Megalitismo y medio físico en el Noroeste de la Península Ibérica

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Megalitismo y medio físico en el Noroeste de la Península
Ibérica: Estado de la cuestión y perspectivas
J. M. BELLO DIÉGUEZ; F. CRIADO BOADO y J. M. VÁZQUEZ VÁRELA
I.
INTRODUCCIÓN
La investigación sobre el mundo megalítico del
NW peninsular ha estado ceñida hasta el presente
al estudio de los aspectos arqueológicos tradicionales, centrándose la mayor parte de los trabajos en
cuestiones de tipología, cronología y relaciones con
otras áreas culturales. Otros aspectos relativos al megalitismo han sido soslayados o bien tratados más
de un modo implícito y ocasional que de una forma
clara y sistemática. Entre éstos se encuentra el de la
relación de los monumentos megalíticos y el medio
físico, especialmente la conexión entre la distribución de los túmulos megalíticos, en gallego mámoas, y el sustrato geológico sobre el que se asientan, así como su vinculación con los diferentes tipos
de suelos.
En la tesis doctoral de G. Leisner ' se encuentran
dispersos algunos datos sobre los aspectos citados
que le llevan a señalar una estrecha conexión entre
los sustratos graníticos, los suelos desarrollados sobre
éstos y la dispersión del megalitismo. Este autor señala el carácter agrícola de la cultura megalítica debido a su asociación con suelos aptos para el cultivo
de cereales, lo cual vendría avalado por la presencia
de molinos de mano en las cámaras de los monu-
1
Verbreitung und Typologie der Galizisch-Nordportugiesischen Megalithgràber. Marburg, 1938, pág. 13.
2
Prehistoria, en Historia de Galicia dirigida por Otero
Pedrayo, tomo III, Buenos Aires, 1973 (El original de esta obra
fue redactado en 1952).
i
Prehistoria y Arqueología de Galicia. Estado da cuestión.
Lugo, 1979, pág. 25. Véanse también los datos y razonamientos
aducidos por X. C. SIERRA RODRÍGUEZ: Boletín Aúnense, tomo IX
(1979), págs. 329-332, al reseñar el libro colectivo O Neolítico e o
Calcolitico em Portugal, Actas da pnmetra Mesa-Redonda da Faculdade de Letras do Porto, Porto 1978 (Porto 1979).
ZEPHYRVS, XXXIV-XXXV, 1982
mentos. López Cuevillas2 indica que frecuentemente las mámoas se sitúan en terrenos no cultivados.
En publicaciones recientes3 este último dato es
interpretado como una prueba de que la base económica de las sociedades megalíticas del NW sería ganadera.
Sólo a partir de 1980 y con motivo de la celebración del II Seminario de Prehistoria y Arqueología
del Noroeste Peninsular en Santiago de Compostela
en septiembre de ese año han sido dados a conocer
una serie de trabajos4 en los que de un modo sistemático se estudian las relaciones entre el megalitismo y el medio físico en la zona que nos ocupa. En
este momento y como continuación de la línea de
trabajo citada se está realizando un programa de investigación sobre este tema cuyos primeros resultados aquí se describen.
II.
DISTRIBUCIÓN DE TÚMULOS MEGALÍTICOS Y MAR-
CO GEOLÓGICO
A)
Metodología
Los mapas geológicos que utilizamos preferentemente son las hojas del mapa geológico de España,
escala 1:50.000, publicado por el Instituto Geológi-
4
F. CRIADO BOADO y A. RODRÍGUEZ CASAL: «Medio xeolóxi-
co e megalitismo na bisbarra de Xallas», 77 Seminario de
Arqueoloxía do NW Peninsular, Santiago 1980. En F. CRIADO
BOADO: «Relacions entre o medio físico e o megalitismo na bisbarra de Melide», en el mismo seminario. J. A. POMBO MOSQUERA: «El megalitismo en el NW de A Terra Cha: relación del
hombre y el medio», en el mismo seminario. F. CRIADO BOADO y
M. GRAJAL: «Relación entre la distribución de mámoas y el medio
físico en la zona de Sobrado-Curtís». Brigantium, 2 (1981).
110
J. M. Bello Diêguez, F. Criado Boado y J. M. Vázquez Várela
co y Minero. Esta escala es la más apta para nuestros
trabajos. Sin embargo no siempre podemos utilizar
esta cartografía, ya que, al estar en curso de publicación, son todavía muchas las zonas de las que no se
disponen hojas publicadas. En los casos en los que
ocurre esto se puede echar mano de algún otro tipo
de trabajo geológico: en ocasiones existen estudios
geológicos de áreas muy localizadas realizadas por
los Departamentos de Edafología de las Facultades
de Biología y Farmacia de la Universidad de Santiago. Pero los estudios subsidiarios más socorridos
son los elaborados por el grupo «Galicia» de la Universidad de Leyden, que ha publicado toda la
geología de las provincias de La Coruna y Pontevedra en escala 1:100.000. A título meramente
orientativo se utilizaron, sobre todo en las primeras
fases de desarrollo de este trabajo, los mapas geológicos de España 1:200.000, también del Instituto
Geológico y Minero. Sin embargo su escala es tan
pequeña que imposibilita el realizar sobre ellos trabajos comarcales verdaderamente exhaustivos. Con
la ayuda de estos mapas se realizó una primera aproximación a las comarcas de Sobrado-Curtis y Xallas.
Esto permitió sentar unas hipótesis de trabajo iniciales, que son las que en buena medida vamos a exponer aquí. De todas formas, la aparición de los trabajos más amplios ya citados nos permite pensar que
en un futuro inmediato podremos profundizar más
en estas mismas zonas y descubrir nuevas líneas de
trabajo.
Al efecto de descubrir las relaciones que se
puedan dar entre la distribución de mámoas y los
diferentes tipos de sustratos geológicos hemos, primeramente, superpuesto las cartas de distribución
de monumentos megalíticos a los mapas geológicos
de las zonas estudiadas. Con este primer paso conseguimos una aproximación inicial a la comarca, que,
además de evidenciarnos cuál es la textura de su
marco geológico, puede verificar la existencia de algún tipo de predilección por parte de las mámoas de
un sustrato geológico determinado.
El segundo paso que realizamos en estos trabajos
consiste en localizar todas las cámaras megalíticas, o
restos, de la comarca estudiada, para, después de tomar una muestra del material de cada una de las
5
Se puede ver como modelo el trabajo de A. BLANCO DOPICO: «Medio geológico y arquitectura rural en S. Martín de Cástrelo, Vimianzo (La Coruna)». Gallaecia 3/4, 1977/78.
losas del monumento, proceder a su identificación
rigurosa. Con los datos que nos dan estos análisis se
puede observar de qué forma los constructores de
megalitos aprovechaban los diferentes materiales
que les ofrecía la geología de un lugar. La identificación de la materia prima utilizada en un megalito nos dice, en primer lugar, si ese material es el
mismo del sustrato o fue traído desde un lugar
extraño. A continuación se podrá llegar a ver si la
elección de la materia prima estaba condicionada
por alguna circunstancia determinada, ya fuese la
minimización de los costes y trabajos de transporte,
la búsqueda de un material de buenas características para ser trabajado, o ya fuese cualquier otra.
Para alcanzar una buena determinación en este tipo
de indagaciones es asimismo preciso recorrer detenidamente el área inmediata al punto de emplazamiento de un megalito, ya que de este modo se
puede llegar a situar cuáles son los lugares más aptos para la extracción de las losas del monumento,
e, incluso, una vez conocido el material de éstas, el
punto de obtención. Una vez hecho esto se puede
proceder a evaluar las distancias de transporte de
los ortostatos del megalito. Los datos que se reúnan
sobre esta cuestión en concreto son muy interesantes, por cuanto su magnitud da una idea, aunque
sólo sea aproximada, de las disponibilidades de
fuerza de trabajo y medios técnicos de los constructores de megalitos.
Para poder avanzar con certidumbre en este tipo de trabajos es preciso estar en contacto, además
de con geólogos, con especialistas en materiales de
construcción que sepan determinar cuáles son sus
posibilidades y características. Pero en este sentido
se hace imprescindible completar los estudios comarcales sobre megalitismo y medio geológico con
observaciones sobre la forma de utilización del marco geológico por parte de las poblaciones rurales
contemporáneas5. Las características dadas por los
campesinos y «canteiros» actuales de los diferentes
tipos de piedlas y materiales, así como el aprovechamiento que según ellas hagan de los mismos,
dará en muchos casos las explicaciones más correctas
a la forma de utilización de la geología por las
poblaciones megalíticas.
Megalitismo y medio fisico en el noroeste de la Península Ibérica...
B) Estudios comarcales: primeros datos
1. So brado - Curtis
Esta comarca está situada en la parte oriental de
la provincia de La Coruna, limitando con la de Lugo. Fue la primera zona sobre la que se realizó un
estudio de este tipo, si bien en la publicación inicial
uno de los puntos a los que se da mayor importancia
es el dedicado al análisis de las alteraciones que haya
podido sufrir a lo largo de la historia la dispersión
original de monumentos megalíticos6.
Una vez resuelta esta primera cuestión al observar la distribución de las mámoas sobre las manchas
geológicas se verifica que:
1.° La mayor parte de éstas (90 %) se asientan
sobre sustratos de rocas acidas (granitos y gneises).
2.° En la zona de afloración de rocas básicas
(casi 1/4 parte de la superficie total prospectada)
apenas se localizan mámoas (únicamente el 10 %).
Por otra parte hemos podido comprobar que todas las cámaras megalíticas localizadas, salvo un único ejemplo, fueron construidas con el material de su
sustrato rocoso. La materia prima utilizada es casi
siempre una roca de tipo granítico: sólo hay un megalito que fue levantado con roca básica. En otro
monumento, cercano al anterior y que también se
sitúa sobre roca básica, el material empleado fue, en
cambio, el granito.
Lo anteriormente citado permite destacar una serie de hechos bastante evidentes:
a)
Sobre el transporte de las losas empleadas
en la construcción de los megalitos
1. Sólo en un caso conocido éste adquiere proporciones considerables, ya que la piedra fue traída
desde 2 ó 3 km.
2. En los demás este desplazamiento fue
mínimo, obteniéndose en la mayor parte de ellos
justamente al pie del túmulo.
b) Sobre la materia prima utilizada
1. El hecho de que se prefiera la de tipo granítico, despreciándose en cambio las rocas básicas, parece
que apunta directamente a una imposición de la materia prima, seleccionándose aquella que resulta más fácil
de labrar, y despreciando la que es demasiado dura para ser trabajada o precisaría medios tecnológicos desarrollados, cual es el caso de los materiales básicos.
6
F. CRIADO BOADO y M. GRAJAL: op. cit. Véase nota 4.
Ill
2. Dentro de la gama de granitos utilizados es
posible que haya existido una selección de aquellos
que presentaban características constructivas más
idóneas; así, por ejemplo, parece que se aprovecharon mínimamente los granitos de grano grueso, que
todavía hoy son despreciados en la zona donde aparecen por ser difíciles de trabajar y demasiado endebles una vez labrados. Sin embargo esto únicamente lo apuntamos como hipótesis de trabajo que
ha de ser verificada a medida que estos estudios
progresen.
2.
Melide
Esta comarca se sitúa justo al Sur de la anterior,
estando separada de ella por las altas cimas de la
sierra de O Bocelo 7.
Las observaciones que podemos realizar sobre la
relación entre la distribución de mámoas y la de los
tipos de rocas son las siguientes:
1.° En los terrenos graníticos de esta comarca
se han debido de asentar gran número de mámoas,
pero en esta zona sabemos a ciencia cierta, por tener
documentados varios casos (en el trabajo anteriormente citado se encuentran explicitados), que las labores agrícolas, muy frecuentes en esta comarca a diferencia de lo que sucedía en la anterior, han desmembrado el mapa original de mámoas.
2.° Existiendo en esta comarca grandes extensiones de rocas básicas, casi la mitad de la superficie
total prospectada, lo que llama la atención en primer lugar, sobre todo por su oposición con lo que se
había apreciado en la comarca anterior, es la abundancia de mámoas sobre este tipo de materiales (57
de las 87 mámoas descubiertas).
3.° Dentro de las rocas de tipo básico las mámoas se asientan preferentemente sobre las rocas
ultrabásicas serpentinas, y se apartan casi completamente de las rocas metabásicas (anfibolitas en copos
y granatíferas).
En el cuadro que se ofrece a continuación se señala el tipo de material empleado en la construcción
de cada cámara megalítica de esta comarca.
7
F. CRIADO BOADO: op. cit. Véase nota 4.
112
J. M. Bello Diéguez, F. Criado Boado y J. M. Vázquez Várela
NUMERO
muestra mámoa
I
II
III
IV
V
VI
M 48
M 58
M 38
M 41
T 26
T 21
doln
ortogneis pegmatoide
roca metabásica
r. ultrab. serpentinzd.
r. ultrab. serpentinzd.
r. ultrab. serpentinzd.
roca metabásica
ortogneis
ortogneis
r. ulrrab.
r. ultrab.
r. ultrab.
r. ultrab.
pegmatoide
pegmatoide
serpentinzd.
serpentinzd.
serpentinzd.
serpentinzd.
A la luz de los datos contenidos en este cuadro
se pueden realizar varias observaciones.
1.° Con la excepción de un megalito, que se
sitúa sobre terreno granítico, los restantes están, en
tres de los cinco casos, sobre rocas ultrabásicas y
usando su material de sustrato como materia prima.
2.° En caso de encontrarse las mámoas sobre
rocas metabásicas, sus cámaras usan otro material
distinto al del sustrato (ejemplos II y VI).
3. ° En caso de haberse dado lo anterior la materia prima alternativa empleada fue el material de
tipo granítico, si éste se encontraba próximo (II), o
la serpentina (VI).
Las consecuencias que se pueden obtener de los
datos anteriores son las que se siguen:
a)
3. Xallas
Esta comarca está emplazada en la zona Noroccidental de la provincia de La Coruna. En una primera fase de trabajo sobre las relaciones entre el marco
geológico comarcal y los monumentos megalíticos,
únicamente se tuvieron en cuenta los conjuntos arquitectónicos importantes 8 . Posteriormente se localizaron restos inéditos de cámaras megalíticas, lo
cual, unido a la ampliación de los trabajos al total
de la distribución de mámoas, hace que en breve
podamos disponer de nuevos datos.
Cartografiando los ejemplares estudiados sobre
el sustrato geológico se comprueba que los monumentos están vinculados a terrenos graníticos, ya se
asienten directamente sobre ellos, o ya se encuentren cerca de ellos.
En el cuadro que va a continuación se ofrecen los
datos sobre el tipo de sustrato y el tipo de materia
prima empleada en cada megalito.
Sobre el transporte de la materia prima uti-
1. Este es casi siempre mínimo, por usar la materia del propio sustrato y extraerla de afloraciones
inmediatas al lugar de emplazamiento de las mámoas.
2. En los casos en los que se evidencia un transporte de la materia prima desde un punto extraño,
éste tampoco es demasiado grande, como evidencia
el ejemplo VI, donde el material alternativo se encontraba a tan sólo 500 ó 600 metros; sólo en el caso
II esta distancia puede pasar escasamente del kilómetro.
b)
1.
2.
3.
4.
5.
Parxubeira
Portocoiro
Monte de Embaixo
Casa dos Mouros
Pedra da Arca
(Piosa)
6. Pedra Moura
(Carneo)
7. Pedra Cuberta
8. Casota de Berdoias
gneis granítico
gneis granítico
gneis granítico
sedits. paleozoicos
gneis granítico
gneis granítico
gneis granítico
gneis granítico
sedits. paleozoicos
gneis granítico
granito porfídico
granito porfídico
sedits. paleozoicos
sedits. paleozoicos
sedits. paleozoicos
granito de dos micas
Sobre la materia prima utilizada
1. También en esta comarca se evidencia una
selección del material, escogiéndose, cuando ello es
posible, unos determinados y desechando otros.
8
2. Se desprecia la roca metabásica en favor del
gneis granítico por ser esta roca de mejores
características constructivas que la anterior.
3. Igualmente se prefiere la roca ultrabásica
(serpentina) a la metabásica (anfibolita), aunque las
razones de este hecho permanezcan más oscuras.
F. CRIADO BOADO y A. RODRÍGUEZ CASAL: op.
nota 4.
cit.
Véase
A partir de los testimonios contenidos en este
cuadro podemos extraer algunas consideraciones que
revigorizan la apreciación anterior.
Megalitismo y medio físico en el noroeste de la Península Ibérica...
1.° En seis casos (1, 2, 3, 4, 5 y 6) se utiliza el
material del sustrato para edificar el megalito.
2.° Este material es de tipo granítico en todos
los casos.
3. ° Cuando la mámoa se encuentra sobre terrenos no graníticos (sedimentos paleozoicos en este caso) su cámara se construye con granito traído de las
cercanías.
4.° Sólo en un caso (Casa dos Mouros, n.° 4)
el material que se usa en el megalito es de dos tipos:
granito traído de fuera y sedimentos paleozoicos del
sustrato.
Las interpretaciones que podemos hacer sobre estos datos son las siguientes:
a)
Sobre el transporte de la materia prima
1. Este es casi siempre mínimo, incluso en los
casos en los que se trajo de fuera. La distancia media
en estos últimos casos fue de unos 300-400 metros.
2. Sólo en un ejemplo (n.° 4) se verifica un
transporte desde una distancia considerable (1-1,5
km.), y en este caso cabe destacar que también se
usó la materia prima del lugar donde se situaba el
megalito. Parece por lo tanto que se buscase intencionadamente una economía de esfuerzos.
b)
Sobre la materia prima
Los datos de los que disponemos señalan una
evidente selección del material a usar, condicionada
sin duda por las mejores posibilidades constructivas
del granito, frente al otro material alternativo: sedimentos paleozoicos.
4.
Villalba
Esta comarca está situada en la parte occidental
de la provincia de Lugo; limita con la de La Coruna
por el W. Los primeros datos sobre ella fueron presentados en el II SENAP 9.
Lo más destacable de la distribución de mámoas de
esta zona es que no presenta ninguna vinculación especial con ningún tipo de sustrato geológico. Esto aparece
aún más claramente analizando los datos contenidos en
el cuadro que se presenta a continuación, y que
muestra la materia prima identificada en 14 megalitos
de la comarca y el sustrato de los mismos.
J. A. POMBO MOSQUERA: op. cit. Véase nota 4.
NUMERO
1
(8 ejs.)
3
5
6
9
14
16
113
MATERIA PRIMA
SUSTRATO
cuarcita
cuarcitas
cuarzo
cuarzo
cuarcita
granito
esquistos
granito
cuaternario indiferenciado
cuarcitas
cuarcitas
granito de 2 mieras
esquistos
esquistos y gneises
Ante este cuadro inmediatamente se hacen evidentes varios hechos:
1.° Salvo dos casos, todos los megalitos se levantan con material procedente de su propio sustrato.
2.° De los dos megalitos que usan material ajeno a su entorno, uno de ellos, el n.° 3, no puede
utilizar el de su sustrato por estar éste formado por
depósitos cuaternarios, con lo cual el material que se
usa es el más cercano al monumento.
3.° El otro caso (n.° 16) es de gran importancia, ya que en él se prefirió usar un material traído
de fuera, a pesar de que el existente en sustrato (esquistos) se había utilizado en otros monumentos.
Las consecuencias que se pueden extraer de estas
observaciones y de otros datos que aparecen en el citado trabajo son los siguientes:
a)
Sobre el transporte
1. En aquellos casos donde era factible se procuró que éste fuera el menor posible. Así en
aquellos megalitos situados en el entorno inmediato
de la materia prima (núms. 1, 6 y 9) el desplazamiento no fue superior a los 500 metros.
2. Sin embargo, y debido a la escasez de afloraciones de roca madre en esta comarca, en varios casos (núms. 5, 14 y 16) se comprueba una distancia
mayor de acarreo de las losas, entre 1 km. y 1,5 km.
De todas formas este largo transporte estaría facilitado por el menor peso y tamaño de las losas utilizadas aquí en relación con las empleadas en otras comarcas.
114
b)
J. M. Bello Diéguez, F. Criado Boado y J. M. Vázquez Várela
Sobre la materia prima utilizada
1. No parece existir ninguna selección fuerte
de la materia prima a emplear; antes bien la observación de los asentamientos de los megalitos y mámoas y de la piedra usada en aquéllos evidencia una
gran acomodación a cualquiera de los entornos geológicos que se localizan en esta área.
2. Sólo en un caso, cuya importancia ya se indicó (n.° 16), parece existir una selección de la materia prima ya que se prefieren traer las losas desde
una distancia relativamente larga a usar los esquistos
de los que se dispone «in situ». Ello puede indicar
que cuando existía un material alternativo de superiores calidades constructivas se elegía para levantar
el megalito. A este respecto conviene señalar que el
granito elegido aquí es de dos micas, muy apreciado
actualmente para obras de cantería por tener una
orientación buena de su estructura.
C)
Resumen e interpretación
Los datos que hemos dado en el apartado anterior apenas son nada más que los primeros resultados de un estudio que está en sus inicios. Tal y como ya se ha dicho seguimos trabajando sobre estas
zonas, al tiempo que estamos extendiendo estos estudios a nuevas comarcas: Ortigueira, As Pontes de
García Rodríguez, península de Barbanza y Tordoia
(todas ellas en la provincia de La Coruna). De este
modo pronto se dispondrá de casi una tercera parte
de la superficie de la provincia estudiada a este nivel, con lo cual se aumentará la riqueza de datos y la
amplitud de las conclusiones.
A pesar de ello, en la actualidad podemos extraer algunas consecuencias de las observaciones ya
realizadas, que nos permiten sentar unas hipótesis
de trabajo cuya validez ha de ser verificada con la
continuidad de los estudios.
La ptimera consideración que se desprende de
los datos conocidos es que los constructores de megalitos del NW presentaban una amplia capacidad
de adaptación a las condiciones del mateo geológico
sobre el que estaban asentados. Es cietto que, en
aquellas zonas donde es posible, parece existir cierta
predilección por los emplazamientos que disponían
de materiales de mejores características para ser
aprovechados en la construcción de megalitos. La
10
Véase nota 1.
vinculación vista en algunas de las zonas anteriores
(Sobrado-Curtis y Xallas) entre los monumentos
megalíticos y las manchas graníticas, es posible que
se pueda intetpretar en este sentido. En los casos en
los que ocurría esto se despreciaban los materiales
menos aptos para ser utilizados, como ocurre con las
rocas de tipo básico o los sedimentos paleozoicos.
Ahota bien, hay cantidad de otros ejemplos donde se percibe cómo las poblaciones megalíticas aprovechaban indistintamente los diferentes tipos de
sustrato. En la Introducción de este trabajo hemos
citado la hipótesis de G. K. Leisner según la cual la
expansión de la cultura megalítica por Galicia habría
estado supeditada a la disttibución de los terrenos
con sustratos de rocas graníticas10. Sin embargo, a
partir de los datos dados en el apartado anterior, podemos ver que esta relación es falsa, ya que, además
de no localizarse una vinculación completa y
estrecha entre ambos fenómenos en todas las comarcas de las que tenemos estudios, existen zonas
(Villalba, por ejemplo) que poseen una cultura
megalítica bien representada y en las que apenas
existen tocas graníticas.
Esta visión de una fuerte dependencia de las disponibilidades geológicas de cada entorno particulat
por parte de los constructores de megalitos viene,
además, avalada por otro hecho, cual es el del escaso
número de casos conocidos en los que las losas de un
monumento hayan sido transportadas a lo largo de
una distancia considetable. En los testimonios ofrecidos antetiormente sobre la identificación de la materia prima de los monumentos y la magnitud de su
ttansporte se ha podido apreciar cómo éste es casi
siempre el menor posible. Una distancia entre 500 y
1000 mettos comprendería las magnitudes medias
de desplazamiento; las distancias máximas podían
llegar a ser de 2 ó 3 km. De todos modos estos
desplazamientos están dilectamente relacionados
con las características peculiares de cada zona, ya
que en la comarca de Villalba, por ejemplo, se registran distancias más altas desde el megalito al punto de procedencia de las losas, que en la comarca de
Xallas, donde casi no se dan ejemplos de acarreos de
este tipo, y los pocos que hay son a muy corta distancia (hasta 500 metros-1 km.). La razón de esta diferencia se puede encontrar, por un lado, en el
mucho menor tamaño de las chantas empleadas en
Megalitismo y medio físico en el noroeste de la Península Ibérica...
la construcción de los megalitos de la zona de Villalba que en el de las usadas en la de Xallas, y por
otro, en los tipos de rocas utilizadas: cuarcitas mayoritariamente en el primer caso, y rocas graníticas en
el segundo.
Otro hecho interesante referido a la utilización
de los diferentes tipos de piedra en los monumentos
es su posible evolución en el tiempo, variando en relación con el cambio de las costumbres funerarias y
de las técnicas de labra y trabajo de la piedra. A este
respecto únicamente podemos citar un hecho conocido en la comarca de Curtis, donde las cistas de una
probable necrópolis del Bronce Inicial fueron construidas con pequeñas losas de metagrauacas que debieron ser traídas desde una distancia mínima de 6
km. Los restos de cámaras megalíticas localizadas en
las proximidades de esta necrópolis utilizaban todas,
en cambio, el material del sustrato, muy apto, por
demás, para su empleo arquitectónico, ya que está
formado por rocas graníticas.
III.
DISTRIBUCIÓN DE TÚMULOS MEGAÜTICOS Y
TIPOS DE SUELOS
A)
Metodología
Las principales dificultades del estudio de la relación entre la distribución de los túmulos megalíticos
y los tipos de suelos sobre los que se asientan derivan del concepto mismo de suelo. Si entendemos éste como un complejo vivo, capaz de evolucionar y
que está en equilibrio con los distintos factores que
lo condicionan, fundamentalmente clima, vegetación y roca madre, es fácil deducir que los tipos de
suelo han podido variar en gran medida a lo largo
de los milenios que nos separan del fenómeno megalítico, dado que, de los tres factores señalados, sólo la roca madre ha permanecido invariable con seguridad. Las posibles fluctuaciones climáticas y de
vegetación han podido modificar sustancialmente las
propiedades de los suelos, principalmente las químicas y biológicas, de las que depende, en última instancia, la fertilidad de los mismos.
Al intento de aclarar el problema de la posible
variación de las características edafológicas a lo largo
11
A. RODRÍGUEZ CASAL: «A Anta da Mina da Parxubeira, S.
Fiz de Eirón (Mazaricos)», Congreso Nacional de Arqueología.
Faro 1980, en prensa.
115
del tiempo estamos dedicando en estos momentos
trabajos de investigación, en colaboración con
miembros del Departamento de Edafología de la
Universidad de Santiago, sobre posibles paleosuelos aparecidos en las excavaciones —dirigidas por
A. Rodríguez Casal— del dolmen de Parxubeira u .
Sin que signifique embargo de lo expuesto,
hemos de tener en cuenta que la opinión generalizada entre los especialistas en edafología es la de
suponer una escasa variación para los suelos gallegos. Por tanto, y siempre conscientes de que, hasta conocer los resultados de los estudios en curso,
no podemos afirmar nada que no conlleve un
amplio margen de error, nos hemos decidido a
abordar el tema, en un primer momento, con el
estudio de la relación entre los emplazamientos
megalíticos y los suelos actuales.
Como vemos, el tema no debe ser tratado sin
una buena dosis de precaución. De ahí que las
afirmaciones realizadas hasta la fecha, tratando de
inferir características socioeconómicas del mundo
megalítico a partir de apreciaciones superficiales
sobre los tipos de suelos, nos parezcan, cuando
menos, aventuradamente gratuitas.
El método seguido quiso consistir en la superposición de los mapas edafológicos y los de distribución de mámoas para comarcas determinadas.
La dificultad encontrada fue la escasa extensión
que los estudios edafológicos han tenido, hasta la
fecha, en nuestro país. La ausencia de mapas edafológicos de detalle hizo que tuviésemos que recurrir a mapas de pequeña escala, como los de los
Estudios Agrobiológicos de la provincia de La
Coruna 12, los cuales, si bien pueden marcar líneas
generales, también pueden conducir a errores de
aproximación en casos concretos. Por ello los mapas de mayor utilidad para nuestro trabajo son los
de Clases Agrobiológicas, escala 1:50.000. Además
de estos datos, los recogidos en los trabajos de
campo acerca de la existencia de tierras hoy cultivadas en las proximidades de los emplazamientos
megalíticos, pueden llenar, a falta de otras observaciones mejores y de modo provisional, las lagunas existentes.
12
Instituto de Inv. Geol., Edaf. y Agrobiológicas de Galicia, Estudio Agrobiológico de la Provincia de La Coruna, 1966.
J. M. Bello Diéguez, F. Criado Boado y J. M. Vázquez Várela
116
B) Primeros datos
La única zona de la que poseemos unas primeras
observaciones rigurosas sobre las relaciones entre la
distribución de mámoas y sus tipos de suelos es la de
Sobrado-Curtis13. La causa de este hecho es que,
hasta hace relativamente poco tiempo, era la única
comarca de la que podíamos disponer de los datos
arqueológicos suficientes por un lado, y por otro de
estudios edafológicos de detalle.
La superposición y comparación de todos estos datos muestra que, de un total de 131 mámoas, 62 de
ellas se localizan sobre clases agrológicas de tipo 2, 3 y
4 (es decir, aptas para el cultivo); y 69 sobre clases 6 y
7 (esto es, terrenos no cultivables). Por lo tanto la
proporción es similar. Sin embargo se debe tener en
cuenta que mas de la mitad de las mámoas del segundo grupo están a menos de 1 km. en línea recta
de clases de tipo 2 y 3. Según todos estos datos se hace evidente que alrededor de las dos terceras partes de
las mámoas comprendidas en este estudio se emplazan sobre o en relación con terrenos que son aptos
unos para un trabajo agrícola sistemático, y otros para
el cultivo de cereales en rotación con pradera.
Estas consideraciones también vienen apoyadas
por las observaciones que se pueden realizar sobre la
distribución de las mámoas y los tipos de suelos de
la cuenca alta del río Deo 14. Esta zona es vecina de
la anterior, y pertenece en parte al ayuntamiento de
Curtis, y en parte a los de Aranga y Oza dos Ríos.
En esta área se pudo verificar que la mayor parte de
las mámoas estaban sobre o al lado de los suelos de
tipos tierra parda eutròfica y mesotrófica, esto es, las
tierras de más eminente vocación agrícola. Los suelos
de vocación ganadera, tierra parda oligotrófica y
gley, ocupan superficies muy extensas en esta zona,
pero pese a ello casi no hay ninguna mámoa que se
relacione con ellos.
No disponemos todavía de datos sobre esta cuestión para otras zonas. Intentando paliar esta ausencia, y a pesar de que no es una forma muy correcta
de proceder, tal y como ya dijimos en el apartado
anterior, podemos echar mano de la relación entre la
situación de las mámoas y las tierras de cultivo actuales. En la comarca de Villalba un trabajo
reciente 15 establecía los siguientes porcentajes:
13
F. CRIADO BOADO y M. GRAJAL: op. cit., págs. 22-24.
Véase nota 4.
Mámoas en terrenos no aptos para
ningún cultivo (monte)
Mámoas en tierras de cultivo
Mámoas en terrenos aptos para el cultivo, o que se cultivan ocasionalmente
(rozas)
C)
—13 %
—34 %
—51 %
Interpretación
La imagen que esta primera aproximación nos ofrece es, pues, contraria a las inferencias que se han venido haciendo sobre el tema. La abundancia de mámoas
sobre y en medio de tierras cultivadas en la actualidad,
y el asentamiento sobre tipos de suelo potencialmente
aptos para el cultivo rompen con la esquemática interpretación que quería ver los asentamientos megalíticos emplazados sobre tierras muy pobres, marginales y
sólo aptas para una economía ganadera.
A esto debemos añadir el hecho de que gran número de mámoas situadas en lo que se suponía
terrenos de monte aislado, están en realidad relacionadas con tierras que eran rozadas con asiduidad
hasta hace unos veinte años. La existencia de topónimos como «Roza das Modias» («modia» en gallego es
sinónimo de mámoa), la cita en el Catastro del Marqués de la Ensenada de la existencia de rozas en el s.
XVIII en terrenos con alta densidad de mámoas aún
en la actualidad, o la simple encuesta a los campesinos durante el trabajo de campo, confirman nuestra
afirmación.
Como principal conclusión, de carácter provisional dadas las salvedades que hemos venido haciendo, parece desprenderse la constatación de que
los suelos en que se emplazan las mámoas de las zonas estudiadas son, sin excepción, aptos para el cultivo por roza, siendo algunos de ellos de muy buena
calidad. Creemos pues, a la luz de estos datos, que
no puede afirmarse, con argumentos edafológicos, la
exclusión de prácticas agrícolas entre las poblaciones
que edificaron los megalitos.
Con la ampliación de los trabajos a las comarcas
relacionadas al hablar de Geología y con los resultados de los nuevos estudios señalados más arriba, esperamos poder seguir profundizando en este tema y
ofrecer en el futuro mayores precisiones.
14
G. DALDA GONZÁLEZ: Vegetación de la cuenca del río
Deo. Publicaciones de la Universidad de Santiago, 1972.
15
J. A. POMBO MOSQUERA: op. cit. Véase nota 4.
Megalitismo y medio físico en el noroeste de la Península Ibérica...
IV.
EVALUACIÓN GENERAL Y PERSPECTIVAS
Lo dicho anteriormente ilustra la importancia de
estas investigaciones para el conocimiento del megalitismo gallego. En el momento presente este trabajo
se halla en su fase inicial de desarrollo, razón por la
cual no disponemos todavía de unas muestras de datos amplias que nos permitirían aplicar un tratamiento estadístico a la información, y, de este modo, eliminar los matices de subjetividad en la interpretación de las observaciones.
En el futuro se debe pensar en la posibilidad de
que la distribución de los monumentos megalíticos
no esté sólo y exclusivamente condicionada por factores físicos, sino que en ella también influyan otras
causas más difíciles de comprender y determinar, como sería la existencia de factores religioso-ideológicos
ligados a la elección del emplazamiento de los monumentos. Sabemos en la actualidad que muchas mámoas guardan una vinculación especial con caminos
antiguos, lo cual, a la luz de los datos de los que disponemos, puede ser interpretado como que muchos
megalitos se levantaron en las márgenes de antiguas
vías de comunicación 16. Por otra parte tampoco sería
imposible que, de la misma forma que las mámoas
sirvieron desde la Edad Media hasta la actualidad de
límites de parroquias, municipios, provincias u obispados, hubiesen sido establecidas en el pasado en lugares específicos para cumplir con esta misma función
de división de territorios17. Por último se debe señalar
que es muy frecuente en el NW el hecho de que aparezcan los túmulos megalíticos situados en aquellos
puntos del paisaje donde con más fuerza destacan, o
más entorno dominan. Sin embargo, sólo un estudio
exhaustivo de los patrones de asentamiento de las
mámoas podría rendir los datos necesarios para movernos con seguridad en este peligroso tema de los
condicionamientos religioso-culturales que operarían
en la elección del punto de levantamiento de un túmulo megalítico.
La ampliación de los estudios sobre las relaciones
entre la distribución de las mámoas y su marco geológico es posible que, en el futuro, ofrezca algún dato que ponga en conexión las variedades tipológi16
J. M. BELLO DIÉGUEZ, F. CRIADO BOADO y J. M. VAZQUEZ
VÁRELA: «Sobre la cultura megalítica y los caminos antiguos en
Galicia». El Museo de Pontevedra, número de homenaje a A.
García Alen, en prensa.
17
C. RENFREW: «Megaliths, Territories and Populations», IV
Atlantic Colloquium, Ghant 1975 (Brugge 1976). A. FLEMING:
«Tombs for the living». Man 8, 1973.
m
cas comarcales de la arquitectura megalítica, con el
sustrato geológico existente en cada comarca. A este
respecto, si bien es exagerada la idea inicial de G.
K. Leisner18 sobre la correspondencia entre la distribución de la cultura megalítica y la de los suelos de
rocas graníticas, nos parece interesante como hipótesis de trabajo pensar en la posibilidad de que exista
una relación por un lado entre los monumentos
megalíticos más desarrollados y las manchas geológicas de rocas graníticas, y por otro entre las cámaras
megalíticas de dimensiones más modestas y la presencia de materiales geológicos de tipo diferente.
Algunos datos ofrecidos por la identificación
tanto de la materia prima con la que fueron levantados algunos monumentos megalíticos, como del
punto en el que ésta fue obtenida, pueden indicar
que las sociedades megalíticas del NW eran, en
buena medida, sedentarias. Aun cuando se deba
precisar posteriormente el sentido con el que se
puede utilizar este concepto, en principio lo entendemos como mera vinculación a un territorio. Esto
es posible que se verifique por el hecho, comprobado en algunos ejemplos, de que existan monumentos megalíticos que fueron construidos con material
no existente en su sustrato, y que fue transportado
desde un punto exterior. En el caso de que los grupos constructores de estos megalitos no hubiesen estado vinculados de algún modo con esos territorios
específicos, resulta difícil comprender por qué no levantaron el monumento en el lugar de obtención de
la materia prima, en vez de tener que trasladar las
losas del megalito, multiplicando con ello los costes
de trabajo.
Hemos visto que el emplazamiento de las mámoas sobre terrenos aptos para el cultivo (ya sea éste
de laboreo intensivo, o cultivo de roza esporádico)
avala la posibilidad de que los pueblos megalíticos
del NW conociesen y practicasen la agricultura. Esta
hipótesis es asimismo refrendada por los diagramas
polínicos, que señalan el cultivo de cereales en Galicia en esta época 19. También apoya esta posibilidad
el hecho de que los análisis de microdesgaste de
microlitos 20 hayan demostrado que éstos fueron uti18
Véase la nota 1.
19
M. L. TORRES TRONCOSO, F. DÍAZ-FIERROS VIQUEIRA y J.
M. VÁZQUEZ VÁRELA: «Sobre el comienzo de la agricultura en Galicia». Gallaecia 6, 1980.
20
F. CRIADO BOADO:
«Aportaciones al estudio
de
la
economía megalítica: análisis de microdesgaste de instrumentos
Uticos». Gallacela 6, 1980, págs. 201-202.
J. M. Bello Diêguez, F. Criado Boado y J. M. Vázquez Várela
lizados para cortar fibras vegetales. Para obtener datos más precisos en esta última línea es preciso, por
un lado, extender los análisis de microdesgaste a un
mayor número de piezas, y por otro, perfeccionar la
metodología de observación para poder determinar
con exactitud qué tipo de fibras vegetales se trabajaron con los microlitos. De esta forma, la ampliación
de los estudios de microdesgaste, y la continuación
de los análisis de polen, así como la realización de
análisis de paleosuelos existentes bajo los túmulos y
de trabajos sobre la evolución de los suelos, nos permitirá tener en el futuro una idea más firme y rigurosa sobre la base económica de las comunidades
megalíticas del NW.
La Coruna
Diciembre de 1981.
Sin embargo, para realizar este tipo de observaciones a partir de los análisis locacionales de las mámoas, se debe tener siempre presente que estamos
trabajando con tumbas, y no con habitats, con lo
cual las observaciones que se hagan sobre la potencialidad y vocación económica del área inmediata a
los monumentos no pueden sostener las mismas
conclusiones que se desprenderían si éstos fuesen lugares de habitación. Por lo tanto la aproximación
que esta perspecriva nos permita hacer a la cuestión
del tipo de base económica de los pobladores
megalíticos del NW, es mucho más indirecta que si
estuviésemos partiendo de los habitats.
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