A P O L O G I A D E...

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APOLOGIADESÓCRATES
Sócrates ante los 556 jueces que lo juzgaron y las ciudadanos atenienses que acudieron a presenciar el juicio,
entre los que estaban sus discípulos y amigos, respondió al discurso de sus acusadores de la siguiente manera:
Se manifiesta sorprendido por desconocerse a sí mismo en todo lo que han dicho tan persuasivamente, aunque
no hayan dicho una sola palabra de verdad. La calumnia que más le sorprende es la que advierte respecto a no
ser sorprendidos por su elocuencia, ya que él considera que no es elocuente. Lo que sí asegura es que aunque
no sea en el lenguaje acostumbrado en los tribunales de justicia, se va a defender con la pura verdad, aunque
en un lenguaje sencillo y espontáneo, y pide que no se haga aprecio de su manera de hablar buena o mala sino
si son justas o no las cosas que dice.
Considera luego que se las tiene que ver con dos tipos de acusadores: los que han sembrado calumnias desde
hace mucho tiempo y los que ahora lo citan ante el tribunal. Atiende primero a refutar las calumnias de los
primeros, los más antiguos, que por envidia o por malicia han inculcado falsedades respecto a Sócrates en las
personas desde que éstas eran niños o muy jóvenes. Así tratará de defenderse y arrancar del espíritu de sus
oyentes durante tan corto tiempo una calumnia envejecida y que ha tenido tiempo de echar profundas raíces.
A continuación explica que la reputación que haya podido adquirir tiene como origen una cierta sabiduría que
existe en él, y lo atestiguará con una autoridad digna de confianza porque él nada dirá que proceda de sí
mismo. Como testigo pondrá al mismo dios de Delfos. Un amigo de Sócrates que fue a Delfos, le preguntó al
oráculo si había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates, el oráculo le respondió que no había ninguno
más sabio que Sócrates. Este al saberlo se preguntaba qué querían decir esas palabras porque sabía que el no
tenía sabiduría. ¿Qué quería decir al declararlo el más sabio de los hombres, si el oráculo no miente?
Después de pensarlo mucho decidió hacer la prueba. Fue a la casa de uno de los grandes políticos y
conversando con él, encontró que todo el mundo lo tenía por un gran sabio que él mismo se tenía por tal
Y que en realidad no lo era. Cuando se separó de él razonaba: el cree saber aunque no sepa nada, y yo no
sabiendo nada, creo no saber, yo soy más sabio porque no creo saber lo que no sé.
Así fue a casa de otro político a quien se tenía por más sabio se encontró con lo mismo y se granjeó nuevos
enemigos, siguió yendo a casa de otros políticos, haciendose odioso y yendo de puerta en puerta por las casas
de los políticos, poetas, artistas y oradores se convenció de que se creían los más sabios y nada sabían.
De esta indagación nacieron contra Sócrates todas esas enemistades y odios que produjeron las calumnias.
Todos aquellos a los que convencen de su ignorancia la tomaban con Sócrates, desde tiempo atrás, por esto
consideraría u n gran milagro si en tan poco espacio pudiera destruir una calumnia que ha tenido tanto tiempo
para echar raíces y fortificarse en el espíritu de los atenienses.
Con esto termina la Apología contra las primeras acusaciones.
Respecto a las últimas acusaciones que consiste en decir que corrompe a los jóvenes, que no cree en los dioses
y que cree en los demonios (divinidades nuevas), empieza a interrogar a su acusador llamado Melito,
preguntándole que ya que lo considera corruptor de la juventud le diga si tanto se preocupa por ella, quién
mejorará la condición de los jóvenes.
Melito va dando respuestas generales con las que Sócrates va formando razonamientos que llevan al acusador
a contradicciones en sus planteamientos, hasta llegar a demostrarle que si el roce con los malos causa mal y el
roce con los buenos causa bien, Sócrates no haría daño a la juventud voluntariamente porque se expondría a
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recibir un mal. Y si corrompiera a la juventud a pesar suyo, la ley no permite citar a nadie ante el tribunal por
faltas involuntarias.
Respecto a la acusación de que no cree en los dioses le va haciendo preguntas a Melito y con sus respuestas
llega a la contradicción de que Sócrates Es culpable en cuanto no reconoce dioses y en cuanto los reconoce.
También se llega a la contradicción de que Sócrates cree que hay hijos de los dioses (demonios) y que no hay
dioses, por lo que considera que no necesita extenderse más en su defensa porque lo que ha dicho basta para
hacer ver que no es culpable y que la acusación de Melito carece de fundamento.
Repite lo que dijo al principio: que se ha atraído muchos odios y que es lo que lo perderá, no las acusaciones,
sino esa envidia del pueblo que hace víctimas a tantos hombres de bien.
A la pregunta de si no se arrepiente de haberse consagrado a un estudio que lo tiene la borde de la muerte,
reflexiona en que un hombre de valor no toma en cuenta los peligros de la muerte sino si lo que hace es justo
o injusto. Considera que sería singular que después de haber guardado fielmente los puestos a los que lo han
destinado los generales, y haber expuesto su vida tantas veces, ahora que dios le ha ordenado pasar sus días en
el estudio de la filosofía, abandonara el puesto por miedo a la muerte. Porque temer la muerte sería creerse
sabio sin serlo, ya que nadie conoce la muerte ni sabe si es el mayor de los bienes para el hombre.
Oras consideraciones que hace se refieren a que mientras viva no dejará de filosofar; que antes del cuidado del
cuerpo y de las riquezas antes que cualquier otro cuidado está el del alma y su perfeccionamiento; que el mal
no puede nada contra un hombre de bien porque lo pueden condenar a muerte o quitarle todos sus bienes o
desterrarlo pero son males solo en apariencia porque lo que es un verdadero mal es trabajar para hacer morir a
un inocente, esto es el verdadero mal es la injusticia.También habla de que nunca ha cobrado salario y que el
mejor testigo de esto es su pobreza. Jamás ha tenido por oficio enseñar, y si entre los jóvenes que se han
acercado a él hay algunos que se han convertido en hombres de bien o en pícaros no hay que alabarlo o
reprenderlo por esto puesto que jamás prometió enseñarles nada. Que si hubiera corrompido a los jóvenes sus
padres lo habrias denunciado ya que están ahí pressentes y que otra razón tienen para protegerlo sino su
derecho y su inocencia. También les dice que tiene pariente e hijos a los que hubiera hecho comparecer si
quisiera mover a compasión a los jueces, pero no lo hace porque no le parece honesto emplear esa clase de
medios.
Termina su defensa diciendo que esta persuadido de la existencia de dios más que ninguno de sus acusadores
y que se entrega al juicio de ellos y del dios de Delfos para que lo juzguen como sea mejor para el y para
ellos.
Los jueces procedieron a la votación en la que condenaron por 281 votos contra 275 a Sócrates a la muerte.
Sócrates les dijo que no son las palabras las que le han faltado sino el no haberles dicho las cosas que les
hubiera gustado oir; que en medio del peligro no ha querido rebajarse, que quiere mejor morir después de
haberse defendido que vivir por haberse arrastrado. Que no es difícil evitar la muerte que lo es mucho má
evitar la deshonra. Con respecto a los que lo han absuelto les dice que lo que le sucede es un gran bien.
Y que se engañan todos sin duda al creer que es un mal ya sea que sea un dormir pacífico o un transíto.
Los exhorta a que nunca pierdan las esperanzas,fundados en que no hay ningún mal para el hombre de bien ni
durante su vida ni después de la muerte. Luego les dice que ya es tiempo de retirarse el para morir otros para
vivirpero quien llevará la mejor parte nadie lo sabe, excepto Dios
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