“MOBBING, LA PESADA CARGA DE PROBAR”1 Marinés Babugia “Los hombres se atreven más a ofender al que se hace amar que al que se hace temer, porque el afecto no se retiene por el mero vínculo de la gratitud, que, en atención a la perversidad ingénita de nuestra condición, toda ocasión de interés personal llega a romper, al paso que el miedo a la autoridad política se mantiene siempre con el miedo al castigo inmediato, que no abandona nunca a los hombres”. Maquiavelo Para el Profesor Iñaki Piñuel y Zabala: Este tipo de violencia tiene la característica diferencial, respecto de otros tipos de violencia que se presentan en la empresa, de no dejar rastro, ni señales externas, a no ser las del deterioro de la víctima…Se trata por ello de un crimen limpio del que no queda huella y en el que la carga de la prueba suele resultar complicada y costosa. Es un asesinato limpio del que no queda ni rastro.2 Para este distinguido autor español, el tema de la prueba en este fenómeno es un tema central y, en concordancia con esta apreciación, en la tapa de su obra cita al precursor Heinz Leymann con su célebre frase: En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el que una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesada ante un Tribunal. La complejidad que destaca a este tipo de violencia, hace que también los medios probatorios que nos permitan acreditarla en una instancia judicial, también lo sean. Y digo esto porque al intentar probar, es muy importante que la víctima en algún 1 Ponencia presentada en el 4º Congreso de Derecho Laboral y Relaciones del Trabajo - X Congreso Nacional de Derecho Laboral de la SADL (Sociedad Argentina de Derecho Laboral), VI Congreso Internacional de Relaciones del Trabajo de ARTRA (Asociación de Relaciones del Trabajo de la República Argentina) y VI Encuentro de Maestrandos (Maestría en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero –UNTREF-)-, desarrollado en el Hotel Esplendor, Complejo Arena Maipú, Mendoza, los días 25, 26 y 27 de octubre de 2012. Extraído del trabajo de tesis de Marinés Babugia, para UNTREF : “El Acoso Laboral y sus medios probatorios”. 2 Piñuel y Zabala (2001), p. 56. 1 punto -si aún sigue en el ámbito de trabajo- descubra qué le está ocurriendo y logre protegerse de los continuos ataques de su agresor o agresores. Es ella quien, en definitiva, debe lograr desenmascarar a este psicópata organizacional, tamaña tarea para alguien que seguramente se encuentra diezmado psicológicamente y, en algunos casos extremos, al borde del suicidio. Para la Dra. Laura Viviana Díaz3, la jurisprudencia nacional sostiene como válido cualquier medio probatorio para acreditar este tipo de acoso, teniendo en cuenta que se requerirá por parte de los jueces la búsqueda de la verdad real para lograr una eficiente aplicación de las normas jurídicas. Sin perjuicio de ello y de la aceptación de los diversos medios probatorios, el problema se centra en la producción de tales medios. De esta primera aproximación surge que deben distinguirse dos momentos a los fines de probar: cuando la víctima aún sigue trabajando y cuando la víctima está fuera de la organización. 1. Preparar a la víctima y al medio probatorio El vocablo prueba deriva del latín probe que puede traducirse como buenamente, rectamente u honradamente, o según otros autores, de la palabra probandum que significa recomendar, aprobar, experimentar, patentizar o hacer fe, según expresan varias leyes del derecho romano. En su acepción lógica podría decirse que prueba es demostración o comprobación de la verdad de una proposición, cualquiera fuera su naturaleza.4 Demostrar, comprobar, acreditar, distintos sinónimos de una misma intencionalidad cual es la de probar una situación de hecho, que se plasma en una pretensión judicial a través de diversas afirmaciones o negaciones de las partes intervinientes. Sin embargo, cuando tal hecho o situación se desarrolló entre el ejecutante de una acción y su receptor, la demostración del mismo se torna ardua, ya que nos encontramos ante dos posibles verdades y por ello objetivar la situación dependerá de la interpretación de los operadores jurídicos, que en más de una ocasión sólo contarán con la manifestación unilateral de una de las partes. Citando al maestro procesalista Devis Echandia, Kielmanovich destaca en su obra: Sin la prueba del derecho estaríamos expuestos a su irreparable violación 3 4 Díaz (2007), p. 25. Kielmanovich (2004), p. 21. 2 por los demás, y el Estado no podría ejercer su función jurisdiccional para amparar la armonía social y secundariamente restablecer el derecho conculcado. Gráficamente expresa ese concepto el viejo adagio: tanto vale no tener un derecho, cuanto no poder probarlo.5 La importancia de poder probar un derecho y la dificultad de ello, se acentúa a la hora de iniciar un proceso por mobbing, por dos situaciones; en primer lugar, en muchos casos la víctima de mobbing no conoce siquiera que derecho es titular ante tal ataque solapado y, en segundo lugar, la falta de recepción de esta figura en el sistema jurídico argentino hace que la cuestión se encare dentro de una notoria diversidad jurídica. De ello inevitablemente surgirá la complejidad de probar este fenómeno. Como enseña Muñoz Sabaté, quien se centraliza procesalmente en el problema de la prueba: o provare o soccombere. Esta es la sublimación de todas las problemáticas. También aquí sabemos mucho los abogados de cuántos y cuántos desistimientos hemos tenido que imponer a nuestro clientes, lesionados injustamente en algún derecho subjetivo, por causa exclusiva de las dificultades que se daban en probar los hechos constituyentes de su pretensión jurídica. Y nada digamos ya de la angustia de los jueces al verse incapaces de desentrañar la verdad histórica, que pende en el proceso como una terrible incógnita, y a través de la cual les corresponde la inmensa responsabilidad de dictar sentencia. Esto es así por cuanto la norma jurídica supone ciertos y determinados hechos a los que asigna consecuencias o efectos jurídicos para el caso de su inobservancia.6 En el caso que nos ocupa, no tenemos norma concreta y específica que efectivamente disponga una sanción para la conducta tipificada como mobbing o acoso laboral. Por esta razón enfatizo que una ley que pondere la figura del mobbing, con sanciones puntuales y que sólo amerite la denuncia del trabajador, fundado por supuesto en algún tipo de prueba ante un órgano administrativo, podría por lo menos aminorar la problemática del acoso laboral y evitar que se lleguen a renuncias intempestivas de los trabajadores a sus puestos de trabajo, como así también daños irremediables como serían grandes incapacidades laborales suicidios. 5 6 Kielmanovich (2004), p. 22. Kielmanovich (2004), p. 37. 3 o Ahora bien, volviendo al tema de la prueba, en el marco jurídico que nos toca, necesariamente para encarar una demanda por mobbing son necesarias pruebas contundentes, más aún teniéndose en cuenta el desconocimiento social de este fenómeno y de sus consecuencias. El simple hecho de informar respecto de este flagelo a los trabajadores en forma masiva haría que las consultas jurídicas se incrementasen. Y es allí donde los operadores jurídicos desempeñarán un rol preponderante, ya que no sólo deberán vislumbrar si se encuentran ante una situación de mobbing, sino que y para el caso de que la víctima no hubiese renunciado al trabajo aconsejarla de manera concreta. Se trataría entonces de una suerte de “Prepara Medio Probatorio”; para ello, no sólo la víctima debe tener suficiente asistencia psicológica sino también jurídica. El autor Abajo Olivares7 sugiere a las víctimas que busquen testigos, acudan a sus familiares y amigos, desactiven emocionalmente la relación con el acosador. Para ello, este autor entiende que la víctima debe buscar ayuda especializada, y no reaccionar con más violencia, ya que esa actitud podría volverse en su contra, ya que en más de una ocasión intentarán culparla. En esta instancia, que es cuando la víctima vislumbra que algo le ocurre, pero no sabe con exactitud qué y consulta a un operador jurídico, me atrevo a decir que es el momento donde la idoneidad de las pruebas puede ser determinante. Aconsejar a la víctima actúe con prudencia y cautela reclutando todo tipo de prueba, mails, órdenes por escrito, memorandum internos, puede otorgar al juicio un grado de acierto muy positivo. De esta forma el hecho denunciado tomará la suficiente envergadura jurídica y el juicio no será tachado de huérfano de pruebas, como ocurre en la mayoría de estos casos. Sin caer por ello en la denominada “prueba ilícita” o ilicitud de los medios con que se ha procurado, la que a mi entender carecería de toda eficacia, aunque para algunas posturas como la de Cardozo, podría tener algún tipo de efecto mediato o derivado; para otros también podría imprimírseles un valor indiciario. Kielmanovich8postula que tal prueba es de nulidad absoluta y por tanto ineficaz por interesar una norma de orden público como las que regulan la admisibilidad de un medio de prueba y 7 8 Abajo Olivares (2004),pp. 168-169. Kielmanovich (2004),p. 151. 4 contravenir derechos constitucionales. Vinculado con el mismo propósito de seguridad que persigue el constitucionalismo moderno, se halla el principio de legalidad , nuestra constitución lo formula expresamente en la parte del art. 19 donde consigna que nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda , ni privado de lo que ella no prohíbe. Como todo el orden jurídico se basa en la constitución, que está por encima de la ley, la primera ley a tomar en cuenta es la constitución9. Así enseña el maestro Bidart Campos respecto de los principios de legalidad y razonabilidad que deben estar presentes en todo el sistema jurídico tanto sustancial como procesal. Quien esté sufriendo cualquier tipo de violencia en el trabajo, no puede valerse de medios que violenten los derechos de otros y hasta incluso de su mismo agresor; la máxima constitucional non alterum non ladere, no se invalida porque alguien se sienta “víctima” de un ataque. De lo contrario estaríamos ante la mismísima “ley del ojo por ojo diente por diente”, transformando al campo laboral en un verdadero campo de batalla, del que sólo se reportarían soldados heridos y desaparecidos. 2. La anticipación probatoria: una buena herramienta Distinto es si se obtienen las pruebas necesarias, dentro un marco de autorización judicial como puede ser la “anticipación probatoria”; se trata de medidas cautelares, que podrán ser admitidas cuando el trabajador acredite la verosimilitud del derecho que invoca y el peligro en la demora, estando eximido de la contracautela. Hay coincidente doctrina en el sentido que estas medidas participan de la naturaleza jurídica de una cautelar, referida al ámbito probatorio. Se trata de asegurar la producción de una prueba en forma anticipada, frente al riesgo de que diferentes circunstancias la tornen imposible o dificultosa. A diferencia de las medidas cautelares sobre bienes o personas, cuya finalidad inmediata es la protección del derecho sustancial; con el aseguramiento de prueba el objetivo perseguido es una parte fundamental del proceso: la prueba.10 9 Bidart Campos (1997),p. 514. Livellara & Porras (1992), p. 201. 10 5 Por tanto, como primera medida es importante conocer a la figura del mobbing en su integralidad, a efectos de comprender si la situación denunciada o padecida por el trabajador puede encuadrarse dentro de esta conducta de acoso; una vez identificada, debe distinguirse qué extremos deben probarse si se tomara la decisión de emprender una instancia judicial. Para la Dra. Laura Viviana Díaz, en su obra Acoso Laboral ¿Un flagelo Negociable?, esta situación puede ser tratada a través de los métodos de resolución adecuada de conflictos.11 La autora cita al maestro Alfredo Colombo, quien refería que la misión de la justicia es menos jurídica que moral y educadora, pues en todo ello lo jurídico es apenas pretexto y apariencia. A mi juicio, las propuestas de resolución adecuada de conflictos (mediación, conciliación, facilitación, arbitraje) de la destacada autora, resultarían por demás satisfactorias en la fase previa a la judicial, es decir, cuando el conflicto está dentro de la organización. A más de ello, ante la problemática que se viene describiendo respecto de la prueba dentro de este fenómeno, puede inferirse que solucionar el conflicto de manera previa y a través de la libre autocomposición que emerge de un acuerdo entre partes evitaría desgastes jurisdiccionales innecesarios. Sin perjuicio de ello y volviendo al tema en trato que es la prueba del mobbing, deben identificarse los extremos que deben acreditarse en el marco de un proceso judicial ante una situación de acoso laboral y delimitar cuál o cuáles son los medios probatorios más idóneos a ese fin. 3. ¿Qué extremos deben probarse una vez identificada la violencia laboral dentro de la figura del Mobbing? Así la Dra. Laura Viviana Díaz12 entiende que deben demostrarse concretamente dos tópicos: 1-La finalidad del hostigamiento, esto es que la finalidad del acosador sea perjudicar la integridad psicofísica del trabajador. 2-La existencia de daños psíquicos o físicos; es obvio que cada persona reacciona de una manera diferente frente a distintas situaciones que lo afectan emocionalmente, algunos tienen más resistencia que otros y en particular no 11 12 Díaz (2007), pp.77-113. Díaz, (2007), p.25 6 somatizan. Siguiendo esta línea de pensamiento debe demostrarse la existencia de un elemento subjetivo, cual es la finalidad o el deseo del acosador de hacer daño y por otro lado un elemento objetivo que es la ocurrencia de un daño; tales elementos deben estar debidamente conectados por un nexo de causalidad. Sin embargo, en los procesos judiciales los profesionales que se ven en la tesitura de defender a una víctima de acoso moral, con lo primero que se encuentran es una falta abrumadoras de pruebas; y lo segundo un cliente potencial con “reacciones especiales”. Al ser el mobbing un fenómeno nuevo, nada en su devenir profesional los había preparado para lo que van a encontrar; las actitudes de un cliente afectado por mobbing nada tienen que ver con las reacciones habituales de un trabajador/a que ha visto mermado sus derechos laborales y que inicia una serie de acciones judiciales para restaurarlos y/o compensarlos. Una de los grandes escollos en los procesos judiciales por mobbing consiste en la dificultad de poder disponer de pruebas directas, motivada por el deseo del acosador de dañar a la víctima sin reconocerlo, a modo de “tirar la piedra y esconder la mano”; existen tres razones por la cuales es difícil acopiar elementos probatorios, a saber: una es porque el ejercicio de la violencia es sutil, la segunda porque todo el proceso violento es negado mediante el engaño y la tercera porque pretende encubrir un fraude.13 Un proceso judicial por mobbing consistirá en la intención por parte del acosador principal en seguir aplicando violencia psíquica contra la víctima, esta vez a través del mal uso de las instituciones judiciales. La Dra. Lydia Ramírez Guevara, en su ponencia presentada en el V Encuentro Interamericano de Derecho laboral y Seguridad Social, en La Havana, en el 2005, realiza una interesante distinción respecto de los extremos que deben probarse en el mobbing, la que transcribo: 1- Prueba Material: Consiste en que el acosado, para fundamentar su demanda, puede efectuarla en forma de escrito, grabación, orientaciones dejadas por su jefe u otras. 2- Prueba Psicológica: Se refiere a los rastros que deja en la salud del trabajador, como evidencia contundente y que puede formularse a 13 Cofré Moyano (2007). 7 través del testimonio médico o brindado por un psicólogo que podrá atestiguar desde cuándo se ha deteriorado la salud del trabajador y la causa de dicho deterioro.14 Esta distinción hace referencia a la prueba en dos circunstancias: por un lado el acoso y por otro el daño de la víctima, dentro de las cuales también deberá acreditarse el debido nexo de causalidad. En virtud del aumento en el número de casos por mobbing y sus consecuencias en la integridad psicofísica del trabajador, y frente a la posibilidad cierta de un daño, apreciable de valor pecuniario y por consecuencia resarcible, debemos tener las siguientes pautas que permitan concluir que estamos frente a una dinámica de exclusión y estigmatización del trabajador/a. Las tres dificultades para determinar un caso de mobbing son: en primer lugar, evitar la confusión con otras patologías laborales15, siendo necesario no confundir las pruebas específicas de mobbing con daño a la víctima y hacer un buen diagnóstico diferencial; y en segundo lugar, consiste en distinguir los diversos engaños en torno al fenómeno del mobbing, y para ello habrá que saber diferenciar una situación verdadera de acoso moral de otras; como el denominado “falso mobbing” (cuando el acosador se hace pasar por víctima), patologías mentales (paranoia) y simuladores conscientes. Existe, si se quiere denominar así, una tipología de acoso, que nos ayudaría a examinar qué tipo de medio probatorio resulta pertinente en cada caso. Las conductas de mobbing descriptas por Zapf, Knorz16y Kulla en 1996, agrupadas en siete bloques: medidas organizacionales, aislamiento social, vida privada, violencia física, actitudes, agresiones verbales y rumores, reportan aquellas conductas sujetas a prueba; para estos autores, existen cuatro tipo de acosos: estratégico, de dirección, perverso y disciplinario, que a los fines de vislumbrar los extremos que deben probarse, resultan de gran utilidad. - Acoso Estratégico: Acoso del timo o fraude por excelencia. De tipo institucional, porque forma parte de la estrategia de la empresa que tiende a los “despidos” evitando pagar indemnizaciones. 14 Mac Donald (2008), p. 125. Ponencia “Prueba Testifical: ¿Cómo detectar el falso mobbing? 1º Jornada de Análisis Integral, en el V Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios del Trabajo, Mesa Violencia y Trabajo, mayo de 2006. 15 16 Abajo Olivares (2004), p. 85. 8 - Acoso de Dirección: Ejercido por la dirección de la institución, se trata de un mobbing de gestión u organizativo, y puede tener dos objetivos: eliminar a un trabajador poco sumiso o forzar situaciones de esclavismo o precarización laboral. Eliminar a un trabajador que “no entra en el molde”. También la víctima del acoso será aquel trabajador que tiene genio, el que tiene una excesiva brillantez en sus tareas, aquel que es representante del personal sin estar sometido al manejo del patrono o aquel (aquella) cuyo lugar se quiere para otro. - Acoso Perverso: Es el que se da en la mayoría de los casos, corresponde a la totalidad de los casos de acoso horizontal y de acoso vertical ascendente, y a algunos casos, menos, de acoso vertical descendente o bossing. Se presenta como un manipulador, que sólo manifiesta su verdadera naturaleza y/o personalidad frente a la víctima sin testigos. Muy seductor, consigue fácilmente la confianza de los demás, les hace sentir su vida privada para devolvérselo en plena cara en sus ataques. La víctima observa que habla amablemente delante de otros; en cambio, la ignora o humilla cuando están solos. Tiene sobre todo un actuar absorbente, en esto se iguala con los chantajistas emocionales, que son los que chupan o absorben la energía de sus víctimas, hasta el agotamiento total de éstas, y que no se satisface nunca. Cuando acaba con una víctima, allí siempre tendrá otra. Nadie está a salvo, ya que su conducta es tal que consigue poner a la sociedad contra la víctima del mobbing. Esta persona provoca el desorden y el caos en cualquier departamento y/o lugar donde trabaje. - Acoso Disciplinario: Puede tener varios objetivos; llevar a la víctima a comprender que debe entrar en el molde, o castigarla si no lo hace. Es la categoría utilizada contra los delegados y otros cargos electos, o contra todos aquellos cuyo carisma o competencia en sus funciones laborales hace sombra al instigador del acoso. Utilizado frecuentemente para deshacerse de los individuos “demasiados enfermos”, mujeres que tuvieron la imprudencia de anunciar su embarazo, figuras similares a discriminación por sexo, racismo etc., o empleados que podrían denunciar fraudes y/o manejos en la institución donde prestan sus funciones. Diferenciar el tipo de acoso nos permite esgrimir los extremos por probar en particular, como así también evaluar con éxito la pertinencia del material probatorio, así: Respecto del acoso estratégico, disciplinario y de dirección se puede colegir que una prueba pertinente será la escrita a través de las reiteraciones de sanciones, por 9 motivos inventados o aparentes, la víctima podrá impugnar tales actitudes a través de los medios legales pertinentes o a través de misma organización, como así también a través de las testimoniales de sus compañeros que en más de una ocasión habrán pasado por las mismas situaciones, ya que se trata de un acoso vertical implementado como política empresarial; entiendo que este tipo de acoso responde a otras causales, como pueden ser políticas económicas de la empresa, reducción de personal, etc. Sin embargo, el problema de la prueba se vuelve casi diabólico en el tipo de acoso perverso debido a la sutileza con la que el hostigador cercena y doblega a su víctima, la que es digna de la obra “El Príncipe de Maquiavelo”. Obviamente, quien ejerce este tipo de acoso es una persona hábil e inteligente y logra que sus espectadores crean lo que él quiere respecto de la víctima que pretende eliminar, es una forma de perversión dentro de la organización de trabajo; estamos aquí frente al psicópata organizacional por excelencia. También llamado un “Hannibal Lecter Organizacional”, por el maestro Abajo Olivares, nos encontraríamos aquí tras un asesino serial dentro de la organización, que sin duda tiene lo que expertos denominan “cadáveres en el armario”. Expresa el autor que se trata de individuos que tienen un historial de víctimas, se trataría entonces de una personalidad psicopática que necesita hacer daño y que disfruta de ello. En el mismo sentido se expresan autores como Iñaki Piñuel y Zabala, Marie France de Hirigoyen y José Luis González de Rivera.17 Se trata del psicópata organizacional, quien a través de dos técnicas -que son la manipulación y la capacidad de seducción- logra hacer una rápida escalada de poder sin importar los medios empleados. “El fin justifica los medios”, supuesto señalado por Nicolás Maquiavelo, en su célebre obra El Príncipe, tratado en su capítulo VIII, “ De los que llegaron a ser príncipes por medio de maldades” y así expresa: De aquel que de simple particular asciende a príncipe, lo puede hacer todavía de otros modos, sin deberlo todo al valor o a la fortuna, no conviene yo tratar de uno o de otro de esos dos modos, aún reservándome discurrir con más extensión sobre el segundo, al ocuparme de las repúblicas, El primero es cuando un hombre se eleva al principado 17 Abajo Olivares (2004), pp. 95-96. 10 por una vía malvada y detestable y el segundo cuando se eleva con el favor de sus conciudadanos.18 Volviendo al tema que nos ocupa, el acosador no emplea medios que dejen rastros de delitos tipificados por el derecho penal, ya que se concentra específicamente en la manipulación de lo cultural, los significados y la comunicación que definen la identidad social del acosado. Citando a los autores Francisco Fuertes Martínez y María Alonso Fabregat, en la Arqueología del mobbing, la Dra. Viviana Díaz19 referencia esta conducta tan propia del acoso perverso, que nos transporta al duro terreno de la llamada “prueba diabólica”. Y es entonces aquí donde la prueba testimonial se vuelve obsoleta, la pericial es muy relativa, quizás sólo podría probarse este tipo de acoso con la intervención debida del departamento psicológico de la empresa, el que -realizando un buen diagnóstico- podría dar con este acosador solapado socarrón y manipulador, que engaña con astucia y habilidad categóricas. La prueba pericial resulta ser entonces uno de los medios para llegar a buen puerto a la hora de acreditar al mobbing propiamente dicho o mobbing perverso. 4. La relevancia de la prueba pericial: Puntos de pericia Uno de los medios para llegar a buen destino en este tópico, es a través de los informes periciales, los cuales tendrán dos objetivos: el primero será determinar la existencia o no de un caso de acoso laboral, y el segundo consistirá en determinar la afectación sobre la salud del trabajador/a y su reacción con las condiciones laborales. Los objetivos de la pericia serán entonces primeramente en hacer un diagnóstico y responder a la pregunta ¿es o no acoso moral? Y, en segundo lugar, identificar las consecuencias del mismo sobre la víctima, mediante la tasación del daño. Los tres tipos de pericia a los fines de determinar el acoso laboral son: la pericia médica, la que determinará el grado de afectación sobre la salud del trabajador, básicamente a través de la constatación de los síntomas físicos de las alteraciones psicosomáticas y de las secuelas. La pericia psicológica, útil para precisar las alteraciones sobre la salud emocional del trabajador, así como el contexto 18 19 Maquiavelo (2003), p. 45. Díaz (2007), p. 24. 11 organizacional donde emergió el caso puntual. Y la pericia social20, que será la base determinante del mobbing, dado que el acoso moral en el trabajo es un fenómeno social. Este ultimo tipo de pericia podrá determinar la existencia de un caso de mobbing mediante tres pasos: el primero consistirá en el listado y detalle de las conductas de acoso; el segundo, en la determinación del tipo de acoso y el tercero, en probar la fase en que esta la víctima. Una vez que el perito social ha podido detectar el tipo concreto de acoso, se impone conocer en qué fase se encuentra el proceso de hostigamiento, reconociéndose siete fases o etapas21 a saber: fase de seducción, de conflicto propiamente dicho, la fase de intervención del entorno y de la empresa, la de marginación y por último la fase de recuperación. En Mendoza, un ejemplar precedente de la Sala Segunda de la Excelentísima Suprema Corte de Justicia en la causa N° 86.883, caratulada "ACEVEDO CARIGLIO CLAUDIA GRACIELA EN J° 29.713 ACEVEDO CARIGLIO C.G. C/BANCO SUQUIA S.A. P/ENF. ACC. S/INC." (28/11/2007), admitió un reclamo por mobbing, al valorar correctamente la prueba de certificados médicos y pericial rendida en la causa; este importante precedente hecha por tierra el mito de que el acoso laboral sólo puede acreditarse por la prueba testimonial; se transcriben las partes pertinentes: La sentencia impugnada no hizo lugar a la demanda formulada…por enfermedad accidente. Consigna la Cámara que “la pericia médica realizada da cuenta que la actora padece reacción vivencial anormal neurótica grado III, y la perito informa que en tal diagnóstico se ha tenido en cuenta la personalidad de base, antecedentes, experiencia laborales frustradas. Indica que los factores han sido la causa desencadenante de la dolencia…Y a continuación agrega que no se ha acreditado el nexo causal entre las dolencias y las condiciones de trabajo, porque la actora no ha rendido las testimoniales ni ha demostrado la conducta atribuida a la demandada. 20 Marina Parés Soiva: Peritación Social “La ayuda en los procesos judiciales por mobbing, en el V Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios del Trabajo, Mesa Violencia y Trabajo, mayo de 2006. 21 Ponencia “Las Fases del acoso moral en el trabajo”; en el V Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios del Trabajo, Mesa Violencia y Trabajo, mayo de 2006. 12 El máximo Tribunal de Mendoza revirtió esta errónea valoración de las pruebas aportadas: “…. Y debido a la naturaleza de la relación existente entre el trabajador (acosado) y el empleador (acosador o agresor), en muchas ocasiones le resultará muy difícil al trabajador acosado lograr producir la prueba testimonial -como aconteció en autos- porque el empleador, y sobre todo si pertenecen a la jerarquía de directivos se limitará a negar los hechos de acoso, a la vez que los compañeros de trabajo por temor a perder el empleo no colaborarán con la víctima. A raíz de ello, desde la doctrina se ha proporcionado un aporte valioso al introducir la idea de solidaridad y colaboración de las partes en la etapa probatoria, (RES-TON, Ángel, "Mobbing: problemáticas y tratamiento", en L.L. DJ-2006-III-914; BARBADO, Patricia B., "El acoso psicológico en el ámbito laboral (mobbing). Su tratamiento en la jurisprudencia española", JA-2004-IV-923). La elaboración de la teoría de las pruebas leviores, aplicable a los asuntos en que resulta difícil cumplir la carga de la prueba por circunstancias ajenas al titular, busca tomar conciencia de las dificultades que ofrece el tema entorno de la prueba, y evitar que ello sea sinónimo de impunidad para que el acosador sea quien resulte beneficiado, y permitir que los jueces cumplan con su deber de esclarecer los hechos controvertidos.22 Este precedente abrió la brecha respecto de la amplitud probatoria del fenómeno en estudio y además introdujo un tema de vital importancia como lo es el de la carga de la prueba, alimentando así nuevas esperanzas en el ámbito probatorio de esta problemática. La Suprema Corte de Justicia de Mendoza logró rebatir el fallo de Cámara que coartaba de manera determinante el derecho de un trabajador enfermo a causa de mobbing y que, como en la mayoría de los casos en que se ejerce este tipo de violencia solapada, no contaba, con la prueba de las pruebas, en materia laboral: la prueba testimonial. 5. Prueba testimonial: apertura en su valoración 22 SCJM causa N° 86.883, caratulada: "ACEVEDO CARIGLIO CLAUDIA GRACIELA EN J° 29.713 "ACEVEDO CARIGLIO C.G. C/BANCO SUQUIA S.A. P/ENF. ACC." S/INC.", 28/11/2007. 13 Testigo es aquel sujeto que a través de sus sentidos ha podido captar algún hecho. Se ha indicado que el testimonio es un acto humano dirigido a representar un hecho no presente23. La materia u objeto del testimonio son los hechos afirmados, alegados, no admitidos o controvertidos y conducentes, en general pasados aunque podrían ser subsistentes, realizados por terceros o incluso en los que haya tenido participación. El testigo declara sobre hechos percibidos por sus sentidos y ello parece lógico pues el hombre conoce naturalmente a través de ellos, pero no puede restringirse la prueba testimonial sólo a lo percibido. El testigo puede y debe declarar sobre los hechos percibidos directamente por él y sobre los que le fueron referidos -el llamado testimonio de oídas, de referencia o de segundo grado-. Pero también debe deponer sobre sus deducciones o conclusiones, sobre los juicios lógicos que ha realizado, sobre su participación en los hechos, e incluso sobre relaciones jurídicas. Es que bien explica Facón citando a Florian que “para que el testigo pueda narrar el hecho, es necesario que en su mente haya tenido lugar, aunque sea rápidamente, una elaboración crítica de sus circunstancias, un trabajo de selección, una coordinación racional, es necesario que haya hecho una síntesis orgánica de las percepciones individuales y de su conjunto.24 Esta última concepción de la prueba testimonial, es muy importante a efectos de acreditar este flagelo, es decir, no sólo acotar la prueba testimonial a lo percibido únicamente por los sentidos de los testigos, sino también por la elaboración racional que pudo realizar esta persona respecto de determinada situación de acoso. Por eso, es atinada la reflexión de Kielmanovich de que testigo declara sobre hechos conocidos por él, idea más inclusiva que la reducida a la percepción.25 Aclara Liebman que, además de las percepciones directas, el testimonio puede comprender las observaciones, las relevancias, las deducciones por el mismo hechas o sentidas hacer a otros, en relación con los hechos percibidos, recuerdos, etc., observaciones y deducciones que hacen en todo caso parte integrante del testimonio y serán todos juntos sujetos a la apreciación judicial26 Apreciar los testimonios producidos dentro del marco de estas concepciones 23 Carnelutti (1955), p. 122. Gianella (2009), pp. 302-303. 25 Kielmanovich (2004), p.199. 26 Gianella (2009), pp. 303-304. 24 14 permitiría ampliar el espectro probatorio de este acoso, ya que -como antes se ha dicho- es muy difícil que el acosador haga gala de su perversión frente a todos y de manera explícita; sin embargo, si los testigos al declarar pudieran hacerlo comentando apreciaciones de la sucesión de hechos nocivos o degradantes para la víctima, esta prueba que, si bien sigue siendo la mas difícil de conseguir, podría resultar según la merituación judicial determinante en este tipo de procesos. Un interesante y reciente fallo da noticia de la importancia de esta prueba, que en materia laboral y más específicamente en la violencia laboral surgida de la figura del mobbing cobra notoria relevancia: En efecto, la testifical da noticia cierta del hostigamiento que padeció el actor configurado en escraches dentro del ámbito laboral, distribución de planfletos injuriantes hacia su persona, desprestigiándolo y acusándolo de determinados actos linderos a la corrupción en su desempeño como coordinador de prestaciones médicas del organismo demandado, y sin que éste último hubiera tomado algún tipo de medida como para garantizar un ámbito sano de labor libre de los hostigamientos a los que fue sometido; todo lo cual desembocó en el deterioro psíquico que da cuenta el peritaje médico que fija una incapacidad del 15% t.o. donde expresamente se dice que los hechos de autos han tenido entidad suficiente como para provocar en el actor un estado de perturbación emocional encuadrable en la figura de daño psíquico, por acarrear modificaciones disvaliosas en diversas áreas de despliegue vital (individual, laboral, social y familiar.27 La prueba testimonial sigue siendo la prueba por excelencia y más aún a los efectos de acreditar el daño moral reclamado en las demandas por mobbing. Se destaca el reciente fallo de la Cám. Nac. de Apelaciones del Trabajo - Sala X, en los Autos: “Pages Vara, Luz M. c/Lan Airlines SA y Otros s/Dif. Indem. Antigüedad”, 08-062010, donde la Sala valoró la prueba testimonial aportada por la actora, no sólo de quienes presenciaron el acoso sino también de la terapeuta que la atendía, entendió que la cuestión era resarcible mediante daño moral porque la empleadora realizó 27 CNTRAB, SALA VII “M., e. a. c/ PAMI Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados s/ despido 24/06/2010, el Dial Express 22-07-2010. 15 actos ilícitos del derecho civil: Corresponde condenar a la demandada al pago de una indemnización por daño moral derivado del mobbing sufrido por la actora en el lugar de trabajo, en tanto quedó acreditado que era tratada en forma hostil por su jefa, lo cual le generó un estado de gran angustia, miedo a ir a trabajar, problemas somáticos y parálisis en las manos… la prueba testifical permite corroborar que Pages Varas padeció acoso laboral al tomar los testigos traídos a iniciativa de la actora- conocimiento directo de las situaciones de hostilidad y persecución hacia su persona (ver declaraciones de Caresani y González, fs. 224/6 y 187/9) (arts. 90 de la L.O. y 386 del C.P.C.C.N.)…El primero de los mencionados Caresani, gerente de instrucción en la demandada- declaró que la actora tenía inconvenientes con su jefa directa por cuanto ella no le permitía seguir juntándose con el testigo y las demás personas que conformaban -con la demandante- un grupo de trabajo y que le echaba en cara que se tomaba dos horas para almorzar)… El restante deponente ofrecido a instancias de la actora -Fudin- es la terapeuta que la atendió como paciente y quien describió el proceso emocional de gran angustia sufrido por la demandante, el miedo a ir a trabajar, los problemas somáticos, parálisis en las manos y las intervenciones de urgencias psiquiátricas requeridas a partir de octubre de 2005 cuando comenzó a estar a las órdenes de la nueva jefa de su sector laboral ...”.28 Si bien la prueba testimonial para estos casos de acoso sería determinante, es la más difícil de conseguir teniéndose en cuenta el miedo que genera en los posibles testigos las agresiones de estos sujetos y en más de una ocasión sólo se contará con un testimonio. a-La prueba del testigo único La máxima testis unus testis nullus, que para Gorphe es de origen hebreo, se mantuvo desde entonces, reproduciéndose a la vez en el derecho canónico. En la actualidad y vigente el sistema de valoración de la sana crítica, la referida 28 CNTRAB, Sala X, Autos: “Pages Vara, Luz M. c/Lan Airlines SA y Otros s/Dif. Indem. Antiguedad 08-062010. 16 exclusión carecería de toda justificación práctica, pues la ley no determina ni tarifa el valor de la prueba testimonial, sino que deja librada su apreciación a la del juez, con arreglo a reglas lógicas y experimentales que aconsejan su valoración con severidad y en conjunción con todo el resto del material probatorio.29 Tal exclusión aún resulta más injustificada en materia laboral, donde en muchas ocasiones los testigos no serán otros que los compañeros de trabajo del damnificado, que en más de una oportunidad aún se encontrarán en el mismo ámbito de trabajo hostil que expulsó a la víctima. Con un criterio elevado la camarista Estela M Ferreirós, señaló en su pre-opinión en el caso Rodríguez, Juan Carlos c/ Alfajores Jorgito SA, de la Sala VII, del 28/11/2007: Que el principio testis unus testis nullus arguido por la recurrente no resulta de aplicación ya que si bien es cierto que la declaración del testigo único debe ser valorada con máxima estrictez, no menos cierto es que si las declaraciones son objetivas, convictitas y el testigo da suficiente razón de sus dichos, como en la presente causa, la circunstancia de que se trate del único testimonio no obsta a la validez de sus dichos y que estos tengan eficacia probatoria.30 Pues entonces en el citado precedente se confirmó la demanda en el sentido de que la trabajadora fue víctima de maltratos psicológicos por parte de sus superiores, consistentes en sanciones disciplinarias por hechos inexistentes, llamados de atención gratuitos, inutilización, ya que no se le asignaba tarea alguna, circunstancias que con el tiempo dañaron a la reclamante. 6-Prueba Documental: Especial implicancia del intercambio telegráfico Para Chiovenda, documento en sentido amplio es toda representación material destinada e idónea para reproducir una cierta manifestación del pensamiento: como una voz grabada eternamente (vox mortua), mientras que para Liebman documento, en general, es una cosa que representa o configura un hecho, en modo de dar a quien lo observa un cierto conocimiento de él. Encajan pues, dentro de este concepto, las fotografías, las grabaciones magnetofónicas, las películas cinematográficas y videograbaciones, las contraseñas, 29 30 Kielmanovich (2004), p. 212. González Pondal (2010),p. 62. 17 radiografías, dibujos, planos, cuadros, discos, etc. Y cualesquiera otros objetos representativos de los hechos que contienen o exteriorizan a los que se les aplican, por analogía, las normas que regulan la presentación y los procedimientos probatorios fijados para los instrumentos o las que establezca el juez cuidando que por este medio no se violenten garantías constitucionales como la de inviolabilidad de la correspondencia.31 La virtualidad de este tipo de prueba reside en el carácter permanente de la representación de los hechos; sin embargo, en el caso del mobbing o acoso psicológico resulta de inverosímil existencia la de un agresor utilizando el medio escrito o documental. Sí puede ocurrir que ciertas órdenes hubiesen sido impartidas mediante memorandum internos escritos o mails y de allí pudiera comprobarse la contradicción de las mismas, cuestión esta que es por demás relativa, en virtud de que nos encontramos con un psicópata organizacional hábil y astuto que difícilmente deje alguna prueba escrita que lo incrimine, la que -si existiere- en un proceso judicial seguramente será negada por este y, como todos sabemos, los instrumentos privados no se presumen auténticos como los públicos y por ende se encuentran sujetos a su reconocimiento o ratificación. Esta prueba cobra notoriedad a la hora de acreditar el daño a través de certificados médicos, historias clínicas, informes médicos de psiquiatras o psicólogos, recetas médicas indicando algún tipo de remedio y recomendaciones profesionales, como podrían ser el alejamiento del ámbito laboral. También en la actualidad y ante la informatización de la mayoría de las tareas, el documento electrónico cobra gran importancia; estos en sentido estricto vendrían a ser aquellos que se pueden memorizar en forma digital y que se encuentran contenidos en la memoria del elaborador (computadora) o en las memorias de soportes magnéticos, siendo esencial característica que los mismos no pueden ser leídos sin la intervención de máquinas.32 Podría intervenirse un ordenador de texto o una cuenta de correo electrónico, con la debida autorización judicial, ya que como antes se explicó la obtención de prueba ilícita la tornaría ineficaz. Durante la relación laboral o una vez extinguida por cualesquiera causal, una actitud 31 32 Kielmanovich (2004), pp. 372-373. Kielmanovich (2004), p. 395. 18 que puede tomar la víctima es la de emplazar al agresor a cesar el maltrato o, si hubiese sido despedido o si hubiese renunciado, a que la indemnice bajo apercibimiento de iniciar acciones legales, circunstanciando en las misivas los hechos que la victima estima encuadran dentro de la conducta abusiva del acoso. Si bien tales emplazamientos no resultan ser plena prueba, ante la incontestación pueden ser un indicio que a la hora de entablar un proceso judicial sumado a alguna otra actitud evasiva del agresor podría sustentar la pretensión indemnizatoria de la víctima de mobbing. Un interesante fallo “Denicolau, Paola Andrea c/ Quickfood SA”, entendió que la rebeldía de la demandada alcanzaba a probar los hechos persecutorios esgrimidos por la actora después de producido el despido.33 No olvidemos lo normado en el art. 57 de la LCT: Intimación presunción –Constituirá presunción en contra del empleador su silencio ante la intimación hecha por el trabajador de modo fehaciente, relativa al cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo sea al tiempo de su formalización, ejecución, suspensión, reanudación, extinción o cualquier otra circunstancia que haga que se creen modifiquen o extingan derechos derivados del mismo. A tal efecto dicho silencio deberá subsistir durante un plazo razonable, el que nunca será inferior a dos días hábiles.34 Por ello, también resultaría una herramienta, por demás útil, a la hora de valorar el juego indiciario en una causa, con poco material probatorio, el realizar un efectivo y fehaciente intercambio epistolar. 7-La carga de la prueba y su inversión Para la doctrina clásica procesal civil y en aras del principio dispositivo, las partes se hayan sujetas a una verdadera carga genérica de probar: quien propone una pretensión en juicio (hecho constitutivo), debe probar los hechos que la sustenten y quien opone excepción (hecho extintivo), debe probar los hechos de que resulta, enseñaba Carnelutti. Citando a Chiovenda y Carnelutti, Kielmanovich en el ámbito del derecho procesal civil, critica estas posturas por la supuesta dificultad de distinguir en ciertos casos la 33 34 González Pondal (2010), p. 75. Art. 57 de la Ley de Contrato de Trabajo. 19 naturaleza de los hechos como constitutivos, impeditivos o extintivos35. La dinámica de las relaciones hace que las teorías enseñadas por los grandes maestros procesalistas en más de una ocasión cercenan el derecho de los más desprotegidos. Por ello, el derecho laboral y sus principios, entre ellos el protectorio y de irrenunciabilidad, pretende igualar la disparidad existente entre el empleador y el empleado. Todo el ordenamiento laboral recepta tales principios incluso en lo que a pruebas refiere; así el nuevo art. 9 de la LCT, introducido por la Ley 26.428, del 30/11/2009, el que fue plasmado en un reciente fallo, si bien no ha sido aplicado en un tema de mobbing puede servir de gran valor de interpretación: En el escenario de estos hechos, bien se puede tener por justificada la retención que de la prestación hizo el trabajador y, más allá de que el ejercicio de esta facultad ("retención de tareas", arg. art. 1201 Cód. Civil) no constituye el único medio que tiene el trabajador a la hora de obtener el cobro de las sumas adeudadas, no es del caso que el actor pudiera seguir trabajando y, mientras tanto, perseguir el cobro de sus salarios judicialmente habida cuenta que, es dato firme, que la accionada había presentado ya su concurso preventivo y que varios trabajadores, o bien migraron a otras empresas o se encontraron con el despido del caso...Es sabido que en la apreciación de la prueba, en los casos concretos, la duda corresponde aplicarla en el sentido más favorable al trabajador, ello me inclina por tener cierta la tesitura de la parte actora (art. 9 L.C.T. texto Ley 26.428, art. 386 del Cód. Procesal).36 Incluso el ordenamiento laboral le ha otorgado, a diferencia del juez civilista, al juez laboral amplias facultades para averiguar la verdad real de los hechos, incluso puede tomar cualquier tipo de medida tendiente a la producción de las pruebas y a soslayar las falencias de una demanda, ya que puede: Impulsar de oficio el proceso, posee libre investigación judicial, oralidad e inmediación, características estas presentes en casi todos los ordenamientos procesales del país. Al estructurar el proceso laboral el legislador, deliberadamente, se apartó del 35 Kielmanovich (2004), pg. 123. CNTRAB - SALA VII, “GOMEZ, JUAN CARLOS C/ RUTA SEIS S.A. S/ DESPIDO” , EL DIAL EXPRESS 05-02-2010. 36 20 tradicional principio dispositivo sustentado por la ley procesal civil, acordando al juez del trabajo facultades inquisitivas de las que aquel carece.37En un singular fallo, los jueces laborales hacen gala de sus facultades: No obstante, la naturaleza del planteo y la gravedad de la materia en juego -la integridad psicofísica de una trabajadora- considero que esas insuficiencias del relato inicial deben ser soslayadas en pro de la búsqueda de la verdad material y de una solución justa. Es válido recordar que el juez del trabajo no puede permitir que en la lid procesal el formalismo neutralice los objetivos tuitivos del derecho de fondo, aunque esta actitud judicial ya no es exclusiva de los jueces del trabajo, en tanto los modernos ordenamientos adjetivos civiles y comerciales mandan al magistrado buscar la verdad material, mientras la Corte, desde su doctrina judicial, advirtió ya desde la década del 50 que la renuncia a la búsqueda de la verdad jurídica material y la renuncia voluntaria a ese objetivos resultan incompatibles con el adecuado servicio de justicia (CSJN, "Colalillo, Domingo", Fallos 238:550).Esa imposibilidad de abdicar del deber de buscar la verdad material de lo ocurrido en una situación jurídica como la presente, en la que la trabajadora adujo haber sufrido problemas psicopatológicos derivados de maltrato laboral me compele a extremar los recaudos para examinar lo efectiva y realmente acontecido. Pues bien, a mi juicio de las probanzas colectadas en autos surge acreditado lo nuclear del marco fáctico de maltrato aludido tan escuetamente por la accionante en la demanda, es decir la presión psíquica y moral que aquélla denunció como sufrida en su ámbito de trabajo.38 El fallo Reinhold marca un hito referente a la interpretación de las pruebas en materia de mobbing,y le imprime especial virtualidad a las denuncias realizadas por la actora; no se trata de una inversión de la carga de la prueba, sino de una valoración de la misma teniendo en cuenta los máximos principios que inspiran al derecho laboral. 37 Babio (1993), p. 74. CNTRAB - SALA II “REINHOLD FABIANA C/CABLEVISION S.A. S/DESPIDO, EL DIAL EXPRESS 23-02-2010. 38 21 Y aquí comienzan a jugar un papel preponderante los indicios y las presunciones que junto con la integralidad de las pruebas le permitan al juez determinar que ha existido una situación de acoso. El valor de las presunciones y de las pruebas indirectas adquiere relevancia al momento de evidenciar un comportamiento de presión sistemática, sobre una persona del entorno laboral…la prueba de presunciones es aceptada cuando existe una conexión tan estrecha con el hecho que impida arribar a conclusiones distintas.39 La Dra. Laura Viviana Diaz reflexiona a este respecto entendiendo que es importante destacar que si el contrato de trabajo en sí encierra una lesión a los derechos fundamentales del trabajador, se debería invertir la carga de la prueba; por ello, sería entonces el empleador quien debería acreditar que su conducta es ajena a todo propósito contrario al derecho fundamental en juego. Expresa que la doctrina ha elaborado la teoría de las pruebas leviores aplicables a los asuntos en que resulta difícil cumplir la carga de la prueba, por circunstancias ajenas al titular y en la actualidad ha adquirido relevancia también aquella concepción dinámica que permite cierta movilidad. La división tradicional de las pruebas según el grado de certeza moral que irrogan es en pruebas efficaciores y leviores, constituyendo las últimas una suerte de excepción al principio probatorio según el cual sólo puede reputarse acreditado un hecho cuando la prueba colectada genera una absoluta certeza moral en el espíritu del juez.40 Para Campeotto, el debate de jurisprudencial y doctrinario se centra en considerar si la aplicación de tales principios procesales es una potestad jurisdiccional o un poder –deber . Considero que en determinados supuestos del derecho, para determinadas figuras por su tipología específica, como es el acoso laboral, debiera imponerse tal valoración, todo ello conforme los más elevados criterios de la sana crítica racional. La víctima de mobbing tiene absolutamente limitada su posibilidad de aportar elementos probatorios, por ello sólo un criterio inversor de la carga probatoria servirá para atemperar el rigorismo de los jueces.41 39 Díaz,(2007) p. 25. Campeotto (2005), p. 1058 DT, 2005 B LL” La carga y la valoración de la Prueba en el Proceso laboral”. 41 Díaz (2007), p. 26. 40 22 En materia laboral, en ciertos supuestos, la ley regula la carga de la prueba, atribuyéndola no a quien afirma el hecho (constitutivo, impeditivo, modificativo o extintivo), sino a quien niega su existencia. Ello se presenta siempre que en la ley se establece una presunción “iuris tantum”, que consiste en dar por existente o inexistente un hecho si concurre con otro antecedente, es decir que se tiene por acreditado el hecho presumido, siempre que ocurra lo propio con el que le sirve de antecedente.42 Así tenemos, en materia laboral, gran cantidad de supuestos que parten de la vía presuncional y ante prueba en contrario, estipulan determinados efectos jurídicos, por ejemplo: presunción del despido por causa de embarazo (art. 178 LCT), presunción del despido por causa de matrimonio (art. 181 LCT), presunción de la existencia del contrato de trabajo (art. 23 LCT), presunción de la indeterminación del plazo (art. 90 LCT), presunción en contra del empleador en caso de silencio ante las intimaciones del trabajador (art. 57 LCT) y así en múltiples casos más como en la Ley de Riesgos de Trabajo que presume la responsabilidad del empleador y la ART respecto de los accidentes ocurridos a trabajadores en ocasión o por el hecho de la prestación de servicios, por caso fortuito o fuerza mayor inherente al trabajo, entre otras presunciones contenidas en la LRT, ventaja esta que trajo aparejados condicionamientos y limitaciones a la hora de intentar demostrar la responsabilidad por enfermedades profesionales no listadas como podría ser el mobbing. Por ello, con respecto a la carga de la prueba -al igual que sucede con el despido de carácter discriminatorio- la jurisprudencia y doctrina son coincidentes en que acreditado una probabilidad de indicios del acoso, está a cargo del demandado autor del daño y empleador- acreditar la ausencia de tal subjetividad al ejecutar esa serie de actos o hechos que lo impulsaron, aportando una razón objetiva y razonable, suficientemente probada de las medidas adoptadas y su proporcionalidad. A nivel internacional, respecto del tema de la carga probatoria, resalta el Prof. Monateri que, en efecto, éste es establecido por la nueva Ley 122-52, la cual estipula que es suficiente que el trabajador dependiente interesado presente elementos de hecho que dejen suponer la existencia de una molestia. A partir de estos elementos, incumbe a la parte comprometida a probar que su comportamiento 42 Ackerman (2009), p. 559. 23 no es constitutivo de molestias morales y que sus decisiones son justificadas por razones objetivas, extrañas a cualquier forma de vejación. El juez se forma su propio convencimiento después de haber dispuesto, si es necesario todas las indagaciones instructorias que considere oportunas. Asimismo la Conseil Constitutionnel ha expresado que los indicios aportados por la víctima deben ser precisos, concordantes y concernientes a las conductas imputadas.43 Tanto la valoración de la prueba, las presunciones o indicios y el extremo de invertir la carga de la prueba, ante la falta de legislación referente al acoso laboral, podría ser un factor atenuante a la hora de acreditar este fenómeno, en el sistema jurídico argentino, y así alivianar a quienes, además de haber padecido este flagelo silencioso, deben llevar a cabo la titánica tarea de “probar”. Recordemos la célebre obra del Dr. Jorge Peyrano44,que revolucionó la concepción clásica ya reseñada respecto de quién tiene la carga de probar en un proceso judicial; esta teoría sostiene que en determinados supuestos la carga de la prueba recae sobre ambas partes, en especial sobre aquella que se encuentra en mejores condiciones para producirla. Esta teoría trata de flexibilizar las reglas clásicas respecto de aquello de quien invoca un derecho debe probarlo, en la comprensión de que existen casos, como podría serlo el mobbing, donde el sujeto se ve imposibilitado de probar por motivos completamente ajenos a su voluntad. Así en las V Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil, Comercial, Procesal e Informático realizadas en el año 1992, en la Ciudad de Junín de la Provincia de Buenos Aires, se proclamó: La llamada doctrina de las cargas probatorias dinámicas puede y debe ser utilizada por los estrados judiciales en determinadas situaciones en las cuales no funcionan adecuada y valiosamente las previsiones legales que como norma reparten los esfuerzos probatorios. La misma importa un desplazamiento del onus probandi, según fueran las circunstancias del caso , en cuyo mérito aquel puede recaer, verbigracia, en cabeza de quien esté en mejores condiciones técnicas, profesionales o fácticas para producirlas, más allá del emplazamiento como actor o demandado o de 43 Agurto González & Melgar, (2009). Extraído del Libro Homenaje al Dr. Santiago Rubinstein, Temas Esenciales del Derecho Laboral, Dr. Julio Armando Grisolía, Ed. Editores. 44 Peyrano, (2004), p. 60. 24 tratarse de hechos constitutivos, impeditivos, modificativos o extintivos. 45 Como vemos la teoría de las cargas dinámicas probatorias ha sido receptada ampliamente en materia civil; considero que atento a los principios que informan el derecho laboral, esta teoría podría solucionar problemas como los que se plantean a la hora de acreditar el acoso laboral. En la ya citada causa “Rybar , Héctor H, c/ Banco de la Nación Argentina de la CNtrab –Sala VII, del 8/6/2007”, los máximos magistrados nacionales entendieron que resulta justificado el despido indirecto en el cual se colocó el trabajador, en virtud del vaciamiento de su puesto de trabajo, por encargo de tareas no acordes con su categoría, de la presión que habría sufrido para acogerse a un plan de retiro voluntario por encontrarse próximo a jubilarse y del trato discriminatorio hacia su persona respecto de los ascensos del personal; si el empleador guardó silencio ante la intimación del actor para que cesara la violencia laboral denunciada, pues por aplicación del principio de la carga dinámica de la prueba, incumbía a aquél demostrar no había discriminado al actor. 46 En reciente fallo de fecha 30 de setiembre de 2010, “Bonder Silvina Fabiana c/ Perevent Empresa de Servicios Eventuales SA y Ots” de nuestras Cámaras Nacionales de Apelación, la ilustre Dra. Estela Milagros Ferreirós47 dijo que procesalmente deberá tenerse en cuenta la existencia de indicios que puedan conducir al hecho o los hechos que hay que acreditar, teniendo en cuenta que los indicios son indicadores o conductores que en el marco de pequeñas acciones guían a los hechos sometidos a prueba. En aquel fallo se hizo lugar al reclamo por mobbing de la actora que había sido rechazado en primera instancia. La CNAtrab, en su sala VII, entendió que en el caso concreto existieron indicios de que existió acoso laboral al haber existido exigencias de imposible cumplimiento en cabeza de la actora, todo ello tras merituar nuevamente la testimonial aportada por la parte actora, en donde quedó sentado no sólo el trato abusivo sino también el maltrato, como por ejemplo colocar cartulinas que indicaban que los trabajadores “no llegaron a la venta de la semana”, entre otros. En la mayoría de la empresas que se manejan con este tipo de objetivos de venta, la 45 Peyrano, (2004), p. 61/62. Rubio, Valentín Noviembre de 2009 , “Aspectos Esenciales del Acoso Laboral “,Errepar, N° 291 47 CNATrab, sala VII, “Bonder Silvana Fabiana Vs Perevent Empresa de Servicios Eventuales SA y Ots. p/ Dif. Salariales , 30/09/2010. 46 25 presión sobre los empleados es estremecedora, constantes llamados de gerentes (quienes en más de una oportunidad también se encuentran presionados), obligando al personal a que llegue a los objetivos; aquí la dignidad del trabajador está por debajo de los parámetros del mercado que manejan este tipo de empresas. Sin embargo, en la mayoría de los casos de acoso laboral, el desistimiento de las víctimas respecto de cualquier reclamo a sus agresores, es una constante y todo ello ante los múltiples fallos que rechazan tales reclamos y se ciñen al hecho de que la víctima no logra acreditar tal conducta dañosa. La inversión de las cargas probatorias para estos casos o la aplicación de las cargas dinámicas probatorias, en muy pocos casos ha sido utilizado (ver Acevedo SCJM) y por ello la cuestión del mobbing termina siendo una cuestión estrictamente probatoria y judicial, sin haberse logrado, hasta ahora, hacer frente a una problemática atacando todos sus flancos desde su inicio, que es en el seno de las organizaciones. ANÁLISIS DE RECIENTES FALLOS: TRABAJO DE MUJERES, DISCRIMINACIÓN, VIOLENCIA LABORAL Y VULNERABILIDAD DE LA VÍCTIMA. Nuestras Cámaras Nacionales en recientes fallos han aportado una valiosa interpretación del tema de la violencia laboral y más precisamente del acoso, ya que enfocan la cuestión desde el punto de la vulnerabilidad de las víctimas y logran morigerar la exigencia de la carga probatoria en cabeza de estas. En el caso, “A.V.A. c/ Estado Nacional Ministerio del Interior Policía Federal s/ Daños y Perjuicios, del 21 de Junio de 2012, originario de la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, se presenta la actora e interpone demanda en primera instancia contra el Estado Nacional, con el objeto de que le sean resarcidos los daños sufridos como consecuencia del trato recibido durante la última etapa de prestación de servicios en la Policía Federal. Denunciaba que al reincorporarse después una licencia por maternidad sufrió un maltrato que le derivó en una depresión y trastorno adaptativo lo que le ocasionó una incapacidad del 30%. El Juez aquo decidió rechazar la demanda porque la actora no logró acreditar la relación de causalidad existente entre las condiciones laborales y los padecimientos psíquicos sufridos. El rechazo de la demanda se basa en la escasa prueba producida y los términos de la pericia psicológica, contra esta decisión apela la actora en el entendimiento de que la pericia fue mal interpretada por el Juez, 26 siendo que de tal prueba surgen las lesiones producidas a su psiquis y las causas que las generaron. La actora denunció que al retomar sus actividades después de su licencia por maternidad hubo un cambio en la jefatura y comenzó una persecución y un clima laboral que no le permitía desarrollarse en su ámbito de trabajo. Relata que se había generado un círculo vicioso, y sus superiores inmediatos le inferían órdenes y contraordenes, al denunciar esta situación al jefe superior de estos, no fue tomado con atención tal reclamo, continuó el maltrato hasta que decidió renunciar. El Juez adquem entiende que la víctima se encuentra en una triple situación de vulnerabilidad, 1-) quien denuncia es una mujer, 2-) denuncia hechos de violencia y 3-) esa violencia se da en el ámbito laboral y en una organización de características muy particulares, como es la Policía Federal. Tras efectuar estas consideraciones previas, entendiendo la condición de vulnerabilidad de la mujer conforme se encuentra expresamente reconocida en el art. 75 inc. 23 de la Constitución Nacional y desde la perspectiva histórica de desigualdad que la mujer ha sobrellevado.( ver Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, adoptada por la Organización de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979, incorporada a nuestro derecho por Ley 23179 BO 3-6.1985 y que luego adquirió Jerarquía Constitucional luego de la reforma del año 1994 –art-75 inc. 22)Por otra parte su condición de vulnerabilidad como sujeto de derecho del trabajo, rememorando el principio de indemnidad y el derecho del Trabajador a condiciones dignas de labor, previsto en el art. 14 bis de la Constitución Nacional. Estos máximos principios inspiraron el fallo mencionado y a la luz de lo Tratados de raigambre constitucional, logra dar una interpretación acorde al caso concreto respecto de la pericia psicológica que conformaba la única prueba con la que la víctima contaba, expresando que la misma fue realizada conforme a múltiples exámenes a la actora de los que surge la plena convicción de que el daño que padece la actora fue motivado por acoso laboral. Destaco que una Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial logró desentrañar ,con elevada claridad, un tema propio del derecho del trabajo como es el maltrato laboral, entendiendo a la víctima como un sujeto, que además de su padecimiento, se encuentra atado de pies y manos a la hora de acreditar tal 27 fenómeno en un proceso judicial. Nuestras Cámaras Nacionales del Trabajo, más precisamente la Sala VII, hicieron lo propio en el fallo MLD c/ P.J y Ots. P/ Dif. Salariales, también del 21 de Junio de 2012, aquí la Sala entendió que debía extenderse la responsabilidad a los codemandados entre ellos la Sociedad Anónima que conformaba la unidad productiva, fundado en que la misma debe resguardar la protección psicofísica de sus dependientes, conforme lo dispone el art. 14 bis de la Constitución Nacional y Tratados Internacionales de Jerarquía Constitucional –art. 75 inc. 22- en lo atinente a las condiciones dignas de labor. La actora había denunciado “toqueteos” que colindaban con el acoso sexual, vejámenes y humillaciones que menoscabaron su honor e integridad. CONCLUSIÓN Tras la disparidad de criterios jurisprudenciales, y la pesada carga de probar un fenómeno de esta naturaleza, conforme concluí en mi trabajo de tesis, NO EXISTIRÍA UN MEDIO PROBATORIO MÁS IDONEO PARA PROBAR EL MOBBING, SINO UN MOMENTO IDONEO MÁS OPORTUNO PARA PRODUCIR LA PRUEBA, que es cuando aún la víctima se encuentra en la organización y ha detectado que algo le ocurre. Más precisamente entre las denominadas fases tres y cuatro descriptas por Abajo Olivares, las que son respectivamente: fase de intervención desde la empresa, donde el problema ha trascendido a la dirección de la misma pudiendo existir una respuesta negativa o positiva por parte de esta y la fase cuatro, de solicitud de ayuda especializada y diagnóstico incorrecto (fase agregada por el profesor Iñaki Piñuel y Zabala); aquí la víctima detecta que algo le ocurre y pide ayuda psicológica interna o externa, generalmente y para pesar de la salud de la víctima se toman como base del análisis los problemas de esta, ignorando el contexto, se atacan las consecuencias, no el origen o la causa y así se refuerza la estigmatización de la víctima. Por ello, en este contexto, que es cuando se despliega la conducta agresiva y la cuestión ha cobrado notoriedad a nivel organizacional, deben prepararse los medios probatorios debidamente autorizados por un juez y también prepararse a la víctima, quien -para salir airosa de la situación y lo menos lesionada posible- debe afrontar 28 nada más y nada menos que a sus propios miedos. Al estar auditada la preparación de las pruebas, se permitiría afrontar una futura instancia judicial con bases sólidas y también facilitaría la solución del conflicto a través de los métodos RAC. La aterradora orfandad probatoria con que se encuentran las víctimas de mobbing a la hora de encarar una demanda o un reclamo extrajudicial, dejaría de ser una traba para obtener un resarcimiento justo, digno y equitativo. La preparación de la prueba podría instrumentarse como una medida de aseguramiento de prueba, en donde no se exigiesen de manera estricta los requisitos típicos de las cautelares, que son la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, sino simplemente podría ser otorgada tal medida ante la denuncia de este tipo de acoso; de esta manera se autorizaría al trabajador a recabar las pruebas de tal maltrato dentro de la empresa, cuando lo está sufriendo, el que, en la mayoría de las circunstancias, transcurre en privado entre víctima y agresor. De allí la importancia de que los magistrados conozcan el mobbing en profundidad y sus consecuencias, para que ante la denuncia de una víctima, se le dé el apoyo tanto jurídico como psicológico necesario, desde el ámbito judicial, brindándosele las vías y medios necesarios a fin de que la prueba se encuentre asegurada. Es necesario que se propicien a través de la justicia medios idóneos para probar este flagelo, es decir, se “Prepare el medio probatorio”, con la cooperación de la víctima y sus allegados, como así también del cuerpo de profesionales que la estén asistiendo, que deberían ser proporcionados por el mismo Estado, tal como ocurre en los casos de denuncia por maltrato familiar, ya que como se ha observado, este flagelo excede a una disciplina: se ven implicadas la medicina, la psiquiatría, la psicología y la abogacía entre otras. Por la complejidad del mismo, el cual no se trata de un mero maltrato episódico y aislado, sino de una conducta continuada y sostenida en el tiempo, debe asistirse a sus víctimas a fin de que no sean dañadas y eliminadas en forma definitiva del mercado laboral. Lamentablemente, hasta la fecha no han tenido ni tienen la contención que merece cualquier persona ante una situación de agresión que atenta contra su dignidad. El juez ya no puede ser ante estos casos un mero espectador: recae sobre sus espaldas una densa problemática que no ha tenido recepción legislativa, a pesar de los altos índices de violencia laboral, y de las alertas que en más de una ocasión los 29 trabajadores hacen llegar a las organizaciones. BIBLIOGRAFIA Libros ABAJO OLIVARES, Francisco Javier (2004), Mobbing Acoso psicológico en el Ámbito Laboral, Editorial Lexis Nexis Desalma. ACKERMAN, Mario E.( 2009), Tratado de Derecho del Trabajo, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fé BABIO, Alejandro Oscar, (1993), Derecho procesal del Trabajo , Ed. Nemesis, Bs. As. BIDART CAMPOS, German J. (1997), Manual de la Constitución Reformada Tomo I y II, Ed. Ediar, Buenos Aires. BUSTAMANTE ALSINA, Jorge, (1993), Teoría General de la Responsabilidad Civil, 8va. Edición, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires. CARNELUTTI, Francesco, 1955, La Prueba Civil Ed. Acayú , Bs. As. 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