Informe amplio del estado de la aplicación de la resolución 1540 (2004) Documentos de antecedentes preparados por los expertos del Comité 1540 de conformidad con el documento sobre las modalidades para realizar un examen amplio (S/2009/170) Elemento específico e) “La evaluación, cuando corresponda, de los efectos de las medidas de aplicación nacionales sobre los particulares y las normas sobre garantías procesales”* Berhanykun Andemicael, Olivia Bosch, Ana Maria Cerini, Richard Cupitt, lsabella Interlandi, Nicolas Kasprzyk, Petr Litavrin y Senan Muhi. * Este documento de antecedentes fue preparado por el grupo de expertos a petición del Comité 1540. No representa necesariamente las opiniones del Comité. 09-50877 (S) -2- En el presente documento se examina un nuevo aspecto de la aplicación de la resolución 1540 (2004). Tras la aprobación de la resolución, el Comité 1540 establecido en virtud del párrafo 4 de dicha resolución encaminó sus gestiones a sensibilizar a los Estados Miembros respecto de la naturaleza y los requisitos de la resolución. Para 2008 el Comité dejó de concentrarse únicamente en la sensibilización y pasó a ocuparse también de mejorar la aplicación de la resolución por parte de los Estados. La resolución, entre otras cosas, dispone que todos los Estados deben adoptar y aplicar leyes apropiadas y eficaces que impidan que los agentes no estatales puedan tener acceso a armas nucleares, químicas o biológicas, sus sistemas vectores y materiales conexos, cuya proliferación constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. El tema del presente documento de antecedentes se vincula con el uso de la palabra “eficaces” para calificar las leyes y medidas que se han de adoptar y aplicar. Cuando se habla de normas “eficaces” ello abarca también el respeto de las libertades individuales y de las garantías procesales. A pesar de la urgencia e importancia de la acción mundial contra el terrorismo vinculado con las armas de destrucción en masa, dicha acción debiera seguir sustentándose en los principios del derecho internacional y el respeto de las libertades fundamentales y los derechos de la persona. Los Estados, por medio de la resolución 1540, deben, pues, encarar seriamente las cuestiones de seguridad nacional e internacional, teniendo asimismo en cuenta la protección de las libertades fundamentales y el estado de derecho. A. El estado de derecho “Ninguna persona, cualquiera que fuese su rango o condición, podrá ser despojada de su tierra o de sus bienes ni desheredada o ajusticiada, sin que sea llamada a dar razón de sí en debido proceso de ley.” Esta expresión legislativa de la Carta Magna, que data de AD 1354, plasma por escrito el principio de las garantías procesales o debido proceso de ley. La aplicación más importante del “debido proceso” es el principio de nullum crimen nulla poena sine lege, que postula el “imperio de la ley” por oposición al “imperio de la discrecionalidad”. Las leyes se deben formular con suficiente explicitud y precisión detallada de la conducta tipificada como delito a fin de que las personas puedan planificar sus actos y determinar deliberadamente sus valores y conducta. La ambigüedad en la tipificación del delito suscita dudas y crea oportunidades para el abuso de poder, particularmente cuando se trata de probar la responsabilidad penal de las personas y sancionar su conducta con penas que afecten los valores supremos de la vida y la libertad. El principio de la generalidad y la igualdad exige que el derecho se aplique a todos los ciudadanos sin distinción por motivos de raza, religión, riqueza o situación política. El estado de derecho postula asimismo que las leyes post facto no se han de aplicar retroactivamente en detrimento de las personas sin darles una oportunidad equitativa de conocer y predecir sus derechos, la forma de regular su conducta y la reacción del Estado ante la infracción de la ley. La disposición que tipifique un delito puede afectar a un acto cometido con anterioridad solo si el efecto social 09-50877 (S) -3- (periculo sociali) y el criterio del Estado en cuanto a la gravedad del delito se han modificado in meius1. El acusado puede beneficiarse de una sanción leve porque ello responde a una percepción diferente de la conducta por parte de la sociedad. Muchos de los principios derivados del estado de derecho se han incorporado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 19482. B. Garantías procesales • Independencia e imparcialidad de la administración de justicia a fin de garantizar el estado de derecho y la protección eficaz de los derechos y las libertades fundamentales de la persona humana La independencia de la administración de justicia en relación con los poderes legislativo y ejecutivo es indispensable para la preservación del estado de derecho, incluido el respeto de las normas derechos humanos; y todos los poderes e instituciones del Estado tienen una obligación positiva de evitar todo menoscabo de la facultad independiente de decisión que es prerrogativa de la administración de justicia. La imparcialidad de la administración de justicia es un aspecto esencial del derecho a un juicio justo. Ello significa que todos los jueces intervinientes deben actuar de manera objetiva y fundar sus decisiones en los hechos pertinentes y el derecho aplicable, sin prejuicios personales ni ideas preconcebidas respecto del asunto y las personas afectadas y sin favorecer los intereses de ninguna de las partes. La constitución de tribunales militares u otros tribunales de jurisdicción especial plantea muchas veces la preocupación de que se puedan conculcar las garantías procesales. Si bien los tratados internacionales no establecen una distinción expresa entre los tribunales ordinarios y especiales (incluidos los tribunales militares), el Comité de Derechos Humanos aclaró que estos principios se aplican a todos los tribunales y cortes de justicia, sean ordinarios o especializados. Ello significa, por ejemplo, que los tribunales militares u otros tribunales especiales que enjuicien a civiles deben cumplir igualmente la condición de independencia e imparcialidad. Todos los instrumentos de derechos humanos generales, universales y regionales, garantizan el derecho a un juicio justo en cuestiones civiles y penales ante una corte o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por ley. Aunque algunos países tal vez no hayan ratificado estos tratados de derechos humanos o adherido a ellos, esos países no por ello dejan de estar obligados por las normas consuetudinarias del derecho internacional y los principios generales del derecho, entre los cuales figura, según el consenso general, el principio de una __________________ 1 2 09-50877 (S) En latín se habla del principio de favor rei que autoriza la aplicabilidad de la ley a actos anteriores a su sanción cuando ello sea más favorable al acusado. Seguidamente figuran otros instrumentos internacionales pertinentes: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y sus protocolos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. -4- justicia independiente e imparcial. También están, pues, obligados por los principios fundamentales consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos que, en su artículo 10, estatuye que toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal. • Presunción de inocencia Un aspecto esencial del derecho a un juicio justo en lo que hace al respeto de los derechos humanos en el contexto de las medidas para combatir el terrorismo es la presunción de inocencia. A este respecto, el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos reza como sigue: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”, y este principio ha sido consagrado por todos los sistemas, desde el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pasando por el Sistema Interamericano, hasta el sistema de las Naciones Unidas. Aunque el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos no está enumerado en el artículo 4 entre las disposiciones inderogables, el Comité de Derechos Humanos ha llegado a la conclusión de que las normas imperativas de derecho internacional van más allá de lo dispuesto en el artículo 4 y, en consecuencia, que los Estados no pueden valerse del artículo 4 como justificación para infringir el derecho humanitario o las normas imperativas de derecho internacional, por ejemplo, apartándose de los principios fundamentales del juicio justo, incluida la presunción de inocencia. Como norma probatoria, ello significa que el acusado tiene derecho a guardar silencio y a no incriminarse y que esta conducta no se puede interpretar como una admisión de culpa. Esto significa, sin embargo, que la carga de la prueba de que el acusado es “culpable” fuera de toda duda razonable recae en el fiscal, y que cuando el ministerio público no puede probar esa culpabilidad el acusado ha de ser declarado inocente (in dubio pro reo). De ello se sigue también que el fiscal debe informar al acusado de los cargos que se proferirán en su contra, para que éste pueda preparar y presentar debidamente su defensa. • El derecho a la defensa El derecho a la defensa garantiza que el acusado de un delito pueda preparar su defensa en pie de igualdad con el ministerio público. El derecho a la defensa abarca temas diferentes; a continuación se describen los más importantes. Primero, la detención antes del juicio y durante el juicio representa una respuesta legítima a las preocupaciones de la seguridad nacional y constituye un instrumento adecuado para garantizar que los delincuentes comparezcan en justicia y para proteger la prueba. Sin embargo, para proteger el estado de derecho, el derecho a la libertad y la presunción de inocencia, un órgano judicial debe decidir, sin demora, respecto de la licitud de la detención. Además, el derecho de las personas de que se les informe de las razones de su detención constituye una garantía contra la detención preventiva prolongada en ausencia de cargos y también una garantía contra la posibilidad de la detención por sospecha. Las condiciones de la detención han sido objeto de interés tanto en el sistema de las Naciones Unidas como en los sistemas regionales respecto del derecho a no ser sometido a torturas u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y del 09-50877 (S) -5- derecho al respeto de la dignidad de la persona humana, especialmente en un estado de emergencia o terrorismo. A ese respecto, el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dice como sigue: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. El Comité de Derechos Humanos, en su Observación General 20, subrayó la naturaleza inderogable de la norma y, a sabiendas de las dificultades que enfrentan los Estados en la lucha contra el terrorismo, recordó que no se puede invocar ninguna circunstancia excepcional para justificar la tortura. El Comité de Derechos Humanos expresó también preocupación respecto de algunas directrices para llevar a cabo interrogatorios de personas sospechosas de terrorismo a tenor de las cuales se podía usar “presión física moderada”, a fin de obtener información considerada crucial para la protección de la vida y la seguridad internacional. Además, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha reiterado que, conforme al artículo 3, el Estado debe velar por que las condiciones de detención de una persona sean compatibles con el respeto de la dignidad humana. El derecho a la defensa implica también que al acusado se le debe informar prontamente, en un idioma que comprenda y con detalle, de la naturaleza y la causa de la acusación y se debe velar por que quienes no puedan entender o seguir las actuaciones tengan acceso a servicios gratuitos de interpretación y traducción. También se deben suministrar al acusado tiempo y facilidades adecuados para preparar la defensa y se le debe reconocer el derecho al patrocinio jurídico y a ser oído en juicio, tanto antes del juicio como durante el juicio, y a comunicarse, entre otros, con las autoridades consulares cuando se trate de sospechosos extranjeros. Por último, el derecho de apelación, como expresión del juicio justo, responde a la necesidad de limitar la evaluación judicial errónea de las circunstancias del delito, a la posibilidad de reabrir el juicio si sobrevienen otros hechos pertinentes y al objetivo de lograr una justicia sustantiva. La Convención Interamericana contiene un análisis interesante del derecho de apelación, pues a los efectos de una auténtica revisión del fallo exige que el tribunal de alzada tenga la autoridad jurisdiccional, por ley, para entender en la causa. Cuando el tribunal de segunda instancia no cumple los requisitos de ley de ser un tribunal justo, imparcial e independiente, esta fase del juicio no se puede considerar ni legítima ni válida. Además, el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura ha recomendado que los Estados se aseguren de que los condenados por decisión de tribunales militares en causas de terrorismo tengan derecho a que su condena y sentencia sean examinadas por un tribunal superior conforme a derecho. C. Consideraciones El examen preliminar de los informes y de la información adicional comunicada por los Estados al Comité 1540 desde la aprobación de la resolución indica que un gran número de Estados han informado principalmente sobre su régimen jurídico y no se han referido a la forma en que dichas medidas se aplican en la práctica. Hasta ahora ningún Estado ha informado de que haya concedido a los encargados de hacer cumplir la ley facultades especiales o extraordinarias de allanamiento, arresto y detención o haya añadido limitaciones al derecho de patrocinio letrado o al derecho de apelar cuando se determine que ha habido 09-50877 (S) -6- una infracción de disposiciones legales abarcadas por la normativa de la resolución 1540. Se plantean cuestiones cuando las actividades enumeradas en el párrafo 2 de la parte dispositiva de la resolución 1540 se caracterizan por la intención específica de “terrorismo”. La resolución se refiere precisamente en su preámbulo a la amenaza del terrorismo y al riesgo de que agentes no estatales puedan adquirir, desarrollar o emplear armas nucleares, químicas y biológicas y sus sistemas vectores o traficar con ellas y, cosa que aún es más importante, en el párrafo 2 de la parte dispositiva se pide a los Estados que prohíban dichas actividades, en particular “con fines de terrorismo”, y la participación en ellas en cualquier forma. El objetivo de la resolución 1540 es evitar la proliferación de las armas nucleares, químicas y biológicas y sus sistemas vectores e instituir controles sobre los materiales conexos, con independencia de la intención: las palabras “en particular con fines de terrorismo” en el párrafo 2 de la parte dispositiva podrían sugerir una intención terrorista, pero se trata de una causa agravante o intención de carácter secundario frente a la intención “básica” de realizar una actividad de fabricación, desarrollo, etc., que se deben prohibir. Los Estados, no obstante, tienen razones legítimas y apremiantes para adoptar todas las medidas necesarias a fin de prevenir el terrorismo. De acuerdo con el Resumen preparado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “Los actos y estrategias de terrorismo tienen por objeto la destrucción de los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. Desestabilizan a los gobiernos y socavan a la sociedad civil”. La forma en que se realizan las actividades de represión del terrorismo, con todo, puede incidir en las personas y en las garantías procesales. Ello explica por qué, en septiembre de 2002, casi un año después de aprobada la resolución 1373 (2001) del Consejo de Seguridad y de la creación del Comité contra el Terrorismo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos presentó una “Nota al Presidente del Comité contra el Terrorismo: una perspectiva de derechos humanos sobre las medidas contra el terrorismo”, en la que enuncia los principios jurídicos generales que han de orientar a los Estados en la protección de los derechos humanos en el contexto de su acción para erradicar el terrorismo. En mayo de 2006, tras su informe amplio de revisión de diciembre de 2005, el Comité contra el Terrorismo presentó a su Dirección Ejecutiva una orientación normativa sobre derechos humanos en relación con la determinación y la aplicación de medidas eficaces para dar efecto a la resolución 1373 (www.un.org/sc/ctc/rights.html). Desde la perspectiva más amplia de la Asamblea General, en octubre de 2001 se estableció un Grupo asesor sobre las Naciones Unidas y el terrorismo a fin de determinar las consecuencias y dimensiones normativas del terrorismo para las Naciones Unidas y de formular recomendaciones sobre las medidas que estas podrían adoptar para encarar la cuestión. En el informe, presentado por el Secretario General a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad en agosto de 2002 (A/57/273-S/2002/875), se observó que, en todos los casos, la lucha contra el terrorismo ha de respetar las obligaciones internacionales sobre derechos humanos y se formularon recomendaciones, entre ellas las siguientes: • Todas las partes pertinentes del sistema de las Naciones Unidas deberían destacar que los derechos humanos fundamentales deben protegerse en todo 09-50877 (S) -7- momento. La independencia del sistema judicial y la existencia de recursos jurídicos son elementos esenciales para la protección de los derechos humanos fundamentales en todas las situaciones relacionadas con las medidas de lucha contra el terrorismo. • Se debería pedir al Departamento de Información Pública que, en consulta con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, publique un resumen de la jurisprudencia básica de los órganos de derechos humanos internacionales y regionales sobre la protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo. Los gobiernos y las organizaciones de derechos humanos podrían encontrar una aplicación directa de esta compilación en la elaboración de políticas de lucha contra el terrorismo. Aunque el mandato actual no prescribe una concentración en la observancia de los derechos humanos y el estado de derecho en general, el Comité 1540 tal vez podría considerar la conveniencia de invitar a los Estados a comunicar información, cuando corresponda, sobre la forma en que atienden a las cuestiones vinculadas con las garantías procesales en relación con las medidas de aplicación de la resolución 1540 (2004). 09-50877 (S)