Influencia de factores ambientales y desnutrición en

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i
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ
INSTITUTO DE CIENCIAS BIOMÉDICAS
INFLUENCIA DE FACTORES AMBIENTALES Y DESNUTRICIÓN
EN PARASITOSIS INTESTINALES EN PREESCOLARES DE
CENTROS MUNICIPALES DE BIENESTAR INFANTIL EN CIUDAD
JUÁREZ EN 2009.
TESIS REMITIDA A LA CORDINACION DE LA MAESTRÍA EN CIENCIAS DE
LA SALUD PÚBLICA COMO UN REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO
DE:
MAESTRA EN CIENCIAS DE LA SALUD PÚBLICA
PRESENTA:
BERTA ALICIA BORREGO PONCE
Ciudad Juárez, Chihuahua
Agosto del 2010
i
INFLUENCIA DE FACTORES AMBIENTALES Y DESNUTRICIÓN EN
PARASITOSIS INTESTINALES EN PREESCOLARES DE CENTROS
MUNICIPALES DE BIENESTAR INFANTIL EN CIUDAD JUÁREZ EN 2009
TESIS PRESENTADA POR BERTA ALICIA BORREGO PONCE COMO UN
REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE:
MAESTRA EN CIENCIAS DE LA SALUD PÚBLICA
Agosto 2010
Ciudad Juárez Chihuahua
ii
ESTA TESIS FUE REALIZADA BAJO LA DIRECCION DEL DR. ABRAHAM
WALL MEDRANO, APROBADA POR EL CONSEJO PARTICULAR ABAJO
INDICADO Y ACEPTADA COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO
DE:
MAESTRO EN CIENCIAS DE LA SALUD PÚBLICA
Ciudad Juárez, Chihuahua. Mayo de 2010
iii
AGRADECIMIENTOS
Mi agradecimiento a Dios, por haberme permitido llegar a la culminación de mis
estudios de Maestría en Ciencias de la Salud Publica
Mi agradecimiento a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez por el
financiamiento brindado en mis estudios de Maestría y por el apoyo técnico y
profesional para el desarrollo de este trabajo.
Debo agradecer también a CONACYT por haber financiado parte de mi
investigación mediante el Proyecto Fronteras de la Nutrición Infantil: Un
Observatorio sobre alimentación y salud para la comunidad Chihuahuense, del
Fondo Mixto de Fomento a la Investigación Científica
y Tecnológica
CONACYT- Gobierno de Chihuahua.
Mi más Sincero agradecimiento a mis Maestros de la Maestría en Ciencias de la
Salud Publica, a quienes debo el interés por la investigación, en especial al Dr.
Cuauhtemoc Piña Asaaf.
Mi agradecimiento al Dr. Abraham Wall Medrano por su apoyo, consideración y
confianza en mi trabajo de tesis.
Un agradecimiento especial al Dr. Antonio De la Mora Covarrubias por su
orientación, disponibilidad y aprecio mostrado a mi persona.
De manera especial, agradezco al M en C. Alberto Borrego Ponce por su
orientación y dedicación en la parte estadística de este trabajo
Agradezco también a mis compañeros Maestros de la Academia de
Microbiología por sus recomendaciones en este trabajo y su paciencia y
comprensión en la atención a sus necesidades. En especial al Biólogo Juan
López Esparza. un agradecimiento por su apoyo moral y técnico, a la M. en C.
Evangelina Olivas, por su aprecio y paciencia para leer y comentar este trabajo
de Tesis.
iv
DEDICATORIA
A mi familia, por su apoyo, colaboración y comprensión
A mi Madre, un ejemplo de lucha y tenacidad
A mi esposo por su paciencia
A mis hijos que siempre han sido mi inspiración y motivo de
superación
Una dedicatoria especial a mis nietos, Carlitos y Juanito, por su
amor incondicional
v
CURRICULUM VITAE
La autora del presente trabajo nació el 26 de Abril de 1946 en la Ciudad de
Parral, Chihuahua, México
1981 – 1984
Estudios de Licenciatura en el programa de Químico
Bacteriólogo Parasitólogo de la Universidad
Autónoma de Chihuahua, obteniendo el titulo de
Química Bacterióloga Parasitóloga
1976 – 2003
Ejercicio de la Practica Profesional en el Instituto
Mexicano del Seguro Social en Ciudad Juárez, Chih.
1990 – 2003
Jefe de laboratorio de Análisis Clínicos en la Unidad
de Medicina Familiar # 34
2002 – 2010
Profesora en la Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez en la materia de Microbiología
2008 - 2010
Coordinadora de la Academia de Microbiología en el
Instituto de Ciencias Biomédicas de la UACJ
vi
INFLUENCIA DE FACTORES AMBIENTALES Y DESNUTRICIÓN EN
PARASITOSIS INTESTINALES EN PREESCOLARES DE CENTROS
MUNICIPALES DE BIENESTAR INFANTIL EN CIUDAD JUÁREZ EN 2009
Por:
Berta Alicia Borrego Ponce
Maestra en Ciencias de la Salud Pública
Departamento de Ciencias de la Salud
Instituto de Ciencias Biomédicas
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Presidente: M.C. Rosa Manuela Salas Escageda
RESUMEN
El propósito fue evaluar la influencia de diversos factores ambientales y
la presencia de desnutrición, en la ocurrencia de parasitosis en niños adscritos
a centros de bienestar infantil (CBI) en Ciudad Juárez. Se realizo un estudio
transversal, prospectivo, observacional y analítico, en una muestra
probabilística (n=53) de niños ≤5 años. Se calcularon los indicadores de peso
(P/E) y talla para la edad (T/E) e índice de masa corporal [peso (kg)/ Talla2 (m2)]
para la edad (IMC/E), según la OMS. Se colectaron muestras de heces y se
realizo el análisis parasitológico por técnicas de observación directa, flotación y
tinción comunes. Los factores ambientales como la condición de vivienda,
servicios públicos (e.g. drenaje) e higiene personal, así como otros factores
socio demográficos y alimentarios fueron evaluados mediante un cuestionario
validado. Se encontró una prevalencia de parasitismo del 64%. Cryptosporidium
parvum, Giardia lamblia, Cyclospora cayetanensis y Ascaris lumbricoides
estuvieron presentes en 79.4, 23.5, 14.7 y 2.9% de las muestras analizadas. La
talla y peso bajos, emaciación y sobrepeso/obesidad se encontró en 5.7, 1.9,
3.8 y 3.8% de los 53 casos y mas prevalentes en los niños parasitados
(P<0.05). El vivir en un hogar con inseguridad alimentaria, el haber sido
alimentado con formula láctea y la presencia de coliformes en manos y uñas,
pero no las condiciones ambientales del hogar, infraestructura urbana o
escolaridad materna, se asociaron al estar parasitado (P<0.05). Los factores
socioeconómicos y alimentarios más que los ambientales inciden en la
prevalencia de parasitismos en niños de CBI de Ciudad Juárez.
Palabras clave: Parasitosis, Desnutrición, Factores ambientales, Preescolar.
vii
SUMMARY
ROLE OF ENVIROMENTAL FACTORS AND UNDERNUTRITION ON
PARASITIC INFECTIONS IN PREESCHOOL CHILDREN FROM CHILDHOOD
WELFARE CENTERS IN CIUDAD JUAREZ IN 2009
The objective was to evaluate several environmental factors and the
presence of under nutrition on the prevalence of parasitic infections in preschool
children from childhood welfare centers (MWC) in Ciudad Juarez. A crosssectional, prospective, analytic and observational study was carried out in a
probabilistic sample (n=53) of children ≤5 years old. Weight- (W/A) & height(H/A) and body mass index-for-age (IMC/E) were scored according OMS. Stool
samples were collected and screened for parasites by direct observation,
common floating and staining techniques. Environmental factors such as
housing conditions, public services (e.g. drainage) and personal hygiene were
recorded by direct interview using a validated questionnaire. The prevalence of
parasitism was 64%. Cryptosporidium parvum, Giardia lamblia, Cyclospora
cayetanensis y Ascaris lumbricoides were found in 79.4, 23.5, 14.7 y 2.9% of
the samples. Chronic (H/A) & acute (W/A) under nutrition, wasting and
overweight/obesity prevalence were 5.7, 1.9, 3.8 y 3.8%, respectively.
Undernourished children were at higher risk of parasitic infection (P<0.05).
Household food insecurity, milk formula-based lactation, presence of coliforms in
hands & nails but not housing conditions, urban infrastructure or maternal
education were related to parasitic infections (P<0.05). Socioeconomic and
feeding but no environmental factors are related to parasitic infections in
preschool children from these CWC.
Keywords:
Preschool.
patient.
Parasitic
infection,
Under
viii
nutrition,
Environmental
factors,
CONTENIDO
Pagina
RESUMEN………………………………………………………………
vii
SUMMARY……………………………………………………………...
viii
CONTENIDO……………………………………………………………
ix
LISTA DE CUADROS………………………………………………….
xi
LISTA DE APENDICES………………….…………………………...
xii
LISTA DE FIGURAS…………………………………………………..
xiii
LISTA DE ABREVIATURAS………………………………………….
xiv
1. INTRODUCCION……………………………………………………
1
2. REVISION DE LA LITERATURA………………………………….
4
2.1 Morbilidad y mortalidad infantil………………………………
4
2.2 Las parasitosis intestinales como problema de salud
pública…………………………………………………………………
8
2.3 Factores ambientales asociados a las parasitosis……….
11
2.4 Otros factores asociados a las parasitosis intestinales….
17
2.4.1. Condición socioeconómica……………………………
17
2.4.2. Estado nutricio……………………………………………
18
3. MATERIALES Y METODOS………………………..……………..
21
3.1. Área y población de estudio…………………………………
21
3.1.1 Áreas objeto de estudio…………………………………
21
3.1.2 Población en estudio…………………………………….
21
ix
3.1.3 Inicio y duración del trabajo ……………………………
21
3.1.4 Tamaño de la muestra…………………………………..
21
3.1.5 Criterios de inclusión y exclusión……………………
23
3.2 Materiales………………………………………………………...
23
3.3 Métodos………………………………………………………….
25
3.3.1 Diseño del estudio……………………………………….
25
3.3.2 Evaluación parasitologica……………………..……….
26
3.3.3 Factores ambientales y sociodemograficos…………
28
3.3.4 Evaluación del estado nutricio…………………………
29
3.3.5 Anemia……………………………………………………..
29
3.3.6 Descripción y fundamentos del análisis estadístico
31
3.3.7 Consideraciones éticas y de bioseguridad…………
31
4. RESULTADOS Y DISCUSION…………………………………….
32
5. CONCLUSIONES…………………………………………………...
44
6. LITERATURA CITADA……………………………………………..
47
7. APENDICES…………………………………………………………
52
x
LISTA DE CUADROS
CUADRO
PAGINA
1
TINCION
DE
ZIEHL
NIELSEN
MODIFICADA……………………………………………
27
2
FACTORES
ALIMENTARIOS
E
HIGIENE
ASOCIADOS A PARASITISMO………………………
40
3
VIVIENDA Y ESCOLARIDAD DE LA MADRE……….
42
xi
APENDICES
PAGINA
1
PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD EN
MENORES DE 14 AÑOS EN EL ESTADO DE
CHIHUAHUA, 2005……………………………………….
54
2
DIRECCIONES DE LOS CENTROS DE BIENESTAR
INFANTIL
A
FEBRERO
DEL
2009.………………..…….
55
3
CUESTIONARIO APLICADO……………………….......
56
4
CONSENTIMIENTO INFORMADO………..……………
63
5
INSCRIPCION
DEL
PROTOCOLO
DE
INVESTIGACION…………………………………………
64
xii
LISTA DE FIGURAS
FIGURA
PAGINA
1
Mortalidad infantil en México y Chihuahua…………
6
2
Distribución geo espacial de los centros municipales
de bienestar infantil a Febrero del 2009………………
22
3
Centro de bienestar infantil Libertad…………………..
33
4
Prevalencia de parasitosis por sexo…………………
34
5
Frecuencia por tipo de parasito………………….……
35
6
Parásitos encontrados…………………………………..
35
7
Prevalencia de desviaciones en el estado nutricio
por presencia y ausencia de parasitosis…………….
38
Prevalencia de desviaciones en el estado nutricio
por presencia o ausencia de anemia…………………
39
8
xiii
LISTA DE ABREVIATURAS
CBI=
Centro de Bienestar Infantil
CDC=
Centro de Control y Prevención de Enfermedades
CMBI=
Centros Municipales de Bienestar Infantil
IMC=
Índice de Masa Corporal
NCHS=
Centro Nacional de Estadísticas de Salud
IMSS=
Instituto Mexicano del seguro Social
ISSSTE= Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado
SSA
Secretaria de Salud
UACJ=
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
WHO=
Organización Mundial de la Salud
Z-P/E=
Puntaje Z de Peso para la edad
Z-P/T=
Puntaje Z de Peso para la Talla
Z-T/E=
Puntaje Z de Talla para la edad
xiv
1. INTRODUCCION
El flagelo de la pobreza, la inequidad económica, el analfabetismo y la
desnutrición, impiden el normal crecimiento y desarrollo de los niños, y facilitan
el establecimiento de enfermedades perinatales, neumonía, diarrea y
paludismo. En particular, a nivel mundial, cada año se presentan 4,000 millones
de casos de diarrea y 1,8 millones de personas mueren a causa de esa
enfermedad, siendo en un 90% (1.6 millones) niños menores de cinco años.
Cuando los menores sufren episodios repetidos de diarrea quedan en estado de
mayor vulnerabilidad ante la desnutrición y otras enfermedades (Unicef, 2005).
Al igual que otros países en desarrollo, México tiene el problema de las
parasitosis y la desnutrición (Hernández y López, 1993), las cuales están dentro
de las primeras veinte causas de morbilidad y mortalidad infantil (Bobadilla y
Langer, 1990; Hernández et al., 2005). El índice de infestación parasitaria
generalmente guarda relación con las condiciones del medio ambiente y del
hogar, desempeñando un papel fundamental en la transmisión y propagación
de los parásitos (Navone, et al., 2006; Díaz-Cinco, et al., 2003). Por esto, las
parasitosis intestinales y la contaminación fecal representan un importante
problema ambiental para la salud pública, en países en vías de desarrollo como
el nuestro (Al Rumhein et al. 2005).
En el 2002, los costos estimados para las instituciones públicas de salud
en el manejo de un caso de enfermedad diarreica fueron 236.3 millones de
dólares para el ISSTE, 351.6 millones de dólares para el IMSS y 139 millones
de dólares para la SS. Los costos por atención en instituciones del sector
1
privado son mayores y no se tiene un registro del número de casos atendidos.
Sin embargo, los costos pueden oscilar entre 531.9 y 1, 765.4 millones de
dólares para el manejo hospitalario de un caso de enfermedad diarreica en
clínicas privadas por parte de los seguros médicos bancarios y privados,
respectivamente (Chacón y Leal, 2006). También se ha demostrado que las
parasitosis intestinales causan problemas de salud y económicos, que afectan
del 8 al 55 por ciento de las familias. Si tan solo se invirtieran 2 millones de
dólares anuales en la infraestructura de tratamiento y potabilización de agua,
recuperación de caudales, reparación de fugas, capacitación a los servicios
operadores de agua y alcantarillado, entre otros servicios públicos, el ahorro
para el sector salud en términos de reducción de casos de parasitosis hidro
transmisibles, sería seguramente ventajoso.
Determinar los daños a la salud de una población mediante el estudio de
causas de morbilidad y determinantes ambientales de la salud, permite obtener
una visión panorámica e integral de los avances en salud de la población y sirve
para establecer con objetividad los programas que es necesario mantener,
eliminar o implementar para mejorar el estado de salud de la población frente al
riesgo de enfermar o morir. Al tenor de lo anterior, los centros de bienestar
infantil (CBI) han sido una de las estrategias municipales con mayor éxito para
mejorar el cuidado y atención de poblaciones infantiles en alta vulnerabilidad y
marginación social. El primer Centro Municipal de Bienestar Infantil (CBI) en
Ciudad Juárez abrió sus puertas en enero del 2007 en la escuela primaria
“Libertad”. Los CBI son espacios adicionales creados en los terrenos de
2
escuelas en colonias de bajos recursos, y son equipados con computadoras,
centros de entretenimiento infantil y cuartos de televisión, en donde por una
cuota semanal módica las madres trabajadoras pueden dejar a sus hijos de
entre uno y catorce años de edad desde las cinco de la mañana y hasta las
cinco de la tarde. Son precisamente estas iniciativas públicas las más sujetas a
escrutinio público por lo que la evaluación de su funcionamiento, infraestructura
de atención y servicios debe ser continua. Para el caso que nos ocupa, por su
naturaleza, los CBI
son un escenario propicio para la transmisión de
enfermedades y diseminación de agentes infecciosos debido a que los niños y
adolescentes que reciben atención en estos centros vienen de hogares en
extrema pobreza cuyas condiciones ambientales (condiciones de vivienda y de
infraestructura pública) deficientes pueden estar provocando infecciones
parasitarias y trastornos nutricionales. Lo anterior justifica y se constituye como
el objeto central de este estudio. El objetivo principal fue el estudiar los factores
ambientales y la presencia de desnutrición en la prevalencia de parasitosis
intestinal en niños en edad preescolar de los CBI de Ciudad Juárez. De forma
particular se pretendió estudiar la prevalencia de parasitosis y la relación de
esta con la presencia comorbida de desnutrición y otras deviaciones
nutricionales, y con diversos factores ambientales, socio demográficos y
alimentarios.
3
2. REVISIÓN DE LA LITERATURA
2.1 Morbilidad y mortalidad Infantil
Los cambios en la población nacional, la generación de servicios y la
garantía de algunos derechos, han generado una transformación en las causas
de mortalidad en nuestro país. México ha pasado a ser un país con una
morbilidad y mortalidad infectocontagiosa a una generada por enfermedades no
transmisibles y lesiones. Mientras que en 1950 la mitad de los decesos en el
país se concentraba en los menores de cinco años y en los mayores de 65
años, en el 2005 más del 50% de las muertes se produjo en personas de 65
años y más. (Programa Nacional de salud 2007-2012). De acuerdo al Sistema
Nacional de Información en Salud en 2005, 84% de las muertes se debió a
Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT). Por otra parte, en el mundo
así como en México, la mortalidad infantil ha decrecido. Los demógrafos y
sociólogos señalan que la tasa de mortalidad infantil es el índice más revelador
del bienestar social y
del progreso de un país en materia de salud.
La
mortalidad infantil agrupa las defunciones que ocurren en el primer año de vida,
aunque algunos autores extienden este índice hasta los cinco años de vida. La
mortalidad infantil se puede definir como el resultado de dividir el número total
de defunciones de menores de un año ocurridas en determinado periodo por
cada 1000 nacimientos normales (Langer et al, 1990).
4
En México, las enfermedades infecciosas siguen siendo un reto para los
sistemas de salud. Enfermedades como diarreas, infecciones y desnutrición
siguen provocando 15% de los fallecimientos en menores de un año y en
estados del sur de la Republica como en Chiapas, provocan uno de cada cuatro
decesos. En la última década del siglo XX la mortalidad en menores de cinco
años descendió a un ritmo del 20% anual y aunque las muertes en este grupo
de edad continuaron descendiendo, el ritmo con el cual disminuyeron fue
menor. El 96% de los fallecimientos ocurridos después del primer año de vida
se deben a desnutrición e infecciones comunes incluyendo las parasitarias
(SUIVE/DGAE/Secretaría de Salud, 2008). Sobre estas ultimas, 0.5% fueron
causadas por helmintos y amibas.
Otras infecciones como el sarampión, tos ferina y tétanos pasaron de una
tasa global de 1795 muertes por 100,000 nacidos vivos en 1930 a menos de 25
en 1986. Infecciones como la enteritis y otras enfermedades diarreicas se
redujeron en 87% en el periodo de 1930 a 1986, la influenza y neumonía
disminuyeron en un 80%. La mortalidad infantil en México para 1994 se redujo a
30 por cada 1,000 nacidos vivos. En el caso de la tos ferina, tétanos y
sarampión, los factores que intervinieron en la disminución de estas infecciones,
fueron primordialmente la vacunación y en segundo término, mejor condición de
saneamiento y la introducción de antibióticos (De León et al, 2006).
En Chihuahua, la transición epidemiológica que se experimenta en todo
el país, también se ha visto reflejada en la morbilidad y mortalidad de la
población significando un cambio en el patrón de daños a la salud, esto es, las
5
causas de enfermedad y muerte. En el estado de Chihuahua, la tasa de
mortalidad infantil en 1990 fue del 13%, mientras que para el 2006, la tasa de
mortalidad infantil fue de 7%, disminuyo en un 6% (Figura 1).
Figura 1. Mortalidad infantil en México y Chihuahua, 1990-2006 (INEGI, 2010).
En cuanto a las causas de Mortalidad preescolar, se observa que
coexisten las enfermedades infecto-contagiosas con las anomalías congénitas y
accidentes y aparece la desnutrición como una de las primeras veinte causas
de mortalidad preescolar. Tanto en 1990 como en el 2003, la primera causa de
mortalidad fueron los accidentes, las enfermedades Infecciosas intestinales,
ocuparon el segundo y quinto lugar para 1990 y 2003 respectivamente,
mientras que las deficiencias en la nutrición, en 1990 se encontraban como
quinta causa de mortalidad infantil y para el 2003, ocuparon el tercer lugar
(Programa Estatal Salud, 2005-2010).
6
Dos años después, el Sistema Epidemiológico Estadístico de las
Defunciones (SEED, 2005), en el estado de Chihuahua el escenario fué
ligeramente distinto y con un comportamiento muy específico del acuerdo con el
periodo de edad analizado. Mientras que las afecciones en el período perinatal
y las anomalías congénitas representaban el 68.7% de las muertes en menores
de un año, en aquellos entre uno y cuatro años representaban el 63.8%,
distribuidos
entre
casos
de
accidentes,
enfermedades
e
infecciones
parasitarias, deficiencias de la nutrición y anomalías congénitas en orden de
importancia. Es importante señalar que las muertes por trastornos de la
nutrición y por enfermedades e infecciones parasitarias fueron dos veces
mayores en el grupo entre 1 y 4 años que en el grupo de menores de un año
(Apéndice 1).
En el 2007, en el estado de Chihuahua, se ubica como segunda causa
de enfermedad las Infecciones intestinales por otros organismos y las mal
definidas, la amebiasis se ubica en treceavo lugar, la desnutrición leve en 17º
lugar y la helmintiasis en 18º lugar. Este estado, se caracteriza por tener un
gran flujo de migrantes, por su cercanía con los Estados Unidos; una gran parte
de estas personas, se quedan en esta región, en condiciones sanitarias
generalmente deplorables, factor determinante para la prevalencia de
enfermedades diarreicas consideradas como problema de salud pública para el
aparato estatal y federal (SUIVE/DGAE/Secretaría de Salud, 2008). A pesar de
que han disminuido las tasas de mortalidad en la población pediátrica estatal
(menores de 14 años) por enfermedades e infecciones parasitarias, afecciones
7
respiratorias y trastornos de la nutrición relacionados, la mortalidad asociada a
estas en niños entre uno y cuatro años todavía es muy alta (15.1, 9.5 y 7.5%,
respectivamente) y debe ser considerada problema de salud pública (Juárez et
al, 2003).
2.2 Las parasitosis intestinales como problema de salud pública.
La asociación de un microorganismo llamado parásito en un huésped al
cual le inflinge daño, se conoce como Parasitosis. Existen trastornos
parasitarios en el ser humano que se inician a través del contacto con animales
que también sufre de parasitación y son capaces de transmitirla al hombre, lo
cual, se conoce como Zoonosis (Becerril
y Romero,
2006). Para que el
parasitismo tenga lugar deben cumplirse ciertos requisitos en relación con el
parásito y el huésped:
1. La dosis y cantidad del inoculo o toxina
2. Los factores de virulencia. Dentro de la misma especie del parásito
hay cepas que poseen la capacidad de lesionar y otras que no la tienen. La
patogenicidad o capacidad para infligir daño depende de ciertos factores:
•
Moléculas de superficie que le permitan al parásito adherirse a los
tejidos del huésped.
•
Enzimas que degradan los tejidos del huésped
•
Mecanismos moleculares que superan las defensas del cuerpo
humano.
8
•
Rapidez de su reproducción.
•
Secreciones que alteran la fisiología de los tejidos del huésped y
que actúan como toxinas.
•
Espacio físico ocupado y que obstruye el funcionamiento normal
de la persona infectada.
•
De manera mecánica, los movimientos del parásito pueden
lastimar los tejidos del huésped.
•
Competencia de los alimentos que se encuentran en el medio.
3. El Huésped. El parasitismo se desarrolla si el huésped muestra la
suficiente susceptibilidad al parásito.
Las parasitosis intestinales son infecciones producidas por parásitos
cuyo hábitat natural es el aparato digestivo del hombre. Contrariamente a lo que
podamos pensar, todos los protozoos intestinales patógenos tienen una
distribución mundial, al igual que la mayoría de los helmintos, aunque por las
deficientes condiciones higiénico-sanitarias se han asociado siempre a países
tropicales o en vías de desarrollo. Para simplificar la clasificación, podemos
dividirlos en dos grandes grupos: helmintos y protozoarios (Becerril y Romero,
2006). La interacción parásito huésped tiene que ocurrir bajo ciertas
condiciones
y la mayoría de las veces es accidental. La patogenicidad o
virulencia de los parásitos refleja la interacción dinámica entre ellos y el
hospedador y la capacidad de respuesta de sus sistemas defensivos, condición
9
necesaria para la supervivencia parasitaria y el mantenimiento y/o transmisión
de la infección (Lujan, 2006).
Por otra parte, el determinar los daños a la salud de una población
mediante el estudio de las causas de mortalidad pero sobre todo de morbilidad
asociada y los determinantes de salud, permite obtener una visión panorámica
e integral de los avances en salud de la población y sirve para establecer con
objetividad los programas que es necesario mantener, eliminar o implementar
para mejorar el estado de la población frente al riesgo de enfermar o morir.
Sobre este punto, varias organizaciones como la OMS y algunos autores
latinoamericanos
han
venido
documentando
diversos
factores
socio
demográficos, ambientales y alimentarios relacionados con la prevalencia de
parasitosis intestinales en niños:
Según informes de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo se
encuentran infestadas con Áscaris lumbricoides 1.4 billones de personas, con
Uncinaria 1.2 billones y con Trichuris trichuria 1 billón de personas. Además, el
centro colaborador de la OMS en Oxford ha estimado 214 millones de casos de
ascaridiasis, 130 millones de tricuriasis y por lo menos 98 millones de casos de
uncinariasis, los que aportan a la morbilidad y afectan principalmente a la niñez,
generando otros estados patológicos como infecciones crónicas, afecciones del
estado nutricional y por ende el crecimiento, alteraciones de la actividad física
así como en el rendimiento académico de esta población (Berrocal et al, 2006).
En México, el parasitismo intestinal, también sigue siendo un problema
de salud pública, y
está determinado por el acceso de las poblaciones a
10
recursos como la calidad de la vivienda, la educación, el saneamiento,
principalmente agua y alcantarillado, así como a las prácticas de higiene (Torres
et al, 2008). La importancia de las llamadas infecciones parasitarias en México
cobra especial relevancia ya que, a pesar del mejoramiento de las medidas
sanitarias, aun se notifican infecciones causadas por protozoarios y helmintos.
Tal como sucede en otros padecimientos infecciosos, el diagnostico se
fundamenta en encontrar el agente causal. Las enteroparasitosis pueden
transcurrir durante largo tiempo asintomáticas, sin diagnosticar, pero también
pueden llegar a provocar cuadros digestivos, inclusive con severa repercusión
sobre el crecimiento y desarrollo en los niños. Actualmente se está investigando
la incidencia que pueden tener las infecciones parasitarias intestinales sobre el
rendimiento escolar, por ejemplo a través de la irritabilidad y el cansancio que
provocan, con repercusión sobre la capacidad intelectual y la atención
(Rodríguez, et al, 2002). La población principalmente afectada sigue siendo la
infantil, debido a su inmadurez inmunológica y poco desarrollo de hábitos
higiénicos.
La
infestación
parasitaria
puede
ocasionar
diferentes
manifestaciones clínicas, como diarrea de intensidad variable, mala absorción
de nutrientes, pérdida de sangre e intolerancia a azucares y vitaminas y
desnutrición (Schaible y Kaufmann, 2007).
2.3 Factores ambientales asociados a las parasitosis intestinales.
La prevalencia de las parasitosis varía según el riesgo de exposición a
ambientes insalubres, y están asociados a prácticas higiénicas inadecuadas,
11
relacionados con hábitos y costumbres en la preparación de los alimentos que
ingieren los niños, asociado a problemas en la dotación de agua potable y
alcantarillado en poblaciones que viven en condiciones de pobreza, lo que se
traduce en que la prevalencia de parasitosis sea mayor cuando los ingresos
económicos de la familia sean menores (Ávila et al., 2007; Ipek et al., 2007).
En un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
refiere que más del 40% de la morbilidad mundial se origina por factores
ambientales. Las enfermedades prevalentes abarcan una amplia gama, desde
las infecciones respiratorias agudas y las transmitidas por agua, alimentos o
vectores, hasta asma, cáncer, traumatismos, defectos congénitos, trastornos
endocrinos y del neurodesarrollo siendo la población infantil la más vulnerable.
En todo el mundo, el número de años de vida sana perdidos por habitante
debido a factores de riesgo ambientales es aproximadamente cinco veces
mayor entre niños de 0-5 años que en la población en general. Cuatro millones
de niños menores de 5 años mueren cada año, un 98% de ellos viven en países
en vías de desarrollo. El flagelo de la pobreza, la inequidad económica, el
analfabetismo y la desnutrición, impiden el normal crecimiento y desarrollo de
los niños, y facilitan el establecimiento de enfermedades perinatales, neumonía,
diarrea y paludismo.
Las amenazas ambientales más frecuentes se relacionan con agua,
insegura, saneamiento inadecuado de excretas, contaminación del aire,
exposición a productos químicos peligrosos y lesiones no intencionales. Muchos
de estos factores ambientales son modificables. La OMS consideró a la salud
12
ambiental infantil como uno de los principales retos sanitarios del siglo XXI,
luego de celebrar en diciembre de 2002 la Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica. Desde entonces, estimula el
desarrollo de estrategias para abordar, divulgar y resolver los problemas
ambientales a partir de centros especializados. Esta difusión ha dado origen a
un nuevo movimiento en la pediatría, conocido como Pediatría Ambientalista,
destinada a diagnosticar, tratar y prevenir las patologías relacionadas con la
contaminación del medio ambiente (Gil, 2008).
Tomando en cuenta el contexto global, existen factores que condicionan
la infestación por parásitos, estos tienen que ver fundamentalmente con el
estado de saneamiento ambiental en que viven las personas, así como con el
estilo de vida, entre los que se destacan, la inadecuada disposición de excretas,
viviendas con piso de tierra, poco uso de calzado, la inadecuada manipulación
de alimentos, dietas poco balanceadas, la baja escolaridad de los padres, el no
tener costumbre del lavado de manos antes de comer y después de usar el
sanitario, así como una precaria capacidad adquisitiva de estas familias, lo que
se agrava al no tener acceso a los servicios de salud. Además, contribuye el
fenómeno de la migración de la población, la cual generalmente se ubica en
áreas marginadas con servicios de saneamiento ambiental
insuficientes.
(Berrocal et al, 2006).
Existe probada evidencia epidemiológica que soportan estos hechos a
nivel Latinoamericano, Nacional y Estatal. En Venezuela, se realizó un estudio
sobre los factores que promueven la alta frecuencia de parasitosis en áreas
13
rurales y marginales urbanas, tanto en niños escolares como preescolares,
encontrándose que la prevalencia de Áscaris sp. y Trichuria sp (Del Real et al.,
2007). Fué de 65 a 70%. Se evaluaron las condiciones sanitarias de acuerdo a
los parámetros en la escala de Graffar (hacinamiento, disponibilidad de agua
potable, disposición de excretas, disposición de la basura y tenencia de
animales domésticos). Se determinó el nivel de pobreza según el valor de la
cesta alimentaria y cesta de consumo normativo establecidos por el Banco
Central de Venezuela para el año en que se efectuó la evaluación. La situación
de pobreza que acompaña a las parasitosis intestinales también se caracteriza
por deficiencias nutricionales importantes que hacen más susceptibles a re
infecciones (Hagel et al, 2001).
En Bolivia, se llevó a cabo un estudio con la finalidad de mejorar las
condiciones de salud y bienestar de los preescolares; se realizaron estudios
coproparasitológicos y de determinación del estado nutricional en niños durante
los meses de marzo y abril del 2002. Los resultados revelaron la presencia de
parásitos en
un 72.9% de los niños estudiados. El protozoario diagnosticado
con mayor porcentaje de casos fué Entamoeba histolítica, encontrado en el
40% de los niños (224 niños parasitados), en segundo lugar Giardia lamblia con
24% (136 niños parasitados, luego, Entamoeba
coli con el 16% (89 niños
parasitados), e Hymenolepis sp. con el 15% (87 niños parasitados) y Iodameba
butschlii con el 2% (9 niños parasitados). Hay un alto grado de desnutrición en
alumnos de cuarto grado con un índice del 16% seguido por el grupo de quinto
grado con un 13.72%. Se encontró la conveniencia de estudiar otras variables
14
que podrían influir en el mayor o menor porcentaje de parasitismo: tales como
condiciones propias de las unidades educativas (ubicación geográfica,
superficie, hacinamiento) o características de su entorno ambiental (Rodríguez
et al, 2002).
En Argentina, en un estudio realizado en niños en edad preescolar y
escolar, se obtuvieron los siguientes resultados: De 119 niños analizados 76
(63.9%) estuvieron
parasitados,
con las siguientes prevalencias: Giardia
lamblia en el área peri urbana 19.6%, en el área urbana 9.8%; Entamoeba coli
11.8% en el área urbana y 8.6% en el área periurbana; Ascaris lumbricoides
9.8% en el área urbana y 10.9% en el área periurbana; Trichuris trichuria, 9.8 en
el área urbana y 10.9% en el área peri urbana (Zonta et al, 2007).
En Perú, en un estudio de prevalencia de infección por parásitos
intestinales, se cita que estos, a través de diferentes mecanismos, privan al
organismo humano de nutrientes, y que las condiciones ambientales, de
infraestructura y educación, predisponen a un mayor riesgo de infección por
helmintos y protozoarios, lo cual repercute en su estado nutricional. En este
estudio, se encontró una prevalencia de Entamoeba coli del 22.9%; Endolimax
nana, 19.3%; Enterobius vermicularis, 10.4%, y otros parásitos, siendo la
prevalencia de la infección de 54.7%. Mediante análisis multivariado, se mostró
que los helmintos están más relacionados con la presencia de animales
domésticos y que los protozoarios patógenos están más relacionados con la
ausencia de servicios de agua y drenaje (Iannacone et al, 2006).
A nivel nacional, en un estudio transversal realizado en niños entre 6 y 36
15
meses de edad en Durango, se afirmó que la prevalencia de parasitosis varía
según el riesgo de exposición a ambientes insalubres y están asociados a
prácticas higiénicas indeseables, relacionadas con hábitos y costumbres en la
preparación de los alimentos que ingieren los niños, asociado con frecuencia a
problemas en la dotación de agua potable y alcantarillado en poblaciones que
viven en condiciones de pobreza. Se obtuvieron los siguientes resultados:
prevalencia de parasitosis 31.2% predominando la Entamoeba histolytica con
una prevalencia del 79.7% y Giardia lamblia con 20.3%. La frecuencia global
de parasitosis estuvo asociada significativamente con la edad de los niños, el
ingreso económico familiar y la tenencia de refrigerador en
la casa. A un
ingreso <2, 168.50 hubo mayor riesgo de que los niños estuvieran parasitados
(RM = 1.78, CI95%, 1.15-2.77, P<0.05) mientras que el hecho de que la casa
tuviera paredes con material inconveniente, el riesgo fue más del doble (RM =
2.27, CI95%, 0.9-5.73; Ávila et al, 2007).
Por último, en Chihuahua se investigó sobre la presencia de
Cryptosporidium parvum en heces y su asociación con las deficiencias en la
nutrición, estableciéndose que la calidad de la vivienda, la educación y el
saneamiento, especialmente el alcantarillado y el agua potable, así como las
malas prácticas de higiene, contribuyen a la incidencia de
esta parasitosis
(Torres et al., 2008). Para el grupo de 1 a 4 años, en el municipio de Creel se
encontró una tasa de mortalidad por criptosporidiosis de 9.6 y de 11.8 por
deficiencias en la nutrición por cada 10,000 habitantes. En la capital del estado,
la tasa de mortalidad por criptosporidiosis fue de 0.6 y la tasa de mortalidad
16
por desnutrición, fue de 0.7 por cada 10,000 habs. Utilizando los datos del
índice de pobreza en las Jurisdicciones Sanitarias y sobreponiendo los datos
registrados para nutrición con los datos registrados para criptosporidiosis, se
tiene una asociación con el ambiente físico, de donde se infiere que el común
denominador procede del ambiente social: la pobreza y el desamparo de los
niños. Cuando se han comparado niños con infección por criptosporidiosis con
niños sanos, los primeros presentaron diferencias significativas en cuanto a
malnutrición.
En conclusión, las parasitosis intestinales y la contaminación fecal
representan un importante problema de salud pública, y ambiental en los países
en vías de desarrollo. Estas infecciones generalmente son subestimadas por
ser asintomáticas, pero sus efectos pueden contribuir a la morbilidad cuando
están asociadas a la mala nutrición (Navone et al, 2006). Los parásitos
intestinales a través de diferentes mecanismos relacionados con el tipo de
enteropatógeno, privan al organismo humano de nutrientes, pudiendo causar
pérdida del apetito, incremento del metabolismo, mala absorción intestinal por
transito acelerado y reducción de las sales biliares así como lesiones en la
mucosa intestinal (Iannacone et al, 2006).
2.4 Otros factores asociados a parasitosis intestinales
2.4.1 Condición socioeconómica. Un rasgo característico de la sociedad
mexicana a lo largo de su historia, ha sido la gran proporción de población en
17
situación de pobreza. Entre los años 1963 y 2000, el porcentaje más bajo de
mexicanos pobres se registró en 1981, con 48.5% es decir, casi la mitad de la
población. Entre 1963 y 1981 se registró un notable descenso de esta
condición, pero a partir de este ultimo año hasta 1996, el porcentaje fue de
77.3%; para el periodo de 1996 al 2000, comenzó un nuevo descenso, pero
muy lejos del numero alcanzado en 1981 (Cravioto, 2003).
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los
Hogares 2005, 48.9 millones de mexicanos viven en las condiciones de pobreza
patrimonial: La misma fuente señala que hay 25.7 millones de personas en
pobreza de capacidades (insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta
alimentaria, asi como realizar los gastos necesarios en salud, vestido,
transporte, vivienda y educación) y 19.0 millones de mexicanos se encuentran
en situación de pobreza alimentaria, es decir, no cuentan con los ingresos
suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos. De acuerdo al
Programa Mundial de Alimentos (2008), casi 9 millones (16 por ciento) de niñas
y niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica o retardo en talla.
Además de los 9 millones de niños desnutridos, se estima que hay 9 millones
adicionales que están en riesgo de desnutrirse o que en la actualidad presentan
algún grado leve de desnutrición, haciendo un total aproximado de 18 millones
de niñas y niños que necesitan atención inmediata preventiva para evitar un
mayor deterioro en su estado nutricional. De este total, aproximadamente 13
millones tienen menos de 3 años de edad, etapa crucial para intervenir y evitar
daños irreversibles por el resto de sus vidas (Bertrán, 2006; CONEVAL, 2006).
18
2.4.2 Estado nutricio. La desnutrición es un síndrome caracterizado por un
deterioro de la composición corporal producto de un balance energético y/o
proteico negativo. Esto se asocia a cambios fisiológicos, bioquímicos e
inmunitarios. La interacción entre nutrición y la respuesta a la infección es muy
compleja, los alimentos en conjunto y sus componentes en particular, ejercen
un papel importante en
el desarrollo y preservación de la respuesta a la
infección. Las deficiencias marginales, los excesos crónicos o el desequilibrio
entre nutrientes pueden dañar esta respuesta. Las infecciones pueden a su vez
afectar el estado nutricional, por lo que existe una relación reciproca entre la
mala nutrición y la infección (Coromoto et al, 2001; Chávez et al., 2003). Se ha
demostrado que la deficiencia de aminoácidos específicos disminuye la
producción de anticuerpos, y por ende, la respuesta humoral a las infecciones y
la inmunidad mediada por células, la síntesis de proteínas como las del
complemento, la transferrina y el interferón, la producción de neutrófilos,
macrófagos, funciones como la quimiotaxia y fagocitosis también son afectadas.
La
malnutrición
puede
afectar
también
los
mecanismos
de
defensa
inespecíficos, las barreras anatómicas se adelgazan y atrofian, las secreciones
mucosas y las sustancias bactericidas-bacteriostáticas, como la lisozima,
disminuyen. Las carencias nutricionales a las que pueden estar sometidos los
niños afectan las funciones vitales del organismo, así como el crecimiento y
desarrollo, especialmente si las deficiencias nutricionales coexisten con las
infecciones parasitarias. Los parásitos inciden en el estado nutricional al
interferir en la utilización biológica de ciertos nutrientes como las proteínas, el
19
cinc, la vitamina A y el hierro, entre otros. El riesgo de déficit nutricional se
presenta con mayor frecuencia en las edades pediátricas, siendo el bajo peso,
la falta de crecimiento y la anemia algunas de sus principales manifestaciones
(Barón et al., 2007; Del Real et al, 2007).
Observaciones realizadas en niños recuperados del episodio agudo de la
desnutrición crónica avanzada revelan que durante largo tiempo presentan
estatura menor y desarrollo retardado en comparación con niños de la misma
edad y grupo étnico que no han sufrido desnutrición avanzada. Es un hecho
que el deterioro grave del estado nutricional se acompaña de una alteración de
la inmunidad que se traduce en una mayor frecuencia, duración e intensidad de
la morbilidad infecciosa (Hernández y López, 1993). Por otra parte, trabajos
realizados con niños con mala nutrición calórico-proteica, mostraron que la
infección y la mala nutrición están ligadas, la depresión del sistema inmune en
la malnutrición, exacerba el riesgo y la severidad de las infecciones. (Prentice et
al, 2008).
Los intentos para reducir la morbilidad y mortalidad de la infección en el
niño mal alimentado deben encaminarse a entender el sinergismo de la
inmunidad, infección y mala nutrición y la educación para mejorar la utilización
del alimento disponible, eliminación de la pobreza y un mayor acceso a fuentes
de alimentación (Jiménez, 1988). En un estudio realizado por SEDESOL, se
encontró que 34.3% de niños en situación de pobreza alimentaria están
desnutridos, la incidencia de diarreas en menores de 5 años es más elevada
entre los hogares en pobreza que en los no pobres. El porcentaje de diarreas es
20
el doble en los hogares más pobres respecto de los hogares con mejores
condiciones económicas y mejor infraestructura de saneamiento ambiental
(Schaible y Kaufmann, 2007).
3. MATERIALES Y METODOS
3.1 Área y población de estudio
3.1.1 Áreas objeto de estudio. Ciudad Juárez, se encuentra situada en el
Norte del estado de Chihuahua, en la frontera con los Estados Unidos de Norte
América, colinda con los estados de Texas y Nuevo México. Al sur colinda con
el municipio de Ahumada, al este con el municipio de Guadalupe y al oeste con
el municipio de Ascensión. Su ubicación geográfica es, al norte 31º 47’, al sur
31º 07’ de latitud norte, al este 106º 11’ y al oeste 106º 57’ de longitud oeste.
Tiene una altitud de 1120 metros sobre el nivel del mar. Por otro lado, los
centros municipales de bienestar infantil objeto de este estudio se encuentran
localizados en distintas colonias, en su mayoría de estratos socioeconómicos
bajos, cuya localización geográfica se ilustran en la Figura 2 y las direcciones
también se describen en el Apéndice 2.
3.1.2 Población en estudio. Niños en edad preescolar (1-5 años) de Centros
Municipales de Bienestar Infantil
3.1.3 Inicio y duración del trabajo: Marzo a Octubre del 2009.
21
3.1.4 Tamaño de la muestra. Durante Marzo y Abril se levantó el censo
definitivo con el fin de estimar el Universo total de niños entre 1 y 5 años, siendo
un total de 141. En el mes de Mayo se empezaron a recolectar las muestras de
heces para realizar una prueba piloto en los CMBI reportados al momento, por
medio
de
un
muestreo
aleatorio,
utilizando
los
códigos
postales
correspondientes a estos centros (Silman, 1995).
Figura 2. Distribución Geográfica de los Centros Municipales de Bienestar
Infantil (CBI) a Febrero del 2009. Fuente: Dirección General de CBI
22
Con esta submuestra (estudio piloto) se estimó la incidencia teórica de
parasitosis, cuyo valor se integró al cálculo de la muestra total por medio de la
formula que se describe a continuación (Hernández-Sampieri, 2006):
(Ecuación 1)
n = (s²/V²) / [(1 + (s²/V²/N)]
donde: n = tamaño de la muestra, N = Universo, s² = (p) (q), , p= frecuencia del
evento, q= 1-p, V²= Varianza poblacional = error estimación. Entonces, siendo
N= 141, p=22/32=0.687, q=0.313, s² = 0.215 y V²= (0.05)² = 0.0025, entonces
n=53.
3.1.5 Criterios de inclusión y exclusión. Los criterios de inclusión fueron:
niños entre 12 a 59 meses de edad en buen estado de salud aparente, que
hubieran participado en todos las etapas del estudio que se propone y cuyos
padres hubieran firmado la carta de consentimiento informado para participar en
este
estudio.
Se
excluyeron
niños
que
hubieran
sido
tratados
con
antiparasitarios 6 meses antes del examen.
3.2 Materiales
•
•
•
Vaso para
•
Lugol
•
Centrífuga
muestra no estéril
•
Fucsina básica
•
Microscopio
Aplicadores de
•
Etanol
madera
•
Fenol en cristales
•
Papel seda
300 Tubos 13 x
•
Agua destilada
•
Báscula digital
100
•
Verde de
óptico Seizz
(Tanita mod. 682)
•
300 portaobjetos
•
300 cubreobjetos
•
Metanol
portátil (Seca
22 x 22
•
Acido clorhídrico
mod. 208)
Sulfato de Zinc
•
Solución Buffer
•
malaquita
23
•
•
Estadímetro
Hemo cue
•
Solución salina
•
Formaldehido
(sistema portátil
•
Éter
•
Etiquetas
para medir la
•
Gasa
•
Abatelenguas
concentración de
•
Aceite de
hemoglobina)
Inmersión
•
Computadora
•
Impresora
Los reactivos utilizados para el análisis parasitológico se mencionan a
continuación:
3.2.1. Carbol Fucsina Concentrada. La concentración de la fucsina básica
puede variar entre un rango aceptable de 1-3%.
Fucsina Básica
20g
Fenol liquido (w/w en agua destilada)
125ml
Metanol Absoluto
200ml
Agua Destilada
1675ml
Se disuelve la fucsina en el metanol y se agita con un agitador
magnético. Se agrega el fenol con cuidado y se sigue mezclando, y al final se le
adiciona el agua destilada y se agita. La mezcla se hace pasar a través de un
papel filtro y se guarda en un frasco ámbar a temperatura ambiente. Se etiqueta
el frasco con el nombre del reactivo y la fecha de preparación.
3.2.2 Alcohol acido.
Ácido Clorhídrico
60ml
Alcohol Absoluto
1940ml
24
Se agrega cuidadosamente el ácido clorhídrico al Alcohol absoluto y se
mezcla cuidadosamente. Se transfiere a un recipiente adecuado, bien tapado
para evitar la evaporación. Se debe etiquetar el frasco con el nombre del
reactivo y la fecha de preparación.
3.2.3 Verde de Malaquita al 0.4%
Verde de Malaquita
2g
Agua destilada
498ml
Se agrega el Verde de Malaquita al agua destilada. Se agita con la ayuda
de un agitador magnético no se requiere filtrarlo.
3.3 Métodos
3.3.1 Diseño del estudio. El diseño se tipificó como correlacional causal.
(Hernández-Sampieri et al, 2006). Es transversal y prospectivo porque la
medición para cada variable del estudio se realizo por única ocasión y con
instrumentos diseñados ex profeso. Es observacional y analítico al no manipular
ninguna de las variables estudiadas y por buscar encontrar relaciones de
causalidad. La variable dependiente fue la prevalencia de parasitosis intestinal
mientras que las independientes se refieren a factores de riesgos principales y
secundarios (Silman, 1995) que a continuación se denotan y que fueron
colectados bajo la metodología que se describirá posteriormente. Los
principales factores ambientales estudiados (Variables independientes) fueron
los factores de saneamiento e infraestructura urbana y del hogar como la
presencia de agua potable, drenaje, letrinas al aire libre, características de
25
construcción de la vivienda y factores de riesgo nutricional (presencia de
desnutrición). Los factores secundarios de análisis (también independientes)
fueron los socioeconómicos (Escolaridad materna, seguridad alimentaria y
alimentación en el primer año de vida).
3.3.2 Evaluación Parasitológica. En la metodología que a continuación se
describe, se utilizaron
como muestras biológicas, heces, mismas que fueron
colectadas durante los meses de Mayo a Septiembre del 2009. Para la
obtención de la muestra de heces, se elaboró Instructivo en el que se insistió en
el tamaño de la muestra de heces (del tamaño de una nuez), que la muestra no
estuviera contaminada con orina o con otro elemento, y que fuera la muestra
más reciente. Se proporcionaron tres recipientes de plástico con tapa al padre
o tutor de cada participante. A cada recipiente se le colocó una etiqueta con los
datos personales del participante, los datos del CMBI y fecha de recolección de
la muestra. Los estudios de exámenes Coproparasitoscópico se realizaron en
el Laboratorio
# 3 del tercer piso del edificio V Del Instituto de Ciencias
Biomédicas de la UACJ. Las metodologías seleccionadas con este propósito se
denotan a continuación con la finalidad de darle validez y confiabilidad al
estudio, ya que cada uno de estos métodos se complementan entre sí:
3.3.2.1 Observación directa. en microscopio óptico (Seizz No serie: 464549,
Numero
de inventario: 018934) con solución yodo-yodurada (lugol) para la
identificación de cualquier tipo de parásitos.
3.3.2.2 Tinción de Ziehl Nielsen modificada (Botero, 2005). La
tinción de
microorganismos resistentes al acido y al alcohol se empezó a usar en
26
Parasitología cuando hicieron su aparición organismos oportunistas de los
géneros Cryptosporidium, Cyclospora y otros del grupo de los microsporidios.
Los reactivos utilizados se mencionaron en la sección anterior y el método en el
Cuadro 1.
Cuadro 1. Tinción de Ziehl Nielsen Modificada
Hacer frotis de Materia fecal sobre portaobjetos
Poner un gota de materia fecal sobre un lado del portaobjetos
Con la ayuda de otro portaobjetos extender la muestra
Dejar secar la muestra a temperatura ambiente
Agregar metanol por 5 min.
a. Poner el metanol en toda la superficie de la laminilla
b. Pasado el tiempo decantar la muestra y dejar secar a
temperatura ambiente
Ya seca la muestra agregar fuscina básica por 10 min.
c. La fucsina tiene que cubrir toda la superficie de la lamina
d. Pasado el tiempo lavar con agua de la llave
Agregar alcohol ácido por 15 segundos.
e. Lavar con agua de la llave
f. Si el excedente de agua sigue saliendo teñido de rosa agregar
otros 15 segundos de alcohol ácido y repetir este paso hasta que
ya no salga colorante.
g. Agregar verde de malaquita por 3 minutos.
h. Lavar con agua de la llave con cuidado que el chorro de agua no
pegue directo en la muestra (esto en todos los lavados)
Dejar secar la laminilla y observar con el microscopio óptico a un
aumento de 40X
27
3.3.2.3 Método de Faust (Becerril y Romero, 2006). Se utiliza una solución de
sulfato de zinc con una densidad de 1.180ºBé. La técnica consiste en
homogenizar con agua de la llave una pequeña porción de materia fecal:
Posteriormente se centrifuga y se lava una o dos veces, se decanta el líquido
sobrenadante. Se agrega el sulfato de zinc, se homogeniza y se centrifuga.
Se toma el sobrenadante con una asa de alambre. Se agrega una gota de
lugol, se cubre y se observa al microscopio óptico a un aumento de 40X.
3.3.3 Factores ambientales y socio demográficos. Para estudiar la relación
entre la presencia de parasitosis con distintos factores ambientales y
alimentarios familiares, durante los meses de Mayo a Septiembre del 2009 se
aplicó un cuestionario que contiene las mismas preguntas realizadas en el
cuestionario familiar de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT
2006) y adaptados para este estudio (Apéndice 3). Las preguntas
seleccionadas fueron las siguientes: a) Información Socioeconómica. Lugar de
nacimiento de los padres y del hijo, ingreso familiar mensual, % del ingreso
familiar destinado a la alimentación y tiempo de vivir en Ciudad Juárez y
escolaridad de la madre. b) Infraestructura urbana y del hogar. Se evaluaron
condiciones de bienestar en el hogar (drenaje, luz, agua entubada, materiales
de construcción del hogar, número de televisores, etc.). El cuestionario fué
estructurado para ser aplicado por entrevista a profundidad con el padre del
niño. El ingreso familiar se transformó
28
a número de salarios mínimos de
acuerdo con el salario vigente para la zona A de la República Mexicana, al
momento de recoger y realizar las evaluaciones analíticas y antropométricas.
3.3.4
Evaluación del estado nutricio. Siguiendo técnicas estandarizadas
fueron
obtenidas
las mediciones del peso corporal con básculas digitales
(Tanita mod. 682) y la talla con un estadímetro portátil (Seca mod. 208). Una
vez hechas las mediciones, la clasificación del estado nutricional de los
participantes fue realizado en base a los indicadores antropométricos talla
para la edad (T/E), peso para la talla (P/T), peso para la edad (P/E) e índice de
masa corporal [peso (kg)/ Talla2 (m2)] (Ecuación 2) para la edad (IMC/E), según
la Organización Mundial de la Salud (Kucsmarski y Odden, 2000). Para esto se
empleó el paquete estadístico de cálculos antropométricos (EPIINFO 6.0),
basado en las curvas de referencia y crecimiento estándar de niños americanos
desarrollados por el Centro Nacional para Estadísticas en Salud (NCHS, por
sus siglas en ingles) de los Estados Unidos de América y adoptadas por la
Organización Mundial de La Salud (OMS) como patrón internacional. Los
indicadores T/E, P/E. P/T e IMC/E ubicados entre las -1.9 y 1.9 desviaciones
estándar (DE) fueron considerados como normales. El peso bajo, talla baja y la
emaciación fueron definidas por los indicadores P/E, T/E y P/T ≤-2DE, mientras
que el sobrepeso-obesidad fue definido por los indicadores P/T (en menores de
2 años) e IMC/E (en los mayores de 2 años) ≥2 DE.
3.3.5 Anemia. La medición de la concentración de la hemoglobina en sangre
es un test de laboratorio comúnmente usado en instituciones clínicas y de salud
pública para detectar anemia en niños. El CDC ha formulado nuevos criterios
29
de referencia para sus programas de vigilancia de nutrición pediátrica y de la
mujer embarazada. Debido a que la mayor parte de los casos de anemia en
niños se deben a una deficiencia de hierro, el principal propósito de hacer
estudios de tamizado para anemia, es la detección de aquellas personas que
se encuentran en mayor riesgo de deficiencia de hierro. (Criterios del CDC para
la Definición de anemia).
HemoCue es un sistema portátil que permite la
obtención de la concentración de Hb del paciente, utilizando una gota (10 µl) de
sangre capilar, arterial o venosa, en tan solo 15-45 segundos. Mide la
hemoglobina en dos longitudes de onda como azida metahemoglobina, sin
dilución. El método de HemoCue es superior al método ICSH (Comité
Internacional para la Estandarización de Hematología) por corrección de la
turbidez, esto evita lecturas de hemoglobina falsas. La técnica HemoCue está
basada en
la medición óptica cuvet de pequeño volumen (10 µl) y luz
cortacamino (distancia de 0.13 mm entre las paredes paralelas de la ventana
óptica). Los reactivos secos son depositados en el interior de las paredes de la
cavidad cuvet, y la muestra de sangre, entra a la cavidad por la capilaridad,
mezclándose
con los reactivos espontáneamente. La cubeta es colocada
entonces en un HemoCue, el fotómetro, en el cual se mide la absorbancia en
565 nm. El instrumento calcula la concentración de hemoglobina en la muestra
y genera el resultado. La reacción en la cubeta es modificada por la azida
metahemoglobina. Las membranas del eritrocito son desintegradas por
desoxicolato, liberando la hemoglobina. El nitrito de sodio convierte el hierro de
la hemoglobina de ferroso a férrico para formar metahemoglobina, que se
30
combina con azida para formar azida metahemoglobina. La hemoglobina fue
corregida por la altitud de Ciudad Juárez y fue definida a Hb<11.0 g/dl
(ENSANUT, 2006; Lozoff et al., 2006). Las personas que viven en altitudes
mayores de 1000 metros tienen valores de hemoglobina mayores que las
personas que residen al nivel del mar.
3.3.6 Descripción y fundamentos del análisis estadístico. Se utilizaron
medidas descriptivas de tendencia central para la exploración inicial de los
datos a un nivel de confiabilidad del 95%. Para el análisis de las variables
antropométricas así como otras variables continuas con distribución normal, se
determinaron la media y desviación estándar y con fines comparativos entre
grupos de estudio (participantes parasitados y no parasitados) estos se
analizaron por t student a un nivel de significancia del 95% (p<0.05). Las
variables discretas fueron expresadas en frecuencia o porcentaje y fueron
analizadas las diferencias entre grupos (participantes parasitados y no
parasitados) por su ji cuadrada (Hernandez-Sampieri et al., 2006; Silman,
1995). Los análisis estadísticos se realizaron con el programa SPSS – V 15.
3.3.7 Consideraciones éticas y de bioseguridad. En la selección y
levantamiento de información y medidas antropométricas de los participantes se
consideró oportunamente la autorización del protocolo por parte de al menos
uno de los padres y de las autoridades escolares correspondientes (Apéndice
4). El protocolo de investigación fue revisado y aprobado por el Director de
Tesis. Así mismo, el protocolo general del estudio fue inscrito (Apéndice 5) y
revisado por la coordinación de Investigación del Instituto de Ciencias
31
Biomédicas (ICB) de la U.A.C.J. Las muestras de heces fueron recolectadas en
envases
desechables,
transportadas
y
conservadas
a
4°C
hasta
su
procesamiento. Después de realizar las diferentes técnicas, se procedio a
recoger las muestras para su posterior disposicion final.
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los CBI representan un apoyo importante para las madres trabajadoras, y
en especial las del sector maquilador. En Ciudad Juárez existen más de 40,000
niños en edad escolar que requieren de cuidados al salir de las instituciones
educativas, y es por ellos, que el Gobierno Municipal tiene en proyecto abrir 100
CBI durante el trienio 2007-2010.
El 14 de Febrero del 2008 el cuarto CBI abrió sus puertas en la Escuela
Primaria Federal Arnoldo cabada de la O en la col. Gobernadores. (Lared
Noticias.com). Para el 16 de Octubre del 2009, se inauguró el 43avo CBI en
Ciudad Juárez. (@ Juárez Información). Sin embargo, durante los trabajos de la
mesa de Infancia que el Gobierno Federal impulsó como parte del programa
“Todos Somos Juárez” Se espera que en unos dos meses sea anunciada la
resolución por parte del gobierno federal respecto a cuántos de esos nuevos
centros serán factibles realmente. Lo anterior, es un reflejo fiel de la realidad
que viven no solo los CBI de la localidad sino del ambiente de inspección y
regulación en la operatividad de los lugares destinados al cuidado infantil y en
particular de los preescolares producto del sensacionalismo causado por un
32
evento catastrófico ocasionado en un centro de de este tipo en Hermosillo,
Sonora. (El Universal 2009).
El universo de preescolares de los CBI al momento del levantamiento del
censo inicial, estuvo constituido por 141 niños entre 12 y 59 meses. En el
estudio piloto se encontró una frecuencia de parasitosis de 68.7% (22 de los 32
niños analizados). Con estos datos y aplicando la Ecuación 1 (pag 22) se
obtuvo una muestra probabilística de 53 preescolares. Los CBI seleccionados al
azar para reclutar la muestra fueron los siguientes: Ejército de Salvación, Santa
María, ICSA (UACJ) y Libertad. (Figura 3). Así, 31 (58.5%) y 22 (41.5%) de la
muestra fueron mujeres y hombres, respectivamente.
Figura 3. Centro de Bienestar Infantil Libertad. A) Panorámica del CMBI, B) Área de
Juegos, C) Aulas, D) Preparación de alimentos y comedor Infantil
33
Como objetivo principal de este estudio, se analizó la prevalencia de
parasitosis en preescolares que asisten a los CBI de Ciudad Juárez, Chihuahua
y su relación con factores ambientales de infraestructura en el hogar, así como
con una posible desnutrición. La prevalencia de parasitosis (mono +
poliparasitismos) fue de 63.9%, sin diferencia estadística por sexo (P>0.05,
Figura 4).
Figura 4. Prevalencia de parasitismo por sexo
La prevalencia de poliparasitismo fue del 20.6%, mientras que las
frecuencias (Figura 5) por tipo de parasito fueron las siguientes: Se identifico
Cryptosporidium parvum en casi el 80% de las muestras analizadas, seguido
por Giardia lamblia, en un 23.5% Cyclospora cayetanensis en un 14.7% y
Ascaris lumbricoides en un 2.9%. No se encontraron parásitos comensales
como Iodamoeba butschlii, Endolimax nana, Entamoeba coli.
34
Figura 5. Frecuencia por tipo de parasito
La suma de estos valores no da como resultado el 100%, debido a que
algunos de los preescolares parasitados estaban parasitados por más de un
parasito de las especies encontradas. (Figura 6: A-D)
Figura 6. Parásitos encontrados. A) C. parvum, B) G. Lamblia, C) C. Cayetanensis, D) A.
lumbricoides .
35
En los preescolares de Durango estudiados por Ávila et al. (2007) se
encontró una prevalencia del 31.2%, siendo mayormente parasitados por
Entamoeba hystolitica y Giardia lamblia. Rodríguez et al., (2008) reportaron una
prevalencia del 38% de niños en edad preescolar y escolar de Guerrero, siendo
el principal parasito encontrado Blastocystis hominis (23%) y en mucha menor
proporción G. lamblia (0.07%) E. hystolitica/dispar, Hymenolepis nana, Ascaris
lubricoides y Entamoeba coli (<0.05%, c/u). Por su parte, Quihui et al. (2006)
encontró una prevalencia de parasitosis (2 o mas parásitos) en escolares
(8.2±1.4) Sinaloenses y Oaxaqueños del 57%, siendo para este caso los
protozoarios patógenos Giardia duodenalis (24%), H. nana (23%) y los no
patógenos Entamoeba coli (46%) y Endolimax nana (38%), los mas
prevalentes. Ellos mencionaron en su estudio que la prevalencia de helmintiasis
fue mayor en oaxaqueños que en Sinaloenses (P<0.001).
En este estudio el parasito más prevalente fue Cryptosporidium parvum,
parasito reportado como muy prevalente para la región por otros autores
(Torres et al., 2008) y para otros estados del norte (Díaz-Cinco et al., 2003). De
acuerdo a las encuestas aplicadas a los padres de familia, todos afirmaron
tener acceso a agua potable y drenaje, sin embargo, algunos parásitos como el
C. parvum, es resistente a la cloración (Díaz-Cinco et al. 2003), lo que se refleja
en su alta prevalencia, además, este parásito generalmente no presenta
síntomas que evidencien su presencia, aunque en este estudio, hubo un
porcentaje considerable de heces diarreicas y positivas a este parásito,
además, se encontraron restos de alimentos, lo cual, es relacionado
36
la
presencia de este parásito. La transmisión hídrica también puede ser causante
de Giardiasis en la mayoría de los casos, y en las estancias infantiles, la
infección sigue la ruta fecal-bucal directa. Los alimentos se pueden contaminar
por la manipulación de estos y esta parasitosis afecta preferentemente a la
población infantil (Becerril 2006). Por último, de acuerdo con los estudios de
Quihui et al., (2006) y Rodríguez et al., (2008), la presencia de helmintos parece
tener un componente regional (ser del centro-sur del pais), por lo que al
encontrar A. lumbricoides en la muestra aquí analizada, se desprende la
hipótesis de que su presencia podria estar vinculada en alguna forma con el
orígen familiar del preescolar analizado. La comprobación de esta hipótesis
escapa de la metodología planteada e información colectada. Sin embargo, su
baja ocurrencia también pudiese estar relacionada con el amplio uso de
antihelmintos o con el clima seco de nuestra ciudad, ya que el Ascaris
lumbricoides requiere de una fase ambiental para su ciclo infectivo, hecho que
no ocurre con los protozoarios los cuales pueden transmitirse de persona a
persona, lo cual se demuestra en sus diferencias en términos de prevalencia en
este estudio.
Por otra parte, la prevalencia de los distintos trastornos nutricionales en
la muestra (n=53) estuvo por debajo del 10%: talla baja en un 5.7% y bajo peso
en un 1.9%, mientras que la emaciación (P/T<2DE) y el sobrepeso/obesidad
(P/T≥2 DE) estuvo presente en 3.8%
de los participantes, respectivamente
(Figura 7). No se observaron desviaciones nutricionales en los niños no
37
parasitados (n=19) por lo que las prevalencias de todos los trastornos en los
niños parasitados (n=34) eran mayores (p<0.05).
Figura 7. Prevalencia de desviaciones en el estado nutricio por presencia y ausencia
de parasitosis.
Además, con excepción de la prevalencia de bajo peso, todos los
trastornos nutricionales estuvieron por encima o igual al reportado en la
ENSANUT 2006 para la sub muestra urbana del Estado de Chihuahua. Resulta
importante señalar la alta prevalencia de talla alta en la muestra. Todas las
desviaciones nutricionales (sobrepeso/obesidad, emaciación, bajo peso y talla
baja) fueron más prevalentes en los niños parasitados que en los que no lo
estaban (p<0.05). Además, el 17% (n=9) de los preescolares tenían anemia
(Hb<11.0 g/dL), no habiendo diferencias significativas entre el grupo de
parasitados y no parasitados mediante el análisis por Ji cuadrada (p= 0.168).
38
Sin embargo, la distribución de casos con anemia si tenía una interacción con la
presencia de desviaciones nutricionales: La distribución de casos con anemia
(9) versus no anémicos (n=44) si tenía una interacción con la presencia de talla
baja ( Ej: 22% talla baja anemicos vs 2% talla baja no anemicos) . (Figura 8)
Figura 8. Prevalencia de desviaciones en el estado nutricio por presencia de
anemia.
En cuanto al análisis de los factores ambientales y socio demográficos
asociados a la presencia de parasitosis, se encontró lo siguiente: La
probabilidad de no estar parasitado y estar en un hogar seguro fue de 68.4%
mientras que estar parasitado fue de 47.1% (p=0.049, Cuadro 2). Por el
contrario, el estar parasitado se asoció a pertenecer a un hogar con inseguridad
alimentaria moderada-severa con mayor fuerza que el no estar parasitado
(29.4% vs. 15.8%, P= 0.047).
39
Cuadro 2. Factores alimentarios e higiene asociados a parasitismo (IC95%)
Variable
Seguridad Alimentaria
(%):
Segura
Leve
Moderada a severa
Programa Oportunidades
(%)
Lactancia Materna (%):
LMI
LME
LF
Coliformes en manos y
uñas (# preescolares)
Parasitados
No Parasitados
P
47.1
(44.5 – 49.6)
23.5
(21.3 - 25.6)
29.4
(27.0 – 31.7)
14.70
(12.9 – 16.5)
68.4
(63.6 -73.2)
15.8
(12.3 – 19.5)
15.8
(12.0 – 19.5)
15.80
((12.0 – 19.5)
0.049*
64.7
(56.5 – 67.4)
8.8
(3.9 – 10.4)
26.5
(18.9 – 29.0)
10
78.9
(74.7 – 83.1)
10.5
((7.3 – 13.6)
10.5
(7.3 – 13.6)
5
0.127
0.047*
4.801
0.137
1.282
0.028*
0.0028*
De forma complementaria y con el fin de indagar sobre la relación entre la
presencia de parasitosis y la higiene personal de los participantes, se realizó un
análisis microbiológico para búsqueda de coliformes en manos y uñas como
índice de contaminación fecal. Se tomo una muestra al azar de 15 preescolares
de los 53 que integraron el tamaño de la muestra (parasitados y no) al llegar al
Centro de Bienestar Infantil. El resultado fué: 10 niños con resultados positívos
a coliformes y con resultados positívos a parasitosis y 5 niños negativos a
coliformes en manos y uñas y negativos a parasitosis.
En otros países, en un estudio realizado a preescolares,
el estado
nutricional se evaluó a través de mediciones antropométricas, estando el 70%
de estos niños dentro de los parámetros normales presentando además valores
40
de hemoglobina por debajo de los valores normales, en un 20% (Coromoto, A.
et al 2003).
En el estado de Chihuahua, se encontró una tasa de mortalidad
de 11.8 por deficiencias en la nutrición por cada 10,000 habitantes, ambas
determinando que el común denominador a estos eventos, es el ambiente
social, la pobreza y el desamparo. Además, cuando se han comparado niños
con infección por criptosporidiosis con niños sanos, los primeros presentaron
diferencias significativas en cuanto a malnutrición debido probablemente a que
recibieron menos lactancia materna y tuvieron niveles séricos más bajos de
retinol serico lo cuál ha demostrado que incrementa la frecuencia, severidad y
mortalidad por infecciones (Torres et al, 2008). Por ultimo, en este estudio, los
niños que fueron alimentados con leche materna, presentaron menor
prevalencia de parasitosis que aquellos alimentados con formula. El haber
recibido lactancia por medio de sucedáneos de la leche materna durante el
primer semestre de vida, también se asoció significativamente (p=0.028) con el
estar parasitado.
Por ultimo, el nivel de escolaridad de la madre, la pertenencía de la
vivienda o las características estructurales de la misma, no se asociaron a la
presencia o ausencia de infección parasitaria (Cuadro 3). En cuanto a la
urbanización y servicios públicos tales como drenaje, alcantarillado y agua
potable, no hubo diferencia significativa en parasitados y no parasitados ya que
los CMBI incluidos en este estudio pertenecían a colonias con más del 90% de
estos servicios públicos.
41
Cuadro 3. Vivienda y escolaridad de la madre.
Variable
Escolaridad de la Madre
(%)
Menos de 9 años
Más de 9 años
Propiedad de la Vivienda
(%)
Propia y totalmente
pagada
Propia y se está
pagando
Propia e hipotecada
Rentada
Prestada
Recibida prestación
Parasitados
No Parasitados
P
41.20
(38.6 – 43.7)
58.80
(56.3 – 61.3)
26.30
(21.7 – 30.8)
73.70
(69.1 – 78.2)
0.058
14.70
(12.7 – 16.7)
61.76
(58.9 – 64.6)
2.94
(1.96 – 3.91)
8.82
(7.18 – 10.45)
8.82
(7.18 – 10.4)
2.94
(1.96 – 3.91)
10.52
(8.1 – 12.8)
57.90
(54.0 – 61.7)
5.26
(3.53 – 6.98)
15.80
((12.9 – 18.6)
5.26
(3.53 - 6.98)
n.a
0.277
55.88
(53.0 – 58.7)
44.11
(41.2 – 46.9)
68.40
((64.8 – 71.9)
31.60
((28.1 – 35.1)
0.152
85.30
(83.2 – 87.3)
73.68
(70.3 – 77.0)
0.226
0.114
1.542
0.292
0.097
0.213
0.065
Material del Piso (%)
Cemento
Mosaico
0.093
Material Paredes
Ladrillo, tabicón o bloque
Estos hallazgos fueron sorpresivos a la luz de lo reportado por Avila et al.,
(2007) quienes encontraron que el ingreso familiar, el tener refrigerador y la
edad del participante se asociaban con la presencia de parasitosis en forma
global y los de Quihui et al. (2006) quienes a su vez encontraron fuerte
asociación con la presencia de infección parasitaria con el ingreso familiar, el
nivel educativo materno y la defecación en áreas abiertas. Ramírez et al (2009)
también
evaluaron las características socio económicas de los niños
42
parasitados y no parasitados, no encontrándose diferencia significativa en
ninguna de las variables relacionadas con la infraestructura del hogar, pero si
hubo diferencias significativas
respecto a la presencia
de
drenaje, agua
potable y lavado de manos (P = 0 .012). Previendo que si se encontró una
asociación entre la presencia de infección parasitaria con el nivel de inseguridad
alimentaria que sufre la familia pero no con las condiciones de vivienda, esto
podría deberse mas a la adquisición y consumo de alimentos insalubres (sin
poder elucidar si es debida a la alimentación dentro o fuera de los CBI) así
como las practicas de higiene en la preparación de los alimentos mas que a
cuestiones de infraestructura urbana y en el hogar.
Cabe mencionar que la a transmisión de la criptosporidiosis, además de
persona a persona, también ocurre por contaminación de alimentos y
contaminación de fómites y moscas portadoras, pero la principal fuente de
contagio es el agua. La criptosporidiasis es una parasitosis emergente, se ha
notificado en todas partes del mundo, en Centroamérica y Sudamérica existen
prevalencia del 5 y 10%, lo que esta muy por
debajo de la prevalencia
observada en nuestro estudio que es de 79.4%. Larrosa- Haro et al. (2002),
reportaron una prevalencia de Cryptosporidium del 2.8% Esto puede deberse a
que no se emplee una técnica adecuada para el reconocimiento de este
parasito, como lo es la Tinción modificada de Kinyou.
43
5. CONCLUSIONES
Las parasitosis intestinales siguen siendo un problema de salud pública en
nuestro país, con fuertes componentes ambientales. El desarrollo de un país se
refleja en la salud de la población, en especial, en la salud de los niños, en
quienes el nivel socio-económico está estrechamente relacionado con la
prevalencia de infestaciones parasitarias intestinales. Los factores de riesgo a
que estuvieron expuestos los niños con mayor frecuencia fueron el piso de
tierra en el área de juegos, el hacinamiento, la falta de tratamiento del agua de
consumo y la falta de higiene.
En este estudio, realizado en preescolares de
los Centros de Bienestar Infantil hubo una mayor prevalencia de protozoarios
que de helmintos, ya que estos necesitan condiciones de humedad para
desarrollarse y en nuestro caso, tenemos un clima seco. El protozoario que
mostró una mayor prevalencia fue el Cryptosporidium parvum, parasito
emergente que muestra poca sintomatología, pero que compite por la absorción
de nutrientes y en este estudio, en un 80% de preescolares con
Cryptosporidium parvum, presentaron heces diarreicas. En cuanto a la
asociación de parasitosis con factores ambientales de infraestructura del hogar,
a pesar de que se asocian comúnmente con la presencia de parasitosis, en este
estudio no hubo una asociación significativa, seguramente debido a la
implementación de programas como el Programa de Agua Limpia, cuyo
propósito es vigilar y apoyar la correcta y permanente cloración de los sistemas
municipales de suministro de agua para consumo humano, aunado a la
44
promoción de la hidratación oral y la alta cobertura de la vacunación contra el
sarampión, lo que dió por resultado una disminución de la morbilidad por
enfermedades diarreicas, en nuestro caso, en relación a las parasitosis
intestinales.
Pero si hubo asociación significativa en cuanto a factores
antropométricos, la presencia de desviaciones negativas en el estado nutricio
bajo peso, baja talla y emaciación, e incluso sobrepeso, están presentes en los
preescolares parasitados y no se encuentran estos factores en los no
parasitados. Y aun cuando los parasitados y no parasitados tienen condiciones
similares de bienestar, hay mayor seguridad alimentaria en los preescolares no
parasitados que en los parasitados. Sin embargo, lo encontrado, coincide con la
Segunda Encuesta Nacional de Nutrición, la prevalencia de la desnutrición ha
disminuido en México a pesar de los problemas económicos del país y de la
tasa de pobreza, debido principalmente a acciones de aspecto sanitario, entre
los que destacan: La eliminación del sarampión, ya que con frecuencia
aceleraba las formas graves de desnutrición
La disminución de las tasas de enfermedades diarreicas, padecimientos que
deterioran el estado nutricio de los niños. La desparasitación intestinal, que
desde 1993 se realiza dos veces al año. La administración semestral de
vitamina A a niños de 6 a 59 meses. El mejor acceso a los Servicios de salud.
La disminución de la tasa global de fecundidad. La implementación de diversos
programas de apoyo alimentario, sin embargo, la prevalencia de la desnutrición
sigue siendo un grave problema de salud.
45
Es conveniente resaltar que hubo una mayor frecuencia de niños
parasitados que tomaron leche de formula que aquellos que se alimentaron
exclusivamente con leche materna, ya que esta, protege al niño de futuras
infecciones, Un factor que influye en la prevalencia de parasitosis es la falta de
higiene, encontrándose diferencia significativa en niños que mostraron
resultados positivos de coliformes en manos y uñas entre parasitados y no
parasitados.
RECOMENDACIONES:
•
Elaborar programas que fomenten la salud a través de campañas
educativas dirigidas a las Madres de familia y al personal de los CBI que
incluyan talleres infomativos que mencionen los mecanismos de
transmisión
de las parasitosis intestinales, medidas higiénicas
preventivas y una adecuada nutrición.
•
Implementar técnicas de análisis, detección de brotes, estudios
epidemiológicos para evaluar el impacto de las parasitosis.
•
Difundir la prevalencia de Cryptosporidium parvum como causa de
parasitosis.
•
Hervir el agua, ya que el cryptosporidium es resistente a la cloración.
•
Dar a conocer la efectividad de la técnica para la búsqueda de coccidios.
•
Realizar periódicamente un exámen seriado de heces que incluya a
todos los miembros de la familia.
•
Eliminación de moscas, cucarachas, roedores (vectores).
46
•
Por último, seguir realizando estudios sobre los determinantes sociales
de la parasitosis en poblaciones de alta vulnerabilidad como los Centros
de Bienestar Infantil y centros comunitarios de la localidad
6. LITERATURA CITADA
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52
APÉNDICES 53
APÉNDICE 1 Principales causas de mortalidad en menores de 14 años en el Estado de
Chihuahua, 2005
<1 año
1 a 4 5 a 14
Afecciones periodo perinatal
48.0%
Anomalías congénitas
Accidentes
Infecciones respiratorias
Enfermedades e infecciones parasitarias
Deficiencias de la nutrición
Trastornos mentales y del SNC
Enfermedades del sistema digestivo
Enfermedades cardiovasculares
Diabetes mellitas
54
20.7%
8.3%
8.3%
5.9%
2.0%
1.1%
1.0%
0.6%
0.0%
6.5% 4.5%
34.7% 32.7%
9.5% 1.0%
15.1% 6.0%
7.5% 1.5%
2.5% 10.6%
0.5% 0.0%
2.0% 3.0%
0.0% 0.5%
APÉNDICE 2
Direcciones de los Centros de Bienestar Infantil Municipales a Febrero del
2009
ID
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
21
21
CBI
Libertad
Flores magón
Arnoldo Cabada
Camire 2 (Héroes)
CAI
Palo Chino
El Sauzal
Dirección
Ave. Aztecas y Téstales. Col. Azteca
Copilco esq. Quemada. Col. Flores Magón
Borunda y Coahuila s/n. Col. Gobernadores
Bahía de Ballenas 114. Col. Héroes de México
Blvd. Zaragoza 410. Col. Ciudad Moderna
Palo Hueco y Palo seco s/n. Col. Palo Chino
Juárez Porvenir y Lázaro Cárdenas. Col. El
Sauzal
Riveras Del Bravo Rivera de Peñasco y rivera de los Olivos. Col.
Riveras del Bravo Etapa 7
UACJ-ICSA
Heroico Colegio Militar esq. Av. Universidad
UACJ-ICB
Anillo envolvente del Pronaf y Estocolmo
Loma Blanca
Ave del Desierto s/n. Col. Loma Blanca
Granjero
Capulín 7120. Col. El Granjero
Francisco Sarabia Navojoa 305, esq. María Morelos. Col.Francisco
Sarabia
Don Bosco 16 Isla Terranova 5551 esq. Isla Mata. Col. 16 de
Septiembre
Septiembre
Paso del Norte
Margaritas y Sodio. Col. Paso del Norte
Aquiles Serdán
Carlos Amaya 2232 esq. Camino San José. Col.
Tierra y Libertad
Kilómetro 33
Km. 33 Rosillo 6106. Carretera Casas Grandes
Casa
Mi Juan de la Barrera 1763. Col. Melchor Ocampo
Esperanza
Periodista
Matamoros y Mezquita. Col. Periodista
Chaveña
Ulises Irigoyen 1674. Col. Chaveta
CAM
Cártamo y Mateo Torres s/n
55
APÉNDICE 3.
Cuestionario aplicado
56
Cuestionario aplicado-Información Socioeconómica (Continuación)
57
Cuestionario aplicado- Condiciones Ambientales (Continuación)
58
59
Cuestionario aplicado-Determinantes de Salud (Continuación)
60
Cuestionario aplicado-Seguridad Alimentaria (Continuación)
61
Cuestionario aplicado-Registro antropometrico (Continuación)
62
APÉNDICE 4.
Consentimiento informado
63
APÉNDICE 5.
Inscripción del Protocolo en Investigación
64
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