UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO MORAZÁN DIRECCIÓN DE POSTGRADO MEL500 ESTRATEGIAS ALTERNATIVAS DE EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE DE LA LENGUA. POR: JORGE ÁVILA “Hay un mundo por descubrir dentro de cada niño y cada joven. Quien no logra descubrirlo es porque está encarcelado en su propio mundo.” Augusto Cury No es fácil desentrañar el momento exacto en que el ser humano recurrió a la evaluación como proceso mediante el cual se pudiese medir en términos que resultasen apreciativos sobre una actividad propia del desempeño del individuo. respecto muestra Sin embargo, tienden sus a las señalar indicios más discusiones que esta próximos a académicas al actividad humana, nuestra cultura occidental, en la antigua Grecia con los muy discutidos cuestionarios aplicados por Sócrates, para evaluar el aprendizaje de sus discípulos. Una posible aproximación sobre el devenir histórico de la evaluación, lo ofrece (Lukas 2004 citado en Flores 2006) al plantear seis épocas, siendo las siguientes: Antecedentes remotos (2000 a de C hasta 1900). Etapa de la eficiencia y de los test (1901 a 1929). Etapa de Tyler (1930 a 1945). Etapa de la inocencia (1946 a 1957). Etapa del realismo o de expansión (1958 a 1972). Etapa de la profesionalización (1971 a 1993). La primera se caracterizó por la confusión entre investigación educativa y medición y transcurre así hasta que la Ilustración conocimiento y trajo con ello consigo los el primeros afán por intentos el por sistematizar ese proceso que se hacía cada vez más útil. Flores, Revolución Nolvia Suyapa Industrial, (2006). “introdujo Establece que la profundos cambios económicos y tecnológicos que a su vez transformaron las estructuras vigentes a nivel social”. Con esto, se entiende que este proceso social, incluyó cambios profundos en la manera de ver la educación. Así pues, es en este período en que se practican los primeros cambios realmente importantes en la evaluación educativa. La evaluación como proceso inherente a la educación es muy antiguo, cercana a aunque nuestro su sistematización tiempo. Flores, sea N.(2006) realmente destaca brevemente que el primer referente formal de medición en el campo de las ciencias humanas lo encontramos en el estudio de las diferencias individuales realizados por el psicoanalista alemán Wundt, de suyos estudios se desprenden la Psicometría moderna. De esta forma, lo que podemos llamar prehistoria de la evaluación educativa o antecedentes remotos finalizan con la llegada al panorama evaluativo de Binet A. (1905). Este, para inicios del siglo XX, había logrado construir en Francia la primera escala métrica para medir la inteligencia luego de lo cual acuñó el término edad mental relacionado con la edad cronológica. Con ello se inició el camino de los modernos test psicológicos y educativos. Podemos decir por tanto que El inicio del siglo XX es un período de tiempo muy prolijo en investigación educativa. Según Escudero, T. (2003) este renacer implicó el desarrollo de mecanismos nuevos para el desarrollo de nuevos test y baterías objetivas que sustituirían los test de preguntas abiertas del siglo precedente. Durante los primeros 29 medición y años de esta evaluación centuria, son los considerados conceptos como de términos sinónimos. A esta etapa conocida por el surgimiento de test le sucede la que según Escudero, E. (2007) va de 1929 a 1945 y por sus avances, evaluación supone educativa. preocupación por la Esta el verdadero nueva relación etapa entre lo comienzo genera de una enseñado y la real los objetivos educativos. Se puede afirmar en consecuencia que A partir de 1930, surge la evaluación educativa de la mano de los estudios de Tyler que propone un currículo y evaluación dirigida por objetivos a seguir, actividades a desarrollar, organización de experiencias y comprobación del objetivos. Escudero Escorza, (2003) cumplimiento de los Ralph Tyler, caracterizó época. con sus Posterior caracterizó por padre a el de la estudios él, la y evaluación educativa; descubrimientos etapa desarrollo que de le test a esta sucedería se estandarizados. Aunque no su uso, puesto que la evaluación se realiza de manera local. “Es la época de la mediación evaluativa, del desarrollo de test y taxonomías de objetivos y amplio uso de modelos de evaluación experimental”. Perales M. (2002) A esta etapa conocida como “De la inocencia”, le sucede la de la expansión que a su vez; se caracteriza por proponer una evaluación que inicia con la puesta en marcha del currículo y no únicamente al finalizar el mismo, así como la evaluación periódica del currículo mismo. De esta forma se aplican por primera vez y se nombran los conceptos de evaluación sumativa y formativa. Finalmente, la etapa de la profesionalización o etapa actual, que se caracteriza entre otras según Alvira Martin F, (1996), por la publicación de muchos textos sobre el tema, una evaluación orientada en la toma de decisiones, expansión de la evaluación de currículos, aparición de muchas perspectivas, modelos y métodos. Se aprecia de esta manera, la historicidad de la evaluación y su evolución junto a los procesos educativos y del hombre mismo, en la medida que este toma conciencia de la necesidad de crear constantemente, instrumentos o mecanismos que lo midan en su actuar o comportamiento individual y social. Las apreciaciones en cada período se suceden unas a otras junto con sus fundamentos y funciones. Así pues, Según Blázquez D (1990: 17-18) la evaluación implica diagnosticar dónde y en qué tiene dificultades de aprendizaje un alumno, indicar los resultados obtenidos al final del aprendizaje y determinar si el alumno posee los niveles mínimos necesarios para abordar la siguiente tarea, e iniciar un nuevo ciclo de formación. Con ello se reconoce que Se evalúa para mejorar y orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje de acuerdo con los objetivos. Resultando así, una mejor evolución del proceso de aprendizaje, detectando problemas a tiempo, para poder realizar los debidos refuerzos de logros. Con esto, se logra la didáctica: regulación inicial continua formativa, durante sumativa; la dar secuencia la debida oportunidad de adaptación al individuo, brindar una ayuda y refuerzo correcto y finalmente, reorientar la planificación. Toda proceso evaluación en implica, educativos sí, que se en con debe cada debe estar dirigida uno de sus tener en cuenta relación al a regular componentes. fundamento los el Ello objetivos pedagógico, psicológico, social y epistemológico. De esta manera, se profundiza no sólo en la medición de datos sino en el proceso, la sociedad, el individuo, las circunstancias del proceso y el material de estudio. B. Maccario (SF) Comprendemos entonces, la importancia de los fundamentos y del objetivo en el proceso educativo. "Esta clasificación analítica, aunque artificial, nos permite ver los efectos del proceso educativo. Por ello el objetivo de la evaluación es hacer aparecer esos efectos, volverlos transparentes, en forma indirecta, por medio de una metodología adecuada" (B. Maccario) (SF). Los objetivos marcan el grado de logro del alumno, en cuanto al aprendizaje. Pérez, A. (1983) afirma que “La evaluación sirve grado del resultados logro también para de globales los con acreditar, comprobando el objetivos, relación a obteniéndose dichos así, objetivos; pudiendo finalmente, acreditar los resultados mediante la calificación, promoción y finalmente la titulación.” En consecuencia, debemos pesar el valor de la evaluación según sus características intrínsecas. De esta manera, Por su objetivo la evaluación puede ser cuantitativa si mide la cantidad de objetivos alcanzados expresados como conductas y cualitativa (global) si valora además el proceso seguido, materiales, profesor, currículo, instrumentos de evaluación, etc. Por la pauta, la evaluación es normativa si clasifica al alumno dentro del grupo mediante estadísticas y es criterial si mide el progreso del alumno de acuerdo con un criterio. Finalmente, por el agente la evaluación es considerada autoevaluación cuando es practicada por el propio sujeto y heteroevaluación si es practicada por agentes externos. La evaluación es pues, un agente inherente a toda actividad humana y como tal, la enseñanza de la lengua debe recurrir de manera permanente a su estudio, práctica y experimentación principal para elemento asegurar de que: siendo socialización, la lengua adquisición el de conocimiento y por tanto de evolución cognitiva; debe ser empleada de la mejor manera. La evaluación es uno de los pilares que posibilitan que la lengua siga cumpliendo su función histórica. Pero, Antes de formular un modelo evaluativo aplicable a la enseñanza de la lengua, se debe definir el término modelo, como elemento inherente a la evaluación educativa. Al respecto, González (2004) lo plantea como el mecanismo más adecuado para relacionar el trabajo escolar con los resultados percibidos por el educando en satisfacción del profesorado. Las concepciones, centradas en el maestro y en el estudiante nos abren un panorama educativo donde la metodología de enseñanza condiciona de manera directa el proceso evaluativo. Así pues, la metodología constituye el conjunto de criterios y decisiones que organizan de forma global el trabajo o actuar didáctico en el aula. En este espacio, el maestro debe ser un líder, experto en el tema y en el proceso; Pero hoy, su papel ya no es el de reproducir el contenido, sino el de dirigir o tutelar. Es un facilitador. El profesor de lengua, al ser facilitador, permite que el alumno sienta que lo aprendido le pertenece, y tome conciencia de la importancia de la evaluación en el proceso de evolución personal. Así, la evaluación ya no le parece un instrumento que le enemista con la escuela o el conocimiento, destrezas y actitudes que el maestro tutela para moldearlo. Con ello, se puede afirmar que la evaluación así dirigida, se convierte en parte integral del aprendizaje de la lengua, en la vía final que permite el empoderamiento de la misma. Quizás los modelos evaluativos se parezcan en todas las ramas de estudio, pero en cuanto todas las ramas se transmiten gracias a la lengua, es esta; el mecanismo tutelar que permite la aproximación entre individuo formado y aprendizajes. Durante el devenir histórico de la evaluación se sucedieron modelos evaluativos que cabe destacar. Siendo así, se obtiene que fue Tyler el primero en implementar modelos educativos, clasificación situaciones y partiendo definición (actividades), de de la objetivos, seleccionar formulación para sugerir metodologías y desarrollar las técnicas para garantizar el aprendizaje y finalmente comprobarlo. M. Scriven, (1967) citado en Flores (2006) Desarrolla un segundo modelo que distingue la evaluación sumativa de la evaluación formativa, valoración como defendiendo característica de toda el concepto evaluación. de Esta valoración debe pertenecer principalmente al individuo y no al maestro, puesto que es el alumno quien se ve afectado directamente por la evaluación, en términos de mejora individual o retroalimentación. Al retroalimentarse, el alumno obtiene los beneficios directos de la evaluación y toma conciencia de su ubicación frente a la materia de estudio, reorienta sus expectativas y rediseña su vida. Así, mediante la aplicación de las estrategias adecuadas, el proceso educativo se transforma en aprendizaje significativo, al asumir el individuo las consecuencias derivadas de un proceso evaluativo. “Un aprendizaje significativo, es duradero y el proceso educativo dirigido con tal fin, tendrá un proceso evaluativo capaz de medir no solo el conocimiento, sino también al proceso y todos los elementos que lo componen.” López, M. (1999). Para lograr ese aprendizaje significativo de la lengua, el maestro dispondrá de estrategias significativas también e inherentes al área de estudio y las competencias por desarrollar. Cabe destacar por ejemplo: mapas mentales, solución de problemas, proyectos, diarios, debates, ensayos, técnica de la preguntas, portafolios que pueden perfectamente examen. Con sustituir estas al técnicas, instrumento se puede conocido asumir que como la evaluación no sólo sirve para documentar el trabajo escolar sino que también se puede a través de ella, extender el aprendizaje. Con todo lo anterior se intuye una evaluación dispuesta al servicio del alumno, se deslinda del enfoque tradicionalista de ser instrumento de medición y pasa a ser un instrumento de valoración. De hecho, se forma ahora; una perspectiva de corte constructivista, donde se considera que el individuo no es una copia fiel de la realidad, sino una construcción de ser humano. Así pues, la evaluación aplicada al aprendizaje de la lengua, puede llegar a ser tan motivante como el proceso mismo porque es visualizada por todos los componentes como una etapa crucial que permite al individuo regularse a sí mismo y replantear sus propias metas. BIBLIOGRAFÍA 1. Alvira, Martín Francisco (1996). Metodologías de la evaluación de programas. Madrid: Alianza. 2. Bernard Macario, Lidium. 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