^Eh SERVICIO DE PUBLICACIONES AGR(COLAS 1930 Diciembre• Eataa ^Holas• ae remiten gratla a quien las pide. Año XXIV, ^^ wúms. 23-24. /} Hojas ^iuulgadoras MINISTERIO DE ECONOMÍA DIRECCIÓN dENERAL UE A(iRICULTURA t•lacia la (Jnión Na^ional de Olivicultores Resumen del plan para la venta ^ooperativa de los aceites espaRoles. Por A. G. y M. Antecedentes. En el verano de 1928 se planteó en la Asociación Nacional de Olivareros el problema de organizar la venta cooperativa de los aceites. Se nombró una Ponencia y se trazó un plan con el concurso de los especialistas que pareció conveniente consultar. Como resultado de los estudios y trabajos hechos, se constituyó legalmente en 26 de octubre de 1929 la Unión de Olivicultores de Jaén, primer órgano vivo y piedra fundamental del sistema proyectado. La gran Asamblea olivarera celebrada en Madrid en los días 28 y 29 de octubre de 1929 tuvo el resultado final de proclamar con todo entusiasmo la necesidad absoluta de organizarse cooperativamente para la venta de los productos. Tras una trabajosa, pero afortunada preparación, la Unión de Olivicultores de Jac:n comenzó a operar, y ventajosamente por cierto, el 1.° de diciembre de 1930. El nuevo Consejo directivo de la Asociación Nacional de ^Olivareros ha tomado el acuerdo de activar los trabajos para extender el sistema cooperativo por toda la nación. Ambas entidades han de poner empeño en ello, por considerar que es el mejor remedio del mal sufrido y la más eficaz defensa de la riqueza oleícola y de la Agricultura toda. Cuando se distribuyan estas páginas estará constituída ya, -2o en vísperas de constituirse, la Unión de Olivicultores de Córdoba. Seguirá inmediatarriente la provincia de Badajoz, y luego otras, para constituir muy pronto, entre todas, la gran Urrlól^ NACIONAL DE OLIVICULTORES DE ESPAÑA. Como el asunto interesa directamente a 34 provincias espaí'iolas, por ser productora,^ de aceite, y a todas, sin excepciónr como consumidora.s, por tratarse de uno de los renglones más importantes de la riqueza nacional, y porque lo hecho para este producto puede tener algttna aplicación a otros varios, se hace el presente resumen del plan, para conocimiento de todos. El mal. Nuestros olivareros se han preocupado mucho de hacer nuevas plantaciones, cultivar con esmero y luchar cada vez mejor contra las plagas. Se han preocupado algo, mucho menos, de perfeccionar la extracción y mejorar la calidad de los aceites. Se han desentendido en al^soluto del aspecto comercial, y dejan que el aceite español vaya por el mundo movido por intereses que no son los del produc:or, ni los del consumidor tampoco. Los resultados han siclo como era de esperar. Tenemos el mejor olivar del planeta; ]3spaña produce tanto areite de oliva como todas las demás naciones juntas. La marcha general de la producción, aunque algo enmascarada por las alternativas de cosechas buenas y malas, es la de crecer rápidamente. Cada vez sobra más aceite y cada vez resulta más difícil echarío fuera, por falta de una organización comercial suficiente y por no haber cuidado de conservar la f ama que en todo el mundo tenían los aceites españoles de ser puros de oliva. Si hoy no está el aceite a 12 pesetas la arroba, como estuvo hace meses, es por la baja de la peseta, y porque la cosecha actual es pequeñísima, c.^si nula en algunos sitios. tPuede haber algo más trágico para un productor que el encontrar su defensa en no tener producción? Pero si viene luego, como es de esperar, una cosecha extraordinaria sin que los olivicultores se hayan preparado, la catástrofe será dificilísima de evitar. Se verán ahogados, como ya se vieron otros antes, en la r.^isma abundancia de producto. EI remedio. Necesidad de la unión. Lo que ahora pasa en España con el aceite ha pasado en muchos sitios con otros artículos. La experiencia de todos los paí- - 3 ses enseña que cuando el productor se desentiende en absoluto de la cuestión comercial está perdido. Pero el agricultor aisl^rdo no puede atender a esa cuestión. Bastante quehacer tiene con producir lo más y lo mejor posible. tCuál es el remedio? También lo enseña la experiencia de todos los países. Lo que los productores no pueden hacer aislados, ni les conviene dejar que lo hagan por completo los intermediarios, lo pueden y lo deben hacer ellos mismos, pero UNIDOS. Y también se ha visto que la forma más eficaz para esto es la unión cooperativa. Cuando se trata de una producción muy abundante a que contribuyen muchos miles de productores diseminados en un gran territorio y que va a mercados muy repartidos y algunos lejanos, las pequeñas cooperativas resultan insuficientes. Es necesario recurrir a las grándes organizaciones, para aprovechar la fuerza que da la unión de una gran masa. 'Cambién para disponer de medios materiales perfectos, un sistema de informaciones completísimo y la ayuda de especialistas los más compe^ tentes, pero que trabajen, no por la ganancia, sino a sueldo y al servicio de los productores asociados. Esto cuesta mucho y está fuera del alcance de un productor o de una docena de productores, pero repartido entre miles resulta baratísimo. Tipo de organización elegido. Condiciones fundamentales del sistema. ^luchos dicen estar ya escarmentados de las cooperativas. Pero en España se ha dado este nombre a muchas Sociedades que no lo merecían. Si resultaron mal, eso nada prueba contra las verdaderas. Además, hay cooperativas y cooperativas. Cada tipo resulta mejor o peor, según el caso a que se aplica. Hay que saberlas organizar y manejar. El país maestro en estas cosas, el iniciador y el único que no tuvo necesidad de rectificar nada esencial, es Dinamarca Desde que en 18^3 abrieron camino las mantequerías danesas, se han funclado en el mui^iclo más de cien mil cooperativas de venta de productos agrícolas. "I-oclos los mo^lelos se han estudiaclo a fondo. Se ha observado cuidadosamente por qué triunfaron casi todas y por qué fracasaron alaunas, las menos, para evitaiel caer en los mismos peligros. Como España es la única nación gran productora de aceite, no puede haber ningún caso idéntico al nuestro. Pero los hay muy parecidos, sobre todo en California y en el Canadá. - 4 - En este último país est avieron cosa de veinte años practicando una cooperación imperi-ecta. Sin resultar mal, :^o fué suficiente para resolver la dificultad. En 1924, los trigueros canadienses se vieron en situación al^urada, parecidísima a la de los olivareros españoles de hoy. Después de muchas vacilaciones y dcspués de oponer muchas pc^rsonas los mis7nos ycpavos que al2ora oporaelz algunos crqu^, y casi con las mismas palabras, se deci• dieron a implantar el nuf^vo sistema. En 1926, el triunfo era ya arrollador. Todo se redujo a restáblecer la pureza de los principios co• operativos y adoptar un tipo grande y fuerte de organización, en consonancia con la gran masa que había de moverse y con la necesidad de tener efia^cia y fuerza desde el primer momento. Para casos como el del Canadá y como el nuestro, no sirven las organizaciones que cc^mienzan en pequeño, van creciendo lentamente y adquieren s u desarrollo al cabo de bastantes años. Cuando el mal es de urgencia, han de adoptarse remedios radicales, aun cuando requieran un esfuerzo mayor. Las condiciones fundamentales del sistema triunfante son cuatro: l.a Pocos y grandes núcleos cooperativos (uno para cada gran provincia), ligados entre sí por una central de ventas común, en vez de muchas cooperativas pequeñas y sueltas que se estorben unas a otras. 2.a Contrato por cinco años, en que cada socio contraiga compromiso exclusivo por toda su producción. Esto ya lo había en Dinamarca, en Irlanda, en California y en muchas partes, pero no en el Canadá. Y tuvieron que introducirlo. 3^t Que la cantidad así comprometida represente una parte considerable de la produ^ción de ]a zona. 4.^ Pagos escalonados, en vez de pago único. Las condiciones 2.a y 4.a son las más esenciales. Las otras dos responden a la nece=,idad de adquirir pronto una gran fuerza. Está demostrado técnicarnente que todas ellas reunidas son la mejor garantía del bue^n éxito. Pero la mejor prueba está en el resultado brillante de la experiencia del Canadá. Una gran organización. E1 plan adoptado guarda analogía con el modelo canadien se, pero es todavía más completo y perfecto. Y, además, es menos duro y más fácil para nosotros. Se ha comenzado por organizar la provincia de Jaén, por ser -bla de mayor producción. Inmediatamente se constituirán los núcleos de Córdoba y 13adajoz, y luego los demás hasta cubrir toda la España olivarera. ^n cada Unión se admiten socios de las provincias limítrofes, mientras se constituye su cooperativa propia. A la de Jaén están ya adheridos productores importantes de Córdoba y de Granada. A la de Córdoba podrán unirse ]as de l^lálaga, Sevilla, etc. De este modo, la organización podrá extenderse rápidamente por todo el país, como una mancha de aceite. No se excluye la posibilidad de anticipar la constitución de algún grupo en Aragón o en donde fuere, si se presentan facilidades especiales o una urgente necesidad. Cada núcleo (unión provincial o de varias provincias) se go^ bernará independientemente en sus asuntos interiores y tendrá su hacienda propia. Pero todos venderán de acuerdo mediante una agencia central común, con carácter nacional. Se ha previsto asimismo la conveniencia de formar entidades menores de tipo local. Unas pueden ser simples secciones o delegaciones del núcleo provincial respectivo. Otras pueden ser fábricas cooperativas, allí donde haya una gran masa de pequeños productores asociados, que no tengan molino propio, ni fa• cilidad para hacer moler su aceituna en condiciones ventajosas. Forma legal de constitución. Las entidades fundamentales del sistema tendrán el carácter de Sindicatos agrícolas, pues el tipo español de Sindicato es muy amplio, y en él cabe perfectamente la acción cooperativa. La forma de Sociedad anónima no conviene para las entidades principales: 1.°, porque, a igualdad de servicio, requiere más capitaí; 2.°, porque obligaría al pago de muchos impuestos de que están libres los Sindicatos; 3.°, porque introduce en el asunto la duplicidad de miras entre los mismos interesados: los que buscan buen dividencío para las acciones y los que prefieren el buen manejo del producto; d.°, porque se presta a que, mediante la adquisición de acciones, puedan los elementos contrarios tener influencia en la Sociedad. En cambio, la forma de Compañia mercantil puede admitirse para algunas entidades auxiliares del sistema encargadas de operaciones que no puedan hacer los Sindicatos o no les resulte ^-entajoso hacerlas por sí. 6 EI compromiso por cinco ^^ños. Esto es lo que asusta a algunos de primera intención. Pero también, cuando lo miran ^lespacio, suele ser lo que más les satisface. 1✓ n todas las cooperativas de venta de productos agrícolas sólidamente organizadas, los socios contraen un compromiso exclusivo" que les obliga por tiempo suficiente a no vender sino por conducto de la Asociación. Este es el secreto de la fuerza. Es lo que da cohesión a la cooperativa y convierte a la masa de productores desunidos en un bloque sólido y resistente. Los contratos de las mantequerías danesas suelen ser por diez años. Hay casos hasta de veinte años. El plazo corriente en las cooperativas de California y el adoptado en los pools del Canadá es de cinco. Este es también el adoptado para la organización cooperativa de los aceites españoles. La falta de fidelidad de los socios a la cooperativa es el mayor mal de todos. Ella sola ha matado más ^ociedades que todos los demás males juntos. Y esto se remedia por completo con un buen contrato, cuanto r,zás serio mejor. En un folleto publicado por el Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos para explicar a los labradores americanos el funcionamiento de esta clase de cooperativas se dice literalmente (1): aLos coaatrcztos p^^otegen a los socios leczles.-F_1 compromiso que obliga a los socios a vf^nder sus productos por medio de la Asociación proporciona, en realidad, una protección a los socios ]eales contra la flaqueza de los demás socios cuya rectitud es de calidad menos resistente. Algunos cultivadores dudan en firmar contratos, porque n.o acaban de comprender que estos compromisos se hacen en bien del interés de su propia organización, y, consiguientemer..te, para su propio provecho. Un so• cio que tiene confianza en su organización y el propósito de serle fiel no tendrá ninguna ol^jeción real que hacerse por la firma de un contrato que le sujet,^ a vender por medio de la organización», es decir, lo que más le conviene y lo que tiene propósito de hacer. El contrato no debe asustar ni detener a los buenos, sino tranquilizarlos y decidirlos, porque les da la seguridad de que los demás no han de abadonarles en cualquier momento difícil. Y no se puede exigir esa garantía sin darla también uno mismo. (1) Cooperatiro Afar/,etinb^. Far»aers'Bulletin, núinero 1 144. -iNo ha de pensarse únicamente en los desleales por natural inclinación. Serán muy pocos. El mayor riesgo está en los vacilantes y en los asustadizos, que sienten el impulso de retroce^ der ante cualquier cosa. Más todavía en los propensos a dejarse engañar por las sugestiones y maniobras de los elementos e^traños. La cooperativa ha de tener enemigos. Estos procurarán sembrar la desconfianza en los socios y tratarán de desunirlos. E1 compromiso firme con plazo suficiente es el remedio soberano y seguro contra ese peligro mortal. En todas partes repugnó el contrato al principio. En California, en el Canadá, en Australia, etc., etc., en todas partes se ha concluído por firmar, convencidos de que sin contrato no hay solidez asegurada. Y aquí también. A estas horas ya hay dos mil olivareros que han firmado, entre ellos la mayoría de los más autorizados productores de aceite de Jaén y de Córdoba, los de más merecida fama de mirar con extraordinario cuidado por sus intereses. Que es lo que más puede convencer a cualquier indeciso. El modelo adoptado es el más elástico y suave de todos los si^ milares. En las Sociedades de esta clase, el compromiso obliga a la entrega de toda la producción cuando se le pida al socio o en épocas fijas. Aquí se ha establecido como regla general que cada socio aportará su aceite, de una vez o en varias partidas, cuando más le convenga vender. El compromiso está reducido a no vender ni un kilo a es^aldas de la Asociaci6zc, sino por su intermedio o de acuerdo con ella. Puede incluso venderse a terceros con autorización o con gran diferencia de precios (artículos 71 y 72 de los estatutos). La costumbre es que al terminar el plazo del contrato se renueve por otro tiempo igual, si se quiere seguir. Aquí los socios podrán retirarse al término de cada año, a partir del quinto, avisando con dos meses de anticipación. Se han previsto facilidades especiales para la retirada y devolución de aportaciones cuando el socio deja de cultivar. Si la masa de cultivo disminuye, se devuelve la parte proporcional correspondiente. En caso de fallecimiento sin sustitución por los herederos, la devolución puede ser inmediata y total (arts. 25 y 26 de los estatutos). Luego se verá que las condiciones de la garantía que es necesario suscribir y las de los descuentos son en nuestro proyecto las más suaves de todas, La valoración del aceite y los pagos escalonados. Se ha considerado necesario operar sobre la base del pooltng, Y se ha encontrado que, en general, y dentro de cada agrupación, es preferible hacer un solo lote con todas las calidades y adoptar el año como durac:ión del período de operaciones. Esto no excluye que, si alguna vez hay motivo bastante, se trate por separado alguna calidad muy especial. Para hacer un solo pool con todo el aceite manejado en el año, es necesario comenzar por establecer una escala de valoración de los aceites con refe^rencia a un corto número de calida• des tipo. La cooperativa l^ublicará, con la frecuencia necesaria, sus cotizaciones de es^^s calidades tipo, y en vista de e11as y de las reglas de clasificación, los interesados podrán deducir cómodamente en cada oca:;ión la valoración provisior^al de sus, aceites, para decidir cuánd.o les conviene vender. El sistema de pagos escalonados, casi universalmente seguido en estas cooperativas, se ha establecido en forma muy sencilla y elástica a la vez. Habrá un pago inicial importante, un solo pago intermedio y una liquidación final después de cerradas las cuentas del ejercicio. Para evitar que el pago intermedio caiga por próximo del pago inic.ial para unas entregas de aceite y muy alejado para otras, se ha establecido que ese pago intermedio, siendo único, se haga en junio o en noviembre, según la fecha de la entrega. Los vencimientos del pago intermedio pueden variar de una provincia a otra, cumpliendo la regla de coincidir con las épocas eti que el labrador suele tener mayor necesidad de dinero para pago de labores del campo. La forma práctica de a^licación del sistema es la siguiente: A1 tiempo de hacerse <:argo de una partida de aceite, aun cuando no la retire aquel r.nismo día de la bodega del socio, la cooperativa entrega: 1.°, t^na cantidad en metálico equivalente al 70 por 100 de la valor^^.ción provisional del aceite a la cotización del día; 2.°, un documento negociable representativo de un 20 por 100 más, pago intermedio cuyo vencimiento será en junio o en noviembre, segiin se ha explicado. Este documento es descontable en Banca, y la misma cooperativa se encarga de la operación en caso de necesidad, ahorrando así molestias y gastos al socio. El 10 por 100 restante, con el sobreprecio que pueda obtenerse mediante la venta en común, se abonará cuando se haga la liquidación del ejercicio, - 9 - Seguridad del sobreprecio. Una entidad con organización fuerte, información completísima y al día, personal especializado, medios poderosos y que maneja millones de arrobas ha de vender con gran ventaja sobre los productores aislados. Es posible que al^Yativaa partida se venda por menos de su valoración provisional. Especialmente expuest.^s a ello estarán las aportadas en los días de valoración más alta. Tal vez no pase año sin que haya algún ejemplo. Como también es seguro que todos los años se derramará el aceite de tal o cual bidón. Lo que no cabe pensar es que los gestores de la Sociedad estén de enero a diciembre recibiendo miles de partidas, y al final resulte, en conjunto, que las vendieron por menos de la va}oración hecha al tiempo de recibirlas. Si el bajar los precios desde la recepción a la venta merma el beneficio, y hasta puede hacerlo desaparecer, en cambio, cuando los precios suban, ese margen resu}tará reforzado. Y váyase lo uno por lo otro. El promedio de ese margen ha de ser de consideración desde un principio. Y a partir del segundo año debe ser ya grande. No se trata sólo de la supresión de intermediarios, con ser esto muy importante, sino de una suma de varios sumandos, a saber: Utilidades embolsadas hoy por los intermediarios eliminables. Disminución de lo percibido por otros que seguirán interviniendo y se conformarán con menos remuneración por arroba, para asegurar un número de arrobas mayor y para no perderlo todo. Economías obtenidas en el manejo de los aceites y en los transportes. Reducción de ciertos riesgos, por operar más en grande, con mejores elementos y mayor fuerza. (Algunos productores piensan que esto no va con ellos, por vender en bodega y correr esos riesgos el comprador. Pero éste ya lo toma en cuenta y rebaja el precio por ello, cobrándose de este modo una especie de prima de seguro.) ti entajas conseguidas por la distribución ordenada y hábil de las ofertas bajo una dirección común. Más eficaz defensa en épocas de precios muy bajos. Sin llegar al loco intento de querer forzar los precios artificiosamente, la Asociación sacará ventaja del hecho de no estar tan sujeta a vender inoportunamente con urgencia, bajo el apremio de la necesidad, como suelen estarlo los individuos. -10^Iejora de precios debida al establecimiento de calidades bien definidas y mantenida.s constantes, según el gusto predominante en cada mercado de importancia. Ventaja resultante de la apertura y conquista de mercados nuevos. En algunos se cobrarán precios considerablemente más altos; pero aunque así no sea en todos, las arrobas que vayan a los mercados nuevos dejar;in de pesar sobre los antiguos y de provocar en ellos la depr^^ciación consiguiente al exceso de oferta. Disminución de algunos gastos. El primer año tal vez resul^ te nulo este renglón, por las dificultades propias de los comienzos y por la necesidad de estar preparadas para el crecimiento rápido que ha de tener la organización. Pero, después, el gasto medio por arroba ha de qitedar muy reducido a favor de la grandísima cantidad de aceite que se manejará y por la más eficaz organización. Hay quien, a primera vista, no comprende bien cómo algunos gastos pueden dar un promedio por arroba menor que en las grandes c^LSas exportadoras. En primer lugar, la organización cooperativa ha de ser mucho más grande todavía. Además, las casas comerciales han de luchar en el mercado y han de luchar también con los productores; la cooperativa se ahorra esta última lucha, por cuanto E;lla es un conjunto de productores. Hay también cosas que, a igualdad de servicio hecho y de habilidad puesta en juego, rE^sultarán siempre a un coste mucho menor. Ejemplo señaladísimo: la propaganda. Acreditar en todo el mundo una marca particular cualquiera cuesta muchos millones y varios años de esfuerzo. Costará mucho menos acreditar las marcas de la Unión Nacional de Olivicultores de España. Esta, por su propia :naturaleza, ha de inspirar a mucha gente, desde el primer día, una superior confia.nza. Podrían citarse notables ejemplos de:mostrativos de que la ha inspirado ya, antes de nacer, y al solo anuncio de que se va a constituir muy pronto. Distribución del remanent^^. Se hará según normas estrictamente cooperativas, proporcionalmente a la valoració^z provisional de las partidas de aceite aportadas por los socios. Tdo se hará por igual a cada arroba de aceite (11,5 Kg.), por ser de justicia premiar a quienes se esmeran en producir calidades superiores y convenir mucho fomentar la producción de aceite:s finos para facilitar su buena coloca- -ilción en los mercados. Además, ha sido preciso tomar en cuenta la posibilidad de que la cantidad total de aceite aportado en el año no coincida exactamente con la cantidad total vendida. Puede quedar una pequeña diferencia por vender o venderse además algún aceite procedente del año anterior. De no tomar esto en cuenta, podría resultar una distribución injusta. 1'odo esto se sal va con la fórmula adoptada, que se comprenderá mejor con un ejemplo. Supongamos que los cooperadores han aportado un millón de arrobas de aceite, valoradas provisionalmente unas a 18 pesetas, otras a 19, otras a 22, etc., etc., y en total, en 20 millones de pesetas. Supong^amos también que el producto de las ventas, después de deducir gastos, da un precio medio definitivo de 21 pesetas. Una peseta de aumento sobre 20 representa un 5 por 100. Al tiempo de liquidar el ejercicio y abonar el 10 por lOC hnal, se abonará también a cada arroba un sobreprecio del 5 por 100; es decir, que por las valoradas a 18 pesetas se abonarán 90 céntimos, y por las valoradas a 24 se abonará 1,20 pesetas. Se han supuesto, no ]as cantidades y los precios más probables, sino los más adecuados para la fácil comprensión del ejemplo. Descuentos. En esta clase de cooperativas se acostumbra a hacer dos descuentos al tiempo de liquidar cada ejercicio: 1.° Desca^eaato fijo ^ara naateyial e instalaciones.- Es un tanto por cada unidad de producto. En nuestro plan se ha consignado que será como máximo un céntimo de peseta por kilogramo de aceite, } que, por acuerdo de la asamblea general, podrá elevarse a céntimo y medio para los socios que lleven menos de cinco años de permanencia en la cooperativa. Esto permitirá avivar al principio, si conviene. Y luego será un medio para es• tablecer la justa diferencia entre los socios antiguos y los que se adhieran después del triunfo. 2.° Descir^ento proj^oycional para foncto de naovimiento y resistencia.- Se ha fijado en 1 por 100 del valor del aceite, según resulte en la liquidación de cada año. Es costumbre que este descuento quede también a favor de la Asociación. En el nuevo proyecto, buscando siempre la manera de dar a los socios ]as mayores ventajas posibles, se ha es tablecido que el descuento proporcional sea propiedad del socio, pero con la oblig^ación de dejarlo durante cuatro años en poder - 12 de la cooperativa. Es decir, que al liquidar el quinto año podrá: retirar el descuento prop^rcional del primero, al se^to podrá retirar el del segundo, y así sucesivamente. Lo que se pide a los socios. El cómpromiso exclusivo representa ]a aportación de la capacidad de venta y es un factor considerable de fuerza. E1 sistema de pagos escalonado^ envuelve la espera para una parte del valor del aceite, y, por tanto, una menor necesidad de numerario y una mayor facilidad para obtener el preciso. El descuento proporcional asegurará un considerable fondo de movimiento. Y ei descuento fijo o de instalacione^ proporcionará, a la larga, cantidades enorrries, y con ellas toda clase de medios materiales de trabajo y de^ servicio auxiliares. Todos éstos son elementos de fuerza suministrados por los socios. Pero, aun siendo importantísimos, no bastan por sí solos. Es necesario adquirir ^dmacenes, envases, básculas, filtros, camionetas, etc. Hay que l^rocurarse de alguna forma los fondos suficientes para poder anticipar el 70 por 100 del valor de las partidas de aceite recibidas, hasta que se reunan fondos procedentes de ventas anterior^^s. Y son los socios mismos quienes han de facilitar los medios. Se ha establecido el l^rincipio de que cada kilogramo de aceite que entre en la combinación ha de aportar su parte proporcional de medios de trabajo. Y se ha considerado ventajoso que la adquisición de insta.laciones y medios materiales se haga con dinero propio, y que, en cambio, para el fondo inicial de movimiento puede recurrirse al crédito a corto plazo. En consecuencia, la contribución directa de los socios consistirá: 1.° En una aportación :netálica estatutaria calculada a razón de 170 pesetas por cada 100 arrobas de producción media anual en el último bienio. Cada socio entregará la cuarta parte de su aportación al tiempo de irrgresar. El resto lo abonará en diferentes plazos, cuando lo acuerde la Junta directiva, con las limitaciones siguientes: 1.^` El aviso ha de hacerse con cuarenta días de anticipación, cuan^lo menos. 2.`` Ningzín plazo podrá e^-ceder de la cuarta parte óel total. ^.^` Dentro de un mismo semestre no se podrán pedi r más de dos plazos, ni más de tres dentro de un mismo año l:esulta, pues, que la aportación, que se hace por una sola vez para toda la vida, se pagará con el producto de dos cosechas, cuando menos. 2.a Suscripción de una garantía adicional por la parte proporcional que a cada uno corresponda en las operaciones de crédito que necesite concertar la Sociedad, pero limitando la responsabilidad a otro tanto de su aportación metálica, y hasta una cuarta parte más para responder, en su caso, de la parte proporcional de las bajas y fallidos que pueda haber. Con esta fórmula se ofrece una garantía solidísima, aceptable por el Banco más exigente, sin necesidad de recurrir a la responsabilidad solidaria ilimitada, inaplicable en el caso actual, y que los principales productores no querrían suscribir. Hay, además, una cuota de entrada; pero la establecida para ios asociados fundadores es tan pequeña, que nada representa: seis pesetas para una producción media anual de 1.000 arrobas. Estas pequeñas cantidades servirán para cubrir los gastos de constitución sin tocar al fondo principal. Para los no fundadores podrá ser eso mismo, o diez veces rnás, o lo que se acuerde. La cuota de entrada es una de las muchas cosas previstas para dar a los fundadores una justa ventaja sobre los que esperan a palpar el buen resultado para ingresar entonces en la cooperativa. Como se ve, se trata de una Sociedad de responsabilidad limitada. Siendo preciso que el desarrollo de la entidad sea rá^ pido, porque la g^ravedad del mal no admite dilaciones en el remedio, resulta forzoso pedir a los socios un esfuerzo considera^ ble; pero con una hábil distribución de ese esfuerzo entre la aportación metálica, la suscripción de garantía y la espera en parte del pago, se ha procurado que el esfuerzo sea muy llevadero y se haga casi insensiblemente. Todo se reducirá a una especie de ahorro obligatorio, pero cómodo. Las cooperativas españolas de los productores de aceite podrían muy bien poner en su entrada la frase profunda de Gide: «Aquí se ahorra sin dolor». El fondo de movimiento. En los primeros meses, la organización cooperativa habrá de hacer amplio uso del crédito para nutrir el fondo de movimiento con que hacer el pago inicial (70 por 100 de la valoración provisional) de las partidas de aceite recibidas y que no tengan todavía su compensación en otras anteriores ya vendidas y cobradas. Esto se piensa hacer mediante una cuenta de crédi^ to con la garantía de la parte de la aportación metálica no desembolsada aún, pero comprometida en su totalidad, la garantía - 14 adicional suscrita por los asociados, los efectos comerciales producto de las ventas de aceite, y, en último término, los resguardos de depósito del aceite no vendido aún. Durante el mes de mar^.o del primer año de gran actividad de ventas, decrecerá rápid,^mente el saldo deudor de la cuenta de crédito, y en el mes de abril pasará a ser acreedor, pues de cada partida de aceite recibida se abonará el 70 por 100 de su valor provisional, y de cada partida de aceite cobrada se percibirá el 100 por 100 de su valor definitivo mayor. El saldo seguirá siendo favorable todo el resto del año. A1 comenzar el segundo año de actividad, y prescindiendo de la aportación metálica, .habrá en caja el 10 por 100 de todas las cantidades vendidas el ,^,ño anterior, más el sobreprecio correspondiente, más el 20 por 100 de las ventas del último trimestre. El total puede calcular^se, cuando menos, en un 20 por 100 del valor del aceite movido en un año, cantidad muy sobrada para cubrir el anticipo de t^^das las partidas de aceite que puedan recibirse en el mes de ^^nero. Cuando en febrero se haga a los socios la distribución, s^^gún resulte al liquidar el ejercicio, ya habrá nuevos fondos procedentes de ventas hechas. Probablemente no será preciso v^^lver a recurrir a la cuenta de crédito y, en todo caso, habrá de^ usarse tan sólo por pocos días. De todo esto se deducen las siguientes consecuencias: l.a La nueva organización está llamada a cobrar intereses de los Bancos y no a pagarl.os. (Pagará y cobrará. El primer año habrá nivelación, aproxima.damente, pues se pagará a tipo alto durante cuatro meses, y se cobrará a tipo bajo durante ocho. A partir del segundo año, predominarán mucho los cobros.) 2.a Lógicamente pensando, los Bancos deben disputarse a la nueva organización, cliente el más apetecible. El dinero que faciliten no correrá riesgo al€;uno, pues se empleará en hacer abonos a cuenta sobre cantid,^des de aceite que valdrán mucha más. Y, sobre todo, porque las cooperativas van a ser más proveedoras de capitales en cuenta corriente que prestatarias. ^ .^l La garantía adicional suscrita por los socios, necesarísima para el nacimiento de la Asociación, no corre riesgo alguno y, además, se va a usar mu3^ poco tiempo. E1 suscribirla no compromete prácticamente a nada, y lo mismo podría suscribirse por lo establecido que por c: os o tres veces más, - 15 - Los aceites industriales. Por de pronto, la Unión de Olivicultores se ccupará sólo en la venta de aceites comestibles, puros de oliva. Pero el artículo 62 de los estatutos prevé que uPodrá establecerse también, pero con la debida separación, la venta de aceites destinados a usos industriales. Se adoptarán las precauciones que estén al alcance de la Unión de Olivicultores, para impedir que esos aceites se destinen ulteriormente al consumo^. Entre los organizadores hay quienes piensan que el proporcionar a ios aceites de orujo una salida provechosa en las aplica.ciones industriales será el mejor medio de impedir que pesen en el mercado, con daño de los aceites puros de oliva. La Caja de Crédito. En los estatutos se establece (art. 52) que las aportaciones proporcionales estatutaria^ no devengarán interés alguno. A las aportaciones voluntarias, y, en general, a las cantidades que los socios dejen en poder de la Unión de Olivicultores por cima de la cantidad o por más tiempo de lo que estatutariamente estén. obligados, se abonará interés con arreglo al tipo que fijará la Junta directiva. Se organizará además el servicio de Caja rural de erédito como sección especial de la Unión de Olivicultores, con personal propio, contabilidad separada y al cuidado de una Comisión especial. Todo ello mientras no se acuerde confiar el servicio de Caja rural de Crédito a una entidad separada, ya constituída o que se constituya especialmente al efecto. La Caja de Crédito y la Tesorería de la Unián podrán prestarse mutua ayuda, dentro de los límites legales y con las debidas garantías. Es evidente que la Caja de Crédito no podrá comenzar a funcionar hasta pasados algunos meses. Pero su influencia podrá ser decisiva para ampliar y consolidar el é^ito de la combinación, por cuanto facilitará el ingreso en la cooperativa a innumerables pequeños productores que ahora se ven atados por la necesidad de tornar anticipos sobre sus cosechas. Entidades mercantiles auxiliares. Se ha pensado en formar lo más pronto posible una Sociedad anónima azaxiliay, constituída en términos que sus acciones - 16 sólo puedan pertenecer a 1as entidades cooperativas principales. Esta Sociedad podrá a^mprar aceite a los no asociados, traficar con otras mercancías y prestar ayuda importante en varias operaciones. Acaso también sea la encargada de presidir a la formación de una serie de Sociedades mixtas, hispanoargentina, hispanocubana, etc. ]Por ejemplo, una Sociedad hispanobrasileña puede encargar:^e de colocar ventajosamente en el Brasil los aceites españole:^, y quizás algunos vinos, conservas, jabones, etc., y asegurar la buena distribución en España de grandes cantidades de caff: brasileño. También está proyectada una gran red de despachos reguladores para la venta al pormenor de aceite y otros productos asociados. Su organizaciór^ y gerencia estará al cuidado de otra gran Sociedad independiente. Limitación del riesgo. La mayor seguridad está en la solidez de la organización y la circunstancia de no ha;ber mezcla de intereses que puedan luchar algún día. Sólo entra el interés del productor de aceite deseoso de obtener el just^^ premio de su labor. Además, el artículo 80 de los Estatutos obliga a disolver la Sociedad si llegare el ca:^o de haber perdido la mitad de las aportaciones obligatorias :^uscritas, o sea 85 céntimos por arroba de producción media anual de cada interesado. Esto limita el riesgo y da una gran seguridad a los socios y a las entidades que concedan crédito a la organización. Tal es el plari dado a c:onocer en diferentes folletos y conferencias, y que resumimos por considerarlo de interés general, pero sin aprobar ni desaf^robar las afirmaciones en él contenidas, según antigua norm,^ del Servicio de Publicaciones Agrícolas. Impreuta de Julio Cosano, Torija, 5.-Madrid.