OAMI-ONLINE - Discursos pronunciados con ocasión de la

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Sr. Ifvarsson - Delegación Sueca - Presidente del Consejo de Administración desde el 21.03.2000
Querido Jean-Claude Combaldieu, es para mí un privilegio, un honor y una agradable tarea tener la
oportunidad de pronunciar en su honor unas palabras de agradecimiento en nombre de todas las
delegaciones ahora que abandona su puesto de Presidente de la OAMI. El trabajo que ha realizado es muy
importante y creo que puede usted jubilarse con la certeza de haber sido el actor que mayor éxito ha
cosechado en el esfuerzo por mejorar el funcionamiento del mercado interior. La propiedad industrial ha
sido durante muchos años su campo de actividad. Ha sido un funcionario eminente y altamente respetado
tanto a nivel nacional como europeo. Fue Director General del INPI en Francia y tomó también parte muy
activa en la actividad de la Organización Europea de Patentes, como jefe de la Delegación francesa y
también como Presidente del Consejo de Administración. Teniendo en cuenta estos antecedentes, no es
extraño que considerara un fantástico reto participar en la creación de una oficina totalmente nueva
encargada de la propiedad industrial a nivel europeo, y hoy podemos afirmar que fue un auténtico desafío.
Junto con sus estrechos colaboradores, todos ellos presentes hoy aquí, y me refiero en particular a
nuestros dos Vicepresidentes, el Sr. Alberto Casado y el Sr. Alexander von Mühlendahl, llegó aquí
prácticamente con las manos vacías. Tuvo que empezar realmente de cero, ya que la Oficina no existía
todavía. Su llegada tuvo lugar en 1994 y usted mismo describió aquellos emocionantes días en un artículo
publicado en la última edición de OAMI-NEWS. Yo no fui miembro del Consejo de Administración
desde el principio, ya que Suecia no formaba aún parte de la Unión Europea. Pero poco después, en 1995,
pasé a formar parte de este Consejo de Administración y recuerdo perfectamente cómo intentamos
calcular el número de solicitudes que podrían esperarse aquel primer año. Algunos vaticinaron que unas
12.000, otros aseguraron que serían 15.000, hasta que, finalmente, creo recordar que llegamos al acuerdo
de que llegarían, como máximo, hasta 17.000. Si la memoria no me traiciona, el resultado del primer año
fue un número de solicitudes superior a 40.000, casi alcanzó las 43.000. Fue un resultado espectacular y
así es como ha seguido a lo largo de los años. Desde 1996, la OAMI ha recibido anualmente un número
de solicitudes mucho mayor del esperado. Como todos sabemos, este año el número de solicitudes será de
60.000 o incluso superior. Y creo que en pocos años podríamos alcanzar la cifra de 100.000
(evidentemente nadie puede saberlo ahora, pero estoy convencido de que alcanzaremos esa cifra). Y ésta,
Jean Claude, es la historia de un auténtico éxito.
Evidentemente los comienzos no fueron fáciles debido al enorme volumen de trabajo al que tuvimos que
hacer frente. Es verdad que esa situación fue motivo de críticas. Pero gracias a su enorme esfuerzo y, por
supuesto, gracias al esfuerzo de todos sus colaboradores, las críticas de los clientes se convirtieron
rápidamente en expresiones de admiración y orgullo. Bajo su mandato la Oficina ha demostrado que sabe
hacer un trabajo excelente y que es capaz de ajustarse adecuadamente a las nuevas circunstancias y a las
nuevas demandas de los clientes. En una gran medida esto es debido a la flexibilidad que es consecuencia
de la autonomía y la independencia de la Oficina garantizada por el Reglamento sobre la marca
comunitaria.
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Al tiempo que no ha ahorrado esfuerzos para poder responder al volumen creciente de trabajo, ha
trabajado también a más largo plazo, luchando por preservar la autonomía y la independencia de la
Oficina. Y para ello ha contado con el apoyo de todas las delegaciones. A mi parecer es imprescindible
mantenerse independiente de la máquina burocrática si se pretende que un organismo como la OAMI
responda adecuadamente a las demandas de los clientes. Y ése es, evidentemente, nuestro objetivo
principal.
Por lo tanto, Jean-Claude, en nombre de todas las delegaciones, quisiera expresarle nuestro más profundo
agradecimiento por haber creado con éxito un organismo como la OAMI y no sólo por crearlo, sino por
haber conseguido desarrollarlo y convertirlo en una agencia de protección de la propiedad industrial
orientada al cliente y con un funcionamiento envidiable. Le deseamos todo lo mejor para el futuro y
esperamos volver a verle muy pronto. Con objeto de recordar los servicios que ha prestado a la OAMI,
propongo a este Consejo de Administración que, en adelante, esta sala de reuniones reciba su nombre,
convencido de que ésta será una decisión unánime del Consejo. Como Presidente del Consejo de
Administración, es un honor para mí invitarle a que nos visite cada cierto tiempo.
[Y ahora, como muestra de nuestra profunda amistad y gratitud, quisiera ofrecerle una placa
conmemorativa por todo el esfuerzo realizado y por los servicios prestados. Felicidades!]
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Sr. Lawrence - Delegación Británica - Presidente del Comité Presupuestario desde el 22.03.2000
Quisiera hablar en nombre de los miembros del Comité Presupuestario para unirme a las expresiones de
agradecimiento y de bienvenida al Sr. de Boer. Espero que el Sr. de Boer me perdone si dirijo estas
palabras fundamentalmente al Sr. Combaldieu, ya que éste es un día muy especial para él.
¿Hay algo más satisfactorio que culminar con seis años de éxitos una distinguida carrera de varias
décadas?
Parto con desventaja, ya que soy casi un recién llegado. Muchos de los colegas que se sientan hoy
alrededor de esta mesa conocen al Sr. Cambaldieu hace mucho más tiempo que yo. Por lo tanto, cumpliré
con mi cometido comentando mis impresiones personales. ¿Qué es lo que he visto desde que me integré
en el Comité? En primer lugar, tal y como han afirmado los demás, he asistido a la puesta en marcha de la
Oficina como un acontecimiento realmente destacable, que además ha consiguiendo un reconocimiento
internacional en un breve plazo de tiempo.
Ilustraré lo que acabo de decir haciendo una comparación con una de las primeras conferencias en las que
tomé parte ya en mi puesto actual en el Reino Unido, la reunión de la “International Trademark
Association” celebrada en Boston en 1998. Una de las sesiones se desarrolló en torno a la Marca
Comunitaria, y en ella participaron como oradores varios miembros de la Oficina. Recuerdo mi sorpresa
al observar que no eran muchos los norteamericanos que asistieron a dicha sesión. En aquel momento
Estados Unidos no mostraba demasiado interés por lo que ocurría en la pequeña y vieja Europa. Sin
embargo, este año hemos sido testigos de un gran cambio. En la reunión en la que participé en mayo de
este año en la ciudad de Denver, tuvo lugar también una sesión dedicada a la Marca Comunitaria y me
complace decir que dicha sesión se encontraba repleta de gente. Resultaba imposible encontrar un asiento
libre. Y tuvo lugar una animada discusión en la que se comparaban cuestiones prácticas, al tiempo que las
personas allí congregadas analizaban las diferencias entre el modo de actuación aquí, en Alicante, y en
algunas de las oficinas nacionales.
La OAMI había entrado por la puerta grande. Y creo que el hecho de que en la actualidad se reconozca a
la Oficina como una de las más importantes oficinas de marcas en el mundo es un tributo a lo que se ha
conseguido. En mi opinión, la propia experiencia del Reino Unido en la creación de nuevas agencias no
ha tenido tanto éxito. Muchas de las instituciones que hemos creado en los últimos años no han
conseguido la confianza de los usuarios o incluso de los otros círculos interesados. Pero no es éste el caso
de la Oficina de Alicante. De hecho, los problemas que debemos afrontar (y que trataremos más adelante
a lo largo del día de hoy) para garantizar los recursos y hacer frente así al creciente volumen de
solicitudes son un buen ejemplo de ello.
Y este éxito no es fruto de la casualidad. Es usted quien ha creado un equipo de expertos realmente eficaz.
Y esto que encierra ya una gran dificultad con personas que provienen de un mismo entorno cultural, lo
ha conseguido usted además con personas provenientes de muy diversos países y culturas.
Ha construido un sistema que funciona, basado en una tecnología nueva de la que muchos de nosotros
queremos aprender.
Y, por otra parte, no podemos olvidar este edificio. Recuerdo la admiración que sentía ante sus discursos
pronunciados en español con motivo de los diversos eventos acaecidos en los dos últimos años, cuando
aprobamos los planes, y en un sinfín de ocasiones diversas.
¿Quién puede olvidar sus palabras en la ceremonia de apertura que aquí celebrada afirmando que el
edificio había sido construido sin que hubiera costado un solo Euro al contribuyente?
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Ha peleado con uñas y dientes en favor de la independencia de la Oficina. Tal y como señaló Carl-Anders
Ifvarsson, ésta es una causa que todos suscribimos. Una operación de éxito en el ámbito del servicio
público es más eficaz si la gestionan personas que pueden mantenerse cerca de los usuarios y que
disponen de una libertad que les permite responder a sus necesidades. Yo mismo le he oído afirmar en
varias ocasiones: “Estoy en favor de una Europa construida para servir a sus ciudadanos y no a los
intereses de sus funcionarios”. Debo decir que comparto por completo esta opinión.
Teniendo en cuenta que hablo en nombre del Comité Presupuestario, he de señalar que el logro más
importante ha sido la solidez financiera de la Oficina. Esta es la piedra angular de su independencia.
Usted deja así un excelente legado a su sucesor. Como hemos oído esta misma mañana, esta solidez
financiera le ha permitido incluso financiar la evaluación de su gestión. ¡En ocasiones la solidez
financiera tiene también sus desventajas!
Podría extenderme mucho en mis recuerdos personales. Uno de mis favoritos es su presentación ante
nosotros del Plan Estratégico, micrófono en mano, en el viejo edificio. Vimos allí al Sr. Combaldieu
sujetando el micrófono como si se tratara de un cantante de rock, con un tablero de hojas móviles detrás
de él donde explicaba los puntos principales del plan estratégico. Como miembro del Consejo de
Administración y del Comité Presupuestario, tuve incluso la ocasión de verle realizar un “bis” en su
actuación, por petición popular. Lamento que la escenografía en esta ocasión no sea la más adecuada para
algo así.
Sé que podría seguir indefinidamente con los recuerdos. Pero también tenemos algo que celebrar.
Quisiera terminar deseándole una larga y feliz jubilación, ya que se la merece realmente. Sé que a partir
de ahora dedicará una parte de su tiempo a sus viñedos en St. Émilion. ¡He oído que la cosecha del año
2000 promete ser excelente!
Y así doy por finalizada mi intervención, para que podamos seguir brindando a su salud.
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Sr. Hangard - Delegación Francesa
Muchas gracias, Sr. Presidente. Rápidamente, porque nuestro tiempo está limitado, desearía dedicarle una
palabras, tanto a titulo personal como en nombre de Francia y de la Delegación francesa.
A título personal porque conozco a Jean-Claude Combaldieu, se podría decir que por desgracia para
ambos, desde hace más de quince años, es decir, cuando fue nombrado Director General del INPI, y yo le
recibí en el Ministerio de Industria, en calidad de Subdirector de Personal, en una época en la que, por
cierto, no podía imaginarme que un día yo podría sucederle en el puesto.
También tengo que reconocer que nunca me lo hubiese podido imaginar convertido en cantante de rock,
como dijo Peter Lawrence, pero en realidad, ¿por qué no? Esto es todo lo que voy a contar a título
personal, y no me voy a extender en contar las relaciones de Jean-Claude y del INPI con el Ministerio de
Industria en una época, en particular a principios de los años 90, en la que se planteaba la cuestión de
decidir si el INPI permanecería en París, o se trasladaría a Lille. Esta cuestión causó bastantes
quebraderos de cabeza a Jean-Claude durante varios años, así como al personal del INPI, como me
recuerda muy oportunamente Benjamine Vidaud.
En nombre de Francia, y muy brevemente, tengo que decir que Francia está muy orgullosa de que uno de
sus vástagos, un ciudadano francés, haya sido el primer y principal responsable de la construcción de la
OAMI, de la puesta en marcha de está entidad y, en cierto modo, del lanzamiento de un nuevo producto
comunitario con un éxito que todos hemos podido constatar. Por supuesto, no debemos olvidar que
durante su andadura contó con un equipo que el mismo escogió parcialmente o en muy amplia medida, y
sin el cual obviamente el éxito no hubiese sido el mismo. Por lo tanto, estamos muy orgullosos, puesto
que todo ello es otro ejemplo más de la participación de Francia en la construcción de la Comunidad
Europea.
En nombre de mi país y en mi propio nombre le deseo a Jean-Claude una feliz y muy activa jubilación, de
lo cual no me cabe la menor duda.
Yo, y todos los presentes, le damos la bienvenida al Sr. de Boer y le deseamos mucho éxito, y al mismo
tiempo me gustaría garantizarle el apoyo de la Delegación francesa. Gracias, Jean-Claude, feliz
jubilación.
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Señor Mota Maia - Delegación Portuguesa - Presidente del Consejo de Administración del 21.03.1994 al
20.03.2000
Muchas gracias, señor Presidente.
Señor Jean Claude-Combaldieu,
Señoras y señores,
Estimados amigos:
Es para mí un honor tener la oportunidad de dirigirme a mi querido amigo Jean-Claude Combaldieu, en
este momento tan significativo de su vida profesional.
No obstante, es indudable que lo hago con una mezcla de satisfacción y de tristeza.
Satisfacción, porque he tenido el privilegio de seguir su brillante carrera a lo largo de los años y porque
nuestras vidas profesionales se han cruzado en momentos importantes.
En efecto, inmediatamente después de su nombramiento como Presidente del INPI francés, ya tuve la
ocasión de admirar la competencia, la calidad y el elevado sentido de la diplomacia con el que JeanClaude ha defendido los intereses de Francia ante la OMPI, dentro del marco de la defensa de los
intereses generales de protección de la propiedad industrial a nivel mundial.
En reconocimiento a su capacidad, Jean-Claude ha sido llamado, en diferentes ocasiones, a presidir tanto
los órganos más importantes de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, como conferencias
diplomáticas, tareas que ha sabido desempeñar con sabiduría y competencia, contribuyendo ampliamente
al éxito de las mismas.
Su prestigio profesional y su conocida personalidad han acompañado a Jean-Claude en sus actuaciones
como representante de Francia en las reuniones del Consejo de Administración de la Organización
Europea de Patentes (OEP).
Una vez más, sus cualidades supieron ser reconocidas por sus colegas, al ser nombrado Presidente del
Consejo de Administración, principal órgano de la Organización. En esta ocasión nuestras carreras se
encontraron cuando, a propuesta de Jean-Claude Combaldieu, fui nombrado Vicepresidente del Consejo
de Administración de la OEP, gracias a lo cual tuve el privilegio de trabajar estrechamente con JeanClaude Combaldieu. Este trabajo conjunto me ha permitido aprender enormemente en materia de
organización y estructuración de la Presidencia de un Consejo de Administración.
Sin embargo, la decisión de mayor calado para su carrera fue la de presentar, en 1994, su candidatura a la
Presidencia de la Oficina de Armonización del Mercado Interior (Marcas, Dibujos y Modelos).
Afortunadamente, en aquel momento, nuestras carreras se cruzaron nuevamente.
Como Presidente del Consejo de Administración de la OAMI tuve el honor y el placer de dirigir el
procedimiento de elección y nombramiento de Jean-Claude Combaldieu como primer Presidente de la
Oficina, y de los Vicepresidentes, Alberto Casado y Alexander von Mühlendahl.
Mi mayor satisfacción, no obstante, ha sido la de haber contribuido durante 6 años, junto con Jean-Claude
Combaldieu y sus colaboradores, a la puesta en marcha y al desarrollo de la estructura jurídica,
administrativa y operativa de la Oficina, hasta convertirse en lo que hoy es.
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Considero que ha sido aquí, en la OAMI, donde la personalidad de Jean-Claude, su capacidad
organizativa y su sentido de la diplomacia han encontrado el entorno y el estímulo apropiados para su
pleno desarrollo.
El esfuerzo y entusiasmo que han puesto Jean-Claude y sus colaboradores han contribuido enormemente
a la credibilidad y a la aceptación de la Oficina por los usuarios, lo que se refleja en el aumento
espectacular del número de solicitudes de registro.
Estos son, en resumen, mis principales motivos de satisfacción en el día de hoy.
Lo que lamento, como estoy seguro que sentimos hoy todos nosotros, es naturalmente el ver a JeanClaude dejar su puesto de Presidente de la Oficina.
Todos somos conscientes de que únicamente imperativos de orden cronológico han impedido a los
miembros del Consejo de Administración proponer la renovación de su mandato hasta el término de su
duración reglamentaria, como ha sido el caso para los Vicepresidentes.
De todas formas, mi querido amigo Jean-Claude, esperamos poder seguir beneficiándonos de tu
reconocida experiencia. Nuestra amistad perdurará y tu nombre quedará unido indisolublemente al de esta
Oficina, con el mismo prestigio que los de Arpad Bogsch para la OMPI o de Van Benthem o Paul
Braendli para la OEP.
Jean-Claude Combaldieu, querido amigo, te deseo una larga vida, tranquila y llena de salud y felicidad, y
algo de actividad en el ámbito de la propiedad intelectual.
Aprovecho esta ocasión para saludar al nuevo Presidente, señor de Boer, deseándole el mayor éxito al
frente de esta Oficina. La Delegación portuguesa ofrece desde aquí todo su apoyo al nuevo Presidente, en
pro del buen funcionamiento y del prestigio de esta Oficina ante los usuarios y el público en general.
Muchas gracias.
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Sr. Gadeo - Delegación Española
A título personal, no tengo más remedio que hacer una referencia al paralelismo de nuestra trayectoria
profesional (cada uno en su nivel). Pues Vd. se jubila ahora, el 30 de septiembre, y el COSOAMI se va a
extinguir próximamente, y recuerdo que empezamos a trabajar para la Oficina desde su inicio,
prácticamente el mismo día. Creo que esta colaboración ha dado un fructífero balance, pues los
resultados son bien visibles. Naturalmente, nos sentimos, y particularmente yo, muy orgullosos de que
esta sala lleve su nombre. También, a título personal, le diré, Sr. Combaldieu, con el cariño que sabe que
le tengo, que le deseo que tenga un grato y largo recuerdo, que le dure muchos años, de su estancia en
España.
En cuanto al Sr. de Boer, le damos la bienvenida a nuestro país y le deseamos todo el éxito profesional y
personal al frente de esta institución, y también que tenga una estancia placentera en España.
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Sr. Zourek - Representante de la Comisión Europea
Tomando la palabra en nombre de aquellos que no tienen la oportunidad de dirgirse a esta distinguida
asamblea, quisiera transmitirles en esta ocasión el agradecimiento de la Comisión y, en particular de los
Comisarios Bolkenstein y Monti.
Estoy seguro de que Vds. volverán, de un modo u otro, sobre este asunto. También quiero transmitirles el
reconocimiento y aprecio de John Mogg quien, a pesar de su firme intención de participar en esta reunión,
no ha podido hacerlo debido a sus compromisos con el Parlamento y el Consejo. Pero quisiera además
expresar la gratitud de la Comisión hacia los Estados miembros por haber elegido a Jean-Claude como
primer Presidente de esta institución. Es una ventaja indiscutible contar como interlocutor en ese puesto
con alguien que constituye una verdadera reencarnación del Renacimiento, ya que se hace cargo de todos
los problemas posibles a un tiempo, y también de resolverlos, podemos estar seguros. Una de las
características más admirables de su personalidad es la de haberse planteado su trabajo como una misión,
tanto hacia el interior de esta institución como hacia el mundo exterior. Es realmente extraordinario que
con una organización que crecía tan rápidamente y de forma tan poco predecible (nadie pensó al principio
que su plantilla alcanzaría las proporciones actuales tras su primer o segundo mandato como Presidente),
haya sido capaz de transmitir este “esprit de coeur” al organismo en su conjunto. Creo, por lo tanto, que le
debemos nuestro más profundo agradecimiento.
Como he dicho antes, el Presidente tiene también una misión de cara al mundo exterior y es preciso
diferenciar dos ámbitos distintos en este contexto. Por una parte, el resto de las instituciones comunitarias
y, por otra, el mundo en general. Permítanme decir que le considero un verdadero misionero de la
propiedad industrial, de las marcas y de esta Oficina en particular. Tal y como ha señalado
Peter Lawrence, ha conseguido además producir un gran impacto entre el público como consecuencia de
su incansable esfuerzo por que esta Marca sea conocida en todo el mundo. Y éste es otro de sus puntos
fuertes, el que conoce perfectamente el terreno en el que se mueve. Me impresionó en este sentido un
comentario del presidente de una importante comisión del Parlamento. Una vez finalizado el turno de
preguntas a Jean-Claude sobre el presupuesto, dijo: “No sé mucho más sobre el presupuesto de Alicante,
pero ahora sé al menos el papel que debería jugar el Parlamento”.
He ahí un ejemplo del modo en que ha cumplido usted con su misión como Embajador de esta Oficina y
es algo que todos apreciamos profundamente. Además, tuvo como interlocutores a diversos
representantes de la Comisión, esto es algo que también figuraba en su lista de objetivos. Sigo pensando
que fue una feliz coincidencia y que fue beneficioso para ambas partes el hecho de que usted se decidiera
a hacer las cosas correctamente desde el principio y a presionar para que se llevaran a cabo sin demora.
Creo además que su impaciencia fue el punto positivo más importante para todos aquellos que trabajamos
juntos para crear esta Oficina.
Por lo tanto, quiero darle las gracias en nombre de la Comisión, de todos los colaboradores que han
trabajado con usted y de todos aquellos a los que ha dirigido. Es posible que el nuevo Presidente que
asume la dirección de la Oficina suponga un cambio cultural para todos nosotros. Si observo los
Curricula, observo una diferencia destacable que, sin embargo, no sé bien cómo interpretar: si bien ambos
cuentan con una dilatada experiencia profesional y una profunda preparación académica, Jean-Claude es
mencionado seis veces como oficial y gran oficial y usted, Sr. de Boer, figura como Presidente del Club
de Cricket. Puede que ello signifique un cambio cultural y estoy deseando verlo.
Nunca me arrepentiré de las discusiones que he mantenido con Jean-Claude. Espero que disfrute de su
jubilación durante muchos años. Muchas gracias.
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Sr. Machado - Representante de la OMPI
Los caprichos del calendario han querido que sea yo quien tenga el privilegio de dirigirse al Presidente
Jean-Claude Combaldieu en nombre de la OMPI, de su Director General y de todos los amigos con los
que cuenta el Sr. Combaldieu en la OMPI (en particular François Curchod, quien lamenta profundamente
no haber podido acudir a esta reunión) para expresarle nuestro agradecimiento y nuestros mejores
augurios en esta última sesión del Consejo de Administración de la OAMI en la que él participa como
Presidente de la Oficina. Asimismo queremos felicitar al Sr. Wubbo de Boer y desearle lo mejor con
ocasión de su nombramiento como Presidente de la Oficina.
El formidable reto al que hizo frente Jean-Claude Combaldieu hace seis años y el extraordinario éxito que
ha conseguido coronan una carrera prestigiosa al servicio de la propiedad industrial (carrera de la que yo
mismo he tenido la fortuna de ser testigo a lo largo de los últimos veinte años). Su contribución al
objetivo que persigue la OMPI, es decir, la promoción de la protección de la propiedad intelectual e
industrial en Francia, en Europa y en todo el mundo es considerable, no solamente como Director General
del INPI y Presidente de la OAMI, sino también como Presidente del Consejo de la OEP, como
Presidente de la Asamblea General de la OMPI o como Presidente de la Asamblea de la Unión de París
(por no mencionar otras muchas tan importantes como éstas). Sus intervenciones en las asambleas de la
OMPI, que a menudo han inspirado difíciles compromisos, se han caracterizado siempre por la claridad,
la franqueza y el realismo, cualidades que distinguen a los espíritus libres (si no rebeldes, como él mismo
afirma).
De las diversas contribuciones realizadas por Jean-Claude Combaldieu a las grandes conquistas de la
OMPI a lo largo de los últimos veinte años quisiera recordar una que me emociona especialmente: la
presidencia de la comisión principal de la Conferencia Diplomática que, en junio de 1989, en Madrid (¡ya
en España!) adoptó el Protocolo concerniente al Arreglo de Madrid. Allí, su compromiso con la reforma
del sistema de Madrid refleja la perspicacia que le hizo ver, mucho antes que los demás, la necesidad de
establecer una pasarela entre el sistema de registro internacional y la marca comunitaria aún en proceso
de creación en aquel momento. Desde entonces, no ha dejado de defender la adhesión de la Comunidad
Europea al Protocolo de Madrid. Se lo agradecemos y estamos seguros de poder seguir contando con su
apoyo para que esta adhesión se convierta en realidad.
No decimos adiós al Presidente Combaldieu, sino hasta la vista. Hasta pronto, porque estamos seguros de
poder seguir contando con su contribución para la consecución de los objetivos comunes que
perseguimos.
Quisiera además felicitar al Sr. de Boer por su nombramiento como Presidente de la OAMI y transmitirle
los mejores deseos de la OMPI y de su Director General. Independientemente de la situación inmejorable
de la institución que él hereda, hay que destacar que sus perspectivas de desarrollo a las puertas del siglo
XXI son inmensas. La globalización de los mercados, el desarrollo del comercio electrónico, la adhesión
(me atrevo a confiar en ello) de la Comunidad al Protocolo de Madrid, la adopción del Reglamento sobre
los dibujos y modelos comunitarios, la adhesión de la Comunidad al Acta de Ginebra del Arreglo de la
Haya y la evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación son algunos de los retos a
los que deberá hacer frente. Sepa, señor Presidente, que puede usted contar con la colaboración de la
OMPI y que su Director General tendrá mucho gusto en expresarle personalmente sus deseos de éxito tan
pronto como nos conceda el honor de visitarnos en Ginebra.
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Sr. de Boer - Presidente de la OAMI a partir del 1.10.2000
Señoras y señores,
Les agradezco que me permitan pronunciar unas palabras antes de Jean-Claude, porque de ese modo
podré dirigirme a usted al final de la alocución. Pero en primer lugar quisiera agradecerles a todos ustedes
que me permitan asistir a esta reunión, y digo bien, asistir, ya que, en mi caso, ésa me parece una
expresión más adecuada que la de participante para describir mi papel durante estas 24 horas. Y debo
decir que lo he disfrutado. Me ha proporcionado una clara idea del ambiente distendido que reina en estos
organismos y es mi deseo continuar en esa misma línea. También quisiera agradecer las amables palabras
de bienvenida y ánimo que me han dirigido las diversas delegaciones y espero ser capaz de cumplir las
expectativas que traslucen esas palabras.
Mi familia y yo llegamos aquí el pasado domingo por la noche, por lo que ya vivo en Alicante, aunque
me resulte extraño decirlo así. Sin embargo, no he empezado a trabajar aún, ya que tomaré posesión de mi
cargo el próximo 1 de octubre. De este modo tendré un poco de tiempo para acostumbrarme a Alicante,
aunque también he de reconocer que me siento cada vez con más ganas de empezar a hacer cosas y a
hablar con la gente. Es con ese espíritu con el que asisto a esta reunión y será ése también el espíritu que
me guíe en todos aquellos lugares a los que deba asistir para representar los intereses de la Oficina. Estoy
deseando trabajar con las personas que iniciaron este proyecto y que aún siguen aquí, especialmente
aquellos que se sientan a la derecha de la mesa. Quiero agradecerles a todos que me hayan recibido con
tanta amabilidad y que se hayan mostrado dispuestos a ayudarme. También agradezco que Alexander von
Mühlendahl, Alberto Casado, y William Copine sigan aquí para continuar con su magnífico trabajo y sólo
imagino mi labor participando como uno más en ese equipo e intentando dar un nuevo impulso a nuestro
trabajo.
También estoy deseando trabajar con todas las personas procedentes de diversos países de la Unión
Europea que desempeñan aquí su labor. Tendré ocasión de reunirme con ellas la próxima semana. Me
hago cargo de una Oficina con un notable prestigio, una Oficina con una característica especialmente
querida para mí y que espero ser capaz de mantener: el hecho de que trabajamos en interés del usuario, de
la economía y del mundo exterior. En mi opinión ése es el espíritu que impulsaron los que crearon esta
Oficina y creo además que es el modo adecuado de aproximarse a una institución pública.
En cuanto a usted, Jean-Claude, le agradezco profundamente que, durante los últimos 3 o 4 meses, me
haya informado sobre la manera de dirigir una organización internacional. Recuerdo muy bien que un
atardecer en su precioso jardín, teniendo ante nosotros el organigrama de la Oficina, usted se tomó su
tiempo, sin prisa alguna, para hablarme de las personas, de la organización y de las razones por las que las
cosas están sucediendo de un modo y no de otro. Y es indudable que esa información ha sido de gran
ayuda para mí. Ahora debo encontrar mi propio camino pero confío en poder contar con su consejo
siempre que lo busque y también en caso de que no lo busque.
Le deseo una agradable jubilación.
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Sr. Combaldieu - Presidente de la OAMI desde el 1.09.1994
Este es un momento extremadamente emotivo para mí, pues ha llegado el fin de mi mandato como
Presidente de la OAMI. No es el fin de mi trayectoria profesional ya que pienso seguir trabajando, pero sí
se trata de una etapa importante de mi carrera consagrada principalmente a la propiedad industrial.
Me voy, como se ha dicho, sencillamente porque la fecha de nacimiento que figura en mi carnet de
identidad me obliga a ello. Debo reconocer que me habría quedado con mucho gusto. No he preparado un
discurso porque prefiero hablar con el corazón. Es una forma más sencilla de dirigirme a todos ustedes,
quizá menos estructurada pero, sin duda, más cordial.
En primer lugar, quisiera expresar mi agradecimiento a numerosas personas y justificarme ante otras.
Quisiera expresar mi agradecimiento al Consejo de Administración y al Comité Presupuestario. Durante
años, he trabajado con ambos en un clima amistoso, no exento de discrepancias sobre determinados
asuntos; se han producido conflictos, no siempre abiertos, pero lo cierto es que hemos trabajado en todo
momento con un espíritu sumamente constructivo. Asimismo, quisiera dar las gracias al Consejo de
Administración por la decisión que acaba de tomar de imponer mi nombre a esta sala, lo que supone para
mí un gran honor. También le estoy agradecido por invitarme a asistir a algunos acontecimientos futuros
en los que estaré encantado de volver a verles. Se da la circunstancia de que el próximo día 10 de octubre
tendrá lugar, en Munich, una ceremonia en memoria del Sr. Haertel, a la que pienso asistir. Por lo tanto,
volveré a encontrarme con algunos de los aquí presentes con motivo de ese acto. Así pues, quisiera
reiterar mi gratitud al Consejo de Administración y al Comité Presupuestario.
Deseo dedicar algunas palabras a la Comisión. Queridísimos amigos, soy muy consciente de que no
siempre he sido del todo amable con ustedes. Quisiera decirles que la Comisión merece todo mi respeto.
No es un problema de incompatibilidad entre personas. He defendido determinadas posturas únicamente
con objeto de salvaguardar la independencia de esta Oficina. Tampoco se trata de una cuestión de poder o
de protagonismo entre organismos. La verdad es que siempre he considerado, como es sabido, que la
independencia de esta Oficina es una condición sine qua non para su buen funcionamiento. Por
consiguiente, me he visto obligado a luchar contra algunas iniciativas de la Comisión que, en mi opinión,
obraban o podían obrar en detrimento de dicha independencia. Se ha dicho que tengo un espíritu rebelde y
es cierto. Actué convencido de que lo hacía por el bien de este organismo y por ningún otro motivo. Debo
decir, como ya lo hice por escrito en la publicación OAMI-News, que en la función pública comunitaria
he conocido personas sumamente simpáticas, agradables, competentes y preocupadas por el interés
general. Pero también estoy convencido de que en las Instituciones existe cierta dinámica, cierta lógica
institucional que no constituye la suma de las diferentes formas de pensar. Repito que a veces he luchado
contra determinados proyectos porque estaba seguro de que no era el camino apropiado para la OAMI. Es
más, mañana encontrarán una vez más entre los documentos internos de la Oficina una nota en la que
critico con dureza una nueva propuesta de la Comisión. Así son las cosas, hay que reconocerlo, pero yo
seguiré luchando hasta la medianoche del 30 de septiembre, y después mi amigo Wubbo deberá tomar el
relevo a partir del 1 de octubre. Quisiera pedir a los Señores delegados de la Comisión que transmitan mis
mejores deseos al Sr. John Mogg, que no ha podido asistir a esta reunión. La semana pasada estuve en
Bruselas, especialmente para despedirme de la Comisión. Me reuní con el Comisario Bolkestein y
también con el Sr. John Mogg. Esta visita a Bruselas me produjo gran satisfacción, considerando que no
sólo era mi deber sino también un gran placer.
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Quisiera expresar, asimismo, mi reconocimiento al Estado español, cuya acogida ha sido magnífica. No
se puede olvidar el inmejorable trato que nos ha dispensado. La OAMI es la única agencia cuyos locales
han sido puestos a disposición por el país de acogida. No conozco casos similares. El Estado español ha
facilitado en gran medida nuestra labor en lo material, con un trato amistoso y considerado. No debemos
pasar por alto la visita a la OAMI de Sus Majestades el Rey y la Reina de España. Fue un honor para mí y
para todos mis colaboradores. Asimismo, el Presidente Aznar nos visitó en dos ocasiones, con motivo del
comienzo de las obras del nuevo edificio y, posteriormente, para la inauguración del mismo. Así pues,
considero que el Gobierno español nos ha aportado toda la ayuda material y moral que podía esperarse, lo
cual me obliga a expresarle mi más sincero agradecimiento por todo lo que ha hecho por nosotros.
Evidentemente, deseo dar las gracias a todos mis colaboradores y a todos los miembros del personal. No
me olvidaré de ellos. En caso de que se elabore un acta de esta reunión, quisiera que quedara constancia
clara de ello. En primer lugar, quisiera hacer mención de mis colaboradores más allegados, los dos
Vicepresidentes, así como de los Directores de Departamento, los Jefes de División, y todo el mundo,
incluidos los choferes, los ujieres y los guardias de seguridad. Todos han contribuido, a su manera, desde
sus respectivos puestos, al éxito de esta Oficina. Les expreso mi más sincera gratitud.
Asimismo, quisiera pronunciar unas palabras de agradecimiento hacia nuestros clientes ya que estamos
aquí, no como decía hace poco el Sr. Hangard para satisfacer al personal -que, sin duda, debe estar
satisfecho y contento-, sino esencialmente para servir a los usuarios. Estamos aquí para que se realice el
mercado único, para que las empresas encuentren aquí en Alicante la mejor forma de proteger sus marcas
y para servir a nuestros clientes. Además, con motivo de este último discurso, quisiera enviar un saludo a
nuestros clientes, quienes han confiado y siguen confiando en nosotros. Espero que así lo confirme la
evaluación que se llevará a cabo a este respecto.
Wubbo, le deseo mucha suerte y éxito en su futura misión. Se ha hecho mucho, pero aún queda mucho
por hacer. Creo, asimismo, que, en términos cuantitativos, lo que queda por hacer es superior a lo ya
realizado, lo que no deja de ser una situación afortunada, puesto que de lo contrario carecería de interés
para mi sucesor en el cargo. Los problemas son consustanciales al trabajo.
Así pues, Wubbo, confío en que será feliz aquí como Presidente de esta Oficina. Creo que le dejo una
Oficina que funciona bien, así como unos colaboradores simpáticos y dispuestos a colaborar. De vez en
cuando, con motivo de diferentes actos, espero tener la oportunidad de volver a verle y comprobar que las
cosas avanzan, contribuyendo así al éxito no sólo de esta agencia sino también de la Unión Europea.
Creo en una Europa de los ciudadanos y en nuestra obligación de servir a los ciudadanos de Europa. Es
nuestra razón de ser y nuestro deber. Muchísimas gracias.
13/13
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