biodiversidad y manejo de la ictiofauna del archipiélago sabana

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BIODIVERSIDAD Y MANEJO DE LA ICTIOFAUNA
DEL ARCHIPIÉLAGO SABANA-CAMAGÜEY.
Octubre del 2000
INFORME FINAL DEL PROYECTO
BIODIVERSIDAD Y MANEJO DE LA ICTIOFAUNA
DEL ARCHIPIELAGO SABANA-CAMAGÜEY.
PROBLEMA NACIONAL DE CIENCIA Y TÉCNICA:
Cambios Globales y evolución del medio ambiente cubano.
Autores:
Rodolfo Claro Madruga1, Karel Cantelar1, Fabián Pina Amargós2 y
Juan P. García-Arteaga1
1 - Instituto de Oceanología, CITMA.
1ra. No. 18406, Rpto. Flores, Playa, La Habana 12100, Cuba.
2 - Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros, CITMA, Cayo Coco, Ciego de Ávila, Cuba.
Octubre del 2000
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN..................................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. ...3
MATERIALES Y MÉTODOS............................................................................................. ....4
RESULTADOS...........................................................................................................................6
LA ICTIOFAUNA DE LOS ARRECIFES CORALINOS........................................................... 6
LA ICTIOFAUNA DE LOS FONDOS BLANDOS ...................................................................16
LA ICTIOFAUNA DE LOS MANGLARES...............................................................................18
DIVERSIDAD DE LA ICTIOFAUNA....................................................................................... 22
4.1
Diversidad de especies .................................................................................................22
4.2
Diversidad ecológica ....................................................................................................26
EVOLUCIÓN Y MANEJO DE LOS RECURSOS PESQUEROS............................................. 32
5.1
Organización, infraestructura y evolución histórica ................................................32
5.2
Distribución espacial de los recursos pesqueros y relación con los hábitat...............34
5.3
Esfuerzo de pesca ........................................................................................................35
5.31 Artes de arrastre ..........................................................................................................40
5.32 5.32 Nasas .................................................................................................................42
5.33 5.33 Nasas del alto.....................................................................................................43
5.34 5.34 Tranques ...........................................................................................................43
5.4
Volumen y composición de las capturas...................................................................... 43
5.5
Composición por especies de las capturas comerciales por artes.............................50
5.6
5.51 Capturas con chinchorros ................................................................................ 51
5.7
5.52 Capturas con nasas de placer...........................................................................58
5.8
5.53 Capturas con trasmallos.................................................................................. 61
5.6
Composición por tallas de las capturas .......................................................................62
MANEJO DE LA ICTIOFAUNA EN RELACIÓN CON EL TURISMO Y OTRAS
OPCIONES....................................................................................................................70
6.1
Desarrollo del turismo ..................................................................................................70
6.2
La pesca recreativa.......................................................................................................71
LAS AREAS PROTEGIDAS MARINAS COMO MECANISMO DE
PROTECCIÓN Y USO SOSTENIBLE DE LA CTIOFAUNA........................................73
DISCUSION ............................................................................................................................75
ELEMENTOS PARA UNA ESTRATEGIA DE MANEJO ................................................. 79
CONCLUSIONES ...................................................................................................................80
RECOMENDACIONES .........................................................................................................81
REFERENCIAS ......................................................................................................................83
RESUMEN
En la década del 90 el Archipiélago Sabana-Camagüey sufrió grandes transformaciones ambientales
como resultado de la acción de factores naturales y antrópicos. Al comparar la situación actual de las
comunidades de peces con la existente a finales del 80, se comprobó una apreciable disminución de
la diversidad de especies, y una reducción de tercer orden en la densidad y la biomasa de peces en
los arrecifes coralinos y manglares. Tal degradación parece estar relacionada con la alarmante
disminución de la cobertura de corales escleractínios, y una enorme proliferación de algas, las cuales
cubren 70-80% del sustrato duro, impidiendo la recuperación de los corales y otros organismos
sésiles.. Tal mortandad de corales parece ser consecuencia de las altas temperaturas provocadas por
eventos ENSOs ocurridos en 1995, 1997 y 1998 lo que provocó el blanqueamiento masivo de los
corales. Ello afecta la disponibilidad de refugios y alimentos para los peces, limitando sus
condiciones de hábitat.
En las macrolagunas de la porción oriental del Archipiélago la ictiofauna sufrió también graves
afectaciones como resultado de la elevación de la salinidad por la interrupción del régimen de
circulación y por el represamiento. Estos impactos además, han provocado la ruptura de los
procesos ecológicos de varias especies comerciales, afectando su abundancia. La mayoría de las
macrolagunas se encuentran afectadas también por la contaminación y los arrastres de redes de
pesca, que destruyen parte de la biota superficial del fondo, remueven los sedimentos aumentando la
turbidez y disminuyendo la fotosíntesis. La pesca comercial en la región ha disminuido como
consecuencia de la degradación de los hábitat, en parte provocados por el uso de artes de pesca
destructivos. Se sugiere una estrategia para el manejo con el fin de viabilizar la recuperación y uso
sostenible y de los peces en la región en beneficio no solo de la pesca, sino también del turismo y
otras opciones.
ABSTRACT
In the decade of the 90s the Archipelago Sabana-Camagüey have suffered big environmental
transformations as a result of natural and antropogenic factors. When comparing the current situation
of fish communities with the existed one at the end of the 80s, it is observed an appreciable decrease
of species richness, and a reduction of third order in fish density and the biomass on coral reefs and
mangroves. Such a degradation seems to be related with the alarming decrease of scleractinian coral
covers, and an enormous proliferation of algae, which covers 70-80% of the hard substrate, impeding
the recovery of the corals and other benthic organisms. Such coral mortalities seems to be the
consequence of the high temperatures caused by the ENSOs events happened in 1995, 1997 and
1998, which caused the massive bleaching of corals. These changes have affected the availability
of refuges and food for fishes, limiting their habitat conditions.
In the inner waters of the eastern portion of the Archipelago, the ichthyofauna also suffered serious
damages as a result of the increase of water salinity provoqued by the interruption of the circulation
regime and damming of fresh waters. These impacts also caused the rupture of the ecological
processes of several commercial species, affecting their abundance. Most of the lagoons are also
affected by pollution and trawling of fishing nets that destroy part of the superficial biota of the
bottom, remove the silts increasing water turbidity and diminishing the photosynthesis. The
commercial fishing in the region has decreased, as a consequence of the habitat degradation, partially
provoked by destructive fishing methods. Measures are suggested for the integrated and sustainable
management of fish resources in the region, in order to benefit not only fishing activities, but tourism
and other options.
INTRODUCCIÓN
Los ecosistemas costeros son altamente vulnerables a las alteraciones provocadas por el hombre y
los cambios climáticos, por lo que requieren de la evaluación y monitoreo de sus condiciones
ambientales como elemento básico para su conservación y manejo. En el Archipiélago SabanaCamagüey, como resultado de actividades para el desarrollo de la región, se han producido
alteraciones del régimen hidrológico de las macrolagunas, que han provocado un incremento de la
salinidad, cambios en la dinámica de los sedimentos, afectaciones notables de la fauna y flora, y
otras alteraciones del medio ambiente marino (CUB/92/G31, 1997), con la consecuente disminución
de la pesca en algunas áreas. Estos cuerpos de agua mantienen un estrecho intercambio con las zonas
arrecifales exteriores, que influye sustancialmente sobre estos hábitat, los cuales sustentan la mayor
parte de las pesquerías y el turismo. El aporte de nutrientes desde las aguas interiores, está
provocando un incremento de la vegetación en los arrecifes coralinos poniendo en peligro su salud
(CUB/92/G31, 1997) y, como consecuencia afectando la base alimentaria, el refugio y las
condiciones de vida necesarias para los peces arrecifales, que constituyen la base económica de
nuestras pesquerías. El valor estético de estos arrecifes depende de la abundancia y diversidad,
tanto de los organismos sésiles (corales, gorgonias, esponjas, poliquetos, etc.) como de los peces.
Estos últimos constituyen un importante elemento del paisaje submarino, ya que determinan en gran
medida su colorido, movimiento, carisma y valor estético para uso turístico.
Muchas de las especies arrecifales pasan parte de su ciclo de vida en las aguas interiores, y/o
mantienen un intenso intercambio de energía entre los arrecifes y biotopos adyacentes, por lo que la
degradación de estos últimos afecta seriamente a los arrecifes.
En el Archipiélago se desarrolla una intensa actividad pesquera, basada principalmente en la captura
de peces. Hasta la década del 80 la zona aportaba aproximadamente el 35% de la captura nacional de
este renglón (Baisre, 1985, Giménez et al, 1992, Claro et al, 1994). Si bien existe bastante información estadística, un sistema de regulaciones y cierto control sobre la actividad pesquera, es pobre el
conocimiento sobre los factores ecológicos que inciden sobre ésta en las condiciones actuales, así
como de las influencias de los cambios ambientales sobre los recursos pesqueros.
A fines de la década del 80, se realizó por parte de este colectivo un inventario de la ictiofauna en
los arrecifes y manglares de la región (Claro y García-Arteaga, 1993, 1994), pero las grandes
extensiones de las macrolagunas quedaron sin evaluar, y es en estas donde precisamente han
ocurrido las mayores transformaciones ambientales. Por otra parte, estas últimas necesariamente se
reflejan en la abundancia, composición y valor de los recursos pesqueros, y la propia actividad de
pesca interviene en el complejo proceso de cambio que ocurre en el ecosistema.
Al esclarecimiento de estos problemas estuvo orientado el presente proyecto, con el fin de contribuir
al establecimiento de medidas para el uso sostenible de la biodiversidad y los recursos del
Archipiélago Sabana-Camagüey. A tales efectos, se plantearon los siguientes objetivos específicos:
1- Concluir el inventario de la ictiofauna de los arrecifes coralinos, manglares, pastos marinos y
fondos blandos del Archipiélago y sentar las bases para un programa de monitoreo.
2- Evaluar las alteraciones en la estructura de las comunidades de peces como resultado de los
cambios ambientales provocados por las actividades antrópicas y eventos naturales.
3- Identificar especies y áreas que requieran protección o regulaciones pesqueras, y elaborar las
medidas adecuadas para ello.
4- Aportar información para el planeamiento y manejo integrado de los arrecifes y otros hábitat
neríticos.
5- Evaluar la evolución histórica y el estado actual de los recursos pesqueros, los efectos nocivos de
los artes y métodos de pesca en los arrecifes y biotopos asociados, y elaborar recomendaciones para
el manejo de dichos recursos.
6- Elaborar alternativas de manejo para compatibilizar el desarrollo sostenible del turismo marítimo,
la pesca y otras actividades socioeconómicas.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para el inventario y estudio de las comunidades de peces en los arrecifes y manglares se utilizó el
método de censo visual con buceo autónomo (Brock, 1954; Rogers et al, 1994), mediante transeptos
de 50 m de longitud y 2 m de ancho, en un grupo de estaciones seleccionadas de aquellas
previamente evaluadas en 1988-1989 (Fig. 1). En los manglares se empleó el mismo método con las
modificaciones de Claro y García-Arteaga (1993) para este hábitat. En cada estación se realizaron 8
transeptos. Los valores de densidad y biomasa se calcularon partir de la suma de todos los muestreos
de cada estación, al igual que los indicadores de diversidad. Además se estimaron los valores
promedios y sus desviaciones estándar para cada estación y hábitat. En los manglares se realizaron
algunos muestreos con Rotenona para capturar la ictiofauna críptica.
Los métodos utilizados y los resultados obtenidos en el inventario de los fondos blandos se
presentaron en un informe parcial, el cual se adjunta (Anexo 1).
Para el análisis de los recursos pesqueros se utilizaron los datos de capturas de las Empresas
Pesqueras que operan en la región, obtenidos en el Dpto. de Estadísticas del Ministerio de Industria
Pesquera, y otros fueron aportados por investigadores del Centro de Investigaciones Pesqueras. Se
analizaron además los vales de recepción de la captura de la Asociación CAIMAR (Caibarién), y se
realizaron encuestas a pescadores. El estudio de las capturas comerciales a bordo de embarcaciones
de pesca se limitó a la Empresa de Caibarién, la más importante del ASC y una embarcación de
Turiguanó, debido a limitaciones de recursos para la realización de muestreos.
La riqueza de especies para cada subzona y hábitat se evaluó mediante curvas acumulativas del
número de especies por número de individuos y por área muestreada, estimadas mediante 5 ó más
combinaciones aleatorias de las unidades de muestreo y obteniendo la curva promedio para cada
grupo muestral.
El procesamiento de los datos para el análisis de la estructura de las comunidades se realizó mediante
el programa de computación ESTRUCOM, (elaborado por J.P. García-Arteaga y R. Claro) que
brinda la siguiente información: lista de especies en orden taxonómico y la densidad y biomasa de
cada una y el total de la familia o para la categoría trófica, según sea necesario, Indice de diversidad
de Shannon y Weaver (H'), Indice de Riqueza de Margalef (R1), Indice de equitatividad de Pielou (J)
(Boesh, 1977), Indice de Jerarquía e Indice de frecuencia/abundancia (Mason y Brian,1974), estos
dos últimos solo para conjuntos de muestras.
Los datos originales de todos los muestreos, incluyendo los realizados en los manglares y arrecifes
de todo el Archipiélago anteriores a este proyecto, se encuentran en una base de datos (Anexo 2), y
los ejemplares de interés colectados se encuentran en las colecciones de referencia del Instituto de
Oceanología.
Fig. 1. Ubicación de las estaciones para los censos visuales en las pendientes (P) y crestas (C)
arrecifales y en los manglares del Archipiélago Sabana-Camagüey.
RESULTADOS
Con el fin de evaluar los cambios ocurridos en los últimos años en los principales hábitat del ASC,
se comparó la estructura de las comunidades de peces en los arrecifes coralinos y los manglares en el
primer semestre del año 2000, con similares observaciones realizadas en 1988-1989 por parte de dos
de los autores (Claro y García-Arteaga, 1993; 1994). Para ello se seleccionaron tres hábitat
principales: las crestas y pendientes arrecifales y los manglares. Se repitieron en este segundo
muestreo, un número de estaciones distribuidas a lo largo del archipiélago (Fig. 1). Considerando
que la estructura de la comunidad guarda estrecha relación con el tipo de hábitat (Claro y GarcíaArteaga, 1994), los resultados se presentan por separado para cada uno.
Los fondos blandos de las macrolagunas no habían sido estudiados anteriormente, por lo que se
realizaron muestreos repetidos en algunas bahías durante el período 1995-1998 en que se sucedieron
importantes cambios en el ecosistema como resultado de la construcción de viaductos sobre la
plataforma.
1. LA ICTIOFAUNA DE LOS ARRECIFES CORALINOS.
En el inventario realizado en 1988-1989 se registraron 132 especies de peces en 31 estaciones de
las pendientes arrecifales, entre 15 y 25 m de profundidad. Tanto la diversidad como la densidad y
biomasa de peces observada en ese período, se consideró relativamente alta, y muy superior a la
encontrada por los mismos autores en plataformas impactadas por la sobrepesca y cambios
ambientales desfavorables para los arrecifes coralinos, en las islas Martinica y Guadalupe (Claro y
García-Arteaga, 1994; Claro, García-Arteaga, Bouchon-Navarro, Louis y Bouchon, 1998), aunque
inferiores a los observados en los arrecifes del Archipiélago Jardines de la Reina y en los de la
Florida (Claro, en prensa).
En Abril del 2000 se repitieron 11 de aquellas estaciones, seleccionadas de forma que estuvieran
representadas las principales formaciones arrecifales y distribuidas a lo largo de todo el Archipiélago
(Fig. 1). La riqueza de especies en el arrecife frontal, expresada por las curvas acumulativas de
número de especies por número de individuos, parecen ser iguales en los dos períodos estudiados
(Fig. 2A). Sin embargo, cuando se comparan las curvas de número de especies por área muestreada
acumulada (Fig. 2B), se observa claramente una mayor riqueza en el período 1988-89. Esta
diferencia está relacionada con la gran disminución del número de individuos de las especies
dominantes, razón por la cual el valor del índice de equitatividad es mayor en el 2000 (Tabla 1).
Al comparar los valores promedios y acumulativos de aquellas estaciones que se repitieron durante
el presente proyecto, observamos que la densidad y biomasa en este hábitat fueron tres veces
menores que las observadas en 1988-89 (Tabla 1). Las figuras 3A y 3B muestran que, con excepción
de las dos estaciones ubicadas en la región occidental del Archipiélago, y una estación en Cayo
Fragoso (en la cual la densidad y biomasa fueron muy bajas en ambos períodos) en todas las demás
la densidad fue superior en el primer inventario, con un incremento sustancial de dicha diferencia
hacia la región oriental. La diferencia en biomasa fue aún mayor, manifestándose prácticamente en
todas las estaciones.
Tabla 1.
Ver fichero Tablas apaisadas
Figura 2. Curvas acumulativas de riqueza de especies en las pendientes arrecifales. A: Número
de especies por número de individuos, B: Número de especies por área.
La disminución en la densidad de peces se manifestó en todos las categorías tróficas (Fig. 4) con
excepción de los omnívoros y fue más notoria en el caso de los planctófagos debido principalmente a
la disminución de dos especies dominantes por su número en este hábitat, el cromis azul (Chromis
cyanea) y la jenízara (Clepticus parrai), cuyas densidades bajaron en 6 veces y sus biomasas en 10.
Sin embargo, estos pequeños peces no son determinantes en la biomasa total, la cual refleja mejor los
cambios energéticos del ecosistema. La disminución de biomasa se debió principalmente al
decrecimiento de los peces depredadores bentófagos e ictiófagos, entre los que se encuentran las
principales especies comerciales. La densidad de tales carnívoros disminuyó sólo en 2,3 veces, pero
su biomasa disminuyó en 5,3. Si consideramos sólo las especies comerciales de mayor calidad
(Tabla 2) vemos que su densidad total disminuyó en 3,5 veces, mientras que su biomasa, en 8 veces,
principalmente debido a la drástica caída de los pargos.
Figura 3. Comparación de las densidades (A) y biomasas (B) de peces en 1988-89 y el año 2000,
por estaciones en las pendientes arrecifales.
La diferencia en las disminuciones de densidad y biomasa evidencian además un preocupante
decrecimiento de las tallas, lo cual es indicio de aumento de la mortalidad total. Tanto la densidad
como la biomasa de herbívoros disminuyó también, a pesar del desmesurado crecimiento de las
poblaciones de algas. Tal decrecimiento se observó en todas las especies con excepción de
Microspathodon chrysurus.
El único grupo trófico que no disminuyó su abundancia fueron los omnívoros (Fig. 4), aunque en
realidad en la mayoría de las especies hubo menor número de individuos en el 2000, con excepción
de Stegastes partitus, la especie dominante en ambos períodos, y cuya abundancia aumentó en el
último. Estas especies pueden actuar negativamente sobre la salud del arrecife, por su actividad
como constructores de jardines de algas sobre heridas infligidas a los corales, lo que aumenta su
vulnerabilidad a enfermedades infecciosas. En los arrecifes de crestas la riqueza de especies se
comportó de forma similar al patrón observado en el arrecife frontal. La Fig. 5 muestra similar
número de especies contra número de individuos en los dos períodos estudiados, pero mayor número
de especies por igual área muestreada en el período 1988-89. También el número de especies por
estación, y los valores de los índices de diversidad de Shannon y Weaver y el de Riqueza de
Margalef fueron mayores en dicho momento (Tabla 3).
Tabla 2. Densidad y biomasa de algunas familias de peces de relevante importancia comercial
antes y después de la década del 90.
Familias
Densidad
(ind./100m2)
1987-89
2000
Biomasa
(g/100m2)
1987-89 2000
Jureles (Carangidae)
3,68
0,05
1146
14
Macarelas (Scomberomorus spp.)
0,27
0,06
635
103
Meros (Epinephelus spp. y Mycteroperca spp.)
2,71
1,7
2556
738
Pargos (Lutjanidae)
10,05
2,92
10347
854
Total
16,71
4,73
14684
1709
Fig. 4A. Densidad de peces en las pendientes arrecifales, por categorías tróficas. Oomnívoros; H - herbívoros; Pl - planctófagos; I - consumidores de invertebrados; Pe piscívoros; I+Pe - invertebrados + peces.
Tabla 3 (Ver fichero: Tablas apaisadas)
Fig. 4B. Biomasa de peces en las pendientes arrecifales, por categorías tróficas. Abreviaturas
y leyenda igual que en 4A.
Fig. 5A. Curvas acumulativas de riqueza de especies por número de individuos en las crestas
arrecifales.
En las crestas estudiadas del Archipiélago Sabana-Camagüey, Claro y García-Arteaga (1994)
reportaron promedios de densidad y biomasa de 269 ind./100m2 y 12628 g/100m2, respectivamente,
para 24 estaciones muestreadas durante los años 1988-89. La diversidad de especies fue casi tan alta
como en el arrecife frontal, aunque con diferentes especies dominantes.
Fig. 5B. Curvas acumulativas de riqueza de especies por área muestreada en las crestas
arrecifales
En los muestreos realizados en nueve de aquellas estaciones se observó similar decrecimiento de la
abundancia que en las pendientes: en el año 2000 la densidad fue 2,8 veces menor y la biomasa 2,2.
Igualmente, tales diferencias ocurrieron en casi todas las estaciones (Fig. 6) coincidiendo con
mayores afectaciones de la biomasa en la región central y oriental de la zona.
Fig. 6A Densidad de peces por estaciones en las crestas arrecifales, en 1988-89 y en el 2000.
Fig. 6B. Biomasa de peces por estaciones en las crestas arrecifales, en 1988-89 y en el 2000.
Tanto la densidad como la biomasa de peces en las crestas, disminuyeron en todas las categorías
tróficas (Fig. 7), aunque fue notoria la caída de la biomasa de herbívoros en cinco veces, debido a la
reducción en la abundancia de los barberos (Acanthurus spp.) y a la casi desaparición de especies de
gran talla, como Scarus guacamaia, y el otrora abundante loro colirrojo, Sparisoma chrysopterum.
Entre los bentófagos también se observó un decrecimiento grande, ocasionado en gran medida por
una menor presencia de roncos (Haemulidae): 5,4 veces menos en el 2000.
Evidentemente estos trascendentales cambios en la estructura de las comunidades guardan relación
con la alta cobertura algas observada en todas las estaciones: 60-80% del substrato duro. Tanto en
aguas someras como en la pendiente hasta 25 m de profundidad, el fondo estaba cubierto por una
densa alfombra de algas, principalmente Dictyosphaeria cavernosa, Lobophora variegata,
Cladophora spp., Halimeda spp., Penicillus spp. y Stypopodium zonale. En los años 1988-89, en
ninguna estación se observó semejante cubrimiento algal. Si bien en esos muestreos no se trató de
cuantificar su abundancia, ello se debió a que entonces su presencia no era significativa, mientras
que el mismo personal sí observó una notable diferencia poco después, durante los muestreos
realizados en 1991 en las islas Martinica y Guadalupe (Claro et al., 1998) donde ya en ese período se
había producido una gran disminución de la biomasa de peces y un aumento inusitado de las algas,
probablemente como consecuencia de la desaparición del erizo negro (Diadema antillarum) y de la
sobrepesca de los peces herbívoros.
Por el contrario, en los muestreos realizados en el año 2000, tanto en las pendientes arrecifales como
en las crestas, se observó una gran cantidad de corales escleractinios y gorgonáceos muertos (no
recientemente), cubiertos por el césped algal (Apéndice 1). Los corales vivos eran escasos (10-20%
del fondo cubierto por estos), aunque en buen estado de salud. Se encontraron muy pocos corales con
blanqueamiento u otras enfermedades.
Fig. 7. Densidad (A) y biomasa (B) de peces por categorías tróficas, en las crestas arrecifales,
en 1988-89 y en el 2000. Abreviaturas igual que en Fig. 4.
2. LA ICTIOFAUNA DE LOS FONDOS BLANDOS.
La evolución y situación de los fondos blandos de las macrolagunas del Archipiélago SabanaCamagüey fueron descritas en un informe parcial presentado en 1998, el cual se adjunta a este
documento (Anexo 1), por lo que a continuación se presenta solo un resumen de los principales
resultados.
Las macrolagunas del ASC se encuentran altamente degradadas por la acción conjunta de diversos
factores antrópicos (CUB/92/G31, 1997) que han provocado serias afectaciones a la diversidad y
abundancia de la ictiofauna. La interrupción del régimen hidrológico por los viaductos construidos
para unir la isla principal con los cayos y estos entre sí, sumado al represamiento de las aguas
fluviales que ya venía afectando a varias macrolagunas, provocó niveles letales de salinidad para la
fauna marina en las bahías Los Perros, Jigüey y La Gloria, destruyendo además la vegetación del
fondo, incrementando la turbidez del agua por la continua resuspensión de los sedimentos, y la
acumulación de altas concentraciones de sulfuro de hidrógeno en el fondo (CUB/92/G31, 1997).
Se demostró una drástica disminución de la riqueza de especies a partir de salinidades de 40‰, y la
completa desaparición de la ictiofauna a más de 75‰. En los manglares afectados por salinidades
superiores a 40‰ se encontró no sólo una disminución de la diversidad, densidad y biomasa de
peces, sino además una notable reducción del reclutamiento de las especies comerciales.
Las bahías Los Perros y La Gloria mostraron una extraordinariamente baja riqueza de especies (Fig.
8), lo cual se relaciona sin duda con las altas salinidades (hasta 83‰ en Bahía Los Perros en 1995).
Las variaciones posteriores de la salinidad provocaron rápidos cambios en la riqueza de especies y
su abundancia numérica.
Predominaron en estas altas salinidades, especies de muy pequeña talla, no comerciales: las
mojarritas (Eucinostomus spp.) y Cyprinodon variegatus. Esta última especie, típica de agua dulce,
se encontró en salinidades de hasta 75‰, gracias a la virtual desaparición de sus depredadores, y a su
notable tolerancia a los cambios de salinidad.
La ictiofauna de carácter comercial prácticamente desapareció de esas bahías y se ha afectó
seriamente en la Bahía Buenavista. Como resultado del incremento de la circulación a través de
alcantarillas instaladas bajo el pedraplén y la apertura del dique Estero-Socorro, bajó la salinidad lo
cual ha permitido cierta recuperación de algunas especies altamente tolerantes.
La más alta diversidad especies se observó en El Puerto de Sagua, que presenta el mayor aporte de
aguas fluviales y al mismo tiempo el mayor intercambio con el mar abierto. La mayor biomasa
pesquera se observó sin embargo en la Bahía San Juan de los Remedios (Ver detalles en Informe
Parcial del Proyecto de 1998, Anexo 1).
3. LA ICTIOFAUNA DE LOS MANGLARES.
En los años 1988-89 se realizaron muestreos en 63 estaciones en los manglares de todo el
archipiélago (Claro y García-Arteaga, 1993). En dichos muestreos se encontraron 87 especies de
peces, con una alta densidad (1990 ind./100m2) gracias a la gran abundancia de manjúas (Jenkinsia
lamprotaenia) y otros Clupeidae, los cuales constituyeron el 83% de los especímenes. No obstante,
la biomasa, también relativamente alta, estuvo determinada por la presencia de pargos (46%) y
roncos (40%). La mayoría de las especies que por el día se concentran en el manglar, se dispersan
de noche por las macrolagunas y seibadales para alimentarse, por lo que la abundancia de tales peces
está estrechamente vinculada a las condiciones ambientales de esos biotopos.
Insertar Fig. 8 (Apaisada)
Fig. 9. Curvas acumulativas de riqueza de especies en los manglares.
En los muestreos realizados en abril del año 2000 en este hábitat, se encontró una riqueza de
especies mayor que la encontrada en esas mismas estaciones en el período 1988-89 (Fig. 9), lo que
se manifiesta al plotear el número de especies contra el número de individuos. Ello se debe a una
gran disminución en la abundancia de las especies dominantes en ese biotopo, la manjúa, las sardinas
y los roncos.
La densidad de peces fue menor cuatro veces que la observada en 1988-89 en las mismas estaciones,
mientras que la biomasa fue sólo 1,6 veces inferior (Tabla 4). Esta diferencia se debe a que fueron
las especies de menor talla las más afectadas (principalmente Jenkinsia lamprotaenia y Anchoa
liolepis.). Sólo en una estación (4M) la densidad y biomasa fueron superiores en el último muestreo
(Fig. 10) gracias a la presencia de grandes cardúmenes de sardinas (Harengula spp.), las cuales
raramente fueron observadas en las demás estaciones.
Fig. 10. Densidad (A) y biomasa (B) de peces en los manglares, en 1988-89 y en el 2000.
Fig. 11. Densidad (A) y biomasa (B) de peces por categorías tróficas en los manglares, en 198889 y en el 2000.
Es necesario recalcar la gran disminución de las poblaciones de manjúa (6,2 veces menos) en
comparación con el período anterior (Claro y García-Arteaga, 1993), ya que esta especie es la
principal carnada para la pesca de bonito y albacora que se realiza en la zona oceánica adyacente al
archipiélago. Los bentófagos, e ictiófagos, que son los gremios determinantes por su biomasa en este
hábitat disminuyeron sustancialmente su abundancia. Los roncos (Haemulidae) redujeron su
densidad en seis veces y su biomasa en cinco, mientras que los pargos redujeron su número y peso en
cuatro veces. De la misma manera que en los arrecifes, los omnívoros, representados por las chopitas
del género Stegastes, fueron el único grupo trófico que presentó mayor densidad y biomasa en el año
2000 (Fig. 11), en este caso gracias a la presencia de Stegastes leucostictus, que es generalmente la
especie del género más abundante en el manglar.
Tabla 4 (Ver Fichero: Tablas apaisadas)
Fig. 11. Densidad (A) y biomasa (B) de peces por categorías tróficas en los manglares, en 198889 y en el 2000.
En el caso de los herbívoros no se observaron diferencias entre los dos períodos. Este grupo y los
omnívoros son los de menor significación en el manglar.
Las causas de la disminución de peces en los manglares parece estar relacionada con la degradación
de los fondos blandos y praderas donde se alimentan la gran mayoría de los peces que por el día se
concentran en los manglares. El área productiva de ese ecosistema ha disminuido sustancialmente
producto de los cambios en el régimen hidrológico (ver Anexo 1). Durante las inmersiones
realizadas en los manglares en Mayo del 2000, fue perceptible, en mayoría de las estaciones una alta
turbidez del agua, lo cual no fue un elemento llamativo en los muestreos realizados en 1988-89.
Lamentablemente en ninguno de los dos casos fue posible la medición de este factor. El mismo
guarda relación con los cambios ocurridos en los fondos blandos aledaños a los manglares.
4. DIVERSIDAD DE LA ICTIOFAUNA.
4.1 Diversidad de especies
La Fig. 12 presenta una representación aproximada de la distribución de la diversidad de peces en
Archipiélago Sabana-Camagüey, a partir de las informaciones obtenidas durante este proyecto y
otras investigaciones anteriores, utilizando como criterio la existencia de cuatro niveles de
concentración de la misma, tomando en cuenta la cantidad de especies por unidad de área y número
de individuos:
1. Diversidad Alta. Generalmente se observa en los arrecifes frontales, arrecifes de parche, cabezos
y en algunas crestas arrecifales, principalmente en su zona de embate. Pueden ser observadas
entre 35 y 60 especies (promedio 40-50) en 1000 m2, mediante censo visual en horas del día.
2. Diversidad media. Usualmente se encuentra en arrecifes costeros, bancos arrecifales, algunas
crestas pobres en refugios (principalmente en la zona trasera y superior de ésta) y en casi todos
los manglares. Generalmente son visibles entre 20 y 40 especies (promedios 25-35) en 1000 m2
de observación.
3. Diversidad baja. Se encuentra principalmente en las praderas y fondos blandos. El número de
especies por unidad de área es bajo, entre 2 y 20 especies (promedios entre 5 y 10) por 1500 m2
de área barrida con la rastra Otter (ver Materiales y métodos). No obstante, el número total de
especies en una macrolaguna puede ser relativamente alto y su abundancia numérica más aún,
debido a la gran extensión de éstos hábitat y a las migraciones diurnas y de forrajeo de los
peces que se refugian en los arrecifes y manglares.
4. Diversidad pobre. Se manifiesta en los arenales extensos (playas y placeres exteriores cercanos
al arrecife frontal) y en las macrolagunas afectadas por graves problemas antrópicos
(contaminación, elevación de la salinidad, bajo contenido de oxígeno, etc.). El número de
especies por 1500 m2 de rastreo fluctúa entre 0 y 10 (promedios de 3 a 6).
La más alta diversidad de especies se encuentra en los arrecifes frontales, donde Claro y GarcíaArteaga (1994) censaron 132 especies mediante buceo diurno, de ellas 118 en las mismas estaciones
muestreadas durante este trabajo, en el cual se encontró un número inferior (106 especies), a pesar de
que el área muestreada fue mayor (Tabla 1). Los arrecifes de parche según los datos de Claro y
García-Arteaga (1994) tienen similar diversidad de especies que las pendientes, pero son
relativamente escasos en el ecosistema Sabana-Camagüey, mientras que casi toda la pendiente
arrecifal que bordea la plataforma, entre 12-15 y 25 m se encuentra cubierta de arrecifes coralinos.
Las especies dominantes en el arrecife frontal son: el chromis azul (Chromis cyanea), la chopita
bicolor (Stegastes partitus), la doncella (Thalassoma bifasciatum) y el loro listado (Scarus
croicensis) (Tabla 5). En los arrecifes de parche son más abundantes los roncos (Haemulidae) que
constituyeron 43% de la biomasa y 59% de los individuos censados por Claro y García-Arteaga
(1994).
En las crestas arrecifales también puede ser alta la diversidad de especies, aunque usualmente menor
que en los arrecifes frontales (Fig. 12). La densidad y biomasa son inferiores que en los arrecifes
frontales y de parche (Tablas 1 y 3). Los herbívoros son aquí más abundantes que en las otras
formaciones arrecifales.
Predominan en este hábitat, las doncellas Thalassoma bifasciatum y Halichoeres bivittatus, así como
la chopita negra, Stegastes dorsopunicans aunque por su peso, el ronco arará, Haemulon plumieri es
la principal especie (Tabla 6).
La diversidad de especies en los manglares es más variable y por lo general inferior a la de los
arrecifes, pero pueden ocurrir densidades muy altas, gracias a la presencia de cardúmenes de sardinas
(Jenkinsia lamprotaenia, Harengula spp.), cabezotes (Atherinomorus stipes) y anchoas (Anchoa
spp.) que son las especies dominantes (Tabla 7), aunque por su peso los pargos son más importantes,
principalmente el caballerote, Lutjanus griseus.
Tabla 5. Relación de especies observadas en las pendientes arrecifales, densidad, biomasa e índices
de Jerarquía (IJ) y de Frecuencia/abundancia-biomasa (F/a-b) para cada una.
Biomasa
FAMILIA
Densidad
F/a-b
IJ
2
2
g/100m
Especies
#Ind/100m
ORECTOLOBIDAE
0.01
174
Ginglymostoma cirratum
0.01
174
A/4-2
96
MURAENIDAE
0.02
134
Gymnothorax funebris
0.02
134
A/4-2
87
HOLOCENTRIDAE
2.29
181
Holocentrus ascensionis
0.13
25
A/3-3
53
Holocentrus marianus
0.16
4
A/3-4
51
Holocentrus rufus
1.30
116
A/2-2
17
Holocentrus vexillarius
0.28
13
A/3-3
42
Myripristis jacobus
0.43
23
A/3-3
33
AULOSTOMIDAE
0.07
7
Aulostomus maculatus
0.07
7
A/4-4
66
SERRANIDAE
3.43
707
Epinephelus cruentatus
0.36
47
A/3-3
36
Epinephelus fulvus
0.75
118
A/3-2
26
Epinephelus guttatus
0.31
89
A/3-2
40
Epinephelus striatus
0.07
71
A/4-3
67
Hypoplectrus guttavarius
0.03
menos de 1
A/4-4
83
Hypoplectrus indigo
0.08
2
A/4-4
64
Hypoplectrus nigricans
0.10
1
A/3-4
58
Hypoplectrus puella
0.88
10
A/3-3
21
Hypoplectrus unicolor
0.01
menos de 1
A/4-4
97
Liopropoma rubre
0.01
menos de 1
A/4-4
98
Mycteroperca bonaci
0.03
260
A/4-2
84
Mycteroperca interstitialis
0.01
2
A/4-4
99
Mycteroperca tigris
0.06
91
A/4-2
70
Mycteroperca venenosa
0.02
11
A/4-3
88
Serranus tabacarius
0.02
menos de 1
A/4-4
89
Serranus tigrinus
0.69
5
A/3-4
27
GRAMMISTIDAE
0.01
3
Rypticus saponaceus
0.01
3
A/4-4
90
GRAMMIDAE
2.72
menos de 1
Gramma loreto
2.68
menos de 1
A/2-4
10
Gramma melacara
APOGONIDAE
Apogon binotatus
Apogon maculatus
MALACANTHIDAE
Malacanthus plumieri
CARANGIDAE
Caranx ruber
LUTJANIDAE
Lutjanus apodus
Lutjanus cyanopterus
Lutjanus jocu
Ocyurus chrysurus
HAEMULIDAE
Anisotremus virginicus
Haemulon aurolineatum
Haemulon flavolineatum
Haemulon plumieri
Haemulon sciurus
SPARIDAE
Calamus bajonado
Calamus penna
Calamus pennatula
Calamus sp.
SCIAENIDAE
Equetus acuminatus
Equetus punctatus
MULLIDAE
Mulloidichthys martinicus
Pseudopeneus maculatus
KYPHOSIDAE
Kyphosus incisor
CHAETODONTIDAE
Chaetodon aculeatus
Chaetodon capistratus
Chaetodon ocellatus
Chaetodon sedentarius
Chaetodon striatus
POMACANTHIDAE
Centropyge argi
Holacanthus ciliaris
Holacanthus isabelita
Holacanthus tricolor
Pomacanthus arcuatus
Pomacanthus paru
POMACENTRIDAE
Abudefduf saxatilis
0.04
0.02
0.01
0.01
0.05
0.05
0.05
0.05
2.79
0.77
0.05
0.02
1.95
12.13
0.62
0.99
4.24
3.64
2.63
0.16
0.04
0.02
0.04
0.06
0.04
0.01
0.03
0.47
0.13
0.34
0.01
0.01
2.46
0.40
1.66
0.17
0.14
0.09
1.28
0.17
0.24
0.01
0.66
0.13
0.07
35.63
0.19
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
6
6
13
13
809
133
66
46
563
1857
166
28
961
431
271
28
9
6
4
9
1
menos de 1
menos de 1
39
18
21
10
10
388
3
25
6
350
3
295
menos de 1
42
4
57
108
84
134
14
A/4-4
79
A/4-4
A/4-4
100
101
A/4-4
73
A/4-3
74
A/3-2
A/4-3
A/4-3
A/2-2
25
75
91
12
A/3-2
A/3-3
A/2-1
A/2-2
A/2-2
30
19
7
8
11
A/4-3
A/4-4
A/4-4
A/4-3
80
92
81
71
A/4-4
A/4-4
102
85
A/3-3
A/3-3
54
39
A/4-3
103
A/3-4
A/2-3
A/3-4
A/3-2
A/4-4
34
14
49
52
59
A/3-4
A/3-3
A/4-4
A/3-3
A/3-2
A/4-2
50
45
104
28
55
68
A/3-3
47
Chromis cyaneus
Chromis multilineatus
Microspathodon chrysurus
Stegastes dorsopunicans
Stegastes leucostictus
Stegastes partitus
Stegastes planifrons
Stegastes variabilis
CIRRHITIDAE
Amblycirhitus pinos
LABRIDAE
Bodianus rufus
Clepticus parrai
Halichoeres bivittatus
Halichoeres garnotti
Halichoeres maculipinna
Halichoeres poeyi
Lachnolaimus maximus
Thalassoma bifasciatum
SCARIDAE
Scarus coelestinus
Scarus croicensis
Scarus taeniopterus
Scarus vetula
Sparisoma atomarium
Sparisoma aurofrenatum
Sparisoma chrysopterum
Sparisoma rubripinne
Sparisoma viride
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
OPISTHOGNATHIDAE
Opisthognathus aurifrons
LABRISOMIDAE
Malacoctenus triangulatus
BLENNIIDAE
Ophioblennius atlanticus
GOBIIDAE
Coryphopterus eidolon
Coryphopterus glaucofraenum
Coryphopterus personatus
Gobiosoma evelynae
Gobiosoma genie
ACANTHURIDAE
Acanthurus bahianus
Acanthurus coeruleus
Acanthurus chirurgus
15.85
0.86
0.83
0.13
0.98
16.63
0.04
0.12
0.01
0.01
21.67
0.24
4.72
0.28
5.69
0.06
0.05
0.10
10.53
9.49
0.03
4.63
1.36
0.35
0.10
1.59
0.49
0.07
0.87
0.10
0.10
0.19
0.19
0.02
0.02
0.02
0.02
2.60
0.08
0.66
1.26
0.55
0.05
5.63
3.62
1.71
0.30
27
6
38
1
6
40
menos de 1
1
menos de 1
menos de 1
1525
15
1131
2
283
1
1
59
33
674
30
94
86
23
menos de 1
119
50
17
255
259
259
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
477
229
222
25
A/1-3
A/3-4
A/3-3
A/3-4
A/3-4
A/1-3
A/4-4
A/3-4
2
23
24
56
20
1
82
57
A/4-4
105
A/3-3
A/2-1
A/3-4
A/2-2
A/4-4
A/4-4
A/3-3
A/1-3
46
5
43
4
72
76
60
3
A/4-3
A/2-2
A/2-2
A/3-3
A/3-4
A/2-2
A/3-3
A/4-3
A/3-2
86
6
16
38
61
15
32
69
22
A/3-2
62
A/3-4
48
A/4-4
93
A/4-4
94
A/4-4
A/3-4
A/2-4
A/3-4
A/4-4
65
29
18
31
77
A/2-2
A/2-2
A/3-3
9
13
41
SCOMBRIDAE
Scomberomorus maculatus
Scomberomorus regalis
SCORPAENIDAE
Scorpaena plumieri
BALISTIDAE
Balistes vetula
Cantherines pullus
Melichthys niger
Xanthichthys ringens
TETRAODONTIDAE
Canthigaster rostrata
Sphoeroides spengleri
0.06
0.01
0.05
0.01
0.01
0.71
0.09
0.01
0.26
0.36
0.39
0.37
0.02
95
38
57
2
2
204
68
1
105
30
10
9
1
A/4-3
A/4-3
106
78
A/4-4
107
A/4-3
A/4-4
A/3-2
A/3-3
63
108
44
37
A/3-3
A/4-4
35
95
La ictiofauna de las praderas marinas es pobre en diversidad de especies, sobre todo durante las
horas del día, y está asociada a la de los arrecifes y manglares, donde generalmente se refugian los
peces que se alimentan en este biotopo de noche e incluso algunos por el día. No obstante, habitan en
ellas de forma permanente un grupo de especies que utilizan como refugio la vegetación y turbidez
del agua (Eucinostomus spp., Eugerres spp., Gerres cinereus, Archosargus rhomboidalis,
Monacanthus spp. Hippocampus spp., etc. ) o que se entierran o camuflan en los sedimentos
(Opsanus spp., Ogcocephalus nasutus, Achirus lineatus), así como especies pelágico-neríticas que
forman cardúmenes como mecanismo defensivo (Albula vulpes, Elops saurus, Megalops atlanticus,
Sphyraena guachancho, Selar crumenophthalmus, Caranx chrysos, Lutjanus synagris, etc.) (ver
anexo 1). La mayoría de estas especies están también presentes e inclusive pueden ser más
abundantes en los fondos blandos sin vegetación, que se encuentran en las más aguas interiores.
Estas especies se caracterizan por su alta tolerancia a los cambios de las condiciones ambientales
(principalmente de la salinidad) y generalmente sus poblaciones son numerosas. Aunque en
condiciones normales la ictiofauna de estos biotopos es bastante homogénea, en las macrolagunas se
observa una notable diferencia en la diversidad y abundancia de peces en relación con el grado de
deterioro de las condiciones ambientales (ver Anexo 1), principalmente por la elevación de la
salinidad, en las bahías Los Perros, Jigüey y La Gloria, así como en la parte oriental y sur de la Bahía
de Buenavista. En este último caso, influye de forma notoria la contaminación, al igual que en
algunas otras áreas del archipiélago.
4.2 Diversidad ecológica
Como hemos visto anteriormente, las condiciones ambientales del Archipiélago Sabana-Camagüey
han sufrido modificaciones que afectan las condiciones adecuadas para garantizar los procesos
vitales para la alimentación, reproducción y crecimiento de las comunidades de peces y sus
complejas interrelaciones.
Así por ejemplo, la disminución de la complejidad topográfica del arrecife por la mortandad de
corales, gorgonáceos y otros organismos sésiles asociados a estos, ha provocado una seria
disminución de los organismos alimentarios y de la cantidad y calidad de los refugios necesarios
para la vida de los peces. Las afectaciones sufridas en algunas macrolagunas por la elevación de
la salinidad o por contaminación, han provocado una disminución sustancial del área para la
producción biológica y los procesos vitales.
El área de las bahías Los Perros, Jigüey y la Gloria, por mencionar solo las más impactadas, equivale
a aproximadamente al 35 % del área total de aguas interiores del archipiélago. Por otra parte, la
elevación de la salinidad provoca un mayor gasto de energía para el proceso de osmorregulación, en
detrimento de la tasa de crecimiento y reproducción de los organismos.
Tabla 6. Relación de especies observadas en las crestas arrecifales, densidad, biomasa e índices de
Jerarquía (IJ) y de Frecuencia/abundancia-biomasa (F/a-b) para cada una.
FAMILIAS
Densidad
Biomasa
F/a-b
IJ
Especies
g/100m2
#Ind/100m2
DASYATIDAE
0.03
398
Dasyatis americana
0.03
398
A/4-2
59
MURAENIDAE
0.01
1
Muraena miliaris
0.01
1
A/4-4
66
HOLOCENTRIDAE
2.27
196
Holocentrus ascensionis
0.41
98
A/3-2
27
Holocentrus rufus
0.58
67
A/3-2
21
Holocentrus vexillarius
1.28
31
A/2-3
12
AULOSTOMIDAE
0.01
menos de 1
Aulostomus maculatus
0.01
menos de 1
A/4-4
67
SERRANIDAE
0.08
8
Epinephelus cruentatus
0.03
4
A/4-4
60
Epinephelus fulvus
0.03
3
A/4-4
61
Epinephelus guttatus
0.01
1
A/4-4
68
Serranus tigrinus
0.01
menos de 1
A/4-4
69
CARANGIDAE
0.16
47
Caranx ruber
0.16
47
A/4-3
38
LUTJANIDAE
1.43
245
Lutjanus analis
0.01
10
A/3-3
70
Lutjanus apodus
1.07
156
A/4-4
14
Lutjanus griseus
0.07
13
A/3-3
48
Lutjanus jocu
0.01
6
A/4-3
71
Lutjanus mahogoni
0.04
5
A/4-3
54
Lutjanus synagris
0.01
2
A/4-4
72
Ocyurus chrysurus
0.22
53
A/3-2
33
HAEMULIDAE
6.97
1627
Anisotremus virginicus
0.03
9
A/4-3
62
Haemulon album
0.13
44
A/3-3
39
Haemulon aurolineatum
0.71
27
A/2-3
19
Haemulon carbonarium
0.05
5
A/4-3
50
Haemulon chrysergyreum
0.62
13
A/3-3
20
Haemulon flavolineatum
2.59
120
A/2-2
9
Haemulon parrai
0.09
20
A/3-3
46
Haemulon plumieri
0.93
1049
A/2-1
15
Haemulon sciurus
1.82
339
A/2-2
10
SPARIDAE
0.09
15
Calamus bajonado
0.03
8
A/4-3
63
Calamus pennatula
Calamus sp.
MULLIDAE
Mulloidichthys martinicus
Pseudopeneus maculatus
KYPHOSIDAE
Kyphosus incisor
CHAETODONTIDAE
Chaetodon capistratus
Chaetodon ocellatus
Chaetodon sedentarius
Chaetodon striatus
POMACANTHIDAE
Holacanthus ciliaris
Holacanthus tricolor
Pomacanthus arcuatus
Pomacanthus paru
POMACENTRIDAE
Abudefduf saxatilis
Abudefduf taurus
Chromis cyaneus
Chromis multilineatus
Microspathodon chrysurus
Stegastes dorsopunicans
Stegastes leucostictus
Stegastes partitus
Stegastes planifrons
Stegastes variabilis
Stegastes mellif
CIRRHITIDAE
Amblycirhitus pinos
LABRIDAE
Bodianus rufus
Halichoeres bivittatus
Halichoeres garnotti
Halichoeres maculipinna
Halichoeres poeyi
Halichoeres radiatus
Lachnolaimus maximus
Thalassoma bifasciatum
SCARIDAE
Scarus croicensis
Scarus guacamaia
Scarus taeniopterus
Scarus vetula
Sparisoma aurofrenatum
Sparisoma chrysopterum
0.04
0.03
0.25
0.13
0.12
0.07
0.07
0.33
0.12
0.08
0.01
0.12
0.17
0.04
0.04
0.05
0.04
15.04
2.92
0.01
0.05
0.29
3.20
6.04
0.57
1.59
0.12
0.22
0.03
0.01
0.01
27.81
0.12
7.68
0.83
0.74
0.58
0.21
0.01
17.64
6.76
3.34
0.01
0.20
0.37
0.50
0.24
4
3
13
9
4
34
34
10
3
2
1
4
37
2
2
21
13
197
77
1
menos de 1
2
82
26
3
4
1
1
menos de 1
menos de 1
menos de 1
169
15
58
8
9
8
1
7
64
360
27
13
3
8
23
17
A/4-4
A/4-4
55
64
A/3-3
A/3-4
40
41
A/3-3
49
A/3-4
A/3-4
A/4-4
A/3-4
42
47
73
43
A/4-4
A/4-4
A/4-3
A/4-3
56
57
51
58
A/2-2
A/4-4
A/4-4
A/3-4
A/2-2
A/2-3
A/3-4
A/2-4
A/3-4
A/3-4
A/4-4
8
74
52
30
6
3
23
11
44
34
65
A/4-4
75
A/3-3
A/1-2
A/2-3
A/2-3
A/3-3
A/3-4
A/4-3
A/1-2
45
2
16
18
22
35
76
1
A/2-3
A/4-3
A/3-4
A/3-3
A/3-3
A/3-3
5
77
36
28
24
31
Sparisoma radians
Sparisoma rubripinne
Sparisoma viride
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
LABRISOMIDAE
Malacoctenus triangulatus
BLENNIIDAE
Ophioblennius atlanticus
GOBIIDAE
Coryphopterus glaucofraenum
ACANTHURIDAE
Acanthurus bahianus
Acanthurus coeruleus
Acanthurus chirurgus
BALISTIDAE
Balistes vetula
Cantherines pullus
TETRAODONTIDAE
Canthigaster rostrata
DIODONTIDAE
Diodon holacanthus
0.05
0.83
1.22
0.33
0.33
0.02
0.01
0.47
0.47
0.02
0.01
7.37
4.13
3.00
0.24
0.67
0.20
0.47
0.01
0.01
0.01
0.01
menos de 1
93
176
720
720
menos de 1
menos de 1
1
1
menos de 1
menos de 1
589
308
266
15
72
59
13
menos de 1
menos de 1
2
2
A/4-4
A/2-2
A/2-2
53
17
13
A/3-1
29
A/4-4
78
A/3-1
25
A/4-4
79
A/2-2
A/2-2
A/3-3
4
7
32
A/3-2
A/3-3
37
26
A/4-4
80
A/4-4
81
Tabla 7. Relación de especies observadas en los manglares, densidad, biomasa e índices de Jerarquía
(IJ) y de Frecuencia/abundancia-biomasa (F/a-b) para cada una.
FAMILIAS
Densidad
Biomasa
F/a-b
IJ
2
2
Especies
#Ind/100m
g/100m
DASYATIDAE
0.02
14
Urolophus jamaicensis
0.02
14
A/4-3
48
CLUPEIDAE
603.78
1639
Harengula clupeola
33.72
59
A/2-3
6
Harengula humeralis
112.91
1501
A/1-1
2
Jenkinsia lamprotaenia
456.92
78
A/1-3
1
Jenkinsia majua
0.23
1
A/4-4
30
ENGRAULIDAE
177.91
57
Anchoa hepsetus
94.19
49
A/1-3
3
Anchoa lyolepis
83.72
7
A/2-4
4
BELONIDAE
0.76
8
Strongylura notata
0.44
2
A/4-4
22
Tylosurus crocodilus
0.44
11
A/4-3
23
ATHERINIDAE
53.84
125
Atherinomorus stipes
53.84
125
A/2-2
5
SERRANIDAE
0.01
menos de 1
Hypoplectrus puella
0.01
menos de 1
A/4-4
59
CARANGIDAE
0.02
9
Caranx ruber
0.02
9
A/4-3
49
LUTJANIDAE
Lutjanus analis
Lutjanus apodus
Lutjanus cyanopterus
Lutjanus griseus
Lutjanus jocu
Lutjanus synagris
Ocyurus chrysurus
GERREIDAE
Eucinostomus gula
Eucinostomus jonesi
Gerres cinereus
Eucinostomus sp.
HAEMULIDAE
Anisotremus virginicus
Haemulon aurolineatum
Haemulon carbonarium
Haemulon flavolineatum
Haemulon parrai
Haemulon sciurus
Haemulon spp.
SPARIDAE
Archosargus rhomboidalis
MULLIDAE
Mulloidichthys martinicus
CHAETODONTIDAE
Chaetodon capistratus
Chaetodon ocellatus
Chaetodon striatus
POMACANTHIDAE
Holacanthus ciliaris
Pomacanthus arcuatus
Pomacanthus paru
POMACENTRIDAE
Abudefduf saxatilis
Stegastes dorsopunicans
Stegastes leucostictus
Stegastes partitus
Stegastes planifrons
Stegastes variabilis
LABRIDAE
Halichoeres bivittatus
Halichoeres maculipinna
Thalassoma bifasciatum
SCARIDAE
Scarus croicensis
Scarus guacamaia
27.42
0.34
7.56
0.37
17.76
1.35
0.03
0.01
10.43
7.66
0.06
2.63
0.08
12.66
0.33
0.67
0.66
2.28
0.42
7.55
0.76
0.02
0.02
0.01
0.01
0.34
0.30
0.01
0.02
0.15
0.01
0.01
0.13
8.41
6.43
0.13
1.60
0.03
0.02
0.19
0.34
0.14
0.03
0.16
1.10
0.93
0.01
4852
425
728
224
3257
212
5
1
206
30
menos de 1
176
menos de 1
1221
20
7
100
37
74
983
menos de 1
2
2
2
2
3
3
menos de 1
menos de 1
59
1
6
53
180
19
2
159
menos de 1
menos de 1
1
1
menos de 1
menos de 1
1
60
12
32
A/4-2
A/3-2
A/4-2
A/2-1
A/3-2
A/4-4
A/4-4
27
9
25
7
16
43
57
A/3-3
A/4-4
A/3-2
A/4-4
8
40
13
38
A/4-3
A/4-4
A/4-2
A/3-3
A/4-3
A/3-1
A/4-4
28
19
20
14
24
10
18
A/4-4
50
A/4-4
56
A/4-4
A/4-4
A/4-4
29
60
51
A/4-4
A/4-4
A/4-3
58
54
35
A/3-3
A/4-4
A/3-2
A/4-4
A/4-4
A/4-4
12
36
15
45
52
32
A/4-4
A/4-4
A/4-4
34
46
33
A/3-3
A/4-3
17
53
Scarus taeniopterus
Sparisoma aurofrenatum
Sparisoma chrysopterum
Sparisoma viride
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
GOBIIDAE
Coryphopterus eidolon
ACANTHURIDAE
Acanthurus bahianus
Acanthurus coeruleus
Acanthurus chirurgus
DIODONTIDAE
Diodon hystrix
POECILLIDAE
Gambusia spp.
0.05
0.01
0.07
0.03
0.49
0.49
0.03
0.03
0.70
0.13
0.22
0.35
0.03
0.03
7.40
7.40
menos de 1
2
13
1
294
294
menos de 1
menos de 1
088
11
37
40
140
140
1
1
A/4-4
A/4-4
A/4-3
A/4-4
41
55
39
44
A/4-2
21
A/4-4
47
A/4-3
A/4-3
A/4-63
37
31
26
A/4-2
42
A/3-4
11
Tales cuerpos de agua, aún cuando en condiciones no antropizadas pudieran ser poco productivos
para la pesca por su poca profundidad, constituyen importantes fuentes de energía que se exporta a
otros sitios del ecosistema, son importantes zonas de reclutamiento, cría y alimentación, donde se
desarrollan las primeras etapas del ciclo de vida. Las zonas ubicadas al norte de dichas bahías eran
zonas de cría de muchas especies comerciales que se pescan en las praderas marinas y arrecifes al
norte de la cayería.
La figura 13 resume las informaciones obtenidas sobre los sitios de concentración para el desove de
varias especies comerciales (principalmente pargos), que usualmente también son utilizados por
otros peces con semejante estrategia reproductiva (roncos, meros, bajonaos, jureles, pez perro, etc.).
Fig. 13. Algunos sitios de congregación para el desove de pargos y meros.
Esta estrategia ampliamente estudiada por varios autores (Johannes, 1978, Smith y Tyler, 1978;
Barlow, 1981; Kaufman y Ebersole, 1984), consiste en producir el desove en el borde de la
plataforma, generalmente en promontorios marinos o áreas de plataforma que se adentran en el
océano, y donde el sistema de corrientes facilita la permanencia de los huevos y larvas en aguas
oceánicas, evitando su inmediata entrada a las zonas arrecifales donde la depredación es elevada y de
forma que las corrientes realicen el transporte y la dispersión de las larvas en un área extensa,
mientras se produce el desarrollo larval. Al alcanzar estas el tamaño adecuado se incorporan a las
zonas de plataforma aledaña donde se inicia su reclutamiento y posterior asentamiento y cría, ya en
aguas someras tranquilas, preferentemente en el interior de las macrolagunas.
La Fig. 14 representa, de forma esquemática, los procesos de reproducción, reclutamiento y cría de
muchas de las especies neríticas de importancia pesquera (particularmente los pargos, roncos,
jureles, etc.), tomando como base las informaciones obtenidas sobre la circulación, la distribución de
las etapas juveniles y la pesca en la región central del Archipiélago. Muchas especies son reclutadas
en las zonas bajas cercanas a los cayos y penetran a las lagunas por los canales que los separan,
donde generalmente ocurre la etapa de cría. A medida que crecen, se dispersan más, buscando
nuevas fuentes de alimentación. Debido a la topografía de estas bahías y el régimen de
vientos y circulación, gran parte de la población se mueve en dirección oeste. Así, por ejemplo,
aseguran algunos pescadores que gran parte de las biajaibas que se capturan en la Bahía San Juan de
los Remedios, provienen de la Bahía de Buenavista. Por otra parte, el intrincado laberinto de canales
que formaban los Cayos Cobos, Las Brujas, y otros de esa zona era, hasta la construcción del
viaducto Caibarién-Santa María, una importante zona de reclutamiento directo de biajaiba, y
también de pargo criollo, rabirrubia y otras especies. Ello explica porque, después de construirse el
pedraplén disminuyó drásticamente la captura de dicha especie. Similar fenómeno puede ser la causa
que impide la recuperación de las poblaciones de machuelo, tras su colapso, al parecer por
sobrepesca, a partir de 1990, coincidiendo con el inicio de la construcción de dicho pedraplén.
Igualmente, los organismos que logran sobrevivir a las deterioradas condiciones ambientales de las
bahías La Gloria, Jigüey y Los Perros, encuentran una barrera en sus migraciones al encontrarse con
los pedraplenes Jigüey-Cayo Romano y Turiguanó-Cayo Coco los cuales dificultan la migración de
los preadultos y adultos hacia el océano al acercarse la etapa de reproducción. Es de esperar que el
pedraplén que actualmente se construye para unir Cayo Santa María con Cayo Guillermo, provoque
una situación aún peor para los recursos pesqueros en la zona y un deterioro mucho mayor en las
Bahías Buenavista y San Juan de los Remedios, al cerrar más aún el reclutamiento a las zonas de
cría.
Fig. 14. Representación esquemática de los procesos de reproducción, reclutamiento y
migraciones de los peces en la región central del Archipiélago Sabana-Camagüey.
5. EVOLUCIÓN Y MANEJO DE LOS RECURSOS PESQUEROS
5.1 Organización, infraestructura y evolución histórica
En el Archipiélago Sabana-Camagüey operan las Asociaciones pesqueras de Matanzas (unidad
pesquera de Cárdenas), Las Villas (Carahatas, La Panchita, La Isabela y Caibarién) Ciego de Ávila
(Punta Alegre y Turiguanó), Camagüey (Nuevitas), Tunas (Manatí y Puerto Padre), Holguín (Gibara,
Banes, Guatemala, Cayo Mambí y Moa) y Guantánamo (Baracoa) (Fig. 15).
Fig. 15. Ubicación de las empresas de pesca que operan en el Archipiélago Sabana-Camagüey,
y las asociaciones provinciales a las cuales se supeditan.
El conjunto de todas estas unidades constituye la llamada Zona D de la plataforma. Las tres últimas
empresas, aunque están ubicadas fuera del ASC, tradicionalmente han realizado parte de sus capturas
en dicha región, debido a que sus áreas de pesca son de poca extensión y pobres recursos. También
pescan en la plataforma suroriental de Cuba, mientras que la empresa de Camagüey, también realiza
algunas capturas fuera del Archipiélago Sabana-Camagüey (hacia el este).
Por otra parte, hasta el año 1984 varias empresas realizaban eventualmente capturas en la plataforma
de Bahamas. A partir de 1985 el Ministerio de Industria Pesquera (MIP) adoptó medidas drásticas
para evitar tal actividad (Cabrera y Obregón, 1986), aunque ocasionalmente, y de forma furtiva,
algunos barcos realizan incursiones rápidas a dicha región. Tales capturas introducen cierto sesgo en
la estadística de la pesca por zonas, pero su magnitud no altera sustancialmente el análisis sobre la
evolución y situación de los recursos pesqueros en la Zona D, que incluye todas las áreas de pesca
ubicadas entre Punta Hicacos y Punta Maisí.
Ya desde mediados de la década del 70, las pesquerías en el ASC, y en general en todo el
Archipiélago Cubano, alcanzaron y sobrepasaron los niveles de captura máxima sostenible, y
algunos recursos iniciaron una etapa de sobrepesca (Baisre, 1993; Claro et al., 1994). Aunque se
tomaron medidas para detener ese proceso (disminución del esfuerzo pesquero, regulaciones de
tallas, vedas en los períodos de reproducción, cuotas, etc.), por la falta de vigilancia y control y en
algunos casos por el afán de elevar la producción para satisfacer las demandas de la población, no se
han podido evitar algunas afectaciones a los stocks. A ello contribuyen también factores ajenos a la
pesca, como son la contaminación, los cambios provocados en el régimen hidrológico y la pesca
furtiva.
Por otra parte, el Archipiélago Sabana-Camagüey y la región norte de las provincias orientales son
las áreas de plataforma más afectadas por la mal llamada “pesca deportiva”, que en la práctica no es
más que pesca de subsistencia con una alta componente de especulación, especialmente en los
últimos 10 años. Muchas de las embarcaciones particulares dedicadas a esta actividad utilizaban
artes de pesca masivos (principalmente chinchorros y redes de sitio), en la mayoría de los casos
obtenidos ilícitamente de las empresas estatales pesqueras. El establecimiento de la Organización
Nacional de Inspección Pesquera (ONIP), ha contribuido sustancialmente a la reducción de esa
actividad que afecta no solo a la pesca comercial, sino también a la conservación del ecosistema.
No existe información concreta sobre el volumen de pesca que se obtiene por esa vía, pero resulta
evidente que su magnitud es apreciable (ver epígrafe 6.2).
Durante nuestros muestreos, pudimos constatar que los propios pescadores se apropian de cantidades
apreciables de la captura, situación que ha mejorado con el establecimiento de una política de
estimulación material, aunque aún se practica. Esta apropiación ilícita se produce fundamentalmente
sobre las especies de mayor calidad y precio. En el caso de los barcos chinchorreros y rederos, se
produce sobre los pargos (pargo criollo, cubera, biajaiba) y las vaquitas (Lactophrys trigonus), esta
última llega a tierra en forma de filetes. Los barcos naseros, se apropian de parte de la captura de
chernas y meros. A modo de ejemplo: de acuerdo con informaciones confidenciales obtenidas
durante 1995-1996, calculamos que las embarcaciones de la Empresa Pesquera de Caibarién,
desviaban en los años 1995-98, unas 150 TM de pescado anualmente.
5.2 Distribución espacial de los recursos pesqueros y su relación con los hábitats
Las pesquerías en el Archipiélago Sabana-Camagüey se realizan en la zona marítima (tanto interior
como exterior) que se extiende desde Península de Hicacos hasta Nuevitas, donde se obtienen 50005500 TM anuales. El tramo de Cayos Pajonal a cayo Sabinal, que aporta aproximadamente el 60%
de toda la Zona D, es precisamente el área más sometida a la influencia de los cambios ecológicos
que se están produciendo como consecuencia de las alteraciones en el régimen de circulación.
La distribución de los recursos pesqueros como es lógico, guarda estrecha relación con la
distribución de los biotopos a los cuales se han adaptado las especies objeto de explotación. A su
vez, los artes de pesca que se emplean para ello, deben ajustarse a las condiciones físicas del medio.
La Figura 16 ofrece una representación aproximada de la distribución de las principales áreas de
pesca en el Archipiélago, que pudiera ser mejorada con el aporte de información más específica.
Baisre (1984) definió tres complejos ecológicos en las aguas cubanas, basándose en criterios
biológico-pesqueros: el complejo seibadal-arrecife, el complejo litoral estuarino y el de las aguas
oceánicas. Al aplicar estos conceptos para el ecosistema marino del Archipiélago Sabana-Camagüey
es necesario hacer algunas precisiones.
En el litoral estuarino, al menos en las áreas más cercanas a la costa de la isla principal, donde
predominan las influencias terrestres, el fondo es generalmente fangoso, cubierto por pastos marinos
en la cercanía de las costas, donde la productividad biológica parece ser muy alta, la turbidez es
generalmente elevada y las fluctuaciones de salinidad amplias, además en muchos sitios hay una
fuerte componente de contaminación por residuales urbanos, de la industria azucarera y otras
industrias.
La ictiofauna de la región interior de gran parte de la cayería no es la característica de zonas
estuarinas debido a la alta salinidad de estas macrolagunas.
Es este complejo estuarino el que ha sufrido los trascendentales cambios ambientales provocados por
las alteraciones antrópicas referidas anteriormente, y que han provocado la casi total desaparición de
la pesca comercial en las Bahías Los Perros, Jigüey y La Gloria y en menor medida en Bahía de
Buenavista. Las encuestas realizadas a los pescadores de mayor experiencia, atestiguan que hasta la
década del 70 las mencionadas bahías, y especialmente la de Buenavista, eran ricas en langostas,
cangrejo moro y muchas especies de peces que actualmente no existen en tales macrolagunas, como
los pargos (Lutjanidae), jureles (Carangidae), roncos (Haemulidae), bajonaos (Sparidae), sierra,
serrucho y pintada (Scomberomorus spp.), y en las áreas más cercanas a la costa, las lisas (Mugil
spp.), corvinas (Bairdiella spp.), pataos y mojarras (Gerridae) y salema (Archosargus rhomboidalis).
Actualmente solo los dos últimos grupos de especies se encuentran, con una abundancia mucho
menor y de menores tallas. La alta salinidad en este caso no solo afecta a la base alimentaria de las
pocas especies que la toleran, sino que además provoca altos gastos fisiológicos para el proceso de
osmorregulación, en detrimento del crecimiento y la fecundidad.
La mayor parte de las pesquerías que se realizaban en estas zonas afectadas, se han movido hacia los
seibadales más alejados de la isla principal. Por otra parte, grandes extensiones de pastos marinos
han desaparecido a causa de la eutroficación y la sedimentación, lo cual ha reducido también el área
vital para algunas especies.
En la década del 80, se obtenía en el complejo estuarino aproximadamente 30-35% de la captura
total de la zona. En el quinquenio 1991-1995 disminuyó a aproximadamente 26 %, pero mucho
mayor fue su disminución en cuanto a calidad.
Las especies más abundantes y explotadas en estos biotopos son generalmente de baja calidad y
precio (Tabla 8). Entre las principales se cuentan: jaibas (Callinectes spp.), pataos y mojarras
(Gerridae), salema (Archosargus rhomboidalis), macabí (Albula vulpes), machuelo (Opisthonema
oglinum), lisas y lisetas (Mugil spp.), raya (Dasyatis americana), guaguancho (Sphyraena
guachancho), verrugato (Micropogonias furnieri), corvinas (Bairdiella spp.), sierra, serrucho y
pintada (Scomberomorus spp.), robalo (Centropomus undecimalis) y sábalo (Megalops atlanticus).
El machuelo era la única especie planctófaga de importancia en el área (aunque también consume
organismos del meiobentos que obtienen del sedimento). Las poblaciones de dicha especie sufrieron
un drástico colapso a partir de 1990, al parecer provocado por sobrepesca, aunque coincidió con la
primera fase de construcción del viaducto Caibarién-Santa María, el cual provocó graves
alteraciones de la calidad ambiental en la Bahía Buenavista (ver Anexo 1).
Los principales artes de pesca empleados en las zonas estuarinas son las redes de arrastre (manteletas
y chinchorros) y en mucho menor medida los trasmallos (red de agallas).
En el complejo seibadal-arrecife que ocupa un área intermedia entre el estuarino y el océano, cuyos
límites son poco precisos y variables, existe aún importante influencia de los aportes terrígenos, pero
con marcada mezcla de aguas oceánicas, los fondos son generalmente fango-arenosos y arenofangosos, cubiertos de seibadal, con arrecifes de parche por su porción norte, e interrumpida por los
manglares que forman o bordean los cayos y cuya ictiofauna juega un papel importante en las
capturas que se obtienen en este complejo ecológico. La turbidez del agua es menor, la salinidad
menos variable y en general las condiciones más estables que cerca de la costa (Fig. 16). Estas
condiciones generalmente se extienden hacia el borde de la plataforma hasta los 10-12 m de
profundidad, donde empiezan a predominar fondos arenosos con cabezos y arrecifes de parche.
Tabla 8 . Composición de las capturas comerciales en el Archipiélago Sabana-Camagüey. 1Especies pelágico-oceánicas; 2 – del batial superior; 3- de la pendiente arrecifal; 4- del complejo
seibadal-arrecife; 5- del complejo estuarino.
Hábitat Nombre común Nombre científico
1986-90
Ton
1
1
1
3
3,4
3
2
1
3,4
2
4
1
5,4
5,4
4,5
4,5
4,5
4,5
5
4,3
4,3
3
4
3
4
5
4,3
4
4
Grupo 1
Aguja
Tetrapturus spp., Istiophorus
platypterus
Castero
Makaira nigricans
Emperador
Xiphias gladius
Aguají
Mycteroperca bonaci
Cubera
Lutjanus cyanopterus, L.
Griseus
Cherna criolla Epinephelus striatus
Cherna del alto Epìnephelus mystacinus
Dorado
Coryphaena hippurus
Guasa
Epinephelus itajara
Pargos del alto Lutjanus vivanus, L. Buccanella,
Rhomboplites aurorubens
Pargo criollo
Lutjanus analis
Peto
Acanthocybium solanderi
Pintada
Scomberomorus regalis
Sierra, serrucho Scomberomorus maculatus,
S. cavalla
Otros
Total Grupo 1
Grupo 2
Biajaiba
Lutjanus synagris
Caballerote
Lutjanus griseus
Cají
Lutjanus apodus
Jocú
Lutjanus jocu
Lisa
Mugil lisa, M. curema
Perro
Lachnolaimus maximus
Rabirrubia
Ocyurus chrysurus
Otros
Total Grupo 2
Grupo 3
Arigua
Mycteroperca venenosa
Bajonao
Calamus spp.
Cabrilla
Epinephelus guttatus
Cibíes
Caranx ruber, C. bartholomaei
Liseta
Mugil curema, M. trichodon, M.
hospes,
Otros
Total Grupo 3
Grupo 4
Cojínua
Caranx fusus
Chicharro
Selar crumenophthalmus
Jiguagua
Caranx hippos
1991-94
%
Ton
%
Diferencia
Ton
0,907 <0.1
0,714 <0.1
0,194
0,000
0
0,270 <0.1
18,174 0,3
25,268 0,4
0,025 <0.1
0,050 <0.1
10,674 0,2
8,674 0,2
-0,025
0,221
7,501
16,595
100,979 1,8
3,405 0,1
2,550 <0.1
1,101 <0.1
39,943 0,7
15,722 0,4
1,001 <0.1
0,304 <0.1
0,051 <0.1
9,030 0,2
85,258
2,404
2,246
1,051
30,914
303,142 5,3
1,448 <0.1
24,256 0,4
32,586 0,6
166,991 3,8
0,000
0
1,640 <0.1
16,784 0,4
136,151
1,448
22,616
15,802
0,208 <0.1
552,379 9,8
26,203
256,662
0,6
5,8
-25,995
295.717
335,825 5,9
80,952 1,4
34,852 0,6
8,623 0,2
96,023 1,7
10,068 0,2
94,988 1,7
1,333 <0.1
662,665 11,7
287,678 6,5
56,757 1,3
1,554 <0.1
0,755 <0.1
12,649 0,3
0,589 <0.1
37,219 0,8
11,708 0,3
408,909 9,2
48,148
24,196
33,298
7,868
83,374
9,479
57,769
-10,375
253,756
0,166 <0.1
66,457 1,5
1,738 <0.1
8,723 0,2
21,679 0,5
3,800
4,011
43,759
35,007
54,860
3,966
70,468
45,496
43,730
76,539
0,1
1,2
0,8
0,8
1,3
3,577
243,776
0,1
4,3
27,180
125,942
0,6
2,8
-23,602
117,834
51,447
42,222
107,884
0,9
0,7
1,9
6,680
4,127
14,605
0,2
0,1
0,3
44,767
38,095
93,278
Hábitat Nombre común Nombre científico
4
4,5
4
3,4
2,4
4,5
4
4,3
2
5
5
5
5
5
4
4
4
4,3
3
3,4
4,5
4,5
5
4,3
5
4
5
3,4
5
Jurel-Gallego
Medregal
Palometa
Salmonete
Caranx latus
Seriola fasciata
Trachinotus spp.
Mulloidichthys martinicus,
Pseudopeneus maculatus
Tiburones
Condrichthyes varios
Raya – chucho. Dasyatis americana, Aetobatus
narinari y otros
Ojanco
Lutjanus mahogoni
Arnillo
Apsilus dentatus
Otros
Total Grupo 4
Grupo 5
Corvina
Bairdiella spp.
Guaguancho
Sphyraena guachancho
Salema
Archosargus rhomboidalis
Patao-Mojarra Eugerres spp., Gerres cinereus
Robalo
Centropomus undecimalis
Sardina de ley Harengula humeralis
Jallao
Haemulon album
Otros
Total Grupo 5
Grupo 6
Agujón
Tylosurus spp.
Barbero
Acanthurus spp.
Carajuelo
Holocentrus spp.
Cochino
Balistes vetula
Chopa
Kyphosus spp.
Jorobado
Selene vomer
Macabí
Albula vulpes
Ronco
Haemulon spp.
Sábalo
Megalops atlanticus
Vaca
Lactophrys spp.
Verrugato
Micropogonias furnieri
Vieja lora
Scarus spp. Spasisoma spp.
Otros
Total Grupo 6
Grupo 7
Machuelo
Opisthonema oglinum
Otros
Total Grupo 7
Total Escama
1986-90
1991-94
Ton
%
51,753 0,9
2,854 0,1
48,206 0,8
6,615 0,1
Ton
%
37,209 0,8
5,934 0,1
4,342 0,1
3,073 0,1
Diferencia
Ton
14,544
-3,080
43,864
3,543
381,973 6,7
882,816 15,6
322,474 7,2
643,397 14,5
59,500
239,420
16,127 0,3
35,179 0,8
3,884 0,1
20,752 0,5
35,392 0,6 108,099 2,4
1631,173 28,7 1199,199 26,9
-19,052
-16,868
-72,708
431,974
119,511 2,1
5,037 0,1 114,474
32,957 0,6
5,842 0,1
27,115
116,514 2,1
33,036 0,7
83,478
660,528 11,6 709,567 15,9 -49,038
21,532 0,4
2,519 0,1
19,013
69,816 1,2 228,819 5,1 -159,003
3,102 0,1
1,971 <0.1
1,131
0,000
0 120,767 2,7 -120,767
1023,960
18 1099,299 24,7 -75,339
13,566 0,2
13,248 0,2
32,058 0,6
106,621 1,9
82,248 1,4
4,760 0,1
287,537 5,1
439,728 7,7
53,798 0,9
29,971 0,5
15,205 0,3
25,968 0,5
38,995 0,7
1143,703 20,1
348,923
68,489
417,412
5675,069
6,1
1,2
7,4
16,486
2,092
5,324
5,054
284,844
0,523
50,411
348,315
16,165
1,018
32,935
7,276
202,969
972,888
0,4
-2,919
<0.1
11,156
0,1
26,735
0,1 101,567
6,4 -202,596
<0.1
4,237
1,1 237,126
7,8
91,413
0,4
37,633
<0.1
28,953
0,7 -17,730
0,2
18,692
4,6 -163,974
21,9 170,815
69,531
317,479
387,010
4449,909
1,6 279,392
7,1 -248,990
8,7
30,402
1225160
Aunque Baisre (1984) incluye en este complejo a la pendiente arrecifal que bordea la plataforma
(desde los 10-12 m de profundidad hasta el veril, a 25-30 m), hemos encontrado grandes diferencias
en la composición de la ictiofauna de ambos biotopos, y se utilizan para su captura diferentes artes y
métodos de pesca (Fig. 17).
En este complejo seibadal-arrecife, que incluye la ictiofauna de los manglares, arenales y playas, se
realizan las principales pesquerías del Archipiélago, principalmente con chinchorros y redes de sitio
sobre las praderas de seibadal y en las costas de los cayos. Las principales especies que aquí se
obtienen son: langosta espinosa (Panulirus argus), pargo criollo (Lutjanus analis), biajaiba (L.
synagris), cubera y caballerote (L. cyanopterus, y L. griseus), rabirrubia (O. chrysurus), roncos
(Haemulon spp.), bajonaos (Sparidae), jureles (Caranx spp., Selar crumenophthalmus), raya (D.
americana), obispo (Aetobatus narinari), sierra, serrucho y pintada (Scomberomorus spp.), tiburón
gata (Ginglymostoma cirratum), peces cofre (Lactophrys spp). Algunas de las especies del complejo
litoral estuarino se capturan también en este hábitat, aunque en menor proporción (pataos y mojarras,
macabí, machuelo, sierra, serrucho y pintada, etc.). Los artes de pesca empleados para estos recursos
son esencialmente los chinchorros y otros artes de arrastre (manteletas), algunos artes de sitio
(tranques o corrales) y algunos barcos emplean como arte secundario los palangres para tiburones
neríticos o redes de fondo para batoideos. Este complejo faunístico aportó aproximadamente el 56%
de la captura en el período 86-90 y aumentó a 62% en el 91-95.
En la pendiente arrecifal que bordea la plataforma se capturan algunas de las especies que se
obtienen en el complejo anterior (roncos, bajonaos, rabirrubia y otros en pequeña proporción), pero
predominan: el ronco arará, Haemulon plumieri (20% del peso total), los meros (Serranidae),
principalmente la cherna criolla, Epinephelus striatus, (11%), y en menor porcentaje, la rabirrubia,
Ocyurus chrysurus, y el cochino, Balistes vetula, los barberos (Acanthurus) y otras especies poco
numerosas. En este hábitat se obtiene solo el 2-3% de la captura total del archipiélago, aunque en el
quinquenio 1986-1990 era 4-5%.
Aunque este hábitat posee la mayor diversidad de especies (ver epígrafe 1), predominan especies
arrecifales de pequeña talla que no son atrapadas por las nasas. Muchas de ellas poseen gran valor
ornamental.
En el batial superior de la plataforma, se realizan dos tipos de pesca diferentes: la de pargos y meros
del alto (entre 100 y 300 m) y la de tiburones (entre 100 y 600 m). Para la captura de pargos y meros
en el batial superior se emplean las llamadas nasas del alto y el chambel, ambos artes con gran
variedad de adaptaciones según la tradición local, los recursos disponibles, etc.
En estas capturas se obtienen principalmente: pargo del alto (Lutjanus vivanus) y en menor
proporción pargo sesí (L. buccanella), mero del alto (Epinephelus mystacinus), cotorro
(Rhomboplites aurorubens) y otros de forma esporádica. En la pesca de tiburones predomina el
marrajo, Hexanchus griseus. Esta pesquería se realiza con palangres de fondo de 50 a 100 anzuelos
No. 0-11 a 0-13.
También en la zona oceánica adyacente a la plataforma, pero en el estrato superficial (0-100 m) se
realiza la captura con palangre de deriva, en la cual también predominan por su peso los tiburones.
En la estadística de las capturas se mezclan los datos de ambas pesquerías, por lo que no es posible
diferenciar cuales corresponden a cada hábitat o arte de pesca.
También en dicha pesca con palangre de deriva se obtienen peces de pico (agujas, emperador,
castero) cuyas capturas fluctuaron alrededor de las 100 TM anuales en el quinquenio 86-90
disminuyendo posteriormente a menos de la mitad. Además en esta pesca se captura el peto
(Acanthocybium solanderi) y el dorado (Coryphaena hyppurus). Esta última especie llegó a aportar
150-180 TM en los años 1990-1991 pero descendió notablemente con posterioridad. La mayor parte
de esta captura se obtiene al norte de las provincias orientales. El uso de estos artes ha estado
limitado en los últimos 10 años por la disponibilidad de materiales para su construcción.
5.3 Esfuerzo de pesca.
Según Giménez (1990), en la década del 80 la pesca comercial operaba en el ASC unas 460
embarcaciones de pesca (incluyendo enviadas y auxiliares), de las cuales 280 se dedicaban a la
captura de "escama" (todos los peces menos los atunes) y 20 de túnidos. Considerando el efecto
dañino de tal esfuerzo, desde mediados de ese período se inició un proceso de ordenamiento que
redujo el número de barcos, sin afectación de la producción pesquera. La cifra total se redujo a 243
en 1996. La Asociación las Villas, disponía de 85 embarcaciones dedicadas a la captura de escama y
redujo dicha cifra a 62 en 1995. En el último quinquenio el número de barcos se ha mantenido en
niveles similares a 1995-1996.
Para la captura de peces se emplean chinchorros y redes, nasas de placer y de veril, palangres de
fondo y de deriva (principalmente para tiburones), tranques (artes de sitio), trasmallos para batoideos
y para peces pequeños.
1988
Redes
17%
Tranques
3%
Nasas del
alto
11%
Eventuales
0%
Chinchorros
54%
Nasas de
placer
15%
1994-95
Redes
22%
Eventuales
2%
Tranques
2%
Nasas del
Alto
9%
Chinchorros
52%
Nasas de
placer
13%
Fig.18. Capturas por artes de pesca en la empresa de pesca de Caibarién, en 1988 y promedio
para el período 1994-98.
En la empresa pesquera de Caibarién, en 1988 había 24 barcos (8 chinchorreros, 5 rederos, 7 con
nasas de placer y palangres, 2 con nasas del alto y 2 con tranques), en 1995-1999 se redujo a 17 (5
chinchorreros, 8 con redes, 3 con nasas de placer, 1 con nasas del alto, y 1 con tranque).
Durante el período 1995-1998 los barcos chinchorreros aportaron el 44% de la captura de escama
(con solo 3-4 barcos pescando), y las redes (manteletas) aportaron el 25%. Los demás artes aportaron
en conjunto el 26% (Fig. 18). Estas proporciones son parecidos a las existentes en 1988 con un
esfuerzo mayor, aunque con una disminución notable en el uso de los tranques.
Realmente la mayoría de las embarcaciones usan más de un arte: los “naseros” utilizan también
palangres, que calan generalmente después de terminada la labor con las nasas. Algunos “rederos”
utilizan tranques o palangres, u otro arte adicional. Los barcos que operan con Nasas del Alto,
eventualmente pescan con redes para sardinas en las aguas interiores, o con palangres de fondo en
aguas profundas. Por ello, es frecuente encontrar en los datos estadísticos, datos de captura de
especies que no se corresponden con el arte principal de la embarcación.
5.31. Artes de arrastre.
Aunque existe diferenciación en el control estadístico de las capturas entre “chinchorros” y “redes o
manteletas”, la diferencia real radica en la longitud de tales artes y otros parámetros que determinan
el esfuerzo, como el número de pescadores y el tamaño de las embarcaciones. Los primeros operan
con dos barcos, que hasta 1998 eran del tipo Cayo Largo (18,3 m de eslora), los cuales están siendo
sustituidos por embarcaciones de plástico más pequeñas (13 m de eslora). Generalmente los
chinchorreros operan con 8 pescadores y los rederos con 5 pescadores o menos.
Hasta hace algunos años los chinchorreros, empleaban paños de 300-500 brazas de longitud (740925 m) (Giménez, 1988). En los últimos años algunas tripulaciones emplean chinchorros de más de
1000 brazas (1850 m) de longitud.
Debido a la drástica disminución de las poblaciones de peces en las Bahías Los Perros y Jigüey y la
Gloria, el tamaño de las redes o manteletas (principal arte usado en esas Bahías) se ha incrementado
de 250-400 brazas, hasta más de 2000. Los arrastres que antes se hacían con una embarcación
pequeña por períodos de una a dos horas, en la segunda mitad de la década del 90 se extendieron a
10-12 horas, con dos embarcaciones. Aún así, las capturas son pobres y formadas por especies de
baja calidad (principalmente mojarras, pataos y salema), por lo que ha disminuido sustancialmente la
pesca en esas bahías. Este gran aumento en el tamaño de los artes de arrastre implica un incremento
del esfuerzo que no se cuantifica en la estadística pesquera.
Tuvimos la oportunidad de comparar la captura obtenida con chinchorros de diferente longitud. La
Fig. 19A muestra que no existe correlación entre el largo del chinchorro y la producción por arrastre.
La aparente tendencia de la línea de regresión (con muy bajo nivel de correlación) a aumentar la
captura con el largo del chinchorro, es debida a una sola muestra con una alta captura, mientras que
en todas las demás la biomasa se mantiene igual o inferior que con los chinchorros más pequeños.
Por el contrario, la línea de regresión largo del chinchorro contra rendimiento por lance, muestra una
tendencia a disminuir (Fig. 19B), aunque también aquí el coeficiente de correlación es muy bajo. Es
decir, que el uso de chinchorros más largos no conlleva ventajas ni para la captura total ni para los
rendimientos. Por el contrario, el uso de chinchorros de mayor longitud trae consecuencias negativas
para los hábitats: al ser más lento el movimiento del arte, aumenta su peso y presión sobre el fondo y
resulta mucho más difícil para los pescadores evitar los obstáculos, por lo que se destruyen los
refugios de invertebrados y peces, se remueven los sedimentos, tornándolos cada vez más finos y
aumentando el tiempo de resuspensión. El uso de chinchorros pequeños, aunque también dañino,
permite una mayor velocidad de movimiento, menor escape de los peces y menor estrés para los que
escapan, reduce el tiempo de arrastre, disminuye el costo del arte, el cual es alto y todos sus
componentes deben adquirirse en MNC, y provoca menores las afectaciones al medio marino.
Fig. 19. Capturas (A) y rendimientos (B) por lance de chinchorro en relación con su longitud.
Otro elemento muy negativo que conlleva la pesca con chinchorros, es el uso de mandarrias para
destruir o “aplanar” el fondo, en particular los corales (Fig. 20). Estas estructuras, al igual que las
gorgonias, las esponjas, las rocas y otros elementos del relieve, no solo brindan refugio a los peces,
sino que además constituyen un elemento fundamental en el proceso de desarrollo de la trama
alimentaria. Esta destrucción de los hábitats conlleva necesariamente a una disminución de la
productividad biológica y pesquera.
Fig. 20. Destrucción premeditada de corales durante el arrastre de los chinchorros.
Debido a la actual crisis económica del país, al menos durante la década del 90, usualmente no era
posible adquirir los tamaños de mallas adecuados, para la selección de tallas, por lo que durante esos
años y aún hoy, no se cumplen las regulaciones establecidas al efecto. Por otra parte, el uso de
chinchorros impide la colocación en el área de artes más selectivos, como nasas o artes de enmalle.
5.32. Nasas
Las llamadas “nasas de placer” en el caso del ASC, realmente se ubican en una estrecha franja de la
pendiente arrecifal, muy cerca del borde de la plataforma (a 20-30 m de profundidad) y muy
raramente en las zonas bajas de esta, como pudiera entenderse por su nombre. Por tanto, la captura
está formada esencialmente por especies demersales de los arrecifes coralinos, generalmente
separados de los pastos marinos, por extensos arenales.
Las nasas de placer son rectangulares, construidas con armazón de cabillas de hierro corrugado y
forradas con malla hexagonal de alambre galvanizado, aunque en los últimos años se ha iniciado el
uso de mayas de plástico. Está regulado el uso de mallas de 35 x 60 mm, pero debido a la carencia de
recursos, generalmente se construyen con los materiales disponibles, más frecuentemente con mallas
de 25x35 o de 28x40 mm, que no permiten el escape de los peces pequeños.
Según Giménez (1990), en las cuatro empresas con conforman la Asociación de Las Villas, la
captura con nasas constituyó el 12% del total en el período 1985-1989. La empresa pesquera de
Caibarién aportó entonces un 15%, proporción que se mantiene cercana a esta en los últimos años
(Fig. 18).
Tal actividad ejerce un efecto negativo sobre los arrecifes, pues las nasas rompen muchos corales y
dañan otras colonias que forman parte del arrecife. Por otra parte, es usual que, cuando los
pescadores concluyen su campaña y regresan a tierra, dejan sus nasas caladas, a veces por períodos
de 6-10 días, tiempo durante el cual muchos peces mueren atrapados en estas.
Tales artes no están acondicionados con partes de material degradable, por lo que al ser abandonadas
o perdidas, continúan atrapando peces por largo tiempo. Afortunadamente, en los últimos años, por
la carencia de materiales, los barcos naseros funcionan con un número de nasas inferior al normado,
y su uso se prolonga por más tiempo.
5.33 Nasas del Alto
Son pocas las embarcaciones que realizan la pesca del alto en la zona. Generalmente esta pesca se
combina con el uso palangres de fondo, también en aguas profundas.
Las nasas del alto por lo general se construyen de forma cilíndrica, con cintas de cañas de Castilla
doble, aunque también en los últimos años se forran con malla plástica hexagonal. Son generalmente
de mayor tamaño que las nasas de placer. Se utilizan para la captura de pargos y meros del alto, a
profundidades de 100 a 300 m. Debido a limitaciones tecnológicas y económico-sociales, el uso de
este arte después de un pequeño incremento en la década del 80, disminuyó sustancialmente.
Giménez (1990) reportó que en el período 1985-1989 los naseros del alto aportaban
aproximadamente el 3,3% de la captura de la Asociación Pesquera de Las Villas.
Según los datos de desembarques de la empresa de Caibarién, en el período 1994-1998 los naseros
del alto aportaron el 11% de la captura de dicha empresa, pero el análisis de la composición por
especies demuestra que solo el 0.2-0,5% procede de las capturas con nasas del alto, mientras que del
2 al 4,5% corresponde a tiburones, obtenidos con palangres, y el resto, es de especies de plataforma
capturadas con redes (rayas, sardinas, jureles, pargo, biajaiba, rabirrubia, etc.). La captura de
sardinas se realiza, con el objetivo de cumplir los planes de producción y se usa principalmente
como carnada, pues pocas veces se comercializa, por su pequeña talla.
5.34 Tranques
Las redes de sitio, llamadas generalmente “tranques”, se utilizan de forma limitada en el
Archipiélago Sabana-Camagüey. Según Giménez (1990), en el período 1985-1989, en la Empresa
Las Villas, este arte aportaba solo 0.1% de la captura. En la Empresa de Caibarién su aporte fluctúa
actualmente entre 2 y 3%, obtenido por una sola embarcación.
Aunque está regulado el uso de los “tranques”, en ocasiones estos son colocados en las entradas de
canales o zonas de paso de reproductores, lo cual puede afectar el reclutamiento de años posteriores.
5.4 Volumen y composición de las capturas
La Zona D aporta aproximadamente el 20% de la captura nacional, no obstante, aquí se incluye la
“morralla” que forma parte de la fauna acompañante del camarón en la Zona SE. Por tanto, en la
realidad el aporte de la Zona D en productos pesqueros es aproximadamente 25%. Su principal
renglón lo constituyen los peces, los cuales representan más del 70% de la pesca en la zona y aportan
unas 7000-8000 TM anuales, o sea, aproximadamente el 35% del total de la plataforma. Hasta
inicios de la década del 90 esta cifra era de 8000-9000 TM. Se incluyen aquí unas 100 especies,
aunque solo unas 40 tienen cierta importancia pesquera. Más del 70% de dicha captura se obtiene
propiamente en el Archipiélago Sabana-Camagüey, el resto al norte de las provincias orientales y
más recientemente, parte también en el Archipiélago Jardines de la Reina.
Las capturas totales de la Zona D promediaron 8407,792 TM/año en el período 1982 a 1990 y
disminuyeron a 6611,743 (en 18%) en el período 1991-1994. Las empresas ubicadas en el
Archipiélago Sabana-Camagüey, y que realizan todas sus pesquerías en esta zona (Empresas de
Matanzas, Las Villas, Ciego de Avila y Camagüey) aportan el 70% de la captura de la Zona D,
aunque además hay que considerar que las Empresas de las provincias orientales (Tunas y Holguín),
también obtienen parte de sus capturas en dicha región (Fig. 21).
TunasHolguín
26%
Matanzas
8%
Las Villas
30%
Camagüey
12%
C. de Ávila
24%
Fig. 21. Proporciones de las capturas totales de peces por asociaciones, en el archipiélago
Sabana-Camagüey.
La Asociación Pesquera de Las Villas, que realiza todas sus operaciones en el ASC, obtiene el 3133% de esa captura, y la empresa de Caibarién, la mayor del área, aporta casi el 50% de la captura
de la Asociación.
Al igual que en el resto del país, las pesquerías en la Zona D, tuvieron su etapa de máximo
crecimiento a partir de 1960 y hasta 1975, lo que condujo a algunas situaciones de sobrepesca, y un
desarrollo desmesurado de la flota de pesca. Después de una notable disminución de las capturas
totales de peces, en los años 1976-1981, éstas se incrementaron paulatinamente por la adopción de
algunas medidas de manejo más racional, incorporación de recursos poco explotados hasta entonces
(rayas, chuchos, machuelo) alcanzando ya en 1985 niveles que parecen indicar la captura máxima
sostenible (Fig. 22). No obstante, estas capturas se realizaron con un excesivo número de
embarcaciones, por lo que a partir de 1988 se inició por el MIP un proceso de disminución del
número de barcos.
No hemos podido obtener datos confiables de esfuerzo para cada empresa de los últimos años, no
obstante los principales cambios ocurridos en la Empresa de Caibarién constituyen un ejemplo de lo
que ocurrió en toda el área: hasta 1987 operaban como promedio 30 embarcaciones para la captura
de escama, y al reducir el número en l988 y 1989, aumentaron los rendimientos y la captura total
(Fig. 23). Ya en 1990 empezaron los efectos del Período Especial, con una notable disminución del
esfuerzo que determinó una baja de las capturas. Sin embargo, a partir de 1996 se inicia un proceso
de recuperación y se alcanza el nivel de esfuerzo de los años 1988 y 1989 (expresado en días/mar)
con solo 17 embarcaciones, pero en este caso no ocurrió aumento de las capturas y los rendimientos,
como era de esperar después de varios años de esfuerzo reducido. En nuestro criterio, ello se debe al
deterioro del medio marino y los recursos pesqueros, debido a tres factores principales que actuaron
casi al mismo tiempo: 1- el deterioro de las condiciones ambientales por factores naturales, sobre el
que hemos hecho referencia, 2- el deterioro de los hábitats por factores antrópicos (pedraplenes,
contaminación, represamiento, uso histórico de métodos y artes de pesca nocivos), y 3- el
incremento de la pesca no comercial , que ha sustituido en gran medida a la pesca comercial.
Fig. 22. Etapas de desarrollo de la pesca, capturas anuales de peces en la Zona D y curva de
tendencia de dichas capturas.
De cerca de 1500-1600 TM en los años 1985-1989, las capturas de la Empresa de Caibarién
disminuyeron durante el Período Especial, a solo 331 TM en 1992 con una recuperación posterior,
pero muy por debajo de los niveles anteriores (Fig. 24). Las principales reducciones se manifestaron
en los grupos de calidad o precio II, III y VII. Las reducciones más drásticas se observaron en las
poblaciones de biajaiba (Grupo II), y el machuelo (Grupo 7). Esta última pesquería, prácticamente
desapareció.
Fig. 23. Capturas de peces (A), esfuerzo (B) y rendimientos (C), en la empresa pesquera de
Caibarién.
La Tabla 8 presenta la composición de las capturas de "escama" (promedios de 1986-1990 y 19911994) de las empresas de pesca que operan de forma total y permanente en el Archipiélago SabanaCamagüey (Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey).
Las especies más importantes por el volumen de captura, son los batoideos (15%). En este renglón se
incluyen varias especies, aunque Dasyatis americana es la especie predominante, seguida del obispo,
Aetobatus narinari. Al nivel de especie, la primera es la que brinda los mayores volúmenes de
pesca en el Archipiélago. Ya desde el período 1991-1994 se observa una disminución de los
rendimientos y las tallas de los batoideos, con relación al período 1981-1990, a pesar de que el
esfuerzo pesquero disminuyó en los últimos años (L. Espinosa, comunicación personal).
Hasta fines de la década del 80 el machuelo (Opisthonema oglinum) era después de la raya, Dasyatis
americana, la especie que mayor volumen aportaba, pero sus poblaciones colapsaron drásticamente
desde 1990. Dicha especie estaba sometida a un alto nivel de explotación pesquera que pudiera haber
sido una de las causas de su casi desaparición.
Fig. 24 Capturas anuales por grupos de especies de la Empresa Pesquera de Caibarién.
Esa pesquería cesó hace varios años y no se observan signos de recuperación de la especie, a pesar
de su corto ciclo de vida y alta tolerancia a cambios ambientales, lo cual pudiera estar relacionado
con el deterioro de su hábitat. Esta especie se utilizaba principalmente como carnada aunque se
inició la producción en conservas enlatadas, para lo cual parece tener condiciones favorables.
La biajaiba (Lutjanus synagris) que es una de las principales especies comerciales, sufrió la etapa de
sobrepesca de la década del 70, pero se recuperó rápidamente. Posteriormente, a partir del año 1987
sus poblaciones aumentaron rápidamente. Tal incremento se produjo esencialmente por las capturas
del establecimiento de Caibarién, que se obtienen en aguas interiores de la Bahía San Juan de los Remedios. Otras especies de diferentes grupos, que habitan en la misma región, incrementaron también
sus capturas en el quinquenio 1986-90, aunque en menor medida: del grupo 1, la sierra y el serrucho
(Scomberomrorus spp.), del grupo 2, la rabirrubia (Ocyurus chrysurus) y el caballerote (L. griseus),
del grupo 5 los pataos y mojarras y otras.
Tabla 8 . Composición de las capturas comerciales en el Archipiélago Sabana-Camagüey. 1Especies pelágico-oceánicas; 2 – del batial superior; 3- de la pendiente arrecifal; 4- del complejo
seibadal-arrecife; 5- del complejo estuarino.
Hábitat Nombre común Nombre científico
1986-90
Ton
1
1
1
3
3,4
3
2
1
3,4
2
4
1
5,4
5,4
4,5
4,5
4,5
4,5
5
4,3
4,3
3
4
3
4
5
4,3
4
Grupo 1
Aguja
Tetrapturus spp., Istiophorus
platypterus
Castero
Makaira nigricans
Emperador
Xiphias gladius
Aguají
Mycteroperca bonaci
Cubera
Lutjanus cyanopterus, L.
Griseus
Cherna criolla Epinephelus striatus
Cherna del alto Epìnephelus mystacinus
Dorado
Coryphaena hippurus
Guasa
Epinephelus itajara
Pargos del alto Lutjanus vivanus, L. Buccanella,
Rhomboplites aurorubens
Pargo criollo
Lutjanus analis
Peto
Acanthocybium solanderi
Pintada
Scomberomorus regalis
Sierra, serrucho Scomberomorus maculatus,
S. cavalla
Otros
Total Grupo 1
Grupo 2
Biajaiba
Lutjanus synagris
Caballerote
Lutjanus griseus
Cají
Lutjanus apodus
Jocú
Lutjanus jocu
Lisa
Mugil lisa, M. curema
Perro
Lachnolaimus maximus
Rabirubia
Ocyurus chrysurus
Otros
Total Grupo 2
Grupo 3
Arigua
Mycteroperca venenosa
Bajonao
Calamus Spp.
Cabrilla
Epinephelus guttatus
Cibíes
Caranx ruber, C. Bartholomaei
Liseta
Mugil curema, M. trichodon, M.
hospes,
Otros
Total Grupo 3
Grupo 4
Cojínua
Caranx chrysos
Chicharro
Selar crumenophthalmus
1991-94
%
Ton
%
Diferencia
Ton
0,907 <0.1
0,714 <0.1
0,194
0,000
0
0,270 <0.1
18,174 0,3
25,268 0,4
0,025 <0.1
0,050 <0.1
10,674 0,2
8,674 0,2
-0,025
0,221
7,501
16,595
100,979 1,8
3,405 0,1
2,550 <0.1
1,101 <0.1
39,943 0,7
15,722 0,4
1,001 <0.1
0,304 <0.1
0,051 <0.1
9,030 0,2
85,258
2,404
2,246
1,051
30,914
303,142 5,3
1,448 <0.1
24,256 0,4
32,586 0,6
166,991 3,8
0,000
0
1,640 <0.1
16,784 0,4
136,151
1,448
22,616
15,802
0,208 <0.1
552,379 9,8
26,203
256,662
0,6
5,8
-25,995
295.717
335,825 5,9
80,952 1,4
34,852 0,6
8,623 0,2
96,023 1,7
10,068 0,2
94,988 1,7
1,333 <0.1
662,665 11,7
287,678 6,5
56,757 1,3
1,554 <0.1
0,755 <0.1
12,649 0,3
0,589 <0.1
37,219 0,8
11,708 0,3
408,909 9,2
48,148
24,196
33,298
7,868
83,374
9,479
57,769
-10,375
253,756
0,166 <0.1
66,457 1,5
1,738 <0.1
8,723 0,2
21,679 0,5
3,800
4,011
43,759
35,007
54,860
3,966
70,468
45,496
43,730
76,539
0,1
1,2
0,8
0,8
1,3
3,577
243,776
0,1
4,3
27,180
125,942
0,6
2,8
-23,602
117,834
51,447
42,222
0,9
0,7
6,680
4,127
0,2
0,1
44,767
38,095
4
4
4,5
4
3,4
2,4
4,5
4
4,3
2
5
5
5
5
5
4
4
4
4,3
3
3,4
4,5
4,5
5
4,3
5
4
5
3,4
5
Jiguagua
Jurel-Gallego
Medregal
Palometa
Salmonete
Caranx hippos
Caranx latus
Seriola fasciata
Trachinotus spp.
Mulloidichthys martinicus,
Pseudopeneus maculatus
Tiburónes
Condrichthyes varios
Raya – chucho. Dasyatis americana, Aetobatus
narinari y otros
Ojanco
Lutjanus mahogoni
Arnillo
Apsilus dentatus
Otros
Total Grupo 4
Grupo 5
Corvina
Baidiella spp.
Guaguancho
Sphyraena guachancho
Salema
Orthopristis rhomboidalis
Patao-Mojarra Eugerres spp., Gerres cinereus
Robalo
Centropomus undecimalis
Sardina de ley Harengula humeralis
Jallao
Haemulon album
Otros
Total Grupo 5
Grupo 6
Agujón
Tylosurus spp.
Barbero
Acanthurus spp.
Carajuelo
Holocentrus spp.
Cochino
Balistes vetula
Chopa
Kyphosus spp.
Jorobado
Selene vomer
Macabí
Albula vulpes
Ronco
Haemulon spp.
Sábalo
Megalops atlanticus
Vaca
Lactophrys spp.
Verrugato
Micropogonias furnieri
Vieja lora
Scarus spp. Spasisoma spp.
Otros
Total Grupo 6
Grupo 7
Machuelo
Opisthonema oglinum
Otros
Total Grupo 7
Total Escama
107,884
51,753
2,854
48,206
6,615
1,9
0,9
0,1
0,8
0,1
0,3
0,8
0,1
0,1
0,1
93,278
14,544
-3,080
43,864
3,543
322,474 7,2
643,397 14,5
59,500
239,420
16,127 0,3
35,179 0,8
3,884 0,1
20,752 0,5
35,392 0,6 108,099 2,4
1631,173 28,7 1199,199 26,9
-19,052
-16,868
-72,708
431,974
381,973 6,7
882,816 15,6
14,605
37,209
5,934
4,342
3,073
119,511 2,1
5,037 0,1 114,474
32,957 0,6
5,842 0,1
27,115
116,514 2,1
33,036 0,7
83,478
660,528 11,6 709,567 15,9 -49,038
21,532 0,4
2,519 0,1
19,013
69,816 1,2 228,819 5,1 -159,003
3,102 0,1
1,971 <0.1
1,131
0,000
0 120,767 2,7 -120,767
1023,960
18 1099,299 24,7 -75,339
13,566 0,2
13,248 0,2
32,058 0,6
106,621 1,9
82,248 1,4
4,760 0,1
287,537 5,1
439,728 7,7
53,798 0,9
29,971 0,5
15,205 0,3
25,968 0,5
38,995 0,7
1143,703 20,1
348,923
68,489
417,412
5675,069
6,1
1,2
7,4
16,486
2,092
5,324
5,054
284,844
0,523
50,411
348,315
16,165
1,018
32,935
7,276
202,969
972,888
0,4
-2,919
<0.1
11,156
0,1
26,735
0,1 101,567
6,4 -202,596
<0.1
4,237
1,1 237,126
7,8
91,413
0,4
37,633
<0.1
28,953
0,7 -17,730
0,2
18,692
4,6 -163,974
21,9 170,815
69,531
317,479
387,010
4449,909
1,6 279,392
7,1 -248,990
8,7
30,402
1225160
Al parecer, el incremento de tales especies estuvo relacionado con cambios provocados en el
ecosistema por el huracán Kate en 1986. Después del mismo, se hizo ostensible el aumento del área
de praderas marinas (Thalassia testudinum) en las Bahías de Buenavista y San Juan de los
Remedios, gracias a la evacuación parcial de los fangos que cubrían el fondo.
El resurgimiento de los seibadales en las zonas menos profundas de la bahía, evidentemente
favoreció el reclutamiento y aumento de las poblaciones de biajaiba. A juicio de varios pescadores
de gran experiencia, paralelamente disminuyó la abundancia de roncos pequeños y otras especies no
comerciales (morralla), aparentemente como resultado de la competencia con la biajaiba y otros
depredadores. No obstante, gran parte del área permanece aún cubierta por los sedimentos, en
particular en la parte central de la Bahía de Buenavista.
La población de biajaiba disminuyó drásticamente en las Bahías Buenavista y San Juan de los
Remedios a partir del cierre de la comunicación entre dichas bahías por el pedraplén que une a
Caibarién con Cayo Santa María, el cual, durante su primera etapa de construcción (1989-1990) no
tenía drenajes que permitieran el flujo de agua entre dichos cuerpos de agua. Esta especie tiene su
fase de reclutamiento y cría en la bahía de Buenavista, desde donde se asume que se trasladan hacia
la Bahía de San Juan de los Remedios con el crecimiento. Dicho pedraplén cerró el paso hacia el sur
de Cayo Santa María, donde muchos pescadores de bonito obtenían la manjúa que utilizaban como
carnada viva, la cual ha pasado a ser un factor limitante en dicha pesca.
El pargo criollo (Lutjanus analis), también sufrió una importante disminución en sus desembarques a
partir de 1990 (casi en 50%), aunque en este caso no solo por diezmo de su captura sino porque es
una de las especies preferidas en el mercado negro, por lo que parte importante de la captura no se
entregaba a las empresas. Los pargos, que se cuentan entre las especies de mayor calidad, en
conjunto aportaban más de 900 TM (15-18% de la captura total en 1986-1990) en la zona D, y
disminuyeron durante el período especial a unas 500 TM (promedio de 1991-1994), o sea en más de
40%. En la empresa de Caibarién disminuyeron en 30%.
La pesca de pargos y meros del alto ha sufrido grandes fluctuaciones, pero nunca alcanzó su
potencial. La mayor captura se obtuvo en 1987 cuando sobrepasó las 125 toneladas, pero
actualmente se limita a 40-60 TM anuales. De acuerdo con las evaluaciones realizadas por GarcíaRodríguez (1984) la biomasa de pargos del alto al norte del Archipiélago Sabana-Camagüey es de
unas 2700 ton. Resulta evidente que es este uno de los pocos recursos pesqueros del país con cierta
potencialidad de incremento en sus capturas.
5.5 Composición por especies y tallas de las capturas comerciales por artes.
Con el objetivo de conocer la composición de la ictiofauna en los principales complejos ecológicos,
y los efectos de la pesca sobre la misma, se realizó un estudio detallado de la composición de las
capturas que se obtienen con chinchorros y nasas por los barcos de la empresa de Caibarién, así
como algunas capturas realizadas con trasmallos en la Bahía de Buenavista (Fig. 25).
5.51 Capturas con chinchorros
Se analizaron 6 rastreos de chinchorros realizados en la Bahía de Nazábal, 15 en la Bahía San Juan
de los Remedios y 8 en la plataforma exterior de los cayos al norte de Cayo Fragoso y de la Bahía
de Buenavista (Fig. 25). Estos rastreos cubren prácticamente toda el área con profundidades mayores
de 1,5 m es decir hasta donde pueden navegar aún con dificultad las embarcaciones. La mayoría de
los rastreos se hicieron en la región este de la Bahía San Juan de los Remedios, al norte de Caibarién,
que es la zona más intensamente pescada por los chinchorreros, y probablemente la que mayor
esfuerzo pesquero soporta en toda la plataforma cubana.
La Tabla 9 muestra los principales indicadores de las capturas obtenidas, separando la captura
comercial de la de especies e individuos que no tienen talla o calidad comercial, y que por ello son
considerados como "morralla".
Fig. 25. Estaciones de muestreo de las capturas comerciales con chinchorros (Ch), nasas (N) y
trasmallos (T).
Tabla 9. Indicadores de los muestreos realizados en las capturas comerciales con chichorros.
Estación
Prof
Area
Km2
Ch7
Ch8
Ch9
Ch10
Ch11
Ch12
Ch13
Ch14
Ch15
Ch16
Ch17
Ch18
Ch19
Ch20
Ch21
2-3
2-2.3
1.8-3
2-2.5
2-2.5
1.8-2
2-4
2.5-5
1,042
1,645
0,823
1,042
1,042
1,372
0,823
1,371
0,823
1,371
3,888
3,888
3,672
2,160
0,900
Densidad Biomasa
#Ind/Km2 Kg/Km2
Captura total
870
151,382
5358
438,321
42663
1361,021
3377
500,209
2798
580,897
1482
228,604
1652
487,102
4231
656,306
4352
801,108
2923
337,505
996
289,070
303
78,918
610
272,147
4751
1025,708
1642
473,108
No.
Fam.
No.
Sp.
H´
R1
J
15
19
20
21
11
18
13
16
10
18
20
12
16
12
14
34
30
30
38
15
32
20
25
22
36
50
26
30
26
24
3,64
3,13
1,85
3,13
2,49
3,53
1,64
2,18
2,45
3,65
4,04
3,63
2,70
2,96
1,69
3,36
2,21
1,92
3,14
1,45
2,82
1,83
1,92
1,78
2,92
3,79
2,33
2,61
1,88
2,18
0,71
0,64
0,38
0,60
0,64
0,71
0,38
0,47
0,55
0,71
0,72
0,77
0,55
0,63
0,37
Ch22
Ch30
Ch31
Ch32
Ch33
Ch34
Ch35
Ch36
Ch37
Ch38
Ch39
Ch40
Ch41
Ch42
Ch7
Ch8
Ch9
Ch10
Ch11
Ch12
Ch13
Ch14
Ch15
Ch16
Ch17
Ch18
Ch19
Ch20
Ch21
Ch22
Ch30
Ch31
Ch32
Ch33
Ch34
Ch35
Ch36
Ch37
Ch38
Ch39
Ch40
Ch41
Ch42
Totales
Ch7
1-2.5
1.6-4
2-3.5
1.5-2
2-4
2-6
1.5-2
2-4
2-3
2-3
2
1.5-4
3-5
2-3
2-2.5
1.8-3
2-2.5
2-2.5
1.8-2
2-4
2.5-5
2-3
2-3
2-4
2-4
2-4
0.5-3
2-3
1-2.5
1.6-4
2-3.5
1.5-2
2-4
2-6
1.5-2
2-4
2-3
2-3
2
1.5-4
3-5
2-3
2,160
1,569
0,939
1,424
0,300
0,578
1,500
1,728
1,980
0,480
0,870
0,878
2,281
2,068
1,042
1,645
0,823
1,042
1,042
1,372
0,823
1,371
0,823
1,371
3,888
3,888
3,672
2,160
0,900
2,160
1,569
0,939
1,424
0,300
0,578
1,500
1,728
1,980
0,480
0,870
0,878
2,281
2,068
44,618
1,042
2672
586,880
799
272,650
4837
681,330
2148
500,341
4407
995,018
2571
711,334
8752
732,706
5951
855,249
1320
427,548
12935
2312,667
911
667,558
8939
880,963
3834
666,732
1686
486,094
Captura Comercial
378
135,480
1145
254,917
2129
335,881
629
396,166
816
500,984
835
200,527
1639
456,209
4150
583,056
2753
618,019
770
225,675
454
251,183
169
55,172
291
256,454
3737
958,241
1633
449,969
1647
473,190
381
232,584
1179
326,160
560
273,916
1163
616,685
512
382,031
3644
290,582
997
591,554
422
313,039
5779
1989,583
629
634,617
1536
416,406
3400
626,275
1028
444,014
1330
390,746
Morralla
492
16,070
16
17
18
16
10
17
13
12
12
10
14
13
12
8
31
27
35
35
18
29
26
22
20
23
26
27
22
15
3,60
2,39
2,88
3,48
2,79
3,66
1,80
2,60
3,42
3,19
3,22
2,65
2,15
2,84
2,10
1,77
2,83
2,94
1,64
2,66
1,83
1,52
1,67
1,75
2,60
2,01
1,60
1,19
0,73
0,57
0,56
0,68
0,67
0,75
0,38
0,58
0,79
0,71
0,69
0,56
0,48
0,73
11
15
13
12
12
8
11
12
6
9
11
7
10
11
12
13
9
7
9
7
10
6
7
8
8
4
7
11
7
26
20
19
19
18
17
14
18
20
11
15
19
18
15
23
20
21
13
17
21
11
16
17
12
13
12
10
17
20
13
65
3,46
2,34
3,08
2,94
2,67
2,80
1,57
2,08
2,37
3,20
3,32
3,12
1,60
2,54
1,65
3,24
1,74
2,71
3,13
2,19
3,03
1,26
1,86
2,49
2,85
2,68
3,07
1,90
2,24
3,92
2,20
1,65
1,67
1,82
1,64
1,28
1,63
1,52
0,90
1,39
1,67
1,82
1,39
1,70
1,81
1,70
1,30
1,58
2,07
1,18
1,83
1,27
1,02
1,24
0,96
0,99
1,54
1,47
1,09
4,04
0,80
0,55
0,73
0,70
0,65
0,74
0,38
0,48
0,68
0,82
0,78
0,75
0,41
0,56
0,38
0,74
0,47
0,66
0,71
0,63
0,76
0,31
0,52
0,67
0,80
0,81
0,75
0,44
0,61
0,65
10
19
2,10
2,00
0,49
Ch8
Ch9
Ch10
Ch11
Ch12
Ch13
Ch14
Ch15
Ch16
Ch17
Ch18
Ch19
Ch20
Ch21
Ch22
Ch30
Ch31
Ch32
Ch33
Ch34
Ch35
Ch36
Ch37
Ch38
Ch39
Ch40
Ch41
Ch42
Totales
Promedio
±DE
2-2.5
1.8-3
2-2.5
2-2.5
1.8-2
2-4
2.5-5
2-3
2-3
2-4
2-4
2-4
2-0.5
2-3
1-2.5
1.6-4
2-3.5
1.5-2
2-4
2-6
1.5-2
2-4
2-3
2-3
2
1.5-4
3-5
1,645
0,823
1,042
1,042
1,372
0,823
1,371
0,823
1,371
3,888
3,888
3,672
2,160
0,900
2,160
1,569
0,939
1,424
0,300
0,578
1,500
1,728
1,980
0,483
0,870
0,878
2,280
2,068
44,619
4213
40535
2749
1983
647
13
82
1599
2152
542
135
319
1014
9
1025
417
3658
1588
3243
2059
5108
4954
898
7114
283
7403
435
658
2203
3287
7459
183,404
1025,140
104,043
79,914
28,077
30,893
73,249
183,089
111,831
37,887
23,746
15,693
67,468
23,139
113,690
40,066
355,169
226,425
378,333
329,303
442,124
263,695
114,508
321,172
32,941
464,558
40,482
42,080
127,099
178,213
214,355
14
15
18
19
15
2
9
10
17
16
13
11
9
4
13
14
17
17
10
15
13
8
10
10
14
13
7
6
20
24
30
25
24
2
10
18
28
26
17
21
18
4
20
22
32
30
17
25
25
12
18
20
22
22
9
10
12
4
20
7
3,05
1,63
2,45
1,52
2,65
0,99
2,71
1,21
3,15
2,72
2,92
2,19
1,94
1,75
2,97
3,04
2,66
3,03
2,44
3,38
2,06
2,18
3,03
3,06
2,76
2,19
1,73
2,08
1,49
1,53
2,53
2,18
2,35
0,29
1,32
1,64
2,34
2,26
1,77
1,96
1,53
1,00
1,71
2,24
2,64
2,60
1,61
2,35
1,86
0,84
1,57
1,62
2,64
1,66
0,80
0,86
0,71
0,36
0,50
0,33
0,58
0,99
0,81
0,29
0,65
0,58
0,71
0,50
0,47
0,87
0,69
0,68
0,53
0,62
0,60
0,73
0,44
0,61
0,73
0,71
0,62
0,49
0,55
0,63
Se obtuvieron en los muestreos realizados, 114 especies de peces, de los cuales 70 son aceptados
para el consumo aunque solo unas 40 tienen cierta importancia económica (más de un kg/km2). La
Fig. 26 muestra los valores de biomasa total y biomasa comercial, obtenidos en cada lance, así como
otros indicadores de la estructura de la comunidad y la Fig. 27 los valores promedio para las tres
regiones estudiadas. Los mejores rendimientos en biomasa por área se obtuvieron en la Bahía San
Juan de los Remedios, seguida de las obtenidas en aguas exteriores al norte de Cayo Fragoso y de la
Bahía Buenavista, mientras que en Bahía Nazabal se obtuvo la mayor abundancia de morralla,
principalmente mojarritas, salema y machuelo, aunque con una notable diferencia entre estaciones.
Las especies más importantes por su número en las capturas fueron los pataos y mojarras, pero el
95% de los ejemplares eran de tallas no comerciales, solo el 12 % del peso total correspondió a peces
de tallas comerciales (Tabla 10). Aunque la mayoría de estas especies son de pequeña talla y no
alcanzan nunca el tamaño comercial, si juegan un importante papel en el ecosistema al utilizar los
pequeños organismos que habitan en los sedimentos y la vegetación acuática y transferir su energía
a los niveles tróficos superiores, que son objeto de pesca.
Entre las especies comerciales las más importantes por su abundancia y peso fueron: el pargo criollo
(Lutjanus analis), la biajaiba (L. synagris) y la rabirrubia (Ocyurus chrysurus). No obstante, resulta
preocupante el alto número de individuos juveniles de estas últimas dos especies, los cuales mueren
durante la captura. Los pargos en su conjunto (Lutjanidae) conformaron el 20% de los individuos y
el 41% del peso total de la captura comercial. Le siguen en importancia los jureles (Carangidae),
entre los que se destaca el chicharro, Selar crumenophthalmus (10% de los individuos y 5,6% de la
captura total en peso) y el cibí amarillo, Caranx bartholomaei (3,1% de la captura). A nivel de
especie, la raya (Dasyatis americana) ocupó el tercer lugar, después del pargo criollo y la biajaiba.
Estas dos últimas especies parecen ser más abundantes en la región de Caibarién que en otras del
ASC.
Fig. 26. Captura total (rectángulos claros) y captura comercial (rectángulos oscuros) de pces
por área barrida por los chinchorros.
Fig. 27. Rendimientos promedio (kg/km2) en las capturas con chinchorros realizadas en tres
subzonas de pesca de la empresa pesquera de Caibarién.
Tabla 10. Composición por especies, valores de densidad y biomasa, porcentajes correspondientes a
morralla, e indicadores de Frecuencia/abundancia-biomasa (F/a-b) y de Jerarquía (IJ) por especie, de
las capturas con chinchorros.
ESPECIES
DASYATIDAE
Dasyatis americana
Urolophus jamaicensis
MYLIOBATIDAE
Aetobatus narinari
ELOPIDAE
Elops saurus
Megalops atlanticus
ALBULIDAE
Albula vulpes
MURAENIDAE
Gymnothorax funebris
Gymnothorax moringa
CLUPEIDAE
Harengula clupeola
Harengula humeralis
Jenkinsia lamprotaenia
Opisthonema oglinum
ENGRAULIDAE
Cetengraulis edentulus
BATRACHOIDIDAE
Opsanus beta
OGCOCEPHALIDAE
Ogcocephalus nasutus
Ogcocephalus vespertilio
EXOCOETIDAE
Hemirhamphus brasiliensis
Chiodorus atherinoides
BELONIDAE
Tylosurus cocodrilus
HOLOCENTRIDAE
Holocentrus ascensionis
FISTULARIIDAE
Fistularia tabacaria
SYNGNATHIDAE
Densidad
%
Biomasa
%
F/a-b IJ
Ind/Km2 Morralla kg/Km2 Morralla
6,500
23,1
27,290
3,4
5,290
5,5
26,734
1,4
B/3-2 29
1,210
100,0
0,556
100,0
C/4-4 54
0,583
0,0
7,220
0,0
0,583
0,0
7,220
0,0
C/4-2 55
11,095
6,1
9,200
0,7
10,916
6,2
4,695
1,3
C/3-3 33
0,179
0,0
4,505
0,0
C/4-3 99
25,619
2,1
9,057
0,6
25,619
2,1
9,057
0,6
B/3-2 19
0,045
100,0
0,081
100,0
0,022
100,0
0,050
100,0
C/4-4 98
0,022
100,0
0,034
100,0
180,948
90,8
8,028
92,7
16,945
2,1
0,592
1,5
C/4-4 68
0,112
100,0
0,002
100,0
C/4-4 88
18,447
100,0
1,04
100,0
161,403
100,0
7,182
100,0
B/2-2 7
88,535
100,0
1,290
100,0
88,535
100,0
1,290
100,0
C/3-4 26
0,045
100,0
0,000
100,0
0,045
100,0
0,000
100,0
C/4-4 85
0,448
100,0
0,032
100,0
0,426
100,0
0,020
100,0
C/4-4 84
0,022
100,0
0,012
100,0
C/4-4 82
0,964
100,0
0,182
100,0
0,336
100,0
0,154
100,0
C/4-4 104
0,628
100,0
0,029
100,0
C/4-4 53
0,359
18,8
0,412
3,3
0,269
58,0
0,412
1,8
C/4-4 79
0,134
100,0
0,021
100,0
0,134
100,0
0,021
100,0
C/4-4 67
0,067
100,0
0,203
100,0
0,067
100,0
0,203
100,0
C/4-4 71
0,022
100,0
0,000
100,0
Hippocampus erectus
CENTROPOMIDAE
Centropomus undecimalis
SERRANIDAE
Diplectrum formosum
Mycteroperca bonaci
APOGONIDAE
Astrapogon stellatus
RACHYCENTRIDAE
Rachycentron canadum
ECHENEIDAE
Echeneis naucrates
CARANGIDAE
Caranx bartholomaei
Caranx chrysos
Caranx hippos
Caranx latus
Caranx ruber
Chloroscombrus chrysurus
Decapterus punctatus
Oligoplites saurus
Selar crumenophthalmus
Selene vomer
Seriola dumerili
Seriola rivoliana
Trachinotus falcatus
LUTJANIDAE
Lutjanus analis
Lutjanus apodus
Lutjanus cyanopterus
Lutjanus griseus
Lutjanus jocu
Lutjanus synagris
Ocyurus chrysurus
LOBOTIDAE
Lobotes surinamensis
GERREIDAE
Eucinostomus gula
Eucinostomus jonesi
Gerres cinereus
Eugerres plumieri
Eucinostomus sp.
Eucinostomus argenteus
HAEMULIDAE
Anisotremus virginicus
Haemulon album
Haemulon melanurum
0,022
0,403
0,403
0,045
0,022
0,022
0,022
0,022
0,291
0,291
0,157
0,157
499,697
26,717
18,088
2,040
17,483
32,657
5,178
8,383
5,312
376,488
4,864
0,919
0,022
3,564
748,717
197,893
1,457
1,098
38,574
0,090
291,516
248,325
0,067
0,067
835,728
22,011
56,640
59,509
183,615
508,797
5,155
414,659
0,852
1,412
0,381
100,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
100,0
100,0
38,5
38,5
100,0
100,0
24,4
8,1
8,1
17,6
8,3
23,8
98,7
100,0
100,0
22,8
53,0
36,6
0,0
94,3
29,1
4,0
50,8
0,0
2,5
75,0
19,3
73,4
0,0
0,0
95,2
100,0
100,0
81,1
84,2
100,0
100,0
61,3
28,9
6,3
0,0
0,000
2,439
2,439
0,040
0,002
0,038
0,000
0,000
1,732
1,732
0,014
0,014
69,833
16,646
5,012
0,403
2,178
7,080
0,380
0,193
0,495
29,862
1,041
6,036
0,381
0,390
216,465
93,441
0,307
7,032
11,686
0,026
72,735
33,066
0,028
0,028
23,113
0,431
1,890
3,741
7,898
9,006
0,147
32,146
0,203
0,940
0,063
100,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
100,0
100,0
0,4
0,4
100,0
100,0
6,5
1,3
2,1
5,4
3,6
9,8
94,1
100,0
100,0
6,9
19,1
0,0
0,0
86,7
9,4
1,0
40,9
0,0
1,0
60,6
4,6
53,2
0,0
0,0
88,5
100,0
100,0
66,9
81,9
100,0
100,0
37,3
7,9
1,9
0,0
C/4-4
73
C/4-4
62
C/4-4
75
C/4-4
80
C/4-4
60
C/4-4
63
B/2-2 16
B/3-3 21
B/4-4 47
B/3-3 28
B/2-2 14
C/3-4 37
C/3-4 81
C/3-4 34
B/1-2 5
C/4-4 61
C/4-2 91
C/4-4 102
C/4-4 48
A/2-1
C/4-4
C/4-2
B/2-2
C/4-4
A/1-1
A/2-2
4
45
59
13
95
1
3
C/4-4
53
C/4-4
B/3-3
B/3-3
C/4-4
C/3-4
C/3-4
83
23
30
44
46
C/4-4 48
C/4-3 105
B/3-3 18
Haemulon aurolineatum
Haemulon flavolineatum
Haemulon parrai
Haemulon plumieri
Haemulon sciurus
Orthopristis chrysoptera
Pomadasys crocro
SPARIDAE
Archosargus rhomboidalis
Calamus bajonao
Calamus calamus
Calamus penna
Calamus pennatula
Calamus sp.
SCIAENIDAE
Bairdiella batabana
Bairdiella ronchus
MULLIDAE
Mulloidichthys martinicus
EPHIPPIDAE
Chaetodipterus faber
CHAETODONTIDAE
Chaetodon ocellatus
POMACANTHIDAE
Pomacanthus arcuatus
Pomacanthus paru
LABRIDAE
Halichoeres radiatus
Lachnolaimus maximus
SCARIDAE
Sparisoma chrysopterum
MUGILIDAE
Mugil curema
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
Sphyraena guachancho
ACANTHURIDAE
Acanthurus bahianus
Acanthurus coeruleus
Acanthurus chirurgus
SCOMBRIDAE
Scomberomorus cavalla
Scomberomorus maculatus
Scomberomorus regalis
DACTYLOPTERIDAE
Dactylopterus volitans
BOTHIDAE
22,638
1,166
418,716
262,804
118,122
94,856
0,022
196,391
102,320
12,260
0,269
58,837
24,812
5,335
3,631
3,631
32,747
10,086
10,086
12,776
12,776
0,560
0,560
2,981
2,241
0,740
0,672
0,045
0,628
142,531
142,531
0,224
0,224
17,012
16,452
0,560
40,099
0,448
0,448
43,685
7,778
0,359
1,009
6,522
0,022
0,022
0,022
100,0
100,0
98,3
62,4
55,9
100,0
100,0
70,7
81,6
5,9
16,7
87,9
36,0
25,2
34,6
34,6
100,0
11,1
11,1
80,7
80,7
100,0
100,0
51,9
40,0
87,9
53,3
0,0
57,1
75,9
75,9
100,0
100,0
12,3
9,3
100,0
67,7
100,0
85,0
70,5
21,0
0,0
2,2
26,5
100,0
100,0
100,0
0,709
0,034
23,698
18,240
10,816
5,223
0,001
19,861
6,120
3,801
0,047
6,319
2,946
1,073
0,431
0,431
1,193
1,523
1,523
2,192
2,192
0,039
0,039
0,548
0,474
0,074
0,292
0,023
0,269
13,991
13,991
0,025
0,025
7,477
7,367
0,109
4,431
0,036
0,055
4,699
4,192
0,490
0,547
3,186
0,008
0,008
0,001
100,0
100,0
95,6
37,4
39,8
100,0
100,0
44,2
61,8
1,5
3,8
73,1
22,7
8,0
15,8
15,8
100,0
5,2
5,2
15,4
15,4
100,0
100,0
29,3
20,6
84,6
12,3
0,0
13,3
70,2
70,2
100,0
100,0
57,1
56,5
100,0
51,1
100,0
87,8
54,0
8,8
0,0
0,3
12,4
100,0
100,0
100,0
C/4-4
C/4-4
B/2-2
A/1-2
B/2-2
C/2-2
C/4-4
52
69
8
2
9
22
78
B/2-3
B/3-3
C/4-4
C/2-2
A/3-3
C/3-3
17
25
65
77
15
74
C/4-4
C/2-3
42
72
B/3-3
24
C/4-4
66
C/3-3
38
C/4-3
C/4-4
39
49
C/4-4
C/4-4
76
51
B/2-2
6
B/4-3
B/3-3
36
20
C/4-4
C/4-4
B/2-3
58
57
12
C/4-3
B/4-3
B/3-3
94
43
27
C/4-4
86
Syacium micrurum
SOLEIDAE
Achirus lineatus
BALISTIDAE
Aluterus schoepfi
Aluterus scriptus
Balistes capriscus
Balistes vetula
Cantherines pullus
Monacanthus ciliatus
Monacanthus setifer
OSTRACIIDAE
Lactophrys bicaudalis
Lactophrys polygonia
Lactophrys quadricornis
Lactophrys trigonus
Lactophrys triqueter
TETRAODONTIDAE
Lagocephalus laevigatus
Sphoeroides spengleri
Sphoeroides testudineus
DIODONTIDAE
Chilomycterus schoepfi
Diodon holacanthus
Diodon hystrix
XENOCONGRIDAE
Chilorhinus suensoni
0,022
0,202
0,224
8,069
2,040
0,045
0,067
4,841
0,134
0,403
0,538
82,215
0,067
0,336
49,356
32,455
0,134
5,783
0,022
5,402
0,359
6,836
3,160
0,157
3,519
0,022
0,022
100,0
100,0
100,0
41,9
100,0
100,0
0,0
6,0
50,0
100,0
100,0
60,1
100,0
100,0
66,4
49,9
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
0,001
0,006
0,006
2,343
0,295
0,012
0,049
1,679
0,292
0,004
0,013
36,957
0,058
0,073
10,012
26,812
0,027
0,714
0,009
0,640
0,065
8,282
0,491
0,033
7,758
0,001
0,001
100,0
100,0
100,0
15,2
100,0
100,0
0,0
1,8
0,8
100,0
100,0
36,1
100,0
100,0
47,8
31,5
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
C/4-4
C/4-4
87
C/4-4
C/4-4
C/4-4
C/3-3
C/4-4
C/4-4
C/4-4
41
89
90
32
92
56
50
C/4-4
C/4-4
A/2-2
A/2-2
C/4-4
96
97
10
11
100
C/4-4 101
B/4-4 40
C/4-4 64
B/4-4
C/4-4
B/3-2
38
70
31
C/4-4 106
5.52 Capturas con nasas de placer.
Se analizaron las capturas obtenidas por 360 nasas, correspondientes a 6 campañas de pesca de dos
barcos, en la pendiente arrecifal de la zona al Norte de Cayo Fragoso y de la Bahía de Buenavista
(Fig. 25). Se obtuvo una captura promedio de 5020±1816 g por nasa/dia (Tabla 11), cifra muy
superior a la que se obtiene en las islas de las Antillas Menores (Munro, 1983; Gobert, 1990), donde
por lo general no sobrepasan los 100 g por nasa.
Tabla 11. Indicadores de los muestreos realizados en las capturas comerciales con nasas.
Estación Prof
No.
Densidad Biomasa
No.
No.
H´
R1
Nasas
Ind/Nasa
g/Nasa
Fam. Spp.
Captura Total
N1
25-30
32
45
5406
19
42
3,19
3,91
N2
40-50
89
49
4881
17
43
1,58
3,48
N3
30
54
6
1995
15
39
3,36
4,52
N4
15
67
36
5655
14
31
2,83
2,67
N5
25
59
40
4596
16
45
3,29
3,92
N6
15
59
53
7586
14
33
2,36
2,76
360
39
5035
J
0,59
0,29
0,64
0,57
0,60
0,47
N1
N2
N3
N4
N5
N6
25-30
40-50
30
15
25
15
32
89
54
67
59
59
360
15
40-50
30
15
25
15
32
89
54
67
59
59
360
To
Captura Comercial
10
2806
28
3557
3
1838
23
4877
17
3212
31
6091
20
3837
12
12
13
11
9
10
24
29
27
24
25
23
3,17
1,54
3,67
2,71
2,51
2,48
2,78
2,48
3,47
2,17
2,41
2,03
0,69
0,32
0,77
0,59
0,54
0,55
14
12
5
7
15
10
33
22
13
14
28
20
2,36
1,27
1,72
2,10
2,94
1,52
2,76
1,94
1,64
1,34
2,59
1,83
0,47
0,28
0,47
0,55
0,61
0,35
11±4
22±8
TOTAL
N1
N2
N3
N4
N5
N6
TOTAL
Promedio±DE
98
21
3
13
24
22
24
Morralla
13987
1324
156
778
1384
1495
2221
30±34
3187±5315
La Tabla 12 muestra los valores de la densidad y biomasa promedios por especies, los porcentajes de
cada una que se consideran como morralla y los indicadores de frecuencia abundancia e índice de
jerarquía. La especie dominante por su número y biomasa en las nasas fue el ronco arará (Haemulon
plumieri), que constituyó el 57% de los individuos y el 36% por su peso. Le siguió en orden de
importancia la rabirrubia (Ocyurus crhysurus) (6,8 y 7,7% por su número y peso respectivamente), el
cají, Lutjanus apodus (2,1 y 2,9%) y la cherna criolla (0,7 y 6,8%), esta última, con muy baja
densidad, pero relativamente alta biomasa gracias a su talla. Las poblaciones de esta especie se
encuentran sobre-explotadas en todas las plataformas de Cuba (Claro et al., 1990) al igual que en
todo el Gran Caribe (Sadovy, 1994).
Tabla 12. Composición por especies, valores de densidad y biomasa, porcentajes correspondientes a
morralla e índices de frecuencia-abundancia (F/a-b) y de jerarquía (IJ) de las capturas con nasas.
ESPECIES
Densidad Morralla Biomasa
Morralla
F/a-b
IJ
(Ind/nasa)
(%)
(g/nasa)
(%)
MURAENIDAE
0.1222
100.0
211.11
100.0
Gymnothorax funebris
0.0472
100.0
139.40
100.0
A/3-2
28
Gymnothorax moringa
0.0750
100.0
71.71
100.0
A/3-2
26
HOLOCENTRIDAE
1.1222
100.0
76.38
100.0
Holocentrus ascensionis
0.2778
100.0
27.26
100.0
B/3-3
21
Holocentrus rufus
0.7806
100.0
44.86
100.0
A/2-3
8
Myripristis jacobus
0.0639
100.0
4.26
100.0
B/3-4
35
AULOSTOMIDAE
0.0028
100.0
0.86
100.0
Aulostomus maculatus
0.0028
100.0
0.86
100.0
C/4-4
59
SERRANIDAE
1.2444
6.9
884.56
0.7
Ephinephelus adscensionis
0.0028
0.0
7.85
0.0
C/4-3
60
Epinephelus cruentatus
0.0639
26.1
14.36
9.9
B/3-3
31
Epinephelus fulvus
0.5167
7.5
103.30
2.7
A/2-2
11
Epinephelus guttatus
Epinephelus morio
Epinephelus striatus
Hypoplectrus puella
Mycteroperca bonaci
Mycteroperca venenosa
GRAMMISTIDAE
Rypticus saponaceus
MALACANTHIDAE
Malacanthus plumieri
CARANGIDAE
Caranx bartholomaei
Caranx fusus
Caranx ruber
LUTJANIDAE
Lutjanus analis
Lutjanus apodus
Lutjanus buccanella
Lutjanus griseus
Lutjanus jocu
Lutjanus vivanus
Ocyurus chrysurus
HAEMULIDAE
Anisotremus virginicus
Haemulon album
Haemulon aurolineatum
Haemulon chrysergyreum
Haemulon flavolineatum
Haemulon melanurum
Haemulon plumieri
Haemulon sciurus
Haemulon striatum
SPARIDAE
Calamus bajonao
Calamus calamus
Calamus penna
Calamus pennatula
SCIAENIDAE
Equetus lanceolatus
MULLIDAE
Mulloidichthys martinicus
Pseudopeneus maculatus
CHAETODONTIDAE
Chaetodon aculeatus
Chaetodon capistratus
Chaetodon ocellatus
Chaetodon sedentarius
0.3250
0.0056
0.2556
0.0111
0.0306
0.0333
0.0028
0.0028
0.1583
0.1583
0.2944
0.0194
0.0028
0.2722
3.5472
0.0083
0.8389
0.0167
0.0083
0.0111
0.0028
2.6611
26.7722
0.1361
0.0056
0.8167
0.0222
2.8583
0.0667
22.3361
0.5139
0.0167
0.6278
0.0139
0.0028
0.0139
0.5972
0.0028
0.0028
1.0972
0.1944
0.9028
1.2444
0.0111
0.8083
0.0944
0.0833
3.4
0.0
0.0
100.0
0.0
25.0
100.0
100.0
42.1
42.1
25.5
0.0
0.0
27.6
3.4
0.0
5.0
100.0
0.0
0.0
100.0
2.2
54.1
10.2
0.0
100.0
100.0
98.3
0.0
47.6
35.7
99.8
14.6
40.0
0.0
0.0
14.4
100.0
100.0
0.5
0.0
0.6
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
159.78
11.06
433.15
0.24
139.18
15.65
0.79
0.79
35.96
35.96
125.48
34.40
5.90
85.17
561.52
7.53
148.18
0.68
2.68
15.50
0.15
386.79
2072.80
29.46
3.17
33.50
1.42
146.43
12.78
1797.16
47.93
0.95
133.61
3.40
0.39
5.46
124.37
0.07
0.07
106.44
21.05
85.40
33.60
0.06
14.47
6.12
1.69
0.5
0.0
0.0
100.0
0.0
4.8
100.0
100.0
37.5
37.5
4.3
0.0
0.0
6.3
1.2
0.0
1.9
100.0
0.0
0.0
100.0
0.8
34.5
3.4
0.0
100.0
100.0
97.7
0.0
29.1
24.3
100.3
3.2
8.2
0.0
0.0
3.3
100.0
100.0
0.2
0.0
0.2
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
A/3-2
C/4-3
A/3-2
C/4-4
A/4-2
B/4-3
14
61
16
55
33
34
C/4-4
62
B/3-3
23
A/4-3
C/4-3
A/3-2
36
63
15
B/4-3
B/2-2
B/4-4
B/4-4
B/4-3
C/4-4
A/2-2
50
10
46
51
43
64
3
A/3-3
C/4-4
A/2-3
C/4-4
A/2-2
C/3-3
A/1-1
A/2-3
B/4-4
22
65
6
52
2
38
1
12
47
B/4-4
C/4-4
B/4-3
A/2-2
40
66
48
9
C/4-4
67
A/3-3
A/2-2
20
5
C/4-4
A/2-3
A/3-3
B/3-4
56
7
25
27
Chaetodon striatus
POMACANTHIDAE
Holacanthus ciliaris
Holacanthus tricolor
Pomacanthus arcuatus
POMACENTRIDAE
Abudefduf saxatilis
Chromis multilineatus
LABRIDAE
Bodianus rufus
Halichoeres garnotti
Lachnolaimus maximus
SCARIDAE
Scarus taeniopterus
Sparisoma aurofrenatum
Sparisoma chrysopterum
SPHYRAENIDAE
Sphyraena barracuda
ACANTHURIDAE
Acanthurus bahianus
Acanthurus coeruleus
Acanthurus chirurgus
BALISTIDAE
Balistes vetula
OSTRACIIDAE
Lactophrys trigonus
Lactophrys triqueter
TETRAODONTIDAE
Canthigaster rostrata
0.2472
0.0972
0.0306
0.0194
0.0472
0.0389
0.0250
0.0139
0.2556
0.0056
0.2361
0.0139
0.1917
0.0556
0.0222
0.1139
0.0111
0.0111
1.5389
0.3833
0.1111
1.0444
0.5389
0.5389
0.0194
0.0083
0.0111
0.0083
0.0083
100.0
14.3
0.0
71.6
0.0
100.0
100.0
100.0
72.8
0.0
78.8
0.0
34.8
35.0
50.1
31.7
100.0
100.0
46.2
84.8
7.5
36.2
3.1
3.1
0.0
0.0
0.0
100.0
100.0
11.26
65.19
13.24
1.62
50.33
1.49
1.17
0.32
32.79
1.71
14.52
16.56
19.70
4.46
0.94
14.29
42.50
42.50
290.04
29.03
37.14
223.88
327.51
327.51
12.46
6.99
5.47
0.44
0.44
100.0
1.4
0.0
57.4
0.0
100.0
100.0
100.0
31.6
0.0
71.4
0.0
19.4
24.7
44.9
16.1
100.0
100.0
22.0
82.2
3.2
17.4
0.4
0.4
0.0
0.0
0.0
100.0
100.0
A/3-3
18
B/4-3
B/4-4
B/3-2
37
42
32
B/4-4
B/4-4
41
49
B/4-4
A/3-3
B/4-3
57
19
39
B/3-4
C/4-4
B/3-3
30
53
29
B/4-3
44
B/3-3
A/3-3
A/2-2
17
24
4
A/2-2
13
B/4-3
B/4-3
54
45
C/4-4
58
5.53 Capturas con trasmallo
Fueron analizadas 6 capturas con trasmallos, realizados en la parte sur de la Bahía de Buenavista
(Fig. 24). Se obtuvo una captura promedio de 57.89 kg por 1000 m2 de área cubierta por el arte al
formar un círculo encerrando los peces (Tabla 13). En la captura obtenida con este arte, la
proporción de peces con tallas inferiores a la comercial es prácticamente nula, debido al alto poder
de selectividad del mismo. Las especies dominantes fueron el patao (Eugerres plumieri), la mojarra
(Gerres cinereus), y la picúa (Sphyraena barracuda), esta última recibida como S. guachancho.
Tabla 13. Indicadores de los muestreos realizados en las capturas comerciales con trasmallos en
Bahía de Buenavista.
Estación Prof. Largo
Densidad Biomasa
No.
No.
H´
R1
J
Trasmallo #Ind/100m2 kg/100m2 Fam. Spp.
trasmallo trasmallo
T23
2.5
1569
62,5
17,69
6
10
2,80
1,36
0,84
T24
2.5
939
240,6
75.53
4
6
0,81
0,64
0,31
T25
2-3
1428
342,5
77,81
13
16
2,04
1,68 0,51
18000
16000
14000
No. de peces
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
0
20
40
60
80
100
120
140
160
Longitud (cm)
T26
1-1,5
T27
1-2
T28
1-2
T29
.5-1
Total
Promedio
±DE
303
965
2501
1728
9433
171,8
347,1
16,8
365,7
198,7
221,0
142,2
61,92
91,44
9,61
71,25
49,18
57,89
31,56
4
8
7
9
17
7
3
5
9
11
13
30
10
4
0,74
1,88
3,10
2,74
3.43
0,70
0,95
1,85
1,29
2.63
0,32
0,59
0,90
0,74
0.70
5.6 Composición por tallas de las capturas
En los 29 lances de chinchorros analizados, se capturaron 162970 peces de los cuales se midieron
157629. El 64.6% de ellos fueron identificados como morralla, por no considerarse comestibles o no
alcanzar tallas comerciales (aproximadamente 18 cm en la mayoría de las especies) (Fig. 27).
Este criterio se tomo a partir de la captura que se recibe realmente, ya que en la práctica, como se
verá más adelante, muchos peces se reciben con tallas inferiores a la mínima legal por lo que la
proporción de peces que no alcanzan talla comercial está cercana al 70%. Es decir, que por cada 5
individuos que se capturan, solo dos son aprovechados por la pesca. Sin embargo, los peces
comerciales constituyeron el 75% del peso total de la captura, y el resto a la morralla.
Se incluyen en la morralla los juveniles de especies comerciales tales como rabirrubia (Ocyurus
chrysurus), biajaiba (Lutjanus synagris), pargo criollo (L. analis), roncos (Haemulon plumieri, H.
sciurus), bajonaos (Calamus spp.), jureles (Caranx spp,), loros (Sparisoma spp, Scarus spp.), etc.,
aunque una alta proporción está formada por especies que no tienen aceptación comercial por su
calidad o talla, tales como las mojarras (Eucinostomus spp.), algunos roncos pequeños (H.
aurolineatum, H. flavolineatum), picúas, lijas, guanábanas, morenas, etc.
Fig. 27. Composición por largos de las capturas con chinchorros en la empresa pesquera de
Caibarién.
La Tabla 14 relaciona las tallas mínimas legales establecidas por la Resolución correspondiente del
MIP, y el porcentaje de ejemplares que en nuestros muestreos tuvieron tallas inferiores a esta, tanto
en las capturas con chinchorros como en las nasas. Se incluyen en esta lista solo las especies para las
cuales hemos obtenido suficiente información en nuestros muestreos. Se brinda la talla mínima en
largo calculada para el peso mínimo tomando como base a ecuaciones largo-peso confiables, aunque
lamentablemente no existen para todas las especies. Estas pudieran ser empleadas para un mejor
manejo de estos recursos, aunque de todas formas se requiere de una revisión más detallada de las
tallas mínimas considerando otros factores tales como la talla de maduración sexual, talla máxima,
tasa de crecimiento, calidad para el comercio, etc.
Tabla 14. Proporción de peces con tallas inferiores a la mínima legal según la Resolución de 1996
del MIP, en las capturas con chinchorros y nasas de la empresa pesquera de Caibarién (CAIMAR).
Especies
Talla mínima
Proporción de
Talla
Legal según
ind. con tallas Estimada
Resolución del MIP inferiores a la Para el
mínima
peso
(%)
mínimo.
Nombre común Nombre científico
Peso
Largo En nPor
chorros
(g) (onzas) (cm) Nasas
Ecuación
Largopeso
Calamus sp.
Bajonao
120
4
17
28.9
79.7
17
Elops saurus
Banano
85
3
21
2.4
25
Acanthurus spp.
Barberos
342
12
23
90.9
100
26
Lutjanus synagris
Biajaiba
120
4
18
31
18
Lutjanus griseus
Caballerote
170
6
22
12
22
Epinephelus guttatus
Cabrilla
170
6
22
6.3
22
Lutjanus apodus
Cají
170
6
19
19.7
7.5
21
Anisotremus virginicus
Catalineta
170
6
34.7
18
Chapín (Torito) Lactophrys quadricornis 460
16
90.2
28
Chapín (Vaquita) Lactophrys trigonus y
460
16
29.5
29
otros
Epinephelus striatus
Cherna criolla
570
20
32
18.2
39
Selar crumenophthalmus 120
Chicharro
4
95.5
19
Pomacanthus spp.
Chivirica
120
4
15
5
47.4
15
Chopa (Salema) Archosargus
120
4
95.8
17
rhomboidalis
Caranx bartholomaei
Cibí amarillo
230
8
22
7.5
22
Caranx ruber
Cibí carbonero
230
8
22
54.4
57
22
Balistes vetula
Cochino
230
8
31.6
19.5
21
Caranx fusus
Cojinúa
170
6
36
22
Lutjanus cyanopterus
Cubera
460
16
31
32
Bairdiella spp,
Corvina
120
4
18
18
Epinephelus cruentatus
Enjambre
170
6
37.5
22
Sphyraena guachancho
Guaguancho
170
6
43
31-34
Guatívere
Jallao
Jiguagua
Jurel o Gallego
Macabí
Machuelo
Mojarra
Pargo criollo
Patao
Pez perro
Pintada
Rabirrubia
Ronco amarillo
Epinephelus fulvus
Haemulon album
Caranx hippos
Caranx latus
Albula vulpes
Opisthonema oglinum
Gerres cinereus
Lutjanus analis
Eugerres spp.
Lachnolaimus maximus
Scomberomorus regalis
Ocyurus chrysurus
Haemulon sciurus
120
170
340
230
120
120
120
230
120
285
285
140
120
4
6
12
8
4
4
4
8
4
10
10
5
4
16
21
23
23
17
20
17
24
16
24
30
20
17
Ronco arará
Ronco blanco
Salmonetes
Haemulon plumieri
Haemulon parrai
Mulloidichthys
martinicus y
Pseudopeneus maculatus
Scomberomorus
maculatus
Sparisoma chrysopterum
120
120
4
4
17
17
70.8
80.7
85.8
18.5
18
120
4
18
53,5
85,4
19
420
16
36
38
85,4
34
170
6
22
7,5
100
19
Serrucho
Vieja lora
8.8
10
40.5
57.4
4.2
70.8
100
15
100
60.7
16.2
99.4
56
58.9
85.8
61.7
19
21
25
20
20
17
24
21
25
36
21
18
La Fig. 28 muestra la distribución de frecuencias por tallas de algunas de las especies más
importantes en las capturas. La alta proporción de juveniles de rabirrubia, biajaiba, bajonaos y otras
especies, provoca una alta mortalidad que, sumada a las afectaciones ambientales, determinan la
disminución paulatina de la productividad biológica de la zona. Los valores mostrados en la Fig. 28
se basan en los desembarques, pero en la práctica, gran número de ejemplares son recibidos con
tallas inferiores a las mínimas legales o en algunos casos no están incluidos en la Resolución que
regula las mismas, en algunos casos por falta de unidad o definición en el uso de los nombres
comunes de las especies. Así por ejemplo, de las 9 especies de loros que pueden ser objeto de pesca,
solo incluye la regulación el nombre "vieja lora" y no se especifica a que especie se refiere.
Asumimos que se trata del Scarus guacamaia, el cual raramente cae en las capturas. Se establece
para esa especie una talla mínima de 170 g (aproximadamente 22 cm). De la familia de los loros sin
embargo, se capturan varias especies de muy diferente talla y crecimiento, lo cual no se considera
por la regulación existente. La especie más abundante, tanto en la pesca con nasas como con
chinchorros, es Sparisoma chrysopterum (loro colirrojo) de pequeña talla, el cual se recibe desde los
16-17 cm LT, y ningún ejemplar alcanza la talla mínima establecida para la “vieja lora” que es el
único nombre común al cual se puede adjudicar tal captura.
Para los barberos, la mencionada Resolución establece una talla mínima de 23 cm LH (6 onzas), que
resulta más alta de lo necesario. En consecuencia, no se respeta dicha talla y se reciben peces desde
15-16 cm, a la cual muchos son juveniles.
En el caso de los peces cofre (Lactophrys trigonus, L. quadricornis, L. triqueter), la regulación sólo
menciona una especie, el "chapín", para la cual establece un peso de 460 g (28 cm). La principal
especie en las capturas es L. trigonus, de mayor talla y crecimiento, para la cual pudiera ser
adecuada la talla mínima establecida, sin embargo, L. quadricornis es de mucho menor talla por lo
que el 90% de los individuos en las capturas no alcanzan dicha talla, aunque en la práctica se reciben
casi todos los ejemplares mayores de 20 cm LT, violándose la resolución.
La alta proporción de juveniles de rabirrubia, biajaiba, bajonaos y otras especies, provoca una alta
mortalidad que, sumada a las afectaciones ambientales, determinan la disminución paulatina de la
productividad biológica de la zona. Los valores mostrados en la Fig. 28 se basan en los
desembarques, pero en la práctica, gran número de ejemplares son recibidos con tallas inferiores a
las mínimas legales o en algunos casos no están incluidos en la Resolución que regula las mismas, en
algunos casos por falta de unidad o definición en el uso de los nombres comunes de las especies. Así
por ejemplo, de las 9 especies de loros que pueden ser objeto de pesca, solo incluye la regulación el
nombre "vieja lora" y no se especifica a que especie se refiere. Asumimos que se trata del Scarus
guacamaia, el cual raramente cae en las capturas. Se establece para esa especie una talla mínima de
170 g (aproximadamente 22 cm). De la familia de los loros sin embargo, se capturan varias especies
de muy diferente talla y crecimiento, lo cual no se considera por la regulación existente. La especie
más abundante, tanto en la pesca con nasas como con chinchorros, es Sparisoma chrysopterum (loro
colirrojo) de pequeña talla, el cual se recibe desde los 16-17 cm LT, y ningún ejemplar alcanza la
talla mínima establecida para la "vieja lora" que es el único nombre común al cual se puede adjudicar
tal captura.
En las capturas con nasas se obtuvieron 67 especies, de las cuales 43 son utilizadas para el consumo,
aunque muchas de ellas se capturan en pequeña cantidad. Parece contradictorio que siendo el lugar
de captura el de mayor diversidad de especies (la pendiente arrecifal) el número de especies es
menor que en los fondos blandos. Ello se debe, por una parte, a que este hábitat cubre un área muy
pequeña en comparación con el segundo, y por otra, a que muchos de sus habitantes son especies de
muy pequeña talla, con hábitos crípticos, que entran y salen libremente de las nasas, o simplemente
no penetran en ella.
Fig. 28A. Composición por tallas de especies seleccionadas en las capturas con chinchorros. La
línea vertical y el número sobre esta indican la talla mínima legal.
Fig. 28B. Composición por tallas de especies seleccionadas en las capturas con chinchorros.
Fig. 29A. Composición por tallas de algunas especies en las capturas con nasas de la empresa
pesquera de Caibarién.
Fig. 29B. Composición por tallas de algunas especies en las capturas con nasas de la empresa
pesquera de Caibarién.
En estas capturas también se encuentra un número apreciable de peces con tallas inferiores a las
mínimas establecidas, aunque en mucho menor proporción (Fig. 29). El 47% de los ejemplares
capturados fueron considerados como morralla, los cuales constituyeron el 24% del peso total de la
captura. En este caso, la causa principal es el hecho de que se están utilizando mallas con tamaños
inferiores a las establecidas por el MIP: en lugar de mallas de 35 x 60 mm, en la práctica la mayoría
de las nasas tienen mallas de 25 x 35 o 28 x 40 mm. Una solución aceptada desde hace muchos
años, pero cuya aplicación en la práctica se ha perdido, es el uso de las mallas adecuadas, al menos
en las tapas de las nasas, lo cual pudiera solucionar en parte el problema con un menor costo, hasta
que sea posible utilizar los materiales adecuados para el arte completo. No obstante, el efecto nocivo
de este arte es mucho menor que el de los chinchorros, ya que durante la captura la mayoría de los
peces son devueltos vivos al mar, con mucho menor daño físico que los capturados con chinchorros.
Las mencionadas irregularidades en cuanto a la talla mínima legal, se manifiestan en otras especies
que no relacionamos para no extender innecesariamente este documento. No obstante, otras
deficiencias deben ser analizadas, como el hecho de que bajo un mismo nombre se incluyen especies
con diferentes características biológicas. Por otra parte, las tallas mínimas se establecieron tomando
como base al peso, el cual es difícil de comprobar en las condiciones materiales de los centros de
acopio, aunque para muchas especies se da un largo estimado. Estos últimos en varios casos no se
ajustan a la realidad, por lo que deben ser revisados, y las que no la tienen deben ser calculadas para
facilitar su aplicación.
Como resultado de las deficiencias de la regulación sobre las tallas mínimas de captura, se viola la
resolución conscientemente, pues se reciben peces a tallas muy inferiores a la establecida y algunas
de estas no son las adecuadas. En la realidad, para muchas de estas especies no existe información
sobre las tallas de maduración sexual y crecimiento, por lo que las tallas mínimas legales no se
ajustan a la necesidad real de proteger el recurso, sino más bien a conceptos de mercado.
Aunque una parte de los peces pequeños es devuelta viva al agua, la mayor parte, al menos de los
que se capturan con chinchorros, mueren o quedan tan afectados por la pesca que no pueden
sobrevivir.
Por tanto, de esta captura se derivan dos afectaciones serias a los recursos pesqueros: la eliminación
de los juveniles, en detrimento de la producción pesquera futura, y la eliminación de una gran parte
de la biomasa alimentaria para los depredadores, los cuales constituyen el recurso pesquero de mayor
valor.
Tal situación sólo puede ser resuelta con el establecimiento de Areas Marinas Protegidas y un
adecuado sistema de vigilancia (más detalles en el epígrafe siguiente).
La ictiofauna de la región ofrece otras opciones que no son explotadas. Son abundantes en algunas
áreas, especies altamente cotizadas para la pesca de vara y carrete (spinning), la cual se practica con
el método de “pescar y soltar” (catch and release), como el sábalo (Megalops atlanticus) y el macabí
(Albula vulpes), las cuales son explotadas intensamente por la pesca comercial a pesar de su bajo
valor de mercado, más bien por incrementar el volumen de las capturas que por su aporte económico.
La captura comercial de macabí en el la Zona D superó las 500 TM anuales (350 en el ASC) en la
década del 80, y disminuyó a menos de 100 como promedio en los últimos años (unas 50-70 TM en
el ASC). Tal disminución evidentemente, es consecuencia del deterioro ocurrido en las zonas
estuarinas del archipiélago. No obstante, aún se conservan suficientes recursos para el desarrollo de
una pesca deportiva altamente cotizada y que puede brindar beneficios muy superiores a la pesca
comercial. En el caso del sábalo, los datos estadísticos existentes no permiten tal comparación, pero
sus capturas son inferiores y probablemente haya sufrido por igual las consecuencias ambientales.
Durante nuestros muestreos encontramos poblaciones de ambas especies con perspectivas para esta
pesca en la Bahía de Nazábal, donde en particular los sábalos alcanzan tallas superiores a 1 m. La
pesca con chinchorro en esa bahía, si bien es productiva, está formada principalmente por especies
de baja calidad y pequeña talla (la mayoría “morralla”), y destruye la posibilidad de explotación de
un turismo especializado de mayores perspectivas.
También son abundantes el macabí y el sábalo, en Punta Madruguilla al SW de Cayo Santa María, en
la Bahía de Buenavista, en el Puerto de Sagua y las cercanías de La Panchita y Carahatas.
Para la protección de este recurso, resulta necesario prohibir la captura en regiones seleccionadas,
principalmente la que se realiza con cualquier tipo de redes (chinchorros, manteletas, trasmallos).
La pesca deportiva de peces de pico (agujas, emperador, castero) pudiera ser una opción más para el
turismo en la región. Este tipo de pesca al parecer no ha sido valorado, pero a juzgar por las rutas
migratorias de estas especies, es probable su desarrollo.
6. MANEJO DE LA ICTIOFAUNA EN RELACIÓN CON EL TURISMO Y OTRAS OPCIONES
6.1 Desarrollo del turismo
El Archipiélago Sabana-Camagüey es en la actualidad la región del país en la que se desarrolla con
mayor intensidad el turismo internacional, fundamentalmente vinculado al medio marino. Algunas
de las obras que se ejecutan para crear infraestructuras necesarias, provocan graves daños al medio
marino, como se ha explicado anteriormente, en detrimento de la oferta que se brinda al turista. No
se toman en cuenta algunos de los valores naturales que podrían incrementar y/o mantener la
atracción turística.
En las áreas dedicadas al turismo no existen regulaciones adecuadas ni una estrategia de educación
dirigida a los guías de turismo y a los propios usuarios, para la protección de los arrecifes y sus
comunidades asociadas por lo que, en áreas dedicadas al buceo contemplativo y de campismo se
producen daños mecánicos a los mismos y una extracción incontrolada de corales pétreos, moluscos
y otros organismos, se realiza pesca furtiva (con o sin licencias) que provoca estrés en las
poblaciones de peces, se tiran anclas sobre los corales destruyendo muchos de ellos, se echa basura
(latas, bolsas de polietileno, papeles, etc.) y se violan en general normas elementales de
conservación, denotando un bajo nivel de cultura ambiental.
Alcolado et al., (2000) describen en detalle el estado actual de deterioro de los arrecifes coralinos de
la región, y en el primer capítulo de este informe se evalúa la situación actual de la ictiofauna que
habita en esos arrecifes. El deterioro de su diversidad y abundancia conlleva a la eliminación de una
de las opciones principales para el turismo: el buceo contemplativo, que cobra cada vez más adeptos
en el Caribe. La ausencia de peces grandes en estos arrecifes y la conducta asustadiza de los que
quedan, son consecuencia, por una parte, del deterioro de los arrecifes y por otra de la pesca
comercial y fundamentalmente la pesca submarina, que se realiza con arpón, la cual se practica por
un elevado número de personas, la mayoría hoy día, con licencias otorgadas por el MIP.
Tal situación sólo puede ser resuelta con el establecimiento de Areas Marinas Protegidas y un
adecuado sistema de vigilancia (más detalles en el epígrafe siguiente).
La ictiofauna de la región ofrece otras opciones que no son explotadas. Son abundantes en algunas
áreas, especies altamente cotizadas para la pesca de vara y carrite (spining), la cual se practica con el
método de "pescar y soltar" (catch and release), como el sábalo (Megalops atlanticus) y el macabí
(Albula vulpes), las cuales son explotadas intensamente por la pesca comercial a pesar de su bajo
valor de mercado, más bien por incrementar el volumen de las capturas que por su aporte económico.
La captura comercial de macabí en la Zona D susperó las 500 TM anuales (350 en el ASC) en la
década del 80, y disminuyò a menos de 100 como promedio en los últimos años (unas 50-70 TM en
el ASC). Tal disminución evidentemente, es consecuencia del deterioro ocurrido en las zonas
estuarinas del archipiélago. No obstante, aún se conservan suficientes recursos para el desarrollo de
una pesca deportiva altamente cotizada y que puede brindar beneficios muy superiores a la pesca
comercial. En el caso del sábalo, los datos estadísticos existentes no permiten tal comparación, pero
sus capturas son inferiores y probablemente haya sufrido por igual las consecuencias ambientales.
Durante nuestros muestreos encontramos poblaciones de ambas especies con perspectivas para esta
pesca en la Bahía de Nazabal, donde en particular los sábalos alcanzan tallas superiores a un m. La
pesca con chinchorro en esa bahía, si bien es productiva, está formada principalmente por especies
de baja calidad y pequeña talla (la mayoría "morralla"), y destruye la posibilidad de explotación de
un turismo especializado de mayores perspectivas.
También son abundantes el macabí y el sábalo en Punta Madruguilla, al SW de Cayo Santa María, en
la Bahía de Buenavista, en el Puerto de Sagua y en las cercanías de La Panchita y Carahatas.
Para la protección de este recurso, resulta necesario prohibir la captura en regiones seleccionadas,
principalmente la que se realiza con cualquier tipo de redes (chinchorros, manteletas, trasmallos).
La pesca deportiva de peces de pico (agujas, emperador, castero) pudiera ser una opción para el
turismo en la región. Este tipo de pesca al parecer no ha sido valorado, pero a juzgar por las rutas
migratorias de estas especies, es probable su desarrollo.
6.2 La pesca recreativa
La llamada pesca "deportiva" o recreativa en Cuba, desde hace muchos años se ha convertido en una
pesca de subsistencia, y muy en particular a partir del Período Especial. La mayor parte de la captura
que se obtiene por esta vía se vende en el mercado negro, o en el mejor de los casos para el consumo
familiar.
La magnitud de la extracción pesquera que se obtiene por esta vía no se ha valorado, pero a juzgar
por las informaciones obtenidas durante este proyecto, y de algunas estimaciones primarias, su
volumen es apreciable y merece ser evaluado de forma más concreta si se pretende hacer un manejo
de los recursos pesqueros.
Desde la década del 60 la "pesca deportiva" fue organizada por el Instituto Nacional de Deportes,
Educación Física y Recreación (INDER), aunque tal organización no incluía ningún tipo de control
sobre la extracción pesquera. A partir del inicio del Período Especial aumentó extraordinariamente el
número de pescadores, controlados o no por el INDER. De la pesca con cordel y anzuelo se pasó al
uso de artes masivos (chinchorros, trasmallos, etc.), en la mayoría de los casos obtenidos ilegalmente
de las empresas pesqueras o de los pescadores profesionales.
En 1997 el MIP estableció el otorgamiento de licencias de pesca deportivo-recreativa, e inicia el
control de dicha actividad a través de la ONIP, lo cual logró reducir tanto la extracción pesquera
como el desvío de recursos.
En Septiembre del 2000 según datos de la ONIP el número de licencias de pesca "deportivorecreativa" en todo el país ascendía a 4079 para la pesca submarina y 4070 para embarcaciones.
Estas cifras fueron muy superiores en 1997 y disminuyen a un ritmo de 6-10% anualmente gracias a
nuevas restricciones (reducción del tiempo de pesca a los fines de semana, aumento del precio de la
licencia, mayor actividad de inspección). Estas licencias otorgan el derecho a extraer, por cada salida
al mar, hasta 15 kg de pescado en zonas de gran interés económico-pesquero establecidas en el
Reglamento de Pesca y hasta 30 kg en zonas abiertas de menor interés económico pesquero. Cuando se
trate de especies de gran tamaño capturadas en las zonas antes referidas, cuyo peso unitario sea superior
a los 15 kilogramos (33 libras) se autorizan hasta tres ejemplares por pescador, y no se establecen límites
para las especies migratorias tales como castero, aguja, emperador, dorado, bonito o listado,
comevíveres, albacora y atún aleta amarilla.
En base al número licencias otorgadas por provincias, hemos estimado para el área del Archipiélago
Sabana-Camagüey aproximadamente 670 licencias de pesca submarina y 840 para embarcaciones.
Asumiendo que cada una realiza 50 salidas al año (una semanal), y en base a la cuota autorizada, se
obtiene una captura de 1700-1800 TM al año. En nuestro criterio estas cifras son conservadoras, ya
que una gran parte de los portadores de estas licencias utilizan el producto de la pesca para la venta a
precios elevados o por apremiantes necesidades de consumo, por lo cual realizan tantas salidas como
les sea posible.
La captura obtenida por este tipo de pesca en la década del 90, antes del establecimiento de las
licencias, puede haber sido varias veces superior, ya que: a) existía mayor necesidad de alimentos,
b) no existía control ni restricciones sobre la actividad, c) se podían utilizar artes de mayor
productividad. Aún hoy día son pocos los que cumplen con las cuotas de captura máxima
establecidas y existe un número apreciable de personas que pescan sin licencia. A modo de ejemplo,
durante una investigación de este problema en el Municipio Moa, el propio delegado del INDER y
otros funcionarios, estimaron que el número de personas que pescan ilegalmente es igual o algo
mayor que los que lo hacen con licencias y la captura obtenida por estas es muy superior a la de la
pesca comercial.
Aunque estas burdas estimaciones no pretenden caracterizar el problema, al menos dan una idea de
la magnitud del mismo y su posible incidencia sobre los recursos pesqueros. Debe tomase en cuenta
además, que esta actividad parece haber alcanzado su máximo auge en la segunda mitad de la década
del 90, cuando ocurrió la degradación de los arrecifes coralinos a que hemos hecho referencia
anteriormente, por lo que asumimos que su impacto sobre los recursos pesqueros debe haber sido
considerable.
Además de la extracción pesquera, esta actividad ejerce otros impactos indirectos sobre el medio
marino:
• La pesca submarina extrae los reproductores más grandes, genéticamente más aptos para el
mantenimiento de las poblaciones, con mayor eficiencia que la pesca con artes convencionales.
• La actividad de caza provoca reacciones defensivas en los peces (dispersión, conducta huidiza),
que en las zonas utilizadas para el turismo disminuyen su valor estético-recreativo.
• Muchos pescadores extraen organismos de valor ornamental (corales, gorgonias, conchas de
moluscos), en muchos casos con fines lucrativos.
• Se incrementa el número de embarcaciones que tiran anclas sobre los corales, el derrame de
combustibles y lubricantes, la basura y otras formas de contaminación y degradación ambiental
(sobre estas agresiones al medio no existen regulaciones adecuadas en el país, ni actividad de
vigilancia).
7. LAS AREAS PROTEGIDAS MARINAS COMO MECANISMO DE PROTECCIÓN Y USO
SOSTENIBLE DE LA ICTIOFAUNA.
La experiencia internacional ha demostrado fehacientemente los beneficios que brindan las Áreas
Protegidas Marinas a la pesca y para otras opciones de manejo de los recursos marinos. No se conoce
en la literatura científica ningún caso en que estas reservas no hayan tenido resultados positivos para
la pesca. Los beneficios son evidentes ya al cabo de 2-4 años después del establecimiento de la
reserva (Alcalá, 1988; Bohnsack, 1994; Davis, 1989; FAO, 1994; García-Rubies y M. Zabala,
1990; Man et al., 1994; Plan Development Team 1990; Project Reefkeeper, 1992; Russ, 1985; 1996;
Russ, G.R., y A.C. Alcalá. 1996; Russ, G.R., y A.C. Alcalá. En prensa; Shorthouse, 1990; While,
1986; y otros).
Resulta pues contraproducente que en el ASC, la región marina del país con mayor desarrollo
socioeconómico en la actualidad, no existan prácticamente reservas marinas que garanticen la
protección y uso sostenible de sus recursos. Aunque existe una propuesta de todo un sistema integral
de áreas protegidas, elaborado por el Proyecto PNUD/GEF CUB/92/G31 (CUB/92/G31, 1997), en la
práctica solo se encuentra bajo régimen de protección:
a) El área marina aledaña al Parque Nacional Caguanes, con muy bajo o ningún nivel de vigilancia y
protección,
b) Algunos puntos de pequeña área donde se prohibe la pesca submarina o la deportivo-recreativa,
bajo la denominación de Zonas de uso y protección, establecidas por el MIP (categoría no
contemplada en el Decreto-Ley de Areas Protegidas),
c) Algunos sitios de cría de langosta, donde se prohibe solamente la pesca comercial de dicha
especie.
En la práctica, ninguna de las mencionadas áreas se ha definido con el objetivo de lograr la
protección y/o uso sostenible de su biodiversidad, no existe suficiente información sobre sus valores
naturales y no se ha elaborado un plan de manejo específico. El MIP, la principal institución
encargada de la explotación y protección de dichas áreas, no prevé hasta ahora el establecimiento de
Reservas de Pesca (Reservas de no-uso), como una vía de reconocida eficiencia para la protección de
los recursos pesqueros.
Se definen como Reservas de Pesca, áreas cerradas permanentemente para usos de consumo. Su
objetivo es el de proteger segmentos de las poblaciones explotadas de la mortalidad por pesca, de
forma que se pueda mantener, en áreas reducidas, comunidades de peces relativamente poco
alteradas, así como la estructura por edades de las poblaciones. Estas áreas centrales protegen la
diversidad genética intra e interespecífica y garantizan la biomasa del stock reproductor. La
dispersión natural de los huevos y larvas garantizan el suministro de reclutas a las áreas de pesca
adyacentes y el mantenimiento de capturas en estas, por el exceso y movimiento de los adultos.
Los éxitos locales con las áreas protegidas marinas confirman que proteger de la pesca determinada
área durante un tiempo suficientemente largo para rehabilitar su biomasa, conlleva a un incremento
de las capturas en las áreas adyacentes, generalmente en exceso de aquellas necesarias para
compensar la pérdida por la protección del área (Pauly y Christensen, 1996). Russ (1996),
reconocido especialista en pesquerías tropicales platea que: “tenemos que aceptar reservas no
óptimas, antes que dejar de establecerlas, pues no tenemos tiempo para esperar a que los científicos
diseñen reservas perfectas”.
En varios países se ha adoptado el criterio de que las Reservas de Pesca deben cubrir
aproximadamente el 20% del área total de pesca (Plan Development Team, 1990; Bohnsack, 1990,
Russ, 1996, y otros). Se recomienda que tales áreas cubran sectores transversales desde la costa
hasta el océano abierto, de forma que estén representados todos los hábitat de la plataforma.
Idealmente, estos hábitat deben estar representados de forma proporcional a como existen en toda la
zona de pesca. El resto del área (80%), debe ser manejada de acuerdo con los sistemas tradicionales
de regulaciones pesqueras. Si estas no existieren o fueren deficientes, se recomienda incrementar el
área de las reservas a 30%. Otros criterios importantes deben ser analizados al diseñar y planificar
las reservas:
• Cada una debe ser lo suficientemente extensa como para incluir los hábitat necesarios para
soportar el crecimiento de un stock de reproductores con una estructura de tamaños estable. Se
considera que debe abarcar un mínimo de 20 millas náuticas de línea costera para garantizar los
procesos biológicos de forma efectiva y facilitar su vigilancia y control.
• Siempre que sea posible, las Reservas deben establecerse en zonas que incluyan áreas de desove
en lugares donde las corrientes faciliten el transporte de las larvas y juveniles hacia las áreas de
pesca
• Deben estar ubicadas en lugares apartados de los grandes centros urbanos.
• Preferentemente, deben ubicarse en lugares en los cuales se facilite el sistema de vigilancia, ya
sea de forma directa (Unidades de Guarda Costas, Guardabosques) o en coordinación con otros
sistemas de áreas protegidas (Parques Nacionales, Reservas Turísticas, Reservas Ecológicas,
etc.).
Una opción ideal resulta de la combinación de los objetivos pesqueros con otras opciones, como las
actividades turísticas, tan importantes en el ASC. La existencia de un sistema de gobierno socialista
establece condiciones excepcionales para el establecimiento de programas integrales de manejo de
áreas marinas protegidas con múltiples objetivos.
Son muchas las ventajas que ofrece esta opción de manejo. De forma resumida, se pueden mencionar
las siguientes:
• Protegen los stocks y hábitat de peces arrecifales de la sobrepesca y la explotación
indiscriminada, al mantener protegidos parte de la población y sus hábitat
• Garantizan la reposición de las poblaciones de peces y otros organismos objeto de explotación al
proteger la capacidad reproductiva y mantener una reserva.
• Constituyen un seguro contra las fallas del manejo, las catástrofes naturales y las alteraciones
ambientales impredecibles.
• Mantienen e incrementan los stocks de peces en las afueras de las reservas gracias a la dispersión
desde estas de los nuevos reclutas y adultos a la población explotada.
• Los peces alcanzan mayores tallas, mayor calidad y rendimientos más altos antes de salir de la
reserva e incorporarse a la pesquería.
• Preservan la abundancia, riqueza de especies y diversidad genética de las poblaciones de peces.
• Mantienen el equilibrio natural de la comunidad de peces y la estructura por edades.
• Permiten el mantenimiento de áreas naturales con alteraciones mínimas para la investigación
pesquera, la educación y otros usos de no consumo.
• Simplifican y reducen el costo de los sistemas de vigilancia.
• Garantizan el reclutamiento en condiciones ambientales fluctuantes.
• Permiten la existencia de especímenes de gran talla para la pesca deportiva (limitada en nuestro
caso para el turismo internacional) y aumentan la atracción para el buceo contemplativo y otras
opciones turísticas no extractivas.
• Incrementan la flexibilidad de las normas de manejo y facilitan la cooperación entre diferentes
agencias (Pesca, Turismo, Conservación, Educación ambiental, Investigación Científica, etc.).
• Facilitan el uso no extractivo de los recursos, como el buceo contemplativo, la fotografía
subacuática, y otras actividades que compensan económicamente con creces la pérdida de pesca
si es que existiere en su etapa inicial.
DISCUSION
Los recursos marinos costeros de la zona tropical, por lo general muestran complejas, variadas y
específicas relaciones con los diferentes biotopos que conforman el ecosistema nerítico. Cada especie posee adaptaciones de su ciclo biológico con el marco ambiental, por lo cual la ruptura de ese
ciclo puede provocar grandes alteraciones en la estructura y funcionalidad de sus poblaciones y de la
comunidad en general.
Como se aprecia de los epígrafes anteriores, la diversidad biológica de la ictiofauna marina del ASC
ha sufrido serias afectaciones en la última década. Ello es resultado de la acción conjunta de factores
naturales y antrópicos que han provocado una notable disminución de la densidad y biomasa de las
poblaciones de peces en todos los hábitat estudiados. La Tabla 15 resume los tipos de impactos a
que está sometido el ecosistema y los recursos del Archipiélago Sabana-Camagüey y las
consecuencias de estos.
Tabla 15. Tipos de impactos sobre el medio marino en la zona costera del Archipiélago
Sabana-Camagüey.
Fuentes de impactos
Impactos Directos
Impactos Derivados
Elevación de la temperatura del
agua
- Mortandad de corales y
disminución de la
complejidad estructural del
substrato.
- Sobrecrecimiento de algas
- Disminución de los refugios para
invertebrados y peces
- Reducción de la productividad
del fondo marino y, en
consecuencia, de la abundancia de
peces.- Reducción de la diversidad
biológica.
- Disminución del valor estético
de los arrecifes, en detrimento
del turismo.
Interrupción del régimen de
- Cambios en los procesos
circulación en las macrolagunas y de sedimentación y del
el represamiento.
régimen hidrológico.
- Elevación de la salinidad,
mortandad de la fauna y
flora, degradación general
de la calidad del agua y el
fondo marino.
- Interrupción de los
procesos ecológicos vitales
- Reducción de las áreas
aptas para la vida marina
- Destrucción de las zonas de
reclutamiento y cría,
- Interrupción de las migraciones
de peces
- Reducción de la base alimentaria
y el crecimiento de los
organismos,
- Interrupción del proceso de
reproducción.
- Reducción de la productividad
del fondo y de la biomasa
pesquera.
Uso de artes de pesca nocivos.
- Reducción de la disponibilidad
de refugios para invertebrados y
peces,
- Disminución de la calidad y
- Destrucción de los fondos
marinos,
- Aumento de la turbidez y
disminución de la
productividad primaria.
- Captura excesiva de
peces de pequeña talla,
juveniles o no comerciales
tallas de las capturas comerciales,
- Reducción del reclutamiento
Manejo no sostenible de los
recursos pesqueros
- Sobrepesca de especies y
del ecosistema
- Reducción de los recursos
pesqueros
- Reducción de las posibilidades
del turismo ecológico
- Reducción de los puestos de
trabajo para personal
vinculado a la pesca.
Contaminación/toxicidad
- Reducción del contenido
de oxígeno en el agua.
- Mortantades puntuales de
peces y otros organismos,
- Bioacumulación.
- Degradación Biológica
- Reducción de los recursos
pesqueros
- Reducción de la calidad de los
productos pesqueros.
Es evidente que la disminución de la cobertura de corales y como consecuencia el aumento del
cubrimiento de algas en los arrecifes coralinos es resultado de la elevación de la temperatura durante
los eventos ENSO ocurridos en 1995, cuando Carrodeguas et al, (1996) reportaron gran mortalidad
de corales por blanqueamiento, y otros dos más intensos ocurridos en 1997 y 1998, cuando se
registró una marcada anomalía térmica positiva al norte del Archipiélago según se observa en una
imagen satelitaria que promedia el período Enero-Junio de 1998 (Wilkinson, 1998; Alcolado et al.,
2000), y en los gráficos de temperatura superficial del mar al norte y sur de Cuba durante los años
1981 a Junio del 2000, confeccionados por S. Cerdeira (com. pers.) a partir de datos obtenidos de
IGOSS (Integrated Global Ocean Service System).
La disminución de la abundancia de corales escleractinios implica un grave decrecimiento de la
disponibilidad de refugios tanto para los peces como para los organismos bentónicos que sirven de
alimento a estos. Aún los planctívoros diurnos que se alimentan en la columna de agua, como el
chromis azul (Chromis cyanea), dependen de la existencia de refugios en el arrecife para protegerse
de sus depredadores u otros peligros y para descansar (Hobson, 1991).
En el caso de los herbívoros, debe considerarse que la proliferación de algas no implica
necesariamente una mejoría de su base alimentaria. Muchas de tales algas son disuasivas para los
peces o no son consumidas por estos por otros motivos. Generalmente con el tamaño y densidad de
la alfombra algal disminuye la posibilidad de ser consumidas por los herbívoros (Littler et al., 1983;
Steneck y Watling, 1982; Hay, 1991). Los loros, por ejemplo, se alimentan de las pequeñas algas
epífitas que crecen sobre los corales o las rocas, pero raramente consumen las algas crustosas y otras
de mayor tamaño, a veces altamente calcificadas. Los barberos (Acanthuridae), pueden consumir las
algas más grandes, pero también evaden aquellas que acumulan carbonatos.
Varias de las especies de algas abundantes en las estaciones muestreadas (Apéndice 1) son
consideradas como altamente disuasivas para los peces herbívoros (Hay, 1991).
La existencia de refugios, que brindan los corales y otros organismos sésiles asociados a estos,
evidentemente constituye un elemento crítico para los procesos ecológicos que ocurren en el arrecife,
y su ausencia o disminución determina una reducción de la productividad biológica de todo el
ecosistema, lo cual se refleja claramente en la densidad y biomasa de los peces que son los
principales usuarios de tales recursos.
En las macrolagunas del ASC también han ocurrido procesos naturales y/o producidos por la acción
del hombre, que han provocado graves daños a los hábitat neríticos. Ya desde la década del 60 con el
auge del represamiento de las aguas fluviales, se inició un proceso de salinización de algunas bahías.
No obstante, dicho proceso estuvo amortiguado en parte por eventos naturales que impidieron que
alcanzara niveles críticos, aunque con otras alteraciones del ecosistema. Así por ejemplo, el Huracán
Flora, en 1962, trajo enormes precipitaciones y movimiento de los sedimentos. Grandes extensiones
de praderas marinas quedaron sepultadas, eliminando un importante hábitat para las etapas
tempranas de muchas especies de peces e invertebrados. Hasta esa época, según consenso de los
pescadores más experimentados, en dichas bahías abundaban las langostas, pargos, biajaibas, jureles,
tiburones, y muchas otras especies comerciales las cuales se fueron replegando hacia la porción
norte, donde aún se mantenían las praderas marinas y mayor intercambio de aguas con el océano.
Hasta la construcción de los pedraplenes se mantuvo la pesca comercial en la zona con aceptable
productividad.
En 1986 los fuertes vientos del huracán Kate provocaron la evacuación parcial de los sedimentos
acumulados en la Bahía de Buenavista y poco después aparecieron de nuevo praderas marinas en las
zonas menos profundas, cual facilitó el incremento las áreas de reclutamiento y cría de la biajaiba,
cuya población aumentó y con ello la pesca de dicha especie tanto en la bahía de Buenavista como
en San Juan de los Remedios.
Pero las alteraciones más graves en dichas macrolagunas ocurrieron tras la construcción de los
viaductos que atraviesan las bahías Jigüey y Los Perros y aunque en menor medida, el que une
Caibarién con Cayo Santa María. La elevación de la salinidad hasta valores que sobrepasaron en
1995 los 83 partes por mil y grandes fluctuaciones posteriormente, han provocado:
• Una catastrófica disminución de la diversidad de especies y del ecosistema;
• condiciones desfavorables para la reproducción, reclutamiento y cría de la biajaiba, una de las
principales especies comerciales en las bahías Buenavista y San Juan de los Remedios;
• reducción o incluso eliminación del alimento fundamental del machuelo (que aportó hasta 1989
unas 350-400 TM anuales) con la casi total desaparición de ese recurso;
• reducción o eliminación de la base alimentaria (plancton y bentos) para las etapas juveniles, tanto
de las especies que habitan en las macrolagunas (pataos, mojarras, rayas, biajaiba, pargo criollo,
caballerote, macabí, lisas, jureles, roncos, etc.), como de las especies que habitan fuera de la
cayería (pargo criollo, biajaiba, jureles, roncos, rabirrubia, bajonaos, jureles, etc.);
• que los animales que logren sobrevivir a la etapa juvenil no encuentren suficiente alimento al
reducirse las poblaciones del macro y megabentos, del cual se alimentan la mayoría de las especies comerciales (rayas, pargos, langosta, etc.) con la consecuente disminución de su tasa de
crecimiento y aumento de la mortalidad natural;
• incremento sustancial en el gasto de energía de los peces y crustáceos que logran sobrevivir, para
el proceso de osmorregulación, como resultado del aumento de la salinidad, lo que a su vez
provoca reducción de la tasa de crecimiento, aumento de la edad de maduración sexual y
disminución de la fecundidad, todo lo cual conduce a una reducción de la productividad
biológica y pesquera del ecosistema;
• limitación o cierre del acceso a las zonas de reproducción para las especies que habitan en la
macrolaguna y para el regreso a las zonas de cría de las larvas y postlarvas de esos organismos
(reclutamiento).
De estos antecedentes se deduce la necesidad de establecer medidas para incrementar el volumen de
circulación e intercambio de agua entre las macrolagunas y el océano, en toda la región de la cayería,
y facilitar el flujo de aguas fluviátiles a las macrolagunas, como premisa fundamental para la
conservación de sus recursos pesqueros y la diversidad de especies.
Prácticamente todas las zonas pesqueras del mundo están hoy en estado de sobreexplotación o a un
nivel cercano, y otras sufren afectaciones de sus ecosistemas como resultado de la fragmentación de
los hábitat por la contaminación, la sedimentación, eutroficación, etc. Particularmente en las
regiones tropicales esta situación se ve agudizada por la fragilidad de sus ecosistemas,
fundamentalmente los arrecifes coralinos, que soportan la mayor parte de las pesquerías en esa zona,
y que aportan las especies más valiosas.
Al nivel mundial, más del 70% de las poblaciones de peces comerciales están en etapa de sobrepesca
o cercana a ella (FAO, 1996) y las flotas comerciales han provocado “la extinción comercial” de
algunas especies, y en algunos casos hasta la extinción biológica, e incluso han provocado la
destrucción de importantes ecosistemas como los arrecifes coralinos y los pastos marinos.
Aún en los sistemas de pesca mejor administrados (independientemente de que ninguno puede ser
considerado perfecto), la extracción pesquera provoca alteraciones en la estructura y productividad
de las poblaciones explotadas y daños al medio ambiente. La pesca, aún aquella que se realiza con
un plan de manejo basado en regulaciones para proteger el recurso, tiende siempre a extraer en
primera instancia a los individuos de mayor talla, que son generalmente los más aptos
genéticamente, disminuyen paulatinamente la estructura de tallas de la población (y de la expectativa
de vida de las especies), disminuyendo paralelamente su calidad como producto, altera la estructura
de las comunidades y por tanto de su equilibrio ecológico, debido a la extracción no proporcional de
sus componentes, provoca daños mecánicos al medio marino (las nasas y redes rompen los corales,
arrancan esponjas y otros organismos que sirven de refugio o alimentación a los peces y crustáceos,
etc.), provoca contaminación (por el achique de las sentinas de los barcos, las pinturas antioxidantes
de los cascos de las embarcaciones, el vertimiento de residuales del procesamiento de productos
pesqueros, etc.), facilita el acceso y actividad del hombre sobre otros recursos no pesqueros
(extracción de organismos ornamentales, pesca ilegal de especies en peligro o protegidas, etc.) y
muchas otras afectaciones al medio y los recursos marinos.
Entre los problemas más comunes en las pesquerías tropicales, podemos mencionar (Bohnsack,
1990):
• Potencial sobreexplotación del reclutamiento, debido a la insuficiencia de un adecuado stock de
reproductores;
• Incremento de la probabilidad de fallas en el reclutamiento debido a su carácter impredecible y a
menor número de desoves y menor fecundidad, como resultado de ciclos de vida más cortos;
• Pérdida de diversidad genética, lo que resulta en características biológicas no deseables de las
poblaciones;
• Sobreexplotación del crecimiento de las especies más valiosas;
• Disminución de la abundancia de las poblaciones y de la talla media de sus individuos;
• Pérdida de diversidad biológica;
• Potencial ruptura de la estabilidad de las comunidades de peces y alteraciones permanentes de su
estructura;
• Selección natural más rápida en detrimento de la calidad genética, debido a la disminución de la
vida de cada generación.
En el caso del ASC, ha quedado demostrado que los métodos de administración pesquera adolecen
de serias deficiencias (independientemente de la existencia de todo un sistema de regulaciones y
vigilancia), que provocan degradación de los recursos pesqueros y del medio ambiente marino, todo
lo cual se suma a las desfavorables alteraciones ambientales ocurridas en la última década como
resultado de los cambios climáticos, y aquellas provocadas en el ecosistema por las construcciones
para facilitar el desarrollo del turismo y por la contaminación. La eliminación del uso de métodos y
artes de pesca nocivos y la limitación del esfuerzo pesquero a las posibilidades reales de producción
del ecosistema resultan premisas indispensables para evitar la sobrepesca del mismo. Tales medidas
deben incluir por supuesto la llamada pesca deportiva (realmente pesca de subsistencia) cuyo
impacto sobre los recursos pesqueros parece ser mayor de lo que se presupone.
.
8. ELEMENTOS PARA UNA ESTRATEGIA DE MANEJO.
Se acepta hoy que los métodos actuales de explotación de los recursos, no son capaces de garantizar
un manejo sostenible, dinámico y capaz de satisfacer las futuras demandas de alimentación, empleo
y recreación, y al mismo tiempo mantener la diversidad biológica (Haughton y Jacobs, 1998). Por
ello, se impone la necesidad de implementar nuevos enfoques de manejo integral, orientados a
restaurar y mantener la productividad biológica natural, la biodiversidad y la integridad ecológica de
todo el ecosistema costero y marino
Como mínimo, un plan de manejo de los recursos marinos debe plantearse objetivos tales como:
-
Facilitar el uso múltiple de los hábitat y sus recursos;
-
Manejar la pesca de forma sostenible;
-
Crear empleos a largo plazo y satisfacer las necesidades materiales y espirituales de las poblaciones
locales.
Para lograr tales objetivos es necesario desarrollar estrategias orientadas a:
•
Crear una conciencia de propiedad del recurso, no del producto de la pesca, o del beneficio
económico que brinda el turismo u otros usos. Si no se logra ese sentido de propiedad y
responsabilidad no es posible garantizar límites en la explotación del recurso. Para ello es
necesario vincular al pescador a la zona de pesca, mediante la asignación de derechos al uso del
área, a través de licencias, creación de áreas de manejo locales, u otros mecanismos. Igualmente
puede vincularse a las instalaciones turísticas costeras con los hábitat que utiliza. Paralelamente,
las autoridades correspondientes deben garantizar la protección de esos derechos.
•
Manejar a la gente y los hábitat, no a los peces. Ello implica, controlar el uso de los métodos de
pesca, más que captura y manejar las actividades que impactan a los hábitat.
•
Evitar cuellos de botella en el reclutamiento, para lo cual se requiere proteger los reproductores
durante el proceso de desove, proteger el hábitat de los juveniles y de ser posible mejorar las
condiciones para el reclutamiento en esos hábitat (por ej. mediante refugios artificiales, siembra
de juveniles, etc.)
•
Maximizar las utilidades totales de los recursos que provee el hábitat, no solo el valor de la
pesca. Una pesca sostenible, puede dar alimentos y beneficios económicos menores pero a largo
plazo resulta más beneficiosa. Por otra parte el turismo puede dar grandes beneficios económicos
si se combina adecuadamente con la extracción pesquera, siempre que no cause daños al
ecosistema. Algunas formas de explotación no convencionales pueden elevar los beneficios que
brindan los hábitat, como el uso de refugios artificiales para concentrar peces (ver detalles en
Claro y García-Arteaga, 1990), tanto con fines pesqueros como turísticos, y la explotación
controlada de peces ornamentales.
•
Crear mecanismos para lograr la participación pública en los programas de manejo y
conservación, vinculando a las poblaciones locales. Para ello resulta indispensable crear una
conciencia ambientalista tanto en los tomadores de decisiones al nivel local como de los
usuarios de los hábitat y sus comunidades.
Las Areas Protegidas Marinas, constituyen hoy la opción más aceptada y de mayor potencial para el
manejo de una pesquería sostenible y disminuir los riesgos de sobreexplotación y otros daños a los
recursos pesqueros, al tiempo que ofrece la posibilidad de otros usos altamente productivos, como el
desarrollo del turismo ecológico, la educación ambiental, la investigación científica, etc. (Plan
Development Team, 1990; Bohnsack, 1990; Pauly y Christensen, 1996; Russ, 1996). Pueden ser un
mecanismo adecuado para implementar la estrategia descrita y en general para el manejo integrado
de zonas costeras seleccionadas.
CONCLUSIONES
1- La ictiofauna y en general las comunidades marinas de la zona costera del Archipiélago SabanaCamagüey han sufrido en la década del 90 graves afectaciones de su diversidad, disminución de
sus poblaciones y reducción de los recursos pesqueros y estéticos, como resultado de la acción
conjunta de factores ambientales naturales, provocados por cambios climáticos globales
(principalmente elevación de la temperatura) y por factores antrópicos que provocaron drásticas
alteraciones de las condiciones naturales.
2- La diversidad de especies, así como la densidad y biomasa de peces en los arrecifes coralinos del
Archipiélago Sabana-Camagüey en la década del 90 sufrió graves reducciones, como resultado
de la disminución de la cubierta coralina y del incremento de la cobertura algal provocada por
mortandades masivas de corales, a causa de la elevación de la temperatura durante varios eventos
ENSO, reduciendo la disponibilidad de refugio y alimento para los peces y otros organismos
dependientes de tales condiciones.
3- La diversidad de especies y del ecosistema en las macrolagunas, así como la abundancia de peces
y otros recursos pesqueros sufrió graves daños como resultado del incremento de la salinidad,
provocada por el represamiento y la construcción de viaductos que interrumpieron el régimen de
circulación de esos cuerpos de agua, provocando la degradación de los fondos y de las
condiciones vitales para los procesos ecológicos (reclutamiento, cría, alimentación, crecimiento).
4- La alta turbidez del agua en las macrolagunas, y la reducción de su productividad biológica,
parecen ser las causas que han provocado una seria disminución de la densidad y biomasa de
peces en los manglares de los cayos. En las bahías más salinizadas, este factor afecta con mayor
fuerza a la comunidad de peces del manglar, lo cual se refleja en especial sobre la abundancia de
peces juveniles.
5- Las capturas en el Archipiélago Sabana-Camagüey ya desde la década del 70 alcanzaron el
máximo nivel de explotación sostenible por dicho ecosistema. Los incrementos de captura
obtenidos durante la década del 80 se sostenían principalmente por la explotación de especies de
alta productividad pero de muy poco valor, como el machuelo, o de poblaciones biológicamente
poco productivas, pero de gran talla y largo ciclo de vida, como los batoideos, las cuales se
encuentran ya en fase de declinación.
6- Más de la mitad de las capturas de la zona NE procedían de las macrolagunas, o de las praderas
marinas vinculadas a estas. Tales biotopos han sido seriamente degradadas por factores
antrópicos, por lo que es preciso buscar alternativas para la sustitución de la pesca en dichas
aguas interiores y emprender obras de mejoramiento y manejo ambiental para su recuperación.
7- La interrupción del intercambio de aguas entre el océano y las macrolagunas, además de causar
serias alteraciones del medio marino, provoca la ruptura del ciclo vital de algunas especies
comerciales, lo cual evidencia ser una de las causas de la actual decadencia de los recursos
pesqueros.
8- El uso de métodos y artes de pesca nocivos (chinchorros, mallas de pequeños orificios,
destrucción de corales, etc.) incide directamente en la productividad biológica y la economía del
ecosistema, y es una de las causas directas de la degradación del medio y los recursos pesqueros.
9- La ausencia de Areas Protegidas Marinas adecuadamente diseñadas y manejadas en el
Archipiélago constituye un factor limitante para la protección y uso sostenible del ecosistema y
sus recursos pesqueros, el desarrollo del turismo y otras opciones, por lo que deben ser
implementadas lo antes posible.
RECOMENDACIONES
1. Elaborar una estrategia pesquera para enfrentar las consecuencias del deterioro del medio marino
del ASC, como consecuencia de las actividades antrópicas y de las alteraciones desfavorables
provocadas por cambios climáticos o naturales, a fin de desarrollar alternativas para recuperar o
sustituir la pesca en aguas interiores por otras vías de producción (maricultivo, pesca del alto,
selección de especies y tallas de valor, etc.).
2. Implementar lo antes posible el establecimiento de Areas Protegidas Marinas considerando todas
las opciones de uso y protección para la conservación de la diversidad biológica. Integrar los
intereses de uso turístico, pesca, investigación y educación ambiental en el diseño y planes de
manejo de dichas áreas. Considerar los requisitos para las reservas de pesca, entre otros, la
protección de los stocks de reproductores, las zonas de concentración para el desove, el
reclutamiento y las áreas de cría. La propuesta elaborada al respecto por el Proyecto GEF/PNUD
Sabana-Camagüey (CUB/92/G31, 1997) debe constituir un punto de partida para la
implementación de las mismas.
3. Incrementar el número y superficie de los pasos de agua a través de todos los pedraplenes y entre
los cayos que separan las macrolagunas del océano, para aumentar el intercambio de aguas y
facilitar las migraciones de peces y otros procesos vitales. Evitar la construcción de nuevos
viaductos que interrumpan el régimen de circulación natural.
4. Revisar y profundizar el sistema de las regulaciones para la protección ambiental marina en la
región, de forma que cubra todo el espectro de actividades dañinas al medio ambiente.y exigir su
cumplimiento. Sancionar el vertimiento al mar de hidrocarburos y todo tipo de sustancias
tóxicas, basura, materia orgánica u otros contaminantes que puedan incrementar las
concentraciones de nutrientes u otros elementos dañinos para la vida marina.
5. Disminuir paulatinamente el uso de los chinchorros hasta su sustitución total. Iniciar el proceso,
de forma urgente, con la reducción de los mismos a un máximo de 500 brazas de largo, con los
tamaños de malla que establecen las regulaciones pesqueras vigentes, y la adición de
mecanismos de selección, preferentemente la corona selectora en el copo y como segundo paso,
el vivero selector. Prohibir terminantemente la tenencia y uso de mandarrias y otros
instrumentos utilizables para la destrucción de corales y otros refugios del fondo marino. Exigir
el cumplimiento de las regulaciones sobre los tamaños de mallas en las nasas, o al menos en
parte de las mismas.
6. Mantener un sistema de monitoreo permanente sobre el estado de las poblaciones de peces y del
ecosistema en general, en las regiones afectadas por la construcción de viaductos en el mar
(macrolagunas, arrecifes coralinos y manglares). Se recomienda el uso de las metodologías
descritas en el Anexo 2 de este informe.
7. Establecer un control estadístico y un monitoreo permanente sobre las poblaciones de manjúa,
especialmente en la región de Caibarién, que permitan acopiar información para el manejo y explotación racional de esta especie como base para el desarrollo de las pesquerías de bonito y
albacora.
8. Disminuir el esfuerzo pesquero, sobre las especies en decadencia, particularmente los batoideos,
y de aquellas con perspectivas para la pesca deportiva para el turismo internacional (macabí,
sábalo, peces de pico). Incluir en el sistema de Areas Protegidas, zonas seleccionadas para esta
actividad.
9. Establecer una regionalización de las zonas de pesca por Empresas y de ser posible por
embarcación o colectivo de pescadores (según las condiciones locales), a fin de promover el
interés por la conservación de los recursos pesqueros de cada región, mediante la concesión
oficial de licencias u otro mecanismo legalmente establecido.
10. Establecer un sistema de control estadístico sobre la extracción pesquera que se realiza por la
llamada "pesca deportiva", que contemple la magnitud de la captura, su composición por
especies, áreas de captura (previamente definidas) y artes de pesca. Elaborar una estrategia para
la disminución del esfuerzo pesquero de esa actividad.
11. Desarrollar programas de educación ambiental dirigidos especialmente a las personas y
comunidades vinculadas al uso y conservación de los hábitat marinos y promover su
participación en los programas de protección y manejo. Establecer un código ético de pesquería
responsable.
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