DESARROLLO_DE_LA_PERCEPCI_N_AUDITIVA_FETAL

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DESARROLLO DE LA PERCEPCIÓN AUDITIVA FETAL:
La estimulación prenatal
César Barrio Tarnawiecki (*)
INTRODUCCIÓN
En los últimos años se están haciendo, en
nuestro país, cada vez más frecuentes los
intentos de intervenir en el desarrollo
prenatal del sistema nervioso a través de la
estimulación de diferentes sistemas
sensoriales, en particular la audición,
principalmente mediante la música y el
lenguaje. La mayor parte de esos trabajos
están hechos por profesionales que no tienen
la necesaria formación académica para
intervenir en el desarrollo del sistema
nervioso, menos aún en su etapa
prenatal. Los currículos de las escuelas en las
universidades peruanas deben tener algún
curso u otra actividad que los forme en el
terreno de la neuro-ontogénesis, para que
sus profesionales puedan incursionar en un
terreno tan delicado como es el desarrollo
prenatal, particularmente del sistema
nervioso.
Las presentaciones de quienes intentan la
estimulación prenatal mediante la música y el
lenguaje evidencian que les faltan los
conocimientos necesarios para diferenciar
entre el efecto a través de la madre y aquel
directo sobre el sistema auditivo fetal. Y
saber diferenciar si la respuesta fetal al
sonido es a través del proceso de la audición
o una acción directa de las ondas acústicas
sobre las estructuras del feto, como es el
caso del ultrasonido. No se han hecho
tampoco estudios comparativos con buen
rigor científico que permitan llegar a las
Tabla de
contenido
PDF del
artículo
Ontogénesis
El Nervio
Auditivo
La Corteza
Auditiva
Respuesta
Fetal
Figuras y
tablas
Bibliografía
conclusiones que se anuncian, ni aquí ni en el
extranjero (1,2).
En otros países se han hecho experimentos
con elementos
vibroacústicos y con parlantes adosados a la
pared abdominal, procedimientos que más
bien pueden estresar y, en algunos casos,
hacer un daño directo sobre el feto (1,3, 4).
Estos párrafos, tanto los primeros como los
que siguen, pueden parecer duros, pero no
creo que sea posible no ser claros, bien
claros, debido al riesgo al que exponen a los
cerebros fetales en formación. El cerebro es
el sujeto propiamente dicho, es el Yo, no es
un órgano más. Intento ahora resumir la
información que puede permitirnos afirmar
que el desarrollo del cerebro fetal no puede
ser influido favorablemente por la llegada de
sonidos (sea música o lenguaje) al sistema
de la audición fetal humana. La influencia
tranquilizante de los sonidos realmente se
hace a través de su percepción por la madre,
su relajación y el efecto favorable de la
relajación materna sobre el desarrollo del
cerebro fetal.
Entonces, ¿es posible que la música y el
lenguaje tengan efectos beneficiosos sobre el
desarrollo del cerebro fetal? La respuesta es
SÍ. Pero por la relajación materna. ¿Y es
posible que el feto pueda escuchar la música
ambiental y el lenguaje que no perturbe, por
su intensidad, a nadie del entorno? La
respuesta me parece que es NO. Ahora
vamos a revisar las razones, que son
objetivas, no son especulaciones, no son
suposiciones.
PALABRAS CLAVES: Neuro-ontogénesis,
audición, acústica, estimulación sonora,
momentos críticos. Operatorios.
ONTOGÉNESIS DEL SISTEMA SENSORIAL
AUDITIVO
La parte inicial del sistema sensorial está constituida por el
aparato conductor de las ondas (oído externo, oído medio y la
endolinfa del oído interno) cuya tarea es la conducción de los
fenómenos acústicos (5,6), fenómenos meramente físicos que
pueden sufrir cambios en amplitud y velocidad de
propagación, pero sigue siendo un fenómeno físico. Sólo
propagan las ondas sonoras (3,7). Las ondas sonoras se
propagan por todas las estructuras en función de su
intensidad.
La formación del aparato conductor se inicia con la placoda
ótica a las 3,5 semanas y el otocisto se forma a las 4,0
semanas intrauterinas (IU), separándose de la superficie
ectodermal y se empieza a formar el ducto endolinfático. El
otocisto hace contacto con la masa ganglionar acústico-facial
a las 4,0 semanas. El ducto endolinfático ya se observa a las
cinco semanas IU (5,6).
Pero el desarrollo del canal auditivo recién se completa
alrededor de los dos años de edad. Este canal está lleno de
líquido al nacer, lo que amortigua la onda sonora. Al nacer,
también, la cavidad del oído medio (huesecillos) está llena de
un tejido gelatinoso, por lo que la conducción acústica no está
libre, la capacidad auditiva es deficiente. Ese tejido esponjoso
gelatinoso sufre un proceso de regresión y reabsorción al final
de la vida fetal (meses 8° y 9° IU), y la cavidad timpánica
espacio que deja. Ese proceso no está terminado al nacer y la
agudeza auditiva recién se adquiere en las primeras semanas
postnatales (1,5,6). Es todo un sistema de protección para
evitar la llegada de sonidos hacia el oído interno. Está aislado
físicamente. Este aislamiento es suficiente para que el feto no
pueda escuchar el lenguaje común ni la música, dentro de la
intensidad que no produzca malestar a los que ya dejaron el
vientre materno.
LOS RECEPTORES
El siguiente componente es el aparato sensorial que se ubica
en el órgano espiral coclear cuya diferenciación celular se
inicia a las 10 semanas, apareciendo el epitelio
sensorial(órgano Corti) concluyendo su estructuración
alrededor de la semana 20 IU. Las células ciliadas del epitelio
sensorial son las encargadas de convertir las ondas sonoras
en un fenómeno biológico, para luego transmitirse como
señal biológica hasta la corteza cerebral. Es el fenómeno de la
transducción energética. Estas células sensoriales completan
su papel solamente cuando transmiten su señal a las
neuronas, cuya primera etapa es el ganglio acústico(5,6,7).
EL NERVIO AUDITIVO
El siguiente paso es el ganglio acústico-facial que se
empieza a formar a las 3,5 semanas de vida IU, siendo su
masa original una separación temprana de la cresta neural,
antes de formarse el tubo neural (5,6). El ganglio crece
delante del otocisto, y con sus proyecciones constituye el
nervio acústico, sus células son bipolares. Sus prolongaciones
centrales (hacia el SNC) unen los ganglios con los tubérculos
acústicos del mielencéfalo (futuro bulbo raquídeo). Alrededor
de la semana 20° IU sale la rama coclear de los ganglios
acústicos hacia el epitelio coclear. Cuando se completa la
maduración de estas células ganglionares, en la vida postnatal, el 90% de las fibras que comunican con las células
internas está mielinizado(5,6). Recordemos que la
mielinización axonal cerebral no se presenta antes del
séptimo mes IU y mayormente es postnatal. Igualmente
recordemos que una fibra no mielinizada no funciona (8).
Así ya tenemos que los receptores están estructurados entre
los meses 3° a 5° de vida IU, y el nervio auditivo entre los
meses 4° al 5°, pero aún con axones no mielinizados. Por
tanto, hasta aquí definitivamente no es posible la audición.
Menos aún cuando todavía no se forman las vías auditivas
intracerebrales ni la corteza auditiva. Es importante recordar
que los neuroblastos empiezan a migrar de la zona
ventricular del tubo neural a los 4 meses IU, migración que
puede tomar hasta el sexto mes IU, mientras que la
agregación y adhesión de dichos neuroblastos se va a
producir entre los meses 5° a 7° de la vida IU (8). Estamos
hablando de neuroblastos, por tanto no de neuronas. Los
neuroblastos empiezan a madurar en el cerebro a partir del
sexto mes de vida IU, constituyéndose en neuronas, con sus
dendritas y axones (8,9). Antes solamente hay neuronas en
el tronco cerebral y en la médula espinal. Por tanto, al menos
hasta el sexto mes de vida IU es absolutamente imposible la
participación de las vías auditivas, pues no existen. Más aún,
la mielinización de las fibras subcorticales empieza en el
séptimo mes IU, proceso que adquiere su mayor desarrollo
en la etapa postnatal (8).
LA VÍA AUDITIVA
Las vías auditivas son las encargadas de llevar la información
a la corteza cerebral. Comienzan en el nervio auditivo o
coclear, que es parte del VIII par craneal. Las vías
ascendentes del nervio auditivo terminan en los núcleos
cocleares dorsales y ventrales de ambos lados y, de allí, al
complejo olivar superior, donde también se reciben señales
de ambos oídos (por tanto las señales de un oído llegan a
ambos lados cerebrales, a ambas cortezas temporales)
(5,6,9).
La vía auditiva continúa hacia los lemniscos laterales, luego a
los colículos inferiores (contralaterales) hasta los cuerpos
geniculados mediales (contralaterales). De los lemniscos
laterales también hay fibras que continúan su recorrido sin
cruzar al otro lado. El siguiente paso es la corteza auditiva,
área 41 de Brodmann, que está mayormente oculta en la
profundidad de la fisura de Silvio. En total, son 56 neuronas
las que constituyen la vía auditiva, desde la ganglionar hasta
la neurona cortical. Las señales van predominantemente al
lado contralateral cortical, pero también llegan a la corteza
homolateral (5,6,9).
Las neuronas subcorticales se constituyen entre el 5° al 7°
mes de vida intrauterina, pero se encuentran aún en los
inicios del proceso de mielinización. Hablamos ya de la
semana 28° de vida IU, y el estado de la estructuración de la
vía auditiva no hace aún viable la audición, como fenómeno
biológico (8).
LA CORTEZA AUDITIVA
El área cortical auditiva es la parte del sistema que es
responsable de la audición propiamente dicha, pues es en la
corteza donde realmente se escucha. Corresponde a la mitad
superior de los 2/3 anteriores de los lóbulos temporales (9).
El área auditiva primaria la constituye la porción media de la
circunvolución temporal superior, y está en relación con los
tonos y otras cualidades de los sonidos. El área auditiva
secundaria - resto del área auditiva - está en relación con el
significado de las palabras y el reconocimiento de la música.
A estas áreas hay que añadirles la de integración sensitiva
(área de Wernicke) que relaciona la información sensorial
somática, visual y auditiva; y corresponde a la parte posterior
de la zona superior temporal en contacto con los lóbulos
parietal y occipital. La confluencia de señales sensoriales
permite la integración, que tiene especialización hemisférica
(dominancia), y resulta el área más importante del cerebro
humano, pues es la que permite la gran diferenciación con las
otras especies animales (9).
Alrededor del tercer mes de vida IU se inicia el gran
desarrollo parietooccipital (proceso de hiperplasia de los
glioblastos) y en el mes 6° de vida IU se va haciendo
evidente la fisura de Silvio (límite anterior y superior del
lóbulo temporal) que se forma debido al rápido crecimiento
de las regiones corticales vecinas. Recién entre los meses 8°
y 9° IU aparecen los surcos y circunvoluciones del patrón
definitivo de los hemisferios, cuyo desarrollo pleno se alcanza
a los tres años de edad (5,6,8,9).
Entonces, si recién al llegar al 8° mes IU se constituyen las
capas corticales relacionadas con la audición ¿cómo sería
posible que se produzca la audición de los sonidos propios del
lenguaje y de la música que no disturben a los del entorno
familiar?
Las intervenciones equivocadas pueden afectar la audición,
que es el elemento fundamental para la introducción del
lenguaje, cuyas características nos diferencian tan
obviamente de otras especies, desde hace unos 70 000 años
(según los más recientes estudios antropológicos) (10).
Cuando en el lenguaje se añade la lectura, la información
visual se canaliza a regiones ya desarrolladas en la corteza de
los lóbulos temporales. Podemos añadir que, en el proceso
del desarrollo del sistema nervioso, las radiaciones de las vías
ópticas hacen una curva hacia los lóbulos temporales, antes
de ir a los lóbulos occipitales. Además, la palabra escrita se
comprende debido a que del área primaria visual van vías al
área de Wernicke (9).
En resumen, antes de la semana 32° de la vida IU no hay las
estructuras necesarias para que se produzca la audición,
como fenómeno biológico. Y las estructuras que ya están
presentes a las 32 semanas están inmaduras. Todo el
proceso de la ontogénesis del sistema nervioso, incluidos los
sistemas sensoriales, está definido en la codificación
genética, considerando qué se debe formar, cuándo se debe
formar, cómo debe funcionar y cuándo debe funcionar (8).
Los factores epigenéticos son fundamentales para la
expresión genética, pero no sustituyen a la codificación
genética. El conocimiento de la ontogénesis nos permite
contribuir a que no falten los factores epigenéticos y que
estén presentes en el momento crítico en que se requieren
(por ejemplo una buena nutrición, una adecuada estimulación
temprana en el momento oportuno) (Cuadro No 1). Cuando
no es así, puede no producirse la expresión genética o
producirse de manera inadecuada. Pero los factores
epigenéticos no pueden actuar positivamente cuando la
ontogénesis no se e n c u e n t r a e n el momento crítico en
que son necesarios. Quiere decir que no se puede acelerar la
ontogénesis, pues sería como si pudiéramos acortar el tiempo
de la gestación humana (lo que requeriría una mutación).
La estructuración de un cerebro altamente sensible al estrés
es el resultado más frecuente de la presencia de factores
epigenéticos en un momento inadecuado. Una respuesta más
activa a un estímulo suele interpretarse como la que
corresponde a un sujeto más “despierto”, cuando en realidad
se trata de un sujeto más “estresado”, condición que se
puede ya generar intraútero (11).
Ahora veremos qué pueden oír los fetos y cada uno sacará
sus conclusiones respecto a la estimulación sensorial
prenatal.
RESPUESTA FETAL A LOS SONIDOS
Aunque el feto sigue en el aislamiento que representa su
ubicación intraabdominal, ya existe cierta sensibilidad del
sistema auditivo, a partir de la semana 32°, como se ha
evidenciado en algunos trabajos experimentales (1,12) y
forman parte de algunas acciones propias de la práctica
obstétrica (como el estimular al feto mediante el ruido del
golpe de las palmas). Pero no olvidemos que el sistema
auditivo fetal puede ser afectado negativamente por los
sonidos intensos y que los ruidos que pueden ser dañinos
para los adultos, también lo son para los fetos (2).
Debe considerarse que los estímulos para producir respuestas
fetales se alteran a su paso del aire, a través de las paredes
abdominal y uterina, al líquido amniótico (11) y no se han
hecho registros para demostrar que la llegada de un sonido
(la voz por ejemplo) se capte tal como se emite, pues se
puede asegurar que llega con modificaciones, no solamente
en intensidad, sino con cambios en el timbre y en el tono (7).
Es decir, se amortiguan y se alteran. También consideremos
que los sonidos que se generan dentro de la madre y que
alcanzan al útero se asocian con la respiración, actividad
cardiovascular, intestinal y laríngea de la madre, así como
con los movimientos físicos maternos. Todos ellos son de baja
frecuencia (< 100 Hz) y pueden alcanzar una intensidad de
90 dB SPL, mientras que los de alta frecuencia no superan 40
dB SPL (1).
Para quienes no están familiarizados con los términos de alta
y baja frecuencia, es pertinente aclarar que de alta frecuencia
son los sonidos agudos (la voz femenina es un ejemplo) y los
de baja frecuencia son los sonidos graves (la voz masculina
es un caso).
Los sonidos exógenos de baja frecuencia (< 250 Hz) tienen
muy poca amortiguación (< 5 dB) e incluso pueden tener
aumento de intensidad. Las frecuencias dentro de las cuales
se encuentra la voz humana (250-4000 Hz) son atenuadas
hasta por 20 dB, a una proporción de amortiguación de unos
6 dB/octava. Esto quiere decir que la voz femenina se
amortigua más que la masculina. En otras palabras, es más
factible que el feto escuche las voces graves (1).
Los patrones de respuesta fetal a los sonidos (estimulación
acústica) incluyen taquicardia y movimientos de las
extremidades y de los párpados, pero en fetos prácticamente
a término y con estímulos de más 105 dB SPL (1,13). Con
estímulos de menos de 100 dB SPL solamente taquicardias.
Estas respuestas son señales de malestar fetal. Con estímulos
de 130 dB hay respuestas exageradas en los fetos humanos
que sugieren malestar y aún dolor (1,11) (Cuadro No 2).
Los movimientos y la taquicardia se relacionan con una
situación de estrés, por tanto, de secreción de adrenalina
(11), cuya presencia a una concentración innecesaria a nivel
del SNC es inconveniente, recordando que la barrera
hematoencefálica aún es inmadura y permite el paso de dicha
hormona al espacio cerebral, sea ésta de origen materno o
fetal (la adrenalina atraviesa la placenta y se secreta en la
leche) (14). Así también puede entenderse la necesidad de
lograr una madre gestante relajada, que es lo que realmente
se consigue con la música.
Si se trata de sonidos, sabemos que muchas veces los fetos
se mueven cuando se realizan ecografías (que son
ultrasónicas), lo que quiere decir que el agente perturbador
es la onda sonora directamente sobre el SNC y no a través
del proceso biológico de la audición. El sonido a nivel
ultrasónico destruye estructuras, como es el caso de su uso
para desintegrar los cálculos.
La diferencia de percepción auditiva entre un feto a término y
el recién nacido es de alrededor de 30 dB, principalmente
para sonidos de más de 500 Hz, de los que está bien aislado.
Pero para sonidos de menos de 250 Hz el aislamiento es de
10-20 dB (1). Esto significa que para que una señal sea
captada por el feto, en forma similar al neonato, se requiere
una señal acústica de intensidad mayor en esa magnitud.
Debemos recordar que la capacidad auditiva humana está
entre 16 16000 Hz, y la voz humana, en el lenguaje común,
está entre 250- 4000 Hz, con una intensidad entre 40 80 dB
SPL (7,9) (Cuadro No 3).
El sistema auditivo inmaduro es particularmente sensible a la
sobreestimulación durante e inmediatamente después de la
maduración auditiva rápida (periodo crítico), por lo que se
debe tener sumo cuidado, precisamente con sonidos que
superen 100 dB SPL. Felizmente el feto está protegido y
aislado de los sonidos de origen externo, durante toda la
gestación, pero tal aislamiento disminuye en los dos últimos
meses IU, como hemos referido en un párrafo anterior
(1,5,6,7).
Algo muy importante es que se amortiguan los sonidos de
alta frecuencia, pero no se amortiguan los sonidos de alta
intensidad (15), como son los gritos muy fuertes, los golpes,
la música muy fuerte (alto watiaje), sobre todo los golpes de
las baterías de la “música moderna”. El sistema de la audición
humana no ha sido estructurado para los sonidos de alta
intensidad, como son los de la industria y los producidos por
los amplificadores. El sentido de la audición humana puede
escuchar las voces más poderosas y los instrumentos más
potentes, sin ser dañado, siempre que no se utilice
amplificadores de sonido.
________________________
* Médico Fisiólogo, Profesor Principal de Fisiología
UNMSM, UNFV
Correspondencia
Calle J.M. Quiroga 576, Surco
E-mail:[email protected]
Tel.448-4267, 448-5292.
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