El Mobbing y los cuerpos y fuerzas de seguridad

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EL MOBBING Y LOS CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD
El denominado por los anglosajones < mobbing>(to mob) viene a significar :
acosar, atropellar, aunque con un cierto sentido colectivista de atacar en masa
o de apiñarse, en torno a una persona, de todo lo cual se desprende la
sensación o efecto psicológico de agobio, de quien padece tal conducta Y se
ha traducido en castellano como “acoso moral” o “violencia moral o psicológica”
en el trabajo y constituye un problema, que como el de los malos tratos en
general, no es nuevo sino muy antiguo.
Desde la perspectiva penal – y también disciplinaria-, estoy de acuerdo con la
definición que ofrece Ana I. Pérez Machío del acoso moral como < inflicción
habitual y reiterada de sufrimientos y padecimientos de carácter físico, psíquico
o de cualquier otra naturaleza que, cometidos en el ámbito laboral – o de la
función pública- y dirigido a obtener la salida del trabajador acosado de la
organización,
provocan
potencialmente
sentimientos
de
humillación,
degradación y envilecimiento de especial intensidad contrarios a la dignidad
humana>. Y soy partidario de entender que el bien jurídico protegido lo es “la
integridad moral”, de modo que considero, al igual que entiende un sector
doctrinal muy autorizado – Concepción Carmona Salgado, Blanco Barea, Ana I.
Pérez Machío, Escudero Moratalla/Poyatos Matas entre otros- que en los casos
más graves podría ser de aplicación el artículo 173.1 del Código Penal, que
establece que: ”El que inflingiere a otra persona un trato degradante,
menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de
prisión de seis meses a dos años” , así como el art. 175 CP en caso de abuso
de su cargo por parte de autoridades y funcionarios públicos y el art. 177 CP.
Todo ello, sin perjuicio que la conducta concreta pudiera ser sancionada por
otros tipos penales -García Callejo, González Cuevas, Luelmo Millán, Molina
Navarrete, etc.-, así delito de injúrias o calumnia ex arts. 208 y 205 CP;
amenazas graves o menos graves (art. 169 y 171 CP); atentados contra la
intimidad (art. 197 y ss. CP); coacciones genéricas y agravadas ( art. 172 CP);
imposición de condiciones ilegales de trabajo o de seguridad social (art.311
CP); lesiones físicas o psíquicas ( art 147 y ss.CP); acoso sexual (art.184 CP);
incumplimiento de normas sobre prevención de riesgos laborales (art.311
CP),etc.
Es sabido, que el ámbito en que se producen más conductas de acoso moral
o “mobbing” es en la función pública- y también en los cuerpos y fuerzas de
seguridad y en las policías locales-.
Sensibilizado con dicho problema se ha elaborado muy recientemente un
borrador de anteproyecto de la nueva ley disciplinaria de la Guardia Civil,- que
sustituiría la actual Ley Orgánica 11/1991,de 17 de Junio del Régimen
Disciplinario de la Guardia Civil -que ha tenido difusión en la prensa – así EL
PAÍS de 18.2.2005 y El PAÍS de 23 de marzo de 2005- en el que como
primicias se establece la supresión de la sanción disciplinaria de arresto- salvo
cuando se desempeñen misiones de carácter militar-, ya que se ha evidenciado
en la actualidad su falta de eficacia y utilidad para los objetivos que se
persiguen, aparte de que desde el punto de vista de los afectados y de sus
familias, supone un menoscabo de su dignidad produciéndose en muchos
casos un perjuicio en su estado anímico y psicológico. Y además, el acoso
sexual ha pasado de ser falta grave a “muy grave”, y se tipifica el mobbing,
definido como “ejercer violencia psicológica externa de forma sistemática y
prolongada sobre cualquier persona con quien mantenga una relación de
servicio.”
Dicha modernización supone un paso muy importante en la lucha contra el
acoso moral en las relaciones de servicio, que debería también darse, o mejor
<contagiarse> en una futura reforma del art. 27 de la Ley Orgánica de Cuerpos
y Fuerzas de Seguridad, 2/1986, que debería también tipificar y definir como
falta “muy grave” tanto el acoso sexual como el acoso moral o “mobbing”, en
las relaciones de servicio.
En el actual Real Decreto 884/1989, de 14 de julio del Ministerio del Interior
(BOE 19 de julio de 1989, núm. 171, pág. 22871) sólo se recoge, en el art. 7
como falta “grave”:1.-“La grave desconsideración con los superiores,
compañeros, subordinados o administrados, en especial las ofensas verbales o
físicas”, y en el nº 7 del art. 7 “El atentado grave a la dignidad de los
funcionarios o de la Administración”.
Pero ello es insuficiente, para luchar con eficacia contra la lacra social que
representa el “mobbing” o el acoso moral, que sale a la luz en la actualidad
cada vez con mayor fuerza –algo parecido a lo ocurrido con los malos tratos
domésticos o violencia de género-.
También el importante paso dado por los redactores del borrador de
anteproyecto de la ley disciplinaria de la Guardia Civil debería ser seguido por
el legislador en una modificación de la actual Ley de las Policías Locales- Ley
16/1991, de 10 de julio-, tipificando una nueva falta “muy grave” de acoso moral
en las relaciones de servicio, que podría introducirse en el artículo 48 de dicha
Ley.
Carlos Mir Puig
Magistrado de la Sección 8ª de la
Audiencia Provincial de Barcelona y Profesor asociado de la Facultad de
Derecho de la Universitat Pompeu Fabra.
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