El Capital Intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas

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XIX CONGRESO INTERNACIONAL DE
INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS
Gestión de las Organizaciones rumbo al 3er milenio
“De la Regionalización a la Globalización.”
Capítulo 4.- Administración del Conocimiento
Ponencia
El Capital Intelectual en la Universidad
Autónoma de Tamaulipas
Lic. Kenia Banca Pérez,
[email protected]
Dra. Mónica Lorena Sánchez Limón,
[email protected]
Dr. José Ángel Sevilla Morales.
[email protected]
Universidad Autónoma de Tamaulipas
21-24 de abril de 2014, Durango, Durango, México
El Capital Intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas
Resumen
El objetivo del trabajo es caracterizar el capital intelectual en la Universidad
Autónoma de Tamaulipas (UAT). Esta investigación de corte cuantitativo toma
como objeto de estudio a los docentes pertenecientes a dicha Universidad.
Utilizando como instrumento un cuestionario validado por investigadores expertos
que identifica cuatro dimensiones: capital humano, capital estructural, capital
relacional y visibilidad del conocimiento. Los resultados permiten identificar los
elementos del capital intelectual, observándose una marcada diferenciación de las
dimensiones.
Palabras clave: Capital Intelectual, Universidades Públicas, Conocimiento.
1. Introducción
En la nueva economía o en la llamada sociedad de conocimiento, hay un nuevo
paradigma, en el cual el conocimiento surge como un factor de producción
fundamental tanto en las organizaciones como la economía en su conjunto,
decisivo para el logro de ventajas competitivas, y por tanto de crecimiento
económico y social (Monroy, 2010).
Por esta razón, las organizaciones están comenzando a darle importancia al
conocer qué es lo que saben y hacer el mejor uso del capital intelectual,
emprendiendo esfuerzos por definir cómo adquirirlo, representarlo, retenerlo y
administrarlo; parte de este esfuerzo se encuentra vinculado a la gestión del
conocimiento, concebida como la utilización del conocimiento individual y colectivo
de la organización en los procesos orientados a solucionar problemas, tomar
decisiones o innovar, es decir, es el proceso de crear valor a partir de los activos
intangibles de la organización (Hamilton y Pezo, 2005).
Por tanto, al ser el conocimiento un pilar fundamental de la riqueza de las
naciones, la
universidad juega un papel decisivo en la transformación y el
progreso de las sociedades actuales, desarrolladas o en vías de desarrollo
(Casas, 2005). En ese sentido, las universidades deben ser los actores principales
en cuatro funciones claves (Pulido, 2005): (a) Producción de conocimiento
mediante la investigación; (b) Transferencia de conocimientos a través de la
educación y el aprendizaje; (c) Diseminación del conocimiento mediante
publicaciones y; (d) Explotación del conocimiento con su aportación a la
innovación de la sociedad.
En este contexto, el bienestar colectivo de un país depende en gran medida de la
fortaleza de sus sistemas de educación superior, así como en sus actividades de
investigación científica y tecnológica, ya que de éstas son la base para la
generación de innovaciones a partir de las cuales una sociedad puede
reconstruirse en todos sus ámbitos (Ruiz, Martínez y Valladares, 2010).
Dentro de las misiones de la universidad latinoamericana y en particular la
Universidad Autónoma de Tamaulipas, la función de la docencia es quizá la más
conocida, debido a la poca tradición científica de los países latinoamericanos,
presión de la demanda social por matrícula estudiantil, carencia de un claro
concepto del deber ser de la institución por parte de docentes y estudiantes, así
como de las autoridades universitarias preocupadas por resolver lo inmediato
dejando de lado, en algunos casos la razón de ser de la institución (Ferrer y
Clemenza, 2006).
La universidad mexicana, de acuerdo con Hernández, Fernández y Baptista
(2005), es herencia de la universidad napoleónica incluye rasgos del esquema
norteamericano. Marcha con vida propia un tanto autónoma y con una fuerte
presencia intelectual en el ámbito nacional.
Por lo anterior, el objetivo que se plantea es caracterizar el capital intelectual en la
Universidad Autónoma de Tamaulipas.
La ponencia se estructura en cinco secciones, en la primera se lleva a cabo la
caracterización de las universidades y se plantea la problemática, en la segunda
se trabajan las teorías sustento de la tesis, en la tercera se describe el método, en
el cuarto los resultados y ya por último se concluye.
1.1 Antecedentes
En la sociedad basada en el conocimiento se incrementa cada vez más la
necesidad de empresas y universidades de obtener beneficios del conocimiento
generado y de su aplicación en situaciones de carácter práctico.
En América Latina el desarrollo de un esquema de ciencia y tecnología es
prioritario, ya que las tendencias actuales en el desarrollo tecnológico presentan
grandes desafíos de los cuales se debe tener conciencia, particularmente si se
desea lograr un desarrollo sustentable (Quintana, 1998 y Magaña, 2006).
Abello, Paez y Dacunha (2001) señalan que para conseguir este desarrollo
deberán orientarse hacia la institucionalización de la ciencia y la tecnología como
motor de desarrollo, tratando de crear un nuevo marco para diseminar este tipo de
relaciones, sobre las bases de un acceso más libre y amplio de los conocimientos.
En el año 2009 en Argentina el gasto en Ciencia y Tecnología representó
alrededor del 0,50% del PBI (contra el 1% en Brasil, o el 3% en Corea). El gasto
en Educación se aproximó al 5% del PBI (siendo la meta del 6%). La cultura de
gestión se encuentra en crisis en el sector público. En las universidades
nacionales es muy precaria, podríamos decir pre-moderna. La gerencia
universitaria está en formación. La valorización del capital intelectual es
inexistente: no hay programas de becas para posgrados, no se reconoce
automáticamente las calificaciones de posgrado en la carrera docente (en el
sistema educativo prevalece el criterio de antigüedad sobre el mérito de acuerdo al
Estatuto del Docente). El reconocimiento de los méritos, de la creatividad o de la
capacidad para resolver problemas es muy restringido, tanto en el sector docente
como administrativo y directivo. Algunas de estas deficiencias podrían encontrarse
en la mayoría de los países de América Latina. Podrían ampliarse los indicadores
para demostrar cuánto falta para llegar a una cultura de la gestión del
conocimiento en Argentina y otros países de América del Sur.
El financiamiento ha sido un factor decisivo pero no el único. Desde 1970 hasta el
2009 se financiaron muchos proyectos de investigación con el propósito de
estimular la actividad científica. Hasta mediados de 1990 se comprobó que una
parte importante de estos gastos sirvió para formar recursos humanos de alto nivel
que se iban al exterior.
De las experiencias argentinas se pueden sacar algunas lecciones. La primera es
que no basta con incrementar el gasto si no tenemos objetivos claros para
aprovechar la actividad científica y los recursos humanos valiosos en función de
nuestras necesidades. La segunda: que la mera formación masiva de
profesionales en las universidades no nos asegura que la sociedad va a funcionar
mejor o que el país va a desarrollarse. De hecho, sobran abogados y falta justicia,
sobran arquitectos y faltan viviendas, sobran médicos y falta atención sanitaria en
la población. De nuevo podemos ver que lo importante es saber cómo
aprovechamos este capital intelectual. La tercera observación tiene que ver con la
expansión del sistema universitario o educativo en general. Si esta expansión
asegurara por sí misma, como muchos creyeron, el mejoramiento de
conocimientos y actitudes de los individuos seguramente la sociedad argentina ya
debería ser mucho mejor de lo que es porque mantuvo durante décadas la tasa de
escolarización más alta de América Latina.
La inserción eficiente de la institución universitaria en la sociedad del conocimiento
requiere un cambio en la concepción tradicional de esta organización, la cual debe
convertirse tanto en una universidad social que participe directamente en el
desarrollo regional y nacional como en una universidad que fomente la innovación
educativa y el desarrollo de investigación aplicada, entre otros aspectos (García,
2004).
Bajo y Martínez (2006), advierten que los procesos de producción de conocimiento
se han orientado en forma considerable hacia el mercado y que existe una
marcada tendencia a que las actividades de investigación realizadas en espacios
públicos como las universidades, están cada vez más determinadas por los
valores del mercado y desarrolladas a través de mecanismos de comercialización,
desplazando los imperativos académicos. Sin embargo, en México, el reto es
grande en materia de innovación tecnológica, lo cual significa un área amplia de
oportunidad para la gestión del conocimiento. Sobre todo, porque existen
diferencias muy marcadas entre los países en desarrollo y los países
desarrollados, y porque algunos países en desarrollo están logrando avances
importantes en materia de innovación, sin detrimento de la investigación básica y
los principios que rigen las actividades académicas (Aboites, 2008).
1.2 Planteamiento del problema
La situación de escasos recursos, aunado a una gestión inadecuada del
conocimiento, puede llevar a un debilitamiento de los recursos humanos
calificados, a perder la posición en el Programa de Estímulos al Personal Docente,
así como a disminuir la calidad de los proyectos de investigación ejecutados y el
número de proyectos inscritos en la Dirección de Investigación de la Universidad
Autónoma de Tamaulipas, viéndose afectada la capacidad de generar impactos
más significativos en la región.
Por lo tanto se necesita responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo se caracteriza
el capital intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas?
El aporte principal es proporcionar el diagnóstico del capital humano, estructural y
relacional de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, a las autoridades
interesadas de Rectoría para que sirva de materia prima para la elaboración del
Plan de Desarrollo Institucional de dicha Institución de Educación Superior, con el
propósito de desarrollar alternativas que Incentiven a los docentes para aumentar
la producción científica, les proporcionen la herramientas necesarias para
desarrollarla y fomentar las actividades que mejoren las relaciones con la
comunidad científica nacional e internacional.
Marco Teórico
2.1 Las Teorías del Capital Intelectual
En la literatura más reciente sobre el tema se indica que el origen del Capital
Intelectual se sitúa en el primer lustro de la década de los noventa del siglo
pasado, disputándose su autoría economistas y columnistas de revistas y
periódicos de Estados Unidos y Suecia, caso, entre otros, de Stewart (1997) y
Edvinson y Malone (1997). Esas fechas corroboran el interés por este nuevo
concepto como medio para explicar la valorización en los mercados financieros,
sobre todo en la Bolsa de Nueva York, de las empresas más intensivas en I+D o
en inversiones de esta naturaleza, intangibles propios de la actividad científica y
tecnológica o, en otras palabras “basada en conocimiento”.
La misma se va a argumentar de acuerdo a dos líneas explicativas. La primera y la
más mediata, a la vez que mediática, hace referencia a la publicación de los
primeros informes o estudios de Capital Intelectual y su difusión en medios de
comunicación, la segunda se relaciona con la preocupación de los analistas
financieros y economistas sobre cómo explicar las diferencias valorativas de las
empresas cotizadas en Bolsa intensivas en inversiones de I+D, entre su valor de
mercado y su “valor en libros” o según la contabilidad, lo que venía siendo
justificado por las actividades intangibles que representan aquéllas inversiones y
por la existencia, en suma de activos intangibles, no informados adecuadamente o
de un Capital Intangible que en combinación con el capital físico-financiero
tradicional estaba creando el valor en la economía de las organizaciones actuales
(Bueno, 1998).
En las ideas anteriores ha quedado claro que en las últimas décadas del siglo XX
fue creciendo el interés por explicar las diferencias entre el mercado y la
información teórica de la contabilidad, dada la existencia de unos activos
intelectuales, de naturaleza intangible, consecuencia de la puesta en acción del
conocimiento de la organización y a través de la función de I+D, lo que fue
configurando los conceptos de Capital Intangible, Capital de I+D o Intelectual.
2.2 El Capital Intelectual en las Empresas
La empresa es un conjunto organizado de trabajo, que cuenta con unos medios
para conseguir algún fin (Nieto-Tamargo, 1973). Se trata de una definición amplia
que sirve a cualquier actividad, porque cualquier actividad puede ser llevada a
cabo con espíritu empresarial.
Si lo referimos al mundo económico sigue valiendo la definición genérica, aunque
tendríamos que hacer también una necesaria y expresa referencia a capitales,
bienes y servicios. Pero la organización de los medios para conseguir fines es la
misma esencia de la economía; por lo tanto, la empresa está en ese núcleo:
empresa y economía, en cierto sentido, vienen a ser lo mismo, porque toda
actividad económica está encuadrada en algún tipo de empresa.
La empresa, ha existido siempre en la vida económica, desde los pueblos de la
Antigüedad hasta nuestros días; si bien, al mismo tiempo, la empresa siempre ha
sido diversa y ha jugado un papel diferente según los tiempos.
2.3 El Capital Intelectual en el contexto público
Por sus peculiaridades, el sector público presenta varias diferencias en cuanto a la
aplicabilidad de las ideas del Capital Intelectual, que exponemos a continuación:
1. Menor estímulo a la adopción de nuevas técnicas de gestión. Es frecuente
que la gestión en el sector público adopte con lentitud las innovaciones ocurridas
en la iniciativa privada, que en lucha por la supervivencia y al operar en un
ambiente de competencia precisa adoptar con rapidez las mejores prácticas de
gestión.
2. Objetivos intangibles. Los objetivos de las entidades públicas son diversos y
dependen de la administración concreta (velar por la seguridad nacional, impartir
justicia, elevar el nivel cultural de la población...), pero, en general, son más
intangibles que los que predominan en el sector privado, preocupado por la
obtención de rentabilidad y creación de valor para el accionista.
3. La responsabilidad social y medioambiental. La mayoría de las empresas
privadas ven dicha responsabilidad como un gasto, aunque no pocas los
consideran como activos intangibles que mejoran su imagen.
4. Los servicios son intangibles. La mayor parte de lo que produce el sector
público son servicios, y por tanto intangibles. Cabe señalar que los controles de
calidad son diferentes para bienes tangibles que para los servicios, lo que invita a
aplicar procedimientos específicos de valoración de intangibles, como las
encuestas sobre el grado de satisfacción.
5. Los recursos son intangibles. Los recursos utilizados por las administraciones
públicas son más intangibles que los que usan la mayoría de las empresas
privadas.
6. Menor margen de maniobra del gerente. Las entidades públicas están
sometidas a un mayor control y exigencia de trasparencia en la gestión. En este
contexto habitual de buena parte del sector público es difícil que prosperen las
ideas del Capital Intelectual.
7. Menor urgencia por cuantificar. En cuanto a la utilidad de los activos
intangibles desde una perspectiva interna, es decir, para la toma de decisiones de
los gestores, es diferente como deben usarse y valorarse los activos intangibles en
la empresa privada y en el sector público.
8. Presentación externa. Las entidades públicas tienen que satisfacer las
demandas de información de usuarios externos. En el marco del Capital Intelectual
cabe presentar información sobre los esfuerzos por optimizar la racionalidad de su
organización interna, desarrollar sus recursos humanos, mejorar la imagen, lo que
ha hecho por la sociedad y el medio ambiente, entre otros.
En el sector público los clientes son los ciudadanos y aunque pueden asimilarse a
clientes, la falta de competencia o de elección en los primeros provoca que los
indicadores sean diferentes. Tampoco en el sector público suele hablarse de
marca aunque sí de imagen. El capital humano y organizativo también presentan
particularidades en el sector público. Casi todos modelos conceden la máxima
importancia al capital humano como el de Sveiby (1997), el Intelec de Euroforum
(1998) o el Navigator de Edvinsson y Malone (1997). A pesar de estas diferencias,
las aportaciones y buena parte de los indicadores propuestos en los modelos de
Capital Intelectual pueden ser perfectamente aplicables al sector público.
2.4 El Capital Intelectual en las Universidades
Las instituciones universitarias se enfrentan a numerosos cambios que están
teniendo lugar en el actual contexto socioeconómico de la sociedad del
conocimiento, lo que con lleva un intenso debate sobre cómo deben ser
gestionadas estas instituciones públicas. Entre los cambios más significativos que
afectan directamente a la conceptualización y funcionamiento de las universidades
públicas podemos resaltar los siguientes:
Cambios políticos, que se reflejan en un creciente nivel de internacionalización de
la educación y la investigación, y en una presión por armonizar los diferentes
sistemas nacionales universitarios.
Cambios económicos, principalmente relacionados con el descenso de los fondos
públicos para investigación; y la creciente competencia con la educación ofrecida
por compañías a través de lo que se denomina “universidades corporativas” que
tienen como objetivo el contribuir al proceso de aprendizaje de sus propios
empleados a lo largo de toda su vida.
Cambios sociales, con la aparición de nuevas demandas y aspiraciones de varios
stakeholders (incluyendo industria y sociedad en general). Asimismo, la sociedad
demanda una mayor rendición de cuentas y justificación del uso de los fondos
públicos así como una mayor transparencia informativa.
Estos cambios junto con la revolución tecnológica de las comunicaciones han
transformado el paradigma tradicional de las universidades, donde intangibles
como las capacidades y formación de los recursos humanos, la imagen
corporativa, la estructura organizativa o las relaciones con estudiantes y el mundo
empresarial,
se están convirtiendo en
importantes
fuentes de ventajas
competitivas sostenibles y de creación de valor añadido. Estos elementos
intangibles son generalmente agrupados bajo el término genérico de capital
intelectual. Ante este escenario, las instituciones de educación superior requieren
de adecuados modelos de gestión de sus intangibles, y aunque ya se han dado
algunos pasos en este sentido aún queda mucho por hacer.
Este establecimiento de modelos de gestión del capital intelectual dentro de las
universidades llega a ser crucial principalmente debido a que los principales
objetivos de estas instituciones son la producción y difusión del conocimiento y a
que sus más importantes inversiones están en investigación y en recursos
humanos (Elena, 2004).
Sin embargo, hasta el momento solamente unas pocas universidades se han
lanzado al desafío de intentar gestionar su capital intelectual.
Dado que actualmente no existe un marco comúnmente aceptado para gestionar
los elementos intangibles de las instituciones, resulta necesario realizar algunos
esfuerzos para desarrollar nuevas técnicas de medición y gestión que ayuden a
las universidades a identificar, medir y gestionar sus fuentes intangibles de valor.
Entre estas técnicas cabe destacar el Cuadro de Mando Integral (CMI), el cual
presenta un enfoque integrador que complementa la información proporcionada
por las medidas financieras tradicionales con tres perspectivas adicionales
(clientes, procesos internos y aprendizaje y crecimiento), las cuales permiten
controlar el proceso de construcción de capacidades y adquisición de recursos
intangibles necesarios para el crecimiento futuro. Por este motivo compartimos la
opinión de Bontis et al. (1999) y Petty y Guthrie (2000) en considerar el CMI como
una figura necesaria para la medición y gestión de los intangibles (CMI en
adelante).
Las universidades son productoras de conocimiento, su más importante output es
el conocimiento, incorporado en resultados de investigación, publicaciones,
estudiantes formados y relaciones productivas con sus stakeholders. Asimismo,
entre sus recursos más valiosos están sus investigadores, gestores y estudiantes
junto con sus procesos organizacionales y redes de relaciones 3 (Warden, 2003;
Leitner y Warden, 2004). Estos recursos son parte de su capital intelectual, y a
pesar de su importancia, rara vez son tratados de manera específica. Otras
razones que justifican la importancia y necesidad de establecer un modelo de
valoración, gestión y difusión del capital intelectual en la universidad, es el hecho
de que existe una creciente demanda externa de mayor información y
transparencia sobre el uso de los fondos públicos (Warden, 2003), con lo que las
universidades públicas se ven forzadas a difundir más información a sus
stakeholders. Finalmente, las instituciones de educación superior se están
caracterizando por una mayor autonomía para gestionar sus propios asuntos, no
solamente académicos sino también financieros, y para redefinir sus propias
estructuras internas (Sánchez et al., 2006), lo cual necesariamente requiere
nuevos sistemas de gestión y presentación de información.
2.5 El Concepto de Capital intelectual
Desde la última década del siglo pasado se presta especial atención al
conocimiento. Éste permite a la empresa su adaptación y supervivencia a los
cambios externos, y aunque siempre ha estado presente en todas las
organizaciones es a partir de entonces cuando comienza a constituirse como
recurso estratégico clave. En esta situación, las firmas intensivas en conocimiento
reemplazan a las que lo son en capital y trabajo, y dada la importancia de este
recurso, llega incluso a ser considerado como el factor básico de producción
(Drucker, 1993; Starbuck, 1992).
El término Capital intelectual dentro de las universidades es usado para cubrir
todos los activos no tangibles o no físicos de la institución, incluyendo sus
procesos, capacidad de innovación, patentes, el conocimiento tácito de sus
miembros, sus capacidades, talentos y destrezas, el reconocimiento de la
sociedad, su red de colaboradores y contactos, etc. De tal modo que, el capital
intelectual
es el conjunto de intangibles que "permite a una organización
transformar un conjunto de recursos materiales, financieros y humanos en un
sistema capaz de crear valor para los stakeholders" (European Commission, 2006,
p. 4).En cuanto a los componentes del capital intelectual universitario, cabe
señalar que éste ha sido categorizado de diferentes modos, pero sin duda la
clasificación tripartita ha sido la que ha tenido una más amplia aceptación en la
literatura especializada (Leitner, 2004); Así, el capital intelectual se representa
como formado por los siguientes tres componentes básicos y fuertemente
interrelacionados:
El Capital humano se refiere al conocimiento (tácito y explícito) que poseen las
personas equipos y que es útil para la entidad o usado por la organización sobre la
base de los contratos explícitos o implícitos existentes entre aquellas y ésta, así
como la capacidad de poder regenerarlo. Esto es, la capacidad para aprender.
Como ya se ha dicho, el Capital Humano pertenece principalmente a las personas
puesto que el conocimiento reside en ellas. Dichos conocimientos, y gran parte de
las capacidades, se adquiere mediante procesos de educación formal informal,
comunicación, socialización, reciclaje actualización de los saberes asociados a la
actividad desempeñada.
El Capital Estructural representa conocimiento propio de la organización y surge
a medida en que es poseído por las personas y los equipos de la entidad sea
explicitado, codificado, sistematizado e internalizado por la organización mediante
un proceso formal que opera a través de la creación de una sucesión de rutinas
organizativas o pautas de acción que van siendo sistematizadas y socializadas por
la organización. En consecuencia, el capital estructural es el conjunto de
conocimientos que, básicamente, son propiedad de la organización y que
permanece en ella a pesar de que las personas abandonen, ya que es
independiente de éstas, aunque ellas, en su interacción social, lo generen. En las
universidades el capital estructural está relacionado con los recursos bibliográficos
y documentales, archivos, sistemas y procedimientos de gestión, la cultura de los
valores, las bases de datos, los desarrollos técnicos y otros medios intangibles
disponibles en las facultades, departamentos, institutos, centros, laboratorios y
otras dependencias. En esta mayor estabilidad relativa del Capital estructural con
respecto al Capital Humano reside buenas partes importancia desde la
perspectiva moderna Capital Intelectual. Por tanto, los directivos y gestores de la
organización deben prestar especial atención al desarrollo del capital estructural
como medio para rentabilizar y proyectar hacia el futuro de inteligencia, el talento y
el trabajo de todos sus miembros, como propuesta de valor de la entidad (Bueno,
2003).
Con la explicitación y codificación, el conocimiento gana en transmisibilidad
incapacidad de socialización para ser usado, como en este caso, por los partícipes
de los centros universitarios e investigadores, lo que hace factible su
enriquecimiento en una espiral ascendente de creación de conocimiento,
intercambio y mejora continua (Nonaka y Takeuchi, 1995).
El Capital Relacional se refiere al valor que tiene para organización el conjunto
de relaciones que la misma mantiene con los diferentes agentes sociales.
Incorpora en una doble dimensión, y, más en concreto, con los integrantes del
sistema de conocimiento -I+D+i- Cuantitativa y cualitativa, el conjunto de
relaciones económicas, políticas institucionales que las universidades han
desarrollado y mantienen con los diferentes agentes que configuran su entorno
socioeconómico y desarrollar redes de variada índole, que son las que construyen
la sociedad red de nuestro tiempo.
2.6 Los modelos de medición del Capital Intelectual
Es necesario tener en cuenta que no existe un modelo único de medición del
capital intelectual, existen diversas propuestas que ya han sido utilizadas en
distintas empresas, nos referimos a: el modelo Cuadro Integral de Mandos (Kaplan
y Norton, 1996), Navigator de Skandia (Edvinsson, 1992-1996), Dow Chemical
(Euroforum, 1998), Modelo Intelect (Euforum, 1998), Modelo Nava (Club de
Gestión del Conocimiento de la Comunidad Valenciana, 1999) y el Modelo de
Dirección Estratégica por Competencias: el Capital Intangible (Bueno 1998).}
2.6.1 Cuadro Integral de Mandos (Kaplan y Norton, 1996)
Este primer modelo consiste en la medición de los resultados de una organización
a través de un sistema de indicadores financieros y no financieros. De este modo,
el modelo examina por un lado características del pasado de la empresa,
sirviéndose de los indicadores financieros tradicionalmente utilizados en las
organizaciones y, por otro lado, algunas cuestiones acerca del futuro de la
empresa en cuestión, valorando su viabilidad y éxito a lo largo del tiempo. Ambos
se reflejan en un esquema interdependiente de elementos afines a la estrategia y
a la visión de la empresa.
2.6.2 Navigator de Skandia (Edvinsson, 1992-1996)
La tesis de su creador, Leif Edvinsson, es la de poder distinguir entre el valor que
una empresa tiene a efectos contables, y el valor que realmente el mercado da
para esa empresa. Esta tesis se fundamenta en el convencimiento de que es
posible encontrar un método que permita reflejar en la contabilidad todo aquel
conjunto de activos intangibles que no han sido valorados tradicionalmente. De
esta manera, el mercado valora a una empresa mediante un Capital Financiero y
un Capital Intelectual.
Como elementos del capital intelectual, podemos encontrar al capital humano, que
está relacionado con los miembros integrantes de la empresa u organización, y el
capital estructural, que mide el valor de los clientes y de los procesos de la
empresa.
2.6.3 Dow Chemical (Euroforum, 1998)
El interés de la empresa viene dado por la necesidad de gestión de sus activos
intangibles. De este modo, tiene una metodología para la catalogación y gestión
de sus patentes que va progresivamente extendiendo a la gestión de otros activos
intangibles de la empresa.
2.6.4 Modelo Intelect (Euforum, 1998)
Como los anteriores modelos, se trata de estimar y medir los activos no evaluados
comúnmente por las empresas. El objeto es el de conocer mejor a las empresas
para, de este modo, gestionarlas lo más optativamente posible.
El Capital Humano hace mención al conocimiento útil para la organización. El
propietario final de este capital son las personas. Incluye la capacidad de
aprendizaje, capacidad que cada día resulta más importante para cualquier
organización.
El Capital Estructural comprende aquel conocimiento propiedad de la
organización. Deberá estar perfectamente integrado en ella, para que se permita
una óptima gestión del conocimiento. En el presente, las tecnologías de proceso y
productos, los procesos de apoyo o captación de conocimiento y los mecanismos
de transmisión y comunicación del mismo, junto a la propia cultura organizacional
y la filosofía del negocio son destacados como elementos clave. Desde la
perspectiva de futuro, los procesos de innovación se configuran como principal
elemento. El Capital Relacional, por último, trata de estimar y valorar la
capacidad que tienen una organización para mantener y promover relaciones con
el exterior a ella. Hace mención a clientes y proveedores. En este caso, elementos
considerados en el momento presente son, entre otros, la lealtad de clientes, su
satisfacción, la notoriedad de nuestra marca o las alianzas estratégicas, y como
elementos de futuro se consideran esencialmente la capacidad de mejora y la
recreación de la base de clientes.
2.6.5 Modelo Nava (Club de Gestión del Conocimiento de la Comunidad
Valenciana, 1999)
El objetivo principal de este modelo es estimar y gestionar el capital intelectual en
las organizaciones. Desde este punto de vista, la gestión del conocimiento se
propone que el capital intelectual de la empresa vaya aumentando a lo largo del
tiempo, entendiendo al Capital Intelectual como la conjunción de cuatro tipos de
capital: el capital humano, que referencia a los activos de conocimientos
residentes en las personas; el capital organizativo, que son los conocimientos
propios de la empresa; el capital social, donde se observan los activos de la
empresa obtenidos mediante alas relaciones con su exterior; y el capital de
innovación y de aprendizaje, uno de los más importantes, pues de él depende el
futuro y la viabilidad de la empresa. El modelo contempla, asimismo, la
transformación existente entre unos bloques de capital y otros. Esta línea de
pensamiento contempla el cálculo de la estimación de variación de capital
intelectual efectuada, así como la variación de un capital en particular.
2.6.6 Modelo de Dirección Estratégica por Competencias: el Capital
Intangible (Bueno 1998)
El concepto de Capital Intelectual es el centro de la argumentación del profesor
Bueno, cuyo modelo se basa en la dirección estratégica mediante competencias.
La evidencia de que los bienes y activos intangibles son cada vez más importantes
para la realidad económica, ha motivado la idea de conocer al máximo el Capital
Intangible que una empresa puede tener. De este modo, se estima este Capital
Intelectual de la siguiente manera: es la diferencia obtenida entre el valor que el
mercado da a la compañía y el valor que contablemente existe para esa empresa.
Asimismo, el capital intangible es "la valoración de los activos intangibles creados
por los flujos de conocimiento de la empresa" Además, esto hace que la propuesta
de mayor visión de futuro para una empresa pase por enriquecer en la medida de
lo posible el Capital Intangible, creando lo que se ha venido a denominar una
Dirección Estratégica por Competencias.
3. Metodología
3.1 Tipo de investigación
La investigación de corte cuantitativo, tiene carácter descriptivo. El estudio
corresponde con una investigación de campo, ya que se analizó la situación
planteada en la Universidad Autónoma de Tamaulipas referente a la variable
estudiada, donde se recolectaron los datos directamente de los sujetos
investigados, o de la realidad donde ocurren los hechos, sin manipular o controlar
variable alguna (Arias, 2004).
Además, el presente trabajo se corresponde con un diseño no experimental, ya
que no se manipulan las variables ni se somete a los sujetos a estímulos, es decir,
el científico no tiene control directo sobre la variable (Hernández, Fernández y
Baptista, 2010). De igual manera, la investigación tiene un carácter transaccional
debido a que los datos se recolectan en un solo momento, en un tiempo único. Los
datos fueron recolectados en el año 2013.
3.2 Población y muestra
La recolección de la información se llevó a cabo a partir del diseño de un
cuestionario: capital humano, capital estructural, capital relacional y visibilidad del
conocimiento.
El cuestionario fue elaborado a partir de la revisión exhaustiva de la bibliografía
identificando en primer lugar las dimensiones de cada componente del capital
intelectual, recogiendo los indicadores de medición propuestos y
realizando
adaptaciones para que se ajusten al entorno universitario y a los objetivos del
estudio.
Dichos ítems fueron adaptados al contexto del docente universitario a partir de los
trabajos elaborados por Nava & Mercado (2011).
El cuestionario fue elaborado con una escala tipo Likert de 5 puntos que va desde
1 = totalmente desacuerdo hasta 5 = totalmente de acuerdo. Dicho cuestionario
fue sometido a un proceso de revisiones previas por un grupo de académicos
expertos en capital intelectual y posteriormente se realizó un pre-test aplicado
aleatoriamente a 9 profesores de la población objeto de estudio.
La versión final del cuestionario fue estructurado considerando secciones. La
primera sección relativa a los datos generales del entrevistado; una segunda
sección referida al capital humano e integrada por 18 ítems; la tercera sección que
define el capital estructural a través de 9 ítems; en la cuarta sección se analiza el
Capital Relacional por medio de 8 ítems; y finalmente en la quinta sección
integrada por 16 ítems, se
definen el nivel de investigación realizado por el
personal docente universitario.
El universo objeto de estudio fueron los profesores adscritos a la Universidad
Autónoma de Tamaulipas, dicho centro tiene una planta docente de 2300
profesores, por lo cual se determinó una muestra de 330 profesores, con un
nivel de confianza del 95% y un error muestra del 5%. Sin embargo sólo se
obtuvieron 209 cuestionarios válidos, que representan el 63.33% del total de la
muestra.
Una vez recogidos los datos se procedió al tratamiento de la información a través
del programa estadístico SPSS versión 21. El análisis se realizó a través de un
análisis factorial de componentes principales con el fin de comprobar las
dimensiones o factores en que se integran el capital intelectual en las
universidades.
3.3 Enfoque
Esta investigación de corte cuantitativo toma como objeto de estudio de los
docentes pertenecientes a la Universidad Autónoma de Tamaulipas en México.
Utilizando como instrumento un cuestionario validado por investigadores expertos
que identifica cuatro secciones: capital humano, capital estructurado, capital
relacional y visibilidad del conocimiento. Los resultados esperados permitirán
vislumbrar el proceso de gestión e identificar el nivel de calidad de los objetos de
estudio.
4. Resultados y discusión
La universidad pública participante en el estudio realiza por primera vez un
diagnóstico de la dinámica de su capital intelectual.
4.1 Generalidades de la universidad
Esta institución educativa está ubicada en provincia. Es un organismo público
descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio con autonomía en lo
concerniente a aspectos académico, técnico, de gobierno, administrativo y
económico. Sus trabajadores administrativos y los docentes tienen el carácter de
funcionarios del estado. Dependen económicamente de las finanzas públicas
aunque puede contar con algunas otras fuentes de ingresos por servicios
prestados a la comunidad.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas forma parte del sistema mexicano de
instituciones educativas de nivel superior y es de carácter público con sede en el
noreste de México, en un estado medianamente poblado. Su principal fuente de
aportación al PIB Nacional está en el sector terciario, dada la importancia de los
cruces internacionales donde se realiza más de 50% del comercio con Estados
Unidos de América.
Mediante 104 programas educativos, esta universidad atiende a más de 40,000
alumnos de licenciatura y posgrado en 26 escuelas distribuidas en tres centros
universitarios (zona norte, centro y sur), ubicados estratégicamente en el estado.
Actualmente cuenta con una planta académica integrada por 1 088 profesores de
tiempo completo (Leal, 2013). De estos, 540 (49.63%) tienen perfil Promep y 84
(7.72%) están reconocidos en el Sistema Nacional de Investigadores: 18 son
candidatos, 57 se ubican en el nivel I y 9 en el nivel II. Los cuerpos académicos
registrados en 2013 en el Programa de Mejoramiento al Profesorado (Promep)
que inciden de manera eficaz en la formación de los estudiantes, en el desarrollo
social, productivo, científico y tecnológico de la entidad son 47: 11 consolidados,
20 en consolidación y 16 en formación.
4.2. Perfil de los encuestados
En el presente capítulo se exponen los resultados de la aplicación del instrumento,
los cuales son presentados según la operacionalización de la variable. Éstos han
sido expresados en tablas de distribución absoluta y relativa, gráficos de barras y
tablas de contingencia, con su correspondiente descripción de resultados.
Se obtuvo la colaboración de 209 docentes investigadores pertenecientes a la
Universidad Autónoma de Tamaulipas. En la Tabla 1 se indica la cantidad de
docentes investigadores encuestados según la zona de pertenencia.
Tabla 1. Docentes investigadores que respondieron según su zona
Zona
Docentes que
respondieron
Porcentaje de
docentes que
respondieron
Zona Norte
40
19.1
Zona Centro
120
57.4
49
23.4
209
100
Zona Sur
Total
Del total de los docentes que participaron en esta investigación el 57%
pertenece a la zona centro de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, el 23% a
la zona sur y por último el 19% a la zona norte.
Tabla 2. Sexo de los docentes investigadores
Sexo
Frecuencia
Porcentaje
Masculino
132
63.2
Femenino
77
36.8
209
100
Total
De acuerdo a los datos de la tabla anterior, el 63.2% corresponde a género
masculino y el 36.8% a femenino. Por lo tanto, existe una diferencia entre ambos
géneros, lo que significa una debilidad en el ámbito de la igualdad de género.
Tabla 3. Edad de los docentes investigadores
Edad (años)
Porcentaje
Frecuencia
Porcentaje
Menor a 30
5
2.4
2.4
31 – 35
9
4.3
6.7
36 – 40
25
12.0
18.7
41 – 45
45
1.5
40.2
46 – 50
46
22.0
62.2
Mayor a 51
79
37.8
100
Total
209
100
acumulado
Al observar los datos de la tabla anterior se encuentra que los docentes
investigadores menores a 30 años representan el 2.4%, los docentes
investigadores cuya edad está comprendida entre 31 y 35 años representan el
4.3%, los docentes investigadores entre los 36 y 40 años representan el 12.0%, el
21.5% entre el rango de 41 y 45 años, el 22.0% tiene una edad comprendida entre
los 46 y 50 años y, finalmente, el 37.8% es mayor a 51 años.
Tabla 4. Estadísticos descriptivos de años de antigüedad en la UAT
Estadísticos descriptivos
Antigüedad en la UAT
(años)
18.68
Media
Desviación típica
8.93
Mínimo
1
Máximo
43
De acuerdo con la información obtenida de la muestra, el tiempo promedio de
antigüedad en la UAT es de 18.68 años, con un rango entre 1 y 43 años y, con
una desviación estándar de 8.93 años.
El estudio muestra que el 51.2% tienen formación académica como doctor, el
43.1% cuentan con maestría, el 3.3% presentan estudios de post doctorado, el
0.5% de diplomado y 0.5% de especialización. El 1.4% de los encuestados señaló
tener otros estudios.
Tabla 5. Nivel de estudios de los docentes investigadores
Universidad
Frecuencia
Porcentaje
Diplomado
1
0.5
Especialización
1
0.5
90
43.1
107
51.2
7
3.3
3
1.4
Maestría
Doctorado
Post Doctorado
Otros
Total
209
100
Es destacable mencionar que dentro de los profesores encuestados se observó
que el 83.3% recibe estimulo de desempeño docente, el cual implica que por lo
menos realizan 1 estudio de investigación.
Tabla 6. Pertenencia al Programa de Estímulos al Personal Docente
Alternativa
Frecuencia
Porcentaje
Sí
174
83.3
No
35
16.7
Total
209
100
4.3 Análisis Factorial
Con la finalidad de identificar los componentes que conforman el Capital
Intelectual (CI) en las Universidades, así como los sub-elementos que definen a
cada dimensión se realizó un análisis factorial exploratorio, dicho análisis es una
técnica de análisis multivariante que permite examinar las relaciones para un
amplio número de elementos y determinar si dichos elementos pueden ser
reducidos en componentes o factores más pequeños.
En el análisis factorial realizado se utilizó el método de componentes principales y
rotación Varimax. En primera instancia fueron sometidos a este análisis un total de
35 ítems que medían el CI, sin embargo fueron eliminados 12 ítems al analizar las
cargas factoriales de los distintos ítems las cuales deben puntuar por encima de .5
para ser aceptado como elemento integrante de un factor (Hair, 2009).
En la revisión del CI se dio una reducción de los componentes en tres factores que
explicaban el 52.72% de la varianza.
El estudio de componentes principales expuesto en la tabla 7, revela tres factores
identificables para el CI de la universidad. Así también el índice KMO y la prueba
de esferecidad de Barlett mostrados en la tabla 8 confirman una conveniente
adecuación muestral permitiendo la utilización del análisis factorial.
Tabla 7. KMO y prueba de Bartlett
Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin.
Prueba de esfericidad de
.928
Chi-cuadrado aproximado
7953.361
Bartlett
gl
1275
Sig.
.000
Tabla 8 Matriz de componentes rotados(a)
Componente
ITEMS
1
2
3
CH1
0.00427519
0.21318681
0.63774345
CH2
-0.0299100
0.34234559
0.43257065
CH3
0.12210975
0.11274995
0.71821913
CH4
-0.0854151
0.22127205
0.67824796
CH5
0.23249863
-0.0773439
0.6233594
CH6
0.26570389
0.76034454
0.06307933
CH7
0.41791746
0.18061055
0.59537714
CH8
0.07672124
0.30580425
0.63865443
CH11
0.58326578
0.02141884
0.08849301
CH12
0.73071633
0.0079991
0.19167294
CH13
0.76157621
0.06839742
0.15177456
CE1
0.79612218
0.13570742
0.11389716
CE2
0.76625238
0.05702284
0.04994829
CE3
0.76496477
0.08145207
0.0719951
CE4
0.67809067
0.18786266
0.29148747
CE5
0.56383993
0.31801227
0.18783125
CE6
0.60064244
0.34571008
0.10119369
CE7
0.6120737
0.24223218
0.20377954
CE8
0.63692225
0.23492119
0.09907599
CE9
0.68435973
0.10471028
0.06365943
CE10
0.73336063
0.24713413
0.12088716
CE11
0.73483462
0.18715697
0.03665313
CE12
0.58135904
0.31632145
0.23027915
CE13
0.64749716
0.16290316
0.31893794
CE14
0.58987078
0.42156329
0.18361409
CE15
0.73462123
0.32281182
0.10753591
CE16
0.67420973
0.23906542
0.00957394
CR1
0.13652387
0.68002893
0.32948754
CR2
0.04097798
0.78165618
0.22508891
CR3
0.22307279
0.54972068
0.38964897
CR4
0.02275534
0.69385397
0.41907913
CR5
0.02740816
0.81179551
0.25254233
CR6
0.39032079
0.63586662
0.25478687
CR7
0.36254273
0.64258934
0.15625598
CR8
0.22274478
0.71082562
0.12773081
CR9
0.64379109
0.46859357
0.01279598
CR10
0.63296665
0.47262355
-0.1709164
CR11
0.64334546
0.47844586
0.20061473
CR12
0.64023626
0.41138119
-0.0325783
CR13
0.50669609
0.56081538
-0.0562013
CR14
0.55939671
0.57408141
-0.1329476
CR15
0.529377
0.56149763
-0.1229285
CR16
0.58022356
0.39760083
0.15374764
CR17
0.4852262
0.33812045
-0.0298181
CR18
0.62298537
0.27356124
0.07613334
CR19
0.48401251
0.1969344
0.20838482
CR20
0.61513161
0.39064371
-0.1496351
CR21
0.57299589
0.33776725
-0.0367240
CR22
0.52642484
0.3586795
0.04520042
Método de extracción: Análisis de componentes principales.
Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.
En este sentido, el Capital Intelectual de la UAT, puede ser definido por tres
elementos los cuales en mayor medida se soportan en el Capital Estructural de la
UAT, siendo este la dimensión de mayor peso como se observa en la gráfica 1.
Gráfica 1. Representación del Capital Intelectual Universitario
CAPITAL INTELECTUAL
CE
CH
CR
25%
14%
61%
Fuente: Elaboración propia.
El factor 1 referido al capital estructural, explica 39.37% de la varianza y está
integrado por los ítems identificados en la gráfica 2.
Gráfica 2. Representación del Capital Estructural
CR17
CR18
CR19
CR20
CR21 CR22 CH11 CH12
CH13
CR16
CR12
CE1
CE2
CE3
CR11
CE4
CR10
CE5
CE6
CE7
CE16
CE15
CE14
CE13
CE12
Fuente: Elaboración propia.
CE11
CE10
CE9
CE8
El segundo factor agrupa elementos relativos al Capital Relacional, por lo que
incluye las variables mencionadas en la gráfica 3.
Gráfica 3. Elementos del Capital Relacional
CR1
CR2
CR3
CR4
CR5
CR6
CR7
CR8
CR9
CR13
Fuente: elaboración propia
El factor 3 al cual refiere al Capital Humano explica un 5.26% de la varianza
acumulada relativa al Capital Intelectual. Incluye los elementos observados en la
gráfica 4. Esta dimensión resulta la menos fortalecida del capital intelectual, y
puede ser resultado de la falta de vínculos efectivos, puesto que esta dimensión
mide la verdadera actuación social del profesor universitario.
Gráfica 4. Representación del Capital Humano
CH1
CH2
CH3
CH4
CH5
CH6
CH7
CH8
5. Conclusiones
En las teorías de gestión del conocimiento basan su proceso en la generación y
transferencia oportuna del conocimiento para facilitar el crecimiento de las
organizaciones y con ello de las economías (Nonaka y Takeuchi, 1995). En estas
economías las universidades juegan un papel fundamental al ser un semillero de
conocimiento y un facilitador de su transferencia a las organizaciones públicas y
privadas, por lo cual la identificación de los elementos que favorecen un adecuado
capital intelectual universitario permitirá fortalecer el papel de la universidad dentro
de la triple hélice.
El objetivo fundamental consistió en definir los elementos que conforman el CI en
las universidades. De acuerdo a los resultados obtenidos de la caracterización del
CI, pudo observarse una marcada diferenciación de los elementos conocidos
como Capital Humano, Capital Estructural y Capital Relacional. Por lo cual el
presente trabajo contribuye con la escasa investigación empírica centrada en las
universidades y permite apostar por el CI docente como fuente de ventaja
competitiva, lo cual obliga a la búsqueda de una adecuada gestión estructural y de
conocimiento que permita cumplir en mayor medida el objetivo por el que las
universidades han sido creadas.
El caso de la Universidad Autónoma de Tamaulipas revela que dicha universidad
ha apostado por proporcionar a sus profesores los aditamentos tecnológicos y de
infraestructura necesarios para su desarrollo. Sin embargo se observa de acuerdo
a los resultados la necesidad de una mayor capacitación y desarrollo de
habilidades de investigación.
Por lo que la Universidad debe emprender acciones encaminadas a fortalecer la
investigación aplicada de más profesores puesto que ella contribuye al crecimiento
de la región, en este sentido el análisis causal realizado apunta que el capital
intelectual tiene una influencia positiva y significativa en las investigaciones de alto
nivel llevadas a cabo por los docentes, por lo que es indispensable que se abran
las puertas de los financiamientos públicos que favorezcan el fortalecimiento de la
investigación universitaria, puesto como lo señaló Araujo et al. (2001) es necesario
que el mundo académico empiece a valorar sus contribuciones al crecimiento y
deje de considerarse como solo una fuente de formación y capacitación.
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