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Análisis de la percepción de una biblioteca de prisión por parte de la comunidad reclusa: propuesta metodológica
basada en un estudio de caso
por
Margarita Pérez Pulido
Facultad de Biblioteconomía y Documentación
Universidad de Extremadura
E-mail [email protected]
RESUMEN
En el presente trabajo se aborda un estudio de usuarios como parte de la fase inicial de Análisis de la
Situación dentro de un proceso de planificación de servicios bibliotecarios de prisiones, aplicado al caso
concreto del centro penitenciario de Badajoz, a fin de conocer las necesidades, hábitos y conducta de los
usuarios respecto a la información.
El estudio se centra en la percepción de la biblioteca, entendiendo ésta como el conocimiento por
parte de la comunidad reclusa de su existencia, el uso, el acceso físico y la valoración del servicio que ofrece,
considerado un aspecto importante de análisis, de un marcado carácter cualitativo, que presenta un cierto
grado de dificultad ya que los resultados dependen fundamentalmente de la opinión del usuario. Por este
motivo, se propone una metodología de análisis basada en la aplicación de técnicas cuantitativas y cualitativas
de investigación, en donde se combinan el cuestionario, la observación y la entrevista a fin de validar los datos
obtenidos. Los resultados evidencian que esta metodología resulta idónea para la realización de este tipo de
estudios en comunidades con un alto componente de marginalidad.
Palabras Clave: Planificación, Evaluación, Estudios de usuarios, Bibliotecas de prisiones.
1. INTRODUCCIÓN
El término profesionalización al que alude Fabianii al referirse a la organización actual
de los servicios bibliotecarios de prisiones implica una gestión de los mismos basada en la
calidad, y como tal, la implantación de una filosofía de servicio identificada
fundamentalmente con la adecuación de los servicios ofrecidos por la biblioteca de la
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institución penitenciaria a las necesidades y expectativas de una comunidad caracterizada
por las condiciones específicas del entorno en el que se desenvuelve.
Partiendo de una concepción sistémica de la organización, el modelo conceptual de
planificación defendido por autores como Bueno Campos, Thompson y Strickland,
Ivancevich, Lorenzi y Skinner , McClure o Cagnoliii, se basa en la puesta en práctica de un
proceso en diferentes etapas identificadas con cuatro fases fundamentales: el análisis de la
situación, la planificación estratégica, la planificación operativa e implantación, y
finalmente, el control y evaluación.
La etapa de Análisis de la Situación se supone crítica para conseguir un alto rendimiento de
la organización y su importancia radica en la posibilidad de obtener conclusiones acerca de
la situación de la institución y la necesidad de emprender una acción estratégica, las
habilidades o recursos con los que se cuenta, las amenazas provenientes del exterior y los
movimientos estratégicos para hacerles frente.
Al abordar esta fase inicial de análisis diferenciamos, en cuanto a objetivos y metodología,
entre la realización de un análisis externo y un análisis interno. En el análisis externo, se
valoran las amenazas y las oportunidades que presenta el entorno que rodea la institución, y
el estudio de la comunidad resulta de extrema importancia. En el análisis interno, las
debilidades y fortalezas de la unidad de información son detectadas a partir de la realización
de un análisis descriptivo, y de un análisis de rendimiento, lo que supone el sometimiento a
un proceso evaluativo con el fin de conseguir datos objetivos de funcionamiento del
servicio y realizar una valoración de acuerdo a unas normas generales establecidas. Como
parte de la fase inicial de Análisis de la Situación, por tanto, se impone la necesidad de
centrar la investigación en la obtención de información relacionada con el usuario, aplicable
después a las restantes fases de la planificación.
El objetivo de los estudios de usuarios en el contexto de la planificación consiste en
determinar las características, necesidades, hábitos de conducta , uso y satisfacción de los
usuarios reales y potenciales de un servicio de información y su entorno. La investigación
en necesidades de información se centra en la conducta que el usuario desarrolla cuando
identifica una carencia de información y se sitúa en el entorno de los usuarios potenciales.
Los hábitos de comportamiento ante la información, la frecuencia de uso y demanda
realizada se sitúan en el entorno de los usuarios reales y se plantean desde la perspectiva de
la evaluación. Por otra parte, el concepto de satisfacción del usuario está relacionado con la
utilización efectiva de los servicios y se considera medida de calidad para conocer el grado
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de cumplimiento de los objetivos desde la perspectiva del usuario.
En el estudio de usuarios que hemos llevado a cabo como parte del análisis de la situación
en un proceso de planificación, hemos tratado en primer lugar de identificar las necesidades
de información en función del hábitat en el que estos usuarios se desenvuelveniii para
realizar sus tareas y ocupar su tiempo de ocio, y los hábitos de lectura que han adquirido,
bien por condicionantes sociales, psicológicos o del propio entorno, lo que lleva a
transformar este hábito en una necesidad o deseo concreto respecto a la informacióniv.
En un segundo momento, hemos tratado de conocer la actividad del servicio y la
frecuencia o patrón de uso de la biblioteca, incluyendo una exploración acerca del nivel de
satisfacción y una opinión sobre cuestiones relacionadas con el servicio ofrecido.
Esta última parte, la cual abordamos en el presente trabajo, además de aportar datos
relevantes sobre la comunidad, resultará de gran utilidad en el momento de aplicar
indicadores de evaluación para analizar el rendimiento de la biblioteca, ya que serán
recabados datos provenientes del cuestionario realizado a los usuarios a partir de las
preguntas diseñadas con escalas de Likert, o de la cuantificación de las respuestas obtenidas
en la formulación de una pregunta concreta.
La medición corresponderá entonces a la formulación de indicadores de carácter
cualitativo que hemos denominado de valor de servicio y nos van a proporcionar información
relevante acerca del conocimiento, uso y valoración del servicio de biblioteca desde la
perspectiva y opinión del usuariov. Este carácter cualitativo les confiere un grado de
subjetividadvi, ya que dependen de la opinión del usuario en un momento dado (el de
realización de la encuesta), pero se consideran fundamentales para completar aquellos otros
indicadores producto de datos cuantificados. Su formulación se debe a ejemplos como los
propuestos por Lithgowvii para los servicios bibliotecarios de prisiones, tales como índice de
satisfacción del usuario con los materiales de la biblioteca, la normativa, el préstamo, los auxiliares, opinión
general sobre el servicio de la biblioteca, razones de no uso de la biblioteca, conocimiento del recluso del
servicio de la biblioteca, o de servicios específicos; o los formulados para bibliotecas públicasviii,
como nivel de importancia concedida por el usuario a la biblioteca; o ISOix, porcentaje de la población
objetivo que utiliza la biblioteca, entre otros.
Precedentes de este tipo de estudios los tenemos en Estados Unidos, Francia, o en
Inglaterra, en los que utilizando la técnica del cuestionario abordan cuestiones relacionadas
con los perfiles personales de los usuarios y su entorno, por un lado, y las necesidades de
información, hábitos de lectura o uso real por otro. Como ejemplos significativos citaremos
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los trabajos de Bayley, Greenfield y Nogueira, y Vogelx, que diseñan una encuesta para los
reclusos, como parte de un proceso de planificación de servicios bibliotecarios, a fin de
especificar sus necesidades de información y detectar si los servicios se adaptan a sus
necesidades para, en caso contrario, suplir las posibles deficiencias. Igualmente, los trabajos
de Fabianixi sobre sociología de la lectura en prisión basados en la realización de entrevistas
y distribución de un cuestionario a reclusos en diferentes centros penitenciarios franceses, o
los de Lithgowxii, para establecer indicadores de evaluación en las bibliotecas de prisiones
en Inglaterra y Gales.
Todos los autores de estos trabajos coinciden en las especiales dificultades que
entraña el abordar un estudio de este tipo debido a que no todos los internos están
dispuestos a colaborar o pueden hacerlo dadas sus especiales características de reclusión, o
la alta tasa de analfabetismo, o a que en cierta medida, el acceso a la biblioteca y los
servicios bibliotecarios se encuentran restringidos para un alto porcentaje de internos a
pesar de la legislación vigente en los diferentes países. No obstante, a pesar de las
dificultades señaladas, estos estudios aportan una valiosa documentación acerca de los
modos de comportamiento respecto a la información en entornos especialmente cerrados,
conflictivos o marginales, contribuyendo así en buena medida a clarificar las posibilidades
de una planificación adecuada en servicios bibliotecarios especiales.
Finalmente, el presente estudio lo hemos realizado en el centro penitenciario de
Badajoz, prototipo de centro construido en los años 80 atendiendo a los nuevos
presupuestos de la política penitenciaria en materia de edificación, dividido en módulos y
secciones. Esto da lugar a la creación de pequeñas comunidades internas, no
relacionándose en muchos casos unas con otras y repercute, además, en la posibilidad de
acceder al uso de los recursos informativos, al existir un gran número de reclusos que no
pueden salir nunca del módulo y, por tanto, utilizar los servicios comunes del centro entre
los que se encuentra la biblioteca.
La dependencia orgánica de la biblioteca de la Unidad Docente del centro
propiciada por la legislación penitenciariaxiii confiere a ésta unas características propias en
cuanto a su funcionamiento y filosofía, ya que han sido los maestros los responsables de su
funcionamiento hasta el año 1999, año en el que un cambio de legislaciónxiv ha dado lugar a
que por primera vez bibliotecarios profesionales se encuentren al frente de este tipo de
bibliotecas. La biblioteca se concibe fundamentalmente como un instrumento de apoyo a la
enseñanza, y de manera secundaria, como un elemento de distracción y ocio.
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2. METODOLOGÍA
Inicialmente, realizamos un estudio exploratorio y descriptivo de la comunidad por
medio de la utilización de la observación como técnica de investigación de campo de
carácter cualitativoxv. El propósito era la obtención de datos a partir del contacto directo
con una situación específica que presentaba cierta complejidad y resultaba desconocida
hasta ese momento. Los contactos preliminares con la población reclusa nos permitieron
recabar los primeros datos de composición de lugar y llegar al conocimiento de unas
relaciones establecidas de poder, jerarquía y grupo, además de detectar posibles usos sociales
de la biblioteca.
Conscientes de las dificultades que la aplicación de un cuestionario podía entrañar,
como resultado de los periodos de observación, elaboramos el cuestionario a partir de los
diseños previos estudiados para investigaciones de este tipoxvi, y preguntas fruto del
resultado de la observación, cuestión fundamental ésta, ya que se han podido detectar
características y condicionamientos específicos para nuestro trabajo.
A partir de la elección de preguntas cerradas, abiertas, de filtro y de controlxvii, el
cuestionario se estructuró en tres apartados perfectamente diferenciados enfocados a
cumplimentar los objetivos propuestos. Una primera parte consta de 8 variables destinadas
a obtener un perfil de usuario tipo. La segunda, estructurada en 15 preguntas, trata de
detectar las necesidades de información y hábitos de lectura con el objetivo de establecer
una futura asociación entre el perfil obtenido del recluso y su necesidad o deseo de
información, sea o no transformada posteriormente en demanda. La tercera y última parte,
cuestión que tratamos en este artículo, consta de 16 preguntas destinadas a establecer una
relación entre el perfil del usuario del centro y el uso que hace de la biblioteca a partir de
una demanda específica, y a conocer su opinión acerca de este servicio.
Una vez obtenido el documento definitivo, llevamos a cabo un estudio piloto con el
fin de detectar posibles fallos e irregularidades que afectarían al posterior proceso de
recogida de información. Para ello distribuimos el cuestionario a un grupo reducido de
individuos (entre 10 y 15). A partir de esta experiencia, se detectó que el diseño de las
respuestas, establecido en códigos numéricos que debían señalarse con un círculo, no fue
suficientemente comprensible para los internos, por lo que hubo que volver a rediseñar esta
parte y transformarla en recuadros donde simplemente habían de marcar una x.
Con relación a la estructura general del cuestionario, no hubo complicaciones a la
hora de entender las instrucciones o las categorías de respuesta en el caso de preguntas
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cerradas. Sí se observó una cierta tendencia al abandono en preguntas excesivamente largas,
con varias opciones de respuesta, y a no responder a algunas por las que se podían sentir
algo intimidados. Se procedió, por tanto, a intercalar preguntas aparentemente superficiales
y agradables de contestar con las de un fuerte componente social o personal.
Procedimos igualmente a eliminar algunas preguntas que resultaban repetitivas o
que aportaban información gratuita, y a reformular otras que difícilmente fueron
entendibles para la mayoría de los encuestados. De hecho, se observó una tendencia a
confundir la visita a la biblioteca con el uso de la misma, cuestión ésta que hubo que
explicar con frecuencia en el proceso de la recogida de datos, ya que a los internos les
resultaba complicado reconocer que utilizaban la biblioteca sin poder acceder a ella,
solamente por el hecho de sacar libros en préstamo, por ejemplo. El comportamiento de
las preguntas filtro fue aceptable, no así las de control, cuestión que solamente se ha
detectado una vez recogidos y analizados todos los datos, por lo que ha resultado necesario
contrastar las opiniones vertidas con lo observado y las respuestas en las entrevistas. Por
fin, se comprobó que el tiempo de respuesta del cuestionario completo era aceptable pero
que sería conveniente estar presente en la cumplimentación del mismo, actividad que se
realizó personalmente en colaboración con los maestros del centro.
Sobre la base inicial de la población de la prisión, que alojó durante los meses de
estudio una media de 684 reclusos, determinamos una muestra de n=222 presos, de
acuerdo a lo establecido en la tabla prontuario de Tagliacarnexviii, que ofrece la amplitud de
muestra para el caso de poblaciones finitas, no muy grandes. De acuerdo a esta tabla, para
una población de 500 a 1000 personas, se establece este tamaño de muestra (222), con un
margen de error de 5% y un margen de confianza de 95,5%.
El cuestionario fue repartido a los individuos de la prisión durante tres meses del
año 1999 (abril, mayo, junio), de entre los que se excluyeron aquellos que eran analfabetos,
reclusos encuadrados en la categoría de neolectores, que abandonarían el cuestionario ante
la dificultad de preguntas de difícil respuesta para ellos, y extranjeros que desconocían el
idioma en el que estaba escrito el cuestionario que fue distribuido.
Para ello contamos con la colaboración de funcionarios y maestros que nos
facilitaron el acceso, además de a los servicios comunes, a los lugares más recónditos de la
prisión (módulos, patios y celdas), así como con la ayuda de los propios reclusos en función
de su responsabilidad (auxiliar de biblioteca) o de la amistad entablada con ellosxix en los
largos períodos de observación y trabajo en la biblioteca del centro.
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De los 220 recogidos, se rechazaron 17 debido a que se encontraban erróneamente
contestados. La muestra ha sido representativa como se ha podido extraer de la
comparación entre los estadísticos descriptivos de dicha población y la muestra analizada.
Para la obtención de los estadísticos descriptivos y la realización de los tests
estadísticos hemos utilizado el programa Statistica. Aplicamos test de Chi-cuadrado sobre
tablas de contingencia para analizar la asociación entre las distintas variables del estudio, ya
que esta prueba estadística, no paramétrica, resulta especialmente indicada para estudios de
tipo cualitativo.
El perfil de usuario ha sido definido con relación a la descripción estadística de
nuestra muestra, para lo cual se han calculado los tantos por ciento correspondientes a cada
una de las categorías definidas en las siguientes variables: sexo, edad, lugar de nacimiento,
residencia, nivel de estudios del individuo y de sus padres, ocupación, tiempo de condena y
asistencia a clases. La asociación entre variables fue medida mediante la aplicación del test
de la Chi-cuadrado a tablas de contingencia. Se agruparon categorías cuando existía un
elevado número de celdas con frecuencias esperadas menores de 5. Cuando las
dimensiones de la tabla han sido de 2x2 , se ha aplicado la corrección de Yates.
Lo que hemos denominado percepción de la biblioteca se ha estudiado mediante 16
variables: existencia de una biblioteca en prisión, existencia de una biblioteca en este centro
penitenciario, conocimiento de la biblioteca, información sobre la biblioteca, uso, no uso,
posibilidad de uso, acceso a la biblioteca, frecuencia de la visita, motivo personal de la
visita, motivo general de la visita, acceso al libro, nivel de importancia de la biblioteca,
opinión sobre el fondo de la biblioteca, nivel de satisfacción con los materiales, las normas,
el préstamo, el tiempo de recepción de un libro, la ayuda del auxiliar de biblioteca, y
opinión sobre el servicio de la biblioteca. Se han calculado los tantos por ciento
correspondientes a cada categoría definida en dichas variables. La asociación entre variables
que definen el perfil de usuario y 5 de las 16 variables definitorias de la percepción de la
biblioteca se analizó mediante la construcción de tablas de contingencia y posterior
aplicación del test de la Chi-cuadrado. Asimismo, cuando en algunas de las celdas de las
tablas de contingencia de 2x2 la frecuencia fue inferior a 5 se utilizó el test de probabilidad
exacta de Fisher, y cuando en las tablas de dimensiones superiores una celda presentó
frecuencias inferiores a 5, se utilizó el test de la G.
Las 5 variables seleccionadas han sido la existencia de la biblioteca en el centro,
conocimiento de la misma, información sobre ella, uso y nivel de importancia. El resto ha
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sido rechazado para este tipo de análisis por considerar que la información obtenida a partir
de ellas duplicaba la obtenida con relación a otras, o por dividir excesivamente los datos de
forma que no era posible la aplicación posterior de test estadísticos.
A fin de completar el estudio de usuarios efectuamos una serie de entrevistas libres
a internos en la biblioteca y en los diferentes módulos. Los datos han sido confrontados
con los resultados del cuestionario y los obtenidos en los diferentes periodos de
observación. Esta aportación de carácter cualitativo se ha considerado de extrema
importancia, ya que ha ayudado a comprender algunos desequilibrios que aparecían en el
análisis de los datos del cuestionario. De hecho, se ha observado una tendencia a la
respuesta oficial positiva en el cuestionario que luego contrasta en gran medida con las
opiniones personales en situaciones más relajadas. No obstante, debemos tener en cuenta la
tendencia al comportamiento radical de los internos, ya que según el momento se muestran
a favor o en contra excesivamente de lo propuesto por cuestión de estrategia
fundamentalmente, y la fuerte presión a la que se ha encontrado sometido el recluso cada
vez que se le ha inquirido, al debatirse entre la respuesta adecuada de acuerdo a los
principios de la institución y a su propia opinión, o la idea de lealtad hacia sus compañeros,
como ha sido el caso de la pregunta acerca de la opinión sobre el trabajo de los auxiliares
de la biblioteca.
3. RESULTADOS
3.1 Características de la comunidad reclusa
El 89,65% de la muestra analizada ha correspondido a hombres mientras que el
10,35% restante han sido mujeres, frente a un 92,8% de hombres y un 6% de mujeres de la
población total de la prisión durante los meses de estudio.
El centro penitenciario de Badajoz está concebido como un centro para hombres.
La inexistencia de un centro para mujeres cercano ha obligado a habilitar una sección
especial para mujeres, donde conviven separadamente de los hombres (apenas realizan
actividades conjuntas) y en clara desventaja ya que no tienen los mismos recursos y no
cuentan con la posibilidad de utilizar igualmente las instalacionesxx.
El 43,3% de la población estudiada oscila entre los 31 y 40 años de edad. Los
porcentajes disminuyen a medida que va disminuyendo la edad. De este modo, el 25,1%
corresponde a la categoría entre 26-30 años y el 15,3% a los jóvenes entre 21-25 años. Un
12,3% se encuentra entre los 41 y 50 años. El porcentaje 1,9% que aparece para la categoría
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de menores de 21 años tiene su explicación en la aceptación de los jóvenes en este centro .
Al igual que ocurre con las mujeres, se ha habilitado un espacio para ellos, en este caso
concentrándoles en un mismo módulo conviviendo con adultos, módulo considerado
especialmente conflictivo dentro del centro.
El 87% de reclusos de la muestra analizada es español, de ellos un 52,7% procede
de otra Comunidad Autónoma, mientras que un 35% ha nacido en Extremadura. La
procedencia de personas de otra Comunidad Autónoma se explica en el hecho de que la
prisión de Badajoz es considerada como un lugar de descongestión de otros centros
cercanos que están colapsados, en concreto los centros andaluces (Sevilla y Puerto de Santa
María). La ley penitenciaria considera que los reclusos deben encontrarse en centros
penitenciarios los más próximos a su familia y origen de residencia. El 11,8% es extranjero.
La presencia de reclusos extranjeros en la prisión de Badajoz es debido al carácter
fronterizo de la propia ciudad, considerada de paso hacia otros lugares de interés en donde,
en estos casos concretos, existe la posibilidad del tráfico de droga, delito por el que
comúnmente se encuentra aquí la mayoría de estos reclusosxxi.
Resulta interesante establecer una diferencia entre entorno urbano y entorno rural
como lugar de residencia, ya que se reconoce que el tipo de delito cometido está
relacionado con este concepto. De este modo, el 27,1% procede de entornos rurales
mientras que el 70,9% de los encuestados habitan en un entorno urbano. El 36,5% de ellos
consideraron que vivían en un barrio dentro de la ciudad, mientras que el 23,6% lo hacían
en el centro, es decir, en la parte antigua o casco histórico de la ciudad, una de las zonas
más marginales de la ciudad. El 10,8% habitaban en barrios a las afueras.
En general, el nivel de educación de los reclusos es bajo (Tabla I). El 68% de los
reclusos tiene estudios primarios y el 20,7% posee estudios de secundaria. Un 3,9% no ha
ido a la escuela aunque sabe leer y escribir, ya que fueron capaces de cumplimentar el
cuestionario. Un 25,1% no sabe qué nivel de estudios tiene su padre, alto índice que puede
indicar un cierto desarraigo de la familia, desvinculación del propio padre de la misma, e
incluso un grado de desconfianza o timidez por parte del recluso al responder cuestiones de
este tipo. En general, de acuerdo a los porcentajes observados, en el caso de la madre se
aprecia una disminución del nivel de estudios. El 40,9 % no fue a la escuela, lo que
constituye el porcentaje más alto con relación al del padre (25,1%) y al del propio recluso
(3,9%). Una vez más se manifiesta la diferencia de generaciones, y esta vez de género, en
cuanto al nivel de estudios. Un 30,5% tiene estudios primarios, porcentaje similar al del
padre y un 1,5% posee estudios secundarios. Este porcentaje resulta ínfimo comparado con
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el del padre (8,3%) y el del propio recluso (20,7%). El índice correspondiente a los estudios
universitarios también desciende, 2% en total, entre carreras medias y superiores. Por otra
parte, cabe destacar el alto porcentaje (25,1%) que indica que el padre de las personas
recluidas representativas de nuestra muestra no ha ido a la escuela, si lo comparamos,
además, con el número de ellos que sólo poseen estudios primarios (38,9%). Al mismo
tiempo, indica una cierta evolución con relación al nivel de educación en las distintas
generaciones. De igual modo un 8,3% tiene estudios secundarios, frente al 20,7% de sus
hijos. Un 2,5% ha cursado estudios universitarios medios y superiores. Un número similar
de reclusos desconoce el nivel de estudios de su madre (25,1%). Las causas pueden ser las
mismas que las indicadas anteriormente para el caso del padre.
NO FUE A LA
ESCUELA
E. PRIMARIA
E. SECUNDARIA
UNIV. MEDIA
UNIV. SUPERIOR
Ns/Nc
Recluso
3,9
68,0
20,7
3,4
2,9
1
Padre
25,1
38,9
8,3
1,5
1,0
25,1
Madre
40,9
30,5
1,5
1,5
0,5
25,1
N= 203
%
Tabla I: Nivel de estudios del recluso y sus padres
Respecto a la ocupación, hemos podido comprobar por los porcentajes obtenidos
que las ocupaciones más frecuentes son aquellas que no necesitan estudios e implican un
conocimiento y destreza de oficio, además de tener posibilidad de realizarlas por cuenta
propia. El 29,5% se considera trabajador no cualificado de servicios, es decir, se dedica a
labores tales como pintura, fontanería, camarero, cocinero, entre otros. El 26,1% se declara
trabajador autónomo, comerciante, artesano o empresario, poseedor de negocio propio, y
en mayor medida dedicado a la venta ambulante. El 12,8% es agricultor, ganadero o
pescador, oficio este muy nombrado entre los reclusos provenientes de otras comunidades
autónomas (Andalucía). Un 10,8% es trabajador no cualificado de la industria. En el caso
de las mujeres, la mayoría son amas de casa, categoría representada por un 4,9%.Otros han
trabajado en la Administración Pública (2,4%), son estudiantes (1,5%) y están en paro o
han confesado que nunca han trabajado (3,4%). El 8,4% no se pronuncia al respecto.
La mayoría de las personas encuestadas ha de permanecer en prisión de 4 a 8 años
(31,5%). Un 29,5% ha de estar hasta 3 años y un 16,7% de 9 a 16 años. Un 11,3% posee
condenas aún más duraderas, entre 17 y 30 años.
La duración media de la condena de los reclusos en los centros penitenciarios
españoles es de diez añosxxii. No obstante el mayor número de presos cumple condenas
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entre 3 y 6 años, intervalo que correspondería al de 4-8 años de nuestro estudio. La mayoría
de ellos no ha cometido un delito único sino que tiene pendientes varias causas.
Según los datos estadísticos del centro penitenciario de Badajozxxiii, en el año 1999,
las principales causas de delito fueron el robo (47,7% en los hombres y 35,5% en las
mujeres), atentados y amenazas contra la autoridad (16,8% en hombres), contra la salud
pública (8% en hombres y 62,2% en mujeres), estafas (8,2% en hombres), homicidio (3,4%
en hombres y 2,2% en mujeres) y terrorismo (4,8% en hombres y 2,2% en mujeres). Está
claro que el motivo principal es el robo, normalmente unido al consumo y tráfico de
drogas, delito este último más frecuente en las mujeres de este centro.
Existe una relación estadísticamente significativa entre la edad del recluso y el tipo
de condena (Χ25=21,54, p=0’001). Los individuos menores de 30 años cuentan con
condenas entre 6 meses y 3 años (36,4%) mientras que en los adultos (mayores de 30 años)
el tiempo de condena se sitúa entre los 4 y 8 años (Fig. 1).
N=203
40
35
30
25
Menos 30 años
Más 30 años
20
15
10
5
0
6 m.
-3 a
4-8 a
9-16 a
17-20 a
21-30 a
Fig. 1: Edad de los reclusos según tipo de condena
Estos porcentajes altos en edades medianas pueden tener relación con la
reincidencia de las personas que ingresan en prisión. La edad de inicio en el delito suele ser
temprana, hacia los 20 años, comenzando a partir de ahí todo un proceso de salidas y
entradas que a veces es considerado como un modo de vida. Según datos del informe sobre
prisiones en España publicado en 1999xxiv, el 75% de la población reclusa ha ingresado por
primera vez en prisión antes de cumplir los 25 años. El intervalo de edad entre 30 y 40
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años acumula un número de encarcelamientos que supera los 4,7. Esta situación no se suele
estabilizar hasta los 45 años, edad en la que la reincidencia disminuye considerablemente.
Un alto porcentaje de los encuestados (57,2%) se encuentra en la actualidad
asistiendo a la escuela del centro penitenciario o estudiando una carrera universitaria. Los
reclusos que cursan estudios universitarios suman un 6,3% en total si tenemos en cuenta
que el 3,4% cursa carreras medias y un 2,9% superiores. La existencia de la escuela es
obligatoria en prisión por ley y los convenios con distintas universidades (UNED,
Universidad del País Vasco) hacen posible estudiar una carrera universitaria. Estas personas
que asisten a clase dentro de la prisión, por lo general abandonaron la escuela cuando
estaban en el exterior y han retomado sus estudios, o no han tenido oportunidad de
estudiar y la han encontrado en estos momentos. Algunos de ellos ven también en ello una
posibilidad de matar el tiempo o salir del módulo.
El 39,4% no asiste a clases, debido a que no ha sido seleccionado para estudiar de
acuerdo a unas características y actitudes y aptitudes adecuadas. La no asistencia a clase,
como veremos más adelante, puede estar relacionada con la imposibilidad de asistir a la
biblioteca, ya que el acceso a la misma viene muchas veces condicionado por las
necesidades escolares. Por otra parte, aquellas personas que no asisten a clase están
trabajando en un taller o en alguno de los servicios comunes de la prisión, lo cual coincide,
en ambos casos, con el horario de apertura de la biblioteca.
La situación que se produce en este centro de Badajoz responde a la media de lo
que ocurre en otros centros penitenciarios españoles. Según el informe sobre la situación
de las prisiones en Españaxxv, en el año 1998 el 32% de los reclusos realiza estudios antes de
entrar en prisión mientras que un 68% no lo hace. Una vez dentro, el 55% los continúa
mientras que un 44% los abandona definitivamente. De los que no tenían estudios, el 51%
los inicia, generalmente de educación básica (alfabetización y neolectores) mientras que un
41% no los llega a realizar nunca.
Se considera que la asistencia a clase es independiente de la edad del recluso
(Χ21(Yates)=0’113, p=0’736). Ya se ha comentado anteriormente que la asistencia a clase es
un derecho que tienen las personas que ingresan en prisión. Con relación a la edad, han de
estudiar aquellas personas jóvenes que no alcanzan el nivel escolar obligatorio en nuestro
país y aquellos adultos, que sin tener certificado escolar, lo solicitan voluntariamente.
Igualmente, aquellos que desean cursar un nivel superior al que tienen en ese momento o
desean iniciar una carrera universitaria. Independientemente de los resultados, el emprender
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estudios no deja de ser un aliciente para aquellos adultos que no contaban con estudios
antes de ingresar en el centro.
3.2 Análisis de la percepción de la biblioteca
3.2.1 Conocimiento de la biblioteca
El 97% de los reclusos considera que todo centro penitenciario debe tener una
biblioteca. Si relacionamos esta cuestión con las variables que caracterizan el perfil del
usuario, observamos que, dentro de la afirmación colectiva, se establecen diferencias en
función del nivel de estudios y de la asistencia a clase. Mientras aquellos que tienen estudios
medios o superiores están completamente de acuerdo en esta cuestión, los que no fueron a
la escuela, muestran un 12,5%, n=8 de indiferencia. Lo mismo sucede con los que asisten a
clase. El 100% de los que asiste cree necesaria una biblioteca en el centro mientras que, de
los que no asisten, el 0,8% (n=114), afirma que le es indiferente.
El 95,5% de los reclusos conoce la existencia de la biblioteca en este centro
penitenciario. Solamente un 1,5% lo desconoce. De los que reconocen no tener
conocimiento de la biblioteca del centro, se encuentran internos que pertenecen al entorno
urbano (2,7%, n=140), no fueron a la escuela (12,5%, n=8), cumplen condenas cortas
(1,3%, n=73), y no asisten a clase (1,2%, n=77 frente a 0,16%, n=115 de los que sí lo
hacen).
Sobre la base de los que conocen la existencia de la biblioteca en este centro
penitenciario averiguamos de qué modo consiguieron llegar hasta ella.
El 37% reconoce que se ha enterado por los amigos y compañeros del interior del
centro, mientras que un 32,9% por la información que le proporciona el centro. La ley
penitenciaria exige que la persona que ingrese en prisión sea informada de los servicios que
esta ofrece, entre otros asuntos. Cuestión significativa es la mención de los maestros y
educadores (17,2%), lo que demuestra que el equipo docente de la prisión constituye una
vía privilegiada de información, además de cumplir con la función de bibliotecario
encomendada por ley.
Por último, el 10,1% se enteró por casualidad. La ubicación de la biblioteca
constituye un motivo fundamental para su conocimiento ya que se encuentra situada en la
zona de los servicios comunes, al lado de la lavandería, cocina, economato, capilla, salón de
actos y emisora de radio. Aunque no todos los reclusos pueden circular por estas zonas
asiduamente, sí lo hacen de manera circunstancial. Por otra parte, algunas aulas de la
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
18
escuela están instaladas en la parte superior de la biblioteca donde hay despachos de
profesores y maestros, lo que provoca el desplazamiento de internos que tienen que
consultar o recibir a alguien de manera circunstancial por asuntos relacionados con el
estudioxxvi.
Existe una relación estadísticamente significativa entre el lugar de nacimiento de los
reclusos y el modo de obtener información sobre la biblioteca (Χ23=7,96; p=0,047). Los
reclusos de origen español llegan a este conocimiento a través de los amigos (39,28%) y la
información que reciben del propio centro (35,71%), mientras que los reclusos extranjeros,
además de los amigos como fuente principal de información cuentan con los maestros
(21,73%) y la casualidad (26,08%). Se puede considerar que los maestros actúan
positivamente con las personas de origen extranjero en este sentido ya que frente al 21,73%
de influencia en los reclusos extranjeros aparece un 6,6% de influencia en los de origen
español.
Aunque los amigos siguen siendo la principal fuente de información para todos los
reclusos del centro, existe una leve diferencia en las opciones atendiendo al nivel de
estudios del interno. Frente al 28,5% de los que no fueron a la escuela y se enteraron por
casualidad, los porcentajes en personas que poseen cierto nivel de estudios se desvían hacia
la información del centro y los maestros (25%, n=12 para ambos casos).
La asistencia a clase parece independiente del modo de conocimiento de la
biblioteca (Χ23=0,740; p=0,864). De este modo, en ambas situaciones los amigos y la
información que reciben del centro continúan siendo fuente fundamental de información,
aunque en el caso de los internos que asisten a clase el porcentaje de conocimiento a través
de los maestros se eleva sensiblemente (19,4%) mientras que el relativo a la casualidad
(9,7%) disminuye, cuestión que se da a la inversa en el caso de los reclusos que no asisten a
clase (15,5% y 11,6% respectivamente).
Por último, sí hemos encontrado diferencias entre el método de información acerca
de la biblioteca y el tiempo de condena (Χ26=22,17; p=0,001). Los maestros y los amigos
son los que más influyen en el conocimiento de la biblioteca para aquellos que cumplen
condenas cortas o acaban de ingresar en el centro, mientras que los que tienen condenas
más largas (de 4 a 8 años) se enteran a partir de la información que les proporciona el
centro penitenciario. El factor casualidad influye también en ellos ya que, en este item,
aparece el porcentaje más alto de las tres categorías. Para los que llevan mucho tiempo en
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
19
prisión (más de 9 años), los supuestos anteriores son considerados, aunque valoran en
mayor medida la información que les llega a través de los maestros (Fig. 2).
N=19
Los que conocen
la
7
biblioteca
40
35
30
25
20
15
10
5
0
0-3
años
4-8
años
Más 9
años
Casualida
d
Amigo
s
Maestro
s
Centr
o
Ns/N
c
Fig. 2: Información de la biblioteca según tiempo de condena
3.2.2 Uso de la biblioteca
A aquellos que conocían la biblioteca les preguntamos si la utilizaban. El 77% de
los que contestaron han respondido afirmativamente, mientras un 22,4% reconocía que no.
Este último porcentaje parece significativamente alto y demuestra que el hecho de conocer
la existencia de la biblioteca no influye en su uso.
Tanto los reclusos españoles como los extranjeros que conocen la biblioteca dicen
utilizarla (F p=0,114). No obstante se aprecia un porcentaje más alto de aquellos que no la
utilizan en personas de origen español (23,8% frente a 8,6% extranjeros).
El entorno de donde proceden es independiente con respecto al uso de la biblioteca
(Χ2Yates=1,97; p=0,100), aunque se observa que las personas que pertenecen a un entorno
rural tienden a utilizar menos la biblioteca que las que pertenecen a un entorno urbano
(29,6% y 18,9% respectivamente).
Si atendemos al nivel de estudios del recluso (G22=7,26; p=0,023) vemos que los
que no fueron a la escuela la utilizan en igual medida, mientras que entre los que tienen
estudios se establece una diferencia: en personas con un nivel de estudios superior no se
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
20
da ningún caso de no uso y en las que tienen primaria y secundaria, el porcentaje de no
uso resulta significativo (Fig.3).
N=197
Los que conocen la biblioteca
140
120
100
No escuela
1º y 2º C
3º C
80
60
40
20
0
SI
NO
Ns/Nc
Figura 3. Uso de la biblioteca según nivel de estudios
Entre la asistencia a clase y el uso de la biblioteca no se da una relación de
dependencia (Χ2Yates=1,16; p=0,281). Tanto los que asisten como los que no utilizan la
biblioteca en altos porcentajes, no obstante se establece una ligera diferencia en el no uso
para los que no asisten a clase.
El uso de la biblioteca varía con relación al tiempo de condena (Χ22=50,06;
p=0,000). El porcentaje más alto de uso de la biblioteca se da en reclusos que cumplen
condenas de 0 a 3 años, siendo bajo, por tanto el índice de no uso con relación a las demás
categorías. Se advierte un descenso de la utilización entre los que cumplen condena de 4 a 8
años subiendo significativamente el índice de no uso. En aquellos que cumplen condenas
largas el nivel de utilización asciende de nuevo sensiblemente con un porcentaje de no uso
cercano al de la primera categoría descrita (Fig. 4).
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
21
N=197
Los que conocen la biblioteca
70
60
50
0-3 años
4-8 años
Más 9 años
40
30
20
10
0
SI
NO
Ns/Nc
Fig. 4: Uso de la biblioteca según tipo de condena
Sobre la base de los que no usan la biblioteca, el 35,5% alega una falta de interés y
el 20% manifiesta dificultades para ir (Tabla II). Este último porcentaje ha resultado ser
bastante significativo ya que la categoría hay dificultades para ir fue incorporada a propósito
para detectar la relación no uso con acceso físico a la biblioteca. Los resultados hablan de
que efectivamente esta relación se da independientemente de las necesidades del recluso.
El desconocimiento de lo que la biblioteca ofrece es otra de las razones de no uso
más poderosa. Esto se detecta en los siguientes resultados: un 13,3% alega que no lo
necesita, el mismo porcentaje dice que no sabe qué le ofrece, y un 4,4% solamente lee su
material informativo.
N=45
Nº
%
No sé qué me ofrece
6
13,3
No lo necesito
6
13,3
Falta de interés
16
35,5
No sé cómo funciona
2
4,4
Hay dificultades para ir
9
20
Sólo leo mis libros, revistas, etc.
2
4,4
Ns/Nc
4
8,8
Tabla II: No uso de la biblioteca
A aquellos que no utilizaban la biblioteca se les preguntó: si recibiera más información
sobre lo que la biblioteca ofrece, ¿cree que se animaría a utilizarla?. Un 54,5% respondió
afirmativamente. No obstante un 34% manifiesta no estar seguro, por lo cual el uso
dependería de otros factores además del conocimiento de la biblioteca. De las respuestas se
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
22
deduce, pues, una necesidad de difusión general de la biblioteca, de los servicios que presta,
de las posibilidades de uso sin necesidad de estar físicamente en ella. Solamente un 4,5% no
está dispuesto de ningún modo a utilizar la biblioteca.
3.2.3 Acceso físico a la biblioteca
La mayoría de los internos encuestados que utilizan la biblioteca acceden
físicamente a ella (58,6%), cada vez que lo necesitan o con autorización temporal, sin
embargo existe un alto porcentaje (38,6%) de personas que no pueden hacerlo.
El acceso físico a la biblioteca constituye una de las cuestiones más conflictivas
relacionadas con los servicios de bibliotecas de prisiones. Por regla general no puede
acceder cualquier recluso, ha de necesitar una autorización que se concede en función del
comportamiento y nivel intelectual que posea. El motivo fundamental es la seguridad: el
recinto de la biblioteca es el único lugar de la prisión donde no hay funcionarios, lo que
significa que es uno de los lugares menos vigilados, susceptible de ser utilizado para
desarrollar actividades que poco tienen que ver con el estudio y la lectura. Por otra parte,
los espacios concebidos para las actividades propias de biblioteca (sala de lectura) pueden
propiciar la concentración de un gran número de reclusos al mismo tiempo, lo cual, sin
vigilancia no está permitido.
De aquellos internos que visitan la biblioteca, el 37,3% lo suele hacer algún día a la
semana, mientras que el 29,6% lo hace diariamente. Un 17,5% lo hace alguna vez al mes y
el 10,9% alguna vez al año (Fig. 5).
Los que acceden diariamente a la biblioteca suelen ser alumnos de las clases del piso
superior de la biblioteca, alumnos de carreras universitarias que van allí a estudiar y a
consultar algunas obras o libros de texto y aquellos reclusos que ejercen de auxiliares de
biblioteca, que se encargan de llevar la prensa diaria y los libros en préstamo a los internos
confinados en cada uno de los módulos.
El resto de los internos visita la biblioteca puntualmente por exámenes, consultas
específicas a los maestros o por motivos no relacionados con el estudio o la búsqueda de
informaciónxxvii.
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
23
N=94
Los que visitan la biblioteca
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Frecuencia de visita a
la biblioteca
Diario
Semana
Mes
Año
Ns/Nc
Fig.5: Frecuencia de visita a la biblioteca
Al preguntar a los internos, ¿qué hizo usted la última vez que visitó la biblioteca? tres
fueron las razones fundamentales de su última visita: sacar libros en préstamo, leer y alguna
consulta puntual. Aisladamente o en combinación son las que ocupan los porcentajes más
altos de respuesta ( Tabla III).
Un 5,3% de los reclusos fue a la biblioteca a pasar el rato, entendiendo por ello ir a
charlar con los amigos, cambiar de ambiente o comunicarse con alguien que en condiciones
normales no puede. Los periodos de observación han demostrado esta circunstancia: se
utiliza la biblioteca para librarse de actividades ilícitas o compañías no gratas o al revés, para
encontrarse con un buen negocio; para salir un periodo de tiempo de los lugares rutinarios
de la prisión o para reencontrarse con amigos o entablar conversaciones en grupo. Sólo un
3,1% de los reclusos va a la biblioteca a estudiar.
N=94
Nº
Leí libros, revistas, periódicos
13
13,8
Saqué libros en préstamo
15
15,9
Pasé un rato con los amigos
5
5,3
Estudié mis apuntes
3
3,1
12
12,7
Pedí ayuda al auxiliar de biblioteca
3
3,1
Saqué en préstamo y consulté libros...
6
6,3
Leí y saqué en préstamo
5
5,3
Leí y pasé un rato con los amigos
5
5,3
Ns/Nc
2
2,1
Consulté libros, etc. para obtener información
%
Tabla III: ¿Qué hizo usted la última vez que visitó la biblioteca?
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
24
Los que utilizan la biblioteca (incluidos los que no pueden visitarla) opinan sobre el
motivo del acceso a ella. Un 14,6% cree que se va a la biblioteca para sacar libros en
préstamo, un 9,3% para estudiar y un 5,3% leer y pasar el rato con los amigos (Tabla IV).
N=150
Nº
%
14
9,3
Leer un libro, un periódico
8
5,3
Ver a otro compañero
8
5,3
22
14,6
1
0,6
Estudiar y leer un libro, un periódico
18
12
Estudiar y sacar un libro en préstamo
13
8,6
Leer y sacar un libro en préstamo
12
8
9
6
Estudiar
Sacar un libro en préstamo
Pedir alguna información
Ns/Nc
Tabla IV: A la biblioteca se va para...
En este caso las respuestas combinadas estudiar y leer, estudiar y sacar en préstamo
y leer y sacar en préstamo han sido las más reseñadas. De esto se deduce que los usuarios
que utilizan la biblioteca pero no necesariamente acceden a ella físicamente creen que a la
biblioteca se va fundamentalmente a estudiar y sacar en préstamo. Al preguntar la primera
vez sobre qué hizo la última vez que visitó la biblioteca, sólo un 3,1% respondió que
estudiar. Podríamos hacer entonces una distinción entre la opinión de los reclusos que
utilizan la biblioteca y no necesariamente acceden a ella y los que sí la visitan. Mientras los
primeros piensan que se va a estudiar y sacar en préstamo, los segundos leen, sacan en
préstamo y realizan consultas de referencia.
Es curioso observar cómo ambas preguntas han coincidido en el porcentaje de
pasar el rato con los amigos ( 5,3%). Sin embargo, si unimos los porcentajes en los que
aparece el item ver a los amigos junto a las otras posibilidades, nos da un resultado diferente
en ambas preguntas. De este modo, en el motivo personal de la visita, un 13,7% dice haber
estado con los amigos en la biblioteca la última vez que la visitó, mientras que un 19,2% de
los que utilizan la biblioteca (aunque no la visiten) piensa que a la biblioteca se va a ver a los
amigos entre otras cosas. Significativo también es el bajo porcentaje de respuesta en este
caso para la consulta de referencia. Mientras los que acceden a la biblioteca realizaron esta
actividad en gran numero (12,7%), solamente el 0,6% de los que opinan ahora lo toman en
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
25
consideración. Quizá tiene que ver con la idea tradicional que se tiene de la biblioteca (a la
biblioteca se va a leer y a estudiar) olvidando o desconociendo otras facetas o servicios
como el de referencia y con la falta de información sobre ella.
3.2.4 Valoración del servicio de la biblioteca
A las personas que utilizan la biblioteca se les preguntó si podían encontrar
suficiente cantidad de libros sobre diversos temas (Tabla V).
Los resultados muestran un alto desconocimiento del fondo de la biblioteca por lo
porcentajes tan altos de las respuestas No sé y Ns/Nc. Aunque los reclusos, en general, están
conformes con el fondo de la biblioteca, hemos de contrastar estos datos con las opiniones
libres vertidas después. Los internos creen que tienen suficiente fondo de historia, literatura
y obras de consulta aunque opinan que de éstas no hay todo lo que les gustaría. Lo mismo
sucede con el tema de legislación. Por otra parte, hay materias que les resultan bastante
indiferentes como la economía o la religión, tema este último considerado tradicionalmente
como uno de los preferidos dentro del entorno carcelario.
N=150
%
SÍ
NO
NO SÉ
Diccionarios
38,4
17,2
15,2
29,1
Enciclopedias
36,4
16,5
13,9
33,1
Libros de texto
35,7
11,9
14,5
37,7
Libros en otros idiomas
29,8
16,5
19,8
33,7
45
11,2
11,9
31,7
De religión
27,8
10,5
24,5
37
De leyes
33,1
19,8
13,9
33,1
Sobre la salud
29,8
16,5
19,8
33,7
45
9,9
11,9
33,1
Deporte
32,4
16,5
13,9
37
Animales
37,7
12,5
14,5
35
Economía
20,5
15,2
25,1
39
Ocio y diversión
32,4
13,9
13,9
39,7
Revistas, periódicos
37
17,8
7,9
37
Otros
8,6
7,9
7,2
76
Libros de literatura
Historia, geografía, arte
Ns/Nc
Tabla V: Opinión sobre el fondo de la biblioteca
Existen tres ámbitos de opinión libre de los internos respecto al fondo. Por una
parte se refieren a la cantidad, al opinar que no existen suficientes obras respecto a algunos
temas determinados o áreas de conocimiento (demandan más literatura sobre escritores
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
26
españoles o de Hispanoamérica), libros en determinados idiomas, obras de referencia u
otros soportes.
La calidad es otro ámbito de opinión considerado. En este punto se refieren a libros
desfasados y a la falta de actualización en general del fondo, o al alejamiento del contenido
con sus intereses reales. A esto le añaden el estado penoso de conservación en el que se
encuentran algunos de los materiales.
Por último se refieren al acceso al fondo. Los datos del cuestionario muestran que
la mayoría de las veces los internos consiguen un libro cuando lo solicitan (48,6%). El
23,3% lo consiguen siempre. El 19,3% sólo lo consigue en raras ocasiones y el 4,6% nunca.
Sus opiniones en las entrevistas libres nos aportan más información. En este sentido,
muestran su opinión acerca de las dificultades para conseguir un libro y las pocas
posibilidades que encuentran de información sobre ellos, el catálogo no se actualiza y la
información que reciben en general de un determinado libro no permite identificar
adecuadamente la obra a fin de conocer si resulta o no de interés. Unos opinan que hay
libros difíciles de conseguir, sobre todo aquellos que son más conocidos o solicitados, y
terminan por desaparecer. Opinan, igualmente, que se carece de material suficiente, por lo
que pocas veces se encuentra lo que realmente apetece leer y, cuando se encuentra y
consigue, se tiene muy poco tiempo para disfrutarlo.
El nivel de satisfacción del usuario en general es medio (Tabla VI). Si
profundizamos en la descripción estadística observamos que el nivel de satisfacción con los
materiales el 41% lo sitúa en la normalidad, mientras que el 13,9% opina mucho y el 22,5%
poco. En cuanto al nivel de satisfacción con la normativa de la biblioteca, mientras el
27,8% se muestra conforme, un 21,8% dice que no lo está tanto, lo cual es significativo y se
apunta en las quejas continuas de los comentarios personales y las alusiones a la falta de
permisos de acceso, al tiempo de préstamo, entre otras cuestiones. Un 19,2% está poco
satisfecho y solamente un 11,9% se muestra muy satisfecho.
El 41,7% considera que las condiciones de préstamo son aceptables. Sólo el 19,2%
opina que está muy bien y un 21,1% no está de acuerdo. Un 39% está normalmente
satisfecho con el tiempo de recepción del libro, mientras que un 18,5 no lo está tanto y un
16,5% lo está mucho.
Por último, la mayoría está satisfecha con la ayuda que recibe de los auxiliares de la
biblioteca. Un 35% lo está de manera normal y un 29,5% lo está mucho. Un 7,9% lo está
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
27
poco y, dato curioso, un 13,2% no lo está nada. Debemos tener en cuenta que esta ayuda se
refiere a la que proporciona el auxiliar tanto dentro como fuera de la bibliotecaxxviii.
N=150
%
MUCHO
NORMAL
POCO
NADA
NS/NC
Los materiales que tiene la Biblioteca
13,9
41
22,5
9,2
13,2
Las normas de uso
11,9
27,8
19,2
21,8
19,2
El préstamo de los libros
19,2
41,7
13,2
7,9
17,8
El tiempo que tarda en tener un libro
16,5
39
18,5
5,9
19,8
La ayuda que recibe del auxiliar
29,8
35
7,9
13,2
13,9
Tabla VI: Nivel de satisfacción con...
De los internos que utilizan la biblioteca, el 93,8% la consideran importante.
Solamente a un 2,6% le parece poco importante.
Los reclusos de origen extranjero conceden más importancia a la biblioteca que los
españoles. Mientras prácticamente la totalidad de los primeros la considera muy
importante, los españoles tienden a concederla un grado de importancia normal, incluso
algunos optan por no concederle ninguna.
No existe una asociación estadísticamente significativa entre el lugar de residencia y
el nivel de importancia que conceden a la biblioteca (Χ23=4,01; p=0,200). Existen, no
obstante, ligeras diferencias en las que los del entorno urbano consideran muy importante
la biblioteca y los del rural nada importante.
Si atendemos al grado de importancia con relación al nivel de estudios del reclusos
podemos observar que los que no fueron a la escuela (25%, n=4) no conceden tanta
importancia a la biblioteca como los que han cursado estudios universitarios (91,6%,
n=12). Entre los que cursaron estudios primarios los porcentajes se hallan repartidos. Para
los que asisten a clase es más importante que para los que no (83%, n=89 y 76,7%, n=56
respectivamente).
Finalmente, en general los internos del centro se muestran conformes con el
servicio de biblioteca aunque existan algunas cuestiones que les afectan negativamente.
Un alto porcentaje de reclusos (51%) opina que el servicio es bueno a la vez que se
produce un equilibrio entre los que opinan que es muy bueno (18,7%) y los que creen que
es malo (18,1%).
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
28
4. Conclusiones
Los contrastes de opinión se vienen originando a lo largo de todo el estudio.
Consideramos que hay factores externos que intervienen en ello y dan lugar a que se
produzcan diferencias de opinión entre el oficialismo en las respuestas al cuestionario y las
expuestas individualmente o en grupo, sin intermediarios, detectando un mayor grado de
confianza en estas últimas. Por ello, desde el punto de vista metodológico, se considera
necesario para este tipo de estudios, la aplicación de técnicas cualitativas como la
observación y la entrevista como complemento al cuestionario, con la finalidad de validar e
interpretar correctamente la situación que nos encontramos analizando.
Respecto a las características de la población reclusa estudiada, el perfil de usuario
tipo del centro penitenciario de Badajoz responde a un hombre, de entre 31 y 40 años de
edad, de origen español y establecido en un entorno urbano. El nivel de reincidencia de los
presos en este segmento de edad es alta ( a partir de los 40 años la reincidencia se
estabiliza). La reincidencia influye en el tiempo de condena del recluso, en la mayoría de 4 a
8 años en este centro, en los que se van acumulando delitos y causas pendientes y provoca,
por una parte, un sentimiento de fracaso ante las actividades que consideramos
resocializadoras dentro de la prisión, entre las cuales se encuentra la biblioteca, ya que los
índices más bajos de interés y acceso se encuentran entre reclusos que cumplen estas
características. Esto puede ser debido fundamentalmente a las condiciones contextuales del
entorno urbano del que proceden, al habitar en barrios especialmente marginales, proclives
a la incitación a actividades no lícitas por imperamentos sociales y de convivencia, cuestión
además que se constituye como un elemento diferenciador en la tipología del delito
respecto a los internos que proceden de un entorno rural.
El nivel sociocultural del recluso percibido en el nivel de estudios de él y su familia,
y en la asistencia o no a clase dentro de la prisión, se considera un factor determinante en
este estudio. El nivel educativo en general es bajo, (la mayoría no pasaron de estudios de
primaria y secundaria) pero significativamente alto si lo comparamos con el nivel de
estudios de sus padres, donde el índice de analfabetismo es patente y pocos, especialmente
las madres, superan los estudios primarios. Por otra parte, la asistencia o no a clase dentro
de la prisión depende de las condiciones personales del recluso. La mayoría opta por asistir,
ya que supone una liberación del módulo o del patio, un elemento de distracción o una
oportunidad para su futuro. A pesar del número de internos que abandonan los estudios
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
29
dentro de la prisión, la cárcel resulta una influencia positiva en el aumento del nivel cultural
de los reclusos, aspecto favorecedor también con relación a la información y la lectura.
La mayoría de la comunidad reclusa termina por conocer de una manera u otra la
existencia de la biblioteca en el centro penitenciario. El nivel educativo aparece
íntimamente ligado al conocimiento de la biblioteca, ya que el estudio muestra la influencia
favorable que existe entre ésta y las variables nivel de estudios y asistencia a clase, a la vez
que manifiesta un alto grado de indiferencia y desconocimiento hacia ella de aquellos que
no han ido a la escuela o no asisten a clase dentro de la prisión. Además de las fuentes
formales de conocimiento (centro y maestros), las fuentes informales, manifestadas en las
relaciones entre reclusos, son de extrema importancia ya que un número significativo de
internos son informados de la existencia de la biblioteca a través de sus compañeros. Los
reclusos extranjeros parecen valorar en mayor medida la existencia de la biblioteca y los
datos demuestran que constituye un fuerte soporte, a través de los maestros, para su
educación (conocimiento del idioma) y desenvolvimiento en el entorno carcelario.
No obstante, el conocimiento no implica utilización. En este sentido, el uso de la
biblioteca en la mayoría de los casos se encuentra relacionado con la posibilidad de acceso
físico a ella. De ahí, por una parte, el escaso interés manifestado por los reclusos en su uso
ante la imposibilidad de visitarla, y por otra, el claro desconocimiento que muestran de lo
que ofrece, cuestión que habría de solventarse con una adecuada planificación de
actividades de extensión y difusión de la biblioteca entre la comunidad.
El acceso físico a la biblioteca marca igualmente diferencias en la manera de
entender la utilización que se hace de ella. Todos coinciden en el uso de la biblioteca para
sacar libros en préstamo, ya que creen estar concebida para ello al ser lo único que, desde
su punto de vista, puede optar la mayoría de ellos. De las demás actividades de la biblioteca
se tiene poco conocimiento, de ahí la discrepancia de opiniones sobre lo que se hace en ella
entre los que acceden físicamente a la biblioteca (leer y hacer consultas puntuales) y los que
no (estudiar). La información más solicitada por los internos tiene que ver con los temas
legislativos. Se considera fundamental que el recluso esté informado acerca de los derechos
y deberes de su situación penitenciaria. Para ello deben disponer del código penal (el 90%
de los internos conoce el nuevo código) y de toda información que necesiten por parte de
la prisión y de las instituciones externas con quienes se relacionan (juzgados de vigilancia,
entre otros). La realidad, según datos del informe mencionado anteriormentexxix, demuestra
que el 55% de los internos en las cárceles españolas no recibe información sobre su
expediente penitenciario y la desinformación de los juzgados sube a un porcentaje del 70%.
FORINF@ Nº 18. OCTUBRE-DICIEMBRE, 2002
30
La información en un 50% se comunica por escrito, con la dificultad que conlleva para
muchos la lectura e interpretación, especialmente para los extranjeros, a los que, por otra
parte, no se les informa normalmente de sus otras posibilidades de cumplir condena
(cumplir resto de pena en su país, expulsión). En este sentido la biblioteca realiza un papel
mediador, social y formador, como ocurre en el ejemplo estudiado para Inglaterra y
Galesxxx donde se considera a la biblioteca el segundo método más solicitado (después de
los responsables de la institución) para conseguir información de referencia. La explicación
a este hecho la encontramos fundamentalmente en la existencia de un servicio de biblioteca
organizado y de un bibliotecario profesional al frente.
Cuestión especialmente significativa es el uso de la biblioteca para actividades no
relacionadas con la lectura. Es lo que Goffmanxxxi denomina adaptación secundaria, es decir, el
interés del recluso por actividades culturales bajo pretexto del beneficio intelectual cuando
en realidad lo que demanda es autonomía dentro del entorno. De este modo, el ir a la
biblioteca se convierte en una licencia por parte de la institución a fin de eliminar tensiones
con la justificación de cumplir los objetivos de reinserción. Fabianixxxii habla de lugar
reinvestido, al referirse a la biblioteca como soporte de sociabilidad, donde se pueden
establecer relaciones con personas a las que normalmente no ves, intercambiar opiniones y
bienes en pequeños grupos, escapar de la opresión del confinamiento en el módulo o
simplemente, pasar el tiempo de forma diferente.
De este modo, además de las funciones educativa y de ocio atribuidas a la biblioteca de
prisión y consideradas en el inicio de nuestro estudio, podríamos contemplar otra no
menos importante, la función social, como resultado de un sistema de relaciones entre
reclusos, y entre éstos y la institución.
La asistencia a clase y el nivel de estudios del recluso marca, una vez más, la
diferencia en la importancia y valoración concedidas al servicio de biblioteca, lo que
reafirma las funciones iniciales establecidas anteriormente. A pesar de la opinión oficial del
cuestionario, en el que el servicio de la biblioteca era considerado por la mayoría como muy
bueno o bueno, las opiniones personales muestran que el grado de satisfacción de los
usuarios así como su opinión acerca del servicio de la biblioteca varían en función de las
objeciones que ellos mismos imponen a su funcionamiento.
De este modo, aunque la mayoría considera aceptable el servicio, grupos de
usuarios demandan una inmediata actualización del fondo, ya que lo consideran desfasado e
insuficiente en algunos casos, o no están muy de acuerdo con la normativa y el
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procedimiento de acceso a los documentos, aunque sí reconocen que el modo de
organización por medio de auxiliares de módulo como nexo entre la biblioteca y ellos
funciona. Todas estas cuestiones analizadas habrán de ser replanteadas en las siguientes
fases del proceso de planificación.
NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
i
FABIANI, J.L.Lire en prison. Une étude sociologique. Paris: Centre Georges Pompidou, 1995, p. 49-51.
ii
BUENO CAMPOS, E. Organización de empresas: estructura, procesos y modelos. Madrid: Pirámide, 1996, p. 345.
THOMPSON, A.A.; STRICKLAND, A.J.; Dirección y administración estratégicas: conceptos, casos y lecturas.
Argentina, [etc.]: Addison-Wesley Iberoamericana, 1994, p.3. IVANCEVICH, J.M.; LORENZI, P.;
SKINNER, S.J. Gestión: calidad y competitividad. México, [etc.] : Irwin, 1995, p. 208. McCLURE, et al. Manual de
planificación para bibliotecas: sistemas y procedimientos. Madrid, [etc.]: Fundación Germán Sánchez Ruipérez; Madrid:
Pirámide, 1991. CAGNOLI, R.V. Administración de bibliotecas. 1. Planeamiento y control. Buenos Aires: EB, 1996.
iii
HAWLEY, A.H. Teoría de la ecología humana. Madrid: Tecnos, 1991.
iv
Véase PÉREZ PULIDO, M. Prácticas de lectura en prisión: estudio de actitudes y comportamiento de los
reclusos en el centro penitenciario de Badajoz. Anales de Documentación, vol. 4, año 2001, p.193-213.
v
Lithgow los denomina indicadores de consumo refiriéndose a aquellos que conciernen a los usuarios reales y
potenciales y dependen de los resultados de una encuesta. Véase LITHGOW, S.; The development of
performance indicators for prison libraries. En: Proceedings of the 1º Northumbria International Conference on
performance measurement in libraries and information services. Newcastle: University of Northumbria, 1995, p. 101106.
vi
Rey Martín habla de la satisfacción como percepción subjetiva del usuario, aunque de ello puede depender
el éxito o fracaso de un servicio, por esto, a la hora de hablar de su medición, lo considera como un indicador
blando. Véase, REY MARTÍN, C. La satisfacción del usuario: un concepto en alza. Anales de Documentación,3,
2000, p. 139-153.
vii
LITHGOW, S. Improving the effectiveness and efficiency of library provision within penal establishments in England and
Wales: research to field test performance indicators and quality assurance programmes. Aberystwyth: University of Wales,
1994. [Tesis doctoral presentada en la Universidad de Gales en 1994].
viii
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Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya, 1995.
ix
ISO 11620. UNE 50-137. Información y Documentación. Indicadores de rendimiento bibliotecario. Revista
Española de Documentación Científica, 22, 2 y 3, 1999.
x
BAYLEY, L.; GREENFIELD, L.; NOGUEIRA, F. Jail library service: a guide for librarians and jail administrators.
Chicago: ALA, 1981. VOGEL, B. Down for the count: a prison library handbook. Metuchen (NY): Scarecrow Press,
1995.
xi
FABIANI, J.L. Lire en prison..., op. cit.
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32
xii
LITHGOW, S.; HEPWORTH, J. Performance measurement in prison libraries: research, methods,
problems and perspectives. Journal of Librarianship and Information Science, 25 (2), june 1993, p. 105.
xiii
Véase el Cap. X de la Ley Orgánica General Penitenciaria.
xiv
ESPAÑA. Real Decreto 1203/1999, de 9 de julio, por el que se integran en el Cuerpo de Maestros
funcionarios pertenecientes al Cuerpo de Profesores de Educación General Básica de Instituciones
Penitenciarias y se disponen normas de funcionamiento de las unidades educativas de los establecimientos
penitenciarios. ESPAÑA. Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias. Instrucción sobre
criterios a seguir para elaborar la programación de actividades de los centros penitenciarios del curso
2001/2002, I8/2001TP.
xv
WILSON, T.D.; STREATFIELD; D.R. Structured observation in the investigation of information needs.
Social Science Information Studies, (1981), 1, p. 173-184. HAMMERSLEY, M. Using qualitative methods. Social
Science Information Studies, (1981), 1, p. 209-220. POWEL, R.R. Basic research methods for librarians. 3ª ed.
Greenwich (CT): Ablex, 1997. VALLES, M.S. Técnicas cualitativas de investigación social. Madrid: Síntesis, 1997.
xvi
FABIANI, J.L. Lire en prison:…, op. cit.; LITHGOW, S. Improving the effectiveness and efficiency
…, op. cit.;. SIDRO TIRADO, J.J. La enseñanza a distancia como servicio educativo en los centros
penitenciarios españoles. Madrid: UNED, 1992. [Tesis doctoral leída en la UNED en 1992].
xvii
Las preguntas abiertas son aquellas en las que el encuestado tiene que responder con sus propias
palabras. Las preguntas cerradas constan de respuestas categorizadas y el encuestado sólo tiene que
elegir, de entre ellas, una o varias respuestas. Las preguntas filtro las hemos utilizado porque dirigen, en
función de la respuesta, a los encuestados hacia unas preguntas del cuestionario y no hacia otras, y las
preguntas de control, para contrastar las respuestas de los encuestados sobre un asunto determinado y
detectar posibles contradicciones.
xviii
Véase GARCÍA FERRANDO, M. Socioestadística: introducción a la estadística en sociología. Madrid: Alianza,
1995, p.145.
xix
Esta cuestión se considera fundamental ya que por ello se pudo llegar a reclusos que no mostraban el
más mínimo interés en un principio o aquellos con los cuales era imposible relacionarse debido que
permanecían incomunicados en celdas o módulos.
xx
Este hecho queda muy bien reflejado en el uso de la biblioteca, donde las mujeres solamente acceden
una vez por semana en horario de tarde, periodo de tiempo en el que a los hombres no se les está
permitido acceder, mientras que éstos tienen la posibilidad de permanecer en la biblioteca por las
mañanas.
xxi
De hecho han pasado por los muros de esta prisión personalidades de los carteles gallegos de la droga
que, siendo apresados en Portugal y cumpliendo parte de la condena allí son trasladados a nuestro país
para su finalización, quedándose en centros ubicados en lugares fronterizos cercanos a la prisión de
procedencia.
xxii
ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situación de las prisiones en España. Madrid:
Fundamentos, 1999, p. 3.
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xxiii
CENTRO PENITENCIARIO DE BADAJOZ. Estadística de la población reclusa. Enero, 1999.
xiv
ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situación...,.op. cit., p. 7
xxv
Ibídem, p. 3.
xxvi
Esta situación sucede, por ejemplo, con alumnos de la Universidad del País Vasco que, no accediendo
en condiciones normales a la biblioteca, sí lo hacen cuando les visitan sus tutores, o en el caso de internos
que por su actividad laboral dentro de la prisión deben pasar por la biblioteca.
xxvii
Durante los periodos de observación se detectó que los jueves era el día de más afluencia de visitantes
a la biblioteca. Este día coincidía con la salida al patio de las mujeres. Las ventanas de la biblioteca
comunican directamente con este patio lo que constituía una posibilidad de comunicación con parejas o
familiares que se encontraban dentro de prisión.
xxviii
Existen los auxiliares de módulo encargados de tramitar las peticiones de préstamo, distribuir los
catálogos y las publicaciones periódicas. También pueden llegar a informar acerca de libros para leer,
novedades, etc.
xxix
ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS. Informe sobre la situación..., op. cit., p. 7
xxx
LITHGOW, S. Improving the effectiveness and efficiency..,. op. cit., p.3.
xxxi
GOFFMAN, E. Asiles, essai sur la condition sociale des malades mentaux. Paris: Minuit, 1968.
xxxii
FABIANI, J.L. Lire en prison..., op. cit. ,p. 105-106.
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