A.D.R. 186/2015 - Suprema Corte de Justicia de la Nación

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
QUEJOSA Y RECURRENTE: **********
PONENTE: MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS
SECRETARIO: JOEL ISAAC RANGEL AGÜEROS
SEXTO. En los agravios primero y segundo la recurrente
plantea diversos argumentos dirigidos a combatir la interpretación que
realizó el Tribunal Colegiado del conocimiento respecto del artículo
127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, vigente en el ejercicio
de dos mil siete.
Si bien la materia del amparo directo en revisión se centra en
temas de constitucionalidad o convencionalidad, lo cierto es que,
cuando se combate una norma aseverando que es contraria a los
derechos fundamentales previstos en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos o en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte, para analizar si es fundado o no el
planteamiento, previamente debe establecerse el significado del
correlativo precepto.
Por tanto, en esos casos debe considerarse como parte de las
cuestiones materia de la presente instancia el tópico consistente en
determinar si fue correcta o no la interpretación que realizó la
autoridad responsable o el Tribunal Colegiado de Circuito de la norma
general que se tildó de inconstitucional o inconvencional.
Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 55/2014 (10a.), de rubro y
texto siguientes:
“REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. DENTRO DE LAS
CUESTIONES
PROPIAMENTE
CONSTITUCIONALES
MATERIA DE ESTE RECURSO SE ENCUENTRA LA
INTERPRETACIÓN REALIZADA POR LA AUTORIDAD
RESPONSABLE O EL TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO
DE LA NORMA GENERAL CUYA CONSTITUCIONALIDAD SE
IMPUGNA, AL RESOLVER CUESTIONES DE LEGALIDAD. La
circunstancia de que con base en el artículo 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, este Alto
Tribunal sea el máximo intérprete del Texto Fundamental, no
implica que tenga alguna vinculación con la interpretación
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
realizada por los órganos del Estado, incluidos los tribunales
ordinarios y los de amparo, lo cual constituye el fundamento
constitucional para determinar en última instancia sobre la
constitucionalidad o no de la disposición jurídica objeto de
control. Así, los pronunciamientos de esta naturaleza encuentran
especial sentido en la labor jurisdiccional unificadora de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, destacando al respecto,
que dentro de las cuestiones propiamente constitucionales que
son materia del recurso de revisión en amparo directo se
encuentra la relativa a la interpretación de la autoridad
responsable o del Tribunal Colegiado de Circuito de la norma
general cuya constitucionalidad se impugna, ya que para
determinar si ésta es o no contraria a la Constitución, es preciso
que previamente se conozca el significado de dicha norma.1
Los argumentos que la recurrente plantea, en relación con la
interpretación de la norma que tilda de inconstitucional, son los
siguientes:

El artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo,
tiene por objeto compensar una actividad en la que el trabajador en
términos generales no participa en un proceso de producción que
genere ingresos (los réditos que producen los bienes están
relacionados a los bienes per se y no al esfuerzo del trabajo), por lo
que afirma que le es aplicable el tope pues no hay proporción entre el
esfuerzo del trabajo y rendimiento de los capitales bajo su cuidado.

El Tribunal Colegiado sostuvo que los sujetos —a los que
se refiere el precepto combatido— no se encuentran en una situación
de igualdad respecto de otros individuos, sin embargo, se equivoca al
establecer cuál es el fin buscado por la norma.

De la exposición de motivos se observa de manera expresa
que la intención de topar a un mes de salario la participación de los
trabajadores en las utilidades de las empresas, no es beneficiar de
forma exclusiva a los patrones que sean propietarios de edificios por
los que se cobran rentas o que se dedican al cobro de créditos, los
cuales contratan un personal mínimo, sino beneficiar a todos aquellos
patrones cuyos ingresos no deriven de la combinación de capital y
mano de obra.
1
Décima Época. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 6, Mayo de 2014,
Tomo II. Página: 804. Registro: 2006486.
2
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015

En la mencionada exposición se señalan
una serie de ejemplos para dar claridad, sin embargo,
no son limitativos sino enunciativos, toda vez que el
tope de un mes previsto en dicha norma será aplicable para todos
aquellos patrones cuyos trabajadores no tengan una verdadera
participación en la generación de ingresos.

Es inviable establecer que el objeto de la norma es que no
pague participación de los trabajadores en las utilidades de las
empresas quien no pueda por recibir ingresos de una fuente exclusiva
y por tener solo un trabajador, dado que la exclusividad de ingresos y
el hecho de que se tenga uno o pocos trabajadores, no aumenta ni
disminuye la capacidad de pago.

Menciona que partiendo del propio examen que realizó la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver la contradicción de tesis 129/2013, sobre el sentido que debe
darse al artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, se
desprende que la diferenciación tiene por objeto compensar una
actividad en la que el trabajador en términos generales no participa en
un proceso de producción que genere ingresos, permitiendo al patrón
cubrir la prestación (utilidad) con la limitante de la norma. Por lo que, si
en el caso particular el trabajo inherente al cuidado de bienes
(capitales y valores) no es determinante en la obtención de las
utilidades, sino lo que incide proporcionalmente es el monto de los
capitales y valores, entonces se está en el mismo supuesto que dio
origen a la norma.

Por lo que se refiere a la diferenciación que utilizó el
Tribunal Colegiado relativa al empleo de un mínimo de trabajadores
para desarrollar la actividad a la que se dedica el patrón, con ello
—asevera— se está integrando el texto legal y no interpretándolo,
porque aun cuando tales razonamientos hayan formado parte de la
exposición de motivos, no se incorporaron al artículo 127, fracción II,
de la Ley Federal del Trabajo y, en consecuencia, carecen de valor.

Aduce que el Tribunal Colegiado realizó un incorrecto
análisis del segundo concepto de violación, así como del artículo 127,
fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, al señalar que la palabra
“exclusivamente” se refiere a los tres supuestos previstos en el
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mencionado artículo y no sólo aquellos trabajadores al servicio de
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, pues
de otra forma, no habría ubicado tres hipótesis en la misma fracción.

El artículo de mérito establece dos supuestos distintos: a)
las personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo
—siendo éste al único que le es aplicable la palabra
“exclusivamente”—; b) los que se dediquen al cuidado de bienes que
produzcan rentas o al cobro de créditos y sus intereses —cuyo único
requisito es que se dediquen a dicho objeto, pero no que se dediquen
únicamente a esas actividades o que la totalidad de sus ingresos sean
por tales conceptos—.

Al existir una “coma” que separe los tres supuestos a los
que se hace referencia en el artículo reclamado, resulta claro que el
término “exclusivamente” aplica solamente a los primeros de éstos, por
lo que resulta violatorio del principio de seguridad jurídica que se
extrapole dicho término a los tres supuestos previstos.
Tales motivos de disenso son infundados.
Cabe destacar que —como se señaló en el fallo recurrido— en
relación con la interpretación de la fracción III del artículo 127 de la
Ley Federal del Trabajo, esta Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 129/2013,2
sustentó lo siguiente:
“Ahora bien, el artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo
dispone:
‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el
reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes:
I. Los directores, administradores y gerentes generales de las
empresas no participarán en las utilidades;
(REFORMADA, D.O.F. 2 DE JULIO DE 1976)
II. Los demás trabajadores de confianza participarán en las
utilidades de las empresas, pero si el salario que perciben es
2
En sesión de veintinueve de mayo de dos mil trece, por mayoría de cuatro votos de los
Ministros Luis María Aguilar Morales, Alberto Pérez Dayán, José Fernando Franco
González Salas y Sergio A. Valls Hernández. La Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos
votó en contra.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
mayor del que corresponda al trabajador
sindicalizado de más alto salario dentro de la
empresa, o a falta de éste al trabajador de planta con
la misma característica, se considerará este salario
aumentado en un veinte por ciento, como salario
máximo.
III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y
el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan
rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder
de un mes de salario;
IV. Las madres trabajadoras, durante los períodos pre y
postnatales, y los trabajadores víctimas de un riesgo de trabajo
durante el período de incapacidad temporal, serán considerados
como trabajadores en servicio activo;
(ADICIONADA, D.O.F. 30 DE NOVIEMBRE DE 2012)
IV Bis. Los trabajadores del establecimiento de una empresa
forman parte de ella para efectos de la participación de los
trabajadores en las utilidades;
V. En la industria de la construcción, después de determinar qué
trabajadores tienen derecho a participar en el reparto, la
Comisión a que se refiere el artículo 125 adoptará las medidas
que juzgue conveniente para su citación;
VI. Los trabajadores domésticos no participarán en el reparto de
utilidades; y
VII. Los trabajadores eventuales tendrán derecho a participar en
las utilidades de la empresa cuando hayan trabajado sesenta
días durante el año, por lo menos.’.
El citado precepto legal establece, entre otras, reglas específicas
que acotan el derecho de los trabajadores a participar en el
reparto de utilidades; tal es el caso de la fracción III, que limita el
monto máximo de participación de los trabajadores en las
utilidades a un mes de salario, cuando presten servicios a:
a)
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su
trabajo;
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
b)
personas que se dediquen al cuidado de bienes que
produzcan rentas; o
c)
personas que se dediquen al cobro de créditos y sus
intereses.
Para entender el sentido de la norma, en cuanto impone un tope
máximo de participación de los trabajadores en las utilidades,
hay que tener en cuenta el proceso legislativo que dio origen a la
Ley Federal del Trabajo, específicamente, a la fracción III del
numeral en comento.
En la iniciativa de Ley Federal del Trabajo (de mil novecientos
setenta), el Poder Ejecutivo propuso el siguiente texto de la
fracción III del citado artículo 127:
‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el
reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes:
(…)
III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo,
no podrá exceder del importe de un mes de salario;
(…).’
Del texto transcrito se advierte que el monto máximo de un mes
de salario de participación de los trabajadores en las utilidades,
únicamente se estableció para aquellos que prestaban sus
servicios a personas cuyas ingresos derivaban exclusivamente
de su trabajo; esto es, la citada iniciativa de ley no hizo alusión a
los diversos supuestos relativos a personas que se dediquen al
cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y
sus intereses.
Sin embargo, en el dictamen de la Cámara de Origen
(Diputados), los aludidos supuestos se agregaron a la fracción
III, según se nota de la siguiente reproducción:
‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el
reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes:
(…)
III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y
el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan
rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder
de un mes de salario;
(…)’.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
Las razones expuestas en el mencionado dictamen
para añadir tales supuestos, fueron las siguientes:
‘Se reforma la fracción III del artículo 127, para que
las personas dedicadas al cuidado de bienes que produzcan
rentas o al cobro de créditos y sus intereses, sólo perciban,
como reparto de utilidades, un mes de salario, al igual que los
trabajadores al servicio de personas cuyos ingresos deriven
exclusivamente de su trabajo.
La adición se justifica por estudios hechos en los que se hace
notar que alguna persona, propietaria de edificios o titular de
créditos que produzcan réditos, entre otras situaciones, utilice los
servicios de algún trabajador al cuidado de un inmueble o
efectúe los cobros de los créditos y de sus intereses, se vería en
la situación de no poder cubrir las prestaciones
correspondientes.
En estas condiciones no sería posible la fijación de las utilidades
que podrían corresponder a esos trabajadores, pues no se le
podría dar, como participación de utilidades, un porcentaje sobre
las rentas o sobre los créditos y sus intereses cobrados. Puede
ocurrir que una persona tenga inversiones en créditos
hipotecarios, que le produzcan doscientos o trescientos mil
pesos anuales; si el porcentaje fijado como participación de los
trabajadores fuera de un 15% ó 20%, podría pretender que se le
pagaran quince o veinte mil pesos por cada cien mil que cobrara,
por concepto de participación en utilidades. Otro tanto podría
decidirse para la persona encargada de cuidar un edificio: si éste
produce doscientos mil pesos anuales, dicha persona podría
exigir que se le pagasen treinta mil pesos.
Por otra parte, debe considerarse que un edificio que produce
rentas o uno o más créditos hipotecarios productores de
intereses, no son ‘empresas’, de conformidad con la definición
contenida en la Iniciativa Presidencial, por lo que no puede
hablarse de utilidades derivadas de la combinación del capital y
del trabajo.’
Finalmente, al publicarse la Ley Federal del Trabajo en el Diario
Oficial de la Federación el uno de abril de mil novecientos
setenta, quedó el texto que en seguida se transcribe, el cual no
ha sido reformado hasta la fecha:
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
‘Artículo 127. El derecho de los trabajadores a participar en el
reparto de utilidades se ajustará a las normas siguientes:
(…)
III. El monto de la participación de los trabajadores al servicio de
personas cuyos ingresos deriven exclusivamente de su trabajo, y
el de los que se dediquen al cuidado de bienes que produzcan
rentas o al cobro de créditos y sus intereses, no podrá exceder
de un mes de salario;
(…)’.
Del contexto relatado puede advertirse que la intención que
tuvo el legislador, para imponer un mes de salario como monto
máximo de participación de los trabajadores en las utilidades,
cuando presten sus servicios a personas que se dediquen al
cuidado de bienes que produzcan rentas o al cobro de créditos y
sus intereses; fue la de procurar que las personas
propietarias de edificios o los titulares de créditos que
produjeran réditos, que utilizaran algún trabajador para el
cuidado de los inmuebles o para efectuar los cobros de los
créditos, no se vieran imposibilitados para cubrir la
prestación correspondiente.
Lo anterior porque entendió que no podría pagarse a los
trabajadores por concepto de utilidades un porcentaje sobre
las rentas o sobre los créditos y sus intereses, debido a que
no reflejaría una real y verdadera participación del
trabajador en la actividad productora de los ingresos, tal es
el caso del cuidado de inmuebles o el cobro de intereses.
Incluso, el creador de la norma precisó que los inmuebles que
producen rentas, o los créditos que generan intereses, no
constituyen propiamente una ‘empresa’, razón por la cual no
podía entenderse que la utilidad de esas actividades derivara de
la combinación de capital y de trabajo.
De la explicación anterior conviene puntualizar que, al fijar el
monto máximo de un mes de salario como participación de
los trabajadores en las utilidades, el legislador tuvo en
mente a los patrones que tuviesen como única fuente de
ingresos las rentas de inmuebles de su propiedad, o los
intereses o réditos producto de créditos otorgados.
Esto se entiende así, debido a que el emisor de la norma fue
claro en señalar que no podría otorgarse como participación
de utilidades un porcentaje sobre las rentas o sobre los
réditos, con lo cual deja entrever que los ingresos
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
únicamente derivarían de esas actividades; de
otra manera hubiese señalado que los ingresos
podrían tener su origen, entre otras actividades,
en las rentas o réditos.
Por otra parte, el legislador también puntualizó que ese tipo
de patrones utilizan un número reducido de trabajadores,
incluso sólo uno; lo que permite inferir que la limitante en el
monto máximo del reparto de utilidades pretendía proteger a
los pequeños empresarios con las actividades señaladas.
Así, esta Segunda Sala estima que el patrón que se dedica al
cuidado de inmuebles que producen rentas o al cobro de
créditos que generan intereses y que constituyen su única
fuente de ingresos, para la que utilizan un mínimo de
trabajadores para desarrollarla, es el que actualiza el
supuesto de la norma contenida en la fracción III del artículo
127 de la Ley Federal del Trabajo, esto es, respecto de este
tipo de personas la obligación de pagar utilidades a sus
trabajadores estará topada al monto máximo de un mes de
salario correspondiente.
De esta manera, si un patrón, además de dedicarse al
cuidado de bienes que producen rentas o al cobro de
créditos que generan intereses, realiza otra actividad o
actividades que constituyan una fuente distinta de ingresos,
resulta inconcuso que no se ubica en el supuesto de la
norma examinada; por tanto, respecto de este tipo de personas
no opera el tope máximo del monto de reparto de utilidades,
porque rebasan el supuesto jurídico previsto por el legislador.
En conclusión, el tope de un mes de salario como monto máximo
de participación de los trabajadores en el reparto de utilidades,
previsto en el artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del
Trabajo, sólo es aplicable a los patrones que obtengan sus
ingresos exclusivamente del cuidado de bienes que
produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses; no
así para aquellos que, además de esas actividades, reciben
ingresos de otras operaciones.”
(Énfasis y subrayado añadidos)
De la transcripción que precede se aprecia que esta Segunda
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con base en una
interpretación teleológica, ha desentrañado el sentido y alcance del
artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, consistente en
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
que el límite máximo de participación de los trabajadores en el reparto
de utilidades —de un mes de salario— sólo es aplicable a los
patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del cuidado de
bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses;
no así para aquellos que, además de esas actividades, reciben
ingresos de otras operaciones.
Lo anterior, porque solamente los patrones que percibieran
ingresos en forma exclusiva de tales actividades, se encontrarían en
la circunstancia que motivó la creación de la norma, esto es, tales
empleadores al tener como única fuente de ingresos las rentas de
inmuebles o los réditos o intereses derivados de créditos, se verían
en dificultades para repartir utilidades a su trabajador o trabajadores
bajo el esquema tradicional —diez por ciento de la renta gravable para
efectos del impuesto sobre la renta—.
Por tanto, para proteger el derecho de percibir una participación
de utilidades del número reducido de trabajadores que se emplean
para recabar tales ingresos, así como para mantener las actividades
de referencia como fuente de éstos, se estableció un mes de salario
como monto máximo para realizar el reparto.
En ese orden de ideas, los correlativos planteamientos de la
recurrente son infundados, porque si bien en la exposición de motivos
del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo se señaló
que un edificio que produce rentas o uno o más créditos hipotecarios
productores de intereses, no son “empresas”, por lo que no podía
hablarse de utilidades derivadas de la combinación del capital y del
trabajo; lo cierto es que tal aspecto no fue el único que se tomó en
consideración, sino que primordialmente se analizó la circunstancia
en que se encontraban —respecto de la posibilidad para cumplir con
el deber de repartir utilidades— las personas que únicamente
percibieran ingresos del cuidado de bienes que produzcan rentas o
del cobro de créditos y sus intereses; no así para aquellos que,
además de esas actividades, reciben ingresos de otras operaciones.
En consecuencia, el precepto de referencia no vulnera el
derecho de seguridad jurídica, pues de su interpretación teleológica
se aprecia claramente que los patrones que, además de dedicarse al
cuidado de bienes que producen rentas o al cobro de créditos que
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
generan intereses, realizan otra actividad o
actividades que constituyan una fuente distinta de
ingresos, no se ubican en el supuesto de la norma
para que le sea aplicable el límite en comento.
Por otra parte, en los restantes argumentos del primer agravio,
la recurrente aduce lo siguiente:

El Tribunal Colegiado realizó un incorrecto análisis del
primer concepto de violación señalando que está justificada la
distinción de trato que da origen a la diferenciación aducida en la
demanda de amparo.

La disposición reclamada sí contraviene el principio de
igualdad previsto en el artículo 1° Constitucional, pues no existe razón
que justifique el trato diferenciado que concede a cierto tipos de
patrones, mientras que a ella le impide acceder al beneficio de la
norma aun cuando sus ingresos derivan de las comisiones que cobra
por el cuidado de bienes que producen rentas, así como por bienes y
servicios complementarios a esta actividad, los cuales no implican una
combinación de capital y trabajo.

No es óbice que el Tribunal Colegiado del conocimiento
señale que los patrones que se dedican a una actividad adicional a las
contenidas en la disposición reclamada sí tienen la posibilidad de
cubrir la prestación a sus trabajadores, porque ello consiste en una
mera afirmación que el A quo no logró probar.
Tales motivos de disenso son infundados.
En primer lugar cabe destacar que, en el ámbito legislativo, el
principio de igualdad se traduce en una limitante al legislador
consistente en la prohibición de que en el ejercicio de su creación
normativa emita normas discriminatorias.
No obstante, dicha limitante no se traduce en la prohibición
absoluta de establecer diferencias respecto de las categorías
enumeradas en el artículo 1º de la Carta Magna, sino que es un
exhorto al legislador para que en el desarrollo de su función, sea
especialmente cuidadoso, evitando establecer distinciones que sitúen
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
en franca desventaja a un grupo de individuos respecto de otro, o
bien, que menoscaben los derechos de los gobernados, salvo que
esta diferenciación constituya una acción positiva que tenga por
objeto compensar la situación desventajosa en la que históricamente
se han encontrado determinadas agrupaciones.
Asimismo, al resolver el amparo en revisión 220/2008, 3 el
Tribunal Pleno sostuvo que el principio de igualdad no implica que
todos los individuos deban encontrarse siempre y en cualquier
circunstancia en condiciones de absoluta igualdad, sino que, más
bien, se refiere a una igualdad jurídica entre los gobernados, que se
traduce en el hecho de que todos tengan derecho a recibir siempre el
mismo trato que reciben aquellos que se encuentran en situaciones
de hecho similares, por lo que no toda diferencia implicará siempre
una violación a las garantías de los gobernados, sino que ésta se
dará sólo cuando, ante situaciones de hecho similares, no exista una
justificación razonable para realizar tal distinción.
De lo que se desprende que el criterio de este Alto Tribunal está
orientado en el sentido de que para examinar la supuesta violación al
derecho humano de igualdad, es necesario establecer que los puntos
comparativos a los que se acude, regulen realmente supuestos
normativos idénticos y se dirijan a sujetos colocados en un mismo
plano, para en su caso, examinar la razonabilidad y proporcionalidad
de la justificación para realizar la distinción.
Por eso, al examinar si una norma respeta la garantía de
igualdad, el juzgador constitucional debe verificar la configuración de
los siguientes parámetros: 1) La existencia de una diferencia de trato
entre sujetos o grupos de individuos que se encuentren en una
situación comparable; 2) De existir esa situación análoga, que la
diferenciación legislativa obedezca a una finalidad legítima, objetiva y
constitucionalmente válida; 3) La distinción se estatuya en un
instrumento adecuado para alcanzar el objetivo; y 4) La medida
legislativa sea proporcional.
3
Resuelto el diecinueve de junio de dos mil ocho, por unanimidad de diez votos
—respecto de la consideración de referencia— de los Ministros Sergio Salvador Aguirre
Anguiano, José Ramón Cossío Díaz, Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fernando
Franco González Salas, José de Jesús Gudiño Pelayo, Mariano Azuela Güitrón, Sergio A.
Valls Hernández, Olga Sánchez Cordero de García Villegas, Juan N. Silva Meza y
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 42/2010,
de rubro y texto siguientes:
“IGUALDAD.
CRITERIOS
QUE
DEBEN
OBSERVARSE
EN
EL
CONTROL
DE
LA
CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN
VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA. La igualdad normativa
presupone necesariamente una comparación entre dos o más
regímenes jurídicos, ya que un régimen jurídico no es
discriminatorio en sí mismo, sino únicamente en relación con
otro. Por ello, el control de la constitucionalidad de normas que
se estiman violatorias de la garantía de igualdad no se reduce a
un juicio abstracto de adecuación entre la norma impugnada y el
precepto constitucional que sirve de parámetro, sino que incluye
otro régimen jurídico que funciona como punto de referencia a
la luz de un término de comparación relevante para el caso
concreto. Por tanto, el primer criterio para analizar una norma a
la luz de la garantía de igualdad consiste en elegir el término de
comparación apropiado, que permita comparar a los sujetos
desde un determinado punto de vista y, con base en éste,
establecer si se encuentran o no en una situación de igualdad
respecto de otros individuos sujetos a diverso régimen y si el
trato que se les da, con base en el propio término de
comparación, es diferente. En caso de que los sujetos
comparados no sean iguales o no sean tratados de manera
desigual, no habrá violación a la garantía individual. Así, una
vez establecida la situación de igualdad y la diferencia de trato,
debe determinarse si la diferenciación persigue una finalidad
constitucionalmente válida. Al respecto, debe considerarse que
la posición constitucional del legislador no exige que toda
diferenciación normativa esté amparada en permisos de
diferenciación derivados del propio texto constitucional, sino que
es
suficiente
que
la
finalidad
perseguida
sea
constitucionalmente aceptable, salvo que se trate de una de las
prohibiciones específicas de discriminación contenidas en el
artículo 1o., primer y tercer párrafos, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, pues respecto de éstas no
basta que el fin buscado sea constitucionalmente aceptable,
sino que es imperativo. La siguiente exigencia de la garantía de
igualdad es que la diferenciación cuestionada sea adecuada
para el logro del fin legítimo buscado; es decir, que la medida
sea capaz de causar su objetivo, bastando para ello una aptitud
o posibilidad de cumplimiento, sin que sea exigible que los
medios se adecuen estrechamente o estén diseñados
exactamente para lograr el fin en comento. En este sentido, no
se cumplirá el requisito de adecuación cuando la medida
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
legislativa no contribuya a la obtención de su fin inmediato.
Tratándose de las prohibiciones concretas de discriminación, en
cambio, será necesario analizar con mayor intensidad la
adecuación, siendo obligado que la medida esté directamente
conectada con el fin perseguido. Finalmente, debe determinarse
si la medida legislativa de que se trate resulta proporcional, es
decir, si guarda una relación razonable con el fin que se procura
alcanzar, lo que supone una ponderación entre sus ventajas y
desventajas, a efecto de comprobar que los perjuicios
ocasionados
por
el
trato
diferenciado
no
sean
desproporcionados con respecto a los objetivos perseguidos.
De ahí que el juicio de proporcionalidad exija comprobar si el
trato desigual resulta tolerable, teniendo en cuenta la
importancia del fin perseguido, en el entendido de que mientras
más alta sea la jerarquía del interés tutelado, mayor puede ser
la diferencia.”4
Conforme a lo antes expuesto debe precisarse que los sujetos
se encuentran en una situación comparable, porque tanto quienes
actualizan los supuestos del artículo 127, fracción III, de la Ley
Federal del Trabajo, como quienes no, son patrones que tienen la
obligación, conforme al artículo 123, apartado A, fracción IX, de la
Constitución Federal, de hacer partícipes a sus trabajadores las
utilidades que obtengan.
Sin embargo, el precepto combatido establece una diferencia de
trato, consistente en que los patrones que obtengan sus ingresos
exclusivamente del cuidado de bienes que produzcan rentas o del
cobro de créditos y sus intereses, podrán aplicar un mes de salario
como límite máximo para el reparto de utilidades, mientras que
aquéllos que, además de esas actividades, reciben ingresos de otras
operaciones, deben repartir utilidades bajo el esquema tradicional
—en términos generales, el diez por ciento de la renta gravable para
efectos del impuesto sobre la renta—.
Ahora, conforme a las consideraciones expuestas en párrafos
precedentes, la diferencia legislativa obedece a una finalidad
constitucionalmente válida, consistente en procurar que las personas
propietarias de edificios o los titulares de créditos que produzcan
réditos y que utilizaran algún o algunos trabajadores para el cuidado
4
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXI, Abril de
2010, Página: 427, Registro: 164779.
14
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
de los inmuebles o para efectuar los cobros de los
créditos, no se vieran imposibilitados para cubrir la
prestación correspondiente.
Asimismo, la medida consistente en repartir utilidades tomando
como límite superior un mes de salario se erige en un instrumento
adecuado para conseguir el fin de mérito, pues con ella se genera el
beneficio de proteger el derecho de percibir una participación de
utilidades del número reducido de trabajadores que se emplean para
recabar tales ingresos, así como el diverso de mantener las
actividades de referencia como fuente de los ingresos, al impedir que
exista un monto desproporcionado que genere dificultades para
cumplir con el pago de la prestación.
Por otro lado, la diferencia de trato es proporcional y justificada,
porque los patrones que obtengan sus ingresos exclusivamente del
cuidado de bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus
intereses, para lo cual contratan un trabajador o incluso un reducido
número de ellos, se ubican en una situación que dificulta el
cumplimiento del reparto de utilidades, dado que no reflejaría una real
y verdadera participación del trabajador en la actividad productora de
los ingresos.
Por su parte, los patrones que no sólo reciben ingresos de
bienes que produzcan rentas o del cobro de créditos y sus intereses,
sino que además tienen otras actividades por las que emplean un
número sustancioso de trabajadores para poder llevarlas a cabo, no
se encuentran en tal situación, ya que precisamente requieren la
contratación de un mayor número de personas para poder brindar
servicios o producir bienes, generando con ello una unidad
económica de mayor entidad en la que intervienen en mayor
proporción los trabajadores.
Aunado a ello, el solo hecho de dedicarse a actividades
diversas implica que los ingresos no tienen como única fuente de
generación las rentas o intereses, de lo cual se aprecia que no se
ubicarán en la misma situación de dificultad de cumplimiento respecto
de la obligación de llevar a cabo el reparto de utilidades.
15
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
En ese orden de ideas, el artículo 127, fracción III, de la Ley
Federal del Trabajo no viola el derecho fundamental de igualdad,
consagrado en el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
No es óbice a lo anterior que la recurrente aduzca que, como
casa de bolsa, es un intermediario del mercado de valores y conforme
a los artículos 113 y 171 de la Ley del Mercado de Valores las
actividades que realizaba incluyen la posibilidad de proporcionar el
servicio de guarda y administración de valores, depositando los títulos
en la propia casa de bolsa, de lo cual se advierte un fin de
administración y cuidado en los valores que le son encomendados,
mismos que producen rentas.
Los artículos de referencia establecen lo siguiente:
“Artículo 113.- Los intermediarios del mercado de valores serán:
I. Casas de bolsa.
[…]”
“Artículo 171.- Las casas de bolsa podrán realizar las
actividades y proporcionar los servicios siguientes, ajustándose
a lo previsto en esta Ley y demás disposiciones de carácter
general que al efecto expida la Comisión:
I. Colocar valores mediante ofertas públicas, así como prestar
sus servicios en ofertas públicas de adquisición. También
podrán realizar operaciones de sobreasignación y estabilización
con los valores objeto de la colocación.
II. Celebrar operaciones de compra, venta, reporto y préstamo
de valores, por cuenta propia o de terceros, así como
operaciones internacionales y de arbitraje internacional.
III. Fungir como formadores de mercado respecto de valores.
IV. Conceder préstamos o créditos para la adquisición de
valores con garantía de éstos.
V. Asumir el carácter de acreedor y deudor ante contrapartes
centrales de valores, así como asumir obligaciones solidarias
respecto de operaciones con valores realizadas por otros
intermediarios del mercado de valores, para los efectos de su
16
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
compensación y liquidación ante dichas contrapartes
centrales, de las que sean socios.
VI. Efectuar operaciones con instrumentos
financieros derivados, por cuenta propia o de
terceros.
VII. Promover o comercializar valores.
VIII. Realizar los actos necesarios para obtener el
reconocimiento de mercados y listado de valores en el sistema
internacional de cotizaciones.
IX. Administrar carteras de valores tomando decisiones de
inversión a nombre y por cuenta de terceros.
X. Prestar el servicio de asesoría financiera o de inversión
en valores, análisis y emisión de recomendaciones de
inversión.
XI. Recibir depósitos en administración o custodia, o en garantía
por cuenta de terceros, de valores y en general de documentos
mercantiles.
XII. Fungir como administrador y ejecutor de prendas bursátiles.
XIII. Asumir el carácter de representante común de tenedores de
valores.
XIV. Actuar como fiduciarias.
XV. Ofrecer a otros intermediarios la proveeduría de servicios
externos necesarios para la adecuada operación de la propia
casa de bolsa o de dichos intermediarios.
XVI. Operar con divisas y metales amonedados.
XVII. Recibir recursos de sus clientes por concepto de las
operaciones con valores o instrumentos financieros derivados
que se les encomienden.
XVIII. Recibir préstamos y créditos de instituciones de crédito u
organismos de apoyo al mercado de valores, para la realización
de las actividades que les sean propias.
17
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
XIX. Emitir obligaciones subordinadas de conversión obligatoria
a títulos representativos de su capital social, ajustándose a lo
dispuesto en el artículo 64 de la Ley de Instituciones de Crédito,
así como títulos opcionales y certificados bursátiles, para la
realización de las actividades que les sean propias.
XX. Invertir su capital pagado y reservas de capital con apego a
esta Ley.
XXI. Fungir como liquidadoras de otras casas de bolsa.
XXII. Actuar como distribuidoras de acciones de sociedades de
inversión.
XXIII. Celebrar operaciones en mercados del exterior, por cuenta
propia o de terceros, en este último caso, al amparo de
fideicomisos, mandatos o comisiones y siempre que
exclusivamente las realicen por cuenta de clientes que puedan
participar en el sistema internacional de cotizaciones. Lo
anterior, sin perjuicio de los servicios de intermediación que
presten respecto de valores listados en el sistema internacional
de cotizaciones de las bolsas de valores.
XXIV. Ofrecer servicios de mediación, depósito y administración
sobre acciones representativas del capital social de personas
morales, no inscritas en el Registro, sin que en ningún caso
puedan participar por cuenta de terceros en la celebración de las
operaciones.
XXV. Las análogas, conexas o complementarias de las
anteriores, que les sean autorizadas por la Secretaría, mediante
disposiciones de carácter general.
Las disposiciones que expida la Comisión conforme a este
artículo no podrán referirse a aquellas actividades y servicios
cuya regulación esté conferida por ésta u otras leyes a la
Secretaría o al Banco de México.”
De los preceptos transcritos se aprecia que las casas de bolsa
no llevan a cabo únicamente actividades a cuenta de terceros, sino
que también lo hacen con recursos propios, además de que también
prestan otros servicios como el de asesoría financiera o de inversión
en valores, análisis y emisión de recomendaciones de inversión.
18
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
Al respecto, cabe destacar que en la
resolución impugnada en el juicio natural, esto es, el
oficio ********** de veintitrés de noviembre de dos mil
diez,5 se especificó que la hoy recurrente percibió
ingresos por asesoría financiera y por utilidad en operaciones de
compraventa de valores, actividades que llevó a cabo con recursos
propios y no de terceros.
Asimismo, se consideró que su actividad preponderante es la
asesoría financiera, servicio que no presta per se la persona moral
—al constituir una ficción jurídica— sino que lo realiza a través de sus
trabajadores, lo que pone en evidencia su participación en la
generación de utilidades.
Por otra parte, es inoperante el planteamiento en el sentido de
que el Tribunal Colegiado debió probar que la quejosa sí tiene la
posibilidad de repartir utilidades a sus trabajadores, pues en todo caso
ello constituye una circunstancia particular de la recurrente, de la cual
no puede derivar la inconstitucionalidad del artículo combatido.
Es aplicable la jurisprudencia 2a./J 88/2003, que lleva por rubro:
“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN Y AGRAVIOS. SON INOPERANTES
CUANDO TIENDEN A DEMOSTRAR LA INCONSTITUCIONALIDAD
DE ALGÚN PRECEPTO, SUSTENTÁNDOSE EN UNA SITUACIÓN
PARTICULAR O HIPOTÉTICA”.6
Aunado a ello, no corresponde al Tribunal Colegiado del
conocimiento
carga
probatoria
alguna
respecto
de
la
constitucionalidad del artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del
Trabajo, debido a que es la quejosa quien tiene la obligación procesal
de plantear los razonamientos respectivos y, en su caso, la carga
probatoria en relación con la inconstitucionalidad que plantea.7
Específicamente véase foja 140 —vuelta— y 141 del juicio contencioso de origen.
El texto de esa jurisprudencia es el siguiente: “Los argumentos que se hagan valer como
conceptos de violación o agravios en contra de algún precepto, cuya inconstitucionalidad
se haga depender de situaciones o circunstancias individuales o hipotéticas, deben ser
declarados inoperantes, en atención a que no sería posible cumplir la finalidad de dichos
argumentos consistente en demostrar la violación constitucional, dado el carácter general,
abstracto e impersonal de la ley”. Jurisprudencia visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVIII, Octubre de 2003, Materia Común,
página 43. Registro IUS: 183118.
7
Corrobora tal aserto la jurisprudencia 1a./J. 121/2005, de rubro, texto y datos de
publicación siguientes: “LEYES. LA EXPRESIÓN DE LA CAUSA DE PEDIR NO BASTA
PARA DESVIRTUAR LA PRESUNCIÓN DE SU CONSTITUCIONALIDAD. La Suprema
5
6
19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
A mayor abundamiento, cabe señalar que en la propia
resolución impugnada en el juicio contencioso se determinó una base
para el cálculo de la participación de los trabajadores en las utilidades
de las empresas —es decir, sus ingresos menos las deducciones
que declaró la propia empresa— de **********, monto respecto del
cual sólo adujo que debía de aplicarse un límite máximo en vez del
diez por ciento general para proceder al reparto, por lo que se
advierte que sí cuenta con utilidades susceptibles de afectarse al
pago de la prestación de referencia. Sobre todo si se considera que
en tal base de reparto ya se reconocieron —vía deducciones— las
erogaciones en que incurrió la patronal.
Por otro lado, en el tercer y cuarto agravios la recurrente
aduce lo siguiente:

En el fallo recurrido se realizó un incorrecto análisis al
tercer concepto de violación, en relación con la transgresión al
derecho de propiedad, porque se partió de un indebido estudio
respecto de los casos en que un patrón efectivamente está obligado a
distribuir utilidades.

Lo anterior toda vez que el numeral que se tilda de
inconstitucional limita a patrones, como la quejosa, de gozar del tope
previsto en la disposición referida, a pesar de que se dediquen al
cuidado de bienes que producen rentas, por el simple hecho de que se
lleven a cabo actividades adicionales y conexas.

Menciona que su objeto social consiste en la guarda y
administración de valores, mismos que producen rentas, por lo que en
esas actividades no participan los empleados en la generación de sus
utilidades, es decir, no es indispensable su labor para obtener
utilidades, asimismo, no trabaja con recursos propios, sino con los de
Corte de Justicia de la Nación ha establecido que para el estudio de los conceptos de
violación o de los agravios, según se trate, basta con expresar la causa de pedir; sin
embargo, ello no significa que los quejosos o recurrentes puedan limitarse a realizar
afirmaciones sin sustento, pues a ellos corresponde exponer las razones por las cuales
estiman inconstitucionales los actos reclamados. Por tanto, en virtud de que toda ley goza
de la presunción de constitucionalidad que es preciso desvirtuar, en razón de la
legitimidad de los órganos que la emiten, corresponde a quienes la impugnan, la carga de
la prueba, pues sólo así es posible analizar si la ley reclamada contraviene o no la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.” Novena Época, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XXII, Septiembre de 2005. Página: 143.
Registro 177264.
20
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
terceros, además de que los trabajadores no
participan en el proceso de producción.

Por tanto, no se actualiza el objeto de la
participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, por
consecuencia, sus empleados no tienen derecho a recibir un
porcentaje de las utilidades de la empresa, porque éstas no derivan de
la combinación del trabajo de sus empleados, lo que conlleva a que
tenga que realizar un reparto mayor a la que le corresponde, por lo
que se le viola su derecho de propiedad.

En el fallo combatido se llevó a cabo un incorrecto análisis
del cuarto concepto de violación, en el que adujó transgresión al
derecho de un desarrollo integral.

Estima que el tribunal colegiado pasó por alto que aunque
la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas
tiene como fin el fomentar la calidad de vida de los trabajadores de las
empresas y fomentar sus esfuerzos en la producción, ello no se
cumple en el caso concreto, pues sus ingresos no derivan de una
combinación de capital y mano de obra.

Considera que la disposición reclamada contraviene en su
perjuicio el desarrollo integral, al obligarla a tener que efectuar un
reparto de utilidades que no le corresponde.

No es óbice que en la sentencia reclamada se señale que
la quejosa no demostró que el pago de utilidades no reflejen
proporcionalmente el esfuerzo producto de sus empleados, porque su
objeto social consiste en la guarda y administración de valores que
producen rentas, por lo que sus trabajadores no participan en la
generación de las utilidades.

Manifiesta que es un intermediario del mercado de valores
y conforme a los artículos 113 y 171 de la Ley del Mercado de Valores
las actividades que realizaba incluían la posibilidad de proporcionar el
servicio de guarda y administración de valores, depositando los títulos
en la propia casa de bolsa, de lo cual se advierte un fin de
administración y cuidado en los valores que le son encomendados,
mismos que producen rentas.
21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015

En ese sentido —afirma— la obtención de utilidades en el
caso de una casa de bolsa no depende de su capital ni de la
combinación de éste con la mano de obra de sus trabajadores, ya que
la utilidad que genere sólo depende del mercado bursátil y únicamente
recibirá una comisión.

Por tanto, señala que el artículo 127, fracción III de la Ley
Federal del Trabajo es inconstitucional, al resultar violatorio del
derecho al desarrollo integral establecido en los artículos 33,34 y 45 la
Carta de la Organización de los Estados Americanos, en relación con
el numeral 26 de la Convención Americana de Derechos Humanos,
por prever la posibilidad de acceder a un tope en el pago de
participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, a
pesar de que en tales utilidades no existe una combinación de capital
y mano de obra.
Tales planteamientos son inoperantes.
Ello se considera así, porque los argumentos se basan en las
premisas consistentes en que la quejosa únicamente se dedica al
cuidado de bienes que producen rentas, así como que las actividades
diversas que realiza son meramente adicionales y conexas, por lo que
sólo lleva a cabo la guarda y administración de valores y, en
consecuencia, sus empleados no contribuyen a la generación de sus
utilidades y no deben participar en ellas en una proporción mayor.
Sin embargo, tales razonamientos fueron desvirtuados en
párrafos precedentes, lo cual origina la inoperancia anunciada.
Es aplicable –por analogía– la tesis de esta Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de rubro y texto que se
transcriben:
“AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS QUE SE
SUSTENTAN EN PREMISAS FALSAS. Los agravios cuya
construcción parte de una premisa falsa son inoperantes, ya
que a ningún fin práctico conduciría su análisis y calificación,
pues al partir de una suposición que no resultó verdadera, su
22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
conclusión resulta ineficaz para obtener la revocación
de la sentencia recurrida.” 8
Asimismo, los correlativos planteamientos no
combaten las diversas consideraciones en que se basó el Tribunal
Colegiado del conocimiento para declarar infundados los conceptos
de violación en el que se adujo afectación al derecho a la propiedad y
a un desarrollo integral, consistentes en:

No se perjudica económicamente a la empresa, por cubrir a
sus trabajadores, un monto mayor a un mes por concepto de
participación de los trabajadores en las utilidades de la empresa.

La participación de los trabajadores en las utilidades de la
empresa, no tiene únicamente consecuencias de tipo económico para
las empresas; esa figura que el legislador constitucional estableció
tiene como objeto contribuir al equilibrio entre el trabajo y el capital con
el reconocimiento de la fuerza de trabajo; busca elevar el nivel
económico de los trabajadores y sus familias; pretende mejorar la
distribución de la riqueza; coadyuva a aumentar la productividad con el
esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar una
prosperidad común, pues al recibir los trabajadores una retribución por
su trabajo, diferente del sueldo, se interesan porque la empresa
incremente sus utilidades.

En efecto, si los trabajadores reciben únicamente un mes
de salario por participación en las utilidades de las empresas, no
tienen un incentivo para elevar la productividad, pues está seguro que
trabaje más o trabaje menos, de todas formas siempre recibirá la
misma cantidad por ese concepto; y ello va en detrimento de la
empresa; en el caso, de la institución bancaria.

Por el contrario, si el trabajador sabe que la participación
será proporcional al resultado económico de la empresa, ello
constituirá un aliciente y pondrá empeño en su trabajo, pues espera
que la cantidad que reciba será de acuerdo a las utilidades de la
empresa; lo que elevará su productividad; y ello redundará en
8
Registro: 2001825. Época: Décima Época. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis:
Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XIII,
Octubre de 2012, Tomo 3. Materia(s): Común. Tesis: 2a./J. 108/2012 (10a.). Página:
1326.
23
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
beneficio no sólo del trabajador que recibirá un monto mayor a un mes
de salario, por concepto de participación de utilidades; el beneficio
también lo recibe el patrón, quien obtendrá más ganancias.

De esta forma, se despierta un mayor interés del trabajador
en la prosperidad de la empresa, ya que sabe que una mayor
colaboración en la empresa, implica mayores beneficios para él.

Lo anterior, es así pues el aumento de la productividad se
logra con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresas, que
conlleva a una prosperidad común.

Con ello se alcanzan otros beneficios como brindar
condiciones de trabajo que a su vez favorece las relaciones obreropatronales y previene conflictos laborales; y a su vez se mejora el nivel
de vida de los trabajadores.

El artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo
no contraviene el derecho al desarrollo integral establecido en los
artículos 33, 34 y 45 de la Carta de Organización de los Estados
Americanos, en relación con el 26 de la Convención Americana sobre
los Derechos Humanos, debido a que los preceptos mencionados
prevén que es responsabilidad de cada país, constituir un proceso
integral y continuo para la creación de un orden económico y social
justo para la realización de la persona humana, así como que el
Estado proporcionará los mecanismos necesarios para que tanto las
personas físicas como jurídico colectivas, tengan un desarrollo que les
permita satisfacer las necesidades de carácter social y económico.

Sin embargo, lo anterior no se limita al desarrollo
económico, también incluye el ámbito político, social, cultural; por lo
que no puede considerarse únicamente la afectación que la quejosa
estima sufre al tener que realizar un reparto de utilidades mayor al
tope previsto en la fracción III, del artículo 127 de la Ley Federal de
Trabajo, sino que también debe estimarse la afectación que sufriría el
trabajador, quien recibiría un monto menor de la participación que le
correspondería.

Aunado a ello, se desestimó el argumento de la quejosa
relativo a que otros supuestos jurídicos actualizan el que las utilidades
del patrón no reflejan proporcionalmente el esfuerzo productivo de sus
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
empleados, pues ello constituye una mera
aseveración, sin que se hubiera comprobado que la
norma impide el desarrollo integral protegido por la
legislación internacional.

Además, se estableció que la quejosa hace depender la
transgresión a las normas internacionales de cuestiones particulares
que no probó.

Por otra parte se consideró que el objeto de ese derecho
constitucional es contribuir al equilibrio entre el trabajo y el capital, con
el reconocimiento de la fuerza de trabajo; a elevar el nivel económico
de los trabajadores y sus familias; a mejorar la distribución de la
riqueza; y a aumentar la productividad con el esfuerzo conjunto de los
trabajadores y empresarios para alcanzar una prosperidad común,
pues al recibir los trabajadores una retribución por su trabajo, diferente
del sueldo, se interesan porque la empresa incremente sus utilidades.

Por tanto, se concluyó que precisamente el objeto de la
participación de utilidades lo constituye —entre otras cuestiones—
mejorar la distribución de la riqueza y aumentar la productividad con
el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios para alcanzar
una prosperidad común, por lo que no se trasgrede el derecho
fundamental al desarrollo integral.
En efecto, la recurrente no aduce argumento que desvirtúe que la
participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas no
genera per se vulneración a los derechos de la propiedad y a un
desarrollo integral, debido a que no tiene únicamente consecuencias de
tipo económico para las empresas; sino que también contribuye al
equilibrio entre el trabajo y el capital con el reconocimiento de la fuerza
de trabajo; busca elevar el nivel económico de los trabajadores y sus
familias; mejora la distribución de la riqueza; coadyuva a aumentar la
productividad con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y empresarios
para alcanzar una prosperidad común, pues al recibir los trabajadores
una retribución por su trabajo, diferente del sueldo, se interesan porque
la empresa incremente sus utilidades.
Es aplicable la jurisprudencia 2a./J. 188/2009, de rubro y texto
siguientes:
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 186/2015
“AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON
AQUÉLLOS EN LOS QUE SE PRODUCE UN IMPEDIMENTO
TÉCNICO
QUE
IMPOSIBILITA EL
EXAMEN
DEL
PLANTEAMIENTO QUE CONTIENEN. Conforme a los
artículos 107, fracción III, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, 83, fracción IV, 87, 88 y 91,
fracciones I a IV, de la Ley de Amparo, el recurso de revisión es
un medio de defensa establecido con el fin de revisar la
legalidad de la sentencia dictada en el juicio de amparo
indirecto y el respeto a las normas fundamentales que rigen el
procedimiento, de ahí que es un instrumento técnico que tiende
a asegurar un óptimo ejercicio de la función jurisdiccional, cuya
materia se circunscribe a la sentencia dictada en la audiencia
constitucional, incluyendo las determinaciones contenidas en
ésta y, en general, al examen del respeto a las normas
fundamentales que rigen el procedimiento del juicio, labor
realizada por el órgano revisor a la luz de los agravios
expuestos por el recurrente, con el objeto de atacar las
consideraciones que sustentan la sentencia recurrida o para
demostrar las circunstancias que revelan su ilegalidad. En ese
tenor, la inoperancia de los agravios en la revisión se presenta
ante la actualización de algún impedimento técnico que
imposibilite el examen del planteamiento efectuado que puede
derivar de la falta de afectación directa al promovente de la
parte considerativa que controvierte; de la omisión de la
expresión de agravios referidos a la cuestión debatida; de su
formulación material incorrecta, por incumplir las condiciones
atinentes a su contenido, que puede darse: a) al no controvertir
de manera suficiente y eficaz las consideraciones que rigen la
sentencia; b) al introducir pruebas o argumentos novedosos a la
litis del juicio de amparo; y, c) en caso de reclamar infracción a
las normas fundamentales del procedimiento, al omitir
patentizar que se hubiese dejado sin defensa al recurrente o su
relevancia en el dictado de la sentencia; o, en su caso, de la
concreción de cualquier obstáculo que se advierta y que impida
al órgano revisor el examen de fondo del planteamiento
propuesto, como puede ser cuando se desatienda la naturaleza
de la revisión y del órgano que emitió la sentencia o la
existencia de jurisprudencia que resuelve el fondo del asunto
planteado.”9
9
Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XXX,
Noviembre de 2009. Página: 424. Registro: 166,031.
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