Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 1 Fabián Salvioli UN ANALISIS DESDE EL PRINCIPIO PRO PERSONA SOBRE EL VALOR JURIDICO DE LAS DECISIONES DE LA COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Fabián Salvioli Copyright: Editorial Ediar (S.A.) Se prohibe la reproducción total o parcial del presente. La cita de información se debe efectuar de acuerdo a lo establecido a continuación Cita: Fabián Salvioli: “Un análisis desde el principio pro persona, sobre el valor jurídico de las decisiones de la Comisión Interamericana de derechos humanos”; en “En defensa de la Constitución: libro homenaje a Germán Bidart Campos”, pp. 143 – 155; ed. Ediar, Buenos Aires, Argentina, 2003. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 2 Fabián Salvioli Un análisis desde el principio pro persona, sobre el valor jurídico de las decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Fabián Salvioli* I.- Introducción El Derecho Internacional de los Derechos Humanos, como todo corpus jurídico, se nutre de reglas y principios. Algunos de estos últimos derivan en particular del derecho internacional público, y otros son propios de la disciplina, establecidos para hacer efectiva la aplicación de las normas. Sin duda, el más importante de ellos es aquel al que la doctrina llama "pro homine", al que nosotros preferimos mencionar como el "principio pro persona". Acudimos a la definición de este principio como “… un criterio hermenéutico que informa todo el derecho internacional de los derechos humanos, en virtud del cual se debe acudir a la norma más amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer derechos protegidos, e inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o su suspensión extraordinaria ...” 1. El sistema interamericano de derechos humanos no encuentra un mismo nivel de aplicación, ya que hay diferentes grados de vinculación en la materia para los miembros de la Organización de los Estados Americanos, según estos hayan o no ratificado la Convención Americana de Derechos Humanos, y entre los primeros si aquellos han o no efectuado la declaración de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A diferencia del sistema Europeo de Derechos Humanos donde todos los asuntos llegan a conocimiento del Tribunal establecido al efecto con sede en la ciudad de Estrasburgo, en el sistema interamericano la gran mayoría de los casos encuentra su decisión última en un pronunciamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2. Es por ello imprescindible desde lo teórico, y con evidentes consecuencias prácticas, intentar dilucidar cual es el alcance del compromiso de los Estados en materia de derechos humanos en el marco del sistema interamericano, y en particular cuál es el carácter jurídico de las decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, más allá de que sus pronunciamientos no son por naturaleza sentencias emanadas de un Tribunal jurisdiccional. * Profesor titular de Derecho Internacional Público de la Universidad Nacional de La Plata, Profesor de las Maestrías en Relaciones Internacionales de las Universidades Nacionales de La Plata y Córdoba, Director de la Sección de Derechos Humanos de la Asociación Argentina de Derecho Internacional. 1 Conf. Pinto, Mónica: “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación de los derechos humanos”; en: “La aplicación de los tratados de derechos humanos por los tribunales locales”; pág. 163; Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS, Buenos Aires, Argentina, Editorial Del Puerto, 1997. 2 Si bien es cierto que la puesta en práctica de la última reforma operada al reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en vigor desde el 1 de mayo de 2001, permitirá un aumento substancial de asuntos que llegarán a conocimiento de la Corte Interamericana. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 3 Fabián Salvioli Intentaremos una sistematización y abordaje de esta cuestión poniendo como núcleo a la persona humana y a sus derechos, y como satélites que giran alrededor de este núcleo a las normas interamericanas, partiendo desde la propia Carta de la Organización de los Estados Americanos. II.- ¿Hay un único sistema interamericano de Derechos humanos? Se suele escuchar que aquello que se conoce como el sistema interamericano de derechos humanos es en realidad prioritariamente latinoamericano, teniendo en cuenta que la mayoría de los Estados del Caribe y de América del Norte que son partes de la Organización de los Estados Americanos, o no han ratificado el Pacto de San José de Costa Rica, o habiéndolo hecho no aceptaron la competencia contenciosa de la Corte3. En este último aspecto hay que reconocer que América Latina predomina casi completamente en el conjunto de Estados de la OEA que han efectuado la declaración de aceptación de la competencia del Tribunal para entender en asuntos contra ellos. Sin embargo de lo anteriormente destacado no puede inferirse que no existe un sistema de protección de los derechos humanos con armonía y consistencia, aunque lo ideal sería que todos los Estados miembros de la OEA fueran partes de los instrumentos interamericanos de derechos humanos, y asimismo aceptado la competencia contenciosa de la Corte Interamericana. A la armonía y la consistencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que hemos señalado, ha contribuido la tarea ya más que consolidada que llevaron adelante los dos órganos con facultades protectivas: la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos. Intentaremos justificar nuestra posición en los párrafos que siguen: Podemos identificar claramente un mínimo standard de obligaciones en materia de derechos humanos que son comunes para todos los miembros de la Organización de los Estados Americanos. Algunas de ellas surgen de los preceptos pertinentes de la propia Carta de la OEA, y otras emanan de la Declaración Americana de Derechos y deberes del Hombre, de varias disposiciones que se encuentran en el Estatuto y el Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, del ejercicio completo de la función consultiva de la Corte, y finalmente (como veremos más adelante) de determinadas normas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Además, tanto la Comisión como la Corte tienen actuaciones que incumben a todos los países que integran la Organización de los Estados Americanos, sin tener en cuenta otro requisito que no sea la pertenencia del Estado a la entidad. Así, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es un órgano que posee competencia para estudiar la situación general de derechos humanos, e incluso para tramitar 3 De hecho, de los 24 Estados actualmente partes en el Pacto de San José los tres que no aceptaron la competencia contenciosa de la Corte son Dominica, Grenada y Jamaica. Trinidad y Tobago es el primer Estado que ha denunciado la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Los Estados que no son partes en el Pacto son Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Canadá, Cuba, Guyana, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía. Estados Unidos lo ha firmado en 1977 pero no lo ratificó a la fecha. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 4 Fabián Salvioli peticiones individuales que hagan a la presunta violación de uno o más derechos por un Estado miembro de la OEA. Igualmente, cualquier Estado de la OEA puede solicitar una opinión consultiva a la Corte Interamericana de Derechos Humanos 4, e incluso participar en un trámite consultivo ante el Tribunal, aún sin ser parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Por todo ello, sostenemos que hay un único sistema interamericano de derechos humanos, que partiendo desde los derechos de la persona humana contiene normas, órganos, procedimientos, y decisiones vinculantes para cualquier país integrante de la Organización de los Estados Americanos. Claro que no es exactamente igual la situación jurídica de todos los Estados en la materia, ya que hay que observar si han o no ratificado el Pacto de San José y si han aceptado la competencia contenciosa de la Corte. Pero dentro del sistema interamericano, a pesar de ello, actualmente ningún país integrante de la Organización de los Estados Americanos se exime de un mínimum a cumplir en materia de derechos humanos. III.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que fue creada en 1959 en una Reunión extraordinaria de consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de los Estados Americanos5, inició su labor con funciones básicamente de promoción. Las necesidades para que se tramiten casos de derechos humanos en la esfera internacional, a la luz de las situaciones de violación sistemática de los mismos, ha impulsado la determinación de convertir a la Comisión Interamericana en un órgano principal de la OEA, medida que fue adoptada en la Tercera Conferencia Extraordinaria; llevada a cabo en Buenos Aires en 1967, donde se modificó sustancialmente la Carta de la Organización de los Estados Americanos. Esta decisión tuvo y tiene aún significativa importancia para la protección de los derechos humanos de quienes habitan del continente americano. De esta forma se ha revolucionado el campo protectivo regional de los derechos y libertades fundamentales: a partir de allí, todos los Estados miembros de la OEA están sujetos a la competencia de la Comisión Interamericana, su estatuto y su reglamento; sin ser necesaria la ratificación o adhesión a ningún instrumento internacional de protección a los derechos humanos 6. IV.- Los informes finales de la Comisión Interamericana respecto de casos individuales Considerando al sistema interamericano como un todo, un informe, conforme al presente trabajo, asume el carácter de definitivo cuando el asunto en cuestión ya no irá ante la Corte 4 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 64.2. Nos referimos a la Resolución VII de la Quinta Reunión Extraordinaria de Ministros de Relaciones Exteriores, realizada en Santiago de Chile en 1959. 6 Conf. Salvioli, Fabián: “El sistema interamericano de derechos humanos”, En: Dossier Documentaire, Vol. II, pág. 145, Edit. Institut International des Droits de l´Homme, Strasbourg, France, 2001. 5 Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 5 Fabián Salvioli Interamericana de Derechos Humanos, es decir, que la última palabra sobre el caso luego del estudio de los hechos ha quedado en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Desde una mirada contemporánea, un sistema de protección de los derechos humanos es eficaz cuando resuelve los asuntos a través de decisiones garantizadoras; y en caso de detectarse una violación, pone en marcha mecanismos que finalizan con la reparación efectiva e integral del daño ocasionado a la víctima. En materia internacional, en caso de no arribar a una solución amistosa entre las partes, es preferible que un asunto de derechos humanos sea resuelto por un ámbito jurisdiccional. La tendencia a la judicialización en materia de derechos y libertades de las personas parece evidente con la consolidación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana, con la adopción del protocolo de Ouagadougou que crea la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, y con la entrada en vigencia el 1 de julio de 2002 del Estatuto que crea la Corte Penal Internacional. En el sistema interamericano, la Corte Interamericana de Derechos Humanos sugirió este camino hacia la judicialización cuando ha dicho que "la Comisión Interamericana es un órgano preparatorio o previo de la función jurisdiccional de esta Corte" 7. Pero es evidente que la posibilidad de que un asunto sea resuelto por la Corte, en el sistema interamericano depende de varios factores ajenos a la actuación y diligencia de la Comisión; entre ellos la propia aceptación de la competencia del Tribunal por parte del Estado. Cuando un caso no va a la Corte, entonces, cobra fundamental importancia dilucidar el valor jurídico del informe definitivo emitido por Comisión Interamericana, y cuales son las obligaciones que derivan del mismo para el Estado. El Pacto de San José de Costa Rica distingue dos informes, contemplados sucesivamente en los artículos 50 y 51. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos el primero de ellos es de carácter preliminar y el segundo definitivo 8. En relación al primero de ellos, la Convención expresa que de no llegarse a una solución la Comisión redactará el informe en el que expondrá los hechos y sus conclusiones, pudiendo formular las proposiciones y recomendaciones que juzgue adecuadas9. El informe de carácter definitivo que emite la Comisión, es aquel que se regula en el artículo 51 de la Convención, respecto a los Estados que han ratificado a esta última. La existencia de este informe depende claramente de la posibilidad de que el caso llegue a la Corte, ya que, como lo ha expresado el mismo Tribunal: "... si el caso ha sido introducido ante la Corte, la Comisión no está autorizada para elaborar (ese) informe ..." 10. El Pacto de San José estipula que la Comisión podrá emitir su opinión y conclusiones sobre la cuestión sometida a su consideración, y que "... hará las recomendaciones pertinentes y 7 Corte Interamericana de Derechos Humanos: "Asunto Viviana Gallardo"; decisión del 13 de noviembre de 1981, párr. 21; Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1981. 8 Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, Opinión Consultiva OC 15/97 (párr. 53) del 14 de noviembre de 1997; Serie A N 15, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1997. 9 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 50. 10 Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso "Velásquez Rodríguez", Excepciones preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, párr. 63; Serie C N 1, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1987. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 6 Fabián Salvioli fijará un plazo dentro de lo cual el Estado debe tomar las medidas que le competan para remediar la situación examinada ..."11 (las negritas son nuestras). Nótese que existe una diferencia marcada por la Convención, ya que sobre el primer informe el texto guarda silencio sobre la conducta a seguir por el Estado (algo que de todas formas ha dilucidado la Corte como veremos infra), en cambio sobre el informe definitivo el Pacto de San José es contundente marcando el imperativo para el Estado de tomar las medidas a efectos de remediar la situación dentro del plazo estipulado por la Comisión. En la norma del artículo 51 bajo estudio hay tres palabras que no pueden examinarse sin vincularlas entre si, siempre en el marco de un instrumento cuyo objeto y fin es promover y proteger los derechos de la persona humana: ellas son "recomendaciones", "debe" y "remediar". La palabra "recomendación" conduce inicialmente a pensar en que el Estado puede actuar discrecionalmente, cumpliendo con aquella o haciendo caso omiso de la misma; pero el vocablo imperativo "debe" marca una obligación respecto a las conductas a llevar a cabo. Tampoco hay que obviar en este análisis que no cualquier medida puede ser tomada, sino todas las que sean necesarias para remediar la situación bajo estudio. Conforme a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y al reglamento de la Comisión Interamericana, en su informe final esta arriba a las conclusiones definitivas sobre si en el caso en cuestión, el Estado ha incurrido o no en una violación de los derechos humanos. Con claridad meridiana la Corte ha dicho que en el informe correspondiente al artículo 51 de la Convención, la Corte "... puede incluir una fecha límite ... dentro del cual el Estado debe tomar las medidas necesarias para remediar la situación examinada" (el énfasis es nuestro)12. En consonancia con el Pacto de San José, una norma procesal del reglamento de la Comisión, destaca que si el asunto no ha sido solucionado o no ha sido sometido a la decisión de la Corte "... la Comisión podrá emitir, por mayoría absoluta de votos, un informe definitivo que contenga su opinión y conclusiones finales y recomendaciones ..."13. A renglón seguido, el Reglamento dice que dicho informe se transmite a las partes y éstas presentarán información sobre el cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión, quien luego evaluará el cumplimiento de sus recomendaciones14. Por la última reforma a su Reglamento, queda clara la facultad de seguimiento de la Comisión, respecto del cumplimiento de sus decisiones15. Producto de la evolución de la discusión internacional en la materia, esta legítima atribución de la Comisión, que le habilita a solicitar información a las partes e incluso a celebrar audiencias, no hace más que aportar al argumento que reivindica la fuerza vinculante de sus decisiones. Se encuentra bajo estudio en la OEA la adopción de un mecanismo más efectivo que el actual para involucrar a los órganos políticos de la institución (Consejo Permanente y Asamblea 11 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 51.2. Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, Opinión Consultiva OC 15/97 (párr. 50) del 14 de noviembre de 1997; Serie A N 15, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1997. 13 Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: art. 45.1. 14 Ibídem: art.45.2 y 45.3. 15 Ibídem: art. 46. 12 Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 7 Fabián Salvioli General) en la toma de postura frente al incumplimiento de las decisiones de la Comisión o de la Corte. El deber para el Estado de tomar las medidas a fin de remediar la situación examinada, proviene sin duda del principio de buena fe en el cumplimiento de las obligaciones internacionales. Este principio, como el derecho todo, va adquiriendo nuevos contenidos con el paso del tiempo. Sostenemos con énfasis que en materia de protección internacional contemporánea de los derechos de la persona humana, el principio de buena fe en el cumplimiento de las obligaciones internacionales comprende acatar las decisiones de los órganos que aplican los instrumentos jurídicos de derechos humanos. Un último párrafo en este acápite sobre el artículo en cuestión del Pacto de San José: al decir el texto que la Comisión formulará las "recomendaciones pertinentes", los Estados están confiando en el órgano su capacidad de dar en la tecla sobre las acciones a seguir por el Estado. Si las recomendaciones son las pertinentes y el Estado debe obligatoriamente tomar las medidas para remediar la situación, difícilmente pueda sostenerse que, en el cumplimiento de buena fe de las obligaciones internacionales, un Estado pueda echar al olvido dichas atinadas "recomendaciones". V.- El carácter vinculante del informe definitivo de la Comisión para un Estado parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos Como ya hemos dicho, el término "recomendaciones" en los textos de la Convención y el Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es aquel que más ayuda a dudar del carácter vinculante de las decisiones finales de la Comisión. Hay un cierto desarrollo jurisprudencial y doctrinario del tema que aquí nos ocupa, respecto de aquellos Estados que han ratificado el Pacto de San José de Costa Rica. Así, la Corte Interamericana ha sostenido en sus primeros pronunciamientos que con el procedimiento establecido en la Convención Americana se establece un mecanismo de intensidad creciente "... destinado a estimular al Estado afectado a fin de que cumpla con su deber de cooperar con la solución del caso. Se ofrece así al Estado la posibilidad de resolver el asunto antes de verse demandado ante la Corte ..." 16. Juan Méndez advierte que por una interpretación de la Comisión Interamericana (y plasmada en su antiguo reglamento), el informe del artículo 50 y el informe del artículo 51 eran considerados por dicho órgano un solo y mismo documento 17. En una opinión consultiva, la Corte ha señalado aspectos que hacen a los informes de referencia que emite la Comisión Interamericana bajo el sistema del Pacto de San José, dejando claro que se trata de dos documentos diferentes que pueden coincidir o no en sus conclusiones y 16 Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso Velásquez Rodríguez, Excepciones preliminares. Sentencia del 26 de junio de 1987, párr. 58/59; Serie C N 1, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1987. 17 Méndez, Juan: "Una aproximación crítica a la interpretación vigente de los artículos 50 y 51 de la Convención", en: "El futuro del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos", pág. 247; Edit. IIDH, San José de Costa Rica, 1998. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 8 Fabián Salvioli recomendaciones18. En particular, respecto al informe regulado en el artículo 50 de la Convención, el Tribunal ha dicho que "... se transmite con carácter reservado al Estado para que adopte las proposiciones y recomendaciones de la Comisión y solucione el problema" (la negrita es nuestra)19. Sobre el informe del artículo 51, la Corte dice que la Comisión "... deberá hacer las recomendaciones pertinentes, dándole un plazo adicional al Estado para que tome las medidas adecuadas enderezadas a cumplir sus obligaciones dentro de la Convención" (la negrita es nuestra)20. Más adelante, en un análisis poco feliz dentro de la decisión de fondo en un caso contencioso, la Corte ha señalado que el término "recomendaciones", establecido en el artículo 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos "debe ser interpretado conforme a su sentido corriente de acuerdo con la regla general de interpretación contenida en el art. 31.1 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados y, por ello, no tiene el carácter de una decisión jurisdiccional obligatoria cuyo incumplimiento generaría la responsabilidad del Estado..." "... en consecuencia, el Estado no incurre en responsabilidad internacional por incumplir con una recomendación no obligatoria ..." 21. El Tribunal ha hecho un uso parcial del artículo 31 de la Convención de Viena, el cual señala para la interpretación de los Tratados, seguir el sentido literal teniendo en cuenta un criterio teleológico; la norma en cuestión dice que un tratado deberá "... interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin"22. Como señala con agudeza Héctor Faúndez, en aquella criticable opinión la Corte "... parece no haber prestado suficiente atención al objeto y fin del tratado, ni haber tomado debidamente en consideración el contexto de las disposiciones contenidas en los artículos 50 y 51 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma Convención ..." 23. La Convención de Viena es un texto general para todo tipo de tratados. Sin duda que en materia de derechos humanos, la interpretación teleológica cobra una preponderancia particular, teniendo en cuenta que no estamos en presencia de acuerdos que rigen puramente relaciones entre Estados, sino que el destinatario y centro de los mismos es la persona humana. Creemos firmemente que no se compadece con los niveles jurídicos alcanzados en la actualidad, una interpretación que privilegiando el dogma literal nos lleve a desvirtuar el objeto y fin en un caso de derechos humanos. En esta dirección, Antonio Cançado Trindade observa que las normas jurídicas del derecho internacional de los derechos humanos deben ser interpretadas y aplicadas teniendo 18 Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, Opinión Consultiva OC 13/93 (párr.53) del 16 de julio de 1993; Serie A N 13, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1993. 19 Ibídem, párr. 48. 20 Ibídem, párr. 52. 21 Corte Interamericana de Derechos Humanos: caso Caballero Delgado y Santana; Fondo; Sentencia de 8 de diciembre de 1995, párr. 67; en Informe Anual 1995 de la Corte Interamericana, San José de Costa Rica, 1996. 22 Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados: art. 31.1; (1969). 23 Faúndez Ledesma, Héctor: "El sistema interamericano de protección de los derechos humanos: aspectos institucionales y procesales"; 2da edición, pags. 342-43; Edit. IIDH, San José de Costa Rica, 1999. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 9 Fabián Salvioli siempre presentes las necesidades apremiantes de protección de las víctimas, y reclamando, de ese modo, la humanización de los postulados del Derecho Internacional Público clásico 24. En el punto bajo tratamiento, es evidente que la Corte Interamericana, en ocasión de resolver el fondo del caso Caballero Delgado y Santana ha sido incapaz de darle al artículo 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, una interpretación lógica con los lineamientos contemporáneos de la protección internacional de los derechos humanos. Además, la responsabilidad internacional de un Estado no surge sólo del incumplimiento por parte de aquel de una decisión jurisdiccional obligatoria. Al efecto, nos ilustra Jiménez de Aréchaga estipulando que siempre que se viola un deber establecido en cualquier regla de derecho internacional, automáticamente surge una relación jurídica nueva, establecida entre el sujeto al cual el acto es imputable, que debe responder mediante una reparación adecuada, y el sujeto que tiene derecho de reclamar la reparación por el incumplimiento de la obligación 25. Es decir, uno de los orígenes de la responsabilidad internacional es el incumplimiento de un deber establecido en cualquier regla del derecho internacional. Algunos autores destacan que el derecho internacional moderno de los derechos humanos, al establecer un conjunto de derechos válidos para todas las personas, produjo también un cambio notable en el derecho de la responsabilidad estatal, generando una inversión de roles, donde hoy los derechos humanos alimentan al derecho de la responsabilidad estatal 26. La dinámica de la protección internacional de los derechos humanos ha generado un enriquecimiento del instituto de la responsabilidad internacional, y hoy es válido afirmar que la indemnización por violaciones a un tratado de derechos humanos encuentra sus razones en el derecho internacional 27 Aquel error de interpretación de la Corte Interamericana se ha corregido parcialmente, en opinión de Faúndez Ledesma, con la sentencia del caso Loayza Tamayo, donde la Corte sostuvo que acorde al principio de buena fe, si un estado ratifica un tratado internacional, especialmente si es de derechos humanos, tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos para aplicar las recomendaciones de un órgano de protección como la Comisión Interamericana 28. En otro asunto, en relación al informe del artículo 50, la Corte ha señalado que, acorde al principio de buena fe, al ratificar la Convención "... los Estados partes se comprometen a atender todas las recomendaciones que la Comisión aprueba en sus informes ..."29. Ahora bien, si el Tribunal considera que hay que atender las recomendaciones de un informe que no ha adquirido el carácter de definitivo ¿qué cabe esperar para un informe que sí reviste dicho carácter, que determina la palabra final del sistema, y que ha sido emitido por un órgano de protección en materia de derechos humanos con indudables competencias para ello?. 24 Cançado Trindade, Antonio: "El derecho internacional de los derechos humanos en el Siglo XXI"; (págs. 48/49) Edit.Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 2001. 25 Jiménez de Aréchaga, Eduardo: "El Derecho Internacional Contemporáneo", (pág. 317), Edit. Técnos, Madrid, 1980. 26 Buergenthal, Thomas; Grossman, Claudio; y Nikken, Pedro: "Manual internacional de derechos humanos" (págs.15/16); Edit. Jurídica Venezolana; Caracas, Venezuela, 1990. 27 Salvioli, Fabián: "Postulados emergentes de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en relación al Derecho Internacional Público"; pág.161; Edit. IRI, UNLP, La Plata, Argentina, 1997. 28 Faúndez Ledesma, Héctor: "El sistema ..."Op. Cit. págs. 342, 343. 29 Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso "Blake", (Fondo). Sentencia del 24 de enero de 1998, párr. 108; Serie C N 36, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 2000. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 10 Fabián Salvioli Pedro Nikken expresa en torno al informe definitivo de la Comisión que "... si bien el segundo informe no tiene la misma fuerza vinculante que una sentencia de la Corte, el Estado que lo desacate está incumpliendo el derecho internacional, obligado como está a cooperar para que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos ofrezca la debida protección a las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ..." 30. En igual sentido, Mónica Pinto sostiene que en el esquema normativo que rige a una petición individual contra un Estado que es parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos "... no parece haber resquicio para intentar socavar el carácter vinculante del informe de la Comisión respecto del Estado concernido en la petición ..."31. Nos decantamos en términos generales en la línea de pensamiento de los prestigiosos autores mencionados, y sostenemos que el carácter vinculante de la decisión final de la Comisión Interamericana no puede admitir duda alguna, máxime teniendo en cuenta que si el Estado en cuestión no está de acuerdo con las conclusiones iniciales de la Comisión, manifestadas en su informe preliminar, puede hacer uso de su derecho y enviar el asunto a conocimiento de la Corte Interamericana. Si no lo hace, y tampoco da cumplimiento a las recomendaciones iniciales de la Comisión (aquellas que se expresan en el informe del artículo 50 de la Convención), la única interpretación compatible con el principio de buena fe, es que el Estado acepta como conclusión final la decisión de la Comisión Interamericana en su informe definitivo, y que por la teoría de los actos propios, está obligado a cumplir con las recomendaciones de la Comisión. La Corte ha expresado de forma contundente que la Comisión tiene vedado, salvo circunstancias excepcionales, modificar las opiniones, conclusiones o recomendaciones transmitidas a un Estado miembro, y que bajo ninguna circunstancia la Comisión está facultada por la Convención para emitir un tercer informe 32. Siendo el último eslabón del caso (aunque no sólo por ello) el informe final la Comisión es vinculante, así como también son definitivas sus conclusiones; y como consecuencia de la acción (o más bien inacción del gobierno en cuestión) son vinculantes las recomendaciones pertinentes para que el Estado cumpla su deber de tomar las medidas para remediar la situación, de acuerdo con el objeto y fin de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. VI.- El carácter vinculante del informe definitivo de la Comisión para un Estado de la OEA que no es parte en la Convención Americana sobre Derechos Humanos Respecto de los Estados miembros de la Organización que no han ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos la Comisión aplica como norma base de su actuación a la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre de 1948; este instrumento es a nuestro juicio de carácter obligatorio. 30 Nikken, Pedro: "Perfeccionar el sistema interamericano de derechos humanos sin reformar el Pacto de San José"; En "El futuro del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos", pág. 34; Edit. IIDH, San José de Costa Rica, 1998. 31 Pinto, Mónica: "La relaciones entre los órganos del sistema" en: "El futuro ..." op. cit. Pág. 176. 32 Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, Opinión Consultiva OC 15/97 (párr. 58) del 14 de noviembre de 1997; Serie A N 15, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1997. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 11 Fabián Salvioli La Corte Interamericana ha dicho que “… La Asamblea General de la Organización ha reconocido además, reiteradamente, que la Declaración Americana es una fuente de obligaciones internacionales para los Estados miembros de la OEA …”; “… Puede considerarse entonces que, a manera de interpretación autorizada, los Estados Miembros han entendido que la Declaración contiene y define aquellos derechos humanos esenciales a los que la Carta se refiere …” 33. Como ya hemos señalado, cuando la Corte afirma que para todos los Estados de la OEA la Declaración Americana constituye, en lo pertinente y en relación con la Carta de la Organización, una fuente de obligaciones internacionales, está haciendo referencia al instrumento jurídico en sí, y no a los derechos contenidos en él. La opinión de la Corte realiza un notable aporte al derecho internacional contemporáneo en cuanto a la especificidad de los instrumentos jurídicos de derechos humanos, y la factibilidad de que algunos de ellos adquieran carácter vinculante sin necesidad de ser tratados 34. Para los Estados no partes del Pacto de San José, considerando que el único órgano habilitado ab initio en el sistema interamericano para llevar asuntos individuales contra ellos es la Comisión Interamericana, también cabe hacer una interpretación pro persona de las normas que les vinculen en materia de derechos humanos. Trabajando en esta dirección, cabe recordar que ninguna aplicación o interpretación de una norma de derechos humanos puede ir en contra de los efectos de otra que sea más beneficiosa para la persona. En la propia Carta de la OEA los Estados proclaman los derechos fundamentales de la persona humana35. Asimismo, la Carta señala que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tendrá como función principal promover la observancia y la defensa de los derechos humanos, destacando que una convención interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura, competencia y procedimiento de dicha Comisión36. Por ende, una interpretación pro persona de las obligaciones libremente adoptadas por los Estados miembros de la OEA conforme al artículo 106 de la Carta, nos conduce a señalar que las partes de la Convención que se refieren a la estructura, competencia y procedimiento de la Comisión Interamericana, atañen también a los Estados que no han ratificado la Convención, pero que si son partes en la Carta de la OEA. En este sentido, cabe recordar que el propio Pacto de San José de Costa Rica determina que ninguna disposición de la Convención puede ser interpretada en el sentido de excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza 37. 33 Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Interpretación de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre en el marco del art. 64 de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos”, Opinión Consultiva OC 10/89 (párrafos 41/42) del 14 de julio de 1989; Serie A N 10, Edit. Secretaría de la Corte, San José de Costa Rica, 1990. 34 Salvioli, Fabián: "El aporte de la Declaración Americana de 1948 para la protección internacional de los derechos humanos" en: "El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del Siglo XXI", T. I; pág. 693; Edit. Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 2001. 35 Carta de la Organización de los Estados Americanos: art. 3. 36 Ibídem: art. 106. 37 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 29.d. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 12 Fabián Salvioli Ya hemos visto en el acápite anterior que una parte de la doctrina más autorizada considera que los informes finales sobre casos individuales poseen carácter vinculante. Por ende cabe descartar que el problema sobre la obligatoriedad de los informes definitivos resida en el término "recomendaciones", sino en la fuente de la cual derivan las obligaciones. No cabe duda respecto a que para los Estados partes en el Pacto de San José, el origen convencional de este instrumento es la base jurídica en la cual reposa la obligación para los Estados de cumplir con las recomendaciones que emite la Comisión en su informe definitivo. La identidad de tratamiento de las peticiones individuales para los Estados partes y no partes de la Convención Americana está avalada en el Reglamento de la Comisión Interamericana, donde se establece el mismo procedimiento, a excepción exclusiva del artículo que habla del envío del asunto a la Corte38. Si bien es diferente el instrumento que se aplica (Convención Americana en un caso y Declaración Americana en el otro) no hay ningún elemento de peso para otorgar un carácter jurídico de menor valor a los informes definitivos pronunciados por la Comisión respecto a los Estados miembros de la OEA que no han ratificado la Convención Americana. Finalmente, la base jurídica que marca la obligación de cumplir con un informe definitivo emitido por la Comisión Interamericana para un Estado no parte en el Pacto de San José, deriva del artículo 106 de la Carta de la OEA, de las normas de fondo establecidas en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, de las normas de procedimiento que posee la Convención Americana, del Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y finalmente del desarrollo contemporáneo del principio de buena fe en el cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. No puede sostenerse válidamente a esta altura del desarrollo del derecho internacional contemporáneo y del propio sistema interamericano, que casi una tercera parte de los Estados de la OEA reciben informes atinentes a casos de derechos humanos en su contra, pero que las decisiones de la Comisión no conllevan mayor obligación para aquellos. VII.- Algunas consideraciones finales Hay normas comunes en materia de derechos humanos que se aplican a todos los Estados miembros de la OEA. Estas son las pertinentes de la Carta de la Organización, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, las disposiciones de derechos humanos que posean carácter de ius cogens y las normas consuetudinarias contenidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros instrumentos interamericanos de protección de los derechos humanos, y finalmente las disposiciones atinentes a la estructura, competencia y procedimiento de la Comisión Interamericana, que se encuentran en el Pacto de San José de Costa Rica. El sistema interamericano de derechos humanos está atravesando una etapa de perfeccionamiento y consolidación, donde se abandonan lenta pero de manera irreversible los criterios basados en un ejercicio abusivo y mal entendido de la soberanía estatal, y el eje se desplaza hacia la adopción de normas y el dictado de interpretaciones que tienen como centro a la persona humana. Esta corriente puede verse con claridad en las principales reformas operadas 38 Comisión Interamericana de Derechos Humanos: Reglamento, art.50. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 13 Fabián Salvioli y vigentes de los reglamentos de la Comisión y de la Corte Interamericanas de Derechos Humanos39, y también en la propia actuación de los órganos de protección, donde en general se resuelven los casos poniendo más énfasis en el objeto y fin de la protección internacional de los derechos humanos que sobre otros aspectos40. Siendo la Comisión Interamericana un órgano principal de la Organización de Estados Americanos, su parecer es la opinión oficial de la Organización de los Estados Americanos en materia de derechos humanos. El principio de buena fe en el cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos comprende, como ya señalamos, el acatamiento de las decisiones de los órganos de aplicación. Las disposiciones relativas a la protección de los derechos humanos en las Américas deben ser analizadas, entonces, conforme a todas estas tendencias contemporáneas que venimos desarrollando, tanto en aspectos de fondo como procedimentales. El valor jurídico de los informes de la Comisión Interamericana no puede ser una excepción. La interpretación que aquí proponemos pretende otorgar unidad y correlación al sistema interamericano de derechos humanos, partiendo de la identidad e igualdad de valor jurídico del informe final elaborado por la Comisión Interamericana respecto a cualquier Estado miembro de la OEA; es decir, para todos los casos individuales con decisión sobre el fondo y que no llegan a la Corte, cualquiera sea el motivo por el cual ello no sucede. No se pretende equiparar aquí a la decisión de la Comisión con el pronunciamiento de la Corte en un caso contencioso. Sobre una sentencia de la Corte Interamericana no hay posibilidad de revisión por parte de otro órgano, es definitiva e inapelable 41. Igualmente, de acuerdo a la Convención Americana, la parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado42. El informe definitivo de la Comisión no es una sentencia, porque no emana de un ente jurisdiccional, y por ende su alcance es menos amplio que el de un fallo de la Corte. Pero la definición sobre la naturaleza del dictamen poco hace a la determinación sobre si este es o no vinculante. El derecho internacional tiene muchos ejemplos de decisiones vinculantes que toman órganos no jurisdiccionales. Sostener que los informes finales de la Comisión no son vinculantes tiene consecuencias penosas para la protección de los derechos humanos; significa ni más ni menos que señalar que los Estados podrían hacer caso omiso de las medidas pertinentes destinadas a poner fin a las 39 Citamos como ejemplos que en el nuevo reglamento de la Comisión Interamericana se establece la presunción de que los asuntos se elevarán a conocimiento de la Corte, y que la Comisión debe escuchar la opinión del peticionario a efectos de tomar su decisión al respecto (art. 44); igualmente, el nuevo reglamento de la Corte Interamericana consagra definitivamente el locus standi para las víctimas, sus familiares o representantes durante todo el proceso (art. 23). 40 Un ejemplo es la sentencia emitida en el caso Tribunal Constitucional de Perú por la Corte Interamericana, donde esta desestimó el pretendido retiro por parte del Perú, de la jurisdicción contenciosa de la Corte. Corte Interamericana de Derechos Humanos: "Caso Tribunal Constitucional" (competencia) sentencia del 24 de setiembre de 1999. 41 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 67. 42 Convención Americana sobre Derechos Humanos: art. 68. Un análisis desde el principio pro persona sobre el valor jurídico de las decisiones de la CIDH 14 Fabián Salvioli violaciones comprobadas y repararlas. De esta manera se genera una aflicción más a la víctima, y se la coloca, ahora en el plano internacional, en un nuevo estado de indefensión. La Corte Interamericana ha dado un paso importante, aunque insuficiente aún, al abandonar el triste precedente en la materia del caso Caballero Delgado, y en consecuencia comenzar a explorar el grado de obligatoriedad de los informes finales de la Comisión conforme al principio de buena fe y al objeto y fin de la Convención Americana. Es de esperar que el Tribunal vaya más allá en futuros casos u opiniones consultivas, y acorde a una interpretación pro persona, señale tajantemente el carácter vinculante de los informes definitivos que expida la Comisión Interamericana. Es comprensible que existan interpretaciones contrarias al criterio aquí sostenido; no nos cabe frente a ello sino reiterar, como cuando analizamos el valor jurídico de las declaraciones universal y americana, que somos conscientes de la audacia de estos planteos, pero que en todo caso, preferimos que se nos tilde de utópicos, a que se nos señale, siquiera como cómplices jurídicos involuntarios de la impunidad..."43. Los Estados no deben temer, tienen todas las garantías para evitar acciones que no consideren correctas por parte de la Comisión Interamericana. La actuación de la Comisión es pública, y todos los años los Estados pueden revisar el trabajo de aquella en ocasión de la presentación del Informe Anual de la Comisión en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos. Más aún, sería deseable que la Asamblea recupere aquel rol que hubiere abandonado de hecho a partir de 1980, y vuelva a expedirse con resoluciones particulares sobre los informes que presentan los órganos de protección de los derechos humanos. Sin hacer responsable de estos pocos razonamientos a nadie más que al autor del presente trabajo, los modestos párrafos que lo conforman están dedicados a las personas que aprendieron que el derecho es una herramienta sólo válida para hacer justicia. Y como Germán Bidart Campos en cada palabra y en cada línea escrita, nunca lo han olvidado. La Plata, otoño de 2002. 43 Salvioli, Fabián: "El desarrollo de la protección internacional de los derechos humanos a partir de las Declaraciones Universal y Americana"; en: "Relaciones Internacionales" N 13, pág. 92; Edit. IRI, La Plata, Argentina, 1997.