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ARETÍ
revista de filosofía
Vol. VIII, Nº 2, 1996
pp. 383-391
Gred Ibscher Roth ( 1906 - 1996)
Fernando del Solar-Dias
La amistad de la Dirección de Areté me permite escribir estas
líneas en recuerdo y homenaje de una notable mujer que me honró
con su amistad y cuyo paso por la vida ha dejado huella. No es frecuente
conocer a personas como Gred lbscher Roth, porque de alguna manera
pertenecía a esa rara estirpe de seres humanos que suman en su persona
un número de virtudes poco frecuentes, fruto de la exquisita formación
de un cierto humanismo europeo del siglo XIX que le otorgaba a los
asuntos del espíritu un lugar prominente que hoy casi nadie ni siquiera
imagina.
Corrían los años treinta en Alemania. Una joven gimnasiasta,
impregnada de los sólidos estudios de lenguas clásicas, según una
tradición europea que arrancó en el Medioevo y que, pasando por
el Humanismo, daría frutos tales como el Renacimiento, iniciaba
sus estudios universitarios, ignara del horror que poco después se
viviría "en nombre de la Patria" (las aberraciones suelen esconderse
tras las más nobles causas). Friiulein Ibscher, pertrechada de la
solidísima formación clásica que en aquellos días br_indaban aún
los liceos y gimnasios europeos, había optado por seguir estudios
de una disciplina que hoy se encuentra, como dirían los ecologistas,
"en vías de extinción": la filología clásica 1 • Tal vez de aquella época
1
De todas las disciplinas que constituyeron el alma europea y. por ende. la de la cultura
Fernando del Solar-Dias
le vimera la veneración que sentía por la figura de Erasmo 2 (y que
acrecentaría luego con la lectura de Maree! Bataillon 3), copia de cuyo
famoso retrato colgaba sobre la cabecera de su diván cama de la avenida
Tacna, en frente del templo de las monjas carmelitas nazarenas. Gred
tal vez aún no calibrara en su total dimensión qué iba a significar haber
estudiado con personajes, hoy históricos, tales como Ulrich von Willamowitz-Mollendorf4 y otros más, cuyos nombres están consagrados como
figuras icónicas de un tiempo ido. De Willamowitz recordaría siempre
la emoción que llevó hasta las lágrimas a ese noble prusiano la lectura
en voz alta de un discurso fúnebre de Pericles a los caídos en un seminario
sobre Tucídides; no en vano, había perdido a los hijos durante la "Gran
Guerra". Las preocupaciones de Gred se decantarían pronto hacia temas
que atañen a la filosofía, más concretamente a la ética, que fue su tema,
durante toda su vida. Católica ferviente, con una hermana monja benedictina en el Brasil, que la ha sobrevivido, Gred se doctoró con todos
los honores en los años treinta con una tesis sobre Panecio 5 , que ponía
ya entonces de manifiesto sus preocupaciones morales en un tiempo
que enlarvaba insospechables horrores. Gracias a un tío que trabajaba
como papirólogo en la Biblioteca Apostolica Vaticana pudo pasar un
año y pico en Roma y en Italia, época que recordaría andando el tiempo
como la más feliz de su vida, a tal punto que no quiso pisar Italia
occidental, si bien la teología era la "'ciencia por excelencia" y la filosofía su modesta ancilla.
la filología clásica fue la "ubre" de Europa. Ciencia históricoliteraria por excelencia. su
historia es la columna vertebral de la historia de las ''ciencias del espíritu" de Occidente.
en el sentido de Dilthey, desde los albores del Humanismo que produjo al Renacimiento
hasta la "muerte de Dios", cantada por el filólogo clásico alemán Friedrich Nietzsche.
2
El bátavo Erasmo de Rotterdam encarna en sí mismo el ideal del filólogo clásico del
Humanismo que, además, fue un ferviente católico que hizo importantes contribuciones a
la ecdótica y a la hermenéutica escriturísticas.
·' Hispanista de primera importancia y uno de los mejores conocedores de Erasmo. Su
libro Erasmo y Espatia apareció en francés antes de la Segunda Guerra Mundial y fue traducido
al castellano después de la Guerra. Bataillon murió en los años setenta.
4
Filólogo clásico alemán, prototipo del erudito y "grande entre los grandes" entre los
estudiosos clásicos alemanes, como Hermann Diels, Hermann Usener y Menge. Fue prusiano
y noble. lo cual se refleja en todos sus escritos. Protagonizó, junto con Friedrich Nietzsche
y Richard Wagner, una de las polémicas culturales más importantes de su tiempo. Murió
antes de que iniciara la Segunda Guerra Mundial.
5
Filósofo estoico griego que vivió en el siglo Il a.C.; sus obras más importantes son
sobre ética (deberes) y política, y sus huellas se pueden rastrear hasta en los escritos sobre
ética de Cicerón.
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Gred lbseher ( 1906-1996)
nunca más 6 • Conoció a grandes filólogos europeos de ese entonces en
esa privilegiada experiencia (creo recordar, entre ellos, al ilustre Ettore
Bignone7) y, sobre todo, adhirió a todos los amores de Goethe descritos
en su ltalienische Reise con respecto a la tierra donde florecen los
limonerosx, sumándose a la tradición italófila de los Gelehrte. El año
38, un año antes de la invasión nazi de Polonia, inicio de la Segunda
Guerra Mundial, la coge de vuelta en Alemania 9 , más concretamente
en Munich, donde ella se había doctorado. El encontronazo contra una
realidad que se hacía cada vez más inmisericorde la empujaría a tomar
decisiones: las palabras de un joven SS: "deutsche Frau, [anstatt Bücher]
Du solltest Kinder fürs Vaterland erziehen" 10 no las olvidaría nunca.
En 1938, en uno de los últimos paquebotes que navegaban a América,
dejó Alemania con rumbo a un lejano y desconocido país, allende las
columnas de Hércules: Costa Rica. Gred lbscher siguió el destino de
muchos de sus coterráneos, muchos de ellos intelectuales, algunos de
los cuales son hoy en día sumamente famosos: frente al horror, el
autoexilio.
En Costa Rica, Gred trabajó como institutriz de una familia muy
adinerada e hizo estudios de enfermería, oficio que de manera paradójica
se entremezclaba con su carácter hipocondriaco, rasgo que le permitiría
vivir una larga vida 11 • Fue siguiendo a esa familia, y atraída por la
idea de la universidad decana de América, que Grcd llegaría a Lima,
en la segunda mitad de los años 40 12 •
De su vida en Lima desde que llegó hasta que la conocí en esta
ciudad en 1977, sólo sé lo que recuerdo que ella me contó y lo que
r, Esto me Jo confesó en una carta, cuando la invité a venir a Italia de Alemania; pero
para ella "ese tiempo ya había pasado" y el encuentro con "la belleza" hubiese sido insoportable.
7
Filólogo clásico italiano de primera importancia, estudioso de Aristóteles, pero cuya
resonancia se debe sobre todo a sus importantísimos estudios en el campo de la ecdótica;
famosa es su recensión en Gnomon del libro de Paul Maas sobre el método lachmaniano.
' Aludo a Mi¡;non, célebre Lied de Schumann que pone en música unos famosos versos
del Wilhelm Meister de Goethe.
9
Las guerras parecían perseguir a Gred: pocos años antes había estado en Madrid, en
plena Guerra Civil Española.
10
"¡Mujer alemana, [en Jugar de libros], deberías darle hijos a la Patria'" (La traducción
es mía.)
" En efecto, vivió casi hasta cumplir Jos 90 años.
" Todos Jos datos consignados en esta Nota los hago de memoria, por Jo que en muchas
ocasiones no puedo ofrecer la información exacta que quisiera. Pido disculpas por vaguedades,
errores u omisiones.
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Fernando del Solar-Dias
recuerdo de dichos de amigos comunes o de conocidos. Se podrían
llenar páginas de páginas de dicta, en el mejor estilo de Diógenes Laercio,
pero no se trata de eso en esta breve semblanza 13 ; baste aquí con dar
algunas pinceladas para bosquejar un retrato que honre a su memoria.
Sé que desde que llegó a Lima, Gred se fue relacionando con
intelectuales, profesores universitarios y académicos; pero no todas esas
relaciones fueron buenas para ella, debo decirlo, mal que me pese: no
fueron pocos quienes se valieron del candor o de la ingenuidad de esta
mujer recién llegada, así como después, ya asentada, conocida y respetada, tampoco faltaron los "Iamenombres" 14 • Pero ella, con la nobleza
de ánimo y la bondad que la caracterizaban, no habría querido que
muchas o ninguna de esas bajezas trascendieran públicamente, por lo
que correré tupido velo sobre ellas. Por supuesto, de cal y de arena,
también hubo buenas y muy buenas; recuerdo el afecto y el agradecimiento que sentía hacia personas que o vivían o ya habían fallecido.
Quiero mencionar de modo especial, sin por ello pecar de ingrato, los
nombres de Federico Schwab Ritter y de Delfina Valencia Díaz (Chepita,
para los amigos), de Carlos Cueto Fernandini, de Honorio Delgado,
de Onorio Ferrero De Gubernatis, de Alberto Escobar, de Fernando
Tola, de Juan Bautista Ferro, de José León Barandiarán, de Leopoldo
Chiappo Galli, de Jorge Puccinelli, de Luis Jaime Cisneros, de Javier
Sologuren; y de Alfredo Stecher Forth y de André Coyné, sobre quienes
hablaré más largamente. Con estas personas Gred mantuvo una amistad
que trascendió el límite de la muerte, estableciendo los vínculos invisibles
a los que Heráclito se refiere en un famoso fragmento. A estas personas
se sumarían los "alumni" que, con el tiempo, se convertirían también
en buenos amigos; mencionaré de modo especial a Juana Truel (Nanou,
para los amigos), a José León Herrera, a Federico Camino Macedo,
a Salomón Lerner, a Carlos Gatti, a Roberto Criado Alzamora, a Gróver
Mori, a Beatriz Benoit, a Noé Zevallos FSC, a José Luis Rivarola,
a Ignacio Prado Pastor y a David Sobrevilla, en campos tan diferentes
L'
La Sociedad Peruana de Estudios Clásicos tiene en preparación un Libro Homenaje
in memoriam Gred lbscher para el que me han solicitado una colaboración; quizá en ese
libro haya lugar para explayarse algo más.
14
Mi pariente y amigo J. J. del Solar Bardelli, quien también fue amigo de Gred, ha
traducido así a uno de los "caracteres" de Canetti, escritos siguiendo una tradición que
arranca con Teofrasto pero que por cierto se diferencian bastante de los de La Bruyere.
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Gred Ibscher (1906-1996)
como la filología, la filosofía, la teología, la psiquiatría y muchos más,
pidiendo disculpas por las inevitables omisiones. Recordemos que Gred
enseñó durante alrededor de treinta años en San Marcos y en el Instituto
Riva-Agüero de la PUCP.
En 1974, acabando de volver de Viena, donde había pasado algunos
semestres en la Hochschule für Musik por mi clavecín, reanudé mis
estudios en la PUCP. Gracias a un hermoso curso de Historia de la
Filosofía dictado por Salomón Lerner, recién vuelto de Lovaina, descubrí
un interés especial por la cultura clásica, por lo que decidí tomar
la especialidad de Filosofía al concluir con los Estudios Generales
de Letras. Entre las primeras asignaturas estaban Latín y Griego.
Como yo quisiera profundizar el estudio de esas lenguas, que era lo
que más me interesaba del currículum de la especialidad, José León
Herrera me dirigió a una persona a quien le debo más de lo que puedo
expresar 15 y fue así como tuve el honor de conocer al Prof. Dr. Alfredo
Stecher Forth, uno de los hombres más sabios y más profundos que
he conocido en toda mi vida y una de las personas más injustamente
olvidadas. Durante cuatro años y por lo menos tres veces por semana
nos reunimos en su casa para estudiar griego, latín y alemán, pero ¡qué
cosa era aquéllo! ¡qué manera de "poseer" el latín, el griego, el hebreo!
¡qué modo tan impresionante de estar impregnado de filología, teología
y filosofía! Pero la memoria y el recuerdo también tienen sus intereses
y a más de uno le interesará no sólo que no se le recuerde, sino que
se le olvide. Cosas del mundo. En agosto de 1977, fui con el doctor
Stecher Forth a la presentación de un libro de José León Herrera 16
en la desaparecida casa que fue la sede de Letras de la PUCP y
que posteriormente se convirtió en la librería Studium. En esa casa
escuché mi primera lección universitaria en 1968, siendo aún escolar:
una explicación de los frescos florentinos del Cortejo de los Reyes Magos
de Benozzo Gozzoli, que en realidad es una galería de retratos de los
ilustres participantes del Concilio Ecuménico florentino, dictada por
el también recordado y querido José Chichizola Debernardi. Quien hacía
15 La clavecinista y fortepianista Lola Odiaga, mi maestra y amiga. dijo, en una entrevista
hecha por la Radio Televisión Peruana a comienzos de este año, refiriéndose a Ralph
Kirkpatrik, que creía que él le había enseñado ''casi todo lo que ella sabe". Algo muy
similar podría decir yo del doctor Alfredo Stecher Forth.
16
El Yoga Sutra de Patañjali con el comentario del rey Blwja, Lima: Ignacio Prado
Pastor, 1977.
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Fernando del Solar-Dias
los honores en la presentación del libro era el doctor Onorio Ferrero
De Gubernatis, a quien yo había conocido en 1968 en esa casa. Allí
conocí a la doctora Gred lbscher Roth, gracias al doctor Stecher. En
ese entonces, Gred era para mí casi un mito, más que una persona.
Me invitó a que la visitara en Chaclacayo, en donde se había refugiado
para "terminar" su libro sobre Demócrito y sus sentencias sobre Etica
y Educación que debía publicar Ignacio Prado Pastor. Fui a visitarla
el primer fin de semana siguiente a esta presentación gracias al doctor
Stecher, llevándole unas flores que dudó en recibir "pues venían de
un alumno". Desde ese fin de semana hasta que marché a Alemania
para hacer estudios de postgrado en la Universidad de Heidelberg a
comienzos de 1979 no hubo fin de semana que no fuera a Chaclacayo
para leer y releer, redactar y volver a redactar los capítulos de el libro.
Gred lo cargaba consigo a todas partes, como su más preciado fruto,
como el fruto de sus entrañas. Fue tejer y destejer, como Penélope,
pues lo que hacíamos un fin de semana ella lo deshacía durante la
semana, de modo que había que empezar siempre da capo. A veces
venía también a Lima a su departamento de la avenida Tacna, de modo
que solíamos reunirnos varias veces por semana. Amistó con mi familia,
con mis padres y, sobre todo, con mi tía María Di as Tassara, con quien
hablaba mucho por teléfono y habló aún más después de mi partida,
hasta que ella misma retornó a Alemania en 1985 para nunca más volver.
Yo nunca llegué a verla en Europa: ella no quería venir a Italia (decía
que "sería demasiado para ella") y a mí se me hacía cuesta arriba ir
a Alemania, más aún hasta el norte, hasta Hamburgo. La llamé por
teléfono muchas veces, desde diferentes puntos de Europa: Florencia,
Siena, Grosseto, París, Montpellier, Barcelona, Sevilla, Luxemburgo,
Bruselas ... , pero nunca llegamos a reunirnos con André Coyné en Hamburgo,
como era su deseo.
Mi tía María murió exactamente hace diez años, el 29 de octubre
de 1986, y Gred le escribió una hermosísima carta de pésame a mi
madre. El libro, felizmente, había sido publicado en 1984 en dos poderosos tomos por la Universidad de San Marcos, gracias a los buenos
oficios ante el entonces Rector sanmarquino de un hermano de mi madre,
el doctor César Augusto Días Tassara, quien había sido Decano de la
Facultad de Química y entonces era autoridad universitaria, ya que el
proyecto de publicar el libro con Ignacio Prado Pastor se había frustrado. A mis padres y a mi tía, Gred regaló un ejemplar con la siguiente
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Gred lbscher ( 1906-1996)
dedicatoria: "Para la familia del Solar [Dias], la de mi amigo Fernando,
a la cual considero como mi familia. Con cariño y respeto, Gred lbscher.
13 oct. 84." Al acto sanmarquino en 1985 en homenaje y despedida
a la doctora Ibscher, en el que la Universidad de San Marcos le confirió
el título honorífico de Profesora Emérita de dicha universidad, no pude
asistir, porque no estaba en Lima. Pero fueron mi tía y mis padres,
además de estar presente, por cierto, el doctor Di as Tassara en su condición
de autoridad universitaria. Desde 1979 hasta 1985, año en que regresó
para siempre a Alemania, me llegaron a Europa muchas, muchísimas
cartas de Gred y relatos de viajeros. El más inolvidable es el de una
visita de André Coyné, después de años de no verla. Coyné fue uno
de los primeros amigos que tuvo Gred en Lima. Se conocieron a raíz
de una conferencia sobre el escritor francés Léon Bloy que dictó Coyné
en el antiguo local de la Alliance Fran~aise de Lima, en 1948, recién
llegado Coyné a Lima. El encuentro fue en el departamento enfrente
del templo de las nazarenas. Allí estaban la foto de un templo khmer,
que él le había enviado de regalo desde Camboya, y todos los estantes
de libros que albergaban los libros de Gred y que habían sido un regalo
de Coyné al dejar el Perú en 1956, luego de la muerte de Moro 17 • Lo
hizo pasar, tomar asiento en una de sus sillitas de palo y, luego de
un largo silencio de como diez minutos, le dijo que "Epicuro tenía
la culpa de todo" 1x. Para André Coyné ese encuentro fue casi un
happening surrealista.
Cuando yo estaba por dejar el Perú, ella se desprendió de algo
que amaba muchísimo y me lo regaló: una grabación en LPs de 331/
3 rpm (aún no existían los discos compactos) del Te Deum de Bruckner.
El obsequio era un símbolo y una síntesis de muchas cosas: de su
generosidad, de su amor por el latín, de su fe y su esperanza, de cómo
estas últimas encontraban su expresión estética en una obra cuyas raíces
arrancan en la "melodía infinita" de Wagner, y de la obra de un compositor
que ella amaba particularmente. Ya estando en Alemania, sabiendo que
17
El poeta surrealista César Moro murió quasi inédito en Lima en 1956 y ha sido el
amor de André Coyné quien se ha encargado de "inventar" a Moro, rescatándolo del olvido
y recuperándolo, tanto en castellano como y sobre todo en francés. Actualmente, Coyné,
pionero también entre los estudiosos de Vallejo, está dirigiendo la gran edición de Moro
para la colección "Archivos" de la UNESCO.
18
La transmisión a la posteridad de los apotegmas de Demócrito y su interpretación
por parte de Epicuro y su jardín es uno de los temas centrales de el libro de Gred lbscher.
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Fernando del Solar-Dias
ella soñaba con ver publicado el libro en su tierra natal y en su idioma,
la puse en contacto con uno de mis antiguos profesores de Heidelberg,
Michael von Albrecht, eximio latinista, autor de un Handkommentar
de las Metamorfosis de Ovidio, de referencia obligada 19 • El profesor
von Albrecht acogió el proyecto con generosidad y entusiasmo, pero
le impuso la obligación de sintetizar los dos poderosos volúmenes sanmarquinos en un poco más de ciento cincuenta páginas. Gred lo llegó
a terminar y lo entregó. Al entregarlo, pienso que la vida terminó para
ella. En una de sus últimas cartas me habla de un "grosses Vakuum"
y manda saludos para mi madre, "si es que aún vive" 20 . Al leerla, supe
de inmediato que Gred, como diría un famoso poema de Rückert puesto
en música por Gustav Mahler, otro postwagneriano, "war der Welt
abhanden gekommen": se había "extraviado del mundo". En realidad,
siempre lo estuvo, de alguna manera, ya que éste no era su "mundo".
Su mundo había desaparecido para siempre ya desde su infancia, desde
el estallido de la "Gran Guerra" y la desaparición de la monarquía
danubiana, y rematado y machacado por todos los sucesos del extraño
siglo XX, entendiendo por esto un tiempo que se ha vuelto extraño
a sí mismo, que se ha "extrañado" de sí, que "ha matado" a Dios y
del que ha desaparecido la presencia del espíritu 21 • Lamentablemente,
nunca llegó a ver el libro publicado en alemán y cuando salga de la
imprenta, si es que no ha salido ya, será una obra póstuma.
Creo que mi profesor y amigo el doctor Edgardo Albizu, pensador
y estudioso del pensamiento contemporáneo, fue quien con mayor lucidez resumió en pocas palabras la personalidad que fue Gred Ibscher.
En una carta que me envió desde El Salvador a Europa a finales de
los años setenta o comienzos de los ochenta, mientras "en medio de
las balas florecía la rara rosa de la especulación", me comenta que
en un viaje a Lima ha podido tratar más a la doctora lbscher y que
"ha podido aquilatar lo augusto de su excentricidad". Si por excéntrico
entendemos etimológicamente "lo que está Al margen de ... " (como escribiría Jorge Guillén), entonces podemos decir que no hay definición
19
Publicado por W. de Gruyter de Berlín. Numerosas reediciones.
Mi padre también había fallecido en 1990 y Gred también le escribió una hermosa
carta de pésame a mi madre. Como sabía que mi hermana había fallecido años antes, sola
como estaba en Hamburgo y ya muy desvinculada, supuso que la danza macabra había
continuado en nuestra casa.
21
Heidegger diría que "el Ser se ha ocultado" o "velado".
20
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Gred lbscher (1906-1996)
más justa que la del doctor Albizu_ Marginal del centro de los intereses
del mundo, de sus pompas y de sus vanidades, a Gred lbscher no le
interesaron jamás ni la figuración, ni el poder ni, mucho menos, la
idolatría del dinero. Tampoco publicó jamás con el criterio de "no
perecer" 22 • Si hay una idea de "no perecer" que ella haya podido acariciar, ésa se parece a la de Horacio 23 y ciertamente está en la promesa del Reino de los Cielos. Ella sabía perfectamente que al terminar esta peregrinación terrenal, siempre con Horacio 24 , había que
morir25 para ir al Señor. Por eso pide ella misma en su obituario "que
no la detengan" 26 •
Nunca quedamos satisfechos de estos bocetos, y mucho menos
cuando hemos adoptado la postura de no escribir. Espero que Gred,
desde su Cielo, como diría Juan Ramón, el poeta de Moguer, sea
indulgente y perdone esta falta de pudor.
" "Publish or perish", se dice en los ambientes universitarios norteamericanos.
:o:J
24
"Exegi monumentum aere perennius ... Non omnis moriar."
"Semel ca/canda via /eti''.
" Recordaré además que ella tradujo para el F.C.E. de México Kant y el problema de
la metajlsica de Martin Heidegger; por tanto, conocía muy bien el concepto de "zum TodeSein" ("ser-para-la-muerte") de Heidegger.
"' El epíteto lo eligió ella misma con toda seguridad, tomado del Antiguo Testamento.
391
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