Requerimiento de Elevación a Juicio. Caso Navarro. Doc II

Anuncio
Ministerio Público de la Nación
J.12, S.23, causa nro. 14.217/2003, “ACOSTA, Jorge Eduardo y otros s/delito de acción pública”.
FiscalNet nro. 21.566/2003
FORMULO REQUERIMIENTO DE ELEVACIÓN A JUICIO
Señor juez:
Eduardo R. Taiano, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional
Federal nro. 3, en los autos de referencia, respetuosamente ante V.S. me presento, a fin de
contestar, en tiempo y forma, la vista que me fuera conferida en los términos del artículo
346 del Código Procesal Penal de la Nación a fs. 98.421/5 y, por considerar que la
instrucción de los hechos enunciados en el presente dictamen en relación con el imputado
está completa, a solicitar su elevación a juicio oral y público.
I.- CONDICIONES PERSONALES DEL IMPUTADO
Luis Ambrosio NAVARRO, de nacionalidad argentina, nacido el día 15 de
septiembre de 1952 en Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires, hijo de Ambrosio
Dámaso Navarro (F) y de Rosa del Huerto Olivera (F), casado, DNI nro. 10.359.293, piloto
de ultramar de primera, con domicilio real en la calle General Urquiza 4675 de la ciudad de
Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, y constituido junto con sus abogados defensores,
los Dres. Guillermo Jesús Fanego y Jorge Luis Campobassi, en la Avenida Corrientes 1450,
piso 4to., depto. “B” de esta ciudad, actualmente detenido en el Complejo Penitenciario
Federal nro. 2.
II.- RELACIÓN DE LOS HECHOS
En primer lugar, debo señalar que con fecha 5 de septiembre del corriente
requerí la elevación a juicio del proceso respecto de Navarro, en relación con
hechos diversos a los aquí tratados.
En aquella oportunidad, fue descripto con precisión el contexto general en
que tuvieron lugar los hechos que enunciaré en el presente dictamen y el
funcionamiento de la Escuela de Mecánica de la Armada y del grupo de tareas
3.3/2.
Por tal motivo, acerca de esos aspectos me remitiré a dicho dictamen,
debiendo ser considerado el presente una ampliación de aquél.
Ministerio Público de la Nación
DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS MATERIA DE ACUSACIÓN
38) BUZZALINO, Alfredo Manuel Juan
Alfredo Manuel Juan Buzzalino, apodado “Gordo” y “Federico”, fue privado
ilegítimamente de la libertad con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades
prescriptas por la ley, el día 25 de junio de 1976, en un departamento sito en la calle Seguí
y Scalabrini Ortiz de la Capital Federal, por más de diez integrantes del Grupo de Tareas
3.3/2, entre quienes se hallaban Rioja, Savio, Pernías, Whamond, Linares, Carella y Weber,
comandados por Salvio Menéndez.
Posteriormente, fue conducido a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde
permaneció clandestinamente detenido bajo condiciones inhumanas de vida (encapuchado,
esposado, sometido a fuertes golpes, interrogado en varias oportunidades, se le asignó el
número “213” como su identificación personal, bajo las paupérrimas condiciones generales
de alimentación, higiene y alojamiento que existían en el lugar, descriptas en el apartado
III-A).
En el mencionado centro clandestino de detención, se lo desnudó y se lo sometió a
pasajes de corriente eléctrica con una picana controlada por los oficiales Rioja y Carella,
los cuales, mientras tanto, tomaban whisky y se reían, ante la presencia de los mellizos
García Velasco que participaron en esa sesión, interrogándolo.
En otra oportunidad, mientras permanecía en el sótano acostado en el piso,
encapuchado y esposado por la espalda, los guardias le pasaron por encima con una
motocicleta y lo sometieron a simulacros de fusilamiento.
Fue interrogado en varias oportunidades con golpes de puño y con palos, y pasajes
de corriente eléctrica, además del denominado “submarino seco” (que consiste en colocar
una bolsa de nylon en la cabeza para impedir la respiración).
Durante su cautiverio, fue obligado a realizar trabajos a favor de sus captores, sin
recibir ninguna remuneración a cambio.
Buzzalino recuperó su libertad en el verano del año 1979, sin perjuicio de lo cual
estuvo sometido a libertad vigilada hasta fines del año 1984.
III.- ELEMENTOS DE PRUEBA
Las pruebas recabadas durante el curso de la investigación, en relación con el
hecho narrado, permiten afirmar, con el alcance de este acto procesal, que el imputado es
penalmente responsable de los delitos que se le imputan, los cuales deberán ser ventilados
en el juicio oral correspondiente.
Ministerio Público de la Nación
El valor trascendente de los testimonios introducidos en un proceso como el
presente radica -conforme lo advirtió la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal en pleno, en la denominada “Causa nro. 13”- en “la manera
clandestina en que se encaró la represión, la deliberada destrucción de documentos y de
huellas y el anonimato en que procuraron escudarse sus autores”, por lo que “no debe
extrañar, entonces, que la mayoría de quienes actuaron como órganos de prueba revistan
la calidad de parientes o de víctimas. Son testigos necesarios” (cfr. La Sentencia, Tomo I,
Imprenta del Congreso de la Nación, 1987, p. 294).
ENUMERACIÓN DE LAS PRUEBAS
38) BUZZALINO, Alfredo Manuel Juan
Alfredo Buzzalino indicó, entre otras cosas, haber sido detenido el día 25 de junio
de 1976 en horas de la mañana, en un departamento que habitaba en la calle Seguí y
Scalabrini Ortiz de esta ciudad. Allí irrumpieron alrededor de diez personas fuertemente
armadas, quienes en pocos minutos lo acorralaron, lo golpearon e interrogaron por espacio
de veinte o treinta minutos. En el operativo, le robaron distintos elementos de valor que
Buzzalino poseía. Luego, fue esposado y conducido a la calle donde había dos o tres autos
y más individuos esperándolo. Lo subieron encapuchado en el piso de uno de los
automóviles y lo llevaron a la E.S.M.A. Durante su detención recibió un golpe que le
produjo una herida en la cabeza. Recordó que el operativo estuvo encabezado por el capitán
Menéndez y también se encontraban Whamond, Carella, Rioja, Savio, Pernías, Linares y
Weber, entre otros. Una vez en la E.S.M.A. fue arrojado, encapuchado y esposado, en el
sótando del casino de oficiales. Allí recibió golpes de puño y con palos cada quince
minutos aproximadamente y le fue asignado el número 213. Tiempo después fue llevado a
un cuarto para interrogarlo, donde lo desnudaron y lo tiraron sobre un colchón adonde lo
sometieron a pasajes de corriente eléctrica con una picana controlada por los oficiales Rioja
y Carella. Señaló que mientras lo picaneaban, los nombrados bebían whisky y se reían.
También estuvieron presentes en dicha sesión los mellizos García Velasco, quienes lo
interrogaban. Buzzalino indicó también que en una oportunidad, mientras permanecía en el
sótano acostado en el piso, encapuchado y esposado por la espalda, los guardias le pasaron
por encima con una motocicleta y lo sometieron a simulacros de fusilamiento. Buzzalino
mencionó que fue interrogado en varias oportunidades con golpes y pasajes de corriente
eléctrica, además de haber sufrido el denominado “submarino seco”, que consiste en
colocar una bolsa de nylon en la cabeza para impedir la respiración. En esas circunstancias,
conoció a los mellizos García Velasco, Rioja, Carella y Jorge Eduardo Acosta con el alias
Ministerio Público de la Nación
de “Capitán Arriaga”. Dos o tres meses después, fue llevado al salón “Dorado”, donde lo
obligaban a leer toda la documentación que era secuestrada en los distintos allanamientos
realizados por el Grupo de Tareas. En esa época, conoció a Chamorro, al capitán de navío
González, al capitán Arduino, el teniente Spinelli, a Jorge Radice, Carlos José Pazo,
Mazola, Perren, Berrone alias “El alemán”, Yon, Ferrari, Scheller, Cavallo, Agustín, Torres
de Tolosa, Roualdes, Juan Carlos del Cerro, a “Lobo”, “Tiburón”, “Muñeco”, “Angosto” de
la Policía Federal y grupo operativo fijo de la E.S.M.A. De la Prefectura, recordó a Febres
y Azic. Del Ejército, a Coronel y Chavi Acosta (hermano de Jorge Acosta). También vio a
Massera, Vañek, Montes, Carpintero, Torti, entre otros. En cuanto a los bienes apropiados a
los secuestrados, mencionó que era un tema manejado por Massera y Radice. Buzzalino
refirió haber sido liberado de la E.S.M.A. en el verano de 1979, quedando sometido a una
especie de libertad vigilada. Desde ese momento, pasó a desempeñar tareas como mano de
obra esclava en Zapiola y Jaramillo hasta iniciado el año 1980 donde se realizaban trabajos
relativos al proyecto político de Massera. Luego fue obligado a trabajar en las oficinas que
poseían en la calle Libertad entre Santa Fe y Arenales donde hacía trabajos vinculados con
Cancillería. Después debió ir a la casa de sus padres y allí lo llamaban por teléfono o lo
pasaban a buscar, situación que duró aproximadamente tres años más, hasta después del
juicio a las juntas, a finales del año 1984 (ver fs. 14.224/28 de estas actuaciones y fs.
7823/26 del expediente nro. 7694/1999 caratulado “Astiz y otros s/ delito de acción
pública”).
La testigo María Amalia Larralde declaró haberlo visto cuando trabajaba en la
casa ubicada en la calle Zapiola, perteneciente a la familia del oficial de la Marina Radice,
donde se desarrollaban tareas de información sindical, conociendo más tarde que la víctima
había recuperado su libertad (declaración de fojas 135/41vta. del legajo nro. 64, que corre
por cuerda).
Asimismo, fue visto durante su cautiverio en la E.S.M.A. por Lisandro Raúl
Cubas, quien lo conocía como el “Gordo Alfredo”, dirigente del Sindicato de Publicidad
(declaración de fojas 11.624/5vta. de los autos principales), Horacio Edgardo Peralta
(declaración de fojas 848/851 del incidente de búsqueda formado respecto de Rodolfo
Walsh), Hebe Inés Lorenzo (declaración testimonial de fojas 12.093/9) y María Inés del
Pilar Imaz de Allende (declaración ante la CONADEP de fecha 13 de agosto de 1984, del
legajo nro. 111).
Por su parte, Marta Remedios Álvarez recordó que “Bursalino” estaba alojado en
un box junto con Marisa Murgier y Graciela García (declaración de fojas 14.111/5vta.).
Asimismo, Andrés Ramón Castillo indicó haberlo visto el día 19 de mayo de
1977, en ocasión de su propio secuestro, a quien conocía previamente y sabía que se
hallaba “desaparecido” desde aproximadamente un año antes, a quien conocía por su
desempeño como dirigente del Sindicato de Publicidad (declaración en el juicio celebrado
Ministerio Público de la Nación
en la causa nro. 13/84 ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal, obrante a fojas 44/7 del legajo nro. 25 correspondiente a Daniel
Marcelo Schapira).
Su presencia en la E.S.M.A. también fue confirmada por Carlos García y Miriam
Lewin (menciones realizadas a fojas 8965vta. y 8966vta., respectivamente).
La militancia política de la víctima fue reafirmada por Juan Gasparini, quien
indicó que Alfredo Bursalino “el gordo” era integrante de la organización Montoneros y
sindicalista del gremio de publicidad (Montoneros, final de cuentas, segunda edición, De la
Campana, La Plata, 2005, pág. 62).
IV.- CALIFICACIÓN LEGAL
Cabe destacar que, como refiriera anteriormente, respecto de los hechos
analizados en el presente dictamen ya he requerido la elevación a juicio en otras
oportunidades en relación con otros imputados. Por este motivo, habré de
remitirme a aquellos dictámenes en cuanto concierne a la aplicación del derecho
internacional en estos casos, la tipificación en el derecho interno de los crímenes
contra la humanidad, la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y el
carácter de delitos de lesa humanidad de los hechos aquí ventilados y su
imprescriptibilidad.
LA ADECUACIÓN TÍPICA DE LAS CONDUCTAS EXAMINADAS
Por los fundamentos brindados en el requerimiento de elevación a juicio
de fecha 5 de septiembre de 2012 (a los que me remito, toda vez que el presente
dictamen amplía el contenido de aquél), entiendo que corresponde calificar los
hecho objeto de este requerimiento como constitutivos de los delitos de privación
ilegítima de la libertad agravada por la condición de funcionario público del
imputado, por haberse cometido con violencia y por haberse prolongado por más
de un mes (art. 144 bis inc. 1 y último párrafo en función del art. 142 incisos 1 y 5
del Código Penal de la Nación, según la redacción de la ley 14.616), e imposición
de tormentos con el propósito de obtener información o quebrantar la voluntad de
los detenidos, agravados por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos
políticos (art. 144 ter, párrafos 1 y 3 del Código Penal de la Nación, según la
redacción de la ley 14.616), en concurso real entre sí (artículos 2 y 55 del Código
Penal de la Nación).
Ministerio Público de la Nación
V.- AUTORÍA Y RESPONSABILIDAD
A) Consideraciones generales
Antes de enunciar el grado de responsabilidad que por el hecho investigado cabe
atribuirle al imputado, resulta fundamental realizar algunas consideraciones generales en
torno a su respectiva intervención delictiva en el hecho ilícito traído a estudio.
En primer lugar, se encuentra probado que el acusado participó en el hecho aquí
examinado con libertad y discernimiento, en tanto, si bien pudo negarse a realizar los actos
delictivos solicitados, persistió en su comisión.
A su vez, no existió ninguna imposición coactiva por parte de los mandos
superiores de la Armada, y el encartado no actuó con error sobre la antijuridicidad de las
conductas encomendadas, las que se realizaban guardando el más absoluto hermetismo y
negando ante autoridades y familiares toda información relacionada con el paradero y
posterior destino de los secuestrados y desaparecidos. Estuvo dispuesto en todo momento a
realizar voluntariamente las acciones delictivas, a ejecutar cualquier orden, por aberrante
que fuera, sin oponer reparo alguno y sin titubear ante la grave dimensión de los hechos.
Precisamente, tal ilícito proceder reprocho al encartado en el presente requerimiento.
Asimismo, resulta conveniente señalar que la presente acusación se ocupa de sólo
una parte de los hechos que ocurrieron dentro del ámbito de la Escuela de Mecánica de la
Armada, los cuales deben entenderse dentro del contexto general descripto en el dictamen
de fecha 5 de septiembre próximo pasado.
En este sentido, es preciso tener en cuenta que el plan clandestino de lucha contra
los entonces denominados “elementos subversivos” demandó la utilización de la estructura
jerárquica existente en la Escuela de Mecánica de la Armada. Allí, se organizaron “grupos
de tareas” para la ejecución de las denominadas “órdenes de batalla”, con el apoyo
constante del Servicio de Inteligencia Naval.
El hecho que constituye el objeto de esta acusación se cometió a través de la
utilización de la estructura militar y siguiendo las órdenes impartidas por los Comandantes
de las Juntas, transmitidas por quienes se desempeñaron en la respectiva cadena de
comando y ejecutadas generalmente por quienes contaban con menos jerarquía dentro del
escalafón militar, organizados en grupos operativos que cumplían diferentes funciones de
manera rotativa y de acuerdo a un plan de “división de trabajo”.
No debe olvidarse que el principal objetivo de las Fuerzas Armadas que tomaron
el poder político el 24 de marzo de 1976 consistió en imponer el terror generalizado a
través de la tortura masiva y la eliminación física o desaparición forzada de miles de
Ministerio Público de la Nación
personas que se opusieron a las doctrinas emanadas de la cúpula militar (cfr. “Plan General
del Ejército”, el “Plan de Seguridad Nacional” y la “Orden Secreta” de febrero de 1976, así
como los Reglamentos ya existentes y otros dictados en su consecuencia, que evidencian el
funcionamiento concreto de tal estructura represiva).
Asimismo, en la causa nro. 13/84 quedó debidamente acreditado que los
Comandantes en Jefe de la Armada Emilio Eduardo Massera y Armando Lambruschini
ordenaron un modo de combatir al terrorismo consistente en: aprehender sospechosos;
mantenerlos clandestinamente en cautiverio bajo condiciones inhumanas de vida;
someterlos a tormentos para obtener información y luego ponerlos a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional o, en su gran mayoría, eliminarlos físicamente.
De esta forma, se empleó la organización militar para cometer un sinnúmero de
delitos, poniéndose en marcha una maquinaria clandestina de represión que actuaba al
margen de la ley, mediante la cual los sujetos que ocupaban las más altas jerarquías
cometían crímenes sin tener que supeditar su realización a la decisión autónoma del
eventual ejecutor, que a su vez actuaba con libertad y responsabilidad, pues no se
encontraba coaccionado ni engañado.
Considero que a los efectos de determinar la responsabilidad del encartado, en
primer lugar, debe tenerse en cuenta lo dispuesto en la Ley nro. 16.970 (Ley de Defensa
Nacional), sancionada y promulgada el 6 de octubre de 1966 y vigente al momento de los
hechos, donde se determinaba quiénes eran los responsables de establecer las políticas y
estrategias directamente vinculadas con la Seguridad Nacional, formular planes nacionales
de corto, mediano y largo plazo e impartir las directivas a las que debían ajustarse todos los
sectores de la comunidad nacional en lo relativo a la acción para la seguridad (artículo 8,
incs. a, c, d y e).
En este sentido, disponía que el Presidente de la Nación -en su carácter de Jefe
Supremo de la Nación y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas- era la máxima
responsabilidad en la dirección superior de la defensa nacional y que el Consejo Nacional
de Seguridad (CO.NA.SE.) y su Secretaría, el Comité Militar (C.M.) y la Central Nacional
de Inteligencia (C.N.I.) dependían de él en forma directa e inmediata (artículos 9 y 11).
A los fines de este requerimiento, resulta relevante advertir que el Comité Militar,
presidido por el Presidente de la Nación, estaba integrado por el Ministro de Defensa y la
Junta de Comandantes en Jefe, formada por los Comandantes en Jefe de las Fuerzas
Armadas, y su competencia comprendía: a) Planear la estrategia militar y la conducción
estratégica de las operaciones militares; b) Asignar responsabilidades operativas y
logísticas a cada fuerza armada, de acuerdo con la planificación estratégica; c) Establecer
comandos conjuntos y específicos y d) Formular la doctrina conjunta de las Fuerzas
Armadas, y las políticas para el adiestramiento conjunto (artículos 19 y 20).
Ministerio Público de la Nación
Por ende, toda vez que el esquema de poder descripto en la Ley de Defensa
Nacional se mantuvo hasta iniciada la presidencia de facto de Reynaldo Benito Bignone
-disolviéndose en ese entonces la Junta de Comandantes en Jefe- no puede quedar duda de
que los Comandantes en Jefe de cada una de las Fuerzas Armadas, el Presidente de la
Nación -designado por la Junta Militar- y el Ministro de Defensa fueron los encargados de
llevar a cabo las funciones mencionadas en el párrafo anterior, teniendo en todo momento
el poder de decisión y control sobre el modo, tiempo, lugar y personas que intervendrían en
las operaciones militares destinadas a “aniquilar a la subversión”, lo que los convierte en
los máximos responsables de los delitos cometidos durante el terrorismo de estado.
El cargo de Comandante en Jefe de la Armada durante la última dictadura militar
fue ocupado sucesivamente por Emilio Eduardo Massera (18/12/75-15/09/78), Armando
Lambruschini (15/09/78-11/09/81), Jorge Isaac Anaya (11/09/81-01/10/82) y Rubén Oscar
Franco (01/10/82-01/2/84).
Por su parte, como Comandante en Jefe del Ejército se desempeñaron Jorge Rafael
Videla (18/12/75-01/08/78), Roberto Eduardo Viola (01/08/78-28/12/79), Leopoldo
Fortunato Galtieri (28/12/79-17/06/82) y Cristino Nicolaides (18/06/82 hasta diciembre de
1983), mientras que Orlando Ramón Agosti (18/12/75-25/01/79), Omar Rubens Graffigna
(25/01/79-17/12/81), Basilio Lami Dozo (17/12/81-17/08/82) y Augusto J. Hughes
(17/08/82 hasta diciembre de 1983) fueron los Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea.
Asimismo, la Presidencia de la Nación de facto fue ocupada por Jorge Rafael
Videla (29/03/76-29/03/81), Roberto Eduardo Viola (29/03/81-11/12/81), Carlos Alberto
Lacoste (11/12/81-22/12/81), Leopoldo Fortunato Galtieri (22/12/81-17/06/82) y Reynaldo
Benito Bignone (01/07/82 - 10/12/83).
Finalmente, el cargo de Ministro de Defensa Nacional -hasta 1981- y Ministro de
Defensa -con posterioridad- fue ocupado por el brigadier José María Klix (29/03/7606/11/78), el contralmirante David Horacio de la Riva (06/11/78-29/03/81), el
contralmirante Norberto M. Couto (29/03/81-12/12/81), Amadeo Ricardo Frúgoli
(22/12/81-17/06/82) y Julio J. Martínez Vivot (01/07/82-10/12/83).
En otro orden de ideas, la Ley de Defensa Nacional creaba como organismo de
trabajo del Comité Militar, un Estado Mayor Conjunto integrado por personal de las tres
Fuerzas Armadas que dependía de la Junta de Comandantes en Jefe. Además, disponía que
el Jefe del Estado Mayor Conjunto se desempeñaba como Secretario en las reuniones del
Comité Militar (artículos 21 y 23).
Similar función le atribuía al Jefe del Estado Mayor Conjunto el Reglamento para
el funcionamiento de la Junta Militar, el Poder Ejecutivo Nacional y la Comisión de
Asesoramiento Legislativo, cuyo artículo 1.3.4 establecía que “el cargo de Secretario de la
Junta Militar será ejercido por el Jefe del Estado Mayor Conjunto”.
Ministerio Público de la Nación
En el cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto se desempeñó, entre otros, Julio A.
Torti (17/12/76-19/12/77).
Al igual que ocurría dentro de cada una de las fuerzas, el Estado Mayor Conjunto
de las Fuerzas Armadas estaba integrado por un Jefe de Operaciones, un Jefe de
Inteligencia y un Jefe de Logística, encargados de brindar asesoramiento al Jefe del EMC y,
por ende, también responsables de la redacción de los planes y directivas a las que debían
ajustarse todos los sectores de la comunidad nacional en lo relativo a la acción para la
seguridad, elaborados entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.
En cuanto a la obtención de información e inteligencia necesarias para el
planeamiento de la estrategia militar y de la conducción estratégica de las operaciones
militares, se establecía que el Estado Mayor Conjunto fuera asistido por los servicios de
inteligencia de las tres Fuerzas Armadas (artículo 24).
Al mismo tiempo, el Jefe del EMC también recibía información en lo concerniente
a la seguridad nacional de la Central Nacional de Inteligencia. Entre las funciones de dicho
organismo se encontraba realizar y centralizar las actividades de inteligencia necesarias
para el planeamiento de la política y estrategia nacional inherentes a la seguridad nacional,
formular la doctrina nacional de inteligencia y mantener enlace técnico funcional con los
organismos de inteligencia e información de los comandos en jefe (artículo 25).
Lo señalado es conteste con lo afirmado en el “Informe Rattenbach” emitido el 2
de diciembre de 1982 por la Comisión de Análisis y Evaluación de las responsabilidades
políticas y estratégicas militares en el Conflicto del Atlántico Sur. Allí se afirmó que “la
producción de la inteligencia (…) es responsabilidad de los organismos de inteligencia de
cada una de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor Conjunto quienes, por otra parte,
integran la CNI” y que el Jefe del Estado Mayor Conjunto es el Secretario del Comité
Militar y el titular del máximo organismo de nivel conjunto de las FF.AA. (párrs. 717 y
813).
En otro orden de ideas, para determinar la responsabilidad del imputado por el
hecho que aquí se investiga, también es necesario tener en cuenta lo dispuesto en el Plan de
Capacidades (PLACINTARA), C.O.N. nro. 1/75 “S” contribuyente a la Directiva
Antisubversiva COAR nro. 1/75 “S”, que modificó la estructura jerárquica y funcional de la
Armada Argentina.
En este sentido, el máximo responsable de la fuerza continuaba siendo el
Comandante en Jefe de la Armada que formaba un Estado Mayor cuyo Jefe establecía
relaciones funcionales con los distintos Comandos, que dependían jerárquicamente del
Comandante en Jefe de la Armada.
Las fechas de actuación consideradas en el presente requerimiento han sido
reconstruidas y consignadas a partir de la compulsa de los legajos personales de servicios
de las personas que a continuación se nombrarán, y de diversas actuaciones, declaraciones e
Ministerio Público de la Nación
informes glosados en autos, sin perjuicio de las imprecisiones que puedan surgir de su
cotejo.
En el cargo de Jefe del E.M.G.A. se desempeñaron Armando Lambruschini
(26/12/73-15/09/78), Antonio Vañek (22/09/78-05/02/80), Jorge Isaac Anaya (18/02/8011/09/81) y Alberto Gabriel Vigo (14/09/81-20/09/82), sin perjuicio de que este último
continuó desempeñando el cargo anterior de Comandante de Operaciones Navales.
Uno de estos Comandos, el Tercero, era el de Operaciones Navales. Del
Comandante de Operaciones Navales, dependían jerárquicamente todas las Fuerzas de
Tareas. El nombrado estaba encargado de formar un Estado Mayor, cuyo Jefe establecía
relaciones funcionales con los distintos Comandantes de las Fuerzas de Tareas. En el cargo
de Jefe del Estado Mayor del Comando de Operaciones Navales se desempeñaron Manuel
García Tallada (14/04/76-04/01/77), Rubén Oscar Franco (19/07/77-20/01/78), Leopoldo
Alfredo Suárez del Cerro (20/01/78-30/01/79) y Rodolfo Antonio Remotti (26/02/7914/02/80).
Por su parte, en el cargo de Comandante de Operaciones Navales se desempeñaron
Luis Mendía (30/01/75-04/01/77), Antonio Vañek (04/01/77-22/09/78), Julio A. Torti
(22/09/78-05/02/80), Pedro Santamaría (05/02/80-22/12/80), Alberto Gabriel Vigo
(26/12/80-14/09/81), Juan José Lombardo (14/12/81-27/09/82) y Rodolfo Antonio Remotti
(desde el 27/09/82).
De las once Fuerzas de Tareas existentes, las más importantes con relación a los
hechos que aquí se investigan fueron la Fuerza de Tareas 3 (Agrupación Buenos Aires) y la
Fuerza de Tareas 4 (Prefectura Nacional Naval).
El Comandante de la Fuerza de Tareas 3, que a la vez era el Jefe de Operaciones
del E.M.G.A., como ya señalé dependía jerárquicamente del Comandante de Operaciones
Navales. En dicho cargo, se desempeñaron Oscar Antonio Montes (20/01/76-30/05/77),
Manuel García Tallada (30/05/77-19/12/77), Julio Antonio Torti (19/12/77-21/09/78), José
Néstor Estévez (figura “A.C.” en el informe de fs. 1879 de la causa, y a fs. 35 de su legajo
entre 21/09/78-18/12/78), Carlos Alberto Andrés Bonino (18/12/78-26/01/79), Humberto
Barbuzzi (15/02/79-14/12/79), Rubén Oscar Franco (como subjefe entre el 04/12/78 y el
07/02/80), Juan José Lombardo (20/02/80-19/12/80), Edgardo Aroldo Otero (como subjefe
a cargo entre el 26/12/80 y el 01/02/82), Leopoldo Alfredo Suárez del Cerro (26/12/8010/12/81), Guillermo Costa (figura AC de la Jefatura de Operaciones del E.M.G.A
27/04/82-14/07/82), José María Arriola (Comandante de la Fuerza de Tareas 3, 27/04/8214/07/82), Edgardo Aroldo Otero (14/7/82-29/12/82), Mario Pablo Palet (10/12/8220/10/83) y Miguel Ángel Alberto Rodríguez (20/10/83-14/12/83) (legajos de servicios y
conceptos de los imputados ante la Armada Argentina e informe de fs. 1879/81).
Dentro de la Fuerza de Tareas 3, se encontraban incluidas las siguientes
dependencias: el Batallón de Seguridad de la sede del Comando General de la Armada, la
Ministerio Público de la Nación
Base Aeronaval Ezeiza, el Arsenal de Artillería de Marina de Zárate, el Apostadero Naval
San Fernando, el Apostadero Naval Buenos Aires, la Escuela Nacional de Náutica, el
Arsenal Naval Azopardo y, por último, la Escuela de Mecánica de la Armada.
Por su parte, la Fuerza de Tareas 4 correspondía a la Prefectura Naval Argentina.
En el cargo de Prefecto Nacional Naval, se desempeñaron Manuel García Tallada
(20/01/75-14/04/76), Pedro Santamaría (14/04/76-05/02/80) y José Suppicich (05/02/8001/03/82).
Respecto a las relaciones existentes entre Fuerzas de Tareas, el PLACINTARA
disponía que los efectivos y medios que una Fuerza de Tareas asignaba a otra quedaban
bajo control operacional de esta última hasta el cumplimiento de la tarea para la que fueron
requeridos (fs. 29). Asimismo, cuando para el cumplimiento de una misión debían
ejecutarse operaciones efectivas, la unidad, organismo o fracción de los mismos que debía
ser empleada quedaba subordinada operativamente al Comando de la Fuerza de Tareas con
prioridad sobre todo otro tipo de dependencia o relación, desde que se iniciaba el
alistamiento inmediato para cada acción hasta que la misma fuera completada (fs. 29).
Asimismo, el Comandante de la Fuerza de Tareas 3 y el Prefecto Nacional Naval
mantenían relaciones funcionales por medio de enlaces, labor que dentro de la Fuerza de
Tareas 3 cumplieron, entre otros, los prefectos Gonzalo Sánchez, Héctor Febres, Roberto
Carnot, Jorge Manuel Díaz Smith y Juan Antonio Azic.
Al estar la E.S.M.A. incluida dentro de la Fuerza de Tareas 3, su Director, que
también era el Comandante del Grupo de Tareas 3.3, dependía jerárquicamente del
Comandante de la Fuerza de Tareas 3. En el cargo de Director de la E.S.M.A., se
desempeñaron Rubén Jacinto Chamorro (22/12/75-02/05/79), José Suppicich (02/05/7928/01/80), Edgardo Aroldo Otero (23/01/80-26/12/80), José María Arriola (26/12/8010/12/82) y Héctor Horacio González (10/12/82-08/03/85).
A la vez, la Escuela de Mecánica de la Armada dependía administrativamente de
la Dirección General de Instrucción Naval (actualmente Dirección de Educación Naval),
organismo dependiente de la Dirección General del Personal Naval (DGPN). En el cargo de
Director General del Personal Naval se desempeñaron Carlos Jaime Fraguio (10/02/7615/09/76), Horacio González Llanos (15/09/76-07/12/77), Jorge Isaac Anaya (07/12/7707/02/80), Rubén Oscar Franco (07/02/80-05/01/82), Rodolfo Antonio Remotti (09/12/8120/09/82) y Carlos Alberto Andrés Bonino (20/09/82-20/12/83).
Por su parte, como Director General de Instrucción Naval se desempeñaron César
A. Guzzetti (desde 1975-29/04/76), Edgardo J. Segura (29/04/76-06/09/76), Roberto
Ernesto Otto Wulff de la Fuente (06/09/76-28/01/77), Luis Pedro Horacio Sánchez Moreno
(28/01/77-01/04/79), Juan Carlos Malugani (30/03/79-12/09/79), Jorge Isaac Anaya
(12/09/79-07/02/80), Alberto César Barbich (07/02/80-29 ó 30/03/81), Rodolfo Antonio
Ministerio Público de la Nación
Remotti (29/01/81-02/12/81), Edmundo Juan Schaer (02/12/81-20 o 17/09/82) y Carlos
Alberto Andrés Bonino (20/09/82-29/12/83).
Sin perjuicio de que la Jefatura del Servicio de Inteligencia Naval debía
asesoramiento directo al Comandante en Jefe de la Armada, de acuerdo al PLACINTARA,
el SIN tenía la función de desempeñarse como el órgano de inteligencia de la Fuerza de
Tareas nro. 3 (fs. 42 de dicho documento). En este contexto, los miembros del SIN que se
desempeñaron en la E.S.M.A. dependieron funcionalmente del Comandante del Grupo de
Tareas 3.3/2 y/o del Jefe del GT 3.3/2.
Por último, el Subdirector de la E.S.M.A., que también era Jefe del Estado Mayor
del G.T. 3.3 y Jefe de la Unidad de Tareas 3.3/2, dependía del Director de la E.S.M.A. y,
formalmente, era el superior jerárquico de los Jefes de Inteligencia, Operaciones y
Logística del G.T. 3.3/2, más allá de que en el caso particular del capitán Acosta numerosos
testigos señalaron el trato directo que éste tenía -en la práctica- con el Almirante Massera.
En dicha función se desempeñaron Olegario Salvio Menéndez (24/03/76-12/07/76), Jorge
Raúl González (desde el 12/07/76 hasta agosto de 1978, aunque estas fechas no son
concluyentes, ya que aún no se cuenta con el legajo de servicios de este imputado ante la
Armada Argentina), Jorge Vildoza, Horacio Estrada y José María Arriola (14/02/8026/12/80).
Finalmente, se establecía que entre las Fuerzas Armadas se debían realizar los
acuerdos necesarios a efectos del cumplimiento de la misión de “aniquilar a la subversión”,
procurando el mejor aprovechamiento de los medios disponibles. Para ello, se disponía que
en todos los casos se buscaría acordar localmente el máximo apoyo entre las Fuerzas,
compatible con su capacidad operacional y, eventualmente, con la concurrencia de otros
efectivos procedentes de áreas donde no se apreciara la necesidad de su intervención. En el
marco de esta tarea conjunta de las Fuerzas Armadas, se preveía el intercambio de Oficiales
de Enlace entre las Fuerzas (fs. 27 del PLACINTARA).
Estos acuerdos implicaban la cooperación entre las Fuerzas Armadas a nivel
nacional, ya sea para la participación en operativos de secuestro de personas o en la entrega
de detenidos. En este sentido, era común que personas detenidas por otra fuerza, luego
fueran llevadas a la Escuela de Mecánica de la Armada.
Por otra parte, numerosos detenidos en la ESMA fueron obligados a realizar
trabajos a favor de los integrantes del Grupo de Tareas 3.3/2, teniendo en cuenta las
habilidades y capacidades personales de cada uno. Esas tareas debían ser realizadas por los
detenidos en forma compulsiva, sin recibir ninguna remuneración a cambio e incluso con
los grilletes puestos.
Uno de los destinos donde se llevaron adelante este tipo de trabajo fue el
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, donde estuvieron bajo la supervisión de, entre
Ministerio Público de la Nación
otros, el Director General de Prensa y Difusión Roberto Pérez Froio y su ayudante Eugenio
Bautista Vilardo.
Ahora bien, el Grupo de Tareas 3.3/2 se estructuró en tres sectores: “Inteligencia”,
“Operaciones” y “Logística”.
La sección “Inteligencia” fue la encargada de evaluar la información obtenida,
para lograr la ubicación y señalamiento de las personas a secuestrar. Los oficiales de
Inteligencia planificaron todos los operativos de secuestro, tuvieron a su cargo a los
prisioneros durante toda su permanencia en la E.S.M.A., manteniéndolos ilegalmente
privados de su libertad en condiciones inhumanas de vida, llevaron adelante los
interrogatorios donde practicaron sistemáticamente la tortura e intervinieron en la decisión
de los “traslados”, es decir, la desaparición física de los secuestrados.
La Cámara de este fuero, al confirmar el procesamiento de algunos de los
imputados en el marco de la causa nro. 7694/99 caratulada “Astiz Alfredo y otros s/delito
de acción pública” del registro de la Secretaría nro. 23 de este Tribunal (ver resolución de
fs. 864/925), tuvo por probado, con el carácter provisorio propio de una resolución de esta
naturaleza, que en determinado momento histórico el sector llamado “Inteligencia” estaba
comandado por Jorge Acosta (“Tigre”, “Santiago” o “Aníbal”) y que formaban parte de él
Francies Whamond (“Pablo” o “Duque”), Antonio Pernías (“Rata”, “Martín” o “Trueno”) y
el oficial Raúl Enrique Scheller (“Mariano” o “Pingüino”).
Asimismo, de las probanzas recolectadas durante la instrucción también se
desprende que Alfredo Astiz, Juan Carlos Rolón, Oscar Rubén Lanzón, Ricardo Miguel
Cavallo, Randolfo Agusti Scacchi, Orlando González, Antonio Rosario Pereyra, Juan
Arturo Alomar, Carlos Daviou, Alberto Eduardo González, Jorge Manuel Díaz Smith,
Miguel Ángel Benazzi Berisso y Carlos Octavio Capdevila también formaban parte de este
sector.
Por su parte, la sección “Operaciones” tenía a su cargo la ejecución concreta de los
secuestros, robos de automóviles y saqueos de viviendas. Operaba con los datos que le
brindaba “Inteligencia”.
Así, mientras los detenidos eran torturados, un grupo operativo estaba siempre
dispuesto para salir a secuestrar a otras personas en caso de obtenerse nuevos datos.
Nuevamente según la Cámara del fuero, esta sección se encontraba dividida en
miembros permanentes y rotativos, comandada por Enrique Yon y Jorge Perren, y entre sus
integrantes se encontraba Pablo Eduardo García Velasco.
Integraban este sector Ricardo Guillermo Corbetta, Hugo Enrique Damario,
Ricardo Jorge Lynch Jones, Daniel Humberto Baucero, Rodolfo Oscar Cionchi, Miguel
Ángel García Velasco, y miembros de la Policía Federal Argentina, del Servicio
Penitenciario Federal, de la Prefectura Naval Argentina, del Ejército y de la Fuerza Aérea,
entre los que puede mencionarse a Ernesto Frimón Weber, Juan Carlos Fotea, Claudio
Ministerio Público de la Nación
Orlando Pittana, Carlos Orlando Generoso, Juan Antonio Azic, Héctor Antonio Febres,
Julio César Coronel y Carlos Guillermo Suárez Mason, aunque muchos de ellos también
fueron vinculados con la custodia de detenidos y la ejecución de torturas.
Por último, la sección “Logística” se ocupaba del apoyo y aprovisionamiento de
los grupos operativos y del desarrollo de la infraestructura del G.T. 3.3/2, lo que incluía el
mantenimiento y refacción del edificio y la administración de las finanzas.
Justamente, el financiamiento del G.T. 3.3/2 no sólo se basaba en los fondos que la
superioridad de la Armada le destinaba, sino también en el saqueo y robo sistemático de las
pertenencias de los detenidos-desaparecidos (muebles, electrodomésticos, objetos
personales, ropa, dinero, etc.), la mayoría de las cuales eran depositadas en el “pañol
grande” ubicado en el tercer piso de la E.S.M.A.
Asimismo, algunos automóviles que pertenecían a los detenidos fueron utilizados
en los operativos de secuestro de otras personas y sus inmuebles transferidos a poder de los
secuestradores mediante la falsificación de documentos, asumiendo algún miembro del
G.T. la identidad del propietario, o mediante la firma bajo tormento de títulos y/o boletos de
compraventa.
En este sector se destacaron, entre otros, Jorge Radice, Carlos José Pazo, Néstor
Omar Savio, Héctor Francisco Polchi, Omar Alfonso Eyzaguirre, Guillermo Horacio Pazos
y Alejandro Spinelli, entre otros.
Sin embargo no debe olvidarse que, como señaló Graciela Beatriz Daleo en su
testimonio que en copia obra a fs. 113/4 de la causa nro. 1376/04, “ninguno de los
departamentos que funcionaban en la E.S.M.A. (‘logística’, ‘inteligencia’ y ‘operativo’)
era estanco. De esta manera, miembros del grupo de tareas que integraban el sector de
inteligencia (que asumía las tareas de investigación, torturas, etc.) también salían a
secuestrar”.
Del mismo modo, como relataré a continuación, miembros del sector operativo
participaron en los interrogatorios de los detenidos y contribuyeron a mantener las
condiciones inhumanas de detención que éstos padecían.
Además en la E.S.M.A. funcionaba, a la par con el G.T. 3.3/2, el G.T. 3.3/3,
manejado operativamente por el Servicio de Inteligencia Naval. Allí se desempeñaron,
entre otros, el teniente de navío Francisco Lucio Rioja, Pablo García Velasco y Hugo
Héctor Siffredi.
El centro clandestino de detención también contó con la participación de diversos
profesionales de la salud cuya función consistía en tomar parte en las sesiones de tormentos
que sufrieran los detenidos, autorizando su continuación o suspensión, realizar algún
control sobre la salud de los detenidos, aplicarles inyecciones de pentotal antes de ser
“trasladados”, asistir mínimamente a las detenidas embarazadas y participar en su parto,
todo lo cual se llevaba a cabo en un ámbito sumamente precario para la salud. Entre los
Ministerio Público de la Nación
médicos que formaron parte del GT 3.3/2 se encuentran Rogelio José Martínez Pizarro,
Carlos Octavio Capdevila y Jorge Luis Magnacco.
Finalmente, conjuntamente con los oficiales que ejercían funciones en cada sector
del G.T., en la E.S.M.A. prestaban sus servicios suboficiales que recibían las
denominaciones de “Pedros”, “Verdes” y más tarde “Pablos” y “Pablitos”. Éstos
generalmente eran suboficiales o estudiantes de la Escuela y su función era la custodia de
los secuestrados, traslado de las comidas desde la cocina hasta el sótano o a “capucha”,
vigilancia de los desplazamientos de los prisioneros al baño y participación como personal
operativo en secuestros y “paseos”. Asimismo, en numerosas ocasiones tuvieron
intervención en los interrogatorios donde las víctimas eran sometidas a torturas. Estas
guardias respondían a un jefe; desempeñaron tal función Víctor Francisco Cardo, Carlos
Galián y Víctor Roberto Olivera, en cuyo carácter eran encargados de recibir a los
prisioneros cuando ingresaban al centro clandestino y de prepararlos para ser
inmediatamente torturados.
Habiendo explicado cuáles eran las relaciones jerárquicas y funcionales dentro de
la estructura de la Armada de la República Argentina y del Comité Militar creado por la
Ley nro. 16.970, y quiénes se desempeñaron en cada cargo en el período en que se
produjeron los hechos de este requerimiento, pasaré a analizar particularmente la
responsabilidad del encausado.
Para ello, más allá de la autonomía que tenían los integrantes del Grupo de Tareas
3.3/2 para cumplir sus funciones, no debe olvidarse que como consecuencia de las
relaciones jerárquicas y funcionales que existían, subsistía, en todo momento, el deber de
informar a los mandos superiores las tareas realizadas.
A manera de ejemplo, mencionaré algunos deberes que se desprenden de la lectura
del PLACINTARA.
En primer término, se establecía que los Comandos de las Fuerzas de Tareas
coordinarían directamente en los niveles respectivos las operaciones de apoyo entre Fuerzas
de Tareas, debiendo informar al Comando de Operaciones Navales de su ejecución (fs. 28).
Como Comandante de la Fuerza de Tareas 3 (en virtud de su actuación como Jefe de
Operaciones del Estado Mayor General de la Armada) se desempeñaron Franco, Rodríguez
y Otero. Como Comandante del Comando de Operaciones Navales cumplió funciones
Vigo.
Asimismo, los Comandantes de las Fuerzas de Tareas debían informar al
Comandante de Operaciones Navales cuando hubiera novedades en las operaciones
realizadas y los resultados obtenidos (fs. 31).
En igual sentido, los Comandantes de las Fuerzas de Tareas que detenían a
personas a raíz de operaciones por ellas desarrolladas debían comunicarlas por la vía más
rápida al Comandante de Operaciones Navales, quien a la vez debía comunicar al
Ministerio Público de la Nación
Comandante en Jefe de la Armada las personas detenidas transitoriamente y liberadas (cfr.
fs. 99/101). Como Comandante en Jefe de la Armada se desempeñó Franco.
Por último, diariamente, a las 24:00 hs., debía elevarse por despacho un informe
sobre las bajas producidas el día anterior (fs. 92).
De este modo, queda demostrado que los mandos de la Armada tenían un
conocimiento, a través de los periódicos informes que se realizaban, de las actividades que
llevaba adelante el Grupo de Tareas 3.3/2. Por ende, no sólo conocían la identidad de
aquellas personas que habían sido detenidas, sino que también estaban al tanto de la
información que se obtenía por medio de la tortura de los detenidos en la E.S.M.A. y de las
condiciones inhumanas de detención a las que eran sometidos. Finalmente, conocían el
destino que les deparaba a quienes eran “trasladados”.
Esta circunstancia es mucho más clara en aquellos casos en que los imputados
concurrían asiduamente a la E.S.M.A. o tenían contacto directo con los integrantes del
grupo de tareas que se desempeñaba en ese centro clandestino de detención, o con personas
que allí se encontraban privadas de su libertad, por ejemplo, cuando estas últimas eran
obligadas a ir a trabajar al Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esta conclusión es corroborada por los testimonios de las propias víctimas y de la
gran mayoría de los imputados que revistieron cargos importantes dentro de la Armada
Argentina, quienes nunca dudaron que lo que se dio en llamar “la lucha contra la
subversión” fue siempre conducida a través de la cadena de comando y jerarquías.
En efecto, Lisandro Raúl Cubas declaró que Miguel Ángel Lauletta le había
contado que había planillas con todos los datos de los detenidos -interrogatorios, secuestros,
personal interviniente- que le remitían semanalmente al I Cuerpo del Ejército (declaración
testimonial a fs. 124/140 de la causa nro. 1376/04).
Por su parte, Oscar Antonio Montes aseguró que durante el lapso en que se
desempeñó como Comandante de la Fuerza de Tareas 3 recibía todos los informes escritos
y verbales de sus subordinados, además de realizar frecuentes inspecciones en las
dependencias bajo su supervisión. Asimismo, manifestó que “como en cualquier situación
bélica los comandantes subordinados tenían la adecuada libertad de acción en las
decisiones tácticas. De todo lo actuado en detalle me enteraba por sus informes y por las
inspecciones que realizaba personalmente” (declaración sin juramento a fs. 2037/49 de las
presentes actuaciones, sin destacar en el original).
En otra de sus declaraciones, Montes también señaló que “los informes que
pasaban los grupos de tareas al Comandante de la Fuerza de Tareas, y nosotros a su vez,
a nuestro superior, eran informes semanales sobre los acontecimientos ocurridos, ya sea
enfrentamientos, ya sea número de detenidos y cualquier otra novedad de importancia que
pudiera ser de utilidad para el superior”. Además, reconoció haber inspeccionado el
casino de oficiales de la ESMA durante su mando (declaración sin juramento a fs.
Ministerio Público de la Nación
1938/45). Al respecto, agregó que “hacía frecuentes inspecciones o visitas a la Escuela de
Mecánica, visitas no periódicas, algunas de ellas anunciadas, otras no anunciadas y que
podían ser de tarde, de noche (…) En las visitas me explicaban las operaciones que se iban
a hacer” (declaración indagatoria a fs. 2899/2902).
Esta circunstancia fue ratificada por el fallecido Luis María Mendía al declarar
que “todos los viernes debía informarse al Consejo de Guerra las operaciones
antisubversivas de todas las Fuerzas realizadas durante la semana de viernes a viernes. En
consecuencia, todas las Fuerzas de Tareas debían informarme por despacho, creo que era
los jueves (...) de todos los despachos recibidos hacíamos uno global detallando lugares,
fuerzas, zonas, etc. y se informaba al Comandante en Jefe, a quien mantenía informado
frecuentemente de la evolución de las operaciones” (declaración informativa a fs.
399/418). También manifestó que “se efectuaban visitas e inspecciones periódicas
anunciadas o sorpresivas” y que “[e]n el año 1976, cuando ejercí mi comando estuve en el
casino de oficiales de la Escuela de Mecánica” (declaraciones sin juramento a fs. 1966/74
y 1897/1910).
Similar testimonio dio Antonio Vañek. Al respecto, sostuvo que “cada Fuerza de
Tareas mandaba, no recuerdo si semanalmente o quincenalmente un despacho indicando
la cantidad de procedimientos que realizaba, si hubo detenidos y la información sobre su
accionar”. Además, el imputado reconoció haber realizado esporádicas visitas a las
Fuerzas de Tareas “cuando mis obligaciones operativas lo permitían, pero mi costumbre
era llamar más o menos cada dos o tres meses a los Comandantes de las Fuerzas de
Tareas a Puerto Belgrano para que en conjunto se transmitieran las experiencias que
habían” (declaración informativa a fs. 419/28). En otra declaración recordó que
“[s]emanalmente recibía un informe de las Fuerzas de Tareas que estaban subordinadas,
se hacía el resumen y se elevaba al Comando en Jefe de la Armada (…) Todas las semanas
se comunicaban al Comando de Operaciones Navales los detenidos en operaciones para
ejercer la supervisión de la acción planeada y llevar la estadística de lo que está
sucediendo” y que “[l]as veces que visité la Escuela de Mecánica no fueron muchas (…)
visité el Casino” (declaración sin juramento a fs. 1911/21).
Finalmente, expresó que “[c]uando recibí el Comando mantuve informado a todo
mi personal en todos los niveles jerárquicos de todo lo relacionado con el enemigo
subversivo, las situaciones estratégicas y tácticas que se vivían, los procedimientos, las
bajas, los resultados de las distintas acciones. Se efectuaban Mensajes Navales periódicos
redactados en base a un informe tipo indicando la cantidad de procedimientos, bajas y
detenidos. Este parte llegaba a mí vía Comando y yo los elevaba al Jefe del EMGA. Otro
sistema era el establecido a través de la supervisión de la acción por los distintos
Comandos” (declaración sin juramento a fs. 1999/2004).
Ministerio Público de la Nación
En igual sentido, Manuel Jacinto García manifestó que en su carácter de
Comandante de la Fuerza de Tareas 3 efectuaba frecuentes inspecciones a los Grupos de
Tareas y recibía tantos informes como resultaba necesario, puesto que ejercía la supervisión
en su ámbito en todos los niveles, a lo que agregó que “recibía informes muy frecuentes e
inspeccionaba personalmente varias veces los grupos de tareas que comprendían la F.T.
Además recibía partes de cada una de las operaciones e informes verbales” (declaración
sin juramento a fs. 2052/7vta.). Por otra parte, destacó que “[d]urante el período en que
cumplí mis funciones visitaba al comando de la fuerza de tareas en su central de
operaciones, es decir, en la planta baja de la casa de oficiales de la Escuela de Mecánica
de la Armada. La periodicidad de las informaciones que se elevaban era semanal y eran
informaciones bastante completas que se le daban al Comando de Operaciones Navales,
no recuerdo fehacientemente qué datos contenía esta información pero eran realmente
completas. Ejercía el control -propio de mi Jefatura- sobre los grupos de tareas
entrevistando a los comandantes de grupo de tareas, los cuales me informaban de los
problemas que tenían y me daban un concepto general de las operaciones que habían
realizado” (declaración sin juramento a fs. 1930/8).
En relación con las inspecciones a la ESMA, al momento de ser indagado expresó
que “[s]e trataba de hacer la mayor cantidad de visitas factibles con el tiempo disponible,
pero siempre dentro de una norma que me había autoimpuesto en el sentido de no demorar
más de una semana en efectuar una visita a la sede o al Comando del GT” (fs. 2905/8).
Similar testimonio brindó Julio Antonio Torti, al afirmar que “[l]a Armada
conocía el accionar antisubversivo en todos sus escalones. Esta información servía
inclusive como una forma de perfeccionar las propias medidas defensivas adecuándolas a
las diferentes tácticas que se empleaban. En todos los niveles se efectuaban vía comando
informes periódicos independientemente de aquellos que la urgencia hubiera requerido
efectuar (…) sin perjuicio de ello efectué visitas e inspecciones (...) La supervisión era la
normal y de práctica reglamentaria en uso de la Armada. Informes escritos y verbales,
partes, exposiciones informativas e inspecciones y visitas. Durante las visitas e
inspecciones que efectué a los distintos grupos y/o fuerzas sólo observé ocasionalmente un
número sumamente reducido de personas demoradas en averiguación de antecedentes o
detenidos por breves lapsos debido a la investigación que pudiera estar desarrollándose”
(declaración sin juramento a fs. 1975/81).
Pedro Santamaría, a su vez, declaró que “debía informar al Comandante de
Operaciones Navales semanalmente. Durante los cuatro años de mis tareas como Prefecto
Nacional, creo haber concurrido a la Escuela de Mecánica”, lo cual reiteró en otra
oportunidad: “he efectuado visitas, inspecciones coordinadas o no. No recuerdo la
periodicidad pero fueron varios los recorridos que efectué a mis Comandos subordinados.
Ministerio Público de la Nación
En tales visitas se me informaba del estado de la situación subversiva y del accionar del
GOEA” (declaraciones sin juramento a fs. 1922/30 y 1988/96).
Igualmente, Humberto José Barbuzzi manifestó que “[t]odas las semanas los
G.T. producían un parte pormenorizado que sintetizaba a nivel de Fuerza para su
elevación al CON y éste al CEJA. Las inspecciones y/o visitas se realizaban
periódicamente, tanto por las inspecciones en sí (aspecto reglamentario), como para el
aspecto conducción del personal que intervenía en estas tareas inherentes a una guerra.
Algunas de estas visitas eran presididas por mí, y otras acompañando a autoridades
navales. En cuanto a informes, además de los periódicos, los recibía a través de mensajes
navales, partes escritos y verbales las veces que las circunstancias lo exigían” (declaración
sin juramento a fs. 2071/83).
Acorde a lo señalado, Rubén Oscar Franco declaró que “[t]odas las novedades,
en general, eran informadas por los G.T. en forma detallada o pormenorizada y,
semanalmente, en forma resumida era elevada por los distintos escalones hasta el nivel del
CEJA. Las novedades sobre detención y demoras eran informadas, normalmente de
inmediato, a la Fuerza por mensaje”. La supervisión de sus subordinados la ejerció “por
contacto directo entre Comandantes, partes diarios, semanales, mensuales, contactos
telefónicos y también visitas anunciadas o sin aviso”. Sobre este último punto, dijo haber
efectuado dos visitas a los componentes de la F.T. 3 (declaraciones a fs. 2084/93 y 2925/7).
Las visitas y controles de los altos mandos de la Armada a la Fuerza de Tareas 3 y
al Grupo de Tareas 3.3/2 también fueron reconocidas por Alberto Gabriel Vigo a fs.
2005/13 (“he inspeccionado en distintas oportunidades las diferentes F.T.”), Rodolfo
Antonio Remotti (fs. 2022/7), Leopoldo Suárez del Cerro a fs. 2096/2101 y 2930/2
(“[h]e inspeccionado todos los G.T. subordinados, no recuerdo cuántas veces, pero fueron
las necesarias para estar debidamente informado” y “[p]uedo asegurar que hice todas las
inspecciones, visitas, recibí todos los partes e informes necesarios que me permitieron
supervisar la acción planeada en el GT 3.3”), José Néstor Estévez (fs. 2915/7) y Juan
José Lombardo a fs. 2119/26 y 2935/40 (“[n]o recuerdo cuántas visitas o inspecciones
efectué, pero fueron varias: fui a la ESMA, a Zárate, a Azul, etc.” e “[h]ice visitas junto al
Almirante Anaya, hice otra visita con el Almirante Santamaría y una o dos visitas yo
solo”).
Asimismo, quienes estuvieron destinados en la E.S.M.A. también reconocieron la
existencia de visitas y controles de sus superiores jerárquicos.
En efecto, Rubén Jacinto Chamorro declaró que las operaciones de inteligencia
encubiertas se desarrollaron de acuerdo a las órdenes recibidas mediante la cadena de
comando. Así también, indicó que en la E.S.M.A. funcionaba una central de operaciones
con equipos de comunicación provistos por la Armada, a través de los cuales el Grupo de
Tareas se comunicaba inmediatamente con la Central de Operaciones del C.E.J.A. (donde
Ministerio Público de la Nación
estaba el Comandante de la Fuerza de Tareas 3), con los equipos instalados en las unidades
móviles de las Unidades de Tareas, con las patrullas del Área 3 Alfa del Comando Subzona
Capital Federal del Primer Cuerpo del Ejército y con la Policía Federal Argentina. Así,
manifestó que la E.S.M.A. expedía los pedidos de áreas libres y los solicitaba a la Fuerza de
Tareas 3, que a su vez tramitaba tal requerimiento ante el Cuerpo del Ejército respectivo
(ver declaración de fs. 2140/74vta., el subrayado no corresponde al texto original).
Chamorro también sostuvo que se comunicaba la salida y destino de los detenidos
por la cadena de mandos pertinente y destacó al ser indagado que “en repetidas
oportunidades fui llamado por el Comandante de Operaciones Navales -Almirante Vañeka Puerto Belgrano a hacer exposiciones ante los Comandos Superiores de la Armada, de
la Flota de Mar, de Infantería de Marina y de Aviación Naval sobre las actividades de la
Escuela de Mecánica (…) No tengo dudas que la Marina sabía perfectamente, por lo
menos a nivel de sus Comandos Superiores y yo diría a nivel de Oficiales Subalternos
hasta Teniente de Fragata, qué es lo que la Escuela de Mecánica estaba haciendo y por
qué lo hacía (...) La Escuela de Mecánica y el Grupo de Tareas 3.3 recibieron las visitas e
inspecciones de sus superiores jerárquicos en diversas oportunidades. En otras ocasiones
yo personalmente concurrí o fui citado para dar parte del desarrollo de nuestras
actividades” (ver fs. 357/76).
Finalmente, al ampliar su declaración indagatoria expresó que “[l]as instalaciones
de la U.T.3.3.2 fueron visitadas en reiteradas ocasiones por diferentes autoridades tales
como el Comandante en Jefe de la Armada, Jefes del EMGA, Comandantes de
Operaciones Navales. Aparte de ellos, varios oficiales Almirantes concurrían a los mismos
fines. Cuando se trataba de una primera visita anunciada, normalmente se les efectuaba
una exposición de los aspectos de mayor interés de las operaciones, puesta en situación y
características del enemigo, procedimientos utilizados, material y personal capturado y
una recorrida por la totalidad de las instalaciones. Además de las autoridades navales
fueron a la ESMA varias veces autoridades del Ejército, Fuerza Aérea y de Seguridad y
Policiales (...) Fui frecuentemente inspeccionado por toda la cadena de Comando superior
a mí: COARA, Jefes del EMGA, CON y Comandante de la F.T. 3” (fs. 2140/74).
En consonancia, José Antonio Suppicich, quien también se desempeñó como
Director de la E.S.M.A., aseguró que las novedades eran inmediatamente informadas al
Comandante de la Fuerza de Tareas 3, amén de la síntesis semanal correspondiente;
precisamente a dicho Comando se transmitían los pedidos de áreas libres y que “[l]a
Escuela y el G.T. y sus instalaciones fueron inspeccionados por toda la cadena de
Comando y también visitados por autoridades, en particular, por aquellas que tenían
personal en comisión (…) Había un flujo permanente de información al Comando de la
F.T. 3” (declaración sin juramento obrante a fs. 2177/95vta.), a lo que añadió que
Ministerio Público de la Nación
“[f]inalizada la operación se confeccionaba el parte correspondiente y las novedades eran
elevadas vía Comando” (declaración indagatoria a fs. 2943/6).
Por último, Jorge Eduardo Acosta dijo que “[a]l Señor Jefe del Estado Mayor de
la Armada lo acompañé a visitar las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la
Armada, él de uniforme de Capitán de Fragata porque el Almirante Chamorro no lo podía
acompañar en ese momento, era a la noche, a las 22 horas, para verificar el desempeño de
los oficiales rotativos que él había mandado” (declaración sin juramento a fs. 3135/40),
agregando -al ser indagado- que “[n]o pasaba una semana sin tener una visita de
conducción, de verificación y exposición. Las tenían a su cargo el Comandante en Jefe de
la Armada, Jefe del Estado Mayor, Jefe de Operaciones, Oficiales del Ejército (...) casi
todas las autoridades de la Armada, de cualquier escalón. Cada dos meses pasaban un
conjunto de señores. Los Comandantes de esos señores iban a ver qué pasaba en la ESMA,
qué hacían esos señores, de uniforme, una visita de inspección, de conducción de ese
oficial” (ver fs. 3934/84).
Finalmente, el pleno conocimiento de los altos mandos de la Armada y del Ejército
sobre las actividades realizadas en la E.S.M.A. y su total respaldo a los delitos allí
cometidos queda manifiestamente al descubierto en virtud de las condecoraciones que
recibieron aquellas personas que integraron el Grupo de Tareas 3.3/2.
En este sentido, a fs. 2576 de la causa nro 14.217/03 se encuentra agregada copia
de un oficio enviado el 20 de agosto de 1986 al Jefe del Estado Mayor General de la
Armada donde se le requería que informase si Salvio Menéndez, Jorge Vildoza, Jorge
Acosta, Jorge Perren, Enrique Yon, Raúl Scheller, Antonio Pernías, Alberto González, Juan
Carlos Rolón, Néstor Savio, Adolfo Donda, Miguel Benazzi, Alfredo Astiz, Ricardo
Miguel Cavallo, Héctor Febres y Gonzalo Sánchez habían sido condecorados con motivo
de su desempeño en “la guerra contra la subversión”.
En aquella oportunidad, el Vicealmirante Arosa informó que efectivamente el
personal indicado fue condecorado con las siguientes distinciones: Medalla al “Heroico
Valor en Combate”: Salvio Menéndez, Jorge Acosta, Jorge Perren, Enrique Yon, Raúl
Scheller, Antonio Pernías, Alberto González, Juan Carlos Rolón, Néstor Savio, Adolfo
Donda, Miguel Benazzi, Alfredo Astiz, Héctor Febres y Gonzalo Sánchez; Medalla al
“Honor al Valor en Combate”: Jorge Vildoza y Medalla “Operaciones de Combate”: Rubén
Chamorro y Ricardo Cavallo (fs. 2607/8 de la causa nro 14.217/03).
Con posterioridad, del análisis de los legajos de servicios de imputados en estas
actuaciones, esta Fiscalía recopiló información que permitía asegurar que el personal
señalado en el informe citado en el párrafo anterior no fue el único distinguido por la
Armada Argentina por su desempeño en el GT 3.3/2.
Así, a fs. 19 del legajo de servicios de Rogelio Martínez Pizarro consta que por
Res. nro. 745/78 “S” COAR, se le otorgó la distinción de “Heroico Valor en Combate”
Ministerio Público de la Nación
(medalla). Idéntica distinción recibió el 28 de septiembre de 1978 por orden del
Comandante en Jefe de la ARA Juan Carlos Fotea, integrante de la Policía Federal
Argentina (fs. 40 del Legajo de Servicios nro. 156.157 perteneciente al imputado, expte.
DGP 6126/78).
En cuanto a los miembros del Ejército que cumplieron funciones en el GT 3.3/2,
debe señalarse que el 6 de junio de 1979 el Comandante en Jefe del Ejército autorizó a Julio
Coronel, Roberto Roualdes, Antonio Guillermo Minicucci y José Eugenio Acosta, entre
otros, a aceptar la medalla Distinción “HONOR AL VALOR EN COMBATE” que le fuera
conferida por el Comandante en Jefe de la Armada el 10 de septiembre de 1978 con motivo
de haberse destacado en hechos de acción de guerra durante su colaboración con el Grupo
de Tareas 3.3 (cf. BPE 4254).
Pese a los reiterados pedidos de informe efectuados por esta Fiscalía y el Juzgado
a su cargo a la Armada Argentina con la finalidad de que aportara copia de todas las
resoluciones donde se hubieran otorgado condecoraciones a integrantes de la Armada
Argentina, la Prefectura Naval Argentina, el Ejército Argentino, el Servicio Penitenciario
Federal y la Policía Federal Argentina, por su actuación en el Grupo de Tareas 3.3/2 que
funcionaba en la E.S.M.A., dicha fuerza hasta el momento solo ha aportado resoluciones
donde se condecoraba a personal fallecido o a quienes participaron del conflicto del
Atlántico Norte, de escasa relevancia a los fines de esta investigación. Similar resultado se
obtuvo del Ministerio de Defensa.
Sin embargo, a partir de la documentación aportada por el imputado Capdevila que
se encuentra agregada a fs. 51.440/3 de la causa nro 14.217/03 ya no existen dudas de que
la lista de personal condecorado que se desempeñó en el GT 3.3/2 en operaciones de
combate contenía más personas que las que se había logrado determinar hasta ese
momento.
En efecto, el imputado aportó copia de la Res. nro. 745/78”S”-COAR, de fecha 12
de septiembre de 1978, mediante la cual el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante
Emilio Eduardo Massera, ordenó entregar en una ceremonia presidida por él las
distinciones que a continuación se detallan:
- “Heroico Valor en Combate”: entre los que se destacan los imputados Salvio
Menéndez, Francis Whamond, Jorge Acosta, Jorge Perren, Antonio Pernías, Néstor Savio,
Jorge Radice, Ernesto Weber, Roberto González, Juan Carlos Linares, Juan Carlos Fotea y
Pedro Salvia.
- “Honor al Valor en Combate”: entre los que se destacan los imputados Jorge
Vildoza, Ricardo Jorge Lynch Jones, Carlos Pazo, Randolfo Agusti Scacchi, Carmelo
Spatoco, Francisco Rioja, Enrique Yon, Raúl Scheller, Carlos Damario, Juan Carlos Rolón,
Adolfo Donda, Miguel Benazzi, Miguel Ángel García Velasco, Rogelio Martínez Pizarro,
Carlos Carella, Pablo García Velasco, Alfredo Astiz, Alberto González, Rodolfo Cionchi,
Ministerio Público de la Nación
Alejandro Spinelli, Domingo Mazzola, Carlos Generoso, Roberto Naya, Héctor Febres y
Gonzalo Sánchez.
- “Operaciones de Combate”: entre los que se destacan los imputados Adolfo
Arduino, Luis D’Imperio, Ricardo Miguel Cavallo y Hugo Berrone.
- “Esfuerzo y Abnegación”: entre los que se destacan los imputados Oscar
Hermelo -Agente Civil A.R.A.- y Gonzalo Torres de Tolosa -Abogado-.
De este modo, estas condecoraciones prueban no solo la participación de los
nombrados en el GT 3.3/2 sino también el pleno conocimiento de los altos mandos de la
Armada, la Prefectura, la Policía Federal, el Servicio Penitenciario Federal y el Ejército
sobre las actividades realizadas en la E.S.M.A.
Ahora bien, esta Fiscalía no desconoce el resultado del estudio pericial dispuesto
respecto de la firma atribuida a Emilio Eduardo Massera que se encuentra estampada en la
copia que obra a fs. 51.443 (confr. fs. 87.867/68 de los autos principales), del que se
desprende que no es posible establecer fehacientemente la participación escritural o no del
mismo escribiente en ese documento y en los indubitables. Ello en virtud de que este
informe ni confirma ni descarta la autenticidad de la signatura. Asimismo debo destacar que
el documento peritado era una copia puesto que, como sostuve en párrafos anteriores, si
bien la Armada Argentina reconoció la existencia de la resolución en cuestión, lo cierto es
que dicha fuerza nunca aportó el original ni una copia certificada de dicho documento.
Sin perjuicio de ello, y amén de lo expuesto en los párrafos que anteceden (en los
que se reconstruyó su contenido), la existencia de la resolución y de las condecoraciones
también se encuentra acreditada en virtud de las declaraciones brindadas por los
sobrevivientes de la E.S.M.A., como así también por algunos de los imputados.
En efecto, resulta primordial el testimonio brindado por Ricardo Héctor Coquet
ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 5. En este oportunidad refirió que “…en
un momento dado, el tigre Acosta en septiembre del setenta y ocho trajo unos diplomas
vacíos, una cantidad importante de diplomas, los trajo a diagramación y me dijo, Serafín,
te voy a dar un trabajo que si se enteran que lo hiciste vos, yo prometí hacerlo afuera, si se
enteran que lo hiciste vos, vos y yo nos vamos para arriba porque minaría la confianza, así
que lo tenés que hacer encerrado, sin que nadie entre y si viene un pedro, el que sea vos le
decís, lo tapás el trabajo y solo me lo vas a dar a mí cuando yo lo venga a buscar, me
preguntó qué necesitaba para confeccionar esos diplomas y mandó a Moncho a comprar
muchos letrasec, letras transferibles y estos diplomas tenían distintas condecoraciones,
valor en combate, heroico valor en combate, bueno, no recuerdo todas, pero había otras
más …” (cfr. transcripciones de las declaraciones testimoniales del 30 de octubre de 2007
de la causa nro. 1238 del T.O.F. 5).
A ello debe agregarse que Coquet, en la declaración testimonial que prestó el 10
de febrero de 1987 (obrante en el legajo nro. 27 ó 124/7), aportó un listado de personal de
Ministerio Público de la Nación
la E.S.M.A. cuyos nombres le había proporcionado Jorge Eduardo Acosta a efectos de
preparar los diplomas con que fueran condecorados por el Almirante Massera -el cual se
agregó a dicha declaración-. Cabe destacar que en este listado no sólo se encuentran
consignados los nombres de quienes iban a ser distinguidos sino también los cargos que
detentaban en ese momento. Esta información se ve corroborada por la copia de la
resolución COAR nro. 745/78 “S” aportada por Carlos Octavio Capdevila en su
declaración indagatoria (Anexo I, que obra a fs. 51.440/4 de los autos principales).
Por otra parte, en la declaración que obra a fs. 846/51 de la causa nro. 7694/99,
Miguel Ángel Lauletta mencionó que “…muchos de los nombres de los miembros de la
Armada surgieron cuando un detenido llamado RICARDO COQUET, liberado, llenó los
diplomas a través de los cuales MASSERA condecoró a casi todos los miembros de la
ESMA”.
Por último, en el juicio oral celebrado en la causa nro.1238 del Tribunal Oral
Nacional en lo Criminal Federal nro. 5, Graciela Daleo manifestó: “…en septiembre hay
(…) un cambio en el mando de la Armada, Massera pasa a retiro y asume Lambruschini,
la conducción del arma, cuando Massera pasa a retiro también se hace una gran
ceremonia en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde Massera condecora a los
genocidas, a los represores por secuestrar, torturar, por matar, por mantener cautivos
durante tanto tiempo, por tirar a gente viva al mar, y después esos represores que
recibieron esas condecoraciones fueron al sótano, o subieron al tercer piso y nos
mostraron las condecoraciones con mucho orgullo, ahí volvimos a ver a Massera, este
grupo de prisioneros, porque nos llevaron al salón dorado y ahí Massera nos arengó…
hablando de los valores occidentales y cristianos y de que algo así como que había hasta
cierta, que luchábamos por cosas comunes, que era una lástima que estuviéramos,
hubiéramos estado en bandos enfrentados, insisto, un cinismo muy similar al del mes de
diciembre, al de la noche buena que relaté…” (en el mismo sentido declaró la testigo a
fojas 5/12 del legajo nro. 20 que corre por cuerda).
En esta misma dirección Lisandro Raúl Cubas, en su testimonio prestado en el
marco de la causa nro. 10.326/1996 caratulada: “Nicolaides Cristino y otros s/sustracción
de menores”, el 4 de mayo de 2000, refirió que en 1978 había visto a Massera, en una
oportunidad en que estaba condecorando a los integrantes del Grupo de Tareas por su
actividad en la lucha contra la subversión, y había dado un discurso con “tintes políticos”
(en el mismo sentido, ver declaración que obra a fojas 3/46 del legajo nro. 96).
Asimismo, Cubas declaró bajo juramento el día 29 de noviembre de 1984, y
manifestó que en una oportunidad, cuando se llevó a cabo una reunión en la que se
condecoraba a los distintos integrantes de las fuerzas militares y policiales, pudo conversar
con el Subcomisario González, quien le comentó que lo habían condecorado por su valentía
Ministerio Público de la Nación
en el combate, mereciendo en particular esa medalla por haber sido herido en ocasión del
secuestro de Walsh (ver declaración de fs.98/99 del legajo nro.78 reservado en autos).
Por su parte, Julio César Coronel declaró sin prestar juramento de decir verdad,
que “… en el mes de septiembre del año 1978 fue condecorado por el entonces
Comandante en Jefe de la Armada con una medalla de honor al valor en combate, en la
fecha estaba retirado, y le avisaron de la distinción y aceptó la condecoración y la
pusieron en su legajo. Que desconocía el fundamento de la distinción… Que no recuerda
nombres de otros miembros del Ejército condecorados por la Marina en ese momento…”
(declaración de Julio César Coronel de fs. 679/84 del “Incidente de búsqueda de Rodolfo
Walsh” y legajo de servicios del Ejército Argentino de Julio César Coronel).
Asimismo, Roberto Oscar González declaró sin prestar juramento de decir
verdad en el expediente caratulado “Incidente de búsqueda e identificación de Alice
Domon, Leonnie Duquet y Eduardo Gabriel Horane” y en la Justicia de Instrucción Militar.
Cuando se le preguntó si en alguna ocasión le comentó a Cubas que lo habían condecorado
por su valentía en combate, mereciendo en particular esa medalla por haber sido herido en
ocasión del secuestro de Walsh, respondió “no recuerdo habérselo comentado, pero al
respecto deseo aclarar que cuando fui condecorado, él ya colaboraba ampliamente con la
Unidad de Tareas 3.3/2, razón por la cual pudo haber tenido conocimiento que
efectivamente fui condecorado…” (fs. 607 del “Incidente de Búsqueda de Rodolfo Walsh”
y fs. 193/194vta. del Legajo nro.78 caratulado “Walsh, Rodolfo”).
B) Corresponde, a continuación, hacer referencia a la participación y
responsabilidad de Luis Ambrosio Navarro.
Luis Ambrosio Navarro integró, con el grado de Teniente de Navío, cuerpo
Combate, Naval Comando -TNCBNACD-, el Sector Operaciones del Grupo de Tareas
3.3/2., sin perjuicio de que también tuvo participación activa en el área de Inteligencia; ello
conforme indicaron los sobrevivientes de la ESMA y de acuerdo a lo que se desprende de
las constancias que obran en su Legajo de Conceptos y en la Foja de Servicios. Por ello, le
imputo haber mantenido privada de su libertad a la víctima consignada en el presente
requerimiento, durante el período en el que se desempeñó en dicho grupo de tareas, como
así también haberle impuesto las torturas padecidas mientras permaneció en cautiverio bajo
la órbita de custodia del G.T. 3.3/2, durante ese mismo lapso, por lo que debe ser
considerado coautor de tales delitos.
Luis Ambrosio Navarro se desempeñó en el Grupo de Tareas 3.3/2 en el período
comprendido entre el 28 de febrero de 1978 y el 20 de abril de 1979. Allí era conocido
como “Wis Navarro” y también bajo el alias o apodo “Rafael”.
Ministerio Público de la Nación
Ello conforme las constancias que se desprenden de su Foja de Servicios. En
efecto, en el Resumen de Servicios que obra a fs. 82 consta que el nombrado, entre el 28 de
febrero de 1978 y el 25 de abril de 1979 poseía el destino Escuela de Mecánica de la
Armada, con el grado de TC.
Esta información se condice en términos generales con la que surge del Legajo de
Conceptos de Navarro. En efecto, en la Foja de Conceptos que abarca el período 27/02/78
– 15/12/78 su destino era ESMA, con el cargo “Integrante del Grupo de tareas
antisubversivas” (grado de TCCBNACD) -confr. fs. 61 de la foliatura del Archivo General
de la Armada-. En esta ocasión fue calificado, en primera instancia, por Jorge E. Acosta
-Capitán de Corbeta M.R. 003234-, quien consignó “Pese a su baja jerarquía, se
desempeñó con un alto grado de rendimiento en las tareas asignadas. Debo destacar su
espíritu de colaboración, entusiasmo e iniciativa que brindó durante todo el tiempo en que
cumplió servicios en este Grupo de Tareas. Se ha desempeñado en situaciones de combate
real, con serenidad y eficiencia. Ha manifestado en reiteradas oportunidades, su deseo de
ser destinado a unidades aeronavales, ya que posee una acendrada vocación por su
capacitación” (el destacado me pertenece). En segunda instancia fue calificado por Jorge
Raúl Vildoza, con sello Capitán de Navío – Jefe, MR 002129, quien destacó “Este joven
oficial se desempeñó con singular eficiencia en todas las áreas y actividades del Grupo de
Tareas, caracterizándose su dinámico accionar por una gran madurez y acertado criterio
en el cumplimiento de tareas que eran totalmente ajenas a sus experiencias anteriores
como oficial”. Finalmente, en tercera instancia fue calificado por Rubén Jacinto Chamorro,
con sello Contralmirante – Comandante G.T. 3.3, MR 001302, quien refirió “Totalmente de
acuerdo con las instancias anteriores. Se integró rápidamente con el resto de los Oficiales
del Grupo Operativo; en las acciones de combate real demostró valentía, serenidad y
eficiencia. Desempeñó tareas en el área de inteligencia con idoneidad a pesar de no
poseer la pertinente capacitación, lo muestra su versatilidad y poder de adaptación. Es un
Oficial joven, con una llamativa madurez para su edad, que ha adquirido una invalorable
experiencia, que sin duda repercutirá favorablemente en su desempeño futuro dentro de la
Armada”. Esta Foja de Conceptos posee estampado el sello medalla “ARMADA
ARGENTINA – G.T. 3.3”.
Asimismo, la Foja de Conceptos correspondiente al período posterior abarca desde
el 15/12/78 hasta el 20/4/79; allí Navarro posee consignado el destino ESMA y el cargo
Integrante de Grupo de Tareas Antisubversivas (confr. fs. 60 de la foliatura del Archivo
General de la Armada). Allí consta que no fue calificado por no haber variado el concepto
anterior; esta Foja de Conceptos se encuentra suscripta por Vildoza y Chamorro y posee
estampado el sello medalla “ARMADA ARGENTINA – G.T. 3.3”.
Cabe destacar también que en este legajo no se encuentra agregada la Ficha Censo
de Personal Militar Superior correspondiente al año 1978.
Ministerio Público de la Nación
Por otra parte, en las Fojas de Conceptos correspondientes al período anterior (que
abarca los lapsos 26/11/76 – 25/11/77 y 25/11/77 – 15/02/78), Navarro posee consignado el
destino EA2H (Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros) y el cargo Jefe del cargo
Instrucción y Adiestramiento. En la primera de ellas, que obra a fs. 63, fue calificado por el
TNCB N. Barro -MR 3593- en primera instancia, por Emilio Jorge del Real (Capitán de
Corbeta – 2º Comandante – MR 2753), en segunda instancia, y en tercera por Néstor
Santiago Barrios (Capitán de Corbeta – Comandante – MR 2629). En la segunda Foja de
Conceptos (que obra a fs. 62) se dejó constancia de que no se le formuló concepto por no
haber variación con respecto a la calificación anterior -en ambos casos con sello medalla de
la Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros-. Corresponde efectuar la salvedad de que desde
el 30 de diciembre de 1976 hasta el 9 de febrero de 1977, Luis Ambrosio Navarro
permaneció embarcado en el Rompehielos General San Martín (confr. nota que obra a fs.
64 de su Legajo de Conceptos).
Asimismo, en la Foja de Conceptos correspondiente al período posterior -que
abarca desde el 14/5/79 hasta el 01/8/79- Navarro posee consignado el destino CCAN
-Centro de Inc. y Form. De Concs. De Aviación Naval- y los cargos Jefe Dpto. Personal
(Militar y Civil), Jefe Cargo Instrucción y Adiestramiento – Jefe Compañía (confr. fs. 59 de
la foliatura del Archivo General de la Armada).
Conforme se desprende de la Planilla demostrativa de sanciones que obra a fs. 66,
Navarro registra una sanción solicitada el 27/4/77 en el destino EA2H y las siguientes a
partir del 5/9/79 (solicitadas en esa fecha y luego los días 18, 24 y 26 de diciembre de
1979), en el destino CCAN. Entre ambos períodos no posee sanciones.
Asimismo debo mencionar la información que surge de las Fichas Censo de
Personal Militar Superior que obran en el Legajo de Conceptos de Luis Ambrosio Navarro.
En efecto, en la de fecha 01/07/1976 consta que realizó el CURSO ANTISUBVERSIVO en
BATERÍAS, de una semana de duración (ver fs. 69). Asimismo, en la de fecha 24/06/1977
consta que el nombrado realizó el curso ANTISUBVERSIVO en Baterías y el de JEFES
DE CONTRAINTELIGENCIA en CIACS (B.N.P.B.) -ambos de una semana de duración(confr. fs. 57). En la de fecha 29/06/1979 se encuentra consignado que Navarro efectuó los
cursos
ANTISUBVERSIVO
(en
BIM1
–
BATERÍAS)
y
JEFE
CARGO
CONTRAINTELIGENCIA (en FAPA – CIACS), ambos de una semana de duración. En
esta ocasión, Navarro manifestó, en cuanto a preferencias y/o problemas personales
concierne: “Dado que en fecha próxima contraeré enlace, que mi futura esposa debe
continuar con sus estudios Universitarios en zona Buenos Aires y que además poseo
vivienda en Capital Federal, de ser posible y en vista de que coexisten razones
profesionales y personales mi deseo es que en caso de ser posible y en vista de que
coexisten razones profesionales y personales mi deseo es que en caso de ser trasladado se
cumpla mi pase al destino que menciono en primera referencia. De otra forma, aunque
Ministerio Público de la Nación
viviría como trozista 3 años (tiempo de estudio de mi futura esposa) mi deseo es quedarme
en PUNTA INDIO (ESAN). Deseo destacar que llevo 4 años de Aviador Naval, dos de los
cuales en destinos no operativos (en cuanto a vuelo se trata) Tengo muy pocas horas de
vuelo de acuerdo con mi jerarquía y escasa experiencia. Quisiera ser destinado ante todo a
un destino operativo de Aviación Naval” (fs. 56). En la de fecha 15/07/1980 consta que
realizó los cursos de JEFE DE CONTRAINTELIGENCIA y de CONTRASUBVERSIÓN
(ambos en CIACS: PTO. BELGRANO y con una semana de duración) -fs. 45-. En el
mismo orden de ideas, en la Ficha Censo que obra a fs. 44, de fecha 01/07/1981, consta que
Navarro
realizó
los
cursos
DE
GUERRA
ANTISUBVERSIVA
y
DE
CONTRAINTELIGENCIA (ambos en CIACS – B.N.P.B., con dos semanas de duración
cada uno). También en la Ficha de fecha 07/07/1982 se encuentra consignado que el
nombrado realizó el curso DE JEFE DE CONTRAINTELIGENCIA en la BNBP –
C.I.A.E.S. (de una semana de duración) -confr. fs. 37-. Finalmente, en la Ficha Censo de
fecha 15/06/1983 consta que el imputado efectuó los cursos ANTISUBVERSIVO y
P/DEFENSA DE CONTRAINTELIGENCIA, ambos en CIACS – BNPB con una duración
de una semana (confr. fs. 36). La realización de estos cursos refleja el interés del imputado
en la materia.
Se puede afirmar, entonces, a partir de una lectura completa de todas las
constancias que obran en los legajos de Luis Ambrosio Navarro, que el nombrado se
desempeñó en el G.T. 3.3 que operaba en las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la
Armada en el período comprendido entre, por lo menos, el 28 de febrero de 1978 y el 20 de
abril de 1979.
A lo expuesto se debe agregar la información que se desprende de la certificación
de fecha 8 de junio de 2012, efectuada por esta Fiscalía en el Archivo General de la
Armada en el marco de las actuaciones 1/2011 y aportada a los autos principales mediante
oficio el día 13 de junio de 2012 (que se encuentra agregada a fs. 95.266/357). En esta
oportunidad se verificó que en el Legajo Personal del CSAE Armando Atilio Keller consta
que en los períodos 11/01/78 - 15/11/78 y 15/11/78 - 05/04/79 su destino era ESMA, su
cargo era INTEGRANTE UNIDAD DE TAREAS y su Rol de Combate FUSILERO
GRUPO RECHAZO e INTEGRANTE UNIDAD DE TAREAS. Asimismo surge que
Keller recibió dos sanciones, una de ellas solicitada por el TC Navarro L (la planilla se
encuentra firmada por el TF Cionchi -Jefe- y posee el sello medalla G.T.3.3. – PERSONAL
– ESTADO MAYOR).
Similar situación se constató en el Legajo Personal del CSAR Edmundo Efrain
Ligorria. En efecto, en los períodos 12/02/78 - 15/11/78 y 15/11/78 - 16/04/79 el nombrado
poseía el destino ESMA, su cargo era INTEGRANTE DE UNIDAD DE TAREAS y su Rol
de Combate APUNTADOR FAP GRUPO RECHAZO y FUSILERO GRUPO RECHAZO.
Ligorria también recibió una sanción leve en este período, que fue solicitada por el TC
Ministerio Público de la Nación
Navarro el día 5/9/78. La planilla se encuentra suscripta por el TF Cionchi -Jefe- con sello
medalla G.T. 3.3. – PERSONAL – ESTADO MAYOR.
Asimismo, en el Legajo Personal del CSEL Mario Gonzalo Martin consta que el
nombrado, en el período 25/01/78 - 15/11/78 poseía el destino ESMA, con el cargo y el Rol
de Combate INTEGRANTE DE UNIDAD DE TAREAS (ocasión en la que fue calificado
por el TF Néstor Omar Savio, por el CC Jorge Eduardo Acosta -jefe- y por el CF Jorge
Raúl Vildoza -jefe-, con sello medalla FUERTAR 3 – ESTADO MAYOR – GRUTAR
3.3). En este período el nombrado recibió dos sanciones solicitadas por el TN Corbetta, el
día 07/09/78 y por el TC Navarro el día 24/03/78; la planilla se encuentra firmada por
Cionchi con sello medalla G.T. 3.3. – PERSONAL – ESTADO MAYOR.
Finalmente, en el Legajo Personal del CSMQ Víctor Hugo Fernández se verificó
que, sin perjuicio de que faltan las Fojas de Conceptos correspondientes al período 10/2/78
- 26/4/79, Fernández posee una Comunicación de Traslado de destino de POMA a ESMA
con fecha 10/2/78. Asimismo, en el legajo consta la nota de separación del curso de
formación respectivo por art 104 inc b) firmada por Chamorro con fecha abril de 1978.
Además, en lo que respecta al presente dictamen, en la Planilla Demostrativa de Castigos
de fecha 15 de noviembre de 1978 obra consignada una sanción solicitada el 5/9/78 por el
TC Luis Navarro, en la repartición ESMA. La Planilla está firmada por Cionchi como Jefe
(con sello medalla GT 3.3 – PERSONAL- ESTADO MAYOR).
Asimismo, Navarro fue ubicado dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada
por los sobrevivientes de ese centro clandestino de detención, en diversos testimonios. En
todos estos casos fue mencionado como Wis Navarro (debo destacar la similitud del sonido
del supuesto apodo Wis con el nombre de pila del imputado, Luis) y con el alias “Rafael”,
destacándose además las referencias a su persona como un oficial de la Armada que se
desempeñaba en el sector operaciones del G.T. 3.3/2.
En primer lugar, la testigo Amalia María Larralde mencionó a Navarro en varias
oportunidades. En efecto, en el testimonio dirigido al Grupo de Trabajo sobre
Desapariciones Forzadas o Involuntarias de Personas- División Derechos Humanos Naciones Unidas - Ginebra, Suiza (que obra a fs. 12.107/53 de los autos principales), la
nombrada recordó que uno de los primeros encargos que le hicieron mientras permaneció
secuestrada en la E.S.M.A. fue resumir unos libros de aviación naval ya que dos tenientes
de la aviación naval que operaban en el grupo (teniente González Menotti y Wis Navarro)
querían hacer un libro firmado por ellos.
Asimismo, a fs. 1426/72 de la causa 1376/04 “N.N. y otros s/apropiación de
bienes” obra una copia de la declaración testimonial prestada por Larralde ante la
CONADEP en noviembre de 1981. En ella también sostuvo que a “[f]in de octubre, la
hacían bajar al sótano un rato por día y seguía durmiendo en capuchita. Cada vez que
Chavi iba a la ESMA le decía con sorpresa ‘cómo! Todavía no te mataron?’. Le dieron el
Ministerio Público de la Nación
trabajo de resumir libros de aviación naval, porque Tenientes de la aviación naval del
grupo -González Menotti y Wis Navarro- querían hacer un libro firmado por ellos.” En
esta ocasión la testigo incluyó a Wis Navarro en la enumeración de los miembros del GT.
En este mimo orden de ideas, en oportunidad de prestar declaración en la audiencia de
debate celebrada en la causa nro. 1238 del Tribunal Oral Nacional en lo Criminal Federal
nro. 5, la testigo agregó: “…finalmente deciden ponerme a trabajar y el primer trabajo que
me hacen hacer fue de empezar a resumir un libro de aviación naval, los que me pidieron
fueron González... Menotti y Wis Navarro me dieron tres o cuatro libros de aviación naval,
yo tenía que leerlos, resumir, y ellos querían firmar un libro ellos mismos, a mí me
llevaron a trabajar a la huevera que era una pieza recubierta de cajas de huevo... y me
dieron una máquina de escribir y empecé a trabajar en eso y después me dejaron unas
horas ahí y me volvían a subir en capuchita…” (ver declaración testimonial de Amalia
Larralde brindada el día 30 de octubre de 2007 en el juicio oral celebrado en la causa nro.
1238 del T.O.F. nro. 5, cuya transcripción se encuentra agregada en las actuaciones
obrantes a fojas 31.013/68 de los autos principales).
También en la declaración que prestó junto con Sara Solarz de Osatinsky en la
República y Cantón de Ginebra ante el Juez de Instrucción, Sr. J. Foex, el lunes 10 de
septiembre de 1984, la sra. Larralde mencionó nuevamente al imputado como el Teniente
de Fragata WIS NAVARRO. En el mismo sentido, en la declaración testimonial prestada el
5 de febrero de 1987 en el marco de la causa nro. 761, la testigo sostuvo “Que desea
aclarar que dentro de la ESMA la tortura era una cosa cotidiana sabiendo por dichos de
algunos oficiales, entre ellos ASTIZ o en algunos casos por haberlos visto, que los
torturadores eran (…) el teniente de corbeta WIS NAVARRO, apodado RAFAEL…”.
Por su parte, Graciela Daleo, en el escrito en el que solicita ser tenida por parte
querellante que obra a fs. 7788/90 de los autos principales, precisó que durante su
prolongado cautiverio pudo comprobar que el oficial de la Armada Wiss Navarro, entre
otros, pertenecía al Grupo de Tareas que funcionó en la ESMA. Posteriormente, la testigo
incluyó a Wiss Navarro como uno de los oficiales de Operaciones, entre los represores de
la Marina pertenecientes al elenco represivo que operó en la ESMA a quienes conoció
(confr. solicitud de ser tenidos por parte querellante que obra a fs. 8961/70 de estos
actuados). En el mismo orden de ideas, la nombrada, al prestar declaración en el marco de
la causa nro. 10.326/96, cuando se le preguntó acerca de si recordaba los nombres de las
personas que formaban parte del G.T. 3.3.2., respondió que sí y mencionó al teniente de
fragata WISS NAVARRO, alias Rafael, oficial de Operaciones, entre otros (declaración
prestada el 20 de agosto de 1998 en la causa nro. 10.326/96, caratulada “Nicolaides Cristino
y otros s/sustracción de menores”, de trámite por ante la Secretaría nro. 13 del Juzgado
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 7). La testigo también mencionó a
“Luis NAVARRO, oficial de operaciones”, en la enumeración de los miembros del Grupo
Ministerio Público de la Nación
de Tareas que operaba en la E.S.M.A. que efectuó durante la audiencia del día 22 de abril
de 2002 celebrada en la Ciudad de Mar del Plata ante el Tribunal Oral Federal de esa
ciudad.
También Carlos Alberto García, al solicitar ser tenido por parte querellante en la
causa nro. 761 (escrito que obra a fs. 7778/80 de los autos principales), refirió que “…
Durante mi prolongado cautiverio, pude comprobar que, además de los ya citados,
también integraban el Grupo de Tareas 3.3/2: los oficiales de la Armada (…) Wiss
Navarro…”. Asimismo, el testigo incluyó a Wiss Navarro como uno de los oficiales de
Operaciones, entre los represores de la Marina pertenecientes al elenco represivo que operó
en la ESMA a quienes conoció (confr. solicitud de ser tenidos por parte querellante que
obra a fs. 8961/70 de estos actuados).
Por otra parte, Luis Navarro fue incluido en numerosas oportunidades en los
listados de represores elaborados por los sobrevivientes de la E.S.M.A., tanto como Wis
Navarro, como por su apodo o alias Rafael.
En efecto, el Teniente de Fragata Wis Navarro (alias Rafael) se encuentra incluido
en el listado del personal estable del Grupo Operativo -sector operaciones del Grupo de
Tareas 3.3/2- que forma parte del testimonio conjunto prestado por María Alicia Milia
de Pirles, Ana María Martí y Sara Solarz de Osatinsky el 12 de octubre de 1979 ante la
Asamblea Nacional Francesa (que se encuentra agregado en el legajo Conadep nro. 4442
-que pertenece a Martí-, también obra en copia a fs. 1536/64 y 1797 y ss. de los autos
principales y cuyo contenido se encuentra reproducido en el legajo Conadep nro. 5307 de
María Alicia Milia). Asimismo, en el Anexo III MIEMBROS DE LA ARMADA QUE
FORMARON PARTE DEL GRUPO DE TAREAS 3.3/2 de dicho testimonio conjunto,
está incluido el Teniente de Fragata WIS NAVARRO, alias “Rafael”, con funciones u otros
datos “Oficial de Operaciones”.
También en el testimonio conjunto elaborado por Lisandro Raúl Cubas y
Rosario Evangelina Quiroga para ser presentado ante la Conadep, aportado el 24 de julio
de 1984 ante el Consulado Argentino en la ciudad de Caracas, República de Venezuela (que
obra en el Legajo Conadep de Cubas nro. 6974), se encuentra incluido en el punto 2.8
Miembros de las fuerzas represivas que integraron el G.T.3.3.2. - 2.8.1 Personal de la
Armada Argentina e Infantería de Marina, entre los oficiales, el TENIENTE DE
FRAGATA WIS NAVARRO, Oficial de Operaciones, Alias “RAFAEL” -testimonio que
también se encuentra agregado en el legajo nro. 96 perteneciente a “Cubas, Lisandro y
Quiroga, Rosario”-.
En este mismo sentido, la testigo Elisa Beatriz Tokar también incluyó en el
LISTADO DE REPRESORES - MIEMBROS DEL SECTOR OPERACIONES (MARINA Y
OTRAS FUERZAS)
al TF WISS NAVARRO, alias “Rafael” (Juzgado Central de Instrucción
nro. 5, Audiencia Nacional, Madrid, 7 de junio de 1999, agregado en Pieza Principal Tomo
Ministerio Público de la Nación
84 Folio 29222 y 29373 y en Pieza Separada de Documentación Tº 147, Fs. 29224 y ss. en
Sumario nro. 19/97 del trámite por ante el Juzgado Central de Instrucción nro. 5, de la
Audiencia Nacional de Madrid, España).
Asimismo Martin Tomas Gras, en el testimonio que prestó ante la Comisión
Argentina de Derechos Humanos en la Ciudad de Madrid, en el mes de diciembre de 1980,
incluyó a “WIS NAVARRO ‘RAFAEL’. Teniente de Fragata. Oficial de Operaciones” en
el ANEXO “A” - Oficiales de la Armada que integraban el GT 3.3.2 (testimonio realizado
en Madrid ante la CADHU en diciembre de 1980 que obra en su legajo Conadep nro. 8029,
cuya copia se encuentra agregada a fs. 1/41 del legajo nro. 71 correspondiente a Martín
Tomás Gras -ANEXO IV, fotocopias extraídas de la causa 12.703 del Juzgado Federal 2,
Secretaría 4, que estuvieron incorporadas a la causa 6.511, del Juzgado Federal 5,
Secretaría 15-).
En el ANEXO MIEMBROS DE LA ARMADA QUE FORMARON PARTE DEL
GRUPO DE TAREAS GT 3.3.2, del testimonio que obra en su legajo Conadep nro. 1293,
Norma Susana Burgos también incluyó a WIS NAVARRO (RAFAEL) Teniente de
Fragata. Oficial operativo.
Finalmente, en el testimonio que obra en su Legajo Conadep nro. 6321, Nilda
Noemi Actis Goretta mencionó a WIS NAVARRO - Teniente de Fragata (a) RAFAEL.
Oficial de Operaciones como uno de los OFICIALES DE MARINAQUE INTEGRÓ EL
G.T.3.3.2.
En virtud de todo lo expuesto, considero que Luis Ambrosio Navarro, integrante
del Sector de Operaciones del Grupo de Tareas 3.3/2, debe responder en los términos
indicados anteriormente, por su intervención en el hecho que damnifica a la víctima
identificada en el presente dictamen.
Por todo lo expuesto, habré de requerir la elevación del sumario a juicio respecto
de Luis Ambrosio Navarro en virtud de su participación como miembro del Grupo de
Tareas 3.3/2 que operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada desde el 28 de febrero
de 1978 hasta el 20 de abril de 1979
En síntesis, le imputo a Luis Ambrosio NAVARRO, ser coautor de los delitos de
privación ilegítima de la libertad triplemente agravada por la condición de funcionario
público, por haberse cometido con violencia y por haber durado más de un mes, cometido
en perjuicio de la víctima correspondiente al caso nro. 38; e imposición de tormentos con el
propósito de obtener información o quebrantar su voluntad, agravado por haber sido
cometido en perjuicio de perseguido político, cometido en perjuicio de la víctima
correspondiente al caso nro. 38; todos ellos en concurso real entre sí (artículos 2, 42, 45, 55,
80 incs. 2º, 6º y 7º, 144 ter párrafos 1 y 2, 144 bis inc. 1 y último párrafo y 146 del Código
Penal de la Nación, según la redacción de la ley 14.616).
Ministerio Público de la Nación
VI.- Otras consideraciones
1) Acerca de los hechos identificados con los nros. 405, 462 y 463, que
damnificaron a Alcira Graciela FIDALGO DE VALENZUELA, a Daniel CIEZA y a
Horacio Guillermo CIEZA, por los cuales se corrió la correspondiente vista, entiendo que
no resulta procedente su acusación debido a que, conforme surge de la prueba que a
continuación mencionaré, ocurrieron en un lapso anterior -respecto de la víctima Alcira
Graciela FIDALGO DE VALENZUELA- y posterior -respecto de las víctimas Daniel
CIEZA y a Horacio Guillermo CIEZA- al período de participación endilgado a Luis
Ambrosio Navarro como integrante del GT 3.3/2 que funcionaba en la Escuela Mecánica de
la Armada. Igual temperameto debe adoptarse con respecto al hecho que damnificó a
Norma Esther ARROSTITO.
En efecto, de acuerdo a lo desarrolado en el punto B) del acápite anterior, Navarro
se desempeñó en la ESMA como integrante del Grupo de Tareas 3.3/2 en el período
comprendido entre el 28 de febrero de 1978 y el 20 de abril de 1979.
Con respecto a Alcira Graciela Fidalgo de Valenzuela, cabe mencionar que la
nombrada fue secuestrada a principios del mes de diciembre de 1977 y fue “trasladada”
durante el transcurso de la primera quincena del mes de febrero de 1978; es decir, con
anterioridad al desempeño de Navarro en el Grupo de Tareas que operaba en la Escuela de
Mecánica de la Armada.
Sin perjuicio de ello, entiendo que este caso debe ser incluido en el pedido de
ampliación de indagatorioa relativo a los denominados “vuelos de la muerte” con respecto a
Navarro, efectuado en el requerimiento de elevación a juicio de fecha 5 de septiembre del
año en curso, por el cual VS., en el punto IV) del resolutorio obrante a fojas 98.421/425,
consideró de momento no hacer lugar a dicha solicitud.
Es preciso señalar al respecto la prueba recolectada en autos.
En primer lugar, la Cámara Federal tuvo por probado que “el 4 de diciembre de
1977, Graciela Alicia Fidalgo fue privada de su libertad en la vía pública, en Capital
Federal...fue mantenida clandestinamente en cautiverio en ESMA... alojada en la
dependencia llamada ‘capuchita’. Que se comentaba en esa institución que había sido
detenida por ser la esposa del dirigente Montonero Tulio Valenzuela, y que para el mes de
febrero de 1978, fue ‘trasladada’ junto con otros cautivos, ignorándose desde esa fecha su
paradero... fue sometida a algún mecanismo de tortura... en la detención de Graciela
Alicia Fidalgo, intervino personal dependiente de la Armada Argentina... No está probado
que Graciela Alicia Fidalgo haya recuperado su libertad hasta la fecha. No volvió a ser
vista ni se tuvieron más noticias de ella.... En febrero de 1978, fue ‘trasladada’ junto con
Ministerio Público de la Nación
otros cautivos, sin que se haya vuelto a saber de ella...” (caso nro. 500 de la sentencia de la
Cámara Federal, ya citada).
Para así resolver, el aludido tribunal se basó en los testimonios de Lila Pastoriza,
Pilar Calveiro, Sara Solarz de Osatinsky, Ana María Martí, Lisandro Cubas y Silvia
Wikinski, prestados ante dicho tribunal o por vía consular.
En efecto, según los dichos de Pilar Calveiro, Fidalgo estuvo en cautiverio en la
E.S.M.A. y fue alojada en “capuchita” (ver su testimonio agregado a fs. 7936/67).
Por su parte, Lila Victoria Pastoriza señaló que Alcira Fidalgo había sido
secuestrada a fines de 1977 -posiblemente en la calle Lavalle- y “trasladada” a principios de
1978 en circunstancias en las que se desmanteló “capuchita” con motivo de la visita de un
periodista extranjero. Recordó que la apodaban irónicamente “la Biónica” por el deplorable
estado físico en el que estaba luego de las torturas (fs. 5927/74 de la causa nro. 13/84).
Asimismo, también dieron cuenta de su presencia en la E.S.M.A. Miriam Liliana
Lewin (mención de fojas 8965vta. y presentación de fs. 7854), al igual que Carlos García
(mención de fojas 8966vta.), Miguel Ángel Lauletta (fs. 11.738 y ss.), Graciela Daleo y
Andrés Ramón Castillo, quienes supieron que finalmente fue trasladada (mencionada a
fojas 117 del legajo nro. 16 ó 32, caratulado “Castillo, Andrés Ramón s/víctima priv. ilegal
de la libertad”) y en los Anexos del Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición
de Personas, op. cit., pág. 67 del Anexo II “Personas vistas en lugares de detención”,
identificada con el número de actor 01850.
Según lo que se comentaba en la E.S.M.A. había sido detenida por ser la esposa
del dirigente montonero Tulio Valenzuela.
Asimismo, Silvia Wikinski afirmó haber escuchado los gritos de dolor de Fidalgo
durante la tortura y haberla visto luego, físicamente afectada por tales padecimientos (fojas
1/8 del legajo nro. 126).
Tal extremo también se encuentra acreditado por lo manifestado por Juan Alberto
Gaspari ante la Federación Internacional de los Derechos del Hombre, en cuanto a que, a
partir de las interacciones que logró con Fidalgo dentro de la E.S.M.A., tomó conocimiento
de que había sido interrogada y torturada (ver fs. 2828/9 del legajo nro. 115 que corre por
cuerda).
Lisandro Raúl Cubas señaló que Alcira “Fidalgo” fue secuestrada a la salida de
un cine en la calle Lavalle el 4 de diciembre de 1977, por ser la primera esposa de Tucho
Valenzuela. Fue interrogada por el Capitán Jorge Acosta, luego alojada en “capucha” y,
posteriormente, en “capuchita”, para que no tuviera contacto con los demás, ya que
supuestamente iba a ser liberada. En efecto, llevaba la capucha color blanca que la
distinguía de aquéllos con capucha color gris, porque significaba una próxima liberación.
Sin embargo, luego del secuestro de Tucho Valenzuela por parte del cuerpo del Ejército al
mando del Gral. Galtieri -ocurrido en enero de 1978-, le pusieron la capucha color gris. Fue
Ministerio Público de la Nación
vista por última vez, integrando un “traslado” masivo de prisioneros a mediados del mes de
febrero, a raíz de la visita del periodista inglés Friedman (testimonio de fojas 1/127 del
legajo nro. 96, perteneciente a “Cubas, Lisandro y Quiroga, Rosario”).
Asimismo, Nilda Haydeé Orazi hizo mención a la presencia de Alcira Fidalgo en
la E.S.M.A., esposa de “Tucho” Valenzuela, quien había sido secuestrada en la puerta de un
cine (declaración de fs. 6015/38 obrante en el tomo 19, 20 y 21 del Juzgado Central de
Instrucción Nº 5 de Madrid, España).
Las circunstancias del secuestro de la sra. Fidalgo también surgen de los Anexos
del Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, op. cit., pág. 168
del Anexo I “Listado de personas desaparecidas...”, donde fue identificada con el número
de actor 01.850, número inter. 00.748, titular de la L.C. 6.471.202, y de la ficha general
correspondiente a Alcira Graciela Fidalgo Pizarro de fojas 41/127 del legajo de personas de
la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos de la Nación, que corre por cuerda).
Las circunstancias vinculadas con estos hechos han sido acreditdas en función de
la prueba colectada durante la celebración del juicio oral realizado en el marco de la causa
nro.1270, caratulada “DONDA, Adolfo Miguel s/infracción al art. 144 ter, párrafo 1° del
Código Penal –ley 14.616-”, y sus acumuladas (nro. 1271, nro. 1275, nro. 1276, nro. 1277,
nro. 1278, nro. 1298 y nro. 1299); todas ellas del registro del Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nro. 5.
Por su parte la Cámara Federal del Fuero, al analizar el caso de la nombrada, en
diversas causas sostuvo: “Alcira Graciela Fidalgo de Valenzuela fue ilegalmente detenida
en la vía pública de esta Ciudad el día 4 de diciembre de 1977, siendo conducida a la
Escuela de Mecánica de la Armada -conocida con el apodo de la biónica- lugar en el que
se la sometió a tormentos. Trasladada entre el 7 y el 10 de febrero de 1978, continúa
desaparecida . La nombrada fue vista en ese centro por Lila Pastoriza, Pilar Calveiro de
Campiglia, Sara Solarz de Osatinsky, Ana María Martí, Lisandro Cubas y Silvia Wikinski,
quien asimismo corroborara que la misma fue sometida a tormentos e interrogada sobre el
paradero de su ex-esposo “Tulio” Valenzuela (cfr. desarrollo del caso 500 en la sentencia
dictada en la Causa n° 13/84). -Cfr. asimismo, fs. 3266, misiva de Solarz de Osatinsky a la
madre de la víctima-. Su caso fue tratado al resolver las causas n° 21.422, 24.898, 26.790,
26.947, 27.523, 27.611, 27.785, 27.845, 28.178, 28.175, 28.716 y 30.707” (sin destacar en
el original).
Por otra parte, debo puntualizar que las víctimas Daniel y Horacio Guillermo
Cieza fueron secuestradas entre el 11 y el 12 de agosto de 1979 y liberadas días después; es
decir, casi cuatro meses después de la actuación de Navarro en la ESMA como integrante
del GT 3.3/2.
Ministerio Público de la Nación
En tal sentido, resulta relevante indicar que los hechos criminales que
damnificaron a las víctimas fueron circunstanciadamente relatados por Celina Rodríguez
(caso 559), esposa de Horacio Guillermo Cieza y cuñada de Daniel Cieza. Al respecto,
Rodríguez manifestó que: “…el día 12 de agosto de 1979 a las 18.15 horas fue
secuestrada en la calle 11 y 41 de esta ciudad de La Plata juntamente con su marido
HORACIO CIEZA (actualmente liberado), su hijo GERVASIO de 11 meses de edad
(actualmente liberado) y un amigo de su marido de nombre JUAN CARLOS LÓPEZ
(actualmente liberado), quien circunstancialmente se encontraba en ese lugar, ya que
había ido a la farmacia que se ubica en esa esquina para encontrarse con la denunciante
[RODRÍGUEZ] y su marido. Que la denunciante fue secuestrada estando embarazada de
6 meses, que en ese lugar tenían su automóvil, propiedad de la denunciante, pudo observar
que de un kiosco cercano salen dos individuos armados y a la vez se presentan otros
individuos vestidos de civil, todos jóvenes y bien vestidos, portando armas largas. Que en
el lugar había dos autos grandes particulares, una camioneta con acoplado, en los que
habían llegado los represores, que los individuos proceden a separar a cada uno de ellos y
comienzan a extorsionar a su marido (HORACIO CIEZA) para lo cual es llevado al
interior de la peluquería vecina. Que la denunciante permaneció todo el tiempo sentada en
el interior de su automóvil (debido a su estado de gravidez) junto con su hijo de 11 meses,
que pudo observar que en un determinado momento a su marido lo sacan de la peluquería
con la intención de introducirlo en uno de los vehículos de los represores que estaba
estacionado delante del auto de la denunciante. Que en ese momento, la denunciante
puede preguntarle a su marido qué querían a lo que él le responde que buscan a su
hermano (DANIEL CIEZA). Que en ningún momento durante este episodio pudo ver qué
ocurría con JUAN CARLOS LÓPEZ. Que ante los gritos de la denunciante (diciendo cómo
se llamaba y dónde vivía a fin de que los vecinos del lugar tuvieran conocimiento de lo que
estaba ocurriendo) uno de los represores dice ‘a esta también la llevamos’, que el
individuo que dijo esto era el supuesto jefe del grupo represor (un individuo de baja
estatura, joven, de cabellos rubios, de unos 30 años, de unos 90 kilogramos de peso). Que
pudo observar que su marido es introducido en uno de los autos en la parte de atrás y lo
ubican en el piso del auto, sin encapucharlo ni esposarlo, que en este auto suben
aproximadamente cinco de los represores. Que en el auto de la denunciante sube uno de
los represores (un individuo de unos 45 años de edad, canoso, morocho) quien le decía
constantemente a la denunciante que él ‘no tenía nada que ver’ ‘a mí no me comprometa,
hable con los responsables’ y que aseguraba que no era policía, que la denunciante le pide
a este represor que por favor lo pasara a buscar a su otro hijo de 6 años que estaba en una
fiesta de cumpleaños en la calle 7 entre 32 y 33 de La Plata. Que el primer auto que se
pone en marcha es el que llevaba al marido de la denunciante, tras lo cual se encamina el
auto de la denunciante. Que supuestamente la camioneta de los represores venía detrás en
Ministerio Público de la Nación
la fila. Que aparentemente los individuos no conocían la ciudad de La Plata y que en un
momento estaban por la calle 10 y encuentran que la calle estaba cortada, luego de lo cual
retoman por la calle 7 pasando por enfrente del lugar en donde se hacía la fiesta donde
estaba su hijo mayor (calle 7 entre 32 y 33). Que antes de llegar a la calle 32 puede ver
que JUAN CARLOS LÓPEZ (amigo de su marido) estaba sentado entre dos individuos en
otro de los automóviles de los secuestradores. Que JUAN CARLOS LÓPEZ tampoco
estaba encapuchado. Que continúan por la calle 7 (por lo que la denunciante supuso que
irían al domicilio). Que luego toman por el Camino Centenario (que va a Buenos Aires) y
antes de llegar a la fábrica ‘Alpargatas’, doblan hacia la derecha, hacia un camino de
tierra. Que en ese lugar estaban los otros vehículos (incluso la camioneta) ya estacionados
frente a una casa (la cual aparentemente estaba desocupada en ese momento), que hasta
llegar al lugar que estamos descubriendo había pasado aproximadamente una hora y
estaba oscureciendo. Que en este lugar la bajan del auto y la hacen subir a la camioneta
en la cual había como una camilla o cama. Que en todo momento la denunciante tenía a su
hijito de 11 meses en brazos. Que al subir a la camioneta puede distinguir o presentir que
allí adentro había otros dos individuos en el acoplado y en la cabina unos 2 individuos.
Que en el momento en que es subida a la camioneta la encapuchan con una capucha
propiamente dicha, de tela. Que el auto de la denunciante queda en el lugar y los demás
vehículos continúan el viaje tomando una ruta muy transitada (supuestamente en dirección
a la Capital Federal siempre). Que durante el viaje le preguntan dónde vivía su hermano
(JULIO RODRÍGUEZ) a lo que la denunciante les dice que vivía en... (lo cual es cierto).
Que esta respuesta es tomada por los individuos como una broma y le dicen que en
realidad le querían preguntar por su cuñado (DANIEL CIEZA) quien vivía en Florencio
Varela. Que de allí se dirigen a un sitio donde había un portón, suben una escalera y
entran a un lugar muy luminoso, como si se tratara de una oficina, con máquinas de
escribir y gran cantidad de gente trabajando. Que en este lugar la denunciante está sola
con su pequeño hijo de 11 meses y los represores. Que a partir de este momento, pierde
contacto con su marido y con JUAN CARLOS LÓPEZ. Que la dejan sola en la oficina y al
poder sacarse la capucha puede ver una oficina cuyo techo tenía paneles con pequeños
agujeros, tubos de luz fluorescente, con un banco empotrado de madera y una mesa de
fórmica en su costado. Que al poco tiempo entra un individuo quien percibe que la
denunciante se había sacado la capucha, hecho al que no le dan mayor importancia. Que
entran además tres individuos más, entre los cuales había uno que le decían MAYOR. Que
la denunciante habla con el ‘MAYOR’, insistiéndole acerca de su otro hijo (Ramón) que
estaba en la fiesta de cumpleaños y el MAYOR le pide el número de teléfono de una vecina
para que lo busque y lo tenga en su casa. Que el MAYOR efectivamente accede al pedido
de la denunciante. Que el MAYOR le pregunta por su hijo de 11 meses (Gervasio) y le
pregunta qué comía el niño, y que le decía a la denunciante que le diera al chico. Ante la
Ministerio Público de la Nación
negativa de la denunciante, el MAYOR le contesta que sólo lo quiere para llevarlo a comer
algo. Que el MAYOR le dice que la comida del chico la iba a hacer una ‘ex montonera
arrepentida’ (que supuestamente estaba allí). Que en ese momento la denunciante escucha
una voz femenina que le dice ‘vení Gervasio’ (llamando al niño). Que se llevan al niño y el
MAYOR le dice a la denunciante que ‘sabemos que su marido no es subversivo, no pone
bombas, pero hacen una cosa que a nosotros no nos gusta que es 'pensar' y por el trabajo
de su marido (que era obrero en la empresa ‘Covas’ de La Plata) hacen subversión
industrial’. Que a continuación le pregunta en qué zona de Florencio Varela vive su
cuñado ‘sabemos que vive cerca de la estación’ le traen un mapa de la zona, a fin de que
la denunciante identifique el domicilio de su cuñado. Que entonces le dicen que los
acompañe a buscar a su cuñado por lo cual la sacan al hall (en donde escucha a su hijo
Gervasio jugando con las otras personas que estaban en esa ‘oficina’). Que la sacan del
lugar por el hall bajando una escalera de metal desembocando en un lugar abierto, al aire
libre, donde oye que se abre un portón de metal que se abre en dos hojas. Que es subida a
un automóvil con dos individuos adelante y otro al lado de la denunciante en la parte de
atrás. Que uno de los que va adelante del auto es el supuesto jefe de este grupo y comenzó
a llamar a la denunciante por su nombre, la tutea, le pregunta acerca de su estado de
gravidez en forma muy amable y correcta. Que toman un camino de asfalto durante una
media hora y al llegar a la entrada de Florencio Varela. Que la denunciante continuaba
encapuchada y al llegar a una barrera (a la entrada de Florencio Varela) se encuentran
con un patrullero, que al ver el patrullero los represores se ponen de mal humor debido al
encuentro con la policía y le dicen a la denunciante que se saque la capucha y que cierre
los ojos haciendo como que dormía. Que en esta situación puede oír que el que manejaba
el vehículo supuestamente se comunica por medio de un transmisor diciendo algo así como
‘zona libre’ o ‘zona despejada’ y ‘llevamos el paquete’. Que luego de pasar la barrera, le
ponen de nuevo la capucha y al llegar a la estación de Florencio Varela se la sacan de
nuevo y le dicen que abriera los ojos, preguntándole dónde estaba la casa de su cuñado
(quien vivía a tres cuadras de la estación). Que la denunciante trata de despistar a los
individuos a fin de no llevarlos al domicilio que ellos querían, por lo cual los represores se
ponen agresivos con la denunciante. Que ante este cambio de actitud de los represores la
denunciante les dice la dirección de su cuñado (Sarmiento 694 de Florencio Varela); que
se ubican a media cuadra del domicilio como para poder ver bien la casa (en la cual había
gente). Que en ese momento la denunciante puede ver tres vehículos más que vigilan el
lugar. Que de uno de los autos sale el ‘JEFE’ del grupo secuestrador (el individuo gordo)
ostentando armas y uno de los represores que salió del kiosco del lugar del secuestro. Que
el ‘JEFE’ ordena a otros represores que rodeen la casa y al poco tiempo vuelve y le dice al
que estaba sentado al lado de la denunciante que había que avisar a la Comisaría de
Florencio Varela porque ‘puede haber fuego cruzado’. Que al poco tiempo sale el cuñado
Ministerio Público de la Nación
de la denunciante del domicilio de al lado llevando un ‘moisés’ y en momentos en que
procedían a la detención de su cuñado, el auto adonde está la denunciante se retira del
lugar. Que vuelven hacia la estación de Florencio Varela y le dicen que dejarán a
Gervasio (su hijo) en La Plata. Que en el trayecto de vuelta (a una cuadra de la Estación),
el represor que iba al lado de la denunciante en el auto comentó con los demás ‘sabés que
hace unas noches 'levanté' a un tipo aquí’ (señalando un lugar ubicado en la vereda de
enfrente a la estación Florencio Varela a una cuadra). Que la persona que fue levantada
es ENRIQUE ARDETTI (aún desaparecido) de lo cual la denunciante se entera luego que
fuera liberada porque estuvo en contacto con la esposa de ENRIQUE ARDETTI. Que
regresan a La Plata y la denunciante pide que la lleven a casa de la vecina en donde
estaba su hijo Ramón (que había ido a la fiesta de cumpleaños), que al llegar a este
domicilio uno de los represores le dice a la denunciante que iban a decir que tuvieron un
accidente automovilístico y que él era amigo de HORACIO CIEZA (marido de la
denunciante). Que bajan, tocan el timbre, atiende la dueña del domicilio, el represor se
presenta (dándole la mano), que la señora hace pasar a la denunciante para que vea a su
hijo, quien estaba durmiendo y aprovechando la ocasión, la señora le pregunta a la
denunciante qué ocurría, a lo que la denunciante le dice que no pasa nada pero que llame
a su suegra (Marta Cieza quien vive en Bolívar, Provincia de Buenos Aires) para lo cual la
denunciante le deja el teléfono de la suegra. Que se despide y se dirigen a una cuadra y
media de allí (calle 519 entre 7 y 8) en donde la denunciante deja a su hijo Gervasio y en
este domicilio también baja un represor quien cuenta que tuvieron un accidente de auto y
por eso le dejan al niño. Que este domicilio está ubicado frente al domicilio de la
denunciante, por lo cual ella le ofrece al represor entrar en su casa para que vieran que no
tenían nada, ante lo que el represor responde que ‘no tenían orden’, que suben
nuevamente al auto, es encapuchada a la altura de Florencio Varela yendo siempre en
dirección a la Capital Federal y llegando al mismo lugar de detención ya descripto. Que
esta vez es ubicada en el pasillo, en una silla. Que en este lugar puede observar a un
custodio que llevada botas color negro (tipo borceguíes) por lo que supone que se trataba
de un conscripto. Que le pide ir al baño, a lo cual el custodio accede y le dice que cuando
esté en el baño se saque la capucha y cuando salga se la vuelva a poner. Que el baño era
chico, pintado de amarillo, todo azulejado de amarillo, y el lugar estaba dispuesto de tal
forma que el toilette estaba separado por una puerta del inodoro. Que en el baño había un
pequeño ventiluz. Que a todo esto eran aproximadamente las 3 de la mañana del día 13 de
Agosto de 1979. Que es llevada luego a una sala grande y al entrar se choca con una fila
de sillas y puede ver gente hablando como ubicada delante de ella, que pudo levantarse la
capucha y vio hacia los costados a su marido HORACIO y su cuñado DANIEL CIEZA.
Que puede hablar con DANIEL y le pregunta por Lucio (hijito de DANIEL) y responde
DANIEL que su hijo Lucio estaba en la casa y bien. Que vuelve a oír la voz del MAYOR
Ministerio Público de la Nación
quien dice ‘vamos a hablar un poco’ y dice ‘nosotros estamos con el proyecto de
MASSERA que es peronista y que será como 'el nuevo PERON' que ustedes (dirigiéndose a
HORACIO y DANIEL) no son extremistas y nosotros los respetamos porque piensan en los
obreros y que todo lo que ustedes piensan se va a concretar y por eso los vamos a largar’,
que en ese momento interviene HORACIO y dice que no tiene claro por qué los dejarían en
libertad, a lo que el MAYOR responde que los proyectos que ellos tenían pensados con
respecto a los obreros los realizaría MASSERA. Que el MAYOR comenzó entonces a dar
una ‘charla’ diciendo todo lo referente al ‘proyecto’ hablando de la ‘Patria Grande’ y que
no iba a hacer falta hacer nada más por los obreros. Que luego de esta ‘conferencia’ los
sacan a los tres hacia una pequeña habitación, que la denunciante es llevada a otra
habitación junto con JUAN CARLOS LÓPEZ, que también estaba allí. Que se presentó
otro individuo en la habitación donde estaba la denunciante diciendo que él había estado
en Cuba y comenzó a decir cómo era el estado de vida cubano, diciendo que en ese país
había clases sociales, con estilo burocrático, etc. Que luego todos son llevados a una
habitación en donde les preguntan si tienen dinero para volverse, les devuelven los
documentos personales, salvo que a JUAN CARLOS no le devuelven la fotografía de su
esposa Graciela López. Que HORACIO pregunta por el auto y le contestan que lo iba a
encontrar cerca de la fábrica Alpargatas. Que todos son llevados nuevamente al patio.
Que ubican a la denunciante junto con HORACIO en uno de los autos, a JUAN CARLOS y
a DANIEL en autos separados. Que la denunciante y su esposo son llevados por una ruta
asfaltada y muy oscura. Que el viaje dura unos 30 minutos durante los cuales le hacen
sacar la capucha. Que llegan a la estación Constitución en la Capital Federal. Que los
individuos les dan la mano amablemente y les dicen que se ‘porten bien’ y en ese momento
son dejados en libertad. Que JUAN CARLOS fue dejado libre en el barrio de la Boca en
Capital Federal y DANIEL en otro barrio de la Capital Federal. Que su marido
HORACIO fue torturado mediante la aplicación de la ‘picana eléctrica’. Que a JUAN
CARLOS lo habían llevado a una habitación y le aplicaban una luz en la cara mientras
que alguien dice ‘no es’. Que a la esposa de JUAN CARLOS en ningún momento la fueron
a buscar, a pesar de que los represores se habían quedado con la fotografía. Que luego de
estos hechos y como consecuencia de los mismos, a su marido HORACIO lo despidieron
de la empresa donde trabajaba (astillero Río Santiago) sin darle explicaciones,
simplemente diciéndole que no podía trabajar más allí y que no preguntara por qué. Que
HORACIO luego de ver los planos de la Escuela de Mecánica de la Armada en
publicaciones de revistas de actualidad, le dijo a la denunciante que él cree haber estado
en ESMA. Que todos fueron liberados el día 13 de agosto a la madrugada en Capital
Federal” (ver obrante en el legajo nro. 82 que corre por cuerda).
Más tarde, en el marco del Juicio por la Verdad en la Ciudad de La Plata, Celina
Rodríguez volvió a declarar, y allí manifestó que “…yo lo conocía a Enrique Ardeti y a su
Ministerio Público de la Nación
mujer Consuelo Orellano, en el año 73, éramos compañeros de militancia en las Fuerzas
Armadas Peronistas y militábamos, empezamos a militar en el Barrio Obrero de Berisso,
es decir, durante todo el 74, el 75 y hasta comienzos del 76, estuvimos en una militancia
activa en forma conjunta… nosotros pensamos que teníamos que seguir haciendo una
resistencia interna a la dictadura, mi marido trabajaba en Swift, en el año 76 abandona
ese trabajo porque ya nuestra seguridad en Berisso.. era bastante insegura nuestra vida en
Berisso no… entonces, nos vinimos a vivir a, primero pasando por pensiones, por casas de
compañeros, luego nos vinimos a vivir a la zona de Ringuelet… este tema de querer formar
parte de la resistencia a la dictadura, empezamos a hacer junto con un grupo de
compañeros, trabajo sindical fundamentalmente. Mi marido trabajó en Propulsora, en
Egia, en Codesa y ahí hacíamos trabajo sindical, donde las mujeres digamos, las familias
apoyábamos esta forma de resistencia. Le llamábamos ‘la lucha con el sobre en la mano’
diríamos, era una forma de legalizar nuestra resistencia. Independientemente de eso, mi
familia ha sido muy castigada por la dictadura, nosotros teníamos a mi tío que estaba
preso en la Unidad 9, mi cuñado DANIEL CIEZA que estaba preso también en la Unidad
9, mi cuñada que estaba presa en Devoto que es la que le dan la opción para el país, mi
hermano que estaba clandestino en la ciudad de La Plata… paralelamente con eso, nos
conectamos con un grupo de compañeros de zona sur, donde estaba Víctor BASTERRA,
que también estuvo desaparecido en el 79’, Juan Carlos ANZORENA, que sigue
desaparecido, Liliana ALTUNA que por el padre de ella que era un viejo militante del
Peronismo de Base de Mar del Plata, habíamos armado como, bueno, un grupo de
resistencia, poniendo el eje fundamentalmente en los sindicatos. El 11 de agosto del 79’,
en la esquina de 11 y 41, estábamos haciendo una cita de control, esperábamos a los
compañeros de zona sur, éstos compañeros que le mencioné recientemente y a un grupo de
compañeros que estábamos acá en La Plata, que habíamos editado una revista que se
llamaba ‘Campana de Palo’ y un boletín sindical. Me acuerdo con precisión la fecha del
11 de agosto porque la cita era por la calle 41 y era el día que se citaba ese día no, es
decir, el 11 de agosto teníamos que encontrarnos en 11 y 41. Ahí estábamos esperando que
vinieran el resto de los compañeros, mi marido HORACIO GUILLERMO CIEZA, mi hijo
Gervasio Cieza que tenía, le faltaban tres días para cumplir un año, yo que estaba
embarazada de seis meses, y el compañero JUAN CARLOS LÓPEZ. Llega una patota a
cara descubierta, vestida de civil, en autos particulares, no puedo precisar los autos,
gritando, yo había entrado a la farmacia a comprar un medicamento, cuando salgo me
encuentro con esta gente gritando, mi marido que estaba sobre la pared, lo estaban
apuntando, lo estaba revisando, le sacan el documento, corren hacia un lugar, y vienen
gritando, ‘es él, es él’… como que habían ido a precisar esta información, lo meten en la
peluquería, no sé si usted se da cuenta pero en la esquina de 11 y 41 está llena de
negocios, había muchísima gente, eran las cinco de la tarde, este, a mí me meten en el
Ministerio Público de la Nación
Citroën, y yo con, que estaba mi hijo Gervasio adentro del Citroën, y yo me escapaba del
Citroën a cada rato, salía y gritaba mi nombre, mi apellido, que nos están llevando...
Había mucha gente escuchando esta información, mucha gente, bueno, ahí me llevan a mí,
me suben al Citroën con mi hijo, y uno de ellos, de estos tipos manejando, y partimos
rumbo como para Buenos Aires. Me acuerdo de que el Citroën andaba muy mal, tenía sus
mañas como todos los Citroën y entonces este señor se enojaba mucho, y gritaba: por qué
éstos tienen estos autos espantosos, y nunca un auto bueno… estaba como enloquecido
digamos, yo, mientras tanto le iba explicando las manías del Citroën, hay que ponerle el
cebador, es decir, como que iba colaborando digamos con este manejo no… los otros
autos los venían siguiendo, más pasaban por al lado, como pasándole, se paraban por
delante, por el costado, cargándolo a éste tipo que iba manejando este Citroën. Cuando
llegamos a la zona de Varela, dan la vuelta en un lugarcito de ahí de Varela, me acuerdo
perfectamente porque hay un restaurante, cada vez que paso lo veo, abandonan el Citroën
y me suben a mí en una camioneta, como esas camionetas donde llevan a los detenidos,
con mi hijo Gervasio y me ponen la capucha, yo en la camioneta, había otra persona, lo
presentí, lo sentí respirar, lo que no me puedo acordar es si me habló o no me habló. En la
camioneta lo que me preguntan es por MONCHO. Yo le digo que al único MONCHO que
conozco en realidad es a MOCHO que es mi cuñado, que le dicen MOCHO, que es
DANIEL CIEZA, entonces ellos me preguntan dónde vive. Y yo les digo, vive en Varela… y
durante todo ese tiempo, me acuerdo que en el auto, y en esa camioneta también, porque
ellos estaban adelante manejando, pero evidentemente se podían comunicar conmigo y con
la otra persona, yo durante todo el tiempo le estuve insistiendo la necesidad de que yo
tenía un hijo en una casita de fiesta, que era mi hijo más grande Ramón, que lo había
dejado en la casita de fiesta, ni sabía de quién era la fiesta, esas cosas que se dejan a los
chicos en una casita ahí por la calle 32, y yo le insistía en la necesidad de que el chico
estaba solo y que cuando terminara la fiesta nadie lo iba a ir a retirar, de que yo no tenía
familiares en la zona, y de que era importante de que alguien lo vaya a retirar, es decir, fui
insistente en esa situación, todo el tiempo fue lo que hablaba. Ellos me preguntaban por
MONCHO y yo les contestaba pero, insistentemente, como una cantinela permanente no,
era como que me había tildado en esa situación no… cuando llegamos a, en esa camioneta
llegamos a un lugar, un playón, escalera de caracol y de hierro, ellos me ayudan, yo
estaba embarazada bastante, estaba muy panzona y me alzan a Gervasio y me lo suben
ellos hacia ese lugar. Con el tiempo, si después lo podemos charlar cuál era…
investigamos un poco y pensamos que estuvimos en la ESMA. Cuando subimos a un lugar,
a una oficina, era como un lugar grande, lo que más me acuerdo era que a partir de la
capucha se veía como mucha luz no, es decir una luz que me daba así a la cara, a pesar de
la capucha, y que había mucho movimiento, mucha música, mucha gente hablando y ahí
era como que diferente gente venía, me sientan en un lugar y como que diferente gente me
Ministerio Público de la Nación
venía a hablar de diferentes cosas, por ejemplo: ¿Cómo se llama el gordito? ¿Cuántos
años tiene? Y cosas así terribles como ¿qué va a comer el nene? Yo le dije cualquier cosa y
entonces alguien de ellos me dice: ‘bueno, la que le va a hacer la comida va a ser una
montonera’. Como intentando, hablándome de algo de colaboración, como diciéndome:
‘¿viste que acá todos colaboramos?’… una forma de quebrarme, no sé, eso lo pienso
después… en ese momento por supuesto que eso no lo pensé. Hasta ahí lo más bien,
cuando en un momento me, se lo llevan a Gervasio y bueno, ahí me pegaron, este… me
tiraron al suelo, me patearon la panza y me decían que iban a matar a mi marido y que
Gervasio tampoco iba a aparecer más, bueno… fue muy poco pero fue, o sea, no hubo
picana pero solamente fue eso no... después de esa situación, yo seguía con este tema no,
mi hijo Ramón, mi hijo Ramón, que dónde está, quién lo va a buscar... entonces, yo no sé si
los habré cansado, cuál habrá sido la situación, me llevan a una oficina más chica, yo
cómo puedo saber todo esto, de la oficina más chica y más grande si yo tenía capucha, no
pero, uno va presintiendo en la capucha cómo son las, los lugares no… debe ser como les
pasa a los ciegos no… uno sabe si era el lugar más grande o más chico. Me llevan a una
oficina y ahí me atiende alguien como alguien más importante no… como que me dice:
‘bueno, pero señora, usted tiene alguna forma de avisar, de que lo vayan a buscar a su
hijo?’, ‘sí, tengo forma, me acuerdo de una vecina’, y entonces me dice: ‘Bueno, pero cuál
es el apellido?’. Entonces le doy el apellido y le digo, pero no me acuerdo el número de
teléfono. Yo siento que él busca el teléfono y la llama, y le hace el cuento del accidente
automovilístico, un cuento que después repite… ‘Mire esta señora que tuvo un accidente
automovilístico, que está muy mal...’. Entonces la señora aparentemente, era una señora
mayor que no salía casi de la casa, con problemas en las piernas, entonces evidentemente
decía que ella no podía ir a buscarlo. Él me da el teléfono, yo con la capucha, agarro el
teléfono y le digo por favor doña Elsa, es una emergencia, es muy importante, tómese un
taxi y vaya a buscar a Ramón, si no no sé quién lo va a traer, nadie sabía adónde
vivíamos… y ella lo va a buscar, lo va a buscar a la casita de fiestas y lo lleva a su casa, la
señora se llama Elsa de Hubiler, y evidentemente le estaré eternamente agradecida…
después de eso, yo no sé qué pasa ahí concretamente, pasa un tiempo no mucho, todo es en
muy poco tiempo no, estamos hablando de las cinco de la tarde cuando nos detienen, y
cuando estábamos hablando por teléfono yo creo que era alrededor de las 19, porque
todavía estaban como con tiempo de ir a buscarlo al nene a la casita no. Ellos me dicen de
que lo vamos a ir a dejar a Gervasio, me vuelven a bajar por la escalera, me vuelven a
subir a un auto, siempre con capucha por supuesto, cuando íbamos llegando a la zona de
Pereyra, yo estaba con Gervasio alzada, me sacan la capucha, llegamos a la zona de
Ringuelet, pasan enfrente de mi casa, yo vivía en la calle 519 entre 7 y 8 de Ringuelet,
pasan enfrente de mi casa y yo les dije: ‘esa es mi casa’, y ellos no intentaron entrar.
Cuando llegamos a la casa de la otra familia, que donde yo iba a dejar a Gervasio, que
Ministerio Público de la Nación
era una familia uruguaya que yo sabía que eran muy solidarios, tenían muchos hijos, y uno
de los nietos era amigo de mi hijo, de Ramón, llego y baja él, baja… venían dos, baja uno
de ellos, que me acuerdo perfectamente la cara, nunca más me la voy a olvidar, porque
estuvo todo el tiempo con la cara descubierta, era morocho, este… baja él, y él le hace el
cuento al ‘papi’, que nosotros le decíamos ‘el papi’ que era este uruguayo de apellido
Maza, y le dice: ‘esta señora…’. El habla todo el tiempo no, yo no sé si el ‘papi’ se da
cuenta, lo agarra a Gervasio y yo me pongo en el eje así de madre, si tiene pañales, si
tiene mamadera y entonces él me dice que sí, que no me preocupara porque él se iba a
ocupar, entonces yo le digo: por favor avise a mi familia, cuando yo sabía que él no tenía
ninguna posibilidad de avisar a mi familia porque no tenía datos míos, por lo que yo le
contaba anteriormente no, nosotros dábamos la menor cantidad de datos posibles en
función de nuestra seguridad, entonces él no tenía ningún dato, sabía que vivíamos ahí,
‘que mi marido dónde trabajaba’ , pero no sabía nada más de nosotros. Cuando lo dejan
al nene, yo así me tiro un lance y le digo: ‘pero yo quiero ir a ver al otro nene’, que estaba
a una cuadra, estaba en 7 y 520, estábamos hablando de 519 entre 7 y 8, y el otro nene
estaba en 7 y 520… vamos a 7 y 520, que es donde estaba mi hijo Ramón, y baja este señor
otra vez, toca el timbre, abre esta señora y él entra primero que yo a la casa, solo, y le
dice: bueno, le hace otra vez el cuento… y la mujer evidentemente se da cuenta que hay
algo, ella era una vieja militante peronista. Y me dice: ‘no, no es cierto, le está pasando
algo...’. ‘Pero señora, créame...’. Es como que la trata de convencer, entonces yo ahí le
digo a la señora, bueno me lleva lo veo y entonces, ella entra en la pieza donde está
Ramón y lo deja a este hombre afuera y cierra la puerta, y él por supuesto que golpea la
puerta diciendo: ‘bueno, vamos, vamos...’. Bueno, yo a ella sí le puedo decir que llame a
mi familia porque ella me conocía, y ella llamó a mi suegro que vinieron a buscarlos a los
chicos. Bueno, de ahí me llevan a, cuando salimos me dicen, bueno, vamos a ir a Varela a
la casa de tu cuñado. Yo le había dicho que conocía que vivía en Varela, pero no sabía
muy bien la casa donde era, es decir, evidentemente yo había estado haciendo tiempo
pensando fundamentalmente en mis hijos no… Vamos para la zona de Varela y en ese
camino empiezan ellos a hablar en forma trivial entre ellos no, es decir, como si yo no
estuviese, me acuerdo de un comentario que hacían, que la barrera estaba baja no sé para
qué si no pasa el tren... bueno, todo el tiempo era importante tener en cuenta que ellos
hablaban como si yo no estuviera o no existiera no... cuando íbamos pasando… por una
calle de Varela, que era cerca de la estación, yo conocía Varela, vi la vía, conocía la zona,
pasa la estación... y uno en esta charla de la barrera, del tiempo, del fútbol le dice: sabés
que el otro día estuve acá y señala, en este negocio, levantando a un ‘pesado’, dice… A mí,
yo miré, cuando él dice eso yo agarro y miro, estaba mirando, y para mí no fue nada, no
significó nada, sentí que era alguien más que habían levantado, yo estaba muy metida con
el tema de los desaparecidos y de los presos políticos, yo dije alguien más que levantaron,
Ministerio Público de la Nación
no lo pude asociar a nadie conocido porque yo... desde que salimos de Ringuelet, desde
que salimos de Ringuelet, hasta llegar a Varela, yo no estuve para nada encapuchada…
era una calle oscura, la zona de Varela era una zona oscura, pero era la zona céntrica, la
zona de la estación, el que conoce Varela se da cuenta, yo estaba, a mí no me pareció
significativo, cuando mi cuñado DANIEL CIEZA, vivía ahí cerca de esa zona, cuando
vamos llegando me dicen: bueno, pero adónde vive? Yo le dije no, lo que pasa que yo
jamás entro por acá, porque como yo vengo de Claypole cosa que era cierto, entramos por
atrás entonces por acá no me ubico. Ellos no me dicen nada, estacionan un auto en una
calle transversal y me ponen la capucha, nuevamente… Y ahí siento que ellos se empiezan
a mover, se baja uno, viene otro, hablan entre ellos, siento autos que paran… sabía que
estaba cerca de la casa de mi cuñado, entonces me puse a oír, pensé que iba a haber tiros,
que iba a haber movimiento, al rato volvemos y se suben al auto y dicen entre ellos: algo
así como que ya está. Y nos vamos otra vez, yo ya encapuchada, ahí lo detienen a mi
cuñado, yo no lo vi, detienen a mi cuñado, yo no lo vi, me entero después, porque lo veo
que está adentro de la ESMA conmigo. Me llevan otra vez a este lugar que yo defino que es
la ESMA y ahí me encuentro con el otro muchacho que era compañero nuestro, que era
JUAN CARLOS LÓPEZ en una oficina chica, y ahí se acerca uno de ellos, todo el tiempo
venían a hablar con nosotros no, se acerca uno de ellos y empieza a hablar con una
terminología como de militante, empieza a querer que discutamos políticamente dice él,
porque nosotros no somos malos, no robamos a los chicos, no matamos a la gente,
nosotros estamos por un proyecto político, putea contra Martínez de Hoz, levanta la figura
de Massera, nos dice: ‘ustedes tuvieron suerte de no caer con el Ejército sino no contaban,
no podrían contar esto…’. Entonces, yo, nosotros estábamos muy confundidos, porque por
un lado sentía que el hecho de que me hayan dejado los chicos era de que me iban a matar
o me iban a hacer desaparecer, y por el otro lado el tipo que venía a dar la discusión no,
muy confuso. Ahí estamos un rato largo, con esta gente que nos venía a hablar, en un
momento nos llevan a una habitación grande, yo tengo la imagen de que estábamos
sentados así, yo ahí siento que estoy sentada al lado de gente, entonces lo toco así y le
digo: ‘¿Guillermo, sos vos?’. Y era mi marido que estaba al ahí, siento que se mueve otra
gente, y digo: ‘Quién más está?’. Estoy yo y era DANIEL CIEZA, así que estábamos Juan
Carlos LÓPEZ y yo, mi marido y mi cuñado sentados como en fila y como adelante,
porque la voz venía de adelante, siento como que hay un montón de gente. Uno que tiene la
voz cantante, que nos dicen que nos van a largar, que nosotros somos perejiles porque no
formamos parte de la guerrilla, porque tuvimos suerte de caer con ellos y no caer con el
Ejército… entonces yo le pregunto, pero Guillermo ¿es cierto que nos van a largar?. Y se
enojan, ‘señora usted por qué duda de nosotros, pero usted qué se cree?, nosotros somos
gente de palabra’, y mi marido me dice: ‘bueno, pero calláte, calláte’, porque yo estaba
como dudando que nos largaran no… entonces me dicen a mí: ‘acordáte de todos los 11 de
Ministerio Público de la Nación
agosto de festejar esta cosa de quedar libre, y dentro de tres días, hacé una gran fiesta de
cumpleaños para tu hijo Gervasio, porque se lo merece, porque estuvo acá adentro, que es
una forma de festejar que ustedes van a salir...’… cuando nos dicen eso, después nos suben
en un auto, yo recuerdo, he tratado de reconstruir, de pensar mucho esto, yo me acuerdo
clarito que íbamos con mi marido, lo que no me puedo acordar si LÓPEZ iba en ese mismo
auto, si no iba, si viajó con nosotros en el tren de vuelta, nos dejaron en el bajo, cuando
llegamos al bajo nos sacan la capucha, de Buenos Aires, y el que me había estado llevando
durante todo el tiempo anterior, al que yo le había visto claramente la cara, es el que se
baja también, me da la mano, y me vuelve a repetir lo de Gervasio y lo de la fiesta no, de
cumpleaños, nos tomamos un taxi, no sé cómo fue, la vuelta no me acuerdo, sí lo que sé es
que volvimos en tren, y era la madrugada, como era agosto yo supongo que la madrugada
sería las siete u ocho de la mañana, no tengo precisión de la fecha. Cómo, cómo, cuando
nosotros llegamos a nuestra casa, evidentemente toda esta información que yo tengo
respecto del negocio, lo del ‘pesado’, para mí no era significativo, con el tiempo, es decir,
cuando fuimos reconstruyendo, cuando nos fuimos contando, cuando mi marido me contó
cuál fue la situación de él, a él durante todo el tiempo lo picanearon mientras yo estaba
haciendo todas estas vueltas a él lo estaba picaneando, le estaba dando la picana
eléctrica, preguntándole por el MONCHO también, él decía que era MOCHO... Bueno,
todas estas cosas que le van preguntando, este, y en un momento él siente que le dicen,
también tenemos a Víctor adentro, nosotros suponemos que es Víctor BASTERRA... es
decir, después de un tiempo cuando vamos contando esto, yo comento estas cosas que ellos
dicen, de lo del negocio, de que habían levantado a un ‘Pesado’, y una vez que mi marido
se la encuentra a la Negrita, la mujer de ARDETI, Consuelo Orellano, le comenta esto y
ella le dice, que el que tenía un negocio en Varela en ese lugar, era ARDETI, y ahí es como
unimos esas informaciones no… en ese momento, empezamos a unir con los datos que dio
mi cuñado, con los datos que dio el otro compañero, con los datos que dábamos nosotros,
y en ese momento pudimos pensar que era la ESMA, hecho que luego confirmamos por las
declaraciones de Víctor BASTERRA… Él dice [HORACIO CIEZA], que una vez viendo
Página 12, le parece que de los que estaban en el operativo uno era DUNDA... y alguien
más que bueno, si después quieren se lo puedo acercar como dato porque ahora me lo
olvidé… otro me acuerdo, que era el que aparentemente era el que dirigía el operativo,
porque… o el más loco, no sé, gritaba como un desaforado, era petiso, bien gordito,
pelado y con unos bigotes que le caían así… rubión, y era el que tenía arma larga, y
gritaba y era el que, en un momento yo lo veo que le agarra el documento a mi marido y
sale corriendo para un lado…” (ver declaración del 25 de octubre de 2000 en el juicio por
la verdad celebrado en La Plata).
Por otro lado, el testigo Víctor Basterra relató que: “…en el tercer piso de dicho
lugar existía concretamente un lugar llamado Capucha, ubicado en el altillo del edificio.
Ministerio Público de la Nación
En dicho lugar estuvo tirado en el piso hasta las 3 ó 4 de la tarde, donde lo bajaron
nuevamente, lo subieron a un vehículo y procedieron a llevarlo hasta la ciudad de La
Plata, y en la esquina de 14 y 41 procedieron a secuestrar a dos personas de su
conocimiento, llamados GUILLERMO CIEZA y un tal LITO, cuyo nombre no recuerda,
ubicándolos a los mismos en el procedimiento por referirles el dicente que se encontrarían
en dicho lugar por tener una cita para entregar unos periódicos, y si bien la cita no era en
la hora que pasaron por el lugar, circunstancialmente coincidió que esas dos personas se
encontrasen en ese momento en el lugar y los levantaron… prosiguiendo con el relato del
secuestro de CIEZA y LITO, nuevamente vuelven a la ESMA y lo suben hasta el altillo de
Capucha, siempre con la prohibición de ingerir líquidos, por lo que significa la aplicación
de picana. Tiene conocimiento de que CIEZA y LITO fueron liberados, si no el mismo día,
al siguiente…” (ver declaración del día 24 de julio de 1985).
Asimismo, la presencia de las víctimas en la Escuela de Mecánica de la Armada
fue confirmada por el testigo Carlos Gregorio Lordkipanidse (mención realizada a fojas
8967vta.).
2) Habida cuenta el temperamento adoptado por V.S. en la resolución que obra a
fs. 98.421/5 y sin perjuicio de lo manifestado en el requerimiento de elevación a juicio que
formulé el 5 de septiembre del año en curso, solicito que se revoque parcialmente por
contrario imperio el punto III del auto resolutorio que obra a fs. 95.477/790 en cuanto allí
se dispone el procesamiento de Luis Ambrosio Navarro por los hechos que damnificaron a
las víctimas Alcira Graciela FIDALGO DE VALENZUELA -caso nro. 405-, Daniel
CIEZA -caso nro. 462-, Horacio Guillermo CIEZA -caso nro. 463- y Norma Esther
ARROSTITO -caso nro. 149-, y que se declare en consecuencia la falta de mérito para
procesar o sobreseer a Navarro en relación con esos hechos. En consecuencia, deberá
dejarse sin efecto también la elevación a juicio oportunamente requerida respecto de
Navarro en relación con el hecho que damnificó a Norma Esther Arrostito.
VII.- Petitorio
Por los motivos expuestos, y en virtud de que la investigación está completa con
respecto a los hechos analizados en el punto II del presente dictamen, solicito la
correspondiente elevación a juicio oral de estas actuaciones, en relación con el encartado
Luis Ambrosio NAVARRO, así como también se dicte auto de falta de mérito para
procesar o sobreseer al nombrado en relación con los hechos indicados en el punto VI.2)
del presente dictamen.
Fiscalía Federal nro. 3, 21 de septiembre de 2012.
Descargar