El ´Prestige´ resucita en el golfo de México

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Miércoles 05 de mayo de 2010
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El ´Prestige´ resucita en el golfo de México
El crudo vertido en la costa estadounidense se evapora más rápido y es más fácil de quemar que el de
la costa gallega en 2002, pero lo peor de la catástrofe está aún por llegar
Estados Unidos se prepara para la marea negra
Limpieza del derrame en EEUU
provocada por la explosión de una plataforma
petrolífera en el golfo de México. ¿Será comparable con la surgida tras hundirse el 'Prestige' en las costas
gallegas en noviembre de 2002? Antonio Figueras, el experto del CSIC que participó en el Comité Científico
Asesor constituido por el Gobierno durante la mayor catástrofe ecológica ocurrida en España, argumenta para
LA OPINIÓN las diferencias y similitudes entre ambos vertidos
ANTONIO FIGUERAS | INVESTIGADOR DEL CSIC Y EX MIEMBRO DEL COMITÉ CIENTÍFICO ASESOR
CREADO POR EL GOBIERNO TRAS EL HUNDIMIENTO DEL 'PRESTIGE' EN 2002 British Petroleum,
concesionaria de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon que explotó el 20 de abril y se hundió dos días
después, ha estimado que cada día vierte unas 800 toneladas de petróleo al mar. Algunos expertos consideran
que este cálculo es extremadamente bajo, y sostienen que la cifra de vertido podría ser cinco veces mayor:
4.000 toneladas de crudo diarios. Por tanto, en estos momentos podrían flotar en el golfo de México unas 34.000
toneladas de chapapote.
Sin restar importancia a la dimensión de esta mancha contaminante, sus cifras están aún por debajo de la
catástrofe que protagonizó en marzo de 1989 el buque norteamericano Exxon Valdez, que chocó contra un
arrecife en el estuario de Prince William Sound (Alaska) y vertió al agua 42.000 toneladas de petróleo, causando
el mayor desastre ecológico en la historia de EEUU. No olvidemos que durante los primeros días de la catástrofe
del Prestige -que transportaba 77.000 toneladas de fuel- fluían unas 125 toneladas diarias desde el casco
hundido y partido en dos a 3.500 metros de profundidad.
El tipo de petróleo del Deepwater Horizon es más ligero que el del Exxon Valdez y, por supuesto, que el del
Prestige. El buque hundido frente a la costa gallega llevaba en sus bodegas fuel-oil pesado de tipo M-100, un
derivado del petróleo obtenido como fase residual en su proceso de destilación. El crudo vertido ahora en el golfo
de México se evapora más rápido y es más fácil de quemar, pero es capaz de producir grandes daños,
especialmente cuando se emulsiona con agua y forma una especie de mousse que flota y se desplaza a
grandes distancias. Esto mismo es lo que sucedió en el caso del Prestige, en el que el fuel viajaba entre dos
aguas y no era posible su localización visual desde el aire o las embarcaciones.
El Departamento de Interior de Estados Unidos calcula que se podrían tardar 90 días en sellar el pozo petrolífero,
situado a 1.500 metros de profundidad. De cumplirse este pronóstico, quedarían flotando en el mar unas 360.000
toneladas de crudo, cuando con el Prestige se vertieron en total unas 40.000.
Entretanto, en el golfo de México se están bombeando dispersores de crudo hasta el pozo, en lugar de usarlos
sólo en la superficie. Por el momento parece haber conseguido diluir el crudo antes de que llegue a la superficie.
En último término, la solución pasa por la construcción de un pozo auxiliar paralelo al existente. En el caso del
Prestige se desestimó el uso generalizado de dispersantes debido a las características del contaminante y al
valor económico y ecológico de las zonas afectadas, por lo que muchas tareas de limpieza se llevaron a cabo de
forma manual
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha prohibido la pesca
comercial y recreativa en las aguas bajo administración federal afectadas por el vertido del golfo de México al
menos durante los próximos diez días. También en el caso del Prestige se prohibió la extracción durante meses
hasta que los análisis de presencia de hidrocarburos en las especies de interés comercial bajaron a los niveles
que no afectan a la salud del consumidor.
La opción elegida por BP de instalar sobre las fugas una campana que tapone el flujo continuo que mana de tres
filtraciones del oleoducto subterráneo es complicada tecnológicamente y llevará tiempo (de una semana a tres
meses). El plan diseñado consiste en sumergir una campana de hierro y cemento hasta el pozo subterráneo
para contener los chorros. Se trata de un contenedor de metal de unas 65 toneladas que será sumergido a 1.500
metros de profundidad desde el Discoverer Enterprise.
Similar solución se barajó para el vertido del Prestige. Sin embargo, se optó por inspeccionar la zona de los
pecios (el buque yace fracturado en dos, la proa separada de la popa) utilizando el Nautile y su buque nodriza, el
Atalante, propiedad del Ifremer (Instituto Francés para la Investigación Marina).
El Nautile es un batíscafo tripulado (hasta 3 personas), capaz de descender a profundidades de hasta 6.000
metros, provisto de un pequeño ROV y brazos robotizados para manipular muestras. Primero se empleó este
submarino para inspeccionar los pecios y posteriormente se destinó a sellar una a una las 23 fugas detectadas.
Y unos meses después, la compañía Repsol, mediante una técnica de bolsas lanzaderas, extrajo lo que restaba
de fuel y sembró bacterias que acabarían degradándolo.
Supongo que en el caso del golfo de México se creará un Consejo Asesor (Trustee council) para evaluar a lo
largo del tiempo el impacto del vertido. Veinte años años después de la mancha contaminante provocada por el
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Exxon Valdez, el Consejo Asesor identificó 30 recursos o especies afectadas por el crudo, y muchas de ellas
todavía no se han recuperado totalmente.
A día de hoy desconocemos el impacto real del vertido del Prestige. La campaña de control del pecio realizada
en septiembre del 2007 permitió comprobar que los restos del petrolero vertían fuel por cinco grietas. Una de
ellas pudo ser taponada, pero las otras cuatro fugas siguen activas, dejando escapar al día unos 13 litros de
hidrocarburo.
El equipo técnico se encontró, una vez iniciada la inspección, con que el petrolero vertía fuel por cinco orificios,
de los cuales cuatro se correspondían con grietas que ya fueran taponadas en la operación realizada durante el
verano de 2003. Se ve que el cierre efectuado entonces no resultó del todo eficaz, porque el chapapote sigue
escapando. Desde entonces no sabemos nada más sobre estas fugas.
Por otra parte, el Gobierno admitió por primera vez -octubre del 2007- daños en la salud de las personas que
trabajaron en la retirada del fuel procedente de la marea negra del Prestige. Además, el Instituto Carlos III
aconsejó que la población afectada fuera sometida a un seguimiento por parte de las autoridades sanitarias. Sin
embargo, la Administración central no ofrecerá ayudas compensatorias al personal que colaboró en las tareas de
limpieza.
Esperemos que con el vertido del golfo de México se mejore en la gestión de la catástrofe. El papel de los
voluntarios será imprescindible pero al igual que con el Prestige, lo peor está por llegar. De momento apenas hay
aves, mamíferos o reptiles marinos afectados por la marea negra. Estados Unidos es una sociedad muy sensible
ante las catástrofes ecológicas y ante el maltrato hacia los animales. Cuando comiencen a aparecer estos
casos y los pescadores no puedan faenar, el impacto puede ser muy negativo para el Gobierno.
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