Literatura Universal El siglo de las luces

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Literatura Universal
El siglo de las luces
El siglo de las luces.
El desarrollo del espíritu crítico: la Ilustracion.
La prosa ilustrada. La Enciclopedia.
El siglo de las luces
Durante el siglo XVIII se produce en Europa, de forma paulatina y con más o menos intensidad
según los países, el declive del Antiguo Régimen. Las tensiones, presentes ya en siglos
anteriores, entre la rigidez estamental y el crecimiento de la burguesía, propiciado por el auge
de la industria y del comercio, desembocan a final de siglo en sucesos históricos cruciales,
entre los que destaca la Revolución Francesa.
El desarrollo del espíritu crítico: la Ilustración
El movimiento cultural que renovó el pensamiento durante el siglo XVIII recibió el nombre de
Ilustración. Su principio básico fue el cuestionamiento del criterio de autoridad, así como el
desarrollo del método inductivo, de la observación y de la experimentación. Se desligan
ciencia y tecnología y se critican numerosos postulados religiosos.
Al fundamentar el conocimiento en la razón, se favorece el racionalismo y el desarrollo
científico y tecnológico. Estos avances imponen una concepción materialista y utilitarista del
mundo para la cual lo importante es aquello que es práctico.
El dominio de la naturaleza hace dueño de su futuro al hombre, que puede progresar
indefinidamente. La felicidad se puede alcanzar en la Tierra, sin necesidad a esperar paraísos
religiosos tras la muerte. Se extiende asimismo el deísmo, que promueve la creencia en un ser
superior que no responde a ninguna de las religiones en concreto, y el ateísmo.
En campos como el derecho, la moral o la filosofía, se abandona la idea de las verdades
absolutas o reveladas y se insiste en que cuanto más humano es algo, más conforme está con
su naturaleza.
Los ilustrados aspiran a que sus ideales tengan una concreción práctica en la realidad, por lo
que proponen reformas sociales, económicas y políticas que los hagan posibles. Así, el
despotismo ilustrado es la formulación política de la ideología ilustrada.
Estas ideas de racionalismo, utilitarismo, progreso, naturaleza y reformismo aparecen
reiteradamente en los textos de la época, en los que se hacen corrientes palabras como luces,
prosperidad, bienestar, libertad, cultura o progreso, propias de los filósofos que pretenden
liberar al espíritu humano del peso de la superstición.
En cuanto a las ideas estéticas, se toma como modelo el clasicismo francés y los clásicos
grecolatinos. Las obras de arte también deben obedecer a la razón y a principios de
ordenación lógica, traduciéndose esto en líneas rectas y composiciones equilibradas en arte, y
la clara distinción entre géneros en el teatro.
Priscila Méndez
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El siglo de las luces
La prosa ilustrada
Muchas de las obras del siglo XVIII tienen un carácter doctrinal y pretenden difundir las
ideas ilustradas o contribuir a reformar la sociedad del momento. El concepto de literatura
que se tenía en el siglo XVIII no es el de hoy, sino que entraba en él todo escrito que atañía a
cualquier rama del saber. Así, son frecuentes los libros referidos a múltiples disciplinas,
muchas de ellas típicas de la nueva cultura ilustrada: la historiografía, la economía, la política,
el derecho, la religión, la filosofía, las ciencias…
La prosa de ficción, en general, es escasa en la mayoría de los países. Entre los prosistas más
destacados de la época, es necesario destacar a Montesquieu, que ha pasado a la historia
mucho más por su peso como pensador que como literato. Aunque su obra de mayor interés
desde el punto de vista literario son las Cartas persas, mucha más repercusión tuvo El espíritu
de las leyes, estudio de derecho natural que pretende explicar la diversidad de las leyes, a
pesar de que todas persiguen la misma idea de justicia.
En el caso de Voltaire, su éxito como autor teatral eclipsó sus escritos filosóficos entre sus
contemporáneos, aunque estos últimos son actualmente considerados los más importantes.
Rousseau es una figura peculiar por su alejamiento ideológico de los enciclopedistas y por
la manera en la que se adelanta, en cierto modo, al Romanticismo en su obra Confesiones. Una
de sus principales obras, Emilio, es un tratado filosófico en el que, a través de la historia de un
joven y su tutor, se critica el papel que la Ilustración da a la cultura. Rousseau sostiene que
esta no es más que un conjunto de convenciones que corrompen las virtudes que el hombre
posee de modo innato. Sin duda, la obra fundamental de este autor es el tratado de filosofía
política El contrato social, en el que se formula la idea del pacto social.
La Enciclopedia
Entre 1751 y 1772 se publicó la Enciclopedia, un compendio del saber de la época en forma
de diccionario en la que colaboraron muchos de los pensadores más relevantes del momento.
Sus directores fueron Diderot y D’Alembert, pero autores tan importantes como Voltaire,
Rousseau y Montesquieu colaboraron en el proyecto.
Priscila Méndez
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