Número de registro: 20212 Novena Época Instancia: Segunda Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
Número de registro: 20212
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXV, Junio de 2007
Página: 509
CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO Y EL SEGUNDO
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL CUARTO
CIRCUITO.
MINISTRO PONENTE: GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTEL.
SECRETARIA: BLANCA LOBO DOMÍNGUEZ.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver el presente asunto, conforme a los artículos 107, fracción XIII, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21,
fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación con los
puntos primero y segundo del Acuerdo General 5/2001, dictado por el Tribunal Pleno el
veintiuno de junio de dos mil uno, pues se trata de la posible contradicción de tesis entre las
sustentadas por Tribunales Colegiados en asuntos que corresponden a la materia
administrativa, especialidad de esta Sala.
SEGUNDO. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima, según lo
dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 197-A de la Ley de Amparo, pues la formula el Magistrado presidente
del Cuarto Tribunal Colegiado del Octavo Circuito, órgano que sostiene la tesis denunciada
como contradictoria de la sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Cuarto Circuito.
TERCERO. Previamente al estudio de las cuestiones planteadas en las ejecutorias que
motivan la denuncia de contradicción de tesis, es conveniente establecer cuáles son los
presupuestos requeridos para la existencia de una contraposición de criterios entre Tribunales
Colegiados.
En correspondencia con este punto cabe señalar que esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al analizar el contenido de los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y 197-A de la Ley de Amparo, ha estimado que para existir
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la materia sobre la cual debe pronunciarse, tratándose de contradicción de tesis entre
Tribunales Colegiados de Circuito, deben concurrir los siguientes supuestos:
a) Que al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente
iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes;
b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y,
c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Así se desprende de la tesis de jurisprudencia P./J. 26/2001, sustentada por el Tribunal Pleno,
consultable a foja setenta y seis del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XIII, abril de dos mil uno, que dice a la letra:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
En ese enlace de razonamientos, para determinar si los criterios cuya aparente contradicción
se denuncia se ajustan a los requisitos señalados en la jurisprudencia previamente transcrita,
conviene destacar los antecedentes y consideraciones que informan las resoluciones de los
tribunales contendientes.
I. De la ejecutoria correspondiente al amparo en revisión 728/2005, del que conoció el Cuarto
Tribunal Colegiado del Octavo Circuito, se advierte:
1. Que Antonia Montelongo Martínez demandó ante el Tribunal Unitario Agrario del Distrito
Número Veinticuatro, la nulidad de una cesión de derechos agrarios que ella efectuó el
dieciséis de diciembre de dos mil tres a favor de Manuel Rodríguez Montelongo, respecto de
diversas parcelas ubicadas en el ejido La Vega, Municipio de Saltillo, Coahuila, entre ellas, la
número la parcela 74 Z-Z P4/5; además del reconocimiento de derechos agrarios, por
considerarse legítima sucesora del ejidatario Candelario Rodríguez López y, como
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consecuencia, la entrega material de las tierras controvertidas.
Posteriormente, la demanda se amplió en contra de Rubén Ramírez Torres (representante
legal de Industrializadora de Fibras Naturales de Coahuila, Sociedad de Producción Rural de
Responsabilidad Limitada) a quien el primer demandado le había cedido la parcela en
disputa, el dieciocho de diciembre de dos mil tres.
2. Una vez que se emplazó a los demandados, el veintiséis de abril de dos mil cinco se llevó a
cabo la audiencia de ley, en la que Industrializadora de Fibras Naturales de Coahuila,
Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada, planteó la incompetencia del
órgano jurisdiccional, en razón de la materia.
Al pronunciarse sobre dicha excepción, el Magistrado del Tribunal Unitario Agrario sostuvo
su competencia, bajo el argumento de que la cesión de las parcelas, cuya nulidad se demandó,
se llevó a cabo el dieciséis de diciembre de dos mil tres, fecha anterior a la expedición de los
títulos parcelarios del veinticinco de junio de dos mil cuatro, cuando dejó de pertenecer al
régimen agrario y pasó al particular.
3. En contra de esa determinación, Industrializadora de Fibras Naturales de Coahuila,
Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada presentó demanda de amparo de
la que conoció el Juez Primero de Distrito en el Estado de Coahuila, quien dictó sentencia el
veintiséis de julio de dos mil cinco, negando la protección constitucional solicitada.
4. No estando conforme con esa sentencia, la quejosa interpuso recurso de revisión, que fue
radicado con el número 728/2005 en el Cuarto Tribunal Colegiado del Octavo Circuito,
órgano que en ejecutoria del veintitrés de febrero de dos mil siete confirmó la sentencia
recurrida, aduciendo:
"Los demás conceptos de violación son infundados.
"A fin de estar en posibilidad de determinar si el Tribunal Agrario responsable es o no
competente para conocer de la acción de nulidad ejercitada por la actora conviene transcribir
el contenido de los artículos en que la parte demandada sostuvo la incompetencia de aquel
Tribunal Unitario.
"El artículo 23 dispone: (se transcribe).
"El artículo 81 de la Ley Agraria establece: (se transcribe).
"Por su parte el numeral 82 de esa legislación dispone: (se transcribe).
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"En tanto que el artículo 56 a que alude el segundo de los numerales transcritos dice: (se
transcribe).
"De conformidad con los numerales transcritos, las asambleas ejidales están facultadas para
llevar a cabo el parcelamiento de las tierras que lo conforman, con el correlativo derecho de
los titulares de éstas de asumir el dominio pleno sobre sus parcelas, en cuyo caso, previa
solicitud de los interesados ante el Registro Agrario Nacional, deberán ser dadas de baja de
dicho registro, expidiéndose a cambio el respectivo título de propiedad, mismo que deberá ser
inscrito en el Registro Público de la Propiedad, provocando aquella cancelación que las
tierras respecto de las cuales los ejidatarios soliciten su cancelación en el Registro Agrario
Nacional, dejen de pertenecer al régimen ejidal y sujetas, por ende, a las disposiciones del
derecho común.
"Ahora bien, el cambio de régimen jurídico al cual deberán estar sujetas las tierras en los
términos precisados, para dilucidar cualquier controversia que se suscite en torno a las
mismas, debe entenderse que opera a partir de que el ejidatario interesado decida asumir el
control pleno de sus tierras, y solicite se le expida el título de propiedad respectivo, por ser
ese momento cuando las mismas dejan de pertenecer al régimen ejidal, por tratarse de una
facultad potestativa en términos del referido numeral 82, al establecer expresamente que ‘...
los ejidatarios interesados podrán, en el momento que lo estimen pertinente asumir el
dominio pleno sobre sus parcelas ...’ es decir, no basta que la asamblea general de ejidatarios
decida que los integrantes del ejido puedan adoptar el dominio pleno de sus parcelas, sino
que se requiere que el ejidatario así lo solicite.
"En el caso concreto, como lo reconoce el apoderado de la empresa quejosa y así se asentó en
el título de propiedad que obra en la foja doscientos treinta, el acta de asamblea respectiva se
llevó a cabo el siete de octubre de mil novecientos noventa y seis, dicho título se expidió
hasta el veinticinco de junio de dos mil cuatro a favor de Rubén Ramírez Torres, lo que
permite inferir que el titular original de las tierras, Candelario Rodríguez López, no hizo uso
de la facultad que le confería el artículo 82 de la Ley Agraria, por lo que si la cesión de
derechos cuya nulidad demandó la tercero perjudicada Antonia Montelongo Martínez,
designada como primera sucesora por dicho ejidatario, se celebró el dieciséis de septiembre
de dos mil tres, entonces la parcela materia de la cesión no había salido del régimen ejidal,
pues para esa fecha no se encontraba titulado a favor de persona determinada, prevaleciendo
aún el certificado parcelario número 000000019192 de cuatro de octubre de mil novecientos
noventa y cinco, expedido a favor de Candelario Rodríguez López (foja 93), habiéndose
desincorporado del régimen ejidal hasta el veinticinco de junio de dos mil cuatro, fecha en la
cual Rubén Ramírez Torres recabó el título de propiedad respectivo, lo que motivó la
cancelación del anotado certificado parcelario (foja 230), por lo tanto, resultan aplicables las
disposiciones contenidas en la Ley Agraria y no la legislación común, como sin fundamento
lo alega el peticionario del amparo, por ello, resulta irrelevante que la empresa quejosa
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hubiere adquirido la parcela en mención mediante escritura pública el ocho de diciembre de
dos mil cuatro, ya que tal operación no fue materia de la acción de nulidad ejercitada por la
actora en el juicio de origen, ya que la misma lo constituye la cesión de derechos que hizo a
su hijo, que fue un acto que precedió a la enajenación del mismo por parte de la persona que
lo adquirió del cedente.
"Por los razonamientos expuestos se estiman inaplicables las tesis que en apoyo de su
argumentación invoca el impetrante del amparo.
"En estas condiciones, ante lo inoperante e infundado de los agravios del recurrente, procede
confirmar la resolución constitucional materia de la revisión."
II. Por otro lado, de la ejecutoria emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Cuarto Circuito, en el amparo en revisión 140/2005-II, se observa:
1. Que en escrito presentado el trece de julio de dos mil cuatro, Jesús Horacio Rodríguez
Caballero, Rubén Cárdenas Mendiola y Ramiro de Jesús Hernández Valencia demandaron de
la sucesión testamentaria a bienes de Othón Chávez Aguilar, así como a Reynaldo Espinoza
García, el cumplimiento del contrato de enajenación de derechos parcelarios que afirmaron
haber celebrado con el de cujus, respecto de la parcela 3Z-1P1/2, ubicada en el ejido La
Sandía, Municipio de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
2. De esa demanda conoció el Tribunal Unitario Agrario del Distrito Veinte con residencia en
Monterrey, Nuevo León, cuyo titular ordenó emplazar a los demandados, quienes al
contestar, interpusieron la excepción de incompetencia de ese órgano.
La excepción de mérito se desestimó en la audiencia del veintiuno de octubre de dos mil
cuatro, considerando el Magistrado del Tribunal Unitario Agrario que se demandaba el
cumplimiento de un contrato celebrado el quince de octubre de mil novecientos noventa y
cinco y el certificado parcelario se expidió hasta el veinticuatro de noviembre de mil
novecientos noventa y ocho; por lo que ese órgano era competente para resolver el asunto.
3. En contra de esa determinación, Monserrat Alejandra Vargas Díaz y Armando García
Gámez, en representación de Reynaldo Espinoza García, presentaron demanda de amparo de
la que conoció el Juez Tercero de Distrito en Materia Administrativa en el Estado de Nuevo
León, con residencia en Monterrey, quien consideró que al estar titulado el solar urbano (sic),
debía conocer de la controversia un tribunal del orden común, pues no se reclamaban
cuestiones relacionadas con la desincorporación ejidal, sino el cumplimiento de un contrato
de cesión de derechos parcelarios; por lo que concedió el amparo para el efecto de que el
Tribunal Unitario Agrario se declarara incompetente y remitiera los autos al órgano judicial
del orden común.
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4. Inconformes con esa resolución, Jesús Horacio Rodríguez Caballero, Rubén Cárdenas
Mendiola y Ramiro de Jesús Hernández Valencia, en su carácter de terceros perjudicados,
interpusieron recurso de revisión que se radicó bajo el número 140/2005-II en el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto Circuito, órgano que en ejecutoria
del cuatro de noviembre de dos mil cinco confirmó la sentencia recurrida, al considerar que
los agravios de los inconformes eran fundados pero inoperantes.
Fundados en cuanto a que el Juez de Distrito confundió la clasificación de las tierras, pues
éstas no eran solares urbanos, sino tierras parceladas, por lo que no se encuadran en la
fracción I del artículo 44 de la Ley Agraria, sino en la fracción III del mismo numeral.
Empero, resultaban inoperantes porque, tal como afirmó el a quo, el Tribunal Unitario
Agrario era incompetente para conocer del juicio natural, por las siguientes razones:
"... si bien es verdad que los conflictos suscitados en relación con tierras ejidales, naturaleza
de la que participa la parcela, son competencia de los tribunales agrarios; también es cierto
que en el caso, no obstante que el objeto del contrato base de la acción entablada en el juicio
agrario natural haya sido, al momento de su celebración, una parcela ejidal, por las razones
que a continuación se expondrán, no se surte la competencia para conocer de ese juicio a
favor de la autoridad responsable, como lo pretende la parte recurrente.
"Así es, los artículos 27, fracciones VII a XIX, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 163 y 82 de la Ley Agraria y 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios, disponen:
"‘Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
"‘Artículo 27.’ (se transcribe).
"‘Ley Agraria
"‘Artículo 163.’ (se transcribe).
"‘Artículo 82.’ (se transcribe).
"‘Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.
"‘Artículo 18.’(se transcribe).
"Las fracciones transcritas del artículo 27 de la Ley Fundamental prevén los principios
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básicos del régimen de propiedad agrario en nuestro país.
"Dentro de estos lineamientos se establece el reconocimiento de la personalidad jurídica de
los núcleos de población ejidal y comunal y se protege su tierra en su doble vertiente de
asentamiento humano y para actividades productivas. Las fracciones reproducidas disponen
que todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y comunales, y los conflictos
derivados de la tenencia de la tierra se reservan para las autoridades federales. Para estos
efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales
dotados de autonomía y plena jurisdicción.
"A su vez, de la lectura de los diversos numerales 163 de la Ley Agraria y 18 de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios, se advierte que los juicios agrarios tienen por objeto
sustanciar, dirimir y resolver las controversias que surjan con motivo de la aplicación de la
Ley Agraria, entre otras, las que en esa materia se susciten entre ejidatarios, comuneros,
posesionarios o avecindados entre sí, o entre éstos y los órganos del núcleo de población,
juicios de los que corresponde conocer, por razón de territorio, a los Tribunales Unitarios,
con relación a las tierras ubicadas dentro de su jurisdicción.
"Por ende, se puede concluir que la función jurisdiccional que tutela el artículo 27
constitucional, en su fracción XIX, se extiende a toda la cuestión agraria, con la finalidad de
salvaguardar la seguridad jurídica de los núcleos de población ejidales y comunales,
ejidatarios y comuneros, quienes pueden acudir en defensa y protección de sus derechos ante
los tribunales agrarios creados con ese objetivo, resultando así que todo conflicto de
naturaleza agraria precisa ser tutelado por tribunales especializados en esa materia, a fin de
garantizar y respetar los derechos que por cualquier acto se vean vulnerados.
"Así, tratándose de las tierras parceladas, las cuales, como se ha visto, quedan comprendidas
dentro de las tierras ejidales, se encuentran reguladas en la legislación agraria, de ahí que,
participan de tal naturaleza.
"Empero, una vez que los ejidatarios han adoptado el dominio pleno sobre sus parcelas y se
haya realizado la cancelación correspondiente en el Registro Agrario Nacional, conforme a lo
expresamente preceptuado en el artículo 82 de la legislación agraria antes reproducido, las
tierras dejarán de ser ejidales y, por tanto, quedarán sujetas a las disposiciones del derecho
común, de ahí que cualquier conflicto que se genere en relación con las mismas debe ser
resuelto precisamente por los tribunales del orden común.
"Esto es, partiendo de la premisa de que la Ley Agraria regula la asignación de las tierras
parceladas a favor de los ejidatarios, quienes pueden asumir el dominio pleno sobre las
mismas, una vez cumplidos los requisitos previstos en el artículo 81 de la propia ley, siendo
hasta el momento de la cancelación de la inscripción correspondiente en el Registro Agrario
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Nacional y la expedición de título de propiedad respectivo, cuando adquieren el pleno
dominio de ellas; es claro que mientras tanto, le son aplicables las disposiciones agrarias
referidas.
"En esas condiciones, una vez asignada una parcela a un ejidatario o a un particular mediante
la expedición del respectivo título, ya no pueden considerarse que participan de la naturaleza
agraria, y para llegar a esta conclusión basta la lectura del artículo 82 de la vigente Ley
Agraria, que, reitérese, establece que a partir de la cancelación de la inscripción
correspondiente de las tierras parceladas en el Registro Agrario Nacional, dichas tierras
dejarán de ser ejidales y quedarán sujetas a las disposiciones del derecho común.
"Entonces, es válido afirmar que mientras las tierras parceladas no se encuentren tituladas a
favor de un ejidatario u otra persona, los conflictos que se susciten respecto de las mismas
son de naturaleza agraria y, por tanto, corresponde el conocimiento de ellos a los tribunales
agrarios, en virtud de que al no existir título de propiedad de la parcela materia del conflicto,
debidamente inscrito en el Registro Público de la Propiedad, no ha salido del régimen ejidal y
no se surte la hipótesis prevista en el artículo 82 de la Ley Agraria.
"Por el contrario, una vez consolidado el derecho de propiedad respecto de una parcela, ésta
queda fuera de las prescripciones de las leyes agrarias y, en consecuencia, los conflictos que
se generen en torno a tales tierras no pueden ser resueltos por los tribunales agrarios, sino que
debe acudirse a las autoridades judiciales del fuero común.
"De todo lo antes expuesto, se arriba a la conclusión de que cuando las tierras parceladas, que
por su naturaleza están comprendidas dentro de las tierras ejidales, han pasado al pleno
dominio de un ejidatario o particular, lo que se materializa mediante la expedición a su favor
del título de propiedad respectivo, debidamente inscrito en el Registro Público de la
Propiedad y, como contrapartida, la cancelación de la inscripción de aquéllas efectuada en el
Registro Agrario Nacional; las controversias que se susciten en relación con los contratos que
hayan tenido por objeto los predios en cuestión, celebrados cuando los mismos aún estaban
sujetos al régimen ejidal, por disposición expresa del artículo 82 de la Ley Agraria tendrán
que tramitarse necesariamente ante los tribunales comunes, lo que no implica que no se pueda
analizar la validez de esos contratos a la luz de las disposiciones contenidas en la legislación
agraria, que es la que rigió su celebración, máxime que de resolverse tales controversias
conforme a las normas del derecho civil, que no regularon la relación verificada con motivo
de los contratos en mención, se aplicarían éstas de manera retroactiva, en franca
contravención a la garantía de irretroactividad consagrada en el artículo 14 de la Constitución
Federal.
"Ahora bien, como se dejó establecido, en el particular, el trece de julio de dos mil cuatro se
demandó en el juicio agrario de origen, el cumplimiento de un contrato de enajenación de
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derechos parcelarios, celebrado el quince de diciembre de mil novecientos noventa y cinco
respecto de la parcela detallada en el escrito de demanda, parcela en relación con la cual se
justificó la expedición del título de propiedad a favor de Othón Chávez Aguilar, en fecha
veintitrés de abril de dos mil cuatro, momento en que también se llevó a cabo la cancelación
de la inscripción del respectivo certificado parcelario.
"En esa virtud, conforme a lo establecido en el párrafo segundo del artículo 82 de la
legislación agraria, a partir de la cancelación precitada, el terreno en conflicto dejó de ser
ejidal y, por tanto, quedó sujeto a las disposiciones del derecho común, de lo que se sigue que
la controversia planteada por los demandantes el trece de julio de dos mil cuatro, como
acertadamente lo sostuvo el juzgador, es competencia de los tribunales del orden común, y no
así de las autoridades agrarias, ya que al expedirse el título de propiedad correspondiente y
realizarse la cancelación en cuestión, lo cual, insístese, se verificó el veintitrés de abril de dos
mil cuatro, es decir, antes de la presentación de la demanda agraria, el predio de que se trata
quedó segregado del régimen ejidal, por lo que la misma debió plantearse ante el tribunal del
fuero común, en términos de lo previsto en el precitado numeral.
"Lo anterior, con independencia de lo expresado de la parte recurrente, en el sentido de que la
competencia en especie se surte al momento de la celebración del contrato base de la acción
dirimida, es decir, cuando la tierra era considerada dentro del régimen agrario, de ahí que si
posteriormente se tramitó su titulación, ello no tiene por qué variar la competencia que
corresponde a los tribunales agrarios; pues, además de que tales argumentos son dogmáticos,
por no expresarse a través de ellos los motivos en que se apoya el aserto sustentado por los
inconformes, ni los preceptos legales que, en su caso, sirvan de fundamento al mismo; lo
cierto es que, según se dejó establecido, en el caso la determinación de la competencia para
conocer del conflicto planteado en el juicio natural deriva de la exacta aplicación que se hace
del artículo 82 de la legislación agraria, el cual, como se precisó, dispone que a partir de la
cancelación de la inscripción del certificado parcelario en el Registro Agrario Nacional, las
tierras dejarán de ser ejidales y quedarán sujetas a las disposiciones del derecho común, con
lo que se destruye el argumento de la parte revisionista en torno a que la competencia en la
especie se surte al momento de la celebración del contrato base de la acción, no obstante que
posteriormente se haya tramitado la titulación de la tierra en conflicto.
"Asimismo, son jurídicamente ineficaces las manifestaciones vertidas por los recurrentes, con
el propósito de evidenciar la violación que dicen se verificó en su perjuicio por parte del
juzgador del artículo 69 de la Ley Agraria, porque aunque dicho numeral dispone que los
actos subsecuentes a la expedición del título de propiedad sobre los solares urbanos serán
regulados por el derecho común, en el caso se demandan actos jurídicos acaecidos con
anterioridad a la expedición del título de propiedad, lo cual afirman conduce a sostener que
los conflictos suscitados con motivo de ellos son competencia de los tribunales agrarios.
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"Se afirma lo que antecede porque en el particular, al ser la tierra en conflicto una parcela y
no así un solar urbano, el dispositivo legal en mención, que prevé: ‘La propiedad de los
solares se acreditará con el documento señalado en el artículo anterior y los actos jurídicos
subsecuentes serán regulados por el derecho común. Para estos efectos los títulos se
inscribirán en el Registro Público de la Propiedad de la entidad correspondiente’, es decir,
que regula cuestiones relacionadas con los solares urbanos según se dejó establecido, no
cobra aplicación y, consecuentemente, los argumentos expresados por los recurrentes, que se
apoyan en dicho numeral, devienen jurídicamente ineficaces.
"Por las mismas razones, es inatendible la tesis que en apoyo a tales manifestaciones invoca
la parte revisionista, del rubro: ‘TRIBUNAL AGRARIO. ES COMPETENTE PARA
CONOCER DE LA ACCIÓN DE NULIDAD DE ACTOS ANTERIORES A LA
EXPEDICIÓN DEL TÍTULO DE PROPIEDAD DE UN SOLAR URBANO, SI NO SE
CUESTIONA LA LEGALIDAD DE ALGÚN ACTO SUBSECUENTE A SU
OTORGAMIENTO.’, pues también se refiere a la competencia para conocer de los conflictos
relacionados con solares urbanos y en ella se hace una interpretación del artículo 69 de la Ley
Agraria; asimismo, por lo que hace a las diversas tesis y jurisprudencias citadas por los
inconformes, al no motivar su aplicación en el caso concreto, devienen inatendibles.
"Consecuentemente, por las razones expresadas, cabe sostener que, como lo indicó el Juez de
Distrito, el tribunal agrario responsable no es competente para conocer del juicio natural, sino
que debe conocer de él un tribunal del orden común, sin que ello implique que el mismo, al
resolver la controversia planteada, no pueda aplicar la legislación agraria, de haber sido ésta
la que rigió la celebración del contrato base de la acción, pues como se dejó establecido, de
juzgar el conflicto en comento conforme a las normas de derecho civil, en el evento de que
no hayan regulado tal relación contractual se verificaría su aplicación de manera retroactiva.
"Luego lo procedente es confirmar la sentencia que se revisa, en la que se otorgó a la parte
quejosa la protección constitucional."
CUARTO. Precisados los antecedentes y consideraciones que sustentaron los órganos
colegiados, se procede a determinar la existencia o no, de la contradicción de tesis
denunciada.
Pues bien, a partir de los criterios sostenidos por los Tribunales Colegiados se advierte que
sus resoluciones tienen como origen juicios agrarios, en los que se cuestionaron actos
jurídicos celebrados antes de que los ejidatarios obtuviesen el dominio pleno sobre sus
parcelas.
De igual manera se observa que en esos juicios, los demandados opusieron la excepción de
incompetencia por materia, bajo el argumento de que, al haberse expedido los
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correspondientes certificados que acreditaban el dominio pleno sobre las parcelas antes de la
presentación de la demanda, quien debía conocer del juicio era un tribunal del orden común.
Asimismo, se aprecia que la excepción de incompetencia fue desestimada por los
Magistrados de los Tribunales Unitarios Agrarios ante quienes se plantearon las demandas,
argumentando que los actos jurídicos que originaron las controversias (cesión y enajenación
de derechos parcelarios, respectivamente) se llevaron a cabo en fechas anteriores a la
expedición de los títulos de propiedad, cuando las parcelas todavía pertenecían al régimen
agrario.
No obstante, ante planteamientos similares, los Tribunales Colegiados sostuvieron posiciones
contrarias, pues si bien ambos órganos coincidieron en que para resolver sobre la nulidad de
la cesión de derechos agrarios y el cumplimiento de un contrato de enajenación de derechos
parcelarios que se demandaron, resultaban aplicables las disposiciones contenidas en la Ley
Agraria y no la legislación común, difirieron sobre el órgano que debía resolver la
controversia.
Sobre este último tema, el Cuarto Tribunal Colegiado del Octavo Circuito determinó que el
órgano competente para conocer del juicio, era el Tribunal Unitario Agrario, toda vez que la
cesión de derechos cuya nulidad se demandó, fue celebrada cuando la parcela todavía no salía
del régimen ejidal, pues a esa fecha, su titular no había ejercido la facultad que le confería el
artículo 82 de la Ley Agraria, de solicitar la expedición del título correspondiente.
Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto Circuito
señaló que a pesar de que al momento de celebrar el contrato base de la acción, la tierra era
considerada dentro del régimen agrario, la controversia no era competencia de las autoridades
agrarias, ya que al expedirse el título de propiedad correspondiente y realizarse la cancelación
de los certificados de derechos agrarios, el predio quedó segregado del régimen ejidal; por
tanto, la demanda debió plantearse ante el tribunal del fuero común, en términos de lo
previsto en el artículo 82 de la Ley Agraria, sin perjuicio de que ese órgano aplicase las
disposiciones de dicha ley.
No incide para determinar la integración de la contradicción de tesis denunciada, el hecho de
que las acciones que se ejercitaron en los juicios agrarios hayan sido diversas: en uno, la
nulidad de la cesión de derechos parcelarios, y en otro, el cumplimiento de un contrato de
enajenación de esos derechos; pues además ambos se refieren a la transmisión de dominio o
propiedad de una cosa, la cesión de derechos, aun a título gratuito, se considera una forma de
enajenación, según lo determinó esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación al resolver el once de agosto del año dos mil, la contradicción de tesis 37/2000-SS,
entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito y Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito, cuya ejecutoria dice en lo que
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interesa:
"En tal medida, es menester dilucidar el alcance de los términos empleados por el legislador.
"El término enajenación implica la transmisión de dominio o propiedad de una cosa, siendo
la forma más usual en lo patrimonial, la venta, pero también puede provenir de otros actos,
como la permuta, la donación, la expropiación por causa de utilidad pública, la cesión, la
ejecución judicial, entre otros. De ello se infiere que la transmisión de dominio puede ser
voluntaria, en tanto que como elemento esencial de los contratos se encuentra el acuerdo de
voluntades; o, forzosa, en el caso de la expropiación por causa de utilidad pública o de
ejecución de una resolución judicial.
"Dentro de las formas adoptadas en la legislación mexicana para transmitir las obligaciones
se encuentra la cesión de derechos, la que, por tanto, constituye una forma de enajenación.
"...
"Así las cosas, si bien es cierto que el artículo 80 de la Ley Agraria se refiere en forma
genérica a la enajenación de derechos parcelarios y que dicho término, como ya se vio, es
muy amplio en tanto incluye la transmisión a título oneroso o gratuito (dentro del que podría
ubicarse la donación), también es verdad que la primera parte de dicho precepto no puede
desvincularse de lo preceptuado en su parte final, en la que en forma expresa se establece que
la venta podrá ser anulada si no se concede al cónyuge e hijos del ejidatario el derecho de
preferencia; ello es así porque de concluir en sentido contrario además de contrariar el
alcance que el propio numeral prevé, se llegaría a la incongruencia jurídica de conceder esa
preferencia sin sujetar al derechohabiente a ninguna condición para su ejercicio, lo que
desvirtúa el principio de que a todo derecho corresponde una correlativa obligación.
"No es óbice para arribar a la conclusión asentada, el posible hecho de que en la práctica el
ejidatario pudiera realizar operaciones a título gratuito, de mala fe y en perjuicio de su
cónyuge o hijos, ya que en todo caso, éstos tendrán como alternativa, basándose en las
disposiciones civiles supletorias, como las relativas a las acciones derivadas de la donación, o
de la simulación, solicitar ante el tribunal correspondiente la declaración de que tales
operaciones son inoficiosas o nulas por haberse llevado a cabo en perjuicio de los acreedores
del ejidatario."
De ahí que la contradicción de tesis radica en determinar cuál es el órgano competente para
conocer del juicio en el que se controvierte la enajenación de los derechos sobre una parcela
ejidal, realizada cuando ese predio todavía era considerado dentro del régimen agrario, pero
al momento de presentar la demanda, ya se hubiese expedido el título de propiedad
correspondiente.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
QUINTO. Para resolver la contradicción de tesis planteada, se estima necesario transcribir la
fracción VII del artículo 27 constitucional, que dispone:
"Artículo 27. ...
"VII. Se reconoce la personalidad jurídica de los núcleos de población ejidales y comunales y
se protege su propiedad sobre la tierra, tanto para el asentamiento humano como para
actividades productivas.
"La ley protegerá la integridad de las tierras de los grupos indígenas.
"La ley, considerando el respeto y fortalecimiento de la vida comunitaria de los ejidos y
comunidades, protegerá la tierra para el asentamiento humano y regulará el aprovechamiento
de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de acciones de fomento necesarias
para elevar el nivel de vida de sus pobladores.
"La ley, con respeto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las condiciones
que más les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos, regulará el
ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su
parcela. Asimismo establecerá los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros
podrán asociarse entre sí, con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y,
tratándose de ejidatarios, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de
población; igualmente fijará los requisitos y procedimientos conforme a los cuales la
asamblea ejidal otorgará al ejidatario el dominio sobre su parcela. En caso de enajenación de
parcelas se respetará el derecho de preferencia que prevea la ley.
"Dentro de un mismo núcleo de población, ningún ejidatario podrá ser titular de más tierra
que la equivalente al 5% del total de las tierras ejidales. En todo caso, la titularidad de tierras
en favor de un solo ejidatario deberá ajustarse a los límites señalados en la fracción XV.
"La asamblea general es el órgano supremo del núcleo de población ejidal o comunal, con la
organización y funciones que la ley señale. El comisariado ejidal o de bienes comunales,
electo democráticamente en los términos de la ley, es el órgano de representación del núcleo
y el responsable de ejecutar las resoluciones de la asamblea.
"La restitución de tierras, bosques y aguas a los núcleos de población se hará en los términos
de la ley reglamentaria;"
Así como los artículos 80, 81 y 82 de la Ley Agraria, que establecen:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
"Artículo 80. Los ejidatarios podrán enajenar sus derechos parcelarios a otros ejidatarios o
avecindados del mismo núcleo de población.
"Para la validez de la enajenación a que se refiere este artículo bastará la conformidad por
escrito de las partes ante dos testigos y la notificación que se haga al Registro Agrario
Nacional, el que deberá expedir sin demora los nuevos certificados parcelarios. Por su parte
el comisariado ejidal deberá realizar la inscripción correspondiente en el libro respectivo.
"El cónyuge y los hijos del enajenante, en ese orden, gozarán del derecho del tanto, el cual
deberán ejercer dentro de un término de treinta días naturales contados a partir de la
notificación, a cuyo vencimiento caducará tal derecho. Si no se hiciere la notificación, la
venta podrá ser anulada."
"Artículo 81. Cuando la mayor parte de las parcelas de un ejido hayan sido delimitadas y
asignadas a los ejidatarios en los términos del artículo 56, la asamblea, con las formalidades
previstas a tal efecto por los artículos 24 a 28 y 31 de esta ley, podrá resolver que los
ejidatarios puedan a su vez adoptar el dominio pleno sobre dichas parcelas, cumpliendo lo
previsto por esta ley."
"Artículo 82. Una vez que la asamblea hubiere adoptado la resolución prevista en el artículo
anterior, los ejidatarios interesados podrán, en el momento que lo estimen pertinente, asumir
el dominio pleno sobre sus parcelas, en cuyo caso solicitarán al Registro Agrario Nacional
que las tierras de que se trate sean dadas de baja de dicho Registro, el cual expedirá el título
de propiedad respectivo, que será inscrito en el Registro Público de la Propiedad
correspondiente a la localidad.
"A partir de la cancelación de la inscripción correspondiente en el Registro Agrario Nacional,
las tierras dejarán de ser ejidales y quedarán sujetas a las disposiciones del derecho común."
Al tenor de los citados preceptos, el legislador concedió a los ejidatarios facultades para
otorgar el uso de sus tierras, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del
núcleo de población, obtener de la asamblea ejidal el dominio sobre sus parcelas y el respeto
de su derecho de preferencia en caso de que éstas se enajenen.
De ahí que la prerrogativa que concede el artículo 80 de la indicada ley a los ejidatarios, para
enajenar sus derechos sobre las tierras parceladas que poseen, sólo pueden ejercerla
libremente hasta el momento en que adquieran el dominio pleno sobre esas tierras, de
conformidad con la fracción VII del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, en concordancia con el artículo 81 de la Ley Agraria; y mientras ello no
ocurra, esa prerrogativa pueden ejercerla exclusivamente, entre los ejidatarios o avecindados
del núcleo de población; por lo que, en caso de enajenar dichas parcelas a terceros ajenos al
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
ejido, éste puede demandar la nulidad de ese acto, como lo estableció esta Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis de jurisprudencia 2a./J. 5/2004, que dice:
"COMISARIADO EJIDAL. ESTÁ LEGITIMADO PARA DEMANDAR, EN
REPRESENTACIÓN DEL EJIDO, LA NULIDAD DE UN CONTRATO DE CESIÓN DE
DERECHOS A TÍTULO GRATUITO, CELEBRADO ENTRE UN EJIDATARIO Y UN
TERCERO AJENO AL NÚCLEO DE POBLACIÓN, RESPECTO DE PARCELAS
EJIDALES DE LAS QUE EL ENAJENANTE TODAVÍA NO ADQUIERE EL DOMINIO
PLENO. Las reformas constitucional y legal efectuadas en materia agraria en 1992,
atribuyeron a los ejidatarios facultades para otorgar el uso de sus tierras; transmitir sus
derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de población; obtener de la asamblea
ejidal el dominio sobre sus parcelas y el respeto de su derecho de preferencia en caso de que
éstas se enajenen. Sin embargo, no pueden disponer libremente de tales facultades, sino hasta
que la asamblea les otorgue el dominio pleno, de conformidad con la fracción VII del artículo
27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en concordancia con el
artículo 81 de la Ley Agraria, por lo que en tanto ello no ocurra, la prerrogativa que le
concede el artículo 80 de la indicada ley, para enajenar sus derechos sobre las tierras
parceladas que posee, exclusivamente puede ejercerla entre los ejidatarios o avecindados del
núcleo de población. De lo anterior se concluye que si un ejidatario no ha obtenido de la
asamblea el dominio pleno sobre las parcelas que posee, la cesión de derechos que realice a
un tercero que no pertenece al ejido como ejidatario ni como avecindado, aun cuando sea a
título gratuito, indudablemente causa un perjuicio al núcleo de población, pues con
independencia de que omite respetar los derechos de preferencia y exclusividad de
transmisión de derechos parcelarios entre sus miembros, ese acto constituye una enajenación
de tierras ejidales respecto de las cuales el ejido continúa siendo el propietario, en términos
del artículo 9o. de la ley citada y, por ende, este último por conducto de su representante, el
comisariado ejidal, previo acuerdo de la asamblea, está legitimado para demandar la nulidad
de tal contrato, no como representante de sus miembros, cuyo derecho del tanto no se haya
respetado (a pesar de existir disposición expresa que así lo obliga), sino en su carácter de
propietario, que resulta afectado con la enajenación de los derechos sobre esas tierras
ejidales, realizada en contravención al referido artículo 80, toda vez que la limitante expresa
contenida en ese precepto legal, de que los adquirentes deben tener el carácter de ejidatarios o
avecindados, evidentemente atiende al interés de que la titularidad de las tierras ejidales
permanezca entre los miembros que conformen el ejido, además de que el legislador, con la
prerrogativa otorgada a los ejidatarios para que pudieran enajenar sus derechos parcelarios no
pretendió que personas extrañas al ejido pudieran incorporarse a él, sin la previa autorización
de la asamblea de ejidatarios." (Novena Época, Segunda Sala, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XIX, febrero de 2004, tesis 2a./J. 5/2004, página 130).
Ahora bien, para que los ejidatarios puedan adquirir el dominio pleno sobre sus parcelas, el
artículo 81 de la Ley Agraria señala que ello puede ocurrir, cuando la mayor parte de las
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
parcelas de un ejido hayan sido delimitadas y asignadas a los ejidatarios, y así lo resuelva la
asamblea que cumpla con las formalidades previstas por los artículos 24 a 28 y 31 de la
propia ley, que dicen a la letra:
"Artículo 24. La asamblea podrá ser convocada por el comisariado ejidal o por el consejo de
vigilancia, ya sea a iniciativa propia o si así lo solicitan al menos veinte ejidatarios o el veinte
por ciento del total de ejidatarios que integren el núcleo de población ejidal. Si el comisariado
o el consejo no lo hicieren en un plazo de cinco días hábiles a partir de la solicitud, el mismo
número de ejidatarios podrá solicitar a la Procuraduría Agraria que convoque a la asamblea."
"Artículo 25. La asamblea deberá celebrarse dentro del ejido o en el lugar habitual, salvo
causa justificada. Para ello, deberá expedirse convocatoria con no menos de ocho días de
anticipación ni más de quince, por medio de cédulas fijadas en los lugares más visibles del
ejido. En la cédula se expresarán los asuntos a tratar y el lugar y fecha de la reunión. El
comisariado ejidal será responsable de la permanencia de dichas cédulas en los lugares
fijados para los efectos de su publicidad hasta el día de la celebración de la asamblea.
"La convocatoria que se expida para tratar cualesquiera de los asuntos señalados en las
fracciones VII a XIV del artículo 23 de esta ley, deberá ser expedida por lo menos con un
mes de anticipación a la fecha programada para la celebración de la asamblea.
"Si el día señalado para la asamblea no se cumplieran las mayorías de asistencia requeridas
para su validez, se expedirá de inmediato una segunda convocatoria. En este caso, la
asamblea se celebrará en un plazo no menor a ocho ni mayor a treinta días contados a partir
de la expedición de la segunda convocatoria."
"Artículo 26. Para la instalación válida de la asamblea, cuando ésta se reúna por virtud de
primera convocatoria, deberán estar presentes cuando menos la mitad más uno de los
ejidatarios, salvo que en ella se traten los asuntos señalados en las fracciones VII a XIV del
artículo 23, en cuyo caso deberán estar presentes cuando menos tres cuartas partes de los
ejidatarios.
"Cuando se reúna por virtud de segunda o ulterior convocatoria, la asamblea se celebrará
válidamente cualquiera que sea el número de ejidatarios que concurran, salvo en el caso de la
asamblea que conozca de los asuntos señalados en las fracciones VII a XIV del artículo 23, la
que quedará instalada únicamente cuando se reúna la mitad más uno de los ejidatarios."
"Artículo 27. Las resoluciones de la asamblea se tomarán válidamente por mayoría de votos
de los ejidatarios presentes y serán obligatorias para los ausentes y disidentes. En caso de
empate el presidente del comisariado ejidal tendrá voto de calidad.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
"Cuando se trate alguno de los asuntos señalados en las fracciones VII a XIV del artículo 23
de esta ley, se requerirá el voto aprobatorio de dos terceras partes de los asistentes a la
asamblea."
"Artículo 28. En la asamblea que trate los asuntos detallados en las fracciones VII a XIV del
artículo 23 de esta ley, deberá estar presente un representante de la Procuraduría Agraria, así
como un fedatario público. Al efecto, quien expida la convocatoria deberá notificar a la
procuraduría sobre la celebración de la asamblea, con la misma anticipación requerida para la
expedición de aquélla y deberá proveer lo necesario para que asista el fedatario público. La
procuraduría verificará que la convocatoria que se haya expedido para tratar los asuntos a que
se refiere este artículo, se haya hecho con la anticipación y formalidades que señala el
artículo 25 de esta ley.
"Serán nulas las asambleas que se reúnan en contravención de lo dispuesto por este artículo."
"Artículo 31. De toda asamblea se levantará el acta correspondiente, que será firmada por los
miembros del comisariado ejidal y del consejo de vigilancia que asistan, así como por los
ejidatarios presentes que deseen hacerlo. En caso de que quien deba firmar no pueda hacerlo,
imprimirá su huella digital debajo de donde esté escrito su nombre.
"Cuando exista inconformidad sobre cualesquiera de los acuerdos asentados en el acta,
cualquier ejidatario podrá firmar bajo protesta haciendo constar tal hecho.
"Cuando se trate de la asamblea que discuta los asuntos establecidos en las fracciones VII a
XIV del artículo 23 de esta ley, el acta deberá ser pasada ante la fe del fedatario público y
firmada por el representante de la Procuraduría Agraria que asistan a la misma e inscrita en el
Registro Agrario Nacional."
De igual manera, previó el legislador que una vez resuelto por la asamblea que los ejidatarios
pueden adoptar el dominio pleno sobre sus parcelas, los ejidatarios interesados podrán, en el
momento que lo estimen pertinente, asumir el dominio pleno sobre ellas, en cuyo caso
solicitarán al Registro Agrario Nacional que las tierras de que se trate sean dadas de baja de
dicho registro, el cual expedirá el título de propiedad respectivo, que será inscrito en el
Registro Público de la Propiedad correspondiente a la localidad.
En esos términos, para que los ejidatarios adquieran el dominio pleno sobre las parcelas que
poseen, se requiere:
• Que la mayor parte de las parcelas de un ejido hayan sido delimitadas y asignadas a los
ejidatarios;
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
• Que la asamblea ejidal celebrada con las formalidades previstas por los artículos 24 a 28 y
31 de la Ley Agraria resuelva que los ejidatarios pueden adoptar el dominio pleno sobre sus
parcelas;
• Que los ejidatarios interesados soliciten al Registro Agrario Nacional que las tierras sean
dadas de baja en ese órgano;
• Que el Registro Agrario Nacional expida el título de propiedad respectivo;
• Que ese título de propiedad sea inscrito en el Registro Público de la Propiedad
correspondiente a la localidad.
También señaló el legislador, que a partir de la cancelación de la inscripción correspondiente
en el Registro Agrario Nacional, las tierras dejarán de ser ejidales y quedarán sujetas a las
disposiciones del derecho común.
De lo antes señalado se puede colegir que, en tanto el Registro Agrario Nacional (una vez
cumplidos los requisitos antes señalados) no efectúe la cancelación de los derechos de un
ejidatario sobre una parcela ejidal, su titular continúa siendo sujeto del derecho agrario y el
predio continúa perteneciendo al ejido, pues conforme a los numerales transcritos,
específicamente el artículo 82 de la Ley Agraria, el cambio de régimen jurídico al que deben
quedar sujetas las parcelas ejidales opera a partir de que el mencionado órgano efectúa la
cancelación de la inscripción correspondiente y expide el título de propiedad a favor del
ejidatario, siendo hasta ese momento cuando éste adquiere el pleno dominio sobre las tierras
que, a partir de dicha cancelación dejan de pertenecer al régimen ejidal.
Ahora bien, el Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido
el criterio de que para definir la competencia de los órganos jurisdiccionales por razón de la
materia, se debe atender exclusivamente a la naturaleza de la acción, mediante el análisis
cuidadoso de las prestaciones reclamadas, de los hechos narrados, de las pruebas aportadas y
de los preceptos legales en que se apoye la demanda, prescindiendo de la relación jurídica
sustancial entre las partes.
Ese criterio se contiene en la tesis de jurisprudencia P./J. 83/98, de rubro y texto siguientes:
"COMPETENCIA POR MATERIA. SE DEBE DETERMINAR TOMANDO EN CUENTA
LA NATURALEZA DE LA ACCIÓN Y NO LA RELACIÓN JURÍDICA SUSTANCIAL
ENTRE LAS PARTES.-En el sistema jurídico mexicano, por regla general, la competencia
de los órganos jurisdiccionales por razón de la materia se distribuye entre diversos tribunales,
a los que se les asigna una especialización, lo que da origen a la existencia de tribunales
agrarios, civiles, fiscales, penales, del trabajo, etcétera, y que a cada uno de ellos les
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
corresponda conocer de los asuntos relacionados con su especialidad. Si tal situación da lugar
a un conflicto de competencia, éste debe resolverse atendiendo exclusivamente a la
naturaleza de la acción, lo cual, regularmente, se puede determinar mediante el análisis
cuidadoso de las prestaciones reclamadas, de los hechos narrados, de las pruebas aportadas y
de los preceptos legales en que se apoye la demanda, cuando se cuenta con este último dato,
pues es obvio que el actor no está obligado a mencionarlo. Pero, en todo caso, se debe
prescindir del estudio de la relación jurídica sustancial que vincule al actor y al demandado,
pues ese análisis constituye una cuestión relativa al fondo del asunto, que corresponde decidir
exclusivamente al órgano jurisdiccional y no al tribunal de competencia, porque si éste lo
hiciera, estaría prejuzgando y haciendo uso de una facultad que la ley no le confiere, dado
que su decisión vincularía a los órganos jurisdiccionales en conflicto. Este modo de resolver
el conflicto competencial trae como consecuencia que el tribunal competente conserve
expedita su jurisdicción, para resolver lo que en derecho proceda." (Novena Época, Pleno,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, diciembre de 1998, tesis P./J.
83/98, página 28).
Consecuentemente, la circunstancia a que se debe atender para fincar la competencia cuando
se intenten acciones derivadas de la enajenación de una parcela ejidal, no es el régimen
jurídico al que estaba sujeto el predio al momento de presentar la demanda, sino aquel en que
se encontraba al celebrarse la enajenación de los derechos que se tengan sobre él, porque este
hecho es el que determina la naturaleza de la acción que se ejercita y la legislación que debe
aplicarse para resolverla.
En ese sentido, las acciones derivadas de la enajenación de una parcela ejidal efectuada por
un ejidatario cuando todavía no adquiría el dominio pleno sobre ese predio, porque el
Registro Agrario Nacional no había efectuado la cancelación de los derechos agrarios
respectivos, ni le había expedido el título de propiedad respectivo, deben considerarse
acciones de naturaleza agraria, porque el pronunciamiento que se realice incide directamente
sobre la titularidad de un predio que en esa fecha todavía se encontraba sujeto al régimen
ejidal; y consecuentemente, tales controversias deben ser del conocimiento de los Tribunales
Unitarios Agrarios, en términos de lo establecido por la fracción XIX del artículo 27
constitucional y 18, fracciones V y VIII, de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, que
establecen:
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:
"Artículo 27 ...
"XIX. Con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la expedita y
honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la
tenencia de le (sic) tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y apoyará la asesoría
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
legal de los campesinos ..."
Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios:
"Artículo 18. Los Tribunales Unitarios conocerán, por razón del territorio, de las
controversias que se les planteen con relación a tierras ubicadas dentro de su jurisdicción,
conforme a la competencia que les confiere este artículo.
"Los Tribunales Unitarios serán competentes para conocer:
"...
"V. De los conflictos relacionados con la tenencia de las tierras ejidales y comunales;
"...
"VIII. De las nulidades previstas en las fracciones VIII y IX del artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia agraria, así como las resultantes de
actos o contratos que contravengan las leyes agrarias; ..."
En efecto, la competencia para conocer de las controversias que se deriven de la enajenación
de parcelas ejidales realizadas antes de que el Registro Agrario Nacional efectúe la
cancelación de los derechos agrarios y expida el título de propiedad respectivo, se surte a
favor de los tribunales agrarios, porque en el momento de ser enajenado, el predio todavía
estaba considerado dentro del régimen ejidal y por tanto, sujeto a las disposiciones de la Ley
Agraria.
Es aplicable a lo anterior, por analogía, la tesis P./J. 125/99, establecida por el Tribunal
Pleno, que dice:
"COMPETENCIA EN MATERIA AGRARIA. CORRESPONDE AL TRIBUNAL
UNITARIO AGRARIO CONOCER DE LAS ACCIONES QUE SE EJERCITEN SOBRE
LA POSESIÓN DE PREDIOS PRESUNTAMENTE EJIDALES.-Con el fin de determinar el
órgano jurisdiccional competente para conocer de una acción sobre posesión de predios,
deben tomarse en cuenta el objeto de la demanda, los planteamientos formulados por las
partes, los hechos narrados y los elementos probatorios con los que se cuente, por lo que si de
las constancias de autos se desprende que una de las partes es un sujeto de derecho agrario y
que la acción recae sobre un presunto predio ejidal, la materia sobre la que versa la
pretensión, aunque en principio sea de naturaleza civil, pudiere quedar comprendida en la
agraria y, por ende, el órgano a quien debe fincársele la competencia es al Tribunal Unitario
Agrario del lugar donde se ubica el predio, en la inteligencia de que la resolución
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 67/2007-SS.
correspondiente no determina la naturaleza de éste." (Novena Época, Pleno, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, noviembre de 1999, tesis P./J. 125/99, página
23).
Por el contrario, cuando la enajenación de una parcela de esa índole se lleve a cabo después
de que el Registro Agrario Nacional haya cancelado los derechos agrarios del ejidatario y
expedido a su favor el título de propiedad correspondiente, dicha enajenación será un acto
regulado por el derecho común y por ello, los conflictos que deriven del mismo deben ser
resueltos por los órganos jurisdiccionales del mismo orden.
Conforme a lo antes señalado, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación estima que el criterio que debe regir con el carácter de jurisprudencia, es el siguiente:
PARCELA EJIDAL. LA COMPETENCIA PARA CONOCER DE LOS CONFLICTOS
SUSCITADOS POR SU ENAJENACIÓN CORRESPONDE A LOS TRIBUNALES
UNITARIOS AGRARIOS, SI AL MOMENTO DE LA ENAJENACIÓN EL EJIDATARIO
NO HA ADQUIRIDO EL DOMINIO PLENO Y A LOS TRIBUNALES COMUNES SI LA
ADQUISICIÓN YA ERA PLENA, SIN QUE PARA RESOLVERLO PUEDA
ATENDERSE A LA FECHA DE LA PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA.-Para fincar la
competencia del órgano que deba conocer de las acciones derivadas de la enajenación de una
parcela ejidal no se debe observar el régimen jurídico al que estaba sujeta al momento de
presentarse la demanda, sino aquel en que se encontraba al celebrarse ese acto jurídico,
porque este hecho es el que determina la naturaleza de la acción que se ejerce y la legislación
aplicable para resolverla. En este sentido, las acciones derivadas de la enajenación de una
parcela efectuada por un ejidatario cuando todavía no adquiría el dominio pleno sobre ella,
porque el Registro Agrario Nacional no había hecho la cancelación de los derechos agrarios,
ni le había expedido el título de propiedad respectivo en términos del artículo 82 de la Ley
Agraria, deben considerarse de esta naturaleza, porque el pronunciamiento que se realice
incide sobre la titularidad del predio que en esa fecha se encontraba sujeto al régimen ejidal
y, consecuentemente, la controversia debe ser del conocimiento de los Tribunales Unitarios
Agrarios, en términos de los artículos 27, fracción XIX, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 18, fracciones V y VIII, de la Ley Orgánica que los rige. Por el
contrario, si la enajenación se lleva a cabo después de que el ejidatario adquirió el dominio
pleno sobre la parcela, al ser un acto regulado por el derecho común, en términos del citado
artículo 82, los conflictos que lleguen a producirse deben resolverse por los órganos
jurisdiccionales del mismo orden.
Por lo expuesto y fundado se resuelve:
PRIMERO.-Existe la contradicción de tesis denunciada.
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SEGUNDO.-Debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado en esta
resolución.
Notifíquese; remítase de inmediato la tesis jurisprudencial que se sustenta en el presente fallo
a la Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis para su
publicación en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, así como al Pleno y a la
Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los Tribunales Colegiados de
Circuito y a los Juzgados de Distrito, en acatamiento a lo dispuesto en el artículo 195 de la
Ley de Amparo. En su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: Mariano Azuela Güitrón, Genaro David Góngora
Pimentel, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, José Fernando Franco González Salas y
Ministra presidenta Margarita Beatriz Luna Ramos. Fue ponente el señor Ministro Genaro
David Góngora Pimentel.
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