Parte I - Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro

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TRIBUNAL SUPERIOR
DE JUSTICIA
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Humaniverso revista electrónica científica www.tribunalqro.gob.mx/humaniverso
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Archivo Histórico del Poder Judicial
del Estado de Querétaro
Lic. Manuel Septién y Septién
[email protected], 5 de mayo y Pasteur norte, Centro Histórico, Querétaro, Qro
TEMARIO
La implicación del estricto derecho
en las impugnaciones del ofendido
3
Lic. Daniel Hugo Ramírez López
Calendario de juzgados familiares
8
La suplencia de la deficiencia de la
queja en el juicio de amparo,
respecto de leyes
locales declaradas
inconstitucionales por jurisprudencia
de los Tribunales Colegiados.
9
Judicial
Lic. Eustacio Esteban Salinas Wolberg
Comentarios a la reforma del código
de comercio de fecha 17 de abril de
2008.
Crónica
15
Lic. J. Jesús Castellanos Malo
La necesidad de judicializar la etapa
de ejecución en el sistema integral
de justicia
para menores del Estado de
Querétaro
21
Lic. Leticia de Lourdes Obregón Bracho
Instituto de Especialización Judicial,
once años de formar especialistas en
Administración de Justicia
33
M. en F. Arturo Flores Velázquez
Directorio del Poder Judicial del Estado
de Querétaro
35
CONSEJO EDITORIAL
Lic. Jesús Garduño Salazar
Magistrado
M. en F. Arturo Flores Velázquez
Director del Instituto de Especialización Judicial
ISC. José Villalón Charre
Director de Informática
Gabriela Martínez Reyes
Diseño Gráfico
“Crónica Judicial”, órgano de difusión del Poder Judicial del Estado de Querétaro, de distribución gratuita, los materiales que aquí se publican son
responsabilidad de los autores. Comentarios, sugerencias y colaboraciones, favor de dirigirlas a nuestras oficinas en www.tribunalqro.gob.mx,
Revista del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro, publicación trimestral, ISSN 1665-7802, Número de Certificado de Reserva
otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2006-042414295800-102, Número de Certificado de Licitud de Título: 13569, Número
de Certificado de Licitud de Contenido: 11142, Pasteur Sur núm. 4, Col. Centro, C.P. 76000, Querétaro, Qro. Época II , Año 2, Núm. 8, 2008.
2
La implicación del estricto derecho en las impugnaciones del ofendido
Lic. Daniel Hugo Ramírez López
El principio de estricto derecho en la legislación procesal
penal de nuestro Estado, está regulado dentro del Título
Quinto, relativo a la IMPUGNACIÓN, en el artículo 312,
tercer párrafo.
En dicho numeral se dispone que si la impugnación fuere
interpuesta por el Ministerio Público o su coadyuvante, el
juzgador se limitará a analizar los motivos de inconformidad
expresados por el recurrente.
Si relacionamos este dispositivo con la fracción IV del
artículo 37 de la citada ley, la víctima y el ofendido por un
delito, durante la fase del procedimiento ante el órgano
jurisdiccional, tendrán derecho a interponer el recurso de
apelación únicamente por lo que respecta a la existencia de
daños y perjuicios y su monto.
Cuando el ofendido o la víctima recurren un auto o
resolución, concebimos que lo hacen en ejercicio de su
derecho a obtener la reparación del daño; sin embargo, ese
derecho está restringido.
Así es, al imponer la ley que debe aplicarse, al igual que al
Ministerio Público, el principio de estricto derecho cuando
recurran una resolución o auto, sus inconformidades las
deberá plantear con las exigencias técnico-jurídicas
establecidas para la elaboración de un agravio.
Con esto también se limita al iudex ad quem al estudio de los
agravios que le sean presentados por dicha parte ofendida.
El ajuste a dichos agravios implica que si el órgano de
revisión encuentra que se violó alguna disposición legal,
pero ésta no fue objeto de inconformidad del apelante, no se
podrá subsanar tal omisión.
Por supuesto que el resultado de esa revisión va a provocar
que dichos agravios se declaren infundados, inoperantes,
insuficientes o deficientes (en el peor de los casos).
Al final, esa pronunciación sería en estricto apego a la Ley
Procesal Penal y al principio de estricto derecho que se
1
viene señalando (tantum devolutum, quantum apellatum).
Precisamente es aquí en donde se encuentra el objeto de
crítica a dicha disposición legal, especialmente respecto a
las sentencias, pues en la vida jurídica surgen los siguientes
supuestos:
a) Que no se condenó al responsable al pago de la
reparación de daños y perjuicios.
1
SILVA SILVA, Jorge Alberto. Derecho Procesal Penal. p. 45. Ed. Harla. Segunda
edición.
3
b) Que el órgano acusador también
fue omiso en solicitar la condena a
la reparación del daño.
c) Que se condene, pero de manera
insatisfactoria para los intereses
del agraviado.
d) Q u e e l M i n i s t e r i o P ú b l i c o
considere plenamente
satisfactoria la condena y no
apele.
e) Que el ofendido, por ignorancia,
negligencia o sin asistencia
técnica, no recurra la sentencia.
f) Que el ofendido manifieste su
inconformidad con expresiones
generales pero sin formular
adecuadamente sus agravios. Etc.
Ante el contenido vigente de la norma
en estudio y con los supuestos
problemáticos expuestos,
no se
conseguiría que la sentencia se
pronunciara en beneficio del ofendido.
La cuestión es por qué esos casos de
negligencia deben perjudicar a la
víctima, incluso por las deficiencias del
órgano acusador y, también, por un
error judicial, trayendo como
consecuencia que se resuelva la
absolución del responsable del delito.
En una opinión muy particular, el
carácter público de la pena se rompe
con la aplicación al ofendido de ese
principio en sus impugnaciones,
debido a que su interés privado se ve
mutilado.
Con una disposición adjetiva como la
vigente, el legislador ordinario deja
manifiesto su olvido a la víctima, en la
que no sólo está limitando al
agraviado, sino que deja de lado el
interés comunitario o social,
conculcando con ello la protección del
derecho del ofendido a obtener una
sentencia justa.
Considero que esa protección legal no
debiera ser menor que la del reo,
debiendo existir una paridad procesal,
ya que en el plano de la causación del daño
ambos subsisten (víctima-victimario);
entonces, ¿por qué no al momento de su
enjuiciamiento?
exigentes, sin las cuales no se entrará al estudio de
sus inconformidades. ¿Con esto, quién no
cuestionará la disparidad en el proceso del agredido
frente a su agresor?
Por una parte, tenemos que la satisfacción
jurídica a que aspira el ofendido no está
equilibrada, ni le es favorable, en pocas
palabras no se hace efectiva.
No hay que olvidar que la reparación del daño es parte
integrante de toda pena pública, sin resarcimiento
efectivo se deja de reconocer la lesión causada al bien
jurídico violado, se propicia la venganza privada ante
la insatisfacción de los intereses del ofendido por el
mal que le fue ocasionado, se crea un flagelo de
desconfianza para denunciar los delitos y se refleja la
incapacidad de las autoridades para obligar al
delincuente a indemnizar a la víctima. La sociedad ve
al proceso como una caricatura, como una pérdida de
tiempo, al agredido se le mantiene como una cosa,
como un instrumento que se expone en el juicio con
todos los riesgos que ello conlleva y termina siendo
burlado al no obtener la satisfacción del daño que se
le causó.
Tampoco se reconoce el rol que juega en la
“relación jurídica” del proceso, ya que el acto
ilícito que sirve como causa a esa relación
recae individualizadamente en la víctima y es
quien por lo general decide o no poner en
conocimiento hechos constitutivos de la
comisión de un delito, con esa decisión pone
en movimiento toda la maquinaria del Estado
para que se investigue y sancione el delito, y
aún así no se le tutelan en absoluto sus
derechos en su intervención procesal.
¿A qué se debe ese desequilibrio procesal en nuestra
legislación?
Por otra parte, ese desequilibrio procesal,
derivado del principio de estricto derecho, no
beneficia a nadie más que al propio
responsable del delito. En efecto, el hecho de
que se caiga en las omisiones ya citadas
refleja de inmediato la imposibilidad de que
se le exija la reparación del daño, peor aún si
fue absuelto por dicho rubro, pues con ello
complicaría sobremanera el obligarlo a
resarcir del daño que le ocasionó a la víctima.
Entre otras condiciones, a que el Estado no ha
tutelado ese balance ya mencionado, entre las
necesidades y derechos de la víctima, los daños
causados por su ofensor y la propia ley.
Ello se refleja flagrantemente cuando hoy en día se
sigue manteniendo vigente una disposición legal que
no ha sido adecuada a nuestra Constitución Federal.
Con estas consideraciones se refleja el
desbalance entre las necesidades y
derechos de la víctima, con los daños que le
ocasiona su ofensor y la ley local.
La reparación de daños y perjuicios y su monto,
causados por las conductas punibles, los debe tomar
bajo su responsabilidad el Estado, de la misma forma
que protege al reo. Debe procurar que la víctima del
delito no quede desamparada a su suerte o desgracia,
como ocurre hoy en día. Es una responsabilidad
social que debe asumir como obligación.
Se sigue careciendo de eficacia en el
proceso, pues mientras al reo se le debe
suplir total o parcialmente la ausencia de sus
motivos de inconformidad o se le subsanan
los insuficientemente formulados, incluso
cuando el imputado con sólo manifestar su
inconformidad al notificársele una
resolución, la autoridad debe entender
interpuesta la impugnación que proceda, y
más aún, si interpusiera una impugnación
que no fuera la procedente, se tendrá por
interpuesta la que la ley señale como
admisible.
No hay justificación para seguir permitiendo que el
perjudicado se enfrente, no sólo a su ignorancia o al
olvido de los derechos que le son consagrados o de
una sentencia que se ha dictado en su favor o
perjuicio, como tampoco exigirle un conocimiento
técnico jurídico para hacer valer con la debida forma
sus inconformidades cuando impugne una resolución
que no tuteló sus intereses.
La solución que vendría a lograr ese equilibrio, sería la
de derogar de nuestro texto procedimental la
aplicación al ofendido del principio de estricto derecho
en materia de impugnaciones.
Al ofendido se le desvalora su calidad en la
relación jurídica del proceso, a él, en nuestro
Estado (como en otros también) se limitan
sus impugnaciones a formalidades
4
Es necesario que la ley disponga que la suplencia de
la queja procederá a favor del ofendido o la víctima
cuando formulen sus respectivos agravios, aún ante
su total ausencia, y que baste para tener por apelada
la resolución judicial cuando manifieste su simple
inconformidad con ella.
no deberá ser modificada en su perjuicio,
salvo lo dispuesto en el artículo 367.”
Código de Procedimientos Penales para el
Estado de Chiapas.
“TÍTULO CUARTO. De los recursos.
CAPÍTULO III. De la apelación.
Empero, necesitamos que nuestros legisladores se
percaten de ello y que asuman su voluntad política
para mejorar el entorno jurídico de la calidad del
ofendido en el proceso.
Artículo 384. La segunda instancia,
solamente se abrirá a petición de parte
legítima, para resolver sobre los agravios que
deberá expresar el apelante al interponer el
recurso o en la vista, pero el tribunal de alzada
podrá suplir la deficiencia de ellos, cuando el
recurrente sea el procesado o se advierta que
solo por descuido o negligencia del defensor
no hizo valer debidamente las violaciones
causadas en la resolución recurrida.
Con ello los actos del Juez Primario se revisarán ex
officio por el ad quem en cuanto al rubro de la
reparación del daño y llevará el propósito de
sanearlos, con la única limitante de que el ofendido o
víctima haya dejado de manifiesto su inconformidad
con la resolución que le cause perjuicio en el rubro de
la reparación del daño.
La misma suplencia procederá cuando se
trate de los agravios formulados por la víctima
o el ofendido del delito.”
Todo lo cual, en la actualidad, no es posible hacerlo
individualmente, jurídicamente a pesar de que lo
advierta el órgano revisor.
De la lectura de ambas disposiciones se
advierte claramente que tutelan en favor del
ofendido, la víctima del delito o también
llamado coadyuvante del Ministerio Público,
la procedencia de la suplencia de la queja.
En este sentido, ya los Estados de Chiapas y de
Colima lo tienen previsto en sus códigos procesales,
¿por qué nosotros no?.
En efecto, veamos lo que dispone cada legislación:
Sin embargo, es importante que para el
estudio que nos ocupa, dicha suplencia
debiera ser absoluta, pues de lo contrario se
justificaría dicha figura jurídica sólo cuando la
víctima o el pasivo del delito formulen sus
respectivos agravios y estos sean deficientes,
no así ante su total ausencia.
Código de Procedimientos Penales para el Estado
de Colima.
“LIBRO CUARTO. Proceso.
TÍTULO QUINTO. Impugnación.
CAPÍTULO I. Disposiciones comunes.
Lo ideal de esta propuesta es que la suplencia
de los agravios proceda con la misma
extensión que la del reo, es decir, que al
notificársele la sentencia, con su sola
inconformidad deberá entenderse interpuesta
la apelación; también, que proceda la
impugnación aún cuando exprese sus
agravios y estos sean deficientes; y, por
último, aún cuando estén ausentes los
agravios respectivos que debiera expresar.
Artículo 355. El Juzgador deberá analizar cada uno
de los motivos de inconformidad expresados por el
impugnador, y resolver si son o no fundados.
Cuando el recurrente sea el imputado o su defensor
o el coadyuvante del Ministerio Público, el Juzgador
deberá efectuar un estudio integral del asunto y
suplir total o parcialmente la ausencia de los motivos
de inconformidad o subsanar los insuficientes
formulados, sin perjuicio de las sanciones que
conforme a la ley procedan contra el defensor.
Esto es relevante porque la garantía del
ofendido quedaría íntegramente regulada y
se impondría al órgano de revisión de
segunda instancia la facultad y obligación de
revisar absolutamente la resolución recurrida
en el aspecto de la reparación del daño,
evitando con ello que se dejara de condenar
por dicho rubro, o que se condenara
Si la impugnación es interpuesta por el Ministerio
Público, el Juzgador se limitará a analizar los
motivos de inconformidad expresados por el
recurrente.
Cuando la impugnación sea interpuesta solamente
por el imputado o su defensor, la resolución recurrida
5
inadecuada o erróneamente, etcétera. Pero
todo en favor de una parte desprotegida, que
es el sujeto pasivo, la víctima, ofendido o
coadyuvante del Ministerio Público, siempre
y cuando sea el sujeto que resintió en su
persona y esfera jurídica la comisión del
delito.
que le causaba tal determinación, bien durante la
tramitación de la alzada como en la audiencia de vista,
y que fue el Ministerio Público quien los formuló, es
evidente que éstos no pueden ser tomados en
consideración por el tribunal de apelación para
modificar la resolución impugnada, toda vez que al no
haberse inconformado en contra del fallo de primera
instancia, carece de legitimación para expresar
agravios, precisamente porque de conformidad con el
artículo 384 del ordenamiento adjetivo de que se trata,
la segunda instancia sólo se abre a petición de parte
legítima, por lo que el aludido medio de defensa debe
declararse sin materia para resolver sobre el punto en
contra del cual se hizo valer. No obsta a lo anterior que
acorde con lo que dispone el indicado numeral, la
suplencia de la queja procede a favor del ofendido,
pero sólo se justifica cuando la víctima o el pasivo
formulen sus respectivos agravios y éstos sean
deficientes, no así ante su total ausencia.2
Incluso, para justificar por qué sería
trascendente que dicha suplencia se debiera
dar de manera integral, poniendo al ofendido
en el mismo plano de tutela que el reo (sólo
por lo que ve a la reparación del daño), se
tendría que reglamentar la suplencia de la
queja en los mismos términos que en el
segundo párrafo del artículo 312 de nuestro
código procesal penal, es porque ya en el
caso de la legislación procesal de Chiapas
existe una tesis aislada que ha venido a
interpretar su propio artículo 384 en perjuicio
de la víctima del delito, a saber:
Por supuesto que esto resulta nugatorio y en franco
perjuicio del ofendido, que es lo que menos se espera.
Por ello la necesidad de que la suplencia de la queja
que se prevea en favor de éste sea de modo integral,
no sólo parcial.
Rubro: APELACIÓN INTERPUESTA POR
EL OFENDIDO EN SU CALIDAD DE
C O A D Y U VA N T E D E L M I N I S T E R I O
PÚBLICO. DEBE DECLARARSE SIN
MATERIA TAL RECURSO SI AQUÉL OMITE
F O R M U L A R A G R AV I O S Y TA L E S
PERJUICIOS SON EXPRESADOS POR LA
REPRESENTACIÓN SOCIAL SIN TENER
L E G I T I M A C I Ó N PA R A H A C E R L O
( L E G I S L A C I Ó N D E L E S TA D O D E
CHIAPAS).
De tutelarse correctamente dicha suplencia en favor
del ofendido, evidentemente adecuaría nuestro
código procesal con la garantía de las víctimas del
delito impuesta en el texto constitucional supremo, en
la fracción IV, apartado 3, del artículo 20, donde
dispone el deber que se tiene de reparársele el daño
ocasionado ya que la establece como garantía
individual de las víctimas u ofendidos de un delito.
Texto: Del contenido de los artículos 382, 384
y 385 del Código de Procedimientos Penales
del Estado de Chiapas, se desprende que la
apelación tiene por objeto que se confirme,
modifique o revoque la resolución en contra
de la cual se interpuso el recurso; que la
segunda instancia sólo se abre a petición de
parte legítima, quien puede ser el Ministerio
Público, el acusado y su defensor, así como
el ofendido y sus legítimos representantes,
cuando aquél o éstos coadyuven en la acción
reparadora; que el aludido medio de
impugnación se resuelve en atención a los
agravios que exprese el apelante y que
puede actualizarse la suplencia de la
deficiencia de la queja, tanto a favor del
acusado como del ofendido. Ahora bien, si de
constancias se advierte que sólo este último,
en su calidad de coadyuvante de la
representación social, se inconformó con lo
resuelto en el capítulo relativo a la reparación
del daño, pero omitió expresar los agravios
La finalidad es asegurarle la protección a sus
derechos fundamentales, a la impunidad y a los
efectos del delito que ineludiblemente recaen sobre la
víctima.
Con la reforma se garantizaría que en todo proceso
penal tenga derecho a una reparación pecuniaria por
los daños y perjuicios que le hayan sido ocasionados
al perpetrarse el delito en su agravio; incluso se tutela
como derecho del sujeto pasivo del delito, la
indemnización de los perjuicios ocasionados por su
comisión, a fin de reconocerle la misma importancia a
la protección de los derechos de la víctima que a los
del inculpado, conciliando una manera ágil para
reparar el daño causado por el delito.
2
Esta tesis puede ser consultada con el número de registro 180,404; en
materia Penal; de la Novena Época; Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO; Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta; XX, Octubre de 2004; Tesis: XX.2o.38; Página:
2308.
3
Francción IV, apartado C, artículo 20, según última reforma, D.O.F.
18/06/2008. (N. del E.)
6
Como se ve, la reparación del daño tiene el carácter
de pena pública, sin embargo ello se hace nugatorio
cuando nuestra legislación procesal ha sido
rebasada por la norma constitucional, sin que haya
sido reformada para adecuarla al sentido y
protección que dispone.
de inconformidad o subsanar los
insuficientemente formulados. Tal
como lo prevé el Estado de Colima en
su legislación adjetiva penal.
Por ello es necesario llamar la atención
sobre este tópico para que se impulse
una reforma a nuestra legislación
procesal actual, la que se justifica
como necesaria.
Una de tantas formas para lograr revertir esto es que
se haga efectiva esa reforma para otorgarle a la
víctima o al ofendido la misma paridad procesal que
se le da a su ofensor, precisamente para que se le
reparen los daños y perjuicios y su monto sin
restricciones procesales o formales que sólo
conducen a la impunidad, tan reprochable y
mostrada en estos tiempos
Referencias
Fernández Pérez, Rafael, Elementos
para una efectiva protección de los
derechos de las víctimas en el proceso
penal, Publicado en Revista Jurídica,
Boletín Mexicano de Derecho
Comparado, Biblioteca Jurídica
Virtual,www.juridicas.unam.mx/public
a/rev/boletin/cont/82/art/art4.htm,
Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM.
Lo adecuado sería, en la opinión del expositor, que el
segundo párrafo del artículo 312 del Código
Procesal Penal de nuestra entidad, también
incluyera al ofendido, víctima del delito o
coadyuvante del Ministerio Público en su texto y que,
siendo éste el recurrente, se debiera efectuar un
estudio integral del rubro de la reparación del daño y
suplir total o parcialmente la ausencia de los motivos
7
CALENDARIO DE GUARDIAS DE
JUZGADOS FAMILIARES
DE LOS DISTRITOS JUDICIALES DE QUERÉTARO Y SAN JUAN DEL RÍO
sábados de 9:00 a 13:00 horas
domingos y días festivos de 10:00 a 13:00 horas
Santiago de Querétaro, Qro. 2008
4
octubre
3° Civil SJR
5° Fam Qro
1
noviembre
2° Civil SJR
1° Fam Qro
6
diciembre
2° Civil SJR
3° Fam Qro
5
3° Civil SJR
5° Fam Qro
2
2° Civil SJR
1° Fam Qro
7
2° Civil SJR
3° Fam Qro
11
1° Civil SJR
5° Fam Qro
8
3° Civil SJR
1° Fam Qro
12
2° Civil SJR
4° Fam Qro
12
1° Civil SJR
5° Fam Qro
9
3° Civil SJR
1° Fam Qro
13
2° Civil SJR
4° Fam Qro
18
1° Civil SJR
6° Fam Qro
15
3° Civil SJR
2° Fam Qro
14
2° Civil SJR
4° Fam Qro
19
1° Civil SJR
6° Fam Qro
16
3° Civil SJR
2° Fam Qro
25
2° Civil SJR
6° Fam Qro
17
1° Civil SJR
2° Fam Qro
18 dic 3° Civil SJR
- 3° Fam Qro
4 ene
26
2° Civil SJR
6° Fam Qro
22
1° Civil SJR
2° Fam Qro
23
1° Civil SJR
2° Fam Qro
29
1° Civil SJR
3° Fam Qro
30
1° Civil SJR
3° Fam Qro
La suplencia de la deficiencia de la queja en el juicio de amparo, respecto de leyes
locales declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de los Tribunales Colegiados.
Lic. Eustacio Esteban Salinas Wolberg
En el presente ensayo, se sostiene la tesis de que
procede la suplencia de la deficiencia de la queja en
los juicios de amparo, tratándose de leyes locales
declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de
los tribunales colegiados, con apoyo en lo dispuesto
por la fracción II, párrafo segundo, y la fracción VIII,
inciso a), del artículo 107 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en concordancia
con el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo
y del punto quinto, fracción I, inciso b), del acuerdo
general 5/2001, del Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.
hubiere establecido jurisprudencia, o los que
la propia Suprema Corte determine, para una
mejor impartición de justicia.
Además, en términos de lo establecido en las
fracciones V y VI del artículo 11 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, a través de acuerdos generales,
puede remitir para su resolución los asuntos
de su competencia a las Salas y a los
tribunales colegiados de circuito, y éstos,
conforme a lo dispuesto en el artículo 37,
fracción IX, del ordenamiento legal antes
invocado, son competentes para conocer de
los asuntos que les encomienden los
acuerdos generales emitidos por la Suprema
Corte de Justicia.
I.- Ante todo, cabe destacar que el juicio de amparo
es uno de los medios de control constitucional, o de
defensa de la Constitución Federal, que procede en
contra de actos de las autoridades, y que tiene por
objeto restituir al agraviado en el pleno goce de la
garantía individual violada; lo que se logra mediante
el restablecimiento de las cosas al estado que
guardaban antes de la violación, si el acto reclamado
es de carácter positivo, u obligando a la autoridad
responsable a que obre en el sentido de respetar la
garantía individual respectiva y a cumplir lo que la
misma exija, si el acto es de carácter negativo.
Acorde con el punto quinto, fracción I, inciso
b), del acuerdo general 5/2001, del Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, el
máximo tribunal del país, en ejercicio de las
facultades arriba comentadas, delegó a los
tribunales colegiados la competencia para
conocer, en los juicios de amparo indirecto, de
los recursos de revisión en contra de las
sentencias pronunciadas por los jueces de
distrito o por los tribunales unitarios de
circuito, cuando en la demanda de garantías
se hubiere impugnado una ley local o un
reglamento federal o local.
Asimismo, del artículo 103, fracción I, de la
Constitución Federal, se deduce la procedencia del
amparo contra leyes, y conforme al diverso artículo
107, fracción VIII, inciso a), de la propia Carta
Magna, le compete a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación conocer del recurso de revisión contra
las sentencias dictadas por los jueces de Distrito,
cuando se impugne en la demanda de amparo
alguna ley local, si subsiste en el recurso el problema
de constitucionalidad.
De tal suerte que la Suprema Corte de Justicia
de la Nación tiene la competencia originaria
para conocer del recurso de revisión en esos
casos, cuando subsista el problema de
constitucionalidad de las normas generales
impugnadas, y los tribunales colegiados
tienen la competencia delegada para conocer
de esos medios de impugnación, por acuerdo
general del tribunal Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.
Esto es, la Suprema Corte de Justicia de la Nación
tiene competencia constitucional expresa para
resolver, de manera definitiva y terminal, sobre las
cuestiones de constitucionalidad de leyes locales, en
los juicios de amparo indirecto.
II.- Ahora bien, el artículo 94, párrafo séptimo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, faculta al Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación para que expida acuerdos
generales, a fin de lograr una adecuada distribución
de los asuntos, entre las Salas del máximo tribunal;
así como también para remitir a los tribunales
colegiados de circuito, para mayor prontitud en el
despacho de los asuntos, aquellos en los que
Cabe destacar que el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, desde el ocho
de septiembre de dos mil, mediante la
expedición del acuerdo general 10/2000,
actualmente derogado, decidió delegar su
competencia originaria a los tribunales
colegiados, para que éstos conocieran del
recurso de revisión contra sentencias
9
pronunciadas en la audiencia constitucional
por los jueces de Distrito o por los tribunales
unitarios de circuito, cuando se impugnara
una ley local en la demanda de amparo; ello,
sin perjuicio de que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación pudiera ejercer su
facultad de atracción, para conocer y
resolver los casos que así lo ameritaran, por
su interés y trascendencia.
Justicia de la Nación, mediante el acuerdo general
5/2001.
Al respecto, resulta ilustrativa la tesis XVII/2003,
sustentada por el Pleno de la honorable Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XVIII,
diciembre de 2003, a foja 18, que es del siguiente
tenor: “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA
RESOLUCIÓN DICTADA POR LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO EN LA SEGUNDA
I N S TA N C I A , C O N F O R M E A L A C U E R D O
PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN
INMUTABLE E INATACABLE. De conformidad con lo
dispuesto en los puntos quinto, décimo, décimo
primero y décimo segundo del Acuerdo General
Plenario 5/2001, de 21 de junio de 2001, los recursos
de revisión en amparo indirecto, competencia
originaria de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, serán enviados por los Jueces de Distrito y, en
su caso, por los Tribunales Unitarios de Circuito a los
Tribunales Colegiados de Circuito para que verifiquen
su procedencia y resuelvan, en su caso, sobre la
caducidad, el desistimiento o la reposición del
procedimiento, así como sobre la inconstitucionalidad
de leyes locales o federales respecto de las cuales
exista jurisprudencia aplicable de este Alto Tribunal, y
que de resultar procedente el juicio, cuando el asunto
no quede comprendido en tales hipótesis, dejarán a
salvo la jurisdicción de la Suprema Corte de Justicia y
le remitirán los autos sin analizar los temas de su
exclusiva competencia. En ese sentido, la resolución
dictada en segunda instancia por el Tribunal
Colegiado de Circuito constituye una decisión emitida
por un tribunal terminal y, por tanto, adquiere
características de inatacabilidad e inmutabilidad, de
manera que ni siquiera el Máximo Tribunal de la
República está jurídicamente facultado para
modificarla.”.
En dicho acuerdo, se señaló:
A).- Que los tribunales colegiados tienen
sólida experiencia en la resolución de
amparos que requieren el estudio de la
constitucionalidad de leyes, pues de
conformidad con lo dispuesto en el artículo
37 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, y en términos del párrafo
segundo, de la fracción IV, del artículo 166 de
la Ley de Amparo, resuelven cotidianamente
sobre tales aspectos, cuando en las
demandas de amparo directo se hacen valer
conceptos de violación de
constitucionalidad.
B).- Que los tribunales colegiados tienen
experiencia para resolver, en revisión,
amparos promovidos contra normas
generales; pues desde las reformas a la Ley
de Amparo, que entraron en vigor el quince
de enero de mil novecientos ochenta y ocho,
han tenido competencia para decidir sobre la
constitucionalidad de reglamentos
municipales autónomos, y que a partir del
veinticuatro de junio de mil novecientos
noventa y nueve, en términos del acuerdo
general 6/1999 del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, conocían de la
constitucionalidad de todos los reglamentos,
tanto federales como locales.
Así como la diversa tesis LXIV/2004, de la Primera
Sala del más alto tribunal del país, consultable en la
página 241 del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, tomo XIX, junio de 2004, que a la letra
señala: “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA
RESOLUCIÓN DICTADA POR LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO EN LA SEGUNDA
I N S TA N C I A , C O N F O R M E A L A C U E R D O
PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN
DEFINITIVA. De conformidad con lo dispuesto en los
puntos quinto, décimo, décimo primero y décimo
segundo del Acuerdo General Plenario 5/2001, de 21
de junio de 2001, los recursos de revisión en amparo
indirecto, competencia originaria de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, serán enviados por los
Jueces de Distrito y, en su caso, por los Tribunales
C).- Que la Suprema Corte de Justicia, a
través de los años, ha integrado una
compilación abundante de criterios sobre
temas de amparo contra leyes, mismos que
pueden servirles de orientación a los
tribunales colegiados.
Entonces, se puede afirmar, con propiedad,
que actualmente los tribunales colegiados
son competentes para conocer, de manera
definitiva y terminal, de los amparos en
revisión, cuando se reclame la
inconstitucionalidad de una ley local en la
demanda de amparo, al transferirle su
competencia originaria la Suprema Corte de
10
Unitarios de Circuito a los Tribunales Colegiados de
Circuito para que verifiquen su procedencia y
resuelvan, en su caso, sobre la caducidad, el
desistimiento o la reposición del procedimiento, así
como sobre la inconstitucionalidad de leyes locales o
federales respecto de las cuales exista
jurisprudencia aplicable de este Alto Tribunal; y que
de resultar procedente el juicio, cuando el asunto no
quede comprendido en tales hipótesis de
competencia delegada, dejarán a salvo la
jurisdicción originaria de la Suprema Corte de
Justicia y le remitirán los autos sin analizar los temas
de su exclusiva competencia. En ese sentido, la
resolución dictada en segunda instancia por el
Tribunal Colegiado de Circuito constituye una
decisión emitida por un tribunal terminal y, por tanto,
adquiere características de definitividad, de manera
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no
está jurídicamente facultada para modificarla.”.
que ha sido expedida con violación a la
Constitución.
2.- Existe un vivo interés de la sociedad y del
Estado en que no se apliquen las normas de
carácter general, cuando exista
jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que declare la
inconstitucionalidad de las mismas; por lo
que, en ese supuesto, procede la suplencia de
la queja, ante la ignorancia, la negligencia o la
torpeza del quejoso.
3.- Está de por medio el interés público en las
controversias que versan sobre la aplicación
de una ley perfectamente declarada
inconstitucional, por la jurisprudencia de la
Suprema Corte, y es necesario que esos
asuntos se resuelvan, sin que la Suprema
Corte se encuentre atada al acierto o
desacierto con el que las partes hayan
planteado el problema jurídico.
Lo anterior, sin perjuicio de que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ejerza su facultad de atracción,
para conocer de esos recursos de revisión, cuando
estime que los asuntos son de gran importancia y
trascendencia, por sus características especiales.
Pero además, existe la posibilidad de que dos
tribunales colegiados sustenten criterios
divergentes, a propósito de una misma disposición o
ley local; lo que llevaría a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación a resolver, eventualmente, la
contradicción de tesis; con lo que se unificaría la
interpretación constitucional de las leyes locales.
III.- En la fracción II, del artículo 107 constitucional,
se ordena la suplencia de la deficiencia de la queja,
de acuerdo con lo que disponga la Ley de Amparo.
La Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107
Constitucionales, en el artículo 76 bis, fracción I,
prevé la suplencia de la deficiencia de la queja, en
cualquier materia, cuando el acto reclamado se
funde en leyes declaradas inconstitucionales por la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia.
Entre las razones o motivos, por los que el Poder
Constituyente y el legislador ordinario decidieron
prever la suplencia de la deficiencia de la queja, en el
supuesto antes indicado, se encuentran las
siguientes:
1.- Si la Suprema Corte de Justicia declara que una
ley es inconstitucional, mediante una tesis
jurisprudencial, sería impropio que por una mala
técnica, en la formulación de la demanda de amparo,
se afecte al agraviado con el cumplimiento de una ley
11
Asimismo, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha determinado, mediante diversas
tesis de jurisprudencia, que opera la suplencia de la
queja deficiente, prevista en el artículo 76 bis,
fracción I, de la Ley de Amparo:
1.- Aun cuando no se hubiere planteado en la
demanda de garantías la inconstitucionalidad de la
ley.
2.- Sin importar de que se trate del segundo o
ulteriores actos de aplicación de la ley, declarada
inconstitucional por la jurisprudencia.
3.- Es aplicable en amparos directos e indirectos, en
primera instancia o en revisión.
4.- Se surte aun ante la ausencia de conceptos de
violación o de agravios.
Dichas consideraciones encuentran sustento legal,
en la medida en que, con ello, se busca que
prevalezca la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos como Ley Suprema; porque la
finalidad esencial de garantizar el principio de
supremacía constitucional, es superior a cualquier
interés particular, y así se pretende evitar la
aplicación de leyes contrarias a ella.
Sin que pueda estimarse justificado el
incumplimiento del imperativo legal, de suplir la
queja deficiente, cuando el acto reclamado se funde
en leyes declaradas inconstitucionales por
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, ante el interés público que debe imperar en
todo caso, como bien supremo del Estado.
Lo anterior encuentra sustento en la jurisprudencia
101/2005, de la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXII,
correspondiente a septiembre de 2005, a fojas 522,
que reza: “SUPLENCIA DE LA QUEJA
DEFICIENTE TRATÁNDOSE DE LEYES
DECLARADAS INCONSTITUCIONALES POR
JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DE LA NACIÓN. ES OBLIGATORIA EN
EL AMPARO, A FIN DE HACER PREVALECER LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS COMO LEY SUPREMA. El
imperativo legal de suplir la queja deficiente en
materia de amparo cuando el acto reclamado se
funde en leyes declaradas inconstitucionales por
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, contenido en el artículo 76 bis, fracción I, de
la Ley de Amparo, se instituyó con el propósito de
12
lograr un eficaz control de la constitucionalidad
de las leyes a fin de hacer prevalecer la
Constitución; lo que implica la obligación para
los juzgadores de amparo de suplir en esos
casos la deficiencia de la queja, en forma
absoluta, para hacer efectiva la referida
declaración de inconstitucionalidad. Ello,
porque la finalidad esencial de garantizar el
principio de supremacía constitucional es
superior a cualquier interés particular, pues se
busca evitar la aplicación de leyes contrarias a
ella; consecuentemente, ante el interés
público que como bien supremo del Estado
debe imperar en todo caso, es necesario que
se acate puntualmente la obligación de
suplencia de la queja en los términos
señalados, sin que pueda estimarse justificado
el incumplimiento de ese imperativo legal y
menos aún la inobservancia de la
jurisprudencia emitida por este Alto Tribunal.”.
IV.- Ahora bien, se estima que la suplencia de
la deficiencia de la queja, prevista en la
fracción I del artículo 76 bis de la Ley de
Amparo, resulta aplicable cuando el acto
reclamado se funde en una ley local, declarada
inconstitucional por jurisprudencia de los
tribunales colegiados.
Lo que se afirma, tomando en cuenta que:
1.-Los tribunales colegiados tienen
competencia, por delegación del Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, para
conocer de los recursos de revisión contra las
sentencias dictadas en la audiencia
constitucional, cuando en la demanda de
amparo indirecto se impugne la
inconstitucionalidad de una ley local.
2.- Las resoluciones dictadas por los tribunales
colegiados, en la hipótesis de referencia,
constituyen decisiones inmutables e
inatacables, por tratarse de una decisión
emitida por un tribunal terminal; de manera
que, ni siquiera la Suprema Corte de Justicia
de la Nación está jurídicamente facultada para
modificarla.
3.- Los tribunales colegiados actúan por
mandato expreso de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al delegarles su
competencia constitucional originaria; por lo
que, con esa delegación, se dan algunas
características similares, mas no iguales, de
una representación del máximo tribunal del
país, por parte de los tribunales colegiados.
no ha sido modificada por el legislador, a fin de
adecuarla al contexto real y actual, derivado
de la delegación competencial en comento;
para la interpretación del artículo 76 bis,
fracción I, de la Ley de Amparo, no puede
tomarse en cuenta solamente su texto
aislado, pues éste es parte de un conjunto de
normas y que adquiere un sentido sistémico al
momento en que los operadores realizan su
aplicación.
4.- Al existir esa delegación competencial, es
inconcuso que la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en los asuntos relativos a los amparos
indirectos en revisión, ya no sustenta tesis de
jurisprudencia, en las que se declaren
inconstitucionales las leyes locales.
5.- Cuando los tribunales colegiados emiten una
jurisprudencia, en la que se declara inconstitucional
una ley local, con motivo del ejercicio de su
competencia delegada, se da una cierta ficción
jurídica; pues es como si la declaratoria la hubiese
hecho el máximo tribunal del país, por tratarse de un
asunto que constitucionalmente le correspondía
conocer a ésta, pero respecto del cual decidió
constitucional y legalmente delegar su competencia.
De tal manera que, dicho artículo, en relación
con el acuerdo general del tribunal Pleno,
debe ser interpretado en el sentido de que
opera la deficiencia de la queja, cuando el
acto reclamado se funde en una ley local
declarada inconstitucional por jurisprudencia
de los tribunales colegiados de circuito.
6.- Al suplirse la deficiencia de la queja en los juicios
de amparo, cuando exista jurisprudencia de los
tribunales colegiados en la que declare
inconstitucional una ley local, se hace prevalecer la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos como Ley Suprema; con lo que se logra
garantizar el principio de supremacía constitucional,
que es superior a cualquier interés particular, y con
ello, se busca evitar la aplicación de leyes contrarias
a nuestra Carta Magna.
Habida cuenta que, con esta interpretación,
no se desconocen ni se desnaturalizan los
propósitos que llevaron al legislador a
establecer la suplencia de la deficiencia de la
queja, cuando el acto se funde en una ley
declarada inconstitucional por jurisprudencia
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación;
sino que, por el contrario, con esa
interpretación, se logra plasmar la intención
del legislador, es decir, que prevalezca la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos como Ley Suprema, y evitar la
aplicación de leyes contrarias a ella.
7.- Además, así se logra que impere el interés
público, como bien supremo del Estado.
V.- No es obstáculo a lo anterior, el hecho de que el
legislador ordinario no haya reformado el artículo 76
bis, fracción I, de la Ley de Amparo, para que en
dicha norma se establezca expresamente la
procedencia de la suplencia de la deficiencia de la
queja, cuando exista jurisprudencia de los tribunales
colegiados que declaren inconstitucional una ley
local.
Algo similar sucede con la interpretación del
artículo 95, fracción VI, de la Ley de Amparo,
que prevé la procedencia del recurso de queja
contra las resoluciones que se dicten después
de fallado el juicio en primera instancia,
cuando no sean reparables por los jueces de
Distrito o por la Suprema Corte de Justicia,
con arreglo a la ley; pues, aun cuando en
dicho precepto sólo se hace referencia
expresa del máximo tribunal del país, no así
de los tribunales colegiados, el mismo se
interpreta en el sentido de que tampoco pueda
ser reparable por éstos, dado que, cuando se
expidió el artículo en comento, ni siquiera
existían los tribunales colegiados y,
consecuentemente, las posibles violaciones
únicamente podían ser reparables por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Esto es así, toda vez que los acuerdos generales del
Pleno de la Suprema Corte son normas de carácter
general; consecuentemente, si la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en ejercicio de sus facultades
constitucionales y legales, que se traducen en
funciones materialmente legislativas, optó por
delegar su competencia originaria a los tribunales
colegiados, para que éstos conozcan de los amparos
indirectos en revisión, que versen sobre la
constitucionalidad de leyes locales, entonces la
fracción I del artículo 76 bis, de la Ley de Amparo,
debe ser interpretada de manera sistemática y en
armonía con el acuerdo general del tribunal Pleno.
En otras palabras, aun cuando la norma respectiva
Lo anterior se corrobora con la tesis XI/97, de
la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, visible en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo V,
13
marzo de 1997, a foja 341, que a la letra
señala: “QUEJA PREVISTA EN LA
FRACCION VI DEL ARTICULO 95 DE LA
LEY DE AMPARO. A QUE TRIBUNAL
COLEGIADO CORRESPONDE SU
CONOCIMIENTO. Este precepto establece
dos casos de resoluciones impugnables en
el recurso de queja, que no admiten
expresamente el recurso de revisión: a)
aquellas que durante la tramitación del juicio
de amparo o del incidente de suspensión, por
su naturaleza trascendental y grave, puedan
causar daño o perjuicio a alguna de las
partes, no reparable en la sentencia la
definitiva; y b) las que se dicten después de
fallado el juicio de amparo en primera
instancia, cuando no sean reparables por las
mismas autoridades o por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (debiera agregarse
"o por los Tribunales Colegiados de
circuito") con arreglo a la ley. Ahora bien, el
artículo 99, en sus párrafos primero y
segundo, de la propia ley, señala que en los
casos de las fracciones I, VI y X, del artículo
95, el recurso de queja se interpondrá por
escrito ante el Tribunal Colegiado de Circuito
que corresponda, y que en los casos de las
fracciones V, VII, VIII y IX, de este último
precepto, el recurso de queja se interpondrá
por escrito ante el tribunal que conoció o
debió conocer de la revisión; sin embargo, no
por ello debe entenderse invariablemente
que el Tribunal Colegiado de Circuito que
corresponda es el de turno -en los lugares en
que existen diversos órganos
jurisdiccionales de la misma materia, fuero y
función-, y no el que conoció de la revisión,
porque cuando se impugna una decisión del
juzgador de amparo dictada después de
fallado el juicio de amparo en primera
instancia, lo más conveniente es que
conozca de ella el Tribunal Colegiado que, en
su caso, resolvió el recurso de revisión
interpuesto contra la resolución que puso fin
a dicha instancia, porque, además de ser el
competente para ello, es quien se pronunció
en determinado sentido respecto del fondo
del asunto, por ser lo más prudente y para
evitar que sobre un mismo tema, aunque por
diferentes etapas procesales y recursos,
conozcan dos Tribunales Colegiados. Cosa
distinta sucede cuando en el recurso de
queja se combate un acto dentro del juicio de
amparo, que es la otra hipótesis prevista en
el artículo en estudio, porque aquí su
conocimiento sí corresponde al Tribunal
Colegiado de Circuito en turno, en los casos en que
esto es posible, y no debe atenderse al que conoció
de la revisión, si es que ésta ya se interpuso, por
resultar intrascendente para la resolución del diverso
y posterior recurso”. (Negritas y subrayado añadido).
VI.- Con apoyo en todo lo anterior, se estima oportuno
que los tribunales colegiados emitan sus tesis
jurisprudenciales en las que declaren
inconstitucionales las leyes locales y que las
publiquen, para su conocimiento y posterior
aplicación, en suplencia de la deficiencia de la queja.
En el entendido de que, siguiendo los criterios
jurisprudenciales sustentados por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, la suplencia
de la deficiencia de la queja, cuando el acto
reclamado se funde en una ley local declarada
inconstitucional por los tribunales colegiados,
operará:
1.- Aun cuando no se hubiere planteado en la
demanda de garantías la inconstitucionalidad de la
ley.
2.- Sin importar de que se trate del segundo o
ulteriores actos de aplicación de la ley declarada
inconstitucional por la jurisprudencia.
3.- En primera instancia o en revisión.
4.- Aun ante la ausencia de conceptos de violación o
de agravios.
Basta decir que no es óbice a lo anterior, la
circunstancia de que puedan emitirse jurisprudencias
contradictorias por los tribunales colegiados; pues
debe puntualizarse que, aun cuando la Suprema
Corte de Justicia de la Nación conociese de ese tipo
de asuntos, podría darse el caso de que las Salas
sustentaran criterios divergentes, para lo cual, el
Pleno tendría que unificar criterios, mediante la
substanciación del procedimiento relativo a la
contradicción de tesis respectivo.
De tal manera que, si los tribunales colegiados
emitieran criterios opuestos, ello daría lugar a que la
Suprema Corte de Justicia de la Nación determine el
criterio que debe prevalecer; por lo que, en última
instancia, la jurisprudencia unificadora de nuestro
máximo tribunal es la que prevalecería y, por tanto, la
misma sería de observancia obligatoria.
14
Comentarios a la reforma del código de comercio de fecha 17 de abril de 2008.
Lic. J. Jesús Castellanos Malo
Su libro quinto se refiere a los
procedimientos mercantiles, pero fue
una mala copia, y además mutilada, de
la ley de enjuiciamiento civil española
de 1884 y según el maestro Niceto
Alcalá Zamora y Castillo, también fue
deficiente, pero para nuestro estudio
conviene recordar que en sus artículos
1077 (que señala el plazo), 1079 y
1344, se reguló el recurso de
CASACION, que procede
concretamente: contra sentencias
definitivas dictadas en la última
instancia de cualquier juicio, “y que no
hayan pasado en autoridad de cosa
juzgada” (sic) y puede interponerse: “I.
En cuanto al fondo del negocio; II. Por
violaciones de las leyes que
establecen el procedimiento” (sic).
APELACIÓN EN MATERIA MERCANTIL
El Código de Comercio ha sido todo una calamidad, fue
desmembrado y desarticulado casi en cada título o capítulo,
que se han convertido en ley especial o específica para
integrar la legislación mercantil; siempre se ha prometido o
ha habido la esperanza de que ahora sí aparezca el nuevo
ordenamiento de esta materia, pero no ha sucedido, por
razones inexplicables, por eso ahora, ante esta nueva
reforma mal diseñada, cabe hacer algunas reflexiones, y
para eso las he sectorizado en tres grandes aspectos o
rubros que denominaremos como: 1.- Antecedentes; 2.Aspectos generales; 3.- Operatividad de la reforma, cómo
poderla realizar, para así explicar esta desacertada reforma.
1. ANTECEDENTES.
Sabemos que el Código de Comercio es de fecha 15 de
septiembre de 1889 y entró en vigor el día 1° de enero de
1890, en su promulgación se indica lo siguiente: “Secretaría
de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción pública.
El Presidente de la República se ha servido dirigirme el
decreto que sigue: Porfirio Díaz, Presidente Constitucional
de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes sabed:
que en virtud de la autorización concedida al ejecutivo de la
Unión por decreto del 4 de junio de 1887, he tenido a bien
expedir el siguiente Código de Comercio.”
15
De ahí que tiempo posterior al amparo
directo se le conozca también como
amparo casación o judicial, donde se
pueden atacar dichas violaciones, o
sea, de tipo procedimental y de fondo.
Se estableció en su artículo 1051 el
sistema de aplicación SUPLETORIA
de “la ley de Procedimientos local
respectiva” (sic), lo que provocó
problemas, tomando en cuenta que
existe treinta y un leyes adjetivas o
instrumentales estatales, más la del
Distrito Federal, considerado éste
como “entidad federativa”. Hay que
resaltar que de estas existen unas que
son verdaderos Códigos Procesales
(el de Morelos), pero otras son de
Procedimientos Civiles (como en
Querétaro), que no es lo mismo.
Por lo que comenzaron a existir
divergencias de interpretación en su
aplicación en los diversos lugares en
que se presentaban similares o
idénticos asuntos, pero con legislación
supletoria diferente, ante una misma
ley federal, o nacional, como también
se le ha denominado a ese Código de
Comercio.
Debido a esto, pronto hubo la
tendencia a que apareciera un Código
monitor o único en esta materia, o que por lo menos
fuera aplicable el Código Federal de
Procedimientos Civiles, ante las carencias que
presentaba ese libro quinto, y a efecto de lograr
obtener el anhelado PRINCIPIO DE UNIFICACION,
sin embargo no se obtiene lo anterior, y sí en
cambio, ahora tenemos en la reforma que se
comenta tres dimensiones procesales: la propia del
Código de Comercio; la federal de procedimientos, y
las locales.
Con la siguiente interrogante que nos presentan los
artículos 1054 y 1063, ya que estos nos indican que
los juicios mercantiles se substanciarán conforme a
los procedimientos aplicables de ese código, leyes
especiales en esa materia, “en su defecto” por el
Código Federal, “en último término” por el local.
Pienso que hasta aquí no existe problema en la
prelación de leyes. Sin embargo, el primero de los
invocados en su parte conflictiva, establece “en
caso de que no regule LA INSTITUCION CUYA
SUPLENCIA SE REQUIERA” se aplica la ley de
procedimientos local.
Se tendrá que interpretar el alcance de la expresión
que utiliza para este tipo de suplencia, pues norma:
“que no regule la institución”; a qué se refiere al
expresar lo anterior, pienso que no se trata de no
prever alguna figura procesal, como sucedió
históricamente ante la omisión de la caducidad en
materia mercantil, que por jurisprudencia se
interpretó que no podía aplicarse debido a que el
legislador en el momento de expedirse dicho
código, no tenía conocimiento de dicha figura, pero
ahora se repite, lo que señala es ante la ausencia de
LA INSTITUCION.
¿Podrá referirse a la jurisdicción voluntaria?, ¿o
bien a la denegada apelación?.
Además, como ya se dijo, se trata de aplicación de
una ley federal de contenido nacional, pero en cada
una de las 31 entidades federativas, podrán existir
supuestos que no prevean otras, para los mismos
asuntos, alterando así la mencionada unificación.
Cabe considerar también que este libro quinto ha
tenido varias reformas, pero de las más criticables
se encuentra la del año 1996, en que desde sus
artículos transitorios fueron desacertados, pero
para nuestro estudio diremos que lo más peligroso
fue que nos introdujo en una ETAPA FORMULARIA
propia del inicio del derecho romano, de trámite
ritual, donde deben emplearse fórmulas lapidarias,
pues en caso contrario se pierde el asunto, pues lo
importante es seguir ese rito. Aquí recordaremos lo
16
que en su momento señaló el primer tribunal
colegiado del primer circuito en materia
administrativa, en célebre jurisprudencia,
refiriéndose a los recursos administrativos que
consideró se convierten en: Campos minados,
laberintos tortuosos, selvas tropicales,
caminos sinuosos, donde sucumbe el derecho
y la razón, pues ya no interesa protegerlos sino
que se cumpla el ritual.
En la comentada reforma se hace casi
imposible, entre otros puntos, el referente al
ofrecimiento de pruebas, básicamente
tratándose de la prueba pericial o de la
testimonial, ante esas exigencias legales; que
de alguna manera no interesa investigar cómo
sucedieron realmente los hechos, sino que se
satisfagan las exigencias o requisitos legales.
En otra de sus reformas, se introdujeron dos
tipos delictivos en esa ley de derecho privado
que debe regularse conforme a justicia
conmutativa y no convertirla en ordenamiento
punitivo, como se hizo en el artículo 1395
último párrafo, al sancionar que: “cometerá el
delito de desobediencia el ejecutado que
transmita el uso del bien embargado sin previa
autorización judicial” (este artículo se
encuentra en el título tercero relativo a los
juicios ejecutivos).
Así como el artículo 406 de la Ley de Títulos y
Operaciones de Crédito (artículo que se
encuentra en su sección segunda, “del
fideicomiso de garantía”). Toda vez que si es
criticable la creación de delitos en leyes
especiales del orden administrativo tales como
las ecológicas o del medio ambiente, o que se
refieran a los espacios de la justicia social o
distributiva, es totalmente inaceptable que en
un ordenamiento del derecho privado como es
el mercantil, se introduzcan figuras delictivas
con tipos específicos.
Justicia uni-instancial
Los artículos 1339 y 1340 restringen la
apelación a los asuntos por razón de su
cuantía, pues cuando es inferior a $200,000.00
por concepto de suerte principal así como los
que se ventilan en juzgados de paz o de
cuantía menor, no procede este medio de
impugnación, ya que: “sólo son recurribles las
resoluciones que se dicten durante el
procedimiento y las sentencias que recaigan
en negocios cuyo valor exceda de
$200,000.00 por concepto de suerte principal, sin que sean
de tomarse en consideración intereses y demás accesorios
reclamados a la fecha de interposición del recurso”
debiéndose esto actualizar en forma anual, en los términos
de los invocados dispositivos; lo que provocará indefensión
en los particulares que ventilen asuntos menores a dicha
cuantía, originándose así una justicia uni-instancial, o dicho
de otra manera, justicia para ricos y para pobres.
Con la agravante de que existe la tendencia de limitar el
juicio de amparo directo o uni-instancial, pretendiéndose
introducir un nuevo artículo a la Ley de Amparo, como es el
158 BIS, que básicamente se le quiere restringir con base
en la fijación de criterios “de importancia y trascendencia”
que si no reúnen tales requisitos se desechará la demanda,
y esto siguiendo reglas que señalen los acuerdos generales
que emita el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, aspectos estos, según mi punto de vista, totalmente
subjetivos.
Después de haber planteado algunos aspectos sobre el
Código monitor, de la etapa formularia introducida en esta
materia, de la justicia uni-instancial y de la aplicación
supletoria de leyes, pasaremos ahora al segundo punto de
análisis:
2. ASPECTOS GENERALES
Al leer este nuevo texto legal de la reforma en comento, nos
viene a la memoria lo que en su momento se le dio el
nombre de “AMPAROIDE”, que estuvo previsto en el
artículo 161 de la Ley de Amparo que consistía en una
manera de su preparación, a través de incidente de
reclamación o reparación constitucional y que, en su caso,
se debía formular la protesta respectiva contra la violación
reclamada. Si no se hacía valer esta reparación o no se
formulaba la protesta no procedía ese medio de defensa. Lo
que fue muy criticado por su inutilidad y ante los requisitos
exigidos se podía dejar en estado de indefensión al
justiciado. La jurisprudencia pronto interpretó que tal
reparación constitucional era un medio de preparar el juicio
de garantías y que no podía considerarse como un recurso
ordinario o medio de revocación de resoluciones judiciales,
además, que era improcedente tratándose del amparo
indirecto o bi-instancial.
Hay que hacer notar que lo anterior era tratándose de un
juicio extraordinario como lo es el amparo, sin embargo,
ahora las exigencias de tal preparación se refieren a un
recurso ordinario que como instrumento o medio de
defensa, o arma legal debe establecerse con la suficiente
claridad y precisión, ya que este se ejercita por el gobernado
en contra de actos de autoridad, y si es oscuro, impreciso o
da motivos de incertidumbre, obviamente el afectado es el
particular.
17
3. OPERATIVIDAD DE LA REFORMA
En esta reforma en análisis no
aparece, como sucedía anteriormente,
un artículo expreso en donde se
mencione el tipo de actos
jurisdiccionales que pueden ser
impugnados a través de este recurso
legal, como vamos a detectar.
Podemos iniciar su estudio o análisis a
partir del artículo 1338 que regula que
la apelación puede admitirse en el
efecto devolutivo y en el suspensivo.
Cuando se trata del primero, puede
ser:
1. de tramitación inmediata, o
2.conjunta con la definitiva. Sin
embargo, en dispersos artículos prevé
otro ingrediente como lo es:
3. efecto preventivo, que recoge los
siguientes dispositivos: art. 1079,
1224, que dice: apelación preventiva;
1339 parrafo 4, 1344 se hace “sin
expresar agravios”, en caso de no
interponerse la sanción es que se
tendrá por precluido el derecho del
afectado. Como se observa, esta
figura del efecto preventivo no se
encuentra normado en el invocado
dispositivo 1338.
El artículo 1345 sí establece un
catálogo de actos judiciales que
casuísticamente regula como
apelaciones que se tramitarán de
inmediato; que debido a su naturaleza,
ya de esa manera se había venido
haciendo. Basta con leer los supuestos
que contienen sus diferentes
fracciones. Sin embargo, existen otros
artículos dispersos que también la
contemplan, tales como el 1057 que
trata de la resolución que se dicte
sobre el análisis de la personalidad de
las partes, que como siempre ha
sucedido puede ser de oficio o por
impugnación de su contraria; 1191
cuando se trata de providencia
precautoria; 1345 BIS 1que regula que
en esta tramitación inmediata deben
expresarse los agravios; 1345 BIS 2 y
1345 BIS 7 que regula su sanción por
no expresar agravios, y es declarar
precluido el derecho, además queda
firme la resolución.
El artículo 1345 BIS 8 al prever esta
tramitación inmediata de apelación en contra
de autos y de sentencias interlocutorias
introduce la novedad de que cuando pueda
causarse un daño irreparable o de difícil
reparación, cuando el efecto sea el
devolutivo, previa garantía o caución que se
exhiba puede obtenerse la suspensión del
acto; sin embargo también señala que su
cuantía no podrá ser inferior a SEIS MIL
PESOS y será fijada al prudente arbitrio del
juez. Igualmente dicha cantidad de dinero se
actualizará en forma anualizada, bajo los
lineamientos de ese dispositivo. Si se estima
que tal garantía es excesiva o se niegue la
admisión del recurso en ambos efectos
(suspensivo) procede el recurso de
REVOCACION.
analizarse la procedencia o no de tal calificación o
desestimación, y luego pasar al análisis si resultan
trascendentes o no para el cuestionamiento principal,
que se fallará en definitiva.
Aparte de los dos supuestos ya analizados se crean
otras hipótesis para la tramitación conjunta con la
sentencia en diversos artículos de esa reforma, tales
como el 1154 y 1165 cuando se concede la exhibición
de bien mueble o documentos, así como el del auto de
ejecución, previstos en ellos; el 1203 que se refiere al
auto que admite pruebas, que será en el efecto
devolutivo con tramitación conjunta.
Cuando se trata de apelación admitida en ambos
efectos, el último párrafo del artículo 1345 BIS 4,
norma que “suspende desde luego la ejecución de la
sentencia (definitiva que resuelva lo principal) hasta
que ésta causa ejecutoria. Tratándose de auto o
interlocutoria que por su contenido impide la
continuación del procedimiento, suspende la
tramitación del juicio.
El artículo 1348 regula igual tramitación
inmediata cuando se trata de liquidación de
sentencia que no contiene cantidad líquida.
Por otra parte, merece especial atención el
tratamiento que se da para el caso de
desestimación de preguntas a testigos; así
como el acuerdo de calificación de
posiciones cuya tramitación va a ser conjunta
con la sentencia de fondo, que va a provocar
gran cantidad de reposición de
procedimientos. En efecto: el artículo 1224
señala que “contra la calificación de
posiciones, procede el recurso de apelación
preventiva de tramitación conjunta con la
sentencia definitiva”. A su vez el artículo 1263
establece que: “contra la desestimación de
preguntas sólo cabe el recurso de apelación
en el efecto devolutivo, de tramitación
conjunta con la sentencia definitiva”. O sea,
que en contra de calificación de posiciones, y
de desestimación de preguntas formuladas a
los testigos su análisis de procedencia o no,
se reserva hasta que pueda ser resuelta la
apelación dirigida en contra de la resolución
de fondo, y no antes como así sucedía.
Los artículos 1054 y 1165 preveen también la
apelación en ambos efectos tratándose del supuesto
del acuerdo que niegue la exhibición de bien mueble o
de documentos, así como la resolución que niegue el
auto de ejecución a que se refiere el último de los
dispositivos invocados.
En otro orden de ideas, es importante resaltar el
contenido de otros artículos de esta reforma que
pueden resultar interesantes, como son: Los artículos
1342 y 1345 BIS 4, vuelven a impedir que en segunda
instancia se puedan ofrecer y desahogar pruebas,
como sucede en nuestro Código Local de
Procedimientos Civiles cuando se trata de la
confesoria, o de aquellas que no se verificaron por
causas no imputables al oferente, toda vez que las
apelaciones en esta materia mercantil se admitirán o
denegarán de plano, y se substanciarán con un solo
escrito de cada parte.
Por lo que respecta a los efectos de la resolución que
se pronuncia con motivo del recurso de apelación,
tradicionalmente es para confirmar, modificar o
revocar, sin embargo ahora el artículo 1336 en lugar
de utilizar el verbo de modificar emplea la expresión
de: “REFORME”, aparentemente su significado
gramatical parece ser lo mismo, sin embargo puede
existir imprecisión al confundir el continente con lo
contenido, ya que la modificación implica que en
alguna de sus partes del fallo combatido se deba
alterar en su contenido. Y la reforma implica que se le
dé otro contexto, o forma que puede ser sustancial,
que de alguna manera lleva implícita alguna
Sin embargo, cabe hacer la pregunta
interpretativa al artículo 1344 párrafo
segundo que norma la procedencia de
reponer el procedimiento cuando se trata o
“existan violaciones procesales que sean
TRASCENDENTES AL FONDO DEL
JUICIO”, anterior a esta expresión también
señaló “siempre y cuando las mismas
trasciendan al fondo del juicio”. Por lo que, en
ese momento procesal oportuno deberá
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