Nº 389 OCTUBRE 2013 SERVICIO PASTORAL MISIONERA AÑO XCI

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Nº 389
OCTUBRE 2013
SERVICIO
PASTORAL
MISIONERA
AÑO XCI
Servicio de Pastoral Misionera
S UMARIO
3 PRESENTACIÓN DE LA CAMPAÑA
La Jornada Mundial de las Misiones
Anastasio Gil, Director Nacional de OMP
5 MENSAJE DE S. S. FRANCISCO
PARA LA JORNADA DEL DOMUND
9 SERVICIO TEOLÓGICO-PASTORAL
El Espíritu Santo es el alma de la misión
Antonio González-Mohino Espinosa
Delegado Diocesano de Misiones
y Director Diocesano de OMP de Zaragoza
13 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O
Misioneros “para toda la vida”
17 C O O P E R A C I Ó N E C O N Ó M I C A
Aportación económica de las diócesis españolas
a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe
20 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O
Vocabulario misionero básico
21 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O
Así llega el dinero a la misión
22 T E S T I M O N I O S
25 L I T U R G I A
Guion litúrgico para la Eucaristía
Isaac Benito Melero
Delegado Diocesano de Misiones
y Director Diocesano de OMP de Segovia
28 V I G I L I A D E O R A C I Ó N
32 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O
Tres páginas web y tres películas sobre la misión
Ana Fernández / M.ª Ángeles Almacellas
34 S E R V I C I O I N F O R M A T I V O
Gracias y más
LEMA: “Fe + Caridad = Misión”
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Fe y Caridad. No es legítimo separar, y menos, oponer, fe y caridad, dos virtudes teologales íntimamente unidas. “La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del
encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan
de este, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios” (Benedicto XVI). Contemplación y acción están llamadas a coexistir e integrarse. La acogida salvífica de Dios, su gracia, su perdón por la fe orienta y promueve las obras de la caridad.
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Misión. La mayor obra de caridad, que nace de la fe, es la evangelización. “Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la
Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio [...]: la evangelización
es la promoción más alta e integral de la persona humana” (íd.). El anuncio del Evangelio se
convierte en una intervención de ayuda al prójimo, justicia para los más pobres, posibilidad
de instrucción y asistencia médica en lugares remotos, entre otras implicaciones sociales.
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CARTEL
El lema, “Fe + Caridad = Misión”, es presentado con trazos claros y firmes, a modo
de axioma. El recurso de la pizarra evoca que estamos ante una afirmación que implica
adhesión e interiorización. “No os canséis de educar a cada cristiano, desde la infancia, en
un espíritu verdaderamente universal y misionero, y de sensibilizar a toda la comunidad para
que sostenga y ayude a las misiones según las necesidades de cada una” (Francisco).
La fotografía del papa Francisco, besando el pie que previamente ha lavado, recuerda
las palabras de Jesús en el primer Jueves Santo de la historia: “Os he dado ejemplo para que
lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn 13,15). En medio, la cruz
del pectoral del Santo Padre. La contemplación de la escena recuerda a los misioneros y misioneras, que viven la experiencia gozosa de salir de uno mismo para ir al encuentro de los
otros en actitud de servicio y donación.
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OBJETIVOS
EDITOR: Anastasio Gil García,
Director de Obras Misionales Pontificias
DIRECTOR: Rafael Santos Barba
DISEÑO: Antonio Aunés
IMPRIME: GRÁFICAS DEHON.
Depósito Legal: M. 3790-1958
Dirección y Administración:
C/ Fray Juan Gil, 5 . 28002 Madrid
Tfno: 91 590 27 80
E-mail: [email protected] . http://www.omp.es
http://www.domund.org
Presentar la Jornada del DOMUND como ocasión para descubrir la dimensión universal de la fe y el compromiso de la caridad con los más pobres.
Invitar a todas las comunidades cristianas a participar en las actividades organizadas
con motivo de la celebración del DOMUND.
Promover una corriente de colaboración económica con las necesidades materiales de
los misioneros y de las misiones, a través de las Obras Misionales Pontificias.
Presentación de la Campaña
Por Anastasio Gil
Director de OMP en España
L
a de las Misiones fue la primera de las Jornadas Mundiales que, por voluntad de
la Santa Sede, se celebran en la Iglesia católica a lo largo del año. Después han
ido surgiendo otras; en ellas, la Iglesia entera se siente especialmente unida a una
intención particular: “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32). Pío XI la instituye, con el nombre de “Domingo Mundial de las Misiones”, el 14 de abril de 1926, a los pocos años de haber nombrado “Pontificias”
tres iniciativas particulares que promovían la cooperación misionera. Desde 1943, es
conocida como DOMUND en todos los ámbitos eclesiales de lengua castellana.
El papa Francisco recuerda su finalidad: “Animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de una
formación misionera más profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la
sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión
del Evangelio en el mundo” (Mensaje DOMUND 2013, 5). A ello contribuye la multitud de iniciativas de los responsables diocesanos de la animación misionera y de las
comunidades eclesiales, secundando la explícita voluntad misionera de los respectivos
pastores, que a comienzos de octubre exhortan a sus fieles con una carta pastoral.
El DOMUND de este año, domingo 20 de octubre, coincide prácticamente con la
clausura del Año de la Fe, que se abría con la exhortación de Benedicto XVI: “«Que
la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes 3,1): que este Año de la
Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero”
(Porta fidei, 15). Anhelo que asume como propio el Papa Francisco: “Este es mi deseo
para la Jornada Mundial de las Misiones de este año” (Mensaje DOMUND 2013, 5).
La Jornada tiene una dimensión universal, que desborda cualquier tentación de
las comunidades cristianas de cerrarse en sí mismas por la preocupación de dar respuesta a sus propios problemas. Este carácter universal parece una obviedad al confesar la fe católica; sin embargo, el compromiso misionero encuentra sus principales
obstáculos no solo fuera, sino dentro de la comunidad eclesial, cuando los cristianos
ceden ante los particularismos, que a veces llegan a ser excluyentes. Estos reduccionismos, en virtud de justificaciones subjetivas razonables, pueden llevar a que la
responsabilidad misionera se circunscriba solo a las llamadas “nuestras misiones”.
Frente a tal peligro, esta es la grandeza de la Jornada Mundial: que es católica,
de toda la Iglesia y para toda la Iglesia. No hay ámbitos misioneros propios, sino
que compete a la Iglesia la solicitud por todas las Iglesias. De ahí la invitación que
nos hace el Santo Padre “a sostener, con visión de futuro y discernimiento atento,
3
Presentación de la Campaña
la llamada misionera ad gentes, y a ayudar a las Iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos para fortalecer la comunidad cristiana”
(Mensaje DOMUND 2013, 5). Este servicio se hace realidad en los 126 países
donde están presentes las Obras Misionales Pontificias (OMP), a cuyos directores nacionales ha pedido el Papa “continuar vuestro compromiso para que
las Iglesias locales asuman cada vez más generosamente su parte de responsabilidad en la misión universal de la Iglesia” (Roma, 17-5-2013).
Esta corriente de solidaridad entre todas las Iglesias, en comunión con el
Obispo de Roma –Pastor no solo de su Iglesia particular, sino también de todas las Iglesias, porque es “principio y signo de la unidad y la universalidad
de la Iglesia” (LG 23)–, se enriquece, en primer lugar, con una cooperación
espiritual: “Orar con espíritu misionero implica diversos aspectos, entre los
cuales destaca la contemplación de la acción de Dios, que nos salva por
La Jornada tiene una
medio de Jesucristo. De esta manera, la oración se convierte en una vidimensión universal,
va acción de gracias por la evangelización que nos ha llegado y sigue
que desborda
difundiéndose por todo el mundo; [...] se convierte en invocación al
toda tentación de
Señor, para que nos haga instrumentos dóciles de su voluntad, concelas comunidades
diéndonos los medios morales y materiales indispensables para la
cristianas de encerrarse
construcción de su Reino” (Juan Pablo II, Mensaje DOMUND 1994, 4).
en sí mismas.
Cooperación personal, también, con el envío de nuevas vocaciones como “ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida
a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo”
(EN 80). El DOMUND es otra oportunidad para que en las comunidades cristianas se susciten nuevas vocaciones para la misión, vocaciones misioneras ad
vitam o vocaciones misioneras Fidei donum por un largo período de tiempo.
“Me gustaría subrayar”, añade el papa Francisco, “que las mismas Iglesias jóvenes están trabajando generosamente en el envío de misioneros a las Iglesias
que se encuentran en dificultad –no es raro que se trate de Iglesias de antigua
cristiandad–, llevando la frescura y el entusiasmo con que estas viven la fe
que renueva la vida y dona esperanza” (Mensaje DOMUND 2013, 5).
Y, por último, cooperación económica. Las OMP gestionan el Fondo Universal de Solidaridad, al que llegan las aportaciones de los fieles que desean
colaborar con la misión de la Iglesia. Es significativo cómo crecen las aportaciones de las Iglesias más jóvenes, que, conscientes de la gratuidad de lo que tienen, aunque sea poco, lo comparten. El Papa, a través de las OMP, distribuye
equitativamente cuanto hay en dicho Fondo. De este modo, la caridad se hace
universal y la misión es asumida por todos; y, con la limosna de todos, la Iglesia atiende como madre a sus hijos más necesitados. Se entienden así las palabras del Papa: “La Iglesia [...] no es una organización asistencial, una empresa,
una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del
Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo
y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje
de salvación que el Señor nos ha dado” (Mensaje DOMUND 2013, 4).
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Mensaje del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
ste año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el Año de la
Fe, ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, querría plantear algunas reflexiones.
E
a fe es un don precioso de Dios, el cual abre nuestra mente para que lo podamos
conocer y amar; Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos partícipes de su
misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más buena, más bella. ¡Dios nos ama! Pero la fe necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. ¡Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por
Dios, el gozo de la salvación! Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino
que debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia.
“El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial” (Benedicto XVI, Exhort. apost. Verbum Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios
sin descanso, saliendo del propio ambiente para llevarla también a los “suburbios”, especialmente a aquellos que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los
demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida.
1
L
l Año de la Fe, a cincuenta años de distancia del inicio del Concilio Vaticano II,
es un estímulo para que toda la Iglesia reciba una conciencia renovada de su presencia en el mundo contemporáneo, de su misión entre los pueblos y las naciones.
La misionariedad no es solo una cuestión de territorios geográficos, sino de pueblos, de culturas e individuos independientes, precisamente porque los “límites” de la fe no solo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer. El Concilio
Vaticano II destacó de manera especial cómo la tarea misionera, la tarea de ampliar los límites de la fe, es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas: “Viviendo el Pueblo de Dios en comunidades, sobre todo diocesanas y parroquiales, en las que de
algún modo se hace visible, a ellas pertenece también dar testimonio de Cristo delante de las
gentes” (Decr. Ad gentes, 37). Por tanto, se pide y se invita a toda comunidad a hacer propio
el mandato confiado por Jesús a los Apóstoles de ser sus “testigos en Jerusalén, en toda Judea
y Samaría y hasta el confín de la tierra” (Hch 1,8), no como un aspecto secundario de la vida
cristiana, sino como un aspecto esencial: todos somos enviados por los senderos del mundo
para caminar con nuestros hermanos, profesando y dando testimonio de nuestra fe en Cristo y
convirtiéndonos en anunciadores de su Evangelio. Invito a los obispos, a los sacerdotes, a los
2
E
5
Mensaje del Papa
consejos presbiterales y pastorales, a cada
persona y grupo responsable en la Iglesia a
dar relieve a la dimensión misionera en
los programas pastorales y formativos, sintiendo que el propio
«Toda comunidad
compromiso apostólico no está
es “adulta” cuando
completo si no contiene el
profesa la fe, la celebra
propósito de “dar testimonio
con alegría en la
de Cristo ante las naciones”,
liturgia, vive la caridad
ante todos los pueblos. La miy proclama la Palabra de
sionariedad no es solo una dimensión programática en la vida
Dios sin descanso».
cristiana, sino también una dimensión paradigmática que afecta a todos
los aspectos de la vida cristiana.
menudo, la obra de evangelización encuentra obstáculos no solo fuera, sino dentro de la comunidad eclesial. A veces el fervor, la alegría, el coraje,
la esperanza en anunciar a todos el mensaje
de Cristo y ayudar a la gente de nuestro
tiempo a encontrarlo son débiles; en ocasiones todavía se piensa que llevar la verdad del
Evangelio es violentar la libertad. Pablo VI
usa palabras iluminadoras al respecto: “Sería [...] un error imponer cualquier cosa a la
conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica
y la salvación ofrecida por Jesucristo, con
plena claridad y con absoluto respeto hacia
las opciones libres que luego pueda hacer
[...], es un homenaje a esta libertad” (Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 80). Siempre debemos tener el valor y la alegría de
proponer, con respeto, el encuentro con
Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio; Jesús ha venido entre nosotros para
mostrarnos el camino de la salvación, y nos
ha confiado la misión de darlo a conocer a
todos, hasta los confines de la tierra. Con
frecuencia vemos que son la violencia, la
mentira, el error las cosas que destacan y se
proponen. Es urgente hacer que resplandezca en nuestro tiempo la vida buena del
Evangelio con el anuncio y el testimonio, y
esto desde el interior mismo de la Iglesia.
Porque, en esta perspectiva, es importante
no olvidar un principio fundamental de todo
3
6
A
evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia. Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es
siempre eclesial. Pablo VI escribía que,
“cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado,
predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun
cuando se encuentra solo, ejerce un acto de
Iglesia”; este no actúa “por una misión que
él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en
su nombre” (Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 60). Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador
que nunca está solo, que forma parte de un
solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo.
n nuestra época, la movilidad general y la facilidad de comunicación a través de los nuevos medios de comunicación han mezclado entre sí los pueblos, el conocimiento, las experiencias. Por
motivos de trabajo, familias enteras se trasladan de un continente a otro; los intercambios profesionales y culturales, así como el
turismo y otros fenómenos análogos, empujan a un gran movimiento de personas. A veces es difícil, incluso para las comunidades
parroquiales, conocer de forma segura y
profunda a quienes están de paso o a quienes viven de forma permanente en el territorio. Además, en áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a
la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o
4
E
Mensaje del Papa
animados por otras creencias. Por tanto, no
es raro que algunos bautizados escojan estilos de vida que les alejan de la fe, convirtiéndolos en necesitados de una “nueva
evangelización”. A esto se suma el hecho de
que a una gran parte de la humanidad todavía no le ha llegado la buena noticia de Jesucristo. Y que vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la vida, no
solo la economía, las finanzas, la seguridad
alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los
valores fundamentales que la animan. La
convivencia humana está marcada por tensiones y conflictos que causan inseguridad y
fatiga para encontrar el camino hacia una
paz estable. En esta situación tan compleja,
donde el horizonte del presente y del futuro
parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más urgente el llevar con
valentía a todas las realidades el Evangelio
de Cristo, que es anuncio de esperanza, reconciliación, comunión; anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación; anuncio de que el poder del amor de
Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal
y conducir hacia el camino del bien.
El hombre de nuestro tiempo necesita una luz fuerte que ilumine
«Es urgente hacer
su camino y que solo el encuentro con Cristo puede darque resplandezca
le. ¡Traigamos a este mundo,
en nuestro tiempo
a través de nuestro testimola vida buena
nio, con amor, la esperanza
del Evangelio
donada por la fe! La naturalecon el anuncio y
za misionera de la Iglesia no es
el testimonio».
proselitista, sino testimonio de
vida que ilumina el camino, que
trae esperanza y amor.
La Iglesia –lo repito una vez más– no es
una organización asistencial, una empresa,
una ONG, sino que es una comunidad de
personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean
compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que
el Señor nos ha dado. Es el Espíritu Santo
quien guía a la Iglesia en este camino.
uisiera animar a todos a ser portadores de la buena noticia de
Cristo, y estoy agradecido especialmente a
los misioneros y misioneras, a los presbíteros Fidei donum, a los religiosos y religiosas y a los fieles laicos –cada vez más numerosos– que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio
en tierras y culturas diferentes de las suyas.
Pero también me gustaría subrayar que las
mismas Iglesias jóvenes están trabajando
generosamente en el envío de misioneros a
las Iglesias que se encuentran en dificultad
–no es raro que se trate de Iglesias de antigua cristiandad–, llevando la frescura y el
entusiasmo con que estas viven la fe que renueva la vida y dona esperanza. Vivir en este aliento universal, respondiendo al mandato de Jesús “id, pues, y haced discípulos a
todos los pueblos” (Mt 28,19), es una riqueza para cada una de las Iglesias particulares, para cada comunidad, y donar misioneros y misioneras nunca es una pérdida, sino una ganancia. Hago un llamamiento a todos aquellos que sienten la llamada a responder con generosidad a la voz del Espíritu Santo, según su estado de vida, y a no tener miedo de ser generosos con el Señor.
Invito también a los obispos, las familias religiosas, las comunidades y todas las agregaciones cristianas a sostener, con visión de
futuro y discernimiento atento, la llamada
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7
Mensaje del Papa
misionera ad gentes, y a ayudar a las Iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y
religiosas y laicos para fortalecer la
comunidad cristiana. Y esta aten«El hombre de
ción debe estar también prenuestro tiempo
sente entre las Iglesias que
necesita una luz fuerte
forman parte de una misma
que ilumine
Conferencia Episcopal o de
una Región: es importante
su camino y que
que las Iglesias más ricas en
solo el encuentro con
vocaciones
ayuden con generoCristo puede darle».
sidad a las que sufren de escasez.
Al mismo tiempo, exhorto a los misioneros y a las misioneras, especialmente a los sacerdotes Fidei donum y a los laicos, a vivir con alegría su precioso servicio
en las Iglesias a las que son destinados, y a
llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las que proceden, recordando cómo
Pablo y Bernabé, al final de su primer viaje misionero, “contaron lo que Dios había
hecho por medio de ellos y cómo había
abierto a los gentiles la puerta de la fe” (Hch
14,27). Ellos pueden llegar a ser un camino
hacia una especie de “restitución” de la fe,
llevando la frescura de las Iglesias jóvenes,
de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran el entusiasmo y la alegría de compartir la fe en un intercambio
que enriquece mutuamente en el camino de
seguimiento del Señor.
La solicitud por todas las Iglesias, que el
Obispo de Roma comparte con sus hermanos
en el episcopado, encuentra una actuación
importante en el compromiso de las Obras
Misionales Pontificias, que tienen como propósito animar y profundizar la conciencia
misionera de cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad de
una formación misionera más profunda de
todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando
la sensibilidad de las comunidades cristianas
a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión
del Evangelio en el mundo.
Por último, dirijo un pensamiento a los
cristianos que, en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el
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derecho a vivirla con dignidad. Ellos son
nuestros hermanos y hermanas, testigos valientes –aún más numerosos que los mártires de los primeros siglos– que soportan con
perseverancia apostólica las diversas formas
de persecución actuales. Muchos también
arriesgan su vida para permanecer fieles al
Evangelio de Cristo. Deseo asegurarles que
me siento cercano en la oración a las personas, a las familias y a las comunidades que
sufren violencia e intolerancia, y les repito
las palabras consoladoras de Jesús: “Tened
valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).
Benedicto XVI exhortaba: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes 3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en Él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un
amor auténtico y duradero” (Carta apost.
Porta fidei, 15). Este es mi deseo para la Jornada Mundial de las Misiones de este año.
Bendigo de corazón a los misioneros y misioneras y a todos los que acompañan y apoyan este compromiso fundamental de la Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda
resonar en todos los rincones de la Tierra, y
nosotros, ministros del Evangelio y misioneros, experimentaremos “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 80).
S. S. Francisco
Vaticano, 19 de mayo de 2013,
Solemnidad de Pentecostés
Servicio Teológico-P
Pastoral
INTRODUCCIÓN
os hechos significativos han marcado
la vida eclesial en los primeros meses
de este año 2013. El primero, la renuncia al ministerio en la Cátedra de Pedro que
hizo pública el papa Benedicto XVI el 11 de
febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, y
que se hizo efectiva el 28 del mismo mes. El segundo, la elección, el 13 de marzo, del primer
Papa venido del Sur, el papa Francisco.
Los historiadores calibrarán, a su debido tiempo,
la importancia y la repercusión de estos dos acontecimientos. Nosotros nos quedaremos ahora con la sabiduría, la valentía y la humildad del papa Benedicto, y nos admiraremos de la naturalidad, el fino sentido del humor, la sencillez, la humildad, la ternura y
la misericordia del papa Francisco.
Vamos, en este pequeño artículo, a extraer las líneas-fuerza del Mensaje para la Jornada
Mundial de las Misiones 2013 que nos ha ofrecido el papa Francisco, siguiendo el documento
punto por punto.
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LA MISIÓN, FRUTO DE LA FE
La comunidad
cristiana debe salir
del propio recinto
para llevar la fe
a las “periferias”,
tanto geográficas
como existenciales.
1 . El Papa enmarca este Mensaje en el Año de la Fe; una fe que necesita ser acogi-
da, que exige nuestra respuesta personal, la valentía de confiar en Dios, el coraje de
vivir su amor.
La fe es un don que no se reserva a unos pocos, sino que debe ser compartido.
Si lo guardamos para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. “El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo
y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia”, recuerda el Santo Padre.
El papa Francisco recoge una bella frase de Benedicto XVI en Verbum Domini
(2010), 95: “El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad
eclesial”; idea muy semejante a la expresada en Sacramentum caritatis (2007), 84: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera”.
La comunidad cristiana debe salir del propio recinto para llevar la fe a las “periferias”,
entendidas estas no solamente como las geográficas, sino, sobre todo, las existenciales: sociales, culturales, humanas. Salir (misión) de nosotros mismos, al encuentro de las necesidades, los sufrimientos de la gente; al encuentro de sus inquietudes y sus preguntas.
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Servicio Teológico-P
Pastoral
FE PERSONAL Y COMUNITARIA
2 . El Año de la Fe, a los cincuenta años
del comienzo del Concilio Vaticano II, es
un estímulo para una renovada conciencia de la presencia de la Iglesia en el
mundo contemporáneo. La misionariedad no se ciñe solamente a los ámbitos
geográficos, no atraviesa solo los lugares
y las tradiciones humanas, sino que llega
al corazón de cada hombre y de cada mujer (cf. Redemptoris missio [1990], 37).
Ad gentes (1965), 37, nos dice que
la tarea de ampliar las fronteras de la fe
corresponde no solo a cada bautizado, sino también a las comunidades diocesanas y parroquiales. Me permito en este punto aducir un texto muy rico de la instrucción pastoral Actualidad de la misión “ad gentes” en España (2008), de la XCII Asamblea Plenaria de
la Conferencia Episcopal Española: “Las Iglesias particulares son protagonistas fundamentales
de la acción misionera. Si la Iglesia existe en y desde ellas, y si cada Iglesia particular existe
a imagen de la Iglesia universal, la misión ad gentes no puede ser considerada como una tarea añadida o suplementaria a la pastoral. Se puede decir que cada Iglesia diocesana existe «en
estado de misión», es decir, centrada en la comunicación de la fe y en el primer anuncio como signo de su vitalidad y de fidelidad a su propio origen y nacimiento histórico” (n. 55).
LA ALEGRÍA DE SER MISIONERO
3. Reconoce el Papa los obstáculos, fuera y dentro de la comunidad eclesial: la falta de celo y ardor apostólico. Y anima a tener el valor y la alegría de proponer, respetando la libertad de las personas, la verdad límpida del Evangelio (cf. Evangelii nuntiandi [1975], 80).
Es urgente que resplandezca en nuestro tiempo la vida nueva del Evangelio con el anuncio y el testimonio, gestos y palabras, y conviene no olvidar un principio fundamental de todo evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia. Escribía Pablo VI a este respecto: “Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se
encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia”; este no actúa “por una misión que él se atribuye o
por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre” (Evangelii nuntiandi, 60).
El misionero y evangelizador nunca está solo, sino que es parte de un único Cuerpo animado por el Espíritu Santo.
LA URGENCIA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO
4. Estamos asistiendo, desde hace algunos años, a cambios profundos en nuestro mundo.
Hay mucha movilidad de las poblaciones; los nuevos medios de comunicación facilitan el trasvase de conocimientos y de experiencias entre los pueblos. Los intercambios profesionales y
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Servicio Teológico-P
Pastoral
culturales, el turismo y otros fenómenos análogos, empujan a esa movilidad de las personas.
Todo esto repercute en la vida de las comunidades cristianas.
En áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o están animados por
otras creencias. Muchos son los que todavía no han sido alcanzados por la buena noticia de
Jesucristo.
Existe, además, la crisis, que afecta a muchas áreas de la vida; no solo la economía, las
finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo
de la vida y los valores fundamentales que la animan. El papa Francisco, en un discurso a los
embajadores que presentaban sus cartas credenciales, les dijo que “la solidaridad es el tesoro
de los pobres”, que “el dinero debe servir y no gobernar”, y que “la ética y la solidaridad deben ir juntas” (16-5-2013).
Ante esta situación tan compleja –continúa el Papa en su Mensaje–, se vuelve más urgente llevar a esta realidad, con valentía, el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, de
reconciliación, de comunión, de cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación.
La misionariedad de la Iglesia no es proselitismo, sino testimonio de vida que ilumina el
camino, que lleva esperanza y amor. “La Iglesia [...] no es una organización asistencial, una
empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean
compartir esta experiencia de profunda alegría” (cf. Porta fidei [2011], 4, 6 y 7).
La misionariedad
de la Iglesia
no es proselitismo,
sino testimonio de vida
que ilumina el
camino, que lleva
esperanza y amor.
VOCACIONES MISIONERAS, AQUÍ Y ALLÁ
5a. El Papa nos invita a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo y da
las gracias de manera especial a los misioneros y misioneras (sacerdotes, religiosos y
laicos), que, acogiendo la llamada del Señor, dejan su patria para servir al Evangelio
en tierras y culturas diversas.
También reconoce y agradece el Papa el inmenso esfuerzo de las Iglesias jóvenes que
dan, desde su pobreza, misioneros para compartir la frescura y el entusiasmo con que ellas viven la fe. Afirma: “Vivir en este aliento universal, respondiendo al mandato de Jesús «id, pues,
y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19), es una riqueza para cada una de las Iglesias particulares, para cada comunidad, y donar misioneros y misioneras nunca es una pérdida, sino una ganancia”.
El papa Francisco invita a los obispos, familias religiosas, comunidades y todas las asociaciones cristianas a sostener, con amplitud de miras y discernimiento atento, la llamada mi-
11
Servicio Teológico-P
Pastoral
sionera ad gentes. Es importante que las Iglesias más ricas en vocaciones ayuden con generosidad a las que sufren de escasez.
«Es importante
Exhorta a los misioneros a vivir con alegría su precioso servicio a las Iglesias a
–recuerda el Papa en
las que son enviados, y a llevar su alegría y experiencia a las Iglesias de las que prosu Mensaje– que las
vienen (cf. Hch 14,27; Porta fidei, 1). Esto puede ser una especie de “restitución”
de la fe, de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran el entusiasmo
Iglesias más ricas en
y la alegría de compartir la fe en un intercambio de dones que enriquece mutuavocaciones ayuden con
mente en el camino de seguimiento del Señor.
generosidad a las que
sufren de escasez».
LAS OMP Y ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
5b. Las Obras Misionales Pontificias tienen como propósito animar y profundizar la conciencia misionera de cada bautizado y de cada comunidad, recordando la necesidad de una
formación misionera de todo el Pueblo de Dios y alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo.
El Santo Padre tiene un pensamiento de oración y preocupación por todos los cristianos
que se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad. Ellos soportan con perseverancia apostólica las diversas formas de
persecución actuales. El Papa les dirige las palabras consoladoras de Jesús: “Tened valor: yo
he vencido al mundo” (Jn 16,33).
Finalmente, el Papa recuerda a su predecesor, Benedicto XVI, que nos lanzaba esta invitación en Porta fidei, 15: “«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada»
(2 Tes 3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues solo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero”.
Termino esta sencilla presentación del Mensaje del Papa con una cita de Evangelii nuntiandi, 80: “Ojalá que el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar
su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo”.
Antonio González-Mohino Espinosa
Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Zaragoza
12
Servicio Informativo
MISIONEROS
“PARA TODA LA VIDA”
Si es entrega, es para siempre
C
uando pensamos en un misionero,
viene inmediatamente a nuestra
mente la imagen del hombre o mujer que, día tras día, año tras año,
consagra su vida entera al anuncio del Evangelio mediante el testimonio y la caridad. Si
esto es así es porque, de las distintas formas
de cooperación personal con la misión, hay
una que instintivamente identificamos como
la encarnación más genuina del espíritu misionero: la vocación ad vitam. La mejor definición de ella nos la da Juan Pablo II en
Redemptoris missio; es “una «vocación especial», que tiene como modelo la de los apóstoles: se manifiesta en el compromiso total al
servicio de la evangelización; se trata de una
entrega que abarca toda la persona y toda la
vida del misionero,
exigiendo de él una
donación sin límites
de fuerzas y de tiempo” (RM 65c). Por
esta vocación “grandiosa y excelsa”, explicaba Pío XII, “el
misionero consagra
a Dios la vida, a fin
de que su Reino se
propague hasta los últimos confines de la tierra” (Evangelii praecones, 20).
A propósito de lo singular de esta vocación, conviene hacer dos puntualizaciones.
La primera se refiere a su lugar entre los distintos modos de vivir la dimensión misionera de nuestro ser cristiano. Hay una vocación
a la misión que es general para todos los bautizados: como nos ha dicho el papa Francisco, “el bautismo basta, es suficiente para
evangelizar” (Homilía, 17-4-2013). Pero, a la
vez, “decir que todos los católicos deben ser
misioneros no excluye que haya «misioneros
ad gentes y de por vida», por vocación específica” (RM 32c). Entre esa vocación general y esta específica hay, además, otras válidas y estimables modalidades de cooperación personal (por ejemplo, y en lugar destacado, la de los sacerdotes Fidei donum,
que prestan un importante servicio misionero por un tiempo largo, aunque limitado); sin
embargo, “es necesario reafirmar la prioridad de la donación total y perpetua a la obra
de las misiones, especialmente en los Institutos y Congregaciones misioneras, masculinas y femeninas” (RM 79a; cf. Congregación para la Evangelización de los Pueblos,
Cooperatio missionalis, 11f).
13
Servicio Informativo
La segunda observación se refiere a la radicalidad de esta llamada a la misión ad vitam. No se trata de un compromiso que, por
hermoso o heroico que pueda ser, es limitado y temporal, sino de una vocación que
afecta a lo más profundo de quien la recibe,
impregnando completamente y para siempre
a la persona en su estado de vida, laical, religioso o sacerdotal. Por eso, precisamente,
todos reconocemos aquí lo más genuino
del ser misionero: “La vocación especial de los misioneros ad vitam
Los misioneros
conserva toda su validez: repread vitam son
senta el paradigma del comproun tesoro de
miso misionero de la Iglesia,
que siempre necesita donaciones
la Iglesia. Y también,
radicales y totales, impulsos
un signo para toda
nuevos y valientes” (RM 66c). A
la humanidad.
toda comunidad cristiana le corresponde velar para que surjan en ella estas “vidas para la misión”: “La promoción
de estas vocaciones es el corazón de la cooperación: el anuncio del Evangelio requiere
anunciadores, la mies necesita obreros, la misión se hace, sobre todo, con hombres y mujeres consagrados de por vida a la obra del
Evangelio, dispuestos a ir por todo el mundo
para llevar la salvación” (RM 79a).
El proceso por el que alguien descubre en
su corazón la llamada del Señor a una entrega plena a la misión es personal y único; en
ocasiones, el detonante podría ser una experiencia misionera puntual en verano. Si ese
discernimiento –del que se ofrecen a continuación dos testimonios, a modo de ejemplo–
14
lleva a la convicción de que efectivamente se
trata de una vocación misionera ad vitam, la
persona comprenderá y experimentará lo que
hace poco explicaba Modeste Munimi, misionero del Verbo Divino: “Cuando uno elige
destino de misión, es para siempre. Uno debe estar dispuesto a dejar su país para toda la
vida”; y también podrá, como él, decir de su
lugar de misión: “Mi tarea está aquí”.
Y ¿cuál es esa tarea? Es “la misión de
siempre”, que el santo padre Francisco nos
recuerda: “Llevar a Jesucristo al hombre, y
conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, realmente
presente en la Iglesia y contemporáneo en cada hombre” (Discurso, 15-3-2013). Es, de hecho, continuar la misión de Jesús, de quien el
Papa dice que “su misión es abrir a todos las
puertas de Dios, ser la presencia de amor de
Dios”; para ello solo cabe encarnar también
la entrega compasiva de Aquel que “no tiene
casa porque su casa es la gente” (Audiencia
general, 27-3-2013). Por seguir al Señor, en
esto y en todo, el misionero llega a ese desprendimiento que llevan a su máxima expresión aquellos que lo son de por vida.
Los misioneros ad vitam son un tesoro de
la Iglesia. Y también, un signo para toda la humanidad, porque, como recalca el papa Francisco, frente al “encanto de lo provisional”,
que cautiva a los hombres de hoy, “los numerosos hombres y mujeres que dejaron su tierra
y marcharon como misioneros, para toda la vida”, nos muestran “el tiempo de Dios”, que es
un tiempo definitivo (Homilía, 27-5-2013).
Para ellos, el estímulo de estas palabras del
beato Juan Pablo II: “Que los misioneros y misioneras que han consagrado toda la vida para
dar testimonio del Resucitado entre las gentes
no se dejen atemorizar por dudas, incomprensiones, rechazos, persecuciones. Aviven la gracia de su carisma específico y emprendan de
nuevo con valentía su camino, prefiriendo
–con espíritu de fe, obediencia y comunión
con los propios Pastores– los lugares más humildes y difíciles” (RM 66c).
Rafael Santos, OMP
Servicio Informativo
Una llamada personal
1
Querida familia en Cristo Jesús:
Dios tiene un sueño para cada uno; ya
desde antes de nacer, nos elige, nos
consagra y nos nombra profetas... ¿Os suena?
(cf. Jer 1,4-5). Me llamo Dunia María; soy
religiosa Esclava de la Inmaculada Niña (Divina Infantita).
Nací en una familia musulmana. Mis padres son fieles a su religión y a sus costumbres, pero Dios tenía un proyecto para mí, una
historia de encuentro y amor con Él.
¿Por qué? No lo sé. Solo sé que me
«Me consagré
crie con las religiosas de la Divina
para transmitir al Cristo
Infantita (en Melilla). Ellas, muanonadado, al Dios
jeres de Dios, con su ejemplo me
contagiaron la necesidad de busque se hace pobre por
car lo que a ellas las hacía libres,
amor, al Dios
felices, llenas... Provocaron la neque vive su vida
cesidad de buscar mi fe, mi salida
como misión...».
al encuentro con Jesús de Nazaret.
No fue fácil y sigue sin serlo. Hoy
por hoy, mi familia vive rezando por mi vuelta, apenados, callados y defraudados por mi
elección de vida.
Mi proceso de catecumenado y de vocación ha sido largo y duro, siempre con los
pies en el suelo, consciente de que cada paso implicaba una entrega... No pude negar al
Señor, porque hubiera sido lo mismo que negarme a mí misma.
Pese a las dificultades, a los abandonos, a
las ausencias, soy feliz, porque Él llena todo
en mí: me dio una gran familia, que somos
todos los que formamos la Iglesia; una familia congregacional; un corazón y unos ojos
2
Me llamo Raúl y tengo 41 años. El Señor vino a mi encuentro cuando tenía
16, y desde entonces he ido conociéndolo y aprendiendo a caminar en fe, tratando de
vivir su voluntad. Uno de los pasos importantes en mi vida fue el momento de dejar mi casa y mi país, y salir a una tierra lejana y desconocida entonces para mí, como Mozambique.
nuevos; me transformó y me sigue transformando desde su amor, misericordia y compasión como un proyecto de vida.
Me consagré para trasmitir al Cristo anonadado, al Dios que se hace pobre por amor,
al Dios que vive su vida como misión... Así
intento vivir mi vida, hoy prestando mis manos, mis labios, mis ojos, mi corazón... en un
colegio, y en una casa-hogar, a la cual van
llegando niños perdidos, maltratados, abandonados, olvidados, rotos por dentro y por
fuera. Para ellos somos sus madres, su referente, y buscamos en todo momento poder
curar sus heridas, restaurar sus rupturas...
Doy gracias al Señor y a la Inmaculada Ni-
ña, porque deseo ser fecunda desde la alegría
propia de mujer consagrada que día a día
quiere e intenta vivir desde la entrega generosa a un Dios que se da en los demás.
Que el Espíritu Santo nos siga capacitando para la misión y fortalezca nuestro testimonio. Unidos en oración y misión, vuestra
hermana.
Dunia María, EIN
Con 25 años estaba acabando mi segunda
licenciatura y pensando en “establecerme en la
vida”, pero con un fondo de deseo de servir al
Señor y evangelizar, sabiendo que nada hay
más importante que conocer y dar a conocer a
nuestro precioso Señor y Salvador. En ese momento, dos parejas de novios de mi “Comunidad Jerusalén” tomaron la decisión en el Señor
15
Servicio Informativo
de casarse e ir a Mozambique, enviados por la
comunidad a evangelizar. Mi corazón se iba
con ellos, pero no fue el tiempo para mí.
Pocos meses después, cuando más
«Tenemos una
centrado estaba en oposiciones y
más había dejado enfriar aquel
gran responsabilidad
fuego, recibí la invitación directa
para colaborar
a plantearme si no sería también
con el Señor
la voluntad de Dios para mí ir a
en acercar a Él
Mozambique. Pasado el shock inicial, y sin encontrar sentimientos
a muchos».
favorables ni tampoco muchas razones para ello, con un poco de miedo, pero con paz en el corazón, pude entender y responder en fe que sí, que el Señor me llamaba
a mí también y me fiaba de Él. Enviado por la
comunidad, partí en julio de 1998.
Fui con 26 años, sin saber qué me iba a encontrar o qué iba a vivir, ni cuánto tiempo iba
a permanecer en aquellas tierras. Lo que puedo decir es que en los siguientes años viví quizá el tiempo más feliz de mi vida (aunque todavía lo espero mejor), no sin dificultades y
contrariedades, pero en que el Señor me bendijo enormemente humana, espiritual, pastoral
y comunitariamente. También fue un tiempo
de capacitación y de preparación, y de una intensa y riquísima vida comunitaria.
Y, claro, la evangelización. Había semanas
en que, además de nuestro trabajo en la Universidad Católica, guiábamos hasta ocho encuentros, en los que podía compartir al Señor,
dar testimonio, predicar su Palabra, participar
de la oración con otros hermanos: estaba el
programa de evangelización en la emisora católica, el grupo de pastoral universitaria,
evangelización en la prisión provincial, formación de catequistas, un grupo de matrimonios, formación para la adoración y práctica
en un grupo de adoración que llevábamos (y
que todavía continúa cada lunes en Nampula,
desde hace casi 16 años), evangelización con
jóvenes, etc. Algunos jóvenes se acercaban a
nosotros y nos planteaban sus inquietudes espirituales, y así, poco a poco, comenzó la comunidad con hermanos mozambiqueños (ahora ya está presente en más de 20 localidades,
en muchas regiones del país).
16
En 2003 el Señor marcó un nuevo cambio y dejé Mozambique, pero no la unidad
con mis hermanos de allí. La obra de Dios,
con el sello de su amor, es la más fuerte, y la
distancia no rompe esa unidad. En este nuevo tiempo estuve evangelizando en Eslovaquia y en España: Galicia, Alicante, Sevilla,
Valladolid, Burgos, etc. Empecé a trabajar en
Valladolid, pero mi tiempo libre era para el
Señor, y así regresaba en vacaciones a Mozambique, acompañando a los hermanos de
allá... ¡Fueron veranos tan intensos, en que el
Señor obró tantas maravillas! Pareciera como
si Él fuese consciente de que había poco
tiempo y lo multiplicara (por lo menos, a mí
me cundía como meses enteros). Finalmente,
en 2009 dejé mi trabajo y regresé a Mozambique. Estando allí nuevamente, el Señor puso clara en mí la llamada al sacerdocio, por
lo que volví a España el año pasado para prepararme a ello y poder continuar lo antes posible sirviendo donde Él quiera. Por de pronto, este verano me esperan en Mozambique
mis hermanos de allá.
Cada uno de nosotros tenemos una gran
responsabilidad, no solo con nuestra propia
salvación, sino también para colaborar con el
Señor en acercar a Él a muchos que vagan
perdidos, como ovejas sin pastor. ¡No hay
tiempo que perder! A nuestro Dios, la gloria
por sus obras y por su misericordia con cada
uno de nosotros.
J. Raúl Marcos
Cooperación económica
Aportación económica de las
diócesis españolas para la
OBRA PONTIFICIA DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE
La Dirección Nacional de las
Obras Misionales Pontificias en
España ha recibido de los fieles,
a través de las diócesis, la cantidad de 13.762.369,77 para
atender las necesidades misioneras de la Obra Pontificia de la
Propagación de la Fe. Estas aportaciones proceden de donativos y
de las colectas con motivo de la
Jornada Mundial de las Misiones
(DOMUND) celebrada el día 21 de
octubre de 2012. A ellas se suman las ayudas procedentes de
herencias, legados y testamentos,
así como de las suscripciones periódicas domiciliadas que a lo
largo del año 2012 los fieles han
enviado para las misiones. El resultado de las aportaciones queda reflejado en esta tabla:
Recaudaciones ejercicio
2012
DIÓCESIS
ANDALUCÍA
Almería .............................
Cádiz-Ceuta ......................
Córdoba ............................
Granada ............................
Guadix-Baza .....................
Huelva ...............................
Jaén ..................................
Jerez .................................
Málaga-Melilla ...................
Sevilla ...............................
ARAGÓN
Barbastro-Monzón .............
Huesca ..................... ........
Jaca ...................................
Tarazona ............................
Teruel-Albarracín ...............
Zaragoza ...........................
Euros
101.867,35
119.686,67
455.046,12
373.733,88
19.422,35
102.977,87
155.983,70
82.264,34
280.206,57
522.086,57
43.334,66
60.868,44
20.438,46
44.974,85
90.814,76
504.028,52
ASTURIAS
Oviedo ............................... 356.441,75
BALEARES
Ibiza ..................................... 11.598,38
Mallorca .............................. 111.200,66
Menorca ............................... 29.578.69
EUSKADI
Bilbao ............................... 284.196,78
San Sebastián ................. 230.963,78
Vitoria ............................... 171.061,23
CANARIAS
Canarias ............................ 139.530,77
Tenerife .............................. 99.700,56
EXTREMADURA
Mérida-Badajoz ................ 214.634,26
Coria-Cáceres .................. 124.062,91
Plasencia .........................
97.255,19
CANTABRIA
Santander .......................... 206.916,31
CASTILLA-LA MANCHA
Albacete ..............................
Ciudad Real ........................
Cuenca ...............................
Sigüenza-Guadalajara.........
Toledo .................................
104.524,29
201.217,02
123.756,10
100.343,59
249.056,04
CASTILLA-LEÓN
Astorga ..............................
Ávila ..................................
Burgos ...............................
Ciudad Rodrigo .................
León ..................................
Osma-Soria .......................
Palencia ............................
Salamanca ........................
Segovia .............................
Valladolid ...........................
Zamora .............................
107.770,96
149.952,59
165.488,81
21.505,61
296.089,23
43.850,61
153.651,74
153.953,16
81.068,02
217.799,80
62.496,62
CATALUÑA
Barcelona .......................... 400.160,37
Girona .............................. 142.071,59
Lleida ................................ 26.905,36
Sant Feliu de Llobregat .... 83.060,08
Solsona ............................. 41.830,19
Tarragona .......................... 78.602,47
Terrassa ............................ 102.598,21
Tortosa ............................... 63.057,87
Urgell .................................. 36.561,15
Vic ...................................... 66.764,82
GALICIA
Lugo ...................................
Mondoñedo-Ferrol .............
Ourense ..............................
Santiago de Compostela ...
Tui-Vigo ..............................
105.252,97
62.964,07
221.576,54
481.846,66
132.414,31
MADRID
Alcalá de Henares ........... 92.482,23
Getafe .............................. 147.253,13
Madrid ............................ 1.918.489,57
Arzobispado Castrense ..... 27.403,26
MURCIA
Cartagena-Murcia .............. 317.828,75
NAVARRA
Pamplona-Tudela ............... 647.016,21
RIOJA
Calahorra-Logroño ............. 164.830,45
VALENCIA
Orihuela-Alicante ............... 265.218,03
Segorbe-Castellón ............. 74.561,39
Valencia .............................. 748.634,56
DIRECCIÓN NACIONAL.......
T O TA L G E N E R A L
25.584,96
13.762.369,77
Servicio Informativo
L
a Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias, celebrada en Roma los días
7-12 de mayo de 2012, aprobó la distribución de las ayudas económicas de España
para las misiones (ver mapa). Estos fondos proceden de las aportaciones de los fieles
durante el ejercicio del año 2011, una vez deducidos los gastos para la administración y
la animación misionera en las comunidades cristianas. Con estos donativos se ayuda a
cubrir parte de las necesidades pastorales y sociales de las misiones:
Sostenimiento de los misioneros y misioneras.
Construcciones de iglesias y monasterios, vehículos para la pastoral.
Formación y sostenimiento de los catequistas misioneros.
Seminarios e instituciones eclesiásticas.
Emergencias y ayudas sociales.
..
..
.
En nombre de los misioneros…
¡muchas gracias por su generosidad!
E U R O PA
España ....................................... 7.400,00
AMÉRICA
Total:
7.400,00 e
Bolivia ................... 208.843,39
Brasil ........................ 5.103,14
ÁFRICA
Colombia ................ 44.955,72
Angola ....... 998.631,50
Ecuador ................ 231.131,71
Benín ........... 104.313,56
El Salvador ............ 20.015,30
Botsuana ...... 25.360,17
Guatemala ................ 8.453,39
B. Faso ....... 793.828,35
Haití .......................... 8.453,39
México .................... 33.813,56
Nicaragua ................ 8.453,39
Paraguay ................ 32.593,54
Perú ....................... 164.878,87
Rep. Dominicana ........ 5.103,14
Trinidad y Tobago ... 762.860,30
Burundi ......... 84.533,90
Cabo Verde ...... 8.453,39
Camerún ... 1.810.846,88
Chad ................ 55.486,95
Congo ........... 16.906,78
C. Marfil ..... 100.027,12
Djibouti ........ 27.485,76
Egipto ........... 16.906,78
Venezuela ............... 74.658,09
Etiopía .......... 25.360,17
SIGNIS .................... 75.483,58
Gabón ........... 59.406,78
Total:
1.684.800,51 e
Ghana .......... 838.236,59
G. Ecuatorial .....45.966,95
Servicio Informativo
Á
ÁF
FR
RIIC
CA
A
Kenia ............. 67.627,12
ASIA
Lesoto ............. 8.453,39
Liberia ............. 8.453,39
Madagascar .... 379.654,45
Malaui ........... 42.266,95
Bangladesh... 417.493,97
Nepal ............. 16.906,78
Camboya ........ 8.453,39
Pakistán ......... 8.453,39
China ........... 397.309,32
Mali .................. 8.453,39
Mozambique .. 542.037,66
Namibia .......... 8.453,39
Nigeria ........ 223.488,14
R. Centroafr. .... 20.606,78
R. D. Congo .. 135.254,24
Ruanda ....... 101.440,68
Corea ............... 8.453,39
Singapur ........ 8.453,39
Sri Lanka ..... 50.720,34
India ............. 350.288,98
Indonesia ...... 109.894,07
Tailandia ...... 50.720,34
Laos .................. 8.453,39
Timor ............... 8.453,39
Malasia ......... 59.173,73
Vietnam ..... 245.148,31
Myanmar ... 101.440,68
SIGNIS ....... 103.079,73
Sahara. Occ. ... 19.800,92
Senegal ........ 25.360,17
1.952.896,59 e
Total:
Sierra Leona ... 8.453,39
Somalia ........ 27.529,09
Suazilandia .... 8.453,39
Sudáfrica ....... 71.327,12
OCEANÍA
Sudán .......... 650.620,62
Papúa-Nueva Guinea .......... 16.906.78
Tanzania ... 1.824.597,80
Tonga .............................................. 8.453,39
Togo .............. 50.720,34
Vanuatu ........................................ 8.453,39
Uganda ..... 1.278.088,70
SIGNIS .............................................. 236.190,56
Zambia .......... 42.266,95
Zimbabue .... 50.720,34
Total:
270.004,12 e
SIGNIS ....... 152.590,47
Total:
10.768.470,51 e
SIGNIS: SERVICIO DE INFORMACIÓN Y
COMUNICACIÓN DE LOS TERRITORIOS DE MISIÓN.
T O TA L G E N E R A L : 1 4 . 6 8 3 . 5 7 1 , 7 3 E
Servicio Informativo
Misión ad gentes
Acción evangelizadora de la Iglesia consistente en anunciar el Evangelio –con la palabra, el testimonio y la vida– a quienes todavía no conocen a Jesús ni se han incorporado a la Iglesia por el
bautismo. Es “una dimensión paradigmática que afecta a todos los aspectos de la vida cristiana”
(Mensaje DOMUND 2013, 2), y está aún en sus comienzos, ya que el 67% de la humanidad aún
no ha recibido el Evangelio (cf. RM 1).
Obras Misionales Pontificias
Instrumento privilegiado, en las manos del Papa, para sostener la misión ad gentes y ofrecer a
esta las ayudas necesarias, conforme a una distribución equitativa de las limosnas que los fieles
hacen con este fin. Los bienes recibidos se depositan en un Fondo Universal de Solidaridad, para su envío a los 1.103 territorios de misión.
Territorios de misión
Circunscripciones eclesiásticas, ordinariamente de reciente implantación, que carecen de recursos humanos y económicos para poder subsistir por sí mismas. En ellas los católicos suelen ser una minoría. Constituyen el 37% de las circunscripciones de la Iglesia católica, y dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. También son llamadas Iglesias jóvenes o en formación.
Cooperación económica
Colaboración en bienes materiales que los fieles aportan a la Iglesia como expresión de la comunión eclesial. Ha de hacerse con espíritu evangélico, es decir, de modo permanente, anónimo y
con sentido sobrenatural.
Formación misionera
Educación del espíritu misionero universal y de la colaboración entre las Iglesias para el anuncio
del Evangelio al mundo.
Vocación misionera
Vocación propia de los misioneros, “ministros del Evangelio”, que irradian la fe que han recibido
y la alegría de Cristo, y que “aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios
y de implantar la Iglesia en el mundo” (EN 80), actuando “en unión con la misión de la Iglesia
y en su nombre” (EN 60; Mensaje DOMUND 2013, 3).
Animación misionera
Labor pastoral de la Iglesia particular para que la dimensión misionera impregne las actividades
de formación, celebración y acción de los bautizados y las comunidades cristianas. Sus principales promotores son los misioneros y misioneras, al “vivir con alegría su precioso servicio en las
Iglesias a las que son destinados” y al “llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las
que proceden” (Mensaje DOMUND 2013, 5; cf. Hch 14,27).
Cristianos perseguidos
Cristianos que, “en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad”; muchos de ellos “arriesgan su
vida para permanecer fieles al Evangelio de Cristo” (Mensaje DOMUND 2013, 5).
20
Infografía: TERESA FERNÁNDEZ DEL VADO
Testimonios
Testimonios de gratitud
Cada uno de los misioneros repartidos por el mundo es como la “prueba
del nueve” que certifica la exactitud
de la fórmula que preside el DOMUND
de este año: «Fe + Caridad = Misión».
Pero no solo ellos: también nosotros
somos invitados continuamente por el
Señor a dar vida a esa fórmula del
compromiso misionero. Nuestra fe está
llamada a traducirse en cooperación
espiritual –oración y ofrecimiento de
nuestros sacrificios por la evangelización del mundo–; nuestra caridad, en
colaboración económica. Cartas de
agradecimiento como las siguientes
ilustran cómo las ayudas que los fieles
de España aportan a la Obra de la Propagación de la Fe llegan a su destino
y contribuyen a la misión de la Iglesia.
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Aprovecho esta oportunidad para agradecerles el subsidio ordinario y el subsidio para
catequistas que se ha concedido a nuestra archidiócesis. Aunque Dhaka, como diócesis,
fue establecida en 1887, todavía tiene carácter misionero. Existen veinte puestos de misión y unos diez puestos dependientes más,
donde la labor de evangelización sigue en
marcha. Tenemos unos 70.000 habitantes; la
diócesis sufragánea de Sylhet es realmente
un fruto del trabajo misionero entre la población tribal. Hay 50 sacerdotes diocesanos,
otros 50 sacerdotes religiosos, 40 hermanos
religiosos y unas 700 religiosas que trabajan
en la archidiócesis.
La ayuda proporcionada desde OMP se
destina a varios propósitos. El primero, el
mantenimiento de los sacerdotes diocesanos,
ya que ellos no tienen ningún salario, salvo
los estipendios de misa; es la diócesis la que
les proporciona comida y alojamiento. El segundo, el mantenimiento de los puestos de
misión que no pueden sostenerse, porque su
población carece de medios. El tercero, los
Testimonios
programas de formación cristiana, como cursos, seminarios y retiros para laicos, ya que
una de las prioridades de la diócesis es la formación de pequeñas comunidades cristianas
y la participación de los laicos en la Iglesia.
El cuarto, la ayuda a las escuelas rurales para la educación de los niños que no pueden
pagar. Y el quinto, la remuneración de los catequistas y su formación y preparación; catequistas que predican la palabra de Dios a las
personas que están preparadas para recibir la
fe católica, que animan las comunidades cristianas de los pueblos y dirigen las oraciones
y la liturgia dominical en ausencia de sacerdotes. Por otro lado, una parte del dinero se
utilizó para la Asamblea de Pastoral Diocesana que adoptó nuestro Plan de Acción para el Año de la Fe.
Nuestro sincero agradecimiento a la Iglesia
en España por su amable ayuda a la archidiócesis de Dhaka. Les garantizamos nuestras constantes oraciones por el trabajo
misionero que llevan a cabo en participación y colaboración con nosotros.
MONS. PATRICK D’ROZARIO,
arzobispo de Dhaka (Bangladesh)
Me es grato informarles de en qué hemos invertido el subsidio ordinario que nos llegó de
Obras Misionales Pontificias de España a través de la Nunciatura Apostólica de Bolivia.
En el vicariato apostólico de Reyes hay 31
hermanas religiosas de diversas comunidades,
que trabajan en distintos campos pastorales y
sociales en nuestra jurisdicción. El subsidio
ordinario se ha utilizado como ayuda para la
remuneración de estas hermanas por su servicio pastoral y social; con esta remuneración
mensual ellas costean su vida diaria y dicho
trabajo pastoral a lo largo del año.
Contamos con hermanas que se dedican a
la educación de niños y jóvenes en los colegios y en diferentes centros de formación
que tenemos en el vicariato. Por otro lado,
estas mismas hermanas trabajan en la pastoral activa en las parroquias donde están prestando su servicio, tanto en la catequesis, como en la animación pastoral a favor de la
misión permanente.
Asimismo tenemos hermanas que se dedican a la misión rural y que trabajan muy de
cerca con las comunidades indígenas. La labor específica que desempeñan es el anuncio
del Evangelio, la promoción de la mujer y la
formación de niños, atendiendo centros nutricionales para mejorar la calidad de vida y
salud de estas personas. Otra particular labor
«¡Muchísimas gracias! Que Jesucristo, el Misionero del Padre,
colme de bendiciones a las comunidades de España,
haciendo que los fieles sean cada vez más discípulos misioneros».
Mons. Julio María Elías, obispo vicario apostólico del Beni (Bolivia)
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Testimonios
que desempeñan es formar jóvenes misioneros, que colaboren en la tarea de anunciar a
Cristo en sus familias, etc.
Otras hermanas se dedican a colaborar directamente con el plan pastoral de la parroquia y del vicariato; así, se ocupan de las familias, de los enfermos –como enfermeras– y
de la catequesis sacramental, que hemos
puesto como prioridades para nuestro trabajo
pastoral en este año. Cuatro parroquias están
a cargo de hermanas.
Cabe resaltar que es bastante duro el trabajo que realizan las hermanas religiosas en el
vicariato, puesto que en diferentes circunstancias tienen que recorrer muchos kilómetros para poder llegar hasta el lugar donde
prestan su servicio pastoral; y no solo eso, sino que también en muchas ocasiones tienen
que pasar por la selva, así como por los ríos
en pequeñas canoas que no son muy seguras.
Damos las gracias a las hermanas por este servicio misionero, y a ustedes, que nos
apoyan económicamente para que esta misión continúe día a día en nuestra jurisdicción del vicariato apostólico de Reyes.
Mencionamos también que contamos con
la presencia de seis hermanas carmelitas descalzas de vida contemplativa. Ellas no perciben ninguna clase de remuneración por el
servicio misionero de oración que prestan al
vicariato y a la Iglesia universal, pero sí son
de gran ayuda espiritual para nosotros, pues
sentimos su oración y su presencia cercana en
nuestra misión apostólica.
Agradecemos, en nombre de las hermanas,
su valiosa aportación y pedimos al Señor que
bendiga a todos los benefactores que hacen
posible que podamos cumplir en este vicariato nuestra labor misionera. Reciban nuestros
saludos fraternales.
MONS. CARLOS BÜRGLER,
Hermanos: ¡paz! Soy el párroco de la parroquia de Cristo Rey, que recibe una parte de la
ayuda enviada por ustedes a la diócesis de
Caxito. La utilizamos, junto con otras ayudas
y las contribuciones de miembros de la comunidad, para la construcción de una iglesia
en el barrio de Paraíso, que tiene una población estimada de 45.000 habitantes.
Este barrio de Paraíso, como los otros que
componen nuestra parroquia, es pobre y le
falta un poco de todo: escuelas, centros de salud, energía eléctrica, agua, calles adecuadas,
etc., y alguien podría decir que un lugar de
culto puede esperar. Sin embargo, nosotros
obispo vicario apostólico de Reyes (Bolivia)
párroco de la parroquia de Cristo Rey, Kicolo (Angola)
creemos que, para el verdadero crecimiento
del pueblo, una iglesia –con todo lo que significa en términos de comunidad, propuesta
de valores no pasajeros, educación en la solidaridad y en la donación, anuncio del amor
que Dios tiene por todos– es útil a la sociedad tanto y más que otras obras.
Doy las gracias a todos y les deseo mucha alegría en el camino de la solidaridad misionera.
P. MARIO CHERCHI,
«Nos agrada sentirnos parte de una Iglesia solidaria que nos
ayuda y acompaña con sus oraciones y ayudas materiales».
Mons. Miguel Olaortúa, obispo vicario apostólico de Iquitos (Perú)
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Liturgia
20 de Octubre - XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos y hermanas:
hoy celebramos en la Iglesia católica la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, con el lema
“Fe + Caridad = Misión”. Esta Jornada viene celebrándose desde 1926
y tiene como finalidad, en palabras
del Papa Francisco, “animar y profundizar la conciencia misionera de
cada bautizado y de cada comunidad, ya sea llamando a la necesidad
de una formación misionera más
profunda de todo el Pueblo de Dios, ya sea alimentando la sensibilidad de las comunidades cristianas a ofrecer su ayuda para favorecer la difusión del Evangelio en el mundo”.
En este Año de la Fe, deseamos ardientemente que la Buena Noticia alcance a todos los
hombres y mujeres de la Tierra. Son los misioneros y misioneras quienes, llenos de fe y
movidos por la caridad, continúan la misión salvadora de Cristo, haciendo presente el Evangelio en todas las partes del universo.
Dispongámonos a escuchar, desde la fe, la Palabra de Dios y a unirnos a Jesucristo, que
se nos entrega por amor, para ser enviados por la Iglesia como misioneros; porque, como
dice el Papa, “hemos recibido el don de la fe, no para tenerla escondida, sino para difundirla, para que pueda iluminar el camino de muchos hermanos”.
LITURGIA DE LA PALABRA
Contemplemos, en la primera lectura, a Moisés, en su actitud orante, pidiendo por el
pueblo que le había sido encomendado. Desde esta actitud contemplativa, descubramos en
las palabras de Pablo la necesidad de permanecer en la fe en Cristo Jesús y la urgencia de
anunciar, como misioneros, la Palabra de Dios sin desánimo y con esperanza. Por su parte, la parábola del Evangelio dibuja el perfil del misionero: perseverante en la oración y
fuerte en la fe.
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
Una vez más, tenemos la oportunidad de celebrar el DOMUND. Es una cita importante
en el caminar de la Iglesia, y este año es especial, porque la estamos viviendo dentro del
Año de la Fe; de ahí este lema tan bonito de “Fe + Caridad = Misión”. Esta Jornada nos recuerda a todos los misioneros y misioneras que han salido de nuestras comunidades, de
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Liturgia
El misionero
expresa y vive
la solidaridad más
extrema y radical,
ya que en él se
encarna la
entrega más plena
a los hermanos.
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nuestras ciudades y pueblos, y están presentes en todos los territorios de misión, anunciando
y dando testimonio del Evangelio con el sello de la sencillez, de la entrega total a aquellos
con quienes están compartiendo su fe y caridad.
Por todas partes se ha suscitado admiración por los misioneros y misioneras. Los medios de comunicación nos los muestran como son: pioneros y modelos de solidaridad. También ha despertado esa admiración el hecho de que los misioneros estén trabajando entre los
más empobrecidos del mundo, donde las expectativas de vida son de las más bajas, donde
abunda el hambre, donde la marginación y la explotación son una ofensa a la dignidad de
esas personas; sin olvidar que muchos misioneros y misioneras ponen en peligro su vida por
defender los derechos de los más pobres.
Sin embargo, muchas veces en esta admiración por los misioneros se ha dejado a un lado lo que constituye la clave de interpretación y valoración de sus vidas: ¿Quién es y dónde
está su fuerza? Muchos, quizás, no hayan sabido explicarse del todo las razones o motivos
que tienen los misioneros y misioneras para esa ejemplar solidaridad y entrega a los demás.
El papa Francisco nos lo aclara con estas palabras: “La Iglesia –lo repito una vez más– no
es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del
encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir
el mensaje de salvación que el Señor nos ha
dado” (Mensaje para la Jornada Mundial de
las Misiones 2013, 4).
En definitiva, se trata de vivir la fe y la
caridad a tope, con todas las consecuencias
que lleva consigo: dejar los padres, la familia, los amigos, el país, las costumbres, la
propia cultura..., para encontrarse con Cristo
en las gentes sencillas y pobres que buscaban
al “dios desconocido” en los territorios de
misión, y así poder gritar lleno de felicidad:
“Sé de quién me he fiado”. Nuestros misioneros y misioneras son nuestros “hermanos
universales”, porque gastan su vida por el
bien de todos los hombres, y son el ejemplo más elocuente de la superación de las divisiones existentes en el mundo por lo que respecta a las razas, a las ideologías, a las culturas...
El misionero expresa y vive la solidaridad más extrema y radical, ya que en él se encarna la
entrega más plena a los hermanos.
Por eso, todos los misioneros merecen nuestra admiración y ayuda. Ese es el mensaje
de esta nueva Jornada del DOMUND, que promueven por el mundo entero las Obras Misionales Pontificias; Obras que, como repetía recientemente el Papa, tienen el encargo “de
sostener la misión y de suministrar las ayudas necesarias” para que los misioneros realicen su labor. Además, el DOMUND nos recuerda que se requieren nuevas fuerzas, porque
la misión todavía está en sus comienzos: más de dos terceras partes de la humanidad no
conocen a Jesucristo.
Pidamos al Señor que llame a jóvenes de nuestras parroquias que quieran ser misioneros
y misioneras y tengan la valentía de seguir las huellas de aquellos que están entregando sus
vidas, o los mejores años de su existencia, en esta tarea tan maravillosa de solidaridad y
anuncio de la Buena Nueva. E imploremos, también, la protección de María, Reina de las
Misiones, en favor de todos los misioneros, para que anuncien con gozo el Evangelio.
Liturgia
ORACIÓN DE LOS FIELES
El DOMUND nos
recuerda que son
necesarias nuevas
fuerzas, porque
más de dos
terceras partes de
la humanidad no
conocen a Cristo.
A Jesucristo, que es luz y salvación para todos los pueblos, roguémosle confiadamente:
·
·
·
·
·
Por todos los cristianos del mundo entero, para que seamos testigos, con nuestra
palabra y nuestra vida, de la fe que profesamos.
Roguemos al Señor.
Por los que no creen en Jesucristo, aquí y en cualquier lugar del mundo, para que
puedan llegar a descubrir un día la alegría del Evangelio.
Roguemos al Señor.
Por las Iglesias de los países de misión, para que sean luz de esperanza en medio
de sus pueblos, y fuente de renovación para toda la Iglesia. Roguemos al Señor.
Por los misioneros y misioneras, que en todas las partes del mundo anuncian el
Evangelio, para que sientan la paz y la fortaleza de Dios que les bendice y les
acompaña en su labor. Roguemos al Señor.
Por todos los que participamos en esta eucaristía, para que nos sintamos responsables
de la acción misionera de toda la Iglesia y contribuyamos a ella según nuestras
posibilidades. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor Jesús, nuestra oración. Tú, el Hijo de Dios, el enviado del Padre, derrama
tu gracia y tu bondad sobre todos los pueblos de la Tierra, para que todos vivan la alegría de
tu salvación. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
DESPEDIDA
Hemos compartido con alegría esta celebración dominical. La expresión conclusiva “podéis ir en paz” no es otra cosa
que el envío misionero que recibimos todos nosotros, para que sepamos comunicar lo que acabamos de vivir aquí. Nos
lo recuerda el Papa en su Mensaje: “La
fe es un don que no se reserva sólo a
unos pocos, sino que se ofrece a todos
generosamente. [...] Y es un don que no
se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. [...] ¡Traigamos a este
mundo, a través de nuestro testimonio, con amor, la esperanza donada por la fe!” (Mensaje
para la Jornada Mundial de las Misiones 2013, 1.4). Que nuestra cooperación misionera
no se reduzca a un mero recuerdo de los misioneros el día del DOMUND, sino que nos
sintamos unidos a todos ellos con nuestra oración y nuestra ayuda continuas.
Isaac Benito Melero
Delegado Diocesano de Misiones y Director Diocesano de OMP de Segovia
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Vigilia de la Luz
INTRODUCCIÓN
“Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, esa que no tiene fin”
(Porta fidei, 15). Estas palabras con las que se dio inicio al Año de la Fe resuenan de manera especial en esta Vigilia de la Luz con motivo del DOMUND 2013, cuyo lema es “Fe
+ Caridad = Misión”.
En esta celebración queremos ahondar en el sentido de estos tres pilares de nuestra vida
cristiana. Por ello, nos pondremos a la escucha de la Palabra de Dios, teniendo presente la
realidad del mundo y descubriendo que la suma de la Fe más la Caridad es la Misión, para
orar por todos los misioneros y misioneras y unirnos a ellos.
SUGERENCIAS PARA LA AMBIENTACIÓN
1. Después de la introducción, apagar las luces (se encenderán tras la lectura que se refiere a la Fe), dejando encendido en el centro el cirio pascual.
2. Representar de alguna manera los cinco continentes (mapa, imágenes...).
3. Escoger cuatro lectores: introducciones, textos sobre la Fe, sobre la Caridad y sobre la
Misión.
4. Encender una vela al iniciar la presentación de cada continente (las velas pueden seguir los colores del rosario misionero). El primero la enciende directamente del cirio,
al segundo se la encendería –también del cirio– el primero, y así sucesivamente, simbolizando el proceso de transmisión de la fe.
PALABRA DE DIOS
Fe:
“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era
Dios. [...] En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. [...] El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo
hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el
mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (Jn 1,1.4-5.9-12).
Canto: «Ilumíname, Señor, con tu Espíritu»
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Vigilia de la Luz
Caridad:
“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi
amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para
que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el
que da la vida por sus amigos” (Jn 15,9-13).
Canto: «Ubi caritas», «Os doy un mandato nuevo», etc.
Misión:
“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos
en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros.
Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y
les dijo: «Recibid el Espíritu Santo»” (Jn 20,19-22).
Canto: «Como el Padre me envío, así os envío yo»
MIRANDO AL MUNDO
Asia.
Rico en espiritualidad y tradiciones religiosas, Asia es el continente más grande y
en el que vive el menor porcentaje de cristianos, que, a veces, sufren persecución. Ahí la
Palabra se hizo carne y de ahí se difundió el Evangelio al resto del mundo. En este continente, un desafío para el anuncio del Evangelio hoy, la fe se ha hecho caridad en personas
como Teresa de Calcuta.
Fe: “El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad
a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor” (Mensaje Cuaresma 2013, 1).
Caridad: “La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda... Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro
amor el rostro del Señor resucitado” (Porta fidei, 14).
Misión: “Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio” (Mensaje DOMUND 2013, 3).
«Siempre
debemos tener
el valor y la
alegría de
proponer,
con respeto,
el encuentro
con Cristo».
(Silencio para pedir por los misioneros en Asia).
Canto: «Laudate omnes gentes, laudate Dominum»
África.
Pronto llega el Evangelio a África: la Palabra de Dios hecha carne huye a
Egipto, el funcionario etíope bautizado por Felipe... Hoy, en este continente lleno de vida y
esperanza, la adhesión al Señor crece rápidamente. Las comunidades viven la novedad
evangélica y comparten su fe enviando misioneros a otras partes del mundo. La multiplicidad étnica y lingüística enriquece la vida de la Iglesia, Familia de Dios.
Fe: “La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme
certeza de que realmente es verdad que Dios es amor” (Mensaje Cuaresma 2013, 1).
29
Vigilia de la Luz
Caridad: “El amor es una luz –en el fondo la única– que ilumina constantemente a un
mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar” (Mensaje Cuaresma 2013, 1).
«El ‘sí’ de la
fe marca el
comienzo de una
luminosa historia
de amistad con el
Señor, que llena
toda nuestra
existencia».
Misión: “Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es siempre
eclesial... Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador que
nunca está solo, que forma parte de un solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo” (Mensaje DOMUND 2013, 3).
(Silencio para pedir por los misioneros en África).
Canto: «Iglesia peregrina»
Europa.
Pablo entra en Europa respondiendo a la invitación hecha en sueños por el
macedonio. De Europa saldrán miles de misioneros y misioneras que han esparcido el
Evangelio hasta los confines de la tierra. Sin embargo, los cambios socioculturales, con el
oscurecimiento del sentido de Dios, exigen un nuevo ardor misionero, que reclama mayor
autenticidad y coherencia. Educar a la misión es reeducar a la fe.
Fe: “El «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor,
que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido” (Mensaje Cuaresma 2013, 2).
Caridad: “La fe es conocer la verdad y adherirse a ella; la caridad es «caminar» en la verdad. Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta
amistad” (Mensaje Cuaresma 2013, 2).
Misión: “Quisiera animar a todos a ser portadores de la buena noticia de Cristo” (Mensaje
DOMUND 2013, 5).
(Recordando que estamos en el Año de la Fe, hacer la profesión de fe con la recitación del
credo).
Canto: «Id y anunciad» («Sois la semilla»)
América.
La Providencia se sirvió de Isabel de Castilla, que aceptó el ir a conocer
un mundo nuevo, a condición de que allí se anunciase el Evangelio. El beato Juan Pablo II
lo llamará “el continente de la esperanza”, porque allí reside el mayor número de católicos.
América está llamada a la misión, a dar desde su pobreza, como describía Puebla. El papa
Francisco es un regalo de esas tierras a la Iglesia universal.
Fe: “Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso [cristiano] en el
mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia»”
(Porta fidei, 14).
Caridad: “La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con
Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de este, a fin de
servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios” (Mensaje Cuaresma
2013, 3).
Misión: “En esta situación tan compleja, donde el horizonte del presente y del futuro parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más urgente el llevar con valentía a
todas las realidades el Evangelio de Cristo” (Mensaje DOMUND 2013, 4).
(Silencio para pedir por los misioneros en América).
Canto: «El testigo»
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Vigilia de la Luz
Oceanía.
Oceanía es el último continente al que llegó la Buena Nueva. Recordamos a misioneros como san Pedro Channel, marista francés, primer santo y Patrono de
Oceanía; el beato Juan Mazzucconi, italiano; y san Damián de Molokai, belga. Los misioneros han trabajado allí con heroísmo, en condiciones muy difíciles. Sigue siendo un reto
anunciar el Evangelio en la encrucijada intercultural de este continente.
Fe: “Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe
llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para
siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Cor 13,13)” (Mensaje Cuaresma
2013, 4).
Caridad: “La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la
dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17)” (Mensaje Cuaresma 2013, 2).
Misión: “Exhorto a los misioneros y a las misioneras, especialmente a los sacerdotes Fidei
donum y a los laicos, a vivir con alegría su precioso servicio en las Iglesias a las que son
destinados, y a llevar su alegría y su experiencia a las Iglesias de las que proceden” (Mensaje DOMUND 2013, 5).
(Silencio para pedir por los misioneros en Oceanía).
Canto: «Señor, tú que brillas en las tinieblas, danos tu luz»
(Cada participante se acerca a recoger una vela encendida).
ORANDO POR LA MISIÓN
Padrenuestro:
(Se hace oración con las velas encendidas). Conscientes de que al recibir la luz de Cristo
nos reconocemos miembros de una misma familia, con todos los pueblos, lenguas, culturas,
nos dirigimos al Padre con la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro...
Envío:
Se invita a cada participante a acercarse al frente para recibir la oración del DOMUND
como envío a la misión; al entregársela, se le dice: “El Señor te envía”.
«La fe nos hace
acoger el
mandamiento
del Señor y
Maestro; la
caridad nos da la
dicha de ponerlo
en práctica».
Canto: «Alma misionera»
Oración final:
Recitamos juntos la oración del DOMUND.
Despedida:
Canto final a María, Reina de las Misiones.
Canto: «Yo cantaré al Señor un himno grande»
Servicio Conjunto de Animación Misionera (SCAM)
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Servicio Informativo
Servicio Conjunto de Animación Misionera (SCAM) http://misionesscam.blogspot.com.es/
El SCAM está integrado por un equipo de misioneros y misioneras de distintos institutos religiosos y laicos, que
trabajan conjuntamente al servicio de la Iglesia local, para impulsar el espíritu misionero de todos los bautizados.
En su blog encontramos cumplida información sobre qué es el SCAM, quiénes lo
forman y cuáles son sus objetivos, así como recursos de animación para las principales jornadas misioneras. Destacan en esta página las actividades que este Servicio
puede prestar en las Delegaciones de Misiones, parroquias y colegios de las diócesis que lo soliciten. Por ejemplo, las visitas a colegios e institutos, en las que los
misioneros, con su testimonio, ofrecen a jóvenes y adolescentes la posibilidad de
entrar en contacto con la misión ad gentes, y la Semana Misionera, que el SCAM
puede organizar en las parroquias y comunidades que lo demanden, para ayudar,
con todo el equipo parroquial, a que la comunidad se haga misionera.
El Portal de los Misioneros http://www.portalmisionero.com/
Esta página –“punto de encuentro de los misioneros de la Iglesia católica del continente americano y España”– es
un espacio de comunión y participación misionera, que permite a los evangelizadores entrar en comunicación, formarse, apoyarse, compartir experiencias, reflexionar e informarse sobre la vocación misionera.
El Portal brinda numerosos servicios: una biblioteca con enlaces a documentos de
formación y espiritualidad misionera; una sección con recursos y materiales didácticos para ser utilizados con grupos misioneros, Infancia Misionera, familias, enfermos y ancianos, misiones populares, comunidades, etc.; foros de discusión misionera para debatir acerca de temas relativos a la evangelización y estar en contacto
con los misioneros que realizan su labor en el ámbito latinoamericano; enlaces a
organismos misioneros, grupos, comunidades, instituciones, congregaciones del
mundo hispanohablante...
Obras Misionales Pontificias (OMP) http://www.omp.es/
La web oficial de la Dirección Nacional de OMP de España explica cuáles son las Obras Misionales Pontificias y
sus carismas fundacionales. Desde ella se pueden descargar todos los materiales que edita OMP con vistas a las
grandes Jornadas misioneras que organiza –DOMUND, Infancia Misionera y Vocaciones Nativas–, así como recursos para el trabajo de animación misionera con niños, jóvenes, ancianos y familias. También permite acceder a las revistas de OMP –Gesto,
Supergesto, Misioneros, Illuminare y Enfermos Misioneros– e incluye OMPress, el
servicio de noticias misioneras que diariamente ofrecen las OMP de España.
A través de esta página se puede acceder a los más de 35 blogs de las Delegaciones
Diocesanas de Misiones de nuestro país, y se recogen las noticias que diariamente
publican. Asimismo, sirve de enlace para contactar con la web de las Obras Misionales Pontificias en Roma y con las páginas de las distintas Direcciones Nacionales
de OMP en todo el mundo que cuentan con este servicio.
Ana Fernández, OMP
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La misión, de Roland Joffé (1986)
Con no pocas inexactitudes históricas, la película está enmarcada en el siglo XVIII,
cuando el acuerdo político entre España y Portugal ordena el fin de las misiones jesuíticas. El P. Gabriel y Rodrigo encabezan dos formas distintas de resistencia. Aquel propugna el abandono total en las manos de Dios: “Si lo que vale es la fuerza, no hay lugar para el amor en el mundo”; este quiere hacer cuanto esté a su alcance para defender
a los indios. Cada cual a su modo, ambos se disponen a arrostrar los peligros del ataque
a la misión. Uno tiene el coraje de seguir avanzando, con la custodia alzada, seguido de
la cruz; el otro prepara la defensa armada. Ambos fracasan... aparentemente.
La historia de la misión de San Carlos brinda una buena ocasión para la reflexión sobre
el compromiso incondicional por la causa del Evangelio y el amor a los más desvalidos
que llega “hasta el extremo”. Además, invita a discurrir sobre el planteamiento dilemático de la actitud pacífica o el uso de la violencia para repeler una flagrante injusticia.
Teresa de Calcuta, de Fabrizio Costa (2003)
La película presenta la incomprensión y dificultades en los inicios de las Misioneras de la
Caridad, pero se centra en la figura de su fundadora, su fe y abandono en la Providencia,
que vertebran la obra caritativa y social por ella emprendida. En cada uno de sus semejantes sufrientes veía el rostro de Cristo, y le ofrecía acogida, amor y consuelo, dejando que
Dios hiciera el resto: “Yo soy un lápiz, Dios es el que escribe”.
Hoy sabemos que Madre Teresa sufrió muchos años la noche oscura. Pero el amor auténtico,
incondicional, es más fuerte que el enigmático silencio del Amado. Su relación personal con
Cristo, fundada en una vida de oración, estuvo marcada por una fe y confianza inquebrantables. En nuestro mundo, urgido por la planificación de los resultados y aturdido por los ruidos, la historia ejemplar de Madre Teresa y su hondura espiritual nos instan a la reflexión sobre la fidelidad en circunstancias difíciles y la entrega total y decidida en favor de los más
pobres, confiando siempre, no en las propias fuerzas, sino en el Amor que todo lo puede.
De dioses y hombres, de Xavier Beauvois (2010)
En el monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine (Argelia), ocho monjes llevan una vida de trabajo y oración, ejemplo de caridad y fidelidad a la llamada de Cristo, con un profundo respeto a las creencias del otro. Cuando el clima político se enrarece, la ola de violencia plantea a los monjes la difícil disyuntiva de permanecer en el
monasterio, con riesgo de su vida, o retirarse a un lugar más seguro, lo cual significa
abandonar a sus amigos musulmanes que tanto los necesitan. Por encima del odio y la
destrucción, resplandecerá el triunfo del amor: las muertes de estos monjes son el broche final de unas vidas de entrega a la causa del hombre por amor a Cristo.
La película, conmovedora en la presentación de unos hechos reales acaecidos en 1996,
da que pensar: sobre la voluntad de respuesta incondicional a la llamada que pide la entrega a los hermanos más desfavorecidos y el valor de la oración para el discernimiento
espiritual; sobre la fraternidad y el mutuo respeto frente a fundamentalismos excluyentes.
M.ª Ángeles Almacellas, Escuela de Pensamiento y Creatividad
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Servicio Informativo
E
l primer director de Obras Misionales Pontificias en España (de 1926 a 1968),
D. Ángel Sagarmínaga, solía rematar intervenciones y congresos con una frase característica: “Gracias y más”. Hoy hay que repetirla.
“Gracias y más”, porque, a pesar de las dificultades económicas que pasan muchas de
nuestras familias, en 2013 España ha sido el segundo país del mundo que mayor cantidad ha
puesto a disposición de la Secretaría General de la Obra Pontificia de la Propagación de la
Fe, para su envío a los territorios de misión:
“Gracias y más”, porque, desde el inicio de la crisis, de 2008 a 2013, nuestro país ha enviado a Roma, a través de OMP, un total de 145.805.825,81 $ con destino a las misiones.
“Gracias y más”, porque esta es una aportación “en Iglesia”, que se suma, en el Fondo
Universal de Solidaridad, a la de los católicos de todos los países, hasta suponer, también de
2008 a 2013, una contribución global de 997.344.930,94 $ –casi mil millones de dólares– para ayudar a cubrir necesidades misioneras.
“Gracias y más”, igualmente, por todo el tiempo, oración y sacrificio que ofrecen por la misión de la Iglesia multitud de personas en todos los rincones de nuestra geografía y del mundo.
“Gracias y más” por tener presente lo que el papa Francisco nos recuerda (Homilía, 22
y 23-4-2013; Discurso, 15-3 y 17-5-2013): que, porque “Jesús es la única puerta para entrar
en el Reino de Dios” y porque “no es posible encontrar a Jesús fuera de la Iglesia”, nos corresponde la responsabilidad y la alegría de, respetando la libertad de todos, “anunciar de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo el hombre y de todos los hombres”;
y es que –nos dice el Santo Padre– “la vida de la Iglesia y de las Iglesias es misión, y es misión universal”.
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