análisis del trabajo infantil en colombia

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ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA
LEGAL Y PSICOLÓGICA
ANNE LLIDER GIL BATISTA
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
FACULTAD DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS
BOGOTÁ D. C.
2006
ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA
LEGAL Y PSICOLÓGICA
ANNE LLIDER GIL BATISTA
Ensayo de grado para optar al título de
Especialista en Derechos Humanos
Tutor:
KENNETH BURBANO V.
Abogado
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
FACULTAD DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHOS HUMANOS
BOGOTÁ D. C.
2006
A mi familia, a mis amigos,
y a mis compañeros.
iii
AGRADECIMIENTOS
La autora expresa sus agradecimientos a:
Kenneth Burbano V., Abogado y Tutor de éste ensayo por su valiosa
orientación, su constante motivación y por sus incalculables enseñanzas.
Patricia Delgado, Abogada y compañera, por su entereza, su aliento y
confianza.
iv
CONTENIDO
pág
INTRODUCCIÓN
1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTUAL DEL
TRABAJO INFANTIL
4
1.1. DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS DE LOS NIÑOS,
CONVENIOS INTERNACIONALES Y LEGISLACIÓN NACIONAL.
5
1.1.1. Contexto Internacional
6
1.1. 2. Contexto Nacional
16
2. ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA
44
2.1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL TRABAJO INFANTIL
51
2.1.1. Trastornos en el desarrollo físico
56
2.1.2. Trastornos en el desarrollo psíquico y emocional
57
2.1.3. Trastornos en el desarrollo Social
57
2.1.4. Consecuencias económicas
57
2.2. PLANES NACIONALES PARA LA ERRADICACIÓN DEL
TRABAJO INFANTIL
58
3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
63
BIBLIOGRAFIA
v
LISTA DE TABLAS
pág
Tabla 1. Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del
Niño.
9
Tabla 2. Clasificación de las peores formas de trabajo
Tabla 3. Desarrollo de la Personalidad según freud, Erikson y Piaget
13
30
Tabla 4. Factores de riesgo en el desarrollo
34
Tabla 5. Descripción de Rutter de cuatro mecanismos de protección
35
vi
LISTA DE FIGURAS
pág
Figura 1. Consolidado de acciones 2004 a nivel nacional
60
Figura 2. Consolidado de acciones 2004 a nivel departamental
61
vii
ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA: PERSPECTIVA LEGAL Y
PSICOLÓGICA
Anne LLider Gil Batista
RESUMEN
El objetivo fundamental de éste ensayo consistió en analizar el trabajo infantil en
Colombia, desde una perspectiva legal y desde un marco psicológico que busca evaluar
los lineamientos legales en términos de las teorías del desarrollo y del proceso evolutivo
humano, así como las posibles consecuencias o beneficios en el plano biopsicosocial en
los niños y los adolescentes. Se analizó el contenido del Proyecto de Ley 215 de 2005, en
el marco del derecho internacional de los derechos humanos, la normatividad nacional y
del Código del Menor Decreto 2737 de 1989. En términos generales, el Proyecto de Ley
215 de 2005 vincula los principales lineamientos de los Convenios relacionados con los
derechos de los niños, específicamente los referentes al trabajo infantil ratificados por
Colombia, en especial el establecimiento de una edad mínima para el ingreso al trabajo a
los 15 años, con el fin de proteger la educación formal de los menores, igualmente, solo
autoriza el trabajo para los adolescentes ente los 15 y los 17 años para el desarrollo de
actividades relacionadas con la cultura, las artes y el deporte.
Dentro de las principales conclusiones se menciona que desde el punto de vista
psicológico, el trabajo infantil, afecta negativamente el óptimo desarrollo de los menores, y
puede convertirse en un factor de riesgo para la presencia de trastornos y de patologías,
como la depresión, trastornos de ansiedad y el estrés. Sin embargo, es necesario,
delimitar la definición de trabajo infantil, ya que los avances en éste sentido son muy
débiles y no posibilita el apoyo de los menores en ciertas actividades que no afectan su
desarrollo sino que por el contrario lo estimulan y potencializan, especialmente en la
adolescencia y si podría por el contrario afectar la dinámica social y cultural de algunos
grupos como los campesinos. Finalmente, es fundamental, el fortalecimiento de la
inversión social del Estado, el de su infraestructura, la disposición de recursos necesarios
para establecer adecuados mecanismos de control y seguimiento de ésta problemática,
así como la realización de investigaciones y estudios que evalúen las consecuencias,
económicas, sociales y culturales de la erradicación del trabajo infantil, desde un punto de
vista interdisciplinario.
Palabras claves:
Derechos Humanos, Trabajo infantil, Derechos del Niño, Convenios Internacionales
2
INTRODUCCIÓN
Las estadísticas han demostrado que el trabajo infantil en Colombia sigue siendo
preocupante a pesar de los avances legislativos.
El trabajo de los menores de edad es un problema complejo y refleja una violencia
estructural enquistada en muchas sociedades, latente o patente, que afecta al niño
de manera integral.
En todo el territorio nacional es notoria la existencia de niños y jóvenes que
realizan diferentes actividades con el fin de conseguir un lucro económico, es
necesario conocer a profundidad estas situaciones y analizarlas a la luz de las
normas vigentes.
En éste ensayo se hará un análisis del trabajo infantil en Colombia, desde una
perspectiva legal, abordando la protección o violación de los derechos del niño y
los mecanismos de protección. Desde un marco psicológico que buscará evaluar
los lineamientos legales en términos de las teorías del desarrollo y del proceso
evolutivo humano, así como las posibles consecuencias o beneficios a nivel
biopsicosocial en los niños y los adolescentes.
El objetivo fundamental consiste en estudiar el impacto de la normatividad
existente en aquellos trabajos peligrosos o que puedan entorpecer la educación de
los niños, que sean nocivos para su salud o para su crecimiento físico, mental,
espiritual, moral o social.
Se hará un acopio de información, leyes, tratados, acuerdos y diferentes estudios,
con el fin de evaluar la situación actual, las consecuencias, beneficios y protección
para los menores trabajadores, tomando como referencia el Código de la Infancia
y la Adolescencia, Proyecto de Ley 215 de 2005.
Se examinará el contenido del Proyecto de Ley 215 de 2005, en el marco del
derecho internacional de los derechos humanos , la normatividad nacional y del
Código del Menor vigente, para ver su vinculación con los Convenios referentes a
los derechos de los niños, específicamente de trabajo infantil en Colombia.
Igualmente, se revisará tanto los contenidos como el alcance del Proyecto de Ley
215 de 2005, desde una visión psicológica e integral del desarrollo de los
menores.
3
Lo anterior, pretende determinar el alcance de éste Proyecto de Ley, las
obligaciones del Estado, la sociedad y la familia, en lo concerniente al trabajo
infantil, proponer posibles alternativas de solución y abogar por la protección de
los derechos de los niños para minimizar así la explotación infantil en Colombia.
El proyecto consta de dos partes, un marco legal y psicológico y finalmente un
capitulo de análisis de la problemática. En primer lugar se realizará una
contextualización del tema haciendo un recorrido por la normatividad in ternacional
en derechos humanos y la legislación nacional, sobre los derechos de los niños y
el trabajo infantil; posteriormente se harán apreciaciones conceptuales desde la
psicología sobre el trabajo infantil, teorías del desarrollo, realizando un
acerc amiento a la situación actual del problema y a las implicaciones del Proyecto
de Ley 215 de 2005. Finalmente, se hacen unas conclusiones y recomendaciones.
4
1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTUAL DEL TRABAJO
INFANTIL
Colombia es un país latinoamericano con una larga historia de conflictos
bipartidistas que han desencadenado una serie de fenómenos sociales afrontando
igualmente narcotráfico y conflictos armados que han generando desplazamiento
forzado, aumentando los índices de pobreza y desempleo en las ciudades.
Es común encontrar a niños trabajando en diferentes actividades con el fin de
conseguir un sustento para sobrevivir, son niños y jóvenes que por la necesidad
de trabajar no tienen acceso a la educación y a otras actividades inherentes a su
edad cronológica.
Colombia ha firmado diferentes acuerdos y tratados que obligan al Estado a
proteger a la población infantil, en éste capítulo, se realizará un pequeño recorrido
histórico en el tema de los Derechos del Niños, revisando los Convenios
Internacionales, la Convención sobre los Derechos del Niño, y la normatividad
nacional en lo relacionado con el Trabajo infantil.
Sobre el trabajo infantil desde una óptica psicológica, igualmente, se expondrán
en el documento algunos postulados sobre las principales teorías del desarrollo
infantil, así como algunos factores de influencia.
Es importante tener en cuenta que durante prolongado tiempo el ser humano ha
especulado sobre las disfunciones de la conducta, centrando inicialmente el
interés en los adultos. Las primeras referencias a problemas específicos de la
infancia datan de principios del siglo diecinueve, a finales de dicho siglo ya se
habían hecho algunos intentos de clasificar los trastornos del niño, habiéndose
propuesto una serie de causas. El retraso mental recibió mucha atención,
aunque también se estudiaron la psicosis, la agresividad y la hiperactividad. Sin
embargo, fue a principios del siglo veinte cuando se extendió el estudio
sistemático de la infancia y la adolescencia, con o
l s trabajos de Stanley May
quien comenzó a recopilar datos a través de cuestionarios relativos a miedos,
sueños, preferencias, juegos y demás; del mismo modo, el trabajo realizado por
Alfred Binet y Theophil Simon, quienes diseñaros unas pruebas que permitieron
establecer una norma de edad mediante las cuales podía evaluarse el
5
rendimiento intelectual. En 1905 el Test Binet-Simon se convirtió en la base del
desarrollo de los test de inteligencia.1
Otra figura eminente fue Arnold Gesell, quien realizó un registro meticuloso de
la conducta física, motora y social de niños pequeños. En síntesis, alrededor de
1920, el estudio del niño comenzó a beneficiarse de una serie de proyectos de
investigación longitudinal que evaluaban al niño y al adolescente a medida que
iba evolucionando a lo largo de los años. Actualmente, el estudio y el tratamiento
de los trastornos de la infancia y de la adolescencia engloba distintas actividades
multidisciplinarias, teniendo una influencia especial el interés renovado en la
cognición humana, el énfasis dado al contexto social, los avances en las ciencias
biológicas y la convergencia evolutiva con el ámbito clínico y médico. 2
1.1. DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS DE LOS NIÑOS, CONVENIOS
INTERNACIONALES Y LEGISLACIÓN NACIONAL.
Históricamente, el hombre se ha pensado a si mismo en una búsqueda
permanente de la razón de su existencia y de su devenir en la historia; en ésta
búsqueda desde la edad antigua diferentes pensadores se han preocupado por la
noción del ser, cuestionándose a sí mismos, a sus sociedades y comunidades
culturales, reconociendo sus facultades como seres pensantes, con deseos y
pensamientos propios.
Al adentrarnos en el estudio de los derechos humanos, inevitablemente sufrimos
un cambio cognitivo y comportamental muy fuerte, es un tema que afecta no solo
la manera en que nos percibimos, nuestras creencias, pensamientos y
sentimientos, sino que afecta también la manera en que percibimos a los demás
seres humanos, a los otros, e igualmente sus creenc ias, pensamientos y
sentimientos.
Los Derechos Humanos nos cuestionan sobre diferentes aspectos de nuestras
vidas, las libertades, la manera en que debemos determinarnos y permitir el
desarrollo de los demás, nos llaman a un sentir humano global, a un compartir y
1
Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del
adolescente”. Madrid: Prentice Hall, 1997
2
Ibidem
6
reconocer que somos únicos igual que todos los demás seres, nos llaman a
formular una filosofía de vida que involucre valores como la solidaridad, la
participación y la justicia social enmarcada en la búsqueda permanente de una
vida digna.
El tema de los derechos humanos hacen una apertura al sentir humano, como ser
racional, al ser creador y transformador de sus realidades, capaz de reconocer
sus más íntimas necesidades , como protagonista de su propia historia.
Los derechos humanos se han constituido como la máxima expresión de las
libertades, la autodeterminación y armonía con los demás, en la construcción
individual de nuestro colectivo social.
La expresión derechos humanos es una de las mas conocidas y usadas dentro de
la cultura jurídic a y política en nuestra época, rebosando sus fronteras para
constituirse en motivo de estudio, mostrando sensible incremento en su exigencia,
pero que a su vez ha revelado la desolación y franco deterioro en su vigencia, no
sólo como libertades individuales y garantías públicas, sino como deberes y
prestaciones, señalando la urgencia de implementar políticas estatales y
gubernamentales para su promoción y defensa.
En este contexto, es posible que la sola acepción “derechos humanos” suscite
diversos entendimientos, asimilándolos con derechos naturales, garantías,
facultades, democracia, y libertad. En este plano, es muy común referirse a
aquellos como una disciplina meramente jurídica y por tanto, destinada para su
estudio exclusivo desde la perspectiva de la normatividad legal, siendo una
disciplina cuya esencia es la persona humana, la exclusiva perspectiva de estos
derechos desde lo jurídico agota su contenido mismo, convirtiéndolos en simples y
frías normas que únicamente poseen de humano su nombre, es por ello que se
analizará el componente jurídico de los derechos humanos y de los derechos de
los niños, en el contexto internacional y nacional, a la vez que se realiza un
análisis desde una disciplina humana como lo es la psicología.
1.1.1. Contexto Internacional. La dimensión jurídica de los derechos humanos en
el campo internacional e interno guardan una necesaria articulación. La
Constitución Política de Colombia de 1991 consagró que los instrumentos
internacionales de los derechos humanos prevalecen en el orden interno a partir
de su ratificación y entrada en vigencia.
7
“Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de
excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados
en esta Carta, se interpretan de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia” Artículo 93, Constitución
Política de Colombia.
La Corte Constitucional, en la C-225 de 1995, estableció que los tratados
internacionales en derechos humanos , integran con el resto de la Constitución, un
bloque de constitucionalidad y deben, por consiguiente, ser utilizados como
parámetros de control de constitucionalidad de las leyes.
En el mismo sentido el Artículo 94 plantea: “la enunciación de los derechos y
garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales
vigentes, no debe entenderse como negación de otros que siendo inherentes a la
persona humana no figuren expresamente en ellos”.
En el Estado colombiano ha adoptado numerosos instrumentos internacionales,
entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y la
Declaración de los Derechos del Niño de 1959, registrando importantes avances
en materia de ratificación, entre los que se destacan3:
v Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra las personas con Discapacidad (Ley 762 de 2002).
Se depositó el instrumento de ratificación ante la Secretaría General de la
OEA el 11 de febrero de 2004.
v El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de los Niños
relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización de Niños
en la Pornografía adoptado en Nueva York el 25 de mayo de 2000, que fue
aprobado a través de la ley 765 de 2002. Se depositó el instrumento de
ratificación el 11 de noviembre de 2003.
v Convención sobre la Prohibición o Restricciones del Empleo de ciertas
Armas Convencionales que pueden considerarse excesivamente nocivas o
de efectos in discriminatorios y sus cuatro Protocolos (Ley 469 de 1999),
ratificados el 6 de marzo de 2003.
3
Personería de Santa fe e Bogotá, “Derechos Humanos, Compilación de
Normas y Tratados Internacionales Vigentes en Colombia”. Santa fe de
Bogotá, 1998
8
v Estatuto de Roma de la Corte penal Internacional (Ley 742 de 2002),
ratificado el 5 de agosto de 2002.
v Convenio de la OIT No. 138 sobre la Edad Mínima de Admisión en el
Empleo (Ley 515 de 1999), ratificado el 2 de febrero de 2001.
v Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción
y Transferencias de Minas antipersonales y sobre su destrucción
“Convención de Ottawa” (Ley 554 de 2000), ratificada el 6 de septiembre
de 2000.
v Convención Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores (Ley
470 de 1998), ratificada el 23 de agosto de 2000.
v Convención Interamericana sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción,
Almacenamiento y Uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción (Ley
525 de 1999), ratificada el 5 de abril de 2000.
v Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (Ley 409
de 1997), ratificada el 2 de diciembre de 1998.
v Convención sobre los Derechos del Niño (Ley 12 de 1991), ratificada el 28
de enero de 1991.
La Declaración de Ginebra de 1924, en el principio 2, plantea: “el niño gozará de
una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando
todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental,
moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en
condiciones de libertad y dignidad”.
Colombia ratificó mediante la Ley 12 de enero de 1991, a
l Convención de los
Derechos del Niño y como marco internacional supremo sobre la niñez,
igualmente suscribió la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, Protección y
Desarrollo de Niños y Niñas del Mundo; constituyéndose en un reto la protección
de los niños, para evitar que trabajen en condiciones poco recomendables.
La erradicación del trabajo infantil ha sido promovida por la Organización
Internacional del Trabajo OIT desde 1919, cuando en su primera Conferencia
adoptó el Convenio número 5 que prohíbe el empleo de niños y niñas menores de
14 años de edad en establecimientos industriales. En los cincuenta años
siguientes se fueron adoptando otros convenios que fijan la edad mínima para
trabajar en otros sectores como la agricultura, trabajo marítimo, pesca y trabajo
subterráneo.
9
En cuanto a los convenios internacionales del trabajo, Colombia ratificó mediante
la Ley 129 de 1931 los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) Nos. 5, 6, 7, 15, 16 y 20 que tienen relación con las condiciones de trabajo
de los niños, niñas y jóvenes. Posteriormente, en 1962 por la Ley 54 ratificó el
número 105 y en 1967 por la ley 23, ratificó el número 29. 4
Tabla 1. Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
5:
6:
7:
10:
15:
16:
20:
29:
105:
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
CONVENIOS OIT
Edad mínima (industria, 1919)
Trabajo nocturno menores (industria, 1919)
Edad mínima (marítimo, 1920)
Edad mínima (agricultura, 1921)
Edad mínima (pañoleros – fogoneros, 1921)
Examen médico de los menores (marítimo, 1921)
Trabajo nocturno (panaderías, 1925)
Trabajo forzoso (1930)
Abolición del trabajo forzoso (1957)
* Tomado de Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, 1998
De acuerdo con el artículo 19.1., de la Convención sobre los Derechos del Niño,
“…los Estados Partes adoptarán medidas legislativas, administrativas, sociales y
educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o
abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación,
incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los
padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su
cargo”.
El artículo 32. 1 de la Convención que se refiere específicamente al trabajo infantil,
puede servir para generar indicadores útiles, vinculándolos al bienestar y el
desarrollo de la niñez. Establece lo siguiente: “los Estados Partes reconocen el
derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el
desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su
educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental,
espiritual , moral o social.” Artículo 32. 2. “Los Estados Partes adoptarán medidas
legislativas, administrativas, sociales y educacionales para garantizar la aplicación
del presente articulo. Con ese propósito y teniendo en cuenta las disposiciones
pertinentes de otros instrumentos internacionales, los Estados Partes, en
4
Oficina Regional de la OIT para América latina y el Caribe, “Trabajo
infantil en los países Andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela.1998
10
particular: a) Fijaran una edad o edades mínimas para trabajar; b) Dispondrán la
reglamentación apropiada de los horarios y condiciones de trabajo; c) Estipularán
las penalidades u otras sanciones apropiadas para asegurar la aplicación efectiva
del presente artículo.
La Convención propende por la protección de los menores como sujetos en
proceso de crecimiento y desarrollo, con relación a esto, Feldman R. (1995),
menciona que los cambios físicos que se producen conforme al desarrollo de los
niños no son solamente una cuestión de aumento de tamaño; la relación entre
las tallas de las distintas partes del cuerpo cambia drásticamente según aumenta
la edad de los niños, al mismo tiempo que los niños crecen físicamente,
perceptualmente, y socialmente. La naturaleza del desarrollo social temprano de
un niño fundamenta las relaciones sociales que perdurarán toda la vida. Por lo
tanto, es de suma importancia, proteger al niño contra cualquier forma de
explotación o situaciones que puedan afectar su crecimiento integral, en este
sentido, la Convención se fundamente en el proceso evolutivo del niño, partiendo
de la premisa de crear ambientes más saludables para su bienestar.
Al observar a un niño en edad preescolar que va corriendo a reunirse con un
amigo del vecindario para jugar, se advierte el gusto que obtiene al estar con sus
compañeros. Este tipo de amistades son de suma importancia para su desarrollo
social (Lewis y Feinman, 1991, citados por Feldman, 1995).
Según el psicólogo Willard Hartup, es necesario para los menores tener
experiencia tanto en relaciones “verticales” (con personas de mayor conocimiento
y poder social, como son los padres) como con relaciones “horizontales” (con
individuos con el mismo grado de conocimiento y poder social); por ello la
legislación en cuanto al establecimiento de edades mínimas para el ingreso al
trabajo así como las condiciones del mismo, deben buscar entre otras cosas
permitirle a los menores vivir las experiencias necesarias para su adecuado
desarrollo social y afectivo.
El Artículo 34 de la Convención sobre los Derechos del Niño, compromete a los
Estados Partes a proteger al niño contra todas las formas de explotación y abusos
sexuales, incluyendo cualquier actividad sexual, prostitución u otras prácticas
sexuales ilegales y la explotación del niño en espectáculos o materiales
pornográficos; y el artículo 36 amplía la protección contra todas las demás formas
de explotación que sean perjudiciales para cualquier aspecto del bienestar del
niño.
Por otra parte, el Convenio No. 138 sobre la edad mínima de trabajo, ratificado por
Colombia el 2 de febrero de 2001, compromete a los miembros a seguir una
política nacional que asegure la abolición efectiva del trabajo de los niños y eleve
11
progresivamente la edad mínima de admis ión al empleo o al trabajo a un nivel que
haga posible el más completo desarrollo físico y metal de los menores. Los
miembros que lo ratifiquen, deberán especificar en una declaración anexa la edad
mínima de admisión al empleo, y ésta no deberá ser inferior a la edad en que cesa
la obligación escolar, o en todo caso, a quince años; de igual forma, el Convenio
especifica que la edad mínima de admisión a todo tipo de empleo o trabajo que
por su naturaleza o las condiciones en que se realice pueda resultar peligroso
para la salud, la seguridad o la moralidad de los menores no deberá ser inferior a
dieciocho años.
Las disposiciones del Convenio No.138, compromete a las partes, a aplicarlo
como mínimo a: minas y canteras; industrias manufactureras; construcción;
servicios de electricidad; gas y agua, saneamiento; transportes, almacenamiento y
comunicaciones y plantaciones y otras explotaciones agrícolas que produzca
principalmente con destino al comercio, con exclusión de las empresas familiares
o de pequeñas dimensiones que produzcan para el mercado local y que no
empleen regularmente trabajadores asalariados.
En el Artículo 6, el Convenio No. 138 especifica que éste no se aplicará al trabajo
efectuado por los niños o los menores en las escuelas de enseñanza general,
profesional o técnica o en otras instituciones de formación ni al trabajo efectuado
por personas de por lo menos catorce años de edad en las empresas, siempre
que dicho trabajo se lleve a cabo según las condiciones prescritas por la autoridad
competente, previa consulta con las organizaciones interesadas de empleadores y
de trabajadores, cuando tales organizaciones existan y sea parte integrante de:
a) un curso
de enseñanza o formación del que sea primordialmente
responsable una escuela o institución de formación;
b) un programa de formación que se desarrolle entera o fundamentalmente en
una empresa y que haya sido aprobado por la autoridad competente; o
c) un programa de orientación, destinado a facilitar la elección de una
ocupación o de un tipo de formación.
De acuerdo con el Convenio No. 138, la legislación nacional, podrá permitir el
empleo o el trabajo de personas de trece a quince años de edad en trabajos
ligeros que no perjudiquen su salud o desarrollo, su asistencia a la escuela o su
participación en programas de orientación de formación profesional.
12
Dentro de la normatividad internacional en el tema de trabajo infantil, encontramos
en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en
el trabajo y su seguimiento (1998) el compromiso de los Estados con la abolición
efectiva del trabajo infantil.
La Organización Internacional del Trabajo OIT ha definido el concepto de Peores
formas de trabajo infantil, para denominar a aquellas actividades que esclavizan al
niño o niña, lo(a) separan de su familia, lo(a) exponen a graves peligros y
enfermedades, o lo(a) dejan abandonado(a) en las calles de las grandes ciudades.
Las peores formas de trabajo infantil son las más lesivas para los niños y las niñas
que se ven sometidos a ellas, y por tanto son altamente violatorias de sus
derechos, por lo cual su eliminación ha sido elevada a la condición de prioridad
internacional por el convenio número 182 de 1999 de la OIT, que Colombia ha
ratificado mediante la Ley 704 de 2001. Las cuales abarca:
a) todas las formas de esclavitud o las práctica análogas a la esclavitud, como
la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de
siervo, y el trabajo forzoso o obligatorio, incluso el reclutamiento forzoso u
obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados;
b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la
producción de pornografía o actuaciones pornográficas;
c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de
actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de
estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales
pertinentes, y
d) el trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a
cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los
niños.
13
Tabla 2. Clasificación de las peores formas de trabajo
Categorías
TRABAJOS ILÍCITOS
Tipos
EXPLOTACIÓN SEXUAL
COMERCIAL
Actividades
- Inducción, constreñimiento o
estímulo a la prostitución
- Pornografía
- Turismo sexual
- Trata para explotación sexual
ACTIVIDADES ILEGALES Y
ASOCIADAS A LA
ESCLAVITUD
- Producción y tráfico de
estupefacientes.
- Utilización por delincuentes.
- Ventas para servidumbre
- Reclutamiento forzoso para
conflictos armados
TRABAJOS PELIGROSOS
TRABAJOS PELIGROSOS
- Minería, trabajo bajo agua,
POR SU NATURALEZA
en calle
- En alturas peligrosas, es
espacios cerrados.
- Con maquinaria y equipos
peligrosos.
- Transporte manual de cargas
- Medios insalubres (químicos,
ruidos, etc.)
TRABAJOS PELIGROSOS
Trabajo
doméstico
en
POR SUS CONDICIONES
hogares de terceros.
- Jornadas de más de ocho
horas.
- Horario nocturno.
- Sin medidas de higiene y de
seguridad industrial
- Que impidan la asistencia a
la escuela
* OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los
Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del
Trabajo Juvenil, 2003-2006, Bogotá: , 2003.
Los Estados partes deberán elaborar y poner en práctica programas de acción
para eliminar, como medida prioritaria, las peores formas de trabajo infantil,
adoptando, teniendo en cuenta la importancia de la educación, medidas efectivas
con el fin de:
a) impedir la ocupación de niños en las peores formas de trabajo infantil;
b) prestar la asistencia directa necesaria y adecuada para librar a los niños de
las peores formas de trabajo infantil y asegurar su rehabilitación e inserción
social;
14
c) asegurar a todos los niños que hayan sido librados de las peores formas
de trabajo infantil el acceso a la enseñanza básica gratuita y, cuando sea
posible y adecuado, a la formación profesional;
d) identificar a los niños que están particularmente expuestos a riesgos y
entrar en contacto directo con ellos, y
e) tener en cuenta la situación particular de las niñas.
De acuerdo con la R1905 (Recomendación sobre las peores formas de trabajo
infantil, 1999) los programas de acción mencionados en el artículo 6 del Convenio
182 deberían elaborarse y ponerse en práctica con carácter de urgencia, en
consulta con las instituciones gubernamentales competentes y las organizaciones
de empleadores y de trabajadores, tomando en consideración las opiniones de los
niños directamente afectados por las peores formas de trabajo infantil, de sus
familias y, cuando proceda, de otros grupos interesados en la consecución de los
fines del Convenio y de la presente Recomendación. Los objetivos de dichos
programas deberían ser, entre otros:
a) identificar y denunciar las peores formas de trabajo infantil;
b) impedir la ocupación de niños en las peores formas de trabajo infantil o librarlos
de ellas, protegerlos contra las represalias y garantizar su rehabilitación e
inserción social con medidas que permitan atender a sus necesidades educativas,
físicas y psicológicas;
c) prestar especial atención: i) a los niños más pequeños; ii) a las niñas; iii) al
problema del trabajo oculto, en el que las niñas están particularmente expuestas a
riesgos, y iv) a otros grupos de niños que sean particularmente vulnerables o
tengan necesidades específicas;
d) identificar las comunidades en que haya niños particularmente expuestos a
riesgos, y entrar en contacto directo y trabajar con ellas, y
e) informar, sensibilizar y movilizar a la opinión pública y a los grupos interesados,
incluidos los niños y sus familiares.
Al determinar y localizar dónde se practican los tipos de trabajo a que se refiere el
artículo 3, d) del Convenio, debería tomarse en consideración, entre otras cosas:
5
Ver Web: www.oit.org
15
a) los trabajos en que el niño queda expuesto a abusos de orden físico,
psicológico o sexual; b) los trabajos que se realizan bajo tierra, bajo el agua, en
alturas peligrosas o en espacios cerrados; c) los trabajos que se realizan con
maquinaria, equipos y herramientas peligrosos, o que conllevan la manipulación o
el transporte manual de cargas pesadas; d) los trabajos realizados en un medio
insalubre en el que los niños estén expuestos, por ejemplo, a sustancias, agentes
o procesos peligrosos, o bien a temperaturas o niveles de ruido o de vibraciones
que sean perjudiciales para la salud, y e) los trabajos que implican condiciones
especialmente difíciles, como los horarios prolongados o nocturnos, o los trabajos
que retienen injustificadamente al niño en los locales del empleador.
Igualmente, la Recomendación 190 menciona que se deberían recopilar y
mantener actualizados datos estadísticos e información detallada sobre la
naturaleza y el alcance del trabajo infantil, de modo que sirvan de base para
determinar las prioridades de la acción nacional dirigida a la abolición del trabajo
infantil, y en particular a la prohibición y la eliminación de sus peores formas con
carácter de urgencia.
Por otra parte, la Recomendación sobre la edad mínima del empleo, R146, para
lograr el éxito de la política nacional a que alude el artículo 1 del Convenio sobre la
edad mínima, 1973, las políticas y los planes nacionales de desarrollo deberían
atribuir elevada prioridad a la previsión de las necesidades de los menores y a la
satisfacción de dichas necesidades, así como a la extensión progresiva y
coordinada de las diversas medidas necesarias para asegurar a los menores las
mejores condiciones para su desarrollo físico y mental.
“Debería concederse la mayor atención a ciertos aspectos de la planificación y la
política nacionales, tales como los siguientes: a) el firme propósito nacional de
lograr el pleno empleo, de acuerdo con el Convenio y la Recomendación sobre la
política del empleo, 1964, y la adopción de medidas que estimulen un desarrollo
orientado a favorecer el empleo en las zonas rurales y urbanas; b) la extensión
progresiva de otras medidas económicas y sociales destinadas a aliviar la pobreza
dondequiera que exista y a asegurar a las familias niveles de vida e ingresos tales
que no sea necesario recurrir a la actividad económica de los niños; c) el
desarrollo y la extensión progresiva, sin discriminación alguna, de la seguridad
social y de las medidas de bienestar familiar destinadas a asegurar el
mantenimiento de los niños, incluidos los subsidios por hijos; d) el desarrollo y la
extensión progresiva de facilidades adecuadas de enseñanza y de orientación y
formación profesionales, adaptadas por su forma y contenido a las necesidades de
los menores de que se trate; e) el desarrollo y la extensión progresiva de
facilidades adecuadas para la protección y el bienestar de los menores, incluidos
los adolescentes que trabajan, y para favorecer su desarrollo.”
16
Adicionalmente, recomienda tener en cuenta las necesidades de los menores que
no tienen familia o que, teniéndola, no viven con ella y de los menores migrantes
que viven y viajan con sus familias. Las medidas adoptadas a tal efecto deberían
incluir la concesión de becas y la formación profesional. Se debería imponer y
hacer cumplir la obligación de asistir a la escuela con horario completo o de
participar en programas aprobados de orientación o formación profesional, por lo
menos hasta la misma edad fijada para la admisión al empleo y se debería fijar la
misma edad mínima para todos los sectores de actividad económica.
Igualmente, especifica las condiciones de trabajo para los niños y los
adolescentes, así como el fortalecimiento, en la medida necesaria, de la
inspección del trabajo y servicios conexos, capacitando especialmente, por
ejemplo, a los inspectores para descubrir los abusos que puedan producirse en el
empleo o trabajo de niños y adolescentes y para suprimir dichos abusos.
1.1. 2. Contexto Nacional. Después de esta pequeña reseña sobre las normas
internacionales relacionadas con el trabajo infantil abordaremos la normatividad
nacional.
De acuerdo con el Artículo 1 de la Constitución Política, “Colombia es un Estado
social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada,
con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y
pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la
solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés
general”. 6
En el Estado social de derecho, la comunidad política debe un trato preferencial a
quienes se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta y están
impedidos para participar, en igualdad de condiciones, en la adopción de las
políticas públicas que les resultan aplicables. En este sentido, es evidente que los
niños son acreedores de ese trato preferencial, a cargo de todas las autoridades,
de la comunidad y del propio núcleo familiar al cual pertenecen.
Pero la protección especial de los derechos fundamentales del menor no se
explica exclusivamente por la fragilidad en la que se encuentra frente a un mundo
que no conoce y que no está en capacidad de afrontar por sí solo. La Carta
pretende promover un orden basado en los valores que orientan a cualquier
6
Constitución Política de Colombia, 1991
17
Estado civilizado: la libertad, la igualdad, la tolerancia y la solidaridad. No
obstante, éste orden de valores sólo es verdaderamente efectivo si los sujetos a
quienes se orienta lo conocen y lo comparten. En este sentido, el constituyente
quiso que las personas, desde la infancia, tuvieran acceso a este código
axiológico, mediante un compromiso real y efectivo de la sociedad para garantizar
las condiciones que les permitieran crecer en igualdad y en libertad, con justicia y
respeto por las opiniones y creencias ajenas. 7
Tomando elementos del Artículo 32 de la Convención de los Derechos de los
Niños, la Constitución Política de Colombia consagra en su Artículo 44:
“Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y
la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener
una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor; la educación y la
cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra
toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual,
explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los
demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados
internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen
la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e
integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la
autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. “Los
derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”. 8
Del artículo 44 se deriva claramente que, “la Constitución, respetuosa del
principio democrático, no permite, que la satisfacción de las necesidades básicas
de los niños quede, integralmente, sometida a las mayorías políticas eventuales.
Por esta razón, la mencionada norma dispone que los derechos allí consagrados
sean derechos fundamentales, vale decir, verdaderos poderes en cabeza de los
menores, que pueden ser gestionados en su defensa por cualquier persona,
contra las acciones u omisiones de las autoridades públicas y de los particulares.
No obstante, la armonización de esta norma con el principio democrático que
dispone que los órganos políticos son los encargados de definir las políticas
tributarias y presupuestales exige que sólo la parte del derecho que tiende a la
satisfacción de las necesidades básicas del menor, lo que se ha denominado su
núcleo esencial, pueda ser directamente aplicada por el juez, mientras que es el
legislador quien debe definir su completo alcance. Se trata entonces de derechos
que tienen un contenido esencial de aplicación inmediata que limita la
7
República de Colombia, Ministerio del Interior, “Conmemoración y
evaluación de los diez años de vigencia de la Constitución Política de
Colombia” , Bogotá, 2002
8
Constitución Política de Colombia, 1991
18
discrecionalidad de los órganos políticos y que cuenta con un mecanismo judicial
reforzado para su protección: la acción de tutela”. 9
Los derechos de los niños son responsabilidad de la familia, la sociedad y el
Estado, es por ello que se debe abordar la problemática con el objeto de evaluar
la situación y proponer alternativas reales de solución.
En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial que se
atenderá será el interés superior del niño.10
Todas las leyes nacionales y tratados internacionales prevén disposiciones que
aseguren una protección especial a la infancia, que cubre un período decisivo en
la existencia de una persona.
Durante los primeros años de vida, el menor requiere más atención por parte de
sus progenitores y del Estado. El hecho de depender directamente de esta
atención para su supervivencia lo hace más vulnerable a las enfermedades, ya
sean éstas físicas como psíquicas.
La infancia es una etapa de desarrollo físico y mental, "un período de formación de
la mente, del cuerpo y de la personalidad, durante el cual hasta una privación
transitoria puede causar daños y trastornos permanentes para el desarrollo
humano. En consecuencia, ya sea ante la amenaza de la guerra y los conflictos o
de la marginación económica, es preciso proteger, en la medida de lo
humanamente posible, a los niños y niñas de los peores errores e iniquidades del
mundo adulto" (UNICEF, "Estado de la Infancia" 1995, pág. 11).
Según Erikson, 1963 (citado por Feldman, 1995), los cambios evolutivos que se
dan durante nuestra vida corresponden a una serie de ocho etapas de desarrollo
psicosocial. El desarrollo psicosocial abarca desde los cambios de nuestras
interacciones y de la comprensión de los demás hasta nuestro conocimiento y
comprensión de sí mismo como miembro de la sociedad.
Erikson sostiene que el paso a través de cada una de estas etapas implica la
resolución de una crisis o conflicto. De acuerdo con esto, cada etapa representa
los aspectos más positivos y los más negativos de la crisis de cada periodo. Si
9
República de Colombia, Ministerio del Interior, “Conmemoración y
evaluación de los diez años de vigencia de la Constitución Política de
Colombia” , Bogotá, 2002
10
Convención sobre los Derechos del Niño, Artículo 3
19
bien estas crisis nunca se resuelven totalmente, la vida se vuelve cada vez más
complicada a medida que las personas crecen, lo que implica resolverlos en
medida suficiente para encarar las demandas de la siguiente etapa de desarrollo.
Entre los 3 y los 6 años, el gran conflicto del niño está entre emprender
actividades en forma independiente y la culpabilidad que surge de las
consecuencias indeseables e inesperadas de tales actividades. Si los adultos
reaccionan positivamente con los intentos de independencia del niño, ayudan a
resolver en forma positiva la crisis de la infancia frente a la culpa.11
De acuerdo con Toro R., y Yépez L., entre los 3 y los 6 años, el u
j ego se
convierte en una actividad muy importante, a esta edad, los niños comienzan a
cooperar e interactuar en el juego con otros, lo que se conoce como juego
cooperativo. En esta edad el juego tiene varios fines: ayuda en el proceso de
socialización, ciertos juegos estimulan el desarrollo de habilidades motoras, otros
ayudan en el proceso de identificación, cuando el niño ensaya papeles y
situaciones del mundo de los adultos, finalmente el juego es placer para el niño.
Igualmente, a medida que se desarrolla el lenguaje y el niño tiene más
capacidades de abstraer, aumenta la vida de fantasía; inventa situaciones y trata
de hacer en fantasía lo que no puede hacer en realidad. Todavía no es muy
consciente de sus limitaciones reales y cruza la línea entre la realidad y fantasía
con gran facilidad. Las mentiras fantásticas y los amigos imaginarios son
comunes
En cuanto al desarrollo cognitivo, (Piaget, 1970 citado por Feldman, 1995) sugirió
que los niños pasan a través de una serie de cuatro etapas distintas en un orden
fijo que es universal para todos los niños. Sostienen que las etapas se diferencian
no solo en cuanto a la cantidad de información adquirida en cada etapa, sino
también en relación con la calidad del conocimiento y la comprensión de la
misma. Tomando un punto de vista integracionista, Piaget sugiere que el paso de
una etapa a la siguiente ocurre cuando el niño alcanza un nivel apropiado de
maduración y ha sido expuesto a experiencias relevantes que estimulan su
evolución cognitiva. Este autor supone, que sin tales experiencias, los niños son
incapaces de alcanzar su nivel máximo de desarrollo cognitivo.
De acuerdo con Piaget, en la primera etapa, la etapa sensorio-motora, el niño
posee relativamente poca capacidad para representar el entorno utilizando
imágenes, lenguaje u otros tipos de símbolos. En consecuencia, el infante no
tiene conciencia de los objetivos o las personas que no estén inmediatamente
presenten en un momento dado, es decir, que para el niño los objetos que no
11
Feldman R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc
Graw Hill, México
20
están en su campo inmediato de visión no existen, por lo cual carece de lo que
Piaget llama la permanencia de objeto. En éste contexto, se evidencia claramente
la posición del autor en lo relacionado con el papel que quejan los estímulos
externos en el desarrollo cognitivo de los menores y de allí la importancia de que
los menores reciban la adecuada estimulación externas con experiencias
significativas. En la segunda etapa de desarrollo, la etapa preoperacional, el logro
más importante para los niños, consiste en el uso del lenguaje y se caracteriza
por el desarrollo de sistemas internos de represtación del mundo, lo que les
permite describir a las personas, eventos y sentimientos, a la vez que mejoran la
forma de interactuar con los demás y con el medio, Incluso utilizan símbolos en
sus juegos. Sin embargo, es importante mencionar que estos niños piensan que
todos comparten su propia perspectiva y conocimiento. 12
El inicio de la tercera etapa, es decir, la etapa de las operaciones concretas que
se presenta entre los siete y los doce años, se identifica por el dominio del
principio de conservación, con el cual, los niños desarrollan su capacidad de
pensar de manera más lógica y comienzan a superar algunas de las
características egocéntricas del periodo preoperacional, que se han mencionado
anteriormente. Aprenden el principio de la reversibilidad, la idea de que algunos
cambios se pueden anular al invertirse una acción previa, sin embargo su
pensamiento está ligado en gran medida a la realidad física concreta del mundo.
La etapa formal operacional o de operaciones formales, produce un nuevo tipo de
pensamiento de tipo abstracto, formal y lógico. El pensamiento ya no está ligado
a los eventos que pueden ser observados en el entorno, sino que utiliza técnicas
lógicas para la resolución de problemas.13
Para Rechmond, (1980), la psicología de Piaget es una psicología del desarrollo,
que define la inteligencia como un proceso de adaptación. Los principios básicos
de este concepto son:
1. Hay completa interdependencia entre un organismo vivo y e medio
ambiente en que vive.
2. El organismo y el medio están involucrados en un proceso mutuo de
acción y reacción.
3. Tiene que haber un balance o relación de equilibrio.
Este autor comenta que la mente funciona utilizando el principio de adaptación y
en este proceso, genera estructuras mentales que se manifiestan en una
inteligencia adaptada como resultado de incalculables cambios mentales
12
Feldman R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc
Graw Hill, México
13
Ibidem
21
adquiridas en un proceso de crecimiento continuo. Es por ello, que la naturaleza y
las característic as del medio en que opera el intelecto afectarán directamente al
tipo de estructuras construidas en la mente, pues los procesos de asimilación, es
decir, el proceso en el cual se forman nuevas estructuras solamente pueden
operar sobre las experiencias de que disponen las personas . Con cada nueva
experiencia, las estructuras ya construidas necesitarán modificarse para aceptar
esa nueva experiencia, porque como toda nueva experiencia, ha de acoplarse a
las antiguas, y por lo tanto las estructuras cambiarán ligeramente. Este proceso
en virtud del cual el intelecto ajusta continuamente su modelo del mundo para
acoplar en su interior cada nueva adquisición es lo que Piaget denomina
acomodación (Richmond, 1980).
Los siguientes factores sociales influyen en la formación de las estructuras:
1.
2.
3.
4.
El lenguaje usado por una sociedad.
las creencias y valores mantenidos por una sociedad.
Las formas de razonamiento que una sociedad acepta como validas.
La clase de relaciones entre los miembros de una sociedad.
Teniendo en cuenta la teoría de Piaget, la responsabilidad de la familia y la
sociedad es muy grande en el desarrollo cognitivo de los menores, ya que
dependiendo de sus características, costumbres, valores, creencias, la forma en
que se relacionen, se afectará el crecimiento del menor, de allí la importancia de
generar mecanismos que le permitan al menor crecer sanamente.
En su análisis de la formación de la estructura, Piaget distingue tres influencias
principales, la maduración del sistema nervioso, la experiencia adquirida en
interacción con el medio físico, y la influencia del medio social. El medio social
afectará al desarrollo de la estructura mediante el proceso de asimilaciónacomodación, de la misma forma que lo hace el medio físico. El clima social en
que le niño crece es cualitativamente diferente en las diferentes edades. En los
años preescolares, la relación del niño con otros miembros de su grupo social es
del tipo subordinado – adulto subordinante. Durante los años escolares, la
relación es todavía de subordinación al mundo adulto con la salvedad de que ya
tiene una relación de igualdad con sus iguales. En la adolescencia, la relación de
igualdad se hace más general al asumirse papeles de adulto (Richmond, P. G.,
1980).
Ontogenéticamente, la influencia del medio social se expresa como sigue: la
aparición de la función simbólica señala el momento en que el lenguaje comienza
a afectar al desarrollo estructural. El niño se expone entonces a las leyes que
gobiernan la construcción de lenguaje, justamente con un sistema ya preparado
22
de ideas, clasificaciones, relaciones; en suma una inagotable reserva de
conceptos (Richmond, P. G., 1980).
En el estadio de las representaciones intuitivas, el niño se encuentra en la
escuela y relacionado socialmente con niños de su misma edad. Piaget entiende
que esta condición de miembro de un grupo con iguales en edad y estado es una
poderosa influencia en el paso de las estructuras operacionales. Sugiere que el
ser miembro de un grupo estimula una conducta operativa y sirve de modelo
concreto de relaciones recíprocas. El niño tiene que descentrar su punto de vista
y tomar en consideración los puntos de vista ajenos. El intercambio de ideas tiene
lugar mediante la utilización de palabras, y si se quiere comunicar, hay que
aceptar el significado de dichas palabras tal y como lo ha conservado el grupo
como un todo.
El niño se ve impelido a verificar sus pensamientos
experimentando con ellos socialmente, para así resolver las contradicciones que
en ellos descubra.14
Los factores sociales intervienen también en el florecimiento de las operaciones
formales. El pensamiento formal permite al adolescente examinar su propio estilo
de vida y el de la sociedad en que se encuentra; dudar y debatir las creencias y
los valores mantenidos por el y cuantos le rodean. La interacción de un grupo de
iguales sirve de sostén a esto, y el adolescente pone a prueba sus ideas frente a
sus iguales. Estas ideas son a menudo rechazadas de la realidad social por
tratarse de meros arrebatos idealistas, pero no otra cosa podría esperarse en
cuanto producto de operaciones formales no acomodadas.
Por otra parte, aunque el marco genético juega un papel de suma importancia
para definir los límites que se pueden lograr en el desarrollo cognitivo de los
niños, también es evidente que los factores del medio pueden reforzar la
probabilidad de alcanzar el máximo potencial. Investigaciones llevadas a cabo por
psicólogos del desarrollo han identificado varias prácticas de crianza importantes
para maximizar el desarrollo entre las cueles se encuentran:
v Responder a los niños, emocional e intelectualmente. Los padres de
niños demasiado emprendedores se interesan por la vida de sus hijos y los
motivan y refuerzan a sus esfuerzos. Son tiernos y tolerantes, además de
que actúan como consultores personales de los niños. Les permiten que
cometan errores y les dan apoyo constante.
v Otorgar el máximo de oportunidades para explorar e investigar su entorno.
14
Richmond, P. G., 1980, Introducción a Piaget, Editorial Fundamentos,
Madrid, España.
23
v Emplear un vocabulario demasiado descriptivo y preciso al hablarles, evitar
hablar como nene, y hablar con ellos y no a ellos. Cuestionarlos, escuchar
las respuestas y retroalimentarlo.
v No forzar demasiado a los niños. Independientemente de las dificultades y
exigencias de la vida moderna, la infancia debe ser una época de júbilo y
no sólo un preludio de la edad adulta. Algunos psicólogos creen que
estamos fabricando una sociedad de niños apresurados, cuyas vidas giran
en torno a horarios rígidos, que su infancia esta llena de estrés. No
olvidar que al igual que para el resto de la vida, es importante tomar
distancia y establecer prioridades respecto a lo que es importante y lo que
no lo es.
De acuerdo con Richmond, P. G., (1980) la escuela es, el lugar donde las
situaciones de desarrollo son ideales de acuerdo con la capacidad del profesor y
es también el lugar donde el niño puede organizar inconscientemente su propia
adaptación. Es un lugar tanto para situaciones estructuras como no estructuradas.
El curso y la lección individual pueden dar ocasión a que exista una primacía de la
asimilación en el trabajo creativo. El aprendizaje de la realidad exige el contacto
con la realidad concreta, para el niño en edad escolar, las palabras y los números
son en realidad alimentos del desarrollo, del mismo modo que las actividades de
grupos contribuyen al desarrollo operacional en los primeros años.
Durante la última década, los países de la región latinoamericana, vienen
realizando ingentes esfuerzos para garantizar a todos los niños y niñas sus
derechos, especialmente el derecho a no ser sometidos a ninguna forma de
explotación laboral o económica, o a ningún trabajo que pueda impedir su
escolarización o afectar su desarrollo armónico e integral. 15
Para lograrlo, cada uno de los países ha promovido su crecimiento económico y
su inversión social en beneficio de los más pobres; se ha comprometido con la
universalización de la educación básica de calidad; viene ajustando el cuerpo
legislativo así como los sistemas de inspección laboral, entre otros. La
participación laboral de los niños y jóvenes es un fenómeno complejo tanto desde
el punto de vista de su definición, como de las implicaciones de corto y largo
plazo. Varios estudios han mostrado que muchos niños y adolescentes trabajan
desde temprana edad a costa de su desarrollo físico, psicológico, emocional e
intelectual, con costos a largo plazo para los niños y sus familias.
15
Flores y Méndez, “Niñas, niños y jóvenes trabajadores Colombia 1996”.
Organización Internacional de Trabajo OIT
24
La necesidad de proteger los derechos de los niños, evitando que trabajen bajo
condiciones nocivas o antes de cumplir con una edad aceptable para su iniciación
en el mercado laboral, es uno de los retos de la Convención sobre los Derechos
de la niñez.
El proyecto de Ley 215 de 2005 “Código de la Infancia y la Adolescencia” fue
aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el día 29 de agosto de
2006, sin embargo, para realizar un mejor análisis revisaremos algunos
postulados del Decreto 2737 de 1989 “Código del menor”.
En concordancia con el artículo 44 de la Constitución Política, el Código del
Menor Decreto 2737 de 1989, en su artículo 8º, establece que “El menor tiene
derecho a ser protegido contra toda forma de abandono, violencia, descuido o
trato negligente, abuso sexual y explotación. El Estado por medio de los
organismos competentes, garantizará ésta protección”. 16
Igualmente, en el Artículo 14 se expresa: “todo niño tiene derecho a ser protegido
contra la explotación económica y el desempeño de cualquier trabajo que pueda
ser peligroso para su salud física o mental, o que impida su acceso a la
educación”.
“El Estado velará porque se cumplan las disposiciones del presente estatuto en
relación con el trabajo del menor”.
En éste código, se entiende por menor a quien no haya cumplido los dieciocho
años (18), concordando con lo dispuesto en la normatividad internacional.
El Artículo 29 establece que el menor que se encuentre en algunas de las
situaciones irregulares definidas, entre ellas el inciso 8º, es decir, que sea
trabajador en condiciones no autorizadas por la ley, estará sujeto a las medidas
de protección tanto preventivas como especiales, consagradas en el Código.
En el Título Noveno del Decreto 2737 de 1989, se entiende por menor trabajador
en condiciones no autorizadas por la ley, al menor de doce (12) años en cualquier
caso de ocupación laboral y a quien, siendo mayor de ésta edad pero menor de
dieciocho (18) años, fuera de las excepciones contempladas en éste Título,
desempeñe actividades laborales expresamente prohibidas por la Ley. 17
16
Código del Menor, compilado, concordado y anotado por Eunice Salazar
Sarmiento, Editorial Leyer.
17
Ibidem.
25
De acuerdo con éste Artículo, “la duración máxima de la jornada de trabajo del
menor se sujeta a las siguientes reglas:
1ª. El menor entre doce (12) y catorce (14) años solo podrá trabajar en una
jornada máxima de cuatro (4) horas diarias, en trabajos ligeros.
2ª. Los mayores de catorce (14) y menores de dieciséis (16) años solo podrán
trabajar en una jornada máxima de seis (6) horas diarias.
3ª. La jornada de trabajo del menor entre dieciséis (16) años y menores de
dieciocho (18) años no podrá exceder de ocho (8) horas diarias.
4ª. Queda prohibido el trabajo nocturno para los trabajadores menores. No
obstante, los mayores de dieciséis (16) años y menores de dieciocho (18) podrán
ser autorizados para trabajar hasta las ocho (8) de la noche siempre que no se
afecte su asistencia regular a un centro docente, ni implique perjuicio para su
salud física o moral”.
El Artículo 243 indica que: “el menor tendrá derecho al salario, las prestaciones
sociales y demás garantías que la ley concede a los trabajadores mayores de
dieciocho (18) años. El salario del menor trabajador será proporcional a las horas
trabajadas”.
El Artículo 245 establece que: “los menores no podrán ser empleados en los
trabajos que suponen exposición severa a riesgos para la salud o integridad
física” y establece 23 tipos de trabajos prohibidos para menores; igualmente el
artículo 246 prohíbe todo trabajo a los menores de dieciocho (18) que afecte su
moralidad, es especial esta prohibido el trabajo en casas de lenocinio y demás
lugares de diversión donde se consuman bebidas alc ohólicas. De igual modo se
prohíbe su contratación para la reproducción de escenas pornográficas, muertes
violentas, apología del delito u otros semejantes.
La Ley 2737 de 1989 legisla, de la misma manera para los niños, niñas y jóvenes
que se desempeñan como trabajador independiente, entendiendo por éste aquel
trabajo que ellos realizan sin que medie relación de dependencia o subordinación;
determina las condiciones para la contratación de niños indígenas; manda
proteger y fomentar el trabajo asociado en que participen ellos; define las
garantías de seguridad social y responsabiliza al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social de las funciones de vigilancia, control y sanción para aquellas
personas naturales o jurídicas que incumplan con el Código.
Si bien este Código del Menor incluye una completa normatividad en materia de
trabajo infantil, lo que le ha valido ser reconocido como uno de los más completos
26
de América Latina, mantiene una enorme brecha en el campo de aplicación. Las
dificultades del Es tado para adelantar, entre otras, las funciones de inspección y
control tienen como consecuencia que un alto porcentaje de niños, niñas jóvenes
continúen aún hoy vinculados en actividades que le son nocivas o les representan
un grave riesgo para su salud e integridad física, emocional y moral. 18
Además de las limitaciones en la aplicación de la ley, vale la pena anotar que la
legislación no aborda de manera suficiente graves problemáticas señaladas por
las investigaciones tales como la participación de los niños y niñas en la
economía informal y la vinculación de las niñas a trabajos del hogar o como
empleadas domésticas, entre otros. Es preciso seguir fortaleciendo la legislación
y establecer mecanismos estructurados de concertación entre los diversos
sectores sociales, políticos, culturales y económicos que mantengan la vigilancia
sobre el cumplimiento de las normas que se definan o adecuen, denuncien su
violación, velen por la estricta aplicación de las mismas y ejerzan ante las
autoridades la presión legítima y oportuna en demanda de acciones y servicios
encaminados a garantizar los derechos de los niños y jóvenes.19
El proyecto de Ley 215 de 2005, “el Código de la Infancia y la Adolescencia”,
establece en su artículo 1: “Este Código tiene por finalidad garantizar a los niños,
a las niñas y a los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo para que
crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad,
amor y comprensión. Prevalecerá el reconocimiento a la igualdad y la dignidad
humana, sin discriminación alguna”. 20
En el Artículo 2º define: El presente Código tiene por objeto establecer normas
sustantivas y procesales para la protección integral de los niños, las niñas y los
adolescentes, garantizar el ejercicio de sus derechos y libertades consagrados en
los instrumentos internacionales de Derechos Humanos, en la Constitución
18
Oficina Regional de la OIT para América latina y el Caribe, “Trabajo
infantil en los países Andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela.1998
19
20
Ibidem
Gaceta del Congreso, 376, Bogotá, D. C., lunes 18 de septiembre de
2006. Texto Definitivo al Proyecto de Ley Numero 215 de 2005 Senado,
085 De 2005 Cámara Acumulado al Proyecto de Ley Numero 096 De
2005 Cámara, Aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el
día 29 de agosto de 2006
27
Política y en las leyes, así como su restablecimiento. Dicha garantía y protección
será obligación de la familia, la sociedad y el Estado.
Para todos los efectos del proyecto de Ley 215 de 2005, son sujetos titulares de
derechos todas las personas menores de 18 años. Sin perjuicio de lo establecido
en el artículo 34 del Código Civil, se entiende por niño o niña las personas entre 0
y los 12 años, incluyendo a quienes están por nacer y por adolescentes las
personas entre 14 y 18 años de edad. En éste sentido, el Nuevo Código del
Menor establece una diferencia entre lo que se entiendo por niño o niña y
adolescente que no existía en el anterior Código. Sin embargo, los niños de 13
años no se incluyeron en la adolescencia.
La distinción entre niño o niña y adolescente, es un importante progreso en la
Ley 215, ya que tiene en cuenta las diferencias evolutivas en el menor
dependiendo de su edad cronológica, en éste sentido, Toro R. y Yepes L.,
mencionan que entre los 6 y los 12 años, el desarrollo psicosocial exitoso del
niño se caracteriza por un aumento de la competitividad para realizar todo tipo de
tareas, sean interacciones sociales o habilidades académicas. En contraste, las
dificultades en esta etapa provocan sentimientos de fracaso o inadecuación. El
ingreso del niño a la escuela para iniciar su educación formal se convierte en un
verdadero test de desarrollo anterior. Se pone aprueba su capacidad de
desprenderse de la madre, de aceptar autoridad de otros adultos, de compartir y
competir con sus iguales. Fuera de estos aspectos emocionales, se pondrán
también a prueba sus capacidades cognoscitivas. En la escuela y en el grupo de
iguales, el niño será juzgado por sus meritos y capacidades. En la familia, se lo
acepta y quiere simplemente por ser hijo de sus padres; en el medio escolar y
social esto no cuenta, ni tampoco si es el mayor o el menor de su casa.
Fuera de la función educativa de enseñar los conocimientos y habilidades
necesarios para el desempeño en la sociedad, la escuela es una agencia
socializadora, en ella se diferencia a los niños con base a su rendimiento, el
status en el salón de clase dependerá de él. La interacción con los padres,
profesores y con los compañeros, basada cada una en parámetros diferentes,
será fundamental en el concepto que el niño se forme de sí mismo y en su
socialización. 21
En éste periodo de la vida el grupo de iguales constituye una subcultura propia
con reglas, costumbres, requisitos y juegos preferidos. Ejerce una importante
influencia socializadora. El niño alterará el concepto de sí mismo de acuerdo a
como el grupo lo considere y lo valore. El grupo en ésta etapa tiene patrones muy
21
Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB,
Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia.
28
claros acerca de lo que constituye un buen compañero o miembro de grupo. Son
requisitos importantes, la lealtad, no contar nada a los adultos no ser testarudo,
saber perder, no ser el matón dominando por la fuerza, no ser un bebe que llora
por todo, la capacidad fís ica y atlética pede ser muy importante y los niños de 8 y
9 años ya tienen la capacidad de participar en deportes de grupo. Al final de éste
periodo se da ordinariamente el fenómeno de la mejor amiga o el mejor amigo,
que viene a construir generalmente la primera relación interpersonal importante
por fuera de la famita. Este fenómeno se da con alguien del mismo sexo y edad.22
El niño a ésta edad experimenta cierto grado de ambivalencia hacia sus padres
ya que comienza a vivir más intensamente el conflicto dependenciaindependencia que luego alcanzará mayores proporciones en la adolescencia. El
deseo de independencia, las limitaciones impuestas por los padres, más las
necesidades de dependencia, le producen conflictos con sentimientos de rabia y
culpa. La autoestima pede sufrir impacto si no se llenan las expectativas de sus
padres y las de sí mismo. El niño cuyos intentos de dominar tareas o trabajos han
tropezado consistentemente con críticas y burlas, podrá sentirse ansioso e
inseguro al encontrarse en situaciones nuevas y se sentirá inclinado a retraerse y
evitarlas.23
El niño que ha estado sujeto a injusticias, rechazos, recibiendo una disciplina
dura e inconsistente, podrá convertirse en un individuo rebelde, incorregible y sin
respeto a normas sociales. A su vez el niño de padres excesivamente
meticulosos, compulsivos y protectores, podrá llegar a convertirse en un individuo
bastante similar a ellos (Toro y Yepes).
En la adolescencia, etapa de desarrollo entre la infancia y la vida adulta, ocurren
muchos cambios físicos, cognitivos y sociales. Los cambios físicos son el
resultado de la secreción de hormonas. En la pubertad, ocurre la maduración de
los órganos sexuales y que inicia alrededor de los 11 o 12 años. La edad en la
que comienza la pubertad tiene implicaciones importantes con respecto a cómo
se sienten consigo mismos los adolescentes y el trato que le otorgan los demás.
La adolescencia es la etapa del desarrollo caracterizada por una serie de
cambios físicos, intelectuales, emocionales, y sociales, que se dan entre los 12 y
los 18 años aproximadamente. La adolescencia comienza con los cambios
físicos de la pubertad y las reacciones psicológicas asociadas a estos, para
terminar, cuando el individuo cristaliza y define su identidad personal.
Psicológicamente, se caracteriza por una aceleración del desarrollo cognoscitivo
22
Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB,
Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia.
23
Ibidem.
29
y por los cambios de personalidad que capacitan al individuo para asumir el papel
de adulto. Socialmente es un periodo de preparación intensa para desempeñar
este papel.
La adolescencia constituye un periodo crítico ya que al comienzo de la etapa se
es todavía un niño, dependiente de sus padres y al final deberá ser un individuo
responsable de sí mismo, con su personalidad estructurada y con una dirección
futura ya señalada.
Algunas de las metas de desarrollo en la adolescencia son las siguientes:
1. Se espera que el individuo complete el estado de las operaciones
formales.
2. Independencia de los padres.
3. Capacidad de alcanzar la sexualidad genital y la intimidad con otra
persona no familiar del sexo opuesto. el individuo debe haber definido y
caracterizado su identidad de género.
4. Consolidación de un sentido firme de identidad.
Para casi todos los adolescentes, responder a las preguntas ¿Quién soy?
representa uno de los retos más complejos de la vida. La quinta etapa en la
teoría de Erikson (citado por Feldman, 1995), denominada etapa de identidad vs
confusión de roles, abarca la adolescencia. Esta etapa representa un periodo de
prueba importante, ya que las personas quieren determinar lo que es único y
especial respecto de sí mismas. Intentan descubrir quienes son, cuales son sus
habilidades y qué tipos de papeles podrían desarrollar mejor el resto de su vida,
en resumen su identidad. La confusión al elegir el rol más apropiado puede
provocar una falta de identidad estable, la adquisición de un rol socialmente
inaceptable o la dificultad para mantener en el futuro, relaciones personales
fuertes.
En ésta etapa, siguiendo con la teoría de Erikson, es palpable una gran presión
por identificar lo que las personas desean hacer con sus vidas. Debido a que ésta
necesidad surge en una etapa de importantes cambios físicos y sobre lo que la
sociedad espera de ellos, los adolescentes pueden encontrar esta etapa
especialmente difícil.
Desde el punto de vista social, la adolescencia es un periodo crítico del desarrollo
en la mayoría de las sociedades modernas. Esto no ha sido siempre así, hasta
hace relativamente poco tiempo, la adolescencia tal como la concebimos hoy,
prácticamente no existía ya que el individuo pasaba rápidamente de la niñez a la
vida adulta. A principios del sigo XX, el paso del adolescente por la escuela era
30
ninguno o muy fugaz, y el joven o aún el niño, se entregaban al trabajo que hasta
cierto punto les definía su identidad.
Mientras más sofisticada sea una sociedad tecnológicamente, más prolongada
será la adolescencia. En culturas primitivas el periodo es más corto y menos
crítico, ya que tanto el comienzo como su terminación están claramente
señalados por ritos es peciales que facilitan el paso de una etapa a otra sin la
complejidad y confusión de la época moderna.
La adolescencia difiere también según la clase social dentro de la misma cultura.
En los tugurios o barrios marginados se observa una adolescencia muy rápida
donde el hambre y la desorganización familiar y social obligan al niño a veces
desde temprana edad a trabajar, a mendigar, a la delincuencia para poder
subsistir.
Tabla 3. Desarrollo de la Personalidad según Freud, Erikson y Piaget*
Freud
Vejez
Erikson
Integridad Vs. Desesperanza
65
Generatividad
Autoabsorción
Edad Madura
Piget
Vs.
40
Intimidad Vs. Aislamiento
Adulto Joven
18
17
16
15
14
13
12
1
10
9
8
7
6
5
4
3
Genital
Operaciones
Formales
Identidad Vs. Difusión
Latencia
Industria Vs. Inferioridad
Operaciones
Concretas
Pensamiento
Intuitivo
Falica
Iniciativa Vs. Culpabilidad
Pensamiento
Preconceptua
Sensoriomotor
2
Anal
Autonomía Vs. Culpabilidad
AÑOS
1
Oral
Confianza Vs. Desconfianza
* Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB, Corporación para
Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia.
31
El Artículo 12 incluye en el Código de la Infancia y la Adolescencia, otro concepto
que no era explicito en el anterior y es el de la perspectiva de genero entendida
como el reconocimiento de las diferencias sociales, biológicas y psicológicas en
las relaciones entre las personas según sexo, la edad, la etnia y el rol que
desempeñan en la familia y en el grupo social. Esta perspectiva se debe tener en
cuenta en la aplicación del Código, en todos lo ámbitos en donde se
desenvuelven los niños, niñas y los adolescentes, para alcanzar la equidad.
La diferencia entre ser niño o niña es más que una diferencia anatómica. Los dos
sexos tienen maneras diferentes de relacionarse, de reaccionar, diferentes
perspectivas e intereses diferentes metas y papeles. En cada cultura hombres y
mujeres tienen distintas funciones; alrededor de los 3 años se alcanza la
identidad de género, o sea, un sentido firme de masculinidad y feminidad. Entre
las conductas problemas pero normales entre los 3 y los 6 años se encuentran la
curiosidad sexual asociada a masturbación, el tartamudeo transitorio, pesadillas y
temores nocturnos. Igualmente desde ésta edad se pueden observar
comportamientos patológicos en lo que concierne al exceso de agresividad o
exagerada dependencia; sumisión o ansiedad de separación. También se
pueden comenzar a ver dificultades en la identificación con el respectivo papel
sexual (Toro R., y Yepes L.).
Aunque en la agresividad influyen factores biológicos constitucionales, la cantidad
y forma de la agresividad en un niño, dependen primordialmente de su
experiencia social. La frustración es un antecedente común de la agresión.
Además las recompensas directas de la conducta agresiva y la presencia de
modelos agresivos tienden a elevar el nivel de la agresión. En general, en el sexo
masculino la agresividad se estimula más que en el femenino (Toro R., y Yepes
L.).
El Artículo 20, del proyecto de Ley 215 de 2005, Derechos de protección, los
niños, las niñas y los adolescentes serán protegidos contra:
“1. El abandono físico, emocional y psicoafectivo de sus padres, representantes
legales o de las personas, instituciones y autoridades que tienen la
responsabilidad de su cuidado y atención.
2. La explotación económica por parte de sus padres, representantes legales,
quienes vivan con ellos, o cualquier otra persona. Serán especialmente protegidos
contra su utilización en la mendicidad.
3. El consumo de tabaco, sustancias psicoactivas, estupefacientes o alcohólicas y
la utilización, el reclutamiento o la oferta de menores en actividades de promoción,
producción, recolección, tráfico, distribución y comercialización.
32
4. La violación, la inducción, el estímulo y el constreñimiento a la prostitución; la
explotación sexual, la pornografía y cualquier otra conducta que atente contra la
libertad, integridad y formación sexuales de la persona menor de edad.
5. El secuestro, la venta, la trata de personas y el tráfico y cualquier otra forma
contemporánea de esclavitud o de servidumbre.
6. Las guerras y los conflictos armados internos.
7. El reclutamiento y la utilización de los niños por parte de los grupos armados
organizados al margen de la ley.
8. La tortura y toda clase de tratos y penas crueles, inhumanos, humillantes y
degradantes, la desaparición forzada y la detención arbitraria.
9. La situación de vida en calle de los niños y las niñas.
10. Los traslados ilícitos y su retención en el extranjero para cualquier fin.
11. El desplazamiento forzado.
12. El trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo
es probable que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el
derecho a la educación.
13. Las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la OIT.
14. El contagio de enfermedades infecciosas prevenibles durante la gestación o
después de nacer, o la exposición durante la gestación a alcohol o cualquier tipo
de sustancia psicoactiva que pueda afectar su desarrollo físico, mental o su
expectativa de vida.
15. Los riesgos y efectos producidos por desastres naturales y demás situaciones
de emergencia.
16. Cuando su patrimonio se encuentre amenazado por quienes lo administren.
17. Las minas antipersonales.
33
18. La transmisión del VIH-SIDA y las infecciones de transmisión sexual.
19. Cualquier otro acto que amenace o vulnere sus derechos.
Si bien en el Decreto 2737, se definieron 9 situaciones de irregularidad para los
menores, en las cuales estarán sujetos a las medidas de protección tanto
preventivas como especiales, el Código para la Infancia y la Adolescencia, Ley
215 de 2005, nos presenta una lista de 19 situaciones, ampliando el ámbito de la
protección y especificando situaciones como el desplazamiento forzado, las
guerras y los conflic tos armados, el reclutamiento y utilización de los niños por
parte de los grupos armados, el secuestro y la trata de personas, la prostitución o
explotación sexual, la situación de vida en calle de niños y niñas, el trabajo que
por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable que
pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a la
educación, las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la
OIT, el contagio de enfermedades infecciosas provenientes de la gestación,
enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
Los evolucionistas han prestado un especial interés a la influencia de las primeras
experiencias en la génesis de los problemas de conducta. En efecto, la
investigación realizada con animales indica que las primeras experiencias pueden
repercutir en el desarrollo de cerebro y la conducta. Asimismo hay propuestas
teóricas que también postulan la importancia de las primeras influencias. Por
ejemplo, Freud (1949) consideraba que el amor de un bebé por su madre
constituía el prototipo de todas las relaciones afec tivas posteriores, siendo por
tanto crucial para el desarrollo social y de la personalidad.24
Por otro lado, los teóricos del aprendizaje social han sugerido que las primeras
etapas del aprendizaje podrían tener una importancia especial sencillamente
porque sientan las bases del aprendizaje posterior. La posición más extrema sobre
la influencia de las primeras experiencias sostiene que los primeros años de vida
son críticos en el sentido de que determinan el desarrollo posterior. No obstante,
existe una gran cantidad de estudios que señalan que este punto tan extremo no
tiene fundamento, las tendencias más modernas y extendidas afirman que las
primeras etapas de la vida pueden constituir un periodo sensible, si bien no crítico;
que ninguna experiencia determina una trayectoria irreversible a lo largo de la
vida. Los seres humanos son maleables; además, la mayoría de las soluciones
evolutivas están determinadas por un gran número de variables, y la experiencia
24
Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del
adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997.
34
posterior con frecuencia puede moderar lo que haya sucedido anteriormente,
naturalmente, esto no quiere decir, que no se deban hacer esfuerzos para
proporcionar entornos óptimos al niño en los primeros años de vida.25
Los factores de riesgo, o riesgos, son una serie de variables que aumentan la
probabilidad de que se produzcan dificultades o desviaciones en el
comportamiento. Ante la presencia de riesgo, hay una serie de individuos que
sucumben (son vulnerables) mientras que otros mantienen un funcionamiento
saludable, es decir, son resistentes. La resistencia supone una protección ante
los factores de riesgo, o la capacidad de recuperarse prontamente ante las
adversidades de la vida (Wicks -Nelson R y Allen, 1997).
Tabla 4. Factores de riesgo en el desarrollo
Constitucionales
Familiares
Emocionales e interpersonales
Intelectuales y académicos
Ecológicas
Acontecimientos de la vida no
normativos que generan estrés
Influencias hereditarias y anomalías genéticas
Complicaciones prenatales y durante el nacimiento
Enfermedad y daños sufridos después del nacimiento
Alimentación y cuidados médicos inadecuados
Pobreza
Malos tratos, indiferencia
Conflicto, desorganización, psicopatología, estrés
Familia numerosa
Patrones psicológicos tales como poca autoestima,
inmadurez emocional, temperamento difícil.
Incompetencia social
Rechazo por parte de los iguales
Inteligencia por debajo de la media, trastornos del
aprendizaje
Fracaso escolar
Vecindario desorganizado y con delincuencia
Injusticias raciales, étnicas y de género
Muerte prematura de uno de los progenitores
Estallido de una guerra en el entorno inmediato.
* Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, 1997.
Al igual que en el riesgo, se considera que la protección reside tanto en el
individuo como en el entorno. De acuerdo con los estudios, las razones de la
resistencia se han dividido en tres grandes categorías. La primera de ella engloba
los atributos personales, la segunda los familiares y la tercera el entorno.
25
Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del
adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997.
35
Rutter, 1987 (citado por Wicks -Nelson R y Allen, 1997) considera que estos
métodos funcionan en puntos clave de la vida de la gente, cuando el riesgo
puede volverse a encausar. La protección reside en el modo en el que las
personas abordan los cambios en sus vidas y en lo que hacen en circunstancias
de tensión o adversas.
Tabla 5. Descripción de Rutter de cuatro mecanismos de protección
Reducción de la influencia de
riesgo
La influencia del riesgo puede reducirse:
Proporcionando al niño la práctica necesaria para
enfrentarse a las situaciones, reduciendo los requisitos del
factor de riesgo,
Preparando al niño para la situación,
Exponiendo al niño a la situación cuando sea capaz de
abordarla cognitivamente,
Disminuyendo la exposición al factor de riesgo.
Reducción de las reacciones
La exposición del riesgo a menudo desata una serie de
negativas en cadena
reacciones en cadena que perpetúan los efectos del
riesgo en el futuro.
Cualquier intervención dirigida a prevenir
dichas
reacciones en cadena protegerá al niño.
Desarrollo de la autoestima y la
Las ideas y sentimiento que tiene el individuo con
autoeficacia
respecto a sus distintos entornos sociales, su valía, y su
capacidad para enfrentarse a las situaciones difíciles de la
vida tienen gran importancia. El desarrollo positivo es el
resultado de relaciones sociales satisfactorias y éxito en la
realización de tareas
Apertura de oportunidades
Muchos acontecimientos, sobre todo si ocurren en
momentos clave de la vida del individuo reducen el riesgo
al
proporcionar
oportunidades
para
crecimiento
adaptativo. Entre algunos ejemplos podemos citar los
cambios de lugar geográfico, la oportunidad de continuar
con la formación académica o los cambios en los papeles
familiares.
* Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, 1997
El artículo 35 del Código de la Infancia y la Adolescencia establece: “Edad
mínima de admisión al trabajo y derecho a la protección laboral de los
adolescentes autorizados para trabajar. La edad mínima de admisión al trabajo es
los quince (15) años. Para trabajar, los adolescentes entre los 15 y 17 años
requieren la respectiva autorización expedida por el Inspector de Trabajo o, en su
defecto, por el Ente Territorial Local y gozarán de las protecciones laborales
consagrados en el régimen laboral colombiano, las normas que lo complementan,
los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia, la Constitución
Política y los derechos y garantías consagrados en este Código”.
36
“Los adolescentes autorizados para trabajar tienen derecho a la formación y
especialización que los habilite para ejercer libremente una ocupación, arte, oficio
o profesión y a recibirla durante el ejercicio de su actividad laboral”.
Parágrafo. “Excepcionalmente, los niños y niñas menores de 15 años podrán
recibir autorización de la Inspección de Trabajo, o en su defecto del Ente Territorial
Local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo artístico, cultural,
recreativo y deportivo. La autorización establecerá el número de horas máximas y
prescribirá las condiciones en que esta actividad debe llevarse
a cabo. En ningún
26
caso el permiso excederá las catorce (14) horas semanales.”
En lo correspondiente a la edad mínima para admisión al trabajo, el Código de la
Infancia y la Adolescencia es más exigente que el anterior, ya que la edad
mínima para el trabajo esta en los 15 años, y solo excepcionalmente los niños y
niñas menores podrán ser autorizados para desempeñar actividades
remuneradas en el ámbito cultural, recreativo, artístico y deportivo. Este cambio
tanto en la edad como en el campo de trabajo para los menores exige al del
Estado optimizar los mecanismos de control y de protección para los menores,
así como la responsabilidad de los entes de control y la disposición de los
recursos necesarios para lograrlo.
Este planteamiento, se puede analizar desde la propuesta de García (1998)
cuando se refiere a la definición de trabajo infantil para designar exclusivamente
actividades realizadas por aquella parte del la infancia comprendida hasta los
doce años, reservándose la expresión juvenil para designar el trabajo realizado
por aquellos comprometidos en la franja de los 12 a los 18 años incompletos.
Estableciendo una clara y marcada diferencia entre infancia y adolescencia, sin
embargo, en el Código para la infancia y la adolescencia deberá desprenderse
una política de erradicación del trabajo antes de los 15 años.
El propio Código para la infancia en el artículo 41establece las obligaciones del
Estado relacionadas con el trabajo infantil, dentro de las cuales se encuentran las
siguientes:
26
Gaceta del Congreso, 376, Bogotá, D. C., lunes 18 de septiembre de
2006. Texto Definitivo al Proyecto de Ley Numero 215 de 2005 Senado,
085 De 2005 Cámara Acumulado al Proyecto de Ley Numero 096 De 2005
Cámara, Aprobado en Sesión Plenaria del Senado de la República el día
29 de agosto de 2006
37
“32. Erradicar las peores formas de trabajo infantil, el trabajo de los niños y las
niñas menores de quince años, proteger a los adolescentes autorizados para
trabajar, y garantizar su acceso y la permanencia en el sistema educativo.
33. Promover estrategias de comunicación educativa para transformar los
patrones culturales que toleran el trabajo infantil y resaltar el valor de la
educación como proceso fundamental para el desarrollo de la niñez”.
Para lograrlo el Estado se apoyará en los diferentes organismos con que cuenta,
entre ellos el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Procuraduría General
de la Nación, las autoridades competentes para el restablecimiento de los
derechos de los niños, las niñas y los adolescentes, Defensorías de familia,
Comisaría de Familia y la Policía Nacional; por ejemplo, una de las funciones de
la Policía Nacional es la de “Adelantar acciones para la detección de niños, niñas
y adolescentes que realicen trabajos prohibidos, cualesquiera de las peores
formas de trabajo infantil, o que estén en situación de explotación y riesgo, y
denunciar el hecho ante la autoridad competente”. El Código de la Infancia y la
Adolescencia reemplaza la Policía de menores por la Policía de Infancia y
Adolescencia.
Con relación a la autorización para el trabajo de adolescentes el Código plantea:
“Artículo 112. Autorización de trabajo para los adolescentes. Corresponde al
inspector de trabajo expedir por escrito la autorización para que un adolescente
pueda trabajar, a solicitud de los padres, del respectivo representante legal o del
Defensor de Familia. A falta del inspector del trabajo la autorización será expedida
por el Comisario de Familia y en defecto de este por el alcalde municipal.
La autorización estará sujeta a las siguientes reglas:
1. Deberá tramitarse conjuntamente entre el empleador y el adolescente.
2. La solicitud contendrá los datos generales de identificación del adolescente y
del empleador, los términos del contrato de trabajo, la actividad que va a realizar,
la jornada laboral y el salario.
3. El funcionario que concedió el permiso deberá efectuar una visita para
determinar las condiciones de trabajo y la seguridad para la salud del trabajador.
38
4. Para obtener la autorización se requiere la presentación del certificado de
escolaridad del adolescente y si este no ha terminado su formación básica, el
empleador procederá a inscribirlo y, en todo caso, a facilitarle el tiempo necesario
para continuar el proceso educativo o de formación, teniendo en cuenta su
orientación vocacional.
5. El empleador debe obtener un certificado de estado de salud del adolescente
trabajador.
6. La autorización de trabajo o empleo para adolescentes indígenas será conferida
por las autoridades tradicionales de la respectiva comunidad teniendo en cuenta
sus usos y costumbres. En su defecto, la autorización será otorgada por el
inspector del trabajo o por la primera autoridad del lugar.
7. El empleador debe dar aviso inmediato a la autoridad que confirió la
autorización, cuando se inicie y cuando termine la relación laboral.
Parágrafo. La autorización para trabajar podrá ser negada o revocada en caso de
que no se den las garantías mínimas de salud, seguridad social y educación del
adolescente”.
Si bien el Código de la Infancia y la Adolescencia establece claros parámetros
para la expedición de la autorización para el trabajo de menores el reto para el
control y la vigilancia sigue siendo enorme para le Estado y la Sociedad.
Igualmente, en el Artículo 113 se establece con relación a la “Jornada de trabajo”
que la duración máxima de la jornada laboral de los adolescentes autorizados para
trabajar, se sujetará a las siguientes reglas:
“1. Los adolescentes mayores de 15 y menores de 17 años, sólo podrán trabajar
en jornada diurna máxima de seis horas diarias y treinta horas a la semana y
hasta las 6:00 de la tarde.
2. Los adolescentes mayores de diecisiete (17) años, sólo podrán trabajar en una
jornada máxima de ocho horas diarias y 40 horas a la semana y hasta las 8:00 de
la noche”.
El Artículo 114 señala que los adolescentes autorizados para trabajar, tendrán
derecho a un salario de acuerdo a la actividad desempeñada y proporcional al
39
tiempo trabajado. En ningún caso la remuneración podrá ser inferior al salario
mínimo legal vigente.
Artículo 115. Derechos en caso de maternidad. Sin perjuicio de los derechos
consagrados en el Capítulo V del Título VIII del Código Sustantivo del Trabajo, la
jornada de la adolescente mayor de quince (15) y menor de dieciocho (18) años,
no podrá exceder de cuatro horas diarias a partir del séptimo mes de gestación y
durante la lactancia, sin disminución de su salario y prestaciones sociales.
En el Artículo 116 se hace explicita la prohibición de realizar trabajos peligrosos y
nocivos. Ninguna persona menor de 18 años podrá ser empleada o realizar
trabajos que impliquen peligro o que sean nocivos para su salud e integridad física
o psicológica o los considerados como peores formas de trabajo infantil. El
Ministerio de la Protección Social en colaboración con el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, establecerán la clasificación de dichas actividades de acuerdo
al nivel de peligro y nocividad que impliquen para los adolescentes autorizados
para trabajar y la publicarán cada dos años periódicamente en distintos medios de
comunicación.
Para la confección o modificación de estas listas, el Ministerio consultará y tendrá
en cuenta a las organizaciones de trabajadores y de empleadores, así como a las
instituciones y asociaciones civiles interesadas, teniendo en cuenta las
recomendaciones de los instrumentos e instancias internacionales especializadas.
Está ampliamente aceptado que los acontecimientos y experiencias pueden
ejercer distinta influencias en función del estado de desarrollo del organismo. La
manera en la que la experiencia afecta al sistema nervioso dependerá de su
estado de desarrollo. Asimismo, los efectos de una experiencia dependen del
proceso psicológico que se produce en distintos momentos. Así pues, separar a
un niño de sus padres es menos traumático para un bebe de cinco meses que
para un niño de tres años, ya que el apego es menor a los cinco meses. El
momento de la experiencia también puede ser importante en tanto en cuanto los
acontecimientos que tienen lugar en periodos no normativos pueden dar como
resultado una intensificación del estrés o un aumento de las oportunidades.27
Artículo 117. Garantías especiales para el adolescente indígena autorizado para
trabajar. En los procesos laborales en que sea demandante un adolescente
indígena será obligatoria la intervención de las autoridades de su respectivo
27
Wicks-Nelson R y Allen C. Israel, “Sicopatología del niño y del
adolescente”, Prentice Hall, Madrid, 1997.
40
pueblo. Igualmente se informará a la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior
o de la dependencia que haga sus veces.
Según Correal (Citado por Toro y Yepes) hay un proceso de identidad falseado,
si se llega al trabajo sin pasar por el juego; no hay identificaciones intermedias,
es una realidad de impacto; no cabe el entrenamiento ni la acumulación de
experiencias que dan el juego y la recreación. En el campesino se encuentra una
transición también bastante rápida con algunos de los problemas citados
anteriormente, pero dentro de una mayor estabilidad de la unidad familiar, al
menos en algunos sectores.
Dice Correal que el campesino pasa su
adolescencia “desempeñando” la función del adulto; el proletario “sufriéndola” y el
burgués “aprendiéndola”.
La escogencia de un trabajo o profesión implica mucho más que el aprendizaje
de determinadas habilidades y funciones, representa un estilo de vida. El trabajo
determina en mucha parte el ambiente físico y social en que la persona vive, el
estatus del individuo dentro de la comunidad e influencia los valores y patrones
éticos de la persona. El trabajo y la personalidad del individuo están íntimamente
relacionados, ya que ciertos rasgos de la personalidad influencian la selección de
determinados trabajos y al mismo tiempo el trabajo moldea la personalidad,
suministrando amigos, compañeros, roles sociales, valores, costumbres y un
estilo de vida.28
La definición vocacional constituye en muchas sociedades el objeto mayor de la
adolescencia y del adulto joven, en muchas de las sociedades. Esta decisión
depende de muchas variables, tales como, las oportunidades que ofrece el medio
social y otros factores tanto de tipo consciente como inconsciente, estos últimos
juegan a menudo un papel decisivo, como puede verse en la escogencia de una
profesión. La escogencia de una ocupación no ocurre abruptamente, sino que
tiende a ser el producto de un largo proceso que se inicia desde la niñez y va
cambiando a medida que el individuo se desarrolla.29
En general, el trabajo puede tener dos objetivos. Uno es la ocupación como
fuente principal de satisfacción. El otro, es cuando se considera el trabajo más
que todo como medio de obtener seguridad o poder pero la satisfacción vendría
de otras cosas como, la familia, las amistades, deportes, etc.
El Código de la Infancia y la Adolescencia establece un el Libro III el Sistema
Nacional de Bienestar Familiar, Políticas Públicas e Inspección, Vigilancia y
28
Toro R. y Yepes L., “Fundamentos de Medicina. Psiquiatría”. CIB,
Corporación para Investigaciones Biológicas, Medellín, Colombia.
29
Ibidem
41
Control, artículos 199-215. En éste libro, se definen las políticas públicas de
infancia y adolescencia, como el conjunto de acciones que adelanta el Estado, con
la participación de la sociedad y de la familia, para garantizar la protección integral
de los niños, las niñas y los adolescentes. Estas políticas públicas se ejecutan a
través de la formulación, implementación, evaluación y seguimiento de planes,
programas, proyectos y estrategias.
Son objetivos de las políticas públicas, entre otros los siguientes:
1. Orientar la acción y los recursos del Estado hacia el logro de condiciones
sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales, que hagan posible el
desarrollo de las capacidades y las oportunidades de los niños, las niñas y los
adolescentes, como sujetos en ejercicio responsable de sus derechos.
2. Mantener actualizados los sistemas y las estrategias de información que
permitan fundamentar la toma de decisiones adecuadas y oportunas sobre la
materia.
3. Diseñar y poner en marcha acciones para lograr la inclusión de la población
infantil más vulnerable a la vida social en condiciones de igualdad.
4. Fortalecer la articulación interinstitucional e intersectorial.
En el artículo 202, se establece como responsables del diseño, la ejecución y la
evaluación de las políticas públicas de infancia y adolescencia en los ámbitos
nacional, departamental, distrital y municipal, al Presidente de la República, los
gobernadores, los alcaldes y su incumplimiento será sancionado
disciplinariamente como causal de mala conducta, siendo indelegable y conlleva a
la rendición pública de cuentas.
En el nivel territorial se deberá contar con una política pública diferencial y
prioritaria de infancia y adolescencia que propicie la articulación entre los
Concejos Municipales, Asambleas y Congreso Nacional, para garantizar la
definición y asignación de los recursos para la ejecución de la política pública
propuesta.
El Departamento Nacional de Planeación, el Ministerio de la Protección Social y el
Ministerio de Educación, con la asesoría técnica del ICBF deberá diseñar los
lineamientos técnicos mínimos que deberán contener los planes de desarrollo, en
42
materia de infancia y adolescencia teniendo en cuenta el ciclo de vida, el enfoque
de garantía y restablecimiento de derechos.
La Ley 215 hace un importante alcance no sólo en la definición de las políticas
publicas en el país, además establece claramente, los lineamientos y principios
que deben cumplir así como los responsables en todo el territorio nacional en la
materia, definiendo igualmente responsabilidades disciplinarias en su
incumplimiento. En éste sentido le corresponde a la Procuraduría General de la
Nación hacer el seguimiento y la vigilancia necesaria para que se cumpla con lo
estipulado en la Ley.
Además, el Artículo 203 define el Sistema Nacional de Bienestar Familiar y al
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como rector del Sistema Nacional de
Bienestar Familiar, y por lo tanto, tiene a su cargo la articulación de las entidades
responsables de la garantía de los derechos, la prevención de su vulneración, la
protección y el restablecimiento de los mismos, en los ámbitos nacional,
departamental, distrital, municipal y resguardos o territorios indígenas.
El Consejo Nacional de Política Social atendiendo los lineamientos y
recomendaciones del Departamento Nacional de Planeación es el ente
responsable de diseñar la Política Pública, movilizar y propiciar los recursos
presupuestales destinados a garantizar los derechos de los niños, las niñas y los
adolescentes y asegurar su protección y restablecimiento en todo el territorio
nacional.
El proyecto de Ley 215 de 2005 plantea que en todos los departamentos,
municipios y distritos deberán sesionar Consejos de Política Social, presididos por
el gobernador y el alcalde quienes no podrán delegar ni su participación, ni su
responsabilidad so pena de incurrir en causal de mala conducta. Tendrán la
responsabilidad de la articulación funcional entre las Entidades Nacionales y las
Territoriales, deberán tener participación de la sociedad civil organizada y definirán
su propio reglamento y composición. En todo caso deberán formar parte del
Consejo las autoridades competentes para el restablecimiento de los derechos y el
Ministerio Público.
En los municipios en los que no exista un centro zonal del Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, la coordinación del sistema de bienestar familiar la ejercerán
los Consejos de Política Social.
43
Los Consejos deberán sesionar como mínimo cuatro veces al año, y deberán
rendir informes periódicos a las Asambleas Departamentales y a los Concejos
Municipales.
En el Capítulo II, del Libro III se define la inspección, vigilancia y control; se
entiende por vigilancia y control las acciones de supervisión, policivas,
administrativas, y judiciales, encaminadas a garantizar el cumplimiento de las
funciones y obligaciones para la garantía y restablecimiento de los derechos de los
niños, las niñas y los adolescentes y su contexto familiar y prevenir su vulneración
a través del seguimiento de las políticas públicas y de la evaluación de la gestión
de los funcionarios y de las entidades responsables.
El objetivo de la inspección, la vigilancia y el control es asegurar que las
autoridades competentes cumplan sus funciones en los ámbitos nacional,
departamental, distrital y municipal para:
v Garantizar los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes y su
contexto familiar.
v Asegurar que reciban la protección integral necesaria para el
restablecimiento de sus derechos.
v Disponer la adecuada distribución y utilización de los recursos destinados al
cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia de infancia,
adolescencia y familia.
v Verificar que las entidades responsables de garantizar y restablecer los
derechos de los niños, las niñas y los adolescentes cumplan de manera
permanente con el mejoramiento de su calidad de vida y las de sus familias.
Estas funciones de vigilancia y control serán ejercidas por los entes de control y el
Ministerio Público, la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de
la República, la Defensoría del Pueblo, las personerías distritales y municipales,
las entidades administrativas de inspección y vigilancia y la sociedad civil
organizada.
La Procuraduría General de la Nación ejercerá las funciones asignadas en la Ley
215 de 2005 por intermedio de la Procuraduría Delegada para la Defensa del
Menor y la familia, que a partir de esta ley se denominará la Procuraduría
Delegada para la Defensa de los Derechos de la Infancia, la Adolescencia y la
Familia, la cual a través de las procuradurías judiciales ejercerá las funciones de
vigilancia superior, de prevención, control de gestión y de intervención ante las
autoridades administrativas y judiciales tal como lo establece la Constitución
44
Política y la ley. En todos los expedientes que contengan procesos judiciales o
administrativos en los que encuentren involucrados intereses de niños, niñas o
adolescentes, no podrán ser retirados de la Secretaría del Juzgado o del
Despacho del Defensor de Familia por ningún funcionario en ejercicio de sus
funciones, al igual todos serán notificados en dichos despachos.
La Contraloría General de la República ejercerá las funciones a que hace
referencia este título mediante el control posterior y selectivo del manejo de las
finanzas, la gestión y los resultados de las políticas, programas y proyectos
relacionados con la infancia, adolescencia y la familia de conformidad con los
objetivos y principios de esta ley.
La Defensoría del Pueblo a través de la Defensoría Delegada para los derechos
de la niñez, la juventud y las mujeres, es responsable de la divulgación,
protección, promoción de derechos y el seguimiento a las políticas públicas que
comprometan Derechos Humanos de los niños, las niñas y los adolescentes,
como lo establece la Constitución Política y la ley.
En desarrollo del principio de corresponsabilidad, las organizaciones sociales
especializadas, como las veedurías ciudadanas, o cualquier otra forma de
organización de la ciudadanía, participarán en el seguimiento y vigilancia de las
políticas públicas y de las acciones y decisiones de las autoridades competentes.
Las autoridades nacionales y territoriales deben garantizar que esta función se
cumpla.
El Proyecto de Ley 215 de 2005 deroga el Decreto 2737 de 1989 o Código del
Menor a excepción de los artículos 320 a 325 y los relativos al juicio especial
de alimentos los cuales quedan vigentes, también deroga las demás
disposiciones que le sean contrarias.
45
2. ANÁLISIS DEL TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA
Durante los siglos XVIII, XIX y XX, se han desarrollado discursos y prácticas, que
invariablemente pretenden dar respuesta al tema del trabajo infantil. No obstante,
la década de los 80 registra pocas preocupaciones significativas sobre el tema y
es a partir de los años 90 que se produce una inversión radical de tendencia que
visibiliza esta problemática de manera particular.
Parece posible identificar dos posiciones frente el trabajo infantil, entorno a las
cuales se han concentrado las discusiones, los planteamientos y las alternativas
de solución en éste tema.
En primer lugar, existe una postura que plantea la necesidad de erradicar el
trabajo infantil en forma generalizada, es decir, no aprueba el trabajo infantil ni
siquiera en circunstancias controladas o que no generen riego para el menor y se
enfoca en la necesidad de la educación universal y obligatoria . En segundo
lugar, existe otra postura que siendo contraria a la anterior, defienden la
perspectiva del trabajo infantil utilizando el argumento de su protección, por
cuanto éste sería no solo imprescindible para la sobrevivencia, sino además un
factor fundamental de construcción y afirmación del niño como sujeto social.
El trabajo infantil no es un concepto acabado y absoluto, al contrario, las
definiciones particulares que cada país hace del término, traducen diferentes
modos de pensar y de abordar el fenómeno. Para describir la conceptualización
prevalerte en Colombia, es necesario, analizar el concepto que se tiene de
trabajo y complementarlo con la referencia que hace de niño, niña y joven. Por lo
general los esfuerzos por definir con precisión estos términos vienen de los
instrumentos de medición estadística, la legislación y las investigaciones.
Según, García M. (1998) la expresión trabajo infantil debería designar
exclusivamente actividades realizadas por aquella parte de la infancia
comprendida hasta los doce años, reservándose la expresión juvenil para
designar el trabajo realizado por aquellos comprometidos en la franja de los 12 a
los 18 años incompletos.
En la Convención No.138 de la OIT, se define trabajo infantil como toda
interferencia sustancial, de alguna forma remunerada, con el normal desarrollo
del niño en el sistema educativo. Esta definición implica además, un cierto
desplazamiento de la percepción del trabajo infantil, un fenómeno social
abstracto, hacia una realidad posible de ser medida con criterios objetivos.
46
Durante mucho tiempo, las medidas tomadas para abordar esta problemática
por los Estados ha sido equivoca pues se ha centrado en la protección del niño
trabajador en lugar de prevenir esta situación. Es necesario cambiar el énfasis de
la inserción precoz en el mercado de trabajo, por la inserción precoz y
permanencia en el sistema educativo.
En el Tercer Plan para la Erradicación del Trabajo Infantil en Colombia 2003-2006
se define Trabajo infantil como toda actividad física o mental, remunerada o no,
dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o distribución de
bienes o servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona
natural o jurídica, que es realizada por personas menores de 18 años de edad.
De otro lado, el concepto de trabajador ha sido definido tradicionalmente por el
DANE como “aquellos que durante el periodo de referencia (la semana anterior a
la encuesta), ejercieron una ocupación remunerada en la producción de bienes o
servicios, por lo menos una hora a la semana, y aquellas personas que en su
condición de ayudantes familiares trabajaron sin remuneración en la empresa del
respectivo jefe de familia o pariente, por lo menos 15 horas semanales” (DANE,
1991). La fuerza laboral también incluye a las personas que no trabajaron durante
dicha semana pero tenían un empleo y aquellos que buscaron ejercer una
ocupación remunerada y que estuvieron buscando por lo menos durante 52
semanas seguidas. 30
No obstante, al tratar de aplicar ésta definición para los niños y niñas se
presentan una serie de limitaciones que Flores y Cols., mencionan en su análisis:
1. Socialmente existe una diferencia entre lo que significa trabajo para un
adulto, trabajo para un niño y para un joven. Una misma actividad puede
considerarse como trabajo cuando es realizada por un adulto, pero cuando
es llevada a cabo por un niño existe la tendencia a ser considerada
“ayuda” minimizándose de ésta manera su participación en el mercado
laboral.
2. Las actividades de los niños, niñas y jóvenes, en ocasiones caen en la
ilegalidad, la informalidad o el trabajo no remunerado en sus hogares. A
menudo las mediciones no incluyen actividades que se consideran ilegales
como la explotación sexual. Existen otras que no se consideran en la
definición de trabajo o que no son fácilmente captadas por su carácter
informal. Son ejemplos la limosna y el reciclaje ambas estrategias de sobre
vivencia que suelen ser adoptadas por los niños y niñas de la calle.
30
Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997,
Grupo de Publicaciones SENA
47
3. Los oficios del hogar no están incluidos en la definición de trabajo, a pesar
de que son ejercidos por muchos de los niños y niñas.
4. La medición en el área rural es igualmente difícil. Muchos de los niños,
niñas y jóvenes, trabajan y estudian al mismo tiempo y no reportan el
trabajo como su actividad principal. Además, las actividades segundarias
representan una contribución importante de ellos y sin embargo, no son
considerados en la fuerza laboral.
5. La población a la cual se le aplica la encuesta incluye a los niños y niñas
mayores de 12 años en lo urbano, y a los mayores de 10 años en lo rural.
Se desconoce así el problema en el grupo de niños y niñas menores a las
edades mencionadas.
Estas consideraciones indican que la definición tradicional del concepto, tiende a
subvalorar las dimensiones y características del trabajo infantil en el país. Por
ésta razón se propone para la cuantificación de la problemática en el país, una
definición ampliada de trabajo infantil que incluya a aquellos niños y jóvenes que
declaran como su actividad principal los oficios en el hogar y los inactivos o
desocupados que declaran como su actividad segundaría haber cuidado
animales, haber trabajado en una huerta casera haciendo mejorar y en las o
haber ayudado en un negocio o tienda independientemente del número de horas
trabajadas.31
Trabajo infantil y la violación de los derechos humanos de los niños, las niñas y los
jóvenes, que en gran medida depende de la pobreza como un elemento que
condiciona y determina el trabajo de los niños y a su vez, viola los derechos más
elementales del eslabón más débil de la sociedad.
La normatividad colombiana, en el Decreto 2737 de 1989 se entiende por niño a
todo menor de dieciocho años de edad y por menor trabajador en condiciones no
autorizadas por la ley al menor de 12 años en cualquier caso de ocupación
laboral y a quien, siendo mayor de ésta edad pero menor de 18 fuera de las
excepciones contempladas desempeñe actividades laborales expresamente
prohibidas por la ley. Esta definición se acoge en lo establecido en el convenio
138 de la OIT y a las demás normas internaciones de protección a la infancia.32
Otros avancen en la definición del concepto de trabajo infantil ha sido relacionado
por el Comité Nacional Para la Erradicación del Trabajo Infantil, en donde es
considerado como toda actividad remunerada o no, de comercialización,
producción, transformación o venta de bienes o servicios, realizada en forma
31
Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997,
Grupo de Publicaciones SENA
32
Ibidem
48
independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica por personas que no
han cumplido los 18 años de edad. Por otra aparte, estableció que los trabajos
prohibidos son todos los trabajos infantiles realizados por personas cuya edad es
inferior a aquella en que cesa la obligación escolar o, en todo caso, a catorce
años; o que no garantiza a los menores entre 14 y 18 años los derechos
consagrados en la ley especialmente:33
1. Que exija capacidades superiores a las que posee el niño de acuerdo al
momento particular de su desarrollo, o que afecten o coloquen en riesgo el
proceso de desarrollo físico, mental, psicológico, emocional o afectivo.
2. Que impida o dificulte su ingreso, permanencia, desempeño y logros en el
sistema educativo.
3. Que no ofrezca tiempo suficiente y espacios adecuados para la recreación,
la práctica del deporte, el aprovechamiento del tiempo libre y el descanso.
4. Que no ofrezca al niño las garantías laborales especialmente el acceso a
la seguridad social integral, la remuneración mínima legal, una jornada de
trabajo de acuerdo con lo establecido con ésta ley y la vinculación con
programas de formación para el trabajo.
5. Que conduzca a que la familia del niño o terceros se apropien de su
ingreso de su actividad productiva.
6. Que constituya actividad nociva o de alto riesgo para su salud, integridad
física y psicosocial.
Así mismo se estableció que los niños y niñas entre 12 y 14 años podrían realizar
trabajos ligeros, es decir, todo trabajo claramente subordinado a un proceso
educativo, que no atente contra el desarrollo integral del niño y que promueva y
garantice implícitamente los derechos consagrados en las disposiciones de la ley.
Sin embargo, las cifras sobre la explotación infantil en Colombia siguen siendo
avasalladoras. Aproximadamente 35 mil niños y niñas son explotados
sexualmente en Colombia. Se ha detectado en la última década un aumento del
número de niños y niñas inducidos a la prostitución y una creciente inducción en
edades más tempranas, inclusive antes de los 10 años. 34
En Colombia, los niños y las niñas entre 7 y 17 años corresponden al 24.61% de
la población, es decir 8.150.804 personas (Censo Nacional de Población y
Vivienda, 1993), de acuerdo con la Constitución Nacional su principal actividad
sería la educación.
33
Flores y Méndez, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde trabajan?, 1997,
Grupo de Publicaciones SENA
34
UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de
Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002.
49
En Colombia trabajan más de 2.500.000 niños y niñas. De éste total 1.700.000
son adolescentes entre 12 y 17 años y 800.000 son niños y niñas de entre 6 y
11 años. El 80% trabaja en el sector informal. 323.000 niños y niñas se
encuentran trabajando en el servicio doméstico en hogares de terceros. En 1996
la Encuesta Nacional de Hogares y la Encuesta de la Niñez y la adolescencia
establecieron que, de la población entre 7 y 11 años que trabaja en las 8
ciudades principales colombianas, el 49.3% de los niños y el 64.9% de las niñas
lo hacía en el comercio y en las ventas. En la zona rural se encontró que el 87%
de los niños y el 50% de las niñas de 10 a 11 años son trabajadores
agropecuarios, que laboran diariamente entre 12 y 15 horas, en promedio. Entre
el 20 y el 25% de los niños trabajadores desempeña ocupaciones de alto riesgo.
Este porcentaje sube a 70% en el sector agropecuario.35
Aproximadamente el 50% de los niños y niñas trabajadores de entre 12 y 13
años no recibe ingresos directos, sino que tienen otro tipo de remuneración.
Cuando reciben salario, los menores de 18 años reciben entre 25% y 80% del
salario mínimo legal diario. Solamente el 23% de los niños y niñas trabajadores
tiene seguridad social, un gran porcentaje de ellos como beneficiarios indirectos,
a través de la afiliación de algún familiar.36
De cada 10 menores de 18 años que trabajan, 7 no asisten a la escuela, un 3%
de los niños, entre los 7 y 11 años, en las 8 principales ciudades del país, solo
trabaja; porcentaje que se incrementa a 5.3% entre los niños de 10 a 11 años, en
la zona rural. De la misma manera, en éste último grupo de niños se advierte que
10 de cada 100 niños combinan el trabajo con el estudio. Estos últimos y todos
aquellos que por causa del trabajo reducen su rendimiento escolar, se están
desgastando física y mentalmente y pierden su potencial de pleno desarrollo.
Especialmente inaceptable es el abandono escolar de menores de 14 años, el
cual sigue alimentando la pobreza del país. Por ser más frecuente entre los hijos
de los más pobres, el abandono escolar también es un obstáculo a la movilidad
social, reproduciendo nuevos pobres en las mismas familias. Además de la baja
renta de la familia, la presión del mercado que se beneficia de mano de obra
barata y el fracaso escolar empujan a niños y niñas a trabajar. También los
empujan sistemas de valores culturales que consideran a los niños y niñas como
objetos propiedad de su familia y no como sujetos de derecho. Si bien es cierto
que algunos tipos de trabajo no riesgosos, ejercidos moderadamente, pueden
35
UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de
Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002.
36
Ibidem
50
tener efectos positivos sobre el desarrollo, es absurdo mantener el trabajo como
actividad formativa por encima de la escolarización.37
Las principales razones que explican la no asistencia escolar son: las dificultades
económicas y la falta de disponibilidad de cupos escolares.
De acuerdo con las últimas estimaciones de la OIT 38, unos 250 millones de niños
de entre 5 y 14 años de edad trabajan a tiempo completo o a tiempo parcial en
los países en vías de desarrollo. El 61% de ellos viven en Asia, el 32% en África
y el 7% en América latina. Aunque Asia es el continente con el número más
elevado de niños que trabajan, la incidencia del fenómeno es mayor en África,
donde el porcentaje de niños entre 5 y 14 años de edad que trabajan se sitúa
en alrededor del 41%. En Asia, la proporción es aproximadamente la mitad de
ese porcentaje (22%), y en América Latina se sitúa en el 17%. Aunque la mayor
parte de los niños que trabajan viven en países en desarrollo, las economías
industrializadas no están totalmente libres de ese flagelo. En Europa central y
oriental, por ejemplo, el fenómeno del trabajo infantil ha resurgido a raíz de la
desorganización social y económica ocasionada por la transición hacia una
economía de mercado.
Los datos que se han obtenido hasta ahora muestran que hay más varones que
niñas que trabajan; aproximadamente tres varones por cada dos niñas, en
promedio. África tiene la tasa más alta del mundo de participación de las niñas
en la actividad económica (37%). Hay que tener presente así mismo, que el
número de niñas que trabajan se subestima a menudo en las encuestas
estadísticas, en las que por lo general no se tienen en cuenta las actividades no
remuneradas que realizan en el hogar o en torno al mismo. Además hay más
niñas que varones (en muchos casos se trata de niñas entre 8 y 12 años de
edad) que se ocupan durante todo el día de las actividades domésticas que no
son de índole económica.39
La mayoría de las encuestas estadísticas abarcan únicamente a los niños de 10
años o más, pero muchos niños comienzan a trabajar antes de esa edad. Los
niños de las zonas rurales, particularmente las niñas, tienden a comenzar antes
su actividad económica: a los 5, 6 o 7 años de edad. En algunos países, se
calcula que los niños menores de 10 años constituyen el 20% de la mano de
obra infantil en las zonas rurales y alrededor del 5% en los centros urbanos. Su
37
UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de
Área para Colombia y Venezuela, La Niñez Colombiana en Cifras, 2002.
38
El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998
39
Ibidem
51
número puede ser mucho mayor en algunas ocupaciones e industrias, por
ejemplo, en el servicio doméstico y en las actividades a domicilio.40
La mano de obra infantil está constituida en su mayor parte por trabajadores
familiares no remunerados, com o ocurre con los niños que trabajan en el servicio
doméstico, la agricultura, el trabajo a domicilio y las pequeñas empresas
familiares, tanto en zonas rurales como urbanas. Es muy poco frecuente, en
cambio, el empleo de niños e medianas o grandes empresas, salvo en el sector
de las plantaciones de ciertos países. Sin embargo, esas empresas pueden
contribuir indirectamente a la contratación de niños como consecuencia de su
práctica de rec urrir para algunas actividades a la subcontratación de los servicios
de pequeños talleres del sector no estructurado o de trabajadores domésticos, ya
que en esos casos se utiliza mucha mano de obra infantil. 41
2.1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL TRABAJO INFANTIL
A continuación, se describen las principales causas y consecuencias del trabajo
infantil, las cuales permitirán entender más ampliamente las dimensiones de ésta
problemática.
El fenómeno del trabajo infantil es resultado de una conjugación de factores
propios de las condiciones de vida de las personas directamente involucradas,
pero también de factores contextuales de carácter externo y más amplio. El
problema, por tanto, debe mirarse desde una perspectiva sistémica, lo que implica
entenderlo en su multicausalidad y retroacciones entre causas y efectos.
En general se han identificado tres grandes fuentes de factores asociados a la
presentación del fenómeno del trabajo infantil; estas son de orden cultural,
económico y social.
Los factores culturales se refieren a imaginarios sobre la función formativa del
trabajo y sobre la relación costo/beneficio entre trabajo y estudio, así como a
costumbres y tradiciones locales. En efecto, en muchos sectores sociales se tiene
un alto reconocimiento hacia el positivo papel que cumple el trabajo infantil en el
proceso educativo de los niños y las niñas para forjar un carácter laborioso y
40
41
El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998
Ibidem
52
prevenir su vagancia cuando sean adultos, así como en la iniciación y desarrollo
de habilidades y destrezas en un determinado oficio.
Los factores económicos también inciden en la presentación del trabajo infantil.
Entre estos se encuentra la distribución tan inequitativa y desigual de la riqueza y
del ingreso, producto de una cultura que valora, por encima de cualquier otra
consideración, el enriquecimiento personal como la máxima expresión posible del
éxito social y como principal fuente de la felicidad.
Muchos padres que viven en la pobreza consideran que el ingreso que aporta el
trabajo de sus hijos es crucial para la supervivencia del grupo, ya sea porque
están desempleados, o porque su remuneración es tan baja que con ella no se
alcanzan a cubrir las necesidades mínimas de la familia, o porque destinan una
parte importante de sus ingresos para el sostenimiento de algún vicio como el
consumo consuetudinario de licor o de estupefacientes.
Como causas de orden social pueden encontrarse el embarazo adolescente en
sectores de estratos bajos y medios, situación que se convierte en una puerta de
entrada al mundo adulto y con ello a la vinculación laboral precoz para atender las
nuevas responsabilidades maternas; el alto desempleo adulto, como fenómeno
social, constituyen otra razón importante para llevar a los niños y niñas al mundo
laboral, en manifestación perversa de que los adultos no tienen empleo porque
son reemplazados por niños, niñas y jóvenes que deberían estar dedicados a las
actividades escolares y de aprendizaje propias de la etapa del desarrollo en la que
se encuentran; el cuadro lo completa la aceptación social que tiene el trabajo
infantil: las personas compran, como algo normal, las mercancías que venden
niños y niñas en la calle, y muchos productos tienen involucrado trabajo infantil en
su proceso de producción.42
Por otra parte, el papel del trabajo en la vida de los niños es a veces ambiguo, y
suele tener efectos tanto positivos como negativos. Es posible, por ejemplo, que
garantice la supervivencia de la familia y del niño, pero que al mismo tiempo lo
valoren como una experiencia de aprendizaje para la educación del menor. Es
posible que los niños consideren el trabajo como un mal necesario producto de la
pobreza, pero que al mismo tiempo lo valoren como una experiencia de
aprendizaje y una oportunidad para obtener la estima de sus familiares y fortalece
su propia autoestima. Aunque muchas niñas y niños se ven forzados a realizar
trabajos monótonos y aburridos, que además pueden ser degradantes y
peligrosos, las evidencias también señalan que muchos niños trabajan porque
quieren. Algunos lo hacen para obtener dinero para sus gastos; otros, porque
les gusta la emoción y el compañerismo que el trabajo les ofrece; y aún otros
42
El Trabajo Infantil en el Mundo, OIT, 1998
53
porque valoran las experiencias de aprendizaje que el trabajo genera. Las niñas
a menudo declaran que el trabajo les ofrece la posibilidad de salir de hogares
tradicionales y opresivos para acceder a los estilos de vida más modernos que
desean adoptar. Es impresionante cuando niños y niñas de los países en
desarrollo manifiestan que les produce satisfacción poder ayudar a sus familias a
través del trabajo, un sentimiento rara vez encontrado entre los niños
trabajadores de los países ricos. 43
La pobreza es una de las principales razones que ha explicado la oferta del
trabajo infantil. Aproximadamente el 50% de los niños y niñas trabajadores, entre
7 y 17 años, en las principales ciudades del país, afirman que trabajan para
contribuir con los gastos del hogar o ayudar a resolver la difícil situación
económica de la familia. La crisis económica enfrentada actualmente por el país,
una de cuyas características ha sido el aumento de la tasa de desempleados
adultos lo que a su vez ha propiciado, la oferta de y la vinculación a, trabajos en
condiciones poco protegidas, ha agudizado la participación de los niños y las
niñas en el trabajo. Así mismo, los costos de la educación, la poca disponibilidad
de cupos en los establecimientos educativos, o la insuficiente calidad de la
educación, inciden en la vinculación de los niños y las niñas al trabajo. El 7.1% de
los menores entre 14 y 17 años, en las 8 principales ciudades, afirman que deben
trabajar para ayudar a costearse el estudio, y el 14% de las niñas y niños entre 7
y 11 años que no estudian, manifiestan como motivo la falta de cupos
escolares.44
Sin embargo, se ha establecido que si se suspendieran los ingresos que aportan
al hogar los niños y niñas trabajadores menores de 15 años, los niveles de
pobreza, a nivel global, no aumentarían significativamente. En cambio el impulso
a programas que permitan aliviar las necesidades presentes en los hogares,
supliría en corto tiempo dichos aportes y prevendría la incorporación de los niños
y niñas al trabajo.
Por otra parte la violencia generalizada que vive el país, ha ocasionado que
muchas familias, integradas principalmente por mujeres, niños y niñas, hallan
tenido que desplazarse de sus lugares habituales de vivienda y asentarse en
lugares extraños donde deben acudir a múltiples estrategias de supervivencia,
entre ellas la vinculación de sus hijos pequeños al trabajo.
43
William M. y Jo Borden, Trabajo Infantil promoviendo el interés superior
de la niñez trabajadora, Alin Editora S.A., 1999, Honduras
44
AECI, OIT, IPEC Colombia “De sol a sol Plan Nacional de Acción para la
Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes
Trabajadores 2000-2002.
54
Otro grupo de causas que explica la presencia del trabajo infantil, se relaciona
con la existencia de una demanda particular del mismo, el empleador vincula al
trabajo a los niños y las niñas, porque esta mano de obra resulta menos cara que
la ofrecida por los adultos. En efecto, como se mencionó anteriormente, la
remuneración que ellos reciben es, en todos los casos, inferior al salario mínimo
legal por hora trabajada. En promedio, los menores entre 12 y 13 años, a nivel
nacional, devengan el 29% del salario mínimo legal. Asimismo, se recurre a la
mano de obra infantil porque se les considera menos conflictivos que los adultos
o porque
se supone que sus características físicas se adaptan más
adecuadamente a determinados trabajaos.
Los padres también son una de las principales fuentes de demanda de trabajo
infantil, en provecho de sus propias familias. Un gran número de niños y niñas
trabaja sin remuneración alguna en la huerta, talleres y tiendas familiares cuya
viabilidad económica depende de a mano de obra familiar.
La demanda de trabajo infantil redunda en beneficio económico para el
empleador, a costa del desarrollo físico y emocional de las niñas y los niños.
Comprometer el presente y el futuro de ellos en estas circunstancias, no tiene
ninguna justificación.
Existen de la misma manera consideraciones de tipo cultural, que inciden en la
reproducción del trabajo infantil. El trabajo se considera en sí mismo, como un
medio de formación y de socialización; simultáneamente el sistema educativo ha
perdido legitimidad y algunos padres consideran poco rentable la vinculación de
sus hijos a éste; el concepto de niña y de niño como personas especialmente
vulnerables y desprotegidas promueve su explotación; en otros casos, se
considera al trabajo como un medio para ocupar adecuadamente el tiempo libre
de las niñas y los niños. Se cree que de ésta manera se evita que ellos se
vinculen con pandillas o incluso al consumo de drogas y alcohol.
Finalmente las ausencias o deficiencias, que en materia de trabajo infantil se ha
presentado, en la definición de políticas, en el desarrollo de programa, en la
asignación de recursos y en la aplicación de sanciones, han permitido que le
problema persista.
Las implicaciones del trabajo para los niños son igualmente graves tanto para su
desarrollo físico como psicológico.
Muchos niños que trabajan se exponen a los riesgos físicos propios de su
ocupación, a la vez el agotamiento de los niños causa de los horarios
demasiados extensos es causa frecuente de accidentes. Entre los riesgos físicos
más frecuentes se encuentran: absorción de niveles elevados de plomo o
55
mercurio en la sangre, heridas o lesiones causadas por golpes y otras formas de
agresión, infecciones graves por tétanos, problemas pulmonares, deformaciones
del esqueleto causadas por el acarreo de cargas pesadas, trastornos cutáneos y
otras enfermedades provocadas por la falta de higiene.
La agricultura o la explotación de minerales, por ejemplo, expone a los niños y
niñas a sustancias químicas tóxicas, a cargas demasiado pesadas y a
manipulación de herramientas muy afiladas o de motores sin haber sido formados
para ello y sin adoptar las más mínimas precauciones para ello, y por elevado
número de niñas y niños vinculados a esta actividad, deben tenerse
especialmente en cuenta.
Muchas ocupaciones pueden ocasionar a los niños graves problemas de orden
psicológico y social. Cabe mencionar las niñas que trabajan en el servicio
doméstico, las que son sometidas a la explotación sexual, los niños vinculados al
conflicto armado, entre otros. La mayoría de ellos ven afectada su capacidad de
relacionarse con los otros, poseen una imagen deteriorada de sí mismos,
presentan recurrentemente ideas negativas y de fracaso, su capacidad de gozo
se ve limitada y han postergado su presente para asumir la responsabilidad de
sostener económicamente a los demás miembros de su familia.
Con frecuencia el trabajo se convierte para los niños en una actividad
permanente, que los ocupa durante el día muchas horas, haciendo incompatibles
la continuación de sus estudios en condiciones satisfactorias. Aunque en
ocasiones se plantea que muchos niños que trabajan sacan adelante sus
estudios, también es verdad, que la mayoría no acuden o se desvinculan
definitivamente de la escuela.
El excesivo número de horas que ellos asumen en el trabajo afecta
negativamente su capacidad de aprendizaje. Se ha establecido que el
rendimiento escolar de los jóvenes entre 12 y 17 años resulta negativamente
afectado a partir de las 15 horas de trabajo por semana. En promedio en el país,
los niños entre 12 y 13 años trabajan 32.43 horas a la semana.
La pobreza es también una consecuencia del trabajo infantil. En efecto un bajo
nivel de instrucción, la disminución en la salud física y las dificultades
psicosociales originadas en la vinculación precoz al trabajo, redundan en la edad
adulta, en una menor posibilidad de acceso al trabajo y unos menores ingresos a
lo largo de su vida perpetuándose de esta manera el ciclo de la pobreza.
La CEPAL ha llegado a la conclusión que los niños y adolescentes con edades
comprendida entre los 13 y los 17 años que trabajan, alcanzan la edad de 18
años con un déficit educativo de más de dos años escolares, comparados con los
56
jóvenes que ingresan en el trabajo con edades comprendidas entre los 18 y 24
años, considera además que ese déficit educativo conduce a una reducción del
20% de sus ingresos mensuales en la vida activa que llevarán cuando sean
adultos.
Los efectos sociales del trabajo infantil sobre el desarrollo y la seguridad de los
niños y niñas son altamente discriminatorios y empeoran la situación de
desventaja de personas y grupos que se encuentran ya entre los socialmente
marginados, por ello el trabajo infantil es contrario a la democracia y a la justicia
social y produce la degradación del cápita humano necesario para el desarrollo
económico y social del país.
Durante la infancia, el mundo que rodea al niño o niña debe ofrecerle múltiples
oportunidades para aprender y para obtener un sano e integral desarrollo humano.
En esta etapa de los seres humanos se gestan las habilidades que les permitirán
participar plenamente en la vida familiar, comunitaria y económica. No obstante,
los trabajadores infantiles se ven privados de este periodo valioso, lo cual tiene
repercusiones nefastas en diversos ámbitos de su proceso de desarrollo humano
ontogenético, y consecuencias deprimentes a largo plazo, en su vida de adultos.
A continuación se mencionan los principales trastornos que genera el trabajo
infantil a nivel físico, psicológico, social y las consecuencias económicas,
mencionadas en el III Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la
Protección del Trabajo Juvenil, 2003-2006.45
2.1.1. Trastornos en el desarrollo físico. Las niñas y los niños son mucho más
vulnerables que los adultos porque sus cuerpos todavía están creciendo y no
están formados completamente. Quienes laboran en las peores formas (tanto las
ilícitas como las peligrosas por su naturaleza o por las condiciones en que se
realiza) usualmente tienen una salud física deficiente porque el trabajo que
ejercen los expone a múltiples riesgos que se expresan en enfermedades y en
accidentes. Los efectos pueden ser inmediatos, como por ejemplo, una
quemadura o un corte, o pueden tener consecuencias que duran toda la vida,
como sufrir alguna enfermedad respiratoria, mutilaciones o deformaciones.
45
OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo
Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para
la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil,
2003-2006, Bogotá: , 2003.
57
2.1.2. Trastornos en el desarrollo psíquico y emocional. Las niñas y los niños
trabajadores frecuentemente laboran en actividades que son peligrosas,
degradantes y en aislamiento, impropias para esas edades. Muy a menudo son
maltratados, abusados y abandonados por sus patrones, con quienes la relación
que establecen es de subordinación y dependencia rayana en la servidumbre.
Como consecuencia, aprenden desde patrones de socialización completamente
inadecuados, con deterioro de su autoestima, con carencia de relaciones afectivas
que les brinden un sentido de seguridad, acogimiento y protección, y
probablemente desarrollen tendencias agresivas y actitudes de sometimiento, sin
un proyecto de vida gratificante y en crecimiento. Al no convivir en un medio
amoroso, respetuoso y equitativo, los niños y las niñas que trabajan en las peores
formas no interiorizan valores protectores ni democráticos, y pueden tender a
repetir en todos sus espacios de interacción los mismos patrones autoritarios
aprendidos en la relación laboral. En general, es probable que tengan serias
dificultades para desarrollar una personalidad autónoma e independiente.
2.1.3. Trastornos en el desarrollo Social. Las niñas y los niños vinculados a las
peores formas de trabajo infantil no tienen la oportunidad de participar en
actividades que son vitales para su formación, como por ejemplo jugar, ir a la
escuela y socializar con otros niños y niñas. No adquieren el nivel básico de
educación que se necesita para enfrentar la vida. Tampoco tienen la oportunidad
de interactuar lúdicamente con otras personas, ni de participar activamente, ni
disfrutar de la vida. Estas actividades son desdeñadas a favor del trabajo, lo que
reduce u obstaculiza el desarrollo de habilidades y competencias comunicativas,
disminuye su capacidad de aprendizaje conceptual y con ello la pérdida de
oportunidades sociales. Seguramente se les dificultará el trabajo colaborativo, la
creatividad y la coordinación o liderazgo en procesos sociales.
2.1.4. Consecuencias económicas . Hacia el futuro, el trabajo infantil se constituye
en la perpetuación del ciclo de pobreza para los niños y niñas que se han visto
compelidos a vincularse a él, por cuanto les impide el acceso a la educación y al
conocimiento, y por tanto los somete, ya como adultos, a empleos con baja
calificación y mal remunerados. Visto desde una perspectiva macroeconómica, el
trabajo infantil impide, por todo lo anotado atrás, el mejoramiento y desarrollo del
capital humano del país, y concomitantemente contribuye a la agudización o
58
mantenimiento de la inequidad en la distribución del ingreso y de la riqueza social.
Esta situación se refleja directamente sobre las condiciones de toda la sociedad
en términos de desarrollo cultural y calidad de vida en general, como lo expresa el
DANE: "La estimación total de ingresos esperados a lo largo de la vida, para
quienes ingresan a muy temprana edad al mercado de trabajo, sin completar los
ciclos básicos de educación, es muy inferior a los que se pueden estimar para
quienes ingresan más tarde y con un mejor nivel de educación, además de
trabajar menos, se cuenta con educación, mejores posibilidades de construcción
de identidad y desarrollo personal, que necesariamente se refleja en bienestar
social, en consecuencia, el trabajo infantil es una gran pérdida imposible de
estimar en términos macroeconómicos".
2.2. PLANES NACIONALES PARA LA ERRADICACIÓN DEL TRABAJO
INFANTIL
En 1995, mediante el Decreto Presidencial No. 859, en Colombia se constituyó el
Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del
Joven trabajador, como instancia máxima encargada de formular y ejecutar la
política frente al tema, con una integración tripartita del Gobierno, los gremios de
empleadores y las asociaciones de trabajadores. El Comité ha impulsado la
ejecución de dos planes nacionales de acción, con las vigencias 1996-1999 y
2000-2002. El primer plan hizo énfasis en acciones dirigidas a sensibilizar a la
población frente al trabajo infantil, comprometer a los sectores claves con
competencia en el tema, posicionarlo en la agenda pública y conocer a fondo la
problemática. 46
Habiendo concluido la vigencia del primer Plan, las instituciones miembros del
Comité Interinstitucional Nacional, conjuntamente con otras organizaciones
competentes, formularon y aprobaron el segundo Plan Nacional de Acción para la
erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores entre
5 y 17 años: 2000- 2002. El segundo plan, formulado dentro de un nuevo marco
46
OIT/IPEC, Comité Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo
Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores, III Plan Nacional para
la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil,
2003-2006, Bogotá: , 2003.
59
normativo con la promulgación del Convenio 182 de la OIT en 1999, dio prioridad
a la prevención y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, entre ellas el
comercio callejero y las labores en plazas de mercado, la explotación sexual
infantil, el trabajo en la minería artesanal, el trabajo doméstico y en la agricultura
comercial. Este Plan determinó la puesta en marcha de planes operativos anuales
como mecanismos para desarrollar los lineamientos, ajustar la planeación a las
posibilidades concretas de las entidades y definir metas e indicadores específicos.
Dado el buen resultado como instrumento complementario al plan indicativo, el
Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del
Trabajo Juvenil 2003-2006, retoma el mecanismo de los planes operativos anuales
en los distintos niveles territoriales.
De acuerdo con el Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la
Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-200647,
se observan algunas pautas y tendencias que vale la pena resaltar. En primer
lugar, sobresale el creciente compromiso de las regiones por erradicar y prevenir
el trabajo infantil así como proteger el trabajo juvenil en condiciones permitidas.
Esto se materializa en la formalización de espacios de coordinación
interinstitucional e intersectorial y en la progresiva inclusión del tema en los planes
de desarrollo. El desafío gira en torno a dar plena vida a estos espacios nacientes
y a extender, apoyar y fortalecer todo el proceso en el nivel municipal. Es
fundamental involucrar activamente a los munic ipios, pues es en ellos donde se
materializa el trabajo infantil.
Por otro lado, se observa que a nivel nacional y departamental las acciones
presentan comportamientos diferentes, lo que se explica en la trayectoria misma
del tema en dichos escenarios. Lo anterior dibuja una distribución heterogénea de
las acciones dentro de cada línea, que responde acertadamente al grado de
desarrollo y formalización de la problemática en cada nivel.
47
OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar,
Informe 2004 de los Avances del Tercer Plan Nacional para la Erradicación
del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil 2003-2006
60
Figura 1. Consolidado de acciones 2004 a nivel nacional
*OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar, Informe 2004 de los Avances del
Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil
2003-2006
A nivel nacional sobresalen con un 41% las acciones encaminadas a fortalecer la
política pública. Esto evidencia que las entidades del Comité Interinstitucional se
han concentrado en responder a cabalidad a los mandatos descentralizadores del
Tercer Plan Nacional a través del fortalecimiento de las instancias locales y la
puesta en marcha de programas y proyectos que beneficien de manera directa a
los niños, niñas y jóvenes que trabajan. Desde esta misma perspectiva, resulta
natural que ocupen un segundo lugar de importancia las acciones emprendidas en
la línea de formación (30%), ya que la tarea de sensibilizar y comprometer a las
instituciones de orden municipal, departamental y nacional es lo que garantiza el
progresivo posicionamiento de la temática.
Se registra un 15% en las labores emprendidas en la línea investigativa. Su peso
moderado frente a las dos primeras variables se explica en los desarrollos previos
obtenidos en los primeros dos planes nacionales, donde el comportamiento de
esta variable fue más protagónico dada la urgencia de la caracterización y
conocimiento de una problemática que para entonces resultaba desconocida. Hoy
en día ya se han consolidado saberes en la materia, lo que explica la focalización
de acciones en otras líneas y prioridades. No obstante, es necesario continuar
profundizando en el esfuerzo investigativo, en especial si se tiene en cuenta la
amplia gama de posibilidades que presenta el tema de peores formas, donde no
hay saberes consolidados en muchas de estas nocivas ocupaciones.
Por ultimo, la línea normativa recoge el 14% de las acciones, evidenciando la
creciente relevancia que ha adquirido la garantía y sostenibilidad de la política
pública desde los instrumentos jurídicos y legales.
61
Figura 2. Consolidado de acciones 2004 a nivel departamental
*OIT, IPEC, Ministerio de la Protección Social, Bienestar Familiar, Informe 2004 de los Avances del
Tercer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Juvenil
2003-2006
A nivel departamental se observa que el mayor número de acciones se
concentraron en la línea de formación. Esto obedece a la gran tarea de
sensibilización que debe llevarse a cabo en todo lo largo y ancho del país para
que el trabajo infantil y sus peores formas vayan consolidándose y reconociéndose
como un problema social que requiere de acciones inmediatas y urgentes. Un
segundo lugar lo ocupan las acciones desarrolladas en el marco de la
investigación. Esto puede ser entendido como un avance en el reconocimiento de
la incidencia e importancia de la línea investigativa, así como en la comprensión
de la problemática regional. Sobresalen en estas acciones las caracterizaciones y
diagnósticos. Aunque existen niveles diferentes de profundidad, se observa que el
67.8% de los departamentos encuestados exploraron durante el 2004 su
problemática a nivel local.
Las acciones en el desarrollo de la política pública ocupan tan solo un 12% lo que
se explica desde una hipótesis que arroja los mismos datos: la mayoría de las
acciones de esta línea han sido planificadas desde el nivel nacional, lo que
evidencia un camino reciente y nuevo en el diseño y ejecución de estas acciones
por iniciativa departamental. Por último, ocupan un 2% las labores emprendidas en
el posicionamiento de una legislación protectora de los derechos de los niños y las
niñas.
Para prevenir el trabajo infantil, es preciso promover la escolarización universal,
gratuita y obligatoria durante la educación básica, y diseñar sistemas para que las
familias más pobres puedan mantener a sus hijos en la escuela. Así mismo, es
62
necesario des estimular la deserción escolar y promover sistemas de vigilancia,
detección y erradicación del trabajo infantil especialmente en sus peores formas. 48
En los últimos años, el gobierno de Colombia viene trabajando mano a mano con
el Programa de Erradicación de Trabajo Infantil (IPEC) y la Organización
Internacional de Trabajo (OIT) para disminuir la vinculación de niños al mercado
laboral. Una de las estrategas consiste en dar todos los años un reconocimiento
económico al municipio que tenga mayor desarrollo en políticas para la
erradicación del trabajo infantil. 49
48
UNICEF, Procuraduría General de la Nación, “La infancia, la
adolescencia y el ambiente sano en los Planes de Desarrollo
departamentales y Municipales”, Bogotá, Colombia, 2005
49
UNICEF, Procuraduría General de la Nación, “La infancia, la
adolescencia y el ambiente sano en los Planes de Desarrollo
departamentales y Municipales”, Bogotá, Colombia, 2005
63
3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
El proyecto de Ley 215 de 2005, parte de un fundamento esencial para la
cultura, la sociedad, las instituciones y el orden jurídico: los niños, las niñas y
los adolescentes son personas, lo que significa que poseen los atributos
fundamentales de la libertad, la responsabilidad, la dignidad y la autonomía
como patrimonio inalienable. En consecuencia, son sujetos titulares de
derechos humanos universales, indivisibles, interdependientes y relacionados
entre sí. El aporte de la normatividad colombiana es significativo para definir
los principios fundamentales relativos a los niños y precisar su contenido y
alcance. En particular el cuerpo legal ha desarrollado lo siguientes principios:
prevalencia de los derechos de los niños sobre los derechos de los demás;
protección especial por parte del estado, la familia y la sociedad; interés
superior del niño; dignidad humana; solidaridad social; reconocimiento pleno
de los derechos y el principio de la intangibilidad de los derechos, garantías y
libertades de los niños.
El Código para la Infancia y la Adolescencia, el Proyecto de Ley 215 de 2005,
guarda mucha coherencia con el bloque de constitucionalidad, los convenios
internacionales relacionados con el tema del trabajo infantil; la normatividad
internacional ha fundamentado la estructura de la Ley 215 de 2005 en ésta
materia, puede decirse que la normatividad internacional fue utilizada como
parámetro de control de constitucionalidad de la Ley. Específicamente, se
fundamenta en la Convención de los Derechos de los Niños, cuyos principios
fueron tenidos en cuenta en lo relacionado con la protección especial para el
menor y la disposición de todos los mecanismos necesarios para que los
menores puedan desarrollarse integralmente, garantizando y protegiendo sus
derechos.
Este Proyecto de Ley se constituye en una medida legislativa apropiada que
propende por la protección de los menores contra las diferentes formas de
explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda
ser peligroso o entorpecer su educación y cumple con el establecimiento de
una edad mínima para trabajar acorde con el Convenio 138 (1973); la Ley
eleva la edad mínima de admisión al empleo y condiciona la autorización para
los menores de ésta edad únicamente en el desarrollo de actividades artísticas
o deportivas, acogiendo las sugerencias del convenio, en el cual se prevé que
ésta no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar o, en
todo caso, a los 15 años, a pesar de que el mismo específica que en los países
64
en vía de desarrollo su permite inicialmente una edad mínima general de 14
años en lugar de 15.
Colombia ha adquirido un gran compromiso para garantizar y proteger los
derechos de los niños y las niñas, el Código de la Infancia y la Adolescencia,
Ley 215 de 205, genera el particular compromiso de erradicar el trabajo infantil
para los menores de 15 años así como la eliminación de las peores formas del
trabajo infantil como una medida prioritaria a nivel internacional y está no será
una tarea fácil. En todos los casos la prohibición absoluta de trabajos
peligrosos, ilícitos o inmorales, tal como se desprende del artículo 32 de la
Convención Internacional, constituye un requisito imprescindible de cualquier
política en ésta área y así lo especifica la Ley 215.
En el artículo 20, la Ley presenta 19 situaciones que ameritan la protección de
los menores por parte del Estado, ampliando el ámbito de la protección y
especificando situaciones como el desplazamiento forzado, las guerras y los
conflictos armados, el reclutamiento y utilización de los niños por parte de los
grupos armados, el secuestro y la trata de personas, la prostitución o
explotación sexual, la situación de vida en calle de niños y niñas, el trabajo que
por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable
que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a
la educación, las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182
de la OIT, el contagio de enfermedades infecciosas provenientes de la
gestación, enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
Un importante aporte de la Ley, lo constituye el Sistema Nacional de bienestar
Familiar, Políticas Públicas e Inspección, Vigilancia y Control aportando no sólo
en la definición de las políticas publicas en el país en lo relacionado con la
infancia y la adolescencia, además establece claramente, los lineamientos y
principios que deben cumplir, así como los responsables en todo el territorio
nacional en la materia, definiendo igualmente responsabilidades disciplinarias
en su incumplimiento.
Por otra parte, el hecho de abordar el alcance y el contenido del Proyecto de
Ley desde otras disciplina y no únicamente desde el ámbito jurídico, como ha
sido el propósito de éste trabajo es importante analizar los postulados de
algunos autores relacionados con el impacto de los planteamientos de la Ley
215 de 2005 en los menores desde el punto de vista psicológico y evolutivo.
Teniendo en cuenta los planteamientos de autores como Erikson y Piaget,
indiscutiblemente la infancia y la adolescencia, son periodos de vital
importancia en el desarrollo humano.
65
Como menciona Feldman (1995) la naturaleza del desarrollo social temprano
de un niño fundamenta las relaciones sociales que perdurarán toda la vida y
en esa medida la interacción social con niños de su misma edad cobra una
importancia fundamental que no debe ser truncada.
La vida y los contextos sociales en los cuales se desarrolla son más
complejos a medida que el ser humano crece y se desarrolla y los adultos
juegan un papel central en la forma como los niños y los adolescentes
aprender a resolver sus conflictos personales.
En éste sentido, el juego es un medio indispensable para que los menores
aprendan a cooperar e interactuar con los otros niños, estimulando los
procesos de socialización y el desarrollo de habilidades motoras. El niño puede
ensayar a través del juego el mundo de los adultos, pero no esta preparado
para enfrentarlo realmente, teniendo en cuenta su pensamiento mágico y
fantasioso común hasta antes de la adolescencia, que lo hace vulnerable a la
explotación, al abuso y al engaño, por lo tanto los adultos pueden vincularlos
fácilmente en actividades que afectan su desarrollo físico, psicológico, moral y
social, sin que tengan plena conciencia al respecto, dado su pensamiento
egocéntrico.
Si bien las consecuencias del trabajo infantil en los menores abarcan desde
aspectos físicos hasta los sociales y los psicológicos, las experiencias
tempranas en trabajos degradantes afectan su autoestima y autoimagen, su
identidad de género, y propician el posterior desarrollo de trastornos e
inadecuados patrones de comportamiento en la interacción social, en la
proyección de sí mismos y en la manera de vivir la sexualidad.
Sin lugar a dudas, la escuela es una agencia socializadora y determinante en
el concepto que el niño se forma de sí mismo, la interacción con el grupo de
iguales determina el desarrollo del niño en el fortalecimiento del yo y en la
interacción social. Es por ello, que una de las alternativas claras para resolver
el problema del trabajo infantil, como han mencionada diversos autores es la
vinculación a la educación, es decir, que los niños, las niñas y los adolescentes
puedan ejercer plenamente su derecho constitucional a la educación y que el
Estado movilice todos los recursos necesarios para garantizarlo.
Como se mencionó anteriormente, es de vital importancia de exponer a los
menores a experiencias relevantes, sin las cuales, son incapaces de alcanzar
los niveles máximos en su desarrollo cognitivo, ya que la naturaleza del medio
afecta el tipo de estructuras mentales, de allí la necesidad de ofrecer a los
menores medios con características adecuadas para su desarrollo cognitivo y
estos se pueden controlar más eficientemente en la escuela, igualmente no se
66
puede dejar de lado el rol que juega la familia y el ambiente inmediato en el
cual el niño se desarrolle ya que la educación aunque es una función principal
de la escuela no depende exclusivamente de ella.
En la adolescencia, se desarrolla el conflicto de dependencia Vs
independencia, y al ser enfrentados a situaciones, tareas o trabajos que no
puedan dominar, se convierte en una edad crítica para el desarrollo de
episodios depresivos, conflictos interpersonales y ansiedad. El niño que ha
estado sujeto a injusticias, rechazos, recibiendo una disciplina dura e
inconsistente, podrá convertirse en un individuo rebelde, incorregible y sin
respeto a normas sociales.
Desde el punto de vista psicológico, el trabajo infantil, afecta negativamente el
óptimo desarrollo de los menores, y puede convertirse en un factor de riesgo
para el desarrollo de trastornos y de patologías, como depresión, trastornos de
ansiedad y estrés.
Sin embargo, es necesario, delimitar la definición de trabajo infantil, ya que los
avances en éste sentido son muy débiles y no posibilita el apoyo de los
menores en ciertas actividades que desde ningún punto de vista afectan su
desarrollo sino que por el contrario lo estimulan y potencializan, especialmente
en la adolescencia. Por lo tanto es preciso establecer el criterio de intensidad
al momento de definir lo que se entiende por trabajo infantil, así como las
características de la labor, con el fin de determinar claramente los criterios y
las labores que ameritan realmente una autorización, remuneración y demás
condiciones que determina la Ley.
El Proyecto de Ley 215 de 2005 autoriza el trabajo para los adolescentes en
formación únicamente en centros de aprendizajes autorizadas como el SENA,
este hecho aunque pretende proteger a los menores de los abusos y la
explotación, responsabilizando a centros con experiencia y desde los cuales
se pueda tener control de las acciones y de los procesos de los menores,
podría igualmente, en alguna medida tener una fuerte influencia en la cultura,
dificultando la labor educadora de los padres , la familia y la sociedad en
general.
De acuerdo con las principales teorías del aprendizaje, los seres humanos
aprenden por imitación, por modelamiento, por ensayo y error, entre otras
formas de aprendizaje, como el significativo, a manejar diferentes situaciones
de la vida, que desde la perspectiva del concepto podrían entenderse como
trabajo infantil. Por ejemplo, el apoyo y las actividades que un menor realiza
en su casa, con su familia, y que desde cualquier punto de vista tienen una
función educadora, podrían clasificarse como trabajo infantil, sin embargo, ¿de
67
que otra forma pueden los adultos, los padres y familiares preparar a los
adolescentes para enfrentar las situaciones reales de la vida?. En éste sentido,
la ley exige cambios culturales trascendentales en las costumbres y en la
forma de educar a los niños colombianos en los distintos estratos económicos.
En éste sentido, los bienes como los servicios prestados por seres humanos
incluyen, en mayor o menor medida, el componente conocimiento. Por
ejemplo, o
l s campesinos que cultivan papayas deben conocer cómo arar la
tierra, cuándo sembrar las papayas, como atacar sus principales
enfermedades, cuándo cosechar las papayas, cómo almacenarlas y como
venderlas a los intermediarios. Acumular estos conocimientos, comprenderlos
y saber aplicarlos en cada circunstancia peculiar, puedo significar para cada
campesino un costo de años, cuando no décadas. Otros campesinos, por
supuesto, debieron enseñarles a hacerlo; sin avaricia sin cobrar por sus
enseñanzas. A esos campesinos profesores también, antes, otros campesinos
generosos les enseñaron el arte de cultivar papayas.50 Este tipo de
aprendizajes, generalmente se inician a muy temprana edad, los niños que
crecen en el campo aprenden haciendo, el problema radica en poder
determinar los límites entre lo que es trabajo infantil y lo que es un proceso de
aprendizaje informal en la familia, o en el medio directo en el cual los menores
se desenvuelven y que en la mayoría de los casos puede determinar
fuertemente su futuro.
Para los campesinos, la organización familiar para la producción es parte de su
estrategia de vida. En ella el papel de cada miembro es fundamental en el ciclo
económico y en la regulación social y responde a reglas de comportamientos
culturales tradicionalmente asumidos y ejercidos según edad y sexo. Los hijos
varones más o menos hasta los 10 años están muy ligados a la esfera de la
casa bajo la autoridad materna. Posteriormente, empiezan a estar bajo la
tutoría del padre quien los involucra de lleno en las labores agrícolas, aunque
no siempre su intervención es determinante en el estado económico familiar,
estos tienen una participación activa en la generación de recursos. Igualmente,
las niñas desde temprana edad empiezan a asumir tareas relacionadas con
labores domésticas. Paulatinamente, son involucradas por su madre en la
realización de tareas como barrer, lavar la loza o alimentar las aves de corral.
50
Ampliar en De Zubiría, Miguel, Pedagogías del Siglo XXI: Mentefactos
I, Colombia, 1998
68
A medida que crecen, la madre va delegando en ellas mayores
responsabilidades como cocinar o cuidar de sus hermanos menores .
Paralelamente se van vinculando en tareas agrícolas al lado de sus padres.51
El funcionamiento de las familias campesinas se puede ver como una unidad
de producción. Sus actividades cotidianas están ligadas a la generación de
fuerza de trabajo para la supervivencia y en la medida en que sus miembros
sean más numerosos y estén más capacitados para ejercer actividades
productivas, aumentará también su competencia.
Por lo tanto, es necesario realizar investigaciones que permitan establecer más
claramente la relación entre el trabajo infantil y sus consecuencias a nivel
psicológico y antropológico, que tengan en cuenta, las diferencias culturales,
sociales y locales de los menores; ya que la Ley 215, generaliza la política
internacional de erradicación del trabajo infantil pero no ha profundizado en su
incidencia en la cultura, costumbres y el impacto moral y social que esta
erradicación pueda tener en la identidad e idiosincrasia de grupos como los
campesinos y los indígenas, en las cuales, se enseña a los menores desde
temprana edad saberes básicos para su sobrevivencia. Por lo tanto es
indispensable analizar la problemática desde un punto de vista no sólo
psicológico, sino antropológico y sociológico.
Por otra parte, el proyecto de Ley hace un importante avance especificando
las características de las políticas públicas para la infancia y la adolescencia.
Lamentablemente, las intervenciones tradicionales como las leyes que
establecen edades mínimas de ingreso al trabajo, las inspecciones oficiales de
los centros de trabajo y prácticas laborales, el control del trabajo infantil a
través de permisos de trabajo y la escolaridad obligatoria hasta una edad
establecida, no esta generando los beneficios esperados para la niñez y en
Colombia esta situación se complica por la ausencia de adecuados sistemas
de control. El trabajo infantil no debe tratarse como un problema estrecho,
debe ser considerado desde una perspectiva más amplia, es decir, como un
tema relacionado con el desarrollo de la niñez y su relación con la sociedad.52
A pesar de los esfuerzos para erradicar el trabajo infantil, ésta tarea no ha sido
fácil, es imprescindible continuar promoviendo cambios en las políticas y
prácticas de manera tal que las niñas y los niños involucrados en los trabajos
51
Tomado de Franco y Pérez, ”Antropología Social”, UNAD, Bogotá,
2001
52
William M. y Jo Borden, Trabajo Infantil promoviendo el interés
superior de la niñez trabajadora, Alin Editora S.A., 1999, Honduras
69
más peligrosos y explotadores obtengan primera prioridad, y que todos los
niños tengan acceso a la educación; estas acciones requieren de una ardua
labor de educación al público.
Como ha ocurrido anteriormente, los procedimientos para la aplicación de las
Leyes presentan dificultades y a menudo las funciones institucionales no son
claras o presentan conflicto entre sí; igualmente, los mecanismos de
inspección, vigilancia y control sobre el trabajo infantil, son prácticamente
inoperantes, y las organizaciones de la sociedad civil no han ejercido su
función veedora en la materia, si bien, los datos estadísticos con que se
cuenta en el tema de trabajo infantil son de estudios realizados en 1997 y en el
2001, lo que muestra esta problemática alejada de la realidad actual.¿Será
que el Estado si cuenta con los recursos y los mecanismos necesarios para el
óptimo funcionamiento del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, Políticas
Públicas e Inspección, Vigilancia y Control?
De hecho, las acciones de los planes para la erradicación del trabajo infantil se
han especializado más en procesos de capacitación y de divulgación en la
materia, que en acciones que realmente permitan la erradicación del mismo,
actualmente, no se puede medir el impacto real de estás acciones porque no
se cuenta con mecanismos apropiados para el seguimiento y control del
trabajo infantil en todo el territorio nacional, y aunque se han fortalecido las
políticas y descentralizado las acciones a los departamentos, en este momento
no se conoce le impacto real de las mismas en la disminución del trabajo
infantil.
Dado que el fenómeno del trabajo infantil es altamente complejo tanto en sus
causas como en sus manifestaciones, y que se encuentra culturalmente muy
arraigado en las poblaciones que tradicionalmente se han visto afectadas por la
pobreza, su eliminación resulta también compleja y difícil, por lo cual se
entiende que su erradicación de la faz de la tierra será producto de un proceso
que requiere de multiplicidad de acciones en diversos frentes, que van desde la
sensibilización y toma de conciencia por parte de las mismas familias
involucradas, hasta la penalización y sanción de los adultos que someten a los
niños y niñas a labores altamente perjudiciales para la integridad y el sano
desarrollo de estos, pasando por el fortalecimiento del sistema educativo y de
seguridad social, así como el combate contra el desempleo y contra las
condiciones de pobreza.
Es fundamental, el fortalecimiento de la inversión social del Estado, así como el
fortalecimiento de su infraestructura, la disposición de recursos y la realización
de investigaciones y estudios que evalúen las consecuencias, económicas,
70
sociales y culturales de la erradicación del trabajo infantil, desde un punto de
vista interdisciplinario.
BIBLIOGRAFÍA
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Trabajo Infantil, “De sol a sol Plan Nacional de Acción para la Erradicación del
Trabajo Infantil y la Protección de los Jóvenes Trabajadores 2000-2002.
C-225 de 1995
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Sarmiento, Editorial Leyer.
Constitución Política de Colombia, 1991.
DE ZUBIRÍA, Miguel, Pedagogías del Siglo XXI: Mentefactos I, Colombia, 1998
FELDMAN R., Psicología con aplicaciones para Ibero América”, 1995, Mc Graw
Hill, México
FLÓREZ Carmen y MÉNDEZ Regina, “Niñas, niños y jóvenes trabajadores
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FLORÉZ Carmen y MÉNDEZ Regina, Niños y Jóvenes: ¿Cuántos y donde
trabajan?, 1997, Grupo de Publicaciones SENA, Colombia.
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