“2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones VERSION PRELIMINAR SUSCEPTIBLE DE CORRECCION UNA VEZ CONFRONTADO CON EL ORIGINAL IMPRESO (S-1587/14) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,.. Artículo 1º.- Institúyase el requisito de acuerdo del Senado de la Nación para la designación de los representantes designados por el Poder Ejecutivo Nacional que le corresponden al Estado Nacional en la Presidencia, Directorio, Sindicatura y Comisión Fiscalizadora de Empresas del Estado, Sociedades del Estado, Sociedades Anónimas con participación Estatal Mayoritaria, Sociedades Anónimas con participación Estatal Minoritaria, Sociedades de Economía Mixta, bancos y entidades financieras oficiales, y todo ente o patrimonio de afectación con fines comerciales o industriales en que el Estado Nacional o sus entes descentralizados tengan participación de capital o en la formación de las decisiones societarias, independientemente de que dicha participación sea estatutaria y permanente o accidental e informal. Artículo 2º.- Esta ley es de orden público. Artículo 3º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. Adolfo Rodríguez Saa. – Liliana T. Negre de Alonso. – FUNDAMENTOS Señor Presidente: La actividad empresarial del Estado en la Argentina se inició en el siglo XIX con la creación de organismos financieros provinciales y nacionales como el Banco de la Provincia de Buenos Aires y el Banco Hipotecario Nacional, y servicios públicos como el sistema de correos y los ferrocarriles. En las primeras décadas del siglo XX el Estado incrementó su participación en actividades comerciales e industriales en rubros que se consideraban estratégicos, como por ejemplo la explotación de petróleo (creación de YPF en 1922) o la fabricación de aviones (creación de la Fábrica Militar de Aviones en 1927). Pero fue durante la Segunda Guerra Mundial que el papel del Estado se amplió “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” notablemente, como respuesta a las condiciones restrictivas del contexto internacional. Así, por ejemplo, en 1941 se crearon la Flota Mercante del Estado y la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), que concentraron y desarrollaron numerosas plantas industriales y mineras. En la segunda posguerra, y de la mano del tres veces Presidente de la Nación, Teniente General Juan Domingo Perón, el Estado Argentino extendió su presencia empresaria hacia un conjunto de ámbitos menos tradicionales. Se nacionalizaron las principales empresas de servicios de transporte y comunicaciones, y el Estado ingresó también en actividades industriales: empresas químicas, farmacéuticas, metalúrgicas y eléctricas, aeronáuticas y mecánicas1.También durante este período se dio una creciente participación en el capital social de empresas privadas debilitadas económicamente: el Estado canjeó deudas fiscales y previsionales por acciones, pero a raíz de que los problemas de algunas empresas subsistieron o se agudizaron, algunas de éstas terminaron directamente bajo control estatal2. A partir de 1976 la intervención del Estado fue cuestionada por los grupos en el poder político y económico. La crítica al estado empresario lo señalaba como la principal causa del déficit del sector público y el creciente proceso inflacionario, y estaba inserta en un contexto internacional caracterizado por el cuestionamiento de las ideas keynesianas. En este período el Estado se desprendió de numerosas participaciones en empresas pero mantuvo bajo su órbita las empresas de mayor tamaño y relevancia, llevando adelante un proceso de desindustrialización selectivo. Sin embargo, muchas de las empresas públicas que continuaron bajo la órbita del Estado siguieron acumulando importantes déficits operativos, sobre-endeudamiento, desinversión, una ineficiente asignación de recursos, altos índices de incobrabilidad, deterioro tarifario, y un cúmulo importante de demandas judiciales3. Es por esta razón que hacia fines de 1980, 120 empresas en poder del sector público ya habían sido privatizadas, disueltas, liquidadas, entregadas en comodato, concesionadas o transferidas a la justicia, y otras 46 estaban en proceso de privatización. También se había vendido la participación accionaria de 207 empresas y más de 40 se habían dado de baja por quiebra4. 1 Rougier, Marcelo: "El Estado y sus empresas en el desempeño económico argentino de la segunda mitad del siglo XX. Una revisión necesaria", IX Congreso Internacional de la Asociación Española de Historia Económica, Murcia, 2008, p. 1. 2 Ibid, p. 10. 3 Ibid, p. 21. 4 Ibid, p. 20. “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” Este proceso de retiro del Estado de su rol empresario encontró su punto de máximo desarrollo en la década de1990, con la promulgación de las Leyes de Reforma del Estado (Ley Nº 23.696) y de Emergencia Económica (Ley Nº 23.697). La primera norma estableció, entre otras medidas, que las empresas públicas podían ser privatizadas mediante decretos, dando la posibilidad a los acreedores del Estado o sus empresas de capitalizar sus créditos. A fines del siglo XX ya no quedaban rastros del viejo estado empresario de la posguerra. Del total de 89 empresas públicas nacionales registradas hacia 1990, 27 habían sido privatizadas, 12 concesionadas, 2 se encontraban en proceso de privatización, 30 habían sido liquidadas o estaban en proceso de liquidación, y sólo permanecían 18 en funcionamiento, aunque algunas habían sido reestructuradas5. Durante el proceso de recuperación de la crisis de 2001 y 2002, el Estado volvió a participar en las actividades comerciales e industriales que hasta ese entonces estaban en manos privadas, revisando así la política de privatizaciones de los años 90. Lo hizo mediante la rescisión de concesiones, estatizaciones, nacionalizaciones o expropiaciones. Por mencionar sólo algunos ejemplos, a través del decreto 721 del año 2004 se creó la empresa "Correo Oficial S.A."; también en el año 2004 la Ley Nº 25.943 creó la empresa "Energía Argentina S.A." (Enarsa); el decreto 304 del año 2006 dispuso la constitución de la sociedad anónima "Agua y Saneamientos Argentinos S.A." (AySA); la Ley Nº26.466 declaró de utilidad pública y sujetas a expropiación las acciones de las empresas Aerolíneas Argentinas y Austral y de sus empresas controladas; y, más recientemente, la Ley Nº 26.741 permitió la participación mayoritaria del Estado en el capital social de YPF. Por otro lado, a partir de 2008 la Ley Nº 26.425 de estatización del régimen previsional permitió que la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) ingresara con participación accionaria en gran cantidad de empresas que cotizan en bolsa. A partir de lo dispuesto en el Título II de dicha norma, los recursos que integraban las cuentas de capitalización individual de los afiliados y beneficiarios del régimen de capitalización fueron transferidos en especie a la ANSES, pasando a integrar el Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS) creado por el Decreto 897 del año 2007. En este punto es importante aclarar que actualmente la tenencia accionaria del Estado se traduce en el derecho a la elección de Directores en proporción a la cantidad de votos que esa tenencia accionaria otorgue. Esto último fue resultado de lo establecido en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) Nº 441 del año 2011, que derogó el inciso f) del artículo 76 de 5 Ibid, p. 22. “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” la Ley Nº 24.241, el cual limitaba el ejercicio del derecho a voto hasta un 5%, cualquiera fuera la tenencia accionaria en la compañía. Como resultado conjunto de lo establecido por la Ley Nº 26.425 y el DNU 441 del año 2011, el FGS -y por lo tanto la ANSES- pasó a ser un accionista de peso en varias compañías, con importantes participaciones en materia de tenencia del capital social, derecho a voto en asambleas, y elección de miembros del Directorio. De hecho, actualmente el FGS posee importantes participaciones accionarias superiores al 5% del capital social en 40 empresas privadas, y en prácticamente la mitad de esos casos la participación accionaria supera el 20%. Participación del FGS en Empresas Privadas Empresa Participación del FGS sobre el Capital Social Empresa Participación del FGS sobre el Capital Social Banco Macro S.A. 30,97% HOLCIM - Juan Minetti S.A. 11,31% San Miguel S.A. 26,96% Capex S.A. 10,73% Gas Natural BAN S.A. 26,63% Aluar Aluminio Argentino S.A.I.C. 9,35% Consultatio S.A. 26,62% Grupo Clarín S.A. 9,00% Edenor S.A. 26,81% Metrovías S.A. 8,55% Distribuidora de Gas Cuyana S.A. 26,12% Metrogás S.A. 8,13% Siderar S.A. 26,03% BBVA Banco Francés S.A. 7,90% Telecom Argentina S.A. 24,99% Euromayor S.A. 6,25% Transportadora de Gas del Sur S.A. 23,11% Quickfood S.A. 5,27% Pampa Energía S.A. 23,23% Banco Hipotecario S.A. 4,94% Grupo Concesionario del Oeste S.A. 21,56% IRSA S.A. 4,48% Mirgor S.A. 21,54% Central Puerto S.A. 3,95% Emdersa S.A. 20,96% Cresud S.A. 3,56% Grupo Financiero Galicia S.A. 21,28% Alto Palermo S.A. 1,38% Importadora y Exportadora de la Patagonia S.A. 20,68% Transportadora de Gas del Norte S.A. 0,73% Ledesma S.A. 0,38% YPF S.A. 0,01% Molinos Río de La Plata S.A. Transener S.A. Socotherm Americas S.A. 0,01% 19,57% 6,11% Alpargatas S.A.I.C. 0,01% Solvay Indupa S.A. 16,71% Edesal Holding S.A. 20,96% Banco Patagonia S.A. 15,29% Eggsa Holding S.A. 20,96% Endesa Constanera S.A. 13,40% Edesa Holding S.A. 20,96% Camuzzi Gas Pampeana S.A. 12,65% Petrobrás Argentina S.A. 11,85% Petrobás Energía S.A. 11,85% Inversora Eléctrica de Bs.As. S.A. 2,09% Fuente: Sitio web oficial del FGS: http://fgs.anses.gob.ar/participacion Cabe remarcar, asimismo, que las compañías en las que el FGS tiene participación accionaria se encuentran entre las más relevantes de la Argentina en términos de facturación y generación de empleo, además de estar presentes en sectores estratégicos de la economía, como el de servicios públicos, hidrocarburos, industria y bancos. Es indudable que en los últimos años el Estado Nacional ha reforzado su papel de operador económico. En atención a ello no es ocioso tener presente que nuestra historia nos ha enseñado que la participación estatal en las actividades comerciales e industriales puede implicar grandes beneficios para la sociedad, pero también grandes riesgos. Como hemos señalado anteriormente, el rol de estado empresario fue creciendo a lo largo de la historia argentina hasta alcanzar su punto culmine en la segunda posguerra con la presidencia del Teniente “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” General Juan Domingo Perón, para luego debilitarse hasta prácticamente desaparecer por completo en la década de 1990. También hemos señalado que la reducción de la Estado en empresas dedicadas a actividades industriales coincidió con un escenario en el que empresas exhibían una administración deficiente financiera deficitaria6. participación del comerciales e varias de estas o una situación Los riesgos que hoy en día amenazan las finanzas del Estado son prácticamente los mismos. Las actividades del Estado como operador económico traen aparejados riesgos intrínsecos y, por lo tanto, siempre latentes. Existe el riesgo de que las empresas en las que el Estado posee el control sean mal administradas, y que, además de poner en amenaza el equilibrio de las finanzas públicas, se ponga en riesgo la provisión de bienes estratégicos para la sociedad. También aquellas empresas en las que el estado participa de forma minoritaria a través del FGS son de gran importancia, pues en su destino están en juego, ni más ni menos que las futuras jubilaciones y pensiones de los argentinos. La participación accionaria que la ANSES y el FGS mantiene en dichas compañías privadas es en representación de los jubilados y pensionados –actuales y futuros–, que son los verdaderos dueños de los fondos invertidos. En este sentido, el Sistema Previsional Público debe entenderse como un bien público, cuya correcta administración reviste prioridad para el Estado Nacional, en cuanto opera como garantía de cobertura e inclusión social. Sin ir más lejos, en los considerandos del DNU 441 del año 2011 mencionado anteriormente se argumenta que el derecho a voto de la ANSES y el FGS “no es otro que el de los aportantes y beneficiarios del régimen previsional público”, por lo que es necesario “hacer valer su tenencia en igualdad de condiciones con el resto de los inversores; con el objeto de garantizar el conocimiento pleno del accionar de las sociedades en las cuales participa, resguardando los intereses y la preservación de los activos del fondo”, que son “inversiones destinadas a garantizar las prestaciones propias de la seguridad social”. De esta manera, la designación de Directores en empresas privadas por parte de la ANSES y el FGS reviste una enorme significancia: consiste en representar el derecho a voto de los jubilados y pensionados, y en velar porque en todo momento se resguarden las inversiones y los recursos del sistema previsional. 6 Rougier, Marcelo: Op. Cit., p. 21 “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” El desafío que planteamos con esta iniciativa es crear un nuevo procedimiento institucional que permita al Estado potenciar los beneficios y a la vez evitar los riesgos de la persecución directa del interés público por medio de instrumentos comerciales y empresariales. Creemos que ese procedimiento debe estar orientado a garantizar la idoneidad de los representantes del Estado que la administración pública nombra en las entidades a través de las cuales participa en dichas actividades, y estamos convencidos de que la mejor forma de garantizar dicha idoneidad es que esa designación requiera el aval de un cuerpo colegiado como el Senado de la Nación. En este sentido, el presente proyecto de ley propone instituir el requisito de acuerdo del Senado de la Nación para la designación de los representantes de la Administración Pública que le correspondan al Estado Nacional en la Presidencia, Directorio, Sindicatura y Comisión Fiscalizadora de Empresas del Estado, Sociedades del Estado, Sociedades Anónimas con participación Estatal Mayoritaria, Sociedades Anónimas con participación Estatal Minoritaria, Sociedades de Economía Mixta, bancos y entidades financieras oficiales, y todo ente o patrimonio de afectación con fines comerciales o industriales en que el Estado Nacional o sus entes descentralizados tengan participación de capital o en la formación de las decisiones societarias, independientemente de que dicha participación sea estatutaria y permanente o accidental e informal. En otras palabras, lo que subyace en el espíritu de la ley que proyectamos, es reglamentar la idoneidad que proclama nuestra Constitución Nacional como garantía del principio de igualdad. En efecto, el artículo 16 de nuestro texto constitucional consagra el principio de igualdad y declara que todos los habitantes de la Nación Argentina son “admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad”. La regla de la idoneidad como condición para la admisibilidad en los empleos, “tan importante como poco practicada, enlaza dos ingredientes vitales para una democracia bien entendida: igualdad y mérito. Su fuente tal vez más significativa es el art. 6° de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (Francia, 1789) (…). La regla constitucional es clara: no todos son iguales para acceder a puestos públicos; debe preferirse a los más idóneos. A su vez, los no idóneos no deben ser designados en tales cargos”7. La regulación que proponemos refuerza la evaluación de la idoneidad en cargos de trascendencia como los que consignamos en el articulado del proyecto, toda vez que la decisión política no queda en manos de una sola persona con total discrecionalidad, sino que 7 Sagüés, Néstor Pedro: Elementos de Derecho Constitucional, 3ª edición actualizada y ampliada (Bs. As.: Astrea, 1999), Tomo II, pp. 556-7. “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” necesita además del acuerdo de un cuerpo político colegiado, como es el Senado de la Nación8. En ese sentido, el propio Alexander Hamilton sostenía, en referencia al acuerdo del Senado para la designación de funcionarios de otros poderes, lo siguiente: Sería un excelente freno para el espíritu de favoritismo del presidente. [...] Se comprenderá inmediatamente que un hombre que tuviera la exclusiva disposición de los cargos estaría gobernado mucho más por sus inclinaciones e intereses privados que si estuviera obligado a someter la propiedad de su elección a la discusión y determinación de un cuerpo diferente e independiente, que fuera a la vez toda una rama de la legislatura. La posibilidad del rechazo sería un fuerte motivo para poner cuidado en las propuestas. El peligro para su reputación y, en el caso de un magistrado electivo, para su existencia política, de traslucir un espíritu de favoritismo o una indecorosa búsqueda de popularidad ante la observación de un cuerpo cuya opinión tendría gran peso en la formación de la opinión del pueblo, no dejaría de obrar como una barrera para el uno y para el otro [...]9. El requisito del acuerdo del Senado que propone el presente proyecto de ley viene a enlazar la igualdad y el mérito, haciendo operativa la igualdad real de oportunidades y, al mismo tiempo, garantizando una mayor eficiencia en el manejo de recursos del Estado que evite las frustraciones con las que a menudo se somete al pueblo argentino cuando percibe que ciertos cargos estratégicos que requieren de una expertise particular son ocupados con criterios puramente de afinidad política. Por otro lado, la cooperación entre poderes requerida por este diseño institucional está orientada a perfeccionar el acto administrativo del nombramiento, al incorporar una garantía de independencia e idoneidad. En este sentido, es importante que la función del Senado vaya más allá de la expresión del consentimiento, “dado que su intervención constituye un acto de control interorgánico, en la medida en que tiene arbitrio suficiente para valorar las condiciones del 8 En este sentido, respetable doctrina constitucionalista, muy acertadamente sostiene que las “designaciones puramente discrecionales, a voluntad libre de quien las realiza (método de la digitación, vulgarmente llamado dedocracia), resultan ya, en una versión desarrollada y madura de la democracia, generalmente inconstitucionales. Ver: Sagüés, Néstor Pedro: Op. Cit., p. 557). 9 Rodríguez Galán, Alejandra: “El Acuerdo del Senado”, en Gentile, José Horacio (Comp.): El Poder Legislativo. Aportes para el conocimiento del Congreso de la Nación Argentina (Montevideo: 2008 Konrad Adenauer Stiftung e. V., 2008), p. 319-20. “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” candidato. En efecto, al prestar o denegar el acuerdo, el Senado considera si el candidato reúne los requisitos constitucionales para el cargo y pondera la conveniencia y oportunidad del nombramiento”10. Además de garantizar el principio de idoneidad, permitir un manejo más eficiente de los recursos públicos y dar lugar al perfeccionamiento de un acto administrativo, esta medida viene a mejorar la calidad de nuestras instituciones al incorporar el clásico instrumento republicano de pesos y contrapesos a una serie de actividades del Estado que, a pesar de haberse transformado en una característica del estado moderno, no fue incorporada por los constitucionalistas de 1853 o 1994. El acuerdo para la designación de funcionarios de los otros dos poderes del Estado es, en el sistema de la Constitución, una facultad privativa del Senado de la Nación, que se inserta en la lógica del principio de separación de los poderes y constituye una expresión del sistema de pesos y contrapesos. El Senado no es sólo una cámara legislativa sino el órgano natural de control y juzgamiento de quienes ejercen la administración. El acuerdo del Senado se resguarda en el principio del federalismo y plantea la necesidad de proteger los derechos propios de las provincias argentinas, quienes al sancionar la Constitución se reservaron una instancia de control y juzgamiento a través del Senado de la Nación, que integran sus representantes inmediatos. También es preciso recordar que, a diferencia del Poder Ejecutivo, en el Senado están representadas las minorías políticas, por lo que el rol de control se torna aún más efectivo. Actualmente la Cámara Alta ejerce el poder de control a través del otorgamiento de acuerdo en la designación de niveles superiores de conducción en las Fuerzas Armadas, representación diplomática, jueces y conjueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y del Ministerio Público, autoridades del Banco Central, entre otros. La presente iniciativa viene a ampliar esta lista en función de los intereses de nuestro pueblo y en función del artículo 75, inciso 32, de la Constitución Nacional, que le otorga al Congreso Nacional la facultad de “Hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes para poner en ejercicio los poderes antecedentes” (es decir, los anteriores al inciso 32), y todos los otros concedidos por la Constitución al Gobierno Nacional. El objetivo de esta iniciativa no es arrebatar facultades al Poder Ejecutivo, sino compartir la responsabilidad en aspectos que conciernen a la suerte y destino de la Nación. De hecho, no se 10 Ibid, p. 321. “2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo” cercena ni limita ninguna facultad, en la medida que esta norma no afecta a las entidades estatales que cumplen funciones administrativas. El presente proyecto está orientado exclusivamente a las actividades comerciales e industriales que realiza el Estado a través de entidades públicas o mediante su participación como accionista en entidades privadas. Esta medida es, asimismo, completamente afín al espíritu de nuestros constituyentes, aunque no la hayan contemplado en el diseño original ni en la reforma de nuestra Carta Magna. En la medida que el rol del estado empresario fue un fenómeno muy posterior, los constitucionalistas de 1853no pudieron prever la trascendencia que actualmente tienen las entidades afectadas por este proyecto de ley, ni la influencia que indirectamente ejercen sus directores, síndicos y fiscalizadores en el manejo de la economía nacional. Tampoco era de esperar que al momento de reformar la Constitución en 1994 se incorporara una medida de esta naturaleza, puesto que el tendencia nacional e internacional de ese momento era la necesidad de reducir a su mínima expresión el tamaño del Estado. Por estos motivos, es posible afirmar que este mecanismo de control y equilibrio de poderes no fue incorporado a la Carta Magna por razones que tuvieron que ver con el contexto histórico o ideológico imperante, y no por oposición a un incuestionable instrumento republicano. En suma, esta propuesta viene a reforzar la forma republicana de gobierno en tanto amplía el alcance de un tradicional mecanismo de control parlamentario a la designación de un importante número de representantes del Estado que pueden influir significativamente en el destino de nuestra nación. En virtud de las razones expuestas, solicitamos a nuestros pares su acompañamiento en este proyecto de ley. Adolfo Rodríguez Saa. – Liliana T. Negre de Alonso.-