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Revista del Taller de Escritores
Ensayo
Carlos Delgado Ortíz - Óleo, combas - Entre penumbras
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Revista del Taller de Escritores
EDMUNDO FABIAN JARAMILLO RIVERA
Licenciado y Maestro en Artes Plásticas Universidad de Nariño; Magister
en Administración Educativa, Universidad del Valle. Director de Núcleo de Desarrollo
Educativo, Consacá-Nariño. Doctorando en Ciencias de la Educación
RUDECOLOMBIA-Universidad de Nariño.
ARTE, PEDAGOGÍA Y CURRÍCULO
Definir los términos que dan el nombre a este ensayo implica hacer memoria de los múltiples significados gestados en las letras de quienes se atrevieron a filosofar la educación;
puede decirse que el mundo se alimenta de postulados de duda, de crítica, de razones, de
verdades y no verdades, que hacen que los seres humanos estemos siempre dispuestos a
nuevos interrogantes, sin someternos a tradiciones específicas de las teorías.
El amplio mundo de la educación no es el resultado simplemente de la observación mediatizada de los escolares; en general es el resultado de unas invenciones de mitos, leyendas, miradas a problemas científicos, percepciones, descubrimientos y comprensiones significadas
por otros; a la escuela se suman saberes, conocimientos, teorías y didácticas que hacen de
la educación un motivo de indagación, un motor de aventura y un proceso de socialización.
Cuando se habla de arte, pedagogía y currículo se relaciona la educación, entendida como
aquel espacio objetivo, subjetivo, cambiante y voluble como el mismo arte. Nuestro interés
está centrado en la observación de esta mediación, con la finalidad de estudiar cuales son
los procesos que subyacen en el desarrollo creativo, sensitivo e intelectual del estudiante,
como se integra al aprendizaje y a su conducta natural de comunicarse y expresarse con los
demás.
Los procesos multidireccionales de transmisión de conocimientos, costumbres, valores y formas de actuar en la sociedad; si bien son respuestas a una vinculación y concienciación
cultural lograda a través de la educación, es también la vida y la sociedad, las cuales fundamentadas en concepciones integrales de la persona han permitido que los individuos sean
partícipes de la formación cultural y social, en su dignidad, en sus derechos y deberes transdisciplinarios del saber y comprender; es allí donde se consolidan unas desorientaciones
culturales entre lo humano y lo no humano provocando diversas formas de vida.
“Estamos atrapados en una inmensa desorientación cultural, desorientación sustentada económicamente en las corporaciones, jurídicamente en los gobiernos y
sus legislaturas, espiritualmente en las instituciones religiosas e intelectualmente
en la universidad. Tal como se manifiesta en la actualidad, la universidad prepara
estudiantes no para integrarse sinérgicamente con el mundo natural y desde allí
potenciar la creación humana, científica, tecnológica y artística, sino más bien para
separarse de ese mundo a fin de extender cada vez más una humana actitud de
acoso y de dominio en la más pura tradición de Bacón y Descartes“.1
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Cuando Max Neef, describe las formas de vida, la desorientación cultural y el significado
actual de la educación, invita a un nuevo momento entre el saber y el comprender, manifiesta que el saber no es lo mismo que el comprender. El describir y el explicar que es lo que la
ciencia, particularmente con Bacón, Descartes y Galileo, se logra a través de procesos fragmentados. Pero el comprender es más que el describir y explicar, la diferencia la expone Max
Neef en un ejemplo, diciendo que cuando uno estudia todo lo que es posible estudiar desde
una visión teológica, filosófica, antropológica, biológica, bioquímica, sicológica, etc. Sobre un
fenómeno humano que se llama amor y saber todo lo que se puede saber sobre el amor, pero
nunca comprenderá el amor a menos que se enamoren.2
En el análisis reflexivo de Max Neef se plantea que todos los problemas que están destinados
a enfrentar en este nuevo siglo tales como: el agua, migraciones forzosas, pobreza, violencia,
terrorismo, agotamiento de recursos, extinción de especies, extinción de culturas, desastres
ambientales y otros son el resultado del divorcio entre lo humano y lo distinto a lo humano.
Son estos procesos de reflexión que alimentan inquietudes educativas, buscando el pensamiento de una nueva escuela, aquella que permita dar respuestas a significados prácticos
de mejorar la condición humana manifestándose como una comunidad integral, ojalá coherente con el deseo de Moacir Gadotti, presidente del consejo deliberativo del Instituto Paulo
Freyre, quien al hacer unos aportes sobre la situación educativa latinoamericana plantea
que hoy la educación se debe orientar hacia un mundo posible, que entre a ser sensible con
el medio ambiente, con una relación más estrecha con la tierra. Una escuela ciudadana que
de ejemplo de democracia, que permita la participación de las comunidades en el proyecto
que él llama “eco- político-pedagógico”, ecológico porque debe tener un carácter de casa;
político, porque debe tener dimensión de valores y pedagógico, porque debe formar para
la ciudadanía. Esa debe ser la misión básica de la escuela: formar gente capaz de convivir,
resolver conflictos y hacer su trabajo de manera autónoma.
Si esta es la relación de la escuela con el medio ambiente, con los valores y la ciudadanía
¿cuál es la relación de la educación con el arte y la pedagogía?
Revisando la vida de Leonardo Da Vinci, aquel genio humano con inteligencia múltiple, arquetipo de potencialidades artísticas, anatomista, arquitecto, botánico, urbanista, diseñador
de escenografías y vestuario, chef, ingeniero, caballista, inventor, geógrafo, geólogo, matemático, científico , militar, músico, filósofo y narrador, talento de la pintura, desde aquel retrato de Ginebra Benci, ubicado en la galería nacional de Washington y al Louvre en Paris con
la Mona Lisa y San Juan el Bautista. Leonardo desde muy joven fue amante de la observación,
la curiosidad, la práctica de la escritura, las reflexiones sobre la naturaleza, la investigación
sobre anatomía, la óptica y la hidrodinámica, la manera constante de hacer observaciones lo
convirtió en un estudioso autodidacta muchas veces alejado de lo que aprendía en la escuela.
El método científico de Leonardo se basaba fundamentalmente en la observación; los fenómenos los describía e ilustraba con mucho detalle. Sus estudios de latín y matemáticas le
permitieron realizar una serie de dibujos de sólidos regulares; su cultura matemática era
práctica; en el campo de la química realizo investigaciones sobre alquimia que práctico en
Roma; sus estudios de Anatomía científica fueron el resultado de observaciones de cadáveres
disecados.
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Se podría continuar narrando la larga biografía de este genio del renacimiento, su actividad
científica y técnica, su pensamiento y sus variados recorridos por la historia.
En Leonardo Di Ser Piero Da Vinci se observa una educación relaciona con el arte, una pedagogía basada en potenciación de las prácticas artísticas y culturales, en la sensibilidad
estética, la curiosidad (búsqueda continua del aprendizaje), la creatividad, la investigación y
el pensamiento crítico reflexivo como condiciones inherentes al ser humano.
Giorgio Vasari, en su libro: Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos,
escribió:
“El cielo en ocasiones nos envía a unos seres que no representan tan solo a la humanidad, sino a la divinidad misma, de forma que al tomarlos como modelos e
imitarlos, lo mejor de nuestra inteligencia se acerca a las altas esferas celestiales.
La experiencia demuestra que aquellos que deciden estudiar y seguir las huellas
de estos genios maravillosos pueden, incluso si la naturaleza les ha dado poca o
ninguna ayuda, acercarse al menos a las obras súper naturales que participan de su
divinidad”.3
La educación concebida en la vida de Da Vinci estaba configurada en el mundo del deseo
de saber, de aprender y de crecer como motor del conocimiento, de la sabiduría y del descubrimiento, esto significa por supuesto que la educación se basaba en el refinamiento de las
percepciones, en la incertidumbre, en la ambigüedad. La tolerancia a la confusión es el rasgo
más característico de las personas altamente creativas y Leonardo probablemente tenía más
de ese rasgo que cualquiera que haya vivido jamás.
El hombre ideal del renacimiento era una persona equilibrada, completa, que se sentía cómoda tanto con las artes como con las ciencias. El currículo de las artes liberales de todo el
mundo es el reflejo de este ideal.
La trascendencia educativa Da Vinciana estaba representada en frases que invitaban a la
investigación. “El conocimiento de todas las cosas es posible”; “todos llegamos al mundo
llenos de curiosidad”; “el deseo de aprender es natural en los hombres buenos”; “estuve
vagando en el campo en busca de respuestas a las cosas que no entiendo”; estas cuestiones y
otros extraños fenómenos ocuparan mi pensamiento a lo largo de la vida”.
Esta educación percibida desde el punto de vista de la libertad de acción y la curiosidad;
desde la esencia natural del ser humano, bien puede relacionarse a María Montessori cuando
afirma que: “educar no es transmitir conocimientos, sino a ayudar a descubrir el propio ser”.
Este pensamiento parte del supuesto de que “algo existe previo al proceso de educación” y
que ese algo es “el propio ser del niño”, siendo el maestro quien se debe convertir en aquella luz que ilumine al estudiante para que descubra sus potencialidades, permitiéndole un
encuentro motivacional con lo desconocido. Es aquí cuando se desarrolla el encuentro de la
libertad deseada que es lo que Hegel en sus métodos académicos plantea diciendo que: “En
la naturaleza del ser humano y el ser humano con la naturaleza conforman una dialéctica
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entre espíritu y realidad; dialéctica que quizá recae en la conformación de un binomio perfecto que permiten al ser humano el aprender, razonar y verter a la misma naturaleza sus
conocimientos”; “frente al carácter estático de la naturaleza, el espíritu necesita de la educación para alcanzar su auténtica realización”, la naturaleza se realiza en sí y en cuanto se da y
se pronuncia. Es entonces que para Hegel la pedagogía será el camino único y perfecto para
hacer al ser humano, ético.4
EDUCACIÓN, ARTE Y PEDAGOGÍA
La educación, el arte y la pedagogía son relaciones que proporcionan a los individuos,
estímulos, enseñanzas y aprendizajes adecuados para el desarrollo del pensamiento. El arte
como lenguaje musical, visual, auditivo, corporal, oral, escrito y plástico es un elemento
social indispensable en los procesos de aprendizaje ya que a través de él se apropia la cultura en la sociedad. Desde la antigüedad el arte ha ocupado espacios superiores en lo que se
considera que debe formar parte de la educación del hombre, sin embargo en el actual accionar educativo de muchas instituciones el área impartida de educación artística es orientada
por docentes a quienes hay que asignar y justificar su asignación académica; docentes que
no cuentan con las bases específicas de formación en esta área, sencillamente se les delega
esta responsabilidad a fin de “completar” el plan de estudios, para luego dar una valoración
evaluativa acorde a los mandatos de la Ley 115 de 1994 (Ley General de Educación). Estos
procedimientos nos hacen olvidar de que somos los maestros los sujetos adoptadores racionales y en los cuales está representada una gran responsabilidad de formación, requiriendo
de nosotros mismos unos mayores compromisos orientados a lograr una educación activa,
democrática, flexible, centrada en la formación integral; adecuada a las características y perspectivas del campo misional y de uno de los fines de educación que establece: “El acceso al
conocimiento, la ciencia, la técnica y demás bienes y valores de la cultura, el fomento de la
investigación y el estímulo a la creación artística en sus diferentes manifestaciones”.5
Desde una perspectiva escolar, como fundamento teórico del área artística, se puede tomar
“ la educación por el arte” teoría sustentada por Herbert Read quien propone no hacer de
todos los individuos artistas, sino acercarles los lenguajes de las disciplinas artísticas que les
permitan nuevos y distintos modos de comunicación y expresión, desarrollando las competencias individuales interrelacionadas con lo social, a través de la sensibilización, la experimentación, la imaginación y la creatividad.
En la educación artística existe un claro valor educativo representado en una serie de simbolizaciones, vivencias afectivas, sociales e imaginativas en donde el aprendizaje está integrado
por la creatividad no como un “don privado” sino como una cualidad innata del ser humano. Vigotsky llama actividad creadora a toda realización humana creadora de algo nuevo,
ya se trate de reflejos de algún objeto del mundo exterior, ya de determinadas construcciones
del cerebro o del sentimiento que viven y se manifiestan solo en el propio ser humano.7
Entrando a la ciencia del arte de lo bello (estética) las consideraciones de la problemática de
la estética plateadas por Platón, Aristóteles y Plotino en la antigüedad clásica; San Agustín
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y Santo Tomás en la edad media. La estética aristotélica estaba íntimamente ligada con la
Psicología y la fuente principal la poética.
“Todo arte tiene por objeto traer algo a la existencia, es decir que procura
por medios técnicos y consideraciones teóricas que venga a ser alguna
de las cosas que admiten tanto ser como no ser, y cuyo principio está el
que produce y no en lo producido. El arte es cierto hábito productivo
acompañado de razón verdadera. Su contrario, la inhabilidad artística, es
un hábito productivo acompañado de razón falsa. Uno y otro se refiere a
lo que admite ser de otra manera”.8
En los diálogos de Platón sobre lo bello y el arte. La belleza adquiere para el filósofo una
importancia fundamental al trascenderla al nivel metafísico planteado en su teoría sobre el
mundo de las ideas. La belleza la asocia a la jerarquía de las ideas, como causa absoluta del
bien supremo del cual proceden la inteligencia y la realidad. El arte por el contrario es considerado según su naturaleza como una representación apariencial – imitación del mundo
ideal o formas trascendentes. De allí establece tres maneras de ver la realidad; la realidad
ideal, la sensible y la artística.
La filosofía del arte Hegeliana en sus reflexiones estéticas considera el arte como la preparación para la realización de la idea o espíritu absoluto Es la plasmación del ser en el orden del
concepto o pensamiento. La estética hegeliana se mueve en tres niveles de reflexión: La idea
de lo bello en general; las formas particulares o históricas que reviste lo bello en el arte, y los
sistemas de las artes particulares. En sus reflexiones sobre la idea de lo bello plantea que el
ser como idea, necesita de un devenir temporal de autorrealización. La carencia originaria de
la idea necesita desarrollarse, desplegarse, salir o proyectarse en lo exterior y muchas veces
perderse en la exterioridad, luego retornar, naufragar en la espesura de las particularidades;
la idea debe quebrar el autoencierro.9
La idea debe volver así desde la amplitud exterior, desde el pliegue de las formas finitas de
la naturaleza y las acciones humanas, hasta la interioridad del pensamiento ya no vacío y
abstracto sino autodeterminado, concreto y libre.10
La estética hegeliana toma el arte como verdad de alcance universal; como forma de purificación moral y elevación espiritual. Y el arte en su etapa romántica final, como descubrimiento
de una significación interior, o la valoración de la dignidad estética de lo feo y doloroso.
Hegel piensa el arte como un momento crucial en la manifestación de lo real.11
Haciendo referencia al pensamiento de Emanuel Kant en su crítica del juicio, desde donde
se busca fundamentar la estética, él la supone algo fuera de conocimiento y de la moral,
como algo especial. El juicio estético lo coloca en una posición independiente, el objeto no
tiene como base un concepto sino que este se relaciona directamente con el sentimiento en
el sujeto. Kant intenta encontrar un principio para la estética, para que sea independiente,
nunca nadie se había planteado esta tarea. Simplemente el arte o era un problema del conocimiento o lo era de la moral, pero nunca algo que pudiese fluir por sí mismo. Aquí es donde
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radica la importancia de Kant dentro de la estética. Los juicios estéticos según Kant expresan
un modo de sentir de las cosas, la finalidad estética es una finalidad sin concepto, no busca
lo agradable, lo útil, tampoco es un bien en sí, es una finalidad sin fin. El arte no es bueno,
ni útil, ni malvado, ni es oficio, ni artificio. Sin embargo tiene una finalidad y es espíritu y
libre juego. La finalidad estética se refiere a la conciencia mima a toda ella, por ello es una
finalidad sin fin, es una actividad puramente desinteresada, no está al servicio de fines ajenos
a él. El producto del arte dice Kant debe parecer así como el producto natural bello, debe
parecer un producto del arte. El sentimiento estético no puede tener más contenido real que
naturaleza y moralidad.
En la crítica del juicio para Kant la naturaleza es un principio fundamental de lo bello, de lo
estético; opina que él es capaz de tomar un interés inmediato en la belleza de la naturaleza,
este posee un alma buena, y está en disposición de poseer un espíritu favorable al sentimiento moral. En Kant la naturaleza tiene un importante papel en la estética, sin ella no sería
posible el arte, porque el hombre crea, hace arte partiendo de lo bello inmediato que es la
naturaleza.
Hegel al contrario de Kant plateaba que lo bello artístico es superior a lo bello natural, porque es un producto del espíritu. Cualquier cosa por extraña o negativa que parezca, si participa del espíritu es mejor y más elevada que cualquier producto de la naturaleza. Según
Hegel solo lo espiritual es verdadero. Lo bello natural, es solo un reflejo del espíritu, solo
es bello en la medida que participa del espíritu. Dice Hegel que cuando el hombre imita la
naturaleza en el arte, lo único que consigue es ofrecer una caricatura de la vida. ¿Qué valor,
tiene el reproducir cosas que observas diariamente en lo que nos rodea? Esto solo puede
producir apariencia de realidad. El hombre encontrará mayor satisfacción al reproducir algo
que fuera suyo, algo íntimo, que solo pudiese decir: esto es solo mío, no es una imitación.
Suponer que el fin del arte es la imitación de lo que ya existe es privar al arte de su libertad,
de su poder de expresar lo bello.
Hegel opina que el hombre se debe fijar en la naturaleza es para desprenderse de ella, los colores, la luz, el contraste; el alma, el espíritu, elevando al hombre por encima de la naturaleza.
El hombre por medio del arte intenta desdoblarse, de ahí la necesidad que tiene el hombre
de crear arte.
El arte en sus diversas concepciones filosóficas, en las diversas expresiones culturales se hace
presente en todos los contextos de la historia y en la vida cotidiana del hombre.
“El arte y el hombre son indisociables. No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre, sin arte. Pero él, el mundo se hace más inteligible y
accesible, más familiar. Es el medio de un perpetuo intercambio con lo
que nos rodea, una especie de respiración del alma, bastante parecida a
la física, sin la que no puede pasar nuestro cuerpo. El ser aislado o la civilización que no llegan al arte están amenazados por una secreta asfixia
espiritual, por una turbación moral.”12
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¿ES POSIBLE PEDAGOGIZAR EL ARTE?
Con observancia del deseo del arte de incidir positivamente en la formación del ser humano,
se incorpora en el currículo la educación artística. Entendiendo el currículo no como la programación, la guía educativa o la selección y organización de contenidos, sino como un gran
proyecto educativo, construido desde una activa participación de la comunidad educativa,
abierto a la crítica, articulado a las necesidades de un mundo contextualizado, alimentado
de unas discusiones pedagógicas y didácticas que permitan conocer la realidad social del
fenómeno de la escolarización. El currículo es urgente analizarlo al interior de las aulas; cada
concepto, comportamiento, rol, objeto y sujeto pedagógico; es un acto de creación social que
está ligado a situaciones en las cuales el currículo es una parte interviniente y actuante en el
escenario educativo.
El papel trasversal de la educación artística, considerada como un área expresiva de formación integral, se constituye de mucha importancia para el desarrollo armonioso de los niños,
adolescentes y adultos durante toda su vida. En ella hacen presencia lenguajes, prácticas,
expresiones, actos creativos, diversidades, culturas e identidades que permiten realizar variadas lecturas del mundo en sus ambientes de belleza, encuentro con la naturaleza, con la
vida y con los cuerpos de conocimiento en la creatividad y la imaginación de los individuos.
De acuerdo con estos enunciados, buscando dar respuesta a la pregunta ¿es posible pedagogizar el arte? Se encuentra que el saber pedagógico de las artes está inmerso dentro del papel
filosófico de las ciencias. Toda ciencia da razón de la causas de todo lo investigado y por eso
se enseña.13 La ética o filosofía moral y las artes son saberes prácticos, más no por ello dejan
de ser ciencias. Ellas proporcionan una serie de reglas generales con miras a la acción, pues
sus juicios están ordenados a una acción determinada. Las ciencias prácticas encuentran su
objeto formal en la razón por la que el acto se ordena al fin correspondiente. Los actos humanos constituyen el objeto material de todas las ciencias, coincidiendo así con la psicología
racional, parte de la filosofía de la naturaleza.14
Por lo anterior se puede manifestar que diferenciando las ciencias que se ocupan de la educación es evidente que el arte pertenece al ámbito práctico, tiene saberes ordenados a la acción, tiene como acto un conocimiento ordenado. Siendo práctico este saber científico acerca
de la educación y lo que busca la educación es promocionar en el ser humano un estado que
le permita una formación equilibrada en sus virtudes, conocimientos y acciones.
El nombre con que suele denominar a esta ciencia de lo educable es el de pedagogía, pues
ella estudia como orientar al niño o joven hacia su desarrollo integral a fin de que crezca y
pueda caminar por los senderos del bien, bajo la formalidad de lo perfectible del hombre.
La pedagogía en relación con las artes estudia la integración de los dos saberes. Las artes
ordenan los actos para la producción de determinadas obras que son su fin; la pedagogía da
la razón para su virtud artística. Estos saberes pedagógicos son parte integral del proceso que
permite la construcción de una formalidad diferenciada de otro saber. La pedagogía artística
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es un arte en tanto que saber integrado en un arte productivo, y ello no por la
consideración de su materialidad, sino por su fin que es la formación integral de los sujetos.
La formación de ciudadanos, conscientes de sus libertades fundamentales con respeto hacia
la dignidad humana, con aprecio hacia el arte en todas sus manifestaciones son principios de
la educación tanto para la ética, la estética, la filosofía y la sociología. Esconder estos deseos
o pasarlos a categorías de mera teorización se convierten en “obstáculos” que no contribuyen
al desenvolvimiento pleno de lo humano.
Es así como la pedagogía en el arte se alimenta de esa rica y reciproca expresión humana.
Sorprendernos ante una hermosa tertulia literaria, una obra de teatro, un lienzo lleno de colores que ilustra una llamativa faena del campo o una música orquestada por niños y jóvenes,
no permiten convertir el escenario de la escuela en un gesto de macabra obligación o irónica
presencia del aburrimiento la desesperanza y la tristeza.
Hoy cuando la mayoría de nuestras visiones y misiones institucionales proclaman deseos
de felicidad logrados a través de una formación integral, se requiere de una educación que
fluya hacia la vida, hacia el respeto de un planeta pequeño y frágil. Una educación que no
tenga el significado de la angustia, que se alimente de la búsqueda trascendente de lo bueno
y de lo bello. Una educación en la ética y la estética como criterios básicos de un goce con la
naturaleza humana. Educar para compartir la risa, compartir el llanto, romper las cadenas de
la periferia, tocarnos biófilos, vivir sin miedo y en la memoria de los demás.
Considero que esta debe ser la pedagogía del arte. Las aulas se deben convertir en grandes
laboratorios de producción intelectual. La ética con la ciudadanía y la estética con la belleza,
la imaginación y el arte.
El haber indagado sobre el pensamiento caribeño y latinoamericano representado en el “Sócrates de Caracas”, “el pensador cosmopolita” como lo llamo Simón Bolívar a Simón Narciso
Rodríguez; quien en sus reflexiones manifiesta que: “el maestro a más de enseñar a pensar
debe enseñar a pintar”, “la ciencia y el arte siempre deben andar juntos”, “la imagen y la
oralidad se abrazan”, “la ciencia, la tecnología y el arte se deben convertir en nuevas herramientas didácticas”. Estas imágenes del maestro viajero buscan es no esconder lo que el arte
puede significar para el dialogo pedagógico de la educación, haciendo que el mundo de las
ideas se argumenten y se conviertan en tentaciones a favor de la promoción de la educación
artística, como un lenguaje de identidad en la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad
pedagógica.
CITAS Y NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
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Medicina. udea.edu.co/U. de Antioquia, 2003.
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2. ibíd.
3. GELB, Michael, J. Inteligencia Genial, Leonardo Da Vinci, Grupo Editorial Norma. 1999.
4. GEOR WILHELM, Friedrich, Hegel, escritos pedagógicos, México, Arsenio Ginzo, Fondo
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filosofía del arte, en su libro. ”Arte y educación”. 1991.
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México, 1997.
8. ARISTÓTELES, obras, Editorial Aguilar, Madrid, 1982, especialmente metafísica, ética de
Nicómaco, política.
9. G.W. F. Hegel, (1985) De lo Bello y sus Formas, Madrid, Espasa,- calpe, (Trad.
Manuel Granell).
10. ibíd.
11. IEARDO, Esteban, Arte y Filosofía en Hegel, Revista de ciencias sociales, Buenos Aires,
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12. HUYGHE, René, El arte y el hombre, planeta, Barcelona, 1997.
13. ARISTÓTELES, analíticos posteriores I, 2.
14. SANTO TOMAS DE AQUINO, Summa Theologic I-II.
BIBLIOGRAFÍA
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