INTERPONE RECURSO DE QUEJA POR RECURSO

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Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Ministerio Público Tutelar
Asesoría General Tutelar
“2011, Buenos Aires Capital Mundial del Libro”
INTERPONE RECURSO DE QUEJA POR RECURSO EXTRAORDINARIO DENEGADO.
Excelentísima Corte Suprema de Justicia de la Nación:
Laura C. Musa, en mi carácter de Asesora General Tutelar (Dec. 272/07), constituyendo domicilio procesal en la calle Alsina 1826
de la Ciudad de Buenos Aires, en autos “S. V. F. y otros c/GCBA y otros s/amparo (art. 14 CCABA) s/recurso de inconstitucionalidad concedido”, Exp. 7574/10 del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, a V.V.E.E. me presento y digo:
I. OBJETO.
Vengo, en legal tiempo y forma, a presentar un recurso de queja por recurso extraordinario denegado en contra de la resolución
judicial de fecha 30 de mayo de 2011, dictada por el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y notificada a
esta parte a los 2 días del mes de junio del corriente año (art. 15 y cctes. de la ley 48 y arts. 285 y cctes. del CPCCN).
La resolución impugnada por el recurso extraordinario dispuso hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, revocar la sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario
(CACAyT) y reenviar la causa a dicho tribunal para que se expida “con el alcance señalado en el punto 16 del voto de los Sres. Jueces
Ana María Conde y Luis Francisco Lozano” de la sentencia dictada en la causa “Alba Quintana”, aplicando dicho antecedente al presente
caso. En razón de que la sentencia dictada en Alba Quintana se encuentra también cuestionada ante esta Suprema Corte (Expediente:
738/2010 Tomo: 46 Letra: A Tipo: RHE), solicito se trate de manera conjunta el presente recurso de queja con el interpuesto por la actora
en el caso de mención (cfme. Fallos 329:5136), así como también con los casos de "SCHNEIDER Claudia Alejandra y otros c/ Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires s/ amparo" Expte. Nº 715 , Año: 2010, y "QUISBERTH CASTRO Sonia Yolanda c/ Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires s/ amparo", Expte. Nº 64, Año: 2010, ambos referidos a la misma cuestión, y en trámite ante esta Corte Suprema de
Justicia de la Nación. Solicitó que, al tiempo de resolver, se declare admisible la queja y se haga lugar al recurso extraordinario.
Asimismo hago saber que no se ha efectuado depósito en virtud de que se trata de una acción de amparo y por tanto corresponde
diferir la decisión sobre su exigibilidad (conforme lo dispuesto por el artículo 13, inciso b) de la Ley 23.898, Fallos 324:3602). Además,
resulta aplicable lo dispuesto por la acordada Nº 13/1990, en función de lo cual denuncio mi DNI 10.827.915, y domicilio real en el calle
French 2741, de la Ciudad de Buenos Aires.
II. LA DECISIÓN DEL TSJ QUE DECLARÓ INADMISIBLE EL RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL..
El Tribunal Superior de Justicia rechazó por mayoría el recurso extraordinario interpuesto por esta parte, por considerar que en el
caso no medio una sentencia definitiva. Al respecto sostuvo que en función del reenvío efectuado a la Cámara del fuero, “…la suerte del
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proceso no ha sido aún definida en la jurisdicción local con un pronunciamiento definitivo…” El Tribunal no emitió razones que justifiquen
tal decisión. Respecto del recurso interpuesto por esta parte, simplemente mencionó que la argumentación esgrimida en el recurso -en
tanto sostuvimos que el reenvío tiene como único objeto que se apliquen los estándares ya decididos por el Tribunal a la situación de
hecho del caso- no logra desvirtuar la conclusión arribada. Ello, sin emitir consideración alguna al respecto de las razones por las cuales
se rechaza dicha posición. Tal como sostuvimos en el recurso extraordinario interpuesto en esta acción, en el presente caso existe sentencia definitiva a los fines de la procedencia del recurso extraordinario federal, por lo que corresponde revocar la sentencia dictada por el
Tribunal y declarar su procedencia.
Es de destacar que la situación en este caso es diferente a la resuelta por esta Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso
“Toloza”, Expediente Nº 4568/06, en el que el TSJ resolvió hacer lugar al recurso de inconstitucional interpuesto por el Gobierno y dejar
sin efecto la sentencia recurrida. En el punto 3 de la resolución de fecha 09-08-06, ordenó devolver el expediente a la Sala I de la CACAyT para que dicte un nuevo pronunciamiento. Fundamentalmente, de las consideraciones efectuadas por el TSJ se destaca que la
razón por la cual se remitió el caso consiste en que los jueces, en su mayoría, consideraron que no se trata de un pronunciamiento válido
(conforme punto 6 del voto de la Dra. Conde, y punto 6 y 8 del voto del Dr. Lozano, a los que adhiere el Dr. Casás).
Contra dicha sentencia se interpuso recurso extraordinario que fue rechazado por el TSJ en la resolución de fecha 30-10-06 por
no tratarse de una sentencia definitiva. Al respecto, la Dra. Conde consideró que la sentencia no era un acto jurisdiccional válido, dejando
en claro que el reenvío no se refiere a si la Sra. Toloza tiene o no el derecho que la Cámara le concede, y concluyendo que la suerte del
proceso no ha sido aún definida en la jurisdicción local con un pronunciamiento definitivo (voto al que adhieren los Dres. Lozano y Casás).
Interpuesto el recurso de hecho, el 03-05-07 esta Suprema Corte resolvió rechazarlo –junto a otros similares- en razón por no dirigirse contra una sentencia definitiva o equiparable a tal, sin perjuicio de que las cuestiones federales que hubiesen sido resueltas sean
susceptibles de conocimiento por la Corte en ocasión de los recursos extraordinarios que resultaran deducidos contra la sentencia final de
las causas (Causa T.741.XLII. Expediente: 741/2006 Tomo: 42 Letra: T Tipo: RHE).
En función de dicho reenvío, la Cámara dictó sentencia el 27-09-07 confirmando parcialmente la resolución apelada y ordenando
al GCBA que incluya al amparista en el programa creado por el Decreto 690, otorgue el subsidio previsto y lo continúe hasta tanto se
cumplan los objetivos generales y específicos del programa, o bien hasta que se demuestre que las circunstancias de emergencia habitacional de la amparista han desaparecido.
En dicho caso, entonces, la sentencia dictada por la Cámara fue considerada inválida, y se reenvió el expediente para dictarse
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nueva sentencia, lo que ocurrió con posterioridad. En este expediente, el TSJ aplicó el antecedente dictado en “Alba Quintana” a través
del cual el Tribunal sí dictó una sentencia definitiva dando una interpretación del alcance del derecho a la vivienda y estableciendo los criterios que se deberán seguir. A la Cámara del fuero únicamente le remitió la causa a los efectos de que los mismos jueces
que entendieron en ella se expidan con el alcance señalado en el punto 16 del voto de los Dres. Conde y Lozano, esto es, si la
familia “califica” para continuar el subsidio. En dicho voto, el TSJ aclara que habiendo despejado los motivos por los que no resulta inconstitucional el carácter temporal del subsidio ni la existencia de topes en los importes, correspondería aplicar los lineamientos sintetizados en
el punto 15 a la situación de autos. Así, es claro que no se puede discutir ante la Cámara, en razón del reenvío, ni la constitucionalidad de los límites referidos al monto del subsidio ni la del plazo temporal, así como tampoco los lineamientos establecidos en
el punto 15.
En el considerando 15, el TSJ resolvió de manera definitiva que: 1. El derecho a la vivienda no brinda derecho inmediato e irrestricto a obtener una vivienda. 2. Los subsidios son medios paliativos que pueden ostentar carácter parcial y temporario sin que corresponda a
los jueces asignarlos aunque a ellos toca asegurar que esa asignación respete las prioridades previstas en el art. 31 de la CCBA, pudiendo presumirse que la vigencia del beneficio debe mantenerse cuando el accionante cumple con la carga de probar su situación prioritaria
en relación con otros posibles destinatarios del régimen. 3. Quienes no estén en esa hipótesis pero pertenezcan al universo de individuos
que toca al GCBA asistir quedan alcanzados por la obligación de brindar “abrigo” como expresión mínima del derecho a la vivienda contemplado en el bloque normativo aplicable (CCBA, CN y PIDESC).
Respecto de estos aspectos, nada puede decir la Cámara del fuero, dado que fueron resueltos de manera definitiva por el
TSJ. La única revisión posible es a través de un recurso extraordinario ante este Tribunal. Dado que el TSJ resuelve cuestiones que no
pueden ser revisadas por la Cámara, la sentencia es definitiva. Téngase en cuenta que la Cámara no puede decir que el piso mínimo
del derecho a la vivienda implica la continuación del subsidio habitacional, ni disponer que la niña Milagros Noelí Sánchez Martino nada
debe probar porque automáticamente debe estar incluida en el programa por su condición de niña. Asimismo, el TSJ establece un esquema de prioridades basado únicamente en el artículo 31 de la Constitución local, omitiendo el artículo 39 de la misma y la normativa
aplicable que dispone la prioridad de la protección de los derechos de los niños (Convención sobre los derechos de los Niños y Ley
26.061). Tampoco la Cámara puede declarar la inconstitucionalidad temporal o del tope del subsidio. Sobre estos puntos, el TSJ resolvió de manera definitiva, dejando a la Cámara sólo la posibilidad de establecer cuestiones de hecho y prueba referidas a la
inclusión de la familia en un esquema que esta parte ha cuestionando por inconstitucional.
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Afirma el TSJ que “tanto establecer si están dadas las condiciones previstas en el decreto 960/08, como determinar si el Sr. Alba
Quintana ha logrado demostrar estar comprendido en alguna de las prioridades previstas en la CCBA para mantener el beneficio del
subsidio que se pretende en la medida que él es concedido a personas con menores necesidades, remiten a la valoración de cuestiones
de hecho y prueba que exceden las competencias del Tribunal por la vía intentada”. Es decir, el reenvío consiste concretamente en
evaluar si la persona califica dentro de los estándares fijados por el TSJ para continuar como beneficiario del subsidio.
Es por ello que el reenvío no cambia la situación aquí descripta, pues los cuestionamientos constitucionales que se realizan no
pueden ser revisados por la Cámara del fuero, y aún cuando incluya a la familia en el subsidio, lo cierto es que se les está imponiendo la
carga de probar la prioridad –es decir, que aún estando en situación de calle o inminencia de estarlo, deben acreditar que están peor que
otros en las mismas circunstancias- según un sistema de criterios que ante la falta de programas alternativos que resguarden el derecho
a la vivienda de nuestros representados producen por sí mismos un agravio federal. Además, la Cámara no puede disponer cuestiones
contrarias a la decisión del TSJ respecto del monto del subsidio o su extensión temporal.
Por otra parte, agrega el TSJ que en caso de no probar dicha situación, corresponde expedirse sobre la obligación de brindar un
“abrigo”, como expresión mínima del derecho a la vivienda. Nuevamente, no hay cuestión de hecho o prueba relevante en este caso
dado que lo que a través del recurso interpuesto se impugnó que el derecho a la vivienda exija como mínimo simplemente un “abrigo”.
Es de destacar que el TSJ resolvió rechazar el recurso extraordinario por considerar que no se trata de una sentencia definitiva, al
sostener que “la suerte del proceso no ha sido aún definida en la jurisdicción local con un pronunciamiento definitivo”, lo que no es cierto
dado que la interpretación del derecho a la vivienda, el alcance del subsidio, el sistema de prioridades para la continuación de éste, así
como también la determinación del alcance del piso mínimo en la materia, son cuestiones respectos de las cuales existe sentencia definitiva que no puede ser modificada por la Cámara del fuero. No se reenvió para el dictado de una sentencia nueva, sino para la aplicación
de la sentencia definitiva ya dictada por el TSJ al caso concreto.
Nuevamente, en el presente caso se encuentran en juego los derechos de la niña Milagros Noelí Sánchez Martino, por lo que no
hay cuestiones de hecho y prueba relevantes que queden pendientes de resolución, sino que basta con declarar que los estándares
establecidos por el Tribunal resultan inconstitucionales y, sin más, declarar la procedencia del reclamo. En conclusión, las cuestiones
que de manera definitiva resuelve el TSJ son las que producen el agravio federal. El reenvío que se realiza como consecuencia
de este fallo resulta en sí mismo susceptible de los agravios que merecen el fallo cuestionado. Es decir, no se debe evaluar criterio alguno para determinar si las personas se encuentran entre las prioridades mencionadas porque el establecimiento de un sistema de
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prioridades es incorrecto, e incluso en caso de no serlo, vulnera los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Ello ocurre aún cuando
el resultado final implique que la niña Milagros Noelí Sánchez Martino quede contemplada en el caso como beneficiaria del subsidio, dado
que se les impone la carga de probar que se encuentran en una situación de vulnerabilidad mayor a la de las demás personas, cuando
en realidad el Gobierno debe brindar el subsidio a todos los reclamantes y, en casos de niños, a estos con prioridad automática. A su vez,
tampoco la Cámara puede alterar la decisión de declarar que no es inconstitucional el límite en el tiempo ni el tope del subsidio, razón por
la cual, aún cuando se decida que la niña Milagros Noelí Sánchez Martino debe ser amparada por el programa habitacional, no puede
revisar estos puntos que son centrales para el objeto del presente amparo.
Esto no puede ser desvirtuado con la mención que realiza el Tribunal Superior de Justicia al denegar el recurso extraordinario interpuesto por esta parte. En este orden de ideas sostuvo que este argumento “no logra desvirtuar la conclusión antes apuntada”, es decir,
que “la suerte del proceso aún no ha sido definida en la jurisdicción local con un pronunciamiento definitivo”. Suponer, como lo hace el
Tribunal, que la distinción que esta parte realiza entre los efectos de sus decisiones puede ser desechada sin dar ninguna razón parece
ser contrario a la idea de una sentencia motivada. Vale recordar, por su caso, que la doctrina nacional y esta Corte Suprema han entendido en diversas oportunidades, que uno de los recaudos fundamentales es la motivación de los actos jurisdiccionales, que se expresa a
través del respeto del principio de congruencia y la fundamentación racional, y no en una mera afirmación dogmática.
Así lo expresó esta Corte cuando dijo: “…La fundamentación normativa meramente aparente es así ineficaz porque no satisface la
exigencia de que el fallo sea motivado, requisito este del imperio de la ley en las sociedades libres…” (C.S.J.N. 254:40 cit. Carrió, Genaro
“El Recurso Extraordinario por Sentencia Arbitraria” Abeledo Perrot 1984. Pág.234). En este mismo sentido este Alto Tribunal expresó:
“…Existen serias razones relacionadas con la seguridad jurídica y el ordenado ejercicio de las distintas competencias, que imponen a los
pronunciamientos judiciales a expresar los fundamentos…”(J.A. 1965-IV-202 9/6/1965) y que “…La exigencia que los fallos judiciales
tengan fundamentos serios reconoce raíz constitucional y tiene, como contenido concreto, el imperativo que la decisión se conforme a la
ley y a los principios propios de la doctrina y jurisprudencia vinculados con la especie a decidir…”( Fallos: 236:27).
Los precedentes citados al sólo efecto enunciativo, acreditan palmariamente la necesidad de motivación y fundamentación de las
sentencias. De allí que, parece poco plausible la impugnación y la consecuente defensa de un derecho fundamental –como el de autosante una decisión judicial que carece de razones expresas.
En virtud de lo expuesto, corresponde afirmar que se cumple con el requisito de sentencia definitiva para la procedencia del recurso extraordinario por lo que se debe revocar la resolución aquí impugnada. Esto es, en palabras de este Tribunal, la resolución cuestiona5
da se encuentra entre aquellas que “ponen fin al pleito, impiden su continuación o causan un agravio de imposible o insuficiente reparación ulterior” (Fallos: 191:362; 257:187; 298:113; 300:1136; 303:857 y 1040; 204:429 y 605; 308:1271, entre otros). En este sentido, el
Máximo Tribunal considera que existe sentencia definitiva cuando aquella pone fin a la cuestión debatida en forma que ésta no pueda
renovarse (Fallos 137:354; 188:393, 244:279, 320:2999), así como también cuando deciden un punto que después no puede jurídicamente replantearse (Fallos 306:1700 y 1312). Asimismo, y tal como ocurre en este caso, procede el recurso extraordinario, tal como sostiene este Tribunal, cuando el pronunciamiento que se pretende llevar a juicio de la Corte no sea susceptible de ser revisado por otro
órgano judicial o, inclusive, por el mismo que la dictó (Fallos 313:863).
No existen dudas de que sentencia dictada decide de manera definitiva el alcance del derecho a la vivienda digna y adecuada, así
como también establece la necesidad de probar que la familia se encuentra en una situación de vulnerabilidad peor a la de otras familias
para poder continuar percibiendo el subsidio. Sin perjuicio de ello, incluso en caso de duda debe proceder el recurso, en razón de que, tal
como sostiene Sagüés, en autos “Nación Argentina c/Marcela Malebranche”, esta Suprema Corte admitió el recurso extraordinario contra
la sentencia de segunda instancia donde era “por lo menos dudoso que la cuestión pueda ser susceptible de una nueva discusión en otro
juicio” (Sagües Néstor, Derecho Procesal Constitucional, Recurso Extraordinario. Tomo I, Editorial Astrea Buenos Aires, 2002. Pág 324.El
autor cita: Fallos 206:224; 210:101, 224:495). Agrega el autor que “[t]al directriz hace pensar que si la viabilidad de una revisión ulterior de
la sentencia es procesalmente incierta, corresponde habilitar el recurso extraordinario” (Sagües, Ob.Cit. Pág 324. El autor cita: Fallos
206:224; 210:101, 224:495).
Además, es dable mencionar que esta Suprema Corte admite el recurso extraordinario incluso contra sentencias equiparables a
definitivas, por ejemplo, cuando ellas causan un agravio de insuficiente o imposible reparación ulterior (Fallos 257:187, 268:172 y 301;
277:201: 280:228 y 429, 306:1312, 307:784 y 2030, 310:276, 321:2730 y 3415; 323:2790 y 3386).
No es aplicable al caso la doctrina que rechaza por ausencia de sentencia definitiva cuando la acción se encuentra sujeta a un
pronunciamiento posterior que puede disipar el agravio (Fallos 323.2205). Afirma la Suprema Corte que “nada obsta que al decidir sobre
el fondo de la cuestión el magistrado interviniente, acoja íntegramente a la postura favorable a la constitucionalidad de la resolución cuestionada y disponga, por ende, el depósito de los aportes del personal no-docente con destino a OSFATUN”. (Fallos 323.2205). En este
caso no es posible que la Cámara haga lugar integralmente al reclamo de la niña Milagros Noelí Sánchez Martino, por los límites de temporales y de tope del subsidio y porque, tal como se mencionó, el agravio está dado sin dudas por la propia sentencia que se impugna, y
la Cámara no puede revisar las causas que generan la impugnación aquí realizada. No se trata de un caso en que el TSJ ordena un
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reenvío para dictar un nuevo pronunciamiento. Tampoco es una sentencia incompleta dado que se resolvió respecto de la totalidad de la
petición del actor, y el reenvío tiene como único objeto que se apliquen los estándares decididos a la situación de hecho del caso.
En este caso también se encuentra habilitada la instancia extraordinaria por configurarse un supuesto de gravedad institucional, lo
que no ha sido analizado por el TSJ, dado que existen “cuestiones que exceden el mero interés individual de las partes y afectan de modo directo al de la comunidad” (Fallos 247:601; 255:41; 290:266; 292:229; 293:504; 307:770; 307:919; 324:553). Conforme jurisprudencia
de este Suprema Tribunal, existe “gravedad institucional” cuando está comprometida la responsabilidad internacional del Estado, lo que
ocurre en este caso toda vez que lo que se encuentra en juego el análisis del derecho a la vivienda a la luz de los estándares de los tratados internacionales de derechos humanos, y la sentencia impugnada omite aplicar la robusta protección internacional de los derechos de
los niños, lo que tiene como consecuencia el incumplimiento de los compromisos internacionales asumidos en la materia.
La gravedad institucional implica un “mecanismos de ablandamiento en la exigencia de ciertos requisitos de admisibilidad del recurso extraordinario” (conforme Sagués, N.; “Derecho Procesal Constitucional”, T. II, Astrea, p. 280). Por ello, y sin perjuicio de que la
sentencia impugnada reviste carácter de definitiva, es importante destacar que tal como sostiene Sagüés como “regla general, pues,
aunque no se demuestre el carácter de sentencia definitiva de un pronunciamiento, por no acreditarse la presencia de gravamen irreparable, de todos modos cabe equipararlo a aquélla si en el caso media gravedad institucional” (Sagües Néstor, Derecho Procesal Constitucional, Recurso Extraordinario. Tomo I, Editorial Astrea Buenos Aires, 2002. Pág 352. El autor cita: Fallos 317:655). Así, esta Corte ha
matizado esta exigencia de sentencia definitiva en numerosos precedentes, entre los cuales se encuentra el reciente caso “Haag” (Fallos
324:1672), en el que remitiendo al dictamen Procurador General, sostuvo que las sentencias que rechazan el incidente de nulidad de
notificación de la demanda no revisten el carácter de definitiva, sino en la medida que ocasione un agravio de imposible reparación ulterior
lo que no ocurre en el caso. Afirma que “Sin embargo, es de destacar que el sub-exámine está revestido de una particular circunstancia que me hará -lo adelanto- opinar a favor de la concesión del recurso interpuesto. En efecto, lo que no puede dejarse de
ponderar en el presente caso es que se encuentran en juego intereses que exceden a los de las partes, como son los que importan a los hijos menores de éstas, pasibles de una protección especial (Convención de los Derechos del Niño; resolución
Procuraduría General de la Nación 30/97) y con una probabilidad cierta de ser afectados si el juicio se extendiera más de lo
inevitablemente necesario”. (El resaltado es propio)
En el precedente “Riopar” (Fallos 319:2411), en el que se hallaba en juego la interpretación de normas internacionales sobre eficacia extraterritorial de las sentencias y laudos arbitrales extranjeros, y la decisión impugnada fue contraria al derecho que el apelante
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fundó en tales convenios, esta Suprema Corte expresó que “si bien la decisión del a quo no reviste el carácter de sentencia definitiva,
debe ser equipara a tal a los fines de la apelación extraordinaria pues entraña la negativa al cumplimiento de la rogatoria cursada por el
juez extranjero y ello, por una parte, irroga un perjuicio de difícil reparación posterior y, por la otra, constituye un supuesto de gravedad
institucional en tanto compromete el cumplimiento por el Estado Nacional de sus obligaciones internacionales” (el resaltado es
propio). Luego, en el caso “Priebke” (Fallos 318:373), con relación a un proceso de extradición internacional sostuvo que “si bien con
arreglo a la jurisprudencia de esta Corte las resoluciones que admiten medidas de prueba no son, como principio, sentencia definitiva en
los términos del artículo 14 de la ley 48, cabe hacer excepción a esa regla general cuando lo decidido excede el mero interés de
las partes y constituye un supuesto de gravedad institucional”. (El resaltado es propio).
III. RESERVA DE LA JURISDICCIÓN SUPRANACIONAL.
Mantengo reserva de acudir a la jurisdicción supranacional en virtud de la índole de los principios y derechos fundamentales cuya
violación se atribuye a la sentencia dictada por el TSJ por afectación del derecho a la vivienda, la autonomía personal, a la convivencia
familiar, la igualdad y no discriminación de la niña Milagros Noelí Sánchez Martino, y la prioridad en la protección de sus derechos.
IV. ACOMPAÑO COPIAS.
Acompaño las copias exigidas por V.E. en el art. 7 de la Acordada 4/2007, y la carátula correspondiente.
V. PETITORIO.
Por las razones expuestas solicito que: 1) Se tenga por presentado en tiempo y forma el presente recurso de queja por recurso extraordinario federal denegado (art. 15, ley 48; art. 285, CPCCN), y por constituido el domicilio. 2) Se tenga presente lo manifestado con
relación al depósito que exige el artículo 286 del CPCCN. 3) Se tenga presente la reserva formulada de jurisdicción supranacional. 4) Se
haga lugar al presente recurso de queja, y se declare admisible el recurso extraordinario federal. Oportunamente, se revoque la sentencia
del TSJ del 15 de febrero de 2011, y se confirme la sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario
garantizando el derecho a la vivienda, a la convivencia familiar, la autonomía personal, la igualdad y no discriminación de la niña
Milagros Noelí Sánchez Martino, y la prioridad absoluta en la protección de sus derechos, amparados en la Constitución Nacional
y en los tratados internacionales de derechos humanos.
PROVEER DE CONFORMIDAD
SERÁ JUSTICIA
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FDO: Laura Cristina Musa
Asesora General Tutelar
Ministerio Público
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dictamen AGT Nº 64/11
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