Desperdicio de comida - IES Villablanca

Anuncio

8 de enero de 2013
Despilfarro de alimentos: analizados
más de 400 hogares y encuesta a 3.400
consumidores
Cada hogar analizado
tira al año 76 kilos de
alimentos a la basura
Solo un 9% de los entrevistados
reconoce que suele desechar la
comida sobrante directamente o
al cabo de un tiempo
Detengamos el tiempo un momento. Es la hora de
comer. Tenemos mucha hambre y llenamos nuestro
plato hasta los bordes. Comemos con voracidad, pero
cuando ya hemos ingerido la mitad, nos consideramos
satisfechos y tiramos a la basura el resto.
Rebobinemos: tiramos a la basura el resto. Este gesto
tan habitual en cada hogar nos indica que vivimos en
una sociedad del usar y tirar. Los datos lo confirman: en
los países desarrollados, tiramos cada año 200 millones
de toneladas de alimentos; y lo que resulta más
dramático, la comida que se desaprovecha en EE.UU. y
la Unión Europea podría alimentar a los 1.000 millones
de personas que pasan hambre en el mundo.
Producción, almacenamiento, transformación,
distribución? los alimentos se desperdician en toda la
cadena: en Europa, se tira a la basura entre el 20% y el
40% de las frutas y verduras que se producen antes de
llegar a las tiendas y cada ciudadano se deshace al año
de entre 95 y 110 kilos de comida apta para su
consumo. De hecho, según un estudio de la UE el 45%
del despilfarro de comida proviene de los hogares.
A este respecto y con el fin de determinar el nivel de
desperdicio de alimentos en el ámbito doméstico,
HISPACOOP (Confederación Española de
Cooperativas de Consumidores y Usuarios de la que
EROSKI forma parte), controló durante el mes de
noviembre los alimentos que desechaban en cada
comida o a lo largo del día 413 hogares escogidos de
forma aleatoria, además de preguntarles por los
motivos por los que habitualmente los rechazaban. Para
ello, se realizaron diferentes visitas en distintos horarios
y durante siete días consecutivos. Asimismo, para
comprobar la percepción de despilfarro de alimentos
entre los consumidores, se realizó una encuesta on line
y telefónica en las mismas fechas a las personas
encargadas de gestionar, almacenar y preparar la
comida en sus hogares. Fueron un total de 3.454
originarias de 17 comunidades autónomas: Andalucía,
Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León,
Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad de Madrid,
Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas
Baleares, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco.
En líneas generales, se comprobó que los
consumidores creen desperdiciar menos alimentos de
los que en realidad tiran a la basura. Sin embargo, los
datos hablan por sí solos. Cada hogar analizado en el
estudio es responsable de un total de 76 kilos de
alimentos desechados al año, aunque curiosamente
solo un 9% de los encuestados reconoce que suele
tirarlos a la basura.
550 kilos en una semana
Para realizar esta investigación, se propuso a los
responsables de 413 hogares someterse a un control
exhaustivo de lo que desechaban y tiraban a la basura
durante siete días consecutivos y en cuatro momentos
del día: desayuno, comida, cena y otros momentos. En
el análisis, se tomaron en consideración aquellos
alimentos susceptibles de ser consumidos
directamente, por lo que se excluyeron peladuras de
patatas, frutas u hortalizas, huesos o cualquier otro
componente que no estuviese destinado al consumo
directo. Además, tampoco se tuvieron en cuenta todos
aquellos desperdicios destinados al abono, a la
alimentación de animales y a destinos similares. En
total, durante la ?semana tipo? se rechazaron cerca de
554 kilos de alimentos en los 413 hogares del análisis,
lo que supone más de 30.000 kilos al año. Los hogares
del estudio generaron esa semana 1,3 kilos de
desperdicios alimentarios, que sumarían un total de 76
kilos al año, 32 kilos por persona y año si tenemos en
cuenta que el promedio de personas por hogar fue de
2,7. El tipo de hogar donde más alimentos se tiran está
compuesto por dos personas, cuyo responsable de la
gestión de alimentos tiene 60 años o más, mientras que
en los hogares con cuatro o más miembros es donde
menos se desecha.
Esta bola de basura alimenticia de casi 554 kilos se
compone de pan, cereales y otros alimentos de
pastelería en un 19%; de frutas y verduras en un 17%; y
de leche y derivados, así como de pasta, arroces y
legumbres en un 13% respectivamente. El tercio
restante son carnes y comidas preparadas o
precocinadas (un 6%, respectivamente), embutidos
(5%), snacks (4%), alimentos en conserva (otro 4%),
pescados y mariscos (3%), huevos (también un 3%) y
bebidas (7%). La comida es el momento del día en el
que más alimentos se tiran (un 35% de ellos), seguida
de la cena (27%), los desayunos (el 20%) y otros
momentos del día (el 19%).
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de
alimentos que destinamos al cubo de la basura? Los
resultados de este estudio sugieren que no. Solo el 5%
de los encuestados reconoce que suele tirar comida a
la basura, el 95% restante asegura que intenta
conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque
entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban
por tirarlos (el 5% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos
para detectar la percepción que tienen los entrevistados
sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran
que apenas se tira nada, una creencia extensible a
todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es
más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos
lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en
poca cantidad. En cifras, más de la mitad de los
encuestados reconoce tirar frutas y verduras, solo uno
de cada tres admite deshacerse de cereales, productos
de panadería y pastelería; y apenas uno de cada cinco
dice hacer lo propio con embutidos, comidas
precocinadas y con la pasta, el arroz y las legumbres.
Para todos los demás grupos de alimentos, el
porcentaje de quienes admiten tirar algo es inferior al
15%.
Fecha de caducidad y de
consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el
producto de ser seguro para el consumo alimentario. La
de consumo preferente señala en qué momento deja el
productor de garantizar que sus cualidades
organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un
riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores
ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los
responsables de los alimentos de los hogares del
estudio sobre estas dos fechas, incluyendo en las
opciones de respuesta el significado correcto de cada
una y un tercero ?falso- que también está extendido en
la opinión pública.
Se comprobó así que solo uno de cada diez
entrevistados atribuye a ambos conceptos un
significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro
confunde los dos conceptos. Por un lado, un 26% cree
que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de
esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades
específicas pero que es seguro comerlo, un error que
puede repercutir en consumir alimentos en mal estado.
Y por el otro lado, otro 25% de los hogares analizados
opina que la fecha de consumo preferente significa que
a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese
producto, una creencia que puede provocar que gran
cantidad de alimentos perfectamente válidos para el
consumo vayan a parar al cubo de la basura.
La realidad...
¿Cuántos alimentos tiramos a la basura?*
ALIMENTOS DESECHADOS
En una semana ?tipo? (1)
En un año
Total (kg) hogares
Kg por persona
T (toneladas) en España (2)
553,9
1,3
0,6
31570,2
76,4
32,2
* FUENTE: HISPACOOP (Confederación Española de
Cooperativas de Consumidores y Usuarios) de la que
EROSKI forma parte.
Un total de 413 hogares españoles, escogidos de forma
aleatoria, se sometieron a un control de los alimentos
que desechaban en cada comida o a lo largo del día.
Se tomaron como referencia el desayuno, la comida, la
cena y otros momentos del día (revisión de provisiones,
inspección en la nevera, etc.) No se han incluido todos
aquellos desperdicios destinados al abono, a la
alimentación de animales o destinos similares.
Tampoco las peladuras de patatas, frutas u hortalizas,
ni los huesos, ni cualquier otro componente que no esté
destinado al consumo directo.
(1) Semana "tipo": El panel ha tenido una duración de
siete días seguidos durante los cuales el responsable
de la gestión de los alimentos en el hogar ha detallado
en los cuatro momentos diferentes de cada día cada
alimento desechado, identificándolo como perteneciente
a uno de los 12 grupos en los que se han clasificado la
totalidad de los alimentos y la cantidad desechada de
ese alimento, en una escala de medidas y
equivalencias diseñada para facilitar la cuantificación
del mismo, además del motivo por el que ha tirado cada
uno de los alimentos previamente
detallados. (2)Resultante de elevar a los datos de
población general del INE la cantidad por persona
calculada en el estudio.
Lo que pensamos...
¿Qué hacemos con los alimentos que sobran en las comidas?*
Los súper tiran a la basura 50.000 toneladas de comida fresca al año porque no pueden donarla
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1596371/0/supermercados/comida/basura/#xtor=AD15&xts=467263
JUANMA LÓPEZ-GUILLÉN G.. 24.09.2012 - 07:28h Más de 50.000 toneladas de comida fresca de los
supermercados acaban cada año en la basura porque Sanidad prohíbe que se done a las asociaciones que se
dedican a distribuir alimentos entre las personas sin recursos y los comedores sociales, según una estimación
realizada por el Ministerio de Agricultura y la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal). La ley no
lo permite porque estas entidades no cuentan con la infraestructura necesaria para su mantenimiento y
distribución: furgonetas con equipo de frío y cámaras de almacenamiento, entre otros requisitos. Solo con los
productos frescos de los supermercados que son desechados anualmente se podría alimentar a unas 43.000
familias de cuatro miembros durante todo un año, calcula Fesbal. De los nueve millones de toneladas de comida
que se tiran, el 41% procede de los hogares, el 40% de la industria; De los restaurantes, el 14% y de los súper,
el 5% La cifra de familias sin recursos atendidas podría ser mucho mayor si sumáramos las toneladas de
alimentos que sí pueden ser donados (legumbres, latas, aceite...), pero que los comercios no ponen a
disposición de las asociaciones por varios motivos: evitar que se aprovechen personas que no lo necesitan y la
molestia de tener que almacenarlos. Se calcula que por esta vía se despilfarran otras 357.000 toneladas al año.
Solo el 20,5% de los distribuidores donan habitualmente estos productos. Aunque está prohibido, varias
asociaciones de barrios de Madrid, Barcelona y Bilbao recogen desde hace tiempo los alimentos frescos de los
supermercados y los distribuyen entre las familias que lo necesitan. «Como no pueden recoger la comida con
furgonetas se la llevan en bolsas como si estuvieran haciendo la compra. La diferencia es que cuando pasan
por caja no pagan. Luego la dividen y la reparten entre las familias sin recursos del barrio», explicó a 20 minutos
uno de los encargados del Banco de Alimentos de Madrid. Fesbal, asociación sin ánimo de lucro galardonada
con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, solicitará esta semana a la ministra de Sanidad, Ana Mato,
que flexibilice la normativa para poder aprovechar la comida fresca que desperdician los supermercados.
«Nosotros hablaríamos con los comercios, pero serían las asociaciones de barrio las que recogerían la comida
cada día y harían el reparto», explicó Juan Raúl Sanz, director general de Fesbal. El despilfarro de alimentos no
es, ni mucho menos, culpa solo de los supermercados y grandes superficies. En realidad, de los nueve millones
de toneladas de comida que se tiran a la basura al año en España, la mayoría (41%) procede directamente de
los hogares. La industria alimentaria desecha otro 40%, los restaurantes el 14% y los supermercados el 5%.
Familias en la puerta del súper por la noche Muchas familias van a las puertas de los súper a las 22.30 horas
para coger la comida sobrante. Es una realidad que se extiende por todo el país. Cierran a las diez, pero hasta y
media no sacan los contenedores. En su interior, kilos de comida fresca en perfectas condiciones que llenarán
la despensa de varias familias sin recursos. Con delicadeza los seleccionan y se los reparten: "Aquí hay pan",
comenta uno de ellos. "Yo he conseguido algo de carne", responde otro. El problema es que cada día viene más
gente Los dueños de los establecimientos conocen la necesidad de estas personas y no ponen trabas. "El
problema es que cada día viene más gente, la mayoría inmigrantes, y eso provoca alguna que otra discusión.
Además, dejan la calle bastante sucia y los vecinos se quejan de los olores y de algunas de la personas que
vienen. Muchos de ellos viven en la calle y no tienen muy buena pinta", confesó el dueño de uno de los
establecimientos cercanos al supermercado, situado en el barrio de la Hispanidad (Madrid). Los supermercados
tienen la obligación de vender los productos frescos con un margen de tiempo suficiente como para que puedan
ser consumidos. Por este motivo, si un alimento está a punto de caducar debe ser retirado. Están en buen
estado, pero no pueden ser comercializados.
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1596371/0/supermercados/comida/basura/#xtor=AD15&xts=467263
¿Por qué tiramos a la
basura tanta comida?
Los contenedores de basura comen cada día toneladas de alimentos. La mayoría de ellos
permanecen todavía en buen estado. No llegan ahí porque estén podridos. Probablemente
alguien no calculó bien la ración de la cena o pensó que se habían convertido en veneno
porque su fecha de caducidad coincidía con la del periódico del día. Pero, realmente, ¿es
necesario destruir tanta comida?
El realizador alemán Valentin Thurn se hizo esta pregunta y buscó la respuesta grabando
un documental que se mostrará en el festival de cine y gastronomía Flim&Cook. El director
siguió la pista de las toneladas de alimentos en perfectas condiciones que acaban en el
cubo de la basura y descubrió que en Europa el 50% de la comida termina en el
contenedor. Mientras tanto, en todo el mundo, un billón de personas pasa hambre y 25.000
individuos mueren cada día por desnutrición.
Thurn no descubrió nada nuevo. Lo más grave de esta situación es que resulta de sobra
conocida. Pero el alemán se propuso recordarla y abrir un debate. Creó la plataforma Taste
The Waste y abrió un espacio destinado a que otras personas aporten ideas para evitar que
se desperdicie tanta comida.
“En el trayecto de los alimentos desde su producción, envase, transporte y venta hasta su
consumo, desperdiciamos casi la misma cantidad que consumimos”, asegura este
movimiento en su site. “En la mayoría de países no hay cifras concretas de la cantidad de
alimentos que se tiran. Sin embargo, Gran Bretaña ha realizado el esfuerzo de medir la
montaña de basura y ha llegado al espeluznante resultado de que se desechan 15
millones de toneladas de comida al año. Ello equivale a 484 millones de vasos de yogur
sin abrir, 1,6 billones de manzanas sin tocar (o 27 por persona) y 2,6 billones de
rebanadas de pan”.
Thurn recuerda que su madre (igual que miles de mujeres europeas) le decía cuando era
pequeño que no tirase la comida. Los niños de Africa no podían tenerla y hubiesen estado
muy contentos de tener en su plato lo que él quería ver en la basura. Ese argumento, dice
el realizador en la presentación de su documental, ha resultado ser “profético”.
“Los precios ascendentes del trigo muestran claramente el asunto. En la actualidad
compramos nuestra comida en el mismo mercado mundial que compran los países en
desarrollo. Si nosotros tiramos menos comida y, en consecuencia, compramos menos, los precios
bajarán y habrá más alimentos para las personas con menos recursos”.
“Pero, ¿por qué demonios seguimos desperdiciando cada vez más y más?”, se pregunta el
movimiento Taste The Waste en su manifiesto. “Por la lógica de la producción industrial de la
comida”.
“Los agricultores tiran su producción cuando los precios caen por debajo de la cantidad de
dinero que ellos tienen que gastar por la mano de obra y las máquinas. Así, si el precio en
el mercado es bajo, el trigo se pudre en el campo. La comida también se desperdicia
cuando es transportada por la rigidez de las leyes. Cuando un sistema de refrigeración en
un camión de tomates se estropea, se destruye toda la partida. O cuando un melocotón se
pudre, se tira todo el palé”, continúa el manifiesto.
“Los supermercados desperdician porque se sienten obligados a ofrecer a sus clientes
todo tipo de alimentos todo el tiempo. Temen que si sus estanterías no están llenas, sus
clientes se vayan a la competencia. Por eso, cuando llegan nuevos artículos, los antiguos
acaban en la basura (independientemente de si son comestibles o no). Y los consumidores
desperdician comida porque no conocen el significado real de la etiqueta ‘Consumir antes
de’. Una tercera parte de los británicos piensan que un producto pasado de fecha los
puede envenenar o no debería ser comido jamás. Obviamente, tenemos que volver a
aprender cómo reconocer si un alimento es aún comestible o no”.
Una forma de protesta ante esta situación es rescatar comida de la basura en buenas
condiciones. Esto es lo que propone Thurn.
Pero, además, hay muchas otras formas de hacerlo. La web del documental Taste The
Waste menciona varias personas e iniciativas que ofrecen una alternativa a este derroche
masivo de alimentos.
Hablan, por ejemplo, de Thomas Pocher, manager de un supermercado francés, que
pretende concienciar a sus clientes para que compren productos que hagan menos daño a
la naturaleza. O del granjero alemán Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringforf, que se niega
a desechar casi la mitad de la producción de su cosecha porque no está en “condiciones
óptimas”. O Timo Schneider, que enseña a los niños de Berlín a cocinar verduras frescas.
Thurn Film continúa ahondando en la promoción de un consumo más responsable de la
comida. Ahora están grabando un documental para la TV alemana sobre las fórmulas que
se están utilizando para evitar el desperdicio de alimentos, según Yvonne Miehlke,
colaboradora del realizador.
Miehlke asegura, además, que la concienciación va aumentando y que ya existe, incluso,
un proyecto de la Unión Europea destinado a reducir el despilfarro de alimentos a la mitad para el
año 2025.
Descargar