ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA LEGAL Y PSICOLÓGICA ANNE LLIDER GIL BATISTA ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FACULTAD DE POSTGRADOS ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS BOGOTÁ D. C. 2006 ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA LEGAL Y PSICOLÓGICA ANNE LLIDER GIL BATISTA Ensayo de grado para optar al título de Especialista en Derechos Humanos Tutor: KENNETH BURBANO V. Abogado ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FACULTAD DE POSTGRADOS ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS BOGOTÁ D. C. 2006 A mi familia, a mis amigos, y a mis compañeros. iii AGRADECIMIENTOS La autora expresa sus agradecimientos a: Kenneth Burbano V., Abogado y Tutor de éste ensayo por su valiosa orientación, su constante motivación y por sus incalculables enseñanzas. Patricia Delgado, Abogada y compañera, por su entereza, su aliento y confianza. iv CONTENIDO pág INTRODUCCIÓN 1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTUAL DEL TRABAJO INFANTIL 4 1.1. DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS DE LOS NIÑOS, CONVENIOS INTERNACIONALES Y LEGISLACIÓN NACIONAL. 5 1.1.1. Contexto Internacional 6 1.1. 2. Contexto Nacional 16 2. ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA 44 2.1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL TRABAJO INFANTIL 51 2.1.1. Trastornos en el desarrollo físico 56 2.1.2. Trastornos en el desarrollo psíquico y emocional 57 2.1.3. Trastornos en el desarrollo Social 57 2.1.4. Consecuencias económicas 57 2.2. PLANES NACIONALES PARA LA ERRADICACIÓN DEL TRABAJO INFANTIL 58 3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 63 BIBLIOGRAFIA v LISTA DE TABLAS pág Tabla 1. Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. 9 Tabla 2. Clasificación de las peores formas de trabajo Tabla 3. Desarrollo de la Personalidad según freud, Erikson y Piaget 13 30 Tabla 4. Factores de riesgo en el desarrollo 34 Tabla 5. Descripción de Rutter de cuatro mecanismos de protección 35 vi LISTA DE FIGURAS pág Figura 1. Consolidado de acciones 2004 a nivel nacional 60 Figura 2. Consolidado de acciones 2004 a nivel departamental 61 vii ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA LEGAL Y PSICOLÓGICA Anne LLider Gil Batista RESUMEN El objetivo fundamental de éste ensayo consistió en analizar el trabajo infantil en Colombia, desde una perspectiva legal y desde un marco psicológico que busca evaluar los lineamientos legales en términos de las teorías del desarrollo y del proceso evolutivo humano, así como las posibles consecuencias o beneficios en el plano biopsicosocial en los niños y los adolescentes. Se analizó el contenido del Proyecto de Ley 215 de 2005, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos, la normatividad nacional y del Código del Menor Decreto 2737 de 1989. En términos generales, el Proyecto de Ley 215 de 2005 vincula los principales lineamientos de los Convenios relacionados con los derechos de los niños, específicamente los referentes al trabajo infantil ratificados por Colombia, en especial el establecimiento de una edad mínima para el ingreso al trabajo a los 15 años, con el fin de proteger la educación formal de los menores, igualmente, solo autoriza el trabajo para los adolescentes ente los 15 y los 17 años para el desarrollo de actividades relacionadas con la cultura, las artes y el deporte. Dentro de las principales conclusiones se menciona que desde el punto de vista psicológico, el trabajo infantil, afecta negativamente el óptimo desarrollo de los menores, y puede convertirse en un factor de riesgo para la presencia de trastornos y de patologías, como la depresión, trastornos de ansiedad y el estrés. Sin embargo, es necesario, delimitar la definición de trabajo infantil, ya que los avances en éste sentido son muy débiles y no posibilita el apoyo de los menores en ciertas actividades que no afectan su desarrollo sino que por el contrario lo estimulan y potencializan, especialmente en la adolescencia y si podría por el contrario afectar la dinámica social y cultural de algunos grupos como los campesinos. Finalmente, es fundamental, el fortalecimiento de la inversión social del Estado, el de su infraestructura, la disposición de recursos necesarios para establecer adecuados mecanismos de control y seguimiento de ésta problemática, así como la realización de investigaciones y estudios que evalúen las consecuencias, económicas, sociales y culturales de la erradicación del trabajo infantil, desde un punto de vista interdisciplinario. Palabras claves: Derechos Humanos, Trabajo infantil, Derechos del Niño, Convenios Internacionales 2 INTRODUCCIÓN Las estadísticas han demostrado que el trabajo infantil en Colombia sigue siendo preocupante a pesar de los avances legislativos. El trabajo de los menores de edad es un problema complejo y refleja una violencia estructural enquistada en muchas sociedades, latente o patente, que afecta al niño de manera integral. En todo el territorio nacional es notoria la existencia de niños y jóvenes que realizan diferentes actividades con el fin de conseguir un lucro económico, es necesario conocer a profundidad estas situaciones y analizarlas a la luz de las normas vigentes. En éste ensayo se hará un análisis del trabajo infantil en Colombia, desde una perspectiva legal, abordando la protección o violación de los derechos del niño y los mecanismos de protección. Desde un marco psicológico que buscará evaluar los lineamientos legales en términos de las teorías del desarrollo y del proceso evolutivo humano, así como las posibles consecuencias o beneficios a nivel biopsicosocial en los niños y los adolescentes. El objetivo fundamental consiste en estudiar el impacto de la normatividad existente en aquellos trabajos peligrosos o que puedan entorpecer la educación de los niños, que sean nocivos para su salud o para su crecimiento físico, mental, espiritual, moral o social. Se hará un acopio de información, leyes, tratados, acuerdos y diferentes estudios, con el fin de evaluar la situación actual, las consecuencias, beneficios y protección para los menores trabajadores, tomando como referencia el Código de la Infancia y la Adolescencia, Proyecto de Ley 215 de 2005. Se examinará el contenido del Proyecto de Ley 215 de 2005, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos , la normatividad nacional y del Código del Menor vigente, para ver su vinculación con los Convenios referentes a los derechos de los niños, específicamente de trabajo infantil en Colombia. Igualmente, se revisará tanto los contenidos como el alcance del Proyecto de Ley 215 de 2005, desde una visión psicológica e integral del desarrollo de los menores. 3 Lo anterior, pretende determinar el alcance de éste Proyecto de Ley, las obligaciones del Estado, la sociedad y la familia, en lo concerniente al trabajo infantil, proponer posibles alternativas de solución y abogar por la protección de los derechos de los niños para minimizar así la explotación infantil en Colombia. El proyecto consta de dos partes, un marco legal y psicológico y finalmente un capitulo de análisis de la problemática. En primer lugar se realizará una contextualización del tema haciendo un recorrido por la normatividad in ternacional en derechos humanos y la legislación nacional, sobre los derechos de los niños y el trabajo infantil; posteriormente se harán apreciaciones conceptuales desde la psicología sobre el trabajo infantil, teorías del desarrollo, realizando un acerc amiento a la situación actual del problema y a las implicaciones del Proyecto de Ley 215 de 2005. Finalmente, se hacen unas conclusiones y recomendaciones. 4 1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTUAL DEL TRABAJO INFANTIL Colombia es un país latinoamericano con una larga historia de conflictos bipartidistas que han desencadenado una serie de fenómenos sociales afrontando igualmente narcotráfico y conflictos armados que han generando desplazamiento forzado, aumentando los índices de pobreza y desempleo en las ciudades. Es común encontrar a niños trabajando en diferentes actividades con el fin de conseguir un sustento para sobrevivir, son niños y jóvenes que por la necesidad de trabajar no tienen acceso a la educación y a otras actividades inherentes a su edad cronológica. Colombia ha firmado diferentes acuerdos y tratados que obligan al Estado a proteger a la población infantil, en éste capítulo, se realizará un pequeño recorrido histórico en el tema de los Derechos del Niños, revisando los Convenios Internacionales, la Convención sobre los Derechos del Niño, y la normatividad nacional en lo relacionado con el Trabajo infantil. Sobre el trabajo infantil desde una óptica psicológica, igualmente, se expondrán en el documento algunos postulados sobre las principales teorías del desarrollo infantil, así como algunos factores de influencia. Es importante tener en cuenta que durante prolongado tiempo el ser humano ha especulado sobre las disfunciones de la conducta, centrando inicialmente el interés en los adultos. Las primeras referencias a problemas específicos de la infancia datan de principios del siglo diecinueve, a finales de dicho siglo ya se habían hecho algunos intentos de clasificar los trastornos del niño, habiéndose propuesto una serie de causas. El retraso mental recibió mucha atención, aunque también se estudiaron la psicosis, la agresividad y la hiperactividad. Sin embargo, fue a principios del siglo veinte cuando se extendió el estudio sistemático de la infancia y la adolescencia, con o l s trabajos de Stanley May quien comenzó a recopilar datos a través de cuestionarios relativos a miedos, sueños, preferencias, juegos y demás; del mismo modo, el trabajo realizado por Alfred Binet y Theophil Simon, quienes diseñaros unas pruebas que permitieron establecer una norma de edad mediante las cuales podía evaluarse el 5 rendimiento intelectual. En 1905 el Test Binet-Simon se convirtió en la base del desarrollo de los test de inteligencia.1 Otra figura eminente fue Arnold Gesell, quien realizó un registro meticuloso de la conducta física, motora y social de niños pequeños. En síntesis, alrededor de 1920, el estudio del niño comenzó a beneficiarse de una serie de proyectos de investigación longitudinal que evaluaban al niño y al adolescente a medida que iba evolucionando a lo largo de los años. Actualmente, el estudio y el tratamiento de los trastornos de la infancia y de la adolescencia engloba distintas actividades multidisciplinarias, teniendo una influencia especial el interés renovado en la cognición humana, el énfasis dado al contexto social, los avances en las ciencias biológicas y la convergencia evolutiva con el ámbito clínico y médico. 2 1.1. DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS DE LOS NIÑOS, CONVENIOS INTERNACIONALES Y LEGISLACIÓN NACIONAL. Históricamente, el hombre se ha pensado a si mismo en una búsqueda permanente de la razón de su existencia y de su devenir en la historia; en ésta búsqueda desde la edad antigua diferentes pensadores se han preocupado por la noción del ser, cuestionándose a sí mismos, a sus sociedades y comunidades culturales, reconociendo sus facultades como seres pensantes, con deseos y pensamientos propios. Al adentrarnos en el estudio de los derechos humanos, inevitablemente sufrimos un cambio cognitivo y comportamental muy fuerte, es un tema que afecta no solo la manera en que nos percibimos, nuestras creencias, pensamientos y sentimientos, sino que afecta también la manera en que percibimos a los demás seres humanos, a los otros, e igualmente sus creenc ias, pensamientos y sentimientos. Los Derechos Humanos nos cuestionan sobre diferentes aspectos de nuestras vidas, las libertades, la manera en que debemos determinarnos y permitir el desarrollo de los demás, nos llaman a un sentir humano global, a un compartir y 1 Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del adolescente”. Madrid: Prentice Hall, 1997 2 Ibidem 6 reconocer que somos únicos igual que todos los demás seres, nos llaman a formular una filosofía de vida que involucre valores como la solidaridad, la participación y la justicia social enmarcada en la búsqueda permanente de una vida digna. El tema de los derechos humanos hacen una apertura al sentir humano, como ser racional, al ser creador y transformador de sus realidades, capaz de reconocer sus más íntimas necesidades , como protagonista de su propia historia. Los derechos humanos se han constituido como la máxima expresión de las libertades, la autodeterminación y armonía con los demás, en la construcción individual de nuestro colectivo social. La expresión derechos humanos es una de las mas conocidas y usadas dentro de la cultura jurídic a y política en nuestra época, rebosando sus fronteras para constituirse en motivo de estudio, mostrando sensible incremento en su exigencia, pero que a su vez ha revelado la desolación y franco deterioro en su vigencia, no sólo como libertades individuales y garantías públicas, sino como deberes y prestaciones, señalando la urgencia de implementar políticas estatales y gubernamentales para su promoción y defensa. En este contexto, es posible que la sola acepción “derechos humanos” suscite diversos entendimientos, asimilándolos con derechos naturales, garantías, facultades, democracia, y libertad. En este plano, es muy común referirse a aquellos como una disciplina meramente jurídica y por tanto, destinada para su estudio exclusivo desde la perspectiva de la normatividad legal, siendo una disciplina cuya esencia es la persona humana, la exclusiva perspectiva de estos derechos desde lo jurídico agota su contenido mismo, convirtiéndolos en simples y frías normas que únicamente poseen de humano su nombre, es por ello que se analizará el componente jurídico de los derechos humanos y de los derechos de los niños, en el contexto internacional y nacional, a la vez que se realiza un análisis desde una disciplina humana como lo es la psicología. 1.1.1. Contexto Internacional. La dimensión jurídica de los derechos humanos en el campo internacional e interno guardan una necesaria articulación. La Constitución Política de Colombia de 1991 consagró que los instrumentos internacionales de los derechos humanos prevalecen en el orden interno a partir de su ratificación y entrada en vigencia. 7 “Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretan de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia” Artículo 93, Constitución Política de Colombia. La Corte Constitucional, en la C-225 de 1995, estableció que los tratados internacionales en derechos humanos , integran con el resto de la Constitución, un bloque de constitucionalidad y deben, por consiguiente, ser utilizados como parámetros de control de constitucionalidad de las leyes. En el mismo sentido el Artículo 94 plantea: “la enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros que siendo inherentes a la persona humana no figuren expresamente en ellos”. En el Estado colombiano ha adoptado numerosos instrumentos internacionales, entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, registrando importantes avances en materia de ratificación, entre los que se destacan3: v Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las personas con Discapacidad (Ley 762 de 2002). Se depositó el instrumento de ratificación ante la Secretaría General de la OEA el 11 de febrero de 2004. v El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de los Niños relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños en la Pornografía adoptado en Nueva York el 25 de mayo de 2000, que fue aprobado a través de la ley 765 de 2002. Se depositó el instrumento de ratificación el 11 de noviembre de 2003. v Convención sobre la Prohibición o Restricciones del Empleo de ciertas Armas Convencionales que pueden considerarse excesivamente nocivas o de efectos in discriminatorios y sus cuatro Protocolos (Ley 469 de 1999), ratificados el 6 de marzo de 2003. 3 Personería de Santa fe e Bogotá, “Derechos Humanos, Compilación de Normas y Tratados Internacionales Vigentes en Colombia”. Santa fe de Bogotá, 1998 8 v Estatuto de Roma de la Corte penal Internacional (Ley 742 de 2002), ratificado el 5 de agosto de 2002. v Convenio de la OIT No. 138 sobre la Edad Mínima de Admisión en el Empleo (Ley 515 de 1999), ratificado el 2 de febrero de 2001. v Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencias de Minas antipersonales y sobre su destrucción “Convención de Ottawa” (Ley 554 de 2000), ratificada el 6 de septiembre de 2000. v Convención Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores (Ley 470 de 1998), ratificada el 23 de agosto de 2000. v Convención Interamericana sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenamiento y Uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción (Ley 525 de 1999), ratificada el 5 de abril de 2000. v Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (Ley 409 de 1997), ratificada el 2 de diciembre de 1998. v Convención sobre los Derechos del Niño (Ley 12 de 1991), ratificada el 28 de enero de 1991. La Declaración de Ginebra de 1924, en el principio 2, plantea: “el niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad”. Colombia ratificó mediante la Ley 12 de enero de 1991, a l Convención de los Derechos del Niño y como marco internacional supremo sobre la niñez, igualmente suscribió la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, Protección y Desarrollo de Niños y Niñas del Mundo; constituyéndose en un reto la protección de los niños, para evitar que trabajen en condiciones poco recomendables. La erradicación del trabajo infantil ha sido promovida por la Organización Internacional del Trabajo OIT desde 1919, cuando en su primera Conferencia adoptó el Convenio número 5 que prohíbe el empleo de niños y niñas menores de 14 años de edad en establecimientos industriales. En los cincuenta años siguientes se fueron adoptando otros convenios que fijan la edad mínima para trabajar en otros sectores como la agricultura, trabajo marítimo, pesca y trabajo subterráneo. 9 En cuanto a los convenios internacionales del trabajo, Colombia ratificó mediante la Ley 129 de 1931 los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Nos. 5, 6, 7, 15, 16 y 20 que tienen relación con las condiciones de trabajo de los niños, niñas y jóvenes. Posteriormente, en 1962 por la Ley 54 ratificó el número 105 y en 1967 por la ley 23, ratificó el número 29. 4 Tabla 1. Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. 5: 6: 7: 10: 15: 16: 20: 29: 105: Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño CONVENIOS OIT Edad mínima (industria, 1919) Trabajo nocturno menores (industria, 1919) Edad mínima (marítimo, 1920) Edad mínima (agricultura, 1921) Edad mínima (pañoleros – fogoneros, 1921) Examen médico de los menores (marítimo, 1921) Trabajo nocturno (panaderías, 1925) Trabajo forzoso (1930) Abolición del trabajo forzoso (1957) * Tomado de Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, 1998 De acuerdo con el artículo 19.1., de la Convención sobre los Derechos del Niño, “…los Estados Partes adoptarán medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”. El artículo 32. 1 de la Convención que se refiere específicamente al trabajo infantil, puede servir para generar indicadores útiles, vinculándolos al bienestar y el desarrollo de la niñez. Establece lo siguiente: “los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual , moral o social.” Artículo 32. 2. “Los Estados Partes adoptarán medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para garantizar la aplicación del presente articulo. Con ese propósito y teniendo en cuenta las disposiciones pertinentes de otros instrumentos internacionales, los Estados Partes, en 4 Oficina Regional de la OIT para América latina y el Caribe, “Trabajo infantil en los países Andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.1998 10 particular: a) Fijaran una edad o edades mínimas para trabajar; b) Dispondrán la reglamentación apropiada de los horarios y condiciones de trabajo; c) Estipularán las penalidades u otras sanciones apropiadas para asegurar la aplicación efectiva del presente artículo. La Convención propende por la protección de los menores como sujetos en proceso de crecimiento y desarrollo, con relación a esto, Feldman R. (1995), menciona que los cambios físicos que se producen conforme al desarrollo de los niños no son solamente una cuestión de aumento de tamaño; la relación entre las tallas de las distintas partes del cuerpo cambia drásticamente según aumenta la edad de los niños, al mismo tiempo que los niños crecen físicamente, perceptualmente, y socialmente. La naturaleza del desarrollo social temprano de un niño fundamenta las relaciones sociales que perdurarán toda la vida. Por lo tanto, es de suma importancia, proteger al niño contra cualquier forma de explotación o situaciones que puedan afectar su crecimiento integral, en este sentido, la Convención se fundamente en el proceso evolutivo del niño, partiendo de la premisa de crear ambientes más saludables para su bienestar. Al observar a un niño en edad preescolar que va corriendo a reunirse con un amigo del vecindario para jugar, se advierte el gusto que obtiene al estar con sus compañeros. Este tipo de amistades son de suma importancia para su desarrollo social (Lewis y Feinman, 1991, citados por Feldman, 1995). Según el psicólogo Willard Hartup, es necesario para los menores tener experiencia tanto en relaciones “verticales” (con personas de mayor conocimiento y poder social, como son los padres) como con relaciones “horizontales” (con individuos con el mismo grado de conocimiento y poder social); por ello la legislación en cuanto al establecimiento de edades mínimas para el ingreso al trabajo así como las condiciones del mismo, deben buscar entre otras cosas permitirle a los menores vivir las experiencias necesarias para su adecuado desarrollo social y afectivo. El Artículo 34 de la Convención sobre los Derechos del Niño, compromete a los Estados Partes a proteger al niño contra todas las formas de explotación y abusos sexuales, incluyendo cualquier actividad sexual, prostitución u otras prácticas sexuales ilegales y la explotación del niño en espectáculos o materiales pornográficos; y el artículo 36 amplía la protección contra todas las demás formas de explotación que sean perjudiciales para cualquier aspecto del bienestar del niño. Por otra parte, el Convenio No. 138 sobre la edad mínima de trabajo, ratificado por Colombia el 2 de febrero de 2001, compromete a los miembros a seguir una política nacional que asegure la abolición efectiva del trabajo de los niños y eleve 11 progresivamente la edad mínima de admis ión al empleo o al trabajo a un nivel que haga posible el más completo desarrollo físico y metal de los menores. Los miembros que lo ratifiquen, deberán especificar en una declaración anexa la edad mínima de admisión al empleo, y ésta no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar, o en todo caso, a quince años; de igual forma, el Convenio especifica que la edad mínima de admisión a todo tipo de empleo o trabajo que por su naturaleza o las condiciones en que se realice pueda resultar peligroso para la salud, la seguridad o la moralidad de los menores no deberá ser inferior a dieciocho años. Las disposiciones del Convenio No.138, compromete a las partes, a aplicarlo como mínimo a: minas y canteras; industrias manufactureras; construcción; servicios de electricidad; gas y agua, saneamiento; transportes, almacenamiento y comunicaciones y plantaciones y otras explotaciones agrícolas que produzca principalmente con destino al comercio, con exclusión de las empresas familiares o de pequeñas dimensiones que produzcan para el mercado local y que no empleen regularmente trabajadores asalariados. En el Artículo 6, el Convenio No. 138 especifica que éste no se aplicará al trabajo efectuado por los niños o los menores en las escuelas de enseñanza general, profesional o técnica o en otras instituciones de formación ni al trabajo efectuado por personas de por lo menos catorce años de edad en las empresas, siempre que dicho trabajo se lleve a cabo según las condiciones prescritas por la autoridad competente, previa consulta con las organizaciones interesadas de empleadores y de trabajadores, cuando tales organizaciones existan y sea parte integrante de: a) un curso de enseñanza o formación del que sea primordialmente responsable una escuela o institución de formación; b) un programa de formación que se desarrolle entera o fundamentalmente en una empresa y que haya sido aprobado por la autoridad competente; o c) un programa de orientación, destinado a facilitar la elección de una ocupación o de un tipo de formación. De acuerdo con el Convenio No. 138, la legislación nacional, podrá permitir el empleo o el trabajo de personas de trece a quince años de edad en trabajos ligeros que no perjudiquen su salud o desarrollo, su asistencia a la escuela o su participación en programas de orientación de formación profesional. 12 Dentro de la normatividad internacional en el tema de trabajo infantil, encontramos en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento (1998) el compromiso de los Estados con la abolición efectiva del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo OIT ha definido el concepto de Peores formas de trabajo infantil, para denominar a aquellas actividades que esclavizan al niño o niña, lo(a) separan de su familia, lo(a) exponen a graves peligros y enfermedades, o lo(a) dejan abandonado(a) en las calles de las grandes ciudades. Las peores formas de trabajo infantil son las más lesivas para los niños y las niñas que se ven sometidos a ellas, y por tanto son altamente violatorias de sus derechos, por lo cual su eliminación ha sido elevada a la condición de prioridad internacional por el convenio número 182 de 1999 de la OIT, que Colombia ha ratificado mediante la Ley 704 de 2001. Las cuales abarca: a) todas las formas de esclavitud o las práctica análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso o obligatorio, incluso el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes, y d) el trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños. 13 Tabla 2. Clasificación de las peores formas de trabajo Categorías TRABAJOS ILÍCITOS Tipos EXPLOTACIÓN SEXUAL COMERCIAL Actividades - Inducción, constreñimiento o estímulo a la prostitución - Pornografía - Turismo sexual - Trata para explotación sexual ACTIVIDADES ILEGALES Y ASOCIADAS A LA ESCLAVITUD - Producción y tráfico de estupefacientes. - Utilización por delincuentes. - Ventas para servidumbre - Reclutamiento forzoso para conflictos armados TRABAJOS PELIGROSOS TRABAJOS PELIGROSOS - Minería, trabajo bajo agua, POR SU NATURALEZA en calle - En alturas peligrosas, es espacios cerrados. - Con maquinaria y equipos peligrosos. - Transporte manual de cargas - Medios insalubres (químicos, ruidos, etc.) TRABAJOS PELIGROSOS Trabajo doméstico en POR SUS CONDICIONES hogares de terceros. - Jornadas de más de ocho horas. - Horario nocturno. - Sin medidas de higiene y de seguridad industrial - Que impidan la asistencia a la escuela * OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006, Bogotá: , 2003. Los Estados partes deberán elaborar y poner en práctica programas de acción para eliminar, como medida prioritaria, las peores formas de trabajo infantil, adoptando, teniendo en cuenta la importancia de la educación, medidas efectivas con el fin de: a) impedir la ocupación de niños en las peores formas de trabajo infantil; b) prestar la asistencia directa necesaria y adecuada para librar a los niños de las peores formas de trabajo infantil y asegurar su rehabilitación e inserción social; 14 c) asegurar a todos los niños que hayan sido librados de las peores formas de trabajo infantil el acceso a la enseñanza básica gratuita y, cuando sea posible y adecuado, a la formación profesional; d) identificar a los niños que están particularmente expuestos a riesgos y entrar en contacto directo con ellos, y e) tener en cuenta la situación particular de las niñas. De acuerdo con la R1905 (Recomendación sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999) los programas de acción mencionados en el artículo 6 del Convenio 182 deberían elaborarse y ponerse en práctica con carácter de urgencia, en consulta con las instituciones gubernamentales competentes y las organizaciones de empleadores y de trabajadores, tomando en consideración las opiniones de los niños directamente afectados por las peores formas de trabajo infantil, de sus familias y, cuando proceda, de otros grupos interesados en la consecución de los fines del Convenio y de la presente Recomendación. Los objetivos de dichos programas deberían ser, entre otros: a) identificar y denunciar las peores formas de trabajo infantil; b) impedir la ocupación de niños en las peores formas de trabajo infantil o librarlos de ellas, protegerlos contra las represalias y garantizar su rehabilitación e inserción social con medidas que permitan atender a sus necesidades educativas, físicas y psicológicas; c) prestar especial atención: i) a los niños más pequeños; ii) a las niñas; iii) al problema del trabajo oculto, en el que las niñas están particularmente expuestas a riesgos, y iv) a otros grupos de niños que sean particularmente vulnerables o tengan necesidades específicas; d) identificar las comunidades en que haya niños particularmente expuestos a riesgos, y entrar en contacto directo y trabajar con ellas, y e) informar, sensibilizar y movilizar a la opinión pública y a los grupos interesados, incluidos los niños y sus familiares. Al determinar y localizar dónde se practican los tipos de trabajo a que se refiere el artículo 3, d) del Convenio, debería tomarse en consideración, entre otras cosas: 5 Ver Web: www.oit.org 15 a) los trabajos en que el niño queda expuesto a abusos de orden físico, psicológico o sexual; b) los trabajos que se realizan bajo tierra, bajo el agua, en alturas peligrosas o en espacios cerrados; c) los trabajos que se realizan con maquinaria, equipos y herramientas peligrosos, o que conllevan la manipulación o el transporte manual de cargas pesadas; d) los trabajos realizados en un medio insalubre en el que los niños estén expuestos, por ejemplo, a sustancias, agentes o procesos peligrosos, o bien a temperaturas o niveles de ruido o de vibraciones que sean perjudiciales para la salud, y e) los trabajos que implican condiciones especialmente difíciles, como los horarios prolongados o nocturnos, o los trabajos que retienen injustificadamente al niño en los locales del empleador. Igualmente, la Recomendación 190 menciona que se deberían recopilar y mantener actualizados datos estadísticos e información detallada sobre la naturaleza y el alcance del trabajo infantil, de modo que sirvan de base para determinar las prioridades de la acción nacional dirigida a la abolición del trabajo infantil, y en particular a la prohibición y la eliminación de sus peores formas con carácter de urgencia. Por otra parte, la Recomendación sobre la edad mínima del empleo, R146, para lograr el éxito de la política nacional a que alude el artículo 1 del Convenio sobre la edad mínima, 1973, las políticas y los planes nacionales de desarrollo deberían atribuir elevada prioridad a la previsión de las necesidades de los menores y a la satisfacción de dichas necesidades, así como a la extensión progresiva y coordinada de las diversas medidas necesarias para asegurar a los menores las mejores condiciones para su desarrollo físico y mental. “Debería concederse la mayor atención a ciertos aspectos de la planificación y la política nacionales, tales como los siguientes: a) el firme propósito nacional de lograr el pleno empleo, de acuerdo con el Convenio y la Recomendación sobre la política del empleo, 1964, y la adopción de medidas que estimulen un desarrollo orientado a favorecer el empleo en las zonas rurales y urbanas; b) la extensión progresiva de otras medidas económicas y sociales destinadas a aliviar la pobreza dondequiera que exista y a asegurar a las familias niveles de vida e ingresos tales que no sea necesario recurrir a la actividad económica de los niños; c) el desarrollo y la extensión progresiva, sin discriminación alguna, de la seguridad social y de las medidas de bienestar familiar destinadas a asegurar el mantenimiento de los niños, incluidos los subsidios por hijos; d) el desarrollo y la extensión progresiva de facilidades adecuadas de enseñanza y de orientación y formación profesionales, adaptadas por su forma y contenido a las necesidades de los menores de que se trate; e) el desarrollo y la extensión progresiva de facilidades adecuadas para la protección y el bienestar de los menores, incluidos los adolescentes que trabajan, y para favorecer su desarrollo.” 16 Adicionalmente, recomienda tener en cuenta las necesidades de los menores que no tienen familia o que, teniéndola, no viven con ella y de los menores migrantes que viven y viajan con sus familias. Las medidas adoptadas a tal efecto deberían incluir la concesión de becas y la formación profesional. Se debería imponer y hacer cumplir la obligación de asistir a la escuela con horario completo o de participar en programas aprobados de orientación o formación profesional, por lo menos hasta la misma edad fijada para la admisión al empleo y se debería fijar la misma edad mínima para todos los sectores de actividad económica. Igualmente, especifica las condiciones de trabajo para los niños y los adolescentes, así como el fortalecimiento, en la medida necesaria, de la inspección del trabajo y servicios conexos, capacitando especialmente, por ejemplo, a los inspectores para descubrir los abusos que puedan producirse en el empleo o trabajo de niños y adolescentes y para suprimir dichos abusos. 1.1. 2. Contexto Nacional. Después de esta pequeña reseña sobre las normas internacionales relacionadas con el trabajo infantil abordaremos la normatividad nacional. De acuerdo con el Artículo 1 de la Constitución Política, “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”. 6 En el Estado social de derecho, la comunidad política debe un trato preferencial a quienes se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta y están impedidos para participar, en igualdad de condiciones, en la adopción de las políticas públicas que les resultan aplicables. En este sentido, es evidente que los niños son acreedores de ese trato preferencial, a cargo de todas las autoridades, de la comunidad y del propio núcleo familiar al cual pertenecen. Pero la protección especial de los derechos fundamentales del menor no se explica exclusivamente por la fragilidad en la que se encuentra frente a un mundo que no conoce y que no está en capacidad de afrontar por sí solo. La Carta pretende promover un orden basado en los valores que orientan a cualquier 6 Constitución Política de Colombia, 1991 17 Estado civilizado: la libertad, la igualdad, la tolerancia y la solidaridad. No obstante, éste orden de valores sólo es verdaderamente efectivo si los sujetos a quienes se orienta lo conocen y lo comparten. En este sentido, el constituyente quiso que las personas, desde la infancia, tuvieran acceso a este código axiológico, mediante un compromiso real y efectivo de la sociedad para garantizar las condiciones que les permitieran crecer en igualdad y en libertad, con justicia y respeto por las opiniones y creencias ajenas. 7 Tomando elementos del Artículo 32 de la Convención de los Derechos de los Niños, la Constitución Política de Colombia consagra en su Artículo 44: “Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor; la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. “Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”. 8 Del artículo 44 se deriva claramente que, “la Constitución, respetuosa del principio democrático, no permite, que la satisfacción de las necesidades básicas de los niños quede, integralmente, sometida a las mayorías políticas eventuales. Por esta razón, la mencionada norma dispone que los derechos allí consagrados sean derechos fundamentales, vale decir, verdaderos poderes en cabeza de los menores, que pueden ser gestionados en su defensa por cualquier persona, contra las acciones u omisiones de las autoridades públicas y de los particulares. No obstante, la armonización de esta norma con el principio democrático que dispone que los órganos políticos son los encargados de definir las políticas tributarias y presupuestales exige que sólo la parte del derecho que tiende a la satisfacción de las necesidades básicas del menor, lo que se ha denominado su núcleo esencial, pueda ser directamente aplicada por el juez, mientras que es el legislador quien debe definir su completo alcance. Se trata entonces de derechos que tienen un contenido esencial de aplicación inmediata que limita la 7 República de Colombia, Ministerio del Interior, “Conmemoración y evaluación de los diez años de vigencia de la Constitución Política de Colombia” , Bogotá, 2002 8 Constitución Política de Colombia, 1991 18 discrecionalidad de los órganos políticos y que cuenta con un mecanismo judicial reforzado para su protección: la acción de tutela”. 9 Los derechos de los niños son responsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado, es por ello que se debe abordar la problemática con el objeto de evaluar la situación y proponer alternativas reales de solución. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial que se atenderá será el interés superior del niño.10 Todas las leyes nacionales y tratados internacionales prevén disposiciones que aseguren una protección especial a la infancia, que cubre un período decisivo en la existencia de una persona. Durante los primeros años de vida, el menor requiere más atención por parte de sus progenitores y del Estado. El hecho de depender directamente de esta atención para su supervivencia lo hace más vulnerable a las enfermedades, ya sean éstas físicas como psíquicas. La infancia es una etapa de desarrollo físico y mental, "un período de formación de la mente, del cuerpo y de la personalidad, durante el cual hasta una privación transitoria puede causar daños y trastornos permanentes para el desarrollo humano. En consecuencia, ya sea ante la amenaza de la guerra y los conflictos o de la marginación económica, es preciso proteger, en la medida de lo humanamente posible, a los niños y niñas de los peores errores e iniquidades del mundo adulto" (UNICEF, "Estado de la Infancia" 1995, pág. 11). Según Erikson, 1963 (citado por Feldman, 1995), los cambios evolutivos que se dan durante nuestra vida corresponden a una serie de ocho etapas de desarrollo psicosocial. El desarrollo psicosocial abarca desde los cambios de nuestras interacciones y de la comprensión de los demás hasta nuestro conocimiento y comprensión de sí mismo como miembro de la sociedad. Erikson sostiene que el paso a través de cada una de estas etapas implica la resolución de una crisis o conflicto. De acuerdo con esto, cada etapa representa los aspectos más positivos y los más negativos de la crisis de cada periodo. Si 9 República de Colombia, Ministerio del Interior, “Conmemoración y evaluación de los diez años de vigencia de la Constitución Política de Colombia” , Bogotá, 2002 10 Convención sobre los Derechos del Niño, Artículo 3 19 bien estas crisis nunca se resuelven totalmente, la vida se vuelve cada vez más complicada a medida que las personas crecen, lo que implica resolverlos en medida suficiente para encarar las demandas de la siguiente etapa de desarrollo. Entre los 3 y los 6 años, el gran conflicto del niño está entre emprender actividades en forma independiente y la culpabilidad que surge de las consecuencias indeseables e inesperadas de tales actividades. Si los adultos reaccionan positivamente con los intentos de independencia del niño, ayudan a resolver en forma positiva la crisis de la infancia frente a la culpa.11 De acuerdo con Toro R., y Yépez L., entre los 3 y los 6 años, el u j ego se convierte en una actividad muy importante, a esta edad, los niños comienzan a cooperar e interactuar en el juego con otros, lo que se conoce como juego cooperativo. En esta edad el juego tiene varios fines: ayuda en el proceso de socialización, ciertos juegos estimulan el desarrollo de habilidades motoras, otros ayudan en el proceso de identificación, cuando el niño ensaya papeles y situaciones del mundo de los adultos, finalmente el juego es placer para el niño. Igualmente, a medida que se desarrolla el lenguaje y el niño tiene más capacidades de abstraer, aumenta la vida de fantasía; inventa situaciones y trata de hacer en fantasía lo que no puede hacer en realidad. Todavía no es muy consciente de sus limitaciones reales y cruza la línea entre la realidad y fantasía con gran facilidad. Las mentiras fantásticas y los amigos imaginarios son comunes En cuanto al desarrollo cognitivo, (Piaget, 1970 citado por Feldman, 1995) sugirió que los niños pasan a través de una serie de cuatro etapas distintas en un orden fijo que es universal para todos los niños. Sostienen que las etapas se diferencian no solo en cuanto a la cantidad de información adquirida en cada etapa, sino también en relación con la calidad del conocimiento y la comprensión de la misma. Tomando un punto de vista integracionista, Piaget sugiere que el paso de una etapa a la siguiente ocurre cuando el niño alcanza un nivel apropiado de maduración y ha sido expuesto a experiencias relevantes que estimulan su evolución cognitiva. Este autor supone, que sin tales experiencias, los niños son incapaces de alcanzar su nivel máximo de desarrollo cognitivo. De acuerdo con Piaget, en la primera etapa, la etapa sensorio-motora, el niño posee relativamente poca capacidad para representar el entorno utilizando imágenes, lenguaje u otros tipos de símbolos. En consecuencia, el infante no tiene conciencia de los objetivos o las personas que no estén inmediatamente presenten en un momento dado, es decir, que para el niño los objetos que no 11 Feldman R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc Graw Hill, México 20 están en su campo inmediato de visión no existen, por lo cual carece de lo que Piaget llama la permanencia de objeto. En éste contexto, se evidencia claramente la posición del autor en lo relacionado con el papel que quejan los estímulos externos en el desarrollo cognitivo de los menores y de allí la importancia de que los menores reciban la adecuada estimulación externas con experiencias significativas. En la segunda etapa de desarrollo, la etapa preoperacional, el logro más importante para los niños, consiste en el uso del lenguaje y se caracteriza por el desarrollo de sistemas internos de represtación del mundo, lo que les permite describir a las personas, eventos y sentimientos, a la vez que mejoran la forma de interactuar con los demás y con el medio, Incluso utilizan símbolos en sus juegos. Sin embargo, es importante mencionar que estos niños piensan que todos comparten su propia perspectiva y conocimiento. 12 El inicio de la tercera etapa, es decir, la etapa de las operaciones concretas que se presenta entre los siete y los doce años, se identifica por el dominio del principio de conservación, con el cual, los niños desarrollan su capacidad de pensar de manera más lógica y comienzan a superar algunas de las características egocéntricas del periodo preoperacional, que se han mencionado anteriormente. Aprenden el principio de la reversibilidad, la idea de que algunos cambios se pueden anular al invertirse una acción previa, sin embargo su pensamiento está ligado en gran medida a la realidad física concreta del mundo. La etapa formal operacional o de operaciones formales, produce un nuevo tipo de pensamiento de tipo abstracto, formal y lógico. El pensamiento ya no está ligado a los eventos que pueden ser observados en el entorno, sino que utiliza técnicas lógicas para la resolución de problemas.13 Para Rechmond, (1980), la psicología de Piaget es una psicología del desarrollo, que define la inteligencia como un proceso de adaptación. Los principios básicos de este concepto son: 1. Hay completa interdependencia entre un organismo vivo y e medio ambiente en que vive. 2. El organismo y el medio están involucrados en un proceso mutuo de acción y reacción. 3. Tiene que haber un balance o relación de equilibrio. Este autor comenta que la mente funciona utilizando el principio de adaptación y en este proceso, genera estructuras mentales que se manifiestan en una inteligencia adaptada como resultado de incalculables cambios mentales 12 Feldman R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc Graw Hill, México 13 Ibidem 21 adquiridas en un proceso de crecimiento continuo. Es por ello, que la naturaleza y las característic as del medio en que opera el intelecto afectarán directamente al tipo de estructuras construidas en la mente, pues los procesos de asimilación, es decir, el proceso en el cual se forman nuevas estructuras solamente pueden operar sobre las experiencias de que disponen las personas . Con cada nueva experiencia, las estructuras ya construidas necesitarán modificarse para aceptar esa nueva experiencia, porque como toda nueva experiencia, ha de acoplarse a las antiguas, y por lo tanto las estructuras cambiarán ligeramente. Este proceso en virtud del cual el intelecto ajusta continuamente su modelo del mundo para acoplar en su interior cada nueva adquisición es lo que Piaget denomina acomodación (Richmond, 1980). Los siguientes factores sociales influyen en la formación de las estructuras: 1. 2. 3. 4. El lenguaje usado por una sociedad. las creencias y valores mantenidos por una sociedad. Las formas de razonamiento que una sociedad acepta como validas. La clase de relaciones entre los miembros de una sociedad. Teniendo en cuenta la teoría de Piaget, la responsabilidad de la familia y la sociedad es muy grande en el desarrollo cognitivo de los menores, ya que dependiendo de sus características, costumbres, valores, creencias, la forma en que se relacionen, se afectará el crecimiento del menor, de allí la importancia de generar mecanismos que le permitan al menor crecer sanamente. En su análisis de la formación de la estructura, Piaget distingue tres influencias principales, la maduración del sistema nervioso, la experiencia adquirida en interacción con el medio físico, y la influencia del medio social. El medio social afectará al desarrollo de la estructura mediante el proceso de asimilaciónacomodación, de la misma forma que lo hace el medio físico. El clima social en que le niño crece es cualitativamente diferente en las diferentes edades. En los años preescolares, la relación del niño con otros miembros de su grupo social es del tipo subordinado – adulto subordinante. Durante los años escolares, la relación es todavía de subordinación al mundo adulto con la salvedad de que ya tiene una relación de igualdad con sus iguales. En la adolescencia, la relación de igualdad se hace más general al asumirse papeles de adulto (Richmond, P. G., 1980). Ontogenéticamente, la influencia del medio social se expresa como sigue: la aparición de la función simbólica señala el momento en que el lenguaje comienza a afectar al desarrollo estructural. El niño se expone entonces a las leyes que gobiernan la construcción de lenguaje, justamente con un sistema ya preparado 22 de ideas, clasificaciones, relaciones; en suma una inagotable reserva de conceptos (Richmond, P. G., 1980). En el estadio de las representaciones intuitivas, el niño se encuentra en la escuela y relacionado socialmente con niños de su misma edad. Piaget entiende que esta condición de miembro de un grupo con iguales en edad y estado es una poderosa influencia en el paso de las estructuras operacionales. Sugiere que el ser miembro de un grupo estimula una conducta operativa y sirve de modelo concreto de relaciones recíprocas. El niño tiene que descentrar su punto de vista y tomar en consideración los puntos de vista ajenos. El intercambio de ideas tiene lugar mediante la utilización de palabras, y si se quiere comunicar, hay que aceptar el significado de dichas palabras tal y como lo ha conservado el grupo como un todo. El niño se ve impelido a verificar sus pensamientos experimentando con ellos socialmente, para así resolver las contradicciones que en ellos descubra.14 Los factores sociales intervienen también en el florecimiento de las operaciones formales. El pensamiento formal permite al adolescente examinar su propio estilo de vida y el de la sociedad en que se encuentra; dudar y debatir las creencias y los valores mantenidos por el y cuantos le rodean. La interacción de un grupo de iguales sirve de sostén a esto, y el adolescente pone a prueba sus ideas frente a sus iguales. Estas ideas son a menudo rechazadas de la realidad social por tratarse de meros arrebatos idealistas, pero no otra cosa podría esperarse en cuanto producto de operaciones formales no acomodadas. Por otra parte, aunque el marco genético juega un papel de suma importancia para definir los límites que se pueden lograr en el desarrollo cognitivo de los niños, también es evidente que los factores del medio pueden reforzar la probabilidad de alcanzar el máximo potencial. Investigaciones llevadas a cabo por psicólogos del desarrollo han identificado varias prácticas de crianza importantes para maximizar el desarrollo entre las cueles se encuentran: v Responder a los niños, emocional e intelectualmente. Los padres de niños demasiado emprendedores se interesan por la vida de sus hijos y los motivan y refuerzan a sus esfuerzos. Son tiernos y tolerantes, además de que actúan como consultores personales de los niños. Les permiten que cometan errores y les dan apoyo constante. v Otorgar el máximo de oportunidades para explorar e investigar su entorno. 14 Richmond, P. G., 1980, Introducción a Piaget, Editorial Fundamentos, Madrid, España. 23 v Emplear un vocabulario demasiado descriptivo y preciso al hablarles, evitar hablar como nene, y hablar con ellos y no a ellos. Cuestionarlos, escuchar las respuestas y retroalimentarlo. v No forzar demasiado a los niños. Independientemente de las dificultades y exigencias de la vida moderna, la infancia debe ser una época de júbilo y no sólo un preludio de la edad adulta. Algunos psicólogos creen que estamos fabricando una sociedad de niños apresurados, cuyas vidas giran en torno a horarios rígidos, que su infancia esta llena de estrés. No olvidar que al igual que para el resto de la vida, es importante tomar distancia y establecer prioridades respecto a lo que es importante y lo que no lo es. De acuerdo con Richmond, P. G., (1980) la escuela es, el lugar donde las situaciones de desarrollo son ideales de acuerdo con la capacidad del profesor y es también el lugar donde el niño puede organizar inconscientemente su propia adaptación. Es un lugar tanto para situaciones estructuras como no estructuradas. El curso y la lección individual pueden dar ocasión a que exista una primacía de la asimilación en el trabajo creativo. El aprendizaje de la realidad exige el contacto con la realidad concreta, para el niño en edad escolar, las palabras y los números son en realidad alimentos del desarrollo, del mismo modo que las actividades de grupos contribuyen al desarrollo operacional en los primeros años. Durante la última década, los países de la región latinoamericana, vienen realizando ingentes esfuerzos para garantizar a todos los niños y niñas sus derechos, especialmente el derecho a no ser sometidos a ninguna forma de explotación laboral o económica, o a ningún trabajo que pueda impedir su escolarización o afectar su desarrollo armónico e integral. 15 Para lograrlo, cada uno de los países ha promovido su crecimiento económico y su inversión social en beneficio de los más pobres; se ha comprometido con la universalización de la educación básica de calidad; viene ajustando el cuerpo legislativo así como los sistemas de inspección laboral, entre otros. La participación laboral de los niños y jóvenes es un fenómeno complejo tanto desde el punto de vista de su definición, como de las implicaciones de corto y largo plazo. Varios estudios han mostrado que muchos niños y adolescentes trabajan desde temprana edad a costa de su desarrollo físico, psicológico, emocional e intelectual, con costos a largo plazo para los niños y sus familias. 15 Flores y Méndez, “Niñas, niños y jóvenes trabajadores Colombia 1996”. Organización Internacional de Trabajo OIT 24 La necesidad de proteger los derechos de los niños, evitando que trabajen bajo condiciones nocivas o antes de cumplir con una edad aceptable para su iniciación en el mercado laboral, es uno de los retos de la Convención sobre los Derechos de la niñez. El proyecto de Ley 215 de 2005 “Código de la Infancia y la Adolescencia” fue aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el día 29 de agosto de 2006, sin embargo, para realizar un mejor análisis revisaremos algunos postulados del Decreto 2737 de 1989 “Código del menor”. En concordancia con el artículo 44 de la Constitución Política, el Código del Menor Decreto 2737 de 1989, en su artículo 8º, establece que “El menor tiene derecho a ser protegido contra toda forma de abandono, violencia, descuido o trato negligente, abuso sexual y explotación. El Estado por medio de los organismos competentes, garantizará ésta protección”. 16 Igualmente, en el Artículo 14 se expresa: “todo niño tiene derecho a ser protegido contra la explotación económica y el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso para su salud física o mental, o que impida su acceso a la educación”. “El Estado velará porque se cumplan las disposiciones del presente estatuto en relación con el trabajo del menor”. En éste código, se entiende por menor a quien no haya cumplido los dieciocho años (18), concordando con lo dispuesto en la normatividad internacional. El Artículo 29 establece que el menor que se encuentre en algunas de las situaciones irregulares definidas, entre ellas el inciso 8º, es decir, que sea trabajador en condiciones no autorizadas por la ley, estará sujeto a las medidas de protección tanto preventivas como especiales, consagradas en el Código. En el Título Noveno del Decreto 2737 de 1989, se entiende por menor trabajador en condiciones no autorizadas por la ley, al menor de doce (12) años en cualquier caso de ocupación laboral y a quien, siendo mayor de ésta edad pero menor de dieciocho (18) años, fuera de las excepciones contempladas en éste Título, desempeñe actividades laborales expresamente prohibidas por la Ley. 17 16 Código del Menor, compilado, concordado y anotado por Eunice Salazar Sarmiento, Editorial Leyer. 17 Ibidem. 25 De acuerdo con éste Artículo, “la duración máxima de la jornada de trabajo del menor se sujeta a las siguientes reglas: 1ª. El menor entre doce (12) y catorce (14) años solo podrá trabajar en una jornada máxima de cuatro (4) horas diarias, en trabajos ligeros. 2ª. Los mayores de catorce (14) y menores de dieciséis (16) años solo podrán trabajar en una jornada máxima de seis (6) horas diarias. 3ª. La jornada de trabajo del menor entre dieciséis (16) años y menores de dieciocho (18) años no podrá exceder de ocho (8) horas diarias. 4ª. Queda prohibido el trabajo nocturno para los trabajadores menores. No obstante, los mayores de dieciséis (16) años y menores de dieciocho (18) podrán ser autorizados para trabajar hasta las ocho (8) de la noche siempre que no se afecte su asistencia regular a un centro docente, ni implique perjuicio para su salud física o moral”. El Artículo 243 indica que: “el menor tendrá derecho al salario, las prestaciones sociales y demás garantías que la ley concede a los trabajadores mayores de dieciocho (18) años. El salario del menor trabajador será proporcional a las horas trabajadas”. El Artículo 245 establece que: “los menores no podrán ser empleados en los trabajos que suponen exposición severa a riesgos para la salud o integridad física” y establece 23 tipos de trabajos prohibidos para menores; igualmente el artículo 246 prohíbe todo trabajo a los menores de dieciocho (18) que afecte su moralidad, es especial esta prohibido el trabajo en casas de lenocinio y demás lugares de diversión donde se consuman bebidas alc ohólicas. De igual modo se prohíbe su contratación para la reproducción de escenas pornográficas, muertes violentas, apología del delito u otros semejantes. La Ley 2737 de 1989 legisla, de la misma manera para los niños, niñas y jóvenes que se desempeñan como trabajador independiente, entendiendo por éste aquel trabajo que ellos realizan sin que medie relación de dependencia o subordinación; determina las condiciones para la contratación de niños indígenas; manda proteger y fomentar el trabajo asociado en que participen ellos; define las garantías de seguridad social y responsabiliza al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de las funciones de vigilancia, control y sanción para aquellas personas naturales o jurídicas que incumplan con el Código. Si bien este Código del Menor incluye una completa normatividad en materia de trabajo infantil, lo que le ha valido ser reconocido como uno de los más completos 26 de América Latina, mantiene una enorme brecha en el campo de aplicación. Las dificultades del Es tado para adelantar, entre otras, las funciones de inspección y control tienen como consecuencia que un alto porcentaje de niños, niñas jóvenes continúen aún hoy vinculados en actividades que le son nocivas o les representan un grave riesgo para su salud e integridad física, emocional y moral. 18 Además de las limitaciones en la aplicación de la ley, vale la pena anotar que la legislación no aborda de manera suficiente graves problemáticas señaladas por las investigaciones tales como la participación de los niños y niñas en la economía informal y la vinculación de las niñas a trabajos del hogar o como empleadas domésticas, entre otros. Es preciso seguir fortaleciendo la legislación y establecer mecanismos estructurados de concertación entre los diversos sectores sociales, políticos, culturales y económicos que mantengan la vigilancia sobre el cumplimiento de las normas que se definan o adecuen, denuncien su violación, velen por la estricta aplicación de las mismas y ejerzan ante las autoridades la presión legítima y oportuna en demanda de acciones y servicios encaminados a garantizar los derechos de los niños y jóvenes.19 El proyecto de Ley 215 de 2005, “el Código de la Infancia y la Adolescencia”, establece en su artículo 1: “Este Código tiene por finalidad garantizar a los niños, a las niñas y a los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo para que crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión. Prevalecerá el reconocimiento a la igualdad y la dignidad humana, sin discriminación alguna”. 20 En el Artículo 2º define: El presente Código tiene por objeto establecer normas sustantivas y procesales para la protección integral de los niños, las niñas y los adolescentes, garantizar el ejercicio de sus derechos y libertades consagrados en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos, en la Constitución 18 Oficina Regional de la OIT para América latina y el Caribe, “Trabajo infantil en los países Andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.1998 19 20 Ibidem Gaceta del Congreso, 376, Bogotá, D. C., lunes 18 de septiembre de 2006. Texto Definitivo al Proyecto de Ley Numero 215 de 2005 Senado, 085 De 2005 Cámara Acumulado al Proyecto de Ley Numero 096 De 2005 Cámara, Aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el día 29 de agosto de 2006 27 Política y en las leyes, así como su restablecimiento. Dicha garantía y protección será obligación de la familia, la sociedad y el Estado. Para todos los efectos del proyecto de Ley 215 de 2005, son sujetos titulares de derechos todas las personas menores de 18 años. Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 34 del Código Civil, se entiende por niño o niña las personas entre 0 y los 12 años, incluyendo a quienes están por nacer y por adolescentes las personas entre 14 y 18 años de edad. En éste sentido, el Nuevo Código del Menor establece una diferencia entre lo que se entiendo por niño o niña y adolescente que no existía en el anterior Código. Sin embargo, los niños de 13 años no se incluyeron en la adolescencia. La distinción entre niño o niña y adolescente, es un importante progreso en la Ley 215, ya que tiene en cuenta las diferencias evolutivas en el menor dependiendo de su edad cronológica, en éste sentido, Toro R. y Yepes L., mencionan que entre los 6 y los 12 años, el desarrollo psicosocial exitoso del niño se caracteriza por un aumento de la competitividad para realizar todo tipo de tareas, sean interacciones sociales o habilidades académicas. En contraste, las dificultades en esta etapa provocan sentimientos de fracaso o inadecuación. El ingreso del niño a la escuela para iniciar su educación formal se convierte en un verdadero test de desarrollo anterior. Se pone aprueba su capacidad de desprenderse de la madre, de aceptar autoridad de otros adultos, de compartir y competir con sus iguales. Fuera de estos aspectos emocionales, se pondrán también a prueba sus capacidades cognoscitivas. En la escuela y en el grupo de iguales, el niño será juzgado por sus meritos y capacidades. En la familia, se lo acepta y quiere simplemente por ser hijo de sus padres; en el medio escolar y social esto no cuenta, ni tampoco si es el mayor o el menor de su casa. Fuera de la función educativa de enseñar los conocimientos y habilidades necesarios para el desempeño en la sociedad, la escuela es una agencia socializadora, en ella se diferencia a los niños con base a su rendimiento, el status en el salón de clase dependerá de él. La interacción con los padres, profesores y con los compañeros, basada cada una en parámetros diferentes, será fundamental en el concepto que el niño se forme de sí mismo y en su socialización. 21 En éste periodo de la vida el grupo de iguales constituye una subcultura propia con reglas, costumbres, requisitos y juegos preferidos. Ejerce una importante influencia socializadora. El niño alterará el concepto de sí mismo de acuerdo a como el grupo lo considere y lo valore. El grupo en ésta etapa tiene patrones muy 21 Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB, Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia. 28 claros acerca de lo que constituye un buen compañero o miembro de grupo. Son requisitos importantes, la lealtad, no contar nada a los adultos no ser testarudo, saber perder, no ser el matón dominando por la fuerza, no ser un bebe que llora por todo, la capacidad fís ica y atlética pede ser muy importante y los niños de 8 y 9 años ya tienen la capacidad de participar en deportes de grupo. Al final de éste periodo se da ordinariamente el fenómeno de la mejor amiga o el mejor amigo, que viene a construir generalmente la primera relación interpersonal importante por fuera de la famita. Este fenómeno se da con alguien del mismo sexo y edad.22 El niño a ésta edad experimenta cierto grado de ambivalencia hacia sus padres ya que comienza a vivir más intensamente el conflicto dependenciaindependencia que luego alcanzará mayores proporciones en la adolescencia. El deseo de independencia, las limitaciones impuestas por los padres, más las necesidades de dependencia, le producen conflictos con sentimientos de rabia y culpa. La autoestima pede sufrir impacto si no se llenan las expectativas de sus padres y las de sí mismo. El niño cuyos intentos de dominar tareas o trabajos han tropezado consistentemente con críticas y burlas, podrá sentirse ansioso e inseguro al encontrarse en situaciones nuevas y se sentirá inclinado a retraerse y evitarlas.23 El niño que ha estado sujeto a injusticias, rechazos, recibiendo una disciplina dura e inconsistente, podrá convertirse en un individuo rebelde, incorregible y sin respeto a normas sociales. A su vez el niño de padres excesivamente meticulosos, compulsivos y protectores, podrá llegar a convertirse en un individuo bastante similar a ellos (Toro y Yepes). En la adolescencia, etapa de desarrollo entre la infancia y la vida adulta, ocurren muchos cambios físicos, cognitivos y sociales. Los cambios físicos son el resultado de la secreción de hormonas. En la pubertad, ocurre la maduración de los órganos sexuales y que inicia alrededor de los 11 o 12 años. La edad en la que comienza la pubertad tiene implicaciones importantes con respecto a cómo se sienten consigo mismos los adolescentes y el trato que le otorgan los demás. La adolescencia es la etapa del desarrollo caracterizada por una serie de cambios físicos, intelectuales, emocionales, y sociales, que se dan entre los 12 y los 18 años aproximadamente. La adolescencia comienza con los cambios físicos de la pubertad y las reacciones psicológicas asociadas a estos, para terminar, cuando el individuo cristaliza y define su identidad personal. Psicológicamente, se caracteriza por una aceleración del desarrollo cognoscitivo 22 Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB, Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia. 23 Ibidem. 29 y por los cambios de personalidad que capacitan al individuo para asumir el papel de adulto. Socialmente es un periodo de preparación intensa para desempeñar este papel. La adolescencia constituye un periodo crítico ya que al comienzo de la etapa se es todavía un niño, dependiente de sus padres y al final deberá ser un individuo responsable de sí mismo, con su personalidad estructurada y con una dirección futura ya señalada. Algunas de las metas de desarrollo en la adolescencia son las siguientes: 1. Se espera que el individuo complete el estado de las operaciones formales. 2. Independencia de los padres. 3. Capacidad de alcanzar la sexualidad genital y la intimidad con otra persona no familiar del sexo opuesto. el individuo debe haber definido y caracterizado su identidad de género. 4. Consolidación de un sentido firme de identidad. Para casi todos los adolescentes, responder a las preguntas ¿Quién soy? representa uno de los retos más complejos de la vida. La quinta etapa en la teoría de Erikson (citado por Feldman, 1995), denominada etapa de identidad vs confusión de roles, abarca la adolescencia. Esta etapa representa un periodo de prueba importante, ya que las personas quieren determinar lo que es único y especial respecto de sí mismas. Intentan descubrir quienes son, cuales son sus habilidades y qué tipos de papeles podrían desarrollar mejor el resto de su vida, en resumen su identidad. La confusión al elegir el rol más apropiado puede provocar una falta de identidad estable, la adquisición de un rol socialmente inaceptable o la dificultad para mantener en el futuro, relaciones personales fuertes. En ésta etapa, siguiendo con la teoría de Erikson, es palpable una gran presión por identificar lo que las personas desean hacer con sus vidas. Debido a que ésta necesidad surge en una etapa de importantes cambios físicos y sobre lo que la sociedad espera de ellos, los adolescentes pueden encontrar esta etapa especialmente difícil. Desde el punto de vista social, la adolescencia es un periodo crítico del desarrollo en la mayoría de las sociedades modernas. Esto no ha sido siempre así, hasta hace relativamente poco tiempo, la adolescencia tal como la concebimos hoy, prácticamente no existía ya que el individuo pasaba rápidamente de la niñez a la vida adulta. A principios del sigo XX, el paso del adolescente por la escuela era 30 ninguno o muy fugaz, y el joven o aún el niño, se entregaban al trabajo que hasta cierto punto les definía su identidad. Mientras más sofisticada sea una sociedad tecnológicamente, más prolongada será la adolescencia. En culturas primitivas el periodo es más corto y menos crítico, ya que tanto el comienzo como su terminación están claramente señalados por ritos es peciales que facilitan el paso de una etapa a otra sin la complejidad y confusión de la época moderna. La adolescencia difiere también según la clase social dentro de la misma cultura. En los tugurios o barrios marginados se observa una adolescencia muy rápida donde el hambre y la desorganización familiar y social obligan al niño a veces desde temprana edad a trabajar, a mendigar, a la delincuencia para poder subsistir. Tabla 3. Desarrollo de la Personalidad según Freud, Erikson y Piaget* Freud Vejez Erikson Integridad Vs. Desesperanza 65 Generatividad Autoabsorción Edad Madura Piget Vs. 40 Intimidad Vs. Aislamiento Adulto Joven 18 17 16 15 14 13 12 1 10 9 8 7 6 5 4 3 Genital Operaciones Formales Identidad Vs. Difusión Latencia Industria Vs. Inferioridad Operaciones Concretas Pensamiento Intuitivo Falica Iniciativa Vs. Culpabilidad Pensamiento Preconceptua Sensoriomotor 2 Anal Autonomía Vs. Culpabilidad AÑOS 1 Oral Confianza Vs. Desconfianza * Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB, Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia. 31 El Artículo 12 incluye en el Código de la Infancia y la Adolescencia, otro concepto que no era explicito en el anterior y es el de la perspectiva de genero entendida como el reconocimiento de las diferencias sociales, biológicas y psicológicas en las relaciones entre las personas según sexo, la edad, la etnia y el rol que desempeñan en la familia y en el grupo social. Esta perspectiva se debe tener en cuenta en la aplicación del Código, en todos lo ámbitos en donde se desenvuelven los niños, niñas y los adolescentes, para alcanzar la equidad. La diferencia entre ser niño o niña es más que una diferencia anatómica. Los dos sexos tienen maneras diferentes de relacionarse, de reaccionar, diferentes perspectivas e intereses diferentes metas y papeles. En cada cultura hombres y mujeres tienen distintas funciones; alrededor de los 3 años se alcanza la identidad de género, o sea, un sentido firme de masculinidad y feminidad. Entre las conductas problemas pero normales entre los 3 y los 6 años se encuentran la curiosidad sexual asociada a masturbación, el tartamudeo transitorio, pesadillas y temores nocturnos. Igualmente desde ésta edad se pueden observar comportamientos patológicos en lo que concierne al exceso de agresividad o exagerada dependencia; sumisión o ansiedad de separación. También se pueden comenzar a ver dificultades en la identificación con el respectivo papel sexual (Toro R., y Yepes L.). Aunque en la agresividad influyen factores biológicos constitucionales, la cantidad y forma de la agresividad en un niño, dependen primordialmente de su experiencia social. La frustración es un antecedente común de la agresión. Además las recompensas directas de la conducta agresiva y la presencia de modelos agresivos tienden a elevar el nivel de la agresión. En general, en el sexo masculino la agresividad se estimula más que en el femenino (Toro R., y Yepes L.). El Artículo 20, del proyecto de Ley 215 de 2005, Derechos de protección, los niños, las niñas y los adolescentes serán protegidos contra: “1. El abandono físico, emocional y psicoafectivo de sus padres, representantes legales o de las personas, instituciones y autoridades que tienen la responsabilidad de su cuidado y atención. 2. La explotación económica por parte de sus padres, representantes legales, quienes vivan con ellos, o cualquier otra persona. Serán especialmente protegidos contra su utilización en la mendicidad. 3. El consumo de tabaco, sustancias psicoactivas, estupefacientes o alcohólicas y la utilización, el reclutamiento o la oferta de menores en actividades de promoción, producción, recolección, tráfico, distribución y comercialización. 32 4. La violación, la inducción, el estímulo y el constreñimiento a la prostitución; la explotación sexual, la pornografía y cualquier otra conducta que atente contra la libertad, integridad y formación sexuales de la persona menor de edad. 5. El secuestro, la venta, la trata de personas y el tráfico y cualquier otra forma contemporánea de esclavitud o de servidumbre. 6. Las guerras y los conflictos armados internos. 7. El reclutamiento y la utilización de los niños por parte de los grupos armados organizados al margen de la ley. 8. La tortura y toda clase de tratos y penas crueles, inhumanos, humillantes y degradantes, la desaparición forzada y la detención arbitraria. 9. La situación de vida en calle de los niños y las niñas. 10. Los traslados ilícitos y su retención en el extranjero para cualquier fin. 11. El desplazamiento forzado. 12. El trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a la educación. 13. Las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la OIT. 14. El contagio de enfermedades infecciosas prevenibles durante la gestación o después de nacer, o la exposición durante la gestación a alcohol o cualquier tipo de sustancia psicoactiva que pueda afectar su desarrollo físico, mental o su expectativa de vida. 15. Los riesgos y efectos producidos por desastres naturales y demás situaciones de emergencia. 16. Cuando su patrimonio se encuentre amenazado por quienes lo administren. 17. Las minas antipersonales. 33 18. La transmisión del VIH-SIDA y las infecciones de transmisión sexual. 19. Cualquier otro acto que amenace o vulnere sus derechos. Si bien en el Decreto 2737, se definieron 9 situaciones de irregularidad para los menores, en las cuales estarán sujetos a las medidas de protección tanto preventivas como especiales, el Código para la Infancia y la Adolescencia, Ley 215 de 2005, nos presenta una lista de 19 situaciones, ampliando el ámbito de la protección y especificando situaciones como el desplazamiento forzado, las guerras y los conflic tos armados, el reclutamiento y utilización de los niños por parte de los grupos armados, el secuestro y la trata de personas, la prostitución o explotación sexual, la situación de vida en calle de niños y niñas, el trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a la educación, las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la OIT, el contagio de enfermedades infecciosas provenientes de la gestación, enfermedades de transmisión sexual, entre otros. Los evolucionistas han prestado un especial interés a la influencia de las primeras experiencias en la génesis de los problemas de conducta. En efecto, la investigación realizada con animales indica que las primeras experiencias pueden repercutir en el desarrollo de cerebro y la conducta. Asimismo hay propuestas teóricas que también postulan la importancia de las primeras influencias. Por ejemplo, Freud (1949) consideraba que el amor de un bebé por su madre constituía el prototipo de todas las relaciones afec tivas posteriores, siendo por tanto crucial para el desarrollo social y de la personalidad.24 Por otro lado, los teóricos del aprendizaje social han sugerido que las primeras etapas del aprendizaje podrían tener una importancia especial sencillamente porque sientan las bases del aprendizaje posterior. La posición más extrema sobre la influencia de las primeras experiencias sostiene que los primeros años de vida son críticos en el sentido de que determinan el desarrollo posterior. No obstante, existe una gran cantidad de estudios que señalan que este punto tan extremo no tiene fundamento, las tendencias más modernas y extendidas afirman que las primeras etapas de la vida pueden constituir un periodo sensible, si bien no crítico; que ninguna experiencia determina una trayectoria irreversible a lo largo de la vida. Los seres humanos son maleables; además, la mayoría de las soluciones evolutivas están determinadas por un gran número de variables, y la experiencia 24 Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997. 34 posterior con frecuencia puede moderar lo que haya sucedido anteriormente, naturalmente, esto no quiere decir, que no se deban hacer esfuerzos para proporcionar entornos óptimos al niño en los primeros años de vida.25 Los factores de riesgo, o riesgos, son una serie de variables que aumentan la probabilidad de que se produzcan dificultades o desviaciones en el comportamiento. Ante la presencia de riesgo, hay una serie de individuos que sucumben (son vulnerables) mientras que otros mantienen un funcionamiento saludable, es decir, son resistentes. La resistencia supone una protección ante los factores de riesgo, o la capacidad de recuperarse prontamente ante las adversidades de la vida (Wicks -Nelson R y Allen, 1997). Tabla 4. Factores de riesgo en el desarrollo Constitucionales Familiares Emocionales e interpersonales Intelectuales y académicos Ecológicas Acontecimientos de la vida no normativos que generan estrés Influencias hereditarias y anomalías genéticas Complicaciones prenatales y durante el nacimiento Enfermedad y daños sufridos después del nacimiento Alimentación y cuidados médicos inadecuados Pobreza Malos tratos, indiferencia Conflicto, desorganización, psicopatología, estrés Familia numerosa Patrones psicológicos tales como poca autoestima, inmadurez emocional, temperamento difícil. Incompetencia social Rechazo por parte de los iguales Inteligencia por debajo de la media, trastornos del aprendizaje Fracaso escolar Vecindario desorganizado y con delincuencia Injusticias raciales, étnicas y de género Muerte prematura de uno de los progenitores Estallido de una guerra en el entorno inmediato. * Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, 1997. Al igual que en el riesgo, se considera que la protección reside tanto en el individuo como en el entorno. De acuerdo con los estudios, las razones de la resistencia se han dividido en tres grandes categorías. La primera de ella engloba los atributos personales, la segunda los familiares y la tercera el entorno. 25 Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997. 35 Rutter, 1987 (citado por Wicks -Nelson R y Allen, 1997) considera que estos métodos funcionan en puntos clave de la vida de la gente, cuando el riesgo puede volverse a encausar. La protección reside en el modo en el que las personas abordan los cambios en sus vidas y en lo que hacen en circunstancias de tensión o adversas. Tabla 5. Descripción de Rutter de cuatro mecanismos de protección Reducción de la influencia de riesgo La influencia del riesgo puede reducirse: Proporcionando al niño la práctica necesaria para enfrentarse a las situaciones, reduciendo los requisitos del factor de riesgo, Preparando al niño para la situación, Exponiendo al niño a la situación cuando sea capaz de abordarla cognitivamente, Disminuyendo la exposición al factor de riesgo. Reducción de las reacciones La exposición del riesgo a menudo desata una serie de negativas en cadena reacciones en cadena que perpetúan los efectos del riesgo en el futuro. Cualquier intervención dirigida a prevenir dichas reacciones en cadena protegerá al niño. Desarrollo de la autoestima y la Las ideas y sentimiento que tiene el individuo con autoeficacia respecto a sus distintos entornos sociales, su valía, y su capacidad para enfrentarse a las situaciones difíciles de la vida tienen gran importancia. El desarrollo positivo es el resultado de relaciones sociales satisfactorias y éxito en la realización de tareas Apertura de oportunidades Muchos acontecimientos, sobre todo si ocurren en momentos clave de la vida del individuo reducen el riesgo al proporcionar oportunidades para crecimiento adaptativo. Entre algunos ejemplos podemos citar los cambios de lugar geográfico, la oportunidad de continuar con la formación académica o los cambios en los papeles familiares. * Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, 1997 El artículo 35 del Código de la Infancia y la Adolescencia establece: “Edad mínima de admisión al trabajo y derecho a la protección laboral de los adolescentes autorizados para trabajar. La edad mínima de admisión al trabajo es los quince (15) años. Para trabajar, los adolescentes entre los 15 y 17 años requieren la respectiva autorización expedida por el Inspector de Trabajo o, en su defecto, por el Ente Territorial Local y gozarán de las protecciones laborales consagrados en el régimen laboral colombiano, las normas que lo complementan, los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia, la Constitución Política y los derechos y garantías consagrados en este Código”. 36 “Los adolescentes autorizados para trabajar tienen derecho a la formación y especialización que los habilite para ejercer libremente una ocupación, arte, oficio o profesión y a recibirla durante el ejercicio de su actividad laboral”. Parágrafo. “Excepcionalmente, los niños y niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de la Inspección de Trabajo, o en su defecto del Ente Territorial Local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo artístico, cultural, recreativo y deportivo. La autorización establecerá el número de horas máximas y prescribirá las condiciones en que esta actividad debe llevarse a cabo. En ningún 26 caso el permiso excederá las catorce (14) horas semanales.” En lo correspondiente a la edad mínima para admisión al trabajo, el Código de la Infancia y la Adolescencia es más exigente que el anterior, ya que la edad mínima para el trabajo esta en los 15 años, y solo excepcionalmente los niños y niñas menores podrán ser autorizados para desempeñar actividades remuneradas en el ámbito cultural, recreativo, artístico y deportivo. Este cambio tanto en la edad como en el campo de trabajo para los menores exige al del Estado optimizar los mecanismos de control y de protección para los menores, así como la responsabilidad de los entes de control y la disposición de los recursos necesarios para lograrlo. Este planteamiento, se puede analizar desde la propuesta de García (1998) cuando se refiere a la definición de trabajo infantil para designar exclusivamente actividades realizadas por aquella parte del la infancia comprendida hasta los doce años, reservándose la expresión juvenil para designar el trabajo realizado por aquellos comprometidos en la franja de los 12 a los 18 años incompletos. Estableciendo una clara y marcada diferencia entre infancia y adolescencia, sin embargo, en el Código para la infancia y la adolescencia deberá desprenderse una política de erradicación del trabajo antes de los 15 años. El propio Código para la infancia en el artículo 41establece las obligaciones del Estado relacionadas con el trabajo infantil, dentro de las cuales se encuentran las siguientes: 26 Gaceta del Congreso, 376, Bogotá, D. C., lunes 18 de septiembre de 2006. Texto Definitivo al Proyecto de Ley Numero 215 de 2005 Senado, 085 De 2005 Cámara Acumulado al Proyecto de Ley Numero 096 De 2005 Cámara, Aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el día 29 de agosto de 2006 37 “32. Erradicar las peores formas de trabajo infantil, el trabajo de los niños y las niñas menores de quince años, proteger a los adolescentes autorizados para trabajar, y garantizar su acceso y la permanencia en el sistema educativo. 33. Promover estrategias de comunicación educativa para transformar los patrones culturales que toleran el trabajo infantil y resaltar el valor de la educación como proceso fundamental para el desarrollo de la niñez”. Para lograrlo el Estado se apoyará en los diferentes organismos con que cuenta, entre ellos el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Procuraduría General de la Nación, las autoridades competentes para el restablecimiento de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes, Defensorías de familia, Comisaría de Familia y la Policía Nacional; por ejemplo, una de las funciones de la Policía Nacional es la de “Adelantar acciones para la detección de niños, niñas y adolescentes que realicen trabajos prohibidos, cualesquiera de las peores formas de trabajo infantil, o que estén en situación de explotación y riesgo, y denunciar el hecho ante la autoridad competente”. El Código de la Infancia y la Adolescencia reemplaza la Policía de menores por la Policía de Infancia y Adolescencia. Con relación a la autorización para el trabajo de adolescentes el Código plantea: “Artículo 112. Autorización de trabajo para los adolescentes. Corresponde al inspector de trabajo expedir por escrito la autorización para que un adolescente pueda trabajar, a solicitud de los padres, del respectivo representante legal o del Defensor de Familia. A falta del inspector del trabajo la autorización será expedida por el Comisario de Familia y en defecto de este por el alcalde municipal. La autorización estará sujeta a las siguientes reglas: 1. Deberá tramitarse conjuntamente entre el empleador y el adolescente. 2. La solicitud contendrá los datos generales de identificación del adolescente y del empleador, los términos del contrato de trabajo, la actividad que va a realizar, la jornada laboral y el salario. 3. El funcionario que concedió el permiso deberá efectuar una visita para determinar las condiciones de trabajo y la seguridad para la salud del trabajador. 38 4. Para obtener la autorización se requiere la presentación del certificado de escolaridad del adolescente y si este no ha terminado su formación básica, el empleador procederá a inscribirlo y, en todo caso, a facilitarle el tiempo necesario para continuar el proceso educativo o de formación, teniendo en cuenta su orientación vocacional. 5. El empleador debe obtener un certificado de estado de salud del adolescente trabajador. 6. La autorización de trabajo o empleo para adolescentes indígenas será conferida por las autoridades tradicionales de la respectiva comunidad teniendo en cuenta sus usos y costumbres. En su defecto, la autorización será otorgada por el inspector del trabajo o por la primera autoridad del lugar. 7. El empleador debe dar aviso inmediato a la autoridad que confirió la autorización, cuando se inicie y cuando termine la relación laboral. Parágrafo. La autorización para trabajar podrá ser negada o revocada en caso de que no se den las garantías mínimas de salud, seguridad social y educación del adolescente”. Si bien el Código de la Infancia y la Adolescencia establece claros parámetros para la expedición de la autorización para el trabajo de menores el reto para el control y la vigilancia sigue siendo enorme para le Estado y la Sociedad. Igualmente, en el Artículo 113 se establece con relación a la “Jornada de trabajo” que la duración máxima de la jornada laboral de los adolescentes autorizados para trabajar, se sujetará a las siguientes reglas: “1. Los adolescentes mayores de 15 y menores de 17 años, sólo podrán trabajar en jornada diurna máxima de seis horas diarias y treinta horas a la semana y hasta las 6:00 de la tarde. 2. Los adolescentes mayores de diecisiete (17) años, sólo podrán trabajar en una jornada máxima de ocho horas diarias y 40 horas a la semana y hasta las 8:00 de la noche”. El Artículo 114 señala que los adolescentes autorizados para trabajar, tendrán derecho a un salario de acuerdo a la actividad desempeñada y proporcional al 39 tiempo trabajado. En ningún caso la remuneración podrá ser inferior al salario mínimo legal vigente. Artículo 115. Derechos en caso de maternidad. Sin perjuicio de los derechos consagrados en el Capítulo V del Título VIII del Código Sustantivo del Trabajo, la jornada de la adolescente mayor de quince (15) y menor de dieciocho (18) años, no podrá exceder de cuatro horas diarias a partir del séptimo mes de gestación y durante la lactancia, sin disminución de su salario y prestaciones sociales. En el Artículo 116 se hace explicita la prohibición de realizar trabajos peligrosos y nocivos. Ninguna persona menor de 18 años podrá ser empleada o realizar trabajos que impliquen peligro o que sean nocivos para su salud e integridad física o psicológica o los considerados como peores formas de trabajo infantil. El Ministerio de la Protección Social en colaboración con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, establecerán la clasificación de dichas actividades de acuerdo al nivel de peligro y nocividad que impliquen para los adolescentes autorizados para trabajar y la publicarán cada dos años periódicamente en distintos medios de comunicación. Para la confección o modificación de estas listas, el Ministerio consultará y tendrá en cuenta a las organizaciones de trabajadores y de empleadores, así como a las instituciones y asociaciones civiles interesadas, teniendo en cuenta las recomendaciones de los instrumentos e instancias internacionales especializadas. Está ampliamente aceptado que los acontecimientos y experiencias pueden ejercer distinta influencias en función del estado de desarrollo del organismo. La manera en la que la experiencia afecta al sistema nervioso dependerá de su estado de desarrollo. Asimismo, los efectos de una experiencia dependen del proceso psicológico que se produce en distintos momentos. Así pues, separar a un niño de sus padres es menos traumático para un bebe de cinco meses que para un niño de tres años, ya que el apego es menor a los cinco meses. El momento de la experiencia también puede ser importante en tanto en cuanto los acontecimientos que tienen lugar en periodos no normativos pueden dar como resultado una intensificación del estrés o un aumento de las oportunidades.27 Artículo 117. Garantías especiales para el adolescente indígena autorizado para trabajar. En los procesos laborales en que sea demandante un adolescente indígena será obligatoria la intervención de las autoridades de su respectivo 27 Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997. 40 pueblo. Igualmente se informará a la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior o de la dependencia que haga sus veces. Según Correal (Citado por Toro y Yepes) hay un proceso de identidad falseado, si se llega al trabajo sin pasar por el juego; no hay identificaciones intermedias, es una realidad de impacto; no cabe el entrenamiento ni la acumulación de experiencias que dan el juego y la recreación. En el campesino se encuentra una transición también bastante rápida con algunos de los problemas citados anteriormente, pero dentro de una mayor estabilidad de la unidad familiar, al menos en algunos sectores. Dice Correal que el campesino pasa su adolescencia “desempeñando” la función del adulto; el proletario “sufriéndola” y el burgués “aprendiéndola”. La escogencia de un trabajo o profesión implica mucho más que el aprendizaje de determinadas habilidades y funciones, representa un estilo de vida. El trabajo determina en mucha parte el ambiente físico y social en que la persona vive, el estatus del individuo dentro de la comunidad e influencia los valores y patrones éticos de la persona. El trabajo y la personalidad del individuo están íntimamente relacionados, ya que ciertos rasgos de la personalidad influencian la selección de determinados trabajos y al mismo tiempo el trabajo moldea la personalidad, suministrando amigos, compañeros, roles sociales, valores, costumbres y un estilo de vida.28 La definición vocacional constituye en muchas sociedades el objeto mayor de la adolescencia y del adulto joven, en muchas de las sociedades. Esta decisión depende de muchas variables, tales como, las oportunidades que ofrece el medio social y otros factores tanto de tipo consciente como inconsciente, estos últimos juegan a menudo un papel decisivo, como puede verse en la escogencia de una profesión. La escogencia de una ocupación no ocurre abruptamente, sino que tiende a ser el producto de un largo proceso que se inicia desde la niñez y va cambiando a medida que el individuo se desarrolla.29 En general, el trabajo puede tener dos objetivos. Uno es la ocupación como fuente principal de satisfacción. El otro, es cuando se considera el trabajo más que todo como medio de obtener seguridad o poder pero la satisfacción vendría de otras cosas como, la familia, las amistades, deportes, etc. El Código de la Infancia y la Adolescencia establece un el Libro III el Sistema Nacional de Bienestar Familiar, Políticas Públicas e Inspección, Vigilancia y 28 Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB, Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia. 29 Ibidem 41 Control, artículos 199-215. En éste libro, se definen las políticas públicas de infancia y adolescencia, como el conjunto de acciones que adelanta el Estado, con la participación de la sociedad y de la familia, para garantizar la protección integral de los niños, las niñas y los adolescentes. Estas políticas públicas se ejecutan a través de la formulación, implementación, evaluación y seguimiento de planes, programas, proyectos y estrategias. Son objetivos de las políticas públicas, entre otros los siguientes: 1. Orientar la acción y los recursos del Estado hacia el logro de condiciones sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales, que hagan posible el desarrollo de las capacidades y las oportunidades de los niños, las niñas y los adolescentes, como sujetos en ejercicio responsable de sus derechos. 2. Mantener actualizados los sistemas y las estrategias de información que permitan fundamentar la toma de decisiones adecuadas y oportunas sobre la materia. 3. Diseñar y poner en marcha acciones para lograr la inclusión de la población infantil más vulnerable a la vida social en condiciones de igualdad. 4. Fortalecer la articulación interinstitucional e intersectorial. En el artículo 202, se establece como responsables del diseño, la ejecución y la evaluación de las políticas públicas de infancia y adolescencia en los ámbitos nacional, departamental, distrital y municipal, al Presidente de la República, los gobernadores, los alcaldes y su incumplimiento será sancionado disciplinariamente como causal de mala conducta, siendo indelegable y conlleva a la rendición pública de cuentas. En el nivel territorial se deberá contar con una política pública diferencial y prioritaria de infancia y adolescencia que propicie la articulación entre los Concejos Municipales, Asambleas y Congreso Nacional, para garantizar la definición y asignación de los recursos para la ejecución de la política pública propuesta. El Departamento Nacional de Planeación, el Ministerio de la Protección Social y el Ministerio de Educación, con la asesoría técnica del ICBF deberá diseñar los lineamientos técnicos mínimos que deberán contener los planes de desarrollo, en 42 materia de infancia y adolescencia teniendo en cuenta el ciclo de vida, el enfoque de garantía y restablecimiento de derechos. La Ley 215 hace un importante alcance no sólo en la definición de las políticas publicas en el país, además establece claramente, los lineamientos y principios que deben cumplir así como los responsables en todo el territorio nacional en la materia, definiendo igualmente responsabilidades disciplinarias en su incumplimiento. En éste sentido le corresponde a la Procuraduría General de la Nación hacer el seguimiento y la vigilancia necesaria para que se cumpla con lo estipulado en la Ley. Además, el Artículo 203 define el Sistema Nacional de Bienestar Familiar y al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como rector del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, y por lo tanto, tiene a su cargo la articulación de las entidades responsables de la garantía de los derechos, la prevención de su vulneración, la protección y el restablecimiento de los mismos, en los ámbitos nacional, departamental, distrital, municipal y resguardos o territorios indígenas. El Consejo Nacional de Política Social atendiendo los lineamientos y recomendaciones del Departamento Nacional de Planeación es el ente responsable de diseñar la Política Pública, movilizar y propiciar los recursos presupuestales destinados a garantizar los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes y asegurar su protección y restablecimiento en todo el territorio nacional. El proyecto de Ley 215 de 2005 plantea que en todos los departamentos, municipios y distritos deberán sesionar Consejos de Política Social, presididos por el gobernador y el alcalde quienes no podrán delegar ni su participación, ni su responsabilidad so pena de incurrir en causal de mala conducta. Tendrán la responsabilidad de la articulación funcional entre las Entidades Nacionales y las Territoriales, deberán tener participación de la sociedad civil organizada y definirán su propio reglamento y composición. En todo caso deberán formar parte del Consejo las autoridades competentes para el restablecimiento de los derechos y el Ministerio Público. En los municipios en los que no exista un centro zonal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la coordinación del sistema de bienestar familiar la ejercerán los Consejos de Política Social. 43 Los Consejos deberán sesionar como mínimo cuatro veces al año, y deberán rendir informes periódicos a las Asambleas Departamentales y a los Concejos Municipales. En el Capítulo II, del Libro III se define la inspección, vigilancia y control; se entiende por vigilancia y control las acciones de supervisión, policivas, administrativas, y judiciales, encaminadas a garantizar el cumplimiento de las funciones y obligaciones para la garantía y restablecimiento de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes y su contexto familiar y prevenir su vulneración a través del seguimiento de las políticas públicas y de la evaluación de la gestión de los funcionarios y de las entidades responsables. El objetivo de la inspección, la vigilancia y el control es asegurar que las autoridades competentes cumplan sus funciones en los ámbitos nacional, departamental, distrital y municipal para: v Garantizar los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes y su contexto familiar. v Asegurar que reciban la protección integral necesaria para el restablecimiento de sus derechos. v Disponer la adecuada distribución y utilización de los recursos destinados al cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia de infancia, adolescencia y familia. v Verificar que las entidades responsables de garantizar y restablecer los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes cumplan de manera permanente con el mejoramiento de su calidad de vida y las de sus familias. Estas funciones de vigilancia y control serán ejercidas por los entes de control y el Ministerio Público, la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, las personerías distritales y municipales, las entidades administrativas de inspección y vigilancia y la sociedad civil organizada. La Procuraduría General de la Nación ejercerá las funciones asignadas en la Ley 215 de 2005 por intermedio de la Procuraduría Delegada para la Defensa del Menor y la familia, que a partir de esta ley se denominará la Procuraduría Delegada para la Defensa de los Derechos de la Infancia, la Adolescencia y la Familia, la cual a través de las procuradurías judiciales ejercerá las funciones de vigilancia superior, de prevención, control de gestión y de intervención ante las autoridades administrativas y judiciales tal como lo establece la Constitución 44 Política y la ley. En todos los expedientes que contengan procesos judiciales o administrativos en los que encuentren involucrados intereses de niños, niñas o adolescentes, no podrán ser retirados de la Secretaría del Juzgado o del Despacho del Defensor de Familia por ningún funcionario en ejercicio de sus funciones, al igual todos serán notificados en dichos despachos. La Contraloría General de la República ejercerá las funciones a que hace referencia este título mediante el control posterior y selectivo del manejo de las finanzas, la gestión y los resultados de las políticas, programas y proyectos relacionados con la infancia, adolescencia y la familia de conformidad con los objetivos y principios de esta ley. La Defensoría del Pueblo a través de la Defensoría Delegada para los derechos de la niñez, la juventud y las mujeres, es responsable de la divulgación, protección, promoción de derechos y el seguimiento a las políticas públicas que comprometan Derechos Humanos de los niños, las niñas y los adolescentes, como lo establece la Constitución Política y la ley. En desarrollo del principio de corresponsabilidad, las organizaciones sociales especializadas, como las veedurías ciudadanas, o cualquier otra forma de organización de la ciudadanía, participarán en el seguimiento y vigilancia de las políticas públicas y de las acciones y decisiones de las autoridades competentes. Las autoridades nacionales y territoriales deben garantizar que esta función se cumpla. El Proyecto de Ley 215 de 2005 deroga el Decreto 2737 de 1989 o Código del Menor a excepción de los artículos 320 a 325 y los relativos al juicio especial de alimentos los cuales quedan vigentes, también deroga las demás disposiciones que le sean contrarias. 45 2. ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA Durante los siglos XVIII, XIX y XX, se han desarrollado discursos y prácticas, que invariablemente pretenden dar respuesta al tema del trabajo infantil. No obstante, la década de los 80 registra pocas preocupaciones significativas sobre el tema y es a partir de los años 90 que se produce una inversión radical de tendencia que visibiliza esta problemática de manera particular. Parece posible identificar dos posiciones frente el trabajo infantil, entorno a las cuales se han concentrado las discusiones, los planteamientos y las alternativas de solución en éste tema. En primer lugar, existe una postura que plantea la necesidad de erradicar el trabajo infantil en forma generalizada, es decir, no aprueba el trabajo infantil ni siquiera en circunstancias controladas o que no generen riego para el menor y se enfoca en la necesidad de la educación universal y obligatoria . En segundo lugar, existe otra postura que siendo contraria a la anterior, defienden la perspectiva del trabajo infantil utilizando el argumento de su protección, por cuanto éste sería no solo imprescindible para la sobrevivencia, sino además un factor fundamental de construcción y afirmación del niño como sujeto social. El trabajo infantil no es un concepto acabado y absoluto, al contrario, las definiciones particulares que cada país hace del término, traducen diferentes modos de pensar y de abordar el fenómeno. Para describir la conceptualización prevalerte en Colombia, es necesario, analizar el concepto que se tiene de trabajo y complementarlo con la referencia que hace de niño, niña y joven. Por lo general los esfuerzos por definir con precisión estos términos vienen de los instrumentos de medición estadística, la legislación y las investigaciones. Según, García M. (1998) la expresión trabajo infantil debería designar exclusivamente actividades realizadas por aquella parte de la infancia comprendida hasta los doce años, reservándose la expresión juvenil para designar el trabajo realizado por aquellos comprometidos en la franja de los 12 a los 18 años incompletos. En la Convención No.138 de la OIT, se define trabajo infantil como toda interferencia sustancial, de alguna forma remunerada, con el normal desarrollo del niño en el sistema educativo. Esta definición implica además, un cierto desplazamiento de la percepción del trabajo infantil, un fenómeno social abstracto, hacia una realidad posible de ser medida con criterios objetivos. 46 Durante mucho tiempo, las medidas tomadas para abordar esta problemática por los Estados ha sido equivoca pues se ha centrado en la protección del niño trabajador en lugar de prevenir esta situación. Es necesario cambiar el énfasis de la inserción precoz en el mercado de trabajo, por la inserción precoz y permanencia en el sistema educativo. En el Tercer Plan para la Erradicación del Trabajo Infantil en Colombia 2003-2006 se define Trabajo infantil como toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica, que es realizada por personas menores de 18 años de edad. De otro lado, el concepto de trabajador ha sido definido tradicionalmente por el DANE como “aquellos que durante el periodo de referencia (la semana anterior a la encuesta), ejercieron una ocupación remunerada en la producción de bienes o servicios, por lo menos una hora a la semana, y aquellas personas que en su condición de ayudantes familiares trabajaron sin remuneración en la empresa del respectivo jefe de familia o pariente, por lo menos 15 horas semanales” (DANE, 1991). La fuerza laboral también incluye a las personas que no trabajaron durante dicha semana pero tenían un empleo y aquellos que buscaron ejercer una ocupación remunerada y que estuvieron buscando por lo menos durante 52 semanas seguidas. 30 No obstante, al tratar de aplicar ésta definición para los niños y niñas se presentan una serie de limitaciones que Flores y Cols., mencionan en su análisis: 1. Socialmente existe una diferencia entre lo que significa trabajo para un adulto, trabajo para un niño y para un joven. Una misma actividad puede considerarse como trabajo cuando es realizada por un adulto, pero cuando es llevada a cabo por un niño existe la tendencia a ser considerada “ayuda” minimizándose de ésta manera su participación en el mercado laboral. 2. Las actividades de los niños, niñas y jóvenes, en ocasiones caen en la ilegalidad, la informalidad o el trabajo no remunerado en sus hogares. A menudo las mediciones no incluyen actividades que se consideran ilegales como la explotación sexual. Existen otras que no se consideran en la definición de trabajo o que no son fácilmente captadas por su carácter informal. Son ejemplos la limosna y el reciclaje ambas estrategias de sobre vivencia que suelen ser adoptadas por los niños y niñas de la calle. 30 Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997, Grupo de Publicaciones SENA 47 3. Los oficios del hogar no están incluidos en la definición de trabajo, a pesar de que son ejercidos por muchos de los niños y niñas. 4. La medición en el área rural es igualmente difícil. Muchos de los niños, niñas y jóvenes, trabajan y estudian al mismo tiempo y no reportan el trabajo como su actividad principal. Además, las actividades segundarias representan una contribución importante de ellos y sin embargo, no son considerados en la fuerza laboral. 5. La población a la cual se le aplica la encuesta incluye a los niños y niñas mayores de 12 años en lo urbano, y a los mayores de 10 años en lo rural. Se desconoce así el problema en el grupo de niños y niñas menores a las edades mencionadas. Estas consideraciones indican que la definición tradicional del concepto, tiende a subvalorar las dimensiones y características del trabajo infantil en el país. Por ésta razón se propone para la cuantificación de la problemática en el país, una definición ampliada de trabajo infantil que incluya a aquellos niños y jóvenes que declaran como su actividad principal los oficios en el hogar y los inactivos o desocupados que declaran como su actividad segundaría haber cuidado animales, haber trabajado en una huerta casera haciendo mejorar y en las o haber ayudado en un negocio o tienda independientemente del número de horas trabajadas.31 Trabajo infantil y la violación de los derechos humanos de los niños, las niñas y los jóvenes, que en gran medida depende de la pobreza como un elemento que condiciona y determina el trabajo de los niños y a su vez, viola los derechos más elementales del eslabón más débil de la sociedad. La normatividad colombiana, en el Decreto 2737 de 1989 se entiende por niño a todo menor de dieciocho años de edad y por menor trabajador en condiciones no autorizadas por la ley al menor de 12 años en cualquier caso de ocupación laboral y a quien, siendo mayor de ésta edad pero menor de 18 fuera de las excepciones contempladas desempeñe actividades laborales expresamente prohibidas por la ley. Esta definición se acoge en lo establecido en el convenio 138 de la OIT y a las demás normas internaciones de protección a la infancia.32 Otros avancen en la definición del concepto de trabajo infantil ha sido relacionado por el Comité Nacional Para la Erradicación del Trabajo Infantil, en donde es considerado como toda actividad remunerada o no, de comercialización, producción, transformación o venta de bienes o servicios, realizada en forma 31 Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997, Grupo de Publicaciones SENA 32 Ibidem 48 independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica por personas que no han cumplido los 18 años de edad. Por otra aparte, estableció que los trabajos prohibidos son todos los trabajos infantiles realizados por personas cuya edad es inferior a aquella en que cesa la obligación escolar o, en todo caso, a catorce años; o que no garantiza a los menores entre 14 y 18 años los derechos consagrados en la ley especialmente:33 1. Que exija capacidades superiores a las que posee el niño de acuerdo al momento particular de su desarrollo, o que afecten o coloquen en riesgo el proceso de desarrollo físico, mental, psicológico, emocional o afectivo. 2. Que impida o dificulte su ingreso, permanencia, desempeño y logros en el sistema educativo. 3. Que no ofrezca tiempo suficiente y espacios adecuados para la recreación, la práctica del deporte, el aprovechamiento del tiempo libre y el descanso. 4. Que no ofrezca al niño las garantías laborales especialmente el acceso a la seguridad social integral, la remuneración mínima legal, una jornada de trabajo de acuerdo con lo establecido con ésta ley y la vinculación con programas de formación para el trabajo. 5. Que conduzca a que la familia del niño o terceros se apropien de su ingreso de su actividad productiva. 6. Que constituya actividad nociva o de alto riesgo para su salud, integridad física y psicosocial. Así mismo se estableció que los niños y niñas entre 12 y 14 años podrían realizar trabajos ligeros, es decir, todo trabajo claramente subordinado a un proceso educativo, que no atente contra el desarrollo integral del niño y que promueva y garantice implícitamente los derechos consagrados en las disposiciones de la ley. Sin embargo, las cifras sobre la explotación infantil en Colombia siguen siendo avasalladoras. Aproximadamente 35 mil niños y niñas son explotados sexualmente en Colombia. Se ha detectado en la última década un aumento del número de niños y niñas inducidos a la prostitución y una creciente inducción en edades más tempranas, inclusive antes de los 10 años. 34 En Colombia, los niños y las niñas entre 7 y 17 años corresponden al 24.61% de la población, es decir 8.150.804 personas (Censo Nacional de Población y Vivienda, 1993), de acuerdo con la Constitución Nacional su principal actividad sería la educación. 33 Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997, Grupo de Publicaciones SENA 34 UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002. 49 En Colombia trabajan más de 2.500.000 niños y niñas. De éste total 1.700.000 son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños y niñas de entre 6 y 11 años. El 80% trabaja en el sector informal. 323.000 niños y niñas se encuentran trabajando en el servicio doméstico en hogares de terceros. En 1996 la Encuesta Nacional de Hogares y la Encuesta de la Niñez y la adolescencia establecieron que, de la población entre 7 y 11 años que trabaja en las 8 ciudades principales colombianas, el 49.3% de los niños y el 64.9% de las niñas lo hacía en el comercio y en las ventas. En la zona rural se encontró que el 87% de los niños y el 50% de las niñas de 10 a 11 años son trabajadores agropecuarios, que laboran diariamente entre 12 y 15 horas, en promedio. Entre el 20 y el 25% de los niños trabajadores desempeña ocupaciones de alto riesgo. Este porcentaje sube a 70% en el sector agropecuario.35 Aproximadamente el 50% de los niños y niñas trabajadores de entre 12 y 13 años no recibe ingresos directos, sino que tienen otro tipo de remuneración. Cuando reciben salario, los menores de 18 años reciben entre 25% y 80% del salario mínimo legal diario. Solamente el 23% de los niños y niñas trabajadores tiene seguridad social, un gran porcentaje de ellos como beneficiarios indirectos, a través de la afiliación de algún familiar.36 De cada 10 menores de 18 años que trabajan, 7 no asisten a la escuela, un 3% de los niños, entre los 7 y 11 años, en las 8 principales ciudades del país, solo trabaja; porcentaje que se incrementa a 5.3% entre los niños de 10 a 11 años, en la zona rural. De la misma manera, en éste último grupo de niños se advierte que 10 de cada 100 niños combinan el trabajo con el estudio. Estos últimos y todos aquellos que por causa del trabajo reducen su rendimiento escolar, se están desgastando física y mentalmente y pierden su potencial de pleno desarrollo. Especialmente inaceptable es el abandono escolar de menores de 14 años, el cual sigue alimentando la pobreza del país. Por ser más frecuente entre los hijos de los más pobres, el abandono escolar también es un obstáculo a la movilidad social, reproduciendo nuevos pobres en las mismas familias. Además de la baja renta de la familia, la presión del mercado que se beneficia de mano de obra barata y el fracaso escolar empujan a niños y niñas a trabajar. También los empujan sistemas de valores culturales que consideran a los niños y niñas como objetos propiedad de su familia y no como sujetos de derecho. Si bien es cierto que algunos tipos de trabajo no riesgosos, ejercidos moderadamente, pueden 35 UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002. 36 Ibidem 50 tener efectos positivos sobre el desarrollo, es absurdo mantener el trabajo como actividad formativa por encima de la escolarización.37 Las principales razones que explican la no asistencia escolar son: las dificultades económicas y la falta de disponibilidad de cupos escolares. De acuerdo con las últimas estimaciones de la OIT 38, unos 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad trabajan a tiempo completo o a tiempo parcial en los países en vías de desarrollo. El 61% de ellos viven en Asia, el 32% en África y el 7% en América latina. Aunque Asia es el continente con el número más elevado de niños que trabajan, la incidencia del fenómeno es mayor en África, donde el porcentaje de niños entre 5 y 14 años de edad que trabajan se sitúa en alrededor del 41%. En Asia, la proporción es aproximadamente la mitad de ese porcentaje (22%), y en América Latina se sitúa en el 17%. Aunque la mayor parte de los niños que trabajan viven en países en desarrollo, las economías industrializadas no están totalmente libres de ese flagelo. En Europa central y oriental, por ejemplo, el fenómeno del trabajo infantil ha resurgido a raíz de la desorganización social y económica ocasionada por la transición hacia una economía de mercado. Los datos que se han obtenido hasta ahora muestran que hay más varones que niñas que trabajan; aproximadamente tres varones por cada dos niñas, en promedio. África tiene la tasa más alta del mundo de participación de las niñas en la actividad económica (37%). Hay que tener presente así mismo, que el número de niñas que trabajan se subestima a menudo en las encuestas estadísticas, en las que por lo general no se tienen en cuenta las actividades no remuneradas que realizan en el hogar o en torno al mismo. Además hay más niñas que varones (en muchos casos se trata de niñas entre 8 y 12 años de edad) que se ocupan durante todo el día de las actividades domésticas que no son de índole económica.39 La mayoría de las encuestas estadísticas abarcan únicamente a los niños de 10 años o más, pero muchos niños comienzan a trabajar antes de esa edad. Los niños de las zonas rurales, particularmente las niñas, tienden a comenzar antes su actividad económica: a los 5, 6 o 7 años de edad. En algunos países, se calcula que los niños menores de 10 años constituyen el 20% de la mano de obra infantil en las zonas rurales y alrededor del 5% en los centros urbanos. Su 37 UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002. 38 El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998 39 Ibidem 51 número puede ser mucho mayor en algunas ocupaciones e industrias, por ejemplo, en el servicio doméstico y en las actividades a domicilio.40 La mano de obra infantil está constituida en su mayor parte por trabajadores familiares no remunerados, com o ocurre con los niños que trabajan en el servicio doméstico, la agricultura, el trabajo a domicilio y las pequeñas empresas familiares, tanto en zonas rurales como urbanas. Es muy poco frecuente, en cambio, el empleo de niños e medianas o grandes empresas, salvo en el sector de las plantaciones de ciertos países. Sin embargo, esas empresas pueden contribuir indirectamente a la contratación de niños como consecuencia de su práctica de rec urrir para algunas actividades a la subcontratación de los servicios de pequeños talleres del sector no estructurado o de trabajadores domésticos, ya que en esos casos se utiliza mucha mano de obra infantil. 41 2.1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL TRABAJO INFANTIL A continuación, se describen las principales causas y consecuencias del trabajo infantil, las cuales permitirán entender más ampliamente las dimensiones de ésta problemática. El fenómeno del trabajo infantil es resultado de una conjugación de factores propios de las condiciones de vida de las personas directamente involucradas, pero también de factores contextuales de carácter externo y más amplio. El problema, por tanto, debe mirarse desde una perspectiva sistémica, lo que implica entenderlo en su multicausalidad y retroacciones entre causas y efectos. En general se han identificado tres grandes fuentes de factores asociados a la presentación del fenómeno del trabajo infantil; estas son de orden cultural, económico y social. Los factores culturales se refieren a imaginarios sobre la función formativa del trabajo y sobre la relación costo/beneficio entre trabajo y estudio, así como a costumbres y tradiciones locales. En efecto, en muchos sectores sociales se tiene un alto reconocimiento hacia el positivo papel que cumple el trabajo infantil en el proceso educativo de los niños y las niñas para forjar un carácter laborioso y 40 41 El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998 Ibidem 52 prevenir su vagancia cuando sean adultos, así como en la iniciación y desarrollo de habilidades y destrezas en un determinado oficio. Los factores económicos también inciden en la presentación del trabajo infantil. Entre estos se encuentra la distribución tan inequitativa y desigual de la riqueza y del ingreso, producto de una cultura que valora, por encima de cualquier otra consideración, el enriquecimiento personal como la máxima expresión posible del éxito social y como principal fuente de la felicidad. Muchos padres que viven en la pobreza consideran que el ingreso que aporta el trabajo de sus hijos es crucial para la supervivencia del grupo, ya sea porque están desempleados, o porque su remuneración es tan baja que con ella no se alcanzan a cubrir las necesidades mínimas de la familia, o porque destinan una parte importante de sus ingresos para el sostenimiento de algún vicio como el consumo consuetudinario de licor o de estupefacientes. Como causas de orden social pueden encontrarse el embarazo adolescente en sectores de estratos bajos y medios, situación que se convierte en una puerta de entrada al mundo adulto y con ello a la vinculación laboral precoz para atender las nuevas responsabilidades maternas; el alto desempleo adulto, como fenómeno social, constituyen otra razón importante para llevar a los niños y niñas al mundo laboral, en manifestación perversa de que los adultos no tienen empleo porque son reemplazados por niños, niñas y jóvenes que deberían estar dedicados a las actividades escolares y de aprendizaje propias de la etapa del desarrollo en la que se encuentran; el cuadro lo completa la aceptación social que tiene el trabajo infantil: las personas compran, como algo normal, las mercancías que venden niños y niñas en la calle, y muchos productos tienen involucrado trabajo infantil en su proceso de producción.42 Por otra parte, el papel del trabajo en la vida de los niños es a veces ambiguo, y suele tener efectos tanto positivos como negativos. Es posible, por ejemplo, que garantice la supervivencia de la familia y del niño, pero que al mismo tiempo lo valoren como una experiencia de aprendizaje para la educación del menor. Es posible que los niños consideren el trabajo como un mal necesario producto de la pobreza, pero que al mismo tiempo lo valoren como una experiencia de aprendizaje y una oportunidad para obtener la estima de sus familiares y fortalece su propia autoestima. Aunque muchas niñas y niños se ven forzados a realizar trabajos monótonos y aburridos, que además pueden ser degradantes y peligrosos, las evidencias también señalan que muchos niños trabajan porque quieren. Algunos lo hacen para obtener dinero para sus gastos; otros, porque les gusta la emoción y el compañerismo que el trabajo les ofrece; y aún otros 42 El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998 53 porque valoran las experiencias de aprendizaje que el trabajo genera. Las niñas a menudo declaran que el trabajo les ofrece la posibilidad de salir de hogares tradicionales y opresivos para acceder a los estilos de vida más modernos que desean adoptar. Es impresionante cuando niños y niñas de los países en desarrollo manifiestan que les produce satisfacción poder ayudar a sus familias a través del trabajo, un sentimiento rara vez encontrado entre los niños trabajadores de los países ricos. 43 La pobreza es una de las principales razones que ha explicado la oferta del trabajo infantil. Aproximadamente el 50% de los niños y niñas trabajadores, entre 7 y 17 años, en las principales ciudades del país, afirman que trabajan para contribuir con los gastos del hogar o ayudar a resolver la difícil situación económica de la familia. La crisis económica enfrentada actualmente por el país, una de cuyas características ha sido el aumento de la tasa de desempleados adultos lo que a su vez ha propiciado, la oferta de y la vinculación a, trabajos en condiciones poco protegidas, ha agudizado la participación de los niños y las niñas en el trabajo. Así mismo, los costos de la educación, la poca disponibilidad de cupos en los establecimientos educativos, o la insuficiente calidad de la educación, inciden en la vinculación de los niños y las niñas al trabajo. El 7.1% de los menores entre 14 y 17 años, en las 8 principales ciudades, afirman que deben trabajar para ayudar a costearse el estudio, y el 14% de las niñas y niños entre 7 y 11 años que no estudian, manifiestan como motivo la falta de cupos escolares.44 Sin embargo, se ha establecido que si se suspendieran los ingresos que aportan al hogar los niños y niñas trabajadores menores de 15 años, los niveles de pobreza, a nivel global, no aumentarían significativamente. En cambio el impulso a programas que permitan aliviar las necesidades presentes en los hogares, supliría en corto tiempo dichos aportes y prevendría la incorporación de los niños y niñas al trabajo. Por otra parte la violencia generalizada que vive el país, ha ocasionado que muchas familias, integradas principalmente por mujeres, niños y niñas, hallan tenido que desplazarse de sus lugares habituales de vivienda y asentarse en lugares extraños donde deben acudir a múltiples estrategias de supervivencia, entre ellas la vinculación de sus hijos pequeños al trabajo. 43 William M. y Jo Borden, Trabajo Infantil promoviendo el interés superior de la niñez trabajadora, Alin Editora S.A., 1999, Honduras 44 AECI, OIT, IPEC Colombia “De sol a sol Plan Nacional de Acción para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores 2000-2002. 54 Otro grupo de causas que explica la presencia del trabajo infantil, se relaciona con la existencia de una demanda particular del mismo, el empleador vincula al trabajo a los niños y las niñas, porque esta mano de obra resulta menos cara que la ofrecida por los adultos. En efecto, como se mencionó anteriormente, la remuneración que ellos reciben es, en todos los casos, inferior al salario mínimo legal por hora trabajada. En promedio, los menores entre 12 y 13 años, a nivel nacional, devengan el 29% del salario mínimo legal. Asimismo, se recurre a la mano de obra infantil porque se les considera menos conflictivos que los adultos o porque se supone que sus características físicas se adaptan más adecuadamente a determinados trabajaos. Los padres también son una de las principales fuentes de demanda de trabajo infantil, en provecho de sus propias familias. Un gran número de niños y niñas trabaja sin remuneración alguna en la huerta, talleres y tiendas familiares cuya viabilidad económica depende de a mano de obra familiar. La demanda de trabajo infantil redunda en beneficio económico para el empleador, a costa del desarrollo físico y emocional de las niñas y los niños. Comprometer el presente y el futuro de ellos en estas circunstancias, no tiene ninguna justificación. Existen de la misma manera consideraciones de tipo cultural, que inciden en la reproducción del trabajo infantil. El trabajo se considera en sí mismo, como un medio de formación y de socialización; simultáneamente el sistema educativo ha perdido legitimidad y algunos padres consideran poco rentable la vinculación de sus hijos a éste; el concepto de niña y de niño como personas especialmente vulnerables y desprotegidas promueve su explotación; en otros casos, se considera al trabajo como un medio para ocupar adecuadamente el tiempo libre de las niñas y los niños. Se cree que de ésta manera se evita que ellos se vinculen con pandillas o incluso al consumo de drogas y alcohol. Finalmente las ausencias o deficiencias, que en materia de trabajo infantil se ha presentado, en la definición de políticas, en el desarrollo de programa, en la asignación de recursos y en la aplicación de sanciones, han permitido que le problema persista. Las implicaciones del trabajo para los niños son igualmente graves tanto para su desarrollo físico como psicológico. Muchos niños que trabajan se exponen a los riesgos físicos propios de su ocupación, a la vez el agotamiento de los niños causa de los horarios demasiados extensos es causa frecuente de accidentes. Entre los riesgos físicos más frecuentes se encuentran: absorción de niveles elevados de plomo o 55 mercurio en la sangre, heridas o lesiones causadas por golpes y otras formas de agresión, infecciones graves por tétanos, problemas pulmonares, deformaciones del esqueleto causadas por el acarreo de cargas pesadas, trastornos cutáneos y otras enfermedades provocadas por la falta de higiene. La agricultura o la explotación de minerales, por ejemplo, expone a los niños y niñas a sustancias químicas tóxicas, a cargas demasiado pesadas y a manipulación de herramientas muy afiladas o de motores sin haber sido formados para ello y sin adoptar las más mínimas precauciones para ello, y por elevado número de niñas y niños vinculados a esta actividad, deben tenerse especialmente en cuenta. Muchas ocupaciones pueden ocasionar a los niños graves problemas de orden psicológico y social. Cabe mencionar las niñas que trabajan en el servicio doméstico, las que son sometidas a la explotación sexual, los niños vinculados al conflicto armado, entre otros. La mayoría de ellos ven afectada su capacidad de relacionarse con los otros, poseen una imagen deteriorada de sí mismos, presentan recurrentemente ideas negativas y de fracaso, su capacidad de gozo se ve limitada y han postergado su presente para asumir la responsabilidad de sostener económicamente a los demás miembros de su familia. Con frecuencia el trabajo se convierte para los niños en una actividad permanente, que los ocupa durante el día muchas horas, haciendo incompatibles la continuación de sus estudios en condiciones satisfactorias. Aunque en ocasiones se plantea que muchos niños que trabajan sacan adelante sus estudios, también es verdad, que la mayoría no acuden o se desvinculan definitivamente de la escuela. El excesivo número de horas que ellos asumen en el trabajo afecta negativamente su capacidad de aprendizaje. Se ha establecido que el rendimiento escolar de los jóvenes entre 12 y 17 años resulta negativamente afectado a partir de las 15 horas de trabajo por semana. En promedio en el país, los niños entre 12 y 13 años trabajan 32.43 horas a la semana. La pobreza es también una consecuencia del trabajo infantil. En efecto un bajo nivel de instrucción, la disminución en la salud física y las dificultades psicosociales originadas en la vinculación precoz al trabajo, redundan en la edad adulta, en una menor posibilidad de acceso al trabajo y unos menores ingresos a lo largo de su vida perpetuándose de esta manera el ciclo de la pobreza. La CEPAL ha llegado a la conclusión que los niños y adolescentes con edades comprendida entre los 13 y los 17 años que trabajan, alcanzan la edad de 18 años con un déficit educativo de más de dos años escolares, comparados con los 56 jóvenes que ingresan en el trabajo con edades comprendidas entre los 18 y 24 años, considera además que ese déficit educativo conduce a una reducción del 20% de sus ingresos mensuales en la vida activa que llevarán cuando sean adultos. Los efectos sociales del trabajo infantil sobre el desarrollo y la seguridad de los niños y niñas son altamente discriminatorios y empeoran la situación de desventaja de personas y grupos que se encuentran ya entre los socialmente marginados, por ello el trabajo infantil es contrario a la democracia y a la justicia social y produce la degradación del cápita humano necesario para el desarrollo económico y social del país. Durante la infancia, el mundo que rodea al niño o niña debe ofrecerle múltiples oportunidades para aprender y para obtener un sano e integral desarrollo humano. En esta etapa de los seres humanos se gestan las habilidades que les permitirán participar plenamente en la vida familiar, comunitaria y económica. No obstante, los trabajadores infantiles se ven privados de este periodo valioso, lo cual tiene repercusiones nefastas en diversos ámbitos de su proceso de desarrollo humano ontogenético, y consecuencias deprimentes a largo plazo, en su vida de adultos. A continuación se mencionan los principales trastornos que genera el trabajo infantil a nivel físico, psicológico, social y las consecuencias económicas, mencionadas en el III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006.45 2.1.1. Trastornos en el desarrollo físico. Las niñas y los niños son mucho más vulnerables que los adultos porque sus cuerpos todavía están creciendo y no están formados completamente. Quienes laboran en las peores formas (tanto las ilícitas como las peligrosas por su naturaleza o por las condiciones en que se realiza) usualmente tienen una salud física deficiente porque el trabajo que ejercen los expone a múltiples riesgos que se expresan en enfermedades y en accidentes. Los efectos pueden ser inmediatos, como por ejemplo, una quemadura o un corte, o pueden tener consecuencias que duran toda la vida, como sufrir alguna enfermedad respiratoria, mutilaciones o deformaciones. 45 OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006, Bogotá: , 2003. 57 2.1.2. Trastornos en el desarrollo psíquico y emocional. Las niñas y los niños trabajadores frecuentemente laboran en actividades que son peligrosas, degradantes y en aislamiento, impropias para esas edades. Muy a menudo son maltratados, abusados y abandonados por sus patrones, con quienes la relación que establecen es de subordinación y dependencia rayana en la servidumbre. Como consecuencia, aprenden desde patrones de socialización completamente inadecuados, con deterioro de su autoestima, con carencia de relaciones afectivas que les brinden un sentido de seguridad, acogimiento y protección, y probablemente desarrollen tendencias agresivas y actitudes de sometimiento, sin un proyecto de vida gratificante y en crecimiento. Al no convivir en un medio amoroso, respetuoso y equitativo, los niños y las niñas que trabajan en las peores formas no interiorizan valores protectores ni democráticos, y pueden tender a repetir en todos sus espacios de interacción los mismos patrones autoritarios aprendidos en la relación laboral. En general, es probable que tengan serias dificultades para desarrollar una personalidad autónoma e independiente. 2.1.3. Trastornos en el desarrollo Social. Las niñas y los niños vinculados a las peores formas de trabajo infantil no tienen la oportunidad de participar en actividades que son vitales para su formación, como por ejemplo jugar, ir a la escuela y socializar con otros niños y niñas. No adquieren el nivel básico de educación que se necesita para enfrentar la vida. Tampoco tienen la oportunidad de interactuar lúdicamente con otras personas, ni de participar activamente, ni disfrutar de la vida. Estas actividades son desdeñadas a favor del trabajo, lo que reduce u obstaculiza el desarrollo de habilidades y competencias comunicativas, disminuye su capacidad de aprendizaje conceptual y con ello la pérdida de oportunidades sociales. Seguramente se les dificultará el trabajo colaborativo, la creatividad y la coordinación o liderazgo en procesos sociales. 2.1.4. Consecuencias económicas . Hacia el futuro, el trabajo infantil se constituye en la perpetuación del ciclo de pobreza para los niños y niñas que se han visto compelidos a vincularse a él, por cuanto les impide el acceso a la educación y al conocimiento, y por tanto los somete, ya como adultos, a empleos con baja calificación y mal remunerados. Visto desde una perspectiva macroeconómica, el trabajo infantil impide, por todo lo anotado atrás, el mejoramiento y desarrollo del capital humano del país, y concomitantemente contribuye a la agudización o 58 mantenimiento de la inequidad en la distribución del ingreso y de la riqueza social. Esta situación se refleja directamente sobre las condiciones de toda la sociedad en términos de desarrollo cultural y calidad de vida en general, como lo expresa el DANE: "La estimación total de ingresos esperados a lo largo de la vida, para quienes ingresan a muy temprana edad al mercado de trabajo, sin completar los ciclos básicos de educación, es muy inferior a los que se pueden estimar para quienes ingresan más tarde y con un mejor nivel de educación, además de trabajar menos, se cuenta con educación, mejores posibilidades de construcción de identidad y desarrollo personal, que necesariamente se refleja en bienestar social, en consecuencia, el trabajo infantil es una gran pérdida imposible de estimar en términos macroeconómicos". 2.2. PLANES NACIONALES PARA LA ERRADICACIÓN DEL TRABAJO INFANTIL En 1995, mediante el Decreto Presidencial No. 859, en Colombia se constituyó el Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Joven trabajador, como instancia máxima encargada de formular y ejecutar la política frente al tema, con una integración tripartita del Gobierno, los gremios de empleadores y las asociaciones de trabajadores. El Comité ha impulsado la ejecución de dos planes nacionales de acción, con las vigencias 1996-1999 y 2000-2002. El primer plan hizo énfasis en acciones dirigidas a sensibilizar a la población frente al trabajo infantil, comprometer a los sectores claves con competencia en el tema, posicionarlo en la agenda pública y conocer a fondo la problemática. 46 Habiendo concluido la vigencia del primer Plan, las instituciones miembros del Comité Interinstitucional Nacional, conjuntamente con otras organizaciones competentes, formularon y aprobaron el segundo Plan Nacional de Acción para la erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores entre 5 y 17 años: 2000- 2002. El segundo plan, formulado dentro de un nuevo marco 46 OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006, Bogotá: , 2003. 59 normativo con la promulgación del Convenio 182 de la OIT en 1999, dio prioridad a la prevención y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, entre ellas el comercio callejero y las labores en plazas de mercado, la explotación sexual infantil, el trabajo en la minería artesanal, el trabajo doméstico y en la agricultura comercial. Este Plan determinó la puesta en marcha de planes operativos anuales como mecanismos para desarrollar los lineamientos, ajustar la planeación a las posibilidades concretas de las entidades y definir metas e indicadores específicos. Dado el buen resultado como instrumento complementario al plan indicativo, el Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-2006, retoma el mecanismo de los planes operativos anuales en los distintos niveles territoriales. De acuerdo con el Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-200647, se observan algunas pautas y tendencias que vale la pena resaltar. En primer lugar, sobresale el creciente compromiso de las regiones por erradicar y prevenir el trabajo infantil así como proteger el trabajo juvenil en condiciones permitidas. Esto se materializa en la formalización de espacios de coordinación interinstitucional e intersectorial y en la progresiva inclusión del tema en los planes de desarrollo. El desafío gira en torno a dar plena vida a estos espacios nacientes y a extender, apoyar y fortalecer todo el proceso en el nivel municipal. Es fundamental involucrar activamente a los munic ipios, pues es en ellos donde se materializa el trabajo infantil. Por otro lado, se observa que a nivel nacional y departamental las acciones presentan comportamientos diferentes, lo que se explica en la trayectoria misma del tema en dichos escenarios. Lo anterior dibuja una distribución heterogénea de las acciones dentro de cada línea, que responde acertadamente al grado de desarrollo y formalización de la problemática en cada nivel. 47 OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar, Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-2006 60 Figura 1. Consolidado de acciones 2004 a nivel nacional *OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar, Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-2006 A nivel nacional sobresalen con un 41% las acciones encaminadas a fortalecer la política pública. Esto evidencia que las entidades del Comité Interinstitucional se han concentrado en responder a cabalidad a los mandatos descentralizadores del Tercer Plan Nacional a través del fortalecimiento de las instancias locales y la puesta en marcha de programas y proyectos que beneficien de manera directa a los niños, niñas y jóvenes que trabajan. Desde esta misma perspectiva, resulta natural que ocupen un segundo lugar de importancia las acciones emprendidas en la línea de formación (30%), ya que la tarea de sensibilizar y comprometer a las instituciones de orden municipal, departamental y nacional es lo que garantiza el progresivo posicionamiento de la temática. Se registra un 15% en las labores emprendidas en la línea investigativa. Su peso moderado frente a las dos primeras variables se explica en los desarrollos previos obtenidos en los primeros dos planes nacionales, donde el comportamiento de esta variable fue más protagónico dada la urgencia de la caracterización y conocimiento de una problemática que para entonces resultaba desconocida. Hoy en día ya se han consolidado saberes en la materia, lo que explica la focalización de acciones en otras líneas y prioridades. No obstante, es necesario continuar profundizando en el esfuerzo investigativo, en especial si se tiene en cuenta la amplia gama de posibilidades que presenta el tema de peores formas, donde no hay saberes consolidados en muchas de estas nocivas ocupaciones. Por ultimo, la línea normativa recoge el 14% de las acciones, evidenciando la creciente relevancia que ha adquirido la garantía y sostenibilidad de la política pública desde los instrumentos jurídicos y legales. 61 Figura 2. Consolidado de acciones 2004 a nivel departamental *OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar, Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-2006 A nivel departamental se observa que el mayor número de acciones se concentraron en la línea de formación. Esto obedece a la gran tarea de sensibilización que debe llevarse a cabo en todo lo largo y ancho del país para que el trabajo infantil y sus peores formas vayan consolidándose y reconociéndose como un problema social que requiere de acciones inmediatas y urgentes. Un segundo lugar lo ocupan las acciones desarrolladas en el marco de la investigación. Esto puede ser entendido como un avance en el reconocimiento de la incidencia e importancia de la línea investigativa, así como en la comprensión de la problemática regional. Sobresalen en estas acciones las caracterizaciones y diagnósticos. Aunque existen niveles diferentes de profundidad, se observa que el 67.8% de los departamentos encuestados exploraron durante el 2004 su problemática a nivel local. Las acciones en el desarrollo de la política pública ocupan tan solo un 12% lo que se explica desde una hipótesis que arroja los mismos datos: la mayoría de las acciones de esta línea han sido planificadas desde el nivel nacional, lo que evidencia un camino reciente y nuevo en el diseño y ejecución de estas acciones por iniciativa departamental. Por último, ocupan un 2% las labores emprendidas en el posicionamiento de una legislación protectora de los derechos de los niños y las niñas. Para prevenir el trabajo infantil, es preciso promover la escolarización universal, gratuita y obligatoria durante la educación básica, y diseñar sistemas para que las familias más pobres puedan mantener a sus hijos en la escuela. Así mismo, es 62 necesario des estimular la deserción escolar y promover sistemas de vigilancia, detección y erradicación del trabajo infantil especialmente en sus peores formas. 48 En los últimos años, el gobierno de Colombia viene trabajando mano a mano con el Programa de Erradicación de Trabajo Infantil (IPEC) y la Organización Internacional de Trabajo (OIT) para disminuir la vinculación de niños al mercado laboral. Una de las estrategas consiste en dar todos los años un reconocimiento económico al municipio que tenga mayor desarrollo en políticas para la erradicación del trabajo infantil. 49 48 UNICEF, Procuraduría General de la Nación, “La infancia, la adolescencia y el ambiente sano en los Planes de Desarrollo departamentales y Municipales”, Bogotá, Colombia, 2005 49 UNICEF, Procuraduría General de la Nación, “La infancia, la adolescencia y el ambiente sano en los Planes de Desarrollo departamentales y Municipales”, Bogotá, Colombia, 2005 63 3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES El proyecto de Ley 215 de 2005, parte de un fundamento esencial para la cultura, la sociedad, las instituciones y el orden jurídico: los niños, las niñas y los adolescentes son personas, lo que significa que poseen los atributos fundamentales de la libertad, la responsabilidad, la dignidad y la autonomía como patrimonio inalienable. En consecuencia, son sujetos titulares de derechos humanos universales, indivisibles, interdependientes y relacionados entre sí. El aporte de la normatividad colombiana es significativo para definir los principios fundamentales relativos a los niños y precisar su contenido y alcance. En particular el cuerpo legal ha desarrollado lo siguientes principios: prevalencia de los derechos de los niños sobre los derechos de los demás; protección especial por parte del estado, la familia y la sociedad; interés superior del niño; dignidad humana; solidaridad social; reconocimiento pleno de los derechos y el principio de la intangibilidad de los derechos, garantías y libertades de los niños. El Código para la Infancia y la Adolescencia, el Proyecto de Ley 215 de 2005, guarda mucha coherencia con el bloque de constitucionalidad, los convenios internacionales relacionados con el tema del trabajo infantil; la normatividad internacional ha fundamentado la estructura de la Ley 215 de 2005 en ésta materia, puede decirse que la normatividad internacional fue utilizada como parámetro de control de constitucionalidad de la Ley. Específicamente, se fundamenta en la Convención de los Derechos de los Niños, cuyos principios fueron tenidos en cuenta en lo relacionado con la protección especial para el menor y la disposición de todos los mecanismos necesarios para que los menores puedan desarrollarse integralmente, garantizando y protegiendo sus derechos. Este Proyecto de Ley se constituye en una medida legislativa apropiada que propende por la protección de los menores contra las diferentes formas de explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación y cumple con el establecimiento de una edad mínima para trabajar acorde con el Convenio 138 (1973); la Ley eleva la edad mínima de admisión al empleo y condiciona la autorización para los menores de ésta edad únicamente en el desarrollo de actividades artísticas o deportivas, acogiendo las sugerencias del convenio, en el cual se prevé que ésta no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar o, en todo caso, a los 15 años, a pesar de que el mismo específica que en los países 64 en vía de desarrollo su permite inicialmente una edad mínima general de 14 años en lugar de 15. Colombia ha adquirido un gran compromiso para garantizar y proteger los derechos de los niños y las niñas, el Código de la Infancia y la Adolescencia, Ley 215 de 205, genera el particular compromiso de erradicar el trabajo infantil para los menores de 15 años así como la eliminación de las peores formas del trabajo infantil como una medida prioritaria a nivel internacional y está no será una tarea fácil. En todos los casos la prohibición absoluta de trabajos peligrosos, ilícitos o inmorales, tal como se desprende del artículo 32 de la Convención Internacional, constituye un requisito imprescindible de cualquier política en ésta área y así lo especifica la Ley 215. En el artículo 20, la Ley presenta 19 situaciones que ameritan la protección de los menores por parte del Estado, ampliando el ámbito de la protección y especificando situaciones como el desplazamiento forzado, las guerras y los conflictos armados, el reclutamiento y utilización de los niños por parte de los grupos armados, el secuestro y la trata de personas, la prostitución o explotación sexual, la situación de vida en calle de niños y niñas, el trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a la educación, las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la OIT, el contagio de enfermedades infecciosas provenientes de la gestación, enfermedades de transmisión sexual, entre otros. Un importante aporte de la Ley, lo constituye el Sistema Nacional de bienestar Familiar, Políticas Públicas e Inspección, Vigilancia y Control aportando no sólo en la definición de las políticas publicas en el país en lo relacionado con la infancia y la adolescencia, además establece claramente, los lineamientos y principios que deben cumplir, así como los responsables en todo el territorio nacional en la materia, definiendo igualmente responsabilidades disciplinarias en su incumplimiento. Por otra parte, el hecho de abordar el alcance y el contenido del Proyecto de Ley desde otras disciplina y no únicamente desde el ámbito jurídico, como ha sido el propósito de éste trabajo es importante analizar los postulados de algunos autores relacionados con el impacto de los planteamientos de la Ley 215 de 2005 en los menores desde el punto de vista psicológico y evolutivo. Teniendo en cuenta los planteamientos de autores como Erikson y Piaget, indiscutiblemente la infancia y la adolescencia, son periodos de vital importancia en el desarrollo humano. 65 Como menciona Feldman (1995) la naturaleza del desarrollo social temprano de un niño fundamenta las relaciones sociales que perdurarán toda la vida y en esa medida la interacción social con niños de su misma edad cobra una importancia fundamental que no debe ser truncada. La vida y los contextos sociales en los cuales se desarrolla son más complejos a medida que el ser humano crece y se desarrolla y los adultos juegan un papel central en la forma como los niños y los adolescentes aprender a resolver sus conflictos personales. En éste sentido, el juego es un medio indispensable para que los menores aprendan a cooperar e interactuar con los otros niños, estimulando los procesos de socialización y el desarrollo de habilidades motoras. El niño puede ensayar a través del juego el mundo de los adultos, pero no esta preparado para enfrentarlo realmente, teniendo en cuenta su pensamiento mágico y fantasioso común hasta antes de la adolescencia, que lo hace vulnerable a la explotación, al abuso y al engaño, por lo tanto los adultos pueden vincularlos fácilmente en actividades que afectan su desarrollo físico, psicológico, moral y social, sin que tengan plena conciencia al respecto, dado su pensamiento egocéntrico. Si bien las consecuencias del trabajo infantil en los menores abarcan desde aspectos físicos hasta los sociales y los psicológicos, las experiencias tempranas en trabajos degradantes afectan su autoestima y autoimagen, su identidad de género, y propician el posterior desarrollo de trastornos e inadecuados patrones de comportamiento en la interacción social, en la proyección de sí mismos y en la manera de vivir la sexualidad. Sin lugar a dudas, la escuela es una agencia socializadora y determinante en el concepto que el niño se forma de sí mismo, la interacción con el grupo de iguales determina el desarrollo del niño en el fortalecimiento del yo y en la interacción social. Es por ello, que una de las alternativas claras para resolver el problema del trabajo infantil, como han mencionada diversos autores es la vinculación a la educación, es decir, que los niños, las niñas y los adolescentes puedan ejercer plenamente su derecho constitucional a la educación y que el Estado movilice todos los recursos necesarios para garantizarlo. Como se mencionó anteriormente, es de vital importancia de exponer a los menores a experiencias relevantes, sin las cuales, son incapaces de alcanzar los niveles máximos en su desarrollo cognitivo, ya que la naturaleza del medio afecta el tipo de estructuras mentales, de allí la necesidad de ofrecer a los menores medios con características adecuadas para su desarrollo cognitivo y estos se pueden controlar más eficientemente en la escuela, igualmente no se 66 puede dejar de lado el rol que juega la familia y el ambiente inmediato en el cual el niño se desarrolle ya que la educación aunque es una función principal de la escuela no depende exclusivamente de ella. En la adolescencia, se desarrolla el conflicto de dependencia Vs independencia, y al ser enfrentados a situaciones, tareas o trabajos que no puedan dominar, se convierte en una edad crítica para el desarrollo de episodios depresivos, conflictos interpersonales y ansiedad. El niño que ha estado sujeto a injusticias, rechazos, recibiendo una disciplina dura e inconsistente, podrá convertirse en un individuo rebelde, incorregible y sin respeto a normas sociales. Desde el punto de vista psicológico, el trabajo infantil, afecta negativamente el óptimo desarrollo de los menores, y puede convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos y de patologías, como depresión, trastornos de ansiedad y estrés. Sin embargo, es necesario, delimitar la definición de trabajo infantil, ya que los avances en éste sentido son muy débiles y no posibilita el apoyo de los menores en ciertas actividades que desde ningún punto de vista afectan su desarrollo sino que por el contrario lo estimulan y potencializan, especialmente en la adolescencia. Por lo tanto es preciso establecer el criterio de intensidad al momento de definir lo que se entiende por trabajo infantil, así como las características de la labor, con el fin de determinar claramente los criterios y las labores que ameritan realmente una autorización, remuneración y demás condiciones que determina la Ley. El Proyecto de Ley 215 de 2005 autoriza el trabajo para los adolescentes en formación únicamente en centros de aprendizajes autorizadas como el SENA, este hecho aunque pretende proteger a los menores de los abusos y la explotación, responsabilizando a centros con experiencia y desde los cuales se pueda tener control de las acciones y de los procesos de los menores, podría igualmente, en alguna medida tener una fuerte influencia en la cultura, dificultando la labor educadora de los padres , la familia y la sociedad en general. De acuerdo con las principales teorías del aprendizaje, los seres humanos aprenden por imitación, por modelamiento, por ensayo y error, entre otras formas de aprendizaje, como el significativo, a manejar diferentes situaciones de la vida, que desde la perspectiva del concepto podrían entenderse como trabajo infantil. Por ejemplo, el apoyo y las actividades que un menor realiza en su casa, con su familia, y que desde cualquier punto de vista tienen una función educadora, podrían clasificarse como trabajo infantil, sin embargo, ¿de 67 que otra forma pueden los adultos, los padres y familiares preparar a los adolescentes para enfrentar las situaciones reales de la vida?. En éste sentido, la ley exige cambios culturales trascendentales en las costumbres y en la forma de educar a los niños colombianos en los distintos estratos económicos. En éste sentido, los bienes como los servicios prestados por seres humanos incluyen, en mayor o menor medida, el componente conocimiento. Por ejemplo, o l s campesinos que cultivan papayas deben conocer cómo arar la tierra, cuándo sembrar las papayas, como atacar sus principales enfermedades, cuándo cosechar las papayas, cómo almacenarlas y como venderlas a los intermediarios. Acumular estos conocimientos, comprenderlos y saber aplicarlos en cada circunstancia peculiar, puedo significar para cada campesino un costo de años, cuando no décadas. Otros campesinos, por supuesto, debieron enseñarles a hacerlo; sin avaricia sin cobrar por sus enseñanzas. A esos campesinos profesores también, antes, otros campesinos generosos les enseñaron el arte de cultivar papayas.50 Este tipo de aprendizajes, generalmente se inician a muy temprana edad, los niños que crecen en el campo aprenden haciendo, el problema radica en poder determinar los límites entre lo que es trabajo infantil y lo que es un proceso de aprendizaje informal en la familia, o en el medio directo en el cual los menores se desenvuelven y que en la mayoría de los casos puede determinar fuertemente su futuro. Para los campesinos, la organización familiar para la producción es parte de su estrategia de vida. En ella el papel de cada miembro es fundamental en el ciclo económico y en la regulación social y responde a reglas de comportamientos culturales tradicionalmente asumidos y ejercidos según edad y sexo. Los hijos varones más o menos hasta los 10 años están muy ligados a la esfera de la casa bajo la autoridad materna. Posteriormente, empiezan a estar bajo la tutoría del padre quien los involucra de lleno en las labores agrícolas, aunque no siempre su intervención es determinante en el estado económico familiar, estos tienen una participación activa en la generación de recursos. Igualmente, las niñas desde temprana edad empiezan a asumir tareas relacionadas con labores domésticas. Paulatinamente, son involucradas por su madre en la realización de tareas como barrer, lavar la loza o alimentar las aves de corral. 50 Ampliar en De Zubiría, Miguel, Pedagogías del Siglo XXI: Mentefactos I, Colombia, 1998 68 A medida que crecen, la madre va delegando en ellas mayores responsabilidades como cocinar o cuidar de sus hermanos menores . Paralelamente se van vinculando en tareas agrícolas al lado de sus padres.51 El funcionamiento de las familias campesinas se puede ver como una unidad de producción. Sus actividades cotidianas están ligadas a la generación de fuerza de trabajo para la supervivencia y en la medida en que sus miembros sean más numerosos y estén más capacitados para ejercer actividades productivas, aumentará también su competencia. Por lo tanto, es necesario realizar investigaciones que permitan establecer más claramente la relación entre el trabajo infantil y sus consecuencias a nivel psicológico y antropológico, que tengan en cuenta, las diferencias culturales, sociales y locales de los menores; ya que la Ley 215, generaliza la política internacional de erradicación del trabajo infantil pero no ha profundizado en su incidencia en la cultura, costumbres y el impacto moral y social que esta erradicación pueda tener en la identidad e idiosincrasia de grupos como los campesinos y los indígenas, en las cuales, se enseña a los menores desde temprana edad saberes básicos para su sobrevivencia. Por lo tanto es indispensable analizar la problemática desde un punto de vista no sólo psicológico, sino antropológico y sociológico. Por otra parte, el proyecto de Ley hace un importante avance especificando las características de las políticas públicas para la infancia y la adolescencia. Lamentablemente, las intervenciones tradicionales como las leyes que establecen edades mínimas de ingreso al trabajo, las inspecciones oficiales de los centros de trabajo y prácticas laborales, el control del trabajo infantil a través de permisos de trabajo y la escolaridad obligatoria hasta una edad establecida, no esta generando los beneficios esperados para la niñez y en Colombia esta situación se complica por la ausencia de adecuados sistemas de control. El trabajo infantil no debe tratarse como un problema estrecho, debe ser considerado desde una perspectiva más amplia, es decir, como un tema relacionado con el desarrollo de la niñez y su relación con la sociedad.52 A pesar de los esfuerzos para erradicar el trabajo infantil, ésta tarea no ha sido fácil, es imprescindible continuar promoviendo cambios en las políticas y prácticas de manera tal que las niñas y los niños involucrados en los trabajos 51 Tomado de Franco y Pérez, ”Antropología Social”, UNAD, Bogotá, 2001 52 William M. y Jo Borden, Trabajo Infantil promoviendo el interés superior de la niñez trabajadora, Alin Editora S.A., 1999, Honduras 69 más peligrosos y explotadores obtengan primera prioridad, y que todos los niños tengan acceso a la educación; estas acciones requieren de una ardua labor de educación al público. Como ha ocurrido anteriormente, los procedimientos para la aplicación de las Leyes presentan dificultades y a menudo las funciones institucionales no son claras o presentan conflicto entre sí; igualmente, los mecanismos de inspección, vigilancia y control sobre el trabajo infantil, son prácticamente inoperantes, y las organizaciones de la sociedad civil no han ejercido su función veedora en la materia, si bien, los datos estadísticos con que se cuenta en el tema de trabajo infantil son de estudios realizados en 1997 y en el 2001, lo que muestra esta problemática alejada de la realidad actual.¿Será que el Estado si cuenta con los recursos y los mecanismos necesarios para el óptimo funcionamiento del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, Políticas Públicas e Inspección, Vigilancia y Control? De hecho, las acciones de los planes para la erradicación del trabajo infantil se han especializado más en procesos de capacitación y de divulgación en la materia, que en acciones que realmente permitan la erradicación del mismo, actualmente, no se puede medir el impacto real de estás acciones porque no se cuenta con mecanismos apropiados para el seguimiento y control del trabajo infantil en todo el territorio nacional, y aunque se han fortalecido las políticas y descentralizado las acciones a los departamentos, en este momento no se conoce le impacto real de las mismas en la disminución del trabajo infantil. Dado que el fenómeno del trabajo infantil es altamente complejo tanto en sus causas como en sus manifestaciones, y que se encuentra culturalmente muy arraigado en las poblaciones que tradicionalmente se han visto afectadas por la pobreza, su eliminación resulta también compleja y difícil, por lo cual se entiende que su erradicación de la faz de la tierra será producto de un proceso que requiere de multiplicidad de acciones en diversos frentes, que van desde la sensibilización y toma de conciencia por parte de las mismas familias involucradas, hasta la penalización y sanción de los adultos que someten a los niños y niñas a labores altamente perjudiciales para la integridad y el sano desarrollo de estos, pasando por el fortalecimiento del sistema educativo y de seguridad social, así como el combate contra el desempleo y contra las condiciones de pobreza. Es fundamental, el fortalecimiento de la inversión social del Estado, así como el fortalecimiento de su infraestructura, la disposición de recursos y la realización de investigaciones y estudios que evalúen las consecuencias, económicas, 70 sociales y culturales de la erradicación del trabajo infantil, desde un punto de vista interdisciplinario. BIBLIOGRAFÍA AECI, OIT, IPEC Colombia, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil, “De sol a sol Plan Nacional de Acción para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores 2000-2002. C-225 de 1995 Código del menor, compilado, concordado y anotado por Eunice Salazar Sarmiento, Editorial Leyer. Constitución Política de Colombia, 1991. DE ZUBIRÍA, Miguel, Pedagogías del Siglo XXI: Mentefactos I, Colombia, 1998 FELDMAN R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc Graw Hill, México FLÓREZ Carmen y MÉNDEZ Regina, “Niñas, niños y jóvenes trabajadores Colombia 1996”. 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