boletín 5338-07 - Libertad y Desarrollo

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BOLETÍN 5338-07
16 de noviembre de 2007
ISSN 0787-0415
I. DESCRIPCIÓN
REFERENCIA
: Deroga el numeral 2º del artículo 16 de la Constitución
Política de la República
INICIATIVA
: Moción de los diputados Sras. Saa y Soto, y Sres. Araya,
Ceroni, Leal y Quintana
COMISIÓN
: De Constitución, Legislación y Justicia
ORIGEN
: Cámara de Diputados
INGRESO
: 13 de septiembre ce 2007
CALIFICACIÓN
: Sin urgencia
ARTICULADO
: Artículo único, que modifica el artículo 16 de la Constitución
Política
OBJETO DE LA INICIATIVA
Permitir el ejercicio del derecho a sufragio a los ciudadanos que estuvieren
acusados por delito que merezca pena aflictiva o por delito terrorista.
CONTENIDO ESPECÍFICO
Artículo único.-
Deróguese el numeral 2º del artículo 16 de la Constitución Política de
la República.
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FUNDAMENTO, SEGÚN LA INICIATIVA
Algunas consideraciones en que se apoya la moción, son las siguientes:
1.-
Que, el derecho a sufragio suele conceptualizarse como “una manifestación de
la voluntad individual que tiene por finalidad concurrir a la formación de la
voluntad colectiva, sea para designar los titulares de determinados cargos
concernientes al gobierno de una comunidad, sea para decidir acerca de
asuntos que interesan a esta”1. En virtud de este concepto de sufragio, es que
se señala con una certeza absoluta, que el derecho de sufragio constituye uno
de los pilares de la estructura política y democrática moderna, y en tal sentido,
es reconocido en nuestra Constitución, como uno de los derechos
fundamentales emanados de la ciudadanía, y por tal razón, es el primero de
los señalados en la enumeración no taxativa del artículo 13 de la misma Carta,
que los señala. Caracterizando, adicionalmente en el artículo 15 de la Carta
Fundamental, el derecho de sufragio como un acto personal, igualitario,
secreto y obligatorio para los ciudadanos. Además de ser directo y universal.
2.-
Que, ahora bien, el derecho de sufragio, como puede desprenderse de lo
antes dicho, emana de la ciudadanía, es entregado por la calidad de
ciudadano. La ciudadanía, por otra parte, se concibe como un status, que no
puede suspenderse (Sesión 74ª, Comisión Ortúzar). Por ello, nuestro
legislador ha optado por establecer la suspensión de alguno de los derechos
que confiere dicha calidad, en determinados casos. Dentro de estos casos,
nos encontramos con lo dispuesto en el artículo 16 de nuestra Constitución,
disposición que establece los casos en que se suspende el derecho de
sufragio.
3.-
Que, no obstante lo anterior, es respecto de la persona acusada (antes
procesada), y la suspensión de su derecho de sufragio en donde surgen las
contradicciones de la norma, y de sus articuladores.
Pues, no podemos desconocer que la suspensión del derecho de sufragio,
constituye una pena, y en tal forma la califica el Código Penal, al señalar en
múltiples disposiciones, que la perdida o suspensión de los derechos políticos,
constituye una pena accesoria. Así, se desprende de, entre otros, los artículos
22, 27 y 28 del Código Penal, y de la propia definición de pena que nos da don
Enrique Cury en su obra de Derecho Penal, al señalar que “… la pena es el
mal consistente en la disminución o privación de ciertos bienes jurídicos…”, a
saber el derecho de sufragio, “… que se impone a quien comete
culpablemente un injusto de aquellos que la ley amenaza expresamente con
ella, para evitar hasta donde sea posible, su proliferación, fortalecer el respeto
por los bienes jurídicos y asegurar así las condiciones elementales de
convivencia, todo ello dentro de los límites que determina la dignidad humana
del afectado”2 .
1
2
MARIO JUSTO LÓPEZ, MANUAL DE DERECHO POLÍTICO BUENOS AIRES, 1973.
Cury Urzúa, Enrique. Derecho Penal, Parte General. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago, 2005.
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Que, establecido el hecho que la suspensión del derecho a sufragio constituye
una pena; y que es una pena objetiva aplicada sin haberse establecido la
culpabilidad del sujeto procesado o acusado, devenida de un acto procesal, la
acusación, y no de un acto jurisdiccional, como es la sentencia, es prístina la
conclusión: la norma del artículo 16, Nº 2º de la Constitución Política de la
República, constituye una violación de la presunción de inocencia, principio
que protege la situación jurídica de inocencia de la persona durante todo el
procedimiento penal, mientras no se produzca prueba concreta capaz de
generar el grado de certeza necesario para establecer la participación criminal
y la culpabilidad, inherentes a una sentencia condenatoria firme, y tácitamente
establecido en el artículo 19 Nº 3, inc. 6º de la Constitución, que dispone que
“La ley no podrá presumir de derecho la responsabilidad penal”,
complementado con en el artículo 4º del Código Procesal Penal, que dispone
que, “Ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto
no fuere condenada por una sentencia firme”, y además, recogido en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.2) y en la Convención
Americana de Derechos Humanos (art. 8.2). Ambos textos, vigentes en Chile y
enarbolados a nivel constitucional3.
II. COMENTARIOS DE LIBERTAD Y DESARROLLO
IMPLICANCIAS CONSTITUCIONALES
1.- Quórum.
La moción incide en el artículo 16 de la Constitución Política, que forma parte
del Capítulo II, el que, por disposición del artículo 127, inciso segundo,
requeriría para su modificación, del quórum de 3/5 de diputados y senadores
en ejercicio.
COMENTARIOS DE MÉRITO
2.- Apreciación
general.
En los fundamentos de la moción se aprecia un aspecto que puede tener
sentido, en cuanto al hecho de que, encontrándose una persona acusada,
pero no condenada, se le atribuyen sin embargo efectos políticos a su
situación procesal penal. Es decir, la situación judicial a que se refiere el Nº 2
del artículo 16 de la Constitución, es una situación transitoria o provisional, que
va a resolverse en una condena o en una absolución o un sobreseimiento.
Y esa situación provisional, produce efectos en los derechos políticos de una
persona.
3 La moción se funda en varias otras consideraciones, que por su extensión, no se reproducen aquí.
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En principio, en el plano estrictamente penal, no se concibe que una acusación
no resuelta por sentencia de término, produzca efectos permanentes; pero
puede producir efectos condicionados al resultado de la acusación, como son
en general, las medidas cautelares, la más grave de las cuales es la privación
de libertad (aunque se aplica solo excepcionalmente). Todo esto tiene sentido
en la medida que se trata de medidas que inciden directamente en el proceso
en el cual se ha formulado acusación.
Pero esa acusación carece de toda relación con el derecho a sufragio del
acusado, por lo cual la objeción que los autores de la moción formulan a la
norma constitucional, resulta consistente con el principio de que mientras la
persona no sea condenada, no se pueden restringir, en general, sus derechos
(y solo excepcionalmente, los que digan relación directa con el proceso penal
que lo afecta).
No obstante, como se va a explicar, existen otras razones para sostener la
validez de la suspensión del sufragio, en relación con los requisitos para optar
a ciertos cargos previstos en la Constitución.
3.- Alcance de la
modificación.
La modificación que se propone no solo se refiere a la suspensión del derecho
de sufragio o ciudadanía activa, sino también a la pasiva, esto es, al derecho a
ser elegido para cargos establecidos en la Constitución Política, la mayoría de
los cuales son de elección popular.
Es así como el artículo 25 exige tener derecho a sufragio para ser elegido
Presidente de la República; los artículos 48 y 50 exigen el mismo requisito
para ser elegido diputado o senador, respectivamente. El artículo 98, inciso
segundo, también exige tener derecho a sufragio para ser nombrado Contralor
General de la República.
Es cierto, como señala la moción, que la calidad de acusado en un juicio por
delito de cierta gravedad, es transitoria y la persona acusada podría en
definitiva ser absuelta de la acusación. No obstante, habría producido el efecto
de impedir el sufragio o la elección de una autoridad, si la elección o el
nombramiento, en su caso, debiera haberse producido mientras la acusación
estaba en trámite de resolución en un tribunal del crimen.
Pero la alegación de que la acusación no debe producir efectos permanentes,
y por lo tanto, como sostiene la moción, no debería impedir el derecho a
sufragio (ni el derecho a ser elegido o nombrado en las funciones antes
indicadas), se contrapone por razones de orden práctico al funcionamiento del
sistema constitucional, razones que impiden estimar recomendable aprobar
esta proposición.
En efecto, ¿qué sucede si una persona acusada por delito terrorista pudiera, si
se aprobara la moción, ser elegida Presidente de la República, y
posteriormente resultara condenada por dicho delito? ¿Habría que anular la
elección?
Como se sabe, conforme al artículo 17, la condena por delito terrorista, o la
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condena a pena aflictiva, o por infracción a la ley sobre tráfico ilegal de
estupefacientes, produce el efecto de privar, en forma definitiva y sin perjuicio
de la rehabilitación, de la calidad de ciudadano. Es decir, una vez ejecutoriada
la condena, se pierde el derecho a votar y a ser elegido, y cualquier otro
derecho derivado de la calidad de ciudadano.
Es así como, si bien la acusación por delito terrorista o por delito que merezca
pena aflictiva, es una situación transitoria, resulta un despropósito permitir la
elección de un Presidente de la República, de un diputado o senador, o el
nombramiento del Contralor General de la República, para posteriormente, si
la sentencia definitiva fuera condenatoria, anular la elección o el nombramiento
y proceder nuevamente a realizar un proceso electoral o el procedimiento para
una nueva nominación.
En síntesis, dadas las consecuencias para la vida institucional del país y el
funcionamiento del sistema democrático, en cuanto depende de las elecciones
o del ejercicio de ciertos poderes constitucionales, no resulta posible aceptar
que una persona acusada por delito que merezca pena aflictiva o por delito
terrorista, pueda postular a ser elegido o nombrado para cargos que no podrá
ejercer si resulta condenado y privado de su calidad de ciudadano.
Situación distinta es que pueda participar en la vida cívica de la Nación como
ciudadano elector, a pesar de que su derecho a sufragio se encuentra también
suspendido por la acusación a que ya se ha hecho referencia.
En efecto, si se le permitiera sufragar y posteriormente resultara condenado
por un delito que lo priva de su calidad de ciudadano, su sufragio, a pesar de
que sería imposible anularlo, no tendría incidencia en el resultado general de
la votación. Ciertamente no sería posible anularlo por la imposibilidad de
conocer el contenido de un voto que por ley es y debe ser secreto; pero
estadísticamente, no se alteraría el resultado de una elección presidencial o
parlamentaria.
En este entendido, la moción no podría prosperar en la forma que viene
propuesta, porque, siendo razonable en cuanto al derecho de sufragio,
generaría graves alteraciones en el funcionamiento electoral si se permitiera
postular como candidato en elecciones presidenciales y parlamentarias, o en
nombramientos para cargos previstos en la Constitución.
En consecuencia, puede sostenerse la procedencia de diferenciar los efectos
de la suspensión del derecho de sufragio en virtud de acusación por delito que
merezca pena aflictiva o por delito terrorista, en el sentido de evitar el ejercicio
de ciudadanía pasiva (derecho de ser elegido), pero permitir el ejercicio de la
ciudadanía activa (derecho de concurrir a manifestar preferencia mediante
sufragio).
Por tal razón, la moción no podría acogerse en la forma que viene propuesta,
sin perjuicio de que fuera reformulada y concordada con las demás
disposiciones constitucionales relativas al sistema electoral y a la elección de
autoridades constitucionales.
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Adicionalmente, se debería prever el caso de quien, habiendo sido acusado
por delito que merezca pena aflictiva, se encontrare privado de libertad. De
acogerse la moción, este acusado-preso tendría derecho a sufragar, lo que
generaría un problema práctico
para llevarlo al lugar de votación o,
eventualmente, poner urnas en las cárceles. Ambas situaciones tendrían
costos y generarían inconvenientes de todo tipo. Siendo así, parece razonable
que el acusado sometido a prisión en forma preventiva debería, por razones
prácticas, quedar privado de derecho a sufragio; lo que requeriría de una
precisión en la reforma constitucional que se propone.
4.- Antecedentes
históricos.
La norma que objetan los autores de la moción es de antigua data, puesto que
por las razones prácticas a que se ha aludido, se encuentra consagrada en la
historia constitucional de Chile, desde 1822 en adelante. La constitución de
ese año, en su artículo 16, Nº 4, suspendía el derecho de sufragio al
procesado criminalmente. En forma similar lo hacía la de 1823, en su artículo
13, Nº 1.
La Constitución de 1833, de larga vigencia, estableció en su artículo 10, Nº 4,
la suspensión del sufragio del reo de delito que merezca pena aflictiva o
infamante, es decir, penas por delitos graves.
La Constitución de 1925 establecía en su artículo 8º, Nº 2, que se suspendía el
ejercicio del derecho a sufragio por hallarse procesado el ciudadano como reo
de delito que merezca pena aflictiva.
La Constitución de 1980 mantiene hasta la fecha el mismo criterio, por las
complicaciones que se generarían si se derogara el Nº 2 del artículo 16 como
se propone, ya que no pueden existir elecciones o nombramientos
provisionales, ni tampoco sufragios sujetos a una especie de validación por
haber favorecido al acusado una posterior sentencia absolutoria, conforme a
los antecedentes históricos anotados.
No obstante, hoy día sería posible separar ambos efectos de la suspensión del
derecho de sufragio, de suerte tal que solo afectara a la capacidad para ser
elegido, pero no para ejercer el derecho de sufragio.
5.- Conclusión.
La moción se fundamenta en una consideración válida, como es el hecho de
que la acusación penal por delito que merece pena aflictiva o por delito
terrorista, es una situación provisoria, pues podría dictarse una sentencia
definitiva absolutoria.
Sin embargo, los problemas prácticos que se derivarían de la posibilidad de
que un acusado por dichos delitos fuera elegido o nombrado, no tendrían una
solución razonable, por lo que parece preferible continuar con la lógica
constitucional que, en este aspecto, se ha mantenido invariablemente a través
de nuestra historia, en el sentido de que el acusado por delitos graves, no
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puede ser elegido, en tanto no se dicte sentencia definitiva a su favor; pero es
posible estudiar una modificación constitucional de alcance más amplio, y
permitir solamente que ejerce el derecho de sufragio, lo que supone reformular
diversos preceptos constitucionales, y no solamente derogar el Nº 2 del
artículo 16, como se ha propuesto.
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