hicieron bajo la dirección de los mismos presupuestos estéticos o incluso
de los mismos maestros, pues no olvidemos que ambos fueron objeto de la atención,
las donaciones y la atenta mirada de doña Beatriz Pacheco, la duquesa viuda del
Marqués de Cádiz.
En dicho plano se pueden observar dos fases en la construcción, una más
antigua e irregular, la que lindaba con la calle Torno, un adarve sin duda antiguo
también, que en realidad era la suma de un conjunto de casas aprovechadas para el
convento y probablemente anteriores a su agregación al conjunto que más tarde fueron
reutilizadas para dependencias menores.
Por otra parte, se define y destacaba claramente del resto, el gran conjunto
levantado de nueva planta en los primeros años del siglo XVI determinado por el
claustro, la iglesia y las crujías que lo circundaban, refectorio, sala capitular y coro.
Todo este convento «nuevo» tenía una estructura bastante regular y seguía unos
cánones a medio camino entre la tradición mudéjar y el inicio de la proyección
geométrica de carácter renacentista. Geometría del cuadrado que se impone en el
conjunto gracias al gran claustro, cuyas galerías de siete arcos de medio punto, por
cada lado de la planta baja, se reflejan en la planta superior con arcos escarzanos,
J. L. RAVÉ PRIETO, «Marchena una villa de señorío a comienzos de la Edad Moderna» Actas II 1996.
p. 198.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
ofreciéndonos quizás uno de los claustros más bellos de la ciudad y desde luego el
más antiguo, desgraciadamente perdido para siempre.
A partir de las escasas fotos que conocemos, podemos apreciar que su amplitud
y sus rasgos mudéjares, los alfices que enmarcan todos los vanos, los accesos al
claustro y a las dependencias que los circundaban, casi siempre en los vértices,
recuerdan el profundo mudejarismo del homólogo claustro de Santa Clara de Carmona.
Aunque también la regularidad del nuestro, la cuidada proporción cuadrada, la simetría,
el número regular de vanos, las columnas monolíticas y los capiteles de castañuelas,
simplificación del capitel corintio, remiten a una evidente intencionalidad renaciente.
La fundación de San Pedro Mártir es también un caso significativo del nuevo
modelo de fundación, también fue iniciada por un promotor externo, el presbítero
Bartolomé Sánchez de la Morillla en 1517, aunque pronto, en 1520, acabó por ser
avalada y finalmente dirigida por el propio duque que traslada su primera ubicación al
cantillo de la puerta de Morón. Recordemos que en el ideario nobiliario la necesidad
de un panteón familiar vinculado al solar señorial y bajo la tutela de algún monasterio
era consustancial al estatus aristocrático, tanto como el propio territorio, el solar, o el
palacio, por ello cuando el primer Duque de Arcos decide enterrarse en Marchena en
su flamante fundación4 está creando una alternativa al panteón medieval familiar
sevillano, aunque no desea que sus hijos y sucesores le secunden: «Antes ruego y
encargo a mi hijo Dn. Luis y a los otros mis subzesores que se entierren allí ( en
San Agustín de Sevilla) con todos los otros señores antiguos de esta casa».
Parece que más bien su voluntad deriva del individualismo humanista propio de la
época que le incita a acogerse al amparo de una fundación propia donde desea que
también le acompañen sus tres mujeres. Del testamento se desprende su firme voluntad
de que no se construyan monumentos funerarios ostentosos que rivalicen con el de
Sevilla: «Enzima de las quales sepolturas se pongan las armas de las personas
que están en ellas y letras que lo digan en sendas piedras blancas, todo lo qual
sea llanamente hecho y de poca costa y las piedras no sean altas del suelo sino
higuales con lo otro ladrillado de la capilla, todo lo qual mando, no por que
sea mi voluntad de apartar de mi y de mi casa el derecho del sepultarse los
señores de ella en la capilla mayor del Señor Santo Agostín de Sevilla a quien
yo tengo por Padre y patrón sino hacer unas sepulturas llanas» y así se lo
encomienda a su hijo y sucesores.
Igualmente se pretende que la nueva fundación esté estrictamente dedicada a
su función religiosa, por lo que, siguiendo la voluntad del patrono, el templo debía ser
Apéndice documental nº 2. El testamento completo en J. L. CARRIAZO RUBIO, Los testamentos de la
casa de Arcos (1374-1530), pp. 297-317.
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más funcional que un edificio rico y monumental: El qual monesterio mando que
sea edificado llanamente, de hedificios baxos y humildes, como pertenesze para
religiosos, y por quanto yo voté de hazer un monesterio de monjas que trujesen
el ábito de la conzezión de Nuestra Señora y porque me pareszió que sería más
servizio de Dios comutallo en otra obra, procuré y hube relaxazión de dicho
voto, el qual me fue conmutado por el Reverendo Padre Fray Domingo de
Baltanás, de la orden de Santo Domingo, mi confesor (...).
Lo cual es indicativo que esta fundación vino a sustituir otro proyecto propio y
personal que ya tenía comprometido de traer a Marchena para la orden de las
franciscanas concepcionistas de Santa Beatriz de Silva, que se estaba desplegando,
entonces, por toda España y que venía muy bien a los intereses de la casa de Arcos,
como defensora y promotora de la devoción a la Inmaculada Concepción. El cambio
de opinión y de orden es posible que esté relacionado con el confesor del Duque Fray
Domingo de Baltanás, fraile dominico a la sazón, que será quien conmute el voto del
Duque.
A pesar de las limitaciones del proyecto, hay que reconocer que al contar con
una cabecera y un presbiterio muy diáfano y desarrollado, con espacio suficiente
para la liturgia, los más importantes funerales de la casa se celebrarán con frecuencia
aquí. Lo mismo que su cripta será primer panteón de muchos de los miembros de la
casa. Dada su sencillez y su tradicionalismo arquitectónico, impuesto por el fundador
como hemos visto, fue integrado por Don Diego Angulo en su monografía del mudéjar
sevillano como modelo conventual tardío y nosotros mismos lo integramos en el estudio
del mudéjar local.
En realidad, el primer templo diseñado en su conjunto siguiendo el nuevo estilo
es el Colegio Jesuita de la Encarnación (hoy Santa Isabel). La reciente y excelente
monografía de Manuel Antonio Ramos nos evita tener que entrar en detalle. Su
construcción a lo largo de 20 años permitió ensayar los esquemas compositivos del
primer renacimiento, según las trazas atribuidas a Martín de Gainza, incluir las formas
tradicionales de la construcción mudéjar y concluirse con los aportes de uno de los
arquitectos más importantes del manierismo andaluz, Hernán Ruiz, como puede
comprobarse en la traza de la bóveda del crucero que está representada en el
manuscrito del insigne arquitecto en su folio 465 y en los capiteles y semicolumnas
colgados que la sostienen. Es una traza que pretende inscribir en una bóveda vaída el
diseño tradicional de una bóveda de crucería de terceletes, diseño que también tendrá
eco en el tratado de Alonso de Vandelvira6. Pero más allá del interés filológico que
A.JIMÉNEZ, ed, Libro de Arquitectura de Hernán Ruiz, ed facsimil, Sevilla, 1998, T. I., fº 46.
Alonso DE VANDELVIRA, Tratado de Arquitectura, fol 96. Facsimil publicado por G. Barbe- Coquelín de
Lisle T. I y II. Albacete 1977.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
tiene el edificio, al incluir formas procedentes de diversas tradiciones constructivas,
recogidas o no por los tratadistas, es desde el punto de vista tipológico en el que el
edificio se muestra trascendental, al ser una iglesia jesuítica, con capillas
intercomunicadas, diseñada con anterioridad al propio Il Gesú de Roma y muestra
entre sus muros y en su traza el complicado proceso de creación y de invención de la
iglesia contrarreformista europea.
Es evidente también que se trata del primer edificio plenamente renacentista
por su concepción espacial, su modulación, y su iluminación: suma de cuadrados en la
composición de su planta, las bóvedas vaídas, simples casquetes esféricos cortados
por los módulos prismáticos que componen cada uno de los tramos del templo y que
cierran un espacio donde priman la geometría y las líneas simples, además donde la
luz ilumina con potencia estos espacios con amplias ventanas y una linterna en el
crucero. En realidad es una de las mejores expresiones del nuevo modo de construir
siguiendo a Vitrubio, al hacer que prime el concepto de la «cláritas». Claridad espacial
en la planta, en la composición y en la decoración. Claridad que viene muy bien al
nuevo modo de concebir el templo cristiano, donde lo importante es la «utilitas», la
funcionalidad. Claridad y funcionalidad dos conceptos estrechamente ligados a la
concepción jesuítica del apostolado y de la utilización de los templos, no solo como
casa de Dios sino como espacios para impartir la doctrina.
En el testamento de D. Luis Cristóbal Ponce de León7, II Duque de Arcos, se
deducen las dificultades económicas que tiene y ha tenido el duque para cumplir
estrictamente los mandatos de su difunta esposa, la fundadora del colegio de la
Encarnación. Esta falta de liquidez y las deudas que la casa tenía con los prestamistas
eran tan grandes que buena parte de la hacienda estaba hipotecada, incluso una
fracción del mayorazgo que sirvió para enjugar los gastos provocados por el viaje de
Felipe II a Flandes, a costa de las finanzas de la casa de Arcos, afectando además a
otras cuentas secundarias como era la dote de la propia duquesa o las arras aportadas
al matrimonio por el Duque. De los testamentos de final de siglo XVI y de los de
comienzos del XVII se deduce también que tanto el convento de San Pedro Mártir
como el colegio de la Encarnación se utilizaron como una especie de depósito
secundario de los cadáveres ducales y de enterramiento definitivo de las esposas y
fundadoras ya que en ocasiones los restos de los duques, pasados algún tiempo eran
definitivamente enterrados en el panteón sevillano8.
Debido a los citados problemas económicos se produjeron numerosas
interrupciones en las obras del colegio, y titubeos tanto en la dirección de las obras
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Apéndice documental nº3
Apéndice documental nº3 y nº4.
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como en determinar la prioridad en los proyectos entre el templo como panteón de la
fundadora o el colegio como fundación dedicada a la educación. Por ello, el edificio
muestra las contradicciones formales que son propias de una construcción de la época:
el peso de las técnicas constructivas tradicionales y locales y los avatares de la
financiación ducal, de ahí los resabios mudéjares o la diferencia entre los diversos
materiales y técnicas empleadas. En realidad, asumir plenamente los preceptos del
arte clásico supuso un proceso largo y complejo de diseño, ensayos, estudio y
proyección, que se hace más patente en las poblaciones medias como Marchena,
donde la tradición pesaba más.
Volviendo al tema de las formas arquitectónicas, las propuestas más innovadoras
se hicieron en arquitectura efímera o en la platería antes que en la propia construcción
o en la retablística. Así si consideramos que el nuevo concepto de templo, suponía la
recuperación ideal del monumento clásico, probablemente no encontremos más
ejemplos que los ensayos de los nuevos campanarios (Santa María, San Juan, San
Miguel y posiblemente San Sebastián) realizados bajo la dirección de Hernán Ruiz en
torno a 15679 y sobre todo en la custodia de San Juan, todos ellos inspirados en los
ensayos previos de la arquitectura efímera, en los túmulos y altares provisionales.
La custodia de Marchena (1575-80) es una de las formulaciones más elaboradas
y avanzadas sobre el nuevo concepto de monumento que hace convivir el lenguaje
clásico y la nueva espiritualidad. Es mucho más novedosa en cuanto a lenguaje plástico
y diseño que la de Juan de Arfe, realizada en aquellos mismos años para la catedral.
Plasma el concepto de templo ideal siguiendo los patrones arquitectónicos de Serlio,
Miguel Ángel, Vignola e incluso Palladio, poco tiempo después de la construcción de
sus respectivas obras y de la edición de sus tratados.
Así pues, si queremos contemplar un templo concebido como monumento,
diseñado y producido siguiendo los estrictos preceptos del renacimiento canónico
debemos fijarnos en la custodia de Francisco de Alfaro, verdadera maqueta en plata
del templo ideal. Donde arquitectura y escultura están regidos por un único principio:
reconstruir simbólicamente la historia de la Salvación y conformar un templo en donde
se pueda seguir la continuidad entre el Antiguo y Nuevo Testamento, haciendo un
homenaje al Precursor, auténtica bisagra entre las dos tradiciones bíblicas. Así que
tanto la arquitectura como su programa iconográfico complejo son un ejemplo de la
síntesis cristiana entre humanismo y espiritualidad. La riqueza y variedad del programa
nos alertan de la calidad humanística del comitente o de los asesores de Alfaro en
A. MORALES MARTÍNEZ, «Hernán Ruiz el Joven y la torre de Santa María de Marchena» en Laboratorio
de Arte, nº8, 1995, pp. 359-369. J. L. RAVÉ PRIETO, «Marchena, una villa de señorío a comienzos de la
Edad Moderna», Actas de las II Jornadas sobre Historia de Marchena, Marchena, 1997, p. 195.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
esta concreta ocasión. Porque ninguna otra de las versiones que luego haría el famoso
orfebre tendría el mismo nivel de coherencia que la que nos encontramos aquí10 ya
que las de Carmona y Écija son más tardías y pobres también en contenido iconográfico
e ideológico.
Los condicionantes culturales y la realidad local se impusieron de tal forma
que el resto del patrimonio renacentista que conservamos no tiene la coherencia y la
solidez ideológica de esta joya del arte español. En realidad la novedad era tanta en la
custodia que no tendrá eco en la retablística de la villa hasta la segunda década del
siglo XVII, es decir cuarenta años después, en los retablos de San Pedro, de la capilla
de los Molinas o incluso el mayor de Santa Clara. Algo más temprana fue su influencia
en el monumento de San Juan, obra efímera y desgraciadamente desaparecida.
1.VANGUARDIA ARTÍSTICA, IMPRENTA Y DEVOCIÓN
La imprenta infundió un aire nuevo en todas las manifestaciones de la cultura
y sobre todo permitió que las nuevas formas del Renacimiento se transfirieran de una
parte a otra de Europa a una velocidad inusitada hasta entonces, al mismo tiempo que
divulgaban nuevas fórmulas de espiritualidad. Este dinamismo en la renovación de las
formas y del espíritu es consustancial al propio Renacimiento tanto en sus comienzos
como en su transición al Barroco. No voy a insistir en las fuentes grabadas del retablo
de San Juan11 pero sí recordar otra de sus obras maestras como la Anunciación de
Vasco Pereira (1576) una versión actualizada de la Anunciación de Tiziano transmitida
a través de un grabado realizado por Cornelis Cort, en donde además de la composición
del maestro veneciano se han sumado la monumentalidad, el ángel de corte
miguelangelesco y los detalles de vida cotidiana propios del ambiente artístico sevillano.
Otros ejemplos no identificados hasta ahora son el «Cristo varón de dolores sostenido
por ángeles», hoy en el despacho de la alcaldía, obra de un anónimo pintor sevillano de
hacia 1600 que reprodujo milimétricamente un impresionante grabado del maestro flamenco
Rafael Sadeler, siguiendo un diseño de Marco Agnolo dil Moro, artista véneto del manierismo
final. Este dato viene a confirmar la importancia del influjo flamenco en el inicio de la
escuela pictórica sevillana, momento en el que hasta la interpretación puramente italiana
y renacentista de los temas -no deja de ser una composición de origen veneciano- llega
hasta nuestra ciudad de la mano de los intérpretes flamencos del grabado o de la pintura.
Lástima que se haya perdido el precioso marco original que todavía pudimos ver, aunque
Para conocer el programa iconográfico completo J. L. RAVÉ PRIETO, Arte religioso en Marchena siglos
XV al XIX, Marchena, 1986, pp. 29-36 y MANUEL VARAS RIVERO, «Francisco de Alfaro y la teoría
arquitéctonica: las custodias procesionales de Marchena, Écija y Carmona», en Laboratorio de Arte, 17,
Sevilla, 2004, pp. 173-187.
11
J. L. RAVÉ PRIETO, «La imagen del mundo en el patrimonio histórico de Marchena». Marchena a
través de la imagen. Actas T. X., pp. 139-175.
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Juan Luis Ravé Prieto
había perdido el dorado, en 1986, que se reproducía todavía dorado en la fotografía de
la fototeca del Laboratorio de Arte de la Hispalense.
Igualmente ocurre con un pequeño cobre que se encuentra enmarcado en la
puerta del sagrario de Santa Isabel, obra del hermano jesuita Giovanni Nicolao, que
realizaba este tipo de miniaturas sobre cobre en sus destinos misioneros de extremo
Oriente siguiendo al pie de la letra el precioso grabado de Jerónimo Wierix.
La influencia de los grabados es todavía más acusada en los maestros mediocres,
como señalara Juan Miguel Serrera12 en el retardatario pintor Juan Bautista de Amiens,
tramoyista de las fiestas del corpus de Sevilla, prácticamente especializado en dar
color a las estampas, que vivió y trabajó en Marchena a finales del siglo XVI, que
repitió sus figuras copiadas literalmente de fuentes grabadas en sus obras de Marchena,
las dos pinturas de la capilla de la Vera Cruz, Osuna, Carmona y Estepa. Precisamente
hemos podido localizar recientemente en Santa Clara de Estepa dos figuras de santos
procedentes del convento homónimo de Marchena que repiten las imágenes del retablo
de la capilla sacramental de la Colegiata de Osuna y que se le pueden atribuir sin
duda, teniendo en cuenta su estilo desabrido y su procedencia.
Con el Renacimiento y con el desarrollo de la imprenta se extienden nuevas
formas de espiritualidad y desde luego nuevas maneras de hacer arte. Fundamental
resulta, en este sentido, el desarrollo del culto eucarístico que, aunque generado en el
siglo anterior, pasa ahora, para contrarrestar las críticas de los luteranos, a un lugar
primordial de la liturgia católica. Durante los siglos medievales la reserva eucarística
se hacía en una pequeña alacena, cámara o zaquizamí, en la zona izquierda del
presbiterio en un lugar que a veces servía también como caja fuerte donde se
guardaban también los documentos y escrituras más importantes. Sagrarios de este
tipo quedan muy pocos ejemplos, el de Alanís o el de la iglesia de San Martín de
Sevilla. Sin embargo, el siglo XVI será el inicio de los retablos eucarísticos de las
capillas-sagrarios e incluso de las hermandades sacramentales, y de la generalización
y desarrollo de los vasos sagrados relacionados con este culto, ostensorios, custodias
de asiento, copones, cálices etc. Vasos de plata, de oro o de latón que serán una de
las primeras vías de extensión de las formas renacientes. La parroquia de San Juan
puede ilustrar por sí sola todos los cambios en este sentido, su magnífico retablo
sacramental, su pequeño zaquizamí para guardar la custodia e integrarla en el propio
retablo del sagrario. Se conservan las puertas de este zaquizamí que cierran la actual
alacena lateral y sobre todo, la custodia de asiento y, finalmente, todo el riquísimo
ajuar eucarístico e incluso el propio monumento de Semana Santa que también incluía
como pieza fundamental a la Custodia.
J. M.SERRERA CONTRERAS, «Juan Bautista de Amiens», en Homenaje al profesor Dr. Hernández Díaz,
Sevilla, 1982.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Quizás mayores consecuencias para la espiritualidad y para la propia cultura
popular de nuestra villa tuvo la nueva concepción de la imagen de devoción que se
desarrolla en la Edad Moderna. La introducción del naturalismo y del clasicismo en la
configuración de la imagen sagrada trajo como consecuencia una renovación en la
iconografía de la Virgen como Madre de Dios, o como Dolorosa, y en las nuevas
imágenes de Cristo Niño o de Cristo en sus diferentes escenas pasionales. Del nuevo
modelo creado por Roque Balduque en Sevilla para la devoción mariana, con ejemplares
tan conocidos como la Virgen de Omnium Sanctorum, la Virgen del Amparo de la
Magdalena, la de San Vicente, etc, paradigmas de las vírgenes de gloria, tienen su
reflejo exacto en la Virgen de Gracia de San Agustín de Marchena, antigua titular del
convento. La dulcificación de los aspectos dolorosos de los tipos medievales
preestablecidos en los crucificados y la introducción de la observación minuciosa de
tipo flamenco, es constante desde los iniciales crucificados de Pedro Millán hasta las
propuestas más contenidas del protobarroco.
En Marchena es posible hacer toda una evolución desde el dramático crucificado
doloroso de San Pedro, pasando por el Cristo del Calvario de Santa María, la versión
dulcificada de los modelos de Jorge Fernández Alemán, el crucificado pequeño de la
hermandad de Vera Cruz, el Cristo de los Peligros, el titular de Vera Cruz que ya
refleja la expresividad flamenca de las esculturas de Roque Balduque, las
formulaciones manieristas del Cristo de la sala de Juntas de la hermandad del Cristo
de San Pedro, hasta llegar a la serenidad protobarroca del Cristo de la Providencia de
Santa Isabel.
También en la evolución de la escena, del futuro paso pasional, tenemos
ejemplares de tanto interés iconográfico como las imágenes de nuestro «Padre Jesús
Cansado» de San Juan, que constituye un grupo sintético de una estación del vía
crucis.
La iconografía del Niño Jesús de gloria o pasionario tiene en Marchena,
igualmente, una intensa y variada evolución que parte del niño todavía manierista,
redescubierto por Vicente Henares Paque13 en el ático del retablo del Sagrario de
San Sebastián, obra capital por sus formas todavía manieristas, con cuerpo idealizado
de adolescente más que de niño, característica de las obras de la época, como el de
Jerónimo Hernández de la hermandad de la Quinta Angustia de Sevilla y, en nuestro
caso, con la articulación del brazo que nos lo documenta como niño Jesús Nazareno
que debió portar una cruz al hombro. El desarrollo de estas nuevas imágenes que
«Iconografía de la imagen exenta del Niño Jesús». Catálogo de la Exposición Imágenes del Niño
Jesús. Marchena, 2006. Edita: Hdad. del Stmo. Cristo de San Pedro.«Las imágenes exentas de Jesús
Niño en la Semana Santa andaluza», en Cuadernos de investigación «Tercerol». Edita: Asociación para
el Estudio de la Semana Santa. Zaragoza, 2006.
13
21
Juan Luis Ravé Prieto
mezclan lo alegórico (imagen de la inocencia) con lo pasional (la víctima de nuestras
ofensas) y su atractivo popular provocó con el tiempo el desarrollo de una hermandad
de tanto arraigo como la del Dulce Nombre y la generalización de estas imágenes
para el culto privado en los siglos XVII y XVIII. La vinculación de la imagen de
Jesús a la veneración de su nombre está relacionada con la lucha de algunas órdenes
religiosas contra la blasfemia, como demuestra la estampa flamenca del taller de
Sadeler que reproducimos, propagada por los jesuitas.
La devoción a la Soledad, uno de los siete dolores de la Virgen, tomó cuerpo
como tema independiente gracias a la escultura de Gaspar Becerra, encargada por la
reina doña Isabel de Valois, quien la regalaría al convento de Nuestra Señora de la
Victoria de Madrid, imagen que fue vestida por su camarera la duquesa de Arcos y
que a raíz de su exhibición pública extendió su devoción por toda España. Imágenes
de esa formulación cortesana de la Soledad podemos encontrar repartidas en toda la
villa, quizás las más completas sean el relieve del ático del retablo de Jesús cansado
de San Juan y la pintura que se conserva en San Agustín. Evidentemente la hermandad
de la Soledad de Marchena e incluso la iconografía de su titular derivan de esta
formulación cortesana, al igual que la relación estrecha de la hermandad con la casa
ducal tiene origen en la inicial vinculación de la duquesa con la imagen del convento
mínimo de Madrid. Recordemos que la fundación de la hermandad de la Soledad de
Madrid y la aprobación de la de Marchena coincide en el mismo año 1567, lo que no
debe ser casualidad. La documentación conservada sobre la imagen y su propio maniquí
original que todavía conserva la hermandad, son pruebas fehacientes del origen
renacentista de este escultura mariana, obra documentada de Gaspar del Águila.
2. LAS FUNDACIONES BARROCAS CONVENTUALES
El caso de la fundación del convento de la Concepción (Santa María la chica)
no es ajeno a ciertas tendencias ya comentadas en los procesos de fundación de los
principales conventos de Marchena y creemos que era práctica común en todas las
tierras de señorío de Andalucía. Ciertos vecinos de la población deseosos de constituir
un convento necesitaban del aval de la institución ducal para sacarlo adelante, era
una especie de simbiosis interesada, el particular conseguía fundar y sobre todo
asegurarse tanto la viabilidad del proyecto como la perdurabilidad del mismo en el
tiempo, al someter la fundación bajo la protección de los Ponces. Finalmente la casa
ducal, siempre escasa de numerario para fundar, aprovechaba el primer impulso y
luego completaba las rentas del convento cuando buenamente podía y al mismo tiempo
conseguía ponerse al frente de un proyecto que le reportaría de nuevo un beneficio
espiritual y una imagen de generosidad y religiosa dedicación al servicio de la fe y de
la comunidad, con menos inversión económica que la necesaria, al menos en principio.
Solo así nos podemos explicar las dos escrituras que generan la fundación de la
22
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Concepción, por una parte la promotora, Catalina de Góngora y sus primas, que desean
retirarse a un convento y ponen los medios para fundar. Catalina hace donación de su
caudal, pero al no ser suficiente requiere la aportación semejante de los marqueses
de Zahara y la protección de la casa ducal.
Tanto los fundadores económicos como el duque o en este caso, los herederos,
los marqueses de Zahara, se reservan una serie de plazas para enviar al convento
algunas doncellas sin dote. Catalina de Góngora pone la condición de que siempre
exista en el convento una monja de su familia que siempre aya en el dicho convento
una monja de mi linage, sin docte, e porque mi desseo es, e lo a sido siempre
que siempre le siga la que conmigo estuviere más cerca en grado de parentesco
siendo pobre y virtuosa.
Lógicamente los marqueses de Zahara, luego duques, se reservan varias
condiciones avemos de nombrar y presentar tres monjas que entren en él, y una
de ellas a de ser del linage de doña Catalina de Góngora Gil, vezina desta villa
y las otras dos las personas que nosotros quisieremos. Dedican el convento a la
Inmaculada Concepción, de cuya pía devoción se consideran defensores y al mismo
tiempo acabarán ofreciendo parte del palacio para que se convierta en convento.
Las motivaciones que mueven a los fundadores son claramente diferentes,
Doña Catalina promueve un convento para darle una salida a sus aspiraciones de
perfección, siguiendo la misma tradición de los emparedamientos femeninos medievales,
pues se piensa ir al convento con una serie de parientes unidas por el mismo objetivo,
y asegurando de paso la posibilidad de que otras mujeres de su linaje lo puedan hacer
en el futuro. Mientras que las motivaciones de los Marqueses de Zahara son muy
distintas, en primer lugar se ven obligados por la dignidad y los privilegios que ostentan
como herederos de una casa tan noble, viene a ser como una especie de compensación
espiritual a tantos privilegios y bienes disfrutados. que por quanto cada uno de nos,
por si, tuvo y a tenido deseo y voluntad de hazer algún servicio a Dios, nuestro
Señor, y a la Virgen Santísima, su Madre, fundando un convento de monjas
recoletas de la orden Seráfica de San Francisco y que se llame de la Concepción
de Nra. Señora a que tenemos particular devoción eredada de los SSr. de quién
venimos y como este desseo fue muy grande, en cada uno, luego que su Divina
Magestad fue Servido de juntarnos en matrimonio, lo avemos continuado y
tratado con particular devoción y pedido a Dios, Nuestro Señor, nos haga merced
de disponello para que en el prinçipio de nuestra vida le hagamos este serviçio
procurando merecerle, se tenga por servido de açetarlo
En segundo lugar lo hacen en relación con la promesa evangélica de que se
nos devolverá «el ciento por uno» de lo que seamos capaces de sembrar en la tierra,
y desde el principio se hace alusión a la determinación de ambos de hacer una obra
23
Juan Luis Ravé Prieto
pía de este tipo y en tercer lugar lo hacen también por asegurarse la protección divina
para que se continúe la sucesión legítima de la casa. Es ésta al fin y al cabo la razón
última de la existencia de los señoríos y por tanto hay también una motivación política
a la hora de fundar. Los marqueses imponen la dedicación a la Inmaculada Concepción
en el momento más caldeado de la disputa concepcionista y escogen a las recoletas
descalzas de San Francisco para poblar el convento al igual que reclaman a los
franciscanos de Santa Olalla para dirigir esta nueva empresa, que se entrega, en
principio, a la facción más estricta de la orden.
Algunos detalles de las escrituras sorprenden porque intentan por todos los
medios posibles que la fundación llegue a buen término y no se utilice mal el caudal
aportado por las dos partes. Así las reservas que hace Doña Catalina que obligaría a
la devolución de sus bienes en el caso de que el convento no siguiera adelante. Muy
curiosa es la noticia de la liberación condicionada de la esclava Rufina, que no deberá
ser vendida para usar el dinero en el convento sino empleada como portera o sirviente
del mismo. La escritura de fundación de los duques tiene igualmente reservas para el
caso de que finalmente la obra no concluyese en los términos prescritos. La mayor
parte está dedicada a la financiación y en general es más institucional y no trasluce
más detalles de vida cotidiana o mentalidad.
Otro caso de aprovechamiento de una institución previa de particulares por
parte de la casa ducal, encabezados por los mismos protagonistas ahora ya duques,
Don Rodrigo ponce de León y Doña Ana, se produjo en el momento de la fundación
del convento de mercedarias descalzas de San Andrés. En 1638 promoverían el
asentamiento de una comunidad de mercedarias descalzas14 en una ermita que tenía
establecidos un patronato y una capellanía privada desde 1537. El duque consigue
que los patronos primitivos admitan el patronato compartido y las nuevas funciones
conventuales y con el tiempo, a comienzos del siglo XVIII, acabarán aceptando el
exclusivo patronato ducal. Los duques cumplían de nuevo la tradición señorial de
apoyar a las órdenes reformadas de más estricta observancia.
3. EL CONVENTO DE CAPUCHINOS15
La fundación del convento de Capuchinos de Marchena se produjo en 1651,
aunque la bula fundacional se otorgó en 1650, dedicándose a los Ángeles Custodios.
J. L. RAVÉ PRIETO, «Notas para la historia del convento de mercedarias descalzas de San Andrés de
Marchena» en la Orden de la Merced en Andalucía (1203-1603-2003). Marchena, 2003, pp. 15-18.
15
Para esta parte del trabajo reproducimos un artículo ya publicado sobre el convento por encargo de
los cursos de verano de Priego. Creemos que por no haber sido tratado hasta ahora independientemente
conviene reproducirlo íntegramente con las correcciones pertinentes. J L. RAVÉ PRIETO, «El Convento
14
24
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Representó un modelo de fundación ducal muy diferente a los conjuntos conventuales
promovidos por los Duques de Arcos durante el siglo XVI en esta villa sede y origen
del señorío. Si entonces los conventos sirvieron de punta de lanza de una expansión
urbanística por el arrabal que triplicó la superficie urbanizada de la madina, en el siglo
XVII las nuevas fundaciones se replegaron sobre la trama urbana intramuros y tuvieron
un carácter mucho más modesto, de acuerdo a los malos tiempos que corrían en la
maltrecha economía ducal.
El modelo había cambiado también en su relación con la institución ducal, que
a partir de entonces se hace más patente, porque se vienen a construir prácticamente
a la sombra del palacio, con el que se comunican por medio de tribunas y pasadizos e
incluso con el que se ligan estrechamente al depender directa y económicamente del
palacio. La negativa del cabildo municipal a recibir nuevas fundaciones en la villa,
que gravarían las maltrechas arcas municipales, fue respondida por la casa ducal con
una institución que, en principio, sería exclusivamente sufragada a expensas de la
casa ducal.
La presencia de los capuchinos al pie de la alcazaba, en terrenos del duque y
lindando por la huerta con el parque del mismo palacio, expresaba físicamente tal
vinculación. Con el compás abierto a la plaza ducal donde se encontraba el
Ayuntamiento, la fachada del palacio y las escribanías, nos sitúa urbanísticamente al
convento en el nexo de unión entre el palacio y la villa señorial. Si lo observamos
desde el punto de vista exclusivamente señorial: un palacio flanqueado por un convento
de clarisas y otro de capuchinos y con una capilla palatina en su centro, se nos
convierte en un ejemplo claro de implantación señorial de «ciudad-convento española».
Si analizamos la figura del promotor, el virrey de Nápoles que provocó y soportó la
revuelta de Masianello, desde la perspectiva de la historia de las mentalidades, la
fundación del convento de los Ángeles Custodios tiene también el carácter de una
ofrenda de acción de gracias por haberse librado de aquel episodio revolucionario o,
según se mire, de una operación de defensa moral y religiosa frente a la posible
repetición de sublevaciones antiabsolutistas en su propio estado señorial.
3.1. LA FUNDACIÓN SEÑORIAL
En el contexto de una villa señorial, la fundación del convento de Capuchinos
tiene un significado especial. Su patrono el IV Duque de Arcos Don Rodrigo Ponce
de León, como ya hemos visto, ya había fundado otros conventos en la villa, es, no
cabe duda, el duque más fundador de todo el linaje, pero por motivaciones diversas y
de Capuchinos de Marchena» en El Franciscanismo en Andalucía: Conferencias del IX Curso de
Verano. Los capuchinos y la divina pastora (Priego de Córdoba, 28 de julio a 1 de agosto de 2003),
coord. por Manuel Peláez del Rosal, 2004.
25
Juan Luis Ravé Prieto
buscando, casi siempre, que dichas fundaciones afectasen lo menos posible a las
arcas ducales. Por el contrario, el convento de capuchinos se deberá exclusivamente
a su voluntad y al empleo de sus recursos.
En 1623, siendo aún Marqués de Zahara, no habiendo heredado todavía la
dignidad ducal, fundó el convento de la Concepción de clarisas de la Concepción16,
aportando el amparo de la casa ducal, el solar y las casas pertenecientes al palacio
que aún le dan cobijo, mientras que buena parte del sustento económico lo
proporcionará una rica heredera soltera, Doña Catalina de Góngora, que ingresó en
el convento. Además cumplía dos funciones típicas del patronato ducal: tenía como
objetivo dar asilo a parte de las descendientes femeninas de la casa ducal y, al mismo
tiempo, se dedicó a la oración por la continuidad en la sucesión del linaje y de la casa
de Arcos. Recordemos también que ya siendo duque en 1638 funda el convento de
San Andrés aprovechando una ermita creada el siglo anterior.
La creación en 1651 del convento de Capuchinos viene a ser la única fundación
exclusivamente financiada por la casa ducal y cuya implantación dentro de la cerca
del palacio ducal mostraba visualmente una implicación directa muy personal del
duque y de toda la casa ducal. Analizando la carta de fundación y los anales de la
orden podemos deducir que el duque pretendía con esta fundación varios objetivos:
1. Ofrecer un «ex voto», un acto de acción de gracias, por haber resultado
libre y con vida de la rebelión de Massianello , siendo Virrey en Nápoles cuando esta
se desencadenó, probablemente por ello se dedicó a los Ángeles Custodios, que habrían
intercedido por su salvación.
2. Un acto de agradecimiento a la Orden Capuchina que le había auxiliado
durante su penosa enfermedad en Valencia y que le había ocultado y salvado en
Nápoles.
3. Aunque se trata de un convento muy modesto, su situación en la plaza y
junto al palacio les permite tener unos buenos predicadores afectos a la casa, en el
espacio más representativo de la villa: la plaza ducal o plaza de Arriba.
4. La instalación del convento en este lugar significa también una operación
urbanística de saneamiento de todas las viviendas marginales que se habían ido
acumulando a la sombra del palacio, y que tras la crisis demográfica de 1649 se
habían quedado deshabitadas. En el fondo era también una forma de alejarse de la
plebe, o de colocar un recinto sagrado interpuesto, entre el palacio y la villa, después
de las desagradables experiencias vividas en Nápoles.
16
J L. RAVÉ PRIETO, El Alcázar y la Muralla de Marchena. Marchena, 1993, p. 160.
26
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
En referencia a los dos primeros objetivos sería preciso recordar los textos
de la historia de la provincia capuchina de Andalucía de Fray Ambrosio de Valencina17:
«El (beneficio) primero lo recibió estando él de Virrey en Valencia, donde
le acometió una enfermedad contagiosa y penosísima, en cuya ocasión halló a
los capuchinos tan benéficos, que estuvieron siempre a su cabecera asistiéndolo
con tan cuidadosa vigilancia, que nunca le faltó un Padre permanente en su
servicio, pasando los días y las noches a la puerta de la pieza de donde estaba
enfermo el duque. (...)
El segundo beneficio, mayor que el primero, lo recibió el Duque estando
de Virrey en Nápoles, donde le libraron los capuchinos de una muerte cierta.
(...) si no fuera por el amparo y favor que le dieron los capuchinos, ocultándolo,
disfrazándolo y eximiéndolo de la muerte (...)
Llevado de este amor determinó tenerlos siempre consigo, para lo cual
dispuso labrar un convento de la orden dentro de su palacio. Comunicó este
deseo con los religiosos, los cuales, conociéndolo bien que estaba a la reforma
aquella nueva fundación, vinieron en ella muy gustosos; pasaron a Marchena,
y habiendo precedido las licencias necesarias tomaron la posesión el día 24 de
Octubre del año 1651 (...) dedicándose el templo al glorioso Ángel de la Guarda.
(...) Fue tanta su devoción hacia los capuchinos, que siempre quería
tenerlos consigo, así a medio día en su mesa, como por la tarde en su familiar
conversación, amándolos de corazón, honrándolos en su caso, y favoreciéndolos
en todo cuanto se les ofrecía (...) todos los días se traía de la despensa del
Duque así la carne, como el pan, pescado, legumbres, y todo cuanto gastaban
los religiosos, y para los enfermos estaba siempre prevenido el mismo médico,
botica, regalos y medicamentos de que usaba el Duque, siendo preciso muchas
veces irle a la mano y contener su generosidad y devoción, para que no se
faltase a nuestra seráfica pobreza (...).
El convento lo edificó de nueva planta dentro de la cerca de su palacio
con un Iglesia muy devota, a la cual tenía tribunas el Duque para oír misa y
asistir a las funciones».
En la Escritura de patronato el duque se comprometió a mantener la comunidad
mensualmente con rentas en especie, el aceite, pan, legumbres etc. necesarios para
su alimento. En la misma carta se describe la situación del convento en las antiguas
casas de Don Juan Rodríguez Montiel:
FR. Ambrosio DE VALENCINA, Reseña histórica de la provincia Capuchina de Andalucía y varones
ilustres en ciencia y virtud que han florecido en ella desde su fundación hasta el presente y celebración
de capítulos provinciales. Sevilla, 1907, T.III, pp. 286-291.
17
27
Juan Luis Ravé Prieto
«El Duque de Arcos dispuso y trajo y fabricó a su costa un convento,
con su iglesia y campanario, con las officinas necessarias, junto a sus cassas y
palacio, cerca del jardín del y parque de ellas, en el sitio donde eran cassas de
Juan Rodriguez Montiel, en que avía sucedido Don Juan Guzmán y Montiel y
dispuesto convento en la piesa primera que está frontero de la plaça que llaman
de Arriba, se puso y fabricó un altar con su ara y relicario de madera y dentro
un baso de plata para colocar el Santíssimo sacramento asistiendo a la
disposición y ornato del dicho nuevo convento e Iglesia su Exa. del dicho Duque
de Arcos y sus criados».
Igualmente se describe la ceremonia de la toma de posesión, en donde es
palpable la implicación personal del Duque:
«y el día que se contaron veinte y quatro del dicho més de octubre del
dicho año, como a las quatro de la tarde, en el patio, ante la dicha nueva
iglesia y en medio de el entre unos naranjos que en él estavan se izo un hoio y
despues el Pe. F. Bernardino de Granada tomó, con veneración, una cruz grande
i la entró en dicho hoio y su Exa. el dicho Sr: Duque de Arcos, quitado el
sombrero la veneró y sin ayuda de persona alguna tomó una piedra y la puso al
pie de dicha cruz y afirmó el pie de ella y otros religiosos echaron alguna tierra
con que quedó puesta y fija dicha cruz en señal de su primera acción y possesión
y fundación del dicho convento»18 .
Sobre la funcionalidad práctica del convento en la vida cotidiana de la ciudad
y en el entorno urbanístico es muy fiable la descripción de Guerrero de Ahumada,
siempre fino y atento observador de la realidad de su villa en 1787:
«El titular de la iglesia son los Santos Ángeles Custodios. Está en la
plasa que llaman de Arriba, sitio de los más principales de la villa, así por las
casas capitulares, oficios, escrituras de cabildo y otras, como son el palacio de
dichos señores duques, que todo se halla dentro de sus murallas. Es seminario
de coristas. El número de religiosos nunca es fijo. Por lo regular suele ser de
veinte a treinta. Se mantienen de limosna, parte de la casa de Arcos y parte de
este vecindario y demás pueblos de la guardianía en donde se pide. La situación
en que se halla contribuye mucho a la mayor concurrencia de personas a su
iglesia. Son incansables operarios en el confesionario, púlpito y en auxiliar a
los moribundos y así acreedores al respeto y estimación común»19.
J L. RAVÉ PRIETO, «Fiesta y poder en la Marchena de la Edad Moderna», Actas XII , Marchena, 2008,
apéndice documental. pp.76-78.
19
J. GUERRERO DE AHUMADA, «Descripción histórica de la Villa Marchena». 1787. Respuestas al Geógrafo
de su Majestad, D. Tomás López. Biblioteca Nacional de Madrid. Sec. Manuscritos. Nº 20.263.
18
28
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
3.2. EL PATRONO
Los historiadores que han tratado la revuelta de Nápoles no han dejado en
buen lugar a este personaje que lógicamente no es más ni menos que un producto
de su tiempo y de su entorno20. En un contexto de crisis económica las grandes casas
también sufren sus efectos. Como gran parte de los grandes de España del siglo
XVII, Don Rodrigo solicita sucesivamente altos cargos políticos y militares para obtener
una fuente de ingresos extra y reponer de algún modo la maltrecha economía señorial.
Aunque las cosas están cambiando y su función en la sociedad no puede repetir los
viejos roles medievales, y tampoco todos sirven para la alta responsabilidad de los
cargos de confianza de la monarquía. Primero obtendrá el Virreinato de Valencia,
después el de Nápoles. Sin embargo, la concesión de este último en 1646 no pudo ser
más inoportuna, al igual que sus medidas recaudatorias sobre el consumo de la fruta
y otros bienes de primera necesidad. Así el descontento que ya se estaba gestando
frente a los españoles se vio ampliado por los problemas económicos coyunturales y
las medidas impositivas.
Don Rodrigo, personaje temeroso y débil, con rasgos de dureza incontrolada,
era el menos indicado para capear una revuelta que él mismo desencadenó aunque
tuviera sus raíces en las crisis sociales y económicas del Barroco. El sometimiento a
la voluntad de los sublevados en los momentos críticos para salvar su vida, supone
uno de los momentos más tristes y a la vez más caricaturescos de la historia de
Europa.
Los vasallos de Marchena, siempre fieles a su señor, vieron las cosas de otra
manera e hicieron rogativas por la salvación de sus señores21. Es lógico que a la
vuelta del calvario napolitano se encierre en el viejo palacio marchenero y procure
olvidar aquel mal sueño. Dadas las circunstancias económicas y políticas en que se
encontraba la casa ducal, el repliegue económico tras los fastos napolitanos, y la
caída en desgracia del Duque en la Corte, no era el momento más oportuno para la
erección de conventos, ni de cualquier obra de envergadura, por lo que más bien se
trató de una reutilización de aposentos del propio palacio y de casas anejas, situadas
en la calle del Moral. Si esta operación no tuvo muchas consecuencias constructivas
ni volumétricas, si implicó un cambio radical en la funcionalidad y en la concepción
del palacio, que pasa de ser una vieja fortaleza medieval a constituirse en un genuino
palacio-convento. Supone igualmente un repliegue hacia el interior, y un acto de defensa
moral e ideológica, frente a la villa y frente a toda la sociedad española. Así mismo,
Para conocer estos hechos novelescos todavía es útil la obra del DUQUE DE RIVAS, Masaniello o la
sublevación en Nápoles, Madrid 1844.
21
J. L. RAVÉ PRIETO, El Alcázar... pp. 160-161.
20
29
Juan Luis Ravé Prieto
la conversión del «barrio perdido de la puerta de Écija» en la huerta del convento,
colindante al parque palatino, supone también una operación urbanística de sustitución
de viviendas marginales por una zona verde, y el alejamiento físico de sus antiguos y
plebeyos moradores.
3.3. EL EDIFICIO Y SUS BIENES ARTÍSTICOS
Las condiciones en las que se produce la fundación y el contexto de una
ciudad señorial en donde estaban ya representadas las más importantes órdenes
religiosas: franciscanos conventuales, franciscanos recoletos, dos conventos de clarisas,
dominicos, agustinos, jesuitas, mercedarias descalzas, en una población mediana, nos
muestra la devoción ducal a la familia franciscana, y en segundo lugar que sólo con el
apoyo total de los duques era posible otra institución conventual para una población
tan reducida.
En estas condiciones el convento tenía que ser muy modesto, probablemente
aprovechando edificios anteriores, pues en la carta de fundación se habla de un edificio
provisional, que probablemente con pocas mejoras se convirtió en definitivo. El templo,
de reducidas proporciones, tenía una sola nave y se conectaba con el palacio a través
de una tribuna. También existía una escalera que permitía un acceso directo y solemne
de los Duques hasta la portada principal.
En un escueto inventario conservado en la Parroquia de San Juan22 se nos
habla de los siguientes retablos que constituirían la base de su mensaje catequético e
iconográfico: El mayor dedicado a los Ángeles Custodios, el Sacramental, en el que
no aparece citado ningún titular, el de San Francisco, el de San Antonio de Padua, el
de la Virgen de los Dolores y el de la Divina Pastora.
Del de San Francisco sabemos por Gómez Azeves23que custodiaba una de
las esculturas más valoradas por los eruditos del siglo XIX y que representaba al
santo de rodillas haciendo penitencia. La calidad sobresaliente de la pieza le llevó a
atribuirla a Montañés, siguiendo la tradicional tendencia decimonónica a engrosar el
catálogo del maestro imaginero. No obstante esta atribución nos debe poner en guardia
sobre su innegable interés. Desgraciadamente no sabemos finalmente donde fue
trasladada antes de la ruina y destrucción del templo.
Del retablo de la Divina Pastora se conserva la titular con el Niño que se halla
hoy en el templo de San Juan Bautista. Se trata de una escultura de candelero que
por sus rasgos formales se puede fechar en el último tercio del siglo XVIII. Actualmente
se utiliza en Navidad para montar el Nacimiento.
ARCHIVO PARROQUIAL DE SAN JUAN BAUTISTA DE MARCHENA. L. XCI. N.º 5.982.
A. GÓMEZ AZEVES, Recuerdos de Marchena. Marchena Pintoresca. Sevilla, 1863. Carta segunda
fechada en 1852, p. 53 y apéndice documental nº 11.
22
23
30
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Del retablo mayor hemos podido localizar varias referencias documentales.
Fue encargado en torno a 1653 a uno de los pintores más importantes de la Corte, a
Sebastián Martínez, artista jiennense que sucederá a Velázquez como pintor de
Cámara de su Majestad. En octubre de 1653 recibió 2.000 reales de vellón «a cuenta
de los seis mil en que se concertó un cuadro de pintura para el convento de
Capuchinos de mi villa de Marchena». El 1 de abril del siguiente año recibió otros
2.000, de los que otorgó carta de pago. En 6 de octubre de 1655 se produjo el último
libramiento de 2.200 reales por el cuadro «que ha hecho» lo cual indica que ya
estaba terminado y posiblemente colocado24. Otra referencia interesante es la noticia
indirecta de que el cuadro no tenía las dimensiones adecuadas en relación con el arco
del presbiterio donde se situaba. Precisamente cuando el duque don Manuel, hijo del
fundador, está planeando hacer un retablo para la nueva iglesia de San Agustín y pide
al arquitecto Alonso Moreno las medidas exactas para hacer un gran cuadro retablo,
exigiéndole que no ocurra como con el retablo de Capuchinos cuyo lienzo había quedado
pequeño para el hueco. Esto nos viene a reforzar la sospecha de que el retablo era en
realidad un gran lienzo de altar25. Según la documentación fundacional (Apéndice
Documental Nº8), la primera misa de consagración se hizo ante un cuadro que
representaba a San Francisco con hábito capuchino, cuadro perdido o no identificado.
Por otra parte, aunque no citado en las descripciones históricas es evidente la
procedencia capuchina de un gran lienzo conservado en el convento de San Agustín
de Marchena. Representa la aparición de la Virgen con el Niño a San Félix de
Cantalicio26. El estilo ecléctico del lienzo en donde se ven claras las referencias a
Zurbarán y algunos rasgos mucho más expresivos llevaron a Vicente Lleó a atribuirlo
a Don Sebastián de Llanos Valdés. Igualmente la cronología que le podemos atribuir
debe girar en torno al momento fundacional.
Otra obra que pudo pertenecer al patrimonio artístico del templo capuchino es
la Virgen de los Dolores que se encuentra hoy en altar derecho del presbiterio del
convento de Clarisas de la Concepción (Santa María) de Marchena, una imagen de
vestir de comienzos del siglo XIX realizada en 1839 por un escultor capuchino que la
firma: Fray Francisco de Asís capuchino de Sevilla27.
SECCIÓN NOBLEZA DEL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (en adelante S.N.A.H.N), Osuna, cartas L. 616,
nº74. Véase J. L. RAVÉ PRIETO., «El mecenazgo artístico de la casa ducal de Arcos en Marchena». En I
Congreso de Profesores investigadores. El Puerto de Santa María, 1982, pp. 280 y 282.
25
Así se puede comprobar en el libro de órdenes del Duque de 1692: «Porque no se atropelle el tomar
medida así como se hizo en los Capuchinos que queda un claro entre el marco y la pared». J. L. RAVÉ
PRIETO, «La obra Seiscentista de San Agustín de Marchena». En Actas de las III Jornadas de Historia
de Marchena, Marchena, 1997, p. 264.
26
J. L. RAVÉ PRIETO, La Orden de la Merced en Andalucía.... Marchena, 2003, pp. 44 y 45.
27
A.A.V.V., Inventario Artístico de Sevilla y su Provincia, Madrid, 1985, p. 62.
24
31
Juan Luis Ravé Prieto
En el apéndice documental Nº 9 en el documento de 1835 se cita «una pintura
de mucho mérito conocida por el príncipe de Anglona»; debe ser la ultra valorada
Piedad sobre tabla que Gómez Azeves atribuyó a Leonardo28. El propio autor nos
informa del maltrato sufrido por la tabla en los desgraciados avatares del siglo XIX.
Al final de dicho siglo se le pierde la pista, y sólo en la colección García de Vinuesa de
Marchena se encuentra un fragmento de tabla que representa la figura de Cristo que
tiene una calidad más que notable, que podría ponerse en relación con estas noticias.
En alguno de los inventarios del palacio aparecen siempre obras de la colección
ducal depositadas en los capuchinos o en la tribuna por la que los duques accedían al
culto. Valga como referencia este de 1658:
Una imagen de la Concepción.
Otra nuestra Señora en bastidor, con un cerco de flores
Un Santo Cristo
Un lienzo en bastidor de Santo Sacramento, en la escalera del convento.
Un lienzo del desengaño (2 varas y media)
Cuatro floreros, 2 de una vara y 2 de media vara29.
3.4. EL PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICO
De todo el conjunto del patrimonio histórico del convento quizás destacara su
patrimonio bibliográfico que fue inventariado por su bibliotecario y archivero Fray
José de Fregenal que en el año 1815 elaboró un Índice General de todos los libros de
esta librería de Capuchinos. En el frontispicio de cada libro hizo inscribir el siguiente
ex libris: « De Capuchinos de Marchena». Esto ha permitido localizar varios ejemplares
de esta procedencia en varias bibliotecas de Sevilla y Marchena. Existen obras así
signadas en las Parroquias de San Juan y San Sebastián y últimamente hemos localizado
una serie de sermonarios manuscritos redactados o copiados por el mismo fray José
de Fregenal en el convento de San Agustín.
Esta librería recibió los libros procedentes del colegio de jesuitas cuando estos
fueron expulsados por Carlos III. Tras la invasión francesa, tanto esta librería como
la de San Pedro Mártir concentraron la mayor parte de los libros del resto de los
conventos de la villa. Era especialmente rica la del de Santa Olalla, donde se guardaba
la antigua biblioteca de la Duquesa de Aveiro, por lo que es posible que alguno de
estos volúmenes acabaran almacenados en la biblioteca capuchina. De la riqueza de
esta librería nos podemos hacer una idea a través del inventario citado que se conserva
en el archivo de la provincia capuchina de Andalucía30.
Apéndice Documental nº 11
S.N.A.H.N, Osuna, L. 1624.
30
ARCHIVO PROVINCIA CAPUCHINA DE ANDALUCÍA, L. 1-3-36, «Indice General de todos los libros de esta
librería de Capuchinos».
28
29
32
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
3.5. LA DESTRUCCIÓN DEL CONVENTO
De la descripción del documento de 1835 y en la monografía que sobre el
expolio napoleónico publicó Manuel Antonio Ramos Suárez31 se deduce que el
convento fue ocupado por las tropas francesas y convertido en una parte más del
cuartel en que se transformó el palacio. Después de la invasión el convento se
recompone y la comunidad toma posesión del edificio y de una serie de enseres en
1813, según el acta de recepción que se conserva32.
Recibieron de nuevo igualmente la huerta del palacio ducal que había sido
agregada a la del convento unos años antes de que se produjese la invasión francesa.
Lástima que poco tiempo después sería exclaustrado el convento, aunque al parecer
todavía se mantenía la iglesia al culto en 1865, gracias a los denodados esfuerzos del
hermano José Mayen, último de sus conventuales y adalid de la guerra napoleónica
según Gómez Azeves33. El final del templo que ya había superado la fiebre
desamortizadora será paralelo al del palacio al que estaba adosado. En 1893, tras la
quiebra de la casa de Osuna, pasará como todos los bienes ducales a manos de los
acreedores, en este caso a manos del administrador local que venderá el palacio y
todo su contenido como material de derribo y en menos de 20 años será una lastimosa
ruina. Lo que ha quedado en pie no es más que una pilastra de lo que fue su crucero
o su presbiterio, fragmento de un sencillo templo de una sola nave. En el subsuelo
quedan restos de construcciones subterráneas, «el anfiteatro» que quiso ver el romántico
Azeves. De estas venerables ruinas, hasta hace poco convertidas en matadero
industrial, llaman la atención las bóvedas subterráneas que pueden ser restos de unos
baños islámicos, tanto por su estructura como por la existencia de algunos lucernarios.
4. EPÍLOGO
La omnipresencia de la casa ducal en todos los ámbitos del poder y de la vida
cotidiana de la villa en la Edad Moderna, condicionó sobremanera la implantación de
las nuevas formas culturales y de mentalidad. En las fundaciones religiosas que al fin
al cabo eran un puente entre lo divino y lo humano este intervencionismo «cultural»
se notó mucho más, tanto en los conventos creados por la casa, como en los que se
crearon por iniciativa particular y poco a poco fueron cayendo en sus redes de
intereses. Este intervencionismo de raíz medieval, se manifiesta en el control sobre
Santa Clara, en el cambio de ubicación y cambio de patronato de San Pedro Mártir y
M. A. RAMOS SUÁREZ, El patrimonio Cultural de Marchena y la ocupación Napoleónica, Marchena,
1999, pp. 112 y 113.
32
Ibidem, p. 134.
33
A. GÓMEZ AZEVES, Marchena Pintoresca. Sevilla, 1867, p. 33. Apéndice documental nº 11.
31
33
Juan Luis Ravé Prieto
en la fundación del colegio de los jesuitas, en la primitiva fundación de San Agustín y
más tarde, en la colaboración interesada para la fundación de la Concepción, la
transformación de la ermita de San Andrés en convento mercedario descalzo o la
fundación a pie del palacio de Capuchinos.
Entre unas y otras hay ciertas diferencias, mientras que en el siglo XVI las
fundaciones se hacen de manera expansiva dirigiendo el desarrollo del arrabal, durante
el XVII el repliegue demográfico, económico y urbanístico se nota también en la
localización de las fundaciones que se aproximan a la alcazaba, si no se introducen
dentro del mismo palacio. En el XVI existe una variedad de fundaciones, dedicadas a
diversos menesteres, educativos, hospitalarios, etc. mientras que en el XVII hay una
mayoría de conventos de clausura femenina; es como si el repliegue afectara también
a las mentalidades. La fundación de la Concepción y de Capuchinos, no cabe duda
que significa también una forma de defensa, religiosa e ideológica frente a los primeros
ataques a la institución señorial y al absolutismo como los que había sufrido el fundador,
en su persona durante su estancia en Nápoles.
Frente a la continuidad del panteón familiar de tipo medieval sevillano en la
baja Edad Media, en la Edad Moderna la casa de Arcos se abre a tras formas más
individuales de enterramiento que serán consagradas en el Barroco, cuando se diluirá
el concepto y cada uno se enterrará en la fundación o institución más cercana a los
intereses personales. Al contrario que los Girones que edificaron en Osuna un panteón
con una continuidad respetada hasta nuestros días, los Ponces, quizás con el
individualismo renacentista abrieron varias posibilidades de enterramiento que al final
acabaron con esta tradición, que no pudo recuperar tampoco don Manuel al construir
y enterrarse en San Agustín.
En cuanto al cambio artístico tanto en la introducción del Renacimiento como
en su consecuencia el Barroco, tuvieron mucho que ver los duques y en general las
clases privilegiadas, sobre todo los eclesiásticos y los ciudadanos de cierto nivel que
se implican en las fundaciones y en los encargos de obras de arte. El siglo XVI y los
primeros años del XVII nos aparecen más fructíferos en cuanto a número y calidad
de obras artísticas, ocupando un lugar central la custodia, aunque las donaciones
ducales del XVII y el proyecto de San Agustín suponen también una cierta
recuperación. La aceptación de los cambios artísticos fue siempre más inmediata en
los bienes muebles que en la arquitectura, donde la resistencia y las tradiciones locales
se mantuvieron más arraigadas. El siglo XVI fue decisivo en la aceptación de las
nuevas devociones y de las obras de arte asociadas a ellas, cambios vinculados al
desarrollo de la imprenta. También fue decisivo para la creación de la mayor parte de
los titulares de las hermandades de pasión y de gloria, aunque desde luego el siglo
XVII supondría la consolidación y formalización de nuestra manera de entender la
Semana Santa y las devociones marianas de gloria.
34
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
5. APÉNDICE DOCUMENTAL
Nº1
1501
/Poder del gobernador del ducado de Arcos a Diego Fernández Alcaide de Marchena/
En Marchena, villa del ylustre y muy magnífico Señor don Rodrigo Ponce de
León, Duque de la cibdad de Arcos, Marqués de Zahara, conde de Casares, Señor de
la dicha villa de Marchena, en miércoles, veinte y ocho días del mes de Abril, año del
nasçimiento del Nro. Salvador Ihuxpo. de mill e quinientos y uno años. En este dicho
día, podía ser a ora de vísperas, poco más o menos, e estando dentro, en unas casas
que son en el arrabal de la puerta de Morón desta villa de Marchena, en la calle de la
carrera, que ha por linde, de la una parte casas de Alonso Sánches de la Gordilla, e de
la otra parte casas de Francisco Gerónimo de Fuentes, y estando de la una parte
Diego Fernándes, alcaide e la justicia en nombre y como procurador que se mostró
ser del Noble Señor Luis Méndes Portocarrero, veinte y quatro de Sevilla, governador
del dicho Señor Duque e de su villa y taa y Señorío e otrosí, en nombre y como
procurador que se mostró ser del conçejo desta dicha villa de Marchena e por virtud
de los poderes que dió e presentó e los quales, uno, en pos de otro es ese que se sigue:
Sepan quantos esta carta vieren, como yo Don Luis Méndez Portocarrero
veinte y quatro de Sevilla, governador del Señor Duque de Arcos e de su ta e Señorío
e en su nombre, otorgo e conosco que do todo mi libre y complido poder e del dicho
Señor Duque, segund que lo yo he e de derecho mejor e más complidamente lo puedo
e devo dar e otorgar a Diego Fernandes alcaide de la justicia, de la villa de Marchena.
Especialmente para que en nombre del dicho Señor duque pueda faser e faga a Fray
( falta) provinçial (falta) de la dicha villa de Marchena, qualesquier requerimiento o
requerimientos, afrentas e protestaciones, complideros al dicho señor Duque e a su
dicho e al bien desta dicha su villa de Marchena sobre razón que el dicho provinçial
en perjuisio de dicho Señor Duque dis que quiere faser en unas casas desta dicha villa
monesterio de monjas e resçibir las dichas mugeres a ellas entrar en el dicho monesterio
por monjas a cerca dello fazer e dezir e razonar todas las otras sus causas e cada una
dellas.....
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna. L. 169, 6>
35
Juan Luis Ravé Prieto
Nº2
1530, abril, 5, Marchena
/fragmento del testamento de D. Rodrigo Ponce de León, primer duque de Arcos/
(...) Y mando que quando a Nuestro Señor plugiere de me llevar de esta presente
vida, que mi enterramiento sea en en la capilla mayor de de la Yglesia de sant Pedro
Martir de Marchena, que yo hedifico, y que se pasen allí conmigo los cuerpos de mis
mugeres. Para lo qual yo tengo breue para que se puedan pasar de adonde agora
están. (...). Las quales mando que se pongan desta manera: el cuerpo de la duquesa
donna Isabel Pacheco, mi primer muger, a la mano izquierda que es de la parte del
sagrario; y el de la duquesa donna Juana Jirón junto con el mío en una sepultura.
Ençima de las quales sepolturas se pongan las armas de las personas que están en
ellas y letras que lo digan en sendas piedras blancas. Todo lo qual sea llanamente
hecho y de poca costa. Y las piedras no sean altas del suelo, synon yguales con lo otro
ladrillado de la capilla,
Todo lo qual mando, no por que sea mi voluntad de apartar de mi y de mi
Casa el derecho del sepultarse los señores de ella en la capilla mayor del Señor Santo
Agostín de Sevilla a quién yo tengo por Padre y patrón. Antes ruego y encargo a mi
hijo Dn. Luis y a los otros mis subzesores que se entierren allí con todos los otros
señores antiguos de esta casa, porque yo solamente me mando sepultar en San Pedro
Martir, afín que aquel monasterio y los religiosos que en el moraren sean mirados y
bien tratados. de mis subzesores, por respeto de estar allí mi cuerpo y el de mis
mugeres.
Y mando que mi enterramiento se haga llanamente, sin ponpa y que aquel día
y los nueve siguientes se digan por mi ánima en el dicho monasterio de S. Agostín,
quinientas misas, trescientas en el dicho monesterio de santo Agostín y ciento en San
francisco, y otras ciento en San Pablo (...).
Mando a la Iglesia de Nuestra Señora Santa María de mi villa de Marchena,
doze mil maravedíes, los quales se gasten en aquellas cosas de la dicha Yglesia que a
mis albazeas paresziere. (...)
Yten, mando que se haga en mi villa de Marchena el monasterio de San
Pedro Martyr de la orden de Santo Domingo, que yo allí tengo començado, según y
de la manera que paresçerá por una escriptura que entre el reverendo Padre Fray
Domingo Melgarejo, Provinzial de la orden de santo Domingo, que a la sazón en
escritura se asentó el año pasado de mil y quinientos y veinte, que está entre las otras
escripturas que yo tengo, la qual pasó ante Juan Ruiz, que a la sazón era escrivano
público de Marchena y agora lo es de la villa de Utrera.
36
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Ruego a Dn. Luis, mi hijo, y a sus tutores, que tengan por bién de acaballo,
pues no será mucha costa, y en todo descargo mi ánima, porque así lo hagan con él
sus hijos, quando de esta vida obiere de pasar, pero si su voluntad fuere de no lo hazer,
mando que después de cumplido este mi testamento, todo lo que restare, del valor de
mis bienes, se compre de renta y que de ella se edifique el dicho monasterio y que
después de hedificado, se le aplique toda la dicha renta por suya, según soy obligado,
porque para más dar priesa, de la que pudiere, en la dicha obra no tengo obligazión
ninguna, más de hazello quando pudiere y hasta que la dicha casa sea edificada y
comprada, la renta que a de aber, mando que no se pueble, porque más presto se
acabe y los frailes biban, después, en más conzierto y religión. El qual monesterio
mando que sea edificado llanamente, de hedificios baxos y humildes, como pertenesze
para religiosos.
Y por quanto yo voté de hazer un monesterio de monjas que trujesen el ábito
de la conzezión de Nuestra Señora y porque me pareszió que sería más servizio de
Dios comutallo en otra obra, procuré y hube relaxazión de dicho voto, el qual me fue
conmutado por el Reverendo Padre Fray domingo de Baltanas, de la orden de Santo
Domingo, mi confesor (...)
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna. L. 121, 9 G f. 28/30>
37
Juan Luis Ravé Prieto
Nº3
1573, agosto, 16, Madrid
/ fragmento del testamento de D. Luis Cristobal Ponce de León II Duque de Arcos/
(...)Yten declaro que al tiempo que casé con la dicha duquesa Doña María
mi muger, resçebí en dote e por propios bienes suyos, veinte e cinco cuentos e medio
e yo le mandé en arras otros quatro cuentos e medio que son por todos ochenta mill
ducados, y pagadas las deudas que dexó señaladas la dicha duquesa al tiempo que
fallesció quedaron por los suyos setenta mil ducados, antes menos que más porque no
ovo cosa multiplicada durante el tiempo del matrimonio y de los dichos setenta mil
ducados y de los que menos fueren mando que se diesen al colegio de la Compañía
de mi villa de Marchena la quinta parte dellos y en el entretanto que no se les pagava
el dicho quinto se les situase la renta que montare a razón de catorze mil maravedís el
millar y en cumplimiento de su voluntad yo le mandé situar en las rentas de la dicha mi
villa de Marchena trescientas y quarenta y ocho mill y dozientos ducados y seis
maravedís que montó el dicho quinto a respeto de catorze mil el millar y la situación
está confirmada por su magestad, mando que aquello se cumpla entretanto que no se
les dieren e pagaren treze mil ducados e veinte e quatro maravedís que monta el
dicho quinto y lo demás a cumplimiento de dote, de arras, se a de pagar a mis hijos y
herederos de la dicha duquesa, como sus erederos universales de los bienes y rentas
de las villas de Casares y Zahara, que son de mi Mayorazgo, por estar ypotecadas a
la paga dello, por provisión y cédula del Emperador Don Carlos, Nuestro Señor, y
desta cuenta se an de baxar los çensos que la dicha duquesa hizo tomar en la ciudad
de Córdova y de Juan de Santa Cruz vezino de Sevilla, para disponer de ellos a su
voluntad, no estando baxados otra vez los dichos censos y del dicho resto mando que
el dicho Don Rodrigo, mi hijo mayor, como suçesor de mi casa y de las dichas villas,
pague a los susodichos sus ermanos, a cada uno una terçia parte que a de aver del
dicho resto del dote y arras, situándoles tributo por ello sobre las dichas villas e con
facultad real e pagándoselo en algunas pagas, en ciertos años, de los frutos de dicho
mayorazgo y Estado y dello les haga libranças e les situe el dicho censo dentro del
seis meses después de mi fallescimiento.
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna. L. 123, 2>
38
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Nº 4
1580, diciembre, 6, Marchena
/ Copia realizada en 1779 de la escritura de confirmación de la donación del Colegio
y casa de la Compañía de Jesús en Marchena otorgada por Rodrigo Ponce de León
III/
Sepan quanttos estta cartta vieren como yo Dn. Rodrigo Ponze de León, Duque
de la ciudad de Arcos, Marques de Zara, conde de Cassares, señor de la casa de
Villagarcía y de esta leal Villa de de Marchena. Digo que por quantto la Exma. Sra.
Da. María de Tholedo, Duquesa e Arcos, mi Señora madre, en su vida y con
consenttimiento del Exmo. Sor. Don Luis Christoval Ponze de León, Duque de la
ciudad de Arcos, mi Señor Padre, mandó hacer y fundar una cassa para colegio de la
Compañía de Jesús, en esta dicha villa, junto a la puerta de Ossuna, extramuros; en
espacio de nueve o dies años, la qual se hizo de sus joyas y del sittuado que el dicho
duque, mi padre, le dava para su recámara, y assí mesmo la dicha duquesa mi madre
en su testamento, devaxo del qual murió, mandó que en fín de sus días se diesse al
dicho colegio el remaniente de del quintto de sus vienes dottales, que montó trece mill
ducados de pral, por los quales el dicho Duque, mi padre, con facultad real le impusso
y cituó zenzo en cada un año a razón de catorze mill el millar, sobre ciertos vienes y
rentas, de lo qual el dicho duque mi padre o yo como hijo, subsessor suio en su cassa
y mayorazgo, le otorgamos escritura para la paga del dicho tributto a las quales me
refiero. La qual dicha cassa, con lo edificado en ella, la dicha mi madre dió y donó a
la dicha Compañía, padres y hermanos de ella, declarando en el dicho su testamentto
que desde el principio del dicho edificio se la tenía dado y donado, como parece por la
claussula del testamento que sobre esto habla; y entiendo que como la dicha mi Sra.
Madre iba mandando hacer la dicha cassa y comprar los materiales que en ella se
gastavan en diferentes tiempos de los dichos nueve o diez años, lo iba dando a la
dicha Compañía como limosna que conforme a su estado podía mui bien hacer del
dicho cittuado y joyas, y el dicho Duque mi padre assí lo supo, quisso, consinttió y
aprovó y después de la muerte de mi madre dio orden el dicho duque mi padre con el
padre provincial, que entonces era de la dicha Compañía, como vinieron padres y
hermanos de la dicha Compañía a tomar posesçión de la dicha cassa; y a ottorgar las
escrituras que sobre el quinto arriba dicho se hicieron. La qual dicha poseción tomaron
los dichos padres y hermanos con authoridad de diez, quietta y passificamente vibieron
en ella muchos años, en vida del dicho mi padre, con aprovación suia, en que he visto
haversela también donado el dicho mio padre quantto de su parte era, mandándole
llamar y venir a esta villa para el dicho efectto y haviendose todo lo arriba dicho con
su aprobación y confessado y conociendo que a su costa y pía de dicha duquesa mi
39
Juan Luis Ravé Prieto
Sra. Madre, se mandó hacer y labrar la dicha casa para la dicha compañía, como
todo esto parese y consta por las escripturas de la fundación del dicho Colegio que
para este particular mandé ber y quedé satisfecho ser, hacer todo lo arriba dicho y
para que estto sea más firme y permanesca para siempre jamás y no pueda haver por
alguna vía ocasión de ser molestados los dicchos padres y hermanos , por mis
subcesores ni por ninguna otra persona cerca de la dicha cassa o propiedad que la
dicha Compañía en ella tiene, no inovando, ni alterando cosa alguna de las escripturas
y recaudo que cerca del lo sussodicho esttan hechos y quedándose, como se quedan
en su fuerza y entero vigor y añadiendo fuerza y contratto a contratto y por el thenor
de la pressente otorgo y conoscco que apruevo y rettifico la dicha donación hecha de
los dichos mis padres de la dicha cassa y hermanos del colegio y si es necsesario
como mexor puedo y de dro. lugar haia, hago gracia y donación de la dicha cassa y de
lo en ella labrado y reedificado por los dichos mis padres a los dichos padres y hermanos
del dicho colegio y Compañia desta villa de Marchena (fórmulas) para cuia firmeza
paga y cumplimiento obligo mis vienes propios e rentas havidos y por haver(...) .Y
nos el maestro Melchor de San Juan, rector deldicho colegio y el Padre Francisco
Millán Ministino y los padres Michael Ferrer e Ignacio del Castillo y Lorenzo Alonso,
consultores del dicho colegio, que estavan presentes por si y en nombre de los demás
padres y hermanos del, aseptamos estta escritura y agradecemos y tenemos en mucha
merced la que S. Exa. por ella nos hace. fecha la carta en la dicha villa de Marchena,
estando en el dicho colegio, veinte y seis días del mes de Diziembre de mill y quinientos
y ochentta años y los otorgantes a quién yo el ssno. conosco lo firmaron de sus
nombres en el rexistro, siendo testigos Dn. fernando Mexia y Dn. Francisco de Tholedo,
criados de su Excelencia y Hernán Pérez de León y Pedro Sánchez Salvado, vecinos
de esta villa, El duque de Arcos, Melchor de San Juan, Francisco Millán, Michael
Ferrer, Ignatius del Castillo, Lorenzo Alonsso. Ante mi Diego Sanchez ssno. público.
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna L. 170, 2, 38>
40
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Nº 5
1615, julio, 16, Marchena
/Fragmento del testamento de Don Rodrigo, el viejo, III duque de Arcos/
Iten mando y ordeno que mi cuerpo sea depositado con el ávito de Sant
Agustín en la capilla maior de la Yglesia del colegio de la Compañía de Jesús de esta
villa, en el entierro donde está el cuerpo de de la Duquesa Doña Teresa de Çúñiga, mi
muger que está en el cielo, del lado d la epístola del altar maior, donde mando se agan
mis obsequias y cavo de año, en la forma que se hizieron las de la dicha duquesa mi
muger y ruego y encargo a mis subsesores en mi casa y estado que quando buenamente
se pudiere hazer trasladen mi cuerpo y juntamente con él, el del dicho Duque Dn.
Luis, mi Señor y Padre que está depositado en el entierro de nuestra casa y estado
que tenemos en la Capilla maior de la Yglesia del Convento de San Pedro Martir de
esta Villa, al entierro principal de la dicha nuestra casa y estado que tenemos en la
capilla maior del Convento de Agustín de la ciudad de Sevilla, donde estan los cuerpos
de muchos de los Señores antiguos de de esta casa, mis antecesores y que se cumpla,
en el entierro del dicho Duque mi Señor lo que su Excelencia ordenó y dispuso por su
testamento y lo mesmo se aga con el mío, poniendo el de su Excelencia en primer y
mejor lugar.
(...)
Yten declaro que su Magestad me hizo merced de concederme su facultad
real para vincular de nuevo y juntar con mi maiorazgo todos los vienes libres raizes y
muebles y derechos y acciones que yo tubiese con los gravámenes, cargas y condiziones
que yo quisiese, como paresce por la dicha facultad.
(...) Yten mando se den a los conventos de San Pedro Martir y de San Francisco y de
San Agustín y de Santa Eulalia y al colegio de la Compañía de Jesus de esta villa,
veinte ducados de limosna a cada uno y otros veinte ducados al Hospital de la
Misericordia de esta Villa.
<A. H. N. Nobleza. Sec. Osuna L. 125, 9>
41
Juan Luis Ravé Prieto
Nº 6
1623, septiembre, 17, Marchena
/Escritura de adjudicación y donación de bienes otorgada por Catalina de Góngora,
de acuerdo con los marqueses de Zahara, en favor del convento que han de fundar
estos/
En el nombre de Dios Todopoderoso e de la siempre Virgen María su Madre,
Señora nuestra, consevida sin mancha de pecado original, notorio sea, a todos los que
este público instrumento vieren, como yo, Doña Catalina de Góngora Gil, donzella,
hija legítima de Diego Sánches Cavallos, regidor, depositario general que fue desta
villa e familiar del Sancto Oficio de la Inquisición de Sevilla y de Doña Francisca
Mateos y Góngora, su muger, vezina que soy desta muy noble e muy leal villa de
Marchena, digo que, por quanto con el ayuda y socorro de Dios nuestro Señor yo e
procurado vivir hasta agora con virtud e recogimiento y este e deseado siempre que
sea mayor e debajo de clausura, para mejor servir a nuestro Señor. Y saviendo quanto
lo es su Divina Magestad de que se funden religiones donde es servido y agradado y
están con recogimiento y amparo, las personas virtuosas que lo desean servir vibiendo
apartadas del siglo e de las ocasiones del, e deseado fundar un convento de religiossas
descalças y este desseo a bivido en mí mucho tiempo y aunque Dios Nuestro Señor
fue servido de que yo eredase de mis padres alguna hazienda, que será como seis mill
ducados, poco más o menos, no es bastante para obra tan grande y como nuestro
señor mueve los coraçones y siempre los ynclina a su mayor servicio y dispone su
Divina Magestad las cosas por los caminos que es servido, lo a ssido agora que Don
Rodrigo Ponce de León e Doña Ana de Aragón su muger, marquesses de Zahara,
señores con particular fervor e devoción se ayan inclinado de fundar un convento de
monjas descalças de la orden Seráfica de San Francisco, en esta villa de Marchena,
que quieren hazer de su mano, dándoles de su hazienda y onrándoles con el título de
patronos del, con que se puede açegurar todo buen suçeso y acrecentamiento. Y
aunque la grandeza de los ánimos de tan grandes príncipes e señores vasttava para la
dicha fundación e para cossas mayores, yo me he querido valer de la merced que
Dios Nuestro Señor me haze, en la ocassión que con esto me ofreçe y assí e suplicado
a sus señorías que atento el amor y voluntad que les tengo y los servicios que mis
passados an hecho a los señores de la cassa de Arcos, sus antesesores, de quién
siempre fueron onrados y estimados, me hagan merced e favor de ayudarse, para la
dicha obra y fundaçión, de mi hazienda y caudal, recibiendome en el dicho convento
e sus señorías se an servido de hazerme esta merced y favor, continuando la que mis
passados an recibido de los suyos concediendo me a mi y a mi y a mis deudos las
42
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
merçedes que de yuso se tratará mençión como por mi parte se a asentado con sus
señorías, en cuya conformidad, siendo como soy cierta e savidora de lo que en este
casso me conviene hazer y aviendo tenido sobre ello maduro acuerdo e consejo, de
mi grado y voluntad espontanea, sin premio ni ynducimiento alguno, por el tenor de la
presente: otorgo que desde agora para quando el dicho convento de monjas descalças
e sustento de las monjas del y para los gastos forçossos e nesçesarios, todos los
bienes rayzes, muebles e çemovientes, derechos y açiones que de presente tengo e
tuviere e se hallaren ser mios a el tiempo que esté fundado el dicho convento para
que los aya e tenga para sí, como cossa suya propia e disponga dellos en las cossas e
cassos que conforme a derecho y a las sagradas constituciones de la religión se deve,
e quede hazer reteniendo, como retengo en mi el dominio y usso y poseción de todos
los dichos bienes e fruttos dellos, para tratarme conforme a mi calidad, en tanto que
la dicha fundación no tuviere efeto e desde agora para quando la tenga otorgo que me
desisto y apartado de todo el derecho y ación que tengo y me perteneçe a todos mis
bienes e con los derechos de evissión y saneamiento título, vos e recursso que contra
qualesquier personas me toca, lo renuncio, sedo e traspasso en el dicho convento e
monjas del a el qual y a su administrador o mayordomo doy poder cumplido, facultad
para que por su autoridad o con la justiçia, como mejor les esté, entre en los dichos
bienes e tome y aprehenda la tenencia poseçión propiedad e señorío dellos como de
cossa suya propia, avida y adquerida con justo e derecho título e buena fee, como
esta lo es, por virtud desta escritura y en el entretanto que de fecho o de derecho la
dicha poseción se toma, me constituyo por ynquilina, tenedora e poseedora del dcho
convento, para le dar y acudir con los dichos bienes, luego que esté hecha la dicha
fundación y cada que me los pida, demando e me obligo a la evissión e saneamiento
de ellos, como de derecho soy obligada, la qual dicha adjudicación hago al dicho
convento de los dichos mis bienes, con las condiçiones e gravámenes siguientes que
son las que los dichos marqueses me an hecho merced:
Primeramente con condición que yo tengo de entrar en el dicho convento, e
Doña Francisca de Angulo mi prima, hija de Francisco Martín Fontanilla, e Doña
Marina de Angulo su muger, e Doña María de Fontanilla mi prima, hija de Alonso de
Flores y Doña Elvira de Góngora, su muger, por monjas professas y en él se nos a de
dar el ábito e profeción, sin dote ni alimentos, ni propinas, ni otro ynterés alguno.
E porque si yo o la dicha Doña francisca de Angulo, mi prima, o alguna de
entrambas no se hallare bién de salud, en el dicho convento e por esta y otras causas
queramos salir del, antes de la profeçión, si lo hiziere en tal casso el dicho convento a
de ser obligado a darnos en cada un año, por todos los de nuestra vida, de alimentos,
para mí cinquenta ducados que valen diez y ocho mill y seteçientos mrs e para la
dicha doña Francisca de Angulo, treinta ducados, quevalen onze mill y dozientos y
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Juan Luis Ravé Prieto
veinte mrs. y los años se an de contar desde el día que saleremos del dicho convento,
pagándosenos, para los tercios e cada uno adelantado e por quanto esta tratado que
a sus señorías los dichos marqueses de Zahara, mis señores, se les da la facultad
para nombrar e presentar alguna de las monjas que an de ser en el dicho convento,
sin dote, y a las tales, se les a de dar el ábito e profeçión de velo negro, es declaración
que una dellas que así nombraren a de ser deuda mía e de mi linaje, e muerta aquella,
se a de nombrar otro suerte que siempre aya en el dicho convento una monja de mi
linage, sin docte, e porque mi desseo es, e lo asido siempre que siempre e siga la que
conmigo estuviere más cerca en grado de parentesco siendo pobre y virtuosa y que
aviendo dos en ygual grado de parentesco y virtud se prefiera la más pobre y esto
confío yo a sus señorías, como príncipes cristianos, me hagan este favor y merced de
guardar este orden en las eleçiones que hizieren que será el mayor consuelo que yo
podré reçibir y que esto que yo dexo en la voluntad de sus Señorias, se sirvan de no
dexallo a la de sus suçessores, sino de mandalles por obligación que los cumplan assí
en las eleçiones y nombramientos que hizieren de deudas de mi linage, porque este es
mi ánimo y mi yntensión, que esto se de a las más propinquas.
E porque siendo assí que yo no e de tener más de un nombramiento y una
deuda de mi linage en el dicho convento y agora sus señorías me hazen merced de
nombrar dos que entran, se declara que en la una es nombramiento anticipado y
faltando la primera de las dos que entran en tal casso, entonces los marqueses mis
señores an de nombrar en lugar della a la que quisieren, libremente, sin que sea de mi
linaje, e muerta la segunda de las dos, entonces se a de nombrar de mi linaje, como
está dicho perpetuamente y con condiçión que si Dios nuestro Señor, fuere servido de
llevarme consigo antes de recibir la profeçión, en tal casso e de poder hazer testamento
y disponer en él, en las obras que me pareciere, hasta en contía de dozientos ducados,
e porque entre los bienes que yo tengo y a de aver el dicho convento e Rufina, mi
esclava, que se a criado conmigo, en casa de mis padres y es donzella virtuoss e de
mucho juizioe capacidad e yo le tengo mucho amor y buena voluntad y me la a sabido
mereçer es condición, que no se a de poder enagenar en manera alguna, sino que a
de quedar para serviçio del dicho convento de cassera o de lo que el dicho convento
mandare.
Que el dicho convento a de estar fundado y dispuesto para entrar en él y bivir
en comunidad e con regla, dentro del año y medio contado desde oy y estándolo a de
quedar perfecta esta escritura, e todos mis bienes, por del dicho convento y si no lo
estuviese dentro del dicho tiempo, de suerte que puedan entrar monjas en él, que por
el mismo casso esta escritura y adjudicación a de ser en sí ninguna, y de ningún valor
y efeto, como si no se uviera otorgado y yo tengo de poder disponer de mis bienes
como me preçiere y si durante el dicho año y medio Dios me llevare también e de
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
poder disponer de mis bienes, como yo quisiere para en casso que el dicho convento
no esté acavado durante el dicho tiempo.
Y con las dichas condiçiones e gravámenes que los marqueses mi señores, se
an servido de conçederme e hazerme merced, otorgo esta escritura de adjudicación
y para mayor fuerça della, juro e prometo, por Dios Nuestro Señor e por una señal de
Cruz que hago con los dedos de mi mano derecha, de la aver por firme agora y en
todo tiempo e de no yr contra ella para la deshazer o admover, diziendo que fue
dolosa o que dolo dió causa al contrato o que no la entendí, porque declaro que la
tengo bién entendida y considerada ni por otra ninguna caussa savida o ynorada
aunque sea, por derecho, nuevamente venido e tal que por ella sea nulla esta escritura,
porque aunque lo tal suçeda, a de permaneçer siempre firme y si contra ellaf uere o
biniere, o lo intentare de hazer, no me valga, ni aporoveche, ni sobre ello, sea oyda en
juizio antes, espelida del como parte que yntenta açión que no le compete, e por el
mesmo casso está escritura quede aprovada e revalidada y porque según derecho,
toda adjudicación e dádiva que es fecha se haze en mayor número y contra de
quinientos sueldos, en lo demás no vale, salvo si no es o fuere ynsinuada por ante
alcalde o juez competente, e por esto, tantas quantas vezes esta adjudicaçión passa,
tantas adjudicaçiones hago al dicho convento de los dichos bienes, quantas vezes lo
suman e montan, e pido e suplico al Rey, Nuestro Señor, y a quales quier justicias ante
quién esta escritura fuere presentada la ynsinuen y ayan por ynsinuada e legítimamente
manifestada e ynterpongan en ella su autoridad e decreto aquel que puede y a lugar,
de derecho para que valga y haga fe en toda parte e lugar que apareçiere, e para el
cumplimiento de lo que dicho es obligo mi persona y bienes avidos y por aver y doy
poder cumplido a las justicias de su Magestad, de qualesquier partes, para que me
apremien a el cumplimiento de lo que dicho es, como por sentencia difinitiva passada
encossa juzgada e renuncio las leyes de mi defenssa y la que prohibe la general
renunciación y otrossí, las leyes y beneficios del reclamo, que no me valgan en esta
razón fecha, la carta en la dicha villa de Marchena, Domingo diez y siete días del mes
de Setiembre, año del nascimiento de Nro. Salvador Jesucristo de mill seiscientos y
veinte y tres años y la dicha otorgante que yo el escrivano presente, doy fee que
conozco, lo firmo de su nombre, siendo testigos, : Fernando Guerrero, y Don Diego de
Padilla y Figueroa y Juan Ramirez de Cartagena vezinos desta villa.
Catalina de Góngora.
Luis Gregorio Flores escrivano público de Marchena...
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna. L. 171, 3>
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Juan Luis Ravé Prieto
Nº 7
1623, septiembre, 25, Marchena
/Carta de fundación y dotación del Convento de la Concepción, otorgada por los
Marqueses de Zahara /
En el nombre de Dios Todopoderosso y de la Bienaventurada Virgen María,
Señora Nuestra, concebida sin mancha de pecado original, notorio sea a todos quantos
este público ynstrumento vieren, cómo yo Don Rodrigo Ponce de León, Marqués de
Zahara ynmediato subçesor en la cassa y estados de Arcos, al Exmo. Señor Don
Rodrigo Ponçe de León, Duque della, mi agüelo y Señor, que Dios, por infinitos años
guarde, y yo, Doña Ana de Aragón, Marquessa de Zahara, estando en presencia y
con licencia que, para otorgar y jurar esta escritura, pido y demando al dicho Marqués
mi Señor y marido, y yo, el dicho Marqués de Zahara, otorgo que doy y conçedo la
dicha licencia a la dicha Marquesa mi espossa, para el efeto que me la pide y prometo
de la aver por firme, agora y en todo tiempo, y de no yr ni benir contra ella, en manera
alguna, y por virtud de la dicha licencia que açeto y della uzando, ambos de un acuerdo
y conformidad, dezimos: que por quanto cada uno de nos, por si, tuvo y a tenido deseo
y voluntad de hazer algún servicio a Dios, nuestro Señor, y a la Virgen Santísima, su
Madre, fundando un convento de monjas recoletas de la orden Seráfica de San
Francisco y que se llame de la Concepción de Nra. Señora a que tenemos particular
devoción eredada de los SSr. de quién venimos y como este desseo fue muy grande,
en cada uno, luego que su Divina Magestad fue Servido de juntarnos en matrimonio,
lo avemos continuado y tratado con particular devoción y pedido a Dios, Nuestro
Señor, nos haga merced de disponello para que en el prinçipio de nuestra vida le
hagamos este serviçio procurando merecerle, se tenga por servido de açetarlo y
cumpliendo su divina palabra de dar ciento por uno, nos onre y haga merced y nos de
suçesión en la cassa de Arcos, para que por ella, sea glorificado y se conçerve la
sucesión legítima, que por tantos años se a conservado en ella y pareçe que su divina
Magestad no sólo a dispuesto nuestra voluntad al cumplimiento deste desseo que ya
tenemos resuelto, sino también movido el coraçon de Doña Catalina de Góngora Gil,
donzella vecina desta villa de Marchena, para que ayude a esta obra con su hazienda,
que serán seis mill ducados, poco más o menos y dellos a hecho escritura de donación,
por ante Luis Gregorio Flores, escrivano público desta villa en dies y siete días del
més de Setiembre deste presente año de mill y seisçientos y veinte y tres, la qual se
consultó con nos los dichos otorgantes y se hizo con nuestra orden y assí la avemos
visto y la acetamos, en todo como en ella se contiene. Y agradecemos a la dicha
Catalina de Góngora el amor y la voluntad con que la a hecho y le prometemos y
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
aceguramos de cumplir y hazer que se cumpla todo aquello que en la dicha escritura
nos pide y suplica y le tenemos conçedido, y dando dichosso prinçipio a esta fundación
y cumpliendo de nuestra parte con nuestro desseo y voluntad y ambos a dos, marido
y muger, de mancomún y boz de uno y cada uno de nos por si y por el todo, renunciando
como espressamente renunciamos la ley de duobus rex devendi y el autténtica
Pressente Codice de fide iusoribus y el beneficio de la divición y esecuçión y demás
leyes y derechos que son y hablan en razón de la mancomunidad, como en ella se
contiene, debaxo de la qual, de nuestro grado, libre y espontanea voluntad y en aquella
vía y forma que mejor de derecho aya lugar, otorgamos y conoçemos por esta pressent
carta que fundamos el dicho convento de la Concepción de Nuestra Señora de monjas
recoletas de la orden Seráfica de san Francisco, en esta muy noble y Leal Villa de
Marchena para el docte del qual cargamos y constituimos sobre nuestros bienes y
sobre lo más ceguro y bién parado dellos, espeçialmente sobre bienes libres de mi el
Dicho Marqués, que tenngo y tuviere y dexare, y en falta dellos, sobre toda la docte
y arras de mi la dicha marquessa que son çiento y doze mill ducados, los de la dicha
docte sobre todo lo qual y lo más seguro y bien parado de ello, cargamos y constituimos
seis mill ducados de tributo prinçipal que, de la moneda usual, valen dos quentos y
dozientas y çinquenta mill mrs., de los quales, durante que no los redimiremos, nos
obligamos de pagar al dicho convento y a su mayordomo que es o fuere, en su nombre,
trezientos ducados de oro, que de la moneda usual, valen çiento y doze mill y quinientos
mrs, los quales nos obligamos de hazelles pagar en esta dicha villa de Marchena y a
su fuero y jurisdicción, para los tercios de cada un año, en fin de cada cuatro meses
la tercia parte, con las costas de la cobrança, comenzando a correr este dicho censso
desde el día que dicho convento estuviere fundado, y de manera que se pudiera vivir
en él en comunidad y regla, en adelante, y demás de lo susodicho, nos obligamos de
pagar al dicho convento y al dicho su Mayordomo, en su nombre y a quién por él
fuere parte, dos mill ducados de oro que valen seteçientas y çinquenta mill mrs., para
la obra del dicho convento, los quales le pagaremos dentro de quatro años, contados
desde oi día de la fecha de esta escriptura, en fín de cada un año la quarta parte y
para mayor seguridad del dicho convento.
Otorgamos todo poder cumplido y cesión yrrebocable en causa propia, al dicho
convento y a su mayordomo en su nombre, especial para que en el nuestro y para el
dicho convento reciba y cobre de nuestro bienes y rentas, censos y juros y de lo más
cierto y seguro y bien parado dello que oy tenemos y tuvieramos de nuestros bienes
libres y docte de mi la dicha marquessa, los dichos trezientos ducados de oro a los
dichos plazos y los dichos dos mill ducados, en los dichos quatro años, el qual dicho
poder valga por todo el tiempo que el dicho censso no sse redimiere y de lo que
recibieren y cobraren otorguen cartas de pago de lato y finiquito, poderes y seciones
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Juan Luis Ravé Prieto
y las demás ques e le pidieren y en razón de la cobrança astuen y proçesen y hagan
todos los autos y diligencias que judicial y estrajudicialmente convengan, que para ello
les damos el poder y seción, con libre y general administraçión y mandamos a vuestros
tesoreros y mayordomos que son y por tiempo fueren, reciban y pasen en quenta a
nuestros censatarios y arrendadores y otras personas que tuvieren bienes nuestros,
los que assí pagaren, con carta d pago del dicho convento o de la persona que tuviere
su poder, sin otro recaudo alguno, porque assí es nuestra voluntad, la qua dicha
fundación hzemos con los cargos y gravámenes siguientes:
Primeramente con condición que a de ser de nosotros y para nosotros el título,
nombre, prerrogativas, derechos y esençiones d cargas y todo lo demás, tocante al
patronazgo del dicho convento de que avemos de ser patronos juntamente, por todos
los días y años de nuestras vidas, y faltando el uno lo a de ser el otro, y en falta de
entrambos nro. hijo mayor varón o hembra que nos suçediere en la cassa y estados
de Arcos, y en falta de ellos quién fuere o suçediere en ella y fuere Duque de Arcos,
a de ser patrono del dicho convento para siempre jamás.
Y con condición que el dicho convento a de ser obligado en la capilla mayor de
la yglesia que labrare a hazer a su costa y espenssas una bóveda grande y capaz para
que se entierren los patronos del dicho convento y las otras personas que ellos quisieren
y con que en la iglessia y demás capillas no se a de poder enterrar ninguna persona,
sin liçencia de los dichos patronos y con ellos todas las personas que ellos quiseren.
Y con condición que en la dicha capilla y yglesia se an de poner perpetuamente,
para siempre jamás los escudos de las armas de la casa de Arcos y los de la la cassa
de Segorve y de Cardona, de donde yo la dicha marquesa vengo, los quales se an de
poner en todas las partes y lugares que quisiesemos de la dicha Yglesia y capilla.
Ytem, que el dicho título y nombre de patrono del dicho convento a de tener y
ser patrono del, en primero lugar el Exmo. señor Don Rodrigo Ponce de León, Duque
de la dicha ciudad de Arcos, nuestro agüelo y señor, por todos los largos días y años
de su vida, que quiera Dios que sean muchos y despues de ellos, nos los dichos
marqueses y los duques de Arcos que fueren despues de nuestras vidas, como arriba
está dicho.
Yten es condición que nosotros los dichos marqueses de Zahara y quien despues
de nos nos sucediere en el dicho patronadgo, avemos de nombrar y presentar tres
monjas que entren en él, y una de ellas a de ser del linage de doña Catalina de
Góngora Gil, vezina desta villa y las otras dos las personas que nosotros quisieremos
y los dichos patronosquisieren, a nuestra voluntad y suya y a las que assí nombrásemos
se es a de dar el ábito y profeçión de velo negro, sin dote, alimentos, ni propina alguna,
salvo si ellas de su voluntad quiseren dar los dichos alimentos y propinas, porque no a
de ser por obligación y muertas las que entraren primero, como fueren muriendo las
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
tales, avemos de yr nombrando otras en su lugar, de suerte que siempre a de aver tres
monjas vivas en el dicho convnto, sin dote, una del linage de la dicha Doña Catalina
de Góngora Gil y dos, las que yo y los dichos patronos quisieremos nombrar y elegir,
y por quanto agora nombramos dos monjas del linage de la dicha Doña catalina de
Góngora que son: Doña Francisca de Angulo y Doña maría de Fontanilla sus primas,
que la dicha doña catalina pidió, por la dicha escritura y con ella a de entrar otra de las
que nosotras avíamos de nombrar y assí se declara que el uno de los nombramientos
de las dichas dos primas era de los nuestros y a suplicación de la dicha Doña Catalina
se lo damos anticipado y en la primera vacante de las dos avemos de nombrar en
lugar de ella, la que quisieremos, sin tener atención al linage de la dicha Doña Catalina
de Góngora, más que en la última que vacare de las dos que aora entran, que en
aquella vacante se a de nombrar de su linage, y por quanto tenemos particular deboción
con los religiossos del convento de Santa Eulalia de la Oliva, estramuros desta villa a
quién, la casa de Arcos, a estimado como lo merece y a merecido su buena vida y
exemplo, y assí an sido regalados y socorridos desta cassa y se haze y hará con
mucho cuydado y siempre que tratamos desta fundación ponemos por prinçipal yntento
que los dichos religiosos recoletos del dicho convento an de confessar las monjas del
y administrar y hazer todo aquello que los religiosos hazen en los conventos de monjas
y assi lo ponemos por espressa condición y otorgamiento, desta escritura, sin que esto
se pueda mudar ni alterar so pena de la nulidad de la escritura y que no valga en
manera alguna.
Y que en cada un año para siempre jamás, el dicho convento y monjas del an
de tener obligación de hazer y çelebrar, con toda solemnidad en el dicho convento una
fiesta de la Concepción de Nra. señora en su día o en su octava, el día que de ellos
eligieren los patronos que nos suçedieren, la qual se a de çelebrar, por nuestra yntençión
y en ella se a de dar ve la a nos los dichos patronos y despues de nosotros a el patrono
que nos sucediere para siempre jamás.
Y que a la dicha Catalina de Góngora y se an de guardar y cumplir todas las
condisciones, gravámenes que les tenemos concedidas y se contienen en la dicha
escritura de adjudicación.
Y que reservamos en nos y en cada uno de nos, por todos los días y años de
nuestras vidas, el declarar las dudas que resultaren desta escritura e interpretallas y
añadir y quitar lo que nos pareciere, con que no se toque a lo sustancial, ni sea cosa
contraria a las condiciones de suso referidas, sino antes para mayor validación y
firmeza dellas, que para esta fundación se a de ganar licencia y aprovación del señor
Arzobispo de Sevilla y las deás que fueren nesçesarias para poner en efeto esta
fundación.
Que todos estos capítulos y condiciones y cada uno dellos los a de aprovar y
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Juan Luis Ravé Prieto
confirmar el superior de la dicha orden seráfica del señor San Francisco que tuviere
facultad para ello y dar poder a persona que açete esta escritura y al convento facultad
para fundarsse y para que luego que lo sea por ante escrivano público y testigos, en
forma, precediendo sus tratados, haga asiento en esto y aprueve esta escritura y se
obligue de cumplilla, con las solemnidades, para ello necessarias.
Y con condición que las dichas licencias y facultades y la cassa del dicho
convento a de estar hecha de manera que en él puedan vivir las monjas en regla y
comunidad, dentro de dies y ocho meses contados desde dies y siete días del més de
Setiembre presente y si no estuviere fecho lo susodicho, en la dicha disposición, que
por el mismo casso esta escriptura a de ser en si, ninguna y nostros avemos de
quedar libres y disponer de nuestros bienes, como nos pareçiere y como si no la
uvieramos otorgado.
Y con condición que tantas quantas vezes diécemos al dicho convento en
limosna, para las obras del u otros gastos nosotros o los duques de Arcos que suçedieron
en el dicho patronadgo quatro mill ducados de oro, tantas vezes nos a de quedar
facultad de nombrar otra monja, la que quisieremos que entre y se reciba en el dicho
convento, sin dote, alimentos, ni propina, como las demás y con declaración del dicho
convento que a reçibido la dicha limosna, tanta quantas vezes tuvieramos declaraçión
de aver dado, la dicha cantidad, tantos nombramientos avemos de tener y los dichos
nuestros suçesores para siempre jamás.
Todas las dichas condiçiones y cada una dellas, se nos an de guardar y cumplir,
como en ellas se contiene, agora y en todo tiempo, y por qualquier dellas, que no se
guarde eesta escritura a de ser en sí ninguna y de ningún valor y entero.
Otrossí es condición que el dicho çenso de seis mill ducados lo avemos de
poder redimir y quitar en seis vezes, con que ninguna sea de menos de mill ducados y
estos se an de depositar para bolbellos a ymponer sobre personas y vienes libres y
espuros de toda carga o comprar con ellos bienes raizes, para el dicho convento, la
que mejor les estuviere, que es lo que procuraremos siempre y haran lo mesmo los
Duques de Arcos que nos sucedieren.
Y con las dichas condiçiones y en la manera que dicha es de agora para quando
el dicho convento este fundado en la forma que está dicho nos desapoderamos y
desistimos, abrimos y partimos mano del derecho y acción que tenemos a todos
nuestros bienes y doçe en quanto a la cantidad de este censso y con los de evisióny
saneamiento y contra quales quier persona nos perteneçe, lo renunciamos, cedemos
y traspasamos en el dicho convento a el qual y a su mayordomo, en su nombre,
damos poder y cumplida facultad para que en lo mejor y más seguro de nuestros
bienes y dote, tome la poseción del dicho çenso y en el entretanto que la tome nos
constituymos por ynquilinos, tenedores y poseedores del dicho censo y bienes sobre
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
que se ympone para se lo dar y acudir con él, luego que fuere hecha la dica fundación
y se nos pida y demande y nos obligamos a la evisión e saneamiento en forma Exa. y
que si estom saliere yncierto se nos pueda exigir por los dichos seis mil ducados de
principal para cuya liquidación queremos que vaste el juramento hecho por parte del
dicho convento o del quién tuviere su poder, en que lo difirimos como si fuse dada en
juyzio contraditorio, sin que se requiera otra provança ni liquidaçión alguna de que le
relevamos y renunciamos el derecho de laçitación a el cumplimiento de lo qual
obligamos nros. bienes y rentas avidos y por aver y otrossí obligamos e ypotecamos
por especial y espressa obligación e ypoteca, sin vicio de la general, ni por el contrario,
todos nuestro bienes libres y docte de mi la dicha marquesa, para que todo esté
obligado e ypotecado a la paga de todo lo contenido en esta escritura, y no se pueda
vender ni enagenar, sin la carga esta ypoteca y lacuenta y enagenacón que en contrario
se hiziere sea en sí ninguna y no valga y aunque esten enagenados y en poder de
tercero se pueda enaxenar en ellos como en los demás de nuestros bienes y damos
poder cumplido a las justiçias del Rey nuestro señor, de qualesquier parte, para que
nos compellan y apremien y a nuestros bienes a el cumplimiento de lo que dicho es
como por sentencia difinitiva de jues competente, consentida y no apellada y passada
en cosa jusgada y renunçiamos las leyes de Nra. defenssa y la que prohibe la general
renunciación, y yo la dicha marquesa renuncio las leyes del Emperador Justiniano,
Senatus Consulto Veleyano y nueva constitución, leyes de Toro y partida y las demás
que son en favor de las mugeres, del efeto de las quales me apersivio el escrivano de
yuso escrito, en especial, que avía por mitad derecho, que si no la renunciava, no avía
efeto lo que otorgava y porque quiero que lo tenga lo renuncio y ambos, los dichos
otorgantes juramos por Dios Nro. Señor y por una señal de la cruz que hazemos con
los dedos de nuestras manos derechas de aver por firme esta escritura y de no yr ni
venir contra ella yo el dicho Marqués, por ser menor de veinte y çinco años y de edad
de más de veinte y yo la dicha marquesa, de edad de catorze años, ni alegaremos dolo
ni lesión enorme ni enormísima, ni pediremos beneficio de restitución in intrigum, ni yo
la dicha marquesa , me opondré por mi carta de dote arras y bienes, parafrenales
hereditarios, ni mitad de multiplicado ni por el privilegio ni prerrogativa dellos, ni por
otro nengún derecho, nicausa que de pressente, e adelante me competa y el que
tengo, y por lo dicho me perteneçe , lo renuncio y no alegaré que para el otorgamiento
desta escritura e sido ynducida ni apremiada por el dicho Marqués de Zahara mi Sr.
e marido, antes declaro que la hago y otorgo de mi grado, libre y espontanea voluntad,
porque la mía siempre lo a sido de hazer esta fundaçión y declaro que no tengo fecho,
ni haré juramento, protestación, ni reclamación, en contrrio deste y si alguno pareciere,
lo renuncio y deste que agora hazemos, ambos, los dichos marqueses, prometemos
de no pedir absolución, ni relaxación a nro. muy santo Padre, ni a otro juez, ni perlado,
51
Juan Luis Ravé Prieto
que poder tenga para noslo conceder, y aunque sin pedillo se nos conçeda, no lo
açetaremos y todavía se guarde y cumpla esta escritura. Que es fecha e passo en la
villa de Marchena, estando en las casas Palacio del Duque de la ciudad de Arcos, mi
Señor, lunes veinte y çinco dias del mes de setiembre de mill y seisçientos y veinte y
tres años y los dichos Marqueses mis señores a quien yo el escrivano doy fee que
conozco, lo firmaron de sus nombres, siendo testigo, el licenciado fernando de Requena,
presbítero, y Diego Nuñez de Prado y don Antonio de Villegas, vezinos desta villa.
la Marquesa de Zahara
Luis Gregorio Flores Scrivano público de Marchena
<A.H.N.Nobleza. Sec. Osuna. L. 171, 3>
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Nº 8
1651, octubre, 5, Marchena
Yo Pedro Caro presbytero, notario público apostólico y de la Vicaría de la
villa de Marchena de el Arzobispado de Sevilla, certifico y doi fee a todos los
que el presente testimonio de fundación vieren y leieren, como en el año del
nacimiento de Nuestro Salvador Jesuchristo de mil seiscientos y cinquenta y
uno y de el pontificado de Nuestro muy Santo Padre y Sr. Innocencio, por la
divina providencia Papa décimo, aviendo ia entrado en el octavo año de su
pontificado, indicción quarta, siendo Arçobispo de la dicha ciudad de Sevilla y
deste arçobispado el Illustrissimo y reverendíssimo Sr. Don Fray Domingo
Pimentel, de el concejo de Estado de su Magestad, mi Señor y Reinando don
Phelipe Nro. Sr., año 28 de su reinado y siendo Señor de esta dicha villa el
Exmo. Sr. Don Rodrigo Ponce de León, Duque de la ciudad de Arcos, Marqués
de Zahara, conde de Bailén y de Cassares y Señor de la villa de Marchena y de
la casa de Villagarcía, mi Señor,. Moviéndole a su Exa. de el dicho Señor Duque
de Arcos el efecto que a tenido y tiene a la orden del seraphico Padre S. Francisco
y su religión Capuchina, de fundar, hazer y fabricar un convento para que el
dicho orden fundasse en esta dicha villa, pidió instancia del dicho Señor
Arçobispo le concediesse licencia para la dicha fundación y su Illustríssima
del dicho Sr. Arçobispo, considerando el provecho que de la dicha fundación
se avía de seguir a las almas y honra de Dios Nuestro Señor mando que su
provisor despachasse edicto haziendo saber a todos el intento de su Excelencia
el dicho Señor Duque de Arcos y si alguna persona se hallase agraviada en
hazer la dicha fundación, pareciesse ante su Md. a contradecirlo y alegar de
su justicia, que sería oído de su derecho, como más largamente, en dicho edicto,
se contiene; el qual por mi el presente notario fue leído y publicado en la Iglesia
Mayor de san Juan Baptista desta villa, al tiempo del offertorio de la misa
maior que en ella se dixo el domingo quinze del mes de Octubre deste presente
año de la fecha y saqué un traslado autorizado en pública forma y lo fijé en
una de las puertas principales de la dicha Iglesia, donde estuvo tres días según
por dicho edicto se mandó de todo lo qual yo el notario di fee que dicho edicto
y fee de su lectura y cumplimiento fue remitido a la dicha ciudad y Audiencia
Arçobipal y por no aver parecido persona alguna que contradijesse la dicha
fundación, vistos los autos, Su Illma. del dicho Arçobispo, mi Señor, concedió
su licencia al dicho Sr Duque de Arcos y a el Padre Fray Bernardino de Granada,
provincial de la dicha orden de Capuchinos desta provincia de Andaluzía, para
poder erijir y fundar el dicho convento, que fue dada en al dicha ciudad de
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Juan Luis Ravé Prieto
Sevilla a los veinte y tres días del dicho mes de Octubre del dicho año de
seiscientos y cinquenta y uno por ante Don Juan de Arroyo susecretario de la
dignidad que su thenor de ella es como sigue:
Nos don Fray Domingo Pimentel, por la gracia de Dios y dela Santa Fe
Apostólica, Arçobispo de Sevilla, de el Concejo de su magestad etc. Por quanto
el Sr. Duque de Arcos, con zelo de la honrra y servicio de Dios, Nuestro Señor,
y particular devoción que tiene a la sagrada religión de los Capuchinos, nos a
manifestado que decea erijir y fundar, en su Villa de Marchena, un convento de
la dicha orden de Capuchinos y para ello nos a pedido nuestro beneplácito y
licencia, lo qual, por nos visto, y aviénndose hecho de nuestro orden y mandado,
por nuestro Provisor y vicario General, las diligencias necessarias, dando edictos
con términos competentes y no aviendo salido persona alguna a contradecir la
dicha fundación y dado y pronunciado auto judicial de poderse dar la dicha
liçencia y aviéndonos reconocido que la dicha fundación es conveniente para
el servicio de Dios Nuestro señor, y que de ella a de resultar mucha utilidad y
consuelo a la dicha villa de Marchena.. Por tanto, por el thenor de la presente,
por lo que a nos y a nuestra jurisdicción ordinaria toca, en la mejor vía y
forma que podemos y de derecho devemos, damos licencia y facultad, tan
bastante, como de derecho se requiere a el dicho Duque de Arcos y a el Pe. Fr.
Bernardino de Granada, Provincial de la dicha orden de capuchinos y de esta
provincia de Andaluzía para que puedan hazer erijir y fundar el dicho convento
de religiosos capuchinos en la dicha villa de Marchena en el sitio y lugar que
mejor les paresciere al dicho Sr. Duque de Arcos y para que puedan edificar y
tener Yglesia y poner en ella el Sanctíssimo Sacramento, con todos los demás
requisitos y calidades que tienen otros conventos del mismo orden y esta dicha
licencia, concedemos sin perjuizio de la Parrochia en cuio distrito se fundare
el dicho convento, y de sus derechos parrochiales en especial, que si alguna
persona se mandare enterrar en el dicho convento de capuchinos aia de enterrar
el cuerpo y hazer por entero la Parrochia y levar los derechos que disponen las
constituciones synodales de este arçobispado y todas las ofrendas y cavos de
año y la quarta de las misas que se ovieren de dezir y para que en todo tiempo
conste de el dicho derecho se de y entregue a la fábrica de la dicha iglesia
Parrochial y a su Mayordomo una copia authorizada de esta licencia para que
se ponga en el protocolo con los demás títulos de ella, que para todo lo susodicho
y lo a ello anejo y dependiente damos y concedemos la dicha nuestra licencia y
facultad en testimonio de lo qual mandamos dar y dimos la presente, firmada de
nuestro nombre, sellada con el sello de nuestras armas y refrendada de nuestro
secretario de Cámara. Dada en nuestro palacio Arçobipal de Sevilla a veinte y
54
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
tres días del mes de Octubre de mil seiscientos y cinquenta y un año. Fray
Domingo Arzobispo de Sevilla. Por mandado del Illustrisimo y Reverendísimo
señor Arçobispo mi Sr. Don Juan de Arroio. (...)34
<A.H.N. Nobleza. Sec. Osuna L. 171, 4, 60>
La segunda parte de esta escritura se refiere a la fiesta y consagración del edificio. Ya fue transcrita
en J. L. RAVÉ PRIETO, «Fiesta y poder en la Marchena de la Edad Moderna» Actas XII, Marchena, 2008,
pp. 76-78
34
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Juan Luis Ravé Prieto
Nº 9
1835, octubre, 26, Marchena
Extracto de unos apuntes sacados de los archivos de los conventos
que se mencionan, reducido a lo que puede interesar a los derechos de Exmo.
Señor Duque de Osuna, Arcos, etc. (...)
Convento de Capuchinos
En poder del guardian de Capuchinos último se halla la bula original de su
fundación por el Exmo. Señor Dn. Rodrigo Ponce de León en el año de 1650.
En la escribanía de cabildo dicen los apuntes que está el testamento del dicho
Exmo. Duque.
En el legajo no. 17 de archivo todos los antecedentes y sucesos de su
fundación, según los mismos apuntes.
Está contiguo al palacio ducal y de tal modo que casi forma un mismo edificio
con comunicación al convento por tribunas y por escalera que sale a una puerta
de la iglesia, cuya puerta solo usaban los Exmos. Duques.
En las escribanías públicas de esta villa hay escrituras del año en que el
referido señor compró las casas de la calle del Moral para su fundación.
Estos religiosos han sido mantenidos y conssiderados capellanes de la casa
hasta hace tres años que cesó su pago por la corta cobranza que se hacía.
La huerta del convento es una parte del parque correspondiente al palacio
y cedido temporariamente para cerco de los padres y aún en tiempos de la
Exma. Señora, que acaba de pasar a mejor vida, se volvió a agregar al dicho
parque y se cedió últimamente a los padres a su petición. la época en que la
huerta del parque volvió a la casa fue por los años 1804, 1805, etc. hasta el de
1808, que mandó S.E. darla a los padres.
En este convento existe una pintura de mucho mérito y valor que colocaron en él
los Exmos. Duques de su propiedad, este famoso cuadro fue conocido por el Exmo.
Sr. Principe de Anglona que ia parece que tenía antecedentes de su mérito.
Marchena 26 de octubre de 1835
< A.H.N. Nobleza, Sec. Osuna. Cartas L. 504, 3>
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Nº10
1836, mayo, 13, Madrid
/Informe del archivo general de la casa sobre la fundación de san pedro Martir/
En vista de la reclamación que el crédito público del situado anual que la casa de
S.E. pagaba al convento de San Pedro Martir, orden de Santo Domingo, de su villa de
marchena se ha reconocido este archivo general de mi cargo y resulta que el Duque
de Arcos Don Rodrigo en esra. otorgada en Marchena ante Juan Ruiz en 1 de Mayo
de 1520, con el provincial de andalucía de se convinieron en que S.E. edificase en
dicha villa a su costa al convento titulado de san pedro Martir, bajo diferentes pactos,
uno de ellos de dar S.E. de sus bienes anualmente 80.000 mrs. para sustento de los
religiosos que se obligaban a mantener 20 individuos en las casas que a este fín había
dejado el presbítero Bartolomé sanchez Bonilla y por el testamento y codicilo, bajo
cuya disposición mandó finalizar la fábrica de dicha casa, les mandó situar sobre sus
villas de Marchena y Arcos 23.000 mrs. cuyas cantidades hacen la suma de 103.000
mrs, que hacen 3.139 reales y 26 mrs.
Esse mismo Señor dejó agregados al antiguo Mayorazgo de Arcos el patronato
del referido convento, la Iglesia, con entierro en la capilla mayor dellla y porción
considerable de bienes, los cuales fundó gravar con esta pensiónmcomo libres, pero
habiendose extinguido el convento falló el convenio y no es de creer tenga derecho el
crédito público a exigir cosa alguna.
Se debe tener presente que a la casa de S.E. el Duque Conde mi señor, le
corresponde un censo de 70 ducados de renta y tributo en cada un año, contra el
referido convento, por 1400 de pral. cargados sobre un molino de aceite, 70 aranzadas
de viña y diferentes pedazos de olivares, por escritura otorgada en Marchena a 13 de
Abril de 1685 ante Jose Figueredo Andrade escribano público.
Es cuanto puede informar este Archivo. Madrid 9 de Mayo de 1836.
Santiago Apesteguia.
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Juan Luis Ravé Prieto
Nº 11
1852, abril, 24, Marchena
Pero si las Iglesias anteriores no encierran grandes obras, la de
Capuchinos, situada sobre el mismo suelo que ocupó el Anfiteatro Romano,
guarda cuidadosa dos de lo más brillante que puede producir la inteligencia
humana. La primera es una estatua arrogantísisma del inolvidable escultor
sevillano Juan Martínez Montañés. Figura un San Francisco en penitencia,
con las disciplinas y un crucifijo en las manos. Tiene toda la austeridad de un
cenobita, con toda la dulzura de un santo. ¡Qué actitud, qué ropage, qué herida!.
No parece sino que el Montañés se transportó al cielo para ejecutarla. La
segunda es un precioso boceto en tabla, grande y bellísima pintura que
representa una Piedad, obra inapreciable del celebérrimo Leonardo de Vinci,
gran maestro y fundador de la de la verdadera escuela Lombarda. Esta creación
embelesadora fue regalada por el Rey Carlos II a los Duques de Arcos. Vinculada
entre los bienes de estos señores, era un objeto de cuidado y predilección. En
1835, para librarla del secuestro general, la escondieron en una casa de
Marchena, donde con el deseo de quitarle algunas manchas, la lavaron con
legía y jabón, y la echaron en parte a perder. El Niño parece que ríe de alborozo.
Por fortuna se conserva en buen estado. La cabeza y las manos de la Señora,
también se conservan, pero el vestido y el campo desaparecieron a los rudos
ataques de la ignorancia y de la barbarie. ¡Qué lástima de pintura!. Algunas
otras obras de segundo orden posee esta Iglesia, con especialidad un excelente
crucifijo de marfil, de una expresión ternísima, la cual indica, con mucha filosofía
el amor que nos tuvo el Salvador, cuando por nosotros y para nosotros espiró
en el leño Santo de la Cruz.
El padre Teodomiro de Carmona, su Capellán sugeto apacible y cariñoso,
el cual me distinguió sobremanera, tiene en sus habitaciones, de su propiedad
particular, dos apreciables bocetitos de la escuela sevillana, pintados con suma
maestría.
GOMEZ AZEVES, A., Recuerdos de Marchena. Marchena Pintoresca. Sevilla,
1863. Carta segunda. pp. 53 y 54.
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Arrabal histórico
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
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Juan Luis Ravé Prieto
Claustro de Santa Clara. Galería inferior.
Claustro de Santa Clara. Las monjas con el retrato de Sor María de la Antigua.
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Claustro de Santa Clara. Galería superior. 1976.
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
61
Juan Luis Ravé Prieto
Claustro de Santa Clara. Galería inferior. 1976.
62
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Convento de Santa Clara. Plano del conjunto.
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Iglesia del convento jesuita de la Encarnación
Juan Luis Ravé Prieto
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Torre de Santa María. Traza de Hernán Ruíz II.
65
Juan Luis Ravé Prieto
Monumento de San Juan.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Custodia de Francisco de Alfaro.
67
Juan Luis Ravé Prieto
Custodia. Detalle del cuerpo principal.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Sebastiano Serlio. Libro tercero. Arco dei Gavi en Verona.
69
Juan Luis Ravé Prieto
Custodia. detalle de un capitel.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Sebastiano Serlio. Libro cuarto. Capitel.
71
Juan Luis Ravé Prieto
Custodia. Frontispicio del segundo cuerpo.
72
Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Miguel Ángel. Estudio para la porta Pía
de Roma. Casa Buonarotti.
Sebastiano Serlio. Libro cuarto.
Repertorio decorativo. Fuente para la
menuda decoración de la custodia.
Grabado de Cornelis Cort a partir del
original de Tiziano.
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Juan Luis Ravé Prieto
Vasco Pereira, 1576. Parroquia de San Juan. Antes en el retablo de la capilla del
palacio ducal.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Cristo Varón de Dolores sostenido por
ángeles. Antigua Carcel de Marchena,
actualmente en la alcaldía. Anónimo
sevillano hacia 1600.
Grabado de Rafael Sadeler, 1590. A
partir de un original de Marco Agnolo dil
Moro, pintor manierista de Verona.
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Juan Luis Ravé Prieto
Virgen del Amparo. Atribuida a Giovanni Nicolao. Colegio de Santa Isabel
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Grabado de Jerónimo Wierix
La visitación con santos. Juan Bautista de Amiens.
77
Juan Luis Ravé Prieto
Virgen de Gracia. Roque Balduque.
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Patrimonio histórico, mentalidad y fundaciones en la villa de Marchena...
Calvario de Santa María de la Mota
Cristo de la Vera Cruz
La Soledad
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Juan Luis Ravé Prieto
Lienzo que reproduce a la Soledad del
convento de la Victoria de Madrid en su
altar. S. Agustín Marchena.
Alegoría del Dulce Nombre de Jesús.
Grabado de Rafael Sadeler.
Iglesia del convento de la Concepción
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Aparición de la Virgen a San Félix de
Cantalicio. Atribuida a Sebastián de
Llanos Valdés. Antiguo Convento de
Capuchinos, hoy en San Agustín.
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