INTERNOS interior_56 27/6/11 17:29 Página 9 PRÁCTICA NOTARIAL ANALISIS DEL INSTRUMENTO PÚBLICO, 13ª PARTE RAMÓN INFANTE GARCÍA-CONSUEGRA Oficial de Notaria (jb) – Madrid T erminamos el artículo anterior con la referencia a las distintas formas de garantías convencionales, tanto de naturaleza personal como real existentes, para garantizar el pago del precio aplazado, y a ellas nos referimos a continuación. 1).- Garantías personales: LA FIANZA. El pago del precio aplazado puede garantizarse a través del contrato de fianza, lo que comúnmente conocemos como “aval”, que tiene lugar cuando un tercero, distinto del comprador se obliga al pago para el caso de no hacerlo éste. (arts. 1.822 y siguientes del C.C.). El fiador o avalista, en principio, solo viene obligado al pago cuando se acredita que el comprador es insolvente (art. 1.830 del C.C.) salvo que hubiese renunciado a este beneficio o se hubiese comprometido solidariamente con el comprador (art. 1.831 C.C.)). Si son varios los fiadores, el vendedor solo puede reclamar a cada uno de ellos su parte, a menos que, estos, hubiesen renunciado a tal beneficio de división pactando expresamente la solidaridad (art. 1.837 C.C.). La fianza puede constituirse en la misma escritura de compraventa (lo que ocurrirá normalmente cuando se trate de fiadores particulares) o fuera de ella, en cuyo caso no se requiere forma especial, el C. C. solamente exige que sea expresa, pues nunca se presume (art. 1.827 C.C.). En la práctica, la fianza tendrá lugar siempre fuera de la escritura de compraventa cuando el fiador es un banco u otra entidad de crédito, si bien la “carta-aval”, si ya existe al tiempo de otorgar aquella debe incorporarse a la misma. Si para facilitar el precio aplazado se libraron letras de cambio, su pago puede garantizarse a través del “aval-cambiario”, que regula la ley especial. En este caso no estamos ante una garantía propia del precio aplazado sino ante una garantía de pago de la letra que, como obligación cambiaria, es, en principio, autónoma. En garantía y seguridad del vendedor, es aconsejable consignar en la escritura que el fiador-avalista “renuncia a los derechos de orden, excusión y división. Veamos porqué es conveniente consignar esto. La renuncia por el fiador al derecho de “orden” permite al vendedor reclamar indistintamente al deudor principal que es el comprador o al fiador-avalista. La “excusión” es el derecho de los fiadores para no ser compelidos al pago mientras tenga bienes suficientes el obligado principal, es decir, el comprador. Y el derecho de “división” es el que obliga al vendedor a reclamar a cada uno de los fiadores una parte de la deuda. Es decir, que esta, sea dividida entre todos ellos en el supuesto de que haya más de un avalista. Por ello, al consignar la “renuncia a los derechos de orden, excusión y división”, el vendedor podrá demandar el pago en su totalidad y directamente al fiador o a cualquiera de los fiadores si hay más de uno, sin estar obligado a hacerlo primero al comprador. En todo caso es conveniente añadir que “el aval, se ejecutará a primer requerimiento”. 2.- Garantías reales.- Respecto de ellas podemos considerar dos como fundamentales: “la hipoteca” y el “pacto comisorio o condición resolutoria”. 9 INTERNOS interior_56 27/6/11 17:29 Página 10 PRÁCTICA NOTARIAL a).- Hipoteca. Dado por conocido su concepto y los efectos que produce destacaremos únicamente los distintos supuestos que pueden presentarse: 1.- La finca que se transmite está hipotecada. En este caso el comprador podrá subrogarse en la hipoteca que grava la finca obligándose como deudor al pago de la cantidad pendiente de amortizar como parte del precio de la compra, satisfaciendo el resto en la forma que haya convenido con el vendedor. En este supuesto no se exige que el comprador tenga capacidad de disposición, sino simplemente capacidad para adquirir. Es decir, en el supuesto de comprador casado en régimen de sociedad legal de gananciales, no se requerirá el consentimiento de su cónyuge. 2.- El comprador en la propia escritura de compraventa hipoteca la finca a favor del vendedor para garantizar a este el pago del precio que quede aplazado. También en este caso se admite que el comprador casado en régimen de gananciales pueda constituir la hipoteca sin el concurso de su cónyuge. Hay Resoluciones de la Dirección General de los Registros y del Notariado que así lo confirman. Este es el supuesto más frecuente, y su regulación no tiene ninguna especialidad, es la general de la hipoteca voluntaria. 10 3.- El comprador constituye hipoteca sobre la finca que adquiere en un momento posterior (aunque simultáneo al momento de la compra) en garantía de un préstamo que obtiene para el pago del precio pactado en la compra. En este caso necesita la plena capacidad de disposición y por lo tanto, el consentimiento de su cónyuge, en el caso de que la adquisición hubiese sido hecha para la sociedad conyugal. Hay Resoluciones que admiten que la hipoteca se constituya sin el consentimiento del cónyuge siempre que se haga constar y quede claro y se justifique que el importe del préstamo se destina al pago del precio de la compra (en el mismo acto, el dinero que se obtiene del préstamo se entrega al vendedor, prácticamente sin pasar por las manos del comprador), ya que esta formula tiene prácticamente los mismos efectos que la subrogación en la hipoteca que ya grava la finca, como parte del precio, pues en definitiva el fin es el pago del precio pactado. Pero, aunque posible jurídicamente, en la realidad no será fácil, ya que la entidad bancaria-prestamista exigirá la concurrencia del cónyuge, para que este, también quede obligado con su garantía personal, solidaria e ilimitada como es habitual y así exigen que se haga constar en la escritura de hipoteca al establecer las garantías. 4.- Hipoteca constituida sobre una finca distinta de la que es objeto de compraventa bien hecha por el comprador, bien hecha por un tercero. En el primer caso, tratándose de una finca distinta de la que es objeto de compra, exigirá el consentimiento del cónyuge del comprador si la finca que se hipoteca es ganancial. En el segundo caso (hipoteca constituida por tercero) únicamente hay que destacar que el hipotecante no deudor no puede considerarse como “tercer poseedor” a los efectos de los arts. 112, 113 y 114 de la L. H. Si el precio aplazado está representado por letras de cambio, la hipoteca constituida en garantía del mismo no garantiza el pago de las letras; la hipoteca se constituye en garantía del vendedor o sus causahabientes, no de los tenedores de las mismas como acreedores cambiarios. Esto no quiere decir que no pueda constituirse hipoteca en garantía de estas letras, pero en este caso estaríamos ante una INTERNOS interior_56 27/6/11 17:29 Página 11 PRÁCTICA NOTARIAL “hipoteca cambiaria” que garantizaría el pago de la letra como obligación cambiaria, autónoma de la obligación del comprador y en beneficio del tenedor inicial o futuros de las mismas, supuesto distinto del aquí estudiado. b).- Pacto comisorio también llamado “condición resolutoria explícita”. Es aquel por el que se estipula que de no pagarse el precio al vendedor al término señalado en el contrato, quedará resuelto automáticamente éste. Este pacto suele ir acompañado de cláusula penal, por la que se determina que el comprador perderá en caso de resolución, todo o parte del precio entregado hasta ese momento, así, como en su caso, los intereses satisfechos, como indemnización de daños y perjuicios. El pacto viene admitido por el art. 1.504 del C.C. cuando dice “… Aun cuando se hubiera estipulado que por falta de pago del precio en el tiempo convenido tendrá lugar de pleno derecho la resolución del contrato, …” y regulado su acceso al Registro de la Propiedad y por tanto, a través de ella su eficacia frente a terceros en el art. 11 de la L.H. La condición resolutoria y el Registro de la Propiedad. contratantes de atribuir a la falta de pago el carácter resolutorio (RR. 13/06/1962; 23 y 24/13/1963). 3) Si son varias fincas, que se distribuya entre ellas el precio aplazado (art. 11 L.H.), exigencia que no debe aplicarse cuando se vende una finca perteneciente a varios propietarios proindiviso (no cabe la aplicación analógica del art. 216 R.H.). La distribución, por otra parte, no produce efectos específicos. Respecto de esta exigencia hay que destacar: a) Que no es necesaria cuando, aun siendo varias fincas las transmitidas, estas se agrupan por el comprador en una sola (R. 10/03/1944. b) Que siendo varios los vendedores puede pactarse solidaridad para que, cualquiera de ellos pueda recibir el pago y can celar la condición resolutoria (18/01/1945). c) Que la condición resolutoria puede también establecerse como garantía de otras obligaciones distintas del pago del precio. Efectos durante la vida de la condición resolutoria. Continuaremos con este enunciado en el próximo número. Con la inscripción de la condición resolutoria en el Registro de la Propiedad, se dota a ésta de la eficacia ante terceros. Así lo dice el art. 11 de la L.H. “la expresión del aplazamiento de pago, conforme al artículo anterior, no surtirá efectos en perjuicio de tercero, a menos que se garantice a aquél con hipoteca o se de a la falta de pago carácter de condición resolutoria explícita …”. En su estudio distinguiremos: Constitución. Para su válida constitución e inscripción se requiere: 1) Que señalen plazo o plazos fijos para el pago de la parte del pecio pendiente. 2) Que se pacte; no es necesario que se empleen los términos de la Ley como fórmula “sacramental”, basta con que aparezca clara la voluntad de los 11