Exploración neurológica y pruebas diagnósticas La exploración neurológica revelará los trastornos del cerebro, nervios, músculos y médula espinal. Los principales componentes de la exploración neurológica consisten en la historia clínica, la exploración física y, si está indicado, la selección de pruebas diagnósticas. A diferencia del examen psiquiátrico, que valora las manifestaciones de la conducta del individuo, la evaluación neurológica requiere una exploración física. No obstante, una conducta anormal es a menudo un indicativo del estado físico del cerebro. Exploración física En la exploración física como parte de la exploración neurológica es habitual que se haga una revisión completa de los sistemas orgánicos, poniendo especial énfasis en el sistema nervioso. Se examinan los nervios craneales, los nervios motores, los nervios sensitivos y los reflejos, al igual que la coordinación, la postura, el equilibrio, la función del sistema nervioso autónomo y el flujo de sangre al cerebro. Pares craneales Se examina la función de cada uno de los 12 nervios craneales (pares craneales) que están directamente conectados al cerebro. Un nervio craneal puede resultar afectado en cualquier punto de su trayecto como consecuencia de lesiones, tumores o infecciones y, por lo tanto, es necesario determinar la localización exacta del daño. Nervios motores Estos nervios activan los músculos que se controlan conscientemente (los que producen movimiento, como los músculos de la pierna que se utilizan al caminar). La lesión de un nervio motor puede causar la debilidad o la parálisis del músculo que inerva. La falta de estímulo a los nervios periféricos es también la causa del deterioro muscular (atrofia).Se realiza una inspección para detectar la presencia de atrofia muscular y, a continuación, valora la fuerza de varios músculos, solicitando a la persona que los flexione y extienda contra resistencia. Nervios sensitivos Conducen al cerebro información acerca de la presión, el dolor, las sensaciones de calor y frío, de vibración, la posición de las partes del cuerpo y la forma de los objetos. Se comprueba si existe pérdida de sensibilidad en la superficie del cuerpo. El médico se concentra habitualmente en el área en que la persona refiere una sensación de entumecimiento, de hormigueo o de dolor. Para ello utiliza primero una aguja y luego un objeto redondeado para determinar si la persona percibe la diferencia entre el pinchazo y la presión. También se pueden realizar pruebas de la función de los nervios sensitivos aplicando una leve presión, calor o vibraciones. La capacidad de discernir la posición se examina solicitando al paciente que cierre los ojos y mueva los dedos de las manos y luego los de los pies, hacia arriba y hacia abajo, pidiéndole que identifique tales posiciones. Reflejos El reflejo es la respuesta automática a un estímulo. Por ejemplo, cuando el tendón situado debajo de la rótula se golpea suavemente con un martillo de goma la parte inferior de la pierna se flexiona. Este reflejo rotuliano (uno de los reflejos tendinosos profundos) aporta información acerca del funcionamiento del nervio sensitivo, su conexión con la médula espinal y del nervio motor que sale de ésta hacia los músculos de la pierna. Este arco reflejo sigue un circuito completo, desde la rodilla a la médula espinal y de vuelta a la pierna, sin la intervención del cerebro. Entre los reflejos que se exploran con más frecuencia está el rotuliano, un reflejo similar en codos y tobillos y el reflejo de Babinski. El reflejo de Babinski se realiza estimulando la parte lateral de la planta del pie con un objeto redondeado. Normalmente los dedos del pie se curvan hacia abajo, excepto en bebés menores de 6 meses. En cambio, si el dedo gordo del pie se extiende y los otros dedos se extienden y abren formando un abanico, puede ser síntoma de una anomalía en el cerebro o en los nervios motores que van del cerebro a la médula espinal. Se pueden realizar otras pruebas de acciones reflejas para valorar funciones neurológicas específicas. Coordinación, postura y marcha Para valorar la coordinación, el médico solicita que la persona se toque primero la nariz con el índice y a continuación que toque el dedo del médico, repitiendo estas acciones con rapidez. También puede solicitarle que se toque la nariz, primero con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados. El médico puede pedir al paciente que se quede inmóvil de pie con los brazos extendidos y a continuación que abra los ojos y empiece a caminar. Estas acciones valoran los nervios motores y sensitivos al igual que la función cerebral. Así mismo pueden realizarse pruebas complementarias. Sistema nervioso autónomo Una anormalidad del sistema nervioso autónomo (involuntario) puede causar problemas como una caída de la presión arterial (hipotensión) al ponerse de pie, falta de sudación o problemas sexuales (dificultad para iniciar o mantener la erección). Se pueden realizar una serie de pruebas como medir la presión arterial cuando la persona está sentada e inmediatamente después de que se ponga de pie. Irrigación sanguínea del cerebro Un estrechamiento grave de las arterias que irrigan el cerebro comportará el riesgo de un ictus para el individuo afectado. El riesgo es mayor en las personas de edad avanzada o aquellas con hipertensión, diabetes o enfermedades de las arterias del corazón. Para valorar las arterias, el médico coloca el fonendoscopio sobre las arterias del cuello y trata de percibir el ruido (soplo) que produce el paso forzado de la sangre a través del área en que se produjo el estrechamiento. La valoración precisa requiere pruebas más sofisticadas, como la ecografía Doppler o la angiografía cerebral. Procedimientos y pruebas diagnósticas El médico puede solicitar que se realicen pruebas específicas para confirmar el diagnóstico sugerido por la historia clínica, la evaluación del estado mental y la exploración física. Punción lumbar Para obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo se realiza una punción lumbar, insertando una aguja en el canal espinal que recorre el interior de las vértebras. El procedimiento se realiza habitualmente en menos de 15 minutos y no requiere anestesia general. Normalmente, el líquido cefalorraquídeo es transparente e incoloro, pero varios trastornos pueden hacer que cambie de aspecto. Por ejemplo, la presencia de glóbulos blancos o de bacterias en el líquido cefalorraquídeo le confieren una apariencia turbia y sugieren una infección del cerebro o de la médula espinal (como la meningitis, la enfermedad de Lyme u otra enfermedad inflamatoria). Los valores elevados de proteínas en el líquido suelen ser síntoma de un tumor medular o un trastorno agudo de los nervios periféricos, como una polineuropatía o el síndrome de Guillain-Barré. La presencia de anticuerpos anormales sugiere una esclerosis múltiple y la concentración de glucosa anormalmente baja indica una infección de las meninges o, en algunos casos, un cáncer. La sangre en el líquido cefalorraquídeo es un indicativo de hemorragia cerebral. La presión del líquido cefalorraquídeo puede verse aumentada por diversas enfermedades, como tumores cerebrales y meningitis. Tomografía computadorizada La tomografía computadorizada (TC) es una técnica que analiza las radiografías mediante una computadora que genera una imagen bidimensional de alta resolución que semeja un corte anatómico del cerebro o de cualquier órgano estudiado. La persona debe permanecer inmóvil durante el procedimiento, pero no experimenta ninguna molestia. Con la TC, los médicos pueden detectar muchos tipos de anomalías cerebrales y espinales con tal precisión que esta técnica ha revolucionado la práctica de la neurología y ha contribuido a mejorar la calidad de la asistencia neurológica. Además de utilizarse en el diagnóstico de enfermedades neurológicas, la TC también se emplea para controlar la efectividad de los tratamientos. Resonancia magnética La resonancia magnética (RM) del cerebro o de la médula espinal se realiza colocando la cabeza o el cuerpo del paciente en un espacio muy reducido donde se someten estas estructuras a un intenso campo magnético. Esta técnica proporciona imágenes de las estructuras anatómicas de excelente resolución. La RM no utiliza rayos X y es una exploración prácticamente sin riesgos. La RM es mejor que la TC en la detección de trastornos graves como el ictus, la mayoría de los tumores cerebrales, anomalías del tronco encefálico y del cerebelo y también la esclerosis múltiple. Las imágenes de la RM se pueden hacer incluso más líquidas administrando al paciente una inyección intravenosa de un medio de contraste (una sustancia que aparece con nitidez en la RM). Los nuevos modelos de RM pueden hacer mediciones del funcionamiento cerebral al incorporar un procesamiento especial por computadora de las imágenes obtenidas con la RM. Los principales inconvenientes son su precio elevado y la lentitud de la obtención de imágenes (de 10 a 45 minutos). La RM está contraindicada en los individuos conectados a un respirador, en los que son propensos a sufrir claustrofobia y en los portadores de un marcapasos cardíaco, de clips u otras prótesis metálicas. Ecoencefalografía La ecoencefalografía crea un registro gráfico producido por los ecos de las ondas sonoras en el cerebro de niños menores de 2 años. Se trata de un procedimiento sencillo, indoloro y relativamente barato. Esta técnica, que se aplica en la cabecera del paciente, es útil para detectar hemorragias o una dilatación anormal del interior del cerebro (hidrocefalia). Las exploraciones por TC o RM han sustituido la ecoencefalografía en las pruebas para niños mayores y adultos. Tomografía por emisión de positrones La tomografía por emisión de positrones (TEP) utiliza emisores de positrones (un tipo especial de isótopos radiactivos) para obtener imágenes de las estructuras cerebrales internas e información acerca de su funcionamiento. Se inyecta una sustancia en la sangre que se desplaza hasta las estructuras cerebrales, donde permite medir la actividad que desarrolla el cerebro. La técnica puede, por ejemplo, revelar qué parte del cerebro presenta mayor actividad cuando alguien está realizando cálculos matemáticos. La TEP aporta también información acerca de la epilepsia, los tumores y los ictus. Esta prueba se utiliza principalmente para la investigación. Tomografía computadorizada por emisión de fotón único La tomografía computadorizada por emisión de fotón único (TCEFU) se vale de isótopos radiactivos para obtener información general sobre la circulación sanguínea y la función metabólica del cerebro. La sangre conduce los isótopos radiactivos al cerebro, una vez inhalados o inyectados. Cuando los isótopos radiactivos alcanzan el cerebro, la intensidad que desarrollan en las distintas regiones cerebrales refleja la velocidad de la circulación o la densidad de los receptores de los neurotransmisores, que son los que atraen los isótopos radiactivos. Sin embargo, esta técnica no es tan precisa ni específica como la tomografía por emisión de positrones. Angiografía cerebral La angiografía cerebral (arteriografía) es una técnica utilizada para detectar anomalías vasculares cerebrales, tales como bolsas en una arteria (aneurismas), inflamación (arteritis), una configuración anormal (malformación arteriovenosa) o la obstrucción de un vaso sanguíneo (ictus). Se inyecta una sustancia radiopaca, visible en las radiografías, en una de las arterias que irrigan el cerebro. La sustancia de contraste muestra el patrón del flujo sanguíneo cerebral en las radiografías. Pueden obtenerse imágenes similares para mostrar los patrones de flujo sanguíneo de las arterias del cuello y de la base del cerebro, modificando las obtenidas con la RM, aunque no son de la calidad de las obtenidas con la angiografía cerebral. Ecografía Doppler El examen con ecografía Doppler se utiliza principalmente para medir el flujo sanguíneo ya sea a través de las arterias carótidas o las de la base del cerebro, permitiendo valorar el riesgo de ictus que pueda tener el paciente. La técnica resalta en diferentes colores en un monitor las distintas velocidades del flujo sanguíneo. La ecografía Doppler es una técnica indolora, puede aplicarse en régimen ambulatorio y es relativamente barata. Mielografía La mielografía es una técnica mediante la cual se hace una TC o una radiografía de la médula espinal tras la inyección de un medio de contraste radiopaco (que aparecerá en la imagen). La mielografía permitirá valorar las anormalidades del interior de la columna vertebral, como una hernia discal o un tumor canceroso. Cuando se utiliza la TC las imágenes que se obtienen son muy nítidas. Sin embargo, en general, las mielografías han sido reemplazadas por la RM, que proporciona mayor detalle, es más sencilla y también más segura. Electroencefalografía La electroencefalografía (EEG) es un procedimiento simple e indoloro mediante el cual se distribuyen de modo simétrico 20 alambres (electrodos) sobre el cuero cabelludo con el objeto de establecer el trazado y registro eléctrico de la actividad cerebral. Los registros gráficos en forma de ondas permiten detectar alteraciones eléctricas cerebrales asociadas a epilepsia y, a veces, algunas enfermedades metabólicas del cerebro infrecuentes. En algunos casos, como la epilepsia difícil de detectar, se realiza una monitorización continua durante 24 horas porque, de lo contrario, la prueba suministra poca información específica. Potenciales evocados Los potenciales evocados (respuestas evocadas) son registros de respuestas eléctricas del cerebro a ciertos estímulos. La vista, el sonido y el tacto estimulan, cada uno de ellos, áreas específicas del cerebro. Por ejemplo, un destello luminoso estimula la parte posterior del cerebro que percibe la visión. Normalmente, la respuesta cerebral al estímulo es demasiado leve para registrarse en el EEG, pero con una serie de estímulos se pueden promediar las respuestas mediante una computadora que mostrará que tales estímulos fueron recibidos por el cerebro. Las respuestas evocadas son de particular importancia si la persona sometida a la prueba es muda. Por ejemplo, el médico puede valorar la audición en un niño comprobando la respuesta cerebral que se produce a raíz del ruido. Las respuestas evocadas pueden revelar una afectación del nervio óptico (el nervio de los ojos) en una persona con esclerosis múltiple. Y, en un epiléptico, pueden también revelar una descarga eléctrica anormal desencadenada por una respiración profunda y rápida, o bien la que se produce cuando el paciente observa un destello luminoso. Electromiografía La electromiografía es una técnica que registra las propiedades eléctricas del músculo mediante la inserción de una pequeña aguja, con el músculo en reposo y durante la contracción. La actividad se visualiza en un osciloscopio y se oye a través de un altavoz. El músculo normal en reposo no registra ninguna actividad eléctrica pero cualquier contracción muscular, por leve que sea, producirá alguna actividad eléctrica que aumentará al incrementarse la contracción. La actividad eléctrica dará un registro anormal en las enfermedades musculares, del nervio periférico y de las neuronas motoras de la médula espinal. Las pruebas relativas a la conducción nerviosa pueden medir la velocidad con que los nervios motores transmiten los impulsos. Para ello se estimula el nervio motor con una pequeña descarga eléctrica que desencadenará el impulso. Éste se transmite a lo largo de la vía nerviosa hasta el músculo y provoca su contracción. El médico puede calcular la velocidad del impuso midiendo el tiempo transcurrido desde el estímulo hasta el inicio de la contracción del músculo. Pueden efectuarse mediciones similares en los nervios sensitivos. Cuando la debilidad se debe a una enfermedad muscular, la conducción nerviosa seguirá siendo normal. Si la causa de la debilidad muscular es consecuencia de una enfermedad neurológica, habitualmente la velocidad de la conducción nerviosa es lenta. En las personas afectadas de miastenia grave se produce una debilidad muscular como consecuencia de un enlace defectuoso en el punto de la unión neuromuscular. La estimulación repetida a lo largo de la vía nerviosa hasta el músculo producirá una resistencia incrementada de los neurotransmisores en la sinapsis, produciendo una respuesta que disminuirá en intensidad progresivamente con el tiempo. VALORACIÓN DE ENFERMERÍA EN NEUROLOGÍA Historia clínica de enfermería Historia de salud del paciente Debe comprender la historia del padecimiento actual y los antecedentes significativos de los sistemas, incluyendo las lesiones de tipo traumático, cronología del inicio y evolución de cada síntoma neurológico, los factores que alivian o exacerban los síntomas, dificultad para realizar las actividades de la vida diaria y las enfermedades de la infancia. Antecedentes familiares Datos importantes que revelen la existencia en algún miembro cercano de la familia de enfermedades como diabetes, cardiopatías, hipertensión arterial, enfermedades oncológicas y trastornos neurológicos. Antecedentes y hábitos sociales Hábito de tabaquismo describiendo pasado y presente con cantidad de consumo y duración, consumo de drogas, hábitos en el consumo de alcohol, actividades laborales, pasatiempos y actividades recreativas. Antecedentes farmacológicos Uso de medicamentos anticonvulsivantes, tranquilizantes, sedantes, anticoagulantes, aspirina, fármacos con acciones sobre el corazón, incluidos los antihipertensivos y otros. Exploración del paciente El examen del paciente neurológico crítico se constituye de cinco componentes importantes para su exploración: La valoración del nivel de conciencia, de la función motora, de ojos y pupilas, del patrón respiratorio y de las constantes vitales. 1.- Nivel de conciencia Suele ser el primer signo de alteración neurológica. En ocasiones cursa desapercibido, por lo que debe vigilarse estrechamente. • • • La valoración del nivel de conciencia incluye a su vez dos aspectos fundamentales como son: La valoración del estado de alerta y del contenido de la conciencia o conocimiento. El estado de alerta es el nivel de conciencia más bajo y donde se explora el sistema reticular activador y su conexión con el tálamo y la corteza cerebral. Se lleva a cabo con estímulos verbales inicialmente en un tono normal, aumentándolo. Si no hay respuesta se sacude al paciente. La estimulación dolorosa nociceptiva será el paso a seguir si no se obtiene respuesta. El estímulo doloroso puede ser central o periférico. El estímulo central afecta al cerebro, puede hacerse por medio de pinzamiento del trapecio, presión del esternón y presión supraorbitaria. • La evaluación de contenido de la conciencia o conocimiento pertenece a las funciones superiores y permite a los pacientes orientarse hacia las personas, el tiempo y el espacio. Requiere que el paciente responda a una serie de cuestiones, un cambio en sus respuestas revelará un aumento en el nivel de confusión y orientación, y puede significar el inicio del deterioro neurológico. La escala de coma de Glasgow es el instrumento más utilizado para valorar el estado de conciencia, consiste en otorgar una calificación numérica a la respuesta del paciente en tres categorías: Apertura de ojos, respuesta motora y verbal. La mayor puntuación es de 15 y la menor es de 3. Pacientes con una puntuación de 7 ó menos indica estado de coma. Esta escala nos proporciona datos sólo del nivel de conciencia y no debe considerarse como una valoración neurológica completa. 2.- Función motora Se valoran tres aspectos fundamentales: Observación de los movimientos motores involuntarios, evaluación del tono muscular y estimación de la fuerza muscular. Se debe valorar cada extremidad de manera independiente y hacer comparación de un lado con otro, en busca de signos de lateralización que se producen en un solo lado del cuerpo. • • El movimiento motor involuntario se valora revisando todos los músculos en tamaño, aspecto y atrofia, buscando la presencia de fasciculaciones, clonus, mioclonías, balismo, tics, espasmos, hipo, etc., que revelen la presencia de disfunción neurológica. El tono muscular se valora revisando la oposición a los movimientos pasivos. Se efectúan movimientos pasivos sobre los miembros y se mide el grado de resistencia en búsqueda de signos de hipotonía, flacidez, hipertonía, espasticidad o rigidez. La fuerza muscular se valora pidiéndole al paciente que realice algunos movimientos de resistencia, la fuerza se califica con una escala de 6 puntos: Cuando el paciente no puede comprender las instrucciones, se utiliza el estímulo doloroso para medir la respuesta motora, se realiza en cada extremidad para valorar la función individual y se logra por medio de presión de la uña (utilizando un lápiz) y pellizco de la parte interna del brazo o pierna. 3.- Valoración de ojos y pupilas La función pupilar forma parte del sistema nervioso autónomo, el control se lleva a cabo a través de la inervación del III par craneal que surge del tronco cerebral ubicado en el mesencéfalo. La pupila se contrae con la estimulación de las fibras parasimpáticas y se dilata con el estímulo de las fibras simpáticas. Al valorar las pupilas deben observarse su tamaño, forma y grado de reacción a la luz. Esta respuesta también puede verse alterada por efecto farmacológico, trauma o cirugía oftálmica, deben diferenciarse las causas metabólicas de las orgánicas en la alteración del estado de conciencia. Los movimientos oculares están controlados por la acción de los pares craneales III, IV y V, a través del centro internuclear del fascículo longitudinal medio, ubicado en el tronco cerebral y se encargan de la coordinación del movimiento de ambos ojos. Durante su exploración en el paciente consciente, la enfermera (o) debe pedirle que siga con la mirada un dedo y éstos deben moverse conjuntamente en todos los campos, en situación normal. En el paciente inconsciente, la valoración se lleva a cabo mediante el reflejo oculocefálico, sujetando la cabeza del paciente y girándola rápidamente hacía un lado y otro; es muy importante descartar la presencia de lesión cervical antes de efectuar esta valoración. La alteración de este reflejo oculocefálico revela lesión en el tronco cerebral. 4.- Función respiratoria Las alteraciones del tronco cerebral también se reflejan en cambios en el patrón respiratorio, la presencia de respiración de Cheyne-Stokes, respiración apnéusica, respiración de Biot, respiración atáxica e hiperventilación central pueden revelar compromiso neurológico importante. La hipoventilación se presenta con frecuencia en pacientes con alteración del estado de conciencia. El intercambio gaseoso adecuado, el mantenimiento de una vía aérea permeable y libre de secreciones debe ser controlado para evitar trastornos y complicaciones agregadas. 5.- Signos vitales El cerebro y el tronco cerebral son responsables del control de las funciones del corazón, la respiración y la temperatura corporal, cualquier alteración en estos parámetros puede arrojar datos de deterioro neurológico. La hipertensión arterial sistémica puede ser una manifestación de la pérdida del mecanismo de autorregulación cerebral del flujo cerebral después de una lesión intracraneal. La hiperdinamia con aumento de la frecuencia cardiaca, presión arterial y gasto cardiaco como mecanismo compensatorio, es una respuesta frecuente al daño cerebral. Éste trae como consecuencia un aumento de la PIC, por lo tanto, el control de las constantes vitales es indispensable independientemente del daño que pueden provocar en el resto de la economía. La frecuencia cardiaca está controlada por el nervio vago y el bulbo raquídeo, al estímulo por una lesión puede presentarse bradicardia, al igual que cuando se incrementa la PIC. Las variaciones mayores en la PIC son responsables de la aparición de arritmias cardíacas como extrasístoles ventriculares, bloqueos A-V o fibrilación ventricular, que es una arritmia mortal si no se resuelve con prontitud. La tríada de Cushing es un signo relevante de gran daño neurológico y suele aparecer tardíamente, en presencia de hipertensión intracraneal sostenida o síndrome de herniación, se manifiesta por bradicardia, hipertensión sistólica y bradipnea.