Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e n 3 4 - N ú m e r o 4 - 2 01 4 Receptor tirosinakinasa Nefrina CD2AP Factores de crecimiento PIP2 PIP3 PI3K PDK1 p -Thr308 p -Ser473 Akt Fármacos inhibidores de mTOR Fármacos inhibidores de mTOR mTOR2-Rictor Reorganización citoesqueleto Rac1 Translocación GLUT-4 TSC1-TSC2 m-TOR1-Raptor GSK3 FOXO Glucogenogénesis Degradación lípidos Síntesis Factores proteica pro-apoptóticos Síntesis proteica Estimulación Estimulación Inhibición ciclo celular Mantenimiento ciclo celular Ciclo celular y apoptosis Bloqueo/inhibición Bloqueo/inhibición Canaud et al. Nad Med 2013 Canaud et al. Nad Med 2013 Metabolismo Específico de podocito Específico de podocitos INHIBICIÓN DE mTOR Y PROTEÍNAS Akt FUENTES OCULTAS DE FÓSFORO TRATAMIENTO DE LA HIPONATREMIA DEL SÍNDROME DE SECRECIÓN INADECUADA DE ADH ANTICUERPOS CONTRA EL RECEPTOR M DE LA FOSFOLIPASA A2 EN LA GN MEMBRANOSA TRATADA CON TACROLIMUS Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nef ología Versión íntegra inglés y español en www.revistanefrologia.com Revista Nefrología Director: Mariano Rodríguez Portillo Editor jefe de Nefrología digital: Roberto Alcázar Arroyo Subdirectores: Andrés Purroy Unanua, Ángel Luis Martín de Francisco, Fernando García López, Víctor Lorenzo Sellares, Vicente Barrio Lucia Directores honorarios: Luis Hernando Avendaño, David Kerr, Rafael Matesanz Acedos, Carlos Quereda Rodríguez-Navarro COMITÉ DE REDACCIÓN (Editores de Área Temática) Nefrología experimental A. Ortiz* J. Egido de los Ríos S. Lamas J.M. López Novoa D. Rodríguez Puyol J.M. Cruzado Nefrología clínica M. Praga* J. Ara J. Ballarín G. Fernández Juárez F. Rivera A. Segarra Nefropatía diabética F. de Álvaro* J.L. Górriz A. Martínez Castelao J.F. Navarro J.A. Sánchez Tornero R. Romero Nefropatías hereditarias R. Torra* J.C. Rodríguez Pérez E. Coto V. García Nieto Enfermedad renal crónica A.L. Martín de Francisco* A. Otero E. González Parra I. Martínez J. Portolés Pérez IRC-metabolismo Ca/P E. Fernández* J. Cannata Andía R. Pérez García M. Rodríguez J.V. Torregrosa Hipertensión arterial R. Marín* L. Orte R. Santamaría A. Rodríguez Jornet Nefropatía y riesgo vascular J. Díez* A. Cases J. Luño Calidad en Nefrología M.D. Arenas E. Parra Moncasi P. Rebollo F. Ortega Fracaso renal agudo F. Liaño* F.J. Gainza J. Lavilla E. Poch Diálisis peritoneal R. Selgas* M. Pérez Fontán C. Remón M.E. Rivera Gorrin G. del Peso Hemodiálisis A. Martín Malo* P. Aljama F. Maduell J.A. Herrero J.M. López Gómez J.L. Teruel Trasplante renal J. Pascual* M. Arias J.M. Campistol J.M. Grinyó M.A. Gentil A. Torres Nefrología pediátrica N. Gallego A.M. Sánchez Moreno R. Vilalta Nefropatología J. Blanco* I.M. García E. Vázquez Martul A. Barat Cascante Nefrología Basada en la Evidencia Vicente Barrio* (Director de Suplementos), Fernando García López (Asesor de Metodología). Editores: María Auxiliadora Bajo, José Conde, Joan M. Díaz, Mar Espino, Domingo Hernández, Ana Fernández, Milagros Fernández, Fabián Ortiz, Ana Tato. Formación Continuada (revista NefroPlus) Andrés Purroy*, R. Marín, J.M. Tabernero, F. Rivera, A. Martín Malo. * Coordinadores de área temática. COMITÉ EDITORIAL A. Alonso J. Arrieta F.J. Borrego D. del Castillo P. Gallar M.A. Frutos A. Mazuecos A. Oliet L. Pallardo J.J. Plaza J. Teixidó J. Alsina J. Bustamente P. García Cosmes M.T. González L. Jiménez del Cerro J. Lloveras B. Miranda J. Olivares A. Serra F.A. Valdés F. Anaya A. Barrientos P. Errasti F. García Martín M. González Molina B. Maceira J. Mora A. Pérez García L. Sánchez Sicilia J. Aranzábal G. Barril F. Caravaca C. de Felipe S. García de Vinuesa A. Gonzalo R. Lauzurica J.F. Macías E. Martín Escobar J.M. Morales R. Peces J.M. Tabernero G. de Arriba C. Bernis E. Fernández Giráldez F.J. Gómez Campderá P. Gómez Fernández E. Huarte R. Marcén J. Montenegro A. Palma L. Piera A. Tejedor COMITÉ EDITORIAL INTERNACIONAL E. Burdmann (Brasil) B. Canaud (Francia) J. Chapman (Australia) R. Coppo (Italia) R. Correa-Rotter (México) F. Cosío (EE. UU.) G. Eknoyan (EE. UU.) A. Felsenfeld (EE. UU.) J.M. Fernández Cean (Uruguay) J. Frazao (Portugal) M. Ketteler (Alemania) Levin, Adeera (Canadá) Li, Philip K.T. (Hong Kong, China) L. Macdougall (Gran Bretaña) P. Massari (Argentina) SUSCRIPCIONES, PUBLICIDAD, EDICIÓN Distribuido por: EUROMEDICE, Ediciones Médicas, S.L. JUNTA DIRECTIVA (SOCIEDAD ESPAÑOLA DE NEFROLOGÍA) Director Grupo Editorial Nefrología: Dr. D. Mariano Rodríguez Portillo Vicepresidenta: Dra. D.ª Isabel Martínez Secretario: Dr. D. José Luis Górriz Coordinador del Registro de Diálisis y Trasplante: Dr. D. Ramón Saracho • Depósito legal: B. 6601-2009 • ISSN: 0211-6995 • Publicación autorizada como soporte válido Tesorera: Dra. D.ª María Dolores del Pino Coordinadores de Docencia e Investigación: © Sociedad Española de Nefrología 2014. Reservados todos los derechos mundiales. No puede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperación o transmitirse en forma alguna por medio de cualquier procedimiento, sea éste mecánico, electrónico, de fotocopia, grabación o cualquier otro, sin el previo permiso escrito del editor. Vocales: Dra. D.ª Gema Fernández Fresnedo Dra. D.ª Elvira Fernández Giráldez Dr. D. Julio Pascual Dr. D. José María Portolés Dr. D. Juan Francisco Navarro © Copyright 2014. Grupo Editorial Nefrología. Reservados todos los derechos Rambla del Celler 117-119, 08190 Sant Cugat del Vallès. Barcelona Tel. 93 589 62 64 - Fax. 93 589 50 77 A. Wiecek (Polonia) C. Zoccali (Italia) Presidente: Dr. D. Alberto Martínez Castelao Información y suscripciones: Secretaría de la S.E.N. 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D.ª Rosa Sánchez Hernández Direcciones de interés: www.revistanefrologia.com [email protected] Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO http://www.revistanefrologia.com Vo l u m e n 3 4 - N ú m e r o 4 - 2 01 4 NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE UN ARTÍCULO EN NEFROLOGÍA RULES OF PUBLICATION IN NEFROLOGIA Nefrología es la publicación oficial de la Sociedad Española de Nefrología y está referenciada en la Web of Knowledge del Institute for Scientific Information (ISIWOK). Está incluida en las bases de datos bibliográficas, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS y SCIELO. Los sumarios se reproducen en Current Contents-Clinical Practice, Current Advances in Biological Sciences y en otras publicaciones del ISI. Desde la propia Web de Nefrología puede accederse a los textos íntegros, incluida la versión inglesa de los números ordinarios; también los textos íntegros originales están incluidos en SciELO (scielo.isciii.es/scielo.php). En Excerpta Medica y en PubMed se encuentran los resúmenes en inglés. Nefrología publica artículos de investigación básica o clínica relacionados con nefrología, hipertensión arterial, diálisis y trasplante renal. Se rige por el sistema de revisión por pares, y todos los trabajos originales se someten a evaluación interna y a revisiones externas. Nefrología suscribe las normas de publicación del International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). Nefrología is the official publication from the Spanish Society of Nephrology (SEN) and is a cited reference in the Institute for Scientific Information Web of Knowledge (ISI-WOK). It is included in the bibliographic databases MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS and SCIELO. The articles’ tables of contents are reproduced in Current Contents-Clinical Practice, Current Advances in Biological Sciences and other ISI publications. Full versions of the texts, (including English versions of regular issues) can be accessed from the Nefrología Web site. Some full versions are also included in SciELO (scielo.isciii.es/scielo.php). The abstracts in English are found in Excerpta Medica and PubMed. Nefrología publishes basic or clinical research papers associated with nephrology, arterial hypertension, dialysis and kidney transplantation. All articles undergo a peer revision process, and all original texts are both assessed internally and proof-read externally. Nefrología endorses the publication rules used by the International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). El idioma de la Revista es el español, y se admiten artículos en inglés de autores que no son de habla hispana. Todos los contenidos de los números regulares disponen también de su versión a texto completo en inglés, de acceso libre en la Web de la Revista, al igual que la versión original. Nefrología publica al año 6 números regulares, cada dos meses, y dispone de una edición de Formación Continuada (NefroPlus) y de una serie de suplementos y números extraordinarios sobre temas de actualidad, incluyendo los números de Nefrología basada en la Evidencia. The Journal’s main language of publication is Spanish, and articles written in English by non-Hispanic authors are accepted. All contents of the regular issues are also available in English, and are easily accessible on the Journal’s Web site, along with the original version. Nefrología publishes six issues per year (one every two months). There is also a Continuing Education edition (NEFROPLUS) and a series of special editions about topical subjects, such as Evidence-Based Nephrology issues. Nefrología se encuadra en el Grupo Editorial Nefrología, órgano de la Sociedad Española de Nefrología que coordina la producción de ediciones impresas o en formato digital para transmisión de pensamiento científico nefrológico y formación continuada en Nefrología. Nefrología belongs to the Grupo Editorial Nefrología publisher, which is a S.E.N . member that manages printed and digital issues to publish scientific opinions regarding nephrology and continuing education in this area. Todos los contenidos y material complementario publicados en Nefrología, NefroPlus y otras ediciones de Nefrología o del Grupo Editorial Nefrología, se incluyen en el sitio Web de Nefrología (http://www.revistanefrologia. com/normas.php) de acceso libre y gratuito, en el que se especifican el procedimiento de envío y las normas completas requeridas para la publicación de un artículo en la Revista. All of the contents and additional material published in Nefrología, Nefroplus and other editions from Nefrología or Grupo Editorial Nefrología are included on the Nefrología Web site (http://www.revistanefrologia. com/normas.php) (free access). Information regarding the method for sending papers and the complete rules of publication in the journal can be easily accessed from the site. ¡Visítanos en Internet! Inclui da en ISI-W OK, M EDLI NE, EM BASE , IME, Vo l u m e n Entra en la Web y descubre las posibilidades de esta herramienta. Búsqueda instantánea de la colección completa de NEFROLOGÍA desde 1981 hasta la actualidad. Tra Ta 3 4 - N ú m e r o 1 - IBEC S, SC IELO 2 01 4 mi EN TO d E la di ab ET ES Ti pO 2 ic O d EN El ElO p aci S NiV ENTE a S El El ES c ON Séric Tra Sp SiS pE ENf Er OS d la NTE ri TO m Ed El r Ec NEal ad r r ENal m icr EpTO EN ENal Oh Em r SO ESpa cr Ó a Turi lubl ña Nica E dE a p Er la ur SiSTEN Oqu TE c i Na ON pr Sa OTEiN uria NEga TiVa Va l O r diag c iNac alc d iÁli NÓST ET Tr Órga Ve rs no O fi cial d ió n ín e la S te g ra ocied in g lé ad E sye spañ sp a ñ ol en ola d www e Ne .r e v is f olo ta n e gía fr o lo g ia .c om http: // www.revistanefrologia.com sumario Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e n 3 4 - N ú m e r o 4 - 2 01 4 Nefrina CD2AP Receptor tirosinakinasa Factores de crecimiento PIP2 PI3K Vo l u m e n 3 4 - N ú m e r o 4 - 2 014 PIP3 PDK1 p -Ser473 Akt Fármacos inhibidores de mTOR Fármacos inhibidores de mTOR mTOR2-Rictor p -Thr308 Reorganización citoesqueleto Rac1 Translocación GLUT-4 TSC1-TSC2 m-TOR1-Raptor GSK3 FOXO Glucogenogénesis Degradación lípidos Factores Síntesis proteica pro-apoptóticos Síntesis proteica Estimulación Estimulación Inhibición ciclo celular Mantenimiento ciclo celular Ciclo celular y apoptosis Bloqueo/inhibición Bloqueo/inhibición Canaud et al. Nad Med 2013 Canaud et al. Nad Med 2013 Metabolismo Específico de podocito Específico de podocito INHIBICIÓN DE mTOR Y PROTEINAS AKT COMENTARIO EDITORIAL FUENTES OCULTAS DE FÓSFORO TRATAMIENTO DE LA HIPONATREMIA DEL SÍNDROME DE SECRECIÓN INADECUADA DE ADH ANTICUERPOS CONTRA EL RECEPTOR M DE LA FOSFOLIPASA A2 EN LA GN MEMBRANOSA TRATADA CON TACROLIMUS 425 • Inhibición de mTOR, proteínas Akt y enfermedad renal crónica Eva Márquez, Julio Pascual REVISIÓN CORTA 428 • Función renal, fib osis sistémica nefrogénica y otras reacciones adversas asociadas a los medios de contraste basados en el gadolinio Ana Canga, Maria Kislikova, María Martínez-Gálvez, Mercedes Arias, Patricia Fraga-Rivas, Cecilio Poyatos, Ángel L.M. de Francisco Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nef ología Versión íntegra inglés y español en www.revistanefrologia.com IMAGEN DE PORTADA Ver en página 426 de este número, Nefrologia 2014;34(4):425-7. Visión esquemática y simplificada de las vías de acción de Akt. ARTÍCULO ESPECIAL 439 • Tratamiento de la hiponatremia secundaria al síndrome de secreción inadecuada de la hormona antidiurética: algoritmo multidisciplinar Isabelle Runkle, Carles Villabona, Andrés Navarro, Antonio Pose, Francesc Formiga, Alberto Tejedor, Esteban Poch ORIGINALES 451 • Factores predictivos de daño renal en la infección febril del tracto urinario. Utilidad de la procalcitonina Elena Lucas-Sáez, Susana Ferrando-Monleón, Juan Marín-Serra, Ricardo Bou-Monterde, Jaime Fons-Moreno, Amelia Peris-Vidal, Aurelio Hervás-Andrés 458 • Análisis de costes y perfil sociocultural del enfermo enal. Impacto de la modalidad de tratamiento Víctor Lorenzo-Sellares, M. Inmaculada Pedrosa, Balbina Santana-Expósito, Zoraida García-González, Mónica Barroso-Montesinos 469 • ¿Qué intervenciones terapéuticas durante el estadio prediálisis de la enfermedad renal crónica se asocian a una mejor supervivencia en diálisis? Francisco Caravaca, Raúl Alvarado, Guadalupe García-Pino, Rocío Martínez-Gallardo, Enrique Luna 477 • Sueroterapia y riesgo de hiponatremia iatrogénica en niños hospitalizados con gastroenteritis aguda: estudio prospectivo Marciano Sánchez-Bayle, Raquel Martín-Martín, Julia Cano-Fernández, Enrique Villalobos-Pinto 483 • Soy protein and genistein improves renal antioxidant status in experimental nephrotic syndrome Mohammad H. Javanbakht, Reza Sadria, Mahmoud Djalali, Hoda Derakhshanian, Payam Hosseinzadeh, Mahnaz Zarei, Gholamreza Azizi, Reza Sedaghat, Abbas Mirshafie 491 • Evolución del título de anticuerpos contra el receptor tipo M de la fosfolipasa A2 y respuesta clínica en pacientes con nefropatía membranosa idiopática tratados con tacrolimus Alfons Segarra-Medrano, Elías Jatem-Escalante, Clara Carnicer-Cáceres, Irene Agraz-Pamplona, M. Teresa Salcedo, Naiara Valtierra, Elena Ostos-Roldán, Karla V. Arredondo, Juliana Jaramillo ORIGINAL BREVE 498 • Sumario_03.indd 1 Fuentes ocultas de fósforo: presencia de aditivos con contenido en fósforo en los alimentos procesados Luis M. Lou-Arnal, Laura Arnaudas-Casanova, Alberto Caverni-Muñoz, Antonio Vercet-Tormo, Rocío Caramelo-Gutiérrez, Paula Munguía-Navarro, Belén Campos-Gutiérrez, Mercedes García-Mena, Belén Moragrera, Rosario Moreno-López, Sara Bielsa-Gracia, Marta Cuberes-Izquierdo, Grupo de Investigación ERC Aragón 09/07/14 12:31 sumario Incluida en ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e n 3 4 - N ú m e r o 4 - 2 014 REVISIÓN 507 • Definiendo el sínd ome de desgaste proteico energético en la enfermedad renal crónica: prevalencia e implicaciones clínicas Carolina Gracia-Iguacel, Emilio González-Parra, Guillermina Barril-Cuadrado, Rosa Sánchez, Jesús Egido, Alberto Ortiz-Arduán, Juan J. Carrero CASO CLÍNICO 520 • Reacciones de hipersensibilidad a membranas sintéticas de hemodiálisis Rafael J. Sánchez-Villanueva, Elena González, Santiago Quirce, Raquel Díaz, Laura Álvarez, David Menéndez, Lucía Rodríguez-Gayo, M. Auxiliadora Bajo, Rafael Selgas CARTAS AL DIRECTOR A) Comentarios a artículos publicados 526 • Comment on “Kaposi´s sarcoma in the early post-transplant period in a kidney transplant recipient” Francisco Coronel, Manuel Macía 526 • Aumento de incidencia de colitis isquémica en hemodiálisis Borja Quiroga B) Comunicaciones breves de investigación o experiencias clínicas 528 • Hemodiálisis domiciliaria: un derecho y un deber Alejandro Pérez-Alba, J. Ramón Pons-Prades, Esther Tamarit-Antequera, Juan J. Sánchez-Canel, Vicente Cerrillo-García, Elena Renau-Ortells, Laura Salvetti, M. Ángeles Fenollosa-Segarra 530 • Influencia de las soluciones glucosadas en el desar ollo de hiperglucemia en diálisis peritoneal. Comportamiento de la hemoglobina glucosilada y el perfil lipídic Margarita Delgado-Córdova, Francisco Coronel, Fernando Hadah, Secundino Cigarrán, J. Antonio Herrero-Calvo 531 • Resultados a 5 años de trasplante renal de donante vivo sin inhibidores de calcineurina Gustavo Martínez-Mier, Sandro F. Ávila-Pardo, Marco T. Méndez-López, Luis F. Budar-Fernández, Benjamín Franco-Ahumada, Felipe González-Velázquez C) Casos clínicos breves 534 • Infección por virus de la hepatitis C, interferón α y lupus, una curiosa asociación Pilar Auñón-Rubio, Eduardo Hernández-Martínez, Ángel Sevillano-Prieto, Enrique Morales-Ruiz 536 • Neurotoxicidad por baclofeno en paciente con insuficiencia enal crónica terminal Pablo Justo-Ávila, Luciemne Fernández-Antuña, M. Teresa Compte-Jove, Cristina Gállego-Gil 538 • Achromobacter xylosoxidans en dos pacientes en hemodiálisis M. Eugenia Palacios-Gómez, Adoración Martín-Gómez, Sergio García-Marcos 539 • Aciduria metilmalónica con homocistinuria. Una causa muy poco frecuente de fallo renal en el período neonatal Orlando Mesa-Medina, Mónica Ruiz-Pons, Víctor García-Nieto, José León-González, Santiago López-Mendoza, Carlos Solís-Reyes 540 • An uncommon cause of linfadenopathy in a kidney transplant patient: Cat-scratch disease Cláudia Bento, La Salete Martins, André Coelho, Manuela Almeida, Sofia Ped oso, Leonídeo Dias, Ramon Vizcaíno, António Castro-Henriques, António Cabrita 542 • Hipocalcemia e hiperparatiroidismo extremos tras denosumab. ¿Es seguro este fármaco en la enfermedad renal crónica? Ana E. Sirvent, Ricardo Enríquez, María Sánchez, César González, Isabel Millán, Francisco Amorós Sumario_03.indd 2 09/07/14 12:31 contents Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO V o l u m e 3 4 - N u m b e r 4 - 2 0 1 4 CD2AP 4 - 2 014 Nephrin Vo l u m e 3 4 - N u m b e r Tyrosine kinase receptor Growth Factors PIP2 PIP3 PI3K PDK1 mTOR2-Rictor p -Thr308 mTOR inhibitors EDITORIAL COMMENT mTOR inhibition, Akt proteins and chronic kidney disease Eva Márquez, Julio Pascual Rac1 Cytoskeletal reorganisation GLUT-4 translocation TSC1-TSC2 Raptor-mTOR1 GSK3 FOXO Gluconeogenesis Degradation of lipids Protein synthesis Pro-apoptotic factors Protein synthesis Stimulation Estimulación 425 • mTOR inhibitors p -Ser473 Akt Cell cycle inhibition Cell cycle maintenance Cell cycle and Apoptosis Blocking/Inhibition Bloqueo/inhibición Canaud et al. Nad Med 2013 Canaud et al. Nad Med 2013 Metabolism Podocyte-specifi Específico de podocito MTOR INHIBITION AND AKT PROTEINS HIDDEN SOURCES OF PHOSPHORUS TREATING HYPONATRAEMIA ASSOCIATED WITH THE SYNDROME OF INAPPROPRIATE ADH HYPERSECRETION ANTIBODIES AGAINST THE M-TYPE PHOSPHOLIPASE A2 RECEPTOR IN MEMBRANOUS GN TREATED WITH TACROLIMUS Official Publication of the Spanish Society of Neph ology SHORT REVIEW 428 • Renal function, nephrogenic systemic fib osis and other adverse reactions associated with gadolinium-based contrast media Ana Canga, Maria Kislikova, María Martínez-Gálvez, Mercedes Arias, Patricia Fraga-Rivas, Cecilio Poyatos, Ángel L.M. de Francisco Full version in English and Spanish at www.revistanefrologia.com COVER IMAGES See page 426 of this issue, Nefrologia 2014;34(4):425-7. Schematic and simplified view of Akt action pathways. SPECIAL ARTICLE 439 • Treatment of hyponatremia induced by the syndrome of inappropriate antidiuretic hormone secretion: a multidisciplinary algorithm Isabelle Runkle, Carles Villabona, Andrés Navarro, Antonio Pose, Francesc Formiga, Alberto Tejedor, Esteban Poch ORIGINALS 451 • Predictive factors for kidney damage in febrile urinary tract infection. Usefulness of procalcitonin Elena Lucas-Sáez, Susana Ferrando-Monleón, Juan Marín-Serra, Ricardo Bou-Monterde, Jaime Fons-Moreno, Amelia Peris-Vidal, Aurelio Hervás-Andrés 458 • Cost analysis and sociocultural profile of kidney patients. Impact of the t eatment method Víctor Lorenzo-Sellares, M. Inmaculada Pedrosa, Balbina Santana-Expósito, Zoraida García-González, Mónica Barroso-Montesinos 469 • During the pre-dialysis stage of chronic kidney disease, which treatment is associated with better survival in dialysis? Francisco Caravaca, Raúl Alvarado, Guadalupe García-Pino, Rocío Martínez-Gallardo, Enrique Luna 477 • Fluid therapy and iatrogenic hyponatraemia risk in children hospitalised with acute gastroenteritis: prospective study Marciano Sánchez-Bayle, Raquel Martín-Martín, Julia Cano-Fernández, Enrique Villalobos-Pinto 483 • Soy protein and genistein improves renal antioxidant status in experimental nephrotic syndrome Mohammad H. Javanbakht, Reza Sadria, Mahmoud Djalali, Hoda Derakhshanian, Payam Hosseinzadeh, Mahnaz Zarei, Gholamreza Azizi, Reza Sedaghat, Abbas Mirshafie 491 • Evolution of antibody titre against the M-type phospholipase A2 receptor and clinical response in idiopathic membranous nephropathy patients treated with tacrolimus Alfons Segarra-Medrano, Elías Jatem-Escalante, Clara Carnicer-Cáceres, Irene Agraz-Pamplona, M. Teresa Salcedo, Naiara Valtierra, Elena Ostos-Roldán, Karla V. Arredondo, Juliana Jaramillo SHORT ORIGINAL 498 • Sumario_03.indd 3 Hidden sources of phosphorus: presence of phosphorus-containing additives in processed foods Luis M. Lou-Arnal, Laura Arnaudas-Casanova, Alberto Caverni-Muñoz, Antonio Vercet-Tormo, Rocío Caramelo-Gutiérrez, Paula Munguía-Navarro, Belén Campos-Gutiérrez, Mercedes García-Mena, Belén Moragrera, Rosario Moreno-López, Sara Bielsa-Gracia, Marta Cuberes-Izquierdo, Grupo de Investigación ERC Aragón 09/07/14 12:31 contents Included in ISI-WOK, MEDLINE, EMBASE, IME, IBECS, SCIELO Vo l u m e 3 4 - N u m b e r 4 - 2 014 REVIEW 507 • Defining p otein-energy wasting syndrome in chronic kidney disease: prevalence and clinical implications Carolina Gracia-Iguacel, Emilio González-Parra, Guillermina Barril-Cuadrado, Rosa Sánchez, Jesús Egido, Alberto Ortiz-Arduán, Juan J. Carrero CLINICAL CASE 520 • Hypersensitivity reactions to synthetic haemodialysis membranes Rafael J. Sánchez-Villanueva, Elena González, Santiago Quirce, Raquel Díaz, Laura Álvarez, David Menéndez, Lucía Rodríguez-Gayo, M. Auxiliadora Bajo, Rafael Selgas LETTERS TO THE EDITOR A) Comments on published articles 526 • Comment on “Kaposi´s sarcoma in the early post-transplant period in a kidney transplant recipient” Francisco Coronel, Manuel Macía 526 • Increase of ischaemic colitis incidence in haemodialysis Borja Quiroga B) Brief papers on research and clinical experiments 528 • Home haemodialysis: a right and a duty Alejandro Pérez-Alba, J. Ramón Pons-Prades, Esther Tamarit-Antequera, Juan J. Sánchez-Canel, Vicente Cerrillo-García, Elena Renau-Ortells, Laura Salvetti, M. Ángeles Fenollosa-Segarra 530 • Influence of glucose solutions on the development of hyperglycaemia in peritoneal dialysis. Behaviour of glycated haemoglobin and the lipid profil Margarita Delgado-Córdova, Francisco Coronel, Fernando Hadah, Secundino Cigarrán, J. Antonio Herrero-Calvo 531 • Results 5 years after living donor renal transplantation without calcineurin inhibitors Gustavo Martínez-Mier, Sandro F. Ávila-Pardo, Marco T. Méndez-López, Luis F. Budar-Fernández, Benjamín Franco-Ahumada, Felipe González-Velázquez C) Brief case report 534 • Hepatitis C virus infection, interferon α and lupus; a curious combination Pilar Auñón-Rubio, Eduardo Hernández-Martínez, Ángel Sevillano-Prieto, Enrique Morales-Ruiz 536 • Baclofen neurotoxicity in a patient with end-stage chronic renal failure Pablo Justo-Ávila, Luciemne Fernández-Antuña, M. Teresa Compte-Jove, Cristina Gállego-Gil 538 • Achromobacter xylosoxidans in two haemodialysis patients M. Eugenia Palacios-Gómez, Adoración Martín-Gómez, Sergio García-Marcos 539 • Methylmalonic acidemia with homocystinuria. A very rare cause of kidney failure in the neonatal period Orlando Mesa-Medina, Mónica Ruiz-Pons, Víctor García-Nieto, José León-González, Santiago López-Mendoza, Carlos Solís-Reyes 540 • An uncommon cause of linfadenopathy in a kidney transplant patient: Cat-scratch disease Cláudia Bento, La Salete Martins, André Coelho, Manuela Almeida, Sofia Ped oso, Leonídeo Dias, Ramon Vizcaíno, António Castro-Henriques, António Cabrita 542 • Extreme hypocalcaemia and hyperparathyroidism following denosumab. Is this drug safe in chronic kidney disease? Ana E. Sirvent, Ricardo Enríquez, María Sánchez, César González, Isabel Millán, Francisco Amorós Sumario_03.indd 4 09/07/14 12:31 http://www.revistanefrologia.com © 2014 Revista Nefrología. Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nef ología comentario editorial Inhibición de mTOR, proteínas Akt y enfermedad renal crónica Eva Márquez, Julio Pascual Servicio de Nefrología. Hospital del Mar. Institut Mar d’Investigacions Mèdiques. Red Temática de Investigación Renal (RedinRen). Barcelona Nefrologia 2014;34(4):425-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12381 A pesar de que hasta el 9 % de la población presenta algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), siguen sin conocerse en detalle las vías fisiopatológicas que participan en su progresión1. Los podocitos, células glomerulares epiteliales altamente especializadas, tienen un papel fundamental en el mantenimiento de la barrera de filtración glomerular. Para este mantenimiento es necesaria una regulación precisa de su citoesqueleto de actina; su reorganización produce alteraciones morfológicas y funcionales que causan la aparición de proteinuria. La familia de proteínas Akt son serina/treonina kinasas que regulan funciones metabólicas, de crecimiento y de supervivencia celular2 (figura 1). En podocitos está descrito su papel protector frente a la apoptosis3-6. La nefrina y la CD2AP, imprescindibles para el mantenimiento de la estructura y funcionalidad celular, tienen un papel en la regulación de la apoptosis celular7 y una posible función en la regulación del citoesqueleto8, ambos efectos vía Akt. Recientemente Canaud et al. han publicado los resultados de un estudio en el que, utilizando modelos experimentales in vivo, in vitro y biopsias humanas, demuestran la activación de Akt2 como mecanismo protector en el podocito frente a una reducción de la masa renal9. La pérdida de Akt2 o la disminución en una de las fosforilaciones necesarias para su actividad [pAkt (Ser473)] agrava la lesión podocitaria, propiciando la aparición de proteinuria. El fallo en su fosforilación bloqueando el complejo mTOR2 mediante el uso de sirolimus podría explicar, al menos en parte, los efectos indeseados de este grupo de fármacos observados en algunos pacientes trasplantados. Este estudio destaca metodológicamente por el uso de animales modificados genéticamente. Sus autores generan animales Correspondencia: Julio Pascual Servicio de Nefrología. Hospital del Mar. Institut Mar d’Investigacions Mèdiques. Red Temática de Investigación Renal (RedinRen). Barcelona. [email protected] knock-out (KO) totales para Akt2 y KO-específico de podocitos, pudiendo valorarse así la trascendencia de estas células en la evolución de las lesiones renales. Estos animales, junto con sus respectivos y adecuados controles, son sometidos a una reducción de la masa renal mediante una nefrectomía subtotal o evaluados a los 13 meses de edad como modelo de envejecimiento. Del mismo modo, desarrollan un ratón KO-específico para Rictor, componente esencial del complejo mTOR2. En situación de reducción de la masa renal se observa un incremento a nivel proteico de Akt2, que está presente fundamentalmente a nivel podocitario. Su aumento parece ser un mecanismo protector ante el daño, ya que, en relación con sus respectivos controles, los animales KO para Akt2 muestran lesión podocitaria con borramiento pedicelar asociada a un incremento en Rac1, incremento en la apoptosis a nivel glomerular, mayor grado de lesión glomerular, y en consecuencia mayor nivel de albuminuria. Alteraciones similares se encuentran en los ratones KO para Akt2 específicamente en los podocitos, confirmando la trascendencia de Akt2 podocitario en el mantenimiento de la función renal. Pero no solo la ausencia de Akt2 causa alteraciones renales: un déficit en su fosforilación, como el observado en los ratones KO para Rictor, causa alteraciones equivalentes. Los resultados in vitro refuerzan los hallazgos in vivo. Los podocitos KO para Akt2 o tratados con sirolimus muestran alteración de su citoesqueleto con redistribución de las fibras de actina y aparición de focos de adhesión. Los estudios realizados en biopsias humanas muestran, al igual que en el modelo animal, que Akt2 se expresa fundamentalmente en podocitos. Además se observa un aumento de pAkt (Ser473) a nivel glomerular en pacientes con diferentes patologías, principalmente de origen vascular. El estudio de pacientes trasplantados con diferentes grados de disfunción renal muestra que solo los pacientes con marcada reducción de la masa renal (severe nephron reduction) 425 Eva Márquez et al. Akt en enfermedad renal crónica comentario editorial Factores de kinasa tirosina- Receptor Nefrina CD2AP crecimiento PIP2 PIP3 PDK1 PI3K mTOR2-Rictor p -Thr308 Fármacos inhibidores de mTOR p -Ser473 Akt Rac1 Reorganización citoesqueleto GLUT-4 TSC1-TSC2 de mTOR Fármacos inhibidores Translocación GSK3 FOXO m-TOR1-Raptor Glucogenogénesis Degradación lípidos Síntesis Factores Inhibición ciclo Mantenimiento ciclo proteica pro-apoptóticos celular celular Síntesis proteica Estimulación Ciclo celular y apoptosis Bloqueo/inhibición Canaud et al. Nad Med 2013 Metabolismo Específico de podocito Figura 1. Visión esquemática y simplificada de las vías de acción de Akt. presentan proteinuria realizando tratamiento con sirolimus. Los pacientes con peor función renal muestran tinciones intensas para pAkt (Ser473) y Rictor, lo cual no se encuentra en los pacientes con peor función renal y tratados con sirolimus. Este grupo evidencia mayor apoptosis celular a nivel glomerular y clínicamente presencia de proteinuria. Uno de los hallazgos más destacables es la correlación temporal entre la retirada del sirolimus, el aumento de pAkt (Ser473) en la biopsia renal y la disminución de la proteinuria. Con un excelente diseño en los estudios in vivo e in vitro, este trabajo identifica Akt2 como elemento central en la fisiopatología de la lesión podocitaria en la ERC. Los modelos utilizados son de reducción de la masa renal, por lo que los hallazgos pueden ser potencialmente aplicables a la ERC de cualquier etiología. Recientemente se ha demostrado que la activación de Rac1 causa alteraciones del citoesqueleto del podocito, llevando al borramiento de los pedicelos 10. Canaud et al. demuestran que la dis426 minución de Akt2 activa Rac1 causando alteraciones del citoesqueleto. De este modo se confirman estudios previos en podocitos y en otros modelos experimentales que demuestran que los fármacos inhibidores de mTOR no actúan únicamente bloqueando mTOR1, sino también mTOR211,12. Además, del trabajo de Canaud et al. puede concluirse que existe otra kinasa, no solo mTOR2, que fosforila Akt, ya que en modelo KO para Rictor no presenta un ausencia total de pAkt (Ser473). El análisis de Akt se realiza mediante estudios de Akt total, sus isoformas y pAkt (Ser473), pero en ningún modelo estudian el estado de fosforilación de Akt2 específicamente ni pAkt(Thr308), que, aunque no sea dependiente del complejo mTOR2, aportaría información relevante para la evaluación completa de la situación funcional de Akt13. Por otro lado, la valoración de Rictor-mTOR2 en los diferentes modelos animales podría contribuir a aclarar su papel y regulación. Sorprendentemente, en presencia de sirolimus, no detectan modificaciones en Nefrologia 2014;34(4):425-7 Eva Márquez et al. Akt en enfermedad renal crónica las moléculas fosforiladas por el complejo mTOR1, el cual no estudian específicamente. Uno de los hallazgos más destacables es que el defecto en la fosforilación de Akt parece explicar, al menos en parte, el desarrollo de proteinuria observado en los pacientes trasplantados con mala función renal cuando se introduce un inhibidor de mTOR14. Los pacientes se agrupan en elevado y bajo filtrado glomerular estimado, pero no se explican la función renal y proteinuria previa a la introducción de sirolimus o la duración del tratamiento con sirolimus, datos que ayudarían a establecer el posible papel predictor de Akt sobre la función renal tras la introducción del tratamiento. Los estudios en biopsias renales humanas muestran un incremento en pAkt (Ser473) glomerular en diferentes patologías, pero en ninguno de los grupos estudian específicamente la isoforma Akt2, lo que obviamente resultaría de interés en el contexto del estudio presentado. Futuras investigaciones, en modelos tanto animales como celulares, deberían dirigirse a aclarar cuáles son los estímulos que causan la elevación de Akt2, los cuales podrían ser específicos de diferentes patologías. Este estudio referido se centra en modelos de daño renal establecido, pero el estudio de esta vía en modelos con daño precoz resultaría trascendente. La prevalencia de la nefropatía diabética y el papel de la vía PI3K/Akt en su fisiopatología, incluida la lesión podocitaria3-6, la convierten en un evidente objetivo para profundizar en el análisis del papel de Akt2. Asimismo, las investigaciones en profundidad de mecanismos de apoptosis, regulación del ciclo celular (especialmente en el podocito, célula terminalmente diferenciada) y modificaciones del citoesqueleto, todo ello regulado por Akt, son necesarias para comprender las consecuencias fisiopatológicas de los cambios en esta molécula. La profundización en estos diferentes campos facilitaría poder definir posibles dianas terapéuticas que llevasen al diseño de nuevos fármacos o a la utilización de los actuales para conseguir frenar o incluso prevenir el desarrollo de un daño renal establecido. Finalmente, los hallazgos en las biopsias humanas abren la puerta a nuevas herramientas de decisión clínica en el manejo de la inmunosupresión. Con estudios diseñados específicamente se podría confirmar el probable valor pronóstico de Akt total, sus fosforilaciones o sus isoformas a la hora de valorar biopsias postrasplante como paso previo a una conversión a inhibidores de mTOR. El estudio de posibles marcadores no invasivos relacionados con los resultados de este estudio supondría una mejora en la práctica clínica habitual. comentario editorial Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. 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Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nef ología Función renal, fib osis sistémica nefrogénica y otras reacciones adversas asociadas a los medios de contraste basados en el gadolinio Ana Canga1, Maria Kislikova2, María Martínez-Gálvez3, Mercedes Arias4, Patricia Fraga-Rivas5, Cecilio Poyatos6, Ángel L.M. de Francisco2 1 Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander; 2 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander; 3 Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital José María Morales Meseguer. Murcia; 4 Unidad de Diagnóstico por Imagen Galaria. Empresa Pública de Servicios Sanitarios. Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, Pontevedra; 5 Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital del Henares. Unidad Central de Radiodiagnóstico. Madrid; 6 Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Universitario Dr. Peset. Valencia Nefrologia 2014;34(4):428-38 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12375 RESUMEN La fibrosis sistémica nefrogénica es un trastorno fibrosante que afecta a pacientes con deterioro de la función renal y se asocia a la administración de medios de contraste basados en el gadolinio, empleados en la resonancia magnética. A pesar de tratarse de un grupo de fármacos que se consideraban seguros, la notificación de esta reacción adversa, potencialmente grave, supuso un punto de inflexión en las pautas de administración de estos medios de contraste. Se han intentado establecer parámetros de seguridad a fin de identificar a los pacientes con factores de riesgo por presentar insuficiencia renal. La estrecha farmacovigilancia y el rigor en la observación de las normativas actuales, con especial atención al valor del filtrado glomerular, han reducido los casos publicados relacionados con el uso de medios de contraste basados en el gadolinio. En un encuentro entre radiólogos y nefrólogos revisamos los aspectos más relevantes en la actualidad y las recomendaciones para su prevención. Palabras clave: Fibrosis sistémica nefrogénica. Gadolinio. Resonancia magnética. Reacciones adversas. Renal function, nephrogenic systemic fibrosis and other adverse reactions associated with gadolinium-based contrast media ABSTRACT Nephrogenic systemic fibrosis is a fibrosing disorder that affects patients with impaired renal function and is associated with the administration of gadolinium-based contrast media used in MRI. Despite being in a group of drugs that were considered safe, report about this potentially serious adverse reaction was a turning point in the administration guidelines of these contrast media. There has been an attempt to establish safety parameters to identify patients with risk factors of renal failure. The close pharmacovigilance and strict observation of current regulations, with special attention being paid to the value of glomerular filtration, have reduced the published cases involving the use of gadolinium-based contrast media. In a meeting between radiologists and nephrologists we reviewed the most relevant aspects currently and recommendations for its prevention. Keywords: Nephrogenic systemic fibrosis. Gadolinium. Magnetic resonance. Adverse reactions. INTRODUCCIÓN Desde el año 1997, cuando por primera vez fue descrita por Cowper1, una entidad llamada fibrosis sistémica nefrogénica (FSN) ha concentrado la atención de nefrólogos y radiólogos Correspondencia: Ángel L.M. de Francisco Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Avda. Valdecilla, SN. 39008 Santander. [email protected] 428 en todo el mundo. Ha sido definida como una enfermedad fibrosante, que afecta de forma predominante a pacientes que han recibido contrastes con gadolinio, con filtrado glomerular (FG) estimado menor de 30 ml/min/1,73 m2 o en hemodiálisis2,3. En este documento nos interesa resumir la expresión clínica de la FSN, los datos conocidos sobre los diferentes contrastes basados en gadolinio, las posibilidades de identificar pacientes de riesgo para prevenir su aparición y los tipos de tratamiento de esta enfermedad. Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica GADOLINIO Los medios de contraste basados en el gadolinio (MCG) se utilizan en los estudios de resonancia magnética (RM) por su capacidad magnética para modificar la posición de los protones de las moléculas de agua en los tejidos, un cambio que mejora la capacidad diagnóstica del estudio. Dichos medios de contraste actúan acortando el tiempo de relajación T1 y T2 de los tejidos donde se distribuyen, lo que conlleva fundamentalmente un aumento de señal en secuencias potenciadas en T1. Sin embargo, si la concentración del MCG es alta, predomina el acortamiento T2, produciendo una disminución de la señal. Actualmente existen nueve agentes aprobados y disponibles en Europa; sus características están resumidas en la tabla 1 . Estructura y farmacocinética El gadolinio es un metal pesado con alta capacidad paramagnética y no hidrosoluble. En estado libre (Gd3) es muy tóxico, por lo que es necesario quelarlo con diferentes ligantes orgánicos, lo que da lugar a quelatos de gadolinio4. Existe cierta tendencia del ión a separarse del ligante en un proceso llamado bloqueo de la quelación5. Si posteriormente este procesto continúa a transmetalación y causa la FSN6. Transmetalación es una reacción química mediante la cual,un metal libre secundario con afinidad por el quelato, permite la liberación de gadolinio (Gd3). En pacientes con fallo renal, disminuye la excreción renal del MCG; su vida media se prolonga, lo que aumenta la posibilidad de que el Gd3 se disocie del quelato. Esto facilitaría el reclutamiento de fibrocitos circulantes, desencadenando la reacción fibrosante7,8. La estructura de los quelatos de gadolinio puede ser lineal o macrocíclica, siendo esta última la que muestra unas constantes de estabilidad termodinámica más elevadas. Al tratarse de compuestos hidrófilos, pueden clasificarse9 en iónicos y no iónicos, estos últimos con una menor osmolaridad para la misma concentración (tabla 1). De todos los agentes, los no iónicos lineares son los que tienen menos estabilidad e incrementan el riesgo de transmetalación y de esta manera estan asociados a major riesgo de FSN10,11. Atendiendo a la distribución tras su administración intravenosa (tabla 1), los MCG se clasifican en tres tipos: extracelulares no específicos, mixtos (de distribución extracelular e intracelular hepatoespecífica, con un porcentaje variable de eliminación biliar) e intravasculares (permanecen más tiempo en el espacio intravascular). La amplia mayoría de los MCG utilizados en la práctica diaria pertenecen al primer grupo12. Los quelatos de gadolinio tienen un peso molecular que varía entre 500 y 1.000 Da, no van unidos a proteínas plasmáticas y no son lipofílicos, lo que hace que después de su administración endovenosa haya una distribución y un equilibrio dentro del espacio extracelular. Todas esta características influyen Nefrologia 2014;34(4):428-38 revisión corta en que los quelatos de gadolinio tengan buena capacidad de filtración glomerular6. Son moléculas pequeñas que salen rápidamente del espacio vascular, con una vida media en plasma de unos 15-30 minutos. No atraviesan la barrera hematoencefálica ni la membrana celular, por lo que tras salir del espacio vascular se distribuyen por el espacio intersticial. Se eliminan, sin metabolizar, mediante filtrado glomerular. En pacientes con una función renal normal, el 98 % del gadolinio es eliminado por la orina en las primeras 24 horas13, no se secreta ni se reabsorbe en el túbulo renal14. Estudios farmacocinéticos han demostrado su eliminación por filtrado glomerular, prolongándose en más de 30 horas la vida media del contraste, pero sin efectos secundarios de nefrotoxicidad. En pacientes con insuficiencia renal el aclaramiento peritoneal del MCG fue de 3,8 ml/minuto/1,73 m2 con un T1/2 de 52,7 horas, lo que no sorprende teniendo en cuenta la lentitud del aclaramiento de las técnicas de diálisis peritoneal. El 75 % de las dosis administradas se eliminó mediante diálisis peritoneal al cabo de cinco días por lo que la diálisis peritoneal no es técnica efectiva para eliminar contraste. Tras dos sesiones de hemodiálisis se elimina el 95 % de la dosis administrada de gadolinio pero no hay pruebas de su eficacia en la eliminación del riesgo de FSN. No obstante se recomienda en pacientes en diálisis realizar hemodiálisis antes de dos horas después de la administración y otra hemodiálisis al siguiente día. No se recomienda de forma rutinaria en pacientes que no estan en diálisis6. Dosis y rango de administración Como un átomo de gadolinio modifica los tiempos de relajación de muchos núcleos de hidrógeno vecinos, la dosis de contraste utilizada es baja, significativamente inferior a la cantidad de yodo administrada para estudios de tomografía computarizada15. Los preparados comerciales más habituales tienen una concentración de 0,5 molar (0,5 M), por lo que la Tabla 1. Clasificación de los diferentes contrastes de gadolinio según su distribución Extracelulares (no específicos) - Gadopentetato de dimeglumina (Gd-DTPA) - Gadoteridol (Gd-HP-DO3A) - Gadodiamida (Gd-DTPA-BMA) - Gadoterato meglumina (Gd-DOTA) - Gadobutrol (Gd-BT-DO3A) - Gadoversetamida Mixtos (extracelular/hepatobiliar) - Gadoxetato disódico (Gd-EOB-DTPA) - Gadobenato de dimeglumina (Gd-BOPTA) Intravascular - Gadofosveset trisódico Gd: gadolinio. 429 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica revisión corta dosis de administración estándar es de 0,1 mmol/kg de peso, equivalente a 0,2 ml/kg de contraste4. Dosis altas e incrementos de la dosis acumulada aumentan el riesgo de FSN6. FIBROSIS SISTÉMICA NEFROGÉNICA La FSN es un trastorno fibrosante adquirido que se ha observado en pacientes con un deterioro grave de la función renal. Aunque el término «fibrosis sistémica nefrogénica» se adoptó en el año 2005, fue reconocida por primera vez en 1997 y descrita en el año 2000 por Cowper como un cuadro de escleromixedema-like en pacientes en diálisis1. En nuestro país, Rodríquez Jornet et al. publicaron el primer caso en el año 2009, con la revisión anatomopatológica detallada del paciente, e imágenes macroscópicas y microscópicas están disponibles en: http://www.revistanefrologia.com/modules.php? name=articulos&idarticulo=129&idlangart=ES16. En la tabla 2 se recoge la cronología y evolución del término. Epidemiología La FSN afecta en la mayoría de los casos a pacientes con deterioro de la función renal, sobre todo con FG estimado menor de 30 ml/min/1,73 m2 sin importancia del origen del daño renal (agudo, crónico o pacientes en hemodiálisis)2,3, sometidos a MCG. Según Zou et al., los dos grupos más afectados son los pacientes con insuficiencia renal crónica (IRC) en diálisis (85 % de los casos) y aquellos con insuficiencia renal aguda17. Otro grupo de pacientes que pueden estar afectados son aquellos con insuficiencia hepática que presentan síndrome hepatorrenal agudo18,19. Es bien conocido el hecho de que no todos los pacientes de riesgo expuestos a MCG experimentan enfermedad6. descendido de forma notable26 . Desde 2008 ya no hay casos descritos con ningun MC sin que se haya cambiado el mismo27. Muchos centros han continuado usando los mismos MCG pero han cambiado los patrones de uso. Etiopatogenia Aunque la patogenia exacta de la FSN sigue siendo desconocida, la única asociación sólida, identificada en todos los pacientes con FSN, es la insuficiencia renal, tanto en su forma crónica como en la aguda, y su presencia es condición sine qua non para el diagnóstico de la entidad28. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de la población de riesgo expuesta a MCG desarrolla FSN, y también se han descrito casos de FSN sin exposición a MCG29. Tabla 2. Cronología y evolución del término «fibrosis sistémica nefrogénica» 2000 Primera descripción de la FSN en la literatura como trastorno cutáneo «escleromixedema-like» en pacientes en diálisis1 2001 Se describe la dermopatía fibrosante nefrogénica como una nueva enfermedad2 2003 Se da a conocer por primera vez la afectación sistémica de la enfermedad24 2005 Se recoge por primera vez el término «fibrosis sistémica nefrogénica»72 La FSN es más frecuente en los pacientes de edad media (50-60 años)20, aunque puede afectar a niños y ancianos21,22. No existen diferencias según raza o sexo, ni relación con la causa o duración de la IRC20. 2006 Dos publicaciones alertan sobre la posible relación entre el gadolinio y la FSN42,43 La FDA publica su primera advertencia pública en relación con esta asociación73 Aunque diversos autores han comunicado diferentes prevalencias según la selección de la población, actualmente se estima una incidencia media del 0-18 % en la población de riesgo23. Se ha establecido una clara relación entre la dosis de MCG utilizada y el riesgo de FSN, con una incidencia de FSN próxima a 0 tras una exposición a dosis estándar15,24. También se han comunicado diferencias en la incidencia de FSN según las características de la molécula, habiéndose registrado un mayor número de casos de FSN tras la exposición a compuestos lineales no iónicos. Como hemos mencionado previamente, parece existir mayor riesgo de incidencia en el grupo de pacientes de diálisis peritoneal25. 2007 La FDA74 y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA)75 obligan a introducir una advertencia en la ficha técnica de los MCG La Sociedad Europea de Radiología Urogenital (ESUR)76 y el Colegio Americano de Radiología (ACR)77 publican guías sobre el uso de MCG en pacientes con fallo renal 2011 Un grupo de expertos publica las primeras recomendaciones para la definición y el diagnóstico de la FSN28 Gracias al conocimiento de los factores de riesgo y a la mejor utilización de los MCG, el número de casos de FSN ha 430 FDA: Food and Drug Administration; FSN: fib osis sistémica nefrogénica; MCG: medios de contraste basados en el gadolinio. Nefrologia 2014;34(4):428-38 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica Dado que la exposición a MCG no explica todos los casos de FSN, se ha intentado buscar otros factores coadyuvantes de riesgo que podrían contribuir a su desarrollo, muchos de ellos asociados a situaciones de fallo renal. Factores proinflamatorios: daño vascular, intervención quirúrgica, trombosis, estadios procoagulantes, infección severa, hepatitis crónica C, enfermedad hepática crónica y trasplante hepático, hiperparatiroidismo, hipotiroidismo. Factores bioquímicos: acidosis, hierro endovenoso, eritropoyetina, calcio y fósforo30. Mecanismos fisiopatológicos Las dos formas, iones libres de gadolinio y complejo de quelante-gadolinio pueden producir liberación de citoquinas estimulando macrófagos de la piel (iones libres de gadolinio) o monocitos en sangre periférica (complejos de quelantegadolinio). Todos estos procesos (activación de macrófagos, liberación de citokinas proinflamatorias, diferenciacion de fibrocitos en la sangre, activación de fibroblastos, vías de TGF-β, metalotioteina, FGF-23, proteina Klotho) llevan a cabo una estimulación de fibroblastos30 una respuesta que crea depósitos de colágeno y fibrosis mediante el aumento de los niveles de factor de transformación de crecimiento beta-131. La presencia de insuficiencia renal contribuye a la liberación de Gd3 libre mediante el aumento de la transmetalación en presencia de un entorno urémico y de una disminución de la tasa de filtrado glomerular32. Un esquema completo con mecanismos fisiopatológicos publicado por Chopra y col. está disponible en http:// www.hindawi.com/journals/ijn/2012/912189/fig1/30. Diagnóstico Clínicamente se presenta como un engrosamiento y endurecimiento de la piel, asociado a dolor, debilidad muscular, dolor óseo y contracturas de las articulaciones, que produce discapacidad severa33. Con el tiempo puede darse pérdida de flexibilidad, limitación de la movilidad y contractura articular2,34. Las lesiones pueden tener forma de placas (58 %) con bordes irregulares y pápulas (32 %), nódulos (17 %), máculas, vesículas, ampollas, bulas y úlceras2,21,35,36. Típicamente afectan a las extremidades inferiores, pero pueden tener cualquier localización y suelen respetar la cara35. Estas lesiones cutáneas en el tiempo progresan a piel leñosa rodeada de arrugas, también llamada como «piel de naranja»37. La mayoría de las lesiones son hiperpigmentadas y eritematosas (39 %), pero pueden variar sus coloraciones (morado, marrón, amarillo, rosado, naranja-rojo, gris-marrón)35,38. A veces se pueden confundir estos cuadros y de forma errónea tratar como celulitis6. Kroshinsky et al. publican el caso de una mujer de 46 años con IRC, edemas en las extremidades inferiores y cambios cutáneos, hacen una revisión con posibles diagnósticos diferenciales y disponen de las imágenes macroscópicas y microscópicas de la dermis39. En el momento de describir por primera vez esta entidad los científicos pensaban que se limiNefrologia 2014;34(4):428-38 revisión corta taba a una afectación cutánea, pero actualmente es bien conocida la afectación de las articulaciones, el sistema muscular, testicular, renal, cardíaco y la duramadre31,40,41. Otro signo de interés es la presencia de un cuadro similar a la conjuntivitis en un 75 % de los casos6. El comienzo de los síntomas es variable; generalmente tiene lugar entre dos semanas y dos meses después de la exposición a MCG. Sin embargo, también se ha descrito un comienzo tardío, años después de la exposición17. El diagnóstico histológico se basa en la biopsia cutánea, donde se constata fibrosis dérmica, con haces colágenos engrosados y una cantidad variable de fibras elásticas y mucina. La célula mediadora es el fibrocito circulante (CD34 y procolágeno I positivo en el teñido inmunohistoquímico)28,42. En la mayoría de los casos no están presentes las células inflamatorias y en algunas ocasiones se ha visto infiltrado mononuclear perivascular43. Sanyal et al. realizaron una revisión histológica de un caso clínico con microscopio electrónico y fluorescencia de rayos X por energía dispersiva44. Respecto a su asociación con los MCG, las primeras publicaciones datan de 200645,46, demostrándose la presencia de gadolinio en tejidos solo un año después47,48. En condiciones normales, los MCG son eliminados por FG en 1-2 días. Pronóstico La evolución natural de la FSN no es completamente conocida. Se ha descrito que hasta en un 5 % de los casos puede tener un curso fulminante20. Un tercio tendrán un curso ligero sin limitación funcional17. Existe un incremento de la mortalidad a los 24 meses de haberse presentado las manifestaciones cutáneas de FSN49. La mortalidad real es desconocida y difícil de determinar, dada la alta prevalencia de otras comorbilidades34. Tratamiento No hay evidencia de tratamientos efectivos y solo en pacientes trasplantados se ha conseguido mejorar o detener la evolución de la enfermedad renal en caso de fracaso renal agudo50. Como hemos mencionado previamente, su peso molecular permite la filtración glomerular6 y, dadas estas características, la posibilidad de eliminación con hemodiálisis51. Varios autores han realizado estudios confirmando la eliminación de varios tipos de MCG con tres sesiones de hemodiálisis de tres horas. Apoyándose en estos resultados, la Sociedad Europea de Radiología recomienda la realización de hemodiálisis de nueve horas repartida en tres sesiones. No obstante, el gadofosveset es uno de los agentes con dificultad en su eliminación por hemodiálisis, por estar unido a la albúmina sérica en 431 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica revisión corta mayor proporción6. Broome et al. presentaron una serie con tres casos que desarrollaron FSN a pesar de las sesiones de hemodiálisis indicadas previamente52. De momento no se han hecho estudios de hemofiltración continua ni hemodiafiltración continua endovenosa. La mayoría de los tratamientos propuestos están todavía en fase de investigación y de momento dan resultados subóptimos (esteroides orales, fotoforesis extracorpórea, plasmaféresis, talidomida, ciclofosfamida, pentoxifilina, inmunoglobulina intravenosa, interferón alfa y vitamina D, radiación ultravioleta, etanercept)20. Últimamente se han intentado tratamientos combinados con imatinib y fotoforesis extracorpórea53,54. También se ha confirmado la eficacia del tratamiento con alefacept en tres pacientes con FSN55. La mejoría de la función renal (trasplante, resolución de la insuficiencia renal aguda) puede enlentecer e incluso revertir el proceso20. Sin embargo, en realidad ningún tratamiento ha demostrado realmente su eficacia; de ahí la importancia de su prevención. PREVENCIÓN DE LA FIBROSIS SISTÉMICA NEFROGÉNICA Identificación de pacientes con enfermedad renal crónica La clasificación de la enfermedad renal crónica (ERC) ha seguido la publicación inicial de la National Kidney Foundation a través de las guías de la Kidney Disease Outcomes Quality Initiative (K-DOQI)56. La definición de la ERC por la K-DOQI contempla: 1. Daño renal durante al menos tres meses, definido por anormalidades estructurales o funcionales del riñón con o sin disminución del FG y manifestado por alteraciones patológicas o marcadores de daño renal (alteraciones en la composición de la sangre u orina o alteraciones en las imágenes renales). 2. FG < 60 ml/min/1,73 m2 durante más de tres meses, con o sin daño renal. Es frecuente que en las consultas se evalúe la función renal simplemente mediante la medición de la creatinina sérica (CrS). Sin embargo, y aunque es cierto que la CrS es un buen parámetro de seguimiento de la evolución del filtrado, no siempre es equivalente al FG. La CrS depende también de otros factores distintos del FG, como la secreción tubular y la generación y excreción extrarrenal de creatinina, lo que explica el rango amplio para la CrS en personas sanas. Algunos estudios57 demuestran que un importante porcentaje de varones y sobre todo de mujeres presentan reducciones en el FG con CrS normales. Incluso en rangos de creatinina entre 1,3 y 2,5 mg/dl, se encuentran porcentajes importantes de insuficiencias renales muy graves (FG inferiores a 30 ml/min/1,73 m2). Así pues, la verdadera prevalencia de individuos con insuficiencia renal parece ser más elevada que 432 la que a simple vista puede determinarse por el estudio de la CrS. Las consecuencias de estas observaciones son importantes. Esta insuficiencia renal «oculta» puede agravarse fácilmente con la enorme cantidad de medicaciones que interfieren, sobre todo en la hemodinámica glomerular, como son los antiinflamatorios no esteroideos, los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina y otro tipo de fármacos. Asimismo, a menudo los pacientes son sometidos a exploraciones radiológicas con una inadecuada evaluación de la función renal, basada únicamente en la creatinina plasmática. La organización internacional KDIGO (Kidney Disease Global Outcomes; http://www.kdigo.org/) recomienda el uso de ecuaciones de predicción para calcular el FG basadas en la CrS. En adultos, las fórmulas más empleadas son la derivada del estudio Modification of Diet in Renal Disease (MDRD) y la de Cockcroft y Gault58. Existen determinadas circunstancias en las que la primera no está validada (tabla 3) y para estimar el FG debe recogerse la orina de 24 horas o realizar estudios de aclaramiento de creatinina en orina de 24 horas, iotalamato, iohexol o inulina. De todas formas, la estimación del FG utilizando la fórmula MDRD es más precisa que la CrS, y considerando estas limitaciones el clínico puede obtener una información válida sobre la función renal. Recientemente, la KDIGO ha recomendado una nueva fórmula de cálculo de la función renal llamada CKD-EPI (Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration), que es más precisa que la MDRD para valores cercanos a 60 ml/min59. Asimismo, ha actualizado la clasificación de la ERC mediante la incorporación del concepto CGA: C: causa de la ERC; G: FG incorporando grupos 3a y 3b; y A: albuminuria con tres subgrupos: A1 (< 30 mg/g de creatinina), A2 (30-300) y A3 (> 300)60 (tabla 4). En ocasiones no hay datos de la función renal, En estos pacientes con una función renal desconocida y que requieran Tabla 3. Circunstancias en las que la ecuación MDRD (Modification of Diet in Renal Disease) no es válida para el cálculo del filtrado glomerula - Edad < 18 o > 70 años - Malnutrición severa y obesidad - Enfermedad del músculo esquelético - Paraplejía o tetraplejía - Dieta vegetariana - Cambios rápidos en la función renal - Embarazo - Medicamentos que aumentan los valores de creatinina: trimetoprim, cimetidina, algunos fibratos, ciertas cefalosporinas Nefrologia 2014;34(4):428-38 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica revisión corta Tabla 4. Clasificación de la enfermedad renal crónica57 Grado Descripción FG (ml/min/1,73 m2) 1 Daño renal con FG normal o elevado > 90 2 Daño renal con FG ligeramente disminuido 60-89 3 Moderado descenso del FG 3a 3b 59-30 29-16 4 Severa disminución del FG 15-29 5 Fallo renal < 15 (o diálisis) FG: filtrado glomerular. una exploración radiológica con gadolinio, se considerará una serie de parámetros, como factores de riesgo de insuficiencia renal, que obligarán a retrasar la exploración hasta conocer con exactitud cuál es su función renal (tabla 5). Los factores de riesgo deben forman parte de la rutina antes de utilizar MCG en cualquier centro. REACCIONES ADVERSAS INMEDIATAS A LOS MEDIOS DE CONTRASTE BASADOS EN EL GADOLINIO Los MCG son fármacos muy seguros, con un índice de aparición de reacciones adversas inmediatas (RAI) bajo, del 0,07-2,4 %61-63, la mayoría de carácter leve, fundamentalmente náuseas o cefalea en el momento de la inyección. Aunque todos los MCG muestran una incidencia de RAI bastante similar64, existen diferencias en su aparición que no parecen explicarse en función de sus características fisicoquímicas65,66 (tabla 6). De entre las RAI a los MCG, hay que destacar por su relevancia las reacciones alérgicas, que se definen como un tipo de reacción adversa mediada inmunológicamente por anticuerpos o linfocitos, caracterizada por ser específica y recurrente si el paciente se expone de nuevo al fármaco67. Según el momento de presentación, se distinguen dos tipos de reacciones alérgicas a los medios de contraste radiológicos: las inmediatas y las no inmediatas o tardías68. Las reacciones alérgicas inmediatas están mediadas por inmunoglobulina E; en caso de que se desarrolle una reacción alérgica sistémica nos enfrentamos a anafilaxia. Se produce por liberación de histamina y otros mediadores, ocasionando síntomas que pueden poner en peligro la vida del paciente: edema laríngeo, angioedema, obstrucción de la vía aérea inferior, urticaria, náuseas, vómitos, hipotensión y/o shock. La aparición de reacciones alérgicas a los MCG es impredecible, aunque se sabe que su incidencia aumenta en pacientes asmáticos y en aquellos con alergias alimentarias y/o medicamentosas58,69. Nefrologia 2014;34(4):428-38 En cuanto a cómo actuar frente a una reacción alérgica a un MCG, la figura 1 ofrece un algoritmo que muestra esquemáticamente cómo manejar estas situaciones de emergencia en el servicio de radiodiagnóstico. APRENDER DE LA EVIDENCIA Usos y abusos clínicos Desde la introducción de los MCG como contraste en la RM, sus aplicaciones han ido aumentando día a día, hasta el punto de que en la actualidad se emplean a diario en prácticamente todos los órganos de la anatomía. Durante los primeros años, se creó una idea de falsa seguridad que llevó a una utilización demasiado entusiasta de los MCG, que en muchos casos se usaban como sustitutos de los contrastes yodados en estudios de tomografía computarizada o angiografía convencional en pacientes alérgicos al contraste yodado o en pacientes con insuficiencia renal e incluso en estudios de RM, en dosis muy superiores a las recomendadas. Tabla 5. Factores de riesgo de la enfermedad renal crónica – Edad > 65 años – Hipertensos – Diabéticos – Antecedentes de enfermedad cardiovascular – Obesidad – Antecedentes de insuficiencia renal o algún tipo de enfermedad renal (riñón único, trasplante renal o neoplasia renal) – Familiar directo con enfermedad renal 433 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica revisión corta Tabla 6. Porcentaje de reacciones adversas inmediatas a los medios de contraste basados en el gadolinio Prince et al.65 Gadoteridol (Prohance®) Varios autores 0,33 % n = 3371 Gadopentetato de dimeglumina (Magnevist®) 0,05 % n = 66 157 Gadodiamida (Omniscan®) 0,02 % n = 55 703 0,39 % n = 254 2,4 % 78 n = 15 496 79 n = 24 308 0,55 % Gadobutrol (Gadovist®) 0,25 % n = 1208 n = 14 299 0,23 % n = 2201 0,76 % n = 23 53381 0,47 % n = 428 80 0,12 % n = 33 114 0,20 % n = 7490 0,06% n = 3097 0,40 % Gadoterato de meglumina (Dotarem®) Gadobenato de dimeglumina (Multihance®) Bruder et al.66 Si tras la administración de contraste con gadolinio... SÍNTOMAS DUDOSOS URTICARIA-ANGIOEDEMA ANAFILAXIA Colocar pulsioxímetro Medir presión arterial/ frecuencia cardíaca Colocar pulsioxímetro Medir presión arterial /frecuencia cardíaca Colocar pulsioxímetro Medir presión arterial/ frecuencia cardíaca Mantener vía i.v. 1 hora en la unidad Polaramin® i.v. 1 amp (5 mg); < 12 años: 0,15-0,3 mg/kg Urbason® i.v. 1 mg/kg EPINEFRINA 1/1000 vía i.m., muslo: 0,3-0,5 cc (niño 0,1 cc/10 kg) Si transcurrida 1 h persiste la sintomatología, extraer triptasa en sangre Derivar a urgencias LLAMAR A LA UCI Vía venosa con suero salino Posición de Trendelenburg Oxigenoterapia (6-8 Ipm al 100 %) TERAPIA ADYUVANTE Urbasón® i.v.: 40-80 mg (1-2 mg/kg) Polaramine® i.v.: 1 amp (5 mg) < 12 años: 0,15-0,3 mg/kg Salbutamol nebulizado si broncoespasmo Consultar al servicio de alergología Derivar según UCI Figura 1. Protocolo de tratamiento a las reacciones adversas con gadolinio. i.m.: intramuscular; i.v.: intravenoso; UCI: unidad de cuidados intensivos. 434 Nefrologia 2014;34(4):428-38 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica Este uso de MCG, previo a la notificación de la FSN, se llevó a cabo sin ningún tipo de control en cuanto a dosis o tiempos de administración y sin adoptar ninguna precaución en relación con la función renal de los pacientes. La notificación de esta reacción adversa tardía y potencialmente grave supuso un punto de inflexión que obligó a los servicios de radiología a establecer nuevas pautas de actuación encaminadas a proteger a los pacientes de ella. Aunque la información inicial pudiera resultar confusa, algunas evidencias eran claras y arrojaban luz respecto de las medidas que adoptar para la prevención de la enfermedad: solo se había notificado en pacientes con insuficiencia renal grave (FG < 30), su incidencia guardaba relación con la administración de dosis altas de gadolinio y era más habitual en pacientes con cuadros proinflamatorios. Limitaciones clínicas en el uso de los medios de contraste basados en el gadolinio La principal limitación respecto al empleo de MCG en la RM deriva de la dificultad de conocer el FG de los pacientes, especialmente de los ambulatorios. En este sentido, es importante la colaboración entre el servicio de radiología, que de forma rutinaria y obligatoria tendría que recoger factores de riesgo de insuficiencia renal (tabla 4) previamente a la realización del estudio con MCG, y por otro lado el médico solicitante de la prueba, que debería informar de forma obligatoria de la función renal del paciente y valorar el riesgo/beneficio de la prueba solicitada para el paciente. En caso de que se confirme alguno de los factores de riesgo de insuficiencia renal o no se revisión corta pueda descartar ni valorar el FG del paciente, sería preferible posponer su realización hasta determinar el MDRD o CKDEPI en un nuevo control. Desde que el gadolinio es considerado un agente potencialmente causante de FSN, se han diseñado guías restrictivas para su administración (tabla 7), siendo los aspectos más importantes el disponer de datos recientes del FG y la adecuación de las dosis empleadas en relación con este (tabla 8). En el año 2010, la Administración de Alimentos y Medicamentos norteamericana (FDA) estableció precauciones generales de uso de los MCG y limitó el uso de MCG tipo Magnevist®, Omniscan® y Optimark® en pacientes con fracaso renal agudo e IRC severa de alto riesgo43. Dos años más tarde tras las recomendaciones realizadas por la FDA, se observó una disminución del 71 % de las realizaciones de RM en pacientes con MDRD 30 ml/min/1,73 m2 y un aumento del 99 % de las solicitudes de CrS un mes antes de realizar la RM70. Un año antes también la Agencia Europea de Medicamentos contraindicó el uso de dichos MCG en pacientes con insuficiencia renal severa, neonatos y en aquellos pendientes de trasplante hepático43. Según Bennet et al., en Dinamarca desde el año 2007 y en Estados Unidos desde 2009 no ha sido publicado ningún nuevo caso de FSN71. La posibilidad de que se produzca esta reacción adversa no debe limitar la actuación clínica. Es imprescindible encontrar un equilibrio entre la garantía de seguridad del paciente y la realización de pruebas necesarias para el correcto manejo clínico. Para ello, se discutirá clínicamente la necesidad y el rendimiento de la prueba y se tendrán en cuenta otras opciones diagnósticas, así como contrastes alternativos. En definitiva, se valorará el riesgo/beneficio. Tabla 7. Medidas para evitar el desarrollo de fibrosis sistémica nefrogénica Tabla 8. Administración de gadolinio ajustada a la función renal - C o n o c e r l a p o s i b i l i d a d d e e s t a re a c c i ó n a d v e r s a tardía para identificarla y notificarla FG > 60 ml/min - Evitar la administración de gadolinio en pacientes con un filtrado glomerular < 30 ml/min (1 % de la población) 82 - Utilizar la dosis mínima diagnóstica, respetando un intervalo de una semana para la repetición de una resonancia con contraste. El riesgo aumenta en pacientes con insuficiencia renal terminal desde el 1,5 % con dosis simple a un 12,1 % con dosis doble (usadas con frecuencia en estudios angiográficos y oncológicos) - I n f o r m a r a l p a c i e n t e d e r i e s g o d e l a p o s i b i l i d a d de esta reacción adversa y considerar la posibilidad de introducir esta información en el consentimiento informado Nefrologia 2014;34(4):428-38 No existe limitación para la administración de Gd, pero hay que intentar respetar siempre las medidas sobre dosis y tiempos de administración FG 30-60 ml/min Podrá administrarse siempre que se contemplen las máximas medidas de seguridad en las dosis administradas y a intervalos de una semana entre resonancias FG < 30 ml/min No administrar Gd. Buscar alternativas diagnósticas FG: filtrado glomerular; Gd: gadolinio. 435 revisión corta CONCLUSIONES 1. Los MCG constituyen un grupo de fármacos, de características fisicoquímicas diferenciadas, que cada vez se utilizan más en el diagnóstico por imagen de la RM. 2. Debido a que inicialmente su uso se llevó a cabo sin tener en cuenta la función renal del paciente y sin un conocimiento exacto de las dosis tóxicas permitidas, aparecieron una serie de efectos adversos, y sobre todo el trastorno fibrosante multiorgánico de predomino dermatológico posteriormente conocido como FSN, que desprestigiaron su empleo. 3. La notificación de esta reacción adversa tardía y potencialmente grave supuso un punto de inflexión, ya que obligó a establecer consensos para la protección del paciente con valoración del FG y de los factores de riesgo. Todo esto, conjuntamente con la adecuación de las dosis, ha hecho que el número de reacciones adversas haya descendido notablemente, de forma que en los últimos cinco años apenas se han publicado casos relacionados con el uso del gadolinio. 4. En cuanto a las RAI, todos los MCG muestran una incidencia escasa y similar, aunque con diferencias entre unos y otros, siendo gadodiamida el que presenta la menor incidencia63,64,67. Dichas reacciones, aunque generalmente son leves, en ocasiones pueden ser graves e incluso mortales. 5. La protección del paciente es fundamental cuando se emplean los MCG en radiología. La identificación y selección de los pacientes de riesgo, y la valoración del riesgo y beneficio, así como la información del paciente sobre efectos adversos, son imprescindibles. 6. En la mayoría de los casos es necesaria la valoración del paciente, una decisión a nivel multidisciplinar y, sobre todo, individualizar cada caso. Conflictos de interés El contenido de esta revisión se basa en una actualización de las presentaciones de la Sesión de Trabajo patrocinada por GE Healthcare: ¿Qué ha pasado con la FSN? Situación actual, que tuvo lugar en el XXXI Congreso de la SERAM (Granada, 2012). La publicación de esta revisión se ha llevado a cabo de forma independiente al patrocinador de la Sesión de Trabajo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cowper SE, Robin HS, Steinberg SM, Su LD, Gupta S, LeBoit PE. Scleromyxoedema-like cutaneous diseases in renal-dialysis patients. Lancet 2000;356:1000-1. 2. Cowper SE, Su LD, Bhawan J, Robin HS, LeBoit PE. Nephrogenic fibrosing dermopathy. Am J Dermatopathol 2001;23(5):383-93. 3. Swartz RD, Crofford LJ, Phan SH, Ike RW, Su LD. Nephrogenic fibrosing dermopathy: a novel cutaneous fibrosing disorder in patients with renal failure. Am J Med 2003;114(7):56372. 436 Ana Canga et al. Fibrosis sistémica nefrogénica 4. Weinmann HJ, Brasch RC, Press WR, Wesbey GE. Characteristic of gadolinium-DTPA complex: a potential MR contrast agent. AJR Am J Roentgenol 1984;142:619-24. 5. Thakral C, Alhariri J, Abraham JL. 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L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; 6 Servicio de Nefrología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid; 7 Servicio de Nefrología. Hospital Clínic. Barcelona Nefrologia 2014;34(4):439-50 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12220 RESUMEN Introducción: El síndrome de secreción inadecuada de la hormona antidiurética (SIADH) es la causa más frecuente de hiponatremia en el paciente hospitalizado. Sin embargo, faltan protocolos y algoritmos concretos que faciliten su abordaje terapéutico. Nuestro objetivo fue el desarrollo de dos algoritmos de tratamiento de la hiponatremia secundaria al SIADH en el paciente ingresado. Material y método: Un grupo multidisciplinar español compuesto por 2 especialistas en Endocrinología, 1 en Farmacia Hospitalaria, 2 en Medicina Interna y 2 en Nefrología se reunieron durante un año, bajo la tutela del grupo español del European Hyponatremia Network, y de las respectivas sociedades científicas españolas. Las pautas terapéuticas propuestas fueron basadas en recomendaciones ampliamente aceptadas, la práctica de expertos, guías de consenso, así como en la experiencia clínica de los autores. Resultados: Se elaboraron dos algoritmos de tratamiento. El Algoritmo 1 se dirige al tratamiento de la hiponatremia aguda como urgencia médica de abordaje inmediato, y es de aplicación al tratamiento de la hiponatremia grave tanto de tipo euvolémico como hipovolémico. Se basa en el uso de sueros salinos hipertónicos al 3 % i.v., con pautas de infusión y monitorización. Se expone cómo evitar la hipercorrección de la natremia y cómo corregirla en su caso. El Algoritmo 2 aborda el tratamiento de la hiponatremia no aguda leve o moderada asociada al SIADH. Expone cómo y cuándo usar la restricción hídrica, solutos, furosemida y tolvaptán, para alcanzar eunatremia en el paciente con SIADH. Conclusiones: Se han elaborado dos estrategias complementarias para el tratamiento de la hiponatremia inducida por SIADH, en un intento de fomentar la toma de conciencia acerca de esa patología, simplificar su abordaje y su tratamiento y, así, mejorar su pronóstico. Palabras clave: Hiponatremia. SIADH. Hormona antidiurética. Treatment of hyponatremia induced by the syndrome of inappropriate antidiuretic hormone secretion: a multidisciplinary algorithm ABSTRACT Introduction: The syndrome of inappropriate antidiuretic hormone secretion (SIADH) is the most frequent cause of hyponatremia in a hospital setting. However, detailed protocols and algorithms for its management are lacking. Our objective was to develop 2 consensus algorithms for the therapy of hyponatremia due to SIADH in hospitalized patients. Material and methods: A multidisciplinary group made up of 2 endocrinologists, 2 nephrologists, 2 internists, and one hospital pharmacist held meetings over the period of a year. The group worked under the auspices of the European Hyponatremia Network and the corresponding Spanish medical societies. Therapeutic proposals were based on widely-accepted recommendations, expert opinion and consensus guidelines, as well as on the authors’ personal experience. Results: Two algorithms were developed. Algorithm 1 addresses acute correction of hyponatremia posing as a medical emergency, and is applicable to both severe euvolemic and hypovolemic hyponatremia. The mainstay of this algorithm is the iv use of 3% hypertonic saline solution. Specific infusion rates are proposed, as are steps to avoid or reverse overcorrection of serum sodium levels. Algorithm 2 is directed to the therapy of SIADH-induced mild or moderate, non-acute hyponatremia. It addresses when and how to use fluid restriction, solute, furosemide, and tolvaptan to achieve eunatremia in patients with SIADH. Conclusions: Two complementary strategies were elaborated to treat SIADH-induced hyponatremia in an attempt to increase awareness of its importance, simplify its therapy, and improve prognosis. Keywords: Hyponatremia. SIADH. Antidiuretic hormone. Correspondencia: Esteban Poch Servicio de Nefrología. Hospital Clínic. Villarroel, 170. 08036 Barcelona. [email protected] * De acuerdo con los autores y los editores, este artículo se ha publicado asimismo en la revista Medicina Clínica: Med Clin (Barc) 2013;141(11):507.e1-507.e10. http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.09.002 439 12220_03.indd 439 09/07/14 12:33 artículo especial INTRODUCCIÓN El síndrome de la secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) es un cuadro de hiponatremia hipotónica en el que se aprecia una insuficiente dilución urinaria en relación con la hipoosmolalidad plasmática existente, en ausencia de un descenso del volumen circulante efectivo (por hipovolemia o hipervolemia). Para este diagnóstico, las siguientes condiciones deben ser excluidas: hipotensión arterial, insuficiencia renal, insuficiencia suprarrenal, hipotiroidismo y estímulos fisiológicos no osmóticos de la vasopresina (AVP). En el SIADH, el descenso en la osmolalidad plasmática (Osmp) no da lugar a la inhibición de la secreción de la AVP como se esperaría, sino que induce una reabsorción inadecuada de agua libre en el túbulo colector de la nefrona. Como consecuencia de ello se produce una mayor hemodilución e hiponatremia, a la vez que da lugar a una osmolalidad urinaria (Osmu) inapropiadamente elevada1,2. Con mucha menos frecuencia aparece el síndrome de antidiuresis inadecuada (SIAD), donde la secreción de la AVP está correctamente inhibida por el descenso de la Osmp. Sin embargo, una mutación activadora de los receptores V2 del túbulo colector reproduce la reabsorción excesiva de agua en la nefrona distal3-5. En los últimos años se han producido avances importantes en nuestro conocimiento de las consecuencias negativas de la hiponatremia: la hiponatremia crónica leve no es asintomática. Así, se acompaña de síntomas mentales, inestabilidad, caídas6, fracturas7-9 y, posiblemente, osteoporosis10, además de una mayor tasa de mortalidad9,11-14. La hiponatremia aguda grave de por sí puede poner en peligro la vida del paciente, induciendo edema cerebral profundo, herniación cerebral y muerte. Además, tras la corrección de una hiponatremia grave, la recuperación neurológica completa puede tardar semanas, y algunos pacientes presentarán secuelas neurológicas permanentes como consecuencia de una hiponatremia profunda15. Sin embargo, una corrección excesivamente rápida de la natremia puede inducir el síndrome de desmielinización osmótica (SDO). Por lo tanto, una temprana y adecuada corrección de la hiponatremia es esencial, evitando o tratando de inmediato la hipercorrección y teniendo como objetivo final la eunatremia. En torno a un 30 % de los pacientes hospitalizados presentan hiponatremia en algún momento de su estancia hospitalaria13,16,17. A pesar de ello, la hiponatremia, incluso la grave, se infravalora y se trata inadecuadamente en demasiadas ocasiones. Un diagnóstico correcto de la causa de la hiponatremia mejora per se la mortalidad intrahospitalaria, con una menor tasa de muerte en aquellos pacientes a los que se les hace una determinación, tanto de la Osmp como de la Osmu18. Y una intervención terapéutica directa dirigida a la corrección de la hiponatremia se acompaña, a su vez, de una menor tasa de mortalidad19. El SIADH es la causa más frecuente de la hiponatremia hospitalaria20. Sin embargo, faltan protocolos y algoritmos 440 12220_03.indd 440 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH concretos que faciliten su abordaje terapéutico. Recientemente, una nueva clase de fármacos, los vaptanes, han sido aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de la hiponatremia asociada al SIADH en el adulto. Estos fármacos actúan bloqueando el receptor V2 de la AVP en el túbulo colector de la nefrona21. El estímulo de esos receptores da lugar a la inserción de canales de acuaporina-2 en la membrana apical de las células principales del túbulo colector, y en un segundo tiempo al incremento en la síntesis de esos canales, lo que permite la reabsorción de agua desde el túbulo colector. Tolvaptán es el único fármaco de esta clase autorizado por la EMA para su uso en el SIADH, y actúa bloqueando los receptores V2 de manera selectiva. La necesidad de clarificar qué lugar ocupa su uso dentro del arsenal terapéutico tradicional, compuesto principalmente por solución salina hipertónica (SSH) al 3 %, furosemida, los solutos y la restricción hídrica, hace más evidente aún la importancia de disponer de una guía concreta, detallada y actualizada del tratamiento de la hiponatremia inducida por SIADH. Por todo ello, el objetivo de este consenso es el desarrollo de dos algoritmos de tratamiento de la hiponatremia secundaria al SIADH en el paciente inicialmente hospitalizado. El primero (Algoritmo 1) se dirige al tratamiento de la hiponatremia aguda como urgencia médica de abordaje inmediato. El segundo (Algoritmo 2) aborda el tratamiento de la hiponatremia no aguda leve o moderada asociada al SIADH. MATERIALES Y MÉTODOS Un grupo multidisciplinar español compuesto por 2 especialistas en Endocrinología, 1 en Farmacia Hospitalaria, 2 en Medicina Interna y 2 en Nefrología se reunieron durante un año mediante una metodología mixta de reuniones presenciales y de trabajo en red para discutir y elaborar el protocolo. Las reuniones fueron organizadas bajo la tutela del grupo español del European Hyponatremia Network y de las respectivas Sociedades Científicas Españolas. Dada la falta de evidencia que caracteriza a muchos aspectos del tratamiento de la hiponatremia, los algoritmos que a continuación se desarrollan están basados en gran medida en recomendaciones ampliamente aceptadas, la práctica de expertos, guías de consenso22, así como en la experiencia clínica de los autores. Como siempre es el caso en la práctica clínica, la aplicación del protocolo deberá ser flexible y adaptada a cada paciente. EXPLICACIÓN Y USO DE LOS ALGORITMOS A la hora de decidir cuál de los dos algoritmos aplicar, se deben considerar una serie de elementos presentados en las tablas 1 y 2, siendo el más importante la gravedad de la clínica neurológica22. Una corrección rápida y agresiva de la natremia (Algoritmo 1) es especialmente importante en personas con síntomas agudos Nefrologia 2014;34(4):439-50 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH Tabla 1. Definiciones principales Síndrome de secreción inadecuada de la hormona antidiurética Hiponatremia con euvolemia clínica: - Descartado volumen circulante eficaz bajo (TO normal, PV normal, no ortostatismo, no ascitis ni edemas) - No toma de diuréticos - No insuficiencia adrenal, no hipotiroidismo, no insuficiencia renal - No situaciones de estímulo fisiológico de la vasopresina (posoperatorio, dolor, etc.) con: - [Na+s] < 135 mmol/l - Osmop < 275 mOsm/kg - Osmou > 100 mOsm/kg - [Na+u] > 40 mmol/l en condiciones de aporte suficiente de sodio [Na+s]: concentración sérica de sodio; [Na+u]: concentración urinaria de sodio; Osmp: osmolalidad plasmática; Osmu: osmolalidad urinaria; PV: presión venosa central; TO: tensión ocular. y/o graves de hiponatremia indicativos de un importante grado de edema cerebral, en pacientes con hipoxemia23-28, así como en niños y en mujeres en edad fértil27. Al aplicar cualquiera de los dos algoritmos, los medicamentos que potencialmente pueden causar hiponatremia deben interrumpirse cuando sea posible. El dolor y las náuseas son potentes estímulos de la secreción de AVP y deben ser tratados adecuadamente. Si la causa subyacente de hiponatremia inducida por SIADH no es evidente, la realización de una radiografía de tórax, tomografía computarizada de cerebro, cervicotorácica y ecografía abdominal deben ser consideradas. Si se piden, estas pruebas diagnósticas deben seguir la corrección inicial de emergencia de la natremia y la mejora de los síntomas del paciente si la hiponatremia es grave. Uso del Algoritmo 1 En un contexto de hiponatremia aguda y/o grave, con clínica indicativa de un edema cerebral profundo, el objetivo inicial de este algoritmo es la reducción del grado de edema cerebral, evitando a la vez una sobrecorrección de la natremia. Es de aplicación en cualquier tipo de hiponatremia grave euvolémica o hipovolémica, independientemente de la causa, y podrá iniciarse previo al diagnóstico etiológico. El algoritmo especifica el tratamiento inicial del edema cerebral con SSH al 3 % intravenoso (i.v.), la monitorización de la elevación consiguiente de la natremia, cómo evitar la hipercorrección y cómo corregirla si surge. Nefrologia 2014;34(4):439-50 12220_03.indd 441 artículo especial Solución salina hipertónica al 3 % La infusión de SSH al 3 % es la base del tratamiento de la hiponatremia grave. La base del tratamiento de la hiponatremia grave es el uso intravenoso de SSH (cloruro sódico) al 3 %29, para asegurar el movimiento de agua desde el espacio intracelular al espacio intravascular siguiendo un gradiente osmótico, reduciendo de esta manera el grado de edema neuronal. Para la administración de esta solución, no se precisa una vía central, cuya colocación solamente puede retrasar de forma innecesaria la administración de la solución salina hipertónica. La SSH al 3 % se puede preparar añadiendo 60 ml de SSH de ClNa al 20 % a 500 ml de solución salina isotónica de ClNa 0,9 %. Se deberá agitar siempre la preparación antes de su administración. Antes de iniciar el tratamiento, es imprescindible obtener una muestra de sangre para la determinación en suero de la natremia (Na+s), potasemia (Kp), urea, creatinina y Osmp. Es también esencial coger una muestra de orina para determinación de sodio urinario (Nau), potasio urinario (Ku) y Osmu lo antes posible, sin que ello suponga retraso en el inicio de la administración i.v. de la SSH al 3 %. Se debe investigar la presencia de hipoxemia y corregirla en su caso, dado que esta empeora el pronóstico de la hiponatremia23-28. Ritmo de infusión. Proponemos un ritmo inicial de infusión de SSH al 3 % de 0,5 ml/kg/hora o de 1-2 ml/kg/hora en función de la gravedad de la clínica neurológica30,31. Los pacientes que presenten crisis, coma, estupor o distrés respiratorio deberán recibir una infusión inicial de 2 ml/kg/hora. En estos pacientes, un tratamiento alternativo es la administración de bolos i.v. de 100 ml de SSH al 3 %, hasta un máximo de 3 veces con períodos de 10 minutos entre bolos, suspendiéndolos al ceder la sintomatología grave22,32. Desaconsejamos el uso de fórmulas para calcular la cantidad y el ritmo de infusión, dado que con frecuencia llevan a la hipercorrección32-34 y complican el tratamiento de forma innecesaria. El tratamiento también deberá ser más agresivo en niños y mujeres en edad fértil27, dado que el riesgo de encefalopatía hiponatrémica grave es más alto, pudiendo conducir a una herniación cerebral posterior y muerte o secuelas neurológicas permanentes. Este también es el caso de pacientes con hiponatremia aguda. Aquellos que hayan ingerido en las horas previas grandes cantidades de líquido (intoxicación aguda de agua) presentan un riesgo especialmente elevado, dado que su sintomatología neurológica, así como su Na+s, a menudo siguen empeorando al persistir la absorción de agua desde el tracto gastrointestinal35. Conviene señalar que, en estos pacientes, el sodio arterial puede estar varios mmol/l por debajo del sodio en sangre venosa periférica, por lo que este último valor puede infravalorar el grado real de hiponatremia36. Una vez instaurado el tratamiento con SSH, es importante asegurar una correcta valoración de la diuresis del paciente, ya que las soluciones hipertónicas pueden inducir una 441 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH artículo especial Tabla 2. Clasificación de la hiponatremia según la gravedad de la sintomatología Grave Clínica - - - - Moderado Estupor Coma Convulsiones Distrés respiratorio - - - - - Náuseas Vómitos Desorientación Somnolencia Confusión Síntomas moderados/graves generalmente: [Na+s] < 120 mmol/l Ver Algoritmo 1: Tratamiento agudo Generalidadesa Leve - - - - - Cefalea Déficit de atención Alteraciones de la memoria Alteración de la marcha Bradipsiquia Síntomas leves/moderados generalmente: [Na+s] > 120 mmol/l Ver Algoritmo 2: Tratamiento no agudo Objetivo final del tratamiento: Normalización de las concentraciones plasmáticas de sodio ([Na+s] > 135 mmol/l) - Factores que favorecen aplicar Algoritmo 1: Mujer en edad fértil Edad pediátrica Patología craneal expansiva Hipoxemia (paO2 < 70 mmHg) [Na+s] < 120 mmol/l Habitualmente < 48 horas - Factores que favorecen aplicar Algoritmo 2: Malnutrición Hipopotasemia Anciano frágil [Na+s] > 120 mmol/l Habitualmente > 48 horas Recoger muestra de orina reciente al inicio y determinar iones y osmolalidad en plasma y orina. Corregir hipoxemia Tomando en cuenta la magnitud y la velocidad del descenso de la natremia. [Na+s]: Concentración sérica de sodio; paO2: presión arterial de oxígeno. a elevada diuresis acuosa (producción de orina 2 ml/kg/hora), que favorece la sobrecorrección de la natremia y exige una mayor monitorización de esta, para identificar la necesidad de inicio de medidas correctoras. Estos pacientes también son candidatos a recibir directamente 1 µg de desmopresina subcutánea (s.c.) o i.v. como medida preventiva en el momento de detección de la poliuria, evitando así una corrección excesiva de los niveles de sodio32,37. en las primeras 24 horas. Es especialmente importante evitar la hipercorrección en pacientes con mayor riesgo de desarrollo del SDO: pacientes con alcoholismo, desnutrición o hipopotasemia, entre otros40-42, por lo que en estos pacientes los niveles máximos de corrección deberían ser del orden de 6 a 8 mmol/l y 14 a 16 mmol/l entre las 24 y 48 horas, respectivamente. Sin embargo, en pacientes con hiponatremia aguda el Na+s puede aumentar con mayor rapidez, sin consecuencias negativas. Objetivos específicos del tratamiento con solución salina hipertónica. En el tratamiento de pacientes con hiponatremia crónica (duración de más de 48 horas), la elevación máxima del Na+s actualmente recomendada es de 10 mmol/l en 24 horas, así como de 18 mmol/l en 48 horas, para disminuir el riesgo de desarrollo del SDO22. Se ha observado que incrementos de 4-6 mmol/l en los niveles séricos circulantes de sodio se acompañan de una reducción del nivel de edema cerebral del orden de un 50 %38. En un reciente estudio se ha hallado un aumento en la tasa de mortalidad en pacientes con Na+s de partida inferiores a 120 mmol/l cuyo ritmo de corrección fue inferior a 6 mmol/l en 24 horas39. Por todo ello, el objetivo debería ser un incremento del Na+s del orden de 6 a 8 mmol/l No se deben asociar otros tratamientos susceptibles de elevar la natremia de forma simultánea con la SSH, a excepción de la furosemida endovenosa en pacientes con una historia de insuficiencia cardíaca. En este caso, dado que la combinación de SSH con un diurético de asa incrementará la concentración sérica de sodio de forma más marcada que el uso de SSH sola, el objetivo inicial de elevación del Na+s con la infusión de la SSH deberá ser algo menor, entre 4 y 5 mmol/l. 442 12220_03.indd 442 Monitorización del tratamiento con SSH y su interrupción. Es importante repetir la determinación del Na+s a las dos horas del inicio de la infusión de SSH. Si el aumento del Na+s ha sido superior a 6 mmol/l, se debe suspender la infusión, dado que Nefrologia 2014;34(4):439-50 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH artículo especial Hiponatremia con síntomas moderados/graves y/o hiponatremia 48 horas + ([Na s] < 120 mmol/l) Solución salina hipertónicaa,b,c ClNa 3 % (513 mmol/l) Síntomas graves 1-2 ml/kg/h o bolo i.v. 100 ml Síntomas moderados 0,5 ml/kg/h Evaluar a las 2 horas de inicio Incremento [Na+s] < 1 mmol/l Aumentar 50 %-100 % el ritmo de infusión previo Incremento [Na+s] = 1-6 mmol/l Incremento [Na+s] > 6 mmol/l Interrumpir solución salina hipertónica Seguir igual Evaluar a las 2 horas del último control [Na+s] < 120 mmol/l y/o incremento [Na+s ] < 2 mmol/l desde inicio Síntomas graves Síntomas moderados Valorar seguir igual y revaluar a las 4-6 horas del último control [Na+s] > 130 mmol/l y/o incremento [Na+s ] > 8 mmol/l desde inicio [Na+s] = 120-130 mmol/l y/o Incremento [Na+s ] > 6 mmol/l desde inicio Valorar acción correctora para evitar SDO: Interrumpir solución salina hipertónica - - Revaluar clínica: Valorar situación clínica Revaluación diagnóstica: - completar estudios bioquímicos, hormonales, imagen, etc. Valorar tolerancia/aporte oral Aporte hídrico Suero glucosado 5 % (6 ml/kg/h durante 2 horas) y medir natremia a las 2 horas Desmopresina 1-2 μg s.c. o i.v. cada 6-8 horas Valorar transición a Algoritmo 2 Indicar tratamiento específico si procede Algoritmo 1. Tratamiento agudo a,b Fórmula preparación de la solución salina hipertónica al 3 %: añadir a 500 ml de solución salina fisiológica ClNa al 0,9 %, 60 ml de solución salina NaCl al 20 % y agitar bien (el doble para 1000 ml). Administrar por vía periférica; c Valorar furosemida 20 mg Valorar transición (cardiopatía y/o Osmu> 2 x Osmp u Osmu > 350 mOsm/kg). a Algoritmo 2 i.v.: intravenosa; [Na+s]: concentración sérica de sodio; SDO: síndrome de desmielinización osmótica; s.c.: subcutánea. los niveles séricos de Na+s pueden seguir incrementándose después de interrumpir la administración endovenosa de SSH. En caso de observarse una elevación del Na+s de entre 1 y 6 mmol/l, el ritmo de infusión se puede mantener. Si no se observan cambios en el Na+s, se debe incrementar el ritmo de infusión un 50 a 100 %, en función de la gravedad de la clínica. En caso de haber administrado bolos i.v. de hipertónico, se deberá repetir la natremia a los 30 minutos del último bolo. Nefrologia 2014;34(4):439-50 12220_03.indd 443 A las dos horas, es decir, cuatro horas después del inicio de la infusión, se determina el Na+s de nuevo. En un paciente con sintomatología neurológica de gravedad –coma, convulsiones, estupor o distrés respiratorio– y que no muestra una mejoría analítica, con un incremento inferior a 2 mmol/l desde el inicio, debemos incrementar el ritmo de infusión en un 50-100 %. En caso de aumentar el ritmo de infusión, la natremia se repetirá de nuevo a las dos horas. 443 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH artículo especial Por el contrario, en caso de un incremento insuficiente del Na+s, con una elevación inferior a 2 mmol/l, en pacientes con síntomas moderados de hiponatremia, podemos mantener el ritmo de infusión, repitiendo la natremia y valorando un aumento del ritmo de la infusión 4-6 horas después. En caso de una elevación mayor de 6 mmol/l desde el Na+s de partida, se suspende la infusión, pudiendo también interrumpirla en caso de haber alcanzado ya un incremento de 6 mmol/l. Si el Na+s se ha elevado más de 8 mmol/l desde el principio, recomendamos iniciar medidas correctoras dirigidas a lograr un nuevo descenso del Na+s (ver a continuación). Si el Na+s se ha elevado entre 2 y 6 mmol/l desde el comienzo de la infusión de SSH, se podrá mantener el ritmo de la infusión, repitiendo la natremia cada dos horas hasta alcanzar el incremento deseado en el Na+s, para entonces suspender la SSH. empezar a una velocidad de infusión de 1,5 a 2 ml/kg/hora, repitiendo los niveles de Na+s cada 2 horas después de la infusión e incrementando progresivamente el ritmo de infusión del glucosado si fuera preciso. Se ha recomendado que el ritmo de descenso del Na+s sea en torno a 1 mmol/hora50. Es especialmente importante asociar desmopresina a soluciones glucosadas en el caso de pacientes con polidipsia primaria, y en otros pacientes con Osmu baja, ya que difícilmente reabsorberán en el túbulo colector el líquido administrado, al tener niveles circulantes bajos de AVP y, por tanto, apertura de pocos canales de acuaporina-2. La desmopresina inducirá una elevación importante en la Osmu, por lo que el descenso en el Na+s que ese fármaco induce podrá ser interrumpido mediante la administración de 20 mg de furosemida i.v. en cuanto se haya alcanzado la Na+s deseada. Es aconsejable que el médico que haya indicado el tratamiento con SSH supervise personalmente la interrupción de la infusión en cuanto la decisión de suspenderla haya sido tomada. Tras la interrupción de la SSH, los únicos tratamientos que se deberán aplicar hasta pasadas 24 horas del inicio de la infusión son la restricción hídrica y el aporte oral de sal en pacientes con SIADH. Deberán evitarse medidas que puedan aumentar los niveles de Na+s para así prevenir una hipercorrección. Incluimos en esta categoría la administración del cloruro potásico (ClK): la hipopotasemia leve no deberá ser corregida hasta cumplirse las 24 horas desde el inicio de la infusión de SSH, ya que el aporte de potasio elevará la natremia. Pacientes que presentan mayor riesgo de elevación excesiva de la natremia. Existen determinados grupos de pacientes que presentan un mayor riesgo de desarrollar elevaciones excesivas del Na+s y precisan una monitorización más estricta en su seguimiento. Entre ellos están los pacientes con una causa de hiponatremia transitoria; p. ej., hiponatremia inducida por fármacos tras la retirada del medicamento, pacientes con hiponatremia mediada por estímulos fisiológicos de elevación de AVP en los cuales ha desaparecido de forma brusca la causa de la elevación de la AVP 32, así como pacientes que hayan tenido un aporte de sal marcadamente bajo en los días previos al ingreso. Actitud ante una elevación excesiva de la natremia La reducción de la natremia tras hipercorrección previene el SDO. Un incremento excesivo del Na+s en un período de 24 o 48 horas se asocia al desarrollo del SDO, cuadro que puede llevar a la muerte o a secuelas neurológicas permanentes. Es por esta razón por la que las Guías de 200722 recomiendan un incremento máximo de niveles de sodio de 10 mmol/l y 18 mmol/l en 24 y 48 horas, respectivamente. Sin embargo, una reducción rápida del Na en pacientes que hayan presentado elevaciones excesivas de este previene el desarrollo del SDO37,43,44, además de haber sido utilizado con éxito en el tratamiento de pacientes que ya hayan desarrollado SDO45-49. Medidas específicas. Por lo tanto, en caso de una elevación en el Na+s superior a 8 mmol/l tras la infusión de SSH, se deben tomar de inmediato medidas encaminadas a lograr un nuevo descenso del Na+s, además de la interrupción de la infusión. Recomendamos el aporte de importantes cuantías de agua por vía oral (v.o.), administración de solución glucosada al 5 % i.v. (4-6 ml/kg/hora durante 2 horas con nueva determinación del Na+s en ese momento). La administración de soluciones glucosadas puede ser acompañada por la administración de desmopresina 1 a 2 μg i.v. o s.c. cada 6 horas37 hasta lograr un incremento neto máximo en la Na+s de unos 8 mmol/l desde el inicio. Cuando se use desmopresina, recomendamos 444 12220_03.indd 444 Los pacientes con insuficiencia suprarrenal tanto primaria como secundaria representan un caso especial. Estos pacientes deben recibir tratamiento con hidrocortisona a dosis suficientes para asegurar una adecuada acción glucocorticoidea y mineralocorticoidea. Pero el Na+s puede incrementarse a ritmos muy elevados tras inicio de tratamiento esteroideo, especialmente en caso de la administración de dosis altas de hidrocortisona en bolo i.v. como tratamiento de la crisis adrenal. En estos pacientes, si la natremia ya ha subido 8 mmol/l antes de haberse cumplido las 24 horas desde el inicio del tratamiento, se pueden administrar 1-2 µg i.v. o s.c. de desmopresina cada 6-8 horas para frenar el ascenso. Muchos pacientes con insuficiencia adrenal son susceptibles de ser tratados con una infusión de hidrocortisona a un ritmo menor (60-150 mg de hidrocortisona durante un período de 24 horas)51, asociada o no a un bolo inicial de 50 mg i.v., que será acompañado por una elevación más lenta de la natremia. Casos menos graves pueden tratarse con 20 mg de hidrocortisona oral cada 8 horas. Uso del Algoritmo 2 El objetivo del Algoritmo 2 es lograr la eunatremia en pacientes con hiponatremia leve o moderada inducida por SIADH que no supongan una urgencia médica. Nefrologia 2014;34(4):439-50 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH Corrección de la hipopotasemia En presencia de hipopotasemia, se deberán administrar suplementos de ClK v.o., con la precaución de no administrar bicarbonato potásico, ni preparados que induzcan la generación de bicarbonato potásico, ya que este último incrementará la excreción renal de sodio, pudiendo empeorar la natremia e inducir alcalosis metabólica52. Tratamiento con soluto Es esencial asegurar el aporte oral de sal. La dieta hospitalaria sin sal no suele contener más de 4 gramos de ClNa/día. Y muchos pacientes ingresados comen menos que lo que se les sirve, y por tanto tendrán un aporte de sal aún menor. Recomendamos la asociación de suplementos de sal, para un consumo mínimo de 5 a 8 gramos de sal al día. La administración de grandes cantidades de soluto oral puede ser una terapia per se de la hiponatremia inducida por SIADH. En ese caso, se deberán aportar de 3 a 4 gramos de suplemento de sal cada 8 horas, pudiendo llegar a cuantías mayores en algunos casos. Es obligatorio un control estricto de la tensión arterial en todo paciente con suplementos de sal. Otro soluto que ha sido utilizado en el tratamiento del SIADH es la urea, a dosis de 30 g/día (habitualmente 15 g cada 12 horas)53. El tratamiento con urea podría ser especialmente útil en niños con SIADH54, aunque su mala palatabilidad ha impedido la generalización de su uso. Tratamiento con restricción hídrica En el momento actual, la restricción hídrica es la base del tratamiento inicial de la hiponatremia por SIADH que no requiere medidas urgentes. Por restricción hídrica nos referimos a la limitación en el aporte de todos los líquidos que se le administran al paciente, tanto medicación i.v. y líquidos orales como los alimentos de la dieta que intrínsecamente contienen agua. Para ello, se debe suspender toda la medicación, tanto oral como i.v., que no sea imprescindible en ese momento y concentrar la medicación i.v. cuando sea factible. Se debe limitar no solamente el aporte de agua, sino también de cafés, zumos, tés, y eliminar de la dieta sopas, caldos, purés, gelatinas y postres semilíquidos (como natillas), e incluso alimentos de alto contenido en agua, como melón, sandía y cítricos. En nuestra experiencia, la fórmula de Furst55 es útil a la hora de predecir qué pacientes responderán adecuadamente a la restricción hídrica; se calcula la fórmula dividiendo la suma del Nau y el Ku mmol/l por el Na+s. Pacientes que presentan una cifra inferior a 0,5 responderán a una restricción de líquidos de 1000 ml/día, mientras que aquellos con valor de la fórmula de Furst entre 0,5 y 1 pueden responder a una restricción igual o menor a Nefrologia 2014;34(4):439-50 12220_03.indd 445 artículo especial 500 ml. Aquellos pacientes en los que el resultado de la fórmula sea superior a 1 no van a responder a la restricción hídrica, ya que su nefrona no está eliminando agua libre de electrolitos. En este caso, se aplica restricción hídrica a 500 ml al día para que no empeore la natremia del paciente, pero no para corregirla. La respuesta de un paciente determinado a la restricción hídrica puede ser cambiante y puede variar de un día para otro. Por lo tanto, para una correcta aplicación de la fórmula de Furst, se debe repetir el cálculo de electrolitos en suero y orina con frecuencia. Se considerará una respuesta positiva cuando la elevación de la natremia sea de un mínimo de 2 mmol/l cada día durante 2 días seguidos. La restricción hídrica no es práctica para todos los pacientes y a veces resulta totalmente incompatible con medicación necesaria o nutrición artificial. También hay pacientes que no toleran o no responden a la restricción hídrica. Además, la restricción hídrica a 500 ml/día reduce la palatabilidad de la comida y puede empeorar el estado nutricional del paciente, en caso de prolongarse varios días. En todos estos casos, junto con los pacientes que presenten un resultado igual o superior a 1 en la fórmula de Furst, deberemos iniciar terapia alternativa para elevar la natremia. Tratamiento con furosemida La administración de furosemida puede ser útil como tratamiento de la hiponatremia por SIADH a corto plazo, cuando la Osmu sea suficientemente elevada, ya que este fármaco incrementa el aclaramiento de agua libre por la nefrona. Para que este diurético de asa sea eficaz, la Osmu debe estar por encima de 350 mOsm/kg, y preferiblemente por encima de 400 mOsm/kg. Deberemos reponer con sal oral las pérdidas urinarias de sodio que induce. La furosemida puede ser administrada tanto i.v. como por v.o., en dosis habitualmente de 20 mg i.v. cada 8 a 24 horas, o de 40 mg v.o. cada 8 a 24 horas, aunque se hayan dado dosis mayores con éxito56,57. La furosemida será especialmente útil en pacientes en los que la duración de su cuadro de SIADH se prevé limitada a unos pocos días, como es el caso de personas con neumonía, o con SIADH inducida por fármacos que se puedan suspender (tabla 3). La furosemida también puede ser útil en pacientes con niveles de Na+s por debajo de 120 mmol/l y que presenten síntomas leves o moderados, niveles de sodio por encima de 115 mmol/l y un bajo riesgo de herniación (p. ej., ancianos). En este caso, la natremia deberá ser repetida a las 3 a 6 horas de la dosis i.v. Tratamiento con tolvaptán Se recomienda el uso de tolvaptán, antagonista selectivo del receptor V2 de la AVP58, en pacientes que no sean candidatos a la restricción hídrica ni a la furosemida, y cuyo cuadro 445 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH artículo especial Síntomas moderados/leves y/o hiponatremia > 48 horas Asegurar aporte mínimo de 5 g/día de NaCl vía oral ([Na+s] 120 mmol/l) (Na+u +K+u )/Na+s < 0,5a (Na+u +K+u )/Nas = 0,5 – 1a Restr. hídrica < 1000 cc/díac Restr. hídrica < 500 cc/díac (Na+u +Ku )/Na+s > 1a Restr. hídrica no factibleb No eficaz si incremento [Na+s ] < 2 mmol/l en 24 horas en 2 días consecutivos Interrumpir restricción Tolvaptánfh 15 mg/día hídricad,e Valorar a las 6 horasg,h Incremento [Na+s] Incremento [Na+ s] 5 mmol/l desde el inicio > 5 mmol/l Valorar a las 12-24 horasg,h Valorar suspender tratamiento y acción correctora para evitar SDO: - Aporte hídrico Suero glucosado 5 % (6 ml/kg/h durante 2 horas) y medir natremia a las 2 horas Desmopresina 2 µg s.c. o i.v. cada 6 horas Omitir la siguiente dosis de tolvaptán Comprobar incremento [Na+s ] y clínica: Incremento [Na+s] 0,4 mmol/l/h y [Na+s] < 128 mmol/l o Incremento [Na+s] 8 mmol/l desde el inicio Valorar la dosis de TOLVAPTÁN según respuestag (si [Na+s] < 135 mmol/l) Tolvaptánf 30 mg/día Valorar a las 24 horas Incremento [Na+s] Tolvaptán 60 mg/día 5 mmol/l Incremento [Na+s] > 5 mmol/l Continuar tolvaptán 30 mg/día Valorar duración del tratamiento del SIADH según etiología (tabla 3) Seguimiento a las 24 horas Alta hospitalaria Seguimiento a 1 semana Seguimiento a 2-4 semanas según causa subyacente y a la semana tras la supresión Algoritmo 2. Tratamiento no agudo a Furst H, et al. Am J Med Sci 2000;319(4):240-4; b Por nutrición parenteral u otros aportes hídricos que hacen imposible el uso de restricción hídrica o intolerancia por el paciente; c Valorar furosemida si Osmu >350 mOsm/kg; d El paciente deberá poder beber sin limitaciones; e Ver advertencias en el texto; f Ficha técnica tolvaptán (Samsca®). Laboratorios Otsuka. Disponible en URL: http://www.ema.europa.eu. Acceso: Noviembre 2011; g Evaluar iones en sangre; osmolalidad plasma/orina; h Evaluar diuresis e ingesta líquida cada 6 horas. Si balance excesivamente negativo: aplicar medidas correctoras; especialmente importante en pacientes con [Na+s] < 125 mmol/l de partida. i.v.: intravenoso; [Na+s]: concentración sérica de sodio; [Na+u] y [K+u]: concentración urinaria de sodio y potasio, respectivamente; Osmu: osmolalidad urinaria; SDO: síndrome de desmielinización osmótica; s.c.: Subcutáneo; SIADH: síndrome de secrección inadecuada de la hormona antidiurética o vasopresina. 446 12220_03.indd 446 Nefrologia 2014;34(4):439-50 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH artículo especial previsiblemente pueda durar algunos días, o más, caso del SIADH crónico. Inicio y motorización de tolvaptán. Se recomienda empezar con tolvaptán en pacientes en los que el Na+s se haya elevado por encima de los 119 mmol/l, antes que en pacientes con sodio plasmático por debajo de este valor, ya que, en nuestra experiencia, así como en la experiencia de otros (Dr. Volker Burst de la Universidad de Colonia, comunicación personal), esos pacientes presentan un mayor riesgo de sobrecorrección. El tratamiento con tolvaptán se debe iniciar siempre con el paciente hospitalizado. Es importante asegurar que el paciente esté bebiendo adecuadamente a lo largo del primer día de tratamiento, dado que se suele observar el máximo grado de acuaresis tras la administración de tolvaptán precisamente ese día, cuando el exceso de volumen circulante efectivo es mayor. Es especialmente importante asegurar ingesta libre y adecuada de agua en aquellos pacientes que previamente hayan estado en un período de restricción hídrica, acostumbrados a no beber tanto como desean. En el caso de pacientes con patologías que les impiden beber adecuadamente (p. ej., gastrointestinal, oral etc.), será necesario asociar soluciones glucosadas i.v. desde el comienzo del tratamiento. Pacientes con sonda nasogástrica deberán recibir el aporte de agua con infusión de glucosados al 5 % desde el inicio. En estos casos, la valoración de la diuresis será importante para estimar el aumento de las necesidades de líquido. La dosis inicial recomendada es de 15 mg v.o. en dosis única diaria. Sin embargo, hay grupos que prefieren comenzar con una dosis menor de tolvaptán, 7,5 mg59,60 (Dr. Volker Burst, Universidad de Colonia, comunicación personal). Es preferible que la administración inicial del fármaco sea por la mañana (de 7.00 a 9.00), para facilitar su monitorización, el acceso al agua del paciente y su descanso nocturno. Se recomienda la determinación de iones en plasma (Na+s, Kp) y Osmp, así como iones en orina (Nau, Ku) y Osmu al inicio y a las 6 horas de la dosis inicial, además del control de la ingesta de líquidos y de la diuresis cada 6 horas. En caso de observarse una elevación del Na+s mayor de 5 mmol/l a las 6 horas, se recomienda el inicio de medidas correctoras dirigidas a frenar el ascenso de la Na+s, ya que la natremia podrá seguir subiendo de forma marcada, con un incremento mayor durante la noche, coincidiendo con un período de menor Tabla 3. Estimación de la duración del tratamiento del síndrome de secrección inadecuada de la hormona antidiurética o vasopresina según la etiología Riesgo relativo de SIADH crónico Etiología Duración probable Tumores productores de vasopresinaa de forma ectópica (oat-cell, etc.) Determinada por evolución de patología subyacente 1,0 Inducido por fármacos, con continuación del uso del fármaco (carbamazepina, etc.) Duración del tratamiento con el fármaco 1,0 Hemorragia subaracnoidea 1-4 semanas 0,8 Tumores cerebrales Determinada por evolución de patología subyacente 0,8 Idiopático (senil) Indefinido 0,6 Accidente vascular cerebral 1-4 semanas 0,5 Insuficiencia respiratoria (EPOC) Depende de respuesta al tratamiento 0,5 Lesiones cerebrales inflamatorias Depende de respuesta al tratamiento 0,4 Infección VIH Depende de respuesta al tratamiento 0,2 Traumatismo craneoencefálico 2-7 días a indefinido 0,2 Náuseas, dolor, ejercicio prolongado Variable, depende de la causa 0,1 Hiponatremia posoperatoria 2-3 días posoperatorio 0 Inducido por fármacos, con supresión del uso del fármaco (carbamazepina, etc.) Duración del tratamiento con el fármaco 0 Neumonía 2-5 días 0 EPOC: enfermedad pulmonar obstructuva crónica; SIADH: síndrome de secrección inadecuada de la hormona antidiurética o vasopresina; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana. Verbalis J. Managing patients with syndrome of inappropriate antidiuretic hormone secretion. Endocrinol Nutr 2010;57(supl. 2):30-40. Reproducido con el permiso del autor. Nefrologia 2014;34(4):439-50 12220_03.indd 447 447 09/07/14 12:33 artículo especial ingesta de líquidos del paciente. Estas medidas incluyen un aumento en la ingesta oral de agua y la perfusión i.v. de solución glucosada al 5 % (3-4 ml/kg/h durante 2 horas, seguida por una nueva determinación y valoración del Na+s). Puede ser útil la administración de 2-4 μg de desmopresina (s.c. o i.v.) cada 6 horas según se requiera, dado que en nuestra experiencia el uso de este fármaco ayuda a frenar una excesiva corrección del Na+s, a pesar del bloqueo de los receptores V2 por el fármaco. Cuando usemos desmopresina, se recomienda iniciar con una pauta de solución glucosada al 5 % a un ritmo de (2-3 ml/kg/h) durante 2 horas, seguido de con un control del Na+s. Si es necesario, se incrementará el ritmo de infusión cada 2 horas para seguir bajando los niveles de sodio, con el objetivo de lograr un incremento máximo de 4 mmol/l desde el inicio. Una elevación de la natremia superior a 5 mmol/l a las 6 horas desde la dosis inicial de tolvaptán nos obligará a repetir de nuevo la determinación del Na+s a las 12 horas desde la dosis inicial. No todos los pacientes beben lo que necesitan, por lo que algunos podrían presentar un balance hídrico excesivamente negativo. En estos casos, es recomendable una nueva medida del Na+s a las 12 h. Si un paciente no presenta una elevación de la Na+s superior a 5 mmol/l a las 6 horas de la primera dosis de tolvaptán, y está bebiendo libremente, se repetirá la Na+s a las 24 horas de la toma del fármaco, salvo que el paciente desarrolle balances de ingesta/diuresis excesivamente negativos, en cuyo caso se deberá repetir el Na+s antes. Si a las 24 horas de la primera administración de tolvaptán un paciente presenta un incremento del Na+s superior a los 10 mmol/l, no se deberá administrar tolvaptán de nuevo ese día, y se podrán aplicar medidas correctoras en su caso, aunque la retirada transitoria del fármaco habitualmente es suficiente para inducir el deseado descenso de la natremia. El fármaco puede ser reintroducido al día siguiente. En caso de lograr una elevación neta del Na+s de 10 mmol/l o menos en 24 horas, se podrá administrar de nuevo 15 mg de tolvaptán, con la monitorización del Na+s al día siguiente. Si el incremento del Na+s ha sido insuficiente, se podrá elevar la dosis de tolvaptán a 30 mg/día, con un máximo de 60 mg/día. La experiencia clínica con tolvaptán en Europa sigue siendo limitada y su uso podrá sufrir modificaciones en un futuro, sobre todo en cuanto a dosificación. Tolvaptán: consideraciones generales. A la hora de usar tolvaptán, es importante considerar sus interacciones con otros fármacos (tabla 4). Al ser un sustrato para el citocromo P450 3A4, sus concentraciones aumentan en presencia de inhibidores y descienden al asociarse a inductores. Asimismo, dosis elevadas del fármaco (60 mg/día) pueden incrementar la concentración de digoxina en sangre. Tolvaptán debe utilizarse como monoterapia en el tratamiento de la hiponatremia por SIADH, y nunca deberá ser administrado en el mismo día que el suero 448 12220_03.indd 448 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH salino hipertónico. Está contraindicado en el paciente hipovolémico, por lo que subrayamos la importancia de un correcto diagnóstico de SIADH para su uso. Habitualmente el fármaco es bien tolerado, y en nuestra experiencia es muy efectivo para lograr la eunatremia. No obstante, la sed intensa que en ocasiones induce, acompañada por la ingesta de cantidades importantes de agua, así como el dolor crónico, pueden reducir la eficacia del medicamento. Los pacientes con SIADH tipo D (SIAD secundario a una mutación activadora del receptor V2) probablemente no respondan al tratamiento61. Duración del tratamiento con tolvaptán y seguimiento posalta. La duración del tratamiento dependerá de la causa del SIADH (tabla 3). Es preferible que la dosis sea reducida progresivamente, y no interrumpida de forma brusca. En caso de mantenerse la medicación posalta, se recomienda repetir los niveles de Na+s a la semana, seguido por analíticas a las 2-4 semaNa+s, y posteriormente cada mes. En nuestra experiencia, se puede ir reduciendo progresivamente la dosis de tolvaptán en muchos pacientes con SIADH crónico y mantener eunatremia estricta, una vez que la hayan alcanzado. Estos pacientes podrán precisar un incremento en su dosis en caso de hospitalización, u otras situaciones acompañadas por el incremento en el aporte de líquidos y/o por una reducción en la ingesta de sal. CONCLUSIONES Se han elaborado dos estrategias complementarias para el tratamiento de la hiponatremia inducida por SIADH, con el objetivo de que la toma de conciencia acerca de la importancia de su tratamiento, junto a la existencia de un protocolo que simplifique su abordaje, puedan mejorar el manejo prudente y juicioso de la hiponatremia y mejorar asimismo el pronóstico de esta alteración electrolítica. Tabla 4. Interacciones medicamentosas de tolvaptán - Se debe administrar con precaución junto a inhibidores de CYP3A4 (como ketoconazol, diltiazem, macrólidos) al incrementar esos fármacos los niveles circulantes de tolvaptán. - La administración de inductores de CYP3A4 (como rifampicina, barbitúricos) disminuyen la acción del tolvaptán, así como la ciclosporina. - Se debe evitar la ingesta de zumo de pomelo, que también incrementa la acción del fármaco. - No se han observado interacciones con sustratos de CYP3A4 tales como la warfarina ni con la amiodarona. - Incrementa los niveles circulantes de lovastatina. - Dosis de 60 mg incrementan niveles de digoxina, precisando control estricto de digoxinemia. Nefrologia 2014;34(4):439-50 09/07/14 12:33 Isabelle Runkle et al. Tratamiento del SIADH A pesar de que la hiponatremia es frecuente y de que tiene importantes repercusiones negativas, hay una escasez de evidencia en el campo de la hiponatremia en general y de su tratamiento en particular. Necesitamos más investigación dirigida a la generación de evidencia orientada a la optimización del tratamiento de la hiponatremia. Esperamos que la aplicación de este protocolo simplifique el tratamiento de la hiponatremia inducida por SIADH, disminuya la morbilidad y facilite la recopilación de evidencia. Conflictos de interés Isabelle Runkle ha trabajado como consultora de Otsuka y ha impartido sesiones esponsorizadas por Otsuka, Amgen y Novartis. Carles Villabona ha trabajado como consultor de Otsuka y ha impartido sesiones esponsorizadas por Novartis, Ipsen y Otsuka. Andrés Navarro ha trabajado como consultor de Otsuka. Antonio Pose ha trabajado como consultor de Otsuka, Boehringer, MSD, Rovi y Almirall, y ha impartido sesiones esponsorizadas por Otsuka, Almirall, Boehringer, Novartis, Astra, Bristol, Lilly, Bayer, Sanofi, Lacer y Novo. Francesc Formiga ha trabajado como consultor de Otsuka y ha impartido sesiones esponsorizadas por Otsuka. Alberto Tejedor ha trabajado como consultor de Nefrología para la Agencia Española del Medicamento y la Agencia Europea del Medicamento. Consultor de Otsuka y Astra Zeneca. Esteban Poch ha trabajado como consultor de Otsuka y ha impartido sesiones esponsorizadas por Otsuka. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Schwartz W, Bennett W, Curelop S, Bartter FC. A syndrome of renal sodium loss and hyponatremia probably resulting from inappropriate secretion of antidiuretic hormone. Am J Med 1957;23:529-42. 2. Bartter FC, Schwartz WB. The syndrome of inappropriate secretion of antidiuretic syndrome. Am J Med 1967;42:790-806. 3. Feldman BJ, Rosenthal SM, Vargas GA, Fenwick RG, Huang EA, Matsuda-Abedini M, et al. Nephrogenic syndrome of inappropriate antidiuresis. N Engl J Med 2005;352:1884-90. 4. Zerbe R, Stropes L, Robertson GL. Vasopressin function in the syndrome of inappropriate antidiuresis. Annu Rev Med 1980;31:315-27. 5. Robertson GL. 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Utilidad de la procalcitonina Elena Lucas-Sáez1, Susana Ferrando-Monleón2, Juan Marín-Serra3, Ricardo Bou-Monterde4, Jaime Fons-Moreno5, Amelia Peris-Vidal6, Aurelio Hervás-Andrés7 1 Departamento de Pediatría. Hospital de Manises. Valencia; 2 Departamento de Pediatría. Hospital La Ribera. Alzira, Valencia; 3 Departamento de Pediatría. Hospital Clínico Universitario de Valencia; 4 Unidad de Epidemiología. Hospital La Ribera. Alzira, Valencia; 5 Departamento de Pediatría. Hospital Clínico Universitario de Valencia. Universidad de Valencia; 6 Servicio de Pediatría. Centro de Salud Serreria II. Valencia; 7 Departamento de Pediatría. Hospital Lluís Alcanyís. Xátiva, Valencia Nefrologia 2014;34(4):451-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12467 RESUMEN Objetivo: Establecer la utilidad de la procalcitonina (PCT) y otros parámetros clínicos y analíticos como indicadores de daño renal agudo y permanente en niños tras una primera infección del tracto urinario (ITU) febril. Material y métodos: Estudio retrospectivo multicéntrico. Estudio estadístico: descriptivo, curvas ROC y regresión logística múltiple. Resultados: 219 pacientes, con edades entre 1 semana y 14 años (68 % menores de 1 año). Las medias de PCT fueron significativamente mayores en pacientes con pielonefritis aguda respecto a aquellos con DMSA agudo normal (4,8 frente a 1,44; p = 0,0001), sin alcanzar significación para DMSA tardío (6,5 frente a 5,05; p = 0,6). El área bajo la curva ROC de PCT fue 0,64 (IC 95 % 0,55-0,72) para daño renal agudo y 0,62 (IC 95 % 0,44-0,80) para permanente; con puntos de corte óptimos de 0,85 y 1,17 ng/ml. El análisis multivariante para daño renal agudo solo encontró correlación con PCT (odds ratio [OR] 1,2, IC 95 % 1,061,4; p = 0,005) y horas de fiebre (OR para < 6 h 0,4, IC 95 % 0,2-1,02; p = 0,05). En los pacientes con cicatriz, la OR para PCT fue 1,0 (IC 95 % 0,9-1,1; p = 0,6). Conclusiones: La PCT y la duración de la fiebre fueron los únicos parámetros que se asociaron de forma significativa a daño parenquimatoso agudo. No se observó relación estadísticamente significativa entre la PCT y la cicatriz renal. Palabras clave: Procalcitonina. Daño renal agudo. Daño renal permanente. Infección urinaria febril. INTRODUCCIÓN La infección del tracto urinario (ITU) es una de las infecciones bacterianas más frecuentes en la edad pediátrica, con una incidencia global del 3-7 %1-5. Correspondencia: Elena Lucas Sáez Departamento de Pediatría. Hospital de Manises. Av. Generalitat Valenciana, 50. 46940 Manises. Valencia. [email protected] [email protected] Predictive factors for kidney damage in febrile urinary tract infection. Usefulness of procalcitonin ABSTRACT Objective: To establish the utility of procalcitonin (PCT) and other clinical and analytical parameters as markers of acute and permanent renal damage in children after a first febrile urinary tract infection (UTI). Methods: Retrospective multicentre study. Statistical study: descriptive, receiver operating characteristic (ROC) curves and multiple logistic regression. Results: 219 patients, aged between 1 week and 14 years (68% under 1 year). The mean PCT values were significantly higher in patients with acute pyelonephritis with respect to normal acute DMSA (4.8 vs 1.44; p=0.0001), without achieving that signification for late affected DMSA (6.5 vs 5.05; p=0.6). The area under the ROC curve for PCT was 0.64 (CI 95% 0.55-0.72) for acute renal damage, and 0.62 (CI 95% 0.44-0.80) for permanent damage, with optimum statistical cut-off values of 0.85 and 1.17ng/ml. Multivariate analysis for acute renal damage only found correlation with PCT (Odds Ratio [OR] 1.2 (CI 95% 1.06-1.4, p=0.005), and hours of fever (OR for less than 6 hours of fever 0.4 (CI 95% 0.2-1.02, p=0.05). In patients with renal scarring, PCT showed an OR 1.0 (CI 95% 0.9-1.1, p=0.6). Conclusions: PCT and the duration of fever were the only parameters statistically associated with early renal damage. PCT and renal scarring did not reach statistical significance. Keywords: Procalcitonin. Acute renal damage. Permanent renal damage. Febrile urinary tract infection. La inespecificidad de los síntomas en los pacientes de menor edad, la asociación frecuente con malformaciones del tracto urinario y la posibilidad de daño renal permanente conllevan en la práctica diaria la realización de múltiples pruebas complementarias. En los protocolos y guías de práctica clínica, no existe consenso acerca de las exploraciones complementarias que deberían realizarse tras un primer episodio de ITU febril y qué 451 12467.indd 451 09/07/14 12:34 originales Elena Lucas-Sáez et al. Procalcitonina, predictor de daño renal pacientes son los que tienen mayor riesgo de desarrollar cicatriz renal4-8. El estudio fue aprobado por el comité ético de los hospitales participantes. Actualmente, la gammagrafía renal con ácido dimercaptosuccínico-Tc99m (DMSA) es el patrón de oro para el diagnóstico de daño renal, agudo y permanente9,10. Sin embargo, esta prueba tiene un coste elevado, no está disponible en todos los centros y conlleva una irradiación para el paciente. Por ello, se intenta encontrar un marcador que limite la realización de pruebas invasivas solo a aquellos pacientes de mayor riesgo. Se recogieron datos clínicos de cada paciente (edad, sexo, horas de fiebre transcurridas hasta la realización de los análisis sanguíneos, fiebre máxima alcanzada y síntomas asociados), el tratamiento antibiótico empleado y las horas que tardó el paciente en quedar afebril tras el inicio de dicho tratamiento. Entre los datos analíticos: cifra de leucocitos y neutrófilos, valores de PCR y PCT, método de recogida de orina, germen hallado en el urocultivo, sensibilidad antibiótica y existencia o no de crecimiento del mismo germen en el hemocultivo. Se han propuesto distintas moléculas como posibles marcadores de daño renal. Varios estudios han mostrado su utilidad para interleucina (IL)-6 e IL-8 y osmolaridad urinaria, algo más discreta para factor de necrosis tumoral α, N acetil glucosamina e IL-16 y escasa o nula utilidad para otras proteínas tubulares11-13. En los últimos años, el marcador que más se ha estudiado es la procalcitonina (PCT), debido a su rápida y específica respuesta en infecciones bacterianas graves14,15. Se trata de un precursor de la calcitonina sin actividad hormonal, con valores prácticamente indetectables en condiciones fisiológicas y durante infecciones virales, y que se eleva de forma rápida y proporcional en respuesta a la infección bacteriana y a su gravedad. La elevación se produce a partir de las 2 horas del inicio de la infección, alcanza su nivel máximo a las 12 horas y se normaliza en 2-3 días cuando esta ha remitido. Existen diversos estudios acerca de la utilidad de la PCT para el diagnóstico de daño renal agudo y crónico, con resultados discrepantes16-27. El objetivo del nuestro fue valorar la utilidad de la PCT y de otros parámetros analíticos (leucocitos, proteína C reactiva ([PCR], etc.) y clínicos (edad, horas de fiebre, etc.) como indicadores de daño renal agudo y permanente en niños tras su primer episodio de ITU febril. El método de medición de la PCT durante los primeros años del estudio fue semi-cuantitativo con test inmunocromatográfico de BRAHMS (36 pacientes), y posteriormente con método de inmunoensayo de electroquimioluminiscencia BRAHMS Kriptor compact (183 pacientes). Para los análisis estadísticos solo se tuvieron en cuenta los valores de PCT cuantitativa. En cuanto a las pruebas de imagen, se recogieron los resultados de la ecografía convencional y el DMSA en fase aguda y/o tardía. El estudio gammagráfico se realizó tras 3 horas de la inyección de una dosis de Tc-DMSA ajustada a peso, obteniendo tres planos. Se consideró patológica la presencia de áreas focales o difusas de defectos de captación, sin evidencia de pérdida cortical. En los casos en los que se realizó cistografía (si DMSA precoz patológica o dilatación de vía urinaria superior detectada en ecografía durante el ingreso), se recogió la existencia o no de reflujo vesicoureteral (RVU), el grado y la uni o bilateralidad. MATERIAL Y MÉTODOS Se trata de un estudio retrospectivo multicéntrico realizado en cuatro hospitales de Valencia (España), recogiendo datos de pacientes pediátricos ingresados durante su primer episodio de ITU febril, durante los años 2006-2010. El análisis estadístico incluyó el cálculo de sensibilidad (S), especificidad (E), valor predictivo positivo (VPP), valor predictivo negativo (VPN) y cálculo del área bajo la curva ROC. Los test de χ2 y t de Student se llevaron a cabo para comparar variables categóricas y cuantitativas, respectivamente. La regresión logística no condicional se utilizó para estimar la asociación entre las variables de interés. Los criterios de inclusión fueron un diagnóstico de ITU mediante urocultivo positivo con número significativo de colonias según el método de recogida, fiebre mayor de 38º, cifra de leucocitos por encima del valor alto de normalidad según edad y/o niveles de PCR > 30 mg/l, tener al menos una determinación de PCT y haber realizado DMSA de forma precoz o tardía. RESULTADOS Se incluyeron en el estudio un total de 219 pacientes, 131 niñas y 88 niños, con edades comprendidas entre 1 semana y 14 años, de los cuales 149 (68 %) eran menores de 1 año y 18 menores de 28 días (8,2 %). Se excluyeron aquellos pacientes con uropatía conocida (incluida ectasia prenatal) y los que habían presentado un episodio previo de ITU febril. El valor de la mediana de horas de evolución de la fiebre en el momento de realizar el análisis sanguíneo fue 24 [1-96] y la sintomatología más frecuentemente asociada a esta fue la 452 12467.indd 452 Nefrologia 2014;34(4):451-7 09/07/14 12:34 Elena Lucas-Sáez et al. Procalcitonina, predictor de daño renal originales digestiva. En cuanto a los resultados analíticos, la mediana de leucocitos fue 18 000/mm3 (3900-41 600), de PCR 74 mg/l (4-469) y de PCT 1,16 ng/ml (0,07-53,5) (tabla 1). El método de recogida de la orina fue en pacientes continentes mediante chorro miccional. En los no continentes, se realizó en 60 de ellos (35 %) mediante bolsa adhesiva, obteniendo siempre dos muestras, y en el resto mediante técnica estéril (sondaje vesical o punción suprapúbica). 4,5 3,0 1,5 El germen más frecuentemente aislado fue Escherichia coli en el 92,7 % de los casos. El DMSA en fase aguda se llevó a cabo durante los primeros 7 días tras el ingreso en todos los pacientes (excepto en 2, en los que solo se realizó tardío); 142 presentaron alteraciones Tabla 1. Descripción de datos clínicos y analíticos Edad 7 días-14 años Sexo (M/F) 88/131 Duración de la fiebre (horas), mediana y rango Fiebre 219 (100%) Vómitos o diarrea 88 (40 %) Irritabilidad 29 (13 %) Alteraciones miccionales 22 (10 %) Dolor lumbar 9 (4 %) Datos analíticos (mediana y rango) 18 000 (3900-41 600) PCR (mg/l) 74 (4-469) PCT (ng/ml) 1,16 (0,07-53,5) PCR: proteína C reactiva; PCT: procalcitonina. Nefrologia 2014;34(4):451-7 12467.indd 453 10,0 7,5 5,0 2,5 0,0 Normal Patológico Figura 1. Valores de procalcitonina en pacientes con ácido dimercaptosuccínico normal y patológico en fase aguda (pielonefritis aguda) y tardía (cicatriz). DMSA: ácido dimercaptosuccínico. Los límites inferiores y superiores de la caja indican los percentiles 25 y 75. La línea que atraviesa la caja indica la mediana. 24 (1-196) Síntomas asociados n (%) Leucocitos (/mm3) Patológico 12,5 Procalcitonina Se realizó ecografía convencional en todos los casos, que presentó alteraciones en 60 de ellos (27 %), y en algunos centros simultáneamente ecografía Doppler (72 realizadas, 22 patológicas). 0,0 Normal DMSA tardío En 16 pacientes (7,3 %) se aislaron otros gérmenes: 4 klebsiella (25 %), 3 Proteus, 3 enterobacterias, 2 enterococos, 2 Citrobacter y 2 otros. La pauta antibiótica elegida en la mayoría de los casos fue la gentamicina (65 %) intravenosa, con un tiempo medio desaparición de la fiebre de 32 horas tras el inicio de tratamiento. DMSA agudo 6,0 Procalcitonina En la figura 1 se observa la tendencia al aumento de las medianas de PCT en los pacientes con DMSA normal y patológico tanto en fase aguda como tardía. 7,5 (64,8 %). En los casos con infección por germen diferente a E. coli, el porcentaje de afectación gammagráfica en fase aguda fue del 53 %. En aquellos casos con DMSA precoz patológico, se indicó DMSA tardío transcurridos un mínimo de nueve meses tras la realización del previo. Se interpretó la existencia de cicatriz renal en este contexto como secundaria al daño agudo, aunque esta afectación puede no obedecer obligatoriamente a una causa-efecto de la lesión precoz. Se llevó a cabo en 99 pacientes, resultando patológicos 22 (22,8 %). La cistografía fue realizada en 126 pacientes, de los cuales 30 (23,8 %) fueron diagnosticados de RVU. 453 09/07/14 12:34 Elena Lucas-Sáez et al. Procalcitonina, predictor de daño renal originales En la tabla 2, se describen los datos clínicos y analíticos más importantes en niños con DMSA patológico en fase aguda (pielonefritis aguda) y en aquellos con DMSA normal. Las medias de PCT fueron significativamente mayores en pacientes con DMSA patológicos en fase aguda respecto a los no afectos (4,8 frente a 1,44; p = 0,0001), sin alcanzar dicha significación para DMSA en fase tardía (6,5 frente a 5,05; p = 0,6). De forma similar se comportaron las medias de PCR con respecto a DMSA precoz (112,8 frente a 70,24; p = 0,01) y tardío (163,39 frente a 115; p = 0,06). ITU febril. Nuestro estudio representa un grupo de tamaño considerable respecto a los publicados hasta el momento de pacientes con diagnóstico de primer episodio de ITU febril con alta posibilidad teórica de afectación gammagráfica aguda por las alteraciones analíticas presentadas al ingreso (cifra de leucocitos por encima del valor alto de normalidad según edad y/o niveles de PCR > 30 mg/l). Además, en todos los pacientes se realizó DMSA, prueba de oro para el diagnóstico de daño renal, tanto agudo como permanente, según las recomendaciones generales en el momento de su realización. El área bajo la curva ROC de PCT para daño renal agudo fue de 0,64 (IC 95 % 0,55-0,72) y para cicatriz de 0,62 (IC 95 % 0,44-0,80), estableciendo como puntos de corte los valores de 0,85 y 1,17 ng/ml (figuras 2 y 3). Los valores de S, E, VPP y VPN para daño renal agudo y crónico se presentan en la tablas 3 y 4, respectivamente. Aunque las características del subgrupo de neonatos pueden ser diferentes a las del resto de la población de estudio, se decidió incluir este grupo para mantener la homogeneidad de los centros participantes y asegurar, en la medida de lo posible, potencia estadística suficiente para establecer asociaciones estadísticamente significativas. El análisis multivariante con respecto al daño renal agudo solo encontró asociación con PCT (odds ratio [OR] 1,2, IC 95 % 1,06-1,4; p = 0,005) y horas de fiebre (OR para < 6 h 0,4, IC 95 % 0,2-1,02; p = 0,05). Los pacientes menores de un año presentaron menor riesgo de afectación gammagráfica, aunque sin lograr significación estadística (OR 0,52, IC 95 % 0,2-1,1; p = 0,08). A pesar de que en la mayoría de los pacientes el germen causal fue E. coli, en 16 de ellos se hallaron otros gérmenes. Se trata de 8 varones y 7 mujeres, que suponen el 7 % del total de la muestra, de los cuales 9 (56 %) son menores de 1 año. En la mayoría de los pacientes la duración de la fiebre ha sido < 24 horas (94 %) y en 6 de ellos < 6 horas (37,5 %). Respecto a las pruebas complementarias, la ecografía fue normal en 12 (75 %) y la PCT negativa en 10 de ellos (62 %). En la valoración del daño renal permanente no se encontró asociación con ninguno de los factores estudiados. En concreto, para PCT la OR fue de 1,0 (IC 95 % 0,9-1,1, p = 0,6), y en los pacientes menores de un año de 0,4 (IC 95 % 0,1-1,4; p = 0,1). DISCUSIÓN El objetivo del presente estudio fue valorar la utilidad de la PCT y de otros parámetros analíticos (leucocitos, PCR, etc.) y clínicos (edad, horas de fiebre, etc.) como indicadores de daño renal agudo y permanente en niños tras su primer episodio de El porcentaje de DMSA patológico en fase aguda de nuestra serie fue del 64,8 %, muy semejante al del resto de los estudios publicados16,17,19,24,26,28. En contra de lo esperado6, en los casos de infección por germen diferente a E. coli, el porcentaje de DMSA patológicos en fase aguda fue menor (53 %), con desarrollo de cicatriz en 3 (19 %). Se analizaron las características clínicas y analíticas de este grupo de pacientes, sin encontrar ningún factor de riesgo o confusión que justifique este hallazgo. La PCT ha demostrado su validez en el diagnóstico precoz de infecciones bacterianas invasivas14,15, superando a la PCR. Tabla 2. Comparación de ácido dimercaptosuccínico normal y patológico en fase aguda DMSA normal (n = 75)a DMSA patológico (n = 142)a p Edad 5 meses [7 días-8 años] 7 meses [3 meses-14,9 años] 0,005 Sexo 40 % varón 40 % varón 1 24,3 % 7,7 % 0,3 17 700 [8100-41 600] 18 100 [3900-35 400] 0,4 79,24 (59,24) 112,8 (87,12) 0,01 1,44 (1,85) 4,8 (8,62) 0,0001 < 6 horas de fiebre Leucocitos media (/mm ) [rango] 3 PCR media (mg/l) (DE) PCTb media (ng/ml) (DE) DE: desviación estándar; DMSA: ácido dimercaptosuccínico; PCR: proteína C reactiva; PCT: procalcitonina. En 2 casos solo se realizó DMSA tardío; b Solo se consideraron los valores de PCT cuantitativos. a 454 12467.indd 454 Nefrologia 2014;34(4):451-7 09/07/14 12:34 originales 1,0 1,0 0,8 0,8 Sensibilidad Sensibilidad Elena Lucas-Sáez et al. Procalcitonina, predictor de daño renal 0,6 0,4 0,4 0,2 0,2 0,0 0,0 0,6 0,2 0,4 0,6 0,8 0,0 0,0 1,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1-Especificidad 1-Especificidad Figura 2. Curva ROC para procalcitonina en el daño renal agudo. Figura 3. Curva ROC para procalcitonina en la cicatriz renal. Con respecto a las ITU, la PCT ha sido el marcador más estudiado y que mejores resultados ha ofrecido hasta el momento. Desde que Benador en 1998 hiciera su publicación16, numerosos estudios han intentado encontrar un punto de corte de PCT con el que poder relacionar riesgo tanto de daño parenquimatoso agudo como de cicatriz permanente. trales pequeños, destaca el metaanálisis de Leroy de 2013, que valora 18 estudios independientes, obteniendo así un total de 1011 pacientes26. En este caso, la PCT muestra buenos resultados para daño renal agudo y baja E para cicatriz renal. La mayoría de las publicaciones, excepto dos17,18, han mostrado utilidad para PCT, aunque con valores de S y E muy dispares19-27. Aunque a menudo se trata de tamaños mues- Nuestro estudio, además de aportar un tamaño muestral considerablemente mayor al de la mayoría de las publicaciones previas, incluye un análisis multivariante para determinar de forma independiente la asociación de las variables de interés con la afectación renal. Tabla 3. Validez diagnóstica de la procalcitonina respecto al ácido dimercaptosuccínico-Tc99 en daño agudo PCT S E VPP VPN > 0,85 ng/ml 74 46 72 48 > 1,17 ng/ml 67 61 77 49 E: especificidad; PCT: procalcitonina; S: sensibilidad; VPN: valor predictivo negativo; VPP: valor predictivo positivo. Tabla 4. Validez diagnóstica de la procalcitonina respecto al ácido dimercaptosuccínico-Tc99 en cicatriz renal PCT S E VPP VPN > 0,85 ng/ml 80 30 28 81 > 1,17 ng/ml 80 37 31 84 E: especificidad; PCT: procalcitonina; S: sensibilidad; VPN: valor predictivo negativo; VPP: valor predictivo positivo. Nefrologia 2014;34(4):451-7 12467.indd 455 455 09/07/14 12:34 originales En cuanto al daño renal agudo, encontramos medias de PCT significativamente mayores en los pacientes con DMSA patológico. Tras el cálculo del área bajo la curva, se encontraron como puntos de corte óptimos los valores de PCT de 0,85 y 1,17 ng/ml, que se asemejan a los propuestos en otros estudios (1 ng/ml en el de Sheu19 y el de Bressan24, y 0,85 ng/ml en el de Kotoula23). Sin embargo, nuestros valores de S, E, VPP y VPN son muy inferiores a los hallados en dichos estudios. Con respecto a la cicatriz renal, el incremento de los valores de PCT no alcanzó significación estadística. El área bajo la curva ROC fue similar a la del daño agudo, y para los mismos valores de PCT como puntos de corte, encontramos valores aceptables de S, pero muy bajos de E y VPP. Nuestros datos con respecto a la utilidad de PCT para el diagnóstico de daño renal permanente no permitieron establecer las recomendaciones realizadas por otros autores 16-27. En lo que se refiere a otros marcadores estudiados, solo la PCR logró cierta utilidad para el diagnóstico de daño agudo, de forma similar al estudio de Kotoula23. Los resultados del análisis multivariante demuestran que únicamente dos factores tuvieron relevancia: la PCT y < 6 horas de fiebre. Cada unidad que aumenta la PCT representa un 20 % mayor de riesgo de daño parenquimatoso agudo. Por contra, la duración de la fiebre < 6 horas confirió una protección del 60 %. En contra de lo esperado, la edad menor de 1 año demostró ser un factor protector para la afectación parenquimatosa aguda y crónica, aunque sin alcanzar significación estadística. Los resultados de nuestro estudio demuestran cierta utilidad de la PCT para la predicción de daño renal agudo en pacientes en su primer episodio de ITU febril. Aunque no podemos establecer valores de corte de PCT, en aquellos pacientes con cifras bajas de PCT, normalidad ecográfica y buena evolución inicial, se podría evitar la realización de DMSA en fase aguda. Sin embargo, los datos obtenidos hasta el momento no permiten el uso de PCT como predictor de cicatriz renal en estos pacientes. Nuestro trabajo cuenta con ciertas limitaciones. En primer lugar, se trata de un estudio retrospectivo. En segundo lugar, el método de recogida de orina en un porcentaje no desdeñable de casos fue mediante bolsa perineal y no con técnica estéril, como recomiendan las últimas guías de práctica clínica. Sin embargo, el hecho de disponer de dos urocultivos, con crecimiento del mismo germen y en número significativo, así como urianálisis con signos inflamatorios, minimiza la posibilidad de falsos positivos. 456 12467.indd 456 Elena Lucas-Sáez et al. Procalcitonina, predictor de daño renal Por último, de los 142 pacientes con DMSA agudo afecto, solo se habían realizado 99 tardíos en el momento del estudio, ya que en algunos casos todavía no había transcurrido el tiempo suficiente para realizarlos (5 pacientes) o bien la afectación gammagráfica inicial había sido leve y la evolución clínica satisfactoria (16 pacientes). Además se produjo pérdida de seguimiento de algunos pacientes (22 casos, 10 % de la muestra). Debido a esta escasa muestra de pacientes con cicatriz renal, no podemos obtener datos estadísticos concluyentes. CONCLUSIONES La elevación de la PCT y la duración de la fiebre < 6 horas fueron los únicos parámetros que se asociaron de forma significativa a daño parenquimatoso agudo. No se observó relación estadísticamente significativa entre la PCT y la cicatriz renal. Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 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La Laguna, Santa Cruz de Tenerife Nefrologia 2014;34(4):458-68 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12501 RESUMEN Antecedentes: El análisis del coste de la enfermedad renal crónica basado en datos individuales, por componentes y modalidades terapéuticas no ha sido publicado en España. Objetivos: a) Estudiar los costes sanitarios de un año de tratamiento con hemodiálisis (HD), trasplante renal (TxR) de cadáver y reno-páncreas (TxRP), y de la enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) E4 y E5. b) Evaluar la eventual relación entre disparidad sociocultural, costes y modalidad de tratamiento. Métodos: Estudio observacional de: 1) 81 pacientes con ERCA (53 E4 y 28 E5); 2) 162 con más de 3 meses en HD y 3) 173 con más de 6 meses Tx (140 TxR y 33 TxRP). Los costes se evaluaron en cinco categorías: 1) sesiones de HD, 2) consumo farmacéutico, 3) hospitalizaciones, 4) atención ambulatoria y 5) transporte. Se realizó una encuesta de parámetros sociodemográficos. Resultados: El impacto económico de la HD fue de 47 714 ± 18 360 € (media ± DS), el del Tx de 13 988 ± 9970 €, y el de la ERCA 9654 ± 9412 €. El coste de la HD fue el más elevado en todas las partidas económicas. Los costes fueron similares entre TxR y TxRP. En ERCA, a mayor deterioro renal, mayor coste (E4 7846 ± 8901 frente a E5 13.300 ± 9.820, p < 0,01). Los pacientes Tx tenían mejor estatus sociocultural, mientras que los de HD presentaban el peor perfil. No encontramos diferencias en los costes entre los tres grupos socioculturales. Conclusiones: La HD conlleva el mayor impacto económico en todas las partidas, incrementando cinco veces el coste del paciente ERCA y tres veces el del Tx. Optimizar la prevención precoz y el Tx, llegado el caso, deben ser estrategias prioritarias. Este análisis invita a reflexionar acerca de si el estatus sociocultural puede influir en ventajas de oportunidades para el Tx. Cost analysis and sociocultural profile of kidney patients. Impact of the treatment method ABSTRACT Background: The cost analysis of chronic kidney disease based on individual data for treatment methods and components has not been published in Spain. Objectives: a) To study the health costs of a year of treatment with haemodialysis (HD), deceased donor renal transplantation (RTx), renal-pancreas transplantation (RPTx), and S4 and S5 advanced chronic kidney disease (ACKD) b) Assess the potential relationship between sociocultural diversity, costs and treatment method. Methods: Observational study of: 1) 81 patients with ACKD (53 S4 and 28 S5) 2) 162 with more than 3 months on HD and 3) 173 with a Tx for more than 6 months (140 RTx and 33 RPTx). The costs were assessed in five categories: 1) HD sessions, 2) drug intake, 3) hospitalisation, 4) outpatient care and 5) transportation. We carried out a survey with socio-demographic parameters. Results: The financial impact of HD was €47,714±18,360 (mean±SD), that of Tx €13,988±9970, and that of ACKD €9654±9412. The cost of HD was the highest in all financial items. The costs were similar between RTx and RPTx. In ACKD, the greater the renal deterioration, the greater the cost is (S4 €7846±8901 versus S5 € 13,300±9820, P<.01). Tx patients had the best sociocultural status, while HD patients had the worst profile. We did not find differences in costs between the three sociocultural groups. Conclusions: HD has the greatest financial impact in all items, five times higher than the ACKD patient cost and three times than the Tx patient cost. Optimising early prevention and Tx, if appropriate, must be priority strategies. This analysis invites us to think about whether sociocultural status can have an influence on opportunities for Tx. Palabras clave: Coste de la enfermedad. Evaluación económica. Enfermedad renal crónica avanzada. Hemodiálisis. Trasplante renal. Grupos relacionados con el diagnóstico. Nivel sociocultural. Keywords: Costs-of-illness. Economic evaluation. Advanced chronic kidney disease. Hemodialysis. Kidney transplant. Diagnosis-related groups. Sociocultural level. Impact of the 5008 monitor software update on total INTRODUCCIÓN La población afecta de enfermedad renal crónica (ERC) y la necesidad de tratamiento renal sustitutivo (TRS) crecen constantemente1,2. Esto se debe, fundamentalmente, al aumento de la población añosa y diabética3. El TRS es un componente muy Correspondencia: Víctor Lorenzo Sellares Servicio de Nefrología. Hospital Universitario de Canarias. Llombet, 27. 38296 La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. [email protected] 458 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal importante del gasto de salud, dado que, aunque el volumen de enfermos es menor del 0,1 % de la población, el presupuesto de salud es del 2,5 % para esta población4. Según datos del estudio EPIRCE (Epidemiología de la Insuficiencia Renal Crónica en España), la población española que padece ERC en estadios (E) avanzados 4 y 5 (ERCA) es aproximadamente el 0,3 % (unos 130.000 individuos)2, debiendo añadir unos 50.000 pacientes en TRS: 51 % trasplantados renales (TxR), 44 % en hemodiálisis (HD) y 5 % en diálisis peritoneal (DP)5. Dentro de la economía de la salud, el coste juega un papel relevante, especialmente en las enfermedades crónicas, como son la ERC y la diabetes, dado el envejecimiento de la población y el progresivo número de pacientes expuestos. Por lo tanto, los elevados costes sociales y económicos del tratamiento deben ser objeto de una atención prioritaria6. Sin embargo, la información disponible a nivel nacional es escasa y está centrada fundamentalmente en la HD7,8. En cualquier caso, las comparaciones entre estudios son muy complicadas, ya que la estimación del coste varía según se incluyan o no los distintos componentes, tanto directos como indirectos. Asimismo, suele existir una gran variabilidad en función del carácter público o concertado de los centros y el uso diferencial de los recursos. Más complicada es aún la comparación de costes entre países con modelos de atención sanitaria diversos, tanto en financiación como en provisión de servicios9-11. Aun considerando estas dificultades, el conocimiento y análisis del coste es tan importante como necesario6. Con esta información podemos alcanzar una visión del efecto de la enfermedad sobre la utilización de los recursos. Por otra parte, el conocimiento de la distribución del coste entre sus distintos componentes permitiría identificar áreas de ineficiencia que hagan posible una mejor asignación de recursos12. Numerosos estudios han demostrado que el TxR y la DP son sensiblemente coste-efectivos cuando se comparan con la HD13-16. En nuestro medio, disponemos de información heterogénea sobre el coste de la HD y la DP; sin embargo, el del tratamiento del paciente con ERCA no ha sido analizado en nuestro país, ni tampoco se dispone de datos pormenorizados en el paciente trasplantado. originales mediante HD, TxR y TxRP. La población estudiada corresponde al Área Norte de Salud de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y el centro de referencia al Hospital Universitario de Canarias (HUC). Esta región tiene una población de aproximadamente 400.000 habitantes. Sujetos de estudio Se evaluaron tres poblaciones, cuya encuesta inicial se realizó entre noviembre de 2009 y diciembre de 2010, y la recogida de información finalizó en diciembre de 2011. Los enfermos que completaron al menos seis meses de seguimiento fueron incluidos en el análisis final y la asignación de costes se extrapoló a un año. Aquellos que no alcanzaron los seis meses de seguimiento fueron excluidos por considerarse insuficiente el período de estudio. Asimismo, los criterios de exclusión fueron: 1) pacientes cuyas circunstancias o enfermedad pudiesen interferir con el desarrollo del estudio (por ejemplo, consumidores de drogas, personas con déficit o alteraciones cognitivas); 2) negativa o imposibilidad de otorgar su consentimiento informado; 3) falta de adherencia a las recomendaciones médicas o de colaboración por parte del paciente o de su familiar responsable. Finalmente se incluyeron: 1. En seguimiento en consulta de ERCA del HUC: 81 pacientes, 53 E4 y 28 E5. 2. Pacientes en HD que llevaran al menos tres meses en esta modalidad: 85 pacientes del HUC y 77 pacientes del Hospital Tamaragua. Se trata de dos centros concertados con un costo por diálisis establecido en un concierto. 3. En seguimiento en consulta de TxR del HUC que llevaran trasplantados al menos seis meses: 140 portadores de TxR y 33 de TxRP. Nuestro objetivo ha sido estudiar el impacto económico del tratamiento con HD, TxR de cadáver y reno-páncreas (TxRP), y del manejo de la ERCA E4 y E5 (aún no en diálisis). Un objetivo secundario fue conocer el perfil demográfico y sociocultural de esta población, y su eventual asociación con el coste y la modalidad de tratamiento. Costes sanitarios Definimos «coste» como el consumo de bienes y servicios valorado en dinero, para conseguir un determinado objetivo o producto. Con el fin de estimarlo hemos utilizado el método del coste de la prevalencia, es decir, los costes directos sanitarios atribuibles a la existencia de la enfermedad en el año de estudio17. Estos fueron organizados en cinco categorías principales: 1) sesiones de HD, 2) consumo farmacéutico, 3) hospitalizaciones, 4) atención ambulatoria en consultas, urgencias, pruebas y exploraciones complementarias, y 5) uso de transporte. MATERIAL Y MÉTODOS Diseño Estudio de costes sanitarios directos, observacional, de un año de tratamiento, a pacientes afectos de ERCA y en TRS Sesiones de hemodiálisis Para el coste específico de la sesión de HD hay diferentes modelos según los países. El aplicado en nuestro medio es el más frecuente en el entorno europeo, es decir, a tanto por diálisis, ajustándose a un protocolo de actuación. En el Boletín Nefrologia 2014;34(4):458-68 459 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal originales Oficial de Canarias18 esta modalidad tiene definida una única actividad que se tarifa: la sesión de HD, con cierta variabilidad en función de los centros y las prestaciones. El precio de la HD conforme al concierto establecido incluía el coste del material fungible, con un suplemento para membranas especiales admitido para el 10 % de los pacientes, amortización de material no desechable, personal y medicación administrada durante la sesión de HD, con excepción de los agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE). De esta forma, hemos aplicado 146 € para la unidad extrahospitalaria del HUC y 158 € para el Hospital Tamaragua. No se tipificaba un reembolso diferencial en función del número de horas por sesión, ni modalidad de tratamiento. Las exploraciones periódicas que se realizaban a estos pacientes estaban incluidas en el reembolso por diálisis, por lo que no se incluyeron en un epígrafe aparte. La pauta habitual de HD en todos los centros fue de cuatro horas, tres veces en semana. Gasto farmacéutico La información sobre el consumo de fármacos y de material diagnóstico para el autocontrol se extrajo de las bases de datos clínicas y de las encuestas realizadas a los pacientes y/o sus familiares. El coste se obtuvo calculando el precio de cada unidad en euros, multiplicado por la dosis. Los costes se obtuvieron de diferentes fuentes, como es la Base de Datos del Medicamento del Colegio Farmacéutico, y los precios de venta oficiales de los laboratorios farmacéuticos. Este gasto se ha expresado en euros/paciente/día o año, según procediera, en la presentación de los resultados. En este estudio no se han considerado las bonificaciones que ofrecen muchas empresas farmacéuticas en distinto formato. Hospitalizaciones El volumen de ingresos hospitalarios se obtuvo de los dos centros donde hayan ingresado. Se ha extraído el número total de ingresos durante el período de estudio y aplicado las fracciones atribuibles de morbilidad para cada código diagnóstico de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-9-MC) y su posterior procesamiento por grupos relacionados por el diagnóstico (GRD). Los GRD, como sistema de ajuste de riesgo de pacientes, incorporan un estimador de coste, siendo una medida de la complejidad media de los pacientes atendidos, y los «pesos relativos», o nivel de consumo de recursos atribuibles a cada tipo o grupo de pacientes19. El coste medio de cada uno de los GRD se obtuvo del Sistema de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo. Atención ambulatoria La atención ambulatoria comprende las consultas hospitalarias o en centros de atención primaria, los accesos vascula460 res para HD realizados de forma ambulatoria, y los estudios complementarios y de imagen. La información sobre la utilización de estos recursos sanitarios se obtuvo de tres fuentes: revisión de las historias clínicas, revisión de los registros electrónicos de los hospitales, y de la encuesta realizada a los pacientes y/o sus familiares. Para la asignación del coste de las consultas y de los estudios complementarios se emplearon las tablas de facturación del HUC, las tablas de reembolso establecidas por el Sistema Canario de Salud (SCS) y las imputaciones a procedimientos publicadas en el Boletín Oficial de Canarias18. Transporte A las sesiones de HD debe añadirse el coste por el uso del transporte a los centros. Este gasto se obtuvo de las tablas de reembolso establecidas por el SCS por el uso de automóvil particular, taxi, autobús sanitario, ambulancia no medicalizada y medicalizada. También se recogió el eventual uso del transporte para el desplazamiento a consultas o pruebas de imagen. Variables sociodemográficas Se realizó una encuesta de tipo genérico al paciente y/o a un familiar, según las circunstancias individuales. Se recogieron los siguientes parámetros: edad, sexo, enfermedad de base, nivel de estudios, situación y actividad laboral, capacidad de autocuidados, apoyo familiar, medio en el que vive (urbano, rural). A continuación y con objeto de simplificar el análisis, se sumaron y agruparon las puntuaciones conforme al nivel de estudios y la actividad laboral. De esta forma, los pacientes fueron clasificados en tres grupos de estatus sociocultural: 2 puntos: muy bajo; 3 puntos: bajo-medio; > 3 puntos: medio-alto. Análisis de los datos Los resultados de este estudio son fundamentalmente descriptivos, por lo que se han empleado exclusivamente test estadísticos básicos. Dado que los valores de coste tenían cifras extremas en algunos pacientes, se produce entonces una distribución asimétrica hacia valores elevados. Esto se pone en evidencia porque la media es superior a la mediana, especialmente en los capítulos de gastos de hospitalización y consultas, no utilizadas en muchos casos. Para este tipo de datos con múltiples valores extremos, la mediana debe considerarse un parámetro de comparación más robusto; sin embargo, la media aritmética se considera más informativa del coste total para la toma de decisiones sobre política sanitaria20-24. Finalmente, presentamos los resultados en ambos formatos, media ± desviación estándar (DS) y mediana (rango intercuartil [RI]). Los análisis estadísticos se realizaron con el programa SPSS 17.0 para Windows (SPSS Inc, Chicago, ILL). Nefrologia 2014;34(4):458-68 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal originales seguida muy cerca por el trasplante, mientras que esta partida en los pacientes ERCA se reduce a menos de la mitad (tabla 1). RESULTADOS Analizando el coste anual por modalidades de tratamiento, el impacto económico más importante lo tiene la HD, que supera en más de tres veces el tratamiento del paciente trasplantado y en casi cinco veces el del paciente ERCA. La explicación parece sencilla: el mayor coste está representado por la técnica de HD, inexistente en los pacientes trasplantados o ERCA. En cualquier caso, el coste del paciente en HD siempre es más elevado en todas las partidas económicas. En la tabla 1 se exponen la media (DS) y la mediana (RI) de los costes pormenorizados por partidas y por modalidades terapéuticas. Costes por hospitalización El impacto económico de la hospitalización es menor de lo que a priori pudiera parecer. Esto se debe a que la proporción de pacientes que no ingresan es considerable, reduciéndose así el coste medio. Nuevamente, el mayor impacto económico lo produce la HD, que es de media el doble que el coste de los pacientes con ERCA o trasplantados (tabla 1). La proporción de pacientes que ingresaron al menos una vez también se mantiene según modalidades: el 68 % de los pacientes en HD ingresaron una o más veces, mientras que solo lo hicieron el 41 % y el 40 % de los pacientes con ERCA y trasplantados, respectivamente. Si consideramos solamente los costes de aquellos que se hospitalizaron al menos una vez, el impacto económico por modalidades de tratamiento se atenúa considerablemente: ERCA 13.339 ± 8.539 €, HD 17.655 ± 16.726 € y trasplante 12.193 ± 10.604 €. Coste de las sesiones de hemodiálisis Con el modelo adoptado, el coste de las sesiones de HD resulta prácticamente idéntico para todos los pacientes según el centro concertado, independientemente de la comorbilidad, el estatus sociocultural o el lugar de residencia. Solamente se apreciaron diferencias en aquella pequeña proporción de enfermos que recibían más de tres sesiones semanales. Este coste, como hemos mencionado, se aglutina en un reembolso estipulado por el SCS. El coste paciente/año promedio fue próximo a los 25.000 € (tabla 1). Atención ambulatoria Los costes por atención ambulatoria no son muy relevantes y no tan dispares entre modalidades, representando un promedio de 1.000-1.800 € al año por paciente. Costes farmacéuticos Los costes farmacéuticos por modalidades terapéuticas demostraron que también la HD conlleva el mayor coste, Tabla 1. Costes pormenorizados por partidas económicas y por modalidades terapéuticas Sesiones HD Farmacéuticos Hospitalización Transporte Atención ambulatoria Totales Media (DS) Totales ERCA HD Tx 24.572 (3.426) 0 24.572 (3.426) 0 0 24.726 (22.922-26.228) 0 5.269 (3.672) 2.502 (1.883) 6.231 (4.438) 5.580 (2.775) 4.616 (2.888-6.691) 2.073 (1.288-3.195) 5.600 (3.433-7.590) 4.925 (3.937-6.671) 7.748 (12.602) 5.434 (8.524) 11.987 (16.055) 4.863 (8.961) 1.831 (0-10.428) 0 (0-8.379) 5.258 (0,000-15.833) 0 (0-5.575) 1.311 (2.800) 91 (145) 3.076 (3.856) 228 (411) 80 (36-614) 46 (32-80) 646 (20-5.197) 76 (51-173) 1.554 (1.747) 1.030 (1.087) 1.809 (2.353) 1.562 (1.202) 1.003 (503-1.945) 654 (356-1.237) 995 (396-2.116) 1.228 (723-2.013) 26.278 (22.030) 9.654 (9.412) 47.714 (18.360) 13.988 (9.970) 19.026 (8.459-38.612) 5.623 (2.946-14.207) Mediana (RI) 24.726 (22.922-26.228) Media (DS) Mediana (RI) Media (DS) Mediana (RI) Media (DS) Mediana (RI) Media (DS) Mediana (RI) Media (DS) Mediana (RI) 41.120 (34.102-56.505) 10.516 (7.311-16.962) Valores en euros, expresados como media y desviación estándar, y mediana y rango intercuartil. DS: desviación estándar; ERCA: enfermedad renal crónica avanzada; HD: hemodiálisis; RI: rango intercuartil; Tx: trasplante renal. Nefrologia 2014;34(4):458-68 461 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal originales Transporte El impacto económico del transporte es mínimo en los pacientes con ERCA o trasplante, mientras que alcanza los 3.000 € en HD, pues necesitan un desplazamiento trisemanal, lo que representa el 6 % del coste total del tratamiento y el 12,5 % del coste de la HD. Costes por modalidad de trasplante renal En la tabla 2 apreciamos que los costes globales y pormenorizados de un año de tratamiento, a partir del sexto mes del trasplante, no fueron significativamente diferentes entre el TxR y el TxRP. Costes por estadio de enfermedad renal crónica avanzada En este apartado se apreciaron diferencias importantes en cuanto a los costes y el grado de daño renal (tabla 3). Los pacientes en E5 mostraron un gasto significativamente mayor que aquellos en E4, especialmente en fármacos y hospitalización. Con todo, siguen siendo, aproximadamente, un 30 % más bajos que los observados en HD, y superponibles a los imputados a los pacientes trasplantados. Tabla 2. Costes pormenorizados por partidas económicas y por modalidades de trasplante Gastos TxR TxRP 5.495 ± 2.882 5.940 ± 2.269 Estudios bioquímicos 766 ± 789 1.353 ± 1.088 Atención ambulatoria 1.621 ± 1.200 1.314 ± 1.193 Hospitalización 5.130 ± 9.337 3.731 ± 7.164 14.011 ± 10.375 13.891 ± 8.166 Famacéuticos Totales TxR: trasplante renal; TxRP: trasplante renopancreático. Asociación entre coste y parámetros socioculturales En la tabla 4 se describen los datos sociodemográficos por modalidades de tratamiento. En ella observamos que el grado de deprivación sociocultural es considerable, entendiendo como tal el conjunto de circunstancias que pueden obstaculizar el normal acceso a la salud de las personas que viven inmersas en ambientes de pobreza cultural y material. De esta forma, observamos que los pacientes portadores de trasplante tenían mejor posición sociocultural, mientras que aquellos en HD presentaban el peor perfil. Aproximadamente, el 85 % de los pacientes en HD no habían completado el graduado escolar y tenían un trabajo no cualificado. Asimismo, este análisis también mostró que la capacidad de autocuidado y apoyo familiar guarda paralelismo con el nivel sociocultural y, por consiguiente, era superior en la población trasplantada. De todas formas, en la población trasplantada el 65 % de los enfermos no había completado el graduado escolar (tabla 5). La población ERCA mostró un perfil intermedio. Globalmente, el perfil sociocultural bajo, como cabía esperar, era más manifiesto en zonas rurales o pueblos. Cuando analizamos los costes pormenorizados en los tres grupos socioculturales, no se encontraron diferencias relevantes, incluso categorizados por modalidad terapéutica. El gasto de transporte fue menor en los enfermos de mayor nivel sociocultural, poniendo en evidencia que utilizan con más frecuencia sus propios medios. DISCUSIÓN En este estudio analizamos por primera vez los costes del tratamiento del paciente con ERCA E4 y E5, TxR y TxRP, para una región concreta, basándonos en datos individuales y no en presupuestos globales. Los autores somos conscientes de que las imputaciones realizadas a las distintas partidas económicas son difíciles de extrapolar, dadas las variaciones del costo en distintas regiones y los bruscos cambios presupuestarios a que estamos asistiendo. Sin embargo, puede resultar de utilidad el análisis proporcional de cada partida y para cada modalidad de tratamiento. Tabla 3. Costes pormenorizados por partidas económicas y estadio de la enfermedad renal crónica avanzada Gastos Famacéuticos Estudio bioquímicos E4 E5 p 2.090 ± 1.285 3.264 ± 2.530 < 0,03 330 ± 234 384 ± 343 Atención ambulatoria 1.091 ± 1.202 928 ± 871 Hospitalización 4.004 ± 7.702 8.348 ± 9.649 < 0,03 Totales 7.846 ± 8.901 13.300 ± 9.820 < 0,01 E4: estadio 4; E5: estadio 5. 462 Nefrologia 2014;34(4):458-68 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal originales Tabla 4. Datos sociodemográficos por modalidades de tratamiento ERCA HD Tx p Número pacientes 81 162 173 Edad (años) 69 ± 13 68 ± 12 51 ± 13 Sexo (V, %) 70 61 69 Diabetes (%) 43 46 23 1. < GrEsc 79,0 84,6 64,7 0,001 2. Bachiller elemental 6,2 9,3 6,4 3. > Bachiller superior 14,8 6,2 28,9 Situación laboral Jubilado por edad 55,2 56,3 12,5 0,001 Jubilado por enfermedad 25,4 41,5 53,3 Activo 19,4 2,2 34,2 Actividad laboral 1. No cualificado 62,5 85,0 44,8 0,001 2. Medio 28,8 10,0 38,7 3. Titulado superior 8,8 5,0 16,6 Capacidad de autocuidado Autosuficiente 81,5 69,8 90,8 0,001 Ayuda parcial 16,0 19,1 8,7 Ayuda total 2,5 11,1 0,6 Bajo 16,0 30,2 4,6 0,001 Medio 40,7 47,5 17,3 Alto 43,2 22,2 78,8 Rural 13,6 13,0 2,9 0,001 Pueblo 55,6 38,9 52,0 Ciudad 30,9 48,1 45,1 Nivel de estudios Apoyo familiar Medio en que vive ERCA: enfermedad renal crónica avanzada; GrEsc: graduado escolar; HD: hemodiálisis; Tx: trasplante. El mayor escollo en el desarrollo del trabajo ha sido la imposibilidad de incluir la modalidad de DP, siendo esta una alternativa coste-efectiva para la sostenibilidad del TRS21-23. Al inicio del estudio el número de pacientes en nuestro centro era escaso y, aunque la tasa de incidentes crecía, también sufríamos rápidas pérdidas de técnica por trasplante o bien por cambio transitorio o definitivo a HD. Al no poder incrementar el número de pacientes seguidos en el tiempo, desistimos de analizar esta modalidad terapéutica. En general, las series europeas estiman una reducción del coste de la DP con respecto a la HD dentro una amplia banda del 30-70%13,22,24, lo que la acerca a los costes del TxR. Sin embargo, un artículo reciente de Lamas Barreiro25 cuestiona las imputaciones de los costes, reabriendo el debate sobre las ventajas económicas de la DP. De hecho, la incorporación de suplementos biocompatibles, de poliglucosa o la automatización la encarece por encima incluso de la HD4. Coste del tratamiento renal sustitutivo por modalidades terapéuticas En la tabla 1 destacamos que el coste del paciente en HD era casi cinco veces mayor que en ERCA y más de tres veces Nefrologia 2014;34(4):458-68 superior al trasplante. Un análisis más pormenorizado por partidas económicas nos mostró que la HD es más cara principalmente por el coste de las sesiones de HD, pero también lo es en todas las partidas económicas, especialmente la hospitalización, que duplica los costes de las otras dos modalidades. Sin embargo, el coste de hospitalización del paciente trasplantado es muy similar al del paciente con ERCA. Clásicamente se describe el TxR como la opción terapéutica más eficiente y de menor coste a partir del segundo año. Sin embargo, nuestros datos apuntan a que las ventajas económicas del trasplante se constatan al menos desde el sexto mes. Haller et al.13 publicaron recientemente un estudio de costes en Austria similar al nuestro. A pesar de tratarse de países con estructuras y circunstancias socioeconómicas diferentes, los costes durante el segundo año de tratamiento son ligeramente inferiores al nuestro en HD (media ± DS: 40.000 ± 10.900 frente a 47.700 ± 18.400) y algo superior para el TxR (17.200 ± 13.000 frente a 14.000 ± 10.000). Dentro del apartado específico del trasplante, los costes de las dos modalidades (TxR y TxRP) no presentaron diferencias importantes, lo que sugiere que el TxRP no conlleva mayor coste 463 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal originales Tabla 5. Modalidad de tratamiento renal sustitutivo y estatus sociocultural ERCA HD Tx Bajo n 47 124 67 % 58,0 % 77,5 % 41,1 % Medio-bajo n 18 21 34 % 22,2 % 13,1 % 20,9 % Medio-alto n 16 15 62 % 19,8 % 9,4 % 38,0 % Tabla matricial que muestra diferencias significativas entre modalidades y estatus (χ2 p < 0,0001). ERCA: enfermedad renal crónica avanzada; HD: hemodiálisis; Tx: trasplante. a partir del sexto mes. Desafortunadamente, no se dispone de otros estudios que nos permitan establecer comparaciones. Respecto al paciente con ERCA, en España no se han publicado datos, de tal forma que los nuestros pueden aportar un novedoso precedente para la estimación epidemiológica de su coste. Según los resultados del estudio español EPIRCE2, la prevalencia de ERC E4 y E5 es del 0,27 (118.800 individuos) y 0,03 % (13.200 individuos), respectivamente. Con estos datos y el coste anual extraído de nuestro estudio, podemos inferir que, en el caso de que todos estos pacientes estuvieran detectados y controlados en una consulta ERCA, el montante económico anual del manejo de esta población en España sería de nada menos que 1108 millones de euros. Recientemente, en Estados Unidos, Honeycutt et al.26 realizaron un análisis macroepidemiológico de los costes de la ERCA. Los costes anuales fueron de 1700 $ para pacientes en E2, de 3.500 $ para E3 y de 12.700 $ (unos 10.000 €) para E4, demostrando el importante incremento del coste con el empeoramiento de la enfermedad. En nuestra serie también hemos confirmado que, a mayor daño renal, mayor gasto, aumentando un 59 % al pasar del E4 al E5 (de 7.846 € a 13.300 €), y el mayor aumento se constató en el gasto farmacéutico y por hospitalización. Es notable que, a pesar de la enorme disparidad entre sistemas de salud, el coste del E4 en nuestra serie fue solo un 20 % superior al publicado por Honeycutt et al.26. Los costes de las secciones de menor impacto económico (transporte y atención ambulatoria) también son mayores para los pacientes en HD. La única diferencia clara entre el trasplante y los pacientes ERCA aparece en el apartado farmacéutico, donde los costes del trasplante duplican a los del paciente con ERCA. Tratamiento con hemodiálisis La imputación de los gastos atribuibles a la HD es un asunto complicado. La mayoría de los países con servicios públicos 464 de salud estructurados asumen los costes de la HD, asignando un precio estándar por sesión e imponiendo unos criterios mínimos de calidad. En general, los servicios de salud españoles han adoptado este modelo, incluido el SCS. Sin embargo, incluso dentro de este modelo, también existe variabilidad de opciones, en función del centro y del tipo de concierto alcanzado4. Algunos estudios españoles han abordado con más profundidad el coste de la técnica específica de HD, mostrando que, aun realizados hace más de una década, los costes no difieren significativamente de los actuales27,28. Parra Moncasi et al.8 realizaron durante 2008 un estudio pormenorizado del coste de HD en centros públicos y concertados. El coste de los concertados fue de 32.872-35.294 €, siendo un 23 % superior en los centros públicos. Estos costes son aproximadamente un 33% más elevados que los reembolsados por el SCS, pero incluyen gastos que nosotros imputamos en otras áreas (medicación en diálisis y ambulatoria, diagnóstico por imagen y transporte) y que representan un 40 % del coste en el estudio de Parra Moncasi8. Por lo tanto, debemos asumir que el reembolso que realiza el SCS por la HD se acerca bastante a los costes reales obtenidos por estos autores8. Fuera de nuestro país, un estudio canadiense10 publicado en 2002 describió un coste anual global de la HD en centros hospitalarios de 43.528 € (intervalo de confianza [IC] al 95 % 40.528-46.600) (conversión dólar-euro: 0,85 € = 1 dólar americano). El análisis de los costes se hizo en categorías similares al nuestro, aunque el precio del médico fue incluido en un capítulo aparte. Específicamente, el coste de la HD fue de 22.688 €. A pesar de las innumerables diferencias entre modelos y estructuras sanitarias, el coste específico de la HD y la proporción que representa respecto al coste global del tratamiento resultó semejante al nuestro. Por otra parte, otros estudios europeos, metodológicamente diferentes, describieron un coste del tratamiento con HD en una ancha banda de 20.000-80.000 €/paciente/año29,30. Nuestros costes están bastante centrados dentro de esa banda, pero desafortunadamente una comparación más rigurosa es imposible de realizar con la información disponible. Más recientemente, Nefrologia 2014;34(4):458-68 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal Icks et al.31 publicaron un estudio del coste global de la HD en 2006, en una región de Alemania, analizando componentes del coste similares al nuestro. El coste global medio fue de 54.777 €/paciente/año, es decir, un 15 % más elevado que el nuestro, debido fundamentalmente al procedimiento de HD (30.029 €/paciente/año). El caso de la HD hospitalaria puede elevar sensiblemente el coste, pudiendo imputarse unos 200 € por sesión32, lo cual conlleva un incremento aún más importante del coste del paciente en HD. Gastos farmacéuticos El capítulo de gastos farmacéuticos fue porcentualmente el tercero en magnitud, representando un 13 % del total. Debemos destacar que el gasto farmacéutico ha caído significativamente en los últimos años, a través de los recortes generados por la crisis económica en España. En nuestro estudio previo7 el coste medio en HD fue de 12.000 € y en el actual de 6.000 €, la mitad. Los AEE se llevan el 35 % del gasto farmacéutico en HD. En el estudio previo se le imputó un coste de aproximadamente 11 € cada 1.000 unidades de eritropoyetina, en tanto que en el estudio actual fue de 2,4 €, y ha continuado en descenso posteriormente. Dado que su empleo es casi universal y las dosis oscilan en un estrecho rango para la mayoría de los pacientes, el gasto farmacéutico es bastante uniforme en la población de HD. El gasto farmacéutico en ERCA fue menos de la mitad que en HD o trasplante. Previamente, Pons et al.30 publicaron en 2002 un estudio del coste farmacéutico en pacientes con ERC. El gasto por paciente/año fue de 3.084 € para pacientes E4, hasta 4.224 € para E5, siendo los AEE responsables del 46,5 % de estos costes. Estos valores son claramente superiores a los registrados en nuestro estudio realizado siete años después: 2.090 y 3.264 €, respectivamente, lo que ilustra el ajuste a la baja de los precios en los últimos años. El descenso del coste de los AEE también explica principalmente el descenso del coste farmacéutico en esta población. En contraposición al descenso del coste farmacéutico, especialmente debido al abaratamiento de los AEE, el gasto farmacéutico ha sido probablemente el capítulo de mayor incremento anual en los años previos, debido a la incorporación al mercado de fármacos de mayor coste, todos relacionados con el metabolismo mineral: nuevos captores del fósforo, activadores del receptor de vitamina D, calcimiméticos, etc. Un paciente que reciba tres de estos productos en dosis media puede representar un gasto de 25-30 €/día, es decir, un incremento del 70-80 % aproximadamente del coste farmacéutico diario global. Desgraciadamente, estas aproximaciones económicas no ayudan mucho para hacer estimaciones futuras en partidas farmacéuticas. La próxima llegada de genéricos para el manejo del Nefrologia 2014;34(4):458-68 originales metabolismo mineral, la continua renegociación de precios a la baja, y las bonificaciones o los amplios concursos a nivel regional conllevan un margen de incertidumbre imposible de prever. Gastos de hospitalización Tal como hicimos en nuestra publicación previa7, empleamos el concepto de GRD para describir los costes por hospitalización. Esta herramienta debe servir como marco de referencia y de comparación para evaluar la calidad de la asistencia y la utilización de los servicios prestados por los hospitales. Este sistema fue desarrollado para establecer un sistema de pago por parte de la Administración a los hospitales en Estados Unidos. Se basa en una cantidad fija según el GRD específico para cada paciente tratado. La clasificación se realiza usando los códigos internacionales de enfermedades (CIE-10)19. El propósito de esta clasificación es agrupar las enfermedades para asignar un valor monetario a cada una, con el fin de mejorar la gestión del gasto hospitalario. Aunque este método aporta información interesante, desafortunadamente no disponemos de datos comparativos en el entorno nacional en ninguna modalidad de TRS, ni tampoco podemos garantizar que la codificación de los datos extraídos de las historias clínicas se ajuste con precisión a la realidad. Solamente somos capaces de realizar alguna comparación en cuanto a tasas de hospitalización y en la modalidad de HD. El estudio publicado por Ploth et al.11 muestra unas tasas de hospitalización casi equivalentes a las nuestras: el 32 % de los pacientes no requirieron hospitalización durante el año de estudio. Sin embargo, los días de hospitalización son muy variables entre series: el promedio más corto lo reportan Ploth et al.11: 5,7 días; en la serie de Sehgal et al.33 asciende a dos semanas por paciente y año; mientras que en nuestro estudio fue de 18,7 días. Sin embargo, nada indica que estos puedan ser parámetros de referencia, dada la variabilidad de circunstancias que condicionan la asistencia en cada región o centro. De hecho, nosotros no hemos constatado una relación entre gastos, tiempo y días de hospitalización con la comorbilidad inicial de los pacientes, y esto probablemente se deba a circunstancias socio-familiares o relacionadas con deficiencias sanitarias de diversa índole que conllevan ingresos o estancias prolongadas no justificadas por causas estrictamente médicas. Atención ambulatoria La escasa representación de los costes por atención ambulatoria refleja el protagonismo del nefrólogo en la asistencia global del paciente, básicamente convertido en el médico de cabecera. Además, el análisis de este aspecto (consultas, pruebas complementarias) muestra una enorme variabilidad, dada la precariedad social y de salud de los pacientes de nues465 originales tro medio, junto con las alarmantes demoras en las citas para estudios y consultas, más las dificultades para los desplazamientos, el apoyo familiar, etc. Relación entre coste del tratamiento, factores socioculturales y equidad de oportunidades La asociación entre factores socioculturales y coste es muy difícil de establecer34, especialmente en una población afecta de una enfermedad crónica, añosa y con importante comorbilidad acompañante. En estudios previos7,35, el coste del tratamiento no se asoció de forma clara a rangos de comorbilidad, ni con la constelación de variables asociadas a la deprivación sociocultural. Esto no es de extrañar, dado que la mayor precariedad de salud está en enfermos añosos, casi todos con jubilación anticipada, sin acceso a la escolaridad y con trabajos menos cualificados. Pero debemos insistir en que, contrariamente a lo esperado (al menos por los autores), ninguno de estos factores se asoció al coste del tratamiento. Sin embargo, para este comentario cabe una réplica: la población estudiada era muy homogénea en cuanto a parámetros socioculturales, e incluso de comorbilidad. La tabla 4 ilustra de forma elocuente que más de las dos terceras partes de los pacientes no completaron el graduado escolar y su actividad laboral no era cualificada. Esto puede justificar la falta de asociación entre estos parámetros y el coste. Es posible que se necesiten series muy amplias, que alcancen una mayor diversidad poblacional, para constatar el efecto de la deprivación sociocultural sobre los costes; aunque ya en estudios realizados en Estados Unidos observaron que la asociación entre factores socioculturales y costes fue débil en pacientes en diálisis36. Respecto al estatus sociocultural y el acceso al trasplante, dos amplios estudios norteamericanos37,38 han descrito que las minorías más desfavorecidas tuvieron menos oportunidades de recibir un trasplante, constatando cierta inequidad en el acceso a estos programas. En nuestro caso, también constatamos que los pacientes que recibieron trasplante tenían el mejor perfil sociocultural y los que se encontraban en HD el peor, siendo intermedio en los pacientes ERCA. A priori, debemos interpretar que los pacientes en lista de espera de trasplante son más jóvenes y han tenido mejores oportunidades económicas y culturales. Con objeto de aclarar este aspecto, realizamos una regresión logística empleando como variable dependiente el estatus sociocultural en formato dicotómico (nivel sociocultural: bajo y medio-alto) y ajustando para edad. Es interesante que el riesgo relativo del grupo de HD resultó (odds ratio [IC 95 %]) 3,4 (2,0-6,1), p = 0,002, veces superior al grupo de trasplante. Cuando hicimos una tabla matricial incluyendo solamente a pacientes menores de 65 años (para homogeneizar en edad los grupos), también observamos que los pacientes trasplantados tenían un entorno sociocultural más favorable respecto a los pacientes en HD de similar segmento de edad (X = 19,2, p < 0,001). 466 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal Limitaciones del estudio Nuestro estudio presenta limitaciones que no podemos soslayar. En primer término, los datos obtenidos de las entrevistas no son estrictamente precisos ni verificables. Asumiendo esta limitación, las encuestas empleadas han sido validadas y empleadas previamente 35,39, aunque con ligeras modificaciones para adaptarlas a la situación del paciente en HD. La población estudiada no es necesariamente representativa de la media nacional; aunque en edad y distribución por sexos es similar, la proporción de pacientes diabéticos es significativamente superior y el entorno sociocultural probablemente tenga diferencias interregionales de consideración. La información obtenida del coste del tratamiento será difícilmente extrapolable a otras regiones y poblaciones en términos absolutos. Los costes asignados a las diferentes secciones de gastos seguramente varían entre servicios de salud y existe una enorme variabilidad en la imputación de gastos en distintos hospitales. Además, hay que tener en cuenta la reducción de costes que ha habido en algunas partidas presupuestarias, especialmente en fármacos. Pero sigue siendo muy útil disponer de información relativa de costes entre modalidades terapéuticas o entre distintos capítulos de asignación presupuestaria. De hecho, consideramos que la información pormenorizada por componentes del coste puede servir de referente para futuros estudios o para realizar estimaciones epidemiológicas. La DP, aun considerando sus limitaciones, ha demostrado ventajas coste-efectivas en comparación con la HD 21,23. Desgraciadamente, en nuestro estudio no conseguimos reclutar un número mínimo de pacientes para incluir este grupo. CONCLUSIONES Hemos verificado que la modalidad de HD es el procedimiento más costoso en todas las partidas económicas, en tanto que el coste del paciente con ERCA o trasplante es sustancialmente menor. Es notable el coste similar entre el TxR y el TxRP. Desgraciadamente, el envejecimiento de la población que desarrolla enfermedad renal terminal es una limitación definitiva para el acceso al trasplante. Con estas premisas, la actuación en edades tempranas es determinante para prevenir la prolongada exposición a los efectos adversos de enfermedades crónicas, especialmente la diabetes40,41. En este sentido, el ahorro en términos económicos debemos buscarlo en la prevención de la enfermedad renal, tanto desde la atención primaria como desde las consultas específicas de ERCA. Una vez llegado al estadio avanzado, el trasplante precoz o anticipado, dando amplio protagonismo al programa de donante vivo, debe ser una iniciativa que potenciar. Finalmente, Nefrologia 2014;34(4):458-68 Víctor Lorenzo-Sellares et al. Estudio de costes del enfermo renal a pesar de que el sistema de salud en España es universal y supuestamente igualitario, este análisis invita a reflexionar acerca de si un estatus sociocultural más bajo puede restar oportunidades de acceso al trasplante renal. originales 1. U.S. Renal Data System. USRDS 2004 Annual Data Report: Atlas of End-Stage Renal Disease in the United States, National Institutes of Health, National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases. Bethesda, MD; 2004. Available at: http://www.usrds.org. 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Francisco Caravaca, Raúl Alvarado, Guadalupe García-Pino, Rocío Martínez-Gallardo, Enrique Luna Servicio de Nefrología. Hospital Infanta Cristina. Badajoz Nefrologia 2014;34(4):469-76 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12277 RESUMEN Introducción: El cuidado especializado de los pacientes en estadios avanzados de la enfermedad renal crónica (ERC) se asocia a una mejor supervivencia en diálisis, pero se desconoce qué tratamientos favorecen específicamente esta evolución. Objetivos: Analizar las intervenciones terapéuticas habituales en el estadio de ERC avanzada y establecer cuáles de ellas se asocian a una mejor supervivencia en diálisis y su relación con las causas de muerte. Material y métodos: Estudio de cohortes, prospectivo y de observación, que incluyó a 591 pacientes que iniciaron diálisis (491 hemodiálisis y 100 diálisis peritoneal), que habían sido controlados previamente en la consulta de ERC. Las intervenciones terapéuticas analizadas fueron: tratamientos antihipertensivos, estatinas, antiagregantes plaquetarios, inhibidores de la xantina-oxidasa, corrección de la acidosis metabólica, tratamiento con captores de fósforo (cálcicos o no), vitamina D (calcitriol o paricalcitol), eritropoyetina y disponibilidad de fístula arterio-venosa interna (FAVI). La asociación independiente de cada uno de estos tratamiento con la mortalidad en diálisis fue analizada mediante modelos de regresión de Cox con ajuste a edad, sexo, tiempo de seguimiento prediálisis, función renal al inicio de diálisis, comorbilidad, albumina sérica y proteína C reactiva, y con estratificación al tipo de diálisis. Resultados: Con una mediana de seguimiento de 28 meses, la cifra total de fallecidos fue de 191 (32 %). En los modelos multivariantes se observó que, además de la edad, el índice de comorbilidad y la albúmina sérica, el tratamiento prediálisis con inhibidores de la enzima de conversión y/o antagonistas de los receptores de la angiotensina, la corrección de la acidosis con bicarbonato sódico y la FAVI al inicio de la hemodiálisis se asociaron de forma significativa con una mejor supervivencia en diálisis. No se observaron diferencias en las causas de muerte entre los diferentes tratamientos analizados. Conclusión: Estos resultados sugieren un posible beneficio diferido de algunos tratamientos en estadios prediálisis sobre la evolución en diálisis. Además, el inicio de hemodiálisis sin una FAVI, y por tanto la necesidad de utilización de catéteres endovenosos, empeora el pronóstico de estos pacientes. During the pre-dialysis stage of chronic kidney disease, which treatment is associated with better survival in dialysis? ABSTRACT Introduction: Specialised care of patients in advanced stages of chronic kidney disease (CKD) is associated with better survival in dialysis, but it is not known which treatments specifically favour this outcome. Objectives: To analyse normal treatment in advanced stages of CKD and establish which treatments are associated with better survival in dialysis as well as their relationship with causes of death. Material and method: Cohort, prospective observational study of 591 patients who started dialysis (491 haemodialysis and 100 peritoneal dialysis), who had previously been controlled in the CKD clinic. The treatments analysed were: antihypertensive treatments, statins, platelet antiaggregants, xanthine oxidase inhibitors, correction of metabolic acidosis, treatment with (calcium or noncalcium) phosphate binders, vitamin D (calcitriol or paricalcitol), erythropoietin and the availability of an internal arteriovenous fistula (IAVF). The independent association of each of these treatments with mortality in dialysis was analysed using Cox regression models adjusted for age, sex, pre-dialysis monitoring time, renal function at the start of dialysis, comorbidity, serum albumin and C-reactive protein, and with stratification of the type of dialysis. Results: With a median follow-up period of 28 months, the total number of patients who died was 191 (32%). In the multivariate models, we observed that, in addition to age, the comorbidity index, serum albumin, predialysis treatment with angiotensin-converting-enzyme inhibitors and/or angiotensin II receptor antagonists, correction of acidosis with sodium bicarbonate and IAVF at the start of haemodialysis were significantly associated with better survival in dialysis. We did not observe differences in causes of death among the different treatments analysed. Conclusion: These results suggest a potential delayed benefit of some treatments in pre-dialysis stages on the outcome of dialysis. Furthermore, beginning dialysis without an IAVF, and therefore the need for intravenous catheters, worsens prognosis in these patients. Palabras clave: Mortalidad. Diálisis. Inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. Prediálisis. Keywords: Mortality. Dialysis. Angiotensin-converting enzyme inhibitors. Pre-dialysis. Correspondencia: Francisco Caravaca Servicio de Nefrología. Hospital Infanta Cristina. Avda. Elvás, S/N. 06080 Badajoz. [email protected] INTRODUCCIÓN La mortalidad en pacientes sometidos a diálisis sigue siendo muy elevada. La edad y la comorbilidad son los principales 469 originales Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis determinantes de la mortalidad en esta población, pero obviamente estos factores son poco o nada modificables. Una peculiaridad epidemiológica de los pacientes en diálisis es la ausencia de asociación entre los factores clásicos de riesgo cardiovascular y la mortalidad1. Más aun, los escasos estudios aleatorizados realizados en esta población no han demostrado claros beneficios sobre la supervivencia con el uso de diversos medicamentos de contrastada utilidad en la población no urémica o con otras medidas terapéuticas basadas en sólidos principios fisiopatológicos2. Por otro lado, algunos estudios han alertado sobre el riesgo potencial de medicamentos de uso frecuente en la enfermedad renal crónica (ERC) como la eritropoyetina (EPO)3 o las sales de calcio4, añadiendo si cabe más dificultad y confusión al manejo de estos pacientes. Tabla 1. Características clínicas y tratamientos recibidos en los pacientes incluidos en el estudio N.º total de pacientes 591 Edad, años 61 ± 15 Sexo, varones/mujeres 329/262 Diabetes, % 32 % Tiempo de seguimiento ERCA, mediana días 318 (125-657)a Pacientes con seguimiento ERCA > 90 días, % 83 Índice de comorbilidad de Davies, ausente/leve-moderado/severo 255/274/62 HD/DP, n pacientes 491/100 Filtrado glomerular al inicio de diálisis, ml/min/1,73 m2 7,8 ± 1,8 Albúmina sérica, g/dl El cuidado especializado de los pacientes en estadios avanzados prediálisis de la ERC es considerado de forma unánime como un factor que beneficia la supervivencia en diálisis5,6. En estas consultas de enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) se suelen realizar numerosas intervenciones terapéuticas, como controlar la presión arterial, corrección del estado de sobrehidratación, de la acidosis metabólica, de las alteraciones óseo-minerales, de la anemia, la realización del acceso vascular, la elección del momento de inicio de la diálisis, etc., pero se desconoce qué importancia tiene y qué beneficio puede aportar específicamente cada uno de estos tratamientos a la supervivencia del paciente en diálisis. Proteína C reactiva, mg/l 3,85 ± 0,51 3,79 (1,35-9,03)a IECA/ARA, % 73 Antagonistas de canales del calcio, % 50 Diuréticos, % 60 Betabloqueantes, % 23 Estatinas, % 53 Antiagregantes plaquetarios, % 28 Inhibidores de la xantina-oxidasa, % 23 Tratamiento bicarbonato sódico, % 46 Captor de fósforo, % 91 Con el objetivo de analizar las intervenciones terapéuticas habituales en el estadio ERCA y establecer cuáles de ellas se asocian a una mejor supervivencia en diálisis y su relación con las causas de muerte, se realizó este estudio prospectivo. Captor de fósforo con calcio, % 71 Tratamiento con vitamina D, % 13 Tratamiento con EPO, % 71 FAV, % pacientes HD 51 MATERIAL Y MÉTODOS Se incluyeron 591 pacientes con las características demográficas y clínicas que se muestran en la tabla 1. Los criterios de inclusión fueron: haber iniciado tratamiento de diálisis en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz durante el período comprendido entre octubre de 1999 hasta enero de 2012, y haber sido controlado previamente en la consulta de ERCA de este mismo hospital. No se excluyó a ningún paciente. ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; DP: diálisis peritoneal; EPO: eritropoyetina; ERCA: enfermedad renal crónica avanzada; FAV: fístula arterio-venosa; HD: hemodiálisis; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. a Mediana y rangos intercuartílicos. En 491 pacientes se inició hemodiálisis (HD) y en 100 diálisis peritoneal (DP). No hubo ningún trasplante renal prediálisis. La información sobre el tratamiento que estaban realizando los pacientes se obtuvo mediante anamnesis y revisión de la historia clínica. Las intervenciones terapéuticas durante el estadio prediálisis que se analizaron en este estudio fueron: tratamiento con inhi470 bidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA) y/o antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA), diuréticos, antagonistas del calcio, betabloqueantes, estatinas, antiagregantes plaquetarios, inhibidores de la xantinaoxidasa, corrección de la acidosis metabólica con bicarbonato sódico, tratamiento con captores de fósforo (cálcicos o no), sales de calcio, vitamina D activa (calcitriol o paricalcitol) y corrección de la anemia mediante EPO. Además, se incluyó como intervención terapéutica la realización de una fístula arterio-venosa interna (FAVI) y que esta fuera utilizable en el momento del inicio de la diálisis. Nefrologia 2014;34(4):469-76 Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis Las covariables que se incluyeron para ajustar los modelos de supervivencia fueron: edad, sexo, índice de comorbilidad de Davies (tres subgrupos: sin comorbilidad, leve-moderada y severa), diagnóstico de diabetes mellitus, concentraciones de albúmina sérica (bromo-cresol verde, Advia Chemistry, Siemens Healthcare Diagnostics) y proteína C reactiva (alta sensibilidad por inmunometría de quimioluminiscencia en fase sólida, Immulite, Siemens). También se incluyeron como potenciales variables de confusión el filtrado glomerular (MDRD-4) al inicio de la diálisis y el tiempo de seguimiento en la consulta de ERCA (superior o inferior a 90 días). El no disponer de una FAVI funcionante en los pacientes incluidos en este estudio que iniciaron HD pudo deberse a una de las siguientes causas: fracaso (trombosis) de algún intento de realización, rechazo por parte del paciente a su realización o tiempo insuficiente de seguimiento prediálisis. Los pacientes fueron seguidos en su evolución en diálisis, siendo la muerte por cualquier causa el único evento de estudio. El período de seguimiento se inició con la primera diálisis y los pacientes fueron censurados (censura no informativa) por finalización de recogida de datos (septiembre de 2012), pérdida de seguimiento o trasplante renal. También se recogió la causa de fallecimiento, estableciéndose cinco grupos etiológicos: muerte súbita, cardiovascular, infecciosa, tumoral y otras. Para analizar si existía asociación entre las diferentes intervenciones terapéuticas prediálisis y la supervivencia en diálisis, se utilizaron curvas de Kaplan-Meier (estudio univariable) y modelos multivariantes de riesgo proporcional de Cox, con cálculo de las tasas instantáneas de riesgo (hazard ratio) y sus intervalos de confianza del 95 %. La elección de las covariables en los modelos multivariantes se realizó de forma automática mediante el proceso de eliminación progresiva condicional hacia atrás. Debido al potencial sesgo de confusión por indicación en la inclusión de pacientes en DP y HD, que no solo diferían en edad y comorbilidad, sino también en otras características que no fueron recogidas como variables pero con potencial influencia en la supervivencia como el nivel socio-económico y cultural o el grado de dependencia, los análisis fueron estratificados según la forma inicial de tratamiento de HD o DP. El análisis de supervivencia y estratificación entre DP y HD fue considerado en todo caso por intención de tratar, independientemente del tiempo que hubiera permanecido el paciente en una u otra técnica de diálisis. Para las comparaciones de variables continuas entre los pacientes que sobrevivieron o fallecieron se utilizaron el test t de Student o el test de Mann-Whitney, según las característiNefrologia 2014;34(4):469-76 originales cas de distribución de la variable. El test χ2 fue utilizado para la comparación de variables categóricas entre subgrupos. Los datos se presentan como media ± desviación estándar o mediana y rangos intercuartílicos. Una p inferior a 0,05 indicó significación estadística. Para los análisis estadísticos y la realización de los gráficos se utilizó el software SPSS versión 15.0 (SPSS, Chicago, Estados Unidos) y STATA versión 11.1 (Stata Corporation, Texas, Estados Unidos). RESULTADOS Mortalidad en diálisis Con una mediana de seguimiento de 28 meses (rangos intercuartílicos: 13-50 meses), la cifra total de fallecidos fue de 191 (32 %) y la mediana de supervivencia estimada fue de 82 meses (intervalo de confianza al 95 %: 56-108 meses). Las características demográficas, clínicas y bioquímicas de los pacientes que sobrevivieron o fallecieron se muestran en la tabla 2. Además de los factores muy esperables de estar asociados con la mortalidad como la edad, la comorbilidad, y las concentraciones séricas de albúmina y proteína C reactiva, es destacable el menor tiempo medio de seguimiento en la consulta de ERCA de los pacientes que fallecieron (tabla 2). También se observaron diferencias significativas en los tratamientos prediálisis entre los que sobrevivieron o fallecieron, destacando la asociación positiva con la supervivencia de IECA/ARA, betabloqueantes, estatinas, bicarbonato sódico y captores de fósforo, incluso las sales de calcio. Por el contrario, la asociación fue negativa para la supervivencia con los diuréticos y en el límite de la significación con los antiagregantes plaquetarios. No se observaron diferencias en el porcentaje de prescripción de EPO, vitamina D o inhibidores de la xantina-oxidasa entre los supervivientes o fallecidos. El filtrado glomerular con el que se inició la diálisis fue significativamente más elevado en los pacientes que fallecieron y el porcentaje de pacientes con FAVI fue significativamente inferior en este mismo subgrupo (tabla 2). Los pacientes cuyo tratamiento inicial fue con DP tuvieron una mejor supervivencia que los tratados con HD (figura 1), aunque es importante señalar de nuevo que existían diferencias importantes entre ambos subgrupos con respecto a la edad, la comorbilidad y otros factores de potencial influencia en la supervivencia que no fueron recogidos en este estudio, como el nivel socio-económico, cultural y de dependencia. Causas de muerte según tratamientos prediálisis En la figura 2 se muestran las causas de muerte agrupadas en cinco bloques etiológicos (muerte súbita, cardiovascular, 471 Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis originales Tabla 2. Características clínicas y tratamientos recibidos en los pacientes que sobrevivieron o fallecieron durante el período de estudio N pacientes Edad Sexo, % varones Supervivientes 400 57 ± 16 57 Fallecidos 191 70 ± 10 54 < 0,0001 ns Tiempo de seguimiento prediálisis, días 344 (133-704)a 257 (99-561)a 0,02 26 43 < 0,0001 53/40/7 22/59/19 < 0,0001 Diabetes, % Índice de comorbilidad, % grupo comorbilidad ausente/ leve-moderado/severo Albúmina sérica, g/dl 3,93 ± 0,48 Proteína C reactiva, mg/l p 3,68 ± 0,52 < 0,0001 2,97 (1,03-7,37) 4,69 (2,30-15,11) < 0,0001 IECA/ARA, % 79 61 < 0,0001 Diuréticos, % 56 70 0,001 Antagonistas de canales del calcio, % 48 55 0,113 Betabloqueantes, % 26 19 0,032 Estatinas, % 56 46 0,020 Tratamiento con EPO, % 71 71 ns Tratamiento con vitamina D, % 14 13 ns Antiagregantes plaquetarios, % 26 33 0,06 Inhibidores de la xantina-oxidasa, % 24 20 ns Tratamiento con bicarbonato sódico, % 51 35 < 0,0001 Captores del fósforo,% 93 86 0,008 Captores con calcio, % 75 63 0,003 7,61 ± 1,67 8,22 ± 1,93 < 0,0001 59 % 36 % < 0,0001 a Filtrado glomerular al inicio de diálisis, ml/min/1,73 m 2 FAV funcionante, % pacientes iniciaron HD a ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; EPO: eritropoyetina; FAV: fístula arterio-venosa; HD: hemodiálisis; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina; ns: no significativo. a Mediana y rangos intercuartílicos. infecciosa, tumoral y otras causas), según el tipo de diálisis inicial y algunos tratamientos realizados en el estadio prediálisis. Las de origen cardiovascular e infeccioso fueron las causas más frecuentes de mortalidad. La única diferencia significativa que se observó fue entre la DP y la HD (p = 0,02), mostrando los pacientes en DP ausencia de muerte súbita y, en cambio, una mayor proporción de muerte de origen tumoral, debido al descontrol oncológico de mielomas y leucemias que ya estaban relacionados con el origen de la insuficiencia renal. No se observaron diferencias significativas en la causa de muerte entre aquellos tratados o no con EPO, vitamina D o sales de calcio. Las diferencias en la causa de la muerte entre los pacientes que iniciaron HD con o sin FAVI tampoco fueron significativas, aunque es destacable una mayor frecuencia de fallecimientos de etiología infecciosa en los que no tenían FAVI. 472 Análisis de supervivencia y su asociación con las variables de estudio En el análisis de regresión de Cox estratificado según el tipo inicial de diálisis (tabla 3) se observó que, además de la edad, el índice de comorbilidad y la albúmina sérica, el tratamiento prediálisis con IECA/ARA y la corrección de la acidosis con bicarbonato sódico se asociaron de forma positiva con la supervivencia en diálisis. También es destacable la asociación favorable y significativa entre la disponibilidad de una FAVI al inicio de la HD y la supervivencia. Por el contrario, la función renal más elevada al inicio de diálisis se asoció con una peor supervivencia. En la figuras 3 y 4 se muestran las curvas de supervivencia en diálisis de los pacientes que habían sido tratados o no con IECA/ARA durante el período prediálisis. En la figura 5 se muestran las curvas de supervivencia de los pacientes que iniciaron HD con o sin FAVI. Nefrologia 2014;34(4):469-76 Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis 1,0 Por el fuerte sesgo de confusión por indicación del que adolece este estudio no se puede afirmar que exista causalidad entre los efectos terapéuticos directos de estos fármacos y la mejor supervivencia de los pacientes en diálisis, incluso tras el ajuste con las variables de confusión, pero creemos que los datos aportan información que podría ser útil en la predicción de la evolución de los pacientes sometidos a diálisis. DP Supervivencia 0,8 0,6 HD 0,4 0,2 0 Log-rank = 25,15 p < 0,0001 0 50 100 150 200 Tiempo en diálisis, meses D n =491 270 123 56 H DP n =100 57 22 11 18 6 5 Figura 1. Curvas de supervivencia de Kaplan-Meier en pacientes que iniciaron hemodiálisis o diálisis peritoneal. También se presenta el número de pacientes en cada grupo al principio de cada período de 25 meses. DP: diálisis peritoneal; HD: hemodiálisis; Log-rank: rango logarítmico estimado por el test de Mantel-Haensel. DISCUSIÓN La mortalidad de los pacientes en diálisis continúa siendo muy elevada. Algunas características de la ERC como son la gravedad creciente de sus complicaciones según progresa la insuficiencia renal, así como los efectos adversos acumulativos y algunos de ellos irreversibles, podrían ayudar a entender estos desconcertantes hechos. Así, el control y tratamiento de la enfermedad en estadios menos avanzados podría influir de manera importante en la supervivencia de los pacientes que alcanzan los estadios más avanzados. Esta es una hipótesis que explicaría la mejor supervivencia en diálisis de los pacientes que han sido controlados y tratados en las consultas de ERCA. Los resultados del presente estudio muestran que existen varias intervenciones terapéuticas prediálisis que se asocian de forma significativa con una mejor evolución de los pacientes sometidos a diálisis, pero las únicas que permanecieron en los modelos ajustados a edad, sexo, comorbilidad, tipo de diálisis y otros marcadores pronósticos fueron el tratamiento con IECA/ARA, la corrección de la acidosis metabólica con bicarbonato sódico y la realización de una FAVI en aquellos que iniciaron HD. Por el contrario, no se observó que ninguno de los tratamientos analizados en modelos ajustados se asociara a una peor evolución o a alguna causa específica de muerte. Nefrologia 2014;34(4):469-76 originales El efecto del tratamiento con IECA o ARA sobre la supervivencia de los pacientes con ERCA o en diálisis es controvertido. Estos fármacos podrían ejercer efectos favorables sobre la función renal residual, el acceso vascular y el miocardio urémico7, que a su vez podrían reflejarse en una mejor supervivencia 8, aunque otros estudios no han podido demostrar este beneficio9. La asociación entre el uso de IECA/ARA en estadio prediálisis y la supervivencia en los pacientes sometidos tanto a DP como a HD es un resultado original de este estudio. Una hipótesis para explicar estos hallazgos podría basarse en un potencial sesgo de supervivencia, es decir, los pacientes que necesitaron, toleraron y sobrevivieron al tratamiento con IECA/ARA en período prediálisis conformarían un grupo selecto con más probabilidades de supervivencia en diálisis. Sin embargo, esta hipótesis nos parece improbable, ya que también hemos observado una mejor supervivencia prediálisis en aquellos tratados con IECA/ARA (observaciones no publicadas). DP HD IECA/ARA + IECA/ARA EPO + EPO Calcio + Calcio Vitamina D + Vitamina D FAV + FAV 0 25 50 75 100 % fallecidos n Súbita n CV n Infección n Tumoral n Otras Figura 2. Causas de fallecimiento según el tipo de diálisis, o algunos tratamientos prediálisis, o disponibilidad de fístula arterio-venosa en aquellos que iniciaron hemodiálisis. ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; CV: cardiovascular; DP: diálisis peritoneal; EPO: eritropoyetina; FAV: fístula arterio-venosa; HD: hemodiálisis; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. 473 originales Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis Tabla 3. Regresión de Cox multivariante sobre la mortalidad en diálisis Hazard ratio IC 95 % hazard ratio p Edad, años 1,036 1,022-1,051 < 0,0001 Índice de comorbilidad (0,1,2) 1,432 1,121-1,829 0,004 Albúmina sérica, g/dl 0,706 0,530-0,941 0,018 IECA/ARA (0,1) 0,660 0,487-0,895 0,007 Tratamiento con bicarbonato sódico (0,1) 0,723 0,530-0,985 0,040 FAVI (0,1) 0,678 0,494-0,931 0,016 Filtrado glomerular al inicio de diálisis, ml/min 1,100 1,021-1,185 0,013 Variable ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; IC: intervalo de confianza; FAVI: fístula arterio-venosa interna; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. Fuera del modelo: sexo, diabetes, proteína C reactiva, antagonistas del calcio, eritropoyetina, vitamina D, antiagregantes plaquetarios, inhibidores de la xantina-oxidasa, diuréticos, betabloqueantes, captores de fósforo, sales de calcio, tiempo en consulta de enfermedad renal crónica avanzada y estatinas (esta última en el límite de significación, hazard ratio = 0,748; p = 0,058). Otra hipótesis para explicar esta asociación diferida podría estar relacionada con un «efecto legado». Este término fue originalmente acuñado para describir el efecto favorable de un buen control metabólico durante los estadios iniciales de la diabetes sobre la evolución posterior y sus complicaciones10. También se ha especulado con la posibilidad de que este mismo efecto legado pueda lograrse con el control de la hipertensión arterial o con el uso de IECA/ ARA11, beneficio de supervivencia que podría mantenerse más allá de la interrupción de los fármacos, y por tanto más difícil de apreciar clínicamente. La acidosis metabólica en la ERC tiene efectos negativos sobre el estado de nutrición, la enfermedad mineral-ósea y la inflamación, y se asocia a una peor supervivencia12. La corrección de la acidosis con bicarbonato sódico ha demostrado no solo mejorar el estado de nutrición, sino que además tiene efectos muy positivos en el mantenimiento de la función renal. En el presente estudio, la corrección de la acidosis con bicarbonato sódico se asoció de forma independiente a una mejor supervivencia en diálisis. Sin embargo, el potencial sesgo de confusión por indicación también impide afirmar la causalidad de esta asociación. Algunos factores de confusión que podrían influir en esta asociación son la menor tendencia a la acidosis que tienen los pacientes diabéticos con ERC13, o la asociación entre acidosis y tratamiento con IECA/ARA por acidosis tubular renal tipo IV, o la imposibilidad de prescripción de alcalinos en aquellos que fueron tratados un breve período de tiempo en la consulta de ERCA. Todas estas variables de confusión fueron tenidas en cuenta en los análisis multivariantes de regresión (diagnóstico de diabetes, tratamiento IECA/ARA y tiempo de seguimiento en prediálisis), 474 y el tratamiento con bicarbonato mantuvo la significación estadística. El inicio de HD con una FAVI mejora el pronóstico vital14. De acuerdo con estos estudios, también hemos observado una mejor supervivencia en los pacientes con FAVI funcionante al inicio de la HD, y esta asociación fue además independiente de otros factores de confusión (edad, sexo, comorbilidad, fármacos, etc.). Aunque las causas de fallecimiento en los que iniciaron HD con o sin FAVI no fueron significativamente diferentes, sí se observó un mayor porcentaje de muertes por causa infecciosa, quizá en relación con el uso más frecuente de catéteres endovasculares. La función renal con la que estos pacientes iniciaron la diálisis fue otro determinante de la supervivencia, pero, al contrario de lo que cabría esperar, la asociación fue negativa. De acuerdo con las observaciones de otros autores15, es probable que el dato de un mayor filtrado glomerular al inicio de diálisis refleje un peor estado general del paciente, una mayor intolerancia a la uremia, sobre todo relacionada con estados de sobrehidratación y desarrollo de insuficiencia cardíaca. Es también importante señalar que, cuando algún paciente de nuestro estudio necesitó inicio no programado (urgente) de diálisis por alguna de estas complicaciones, la cifra de función renal que se tomó fue la del último control programado, y por tanto este mayor filtrado glomerular no reflejaría la función renal real en el momento de la primera sesión de diálisis. Este estudio tiene limitaciones principalmente derivadas de los sesgos de confusión (indicación y supervivencia) ya coNefrologia 2014;34(4):469-76 Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis originales 1,0 1,0 Con IECA/ARA Supervivencia 0,8 0,6 Sin IECA/ARA 0,4 0,2 0 0,6 0 Con IECA/ARA n = 74 Sin IECA/ARA n = 26 0,2 0 17 12 11 6 6 4 3 3 1 1 Figura 3. Curvas de supervivencia de Kaplan-Meier en pacientes que iniciaron diálisis peritoneal y fueron tratados o no con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina y/o antagonistas de los receptores de la angiotensina. También se presenta el número de pacientes en cada grupo al principio de cada período de 20 meses. ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina; Log-rank: rango logarítmico estimado por el test de Mantel-Haensel. mentados. Aunque el efecto de estos sesgos se intenta corregir mediante la estratificación y el ajuste de los modelos con las principales variables de confusión, no es descartable que otras variables no tenidas en cuenta pudieran influir significativamente en los resultados finales. Otra limitación es la pertenencia de todos los pacientes a un mismo centro, con unos criterios determinados de tratamiento, lo que impide garantizar la reproducción de los resultados con otros criterios distintos de tratamiento. En conclusión, existen diferencias en los tratamientos prediálisis de los pacientes que sobreviven o fallecen en diálisis. Las diferencias más significativas en modelos estratificados al tipo de diálisis y a los principales factores de confusión son: el tratamiento con IECA/ARA, el tratamiento con bicarbonato sódico y tener una FAVI utilizable en el momento de inicio de la primera HD. Estos resultados sugieren un posible beneficio diferido (efecto legado) de algunos tratamientos en estadios prediálisis sobre la evolución posterior de los pacientes en diálisis. Además, el inicio de HD sin una FAVI, y por tanto la necesidad de utilización de catéteres endovenosos, podría estar relacionado con un peor pronóstico. Nefrologia 2014;34(4):469-76 Sin IECA/ARA Log-rank = 10,46 p = 0,001 0 20 40 60 80 100 120 Tiempo en diálisis, meses 49 20 Con IECA/ARA 0,4 Log-rank = 10,16 p = 0,001 50 100 150 Tiempo en diálisis, meses Con IECA/ARA n = 358 198 91 38 Sin IECA/ARA n = 132 72 32 18 11 7 200 4 1 Figura 4. Curvas de supervivencia de Kaplan-Meier en pacientes que iniciaron hemodiálisis y fueron tratados o no con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina y/o antagonistas de receptores de la angiotensina. También se presenta el número de pacientes en cada grupo al principio de cada período de 25 meses. ARA: antagonistas de los receptores de angiotensina; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina; Log-rank: rango logarítmico estimado por el test de Mantel-Haensel. 1,0 0,8 Supervivencia Supervivencia 0,8 Inicio HD con FAV 0,6 0,4 Inicio HD sin FAV 0,2 0 Log-rank = 22,44 p < 0,0001 0 50 100 150 Tiempo en diálisis, meses Con FAV n =248 148 74 Sin FAV n = 243 122 49 33 23 8 10 200 2 3 Figura 5. Curvas de supervivencia de Kaplan-Meier en pacientes que iniciaron hemodiálisis y tenían o no una fístula arterio-venosa funcionante. También se presenta el número de pacientes en cada grupo al principio de cada período de 25 meses. FAV: fístula arterio-venosa; HD: hemodiálisis; Log-rank: rango logarítmico estimado por el test de Mantel-Haensel. 475 originales Francisco Caravaca et al. Tratamiento prediálisis, supervivencia en diálisis Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Kopple JD. The phenomenon of altered risk factor patterns or reverse epidemiology in persons with advanced chronic kidney failure. Am J Clin Nutr 2005;81:1257-66. 2. Kramann R, Floege J, Ketteler M, Marx N, Brandenburg VM. Medical options to fight mortality in end-stage renal disease: a review of the literature. Nephrol Dial Transplant 2012;27:4298-307. 3. Fishbane S, Besarab A. Mechanism of increased mortality risk with erythropoietin treatment to higher hemoglobin targets. Clin J Am Soc Nephrol 2007;2:1274-82. 4. Block GA, Spiegel DM, Ehrlich J, Mehta R, Lindbergh J, Dreisbach A, et al. 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Madrid Nefrologia 2014;34(4):477-82 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.12257 RESUMEN Fluid therapy and iatrogenic hyponatraemia risk in children hospitalised with acute gastroenteritis: prospective study ABSTRACT Objetivo: Determinar si la utilización de sueros hipotónicos supone un riesgo en la aparición de hiponatremia iatrogénica en los niños hospitalizados por gastroenteritis aguda (GEA). Pacientes y método: Estudio prospectivo realizado con 205 pacientes de edades comprendidas entre 1 y 28 meses e ingresados con diagnóstico de deshidratación leve o moderada por GEA para recibir sueroterapia en la sección de lactantes de un hospital pediátrico de Madrid (España). El grado de deshidratación inicial se estimó con mediciones clínicas estándar. El suero administrado fue glucosalino 0,3 % en 198 casos y en los 7 casos restantes, todos con hipernatremia inicial, se administró suero glucohiposalino 0,2 %. Se analizó la respuesta a los líquidos intravenosos según si el niño se hallaba normo, hipo o hipernatrémico antes de iniciar el tratamiento. Las cifras de sodio en sangre y la excreción fraccional de sodio (EFNa) se consideraron como medidas de resultado. Resultados: Los 205 pacientes incluidos en el estudio se distribuyeron en tres grupos según el resultado inicial de la natremia. En 37 casos se detectó hiponatremia (18,04 %), en 133 niños isonatremia (64,87 %) y en 35 niños hipernatremia (17,07 %). Después de administrar soluciones hipotónicas encontramos en todos los grupos diferencia significativa entre el sodio sérico inicial y el final; en el grupo con hiponatremia el sodio subió y en los grupos con iso e hipernatremia el sodio descendió ligeramente. Se evidenció correlación significativa entre la EFNa y la evolución de la natremia (Na sérico inicial – Na sérico final). No se detectó ningún caso de hiponatremia posinfusión y tampoco se encontró correlación entre el agua libre administrada y la evolución de la natremia. Conclusiones: En lactantes con funcionamiento renal normal no se ha encontrado hiponatremia como resultado de la administración de sueros hiposalinos intravenosos, hallándose diferencias significativas en la EFNa que indican el ajuste renal de la natremia. Objective: The purpose of this study is to analyse whether the use of hypotonic fluids increases the risk of iatrogenic hyponatraemia in children hospitalised with acute gastroenteritis (AGE). Patients and methods: Prospective study carried out on 205 patients with ages ranging from 1 to 28 months and admitted with a diagnosis of mild or moderate dehydration due to AGE and treated with intravenous hypotonic fluids in a paediatric department in Madrid (Spain). The degree of dehydration at presentation was estimated using standard clinical measures. 198 children received 0.3 % glucosaline solution and in 7 patients, with baseline hypernatraemia, 0.2 % gluco-hyposaline solution was administered. We analysed the results according to whether children were hyponatraemic, normonatraemic or hypernatraemic at presentation. The blood and urine samples were analysed and the concentration of sodium and fractional sodium excretion (EFNa) before and after intervention were considered as outcome measures. Results: The 205 patients included in the study were distributed in 3 groups according to the baseline natraemia results. In 37 cases we detected hyponatraemia (18.04%), in 133 cases isonatraemia (64.87%) and in 35 children hypernatraemia (17.07%). After administering hypotonic fluids we detected a significant difference between initial and final natraemia in all groups; in the group with hyponatraemia, sodium increased and in the groups with iso and hypernatraemia, sodium slightly decreased. A significant correlation between the EFNa and the evolution of natraemia was found. No cases of hyponatraemia post-infusion were seen and there was no correlation between free water administered and natraemia evolution. Conclusions: Results show that the use of hypotonic fluids does not increase the risk of hospital acquired hyponatraemia in hospitalised children with normal renal function. Our children with gastroenteritis did not develop hyponatraemia even though they were all treated with hypotonic intravenous solutions. Palabras clave: Gastroenteritis. Hiponatremia. Sueros hipotónicos. Keywords: Gastroenteritis. Hyponatraemia. Hypotonic fluids. Correspondencia: Marciano Sánchez Bayle Sección de Pediatría. Hospital Niño Jesús. Menéndez Pelayo, 65. 28009 Madrid. [email protected] [email protected] INTRODUCCIÓN La gastroenteritis aguda (GEA) es una de las patologías médicas más frecuentes en los primeros años de vida y puede conducir a una deshidratación que obligue al ingreso hospita477 originales Marciano Sánchez-Bayle et al. Sueroterapia e hiponatremia lario del niño y a la subsiguiente utilización de soluciones de rehidratación parenteral. En el curso de una GEA puede producirse un desequilibrio entre los ingresos y las pérdidas de agua libre o de sodio sérico y originarse una hiponatremia, es decir, la presencia de sodio sérico por debajo de 135 mEq/l1. Es frecuente utilizar líquidos hipotónicos para la corrección intravenosa del déficit hídrico en los niños con GEA desde que en 1957 Holliday y Segar instauraran una pauta de rehidratación parenteral que persiste hasta hoy2. Asimismo, en 1957 Schwartz publica el primer caso de un trastorno metabólico en el cual se libera hormona antidiurética (HAD) por estímulos no fisiológicos, lo cual produciría una retención de agua libre de electrolitos seguida de una alta concentración de sodio en orina con la consiguiente hiponatremia3. Cuando ocurre una pérdida de líquido intravascular por deshidratación, se produce liberación de HAD que obliga a los riñones a retener agua incluso si existe hiponatremia, ya que la señalización para la compensación de la volemia tiene prioridad sobre los mecanismos de control de la natremia. Náuseas, vómitos y deshidratación constituyen estímulos no osmóticos de la secreción de HAD y están presentes en la GEA4. Se han documentado efectos secundarios graves por el uso de soluciones hipotónicas o por su ritmo de perfusión, ya que pueden provocar hiponatremia por dilución con riesgo de repercusiones neurológicas de gravedad variable5. dratación leve o moderada y/o vómitos continuados, así como ingesta insuficiente de líquidos orales durante la estancia en el servicio de urgencias. El grado de deshidratación inicial se estimó con mediciones clínicas estándar, siguiendo el score de Gorelick7. En la actualidad se recomiendan aportes más elevados de NaCl en las soluciones de hidratación para evitar la aparición de hiponatremia, pero es posible que en lactantes de corta edad dichas recomendaciones no sean apropiadas6. Se realizó un análisis separado de los resultados de acuerdo con la clasificación de hiponatremia, isonatremia o hipernatremia inicial. La mayoría de las alteraciones electrolíticas se producen en el hospital y entre ellas la hiponatremia es la más frecuente. Los niños tienen un riesgo particularmente alto de sufrir hiponatremia secundaria y el pronóstico es peor que en edades posteriores. Este trabajo tiene como objetivo determinar si la utilización de sueros hipotónicos supone un riesgo en la aparición de hiponatremia iatrogénica en los niños hospitalizados por GEA y además analizar si la natremia inicial puede predecir el riesgo de desarrollar hiponatremia iatrogénica en nuestra serie. PACIENTES Y MÉTODOS Se trata de un estudio prospectivo, realizado con 205 pacientes de edades comprendidas entre 1 y 28 meses, de los cuales 23 eran menores de 6 meses y que ingresaron con diagnóstico de deshidratación por GEA y/o vómitos incoercibles para recibir sueroterapia en la sección de lactantes del Hospital Infantil del Niño Jesús de Madrid de enero a diciembre de 2010. Los motivos registrados para el ingreso y subsiguiente inicio de rehidratación parenteral fueron la combinación de deshi478 Cincuenta y cinco pacientes presentaron un grado de deshidratación leve y en los 155 restantes esta fue moderada. Se excluyeron del estudio 19 niños y se consideró motivo de exclusión padecer: nefropatías, cardiopatías, enfermedades crónicas, patología hipotálamo-hipofisaria y también el hecho de haber ingresado en la unidad de cuidados intensivos debido a la gravedad del proceso. Se obtuvo consentimiento informado y el comité ético del hospital aprobó la realización del estudio. Para determinar si el sodio plasmático inicial era un indicador de riesgo posterior de hiponatremia por dilución se analizó la respuesta a los líquidos intravenosos considerando tres grupos de natremia inicial: normonatremia, hiponatremia e hipernatremia. Se consideró hiponatremia la presencia de un sodio sérico < 135 mmol/l, normonatremia valores de 135-145 mmol/l e hipernatremia > 145 mmol/l. Se recogieron muestras de orina y de sangre para determinar las cifras de sodio y osmolaridad antes de iniciar la sueroterapia y antes de iniciar la alimentación oral y/o la administración de cualquier líquido oral. Se procuró que la recogida de orina fuera cercana a la de la muestra de sangre. La excreción fraccional de sodio expresa el porcentaje de sodio filtrado que es finalmente excretado y se calculó en todos los pacientes según la fórmula: sodio en orina x creatina en sangre x 100 / sodio en sangre x creatina en orina8. También se analizó el agua libre administrada en ml por kg de peso y hora calculando la diferencia entre el volumen de líquido infundido de suero salino con el que se habría infundido de suero salino fisiológico para alcanzar la misma cantidad de cloruro sódico administrada, todo ello calculado en ml/hora dividido por el peso en kg del niño9. Los sueros administrados fueron glucosalino 0,3 % (0,3 % solución salina con 5 % de glucosa) en 198 casos y glucohiposalino 0,2 % (0,2 % solución salina con 5 % de glucosa) en los 7 casos restantes, todos con hipernatremia inicial. Quince pacientes precisaron previamente expansión con suero salino. La infusión de líquidos incluyó las necesidades basales y también el déficit estimado. Nefrologia 2014;34(4):477-82 Marciano Sánchez-Bayle et al. Sueroterapia e hiponatremia Se reinició la administración de líquidos y/o sólidos orales cuando los vómitos cedieron. El análisis estadístico se realizó con el programa comercial SPSS 15.0. Los datos básicos se expresaron en medias y desviaciones estándar en el caso de las variables cuantitativas y en números y porcentaje en el caso de las variables cualitativas. Se calcularon los intervalos de confianza del 95 % (IC 95 %). Las comparaciones entre las variables cuantitativas se realizaron mediante el test de Mann-Whitney después de comprobar que no se ajustaban a una distribución normal (test de Kolmogorov-Smirnov). Si la distribución era normal, se aplicó para su estudio la t de Student. Se calcularon los coeficientes de correlación de Pearson. Se consideró significación estadística para p valores inferiores a 0,05. RESULTADOS El total de pacientes ingresados con diagnóstico de deshidratación leve/moderada ocasionada por GEA durante el año 2010 y que se incluyeron en el estudio fue de 205, de los cuales 117 (57,03 %) eran niños y el resto niñas. El grado de deshidratación fue leve en 55 casos (26,82 %) y moderado en 150 (73,17 %). Recibieron suero salino 0,3 % (0,3 % salino con 5 % glucosa) 198 pacientes y suero glucohiposalino 0,2 % (0,2 % salino con 5 % glucosa) los 7 pacientes restantes, cuya analítica presentaba hipernatremia inicial. En 15 pacientes se precisó previamente expansión con suero salino. El rango de edad de los niños fue de 1 a 28 meses, la edad media fue de 11,52 meses y la desviación estándar (DE) 5,77. Veintitrés pacientes (11,21 %) tenían edad < 6 meses. El peso medio de los pacientes fue de 8,44 kg, DE 1,85. La media de volumen/kg/hora perfundido fue de 5,51, DE 1,3. La incidencia de hiponatremia inicial fue del 18,04 %. originales sangre y orina se realizó pasado un tiempo medio de 12,34 horas (IC 95 % 11,94-12,56) después de haber iniciado la sueroterapia. La tabla 1 muestra los resultados de las mediciones bioquímicas en sangre en el momento del diagnóstico y al final del tratamiento, antes de iniciar la alimentación oral. La tabla 2 refleja la evolución de la natremia en todos los pacientes del estudio, dependiendo de que tuvieran hiponatremia inicial o no. Se observa que en los que la tenían se produce un incremento del sodio sérico y que la excreción fraccional de sodio era significativamente menor comparada con los que no tenían hiponatremia inicial. En la tabla 3 aparecen los resultados analíticos obtenidos en sangre y orina después de aplicar la sueroterapia con las soluciones hipotónicas y en función de la natremia inicial: hiponatremia, isonatremia e hipernatremia. Encontramos diferencia significativa entre el sodio sérico inicial y final en Tabla 1. Analítica inicial y final (antes de comenzar la alimentación oral) Inicial M (DE) Final M (DE) Na (mEq/l) 141,2 (5,8) 137,4 (4,1) K (mEq/l) 4,2 (0,53) 3,9 (0,55) Cl (mEq/l) 108,7 (8,5) 107,6 (5,8) Urea (mg/dl) 38,4 (16,7) 18,5 (12,5) Creatinina (mg/dl) 0,47 (0,13) 0,36 (0,08) DE: desviación estándar; M: media. En el análisis inicial separamos a los pacientes en tres grupos según la natremia inicial: hiponatrémicos 37 (18,04 %), normonatrémicos 133 (64,87 %) e hipernatrémicos 35 casos (17,07 %). Tabla 2. Comparación de sodio inicial y final de cada grupo La glucemia inicial presentó valores de 99,42 mg/dl de media (DE 18,61), con un rango de 40-166 mg/dl, y en el caso de 45 niños (21,95 %) se encontraron valores inferiores a 70 mg/dl. Na inicial (mEq/l) 131,9 (2,07) 141,8 (5,4) Na final (mEq/l) 135,6 (2,54)a 138,9 (3,9)a EFNa 0,15 (0,27) 0,59 (0,71)a Agua libre 11,82 (3,88) 12,79 (10,8) En el primer grupo, después de administrar solución salina 0,3 %, el sodio sérico subió de 131,9 (DE 2,07) a 135,6 (DE 2,54) mEq/l. Fue disminuyendo lentamente en el segundo grupo, sin llegar a presentar hiponatremia, de 139,18 (DE 2,9) a 137,92 (DE 2,5), y también en el tercer grupo de 150,17 (DE 4,2) a 142,02 (DE 4,3) mEq/l. No se encontró ningún caso de hiponatremia posinfusión. El control de Nefrologia 2014;34(4):477-82 Hiponatremia M (DE) No hiponatremia M (DE) DE: desviación estándar; EFNa: excreción fraccional de sodio; M: media. Comparación del sodio inicial y final y la EFNa entre el grupo de hiponatremia y el resto. a p < 0,0001. 479 Marciano Sánchez-Bayle et al. Sueroterapia e hiponatremia originales Tabla 3. Sueroterapia según natremia Na < 135 M (DE) Na 135-145 M (DE) Na > 145 M (DE) Na inicial (mEq/l) 131,9 (2,07) 139,18 (2,9) 150,17 (4,2) Na final (mEq/l) 135,6 (2,54)a 137,92 (2,5)b 142,02 (4,3)d EFNa 0,15 (0,27) 0,58 (0,61)b 0,77 (0,55)c Agua libre 11,82 (3,88) 12,69 (5,8) 13,3 (6,8) Na/Creatinina orina 0,77 (0,45) 2,35 (2,5) 2,1 (2,8) DE: desviación estándar; EFNa: excreción fraccional de sodio; M: media. a p = 0,012; b p = 0,009; c p = 0,023; d p < 0,0001. todos los grupos: en el grupo con hiponatremia el sodio sube, y en los grupos con isonatremia o hipernatremia desciende ligeramente. Los coeficientes de correlación de Pearson entre la excreción fraccional de sodio y las variables analizadas fueron: 0,413 con el sodio inicial (p = 0,01), 0,808 con la evolución del sodio (p = 0,003) y no fue significativo con el agua libre infundida (r = 0,028). DISCUSIÓN Este trabajo aporta la evaluación del tratamiento parenteral con soluciones salinas hipotónicas en la deshidratación leve y moderada de pacientes pediátricos hospitalizados con GEA y la posible relación con el desarrollo iatrogénico de hiponatremia, que no se demostró en nuestro caso. A pesar de la recomendación y aceptación de las soluciones por vía oral para rehidratar a los niños con deshidrataciones leves o moderadas ocasionadas por GEA, se ha observado que en los países industrializados se recurre con frecuencia a los líquidos intravenosos10,11. La tonicidad adecuada de los sueros es motivo de controversia, sin que se logre llegar a un consenso sobre el tipo de solución de mantenimiento más conveniente en los niños hospitalizados. A la hora de evaluar y discutir los resultados de la bibliografía consultada, se deberían tener en cuenta las patologías pediátricas estudiadas12, porque es diferente la situación hidrosalina de base en el caso de un niño con GEA que la de un paciente crítico o la de un niño sometido a una intervención quirúrgica. El manejo hidroelectrolítico en el lactante ha de realizarse con mucha precaución debido a la inmadurez de la función renal. Los recién nacidos tienen un mayor porcentaje de agua corporal total, con mayor porcentaje de agua extracelular y menor de agua intracelular que los adultos. Esta situación va cambiando progresivamente con la 480 edad y los porcentajes de agua total, intracelular y extracelular se normalizan alrededor de los 6-12 meses de vida13. El recién nacido presenta un desbalance glomérulo tubular y una limitada capacidad de concentración y dilución de la orina. En el recién nacido la fracción excretada de sodio es inversamente proporcional a la edad gestacional y además no hay supresión de la aldosterona ante una carga de sodio, lo que explicaría la poca adaptación de los lactantes más pequeños a los excesos de sodio14,15. En 2007 la Agencia Nacional de Seguridad del paciente16 en Estados Unidos recomendó el cambio de soluciones parenterales salinas de 0,18 % a 0,45 % para evitar la aparición de hiponatremias en la infancia. Sin embargo, Coulthard17 alerta sobre el riesgo de desarrollar hipernatremias con la pauta anterior y considera las soluciones hipotónicas como más fisiológicas a la hora de reemplazar las pérdidas. Halberthal et al.18 recomiendan la utilización de soluciones hipotónicas en pacientes con sodio sérico > 140 mmol/l. Curiosamente las publicaciones de Moritz18, donde se recopilan varios estudios sobre el tema desde 2004 a 2011, señalan que la administración de fluidos hipotónicos es peligrosa y antifisiológica19,20. Nuestros resultados coinciden con los presentados en 2006 por Sanchéz Bayle et al.21. La incidencia de hiponatremia en el momento del diagnóstico ha sido de 18,04 % en nuestro estudio y no se ha encontrado ningún caso de hiponatremia iatrogénica. La incidencia elevada de hipoglucemia inicial en los pacientes de nuestro estudio nos lleva a pensar que la utilización de un suero sin glucosa agravaría su hipoglucemia inicial, con los riesgos consiguientes. En relación con la excreción fraccional de sodio, nuestros resultados muestran que es significativamente inferior en los niños con hiponatremia inicial, lo que parece evidenciar que el manejo renal del sodio es el mecanismo fisiológico esencial para regular y corregir la natremia. Neville et al. 22,23 informan de una incidencia de hiponatremia inicial del 36 %, recomiendan la utilización de Nefrologia 2014;34(4):477-82 Marciano Sánchez-Bayle et al. Sueroterapia e hiponatremia solución salina 0,9 % en los casos de GEA y hacen referencia a los estímulos no osmóticos presentes en los pacientes con GEA y que podrían estar implicados en las hiponatremias iatrogénicas. Holliday y Segar24 no tuvieron en cuenta que los pacientes hospitalizados estaban sometidos a numerosos estímulos no osmóticos para la secreción de HAD y consideraron que la hiponatremia secundaria a la pauta de rehidratación por ellos propuesta en 1957 se debería a una excesiva administración de líquidos. Los resultados obtenidos por Hoor et al.9 en su trabajo realizado con una muestra de 1586 niños concluían que la hiponatremia era debida a un tratamiento incorrecto en el cual se administraban más líquidos de los necesarios. Conviene recordar que la natremia no refleja con precisión el contenido de sodio corporal y que más bien la disminución del sodio sérico refleja más precisamente el aumento del agua corporal total. La hiponatremia verdadera se asocia con hipoosmolaridad sérica, por eso es necesario conocer la osmolaridad del plasma y también la osmolaridad urinaria para determinar si existe deterioro en la capacidad de excretar agua libre. Sin embargo, Kannan et al.25 informan de un 14,3 % de hiponatremias iatrogénicas después de administrar solución salina 0,18 %, pero en su estudio no incluyen pacientes con GEA. Armon et al. 26 consideran que el uso de soluciones al 0,9 % tampoco resultaría protector. Caramelo et al.27,28 no encuentran relación entre las soluciones más hipotónicas y la aparición de hiponatremias en su estudio llevado a cabo con pacientes adultos quirúrgicos y hacen hincapié en la importancia de la retención renal de agua y el volumen de líquido administrado como mecanismo para tener en cuenta en la aparición de hiponatremias. Otros estudios realizados con pacientes críticos o sometidos a intervenciones quirúrgicas llegan a conclusiones opuestas 29-31. Una limitación de nuestro trabajo es que se trata de un estudio realizado en un solo centro y sería recomendable insistir en futuros estudios sobre el tema. Como conclusión y en vista de la disparidad tan importante existente en este campo, destacamos que no es posible aceptar la conclusión de que con los sueros de mantenimiento hiposalinos se genera hiponatremia. Teniendo en cuenta el elevado porcentaje de niños con hipoglucemia, la utilización de sueros hiposódicos protegería frente a dicha hipoglucemia, además de no inducir hiponatremia en un riñón sano. Es necesaria la monitorización de los electrolitos antes y durante el tratamiento. Conviene replantearse el frecuente y en muchos casos innecesario uso de la vía parenteral en pacientes deshidratados y con aceptable tolerancia oral y recordar que la rehidratación oral representa la piedra angular porque se asocia a menos efectos secundarios y reduce significativamente la estancia hospitalaria. Nefrologia 2014;34(4):477-82 originales FINANCIACIÓN El presente trabajo no ha contado con ningún tipo de financiación. Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Chung CH, Zimmerman D. Hypernatremia and hyponatremia: current understanding and management. 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Tehran University of Medical Sciences. Tehran (Iran); 3 Alborz University of Medical Sciences. Imam Hassan Mojtaba Hospital. Karaj, Alborz (Iran);4 Department of Pathology. School of Medicine. Shahed University. Tehran (Iran) Nefrologia 2014;34(4):483-90 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Jun.12051 ABSTRACT Background and objectives: Nephrotic syndrome is a chronic disease especially common in the childhood and adolescence. Reactive oxygen species (ROS) and free radicals have significant role in the pathogenesis of nephrotic syndrome. The aim of this study was to evaluate the effect of soy protein and genistein (main isoflavone of soybean) on renal antioxidant status of nephrotic rats. Methods: This study was done for 8 weeks on 40 adult male Sprague-Dawley rats divided into four groups of 10 rats each. Study groups included: 1-Control, 2-Nephrotic syndrome, 3-Nephrotic syndrome+soy protein diet and 4-Nephrotic syndrome+soy protein diet+genistein. Urine protein and urine creatinine were measured. After homogenization of kidney, total antioxidant capacities (TAC), activities of catalase enzyme, the concentration of malondialdehydes (MDA) and carbolynated proteins were determined spectrophotometrically. Pathological examination was done on kidneys with light microscope. Cell viability was evaluated with MTT assay on WEHI-164 fibro sarcoma cell line. The MMP2 enzyme activity was evaluated in different concentrations of genistein. Results: Total antioxidant capacity was significantly increased in soy genistein. Catalase activity was significantly increased in soy and soy genistein groups. Protein carbonyl and MDA were significantly lower in soy and soy genistein groups. The scores of pathological examination showed significant improvement in soy and soy genistein groups. Genistein decreased the proliferation of the WEHI-164 fibrosarcoma cell line. Conclusion: It seems that soy protein decreases kidney damages in nephrotic syndrome. Adding genistein to soy protein causes improvements in antioxidant status of kidney tissue. Genistein decreases proliferation of cell. La genisteína y la proteína de soja mejoran el estado antioxidante renal en el síndrome nefrótico experimental Keywords: Antioxidant. Genistein. Nephrotic Syndrome. Rat. Soy. Palabras clave: Antioxidante. Genisteína. Síndrome nefrótico. Rata. Soja. Correspondence: Abbas Mirshafie Department of Pathobiology. School of Public Health. Tehran University of Medical Sciences. Poorsina Street. Enghelab Avenue. Tehran, Iran. [email protected] [email protected] RESUMEN Antecedentes y objetivos: El síndrome nefrótico es una enfermedad crónica especialmente común en la infancia y la adolescencia. Las especies reactivas del oxígeno (ERO) y los radicales libres desempeñan un papel importante en su patogénesis. El objetivo de este estudio es evaluar los efectos de la genisteína (principal isoflavona de la soja) y la proteína de soja en el estado antioxidante renal de ratas nefróticas. Métodos: Este estudio se llevó a cabo durante 8 semanas con 40 ratas Sprague-Dawley machos adultas, que fueron divididas en cuatro grupos de 10. Cada uno de los grupos de estudio incluía: 1 control, 2 con síndrome nefrótico, 3 con síndrome nefrótico más una dieta a base de proteína de soja y 4 con síndrome nefrótico más una dieta a base de proteína de soja más genisteína. Se midieron tanto los niveles de proteína como de creatinina en orina. Tras la homogenización del tejido renal, se calcularon mediante espectrofotometría la capacidad antioxidante total (CAT), la actividad de la enzima catalasa, la concentración de malondialdehídos (MDA) y las proteínas carboniladas. El examen patológico de los riñones se realizó con el microscopio óptico. Además, se evaluó la viabilidad celular con un ensayo de MTT de la línea celular de fibrosarcoma WEHI-164. También se evaluó la actividad de la enzima MMP2 con distintas concentraciones de genisteína. Resultados: La capacidad antioxidante total aumentó significativamente en las ratas que tenían una dieta de genisteína, al igual que la actividad de la catalasa en aquellas con una dieta de soja y genisteína. En cambio, los grupos carbonilo de las proteínas y los niveles de MDA fueron significativamente inferiores en los animales con una dieta de soja y de genisteína. El examen patológico reveló una mejora significativa en los grupos con dietas de soja y de genisteína. Asimismo, la genisteína disminuyó la proliferación de la línea celular de fibrosarcoma WEHI-164. Conclusión: Parece ser que la proteína de soja reduce los daños renales causados por el síndrome nefrótico. La adición de genisteína a la proteína de soja produce mejoras en el estado antioxidante del tejido renal. La genisteína disminuye la proliferación celular. INTRODUCTION Nephrotic syndrome is a chronic disease mostly in the childhood and adolescence.1 It is due to alterations in 483 originales Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant the penetrability of the glomerular barrier, resulting from the activities of proteases and a decline in the synthesis of the proteoglycans. 2 These malfunctions result in the emergence of a series of symptoms including severe proteinuria, hypoalbuminemia, hyperlipidemia and edema.3 Decreases of the glomerular blood flow and level of glomerular filtration rate (GFR) result from vasoconstrictor bioactive lipids (prostaglandin, thromboxane, plateletactivating factors (PAF)) and inhibition of nitric oxide activity.2,3 There are several evidences available concerning the roles of reactive oxygen species (ROS) and free radicals in the pathogenesis of nephrotic syndrome.3,4 The sources of ROS are the electron transport chain, oxidant enzymes, phagocytosis and auto-oxidation from epinephrine. 2,4 Free radicals have great contribution in the damages resulted in DNA, proteins, carbohydrates and lipids destruction.5 ROS results in lipid per-oxidation in the cellular and organelles membranes. It leads to loss of cell’s structure and capacity to transmit and produce energy, especially in the proximal tubules. Meanwhile, ROS are produced in nephritis by the immunity system, the infiltrated blood cells (polymorphonuclear, leukocytes, and monocytes), podocytes and mesangial matrix cells.2 There are various antioxidant defensive mechanisms for protecting the cells against the harmful effects of ROS and free radicals. Some of these defensive mechanisms are superoxide dismutase (SOD), catalase (CAT), glutathione peroxidase (GPX) and glutathione reductase (GR).6 In nephrotic syndrome, the balance between the oxidant and antioxidant is lost.3 Some studies showed the decreasing trend in the activities of the antioxidant enzymes and vitamins C, E, beta-carotene and total antioxidant capacity, while the MDA level increased.7 In order to generate the nephrotic syndrome experimental model in the rats, adriamycin and/or puromycin amino nucleoside may be used, while their metabolisms resulted cause formation of reactive oxygen species (ROS), followed by appearance of severe proteinuria and decreased kidney performance.8,9 The protective effects of some of compounds against the oxidative damages are associated to their capacity to increase the antioxidant enzymes expression. Lack of foodstuffs containing antioxidant or suppression of antioxidant enzymes worsens the kidney damages resulting from free radicals.10 Soybean with the same protein quality as animal proteins is considered the richest source of isoflavones. Its isoflavones are Genistein, Daidzein and Glystein. They have estrogenic effects, therefore they are called phytoestrogens. 11 It has been observed that foodstuffs containing soybean may have useful effects on the cardiovascular and renal diseases.12 Scientists believe that isoflavones, by their antioxidant nature, neutralize free radicals and decrease inflammatory reactions.13 There have been addressed several mechanisms concerning the effect of soybean on the renal diseases; however, they have attributed all the effect of soybean on kidney to its Genistein.10 In various studies, the roles of Genistein, as the major soybean isoflavone, have been studied in a variety of 484 cellular mechanisms, e.g. 1) Apoptosis induction; 2) Cellular differentiation; 3) Prevention of cellular reproduction; 4) Controlling cell cycle progression; 5) Antioxidant effect; 6) Repetitive effectiveness of the treatment-resistant anticancer drugs; 7) Angiogenesis controlling; 8) Inhibiting osteoclast; 9) Controlling cellular immunity activity and its extension; 10) Mast-cell sustainability and decreased inflammation.14 The purpose of this study is to examine the effects of Genistein as an isoflavone, together with the soybean protein, on the glomerulosclerosis induced by adriamycin, and also studying the potential cytotoxicity and preventive effects of Genistein on cellular proliferation and activity of matrix metalloproteinase (MMPs) on the WEHI-164 fibrosarcoma cell lines. MATERIALS AND METHODS This study was done on 40 adult male Sprague-Dawley rats. 12-15 weeks old rats weighing 300±50g were obtained from Iranian Pasteur Institute and housed under standard condition of the animal room (temperature 25±3 centigrade degrees, humidity 50%, 12-hour light and 12-hour darkness) with free access to food and water. Then, they were randomly divided into four groups, of 10 rats each. The study protocol was approved by ethic committee of Tehran University of Medical Sciences (TUMS) which conforms to the provisions of the Declaration of Helsinki. Study groups included 1. Control (C): no disease induction + chow diet. 2. Nephrotic Syndrome (NS): induction of disease + chow diet. 3. Nephrotic syndrome receiving soy diet (NS+S): induction of disease + soy protein diet + gavaged with carboxymethyle cellulose (CMC) as placebo. 4. Nephrotic syndrome receiving soy diet and genistein (NS+S+G): induction of disease + soy protein diet + gavaged with genistein diluted in CMC. Diets In order to provide soy protein diet, AIN-93M was followed and casein protein was replaced with the same amount of soy protein (soy protein as 14.1% of total energy). Due to the lack of sufficient amount of methionine, it was added to soy diet prohibiting methionine deficiency (Table 1).15 Disease induction and intervention protocol All animals obeyed their diet for 2 weeks (chow diet for control and NS groups and soy diet for soy and Nefrologia 2014;34(4):483-90 Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant Table 1. Ingredients of soy diet Ingredients (g/kg diet) Soy protein 140 Cornstarch 465 Sucrose 100 Cellulose 50 Soybean oil 40 Mineral mixture 35 Vitamin mixture 10 Dextrinized cornstarch 155 L-Cystine 1 Methionin 0.8 Choline bitartrate 2.5 Tert-Butylhydroquinone (mg) 8 soy-genistein groups). Then, the induction of nephrotic syndrome was done by the intravenous injection of single dose of 8mg/kg Adriamycin (Adriablastina, Farmitalia, Milan, Italy) in all groups except control.8 The study continued for 6 other weeks with each group receiving its especial diet. NS+S+G group also gavaged with 40mg/kg/day genistein diluted in CMC, while NS+S rats received CMC alone. At the end, the kidneys were brought out, washed with PBS and the right one was transferred to formalin for pathology examination and the left to sterile test tubes. The left kidneys were kept in -80. Determination of the Kidney Performance Status Urine collections were done for each group. Urine protein was measured colorimetrically by Pyrogallol-red kit (cat no. 10-545 ZiestChem Diagnostics, Tehran Iran). Urine creatinine was measured based on the Jaffe method (Pars Azmoon Co. Tehran, Iran). originales The activities of catalase enzyme in supernatans were determined by the HegoAebi’s method.17 the concentration of malondialdehydes in supernatants were measured spectrophotometrically with the thiobarbituric acid.18 The carbolynated proteins in supernatants were determined spectrophotometrically based on the reaction of carbonyl group with 2,4 dinitrophenylhydrazine.19 Kidney histopathology The severity and extensiveness of the glomerular damages were assessed by pathological examination on tissue slices with optical microscope. The severity of glomerulosclerosis was evaluated by 8 parameters including hypercellularity, lobular pattern, polymorphonuclear (PMN) infiltration, atrophy of lumen, degenerative necrotic changes, hyaline cast in lumens, interstitial leukocyte infiltration and fibrosis. These parameters were categorized into scales ranging from 0 to 3 (0= negative, 1= mild, 2= average, 3=severe). Cytotoxicity Studies Cell Culture The WEHI-164 fibro sarcoma cell line obtained from Iran Pasteur Institute was cultured in the media containing L-Glutamine, 10% FBS, RPMI and 100Unit/mL Penicillin/ Streptomycin and incubated in 37ºC, saturated moisture and 5% CO2 pressure. Evaluation of the oxidative stress parameters Total antioxidant capacities (TAC) of the kidney tissues were measured in supernatants with 2-2- Azino- bis- (3Ethyl benzthiazoline-6-Sulfonic acid) (ABTS) method. 16 Proliferation assay Cell viability was evaluated with MTT assay. MTT colorimetric test is based on the activity of the mitochondria dehydrogenase enzyme of the living cells in reduction of the MTT salt to the formazan non-solvable crystals, which could not pass through the cells’ membrane. The concentration of formazan is proportional to the number of viable cells. 20 Some of the WEHI-164 fibro sarcoma cell line was cultured in 96-cell plates with 8x103 cells in a well (incubated for 4 hours under 37ºC). Genistein suspended in RPMI was added to each well in 0, 1, 5, 10, 20, 40 & 80μg/well, concentrations. The plate was then incubated for 48 hours in incubator (37ºC). The respective supernatant was extracted. Two hundreds microlitres of the MTT solution with 0.5mg/mL concentration in phenol red-free media was added to each well and incubated for another 2-4 hours. The supernatants were extracted and 200μL of DMSO was added to each plate as solvent of the formazan crystals (purple precipitation). The plate light absorption was read with 570nm wavelength and 630nm reference wavelength by ELISA reader machine. Nefrologia 2014;34(4):483-90 Kidney Tissue Homogenization The frozen left kidneys were homogenized in buffer (PH=7/4 0.05% NaN3, 25mM Tris-Hcl, 2mM PMSF, 2mM EDTA) by sonication. The sonication process was done in five minutes with six cycles. After being centrifuged, the supernatants were separated and transferred to -80˚C. 485 originales Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant Gelatinase Zymography The mentioned-above cell line was cultured in 24-cell plates with 4x10 4 cells in a well. They were incubated for 4 hours allowing the cells to adhere to the plate and reaching to proper density. Then various densities of Genistein (0-400μg/mL) was added to each well and incubated for 48 hours under 37ºC, saturated moisture and 5% Co2 pressure. Separating the supernatants, they were centrifuged to remove cellular debris and kept under -20ºC until performing Zymoanalysis. The MMP2 enzyme activity was evaluated based on the method described elsewhere.21 In brief, Genistein-containing supernatants were aliquoted and electrophorized with the SDS-PAGE gel containing 0.5mg/mL of A gelatin (Merk Germany) and the tris-borate as buffer for 3 hours (100V). Then, the gel was washed with X-100 triton two times to extract SDS and incubated for 24 hours in Tris-Hcl gelatinase activation buffer, PH=7.4 containing 10mM Cacl2. After that, the gel was immersed in Coomissie Brillient Blue-G-250 1% (1% in 25% methanol and 10% acetic acid solved in water) for two hours. MMP-2 activity resulted in gel proteolysis and generation of brilliant bands on the blue background. The activity of MMP-2 was measured by using the Alpha Ease FC densitometry (Alpha Innotech- Mimi, USA) comparing width and density of the bands appeared on the gel. Statistical Analysis The data has been shown in Mean±SD. Statistical package for the social sciences (SPSS, version 20, Chicago, IL) was used for statistical analysis. Parametric data analysis was performed by analysis of variance (ANOVA) and Post hoc test by Tukey-HSD. While the non-parametric data were analyzed by Mannwhitney & Kruskalwallis Tests. The data was considered meaningful with P value less than 0.05. RESULTS The urine protein to creatinine ratio was not significantly different among four groups at the beginning of the study (P= 0.16) (Table 2). At the end of the study, the urine protein to creatinine ratio showed statistically significant difference among four groups (P<0.001). The normal group had the urine protein to creatinine ratio significantly different from other three groups (P<0.001) (Tukey HSD test). Disease induced groups including patients, soy and soy genistein showed differences in the urine protein to creatinine ratio but it was not significant. The urine protein to creatinine ratio was obviously less than the patient group in soy and soy genistein groups. The urine protein to creatinine ratio in soy genistein group was even lesser than it in soy group. Figure 1 shows malondialdehyde, protein carbonyl, total antioxidant capacity (TAC) and catalase enzyme activity in the kidney tissue of animals. TAC was significantly different among four groups (P=0.008). In post hoc comparison, tukey HSD test showed significant difference between nephrotic rats vs. control (P= 0.036) and soy genistein (P= 0.011). The groups were significantly different in tissue catalase activity (P<0.001). In multiple comparisons, the NS group showed significant difference with control (P = 0.045), soy (P= 0.014), and soy genistein (P<0.001). The amount of protein carbonylated in kidney tissue was different between groups (P=0.001). The protein carbonylated in kidney tissue had significant difference between NS and control (P=0.01), NS and soy (P= 0.003), NS and soy-genistein (P= 0.001). Malondialdehyde in kidney tissue was significantly different among groups (P<0.001) (Figure 1). The amount of malondialdehyde in tissue was significantly different between NS and control (P<0.001), NS and soy (P=0.004), NS and soy-genistein (P=0.002). The effect of genistein on cellular proliferation As Figure 2 shows, the increase in the genistein concentration accompanies with decrease in proliferation of the WEHI-164 fibrosarcoma cell line, while the decreased growth has been quite obvious under 5-80μg/ well density. In addition, we observed obvious increase in MMP-2 activities at 10mg/mL concentration of genistein (Figures 3 and 4). This effect was not shown in higher concentrations. Table 2. Urine protein creatinine ratio in group at the beginning and the end of study Control NS NS+S NS+S+G P value Urine protein creatinine ratio (mg/mg) at the beginning 2.91±1.21 4±1.02 4.74 ± 2.32 3.51±2.27 0.16 Urine protein creatinine ratio (mg/mg) at the End 3.84±1.24 63.90±7.30 53.35 ± 14.62 51.28±16.67 <0.001 NS: Nephrotic syndrome; NS+S: Nephrotic syndrome with soy diet; NS+S+G: Nephrotic syndrome with soy diet and genistein. Data are expressed as mean±SD. Analysis of variance (ANOVA) and Post hoc test by Tukey-HSD were used to detect differences in between the groups. 486 Nefrologia 2014;34(4):483-90 Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant originales Malondialdehyde 4.5 4 3.5 3 2.5 2 1.5 1 0.5 0 70 60 50 40 30 20 10 0 nmol/mL g/dl Total antioxidant capacity Control NS+S NS+S+G NS Control NS+S NS+S+G Catalase Ku/mg pr nmol/mg Protein carbonyl 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Control NS+S NS+S+G NS NS 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 Control NS+S NS+S+G NS Figure 1. Concentration of malodialdehyde and of protein carbonyl, total antioxidant capacity and catalase activity in kidney tissue of four groups. G: genistein; NS: nephrotic syndrome; S: soy. Nefrologia 2014;34(4):483-90 the score of degenerative-necrotic changes (P=0.022). The score for tubular atrophy was significantly different among three groups (P<0.001). Its score was significantly lower in soy-genistein group in comparison to NS group (P=0.001). The soy and NS groups were significantly different based Evaluation of cell proliferation % of number of cells Histopathological Findings Table 3 shows the histopathological findings in different parameters. We compared the parameters of only three groups (NS, NS+S and NS+S+G). Hypercellularity parameter was significantly different among three groups (P<0.001) (Figure 5). The score of hypercellularity in NS group was significantly higher than that of soy and soygenistein groups (P=0.022 and P=0.01, respectively). The score of hypercellularity was also significantly lower in soy soy-genistein group in comparison to soy group (P<0.001). The score of lobular pattern was significantly different among three groups (P<0.001). Scores were significantly lower in soy-genistein group in comparison to soy (P<0.001) and NS groups (P= 0.001). The score of PMN infiltration was significantly different among groups (P<0.001). Score of PMN infiltration was significantly lower in soy-genistein group in comparison to soy (P<0.001) and NS groups (P= 0.001). The score for degenerative-necrotic changes was significantly different among three groups (P=0.001). Its score was significantly lower in soy-genistein group in comparison to soy (P=0.012) and NS groups (P=0.001). The soy and NS groups were significantly different based on 120 100 80 60 40 20 0 0 1 2 5 10 20 40 80 Genistein concentration (mg/0,2mL [well]) Figure 2. WEHI-164 fibrosarcoma cell line proliferation in different concentrations of genistein. 487 Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant Relative expression of MMP-2 activity (%) originales 160 140 120 Figure 4. Bands MMP-2 of WEHI-164 fibrosarcoma cell line in different concentrations of genistein. 100 80 The score for interstitial fibrosis was significantly different among three groups (P<0.001). Its score was significantly higher in NS group in comparison to soy (P<0.001) and soygenistein groups (P=0.001). 60 40 20 0 0 5 10 25 50 100 DISCUSSION This study showed adding genistein to soy protein can decrease histological deteriorations in nephrotic syndrome. Soy protein, with or without genistein, decreased tissue malondialdehyde in nephrotic rats. Soy protein increased catalase activity and diminished carbonylated protein of kidney tissue in nephrotic syndrome. These findings support the beneficial effects of soy protein in nephrotic status. The beneficial effects of soy could be associated to its copious isoflavone, genistein. Genistein makes improvements in nephrotic syndrome through its antioxidant effects. 10,11 Some findings support the pivotal role of oxidative stress in nephrotic syndrome. The imbalance between oxidant and antioxidant factors causes the glomerular damage in renal diseases. 3 The activities of antioxidant enzymes decrease in nephrotic syndrome. Hence, the peroxidation products increase in kidney diseases. Malodialdehyde and carbonylated proteins are produced through peroxidation processes. 200 400 Genistein concentration (mg/mL) Figure 3. MMP-2 activity of WEHI-164 fibrosarcoma cell line in different concentrations of genistein. on the score of tubular atrophy (P= 0.002). The score for hyaline cast was significantly different among three groups (P<0.001). Its score was significantly lower in soy-genistein group in comparison to soy (P<0.001) and NS groups (P= 0.001). The soy and NS groups were significantly different based on the score of hyaline cast (P= 0.016). The score for leukocytes infiltration in interstitial was significantly different among three groups (P= 0.001). Its score was significantly lower in soy-genistein group in comparison to soy (P= 0.021) and NS groups (P= 0.001). The soy and NS groups were significantly different based on the score of leukocytes infiltration in interstitial (P=0.007). Table 3. Score of microscopic findings of kidney histology in various groups Control NS NS+S NS+S+G P value Hypercellularity 0 1.41±0.13 0.97±0.02 0.31±0.10 <0.001 Lobularity pattern 0 1±0 0.92±0.05 0.06±0.04 <0.001 PMN infiltration 0 1±0 0.97±0.02 0.21±0.05 <0.001 Degenerative-necrotic changes 0 2.08±0.36 1.62±0.14 0 0.001 Atrophy of tubules 0 1±0.12 0.1±0.10 0 <0.001 Hyaline cast 0 2.20±0.25 0.62±0.16 0.28±0.11 <0.001 Leukocytes infiltration 0 1.66±0.24 0.75±0.13 0.34±0.09 0.001 Interstitial tubules fibrosis 0 0.83±0.10 0 0.06±0.06 <0.001 NS: Nephrotic syndrome; NS+S: Nephrotic syndrome with soy diet; NS+S+G: Nephrotic syndrome with soy diet and genistein; PMN: polymorphonuclear. Data are expressed as mean±SD. Mannwhitney & Kruskalwallis Tests were used to detect differences in between the groups. 488 Nefrologia 2014;34(4):483-90 Mohammad H. Javanbakht et al. Soy-genistein improves renal antioxidant Figure 5. Representative light microscopic view of histopathological slides of kidney in different groups. C: control; G: genistein; NS: nephrotic syndrome; S: soy. Previous studies showed that diets containing soy could decrease proteinuria in comparison to casein protein diets.10,13 In the process of nephrotic syndrome, serum albumin is lost through kidneys. Serum albumin functions as a major antioxidant in serum, hence albumin loss causes oxidative damage. In the case of albumin loss, MDA as a product of oxidative damage increases.3 Isoflavones mainly genistein restrict inflammation with their antioxidative, anti inflammatory and anti necrotic characteristics.13 The anti inflammatory effect of genistein is through inhibition of cyclooxigenase expression and myeloperoxidase activity. 22 Genistein decreases lipid peroxidation and serum lipids.23 Oxidative stress induces NF-kB and inflammatory cytokines expressions.24 Isoflavones reacts with free radicals and neutralizes their effects.13 It seems isoflavones decrease renal damage through reacting with hydrochloric acid and peroxynitrate.10 More studies are needed to analyze the angiotensin-II receptors expression, TGF-β, NF-κB and strogen receptor beta to elucidate the possible contribution of these mechanisms to the renoprotective effect of genistein. The lack of these data is one of our limitations in this study. In our study, urine protein creatinine ratio was slightly lower in soy-genistein group than soy group, but this difference was insignificant. It seems we would observe significant difference in case of prolongation of the study. This observation supports the notion that the effects of soy are mainly due to its isoflavone, genistein.10,13 This study showed that adding genistein to soy protein enhances antioxidative status of kidney tissue, albeit insignificant. Some studies on the histopathology of nephrotic syndrome showed that soy diet in comparison to casein diet causes improvement in sclerotic and fibrotic sequels.13 Another research showed mesangeal and segmental proliferation with matrix expansion, capillary blockade, fibrosis with adhesion between glomerular coils and Bowman’s capsule, also mononuclear cells infiltration Nefrologia 2014;34(4):483-90 originales in interstitial space in case of receiving casein diet. But glomerular damage and fibrosis were less in rats receiving soy protein.10 A research showed that soy replaced in animal protein improved glomerular filtration rate and glomerular hypertension. It also decreased the incidence of diabetic nephropathy.25 In the current study, adding genistein to soy protein caused profound improvement in histopathology of kidney. The improvement was so impressive that soygenistein group resembled to normal group. Researches on the role of genistein in proliferation of malignant cell line showed that genistein induces apoptosis and suppression of cell proliferation through P53 pathway.26 Some researches supported the role of genistein in cell cycle inhibition specially breast and prostate cancer cell lines which are in consistent to our results on fibrosarcoma cell line WEHI-164.27 Another study on prostate cancer cell line showed inhibitory role of genistein on the activity of MMP-2 enzyme.28 Matrix metalloproteinases are inactive.29 Some factors like cancer cell lines, cytokines and inflammatory factors disturb their activity and balance.30 It is concluded from the results of current study that soy protein diet causes impressive changes in oxidative status markers and histopathological aspects of nephrotic syndrome. This study showed that adding genistein as an isoflavone to soy protein caused a greater improvement in this disease. We can conclude that the effects of soybean on nephrotic syndrome would be attributed to its isoflavone genistein. Acknowledgments This study was supported by undersecretary of research in Tehran University of Medical Sciences (the grant number of 15438). We honestly appreciate Karen pharma & food supplement company (Tehran, Iran) for the donation of some food components. Conflicts of interest The authors declare that they have no conflicts of interest related to the contents of this article. REFERENCES 1. Bagga A, Mantan M. Nephrotic syndrome in children. Indian J Med Res 2005;122:13-28. 2. Palmieri B, Sblendorio V. Oxidative stress detection: what for? Eur Rev Med Pharmacol Sci 2007;11:27-54. 3. Ghodake S, Suryakar A, Ankush R, Katkam R, Shaikh K, Katta A. Role of free radicals and antioxidant status in childhood nephrotic syndrome. Indian J Nephrol 2011;21:37-40. 4. Machlin LJ, Bendich A. Free radical tissue damage: protective role of antioxidant nutrients. 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Arredondo1, Juliana Jaramillo1 1 Servicio de Nefrología. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona; 2 Escuela de Doctorado. Universidad Autónoma de Barcelona; 3 Servicio de Bioquímica. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona; 4 Servicio de Anatomía Patológica. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona Nefrologia 2014;34(4):491-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Jun.12536 RESUMEN Introducción y objetivos: Se ha descrito que el nivel de anticuerpos circulantes contra el receptor tipo M de la fosfolipasa A2 tiene correlación significativa con la actividad clínica de la enfermedad en la nefropatía membranosa idiopática (NMI). Sin embargo, la utilidad de la monitorización del título de anticuerpos como predictor de respuesta clínica tras el inicio del tratamiento no ha sido formalmente analizada. En el siguiente estudio se analiza el valor predictivo de la evolución del título de anticuerpos antiPLA2R sobre la respuesta clínica en enfermos con NMI tratados con tacrolimus. Pacientes y métodos: 36 enfermos con síndrome nefrótico secundario a NMI, con criterios de indicación de tratamiento inmunosupresor, fueron tratados con tacrolimus en monoterapia. Se determinó el nivel de anticuerpos anti-PLA2R antes del tratamiento y a los 3, 6, 9 y 12 meses tras su inicio. Se analizó el valor predictivo de la pendiente de reducción en el título de anticuerpos y de la reducción absoluta y relativa en el título de anticuerpos a los 3 y 6 meses sobre el tiempo hasta la remisión y sobre la probabilidad de remisión a los 6, 9 y 12 meses. Resultados: La reducción relativa en el título de anticuerpos anti-PLA2R fue significativamente mayor en los enfermos que presentaron remisión y precedió a la respuesta clínica. No se apreció asociación entre el título de anticuerpos previo al tratamiento con el tiempo medio de respuesta o la respuesta a los 12 meses. La pendiente de reducción en el título de anticuerpos se asoció significativamente con el tiempo hasta la evidencia de remisión. La reducción relativa Correspondencia: Elías Jatem Escalante Escuela de Doctorado. Universidad Autónoma de Barcelona. Idumea, 08035. [email protected] [email protected] en el título de anticuerpos anti-PLA2R a los 3 meses tuvo una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 6 y 9 meses, pero no a los 12 meses, mientras que la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 6 meses tuvo una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 12 meses. Conclusión: En enfermos con NMI asociada a anticuerpos anti-PLA2R, la monitorización del título de anticuerpos tras el inicio del tratamiento es útil para estimar el período de tiempo hasta la remisión y para predecir la probabilidad de remisión a los 12 meses. Palabras clave: Anticuerpos anti-PLA2R. Nefropatía membranosa idiopática. Tacrolimus. Evolution of antibody titre against the M-type phospholipase A2 receptor and clinical response in idiopathic membranous nephropathy patients treated with tacrolimus ABSTRACT Introduction and objectives: The level of circulating antibodies against M-type phospolipase A2 receptor has been reported as having a significant correlation with clinical activity in idiopathic membranous nephropathy. However, the usefulness of monitoring antibody titre as a predictor of clinical response following the onset of treatment has not been formally analysed. The predictive value of the evolution of anti-PLA2R antibody titre on the clinical response of idiopathic membranous nephropathy patients treated with tacrolimus is analysed in the following study. Patients and Method: 36 patients with nephrotic syndrome secondary to idiopathic membranous nephropathy with immunosuppressive 491 originales treatment indication criteria were treated with tacrolimus in monotherapy. The level of anti-PLA2R antibodies was determined before treatment and at 3, 6, 9 and 12 months after the onset of treatment. The study analysed the predictive value of the reduction in antibody titre and the relative and absolute reduction in antibody titre at 3 and 6 months over the period until remission and on the probability of remission at 6, 9 and 12 months. Results: The relative reduction in the anti-PLA2R antibody titre was significantly greater in those patients with remission and it preceded the clinical response. No association was observed between the antibody titre prior to treatment and the mean response time or the response at 12 months. Reduction in antibody titre is significantly associated with the time until signs of remission. Relative reduction in anti-PLA2R antibody titre at 3 months had a high sensitivity and specificity to predict the response at 6 and 9 months, but not at 12 months; however the relative reduction in the antibody titre at 6 months had a high sensitivity and specificity for predicting the response at 12 months. Conclusion: In patients with IMN associated with anti-PLA2R antibodies, the monitoring of antibody titre following the onset of treatment is useful for estimating the time period until remission and predicting the probability of remission at 12 months. Keywords: Anti PLRA2 antibodies. Idiopathic membranous nephropathy. Tacrolimus. INTRODUCCIÓN La nefropatía membranosa idiopática (NMI) es una enfermedad mediada por anticuerpos, causada por depósitos de IgG y C3 en el espacio subepitelial de la membrana basal glomerular1,2. En la actualidad, hay acuerdo en que los enfermos con función renal normal en los que el síndrome nefrótico persiste más de 6-12 meses tras el diagnóstico son candidatos a recibir terapia inmunosupresora. Los fármacos cuya eficacia ha sido contrastada en ensayos clínicos aleatorios y se consideran de elección como primera línea de tratamiento son los agentes alquilantes asociados a esteroides y los anticalcineurínicos3,4. Ambos tratamientos poseen una eficacia probada y similar para inducir remisión del síndrome nefrótico y preservar la función renal, pero tienen algunas limitaciones. En primer lugar, aproximadamente un 20 % de los enfermos pueden presentar resistencia a uno o a ambos fármacos3-13. En segundo lugar, la evidencia disponible indica que, tras el inicio de la terapia, la probabilidad de respuesta aumenta de forma progresiva con el tiempo, incluso más allá del período de exposición al fármaco5-13, y en la actualidad no hay ninguna variable que permita predecir si el enfermo responderá o no al tratamiento ni el momento en el que se va a producir la respuesta. Recientemente, se ha identificado al receptor tipo M de la fosfolipasa A2 como uno de los antígenos diana de la respuesta autoinmune en enfermos con NMI14-16 y se ha descrito que los anticuerpos circulantes frente a este (antiPLA2R), presentes en aproximadamente el 70-75 % de los enfermos, tienen correlación significativa con la actividad 492 Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI clínica de la enfermedad17,18. Por ello, la evolución del título de anticuerpos anti-PLA2R tras el inicio del tratamiento podría ser útil para predecir la respuesta. Algunas evidencias indican que tras el tratamiento con rituximab la reducción en el título de anticuerpos precede a la remisión de la proteinuria19. Sin embargo, la utilidad de la monitorización del título de anticuerpos como predictor de respuesta clínica no ha sido formalmente analizada y no se dispone de datos sobre la evolución del título de anticuerpos anti-PLA2R en enfermos tratados con tacrolimus. En el presente estudio, se realizaron determinaciones repetidas del título de anticuerpos anti-PLA2R antes y durante los 12 meses siguientes al inicio del tratamiento en enfermos afectos de NMI que recibieron tacrolimus, con el objetivo de analizar el valor predictivo de la evolución del título de anticuerpos anti-PLA2R sobre la respuesta clínica. PACIENTES Y MÉTODOS Se incluyeron un total de 36 enfermos que cumplieron los siguientes criterios: 1. Edad > 18 años. 2. Síndrome nefrótico causado por NMI confirmada por biopsia renal. 3. Exclusión de etiologías secundarias. 4. Títulos de anticuerpos anti-PLA2R > 20 RU/ml en el momento del diagnóstico. 5. Criterios de tratamiento inmunosupresor por persistencia del síndrome nefrótico tras 6 meses de tratamiento sintomático con bloqueantes de angiotensina II, estatinas, diuréticos y dieta hiposódica, de acuerdo con las guías de tratamiento3,4. 6. Función renal normal, definida por un valor de CKDEPI (Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration) > 60 ml/min/1,73 m2. Las biopsias renales fueron teñidas con hematoxilina-eosina, PAS (Periodic Acid Shiff), metenamina de plata y tricrómico de Masson para análisis morfológico, y se realizaron estudios de inmunofluorescencia con anticuerpos frente a IgA, IgG, IgM, C3, fibrinógeno y cadenas ligeras. El diagnóstico de NMI se realizó ante la presencia de un patrón morfológico compatible, asociado a la evidencia de depósitos subepiteliales de IgG y C3 en la inmunofluorescencia. Al momento del diagnóstico, los pacientes recibieron tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o antagonistas de los receptores de angiotensina II, dieta hiposódica y tratamiento de la dislipemia con estatinas. Tras un período de observación de 6 meses y después de constatarse ausencia de remisión espontánea, todos los enfermos recibieron tratamiento con tacrolimus en monoterapia en una dosis inicial de 0,06 mg/kg/día, que se ajustó posteriormente para mantener niveles diana a las 12 horas de 7-9 ng/ml. Ningún paciente había recibido previamente terapia inmunosupresora. El tratamiento con tacrolimus se mantuvo durante tres meses tras la evidencia de remisión o un máximo de 12 meses en los casos en los que al final Nefrologia 2014;34(4):491-7 Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI de este período no entraron en remisión. Tras evidencia de remisión total o parcial, la dosis de tacrolimus se redujo a razón de un 30 % cada mes hasta la supresión total o la presencia de recidiva. Por protocolo, todos los enfermos fueron controlados con frecuencia mensual hasta la evidencia de remisión y, en caso de remisión, cada 2-3 meses hasta la supresión del tratamiento, evidencia de recidiva o ausencia de respuesta a los 12 meses. En todos los enfermos incluidos se dispone de muestras de suero extraídas antes y tras el inicio del tratamiento, con frecuencia trimestral hasta finalizar el primer año de evolución. Dichas muestras fueron utilizadas para la determinación del título de anticuerpos anti-PLA2R mediante ELISA (Euroimmun, Lübeck, Alemania; linealidad: 6-1500 RU/ml; límite inferior de detección 0,6 RU/ml). Como variables de resultado, se consideró la probabilidad de obtener remisión total o parcial en el transcurso de los 12 meses siguientes al inicio del tratamiento, el tiempo entre el inicio de este y la evidencia de remisión, la evolución del título de anticuerpos a lo largo del período de observación y el porcentaje de enfermos que presentaron negativización del título de anticuerpos al final del período de observación de 12 meses. Definiciones: - Remisión completa: proteinuria < 0,3 g/día, albúmina > 3,5 g/dl y filtrado glomerular > 60 ml/min/1,73 m2. - Remisión parcial: reducción > 50 % de la proteinuria basal, siendo la última < 3,5 g/día y con filtrado glomerular > 60 ml/min/1,73 m2. - No respuesta: ausencia de remisión completa o parcial 12 meses tras el inicio del tratamiento. - Negativización del título de anticuerpos: título de anticuerpos anti-PLA2R < 20 RU/ml. El presente trabajo siguió los parámetros de la Declaración de Helsinki. Todos los pacientes otorgaron consentimiento informado por escrito y el comité de bioética del centro aprobó el estudio. Análisis estadístico Los resultados se expresan como media y desviación típica para las variables de distribución normal o como mediana y cuartiles para las de distribución no normal. Las diferencias en proporciones se analizaron mediante la prueba de χ2 o el test exacto de Fisher. El análisis de la evolución del título de anticuerpos a lo largo del tiempo se realizó mediante análisis de la varianza para medidas repetidas. Para examinar el valor predictivo de la reducción en el título de anticuerpos sobre la respuesta, se calculó la reducción absoluta y relativa del título de anticuerpos a los 3 y 6 meses, en relación con el valor basal, así como la pendiente de reducción en el título de Nefrologia 2014;34(4):491-7 originales anticuerpos durante el período de seguimiento, expresándola en RU/ml/mes. Se realizó un análisis univariado para identificar las variables asociadas a la probabilidad de remisión a lo largo del período de observación de 12 meses mediante el método de Kaplan-Meier, utilizando la prueba de log-rank para comparar entre grupos. La relación entre la pendiente de reducción en el título de anticuerpos y el tiempo hasta evidencia de remisión se llevó a cabo mediante regresión lineal simple. Mediante curvas ROC, se analizó el valor de reducción del título de anticuerpos anti-PLA2R a los 3 y 6 meses con mayor sensibilidad y especificidad para identificar a los pacientes en remisión a los, 3, 6, 9 y 12 meses. Se consideraron estadísticamente significativos todos los valores de p < 0,05. Se utilizó el programa estadístico SPSS versión 20.0. RESULTADOS En la tabla 1, se resumen las características clínicas y bioquímicas basales del total de los enfermos incluidos en el estudio y en función de la respuesta al tratamiento a los 12 meses. No se apreciaron diferencias significativas en ninguna de las variables analizadas entre aquellos que respondieron y los que no. En el transcurso de los 12 meses de seguimiento (figura 1), la probabilidad de remisión aumentó de forma progresiva a lo largo del tiempo, con una probabilidad de remisión del 40 % a los 6 meses, del 60 % a los 9 meses y del 69,4 % (25/36 enfermos) a los 12 meses. Del total de los enfermos en remisión, 9 (25 %) presentaron remisión total y 16 (75 %) remisión parcial. La mediana de tiempo entre el inicio del tratamiento y la evidencia de remisión fue de 8,5 meses (rango intercuartil: 5,5-9,6 meses). El porcentaje de enfermos que se hallaban en remisión total o parcial sin tratamiento con tacrolimus a los 12 meses fue del 28 % (7/25). La dosis media de tacrolimus fue de 0,05 ± 0,017 mg/kg/ día y los niveles medios 7,9 ± 1,9 ng/ml, sin diferencias significativas entre los que respondieron y los que no. Durante el período de observación, ningún enfermo presentó recidiva al suspender la terapia con tacrolimus. En la figura 2, se representa la evolución del título de anticuerpos en función de la respuesta al tratamiento en el conjunto de los 36 enfermos estudiados. En relación con el valor basal, en el conjunto de los enfermos, la reducción relativa en el título de anticuerpos al final del período de observación de 12 meses fue del 61,3 ± 37 % (p: 0,004). No hubo diferencias en los niveles basales de anticuerpos entre los enfermos que entraron en remisión y los que no. Tras el tratamiento, el título de anticuerpos a los 3, 6, 9 y 12 meses fue significativamente inferior en aquellos que presentaron remisión total o parcial (F: 25,9, p: 0,000) frente a los que no respondieron. El título medio de anticuerpos anti-PLA2R en el momento de la remisión fue de 17,4 ± 8,3 RU/ml. Veinte de los 25 (80 %) enfermos que entraron en remisión presentaban un título de anti-PLA2R < 20 RU/ml en el momento de la remisión. En la figura 3 se representa la evolución del título de anticuerpos 493 Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI originales Tabla 1. Características clínicas y bioquímicas basales y respuesta terapéutica N Sexo (varones) n (%) Total Remisión No remisión 36 25 11 25 (69,4) 17 (68) 8 (72,7) p 0,91 Edad (años) 49,5 ± 15,1 51,5 ± 15,3 42,3 ± 17,8 0,13 Colesterol total (mg/dl) 339,2 ± 83,1 331,8 ± 66,4 355,36 ± 33,1 0,31 Albúmina (g/dl) 2,1 ± 0,42 2,06 ± 0,53 2,19 ± 0,53 0,44 Creatinina (mg/dl) 0,98 ± 0,2 1 ± 0,19 0,95 ± 0,25 0,62 eGFR (ml/min/1,73 m2) 114 ± 21 108 ± 26 120 ± 20,7 0,30 Proteinuria (g/24 h) 11,3 ± 3,2 10,5 ± 2,9 12,8 ± 3,5 0,22 Título anticuerpos anti-PLA2R (RU/ml) 225 ± 81 222,4 ± 98 231 ± 92 0,43 10,7 ± 3,14 10,6 ± 2,8 10,8 ± 4,5 0,85 3 (8,3) 2 (8) 1 (9) 0,58 Tiempo desde diagnóstico (meses) Diabetes n (%) Hipertensión arterial n (%) 7 (19,4) 5 (20) 2 (18,1) 0,74 Fumador n (%) 6 (16,6) 4 (16) 2 (18,1) 0,74 Cardiopatía isquémica n (%) 2 (5,5) 1 (4) 1 (9) 0,86 24,9 ± 4,9 24,8 ± 4,9 25,1 ± 5,1 0,49 Índice de masa corporal n (%) eGFR: tasa de filtrado glomerular estimado. anti-PLA2R y de la proteinuria en los enfermos que no respondieron al tratamiento. En ella puede apreciarse una reducción estadísticamente significativa en el título de anticuerpos entre el nivel basal y el tercer mes (18,5 ± 4,8 %, p: 0,037) y una reducción acumulada en el título de anticuerpos a los 12 meses del 21,4 ± 13,6 %. La pendiente de reducción en el título de anticuerpos durante los 12 meses de seguimiento en los enfermos que no respondieron fue de -7,53 ± 5,50 RU/ml/ mes. A lo largo del período de seguimiento, no se apreciaron cambios significativos en la excreción urinaria de proteínas. Probabilidad de remisión (%) 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 0,0 2,0 4,0 6,0 8,0 10,0 12,0 Tiempo (meses) Figura 1. Probabilidad de remisión y tiempo en la muestra estudiada. 494 En la figura 4, se representa la evolución del título de anticuerpos anti-PLA2R y de la proteinuria en los enfermos que presentaron remisión. La reducción relativa en el título de anticuerpos precedió a la disminución en la proteinuria y fue estadísticamente significativa a partir del tercer mes. La reducción relativa en el título de anticuerpos a los 3 meses fue del 35 ± 18,4 % del 60 ± 16,4 % en el sexto, del 70 ± 12 % en el noveno mes y del 78,9 ± 14,2 % a los 12 meses. La pendiente de reducción en el título de anticuerpos a lo largo del período de observación en los enfermos que respondieron fue de -21,5 ± 3,78 RU/ml/mes. Mediante análisis de regresión simple, se apreció una relación estadísticamente significativa entre el ritmo de reducción en el título de anticuerpos y el tiempo hasta remisión (tabla 2). En la tabla 3 A, se resume el valor de la reducción relativa en el título de anticuerpos a los tres meses sobre la predicción de respuesta al tratamiento a los 6, 9 y 12 meses. En la tabla 3 B, se resume el valor de la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 6 meses sobre la predicción de respuesta al tratamiento a los 9 y 12 meses. Puede apreciarse que la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 3 meses tiene una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 6 y 9 meses, pero no a los 12 meses, mientras que la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 6 meses tiene una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 9 y 12 meses. DISCUSIÓN En el presente estudio, se realizaron determinaciones repetidas del título de anticuerpos anti-PLA2R antes y durante los 12 meses siguientes al inicio del tratamiento en enfermos afecNefrologia 2014;34(4):491-7 Título de anticuerpos anti-PLA2R (RU/ml) Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI 250,0 200,0 150,0 100,0 50,0 0,0 Inicio 3 meses 6 meses 9 meses 12 meses Tiempo (meses) Remisión No remisión Figura 2. Título de anticuerpos anti-PLA2R y remisión en la muestra estudiada. Las barras de error representan la media ± el error típico de la media. 250,0 originales tos de NMI que recibieron tacrolimus como primera línea terapéutica, con el objetivo de analizar el valor predictivo de la evolución del título de anticuerpos anti-PLA2R sobre la respuesta clínica. El grupo de enfermos incluido estuvo integrado por una muestra no seleccionada de enfermos con NMI asociada a anticuerpos anti-PLA2R que fueron tratados siguiendo un mismo protocolo, tras un intervalo de tiempo prolongado de tratamiento sintomático desde el diagnóstico acorde al recomendado en diferentes guías3,4. El período de observación se limitó a 12 meses, debido a que este es el período máximo en el que se mantuvo la monoterapia con tacrolimus en caso de no apreciarse respuesta. Tanto la probabilidad de remisión observada a lo largo del tiempo como el porcentaje de enfermos en remisión a los 12 meses observados en nuestros enfermos fueron muy similares a los descritos en estudios previos con anticalcineurínicos11-13. Por estas razones, los resultados observados en nuestros enfermos podrían ser extrapolables a otros grupos de enfermos con NMI que reciban tacrolimus. Los resultados de nuestro estudio aportan los siguientes datos de interés clínico. En primer lugar, de forma similar a los datos descritos tras tratamiento con rituximab19,20, indican que en enfermos tratados con tacrolimus la reducción en el título de anticuerpos anti-PLA2R tras el inicio del tratamiento precede a la remisión de la proteinuria y se relaciona con la respuesta 250,0 200,0 200,0 150,0 150,0 * 100,0 100,0 50,0 50,0 0,0 0,0 Inicio 3 meses 6 meses 9 meses 12 meses Tiempo (meses) Título de anticuerpos anti-PLA2R (RU/ml) Proteinuria (g/24 h x 10) Figura 3. Evolución de la proteinuria y título de anticuerpos anti-PLA2R en los pacientes sin remisión en el período de observación. A efectos de representación gráfica y para unificar las escala de medida, los valores de proteinuria se representan como g/día x 10. Las barras de error representan la media ± el error típico de la media. Nefrologia 2014;34(4):491-7 * Inicio 3 meses 6 meses 9 meses 12 meses Tiempo (meses) Título de anticuerpos anti-PLA2R (RU/ml) Proteinuria (g/24 h x 10) Figura 4. Evolución de la proteinuria y título de anticuerpos anti-PLA2R en los pacientes con remisión en el período de observación. A efectos de representación gráfica y para unificar las escala de medida, los valores de proteinuria se representan como g/día x 10. Las barras de error representan la media ± el error típico de la media. 495 Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI originales Tabla 2. Relación entre la pendiente de reducción en el título de anticuerpos y el tiempo hasta remisión en enfermos con respuesta al tratamiento b ET T Sig (Constante) 22,1 1,354 16,3 0,000 19,344 24,976 Pendiente de reducción –0,61 0,051 -10,5 0,000 –0,688 –0,461 Intervalo de confianza de 95 % para b Pendiente de reducción expresada en RU/ml/mes. R2: 0,84; p: 0,000. T: valor de la prueba t student; ET: error típico; Sig: significancia estadística (valor de p). clínica. La evidencia de una reducción progresiva en el título de anticuerpos tuvo un alto valor predictivo de remisión, mientras que la persistencia de títulos elevados se asoció a persistencia de síndrome nefrótico, con diferencias estadísticamente significativas en el título de anticuerpos entre enfermos con y sin respuesta que fueron evidentes a partir del tercer mes y se mantuvieron a lo largo de todo el período de observación. Además, en los enfermos que respondieron, el ritmo de descenso en el nivel de anticuerpos se asoció con la rapidez de la respuesta clínica. Ambos datos indican que la monitorización del título de anticuerpos anti-PLA2R tras el inicio del tratamiento posee utilidad en la práctica clínica y puede tener dos implicaciones prácticas. La primera es que el ritmo de reducción en el título de anticuerpos tras el inicio del tratamiento puede ser utilizado como estimador del tiempo de respuesta. La segunda es que la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 3 y 6 meses puede servir de guía para predecir la probabilidad de respuesta. Dado que la evidencia disponible indica que la respuesta al tratamiento con tacrolimus aumenta progresivamente con el tiempo de exposición al fármaco13 y que ninguna de las características clínicas o bioquímicas basales permiten predecir la probabilidad de res- puesta al tratamiento, en los enfermos que presentan respuestas tardías un valor en la reducción relativa en el título de anticuerpos igual o superior al 50 % a los 6 meses puede ser un criterio útil para tomar la decisión de mantener la terapia inmunosupresora, mientras que la persistencia de reducciones menores a esta cifra a los 6 y 9 meses debe sugerir una alta probabilidad de resistencia al tratamiento. La NMI es una glomerulopatía mediada por anticuerpos. En el 70 % de los casos aproximadamente, dichos anticuerpos se hallan dirigidos contra el receptor tipo M de la fosfolipasa A2. En un 30 %, dichos anticuerpos no son identificados bien sea en forma circulante o depositados en la membrana basal glomerular. La identidad de los anticuerpos que constituyen los depósitos inmunes responsables del daño y disfunción glomerular en estos casos es por el momento incierta. Los anticalcineurínicos (ciclosporina y tacrolimus) inducen regulación hacia bajo (downregulation) de una serie de citocinas sintetizadas por los linfocitos T cooperadores (T-h1 y T-h2) y las células presentadoras de antígeno; particularmente, la interleucina-2, la cual entre otras funciones se halla involucrada en la activación de los linfocitos B y la producción subse- Tabla 3. Valor de la reducción relativa en el nivel de anticuerpos anti-PLA2R en relación con el título basal y predicción de remisión a los 6, 9 y 12 meses A Valor de la reducción relativa en el título de anticuerpos anti-PLA2R a los 3 meses para la predicción de remisión a los 6,9 y 12 meses Tiempo de remisión Valor Sensibilidad % Especificidad % ABC p 6 meses 35 % 87 93 0,98 ± 0,01 0,000 9 meses 30 % 86 85 0,92 ± 0,04 0,000 12 meses 29 % 60 70 0,71 ± 0,08 0,004 B Valor de la reducción relativa en el título de anticuerpos anti-PLA2R a los 6 meses para la predicción de remisión a los 9 y 12 meses Tiempo de remisión Valor Sensibilidad % Especificidad % ABC p 9 meses 50 % 93 95 0,97 ± 0,02 0,000 12 meses 45 % 87 98 0,96 ± 0,02 0,000 ABC: área bajo la curva. 496 Nefrologia 2014;34(4):491-7 Alfons Segarra-Medrano et al. Título de anti-PLA2R y evolución de NMI cuente de anticuerpos21. Este sería el mecanismo fundamental a través del cual la terapia con anticalcineurínicos induce el descenso observado en los títulos de anti-PLA2R y su correlación con la remisión. En resumen, nuestros datos indican que en enfermos con NMI la pendiente de reducción en el título de anticuerpos anti-PLA2R se asocia significativamente con el tiempo hasta la evidencia de remisión. Además, la reducción relativa en el título de anticuerpos anti-PLA2R a los 3 meses tiene una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 6 y 9 meses, pero no a los 12 meses, mientras que la reducción relativa en el título de anticuerpos a los 6 meses tiene una elevada sensibilidad y especificidad para predecir la respuesta a los 9 y 12 meses. Estos datos pueden ser de utilidad en el seguimiento clínico de los enfermos tras el inicio de la terapia y tener especial relevancia en los casos en los cuales, como se ha propuesto recientemente22,23, se plantee planificar las decisiones en cuanto al tratamiento en el título de anticuerpos anti-PLA2R. Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Donadio JV, Torres VE, Velosa JA, Wagoner RD, Holley KE, Okamura M, et al. Idiopathic membranous nephropathy. Kidney Int 1988;33:708-15. 2. Kerjaschki D. Pathomechanisms and molecular basis of membranous glomerulopathy. Lancet 2004;364:1194-6. 3. Fulladosa X, Praga M, Segarra A, Martínez Ara J. Glomerulonefritis membranosa. Nefrologia 2007;27(Suppl 2):70-86. 4. KDIGO Clinical Practice Guideline for glomerulonephritis idiopathic membranous nephropathy. Kidney Int Suppl 2012;2:18697. 5. 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Facultad de las Ciencias de la Salud y del Deporte. Zaragoza; 4 Servicio de Nefrología. Hospital de Alcañiz. Teruel; 5 Servicio de Nefrología. Hospital San Juan de Dios. Zaragoza; 6 Servicio de Nefrología. Hospital Militar de la Defensa. Zaragoza; 7 Servicio de Nefrología. Hospital Obispo Polanco. Teruel; 8 Servicio de Nefrología. Hospital de Tudela. Navarra Nefrologia 2014;34(4):498-506 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12406 RESUMEN Introducción y objetivos: El incremento del consumo de alimentos procesados que incluyen aditivos con fósforo nos lleva a plantearnos la siguiente hipótesis de trabajo: la utilización de aditivos ricos en fosfatos fácilmente absorbibles en los alimentos procesados supone un incremento significativo del fósforo contenido en la dieta, que puede considerarse como fósforo oculto al no quedar registrado en las tablas de composición de alimentos. Material y método: Se determina la cantidad de fósforo contenido en 118 productos procesados mediante espectrofotometría. Se contrastan los resultados con las tablas de composición de alimentos del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, de Morandeira y de la Red BEDCA. Resultados: El procesamiento de los alimentos con frecuencia implica el uso de aditivos fosfóricos. Los productos en cuya etiqueta figuran estos aditivos presentan un mayor contenido Correspondencia: Luis M. Lou Arnal Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. [email protected] [email protected] en fósforo y una mayor ratio fósforo/proteínas. Apreciamos discordancia con las tablas de composición de alimentos en la cantidad de fósforo determinada en una parte importante de los productos. El contenido en fósforo de alimentos refrigeradoselaborados apenas figura en las tablas. Conclusiones: El etiquetado de los productos ofrece información escasa sobre el contenido en fósforo. Apreciamos disparidad de contenido de fósforo en determinados alimentos respecto a las tablas de composición de alimentos. Deberíamos formar a nuestros pacientes en la revisión de los aditivos en las etiquetas y en la limitación de los alimentos procesados. Una aproximación al problema debe incluir actuaciones de política sanitaria: las empresas deberían analizar el contenido en fósforo de sus productos, reflejar este dato en el etiquetado e incorporarlo en las tablas de composición de alimentos. Podrían establecerse incentivos para elaborar alimentos con contenido bajo en fósforo y alternativas a los aditivos que contienen fósforo. Palabras clave: Aditivos alimentarios. Ingesta de fósforo, Cociente fósforo/proteínas. Hiperfosforemia. Encuesta dietética. Enfermedad renal crónica. Absorción de fósforo. Etiquetado de los alimentos. Composición de los alimentos. * Grupo formado por: Hospital Universitario Miguel Servet: Dr. Luis Miguel Lou Arnal, Dr. Álex Gutiérrez Dalmau, Dr. Jesús Pérez y Pérez, Dr. Alejandro Sanz París, Dra. Laura Arnaudas Casanova, Dra. Laura Sahdalá Santana, Dra. Beatriz Lardiés Sánchez, DUE Gloria Millán Asín, DUE Rosa Isabel Muñoz, DUE Gloria Pérez Sierra; Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa: Dr. Rafael Álvarez Lipe, Dr. José Antonio Gimeno Orna, DUE Mercedes Marcén Letosa, DUE Blanca Aznar Arribas, DUE Inma Serrano; Hospital San Juan de Dios: Dra. Mercedes García Mena, Dra. Marta Luzón Alonso, Dra. Belén Moragrega, Dra. Elena Castillón, DUE María Duran Andía, DUE María Carmen Sancho Alcázar, DUE Cristina Callizo Pequerul; Hospital Militar de la Defensa: Dra. Rosario Moreno López, Dra. Raquel Abadía del Olmo; Hospital Comarcal de Alcañiz: Dra. Olga Gracia García, Dra. Belén Campos Gutiérrez, DUE Miriam Sorribas Marts; Hospital Obispo Polanco de Teruel: Dra. Sara Bielsa Gracia; Hospital de Calatayud Ernest Lluch: Dra. M.ª José Aladren Regidor; Hospital de Tudela: Dra. Marta Cuberes Izquierdo; Hospital San Jorge: Dr. Rafael Virto Ruiz, Dr. Carlos Bergua Amores; Alcer Ebro: Sr. Alberto Caverni Muñoz, Sra. Cristina Calles Merino, Sra. Carmen Jiménez Cortes, Dra. Hana Maher Berlín. 498 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC Hidden sources of phosphorus: presence of phosphoruscontaining additives in processed foods Introduction and objectives: An increased consumption of processed foods that include phosphorus-containing additives has led us to propose the following working hypothesis: using phosphate-rich additives that can be easily absorbed in processed foods involves a significant increase in phosphorus in the diet, which may be considered as hidden phosphorus since it is not registered in the food composition tables. Materials and method: The quantity of phosphorus contained in 118 processed products was determined by spectrophotometry and the results were contrasted with the food composition tables of the Higher Education Centre of Nutrition and Diet, those of Morandeira and those of the BEDCA (Spanish Food Composition Database) Network. Results: Food processing frequently involves the use of phosphoric additives. The products whose label contains these additives have a higher phosphorus content and a higher phosphorus/protein ratio. We observed a discrepancy with the food composition tables in terms of the amount of phosphorus determined in a sizeable proportion of the products. The phosphorus content of prepared refrigerated foods hardly appears in the tables. Conclusions: Product labels provide little information on phosphorus content. We observed a discrepancy in phosphorus content in certain foods with respect to the food composition tables. We should educate our patients on reviewing the additives on the labels and on the limitation of processed foods. There must be health policy actions to deal with the problem: companies should analyse the phosphorus content of their products, display the correct information on their labels and incorporate it into the food composition tables. Incentives could be established to prepare food with a low phosphorus content and alternatives to phosphorus-containing additives. Keywords: Food additives. Phosphorus intake. Phosphorus-protein ratio. Hyperphosphatemia. Food analysis. Chronic kidney disease. Phosphorus absortion. Food labelling. Food composition. INTRODUCCIÓN Niveles elevados de fósforo se relacionan con el desarrollo de arteriosclerosis y enfermedad ósea en el paciente con enfermedad renal crónica (ERC)1. La ingesta de fósforo constituye también un problema de salud pública, dada su repercusión en el riesgo cardiovascular en la población general («nuevo colesterol»)2-4. El uso ampliamente extendido y en expansión de estos aditivos5, en cantidades relativamente altas6, sin una normativa clara en el etiquetado7,8 y habitualmente sin incluirse en las tablas de composición de alimentos supone un aporte elevado de fósforo, que podemos considerar como «fósforo oculto»9. Las recomendaciones dietéticas en la ERC pretenden obtener un aporte proteico adecuado con una reducida ingesta de fósforo, un equilibrio difícil de alcanzar. Los aditivos suponen una carga de fósforo sin aporte proteico, aspecto que debemos considerar en la educación dietética de nuestros pacientes. Sin embargo, resulta complejo conocer el aporte real de fósforo de la dieta, dada la limitada información del etiquetado de los productos y los escasos y confusos datos de las tablas de composición de alimentos10. Nefrologia 2014;34(4):498-506 original breve El principal objetivo de este trabajo es dar a conocer el contenido real en fósforo determinado mediante espectrofotometría en un grupo extenso de 118 productos naturales y con distintos grados de procesamiento. Como objetivos secundarios, pretendemos señalar las diferencias y contradicciones con respectos a las distintas tablas de composición de alimentos y hacer conscientes a nefrólogos, dietistas y personal de enfermería de esta barrera en la educación dietética, facilitando la transmisión de una formación práctica a nuestros pacientes. MATERIAL Y MÉTODO Diseño del estudio: estudio descriptivo transversal con análisis de los componentes de los productos alimentarios. Distribuimos la financiación del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud en dos años para determinar el fósforo y las proteínas en 118 productos frescos y con distintos grados de procesamiento. En los primeros 52 productos se analizaron tres lotes distintos. Tras comprobar que la repetibilidad del contenido en fósforo era correcta, en los siguientes 66 productos analizados se adquirieron dos lotes, realizándose una tercera determinación cuando los valores eran discordantes (coeficiente de variación [CV] [desviación estándar (DE)/valor promedio] ≥ 10 %). La metodología detallada del estudio queda reflejada en una publicación previa10. El fósforo total se determina mediante espectrofotometría de absorción molecular y la determinación del contenido total de proteínas por método Kjeldahl. Estas mediciones se realizaron en el Centro de Investigación y Tecnología de los Alimentos de Aragón. El promedio de las determinaciones se considera fósforo medido. El contenido de proteína, más estandarizado, se mide únicamente en el primer lote de cada producto. Expresión de los resultados Se expresa el contenido en fósforo en mg/100 g del producto y el contenido en proteínas en g/100 g del producto. Añadimos el cálculo del cociente fósforo/proteínas (ratio fósforo [mg]/proteína [g]) por su relevancia en nuestros pacientes11. Las guías de la Kidney Disease Outcomes Quality Initiative recomiendan un cociente en la dieta entre 10-12 mg/g. Revisamos la información sobre el contenido en fósforo y proteínas de los distintos alimentos procesados de las tablas de composición de alimentos de Moreiras12, del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética13 y de la Red BEDCA (Base de Datos Española de Composición de Alimentos) del Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición14. 499 original breve Análisis estadístico La descripción de variables cuantitativas se realiza con su media ± DE y las cualitativas con distribución de frecuencias. Se realiza un estudio de repetibilidad del contenido en fósforo de diversos alimentos, con dos o tres repeticiones de cada muestra. Se calculó la media, la DE, el CV (CV = DE/media) expresado en % y el intervalo de repetibilidad (r = DE x 2,8) para cada conjunto de determinaciones repetidas de una misma muestra. Posteriormente, se calculan las medias de todas las determinaciones anteriores en el conjunto de muestras. Se consideraron aceptables valores de CV entre determinaciones de fósforo en la misma muestra < 10 %. Se consideraron significativos valores de p < 0,05. Se analizaron los datos con SPSS versión 15.0. RESULTADOS Los resultados obtenidos en nuestras determinaciones se reflejan en las tablas 1, 2 y 3. Para realizar una comparativa, los datos de las tablas de composición de alimentos se expresan en la tabla 4. De los 118 productos analizados, 51 (43,2 %) contienen aditivos con fósforo, según figura en la etiqueta. La media de las determinaciones de fósforo en el conjunto de muestras fue de 162,1 (rango 21,4-790,3) mg/100 g, la media de las DE de 9,93 mg/100 g, la media de los CV de 6,7 % y la media del intervalo de repetibilidad (r) de 29,3 mg/100 g (esto supone que, en el 95 % de las veces, una nueva determinación, repetida una vez más, no diferiría en más de 29,3 mg/dl de la media de las anteriores). En valores por debajo de la mediana, la media de las determinaciones de fósforo en el conjunto de muestras fue de 120,3 (rango 21,4-160,6) mg/100 g, la media de las DE de 8,7 mg/100 g, la media de los CV de 7,9 % y la media del intervalo de repetibilidad (r) de 24,6 mg/100 g. En valores por encima de la mediana, la media de las determinaciones de fósforo en el conjunto de muestras fue de 205,3 (rango 161,2-790,3) mg/100 g, la media de las DE de 10,3 mg/100 g, la media de los CV de 5,4 % y la media del intervalo de repetibilidad (r) de 28,38 mg/100 g. El CV fue significativamente menor (5,3 % frente a 7,9 %; p = 0,016) en los productos con valores por encima de la mediana de contenido en fósforo. No hubo diferencias significativas en el valor de r. En los productos lácteos es conocido el elevado contenido de fósforo, que se incrementa en la leche procesada. La bebida de soja aporta la mitad de fósforo con similar cantidad de proteínas, por lo que podría utilizarse en algunos pacientes, aunque teniendo en cuenta el problema de su palatabilidad. Los quesos para fundir y gratinar añaden aditivos con fósforo en forma de sales fundentes. Se ha de destacar que en los quesos frescos tipo Burgos, los más tolerados en las recomendaciones dietéticas de nuestros pacientes, detectamos un 500 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC elevado cociente fósforo/proteínas en las seis muestras tomadas en dos productos (entre 18,9 y 20,4 mg/g), muy superior al reflejado en dos de las tablas (13,7 mg/g). En conjunto, los productos sin aditivos fosfóricos presentan un cociente fósforo/proteínas de 21,3 mg/g y los que contienen estos aditivos de 33,6 mg/g. Dentro de los cereales, los productos sencillos, como galletas tipo María o pan blanco, presentan un cociente fósforo/proteínas razonable, entre 11,7-12,1 mg/100 g. Distintos panes de molde pueden incluir o no aditivos fosfóricos, con aumento de un 23 % en el contenido en fósforo en aquellos que los contienen. Los productos «esponjosos» como magdalenas o sobaos presentan mayor contenido en fósforo, al precisar aditivos fosfóricos en la masa, mientras que productos como los cruasanes reducen la cantidad de fósforo al no incluir estos aditivos. Los productos sin aditivos fosfóricos presentan un cociente fósforo/proteínas de 11,4 mg/g y los que contienen estos aditivos de 25,7 mg/g. Las tablas muestran valores contradictorios en las galletas tipo María, los sobaos, los cruasanes y las cookies de chocolate. El cociente fósforo/proteínas en los embutidos se reduce con una mayor calidad de los productos, al necesitar menos conservantes y saborizantes. Productos específicos como el jamón de york que hacen constar en la etiqueta la ausencia de fosfatos efectivamente presentan una reducción significativa del contenido en fósforo, en torno a un 33 %. Productos que podríamos recomendar a nuestros pacientes, como fiambres bajos en grasa y sal, pueden contener aditivos fosfóricos para darles textura y sabor. Los productos sin aditivos fosfóricos presentan un cociente fósforo/proteínas de 10,2 mg/g y los que contienen estos aditivos de 15,3 mg/g. En las tablas no figura información sobre productos sin fosfatos y llaman la atención algunos valores bajos de contenido en fósforo en bacón ahumado, chóped, chorizo y fuet, así como datos contradictorios en el chorizo, el jamón cocido y la mortadela. Los resultados en productos cárnicos y pescados se describen en un estudio anterior10. Como resumen, podemos comentar que el cociente fósforo/proteínas es superior en los productos cárnicos procesados (15,83 mg/g) que en los rebozados (11,04 mg/g) y congelados (10,5 mg/g), siendo más reducido en productos cárnicos frescos (8,41 mg/g) y refrigerados (8,78 mg/g). El pescado blanco fresco presenta un cociente fósforo/proteínas de 8,58 mg/g, mientras que en el congelado se incrementa en un 22 % (10,3 mg/g) y en el rebozado en un 46 % (12,54 mg/g). La información de las tablas es pobre y confusa, sin referencia a las marcas analizadas. Es de reseñar el contenido razonable de fósforo en pescados azules como el salmón fresco y el salmón y el emperador congelados (entre 10,29 y 11,92 mg/g), datos que concuerdan con las tablas en el caso del salmón (cociente fósforo/proteínas entre 12-12,9 mg/g), aunque con valores discordantes en el caso del emperador (cociente fósforo/proteínas de 29,8 mg/g en la tabla de Moreiras). Nefrologia 2014;34(4):498-506 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC original breve Tabla 1. Resultados de la composición de alimentos en fósforo y proteínas y cociente fósforo/proteínas según determinaciones del Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. Lácteos, cereales y fiambres Fósforo mg/100 CITA Proteínas mg/100 CITA Cociente fósforo/proteínas CITA Aditivo fosfórico en etiqueta Lácteos Leche entera Hacendado Leche entera con calcio Hacendado Bebida de soja Yo soy Yogur natural Danone Yogur prebiótico Actimel Natillas Danet Queso fresco Burgos Queso fresco marca blanca hacendado Tranchetes Hochland Queso para gratinar Entrepinares 83,2 ± 7 105 ± 5 43,6 ± 4 85,7 ± 4 65,7 ± 4 104,7 ± 9 216,7 ± 16 200,2 ± 19 790,3 ± 7 447,2 ± 6 3,2 3,8 3,6 3,2 2,8 3,5 10,6 10,6 14 21 26 27,3 12,1 26,8 23,5 29,6 20,4 18,9 56,5 21,3 No E451 No No No E450 No No E452 E341 Cereales Galletas tipo María, Hacendado Pan blanco Pan de molde Bimbo corteza blanca Pan de molde marca blanca, Hacendado Magdalenas Bella Easo Sobaos Martínez Cruasanes Bella Easo Donuts Tigretón Bimbo Cookies chocolate Mcnnedy 81,3 ± 5 98,2 ± 5 119,5 ± 11 97,1 ± 1 181,1 ± 18 147 ± 8 90,2 ± 1 85,7 ± 1 102,3 ± 8 221,7 ± 12 6,7 8,4 9,5 8,7 4,8 5,3 8,6 5,8 4 7,2 12,1 11,7 12,5 11,2 37,8 27,8 10,5 16,5 29,2 30,8 No No E341 No E450 E450 No E341 E450 E451 Fiambres Bacón ahumado Campofrío Chóped Pork Eroski Chorizo extra Carrefour Chorizo ibérico extra Valle Alagón Fuet extra Los Alcores Jamón cocido Campofrío Jamón cocido extra Casa Tarradellas Jamón cocido sin fosfatos Bonatur Argal Jamón cocido sin fosfatos Carrefour Lomo ibérico cebo Valle Alagón Longaniza curada Los Alcores Mortadela Carrefour Pechuga de pavo Bonnatur Argal Pechuga de pavo El Pozo sin sal sin grasa Salchichón extra Juan Luna Salchichón Extra Monter Hacendado Salchichón ibérico Iglesias, Salamanca 250,1 ± 2 216,3 ± 18 228,2 ± 12 245,4 ± 19 320,8 ± 26 258,1 ± 14 270,8 ± 1 187,4 ± 14 172,4 ± 7 268,1 ± 23 275,9 ± 21 172,3 ± 37 231,2 ± 19 263,4 ± 9 228,5 ± 63 273,4 ± 38 225,9 ± 18 13,1 9,85 21,3 26,2 28,1 19,2 19 20,1 19 30,6 30,1 14,4 16,6 14,6 16 21,4 26,3 19,1 22 10,7 9,4 11,4 13,4 14,2 9,3 9,1 7,33 9,2 11,9 13,9 18 14,3 12,8 8,6 E451 E451 E450 No No No No No No No No E451 E451 E451 E450-E451 E450-E451 No CITA: valores de fósforo por espectrofotometría y de proteínas por método Kjeldahl determinados en el Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. Nefrologia 2014;34(4):498-506 501 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC original breve Tabla 2. Resultados de la composición de alimentos en fósforo y proteínas y cociente fósforo/proteínas según determinaciones del Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. Carnes frescas, refrigeradas, congeladas, rebozadas y procesadas Carnes frescas Cinta de lomo Simply Ternera Simply Pechuga de pollo Simply Muslo de pollo sin piel Simply Carnes refrigeradas Cinta de lomo Simply Cinta de lomo Eroski Cinta de lomo Natur Selección Eroski Solomillo Natur Selección Eroski Filete de lomo/escalopines Martínez Loriente Ternera Simply Carne picada de vacuno/cerdo Martínez Loriente Hamburguesas vacuno/cerdo Martínez Loriente Muslo de pollo sin piel Eroski Pechuga de pollo Carrefour Salchichas carne pollo/pavo Martínez Loriente Carnes congeladas Chuleta de lomo congelada Martínez Loriente Jamoncitos de pollo sin piel Carrefour Carnes rebozadas Nuggets de pollo congelado Nuggets de pollo congelado Filete de pollo Burger King Nuggets de pollo congelado Nuggets de pollo congelado La Cocinera Frinka Hacendado Eroski Carnes procesadas Alitas de pollo barbacoa Mackein Alita y muslo de pollo frito Burger King Albóndigas de pollo refrigeradas Casa Matachín Croquetas de pollo congeladas Eroski Basic Croquetas de pollo congeladas Hacendado Pechugas de pavo adobadas Martínez Loriente Flamenquines de pavo y queso Carrefour Salchicha de Frankfurt de pavo Oscar Mayer Roti de pollo refrigerado Carrefour Flauta de pollo refrigerada Carrefour Albóndigas congeladas Hacendado Milanesa refrigerada de cerdo con queso Salchicha de Frankfurt Wieners Classics Oscar Mayer Salchicha de Frankfurt Jumbo Queso Oscar Mayer Inglesitos Carrefour Fósforo mg/100 CITA Proteínas mg/100 CITA Cociente fósforo/proteínas CITA Aditivo fosfórico en etiqueta 184 ± 4 185,5 ± 2 213 ± 8 178,2 ± 2 22,17 23,15 24,08 20,44 8,3 8,01 8,85 8,72 No No No No 181,12 ± 29 171,9 ± 8 217 ± 23 241,2 ± 24 204,67 ± 7 185,25 ± 3 153,37 ± 28 136,83 ± 9 155,5 ± 9 223,03 ± 5 144,7 ± 5 22,2 21,6 24,65 28,4 23,57 21,8 17,38 14,69 19,54 23,32 15,27 8,15 8,2 8,82 8,49 8,68 8,49 8,82 9,31 7,96 9,56 9,48 No No No No No No No No No No No 170 ± 37 175 ± 8 14,09 18,59 12,07 9,41 No No 103,90 ± 2 117 ± 16 179,3 ± 10 132,77 ± 11 162,20 ± 3 10,98 10,42 16,22 11,60 13,71 9,46 11,47 11,05 11,45 11,83 No E450-631 --E450 E450 139,3 ± 12 206,8 ± 6 152,7 ± 7 44,7 ± 7 74,43 ± 13 205 ± 16 251,60 ± 10 221,1 ± 4 273,73 ± 30 259,27 ± 10 108,47 ± 1 171,9 ± 10 211,1 ± 8 262,3 ± 10 272,2 ± 20 21,95 30,46 15,69 4,34 4,70 13,80 13,23 11,13 12,80 11,14 10,8 12,77 11,33 13,08 10,4 6,35 6,79 9,73 10,3 15,84 14,86 19,02 19,86 21,39 23,27 10,04 13,46 18,62 20,05 26,17 No --No No No E450-451 E450-451 E451 E451 E339 E450 E451-322 E451 E451-340 E450-451 CITA: valores de fósforo por espectrofotometría y de proteínas por método Kjeldahl determinados en el Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. 502 Nefrologia 2014;34(4):498-506 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC original breve Tabla 3. Resultados de la composición de alimentos en fósforo y proteínas y cociente fósforo/proteínas según determinaciones del Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. Pescados frescos, congelados, rebozados y surimi Fósforo mg/100 CITA Proteínas mg/100 CITA Cociente fósforo/proteínas CITA Aditivo fosfórico en etiqueta Pescado fresco Merluza Simply Calamar Simply Salmón Simply 154,32 ± 8 78,23 ± 9 176,23 ± 7 18,36 9,26 17,14 8,41 8,42 10,28 No No No Pescado congelado Merluza sin piel Findus Merluza filetes Mascatto Filete panga Eroski Centros de salmón Pescanova Salmón Eroski Pescado azul congelado emperador Carrefour Anillas de calamar Aligator Simply Anillas de calamar Carrefour Anillas de calamar Eroski Calamar limpio Aligator Simply 125,1 ± 9 162,37 ± 11 131,10 ± 8 213,3 ± 18 213,21 ± 12 208,5 ± 6 101,42 ± 9 78,33 ± 9 146,10 ± 9 53,12 ± 6 16,93 17,08 11,49 20,14 20,09 17,49 11,50 7,27 11,27 8,62 7,39 9,51 11,40 10,59 10,6 11,92 8,78 10,77 12,96 6,15 No No E451 No No No No E338 No No Pescado rebozado Pescaburguers Pescanova Delicias de merluza rebozadas Pescanova Filetes empanados de merluza Findus Nuggets de merluza Carrefour Filetes de merluza al huevo Pescanova Surfers de merluza Pescanova Bacalao a la marinera Pescanova Anillos de calamar Hacendado Anillos de calamar a la romana Eroski Anillos de calamar a la romana Caprichos Pescanova Surimi. Muslitos de mar rebozados Eroski Surimi. Muslitos de mar rebozados Pescanova Surimi. Tronquitos de Alaska Frudesa 68,3 ± 11 145,4 ± 8 118,8 ± 4 103,67 ± 8 157,6 ± 18 162,3 ± 6 137,3 ± 3 78,3 ± 3 114,6 ± 9 122,5 ± 12 42,60 ± 3 58,00 ± 5 28,30 ± 1 9,30 9,72 12,15 9,87 12,03 11,24 12,60 7,25 7,28 6,49 5,84 5,76 5,39 7,31 14,96 9,51 10,50 13,10 14,44 10,90 10,8 15,65 18,98 7,29 10,07 5,25 E635 E451 No No No E450 E450 E339 E450 E450 E450 E450-E635 E450-E635 Refrigerados/elaborados Canelones refrigerados boloñesa Carrefour Espaguetis frescos carbonara refrigerados Eroski Fideuá Eroski Lasaña vegetal congelada Eroski Tortelloni de verduras Buittoni Piacere Pizza de jamón y queso Casa Tarradellas Pizza romana Casa Tarradellas Pizza congelada Prosciuto e Fromaggio Buitoni Pizza congelada Prosciuto Funghi Casa di Mama Pizza de jamón y queso Hacendado Empanada de atún refrigerada Hacendado Empanadillas congeladas Hacendado Empanadillas de atún congeladas La Cocinera Lentejas pato y hongos Seleqtia Paella valenciana refrigerada Carrefour Panini Bocadillo de queso 66,37 ± 1 49,20 ± 5 67,90 ± 12 54,10 ± 3 112,30 ± 5 195,20 ± 12 170,30 ± 11 166,60 ± 8 210,10 ± 14 193,83 ± 4 72,17 ± 4 62,10 ± 8 69,00 ± 5 87,00 ± 3 76,43 ± 7 203,33 ± 9 4,16 3,84 5,29 3,40 8,31 13,47 11,71 10,67 8,92 12,96 7,26 6,48 7,63 4,97 5,74 13,09 15,95 12,82 12,84 15,90 13,51 14,49 14,54 15,61 23,55 14,96 9,94 9,58 9,05 17,51 13,32 15,53 E452 No E452 E339-E631 No E451 E451 No E452 E451 E450 No No No No No Salsas 21,43 ± 6 1,20 17,86 No Salsa de tomate Hacendado 28,20 ± 9 0,67 42,09 No Salsa mayonesa Kraft CITA: valores de fósforo por espectrofotometría y de proteínas por método Kjeldahl determinados en el Centro de Investigación Agroalimentaria de Aragón. Nefrologia 2014;34(4):498-506 503 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC original breve Tabla 4. Cociente fósforo/proteínas según los valores de las tablas de composición de alimentos. Lácteos, cereales, fiambres, productos refrigerados-congelados y pescados Cociente fósforo/proteínas CESNID Cociente fósforo/proteínas Moreiras Cociente fósforo/proteínas BEDCA Lácteos Leche entera Bebida de soja Yogur natural Yogur prebiótico Natillas Queso fresco tipo Burgos Tranchetes Queso para gratinar 27,7 --25,7 30 26,5 13,7 47,8 25,4 27,9 --45,9 --26,1 40 58,5 20,3 30,1 14,7 29,7 --29,7 13,7 56,5 21,6 Cereales Galletas tipo María Pan blanco Pan de molde Magdalenas Sobaos Cruasanes Donuts Cookies de chocolate 12,7 10,8 12,5 37,9 --16,5 15,6 13,2 27,1 13,7 9,8 22,1 10,3 15,7 13,3 27,1 12,7 10,8 12,5 37,9 --12,7 13,3 13,2 Fiambres Bacón ahumado Chóped Pork Chorizo Fuet extra Jamón cocido Jamón cocido sin fosfatos Lomo embuchado Longaniza curada Mortadela Fiambre de pavo Salchichón 8,1 --12 5,1 12,8 --6,4 --7,1 --11,5 11,1 11,4 7,3 5,1 5 --3,6 --11,4 9,2 10,1 8,3 11,4 10 7,8 11,4 --5,3 6,4 11,4 17,7 10,1 Refrigerados-congelados Pizza congelada Canelones de carne con bechamel Lasaña con bechamel Espaguetis Pasta rellena con carne Pasta rellena con queso Empanada de carne Empanadilla de atún Paella 21,8 7,5 14,7 15 14,9 9,1 3,1 ----- 18,3 17,6 14,8 15,8 14,9 9,1 ------- 21,8 7,5 14,7 15 14,9 --8,5 51,1 5,9 Pescados Salmón Emperador 16,8 20,1 12 14,5 13,6 29,8 BEDCA: Base de Datos Española de Composición de Alimentos; CESNID: tabla de composición de alimentos del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética; Moreiras: tabla de composición de alimentos de Moreira O. 504 Nefrologia 2014;34(4):498-506 Luis M. Lou-Arnal et al. Aditivos fosfóricos en la ERC La gran diversidad de alimentos refrigerados-elaborados dificulta una valoración sistemática. Su contenido en fósforo apenas figura en las tablas, con información discordante y confusa. En general, presentan aditivos y cantidades elevadas de fósforo, aunque en algunos casos el cociente fósforo/ proteínas permitiría incluirlos de forma más o menos limitada en la dieta de los pacientes: albóndigas y croquetas de pollo, empanadas y empanadillas de atún, espaguetis frescos, fideuá. También encontramos que algunas pizzas sencillas (pizza romana, de jamón york y queso) presentan cantidades no excesivamente elevadas de fósforo. Los productos sin aditivos fosfóricos presentan un cociente fósforo/proteínas de 13,3 mg/g y los que contienen estos aditivos de 18,7 mg/g. DISCUSIÓN El incremento en el consumo de alimentos procesados, con amplia utilización de aditivos fosfóricos, dificulta el manejo dietético de los pacientes con ERC. La diversidad de aplicaciones de estos aditivos (reguladores del pH, antioxidantes, estabilizantes proteicos, potenciadores del sabor, mejorantes del color, sales fundentes en quesos, mejoradores de masas y levaduras químicas) conduce a que puedan aportar hasta un tercio del fósforo de la dieta15. Leon et al., en supermercados de Estados Unidos, detectan que cerca de un 50 % de los alimentos contienen aditivos fosfóricos, con un incremento de la cantidad de fósforo de 67 mg/100 g. La presencia de aditivos es común en productos refrigerados-congelados, empaquetados, cereales y yogures, y en general los productos que los contienen son más baratos16. La normativa actual dificulta la estimación del aporte de fósforo: no se exige a los productores reflejar su cantidad en las etiquetas, se permiten cantidades variables al fijar su límite según máximos y el aporte añadido por estos aditivos no está claramente definido en las tablas de composición de alimentos17. Así, debemos interpretar con cautela el cálculo del aporte de fósforo mediante encuesta dietética18, siendo recomendables cuestionarios que recojan el consumo habitual de los distintos alimentos y su forma de elaboración19. En la educación dietética de los pacientes con ERC debemos ser conscientes de este aporte extra en forma de fósforo oculto20. Algunos autores son optimistas y consideran que el reconocimiento del problema puede conducirnos a aportar mejores opciones21. Sin embargo, el pobre conocimiento del contenido en fósforo de muchos productos limita nuestras actuaciones, que no suelen ir más allá de recomendar un consumo de alimentos no procesados. Esta opción es cada vez más complicada, ya que en la sociedad actual los alimentos procesados envuelven a nuestros pacientes, dificultando el acceso habitual a alimentos naturales. Debemos valorar intervenciones dietéticas más específicas que incluyan información sobre los aditivos con contenido en fósforo. De la lista de los aditivos autorizados, solamente unos pocos de ellos Nefrologia 2014;34(4):498-506 original breve son fuente de fósforo, quedando reflejados en las etiquetas con un formato tipo letra y número: ácido fosfórico (E338), fosfatos (E339, E340, E341, E343), difosfatos (E450), trifosfatos (E451), polifosfatos (E452). Sullivan et al. consiguen un moderado pero significativo descenso de los niveles séricos de fósforo de 0,6 mg/dl añadiendo a la educación dietética de los pacientes información sobre los aditivos con contenido en fósforo22. Otros factores complican la limitación de los aportes de fósforo. Las cantidades permitidas son relativamente altas, ya que sus límites están destinados más a evitar fraudes que basados en un riesgo en el consumo; en algunos productos (refrigerados, congelados, alimentos empaquetados en los propios supermercados) la normativa permite incluir aditivos fosfóricos sin una indicación específica en la lista de ingredientes23 y en otros productos procesados (pizza, tortelloni, panini bocadillo de queso, etc.) sorprende que no figuren aditivos fosfóricos en la etiqueta. Esto puede deberse a la legislación actual, ya que según la «Norma general de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios» no es obligatorio declarar en la lista de ingredientes aquellos aditivos procedentes de un ingrediente si no cumplen una función tecnológica en el producto final. Esto quiere decir que en productos elaborados o precocinados podemos tener una masa elaborada con aditivos con fósforo, un queso fundido con fosfatos, unos palitos de cangrejo con fosfatos, etc., y que no quede registrado en el etiquetado. En este trabajo sobre 118 productos pretendemos completar el conocimiento del contenido en fósforo de los productos procesados revisado en estudios previos10,24, facilitando la consulta de alimentos habituales en nuestro entorno, remarcando las diferencias con alimentos frescos y la discrepancia con las tablas de composición de alimentos. Consideramos importante remarcar que nefrólogos, nutricionistas y enfermería nefrológica deben ser conscientes de estas barreras para reconocer un potencial en la reducción del aporte de fósforo manteniendo la ingesta proteica. El consumo de alimentos naturales, sin precocinar, y el contenido de fósforo de algunos refrescos (especialmente refrescos de cola) son aspectos importantes que se deben considerar25. Las limitaciones del estudio son las inevitables en cualquier aproximación a este problema. Se trata de un corte transversal realizado en una zona geográfica concreta, con frecuencia aparecen nuevos productos y en cualquier momento pueden producirse modificaciones en el procesamiento de los alimentos que varíen sus contenidos en fósforo (las cantidades permitidas según la normativa actual se indican con un «hasta xxx gramos de P2O5 por kg o litro», con un nivel en general elevado y que puede ser variable). Estas limitaciones remarcan la importancia de la implementación de consultas de consejo dietético y de la realización de estudios prospectivos para valorar si podemos adoptar medidas realmente eficaces. 505 original breve Debemos ser conscientes del excesivo aporte de fósforo que suponen los aditivos fosfóricos, sin aporte proteico. Esta información debe trasladarse a los pacientes dentro de consultas de consejo dietético, valorando de forma individualizada el habituarles a revisar las etiquetas de los productos y siendo recomendables estudios prospectivos para valorar que las medidas sean realmente eficaces. Es evidente que este problema requiere políticas de actuación sanitaria, como modificaciones en el etiquetado que hiciesen obligatorio reflejar el contenido real de fósforo del producto y fomentar la elaboración de productos con contenido bajo en fósforo y alternativas a los aditivos fosfóricos. Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Tentori F, Blayney M, Albert J, Gillespie B, Kerr P, Bommer J, et al. Mortality risk for dialysis patients with different levels of serum calcium, phosphorus, and PTH: the Dialysis Outcomes and Practice Patterns Study (DOPPS). 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Barril-Cuadrado G, Puchulu MB, Sánchez Tomero JA. Tablas de ratio fósforo/proteína de alimentos para población española. Utilidad en la enfermedad renal crónica. Nefrologia 2013;33:362-71. 12. Moreiras O, Carbajal A, Cabrera L, Cuadrado C. Tablas de composición de alimentos. Madrid: Ediciones Pirámide (Grupo Anaya SA); 2011. 13. Tablas de Composición de Alimentos del CESNID (Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética). Madrid: McGraw Hill/Interamericana de España; 2004. 14. Bedca.net [Internet]. España: Red BEDCA Ministerio de Ciencia e Innovación, Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Ministerio de Sanidad y Política Social [accessed August 26, 2010]. Available at: http://www.bedca.net 15. US Department of Agriculture, Agricultural Research Service. Nutrient Intakes from Food: Mean Amounts Consumed per Individual, by Race/ Ethnicity and Age. What We Eat in America; NHANES 2009-2010. Available at: www.ars.usda.gov/ba/bhnrc/fsrg. 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Clin J Am Soc Nephrol 2010;5:519-30. Enviado a Revisar: 30 Dic. 2013 | Aceptado el: 7 Abr. 2014 506 Nefrologia 2014;34(4):498-506 http://www.revistanefrologia.com © 2014 Revista Nefrología. Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nef ología revisión Definiendo el sínd ome de desgaste proteico energético en la enfermedad renal crónica: prevalencia e implicaciones clínicas Carolina Gracia-Iguacel1, Emilio González-Parra2, Guillermina Barril-Cuadrado3, Rosa Sánchez4, Jesús Egido2, Alberto Ortiz-Arduán2, Juan J. Carrero5 1 Servicio de Nefrología. IIS-Fundación Jiménez Díaz. En el Centro Santa Engracia. Fundación Íñigo Álvarez de Toledo. Madrid (España); 2 Servicio de Nefrología. IIS-Fundación Jiménez Díaz. Universidad Autónoma de Madrid (España); 3 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario de la Princesa. Madrid (España); 4 Servicio de Nefrología. Hospital de Segovia (España); 5 Servicio de Nefrología. Karolinska Institutet. Estocolmo (Suecia) Nefrologia 2014;34(4):507-19 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12522 La presencia de malnutrición es bien conocida en la enfermedad renal crónica (ERC). El descubrimiento en los últimos 15 años de los mecanismos fisiopatológicos que desencadenan este proceso, tales como la anorexia, el aumento del catabolismo proteico y la inflamación, ha generado la necesidad de una nueva denominación por la Sociedad Renal Internacional de Nutrición y Metabolismo (ISRNM): protein energy wasting syndrome (PEW). Los objetivos de este documento son proponer la utilización del término «desgaste proteico energético» (DPE) como una traducción más fiel del término anglosajón y actualizar los mecanismos patogénicos implicados que son inherentes al DPE. Simultáneamente revisamos las últimas evidencias epidemiológicas que ponen de manifiesto la relevancia de la malnutrición y su impacto tanto en la mortalidad como en la morbilidad en la ERC. Por último, destacamos la necesidad de redefinir los criterios diagnósticos del DPE para que sean aplicables a la población española con ERC. Los criterios establecidos por la ISRNM creemos que no son extrapolables a diferentes poblaciones, como ocurre por ejemplo con las diferencias antropométricas interraciales. Defining protein-energy wasting syndrome in chronic kidney disease: prevalence and clinical implications ABSTRACT The presence of malnutrition in chronic kidney disease (CKD) is well-known. The discovery in the last 15 years of pathophysiological mechanisms that lead to this process, such as anorexia, the increase of protein catabolism and inflammation, has created the need for a new name by the International Society of Renal Nutrition and Metabolism (ISRNM): protein-energy wasting syndrome (PEW). This document’s objectives are to propose the use of the term “desgaste proteico energético” (DPE) as a more accurate translation of the English term and to update the pathogenic mechanisms involved that are inherent to DPE (PEW). We simultaneously review the latest epidemiological evidence that highlight the relevance of malnutrition and its impact both on mortality and morbidity in CKD. Finally, we point out the need to redefine DPE (PEW) diagnostic criteria so that they are applicable to the Spanish population with CKD. We do not think that the criteria established by the ISRNM can be extrapolated to different populations, as is the case, for example, with interracial anthropometric differences. Palabras clave: Síndrome de desgaste proteico-energético. Insuficiencia renal crónica. Keywords: Protein-energy wasting syndrome. Chronic kidney disease. Correspondencia: Carolina Gracia Iguacel Servicio de Nefrología. IIS-Fundación Jiménez Díaz. En el Centro Santa Engracia. Fundación Íñigo Álvarez de Toledo. Madrid (España). [email protected] INTRODUCCIÓN La insuficiencia renal crónica se caracteriza por alteraciones nutricionales e inflamación sistémica que se acompaña de un aumento del catabolismo, lo que incrementa la morbimortalidad. Las alteraciones del estado nutricional se han descrito RESUMEN 507 revisión en la literatura con numerosos y confusos términos como malnutrición, sarcopenia, caquexia o síndrome de malnutricióninflamación-aterosclerosis. Tales denominaciones describen una parte del problema, pero no engloban los múltiples mecanismos que influyen en la salud y el pronóstico del paciente. En 2008, la Sociedad Internacional de Nutrición Renal y Metabolismo (ISRNM) propuso la adopción del término proteinenergy wasting (PEW) como nomenclatura unificadora y punto de partida hacia un mejor conocimiento y tratamiento de estos problemas en el paciente urémico. El término PEW no presenta una traducción fácil al castellano y desde el Grupo de Trabajo en Nutrición de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) proponemos la utilización del término «desgaste proteico energético» (DPE) como traducción más fiel del término anglosajón. El síndrome de DPE es muy frecuente en el paciente renal, ocasiona un deterioro de su calidad de vida y acorta la supervivencia a corto plazo. Sin embargo, lamentablemente, muchos centros aún no incorporan medidas de valoración y monitorización del estado nutricional. Asimismo, la nutrición adecuada es una estrategia a veces olvidada en el manejo de los pacientes renales. Podemos definir el síndrome de DPE como una entidad patológica única en donde confluyen alteraciones puramente nutricionales con condiciones catabólicas. Ambas están fisiopatológicamente relacionadas, potenciadas entre sí, y crean un círculo vicioso que dificulta en la práctica clínica diferenciar ambos componentes. El enfoque diagnóstico y terapéutico de los pacientes con DPE debe ser multifactorial, intentando tratar todos y cada uno de los factores que podamos identificar, ya que la repleción nutricional es insuficiente como único tratamiento, ya que no frena la proteólisis subyacente. Con la intención de ofrecer una visión actualizada del conjunto de alteraciones catabólicas englobadas en el síndrome de DPE, describimos los principales conceptos, mecanismos e implicaciones de este estado. CONCEPTO Y TERMINOLOGÍA El DPE1 se define como un estado patológico donde hay un descenso o desgaste continuado tanto de los depósitos proteicos como de las reservas energéticas, incluyendo pérdida de grasa y músculo. Antes de introducir en nuestra terminología este nuevo concepto, debemos detenernos brevemente en el concepto de malnutrición-desnutrición y su diferencia con otros términos como el síndrome de wasting o desgaste, para así poder entender el carácter unificador del término DPE. El término «malnutrición» engloba los estados patológicos provocados tanto por exceso como por defecto de nutrientes. Sin embargo, generalmente se utiliza en la uremia para referirse a la desnutrición, es decir, a los trastornos derivados del déficit de macro y micronutrientes2. 508 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC Por «desnutrición» entendemos un trastorno de la composición corporal caracterizado por un exceso de agua extracelular, asociado con frecuencia a disminución del tejido muscular y grasa, hipoproteinemia y déficit de potasio, que interfiere con la respuesta normal del huésped a su enfermedad y tratamiento. La «desnutrición calórica-proteica» se produce cuando las necesidades diarias no son cubiertas por la dieta. Revierte en muchos casos con la recuperación de la ingesta y la resolución del problema de base. La desnutrición calóricaproteica puede dividirse en tres grandes síndromes clínicos: 1. Marasmo o desnutrición calórica: se desarrolla de forma gradual tras meses o años de ingreso energético insuficiente. El paciente aparece caquéctico, con pérdida generalizada de masa muscular y ausencia de grasa subcutánea. El resultado es un síndrome de consunción generalizado (síndrome de emanciamiento), con importante pérdida peso, reservas generalmente normales de proteínas viscerales y empeoramiento de las medidas antropométricas. 2. Kwashiorkor, desnutrición proteica o hipoalbuminémica: su inicio y su desarrollo son mucho más rápidos y es modulada por hormonas y citocinas que actúan disminuyendo los depósitos orgánicos de proteína visceral. Intervienen citocinas como interleucina (IL)-1 y factor de necrosis tumoral (TNF) que median en la respuesta inmune del huésped al estrés y producen cambios en los reactantes de fase aguda, como el fibrinógeno a expensas de albúmina. El descenso en la producción, junto con un exacerbado catabolismo, conduce a una marcada hipoalbuminemia. Recientemente se ha implicado a la microbiota intestinal en el Kwashiorkor. 3. Mixta: muy frecuente en el paciente hospitalizado. Suele darse en aquellos sujetos previamente desnutridos que sufren un proceso agudo intercurrente provocando una desnutrición calórico-proteica. La característica fundamental de la desnutrición es un descenso de peso. La supervivencia durante el ayuno se relaciona con el volumen de almacenamiento graso existente. Los cambios en la composición corporal se reflejan como un aumento relativo del agua extravascular, descenso de los depósitos grasos y descenso de la masa magra corporal. Es importante resaltar que el peso puede aumentar durante una enfermedad aguda grave, por paso de líquidos al tercer espacio. Las alteraciones presentes en la uremia reflejan en cierta manera una desnutrición mixta, aunque cursa con una intensidad moderada y no es el resultado de un proceso agudo intercurrente, sino de una inflamación crónica de baja intensidad. El término de «caquexia» representa un complejo síndrome metabólico asociado a una enfermedad crónica y está caracterizado por pérdida gradual del tejido muscular, acompañado o no por pérdidas concomitantes de reservas grasas. La caquexia representa, sin embargo, un grado extremo de consunción que raramente se observa en la enfermedad renal crónica (ERC) avanzada. Nefrologia 2014;34(4):507-19 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC El término «wasting» o «desgaste» fue propuesto por la Organización Mundial de la Salud en 19883 y se define como una pérdida involuntaria de peso superior al 10 % del basal en ausencia de infección oportunista, enfermedad tumoral o diarrea crónica. Es un síndrome multifactorial y en ocasiones es difícil conocer la causa principal. Se caracteriza por pérdida desproporcionada de masa magra debido a alteraciones específicas en el metabolismo, como parte de un mecanismo de defensa del organismo en respuesta a una situación de estrés. Esta situación mantenida conduce a una depleción de proteínas, sobre todo del músculo esquelético, y no se recupera con la ingesta, ya que todo el proceso es debido a cambios metabólicos celulares. Es de gran importancia adoptar una terminología común en castellano, y el concepto de DPE consensuado por el Grupo de Nutrición de la S.E.N. pensamos que representa fielmente el espíritu de la nomenclatura PEW de la ISRNM. Este término describe los mecanismos implicados y de esa manera permite identificar dianas terapéuticas, utilizar los métodos apropiados de monitorización y elegir el abordaje terapéutico más eficaz. Reconocemos que el término «desgaste» conlleva menor gravedad clínica que el proceso de «emanciamiento» que puede ocurrir en los pacientes con enfermedad renal. Sin embargo, en la elección de términos y acrónimos debemos sopesar la ventaja de llegar, con un lenguaje más sencillo, a impactar en los profesionales sanitarios acerca de la necesidad de identificar y tratar estos desórdenes catabólicos. La terminología de DPE evita la inclusión de términos como malnutrición o catabolismo, con el fin de no dar más importancia a uno de los componentes. Y es que en estas alteraciones tanto la desnutrición como el catabolismo muscular confluyen y están fisiopatológicamente relacionados, por lo que es imposible diferenciar uno del otro en la práctica clínica. Así, DPE implica tanto la pérdida acelerada de proteína (músculo) como de energía (grasa). MECANISMOS IMPLICADOS EN EL DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO Las alteraciones implicadas en la malnutrición de la insuficiencia renal han sido recientemente revisadas por la ISRNM4. La anorexia5 y el aumento del catabolismo proteico6 dan lugar a un desequilibrio energético, con un resultado final de un aumento del gasto energético7 y del consumo de las fuentes de almacenamiento energético. Otros mecanismos fisiopatológicos implicados en el DPE de la ERC son la acidosis metabólica8, las alteraciones endocrinas9,10, la inflamación11,12 y la activación del sistema ubiquitina-proteasoma (UPS)13,14. Simultáneamente, otros aspectos como la dieta restrictiva, la pérdida de aminoácidos y micro-macronutrientes15 por las técnicas de diálisis, la pérdida de sangre, la sobrecarga de volumen16 y otros factores psicosociales alteran el balance energético. Nefrologia 2014;34(4):507-19 revisión Pérdida de masa muscular (wasting) El término sarcopenia define una situación de pérdida de masa y fuerza muscular importante y de etiología multifactorial, donde puede intervenir un déficit de ingesta, alteraciones hormonales, daño neuropático, alteraciones metabólicas y presencia de toxinas urémicas17. Representa un tipo de atrofia muscular crónica y en la ERC se asocia con DPE, limitando la autonomía del paciente y la calidad de vida. Produce compromiso de órganos vitales con deterioro respiratorio, músculo esquelético y del músculo cardíaco18. La disminución en la ingesta, la acidosis metabólica, la inactividad física, la diabetes y la sepsis son factores asociados en la ERC que aumentan la proteólisis muscular, mediante un aumento del catabolismo, activación de distintas señales intracelulares de apoptosis de la célula muscular y disminución en la síntesis. Varios estudios demuestran una atrofia significativa de las fibras musculares en la ERC19-21 (tabla 1). Tabla 1. Causas de desarrollo de desgaste proteico energético en la enfermedad renal crónica a) Descenso de ingesta y aumento de la pérdida de nutrientes - Anorexia - Dietas restrictivas - Pérdidas de aminoácidos en la diálisis - Pérdida de sangre b) Aumento de catabolismo - Acidosis metabólica - Alteraciones endocrinas: resistencia a la insulina, hipotiroidismo, disminución de los niveles de testosterona, alteraciones en la hormona de crecimiento, IGF1 - Inflamación, aumento del estrés oxidativo - Activación de sistemas proteolíticos como ubiquitinaproteasoma y caspasas - Acumulación de toxinas urémicas - Activación de citocinas proinflamatorias: IL-6, TNF-α (caquectina), IL-1 β, TGF-β - Aumento del gasto energético IGF1: factor de crecimiento insulínico tipo 1; IL: interleucina; TGF: factor de crecimiento transformante; TNF: factor de necrosis tumoral. 509 revisión Uno de los principales mecanismos por los que el DPE se asocia a la atrofia muscular en la uremia es el aumento del catabolismo proteico mediado por el UPS y la activación de la miostatina a nivel del músculo esquelético. El sistema UPS degrada proteínas musculares y la miostatina es un miembro de la familia factor de crecimiento transformante β que inhibe la proliferación celular y la síntesis de músculo 22. La activación intracelular de la vía de las caspasas y la miostatina estimulan la degradación proteica proveyendo el sustrato para el sistema UPS y la apoptosis celular. El extenso tejido dañado lleva a una aumento de actina circulante que puede consumir gelsolina (proteína encargada del ensamblaje y desensamblaje de la actina) y otras proteínas como la vitamin D binding protein que tienen una función protectora23. Niveles circulantes elevados de actina y bajos de gelsolina en pacientes en hemodiálisis se asocian con riesgo elevado de mortalidad. El aumento del catabolismo proteico y la acumulación de toxinas urémicas producirían una alteración en la síntesis de gelsolina, con pérdida de la capacidad de ensamblar actina, activación plaquetaria, disfunción endotelial e incremento de susceptibilidad a complicaciones infecciosas24. Otro mecanismo recientemente descrito es la resistencia a la insulina. El factor de crecimiento insulínico tipo 1 activaría la vía de la fosfatidilinositol-3 quinasa alterando el metabolismo proteico, favoreciendo una sobrerregulación de la miostatina con disminución de la proliferación de las células musculares satélites25. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO PROPUESTOS POR LA SOCIEDAD RENAL INTERNACIONAL DE NUTRICIÓN Y METABOLISMO Un avance importante es la consideración del síndrome de DPE como una entidad patológica única en donde confluyen la desnutrición y el hipercatabolismo. El abordaje terapéutico eficaz del DPE no podrá llevarse solo a cabo con mera repleción nutricional, ya que persistirá la proteólisis. Un síndrome de origen multifactorial requerirá un criterio diagnóstico y una terapia integral. La ISRNM ha recomendado criterios diagnósticos (tabla 2). Se requiere cumplir al menos un criterio en tres de las cuatro categorías propuestas (criterios bioquímicos, masa corporal, masa muscular e ingesta)1 (tabla 2). Estos criterios son inicialmente atractivos por su ámbito multifactorial (analítico, antropométrico y nutricional), pero cuando tratamos de aplicarlos a la práctica clínica diaria resultan confusos. Leinig et al. 26 no encontraron ningún paciente que presentase alteraciones en tres de las cuatro categorías señaladas por la ISRNM y al redefinir el síndrome de DPE como alteración en dos de los cuatro compartimentos encontraron una prevalencia 510 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC del 17 %, anormalmente baja si la comparamos con la prevalencia del 65 % al diagnosticarlo por encuesta de valoración global subjetiva (SGA). Otro ejemplo de la validez cuestionable de estos criterios lo hallamos en el trabajo de Drechsler et al.27, donde analizaron la relación entre DPE y mortalidad cardiovascular y de otras causas en una cohorte de 1255 pacientes diabéticos en hemodiálisis periódica. Observaron que ningún paciente cumplía los criterios de DPE propuestos por la ISRNM. En este caso los autores redefinieron los criterios de la ISRNM, considerando DPE si el índice de masa corporal (IMC), la albúmina y la creatinina sérica eran inferiores a la mediana de los pacientes estudiados. Este artículo tiene limitaciones derivadas de que toda la población estudiada era diabética, con la consecuente asociación a obesidad, por lo que tras los ajustes encuentran una prevalencia de DPE de 16 %. Tabla 2. Criterios diagnósticos para el desgaste proteico energético propuestos por la Sociedad Renal Internacional de Nutrición y Metabolismo1 Criterios bioquímicos Albúmina sérica < 3,8 g/dl (determinación por verde bromocresol) Prealbúmina/transtiretina < 30 mg/dl (únicamente para pacientes en diálisis) Colesterol sérico < 100 mg/dl Masa corporal Índice de masa corporal < 23 kg/m2 (excepto en algunas áreas geográficas) Pérdida de peso no intencionada de > 5 % del peso en 3 meses o > 10 % en 6 meses Grasa corporal < 10 % de la masa corporal Masa muscular Pérdida de la masa muscular de > 5 % en 3 meses o > 10 % en 6 meses Disminución del área muscular del brazo > 10 % en relación con el percentil 50 de la población de referencia Generación/aparición de creatinina Ingesta dietética Ingesta proteica medida por la tasa de catabolismo proteico < 0,8 g/kg/día en diálisis o < 0,6 g/kg/día en pacientes con ERC estadios 2-5 Gasto energético calculado < 25 kcal/kg/día durante al menos 2 meses ERC: enfermedad renal crónica Nefrologia 2014;34(4):507-19 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC Opinamos que los criterios de la ISRNM presentan limitaciones que debemos tener presentes. Estos criterios todavía deben demostrar en estudios prospectivos la superioridad a otras posibles combinaciones diagnósticas antes de generalizarse su implantación. Observaciones recientes ilustran este hecho al sugerir en una población de 570 pacientes en hemodiálisis que solo la presencia de hipoalbuminemia tenía un valor predictor de mortalidad similar o mayor que la suma de varios de los marcadores de malnutrición propuestos por la ISRNM28. Sin embargo, a menudo olvidamos que predicción de mortalidad no necesariamente se equipara a diagnóstico de malnutrición, y los puntos de corte sugeridos se basan en muchas ocasiones en análisis de supervivencia. En segundo lugar, los puntos de corte de los parámetros propuestos derivan de poblaciones americanas, planteando la duda de si son extrapolables a otras distribuciones geográficas y de estilo de vida, como Europa, Asia o, en el caso que nos ocupa, los países de la franja mediterránea. En tercer lugar, la población de diálisis cada vez es más anciana, y resulta difícil separar los cambios nutricionales y de composición corporal que ocurren con la edad de la malnutrición derivada de la uremia. Por todo ello, es lógico pensar que los criterios diagnósticos de DPE en la ERC deben adaptarse y variar en diferentes contextos demográficos (edad, raza), situaciones clínicas (obesidad, diabetes, ERC moderada, avanzada, diálisis y trasplante) y contextuales (hábitos de vida, situación geográfica y cultural)29. En conclusión, si bien los criterios propuestos por la ISRNM refuerzan el carácter complejo del síndrome de DPE, se basan en unas determinaciones/mediciones que pueden ser cuestionables de forma individualizada30 y, por otro lado, todavía no han demostrado validez diagnóstica o pronóstica. Sin embargo, consideramos un paso importante el resaltar por vez primera en esta definición el carácter multifactorial del DPE y la necesidad del uso de diversos marcadores complementarios del estado nutricional. PREVALENCIA DEL DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO Las cifras tradicionales de prevalencia del DPE en la población de diálisis oscilan dentro de un amplio rango del 18-75 %26. Ciertamente, la imprecisión de estas cifras nos impide sacar conclusiones válidas. Uno de los problemas es la variedad de las herramientas de valoración y monitorización y de los puntos de corte que se han empleado para obtener estas cifras. En el caso de la hipoalbuminemia, se ha definido en la literatura con cifras de < 4, < 3,8 o < 3,5 g/dl, con la dificultad añadida de variar su estimación en función de la metodología empleada (bromocresol púrpura o bromocresol verde). Así, no es de extrañar que la prevalencia varíe en gran medida con la metodología empleada para su estimación. Una muestra de ello nos la dan dos estudios de Brasil26 y Europa28. La prevalencia de DPE varió entre un 23 % y un 74 %, dependiendo de si se definió por herramientas bioquímicas (albúmina, creaNefrologia 2014;34(4):507-19 revisión tinina), antropométricas (perímetro del brazo, IMC) o nutricionales (SGA, ingesta energética/proteica). Lo mismo ocurre con otros estudios multicéntricos, como los realizados en Estados Unidos, donde describen una prevalencia del 38 %31. Por último, y no por ello menos importante, la prevalencia del DPE en distintos países será un reflejo de la situación económica, el grado de desarrollo y la prevalencia de la malnutrición en la población general, haciendo que sea imposible hablar de una prevalencia general a la población de diálisis. Esto también se aplica a la prevalencia en distintas regiones con más o menos recursos de una misma ciudad, provincia o país. En España, los primeros estudios sobre prevalencia de malnutrición datan de 1994 y analizaron en 29 pacientes en hemodiálisis crónica el estado nutricional por medio de medidas antropométricas como el pliegue tricipital, la circunferencia muscular del brazo, el IMC, las proteínas viscerales (albúmina), la tasa de catabolismo proteico normalizado (nPCR) y la ingesta proteica32. Observaron que en una proporción considerable de pacientes (65 %) la reducción de las reservas de grasas y proteínas era más importante que lo que indicaba el peso corporal relativo (deficiente solo en el 38 % de ellos). En ese mismo año, se publicaron las primeras y únicas tablas de parámetros antropométricos de una población española en hemodiálisis (761 pacientes)33,34. En la muestra estudiada la prevalencia de malnutrición definida según parámetros antropométricos y marcadores bioquímicos (albúmina, transferrina, recuento de linfocitos) fue del 52 % en varones y del 46 % en mujeres. Los predictores de malnutrición fueron la edad avanzada, el índice de comorbilidad, el sexo masculino, el tiempo en hemodiálisis y la nPCR. El estudio multicéntrico Dialysis Outcomes and Practice Pattern Study (DOPPS) mostró importantes diferencias entre países en la monitorización de los parámetros nutricionales, siendo España uno de los más deficitarios en la recogida de estos parámetros35. Así, la nPCR se realizaba solo en el 20 % de las unidades de diálisis en España, en comparación con el 90 % en Alemania, y además solo había dietista en un 20 % de las unidades en España, comparado con un 85 % en el Reino Unido. A pesar de esto, no hubo diferencias significativas en los resultados de las cifras de albúmina sérica (3,98 g/dl), creatinina (9,1 mg/dl) e IMC (23,9 kg/m2) con el resto de los países europeos. Sin embargo, la prevalencia de malnutrición moderada según la escala SGA fue menor en España que en otros países como Francia (11 % frente a 18 %). Debemos mencionar que los estudios hasta ahora citados incluyen pacientes estables, por lo que existe un sesgo al eliminar al paciente crítico o agudamente enfermo y que probablemente presente DPE. Este hecho nos conduce a pensar que la prevalencia de DPE puede ser incluso mayor de lo que aquí se reseña. Así, en un reciente análisis de nuestra unidad hemos observado una prevalencia de DPE según los criterios de la ISRNM del 37 %, que se incrementó al 41,1 % cuando los pacientes se siguieron durante dos años36. Aunque el tamaño 511 revisión muestral es relativamente pequeño, el estudio incluyó a todos los pacientes de la unidad de diálisis (sin exclusiones) y se usaron los criterios de DPE de la ISRNM. Las últimas guías de la S.E.N. de nutrición en ERC avanzada publicadas en el año 200837 recomiendan valorar el estado nutricional mediante la determinación de marcadores nutricionales, bioquímicos, antropométricos y de ingesta energética y proteica. IMPLICACIONES CLÍNICAS La tasa de mortalidad de los pacientes con ERC, especialmente la cardiovascular, es más alta que en la población general 38-41. Esta alta tasa de mortalidad persiste a pesar de corregir factores cardiovasculares tradicionales, como hipertensión, dislipemia, hipertrofia ventricular izquierda, y de mejorar las técnicas de diálisis42. El DPE se puede considerar un nuevo factor de riesgo que subyace al fenómeno de epidemiología inversa, donde marcadores que en la población general se asocian con menor probabilidad de eventos cardiovasculares como el descenso del IMC o niveles de colesterol bajos se asocian con mayor presencia de enfermedad cardiovascular y menor supervivencia en pacientes en diálisis43. La presencia de DPE conlleva en el paciente renal la activación de mecanismos compensatorios y la desregulación de Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC otros, lo que afecta a distintos órganos y sistemas, incluyendo sistema inmune, endocrino, músculo-esquelético, tejido adiposo, hematopoyético, gastrointestinal y mala adaptación a la activación de la cascada inflamatoria44,45, con lo que aumenta la mortalidad global (tabla 3). Desgaste proteico energético y mortalidad cardiovascular En pacientes con ERC avanzada, la malnutrición y la presencia de DPE se relacionan de forma importante con la mortalidad cardiovascular 46,47. Los nutrientes son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Las restricciones dietéticas en el paciente urémico para limitar la ingesta de potasio, fósforo o sodio, entre otros, pueden conducir a deficiencias en otros nutrientes esenciales si no existe consejo dietético por parte del personal sanitario. Los nutrientes esenciales son necesarios para la síntesis de tejido y producción de energía, al tiempo que son coenzimas en la mayoría de reacciones enzimáticas del organismo. Carencias nutricionales específicas como la deficiencia en selenio, magnesio o vitamina D, tan comunes en el paciente renal, tienen consecuencias negativas en la capacidad antioxidante y antiinflamatoria y en el metabolismo óseo mineral. Por ello, el DPE se asocia a un mayor riesgo de infecciones y de muerte por causas infecciosas 29,48. El déficit de vitaminas A, K y D se asocia a mayor mortalidad cardiovascular en el paciente en Tabla 3. Repercusiones clínicas subyacentes al síndrome de desgaste proteico energético que implican una mayor mortalidad Presencia de desgaste proteico energético Implicaciones clínicas Nutricional: déficit de micronutrientes, vitaminas (D, A, K), selenio, magnesio. Aumento del estrés oxidativo, disfunción endotelial, aumento de la calcificación vascular Mortalidad cardiovascular Sistema inmune: alteración en la respuesta inmune, con aumento de la susceptibilidad para infecciones y retraso en la curación de las heridas Inflamación e infección Sistema endocrino: hipotiroidismo, resistencia a la insulina. Disminución de producción de citocinas antiinflamatorias y adiponectinas. Aumento de los productos avanzados de glicosilación Inflamación e infección Activación de citocinas proinflamatorias: PCR, IL-6, IL-1. Disfunción endotelial y aceleración del proceso aterogénico Mortalidad-epidemiología inversa Sarcopenia: aumento de niveles de actina. Debilidad muscular, alteración en el sistema músculo esquelético Disminución de la calidad de vida. Aumento de hospitalización PCR: proteína C reactiva; IL: interleucina. 512 Nefrologia 2014;34(4):507-19 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC hemodiálisis49,50. Hasta el 80 % de los pacientes en hemodiálisis tienen déficit de vitamina K debido a una ingesta insuficiente (140 mg/día frente a 200 mg/día en pacientes sanos). La deficiencia subclínica de vitamina K hepática aumenta las proteínas inactivas no-carboxiladas dependientes de vitamina K y puede contribuir a aumentar el riesgo de fracturas óseas y de calcificación vascular. Los suplementos de vitamina K (menaquinona-7) disminuyen las proteínas no-carboxiladas en pacientes en hemodiálisis y el tratamiento prolongado es capaz de aumentar la elasticidad vascular51-53. El DPE propicia un aumento del catabolismo muscular en el paciente urémico, tanto por la falta de nutrientes circulantes como por el efecto combinado de la inflamación sistémica, la acidosis metabólica, las toxinas urémicas y otros factores. La consecuencia es una pérdida de masa muscular que también afecta al tejido muscular de las arterias y el corazón, encontrándose asociaciones directas entre malnutrición, rigidez arterial y alteraciones en la estructura miocárdica. La distensión vascular continuada como consecuencia de la sobrecarga hidrosalina agrava este proceso y propicia la hipertrofia ventricular. Un ejemplo de cómo la desnutrición pura conlleva alteraciones en el sistema cardiovascular data del experimento Minnesota, realizado en 1944 durante la II Guerra Mundial. El objetivo era conocer mejor la fisiopatología de la desnutrición a que se veían sometidos los judíos en los campos de concentración. Se sometió a 36 voluntarios a una disminución controlada de la ingesta que resultó en la pérdida total del 25 % del peso. La desnutrición produjo una disminución del volumen cardíaco del 17 %, con disminución del gasto cardíaco, bradicardia, hipotensión, y disminución de la oxigenación periférica y de la contractilidad miocárdica54. La hipoalbuminemia es el biomarcador más común y frecuentemente usado para medir el DPE en diálisis y es un potente marcador pronóstico de morbimortalidad 55,56. Además, la hipoalbuminemia se ha asociado con el desarrollo de novo y recurrencia de insuficiencia cardíaca congestiva en pacientes en hemodiálisis y en diálisis peritoneal 57. En el estudio 4D realizado en una cohorte de 1255 pacientes diabéticos en hemodiálisis se investigó el efecto del DPE sobre la mortalidad a los cuatro años. La presencia de DPE (definido como IMC 26,7 kg/m 2, albúmina sérica < 3,8 g/dl y creatinina < 6,8 mg/dl) duplicó el riesgo de mortalidad global, de muertes debidas a infecciones y de muerte súbita de origen cardíaco, pero no se relacionó con mayor incidencia de infartos de miocardio. La presencia de enfermedad cardiovascular no arteriosclerótica en este estudio tuvo más relevancia en los pacientes con DPE como causa de los eventos cardiovasculares27. Las alteraciones hormonales asociadas a la uremia como el hipotiroidismo subclínico58 o el síndrome de T3 baja59 Nefrologia 2014;34(4):507-19 revisión se asocian a inflamación y malnutrición 60 y pueden contribuir a la enfermedad cardiovascular. Así, se ha observado una asociación independiente entre hipotiroidismo y mortalidad cardiovascular en pacientes en hemodiálisis 61,62. En pacientes con insuficiencia e hipotiroidismo subclínico la administración de T3-sintético mejoró el perfil neuroendocrino con descenso significativo en los niveles de noradrenalina y péptido natriurético tipo B en comparación con placebo. Además, se observó un aumento del volumen telediastólico del ventrículo izquierdo con aumento del gasto cardíaco, sin observarse un aumento de la precarga 63. La disminución en la síntesis de otras hormonas anabólicas como la testosterona 64 también se asocia a una mayor pérdida muscular65, disfunción endotelial66, anemia, resistencia a la eritropoyetina67 y mortalidad68. DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO E INFECCIÓN Y HOSPITALIZACIÓN La uremia se considera un estado de inmunodeficiencia adquirida 69 y los pacientes con ERC tienen un alto riesgo de infección 70. En el estudio HEMO la infección fue la primera causa de muerte (23 %) y el riesgo de mortalidad asociado a una infección durante el ingreso hospitalario fue del 15 %. Los factores que predisponen a la infección en el paciente con ERC según el estudio HEMO fueron la edad avanzada, la hipoalbuminemia, la terapia inmunosupresora y los catéteres como acceso vascular 71. Paralelamente, en el estudio DOPPS 29 la infección fue la causa del 55 % de las muertes en pacientes en hemodiálisis y se relacionó con hipoalbuminemia, bajo nPCR y caquexia. La definición de estatus de malnutrición según el concepto de DPE conlleva una deficiencia en el sistema inmune y una alteración en la respuesta del huésped, por lo que se asocia a mayor susceptibilidad a las infecciones y a una lenta recuperación de las heridas 72. El déficit de ciertos micro-macronutrientes favorece el estado de inmunodeficiencia. Algunos aminoácidos como la arginina y la glutamina intervienen y favorecen la respuesta inmune 73. Un déficit grave de Cinc, vitamina B6 (piridoxina), vitamina C y acido fólico 74-76 altera la respuesta inmune, disminuye la producción de anticuerpos, causa disfunción de los leucocitos polimorfonucleares o linfocitos y retrasa la cicatrización y curación de las heridas. El paciente en hemodiálisis con DPE estará expuesto a un mayor riesgo de infecciones y a sus complicaciones, aumentando la mortalidad 77. Por ejemplo, en la infección del virus de la hepatitis C la presencia de hipoalbuminemia y de un resultado elevado de la escala MIS (malnutrition inflammation score) se asocia independientemente con infección activa y mayor replicación viral 78. 513 revisión En pacientes hospitalizados un estado nutricional deficiente retrasa la recuperación, prolonga la estancia hospitalaria, incrementa la tasa de infecciones y de reingresos, y aumenta la dependencia al alta y la necesidad de institucionalización. En pacientes en diálisis con estancias hospitalarias prolongadas y complicadas, se produce un rápido descenso de la albúmina y pérdida de peso, sobre todo en aquellos que presentan una desnutrición previa, edad avanzada, comorbilidad y anorexia 79. Las recomendaciones de las guías de prevención y manejo de la desnutrición hospitalaria pueden ser muy útiles en los pacientes con ERC hospitalizados, puesto que incluyen el uso de suplementos y nutriciones parenterales para mejorar la situación nutricional 80. DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO E INFLAMACIÓN Varios estudios han observado una asociación independiente entre procesos inflamatorios, comúnmente medidos por el aumento de PCR, IL6, IL1 y TNF-α, con el riesgo de mortalidad cardiovascular en los pacientes en hemodiálisis81 y en la población general82. La inflamación se asocia tanto con anorexia como con un aumento del catabolismo proteico83,84 y parece ser el nexo de unión que explica la relación entre DPE y mortalidad en la ERC. La relación entre malnutrición e inflamación en pacientes con ERC puede ser una de las causas de mortalidad asociada a la malnutrición. Por otro lado, el DPE también puede ser consecuencia de estados inflamatorios crónicos en los pacientes con insuficiencia renal 85,86 . DESGASTE PROTEICO ENERGÉTICO Y CALIDAD DE VIDA Un aspecto a veces poco apreciado por el nefrólogo, pero que cada vez tiene más relevancia en la práctica clínica, es la repercusión de la enfermedad en el grado de funcionalidad del paciente. El impacto de la ERC sobre el funcionamiento global del paciente se puede recoger en encuestas de calidad de vida como PROs (patient–reported outcomes) y QoL (health related quality of life), que evalúan el estado mental y funcional del paciente. La ERC se asocia a un pobre QoL y este conlleva un mayor riesgo de mortalidad 87. Igualmente se ha relacionado QoL con marcadores de malnutrición, donde peores valores de QoL se asocian con niveles bajos de albúmina, creatinina plasmática, pérdida de LBM (tejido magro, principalmente muscular) y alto porcentaje de grasa 88. La mejoría de QoL se ha convertido en uno de los objetivos en los pacientes en diálisis. 514 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC La prevalencia de estados mentales de depresión y ansiedad es alta en los pacientes en diálisis89. Estos se enfrentan a situaciones como hospitalizaciones, ansiedad frente a los cambios en diálisis, restricciones en la dieta y agua, y a la adaptación de la diálisis a sus vidas cotidianas. El miedo a la incapacidad, la minusvalía y a una menor esperanza de vida son el origen de estas alteraciones del estado de ánimo. Se están desarrollando nuevos métodos y herramientas para medir la depresión y la ansiedad y se ha apreciado que la ansiedad está infradiagnosticada90. EPIDEMIOLOGÍA INVERSA EN LA INSUFICIENCIA RENAL: IMPLICACIONES DEL ESTADO NUTRICIONAL En la evaluación de los factores de riesgo para morbimortalidad de los pacientes con ERC a menudo se observan tendencias paradójicamente opuestas a las observadas en la población general. Un claro ejemplo es la obesidad, que en estudios observacionales aparece como un factor protector de mortalidad en los estadios finales de la ERC. Es lo que se conoce como fenómeno de epidemiología inversa o paradoja de la obesidad urémica. La causa de estos fenómenos de epidemiología inversa se debe al efecto devastador que tiene el DPE sobre la supervivencia a corto plazo, no dejando tiempo suficiente a otros factores de riesgo tradicionales a actuar en la mortalidad a largo plazo 91. Entre los ejemplos más llamativos encontramos el caso de la hipercolesterolemia, que se asocia de manera inversa a la mortalidad en el paciente urémico. Cuando se segrega a los pacientes en función de si presentan o no DPE, se puede observar que en presencia de DPE la hipercolesterolemia es un factor protector, mientras que en ausencia de DPE la hipercolesterolemia es un factor de riesgo. Ante el proceso de consunción energética que afronta el paciente, el colesterol en este caso se convierte temporalmente en un marcador de las reservas de grasa del organismo y, a mayor grasa, el paciente puede resistir esta consunción energética más tiempo. El mismo razonamiento se aplica a la paradoja de la obesidad. Los pacientes en diálisis, independientemente de la modalidad elegida, presentan una relación inversamente proporcional entre IMC y mortalidad 92, difiriendo de la población general, en donde esta relación tiene forma de U (ambos extremos, malnutrición y obesidad, presentan un incremento de la mortalidad)93. En este caso, la obesidad supone un estado de exceso energético que ayuda a que el paciente resista el DPE. Sin embargo, la obesidad a largo plazo supone un factor de riesgo relacionado con inflamación, aterosclerosis y calcificación, por mencionar algunos 94. Ello es debido al carácter endocrino del adipocito y a la capacidad de modular estos procesos mediante la secreción de citocinas y adipocitocinas95. La grasa endocrinológicamente activa, primordialmente la acumulada en el abdomen, propicia estos procesos. Por Nefrologia 2014;34(4):507-19 Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC ello, la cantidad de grasa total (reflejo del bienestar de reservas energéticas) y la grasa abdominal (participante del riesgo asociado a la obesidad) pueden tener efectos opuestos sobre el riesgo del paciente96. Otra explicación a la epidemiología inversa del IMC en la uremia es la incapacidad del IMC de diferenciar masa muscular, distribución corporal de grasa (abdominal frente a periférica) e hipervolemia. Así, pudimos observar recientemente que un IMC > 30 kg/m 2 no era capaz de discriminar un exceso de grasa corporal en un 65 % de los pacientes en diálisis 43 . Estudios recientes señalan que el tipo y distribución de la grasa, más que el total de esta, es un determinante factor de riesgo 97. En concreto, el acúmulo de grasa abdominal es un factor de riesgo y se asocia a una mayor secreción de adiponectinas proinflamatorias 98. Se ha descrito que tanto la leptina como la visfatina son activadores de la enfermedad cardiovascular y factores de riesgo de disfunción endotelial 99,100. Estudios observacionales basados en la cinética de la creatinina sugieren que el efecto protector del IMC en los pacientes en hemodiálisis es debido a que indica una mayor masa muscular 101. Posiblemente en los pacientes en diálisis es necesaria la conservación de ambos tejidos, grasa y músculo. En este sentido, un percentil bajo de circunferencia muscular del brazo, como indicador de masa muscular, y un percentil bajo de pliegue tricipital, como indicador de tejido graso, se relacionan en igual medida con mayor mortalidad en pacientes en hemodiálisis 102. Por último, el riesgo de mortalidad aumenta cuando el IMC, la creatinina y el peso disminuyen progresivamente, pero, si disminuye el peso y aumenta la creatinina, el riesgo de mortalidad se reduce 103. revisión CONCLUSIÓN El término desgaste proteico energético o DPE intenta aunar en una sola entidad patológica las múltiples alteraciones nutricionales y catabólicas que acontecen en la ERC y que conllevan la pérdida gradual y progresiva de masa tanto muscular como grasa. Es un síndrome común, especialmente a partir del estadio 4-5 de ERC, que está presente en el 30-60 % de los pacientes en diálisis. Las consecuencias clínicas del DPE pueden ser graves y reclaman un tratamiento rápido y efectivo, puesto que se asocia a un incremento de la mortalidad tanto global como cardiovascular, del número de infecciones e ingresos, y a otras muchas comorbilidades. El efecto devastador del DPE origina paradojas epidemiológicas que se explican por la competitividad entre los factores de riesgo a corto y a largo plazo. Agradecimientos ISCIII-RETIC REDinREN/RD06/0016 y 12/0021, PIE13/00051, Sociedad Española de Nefrología, Swedish Research Council, programa Intensificación Actividad Investigadora (ISCIII). Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. CONCEPTOS CLAVE 1. El término desgaste proteico energético se define como un estado patológico donde hay un descenso o desgaste continuado tanto de los depósitos proteicos como de las reservas energéticas. 2. Los mecanismos fisiopatológicos implicados en el DPE son anorexia y aumento del catabolismo proteico, que dan lugar a un desequilibrio energético, con el resultado final de un aumento del gasto energético. 3. Para un correcto diagnóstico del DPE se requiere la valoración de marcadores bioquímicos y de Nefrologia 2014;34(4):507-19 la composición corporal, y calcular la pérdida de músculo y la ingesta dietética. 4. La presencia de DPE se asocia a un aumento en el riesgo cardiovascular, de infección, de hospitalización y de mortalidad, a la inflamación, y a una peor calidad de vida. 5. La presencia de DPE explica el conocido fenómeno de epidemiología inversa, donde los factores de riesgo tradicionales aparecen como factores de protección. 515 revisión REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Carolina Gracia-Iguacel et al. Desgaste proteico energético en la ERC 1. Fouque D, Kalantar-Zadeh K, Kopple J, Cano N, Chauveau P, Cuppari L, et al. 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Madrid Nefrologia 2014;34(4):520-5 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.12552 RESUMEN Hypersensitivity reactions to synthetic haemodialysis membranes La realización de una sesión de hemodiálisis (HD) supone un cierto riesgo de aparición de reacciones adversas de hipersensibilidad, al estar en contacto abundantes cantidades de sangre con diferentes materiales de origen sintético. En HD han sido descritas reacciones de hipersensibilidad al óxido de etileno y a membranas no biocompatibles como el cuproamonio. También se han comunicado casos de hipersensibilidad con membranas biocompatibles como la polisulfona, e incluso con polisulfona asociada a polivinilpirrolidona. En este artículo queremos describir seis casos acontecidos en nuestro servicio de reacciones de hipersensibilidad mayoritariamente temprana a la sesión de HD, caracterizados por mal estado general, desaturación, broncoespasmo e hipotensión arterial, con buena respuesta a la suspensión temporal de la sesión y con reaparición en sesiones posteriores siempre que se utilizase un dializador sintético. Todas tienen en común no haberse dado de nuevo en sucesivas observaciones cuando las sesiones fueron realizadas con una membrana de celulosa. ABSTRACT Undergoing a haemodialysis (HD) session poses a certain risk of hypersensitivity adverse reactions as large quantities of blood are in contact with various synthetic materials. Hypersensitivity reactions to ethylene oxide and non-biocompatible membranes, such as cuprophane, have been described in HD. Cases of hypersensitivity with biocompatible membranes, such as polysulfone, and even polysulfone-polyvinylpyrrolidone, have also been reported. In this article we describe six cases of mostly early-stage hypersensitivity reactions to HD occurring in our department, characterised by malaise, desaturation, bronchospasm and arterial hypotension, with good response to the session’s temporary suspension and with reappearance in subsequent sessions that used a synthetic dialyser. No hypersensitivity reactions reappeared in successive observations when the sessions were carried out using a cellulose membrane. Palabras clave: Hemodiálisis. Alergia. Polisulfona. Reacción de hipersensibilidad. Anafilaxia. Eosinofilia. Keywords: Haemodialysis. Allergy. Polysulfone. Hypersensitivity reaction. Anaphylaxis. Eosinophilia. INTRODUCCIÓN La realización de una sesión de hemodiálisis (HD) supone un cierto riesgo de aparición de reacciones adversas de hipersensibilidad, al estar en contacto abundantes cantidades de sangre con diferentes materiales de origen sintético. Estas reacciones de hipersensibilidad asociadas Correspondencia: Rafael J. Sánchez Villanueva Servicio de Nefrología. Hospital Universitario La Paz. Paseo de la Castellana, 261. 28046 Madrid. [email protected] [email protected] 520 a la técnica de HD se han dividido clásicamente en dos tipos1: tipo A o reacciones de hipersensibilidad, que suelen ocurrir de forma inmediata, y tipo B o reacciones no específicas, que suelen comenzar de forma más tardía. En HD han sido descritas reacciones de hipersensibilidad al óxido de etileno 2-4 y a membranas no biocompatibles como el cuproamonio. También se han comunicado casos de hipersensibilidad con membranas biocompatibles como la polisulfona5,6, e incluso con polisulfona asociada a polivinilpirrolidona 7, un compuesto utilizado para evitar posibles reacciones adversas producidas por la interac- Rafael J. Sánchez-Villanueva et al. Reacciones de hipersensibilidad a membranas ción de la membrana de polisulfona con plaquetas y proteínas plasmáticas. En este artículo queremos describir seis casos de reacciones adversas a membranas sintéticas de HD acontecidos en nuestro servicio desde el año 2011, con especial intensidad entre los meses de mayo y julio de 2013. CASOS CLÍNICOS Caso 1 Varón de 58 años, positivo para el virus de la hepatitis C (VHC), con insuficiencia renal crónica (IRC) secundaria a enfermedad poliquística hepatorrenal del adulto, en programa de HD desde 1996 hasta 2000, año en que recibe trasplante renal de donante cadáver. Trasplante funcionante hasta mayo de 2010, cuando comienza de nuevo HD por disfunción crónica del injerto estadio 4-5T secundario a rechazo crónico humoral confirmado en la biopsia. Es dializado de forma habitual con dializador de polisulfona de alta permeabilidad en la modalidad de online predilucional (Helixona® FX-800, FMC). No presenta antecedentes alérgicos conocidos. En julio de 2011, por problemas de suministro, se cambia el dializador a poliamida de alta permeabilidad (Poliflux ® 210 H, Gambro). Tras 20 minutos de conexión, avisan por dolor torácico opresivo acompañado de hipotensión (tensión arterial [TA] 80/40 mmHg) y desaturación al 88 %. No se refleja la presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar. Tras retornar el circuito y pautar oxígeno a alto flujo, el paciente mejora espontáneamente. Después de lograr la estabilización de las constantes (TA 130/70 y saturación de oxígeno de 94 % basal), se reinicia la sesión y disminuye la ultrafiltración, sin más incidencias. En la siguiente sesión de HD, a los 20 minutos de conexión, presenta la misma sintomatología de la sesión anterior (dolor torácico con hipotensión y saturación de oxígeno de 78 %). Se retorna al paciente y se pauta oxígeno a dosis altas y paracetamol 1 g intravenoso (i.v.). Tras esto, mejora sensiblemente, por lo que se vuelve a iniciar la sesión de HD, que finaliza también sin incidencias. Ante la sospecha de reacción adversa al dializador, se decide cambiar este en la siguiente sesión por una membrana de polinefrona (ElisioTM-21H, Nipro). Cuando lleva 35 minutos conectado, comienza con dolor centrotorácico, cefalea holocraneal y dolor abdominal. No se refleja la presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar. La TA es de 80/50 mmHg, por lo que se retorna al paciente. Se pauta oxígeno a dosis altas y paracetamol 1 g i.v., con lo que el paciente mejora y 30 minutos después del comienzo del cuadro vuelve a iniciar sesión de HD, que se realiza sin incidencias. Nefrologia 2014;34(4):520-5 caso clínico Las pruebas complementarias que se realizaron (troponina-I y electrocardiograma [ECG]) no evidenciaron diferencias respecto a las previas. Únicamente destaca, en la analítica correspondiente a la tercera sesión, leucopenia (2300 leucocitos/ml) con fórmula normal, plaquetopenia de la misma magnitud a las que previamente presentaba (54 000 plaquetas/ml), proteína C reactiva (PCR) ligeramente elevada (11,5 mg/l) y aumento del D-dímero (8544 ng/ml, previo en junio de 2011: 2117 ng/ml), por lo que se solicita angiografía por tomografía computarizada de las arterias pulmonares, que descarta la presencia de tromboembolismo pulmonar. Ante la sospecha de posible alergia a las membranas sintéticas, se decide realizar la siguiente sesión de HD con triacetato de celulosa (Sureflux ®-21UX, Nipro), no presentando el paciente sintomatología alguna en esta sesión ni en las siguientes hasta el día de hoy. Caso 2 Mujer de 80 años con IRC de etiología multifactorial, en HD desde mayo de 2012. No presenta antecedentes alérgicos conocidos. Es dializada de forma habitual con Helixona® FX-80 desde el inicio de la HD. El 14 de septiembre de 2012 a la hora y media de diálisis comienza con sudoración, taquipnea y disnea, observándose saturación de oxígeno del 78 %, que remontó con oxígeno a alto flujo. TA mantenida. No se refleja la presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar. En la analítica se ve ligera leucocitosis (12 500 leucocitos con fórmula normal), troponina-I normal con PCR de 8 mg/l, sin otros hallazgos destacables. El ECG es similar a los previos. A los 20 minutos desde el inicio del cuadro, se observa mejoría espontánea de la paciente, finalizando la HD sin incidencias. Se realiza radiografía de tórax post-HD, que no muestra consolidaciones, derrame o redistribución vascular, evidenciando únicamente el dato ya conocido de índice cardiotorácico aumentado. Posteriormente a esta incidencia, las sesiones de HD discurren sin problemas durante un mes, hasta el 17 de octubre de 2012, cuando a la hora de la HD comienza con sudoración y disnea importante, con saturación de oxígeno del 76 %. No se refleja la presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar. Se administró oxígeno a 5 lpm, 200 mg de hidrocortisona i.v. y dos inhalaciones de salbutamol separadas en 15 minutos. TA: 115/55 mmHg. Se realiza ECG con ritmo sinusal a 98 lpm, sin cambios en comparación con el ECG previo. En la analítica se evidencian 19 000 leucocitos/ml, con 75 % de neutrófilos (resto de fórmula normal), PCR 18 mg/l, troponina I negativa y el resto sin alteraciones. Reinterrogada la paciente, reconoce presentar prurito en los miembros inferiores desde el inicio de 521 caso clínico Rafael J. Sánchez-Villanueva et al. Reacciones de hipersensibilidad a membranas la sesión. La saturación mejora hasta el 98 %, pero posteriormente presenta hipotensión de 65/31 mmHg, por lo que se retorna el circuito y se suspende la sesión. Se la traslada al servicio de Urgencias para observación, siendo dada de alta asintomática al día siguiente. Dado el cuadro presentado por la paciente, se decidió cambiar el filtro para la siguiente sesión de HD a Poliflux® 210 H. Las siguientes sesiones cursan sin incidencias. El 24 de octubre de 2012 (tercera sesión con Poliflux), a falta de 1 h de finalizar la HD, comienza con malestar general, sudoración, disnea e hipotensión (87/36 mmHg). No se refleja la presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar. Se administran 200 mg de hidrocortisona, con desaparición total de los síntomas. Se modifica de nuevo el filtro para las siguientes sesiones de HD a ElisioTM-21H, que cursan sin incidencias. El 7 de junio de 2013, ocho meses después, a los 30 minutos de comenzar la diálisis, la paciente presenta disnea y dolor centrotorácico opresivo, no irradiado. TA: 210/75 mmHg. Saturación de oxígeno del 90 % con gafas nasales. A la exploración física, hipoventilación generalizada con sibilancias marcadas en todos los campos pulmonares. A pesar de la administración de 300 mg de hidrocortisona, la paciente persiste con sibilancias generalizadas, por lo que se decide detener la HD y desechar todo el sistema. Se administran 200 mg adicionales de hidrocortisona, 40 mg de metilprednisolona i.v. y una inhalación de bromuro de ipratropio. La paciente experimenta mejoría progresiva del cuadro clínico, con desaparición de la sintomatología respiratoria, por lo que se decide continuar la sesión de HD con Sureflux®-21UX, permaneciendo asintomática el resto de ella. En la analítica realizada destaca únicamente una PCR de 21,6 mg/l y una hemoglobina de 8,6 g/dl, por lo que se trasfunden 2 concentrados de hematíes. El ECG no presenta cambios respecto a los previos. Se mantiene el dializador Sureflux ®-21UX para las siguientes sesiones de HD, sin incidencias hasta la fecha de hoy. Caso 3 Varón de 75 años con IRC estadio 4, que ingresa en cardiología por bloqueo aurículo-ventricular completo con necesidad de colocación de marcapasos, junto con cuadro de insuficiencia cardíaca descompensada y deterioro de la función renal secundario. No presenta antecedentes alérgicos conocidos. El 28 de mayo de 2013 se decide HD aguda del paciente. Se pauta HD convencional con dializador Helixona ® FX-100 Classix. A los 15 minutos del inicio de la sesión, comienza de forma brusca con disnea, saturación de oxígeno del 72 % y signos clínicos de broncoespasmo 522 severo. Se detiene la bomba de sangre y se administran 300 mg de hidrocortisona y oxígeno a alto flujo. Se decide interrumpir la sesión de HD y, ante la sospecha de reacción adversa al dializador, se desecha la sangre del circuito. A los 15 minutos el paciente se encuentra asintomático. Permanece sin necesidad de HD hasta el 16 de junio de 2013, momento en el que de nuevo se realiza sesión con FX-100. A los 15 minutos comienza con el mismo cuadro presentado previamente, disminuyendo la saturación de oxígeno hasta el 80 %. Se para la bomba de sangre y se administran 300 mg de hidrocortisona, 40 mg de metilprednisolona y oxígeno a alto flujo. Se decide no retornar la sangre del circuito, cambiando el dializador por Sureflux ®-21UX. El paciente comienza a mejorar lentamente hasta la desaparición total de la sintomatología, acabando la sesión con el nuevo dializador, y sin más incidencias hasta la actualidad. Caso 4 Varón de 48 años, positivo para el virus de la inmunodeficiencia humana y el VHC, diagnosticado de IRC de origen multifactorial, sin antecedentes alérgicos conocidos, que había dejado el seguimiento en consulta e ingresa por deterioro de la función renal (Cr 15 mg/dl), secundario a diarrea crónica de seis meses de evolución e hipotensión mantenida (70/40 mmHg). Durante su ingreso se canaliza la vía yugular derecha y se realiza una única sesión de HD el 16 de julio de 2013. Se utiliza el dializador Helixona ® FX-100 Classix. A las dos horas de tratamiento comienza con disnea súbita, con saturación de oxígeno del 78-80 %, presentando en la auscultación pulmonar hipoventilación generalizada con crepitantes bibasales y sibilancias en ambos hemitórax. Se decide interrumpir el tratamiento y no retornar el sistema. Con la administración de oxígeno a alto flujo e hidrocortisona 100 mg i.v., la saturación remonta a 98 %, con auscultación pulmonar sin ruidos patológicos y mejoría de la dinámica respiratoria. El paciente se traslada de centro, por lo que perdemos el seguimiento. Caso 5 Varón de 70 años, monorreno derecho, con antecedente de IRC estadio 5 secundaria a nefroesclerosis, sin antecedentes alérgicos conocidos, que en junio de 2013 ingresa de forma programada para la realización de una revascularización miocárdica por cardiopatía isquémica crónica expresada como lesión de tronco de la coronaria izquierda y tres vasos. Durante el ingreso presenta múltiples complicaciones posoperatorias, precisando técnicas continuas de tratamiento renal sustitutivo durante su estancia en la unidad de reanimación con dializador de polisulfona (Aquamax® HF-12, Baxter). Tras su salida a planta se Nefrologia 2014;34(4):520-5 Rafael J. Sánchez-Villanueva et al. Reacciones de hipersensibilidad a membranas caso clínico prescriben sesiones de HD de forma periódica con Helixona ® FX-100 Classix. A los 20 minutos de la primera sesión, comienza con hipotensión (80/40 mmHg), disnea y cuadro de broncoespasmo. Tras parar la bomba de sangre y retornar el sistema, se administraron 200 mg de hidrocortisona y oxígeno a alto flujo, con la mejoría progresiva del paciente. A los 20 minutos de iniciada la siguiente sesión de HD, realizada con el mismo filtro, el cuadro clínico se repite, por lo que se decide realizar las siguientes sesiones de HD con triacetato de celulosa (Sureflux ®-21UX), sin ninguna incidencia hasta el momento actual. pensión. Estos casos contaban además con la curva de aprendizaje de los profesionales para el reconocimiento de la situación. Fue común también la génesis de una aparente hipersensibilidad universal a las membranas sintéticas entre aquellos pacientes en los que se intentó otra membrana diferente del mismo grupo. Este procedimiento no se realizó en algunos pacientes ante la gravedad de su cuadro previo. Después de los síntomas presentados, todos ellos fueron sometidos a una o muchas sesiones de HD con dializador de celulosa sin ninguna incidencia similar, lo que centra en el dializador el proceso de hipersensibilidad. Caso 6 Mujer de 83 años, diagnosticada de IRC estadio 5 secundaria a pielonefritis crónica, que ingresa por deterioro de la función renal en contexto de diarrea. No presenta antecedentes alérgicos conocidos. Dada la falta de mejoría de la función renal, se decide inicio de HD el 11 de julio de 2013 con Helixona ® FX-100 Classix. Después de 30 minutos de HD convencional, la paciente presenta cuadro de hipotensión arterial, disnea y desaturación de oxígeno hasta el 60-80 %, acompañados de mala perfusión periférica. Se administra oxígeno a altas dosis y fluidoterapia, con mejoría de las cifras de TA, pero no de la situación clínica, por lo que se decidió detener la sesión de HD. Tras la suspensión de la diálisis, la saturación regresó a valores basales y la paciente mejoró clínicamente. En las siguientes sesiones se sustituye el filtro por Sureflux ®21UX, sin nuevas incidencias hasta el día de hoy. Los alergólogos del hospital admitieron, tras conocer los casos, que estos podían ser catalogados como reacciones graves de hipersensibilidad al dializador de polisulfona. DISCUSIÓN Presentamos una serie de seis casos de reacciones de hipersensibilidad mayoritariamente temprana a la sesión de HD, caracterizados por mal estado general, desaturación, broncoespasmo cuando se determinó e hipotensión arterial, con buena respuesta a la suspensión temporal de la sesión y con reaparición en sesiones posteriores siempre que se utilizase un dializador sintético. Todas tienen en común no haber vuelto a aparecer en sucesivas observaciones cuando las sesiones fueron realizadas con una membrana de celulosa. Todos los pacientes carecían de antecedentes alérgicos y en ninguno se encontró relación de causalidad con la medicación administrada. Los dos primeros casos tuvieron además como curiosa peculiaridad la aparente saturación del mecanismo de hipersensibilidad para el dializador que lo provoca, esto es, la reacción sucede solo en los primeros momentos, pudiendo reanudarse con el dializador ya utilizado, sin inconveniente. Los demás casos mostraron más gravedad en la reacción y no se planteó otra salida que su susNefrologia 2014;34(4):520-5 Al episodio conjunto vivido también le atribuimos cierto carácter epidémico, por haber estado concentrado en dos años, julio de 2011-julio de 2013, especialmente entre los meses de mayo y julio de 2013. Tras esta fecha no ha vuelto a vivirse ningún caso similar, a pesar de usar la membrana en el 90 % de nuestra población. Los casos fueron notificados a la Agencia Española del Medicamento como reacciones adversas y se nos informó de no haber recibido ninguna comunicación similar. Hasta el presente tampoco ha habido más notificaciones al respecto. Clásicamente se han considerado las reacciones de hipersensibilidad al dializador como eventos poco frecuentes (4 de cada 100 000 sesiones realizadas), pero a finales de los años ochenta Nicholls et al., en un estudio realizado en el Reino Unido, pusieron de manifiesto que el problema podría ser de mayor envergadura8. Las reacciones de hipersensibilidad tipo A se presentan habitualmente en los primeros momentos de la sesión de HD tras el contacto de la sangre con los componentes del circuito extracorpóreo. Son procesos mediados por anticuerpos preformados y, en los casos más graves, pueden ocasionar disnea, hipotensión, pérdida de consciencia, parada cardíaca y muerte. Ante la sospecha de esta reacción adversa, la actuación inmediata consiste en la parada de la bomba de sangre, desechando el circuito extracorpóreo en su totalidad, y la administración de oxígeno a alto flujo, así como de antihistamínicos y corticoides de acción corta como la hidrocortisona y, en caso necesario, iniciar respiración asistida. Las reacciones de hipersensibilidad tipo B, mucho menos frecuentes, habitualmente acontecen pasados 30 minutos desde el inicio de la sesión de HD. Las manifestaciones clínicas son más inespecíficas, como dolor torácico y dorsal, no requiriendo interrupción de la sesión de HD. Bigazzi et al. describieron que, en presencia de líquido contaminado y a través de membranas de alto flujo, podría existir retrofiltración de pirógenos al comparti523 caso clínico Rafael J. Sánchez-Villanueva et al. Reacciones de hipersensibilidad a membranas mento sanguíneo, provocando reacciones de hipersensibilidad al comienzo de la sesión en pacientes dializados con este tipo de membranas 9 . En el caso de nuestros pacientes, todos fueron dializados con membranas de alta permeabilidad y agua ultrapura conforme a las normas de la European Pharmacopeia 10. El cumplimiento de estas normas, con controles periódicos mensuales, y la no aparición en sesiones inmediatamente realizadas con otro dializador también de alta permeabilidad aunque no sintético, hace muy improbable que este sea el mecanismo desencadenante de la reacción de hipersensibilidad en nuestros pacientes. La mayor parte de las reacciones adversas han acontecido entre los meses de mayo y julio de 2013 con dializadores de polisulfona modificada y en la primera sesión de HD de los pacientes. Se han descrito casos de reacciones severas a la polisulfona 5,6, además de hipersensibilidad cruzada a otros tipos de membrana como el policarbonato y el polimetilmetacrilato 11. Estas reacciones a la polisulfona podrían ser diferentes en función de su fabricante. Por esto en los casos 1 y 2 se intentó realizar sesiones de HD con otros dializadores sintéticos, sin éxito. Otro punto de interés sería el diferente método de esterilización que tienen los dializadores. Müller et al. comunicaron que la esterilización por vapor podría incrementar la biocompatibilidad del dializador cuando se comparaba con la esterilización mediante óxido de etileno12. Golli-Bennour et al. afirman que las membranas esterilizadas por vapor incrementan la viabilidad de las células endoteliales cuando se comparan con los métodos de esterilización por radiación o por óxido de etileno13. Asimismo, demostraron que, según el método de esterilización, la concentración de malondialdehído en suero, utilizado como marcador de peroxidación lipídica, se incrementaba de forma sustancial respecto a pacientes sanos cuando la esterilización del dializador era por radiación gamma o por óxido de etileno. Sin embargo, otros autores han comunicado que la esterilización por vapor no parece ejercer efecto en la liberación de citocinas proinflamatorias como la interleucina 1. En nuestros pacientes, la esterilización de la membrana era heterogénea, ya que los dializadores FX y Poliflux se esterilizan por medio de vapor, y los de triacetato de celulosa y el Eliseo mediante rayos gamma, con lo que resulta complicado plantear alguna relación causal. Un dato clave en los casos acontecidos en nuestro servicio es que todos desaparecieron tras cambiar el dializador a triacetato de celulosa. Urbani et al. demostraron diferencias entre los dializadores de helixona y triacetato de celulosa cuando se estudiaban mediante proteinómica 14. En la membrana de helixona encontraron abundantes proteínas involucradas en la interacción sangre-dializador, como la ficolina-2 y fragmentos de fibrinógeno. Otros autores ya habían demostrado que existía una adsorción de la ficolina-2 en dializadores de 524 polisulfona, lo que podría contribuir a la activación del complemento, la adhesión leucocitaria y, en último caso, la coagulación sanguínea 15,16. Asimismo, se ha publicado que el triacetato de celulosa induce menos reacciones de hipersensibilidad, probablemente debido a una menor activación del receptor de membrana plaquetaria (GpIIb/ IIIa), produciendo menor alteración de la agregación 17. En nuestros pacientes, los mecanismos que hacen que estos sean sensibles a los dializadores sintéticos descritos y no al dializador de triacetato de celulosa no están claros, por lo que estamos diseñando estudios específicos de respuesta ex vivo de las células inmunocompetentes de aquellos que han mostrado la reacción alérgica a los dializadores sintéticos, así como estudios cruzados de respuesta de hipersensibilidad ante diferentes membranas de HD. Las reacciones adversas a los dializadores son una complicación grave intrínseca a la propia terapia y el nefrólogo deber estar alerta ante esta posibilidad, actuando de forma inmediata ante la mera sospecha clínica y remitiendo al paciente al servicio de alergia para completar el estudio en cuanto sea posible. Agradecimientos Los autores agradecen al Dr. Rafael Pérez García la revisión y corrección de este artículo. Conflictos de interés Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Daugirdas JT, Ing TS. First-use reactions during hemodialysis: a definition of subtypes. Kidney Int Suppl 1988;24:S37-43. 2. Caruana RJ, Hamilton RW, Pearson FC. Dialyzer hypersensitivity syndrome: possible role of allergy to ethylene oxide. Report of 4 cases and review of the literature. Am J Nephrol 1985;5:271-4. 3. Lemke HD, Heidland A, Schaefer RM. Hypersensitivity reactions during haemodialysis: role of complement fragments and ethylene oxide antibodies. Nephrol Dial Transplant 1990;5:264-9. 4. Bommer J, Ritz E. Ethylene oxide (ETO) as a major cause of anaphylactoid reactions in dialysis (a review). Artif Organs 1987;11:111-7. 5. Arenas MD, Gil MT, Carreton MA, Moledous A, Albiach B. [Adverse reactions to polysulphone membrane dialyzers durind hemodialysis]. Nefrologia 2007;27:638-42. 6. 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Enviado a Revisar: 3 Abr. 2014 | Aceptado el: 15 May. 2014 Nefrologia 2014;34(4):520-5 525 cartas al director A) COMENTARIOS A ARTÍCULOS PUBLICADOS Comment on “Kaposi´s sarcoma in the early post-transplant period in a kidney transplant recipient” Nefrologia 2014;34(4):526 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12473 Dear Editor, We have read the article by Ercam et al. in the Clinical Case Section of Nefrologia about a case of Kaposi’s sarcoma in a transplant recipient.1 Renal transplantation and immunosuppressive medication used for it leads to a high rate of tumors and among them Kaposi’s sarcoma is common. There is extensive literature on the development of malignancies after renal transplantation, so the description of another case does not seem to justify its publication. However, what seems novel and so the authors justify its interest is the prematurity of the Kaposi´s sarcoma development (only 4 months after renal transplantation), together with the authors statement that this would be the first reported case with this precocity.1 In 1990 we published a case of Kaposi’s sarcoma associated with renal transplant developed 4 years after kidney transplant2 and in which the skin lesions stabilized after withdrawing immunosuppressive medication. In the discussion of the case we pointed out references describing cases in 1979 and the time of appearance of the tumor could be even after three months of transplantation.3 Interestingly before the time of our communication there have been published some references describing cases where tumor appear between first and 4 months after renal transplantation.4,5 It is true that most of the cases described in the literature the time elapsed from transplant to tumor development are longer than that of Ercam et al. and 526 the well documented case by this authors is unusual on this matter, however it is also true that we get used to refer recent references in our publications, without taking into account some previous periods. To be fair we should not forget that it is not easy to find past issues, either completely or it abstract. Finally note that these circumstances should encourage us to avoid statements like “the first or only case or reference” given the lack of access to all available information. Conflict of inte est The authors declare that they have no conflicts of interest related to the contents of this article. 1. Ercan Z, Demir ME, Merhametsiz O, Yayar O, Ulas T, Ayli MD. Kaposi´s sarcoma in the early post-transplant period in a kidney transplant recipient. Nefrologia 2013;33(6):861-2. 2. Ambrojo P, Coronel F, Macia M, Gutierrez Marcos F, Sanchez Yus E. Sarcoma de Kaposi asociado a trasplante renal. Actas Dermo-Sif 1990;81(9):576-8. 3. Harwood AR, Osoba D, Hofstader SL, Goldstein MB, Cardella CJ, Holecek MJ, et al. Kaposi´s sarcoma in recipients of renal transplants. Am J Med 1979;67:759-65. 4. Qunibi W, Akhtar M, Sheth K, Ginn HE, Al-Furayh O, DeVol EB, et al. Kaposi´s sarcoma: the most common tumor after renal transplantation in Saudi Arabia. Am J Med 1988;84(2):225-32. 5. Little PJ, Farthing CF, Al Khader A, Bunuan H, Haleem A. Kaposi’s sarcoma in a patient after renal transplantation. Postgrad Med J 1983;59:325-6. Francisco Coronel1, Manuel Macía2 1 Servicio de Nefrología. Ex Jefe de Sección. Hospital Clínico San Carlos. Madrid; 2 Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife. Correspondence: Francisco Coronel Comunidad de Baleares, 1. Las Rozas. 28231 Madrid. [email protected] Aumento de incidencia de colitis isquémica en hemodiálisis Nefrologia 2014;34(4):526-7 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12328 Sr. Director: Las colitis isquémicas (CI) son una patología en aumento en cuanto a su incidencia en los pacientes en hemodiálisis (HD), lo que obedece a su perfil cambiante (más añosos, con más patología cardiovascular y con una supervivencia aumentada con respecto a épocas previas)1. A pesar de que las CI pueden ser secundarias a una trombosis vascular o un vasoespasmo mesentérico, la etiología más frecuente en los pacientes en HD es el bajo gasto, que se produce durante la sesión normalmente a consecuencia de un bache hipotensivo. El caso publicado por Gutiérrez-Sánchez et al.2, a pesar de tratarse de un paciente que únicamente lleva dos meses en HD, presenta muchas de las clásicas características de los pacientes con colitis isquémicas no oclusivas (NOMI): paciente de alto riesgo vascular con episodio hipotensivo que desarrolla rectorragia y dolor abdominal. En el trabajo publicado por nuestro grupo recientemente con el mayor número de casos de NOMI en HD, los factores asociados a padecerla resultaron ser la mayor edad, la presencia de diabetes mellitus (DM), los antecedentes cardiovasculares (como la enfermedad vascular periférica), el tiempo en diálisis y la resistencia a la eritropoyetina. Este último parámetro se demuestra como predictor independiente en el análisis multivariable (junto con la DM y el tiempo en HD), mostrando la asociación de este cuadro con la inflamación y, consecuentemente, con la ateroesclerosis3. En un estudio publicado que incluyó a pacientes incidentes en diálisis (HD y diálisis peritoneal), los factores de Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director riesgo asociados a padecer una NOMI fueron similares, a excepción del tiempo en diálisis. Sin embargo, al estudiar las diferentes técnicas, los autores encontraron que los pacientes en diálisis peritoneal poseían un riesgo aumentado 1,5 veces de padecer este cuadro, a pesar de ser más jóvenes y tener menos comorbilidad, lo que pusieron en relación con la exposición a soluciones con alto contenido en dextrosa4. En la serie de casos presentada, los autores encuentran una mortalidad del 80 %, a diferencia de nuestro trabajo, en el que la mortalidad en el momento agudo fue del 59 %. Sin embargo, realizamos un estudio de casos y controles con los pacientes que sobrevivieron al episodio agudo durante 56 (± 69) meses de media y encontramos que los pacientes con NOMI presentaron una supervivencia significativ mente menor, atribuible a que dicho cuadro es consecuencia de un elevado riesgo cardiovascular de dichos pacientes. De hecho, las causas de la muerte en ellos se dividían entre infecciosas y cardiovasculares. Hasta la fecha, el único estudio que comparaba pacientes supervivientes de una NOMI frente a pacientes en HD era el de Bassilios et al., que mostraba idéntica supervivencia en ambos grupos, probablemente porque solo incluyó en Nefrologia 2014;34(4):526-44 el análisis a los que sobrevivieron más de tres meses4. En cuanto al tratamiento, al igual que en el caso referido, la conducta habitual es la administración de antibioterapia de amplio espectro y actitud expectante, siendo la cirugía la opción elegida en la minoría de los casos (en nuestro estudio, solo el 33 %), lo que probablemente se debe al perfil de los pacientes (mayores, con riesgo cardiovascular, etc.). De hecho, nuestros datos únicamente revelan diferencias significativas en la edad (más jóvenes) cuando comparamos a los pacientes candidatos a cirugía frente a aquellos en los que se mantuvo una actitud conservadora. Estudios previos han mostrado que el retraso en la realización de la cirugía tras el diagnóstico se asoció con aumento de la mortalidad6. Por lo tanto, parece razonable establecer un perfil de ultrafiltración más conservador en los pacientes de alto riesgo de padecer una NOMI, debido a sus consecuencias deletéreas en los pacientes en HD. Conflictos de interé El autor declara que no tiene conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Valentine RJ, Whelan TV, Meyers HF. Nonocclusive mesenteric ischemia in renal patients: recognition and prevention of intestinal gangrene. Am J Kidney Dis 1990;15:598-600. 2. Gutiérrez-Sánchez MJ, Petkov-Stoyanov V, Martín-Navarro JA, López-Quiñones Llamas M. Ischaemic colitis in haemodialysis. Nefrologia 2013;33(5):736-7. 3. Quiroga B, Verde E, Abad S, Vega A, Goicoechea M, Reque J, et al. Detection of patients at high risk for non-occlusive mesenteric ischemia in hemodialysis. J Surg Res 2013;180(1):51-5. 4. Li SY, Chen YT, Chen TJ, Tsai LW, Yang WC, Chen TW. Mesenteric ischemia in patients with end-stage renal disease: a nationwide longitudinal study. Am J Nephrol 2012;35(6):491-7. 5. Bassilios N, Menoyo V, Berger A, Mamzer MF, Daniel F, Cluzel P, et al. Mesenteric ischemia in hemodialysis patients: a case-control study. Nephrol Dial Transplant 2003;18:911-7. 6. Bender JS, Ratner LE, Magnuson TH, Zenilman ME. Acute abdomen in the hemodialysis patient population. Surgery 1995;117:494-7. Borja Quiroga Servicio de Nefrología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid. Correspondencia: Borja Quiroga Servicio de Nefrología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Doctor Esquerdo, 46. 28007 Madrid. [email protected] 527 cartas al director B) COMUNICACIONES BREVES DE INVESTIGACIÓN O EXPERIENCIAS CLÍNICAS Hemodiálisis domiciliaria: un derecho y un deber Nefrologia 2014;34(4):528-9 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Feb.12476 Sr. Director: Existe un interés creciente tanto en países de nuestro entorno como en Estados Unidos sobre la hemodiálisis en casa (HDC). Este interés ha surgido a partir de las limitaciones que ha demostrado la terapia convencional de tres sesiones a la semana en estudios como el HEMO1 para aumentar la supervivencia de los pacientes con insuficiencia renal crónica estadio 5, apareciendo cada vez más publicaciones que avalan las terapias domiciliarias en términos de calidad de vida2, control tensional, reducción de la hipertrofia ventricular izquierda, control del calcio-fósforo3, anemia, estado nutricional y menor morbi-mortalidad4,5, cuando se comparan con regímenes de tratamiento clásicos, existiendo también estudios que apoyan este tratamiento como reducción de costes6. Por este motivo, nos ha parecido oportuno exponer nuestra experiencia en la implantación de un programa de HDC corta diaria. Entre marzo de 2008 y noviembre de 2013 hemos incluido a 10 pacientes (3 en 2008, 0 en 2009, 1 en 2010, 1 en 2011, 4 en 2012 y 1 en 2013), la mitad mujeres, edad media 61 años (rango 38-81), distancia al centro 42 km (rango 0-122 km), con una permanencia en la técnica de 32 ± 17 meses. En cuanto al origen de los pacientes: cinco proceden de consultas externas, tres de diálisis peritoneal y dos de centro periférico. En cuanto a la salida del programa, ha habido dos exitus y dos trasplantes. Ningún paciente ha precisado cambio de terapia renal sustitutiva, sin pérdidas en el período de entrenamiento. En términos de morbilidad tenemos dos ingresos en el año 2008, uno en 2009, dos en 2010, ninguno en 2011, uno en 2012 y seis en 2013 (resaltamos que la mitad de las hospitalizaciones fueron programadas). Los motivos de ingreso han sido: tres cardiovasculares, dos infecciosas (relacionadas con acceso vascular, en 2008 y en 2010), una neoplasia, una digestiva, dos por acceso vascu- lar de causa no infecciosa (colocación de catéter tunelizado y cierre de fístula aneurismática) y tres por otras causas (nefrectomía programada, herniorrafia y deterioro clínico). La pauta de hemodiálisis prescrita y los resultados obtenidos los exponemos en la tabla 1 y la figura 1 Por lo que se refiere al uso de fármacos, tenemos: - Antihipertensivos: el 43 % no requirieron ningún fármaco antihipertensivo, el 53 % un único fármaco, y solo el 4 % dos o más. - Quelantes del fósforo: en el 47 % de los controles mensuales no se precisó el empleo de ningún quelante, en el 35 % de los casos solo un tipo de quelante, predominando el empleo de los cálcicos sobre los no cálcicos, mientras que en el resto de los casos se requirió la asociación de varios tipos de quelantes. Aunque inicialmente la dosis media empleada de carbonato cálcico fue elevada, 3829,8 mg/día, posteriormente hubo una sustitución progresiva por acetato de calcio, con una media de Tabla 1. Descripción de los resultados Incidencia Prevalencia N.º ingresosª 2008 3 3 2 2009 0 3 1 (1) 2010 1 3 2 (1) 2011 1 4 0 2012 4 7 1 2013 1 6 6 (4) Total 10 Qs ml/min 323,33 338,88 348,61 327,08 317,26 306,89 12 (6) Media 322,68 ± 25,98 Qd ml/min Tiempo min/sesión N.º sesiones/semana Kt/Vstd Hb g/dl EPO UI/kg/semana Fósforo mg/dl PTH pg/ml PAM mmHg % Ganancia de peso Albúmina g/dl 685 130,7 5,63 3,2 12,1 118,34 4,38 271,95 89,43 1,8 4,4 705,55 129,4 5,66 3,05 12,02 88,5 4,56 278,66 93,19 2,5 4,19 737,5 132,9 5,75 3,07 11,62 42,54 4,98 297,29 95,07 2,3 4,24 631,25 130 5,97 3,33 11,23 38,54 4,97 292,18 86,62 1,9 4,03 586,3 130,6 5,76 3,27 10,64 62,58 4,82 390,56 86,93 1,3 4,17 533,03 143,9 5,08 2,98 11,3 80,31 4,58 360,51 91,18 1,5 4,17 619,85 ± 128,03 134,76 ± 18,7 5,56 ± 0,6 3,15 ± 0,4 11,3 ± 1,1 69,34 ± 71,8 4,73 ± 1,2 324,89 ± 171,4 90,27 ± 14,7 1,8 ± 1,4 4,16 ± 0,3 PTH: hormona paratiroidea. ª Entre paréntesis, ingresos programados. 528 Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director 815,16 mg/día. Otros quelantes utilizados fueron: hidróxido de aluminio 77,66 mg/día (empleo puntual y ausente en la actualidad), 2478,83 mg/ día de sevelamer y 909,66 mg/día de carbonato de lantano. - Análogos de vitamina D-calciomiméticos: en el 15 % de los casos no requerimos su empleo para controlar los valores de hormona paratiroidea, en el 40 % de los casos usamos únicamente paricalcitol, en el 21 % cinacalcet, y la asociación en el 24 % restante de los casos. El promedio de dosis de cinacalcet empleada fue de 28,9 mg/día, y de 3,84 mg/semana para el paricalcitol. - EPO: la dosis media fue de 69,34 ± 71,85 UI/kg/semana. Hay que señalar que no hemos observado ningún caso de contaminación microbiológica ni química en los controles efectuados. En cuanto a las incidencias técnicas, se debe destacar que no se pudo realizar tratamiento dialítico en el día pautado, motivo por el cual el paciente descansó de forma no programada o acudió al hospital en tres ocasiones, hecho que creemos anecdótico teniendo en cuenta las más de 6000 sesiones realizadas durante el período de estudio. Los resultados obtenidos en términos clínico-analíticos y de morbi-mortalidad superan o cuanto menos son comparables a los objetivos de calidad asistencial estándar, sin haber observado incidencias en relación con la seguridad de los pacientes. Además, la técnica ha permitido una mejoría considerable en la calidad de vida de los enfermos. Por todo esto, consideramos que la HDC es una opción a la que el paciente tiene derecho, y por tanto es nuestro deber ofrecérsela. Creemos que para ello hemos de ampliar los criterios de selección de los pacientes7, no dejarnos llevar por ideas preconcebidas y potenciar el sustrato físico para el desarrollo de estos programas. 100 90 80 70 60 50 Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Eknoyan G, Beck GJ, Cheung AK, Daurgidas JT, Greene T, Kusek JW, et al. Effect of dialysis dose and membrane flux in maintenance hemodialysis. N Engl J Med 2002;347(25):2010-9. 2. Finkelstein FO, Schiller B, Daoui R, Gehr TW, Kraus MA, Lea J, et al. At-home short daily hemodialysis improves the long-term health-related quality of life. Kidney Int 2012;82(5):561-9. 3. Daugirdas JT, Chertow GM, Larive B, Pierratos A, Greene T, Ayus JC, et al. Effects of frequent hemodialysis on measures of CKD mineral and bone disorder. J Am Soc Nephrol 2012;23(4):727-38. 4. Kjellstrand C, Buoncristiani U, Ting G, Traeger J, Piccoli GB, Sibai-Galland R, et al. Survival with short-daily hemodialysis: Association of time, site, and dose of dialysis. Hemodial Int 2010;14(4):464-70. 5. Johansen KL, Zhang R, Huang Y, Chen SC, Blagg CR, Goldfarb-Rumyantzev AS, et al. Survival and hospitalization among patients using nocturnal and short daily compared to conventional hemodialysis: a USRDS study. Kidney Int 2009;76(9):984-90. 6. Komenda P, Gavaghan M, Garfield S, Poret A, Sood M. An economic assessment model for in-center, conventional home, and more frequent home hemodialysis. Kidney Int 2012;81:307-13. 7. MATCH.D group. Method to assess treatment choices for home dialysis (MATCH-D). Available at: http://homedialysis.org/match-d. 40 30 20 10 0 stdKt/V FAV Hb Ferr Ca Rango ampliado - FAV + CAT - P 5,1-5,5 - PTH 301-500 P CaxP PTH PAM Rango objetivo Figura 1. Porcentaje de los indicadores de calidad obtenidos. Alb: albúmina; PTH: hormona paratiroidea. Nefrologia 2014;34(4):526-44 %G Alb Alejandro Pérez-Alba, J. Ramón Pons-Prades, Esther Tamarit-Antequera, Juan J. Sánchez-Canel, Vicente Cerrillo-García, Elena Renau-Ortells, Laura Salvetti, M. Ángeles Fenollosa-Segarra Servicio de Nefrología. Hospital General de Castellón. Correspondencia: Alejandro Pérez Alba Servicio de Nefrología. Hospital General de Castellón. Avenida Benicasim, s/n. Castellón de La Plana,12004. [email protected] [email protected] 529 cartas al director Influencia de las soluciones glucosadas en el desarrollo de hiperglucemia en diálisis peritoneal. Comportamiento de la hemoglobina glucosilada y el perfil lipídico Nefrologia 2014;34(4):530-1 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Mar.12394 Sr. Director: La diálisis peritoneal (DP) es una técnica que expone al paciente a soluciones glucosadas y puede ser la causa de complicaciones metabólicas, como la obesidad central, la hipertrigliceridemia y la hiperglucemia. La glucosa absorbida de la cavidad peritoneal podría conducir al desarrollo de resistencia insulínica (RI) y diabetes de novo1. Por otra parte, la exposición a los productos de degradación de la glucosa (PDG) conduce a daños estructurales y funcionales de la membrana peritoneal2. En un estudio de Fortes et al., los pacientes en DP frente a los que estaban en hemodiálisis tenían mayores niveles de glucosa en ayunas, hemoglobina glucosilada (HbA1C) e índice de RI estimada mediante índice HOMAIR3. Por otro lado, los pacientes con líquidos de diálisis libres de glucosa presentan menor absorción de glucosa, menor ganancia de peso y acumulación de grasa, con mejoría en la RI y la dislipemia4; además, la utilización de icodextrina conlleva un bene cio en los niveles de adipocitocinas en plasma de pacientes en DP, sin cambios en las cifras de colesterol, pero con reducción de los triglicéridos5. Un estudio dirigido a ver diferencias en el per l lipídico en 22 pacientes no diabéticos, con tiempo de permanencia en DP entre 6-48 meses, frente a un grupo control de edad similar, observó niveles signi cativamente superiores de lipoproteínas de muy baja densidad, colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad y triglicéridos, e inferiores de colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad frente 530 al grupo control6; mediante la utilización de un sistema de monitorización continua de la glucosa de 72 horas, se estudió el efecto de las soluciones glucosadas de DP en el nivel de glucemia del paciente, observándose que el porcentaje de niveles de glucosa por encima de 90 mg/dl estaba in uido por las concentraciones altas de glucosa en los líquidos, así como por el estado de alto transportador. Sin embargo, recientemente un estudio español ha publicado que pacientes no diabéticos en DP no tenían elevación signi cativa de los niveles de HOMAIR, ni modi cación de dicho índice tras un año de tratamiento en DP, ni cambios estadísticamente signi cativos en el per l lipídico7. Realizamos un estudio retrospectivo observacional con 39 pacientes no diabéticos en DP del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, 26 en DP continua ambulatoria y 13 en DP automatizada, de 61 ± 14 años, en el que se analizaron la glucemia basal y los lípidos (colesterol total y triglicéridos) antes de comenzar DP y tras 1, 3, 6, 12, 18, 24, 30 y 36 meses de permanencia en la técnica, y una parte prospectiva de 12 meses en 18 de los pacientes analizando también la HbA1C. Se estudió el tiempo en DP, el tipo de DP, el tipo de transportador y el empleo de soluciones con alta carga de glucosa (dos o más intercambios al 2,3 %) o baja (menos de dos al 2,3 % y/o icodextrina). Solo en 6 pacientes se utilizaron líquidos con carga alta de glucosa y en ninguno soluciones al 3,86-4,25 %. El tipo de transportador era alto (altomedio alto) en 16 y bajo (bajo-medio bajo) en 23. En los resultados no se encontraron diferencias signi cativas entre las medias de glucemia pre-DP y las encontradas a lo largo de los 36 meses de seguimiento (tabla 1), que permanecen en niveles de normalidad durante todo el estudio. Los niveles de colesterol aumentaron puntualmente en el sexto mes respecto a los basales (171 ± 45 frente a 193,5 ± 46 mg/ dl; p = 0,008), sin cambios en las cifras de triglicéridos y manteniéndose ambos en niveles normales durante todo el seguimiento. En el estudio prospectivo con 18 pacientes, no se aprecian diferencias signi cativas en la evolución de la glucemia: basal 103 ± 14 frente a 1 mes 105 ± 17, frente a 3 meses 112 ± 14, frente a 6 me- Tabla 1. Evolución de las glucemias en diálisis peritoneal Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6 Par 7 Par 8 Glucemia n Media ± DE Basal 39 93,8 ± 13,8 1 mes 39 99,5 ± 16 Basal 39 98,8 ± 13,8 3 meses 39 104,9 ± 18 Basal 37 98,6 ± 14 6 meses 37 101 ± 16,4 Basal 31 97,9 ± 14 12 meses 31 98 ± 11,2 Basal 27 98 ± 14,9 18 meses 27 98,9 ± 12,2 Basal 23 97,8 ± 14,9 24 meses 23 100,2 ± 1,2 Basal 17 96,3 ± 12,7 30 meses 17 97,7 ± 8,14 Basal 13 94,4 ± 8,9 36 meses 13 97 ± 14,1 p 0,77 0,05 0,38 0,55 0,81 0,52 0,72 0,58 DE: desviación estándar. Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director ses 108 ± 20, frente a 12 meses 104 ± 14 mg/dl, ni de HbA1C: basal 5,5 ± 0,5 frente a 1 mes 5,5 ± 0,5, frente a 3 meses 5,4 ± 0,6, frente a 6 meses 5,7 ± 0,8, frente a 12 meses 5,4 ± 0,6 %. Glucemia y HbA1C no parecen modi carse según la carga de glucosa. Existe buena correlación entre glucemia y HbA1C. Los altos transportadores presentan valores más elevados de glucemia al mes en DP (p = 0,039), pero no de HbA1C. Durante los primeros años desde la descripción de la DP, y con base en la carga de glucosa que se aportaba para obtener una ultra ltración adecuada, se la consideró como una técnica dialítica con un posible efecto diabetógeno. Es posible que en esos primeros años, por el desconocimiento del efecto deletéreo que el aporte de la glucosa podía ocasionar sobre el peritoneo con el desarrollo de PDG2, el uso relativamente frecuente de soluciones muy hipertónicas, que además no empleaban bicarbonato como buffer, haya podido ocasionar algún caso de diabetes. En la última década, desde la aparición de las soluciones en doble cámara con mezcla de lactato y bicarbonato o de solo bicarbonato, con las que es mínima la formación de PDG, y el prácticamente nulo empleo de líquidos de DP al 3,86-4,25 % de glucosa, hace que la inducción de diabetes e incluso de desarrollo de hiperglucemia moderada, como muestra nuestro estudio, pase a ser anecdótica. El incremento de lípidos descrito en algún artículo6 es en nuestro estudio poco relevante, en cuanto a su mantenimiento en el tiempo, y no ha sido con rmado por otros autores7. Como conclusión, nuestros pacientes no diabéticos en DP tratados con soluciones glucosadas no presentan alteraciones de los niveles de glucosa a lo largo de 36 meses de permanencia en diálisis. El estudio de la HbA1C no se modi ca tras un año de permanencia en la técnica. El posible desarrollo de diabetes invocado para la DP no se con rma en nuestros resultados. 1. Szeto CC, Chow KM, Kwan BCH, Chung KY, Leung CB, Li PKT. New-onset hyperglycemia in nondiabetic Chinese patients started on peritoneal dialysis. Am J Kidney Dis 2007;49:524-32. 2. Kim YL, Cho JH, Choi JY, Kim CD, Park SH. Systemic and local impact of glucose and glucose degradation products in peritoneal dialysis solution. J Ren Nutr 2013;23(3):218-22. 3. Fortes PC, de Moraes TP, Mendes JG, Stinghen AE, Ribeiro SC, Pecoits-Filho R. Insulin resistance and glucose homeostasis in peritoneal dialysis. Perit Dial Int 2009;29:S145-8. 4. Cho KH, Do JY, Park JW, Yoon KW. Effect of icodextrin dialysis solution on body weight and fat accumulation over time in CAPD patients. Nephrol Dial Transplant 2010;25:593-9. 5. Furuya R, Odamaki M, Kumagai H, Hishida A. Beneficial effects of icodextrin on plasma level of adipocytokines in peritoneal dialysis patients. Nephrol Dial Transplant 2006;21:494-8. 6. Johansson AC, Samuelsson O, Attman PO, Haraldsson B, Moberly J, Knight-Gibson C, et al. Dyslipidemia in peritoneal dialysis-relation to dialytic variables. Perit Dial Int 2000;20:306-14. 7. Sánchez-Villanueva R, Estrada P, del Peso G, Grande C, Díez JJ, Iglesias P, et al. Análisis repetido de la resistencia insulínica estimada mediante índice HOMAIR en pacientes no diabéticos en diálisis peritoneal y su relación con la enfermedad cardiovascular y mortalidad. Nefrologia 2013;33(1):85-92. Margarita Delgado-Córdova1, Francisco Coronel2, Fernando Hadah2, Secundino Cigarrán3, J. Antonio Herrero-Calvo2 1 Universidad Autónoma de Chile. Santiago de Chile; 2 Servicio de Nefrología. Hospital Clínico de San Carlos. Madrid (España); 3 Sección de Nefrología. Hospital da Costa. Burela, Lugo (España). Correspondencia: Francisco Coronel Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. Nefrologia 2014;34(4):526-44 C/ Comunidad de Baleares 1. Las Rozas, 28231 Madrid. (España). [email protected] Resultados a 5 años de trasplante renal de donante vivo sin inhibidores de calcineurina Nefrologia 2014;34(4):531-4 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.11810 Sr. Director: Los esquemas de inmunosupresión basados en los inhibidores de calcineurina (ICN) han mejorado los resultados del trasplante renal. Desafortunadamente, el uso de ICN ha sido asociado a fibrosis intersticial y atrofia tubular, que impactan la función y supervivencia del injerto1. A fin de evitar la exposición a ICN, agentes como el sirolimus (SRL) han surgido como nuevas opciones terapéuticas. Las estrategias terapéuticas con SRL incluyen minimización, suspensión, eliminación y ausencia total de ICN2. Las experiencias con inmunosupresión SRL/micofenolato mofetil (MMF)/ST libre de ICN obtenían insuficiente profilaxis de rechazo agudo (RA)3. La introducción de terapia de inducción mejoró las tasas de RA y la eficacia a corto plazo (1-3 años) con resultados contradictorios4-7. Nosotros previamente hemos reportado excelentes y satisfactorios resultados a 1 y 3 años sin ICN8,9 y ahora presentamos de forma observacional y retrospectiva la efectividad y seguridad a 5 años del régimen SRL/MMF/ ST comparado con el de ciclosporina (CSA)/MMF/ST e inducción selectiva con basiliximab en 41 pacientes enrolados entre mayo de 2004 y enero de 2005. El diseño del estudio ha sido previamente descrito en su totalidad8. Para este reporte, los resultados fueron analizados en dos poblaciones: la de intención a tratar (ITT, intent to treat), que incluía a todos los pacientes con injerto funcional, y la población en tratamiento (OT, on treatment), que incluía a pacientes que se mantenían 531 cartas al director en el mismo régimen de inmunosupresión original de estudio. Los datos demográficos de los pacientes se encuentran incluidos en la tabla 1. La sobrevida de los pacientes a 5 años fue del 90 % para el grupo SRL y del 80,9 % para el grupo CSA (p = ns). Las causas de muerte en el grupo SRL fueron cardiovasculares (n = 1) e infecciosas (n = 1), de forma similar en el grupo CSA: cardiovasculares (n = 2), infecciosas (n = 2) y sangrado gastrointestinal (n = 1). La sobrevida del injerto a 5 años fue del 80 % para SRL y del 76,1 % para CSA (p = ns). Las causas de pérdida del injerto en el grupo SRL fueron: trombosis del injerto (n = 1), glomerulonefritis de novo (n = 1), complicaciones urológicas (n = 1) y falta de adherencia al tratamiento (n = 1). En el grupo CSA fueron: trombosis del injerto (n = 1), glomerulonefritis de novo (n = 1), lupus (n = 1), nefropatía crónica (n = 1) y muerte con injerto funcionante (n = 1). Ocho pacientes (40 %) del grupo SRL y 3 (14 %) del grupo CSA recibieron inducción con basiliximab. A los 5 años hubo disminución de la dosis de CSA (133 ± 29,9 mg/día, rango 120-200) y de SRL (1,75 ± 0,66 mg/ día, rango 1-3) comparado a 12 meses (205,7 ± 66 mg/día y 3,2 ± 1,7 mg/ día CSA y SRL, respectivamente). La dosis media de MMF fue más alta en el grupo CSA (1218,75 ± 363 g/día, rango 500-2000), comparada con el grupo SRL (1093,9 ± 417 g/día, rango 500-2000) (p = 0,3). Todos los pacientes en el estudio continuaban tomando 5 mg/día de prednisona oral. Cuatro pacientes (25 %) en el grupo CSA (p = 0,039) con injerto funcional cambiaron su régimen a SRL por fibrosis intersticial y atrofia tubular comprobada por biopsia. Todos los pacientes en el grupo SRL con injerto funcional se mantuvieron con el régimen SRL/MMF/ST. Durante el seguimiento posterior a un año, 2 pacientes del grupo SRL (11,1 %) y 3 del grupo CSA (17,7 %) desarrollaron episodios de RA (p = ns). La función del injerto calculada mediante tasa de filtrado glomerular estimado mediante la fórmula MDRD (Modification of Diet in Renal Disease)10 y creatinina sérica se describe en la tabla 2. No se encontró diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos independientemente de ser población ITT u OT. Los pacientes del grupo SRL tuvieron mayor excreción de proteínas en orina de 24 h (p = 0,039), comparados con los pacientes del grupo CSA en la pobla- ción ITT. La hemoglobina sérica fue similar en ambos. El colesterol y los triglicéridos fueron significativame te más altos en el grupo SRL (tabla 2). Se dio un total de 81 eventos de efectos adversos, infecciosos en su mayoría (14 en el grupo SRL y 16 en el grupo CSA). Hubo incidencia similar en el inicio de diabetes mellitus después del trasplante (NODAT) (10 % grupo SRL frente a 9,5 % grupo CSA). Ningún paciente desarrolló malignidad durante el seguimiento. Seis pacientes (37,5 %) en el grupo SRL y 31,3 % (n = 5) en el grupo CSA tomaban medicamentos inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y/o bloqueadores de los receptores de angiotensina a 5 años (p = 0,7). De forma similar, más pacientes del grupo SRL estuvieron con medicamentos antilipemiantes, en comparación con el grupo CSA (n = 7, 43,8 %, frente a n = 6, 37,5 %) (p = 0,2). En resumen, a pesar de que nuestros resultados tienen que ser revisados en forma cuidadosa debido a ciertas limitaciones, como el tamaño de la muestra, la recolección retrospectiva y una población de bajo riesgo inmunológico, concluimos que los pacientes bajo el régimen SRL/MMF/ST tienen sobrevida y función similar del injerto a Tabla 1. Parámetros clínicos y demográfico Grupo A Grupo B Sirolimus Ciclosporina valor p 20 21 ns 29,6 ± 7,6 (18-40) 31,2 ± 9,21 (18-52) ns 12:8 12:9 ns 1,73 ± 0,24 (1,31-2,19) 1,63 ± 0,1 (1,43-1,97) ns 24,25 ± 13,7 (2-62) 26 ± 12,6 (3-60) ns HLA match, media ± SD (rango) 2,7 ± 1 (0-5) 2,9 ± 1,1 (0-4) ns Edad del donador (años), media (rango) 37,8 (21-56) 37,9 (27-59) ns D+/R- 2 2 D+/R+ 14 16 D-/R- 2 2 D-/R+ 2 1 Pacientes (n) Edad del receptor (años), media ± SD (rango) Género (masculino:femenino) BSA, media ± SD (rango) Tiempo de diálisis (meses), media (rango) Serología CMV CMV: citomegalovirus; ns: no significativo; SD: desviación estánda . 532 Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director Tabla 2. Función del injerto basado en el análisis de los pacientes en tratamiento y de los pacientes que se pretendía tratar eGFR MDRD (ml/min/1,73 m2) Población ITT Media ± SD (rango) Población OT Media ± SD (rango) Creatinina sérica (mg/dl) Población ITT Media ± SD (rango) Población OT Media ± SD (rango) Proteína en orina de 24 h (mg/día) Población ITT Media ± SD (rango) Población OT Media ± SD (rango) Hemoglobina (g/dl) Población ITT Media ± SD Población OT Media ± SD Colesterol total (mg/dl) Población ITT Media ± SD Población OT Media ± SD Triglicéridos en sangre (mg/dl) Población ITT Media ± SD Población OT Media ± SD Grupo A (SRL) Grupo B (CSA) n = 16 53,8 ± 19 (20-90,9) n = 16 53,8 ± 19 (20-90,9) n = 16 54,7 ± 18,7 (29-83,7) n = 12 54,1 ± 19,1 (29-83,7) n = 16 1,6 ± 0,6 (1,0-3,7) n = 16 1,6 ± 0,6 (1,0-3,7) n = 16 1,49 ± 0,4 (1,0-2,2) n = 12 1,47 ± 0,5 (1,0-2,2) n = 16 293,6 ± 280 (50-814) n = 16 293,6 ± 280 (50-814) n = 16 110,6 ± 192 (0-620) n = 12 136,7 ± 205 (0-620) n = 16 13,1 ± 2,21 n = 16 13,1 ± 2,21 n = 16 12,2 ± 1,68 n = 12 12,6 ± 1,83 n = 16 221,3 ± 43,4 n = 16 221,3 ± 43,4 n = 16 192,5 ± 34,3 n = 12 190,4 ± 41,6 n = 16 208,4 ± 101,8 n = 16 208,4 ± 101,8 n = 16 149,2 ± 36,1 n = 12 147 ± 32,6 valor p 0,88 (ns) 0,91 (ns) 0,54 (ns) 0,67 (ns) 0,039 (s) 0,09 (ns) 0,24 (ns) 0,57 (ns) 0,046 (s) 0,063 (ns) 0,041 (s) 0,036 (s) CSA: ciclosporina; eGFR: tasa de filtrado glomerular estimado; ITT: población pretendida a tratar; MDRD: modificación de la dieta en enfermedad renal; ns: no significativo; O : en tratamiento; SD: desviación estándar; SRL: sirolimus. 5 años postrasplante, comparado con CSA/MMF/ST, en pacientes de trasplante donador vivo relacionado con inducción selectiva. Conflictos de interé Los autores declaran los siguientes conflictos de interés - El Dr. Gustavo Martínez Mier recibe honorarios por ponencias de Pfize , Roche y Novartis, y honorarios como consultor de Novartis y Sanofi Nefrologia 2014;34(4):526-44 1. Nankivell BJ, Borrows RJ, Fung CL, O´Connel PJ, Allen RD, Chapman JR. The natural history of chronic allograft nephropathy. N Engl J Med 2003;349:232633. 2. Schena FP, Pascoe MD, Alberu J, del Carmen Rial M, Oberbauer R, Brennan DC, et al. Conversion from calcineurin inhibitors to sirolimus: maintenance therapy in renal allograft recipients: 24 months: efficac and safety results from the CONVERT trial. Transplantation 2009;87:233-42. 3. Kreis H, Cisterne JM, Land W. Sirolimus in association with mycophenolate mofetil induction for the prevention of acute graft rejection in renal allograft recipients. Transplantation 2000;69:125260. 4. Flechner SM, Goldfarb D, Modlin C, Feng J, Krishnamurthi V, Mastroianni B, et al. Kidney transplantation without calcineurin inhibitor drugs: a prospective, randomized trial of sirolimus versus cyclosporine. Transplantation 2002;74:1070-6. 5. Hamdy AF, El-Agroudy AE, Bakr MA, Mostafa A, El-Baz M, El-Shahawy el-M, et al. Comparison of sirolimus with lowdose tacrolimus versus sirolimus based calcineurin inhibitor-free regimen in live 533 cartas al director donor renal transplantation. Am J Transplant 2005;5:2531-8. 6. Ekberg H, Tedesco-Silva H, Demirbas A, Vítko S, Nashan B, Gürkan A, et al. Reduced exposure to calcineurin inhibitors in renal transplantation. N Engl J Med 2007;357:2562-75. 7. Flechner SM, Glyda M, Cockfield S, Grinyó J, Legendre Ch, Russ G, et al. The ORION study: comparison of two sirolimus-based regimens versus tacrolimus and mycophenolate mofetil in renal allograft recipients. Am J Transplant 2011;11(8):1633-44. 8. Martínez-Mier G, Mendez-Lopez MT, Budar-Fernandez LF, Estrada-Oros J, Franco-Abaroa R, George-Micelli E, et al. Living related kidney transplantation without calcineurin inhibitors: initial ex- perience in a Mexican center. Transplantation 2006;82(11):1533-6. 9. Martinez-Mier G, Mendez-Lopez Marco T, Budar-Fernandez LF, Avila-Pardo SF, Zamudio-Morales C. Living related kidney transplantation without calcineurin inhibitors: 3-year results of a randomized prospective trial in a Mexican center. (Poster presented at American Transplant Congress 2009, Boston, MA, USA). Am J Transplant 2009;79:s2:500 Abstract 1098. 10. Levey A, Greene T, Kusek J, Beck Gft MSG. A simplified equation to predict glomerular filtration rate for serum creatinine (Abstract). J Am Soc Nephrol 2000;11:155A. Gustavo Martínez-Mier1, Sandro F. Ávila-Pardo1, Marco T. Méndez-López2, Luis F. Budar-Fernández2, Benjamín Franco-Ahumada1, Felipe González-Velázquez3 1 Servicio de Trasplantes. IMSS UMAE 189 ARC. Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz (México); 2 Servicio de Trasplantes. IMSS UMAE 189 ARC. Veracruz (México); 3 Servicio de Investigación. IMSS UMAE 189 ARC. Veracruz (México). Correspondencia: Gustavo Martínez Mier Servicio de Trasplantes. IMSS UMAE 189 ARC, Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz. Alacio Pérez, 928-314. Zaragoza 91910. México. [email protected] [email protected] C) CASOS CLÍNICOS BREVES Infección por virus de la hepatitis C, interferón a y lupus, una curiosa asociación Nefrologia 2014;34(4):534-6 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12349 Sr. Director: El lupus inducido por fármacos es un síndrome que comparte características clínicas y analíticas con el lupus eritematoso sistémico idiopático y que aparece tras la exposición a determinados fármacos que inducen la formación de autoanticuerpos. En el año 1945, Hoffman describió el primer caso de lupus inducido por fármacos, que implicaba al antibiótico sulfadiazina como agente responsable del cuadro. Ocho años más tarde, en 1953, Morrow et al. publicaron un nuevo caso en relación con el uso de hidralazina1. Desde entonces, la lista de fármacos relacionados ha ido en aumento y a los agentes clásicos, como la procainamida, la mencionada hidralacina, la isoniazida o la minociclina, se han unido en los últimos años 534 terapias biológicas como los antifactores de necrosis tumoral (TNF) y los interferones (IFN) (tabla 1)2-4. El mecanismo por el cual se produce este cuadro no ha sido del todo esclarecido; factores inmunogenéticos (determinados alelos HLA) y farmacogenéticos (fenotipo acetilador lento) parecen desempeñar un papel importante en su etiopatogenia1,5. En cuanto a la presentación clínica, los síntomas más frecuentes son fi bre, malestar general, mialgias, artralgias, astritis, rash y serositis. A diferencia del lupus idiopático, la afectación renal, hematológica o del sistema nervioso central resulta excepcional6. Entre los hallazgos de laboratorio es típica la presencia de autoanticuerpos antihistona. La hipocomplementemia y los anti-DNA de doble cadena, característicos del lupus idiopático, suelen estar ausentes, aunque estos últimos pueden ser positivos en los casos de lupus inducido por anti-TNF o por IFN (tabla 2). El intervalo de tiempo transcurrido entre el inicio de la administración del fármaco y la aparición del cuadro es muy variable, en el caso del IFN-α entre dos semanas y siete años, habiéndose descrito algún caso desarrollado dos meses después de su suspensión7. El pronóstico de esta entidad es favorable, de modo que la retirada del fármaco responsable se sigue en la mayoría de los casos de la resolución del cuadro, en un plazo que puede ir de semanas a meses. Hasta entonces, pueden usarse temporalmente para el control de la sintomatología antiinflamatorios no esteroideos (AINE), hidroxicloroquina y corticoides sistémicos en dosis bajas. CASO Varón de 51 años, con insuficiencia renal crónica secundaria a glomerulonefritis Ig A, en programa de hemodiálisis periódica, hipertenso, exconsumidor de cocaína inhalada y con hepatopatía crónica por virus de la hepatitis C (VHC), por lo que fue tratado con ribavirina e IFN-α pegilado (180 mg semanal) durante 49 semanas, obteniendo una respuesta viral sostenida. A las dos semanas de finaliza dicho tratamiento, consulta por un cuaNefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director Tabla 1. Medicamentos asociados al lupus inducido por fármacos4 Medicamentos definitivamente asociados a lupus inducido por fármaco Clorpromacina Isoniacida Hidralacina Metildopa Minociclina Procainamida Quinidina Medicamentos posiblemente asociados a lupus inducido por fármacos Acebutolol Fenilbutazona Paraminosalicílico Acecainida Fenitoína Penicilamina Ácido nalixídico Fenopirazona Penicilina Adalimumab Fluvastatina Peracina Alopurinol Griseofulvina Perfenacina Aminoglutetimida Guanoxan Piratiacina Amoproxan Ibuprofeno Piritoxina Antiomalina Inflixima Practolol Prometacina Atenolol Interferón-α Atorvastatina Interferón-γ Propafenona Benoxaprofeno Interleucina-2 Propiltiouracilo Captopril Labetalol Propranolol Carbamacepina Leuprolida Psoralenos Clorprotixeno Levodopa Quinidina Clortalidona Levopromacina Reserpina Cimetidina Litio Simvastatina Cinaracina Lovastatina Sulindal Clonidina Mefenitoína Sulfadimetoxina Danazol Mesalacina Sulfametoxipiridacina Diclofenaco Metimazol Sulfasalacina Difenilhidantoína Metilsergida Tetraciclinas Disopiramida Metiltiouracilo Tetracina Enalapril Metoprolol Tionamida Espironolactona Metrizamida Tioridacina Estreptomicina Minoxidil Timolol Estrógenos Nitrofurantoína Tolazamida Etanercept Nomifensina Tolmetín Etosuximida Oxfenisatina Trimetadiona Etilfenacemida Oxprenolol Tabla 2. Características del lupus espontáneo y del lupus inducido por fármacos6 Características clínicas Síntomas constitucionales Artralgia y artritis Pleuropericarditis Hepatomegalia Rash Enfermedad renal Afectación del sistema nervioso central Alteraciones hematológicas Alteraciones inmunológicas - ANA - Anti-RNP - Anti-Sm - Anti-DNAds - Antihistona - Complemento 83 % 90 % 50 % 25 % 74 % 53 % 32 % Frecuentes Lupus inducido por fármacos 50 % 95 % 50 % 25 % 10-20 % 5 % 0 % Infrecuentes 95 % 40-50 % 20-30 % 80 % 60-80 % Bajo 95 % 20 % Raro Raro 90-95 % Normal Lupus espontáneo ANA: anticuerpos antinucleares; anti-RNP: anti-ribonucleoproteína; Anti-Sm: anti-Smith; Anti-DNAds: anti-ácido desoxirribonucleico de doble cadena. Nefrologia 2014;34(4):526-44 dro de astenia y artromialgias generalizadas de 10-15 días de evolución, a lo que se añade en las últimas 48 horas fiebr de 38 ºC e incremento del dolor en la cadera derecha. En la exploración física presenta dolor con la movilización de dicha articulación, sin impotencia funcional ni signos inflamatorios a ese nivel ni en otras articulaciones. Analíticamente destaca la elevación de reactantes de fase aguda (proteína C reactiva de 9, velocidad de sedimentación globular [VSG] de 120 y neutrofilia). Se extrajeron hemocultivos (que fueron estériles) y, con el fin de descartar una artritis séptica, se solicitó una ecografía de la articulación, que no mostró signos de artritis ni líquido articular subsidiario de ser drenado y analizado. También se realizó un ecocardiograma que descartó la presencia de endocarditis. Dentro del estudio llevado a cabo para descartar patología tumoral/ inflamatoria (gammagrafía ósea, rastreo corporal con galio y tomografía axial computarizada toraco-abdomino-pélvica), únicamente se observaron cambios degenerativos a nivel de las articulaciones escapulohumerales, glenohumerales y coxofemorales, sin otros hallazgos significativos. El estudio de autoinmunidad mostró positividad de anticuerpos antinucleares (ANA) inmunofluorescenci indirecta (IFI) a título de 1/80 y anticromatina (antihistona), con anti-DNA-ds negativos y complemento normal. Otros hallazgos fueron un factor reumatoide de 29 y crioglobulinas positivas (pero con un criocrito tan solo de 0,33 %). Cabe destacar que un año antes, previamente al inicio del tratamiento con IFN pegilado, la autoinmunidad era negativa y en cambio las crioglobulinas eran positivas con criocrito del 4,4 %. Ante estos resultados sugestivos de lupus inducido por fármacos (en relación con el IFN-α pegilado que el paciente había estado recibiendo hasta dos semanas antes por su VHC), se inició tratamiento con AINE, corticoides en dosis bajas e hidroxicloroquina, con importante mejoría de la sintomatología. Adicionalmente se realizó un recuento de poblaciones linfocitarias antes y durante la terapia con IFN-α, evidenciándose una importante linfopenia, con disminución tanto de linfocitos T (CD4+ y 535 cartas al director 5. Adams LE, Mongey AB. Role of genetic factors in drug-related autoimmunity. Lupus 1994;3(6):443-7. 6. Schur PH, Massarotti EM. Lupus erythematosus: clinical evaluation and treatment. New York: Springer; 2012. pp. 211-21. 7. Wilson LE, Widman D, Dikman SH, Gorevic PD. Autoimmune disease complicating antiviral therapy for hepatitis C virus infection. Semin Arthritis Rheum 2002;32(3):163-73. 8. Beq S, Rozlan S, Pelletier S, Willems B, Bruneau J, Lelievre JD, et al. Altered thymic function during interferon therapy in HCV-infected patients. PLoS One 2012;7(4):e34326. Células/ml 1600 1400 1200 1000 800 600 400 200 0 Antes del inicio de IFN Durante el tratamiento con IFN LINFOCITOS TOTALES Linfocitos T CD8+ Linfocitos CD3+ Linfocitos B CD19+ Linfocitos T CD4+ Figura 1. Evolución de las poblaciones linfocitarias tras el tratamiento con interferón α. IFN: interferón. CD8+) como de linfocitos B, durante el tratamiento (figura 1) DISCUSIÓN El lupus inducido por fármacos es una entidad para la que no existen unos criterios diagnósticos establecidos. Debe considerarse en aquellos pacientes que han recibido alguno de los fármacos implicados durante un período superior a un mes y que presentan una sintomatología y un estudio de autoinmunidad compatibles. La creciente aparición de nuevas terapias farmacológicas, así como la importante farmacovigilancia sobre sus efectos adversos, hacen que la lista de agentes asociados a este cuadro sea cada vez más amplia7, por lo que es fundamental una sospecha clínica alta, siendo de capital importancia para ello la relación temporal. En el caso de nuestro paciente hay que destacar además la importante depleción linfocitaria inducida por el IFN-α. Si bien la linfopenia de células T es un efecto ya descrito con el uso de IFN-α 536 consecuencia de la alteración que produce en la función tímica8, esta situación, unida a la importante linfopenia B adicional presente en el paciente, supondría una disregulación de la respuesta inmunológica que podría estar implicada en el desarrollo del cuadro autoinmune. Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Hess E. Drug-related lupus. N Engl J Med 1988;318:1460-2. 2. Mongey AB, Hess EV. Drug insight: autoimmune effects of medications— what’s new? Nat Clin Pract Rheumatol 2008;4:136-44. 3. Fritzler MJ. Drugs recently associated with lupus syndromes. Lupus 1994;3(6):455-9. 4. Aguirre Zamorano MA, López Pedrera R, Cuadrado Lozano MJ. Lupus inducido por fármacos. Med Clin (Barc) 2010;135(3):124-9. Pilar Auñón-Rubio, Eduardo Hernández-Martínez, Ángel Sevillano-Prieto, Enrique Morales-Ruiz Servicio de Nefrología. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. Correspondencia: Pilar Auñón Rubio Servicio de Nefrología. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. [email protected] Neurotoxicidad por baclofeno en paciente con insuficiencia enal crónica terminal Nefrologia 2014;34(4):536-8 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Apr.12320 Sr. Director: El baclofeno (ácido-4 beta clorofenilogamma aminobutírico) es un relajante muscular, utilizado como antiespástico en enfermedades como la esclerosis múltiple, los traumatismos medulares y el hipo1,2. Es excretado principalmente por vía renal (69-85 %), con un vida media en personas sanas de 2 a 6 h. En pacientes con insuficiencia renal existe un alto riesgo de neurotoxicidad, sobre todo si se administra con filtrado glomerular < 30 ml/min, provocando graves episodios de pérdida de conciencia 3,4. Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director La intoxicación por baclofeno en los pacientes de diálisis es un raro hallazgo, con muy diversas formas de presentación clínica5-9. Presentamos el caso clínico de un paciente con una encefalopatía por baclofeno, con evolución clínica atípica, sin mejoría del cuadro con hemodiálisis y remisión completa tras la suspensión del fármaco. DESCRIPCIÓN DEL CASO Paciente de 31 años con lesión medular traumática a los 20 años de edad e historia de infecciones urinarias de repetición en relación con vejiga neurógena (autosondaje) y episodios de obstrucción urinaria. En el año 2009 es derivado a consulta de nefrología por enfermedad renal crónica estadio 2, con proteinuria en rango nefrótico (creatinina 1,3 mg/dl, proteinuria 20 g/24 h). El paciente se niega a realizar biopsia renal y en el mismo año deja de acudir a las consultas de nefrología. En enero de 2012 comienza con episodios de disminución del nivel de conciencia. Se realiza tomografía axial computarizada craneal y punción lumbar, siendo ambas normales. Electroencefalograma con enlentecimiento difuso. La creatinina en aquel momento es de 3,3 mg/dl. Se orienta el cuadro como secundario a infección urinaria. En abril de 2012, se repite el mismo cuadro acompañado de desorientación temporo-espacial. Presenta nuevo episodio en el mismo mes, pero esta vez con cambio conductual (infantilismo, nerviosismo, agresividad). Se realiza resonancia magnética nuclear cerebral sin hallazgos de interés. Tras este episodio, se inicia tratamiento con clonazepam. sis, episodios de disminución del nivel de conciencia, y en otras ocasiones agitación psicomotriz. En noviembre de 2012 es valorado por Neurología y Psiquiatría, sin detectarse hallazgos de relevancia. Orientan el cuadro como secundario a encefalopatía hipóxica-metabólica. A pesar de presentar KT y Kt/V correctos, aumentamos el número de sesiones de diálisis a 4/semana, sin evidenciarse mejoría clínica. En enero de 2013, decidimos suspender el tratamiento con baclofeno (Lioresal®), sustituyéndose por tinazidina y diazepam. Tras dos semanas de tratamiento con tinazidina, el paciente suspendió el fármaco por somnolencia, controlándose la espasticidad únicamente con diazepam. A los 10 meses después de la retirada del fármaco, el paciente no ha vuelto a presentar clínica neurológica. DISCUSIÓN La espasticidad es un síntoma clásico en aquellos pacientes con lesiones medulares. El baclofeno es utilizado ampliamente en estos enfermos, a pesar del mayor riesgo de neurotoxicidad que presentan, al tener una función renal disminuida por vejiga neurógena. Hemos de tener en cuenta además que, al valorar la creatinina en suero, sobrestimamos la función renal por la disminución de la masa muscular10. En mayo de 2012, por analítica y clínica de insuficiencia renal terminal, se inicia hemodiálisis a través de catéter provisional en la vena yugular derecha. La agitación psicomotriz es una forma rara de presentación de la encefalopatía por baclofeno. Habitualmente esta encefalopatía se manifiesta como un cuadro de disminución del nivel de conciencia. Nuestro paciente presentó inicialmente este cuadro, ya que se mantuvieron las mismas dosis de baclofeno que en un paciente con función renal normal. Tras el deterioro de la función renal y el inicio de la hemodiálisis, se instaura una clínica atípica de agitación psicomotriz. El paciente presentaba, aproximadamente una vez al mes, en las dos primeras horas tras el inicio de la hemodiáli- Al revisar la literatura observamos que la farmacodinamia del baclofeno en pacientes en diálisis se expresa como Nefrologia 2014;34(4):526-44 C = C0 + eKet, siendo Ke dependiente del metabolismo renal (Kr) y no renal (Knr) del fármaco. En los pacientes en diálisis la eliminación renal se circunscribe únicamente a la eliminación durante la diálisis, por lo que Kr = Kd, siendo Kd = 0,291/h y Knr 0,045/h, por lo que Ke = Kd + Knr = 0,336/h. Dada esta eliminación del fármaco, la vida media del baclofeno pasa de 15,5 h en pacientes con insuficienci renal crónica estadio 5 sin diálisis a 2,06 h en pacientes dializados11-13. Sospechamos que la clínica que acontecía en este enfermo se puede atribuir a una supresión brusca de los niveles de baclofeno en sangre. Cabe destacar que se han descrito casos similares en retiradas bruscas de este fármaco en pacientes con perfusiones intratecales14,15. Pese a la ausencia de indicaciones claras del baclofeno en las guías farmacológicas, no recomendamos la utilización de este fármaco en pacientes en diálisis. Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Peces R, Navascués RA, Baltar J, Laurés AS, Alvarez-Grande J. Baclofen neurotoxicity in chronic haemodialysis patients with hiccups. Nephrol Dial Transplant 1998;13(7):1896-7. 2. Chou CL, Chen CA, Lin SH, Huang HH. Baclofen-induced neurotoxicity in chronic renal failure patients with intractable hiccups. South Med J 2006;99(11):1308-9. 3. Su W, Yegappan C, Carlisle EJ, Clase CM. Reduced level of consciousness from baclofen in people with low kidney function. BMJ 2009;339:b4559. 4. Chen KS, Bullard MJ, Chien YY, Lee SY. Baclofen toxicity in patients with severely impaired renal function. Ann Pharmacother 1997;31(11):1315-20. 5. Hsieh MJ, Chen SC, Weng TI, Fang CC, Tsai TJ. Treating baclofen overdose by hemodialysis. Am J Emerg Med 2012;30(8):1654.e5-7. 6. Dias LS, Vivek G, Manthappa M, Acharya RV. Role of hemodialysis in baclofen over537 cartas al director dose with normal renal function. Indian J Pharmacol 2011;43(6):722-3. 7. Bassilios N, Launay-Vacher V, Mercadal L, Deray G. Baclofen neurotoxicity [correction of unerotoxicity] in a chronic haemodialysis patient. Nephrol Dial Transplant 2000;15(5):715-6. 8. Himmelsbach FA, Köhler E, Zanker B, Wandel E, Krämer G, Poralla T, et al. [Baclofen intoxication in chronic hemodialysis and kidney transplantation]. Dtsch Med Wochenschr 1992;117(19):733-7. 9. Seyfert S, Kraft D, Wagner K. [Baclofen toxicity during intermittent renal dialysis (author’s transl)]. Nervenarzt 1981;52(10):616-7. 10. El-Husseini A, Sabucedo A, Lamarche J, Courville C, Peguero A. Baclofen toxicity in patients with advanced nephropathy: proposal for new labeling. Am J Nephrol 2011;34(6):491-5. 11. Chen YC, Chang CT, Fang JT, Huang CC. Baclofen neurotoxicity in uremic patients: is continuous ambulatory peritoneal dialysis less effective than intermittent hemodialysis? Ren Fail 2003;25(2):297-305. 12. Brvar M, Vrtovec M, Kovac D, Kozelj G, Pezdir T, Bunc M. Haemodialysis clearance of baclofen. Eur J Clin Pharmacol 2007;63(12):1143-6. 13. 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[email protected] [email protected] 538 Achromobacter xylosoxidans en dos pacientes en hemodiálisis Nefrologia 2014;34(4):538-9 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.12141 Sr. Director: El Achromobacter (alcalígenes) xylosoxidans (AX) es un bacilo gramnegativo, aeróbico, cuyo reservorio son animales (conejos, hurones), aunque también está presente en la flora humana normal, especialmente en la piel y el tracto gastrointestinal1. Es un germen oportunista con baja virulencia, salvo en pacientes inmunocomprometidos, en los que puede provocar infecciones graves como meningitis, endocarditis y bacteriemias, siendo esta última la forma de presentación más habitual2. Los pacientes con catéter son más susceptibles a desarrollar infección por AX, más frecuentemente en aquellos en diálisis peritoneal (DP) que en hemodiálisis (HD), donde hay pocos casos publicados, y en todos ellos se relaciona con catéter venoso central (CVC)3-5. Se han descrito como posible fuente de infección la contaminación del catéter, de los viales multidosis de heparina, de las soluciones antisépticas o del propio baño de diálisis y, como medio de transmisión, la ropa o las manos del personal sanitario5. Presentamos dos casos de AX ocurridos en nuestra unidad en la misma fecha y en pacientes del mismo turno de HD. CASO 1 Mujer de 67 años, natural de Bulgaria, hipertensa, diabética, obesa, dislipémica y con enfermedad renal crónica (ERC) posiblemente secundaria a diabetes y/o nefroangiosclerosis, en HD desde enero de 2008. Ámbito socioeconómico bajo, convivencia con animales y mala higiene personal. Se realiza fístula arteriovenosa (FAV) humerocefálica izquierda, con evolución tórpida, realizando HD por CVC transitorio (múltiples retiradas y nuevas canalizaciones por infecciones de puerta de entrada del catéter [PEC]). Ingresa por cuadro de fiebre y escalofríos tras diálisis, compatible con bacteriemia, con hemocultivos positivos a Staphylococcus (St.) aureus. Asocia infección en PEC, por lo que se retira el catéter, que se cultiva, creciendo AX, junto con St. aureus y Enterococcus faecalis. Con tratamiento combinado para los tres gérmenes desaparece el cuadro infeccioso clínica y bacteriológicamente. CASO 2 Varón de 46 años, hipertenso, hiperuricémico y con ERC posiblemente secundaria a glomerulonefritis (GN) crónica, en HD desde 1995. Recibe dos trasplantes renales de cadáver, con recidiva precoz de GN posiblemente membranosa, reiniciando HD en 2004. El paciente tuvo múltiples accesos vasculares, el último una FAV protésica politetrafluoroetileno húmero-axilar izquierda que presenta ulceración en la piel cercana a la anastomosis, con secreción serosa, y que dejaba expuesta la prótesis. Se implanta CVC transitorio y se toma cultivo de la úlcera, creciendo AX. El paciente no presenta elevación de reactantes de fase aguda ni datos de infección sistémica. Recibe antibiótico intravenoso según antibiograma, tras lo que se repite el cultivo, persistiendo el desarrollo de AX. Recibe nuevas tandas de antibiótico, sin conseguir la erradicación del germen (tres cultivos positivos a AX), por lo que se decide la retirada quirúrgica de la prótesis y la realización de un nuevo acceso vascular (FAV femorosafena). El cultivo posterior de la herida quirúrgica resulta negativo para AX. CONCLUSIONES Aunque el AX no es un germen habitual, puede verse en los pacientes en HD. Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director En el caso 1, la paciente tenía múltiples factores para desarrollar la infección por AX: contacto con animales, malas condiciones socioeconómicas, mala higiene personal y ser portadora de CVC. Por todo ello, pensamos que fue el foco primario de la infección. La retirada del catéter y el tratamiento antibiótico específico resolvieron la bacteriemia En el caso 2, la colonización de la prótesis pudo deberse a transmisión por la ropa o las manos del personal de la unidad, ya que no usamos viales multidosis ni hubo otras infecciones en la unidad que pudieran relacionarse con contaminación del líquido de diálisis. En este caso, y como cabía esperar, no se consiguió la erradicación del germen hasta no retirar el material protésico, pese a recibir varias tandas de antibiótico dirigido según antibiograma. Además, es el primer caso descrito en la literatura de contaminación por AX de fístula. Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Ahmed MS, Nistal C, Jayan R, Kuduvalli M, Anijeet HK. Achromobacter xylosoxidans, an emerging pathogen in catheter-related infection in dialysis population causing prosthetic valve endocarditis: a case report and review of literature. Clin Nephrol 2009;71(3):350-4. 2. Al-Jasser AM, Al-Anazi KA. Complicated septic shock caused by Achromobacter xylosoxidans bacteraemia in a patient with acute lymphoblastic leukaemia. Libyan J Med 2007;2(4):218-9. 3. Turgutalp K, Kiykim A, Ersoz G, Kaya A. Fatal catheter-related bacteraemia due to Alcaligenes (Achromobacter) Xylosoxidans in a haemodialysis patient. Int Urol Nephrol 2012;44(4):1281-3. 4. Nalek-Marín T, Arenas MD, Perdiguero M, Salavert-Lleti M, Moledous A, Cotilla E, et al. A case of endocarditis of difficul diagnosis in dialysis: could “pest” friends be involved? Clin Nephrol 2009;72(5):405-9. 5. Tena D, Carranza R, Barberá JR, Valdezate S, Garrancho JM, Arranz M, et al. Outbreak of long-term intravascular catheter-related Nefrologia 2014;34(4):526-44 bacteraemia due to Achromobacter xylosoxidans subspecies xylosoxidans in a haemodialysis unit. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2005;24(11):727-32. M. Eugenia Palacios-Gómez, Adoración Martín-Gómez, Sergio García-Marcos Unidad de Nefrología. Hospital de Poniente. El Ejido, Almería. Correspondencia: M. Eugenia Palacios Gómez Unidad de Nefrología. Hospital de Poniente. Carretera de Almerimar, S/N. 04700, El Ejido, Almería. [email protected] [email protected] El primer caso fue un varón de 25 días de vida, que ingresó por vómitos biliosos y deposiciones líquidas que se habían iniciado cuatro días antes. Era el segundo hijo de unos padres primos hermanos. Al ingreso destacaba desnutrición leve, hipotonía e hipoactividad. Presentaba acidosis metabólica normoclorémica. Tras una discreta mejoría al estar sometido a dieta absoluta, se inició alimentación, observándose mala tolerancia, deterioro neurológico, pancitopenia, fallo hepático e insuficiencia renal. doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.12058 Posteriormente, al instaurar nutrición parenteral, se constató anemia microangiopática junto con una mayor trombopenia (hemoglobina 6,7 g/l, plaquetas 10 000/mm3) y agravamiento de su insuficiencia renal. Se diagnosticó SHU atípico. Además, realizó varios episodios convulsivos con datos de encefalopatía en el electroencefalograma. Fue exitus a los 20 días de ingreso, momento en el que presentaba un fallo renal grave (creatinina 1,3 mg/dl, urea 193 mg/dl, potasio 6,6 mEq/l). Sr. Director: La aciduria metilmalónica con homocistinuria (AMMH) es un trastorno metabólico congénito infrecuente y heterogéneo del metabolismo de la vitamina B12 o colabalamina (cbl). El defecto origina una reducción en los niveles de las coenzimas adenosil y metilcobalamina, que causa una reducción en la actividad de sus respectivas enzimas metilmalonil-CoA mutasa y metionina sintetasa. La consecuencia es un acúmulo de ácido metilmalónico y homocisteína en sangre y tejidos, con un incremento en la excreción urinaria de ambos compuestos1. Se han descrito varias formas de la enfermedad: cblC, cblD y cblF. La presentación neonatal de esta entidad incluye fallo de medro, encefalopatía, retraso psicomotor, alteraciones hematológicas de las tres series y afectación renal1. Presentamos dos casos diagnosticados en nuestro servicio, que fallecieron por un síndrome hemolítico urémico (SHU) atípico asociado a insuficiencia renal grave El segundo caso era un varón de 24 días de vida, que fue conducido al hospital por una pérdida de peso del 7 % desde el nacimiento, hipotonía y mal estado general. Los padres eran, también, primos hermanos. Ingresó con el diagnóstico de sospecha de sepsis (aumento de reactantes de fase aguda y hemocultivo positivo a estafilococo coagulasa positivo). Tenía, asimismo, acidosis metabólica normoclorémica. Se pautó antibioterapia y se dejó en dieta absoluta, con buena respuesta clínica. Al iniciar las tomas, se observó una mala tolerancia, dificultad respiratoria, deterioro neurológico, pancitopenia y fallo hepático. En ese momento, se diagnosticó una miocardiopatía dilatada con disminución de la fracción de eyección, que se normalizó después de suspender la alimentación. Se inició, posteriormente, nutrición parenteral, momento en el que se apreció un fallo renal (oligoanuria, creatinina 1 mg/dl, urea 90 mg/dl), acompañado de anemia y trombopenia (hemoglobina 7,7 g/l, plaquetas 21 000/mm3). Por este motivo Aciduria metilmalónica con homocistinuria. Una causa muy poco frecuente de fallo renal en el período neonatal Nefrologia 2014;34(4):539-40 539 cartas al director se inició hemofiltración veno-venosa continua. Aunque se desconoce la presencia de esquistocitos, se sospechó que padecía un SHU atípico. La ecografía cerebral mostró una atrofia cortical severa. A los 30 días del ingreso se confirmó el diagnóstico de AMMH. Ante el mal pronóstico, se decidió una limitación del esfuerzo terapéutico. Los datos más destacados del estudio metabólico y genético de ambos pacientes, necesarios para el diagnóstico, se muestran en la tabla 1. Nuestros pacientes estaban afectos de la variante más común de la enfermedad (cblC), que está causada por mutaciones homocigotas o heterocigotas compuestas en el gen MMACHC [methylmalonic aciduria (cobalamin deficiency) cblC type, with homocystinuria], que está localizado en el cromosoma 1p34. En la AMMH es típico que acontezca un período libre de síntomas, ya que para que comiencen los síntomas clínicos se necesita un aporte de proteínas, con el consiguiente acúmulo de ácido metilmalónico y homocisteína. Esto explica que, en nuestros pacientes, se observara un empeoramiento al reiniciar la alimentación, ya fuera enteral o parenteral. En ocasiones, existe una clínica larvada que se ve precipitada por un cuadro intercurrente, muchas veces una infección, como ocurrió en el caso 2. También está descrita como complicación la miocardiopatía dilatada (caso 2), de la que se ha comunicado algún caso diagnosticado intraútero2, así como otras alteraciones cardíacas en relación con tromboembolismos. La patogenia de la microangiopatía trombótica está relacionada con el incremento de los niveles plasmáticos de ácido metilmalónico y homocisteína. Esta última modifica las propiedades antitrombóticas del endotelio vascular al interferir en la inhibición de la agregación plaquetaria mediada por óxido nítrico, lo que favorece la unión del activador del plasminógeno tisular al endotelio. La consecuencia es un incremento de la expresión endotelial de procoagulantes. Además, la homocisteína tiolactona, metabolito de la homocisteína, puede causar daño celular al inducir un acúmulo intracelular de radicales libres y el ácido metilmalónico puede interferir en el metabolismo mitocondrial de las células renales. La asociación con el SHU es infrecuente, aunque descrita, sobre todo, en neonatos3,4, como se confirmó en nuestro caso 1 y se sospechó en el caso 2. En el momento del debut neonatal muchos pacientes tienen ya insuficiencia renal, que puede ser reversible con un tratamiento precoz (hidroxicobalamina, betaína, folato y restricción proteica)4,5, lo que no ocurrió en nuestros casos, dado el diagnóstico tardío. Por ello, es fundamental una sospecha clínica precoz, con lo que se puede intentar mejorar, en lo posible, la función renal. Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Deodato F, Boenzi S, Rizzo C, Dionosi-Vici C. The clinical picture of early-onset co- Tabla 1. Datos bioquímicos y genéticos Caso 1 Ácido metilmalónico (orina) 124 mmol/mol Cr Normal: 0,8-8,5 mmol/mol Cr Homocisteína (suero) Normal: 3,7-7,5 mcmol/l Mutación en homocigosis en el gen MMACHC (tipo CblC) 540 85 mcmol/l c.271dupA/c.271dupA Caso 2 2150 mmol/mol Cr 109 mcmol/l c.271dupA/c.271dupA balamin C defect (methylmalonic aciduria and homocystinuria). Pediatr Child Health 2008;18:S57-60. 2. De Bie I, Nizard SD, Mitchell GA. Fetal dilated cardiomyopathy: an unsuspected presentation of methylmalonic aciduria and hyperhomocystinuria, cblC type. Prenat Diagn 2009;29:266-70. 3. Rogé Canales M, Rodrigo Gonzalo de Liria C, Prats Viñas LJ, Vaquero Pérez M, Ribes Rubió A, Rodés Monegal M, et al. Síndrome hemolítico-urémico neonatal asociado a aciduria metilmalónica y homocistinuria. An Esp Pediatr 1996;45:97-8. 4. Menni F, Testa S, Guez S, Chiarelli G, Alberti L, Esposito S. Neonatal atypical hemolytic uremic syndrome due to methylmalonic aciduria and homocystinuria. Pediatr Nephrol 2012;27:1401-5. 5. Huemer M, Simma B, Fowler B, Suormala T, Bodamer OA, Sass JO. Prenatal and postnatal treatment in cobalamin C defect. J Pediatr 2005;147:469-72. Orlando Mesa-Medina, Mónica Ruiz-Pons, Víctor García-Nieto, José León-González, Santiago López-Mendoza, Carlos Solís-Reyes Departamento de Pediatría. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife. Correspondencia: Orlando Mesa Medina Departamento de Pediatría. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Santa Cruz de Tenerife [email protected] An uncommon cause of linfadenopathy in a kidney transplant patient: Cat-scratch disease Nefrologia 2014;34(4):540-2 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.May.12474 Dear Editor, Cat scratch disease (CSD) is an infectious disease that usually presents as a self-limiting illness characterized Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director for four days. There has been a good clinic improvement with involution of ganglion swelling and resolution of the pain and fever. One month later the patient was asymptomatic, without any signs of recurrence. by regional lymphadenopathy, fever and constitutional symptoms in association with a cat scratch or bite.1-4 In most cases, Bartonella henselae is the etiologic agent and cats are important reservoirs.2-5 We report a case of CSD in a 38-yearold Caucasian female recipient of a deceased kidney transplant since 2006 due to chronic renal failure of unknown etiology. Her maintenance immunosuppressive treatment was mycophenolate mofetil and cyclosporine. She was also medicated with calcium carbonate, vitamin D, atenolol, folic acid, fluoxetine, omeprazole, ferrous sulfate. Six years post transplantation the patient was admitted to the hospital with a 4-week history of asthenia, low fever, loss of weight and multiple painful cervical ganglions. There was no previous history of tuberculosis. She had close contact at home with cats. On physical examination, the patient had a temperature of 37,3ºC, pulse rate of 84/min, blood pressure of 134/88mmHg, respiratory rate of 16/ min and pulse oximetry of 100% in ambient air. She had multiple bilateral painful ganglions only in cervical region (node size ≤4cm). There was no rash. Examination of the lungs, heart and abdomen revealed no abnormalities including hepatosplenomegaly. The graft was painless. Laboratory tests revealed a white blood cell count 11,81×10^3/L (neutrophils 65,8%, lymphocytes 23,6%, monocytes 10%, eosinophils 0,1%), normochromicnormocytic anemia (Hgb 9,6g/dL); creatinine 1,2mg/dL (basal value), blood urea nitrogen 39mg/dL; protein C reactive 143mg/L; LDH, SGOT, SGPT, total bilirubin and alkaline phosphate without alterations. Ultrasound cervical ecography demonstrated multiple ganglion formations. She was observed on admission by an otorhinolaryngologist who prescribed metronidazole plus amoxicillin and clavulanate for a nasopharynx´s infection. Serologies for Epstein-Barr virus, herpes virus, cytomegalovirus, Nefrologia 2014;34(4):526-44 Figure 1. Ganglion biopsy – Focus of necrosis, some surrounded by granulomatous inflammation in cortical region (H&E, original magnification x40). toxoplasmosis, brucella, leishmania, and HIV infection were negative. Blood culture was sterile. Chest and abdominal CT scan without changes. Quantiferon test for tuberculosis was indeterminate. Peripheral blood cytometry and cytometry of ganglion did not showed immunophenotypic alterations compatible with lymphoma. An ganglion biopsy was performed and histological examination revealed reactive lymphadenitis with central necrosis (Ziehl neelsen was negative) alterations compatible with CSD (Figures 1 and 2). She stopped the initial antibiotherapy on the 6th of internment (without improvement of complains) and began azithromycin 500mg on day one, followed by 250mg Figure 2. Ganglion biopsy – Focus of stellate aspect necrosis with epithelioid macrophages in the periphery (H&E, original magnification x100) This case report intends to illustrate that the investigation of an immunocompromised kidney transplant patient presenting with lymphadenopathy may constitute a challenge given the wide differential diagnosis possible. The presence of enlarged lymph nodes in those patients should lead to post-transplant lymphoproliferative disorders (PTLD) as a first hypothesis; however more benign and unsuspected causes must be the cause. The risk of PTLD is associated with the degree of immunosupression, time post transplant and the presence of Epstein-Barr virus.6-9 Their incidence is approximately 30 to 50 times greater than in the general population and comprises a wide histological spectrum from hyperplastic appearing lesions, non-Hodgkin lymphoma or multiple myeloma histology.6,8 Regional lymphadenopathy is the hallmark of CSD in association with mild constitutional symptoms and a previous history of cat scratch or bite.1-3 In our case the investigation was wide and extensive once this disease can mimic the more common PTLD disease or others infectious causes.2-4 In addition to serological tests a lymph node biopsy was performed to exclude lymphoma or other malignant causes. It has been proposed that at least three of four criteria must be present to establish the diagnosis of CSD: a) cat or flea contact; b) negative serology for other causes of adenopathy or sterile pus aspirated from a node or a positive Bartonella PCR assay or liver or spleen lesions on CT scan; c) positive serology for Bartonella henselae (EIA or IFA≥1:64); d) biopsy showing granulomatous inflammation consistent with CSD or a positive Warthin-Starry silver stain.2,3,10 The diagnosis of CSD in our 541 cartas al director patient was based on the presence of a cat contact history, negative serology for other causes and a ganglion biopsy compatible with CSD (Figures 1 and 2). Serologic methods for detection of Bartonella henselae were not available in our hospital and it was not possible to isolate this agent by culture. The treatment of this entity is recommended in immunocompromised patients due to high risk for disseminated and recurrent CSD.2,3 Although CSD had rarely been reported in kidney transplant patients it should be considered in the differential diagnosis of patients with lymphadenopathy and a history of cat exposure.5 The absence of easy complementary tests, the difficulty in isolating the bacteria and the need of tissue biopsy makes a difficult diagnosis. Conflict of inte est The authors declare that they have no conflicts of interest related to the contents of this article. 1. Spach D, Kaplan S. Treatment of cat scratch disease. Available at: www.uptodate.com (accessed in 01/10/2013). 2. Spach D, Kaplan S. Microbiology, epidemiology, clinical manifestations, and diagnosis of cat scratch disease. Available at: www.uptodate.com (accessed in 01/10/2013). 3. Lamps L, Scott M. Cat-scratch disease. Historic, clinical, and pathologic perspectives. Am J Clin Pathol 2004;121 Suppl:S71-80. 4. Goral S, Scott M, Dummer S, Miller G, Antony S, Helderman J. Cat-scratch disease in a patient undergoing haemodialysis. Nephrol Dial Transplant 1997;12:811-4. 5. Rheault MN, van Burik, Mauer M, Ingulli E, Ferrieri P, Jessurun J, et al. Cat-scratch disease relapse in a kidney transplant recipient. Pediatr Transplant 2007;11(1):105-9. 6. Newstead C. Lymphoproliferative disease post-renal transplantation. Nephrol Dial Transplant 2000;15:1913-6. 7. Quinlan S, Pleiffer R, Morton L, Engels E. Risk factors for early-onset and late-onset post-transplant lymphoproliferative disorder in U.S. kidney recipients. Am J Hematol 2011;86(2):206-9. 542 8. Friedberg J, Aster J. Epidemiology, clinical manifestations, and diagnosis of post-transplant lymphoproliferative disorders. Available at: www.uptodate.com (acceded in 01/10/2013). 9. Caillard S, Dharnidharka V, Agodoa L, Bohen E, Abbott K. Posttransplant lymphoproliferative disorders after renal transplantation in the United States in era of modern immunosuppression. Transplantation 2005;80:1233-43. 10. Souza G. Cat scratch disease: case report. Rev Med Minas Gerais 2011;21(1):75-8. Cláudia Bento1, La Salete Martins2, André Coelho3, Manuela Almeida2, Sofia Ped oso2, Leonídeo Dias2, Ramon Vizcaíno3, António Castro-Henriques2, António Cabrita2 Department of Nephrology. Centro Hospitalar de Trás-os-Montes e Alto Douro. Vila Real (Portugal); 2 Department of Nephrology. Hospital Geral de Santo António. Porto (Portugal); 3 Department of Clinical Pathology. Hospital Geral de Santo António. Porto (Portugal). Correspondence: Cláudia Bento Department of Nephrology. Centro Hospitalar de Trás-os-Montes e Alto Douro. Vila Real (Portugal) [email protected] 1 Hipocalcemia e hiperparatiroidismo extremos tras denosumab. ¿Es seguro este fármaco en la enfermedad renal crónica? Nefrologia 2014;34(4):542-4 doi:10.3265/Nefrologia.pre2014.Mar.12383 Sr. Director: Recientemente se ha publicado un caso de hipocalcemia posdenosumab en N efrología 1 y nos gustaría hacer una aportación sobre este tema. El denosumab es un anticuerpo monoclonal anti-RANKL (receptor activator of nuclear factor-κ B ligand) empleado en el tratamiento de la osteoporosis como agente antirresortivo. A diferencia de los bifosfonatos, el denosumab no parece nefrotóxico2 ni precisa ajuste de dosis en la insuficiencia renal por su perfil farmacocinético y farmacodinámico favorable1,3. Sin embargo, las alteraciones cualitativas del hueso de los pacientes con osteoporosis no son comparables con el amplio espectro de alteraciones en el remodelado óseo que acompaña a la enfermedad renal crónica (ERC)4. Por este motivo y en relación con las alteraciones del metabolismo mineral que produce el denosumab, se podría poner en duda su seguridad en esta población. Describimos una paciente con ERC avanzada con hipocalcemia e hiperparatiroidismo extremos tras la administración continuada de denosumab. Se trata de una mujer de 75 años que consulta por temblor, espasmos musculares y parestesias en las extremidades. En los antecedentes personales destaca una ERC estadio 5 verosímilmente secundaria a nefroangioesclerosis y diabetes mellitus. Es alérgica a la penicilina y recibe tratamiento con insulina, doxazosina, nifedipino GITS, torasemida, ácido acetil salicílico, hierro oral, eritropoyetina, paricalcitol y calcifediol. Fue tratada, hasta 7 meses antes, con ácido alendrónico 70 mg, que se suspendió al iniciar denosumab 60 mg subcutáneo semestral. Su nefrólogo desconocía la prescripción de este fármaco. Entonces presentaba la siguiente analítica: creatinina 3,6 mg/dl, calcio total corregido 10,06 mg/dl, calcio iónico 5,1 mg/dl, fosfato 5,1 mg/ dl, fosfatasa alcalina 157 U/l, bicarbonato 27,6 mmol/l, hormona paratiroidea (PTH) 436 pg/ml, 25 vitamina D 30,2 ng/ml. En la figura 1 se observa la evolución de los parámetros bioquímicos hasta la última analítica 14 días posdenosumab. No acudió a esta última revisión por no encontrarse bien. Seis días más tarde se comprueba en Urgencias: urea 154 mg/dl, creatinina 6 mg/dl, calcio total corregido 4,36 mg/dl, calcio Nefrologia 2014;34(4):526-44 cartas al director suprimida sino que estaba hiperestimulada. Además de la hipocalcemia súbita tras la segunda dosis de denosumab, los niveles de PTH se fueron incrementando progresivamente desde la primera dosis hasta valores muy elevados, a pesar de los aportes de vitamina D; también observamos un descenso de la fosfatasa alcalina. Para algunos expertos esta inhibición de la osteoclastogénesis podría favorecer una enfermedad ósea adinámica en la ERC4,5. 20 18 16 14 12 10 8 6 4 Poscorrección parenteral 2 0 Denosumab 60 Mayo Calcio corregido Denosumab 60 Agosto Octubre Fósforo Noviembre PTH (X 100) Diciembre Fosfatasa alcalina (X 10) Figura 1. Evolución de los parámetros bioquímicos. PTH: hormona paratiroidea. iónico 2,4 mg/dl, fosfato 6,7 mg/dl, magnesio 1,3 mg/dl, fosfatasa alcalina 59 U/l, bicarbonato 18,6 mmol/l, PTH 1900 pg/ml. Electrocardiograma (ECG): QT corregido (QTc) 440 ms. Se inicia reposición de calcio oral e intravenoso, y calcitriol intravenoso, con desaparición de la sintomatología. Tras 15 días de reposición parenteral, los parámetros analíticos se han normalizado (figura 1): ECG: QTc 402 ms. La PTH se mantiene en 1858 pg/ml. Las recomendaciones para el uso del denosumab en la insuficiencia renal se basan en un ensayo clínico con un escaso número de enfermos, durante un período de seguimiento de tan solo 16 semanas y tras una única dosis del fármaco3. Además, los autores excluyen, en parte del estudio, los sujetos con niveles de 1,25 dihidroxivitamina D < 30 pg/ml, insuficiencia renal severa y PTH ≥ 110 pg/ml o insuficiencia renal y PTH ≥ 300 pg/ml. Aun así, presentaron hipocalcemia entre el 22-25 % de los casos con insuficiencia renal moderada-severa o en diálisis. Los autores recomiendan suplementos de calcio y vitamina D Nefrologia 2014;34(4):526-44 para su prevención. En otro ensayo clínico desarrollado durante 36 meses en mujeres posmenopáusicas con ERC y filtrado glomerular estimado > 15 ml/min, se excluyeron los casos de hipoparatiroidismo, hiperparatiroidismo, hipocalcemia o hipovitaminosis D; tampoco se monitorizaron los niveles de PTH durante el estudio2. En los últimos meses se han seguido comunicando casos de hipocalcemia en nefropatías crónicas1,5-8. Son factores de riesgo para el desarrollo de hipocalcemia la no utilización previa de bifosfonatos y la insuficiencia renal 8. Así, nuestra paciente quizá solo desarrolló hipocalcemia tras la segunda dosis, al haber sido tratada previamente con alendronato. El denosumab reduce el número de osteoclastos y la tasa de formación ósea. La hipocalcemia se relacionaría con el rápido depósito mineral de calcio en la nueva matriz ósea, que se comportaría de forma similar a un hueso hambriento posparatiroidectomía3. Sin embargo, como ocurría en este caso, la PTH no solo no está Se ha aconsejado la monitorización de la calcemia a los 8-14 días postratamiento 7. Sin embargo, esto tampoco asegura su prevención 7, ya que se desconoce cuándo se alcanza el nadir. El denosumab puede producir efectos adversos potencialmente fatales a corto plazo, así como otros desconocidos, a más largo plazo, sobre el hueso de los pacientes con ERC. Por todo ello, algunos autores recomiendan no usarlo en la ERC4 o utilizarlo solo si previamente se ha hecho biopsia ósea6. Conflictos de interé Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo. 1. Martín-Baez IM, Blanco-García R, Alonso-Suárez M, Cossio-Aranibar C, Beato-Coo LV, Fernández-Fleming F. Severe hypocalcaemia postdenosumab. Nefrologia 2013;33:6145. 2. Jamal SA, Ljunggren O, StehmanBreen C, Cummings SR, McClung MR, Goemaere S, et al. Effects of denosumab on fracture and bone mineral density by level of kidney function. J Bone Miner Res 2011;26:1829-35. 3. Block GA, Bone HG, Fang L, Lee E, Padhi D. A single-dose study of denosumab in patients with various degrees of renal impairment. J Bone Miner Res 2012;27:1471-9. 4. Ott SM. Therapy for patients with CKD 543 cartas al director and low bone mineral density. Nat Rev Nephrol 2013;9:681-92. 5. Torregrosa JV. Dramatic increase in parathyroid hormone and hypocalcemia after denosumab in a kidney transplant patient. Clin Kidney J 2013;6:122. 6. McCormick BB, Davis J, Burns KD. Severe hypocalcemia following denosumab injection in a hemodialysis patient. Am J Kidney Dis 2012;60:626-8. 544 7. Farinola N, Kanjanapan Y. Denosumabinduced hypocalcaemia in high bone turnover states of malignancy and secondary hyperparathyroidism from renal failure. Intern Med J 2013;43:1243-6. 8. Okada N, Kawazoe K, Teraoka K, Kujime T, Abe M, Shinohara Y, et al. Identification of the risk factors associated with hypocalcemia induced by denosumab. Biol Pharm Bull 2013;36:1622-6. Ana E. Sirvent, Ricardo Enríquez, María Sánchez, César González, Isabel Millán, Francisco Amorós Servicio de Nefrología. Hospital General Universitario de Elche. Alicante. Correspondencia: Ana E. Sirvent Servicio de Nefrología. Hospital General Universitario de Elche. Camí de l’ Almàssera 11. 03203 Alicante. [email protected] [email protected] Nefrologia 2014;34(4):526-44