sindicato uso - Cortes de Aragón

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SINDICATO U.S.O.-ARAGON
Francisco Bayo Rodríguez
Responsable de la Sección de Sanidad
SINDICATO USO-ARAGÓN
EXPONE A LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS DE LAS CORTES DE
ARAGÓN EN SU COMPARECENCIA ANTE LA COMISIÓN DE
PETICIONES DE FECHA 15 DE ABRIL DE 2.008:
Que, el 13 de noviembre de 2007, se suscribió un Acuerdo entre el Servicio Aragonés de
Salud y los sindicatos integrantes de la mesa sectorial de sanidad, en materia de Carrera
Profesional, que se va aplicar a los empleados públicos de profesiones sanitarias del
Servicio Aragonés de Salud y a los grupos A y B no sanitarios del Servicio Aragonés de
Salud que no estaban incluidos en la Ley 44/2003, de Ordenación de las Profesiones
Sanitarias, publicada en el BOE el 22 de noviembre de 2003, así como a todos los
empleados públicos de los grupos C,D, y E de dicho organismo, que tampoco estaban
contemplados en la citada Ley.
Que, el plazo del 24 de noviembre de 2007, que se establece en la Ley 44/2003, es para
establecer un modelo de desarrollo profesional para las Profesiones Sanitarias definidas en
los artículos 2, 6 y 7 de dicha Ley, en el grado de licenciado (medicina, farmacia y
veterinaria) y en el grado de diplomados (enfermería, fisioterapia y terapia ocupacional
entre otras).
Los empleados públicos de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón que
prestan sus
servicios profesionales como veterinarios, farmacéuticos, médicos y
diplomados en enfermería del Departamento de Salud y Consumo, veterinarios del
Departamento de Agricultura y Alimentación y médicos y diplomados en enfermería del
Instituto Aragonés de Servicios Sociales, todos ellos
Son profesionales sanitarios contemplados en la Ley estatal 44/ 2003.
En los artículos 37,38 y 39 de la Ley estatal 44/2003, se reconoce a los empleados públicos
anteriormente citados el derecho al desarrollo profesional (“ carrera profesional sanitaria”).
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La Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón no está reconociendo el
desarrollo profesional sanitario (“carrera profesional sanitario”) a los empleados públicos
de profesiones sanitarias citados.
La Diputación General de Aragón discrimina a dichos empleados públicos, sin causa
justificada para la diferencia de trato con los empleados públicos de la misma
Administración que ejercen sus profesiones sanitarias en el organismo autónomo Servicio
Aragonés de Salud, dependiente de la Administración de la Comunidad Autónoma de
Aragón.
El motivo aducido por la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón es que los
citados empleados públicos con profesiones sanitarias no prestan sus servicios en el
Servicio Aragonés de Salud, incumpliendo tanto el espíritu como la letra de la Ley estatal
44/2003.
Se vulnera además, el principio de igualdad reconocido en el artículo 14 de la Constitución
Española (CE) y el derecho de acceso a la función pública en condiciones de igualdad,
reconocido por el artículo 23.2 de la CE y los principios del artículo 103 CE.
La disposición transitoria segunda de la Ley estatal 44/2003 prevé un plazo de cuatro años
a partir de la entrada en vigor de la Ley para la implantación del desarrollo profesional
(“carrera profesional sanitaria”) en todas las profesiones sanitarias previstas en los artículos
6 y 7. La citada Ley entró en vigor el 23 de noviembre de 2003, por lo que el término se
cumplió el 23 de noviembre de 2007.
A los empleados públicos de las profesiones sanitarias del Servicio Aragonés de Salud se
les reconoció la citada carrera o desarrollo profesional sanitario desde el 1 de julio de 2005.
Estos percibían, como anticipo de la misma un adelanto económico mensual, en aplicación
de Acuerdos sindicales de 26 de abril de 2005.
La diferencia de trato entre unos empleados públicos que ejercen sus respectivas
profesiones sanitarias en el organismo autónomo “Servicio Aragonés de Salud” y otros
organismos autónomos (Instituto Aragonés de Servicios Sociales) o Departamento de la
misma Administración pública es contraria de principio y al derecho de igualdad en y ante
la Ley (artículo 14 de la CE) y de su proyección en el ámbito específico de la función
pública (artículo 23.2 con el 103 CE y Art. 24 CE).).
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Que, en dicho acuerdo no se contempla el modelo de desarrollo profesional de los
Licenciados que no son médicos, entre ellos los Veterinarios, colectivo este con una
problemática que pasaremos a detallar de forma sucinta y que hace insostenible su situación
por mas tiempo.
El modelo acordado sí contempla modelos de desarrollo profesional para,
aproximadamente, 18000 trabajadores, la mayoría de los cuales no son de las citadas
profesiones sanitarias.
Que, este precepto, junto a otros como la movilidad de los profesionales, están igualmente
establecidos en la Ley 16/2003, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud. Esta
Ley, en sus artículos 40, 41 y 42, establece el sistema de desarrollo profesional, la carrera
profesional y la evaluación de competencias. En su artículo 41 dice que carrera profesional
es el derecho de los profesionales a progresar de forma individualizada, como
reconocimiento a su desarrollo profesional en cuanto a conocimientos, experiencia en las
tareas asistenciales, investigación y cumplimiento de los objetivos de la organización en la
que prestan sus servicios. La Ley 44/2003, de Ordenación de Profesiones Sanitarias,
establece el derecho de los profesionales de las profesiones sanitarias de los artículos 6 y 7,
al sistema de desarrollo profesional consistente en el reconocimiento público y expreso del
desarrollo alcanzado por un profesional sanitario. Los veterinarios somos profesionales
pertenecientes al Sistema Aragonés de Salud. Ya han surgido interpretaciones torcidas, con
motivo de la Disposición Adicional Quinta de dicha Ley 44/2003, que dice que las
disposiciones de esta Ley sólo se aplicarán a los profesionales de los artículos 6 y 7, cuando
presten servicios en centros sanitarios integrados en el Sistema Nacional de Salud. El Real
Decreto 1277/2003, por el que se establecen las bases generales sobre autorización de
centros, servicios y establecimientos sanitarios, de carácter básico, define en su artículo 2 el
centro sanitario, como conjunto organizado de medios técnicos e instalaciones en el que
profesionales capacitados, por su titulación oficial o habilitación profesional, realizan
básicamente actividades sanitarias con el fin de mejorar la salud de las personas. Por tanto
los centros en los que están ubicados los veterinarios, deben de ser considerados como
centros sanitarios. En caso contrario, no tiene ningún sentido que la Profesión Veterinaria
sea una Profesión Sanitaria y que las disposiciones de la Ley de Profesiones Sanitarias, no
les sean aplicadas por el mero detalle de estar es centros de trabajo no registrados como
centros sanitarios. El artículo 2 de dicho Real Decreto establece que las disposiciones del
mismo se aplicarán a todos los centros, servicios y establecimientos sanitarios, de
cualquier clase y naturaleza. Por tanto los servicios que presta un profesional sanitario del
Sistema de Salud, cuando su centro de trabajo no está registrado como centro sanitario,
tienen que tener la misma consideración que los que se presten en ellos. Lo contrario sería
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tan absurdo como afirmar que como no se ha cumplido la disposición reglamentaria,
(Registro del centro como centro sanitario) por parte de la Administración, se anula el
derecho que da la Ley. Por tanto, dichas discusiones no anulan de ningún modo el derecho
evidente de los Licenciados Sanitarios al Sistema de Desarrollo Profesional y no son más
que excusas para, una vez más marginar e ignorar los grandes servicios que presta la
Profesión Veterinaria a la sanidad (Salud Pública).
Esto mismo es lo que establece la Ley General de Sanidad, en su artículo 8, dice que se
considera actividad básica del sistema sanitario, la que pueda incidir sobre el ámbito
de la veterinaria de salud pública en relación con el control de la higiene, la tecnología
y la investigación alimentarias, así como la prevención y lucha contra las zoonosis y
las técnicas necesarias para la evitación de riesgos en el hombre debidos a la vida
animal o a sus enfermedades. Queremos subrayar que estas actividades son
desempeñadas por los veterinarios del Departamento de Agricultura también, y no sólo
por los de sanidad. Igualmente en el Capítulo II, artículo 18, establece en los puntos 10
y 12, el control de los riesgos para la salud derivados de los productos alimentarios y
la promoción y mejora de las actividades de veterinaria de salud pública, sobre todo
en las áreas de la higiene alimentaria, en mataderos e industrias de su competencia, y
en la armonización funcional que exige la prevención y lucha contra las zoonosis.
Vamos a exponer de forma pormenorizada y lo más brevemente posible, la cronología de la
marginación a la que se está sometiendo sistemáticamente a nuestra profesión.
Los Servicios Veterinarios Oficiales, provienen de la antigua Sanidad Local. En ella se
prestaban servicios en Partidos, en los que se compatibilizaba el ejercicio profesional con la
Función Pública. En 1989, por el Decreto 149/89, se reestructuran los Servicios
Veterinarios Oficiales, pasando a prestar servicio en Zonas Veterinarias y Mataderos, en los
Departamentos de Agricultura y Sanidad. Dichos profesionales estaban en la Escala
Sanitaria Superior, subrayamos lo de Escala sanitaria. Mientras tanto hay un grave
problema de interinidad, de sobras conocido por los parlamentarios de Aragón, que duró
hasta 2002. En ese lapso de tiempo se convocan plazas de veterinarios de la Escala
Facultativa. Una serie de compañeros veterinarios entran por oposición entonces, y al ser
gran parte de los veterinarios interinos, acceden sin problemas a puestos de jefaturas de
todo tipo. En el año 1995 se publica el Decreto 156/95, por el que se crean y modifican
clases de especialidad y se regulan aspectos relativos a las relaciones de puestos de trabajo.
En él, con la siguiente exposición que transcribimos, se nos saca de la Escala Sanitaria.
Exposición: El Decreto 126/1991, establece las clases de especialidad pertenecientes a las
escalas de cada cuerpo de funcionarios de la Administración de la Comunidad Autónoma.
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La experiencia adquirida desde la fecha de su aprobación, así como la necesidad de
adecuación impuesta por el lógico dinamismo en la evolución de las funciones y servicios
de la Administración y la recepción de transferencias con el consiguiente traspaso de
personal, tanto efectuadas hasta la fecha, como de previsible asunción, exigen una
modificación del mismo. Por otro lado, las Cortes de Aragón, en sesión plenaria celebrada
el 29 de marzo de 1995, aprobaron una proposición no de Ley en el sentido de integrar a los
Veterinarios de Zona en la Escala Facultativa Superior.
El establecimiento de las Escalas de los funcionarios del Grupo A, se establece por Decreto
Legislativo 1/91. En el Artículo 16.1, se establecen cinco Escalas, entre ellas la Sanitaria y
la Facultativa y se dice claramente que ello se hace de acuerdo a la naturaleza de las
funciones atribuidas. Es decir que si los veterinarios de Zona se incluyeron en la Escala
Sanitaria, sería porque sus funciones son sanitarias. Si se les saca de dicha escala, se quiere
decir que sus funciones han dejado de ser sanitarias, para ser meramente facultativas. Dicha
concepción entra en contradicción con la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias.
Consideramos que ahí está la base de la marginación de esta profesión, que ha dado pie a
que se la saque de toda posibilidad de consideración que no sea nivel base.
Dicho cambio se vendió muy bien, con el señuelo de que fuera de la estructura sanitaria, el
funcionario podía optar a muchos puestos en concurso, como jefaturas u otros puestos,
mientras que la carrera técnica, como se llamaba entonces, limitaba la carrera a los puestos
técnicos de su titulación. Dicha previsión efectivamente se cumplió mucho entre los
compañeros que entraron mientras el grueso de los veterinarios eran interinos.
Posteriormente, nos dimos cuenta de que nuestros jefes eran en muchos casos de
promociones posteriores a las nuestras.
La histórica reivindicación del nivel 24 para los veterinarios tiene mucho que ver con la
“carrera técnica”. Recientemente se dictó otra sentencia más que nos lo deniega, Sentencia
118/2007. En ella se expone que en el Acuerdo de Consejo de Gobierno de la DGA, de 27
de diciembre de 1988, han oído bien, 1988, en la Manifestación séptima del Anexo II, se
recoge que las Centrales Sindicales y los representantes de la Administración en la Mesa de
Negociación, estiman imprescindible que se reconsidere la valoración de determinados
puestos, por la especialidad de sus actividades no integradas en las estructuras
administrativas, a fin de que tengan una atribución de niveles semejante a la establecida
para los puestos de estructura, al efecto de garantizar una carrera profesional en la
administración. Añade posteriormente que se realizarán los estudios pertinentes,
garantizando su aplicación a lo largo de 1989 con efectos retroactivos. Sigue el acuerdo
diciendo que si no se realiza lo anterior se aplicará el nivel 24, con carácter provisional y
con las correspondientes partidas presupuestarias. Posteriormente la Comisión de Sanidad y
Asuntos Sociales aprobó una proposición no de ley para conceder el nivel 24 a los
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Veterinarios Titulares. Más adelante, en el Acuerdo citado se dice que la valoración de los
puestos de veterinario, tiene carácter provisional, hasta que se realice la valoración
definitiva, y que a los efectos de la citada valoración, dichos puestos de trabajo se incluyen
en la denominada “línea profesional” derivada de la especialidad de sus actividades. La
fecha de efectividad del acuerdo es 1 de enero de 1991. Igualmente, en el acuerdo de 24 de
junio de 1996, Sindicatos-Administración, se prevé la “carrera técnica” de los veterinarios.
La Sentencia concluye que la pretensión del nivel 24, es una cuestión sin solución
jurisdiccional, ya que no existe cobertura normativa alguna que dé cabida a dicha
pretensión. Es decir y resumiendo, como estamos en la “línea técnica” y ésta no se ha
establecido, no se pueden valorar adecuadamente los puestos de veterinario.
Una vez llegada la fecha tope que daba la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias, en
2007, todo sigue igual, o mejor dicho, mucho peor. Mientras nuestra profesión vuelve a ser
marginada de la carrera profesional, miles de trabajadores del SAS, sin profesión Sanitaria
alguna, van a obtener importantes incrementos salariales, salidos de nuestros bolsillos,
mientras los auténticos protagonistas de la Ley de Ordenaciones Sanitarias, o parte de ellos,
contemplan atónitos y sin poderlo creer, semejante disparate.
Para el que tenga alguna duda de lo oportuno de nuestra pretensión, el Justicia de Aragón
nos da la razón. En el Expediente DI-799/2003-4, después de exponer los hechos
anteriormente citados, concluye recomendando a la DGA, sobre una queja de veterinarios,
que desarrolle un modelo definitivo de carrera profesional para los funcionarios que
desempeñan actividades de naturaleza técnica no asignadas a Jefaturas de Unidades de la
estructura orgánica, y dé solución definitiva y específica al problema que presenta la
valoración de los puestos de trabajo vinculados a dichas funciones. Ello es en 2003, es decir
cuando todavía quedaban cuatro años para planear la carrera profesional de la Ley de
Ordenación de Profesiones Sanitarias.
Cuando han pasado casi veinte años de todo esto, y después de no hacer nada en esos cuatro
años, determinados cargos de la administración, que han autorizado adelantos a los médicos
y ATS, de 170 euros mensuales, en los dos últimos años, nos proponen que esperemos y
que harán una estructura nueva, en la que una vez integrados, en 2011 o 12, se podría
establecer una carrera profesional para los veterinarios.
No podemos seguir con promesas. Los veterinarios y otros colectivos como médicos,
farmacéuticos, personal del IASS, etc., tenemos el mismo derecho que el resto de
profesiones sanitarias a un sistema de desarrollo profesional y lo vamos a exigir a partir de
enero de 2008.
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Siguiendo con la problemática de esta profesión, en cuya solución la administración se
empeña, después de veinte años de no hacer nada, en seguir así, vamos a exponer los
problemas que este sindicato ha transmitido a la administración, sin ningún resultado.
Las funciones de los veterinarios de Administración Sanitaria, según Decreto 149/1989 son:
“Las de los veterinarios de sanidad son, la higiene de la alimentación, la inspección de
industrias y establecimientos alimentarios, la vigilancia y el control de enfermedades
transmisibles, la sanidad ambiental y la promoción de la salud.”
“Las de los veterinarios de matadero son la vigilancia y control del cumplimiento de la
reglamentación técnico sanitaria de estos establecimientos y funciones de salud pública y
sanidad animal.”
“Las de los veterinarios del Departamento de Agricultura son la vigilancia y control de las
enfermedades animales, los programas de protección sanitaria y mejora ganadera, la lucha
contra las zoonosis o enfermedades transmisibles al hombre, la inspección y el control de
los establecimientos de productos zoosanitarios y otras.”
Por tanto está claro que las funciones de todos los veterinarios son eminentemente
sanitarias, tal y como establece la Ley General de Sanidad. Para más abundamiento en el
tema del carácter sanitario de los veterinarios, hay que señalar, que en el último concurso
de méritos convocado en el año 2005, se aplicó el baremo correspondiente al Decreto
195/98 Reglamento de provisión de puestos de personal sanitario no especializado, el cual
se aplicó para todos los veterinarios, incluidos los del Departamento de Agricultura y en
concurso común. En él se dice muy claramente que los veterinarios son personal sanitario.
Funciones de los Veterinarios, como funcionarios del Grupo A: la administración no pone
personal administrativo suficiente en las Zonas Veterinarias, Mataderos y Oficinas
Comarcales. En las Zonas Veterinarias, es habitual que el trabajo de administrativo lo tenga
que hacer un veterinario. En los Mataderos no hay administrativos, y si los hay son de la
empresa. En el Departamento de Agricultura, se ha establecido de hecho, que los
veterinarios se dediquen fundamentalmente a hacer papeleo, con funciones tan propias del
grupo de funcionarios superiores como coger el teléfono, atender directamente las
solicitudes de los ciudadanos, la realización de todas las tramitaciones administrativas
propias de ganadería, la tramitación de ayudas ganaderas etc. etc. Ello es inaudito en una
administración pública. A la vez las funciones más profesionales se van desplazando a
veterinarios de Sirasa. Es normal que en las reuniones de lucha contra enfermedades, un
veterinario de esta empresa esté dando las directrices e interpretando las cuestiones más
especializadas desde el punto de vista veterinario y dando las pautas a los funcionarios.
Todo ello con el beneplácito de Jefes de Servicio y de Sección, que se ponen al lado para
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avalar este proceder. Mientras tanto en esta empresa, muchos veterinarios favorecidos por
la administración, hacen méritos para entrar cuando llegue el momento. Las funciones del
Grupo A son las superiores de la administración y las de su titulación y no incluyen la
gestión típica de los funcionarios de gestión del Grupo B. Por mucho que las ayudas
ganaderas se refieran a animales, la gestión de las mismas corresponde al Grupo B y C y las
Inspecciones o actuaciones profesionales de veterinario corresponden a los veterinarios.
Ello es muy grave pues se da el caso de que los veterinarios tienen que dejar de
inspeccionar actividades que se deben de inspeccionar obligatoriamente por Reglamentos
Europeos, porque el papeleo es prioritario y es habitual que los administrativos no sean
capaces de hacerlo. Un ejemplo es muy elocuente. En la tramitación de primas ganaderas,
los controles administrativos tienen casillas en los que se pide la firma del veterinario,
confirmando que la documentación aportada es correcta. Es decir, la administración
considera que un veterinario está para comprobar que el solicitante de una subvención ha
aportado todos los documentos necesarios. Es decir algo así como si en una delegación de
hacienda, los Inspectores de Hacienda repasaran la documentación de los contribuyentes,
para asegurarse de que está completa. Una cosa es participar en aquéllas fases de la
tramitación administrativa que son propias del Grupo A, como los informes o las
inspecciones, y otra es hacer de administrativo. Otras funciones altamente especializadas
que se hacen en los mataderos, por ejemplo, es meter la documentación de traslado de
animales en ordenadores, descuidando las funciones veterinarias, lógicamente. En fin, así
podríamos estar enumerando tareas absurdas, que no son más que el resultado de muchos
años de desidia y desinterés por nuestra profesión.
Otro de los problemas básicos de las funciones de los veterinarios es la inspección. Como la
función principal de los veterinarios es la inspección sanitaria, tanto de establecimientos
relacionados con sus competencias, como de sanidad animal y control de zoonosis, hay que
señalar que le hemos dicho a la administración que no estamos de acuerdo en absoluto con
la condición que nos adjudica de meros funcionarios, sin más condición de autoridad
pública. Ello es así, puesto que el levantamiento de actas, de las que se debe de seguir
inexcusablemente un expediente sancionador, caso de haber infracciones sanitarias,
requiere por la Ley de Procedimiento Administrativo, artículo 137, el tener la condición de
autoridad, para que las actas tengan valor probatorio y el procedimiento sancionador sea
legal. Si no es así, los afectados por las sanciones o las medidas cautelares, podrían decir
que los hechos que se constatan en acta no son ciertos, y la administración no podría actuar
contra las infracciones sanitarias. Esta condición de autoridad no puede ser otra que la de
Inspector. En las actas y en la documentación en general, se nos denomina inspectores, pero
luego esa condición no se quiere plasmar en las relaciones de puestos de trabajo. Este hecho
ya está planteado en recurso Contencioso Administrativo, junto con otros hechos
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relacionados con la inspección. El más importante de ellos es que la administración no se
siente obligada a tramitar todas las actas en las que se constaten infracciones sanitarias.
Tanto es así, que tiene circulares en las que se ordena dar plazos para corregir las
deficiencias y que no se mande el acta para su tramitación. Este proceder incumple
claramente la Ley General de Sanidad, que en su artículo 32 dice claramente que las
infracciones sanitarias serán objeto de las sanciones administrativas correspondientes,
previa instrucción del oportuno expediente. Sobre este tema estamos a la espera del
pronunciamiento de los Tribunales de lo Contencioso, pero en todo caso, la negativa
rotunda a que los veterinarios sean Inspectores, es muy reveladora del interés que
demuestra nuestra administración por el cumplimiento de las normativas sanitarias.
Con respecto a la normativa europea, el Reglamento CE 882/2004 sobre controles
oficiales, establece en su artículo 4, que el personal que efectúe los controles oficiales,
debe de poseer la capacidad jurídica necesaria para efectuar los controles y tomar las
medidas establecidas el dicho Reglamento.
Otro punto muy importante de nuestro trabajo, es que el ejercicio de nuestras funciones
descansa sobre la base de que los veterinarios conduzcamos coches, bien nuestros, bien
de la administración. Son ya varias las Sentencias firmes del Tribunal Superior de Justicia
de Aragón y de otras comunidades autónomas que dicen que los veterinarios de la D.G.A.
no tienen obligación de conducir ni el coche oficial, ni el particular puesto al servicio de la
Administración, puesto que no era obligatorio para acceder a la condición de funcionario,
ni aparecía en las bases de oposiciones ni está recogido en el Decreto regulador de las
funciones de los Veterinarios.
Dado el endurecimiento de la normativa al respecto, es comprensible que haya funcionarios
que se nieguen a ejercer funciones que no les son exigibles. No es la actitud general, pero
está claro que si una parte niega todos los derechos, no está en condiciones de recriminar
que no le den lo que no le deben. Por tanto, dada la situación, está por ver cuál será la
actitud del colectivo con este tema, si como se ha visto con el acuerdo de desarrollo
profesional del personal del SAS, la administración derrocha el dinero con funcionarios,
cuyo derecho a ese desarrollo, por el momento no existe, en el caso de todo el personal del
SAS que no tiene profesión sanitaria, y a la vez le niega ese derecho a los profesionales que
sí lo tenemos.
Además tenemos que tener presente que las tres Sentencias firmes del Tribunal Superior de
Justicia de Aragón, la D.G.A. no las ha ejecutado ni cumplido. SE ha burlado de los
Tribunales de Justicia. Con fecha 6 de Febrero de 2.008, sacó una orden por la que
modificaba la relación de puestos de trabajo de los veterinarios y farmacéuticos en las que
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incluía como requisito estar en posesión del Carnet de Conducir, todo ello con efectos
retroactivo que, como sabemos, va en contra de la CE. Es decir, en vez de cumplir con lo
que los magistrados ordenan, ellos burlan las sentencias poniendo un requisito claramente
inconstitucional y nos siguen obligando a conducir a los colectivos de veterinarios y
farmacéuticos.
Esta orden de 6 de Febrero de 2.008, está recurrida por vía de Derechos Fundamentales.
Estamos a la espera del pronunciamiento de los Tribunales.
El tema de los mataderos es muy importante también. Son unos establecimientos en los que
se da una problemática específica, por ser establecimientos en los que hay funcionarios,
pero cuyas instalaciones y personal auxiliar son de la empresa sujeta a la inspección de los
mismos. En estos establecimientos, que sepamos nosotros, no se están pagando tasas de
inspección veterinaria, como establece la Ley de Tasas de Aragón, y los Reglamentos
Europeos. Esta responsabilidad, no sabemos de quién es, pero los veterinarios están ahí y
no hay más personal funcionario. No podemos admitir que se nos adjudique la función de
recaudarlas, pero la Ley de Tasas establece que se tiene que haber pagado, para solicitar la
inspección. Se establece igualmente en la legislación de tasas la prohibición de exenciones
totales, salvo la deducción de gastos de personal aportados, cuyos porcentajes de descuento
están establecidos. Estas tasas son obligatorias también por el Reglamento CE 882/2004.
En su Anexo VI establece los criterios que se deben de seguir para establecer la cuantía de
las mismas. El primero es el coste del personal que efectúe los controles. El resto de los
costes también se deben de tener en cuenta. Por tanto hay que ir pensando que los controles
oficiales derivados del Reglamento CE 882/2004, se deben de cobrar a los sujetos
afectados, calculando los costes salariales del controlador y otros, y que por tanto, la falta
de presupuestos, no es ningún obstáculo para pagar a los inspectores lo que se debe, pues
dichos costes se deben de repercutir en las tasas de los controles. No hemos oído nada de
que esto se piense hacer y sí vemos negativas a las reivindicaciones retributivas más
elementales, como es el nivel adecuado, la carrera profesional etc. Este tema afecta a los
mataderos y a todos los controles oficiales.
A este respecto hay que citar una actividad que ya se ha empezado a hacer, como es las
auditorías de establecimientos alimentarios, sujetos a las competencias veterinarias. Por lo
que se ha hecho hasta ahora, estas auditorías, en la parte de auditoría de los planes de
autocontrol, se ha planteado como un servicio gratis a los operadores económicos. Esto es
contrario al Reglamento 882/2004 y al sentido común. Pues los operadores se limitan a
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hacer un plan y a esperar que le llegue el turno de que la administración venga a
corregírselo gratis. Con esto no se consigue seguridad alimentaria, puesto que como lo
previsto en principio por los reglamentos europeos es que se audite cada industria o
establecimiento afectado, al menos una vez cada cinco años, en el periodo que pasa hasta
que llega el auditor, puede ocurrir que dicho plan sea inservible, pero como no han venido
los auditores todavía, el operador no tiene ninguna responsabilidad, pues tiene un plan de
autocontrol que es lo que dice la legislación. Como quiera que la administración sanitaria
no ha previsto nada en este terreno que sepamos, está en el aire si los incumplimientos que
se deriven de informes de auditoría, son sancionables. Este tema está también en los
tribunales Contenciosos. En todo caso, creemos que hacer auditorías gratis a los
establecimientos alimentarios es contrario al Reglamento 882/2003, y además da lugar a
que no se pueda retribuir al personal que efectúa los controles, con esas tasas, tal como
establece el Reglamento.
Otros problemas que se dan en los mataderos se derivan de que en ellos y en las Zonas
Veterinarias, hay personal Coordinador, elegido por una norma derogada y que, una vez
agotado el plazo para el que fueron designados, siguen actuando y cobrando por ese
concepto. Ya se ha comunicado a la Administración que creemos que esos coordinadores
están actuando como si tuvieran una jefatura sobre el resto de los compañeros, lo cual nos
parece grave, pues puede dar pie a que pongan y quiten a los veterinarios de determinadas
funciones dentro del establecimiento, sin tener que justificar esas medidas. No nos
extendemos más sobre este tema que ya está planteado en el recurso citado anteriormente.
Otro problema endémico de la administración es el uso de comisiones de servicio no
justificadas y por encima de los plazos autorizados. Es tal el problema, que habitualmente
no las propone la administración al funcionario, sino que directamente se la pide el
funcionario por intereses particulares, llegándose al extremo de estar la plaza de origen del
comisionado en reserva, después de años y sin salir en los escasos concursos de méritos que
salen. Es un uso lamentable, pues no es, en muchos casos más que una forma de retribución
encubierta de favores y de fomentar la pasividad ante tantos problemas no resueltos. Este
tema está también en vía Contenciosa.
Sobre las actuaciones de Sirasa ya hemos hablado y hay varias recomendaciones del
Justicia de Aragón, que versan sobre ejercicio de funciones públicas, por parte de
veterinarios de la empresa, como por ejemplo las guardias que efectúa para el
Departamento de Agricultura. El justicia de Aragón nos da la razón en el expediente
DI-391/2005-4, en el que recomienda que esa no es forma admisible de ejercer las
competencias de la administración. El tema también está en los tribunales.
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El cobro de complementos elementales como el de peligrosidad, tan evidente en la
actividad de los veterinarios, es otra reivindicación inatendida por nuestra administración.
Es una discriminación con respecto al personal laboral que no entendemos. En su momento
tendrá que ir a los tribunales.
Otro tema muy importante es la organización periférica del Departamento de
Agricultura. Esta se establece por Decreto 188/2004 y en ella se establecen jefaturas en
las oficinas comarcales. Como es fundamental para esta administración tener a jefes
designados por libre designación (a dedo), y este sindicato cree que esto no sólo no es
necesario, sino que pretende extender dicho sistema a todos los puestos que pueda. Esta
cuestión fue recurrida ante los Tribunales, la cual ha sido resuelta a favor de los recurrentes
(AVOA). Naturalmente, dicha sentencia ha sido apelada por la DGA. La organización
periférica de los servicios veterinarios de sanidad, parece que va en el mismo sentido. No
entendemos dicha actitud, pero está claro que no va en la línea precisamente de
profesionalizar dichas estructuras. Pero es que, además, en el caso de las oficinas
comarcales de agricultura, se ha efectuado una auténtica pirueta legal, para crear los
puestos de jefatura. Se han amortizado 18 plazas de veterinario y unas cuantas más de
ingeniero técnico, para dárselas a los afectados, antes del procedimiento selectivo de libre
designación. Es inaudito, tanto el sistema de amortización, como la forma de efectuarlo,
pero da una idea de la creatividad de ciertos gestores públicos, creatividad que no usan por
cierto para la solución de los problemas expuestos de nuestra profesión. De esta forma,
cuando se cese a un jefe, se le deberá crear otra vez una plaza en la misma localidad.
Además se sitúa en igualdad de categoría a los funcionarios del Grupo Superior, con los del
Grupo Técnico. Pero lo más grave no son estos detalles, sino que nadie puede creer en una
organización, en la que los veterinarios que tienen funciones de inspección, estén a las
órdenes de un jefe de oficina rural elegido a dedo, como se suele decir. Este no es serio,
sencillamente, y va en contra del citado Reglamento 882/2004, pues el veterinario que
efectúa controles oficiales, puede no tener capacidad jurídica para efectuarlos. No
queremos decir con esto que consideremos que no debemos tener jefe, pero es evidente que
la estructura de las oficinas comarcales no tiene la prioridad del control y de la inspección,
sino que se ha hecho para dar servicio a agricultores y ganaderos y es absurdo reunir el
control y el servicio en la misma estructura. Sí se puede en la misma estructura física, pero
no jerárquica y menos bajo el mando de un jefe de rango inferior y de otra formación
técnica, elegido por libre designación.
Es intención de este sindicato, el promover con esta exposición la solución a un problema
inmediato, como es la aplicación de los mismos derechos que se han aprobado para el
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personal médico del Servicio Aragonés de Salud, en el año 2008, como es nuestro derecho
por Ley 44/2003. Hemos expuesto de forma extensa, pero que podría serlo mucho más, la
problemática de esta profesión veterinaria, básica para la sanidad según la Ley General de
Sanidad, con la finalidad de transmitir claramente la idea de que esto es una última
apelación a la razón y de denuncia de una discriminación histórica que tiene que acabar.
Queremos que las Cortes de Aragón y los Grupos Parlamentarios sean conscientes de lo
que está en juego ante el futuro, si se permite que esto siga así, pues va a ser precisa mucha
buena voluntad, de la que ya nos queda poca, para afrontar los problemas que se avecinan
en la salud pública y animal.
Por otra parte, siempre se pone el inconveniente del coste que este sistema de desarrollo
profesional tiene para la Comunidad Autónoma. Por un lado, no se ha escatimado el dinero
para darle este sistema a miles de trabajadores del SAS, no incluidos en la Ley 44/2003. Por
otro ya hemos citado que los controles oficiales derivados del Reglamento CE 882/2004 se
tienen que financiar cobrando las tasas obligatorias desde el 1 de enero de 2007, de las
secciones A, de los Anexos IV y V y con tasas y gravámenes del tipo que sea, en el resto de
los controles, hasta cubrir el coste de los mismos. El Anexo VI del mismo establece el
criterio para establecer la cuantía de las tasas, y el primero es el salario del personal que
efectúa los controles. En el Capítulo VI de dicho Reglamento, sobre financiación de los
controles oficiales, artículo 26 del principio general, establece que los estados miembros
velarán por que existan los recursos económicos adecuados para facilitar los recursos
personales y de otro tipo necesarios para efectuar los controles oficiales por cualesquiera
medios que se consideren oportunos, incluida la imposición general o el establecimiento de
tasas o gravámenes. Nos preguntamos si existen estas previsiones de ingresos en los
Presupuestos de 2008, y caso de no ser así, si no será ésta la razón por la que no hay
recursos para retribuir adecuadamente a los veterinarios. Por tanto y al ser un tema que
afecta al Estado Español, este sindicato se va a poner en contacto con los Ministerios de
Sanidad y Agricultura, para plantear el tema y si no se consigue nada, nos pondremos en
contacto con la Unión Europea, para informar del tema de la financiación de los controles
oficiales veterinarios en España.
Si se permite que miles de funcionarios, que no tienen derecho de momento, y hasta que no
se desarrolle el Estatuto de la Función Pública, a ese sistema de desarrollo profesional de
profesionales sanitarios (Ley 44/2003), mientras se le niega a los protagonistas de dichas
profesiones sanitarias como los veterinarios, farmacéuticos y otro personal del IASS, etc.
entenderemos que la vía del diálogo y la razón no sirven y por tanto sólo cuenta la
capacidad de presión.
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En definitiva solo pedimos que se cumpla la Ley 44/2003 de Ordenación de la profesiones
sanitarias, porque la Ley está para cumplirse, y cuando el Gobierno de Aragón no cumple
dicha Ley las Cortes en su labor de control al Gobierno deben de tomar las medidas
oportunas para que lo haga.
Por concluir, comentar que llevamos más de tres años esperando la reestructuración de los
servicios de Salud Pública de la Comunidad Autónoma de Aragón.
Dichos servicios han funcionado y funcionan bien, siendo garantes en todo momento de la
salud pública.
Ahora bien, si queremos mejorar nos parece perfecto, pero no a costa de proyectos oscuros
que no conoce nadie y por lo que se va sabiendo, pudiera conculcar los derechos de lo
veterinarios, farmacéuticos, médicos, etc., que como titulares con destino definitivo tienen,
es decir, nada sabemos de si se van a llevar a cabo traslados forzosos de una comarca a otra,
de una zona veterinaria a otra, a ningún colectivo que ha sido reestructurado se le ha
obligado a traslados forzosos traumáticos, siempre ha mediado el consentimiento por parte
del personal afectado, solicitamos a las Cortes de Aragón que hagan los trámites oportunos
para que la DGA informe puntualmente a todo el personal afectado para que en su caso
puedan presentar las alegaciones que consideren oportunas, y así si fuera necesario
oponerse al proceso así planteado.
En estos momentos no sabemos en que va a quedar todo esto, por todo ello solicitar amparo
a las Cortes de Aragón, para que el Gobierno de Aragón no conculque los derechos de los
citados trabajadores.
Por todo ello, este Sindicato SOLICITA:
1-Se acuerde, presentar por los Grupos Parlamentarios una Proposición de Ley, para que
con efectos de 23 de Noviembre de 2007, los Veterinarios, Médicos, Farmacéuticos y ATS
de Administración Sanitaria de la DGA; así como a Médicos y Diplomados en Enfermería
del Instituto Aragonés de Servicios Sociales tengan los mismos derechos al Desarrollo
Profesional, que se conceden al personal Licenciado y Diplomado Sanitario en los
Acuerdos de 13 de noviembre de 2007, entre el Servicio Aragonés de Salud y los sindicatos
integrantes de la mesa sectorial de sanidad, para el personal del SAS.
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2- Se introduzcan las modificaciones presupuestarias necesarias para que los efectos
económicos de dicha implantación en el personal antes citado, sean factibles. Si ello no
fuera posible, se introduzcan en la Ley de Presupuestos de 2009, las previsiones de ingresos
derivadas del cumplimiento del Reglamento CE 882/2004, anteriormente expuestas, para
financiar la carrera profesional de los Veterinarios de Administración Sanitaria de la DGA.
3-Se elabore una enmienda a la Ley 6/2002 de Salud de Aragón, de tal forma que en su
artículo 39 de la inspección, se sustituya la calificación de “agente de la autoridad” de los
inspectores, por la de “autoridad sanitaria”, tal y como hemos razonado anteriormente.
4-Solicitamos una iniciativa legislativa que asegure el cumplimento de las Sentencias
firmes dictadas por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón en relación a la no
obligación de conducir que tienen los Veterinarios de Administración Sanitaria del
Gobierno de Aragón.
5- Solicitamos una iniciativa legislativa que asegure que no se van a conculcar los derechos
adquiridos de los veterinarios titulares en destino definitivo con traslados forzosos en la
próxima reestructuración de los Servicios de Salud Pública de Aragón.
6- Una iniciativa legislativa que obligue al Gobierno de Aragón a que convoque el
preceptivo concurso de traslados, con todas las vacantes,
para Veterinarios de
Administración Sanitaria, dado que ya han transcurrido más de dos años del último
convocado estándose conculcando ya la normativa al respecto, cubriéndose las vacantes
producidas por comisiones de servicio que se eternizan en el tiempo y se dan a dedo.
Zaragoza, a 10 de Abril de 2.008
Fdo: Francisco Bayo Rodríguez
Responsable de la Sección de Sanidad
SINDICATO USO-ARAGÓN
A LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS DE LAS CORTES DE ARAGÓN
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