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Desde la caverna de Penrose
José Ivanhoe Vélez Herrera
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Resumen
El mito de la caverna de Platón ha tenido un gran impacto la epistemología. Roger Penrose, en
el prólogo de Shadows of the Mind, hace una reinterpretación de la alegoría de la caverna, para
afirmar con ayuda de la ciencia se puede obtener el verdadero conocimiento sin salir de la
caverna. Este giro filosófico y argumental, que representa la perspectiva epistémica de un
científico platonista, puede ayudar a plantear de manera optimista los límites de la ciencia. Se
plantea en este texto un análisis de la cueva de Platón, desde la estética de la recepción
basada en el prólogo de Penrose.
Palabras clave: Estética de la recepción, epistemología, platonismo
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I.
Introducción
El presente texto es un resumen de los avances de quien escribe, sobre el análisis de la obra de
Roger Penrose en su contexto filosófico. En este caso, el enfoque será sobre la recepción de
Penrose de la obra de Platón, específicamente, la alegoría de la caverna. El científico hizo una
reinterpretación en forma de prólogo (desde ahora, Prólogo) en uno de sus libros de divulgación
científica más famosos: Shadows of the Mind: A Search for the Missing Science of Consciousness
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(1994, en adelante Sombras), que es muy ilustrativa de la forma en que sigue influyendo el
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platonismo en la epistemología actual . En su forma original, se siguió el modelo de Gloria Prado
(1992) de los cinco niveles hermenéuticos, pero este espacio estará enfocado en el segundo y
tercer nivel: la interpretación y la reflexión.
Roger Penrose es un físico matemático que defiende una controvertida hipótesis, que afirma que el
estado de la física actual no puede explicar los fenómenos de la conciencia, y por lo tanto, ésta no
puede reproducirse artificialmente como se ha intentado hasta ahora. La obra con la que presentó
esta postura fue el libro de amplia difusión Emperor’s New Mind (1990), al que Sombras sirve como
continuación para extenderse en algunos temas y contestar críticas. Aunque el trabajo de Penrose
es controvertido dentro de la comunidad científica y filosófica, es reconocido por sus aportaciones
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en los campos de las matemáticas y la física , con las que llegó a ganar la Eddington Medal en
1975, que compartió con Stephen Hawkins. Es un gran admirador de Einstein, como lo demuestra
al hacer el prefacio de Einstein 1905 (2004).
Las teorías de la conciencia de Penrose han sido duramente criticadas, por ejemplo, en On the
Contrary: Critical Essay de Paul M. Churchland y Patricia Smith Churchland, donde los autores
atacan los argumentos lógicos (basados en el teorema de Gödel), físicos (microtúbulos) y teóricos
(la definición de conciencia). Asimismo, su teoría de microtúbulos ha sido tachada de
pseudocientífica; Churchland afirma que no hay diferencia entre considerar un misterioso
mecanismo de física cuántica con la idea de que la conciencia es provocada por polvo de hadas
(Einstein, 2004; Hameroff, Waszniak, & Scott, 1998, p. 206). Otra crítica que se le hace es la de
seguir la tendencia de mínimos misterios, es decir, la conciencia es misteriosa, la física cuántica
también, por lo tanto, ambas deben hacer referencia al mismo misterio (Barrow, 2002).
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Para el presente análisis se utilizó la traducción al castellano de Javier García Sanz , titulada Las sombras de
la mente: Hacia una comprensión científica de la consciencia (1996). Las pequeñas diferencias entre la
traducción y el original en inglés no se incluyen por cuestiones de espacio, pero para los fines de este
estudio no son relevantes.
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Se puede ver una perspectiva general del platonismo en la epistemología actual en (Silverman, 2008).
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Entre sus aportaciones está el aplicar matemáticas para teselaciones no repetitivas para explicar el
fenómeno de la formación de cristales en aleaciones de aluminio-magnesio; también el probar que los
hoyos negros pueden surgir del colapso de estrellas masivas (noción en la que Stephen Hawkins profundizó);
también creó los diagramas de red de spin, con utilidad para la física cuántica.
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Platón, por su lado, es uno de los grandes pilares de la filosofía. La propia escuela de la estética
de la recepción debe mucho a Platón. Él estuvo involucrado en muchos temas, y en su libro de
política llamado La República, incluye dos de sus alegorías más famosas: la recta y la caverna.
Sobre esta última, que trata sobre el mundo de las ideas, es que Penrose construye varios de sus
argumentos.
II.
Planteamiento y propuesta teórica
Roger Penrose ha aprovechado su estatus como científico reconocido para hacer públicas sus
opiniones, algunas fuera de la ortodoxia, al público en general. Con esto, arriesga su credibilidad
intentado regresársela a las posturas rechazadas de Albert Einstein o a la filosofía platonista,
mientras introduce sus propias teorías de la mente. Las preguntas que guiarán este trabajo son,
considerando que Sombras habla de la mente y Prólogo habla de sombras: ¿cuáles son las
sombras de la mente? ¿por qué usar como prólogo una reinterpretación de la alegoría de la
caverna?
Dado que se está analizando Prólogo como una reinterpretación de la alegoría de la caverna de
Platón, el análisis se basará en la teoría de la estética de la recepción, donde el relato de Penrose
será considerado como una expresión de recepción de la caverna de Platón. Se tomará como guía
a Rothe (1987), con conceptos de Jauss y Iser (1989). Para generar hipótesis del porqué esta
alegoría debía reescribirse, es conveniente un análisis de las similitudes y diferencias entre la
alegoría original y Prólogo, para esto se partirá de la propuesta de la segunda generación de
teóricos críticos (Rothe, 1987, p. 25), que dice que el texto contiene elementos significativos y no
significativos, pertinentes y no pertinentes. Esta comparación se hará considerando que consiste
en la construcción de sentido concebida por el correspondiente autor (Rothe, 1987, p. 15).
Aunque el libro es ameno, el lector implícito, que según Iser “orienta previamente la actualización
del significado, pero no la determina” (Jauss, 1989, p. 78) tiene nociones de física clásica y
cuántica, lógica, neurología e inteligencia artificial, o al menos interés en tenerlos. Por el perfil del
destinatario del texto, es de esperar que, por ser una de las alegorías más populares de Platón,
aquél conozca el mito de la caverna aunque no necesariamente haya leído La República.
III.
Interpretación de los textos
Por cuestiones de espacio, no presentaré en este resumen el análisis del texto manifiesto, pues
eso requeriría citar a gran parte de la obra. En esta sección daré una descripción de la forma en
que se conectan los textos de las cavernas de Platón y Penrose, dándole principal énfasis a la
recepción de este último.
En primer lugar vemos el uso del diálogo. A pesar de que Sombras es libro escrito en forma de
ensayo, tanto Prólogo como Epílogo se centran en diálogos, que también contrasta con estas
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secciones escritas en forma de ficción en otros libros de Penrose. Esto es una posible referencia a
Platón no sólo en contenido, sino en forma.
Un segundo aspecto de enlace en el trabajo de ambos autores es la importancia del grupo que
representan: los filósofos y los científicos. Tanto La República como Sombras hacen una defensa
del filósofo y el científico respectivamente, que son vistos como personas inútiles o fuera de la
realidad, y ambos aceptan que a veces las acusaciones pueden estar justificadas. Sin embargo,
son estas personas quienes tienen el trabajo y la metodología para descubrir y dar a conocer la
forma de entender la realidad.
De manera parcialmente independiente al punto anterior es la relación entre la filosofía y la ciencia.
La pregunta de Jéssica que realmente fue interesante para su papá no era del tipo científico, sino
filosófico. Fue una pregunta de epistemología, ¿podemos tener conocimiento verdadero aun con
limitaciones que tampoco conoceríamos del todo? Y la respuesta es un “sí, con ayuda de la
ciencia”. Esta ciencia puede incluir muchísimos detalles aburridos y aparentemente irrelevantes,
aunque la imagen final puede ser muy simple. Y esta “imagen” que utiliza Penrose está también
unida con el uso de la vista como aquello que nos da la verdad, que en el caso de Platón se
muestra en la salida de la oscuridad. Aunque haya habido mucho esfuerzo para obtener la imagen
completa y simple, una vez conseguida ya no hay marcha atrás. Una cuestión que muestra una
división filosófica entre la caverna de Platón y la de Penrose es la ausencia de referencia a la moral
en esta última (más allá de considerar actitudes que los científicos deben tener, como aceptar sus
errores) a diferencia de lo justo que el filósofo se vuelve al conocer la causa de lo recto y lo bello.
Además de los personajes principales, en ambos textos hay referencias importantes a la sociedad
o el vulgo, aunque la forma en que son tratados difiere. En Platón se muestran como engañados,
dispuestos a matar a quien quisiera sacarles de su comodidad para mostrarles la verdad. En
cambio, Penrose los trata de manera heterogénea, algunos escépticos, otros desinteresados, que
se convencerían fácilmente dadas las pruebas, o que serían incapaces de renunciar a su sentido
común. Además, se puede decir que tanto Jessica como el papá representan sectores de la
sociedad en su manera ideal. En el caso de Jessica, la población ignorante pero con deseos de
aprender y y que propone preguntas interesantes. En el caso del papá, el científico sabio, humano,
dispuesto a enseñar y que toma de buena manera las preguntas que se le presentan. A diferencia
del vulgo de Platón, ninguno de los grupos es alabado ni criticado de manera evidente en el texto.
Otro contraste entre los dos textos está en el adentro y afuera. De una manera sutil pero directa, el
epílogo de Penrose insinúa que la humanidad puede estar adentro de la caverna cuando, en el
único momento en que los personajes salen de la cueva, Jessica le pide a su papá que le hable de
las estrellas. Y es que mientras que Platón habla de salir de la caverna y contar lo que se
experimentó afuera, Penrose mantiene a la humanidad dentro de ella, y todo lo exterior tiene qué
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ser inferido por los fenómenos presenciados sin salir. Y aun así, se mantiene optimista de la
posibilidad de obtener verdadero conocimiento.
Un último contraste que es conveniente resaltar es que a la versión de Platón los personajes veían
las sombres producto de un fuego que las deforma, y el que logra salir ve la diferencia entre el
fuego y el sol. En cambio, Prólogo ve las sombras directamente del sol, sin preguntarse si este
podría ser una ilusión también.
IV.
Reflexión hermenéutica
En esta sección intentaré contestar la pregunta de por qué hacer una reinterpretación de la
alegoría de la caverna, así como encontrar cuales son las sombras de la mente que le dan el título
al libro. Adelanto que las respuestas a estas preguntas no son tan sencillas como el que Penrose
quiere volver a contar la historia para exaltar el método científico en lugar de la filosofía, y que las
sombras son la falta de ciencia. Esta perspectiva tiene su punto débil en que en Prólogo, los
científicos son vistos más bien como gente rara y aburrida, a los cuales se les puede o no prestar
atención sin consecuencias verdaderas. De hecho, no aparenta haber ninguna ventaja en
descubrir que la tierra gira alrededor del sol, ni práctica ni moral. El personaje del científico no
critica, aunque parece menospreciar a los seguidores del sentido común, sin embargo, cuando
Jessica pide irse porque tiene hambre y frío a pesar de que su papá estaba emocionado en su
discurso, el sentido común se impone sobre la erudición científica.
La respuesta, en cambio, debe estar relacionada con la obra de Platón, en forma de analogía con
las sombras de la caverna. Intentemos a estas preguntas desde otra perspectiva: la realidad es
heliocéntrica. Heliocéntrica en el sentido en que en el sol está la verdad como aquello que está
más allá de la ilusión. Para Platón es el Sol el origen de la verdad, la vida y la belleza. Por eso
dentro de la caverna solo hay una fogata, que representa que al no proyectar las sombras
directamente del Sol, no puede haber belleza y verdad dentro de la caverna. El fuego es un falso
dios. Los 2,300 años de los que habla Penrose se refieren a Aristarco, que es de quien se tiene el
registro más antiguo de la teoría heliocéntrica, y retoma esto como un giro copernicano. Sin
embargo, este giro no queda completamente claro.
¿Cuáles son las sombras y cuál es la luz? Cuando menos, Platón proponía que era lo bueno, pero
Penrose no propone ningún tipo de moralidad. ¿Acaso la luz son las matemáticas? Ya se conocían
las matemáticas, no hay progreso al respecto. ¿Cuál es la sombra? ¿el solo reconocer el mundo
físico o el mental y no aceptar la existencia del mundo platónico o matemático? También rechazo
esta propuesta, pero esta vez valiéndome de algo fuera del Prólogo y dentro de Sombras, que es
la noción del bucle que relaciona los mundos:
Del mundo platónico parece emerger mágicamente el de la realidad física,
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Del mundo físico surgen entidades mentales, que a su vez,
La mente es capaz de crear conceptos matemáticos a través de un modelo mental.
De este modo, si la mente es externa al mundo físico, esta no puede crear nada. Existe otro
fragmento dentro de Sombras que muestra de manera más sintética la recepción de Penrose, y
que puede ser muy valioso para contestar nuestras preguntas, por lo que a continuación lo cito:
Platón imaginó tales ideas en forma de parábola. Imaginó algunos ciudadanos
encerrado en una caverna, encadenados de modo que no podían ver las
formas perfectas que había a sus espaldas y que proyectaban sombras, a la luz
de un fuego, sobre la pared de la caverna que estaba frente a ellos. Todo lo
que podrían ver directamente serían las sombras imperfectas de dichas formas,
algo distorsionadas por el temblor del fuego. Estas formas perfectas
representaban las formas matemáticas, y las sombras, el mundo de la “realidad
física” (Penrose, 1994, p.436).
En este resumen menciona que lo que refleja las sombras son las formas perfectas. Él no
menciona la salida del prisionero y considera perfectas a las formas que dan las sombras: las
sombras son la herramienta con la cual se conoce la realidad. El epílogo es una forma de animar a
seguir aprendiendo de las sombras. No se trata de conformarse con las sombras cotidianas, sino
de obtener todo lo posible de ellas, experimentar, comprobar aunque a veces parezca aburrido.
Las sombras son la forma en que se puede percibir la luz en la cueva. Entonces, a pesar de que
Penrose sea considerado platonista, y esté a favor de la noción del mundo de las Ideas, Prólogo y
el Epílogo son una invitación a dejar de buscar la verdad absoluta inaccesible, y usar las
herramientas a nuestro alcance para conocer las sombras más certeras de la verdad.
A pesar que el autor no aparenta haber buscado contradecir las ideas de Platón, esto es lo que el
texto muestra después de ser abordado desde varias perspectivas. Entonces, la alegoría de Platón
debía ser vuelta a contar en modo de prólogo (y de epílogo) para considerar las posibilidades y
limitaciones de la ciencia, y tal vez de la humanidad, en cuanto a su comprensión del mundo. Las
sombras de la mente son las herramientas que nos permiten tener la noción de la realidad.
Conclusión
Para terminar, quisiera mencionar otra alegoría de Platón, que si bien Penrose no retoma, es
importante para ayudar a contrastar la perspectiva epistémica de cada uno. Dicha alegoría es la de
la recta, que si bien por espacio no profundizaré aquí, el resultado es que los estados de
consciencia que llevan al conocimiento de la verdad tiene cuatro etapas, que también son
representadas en la historia de la cueva. De este modo, las etapas por las que pasa el protagonista
de la cueva del Platón son la imaginación (eikasia), la confianza (pistis), pensamiento (dianoia) e
inteligencia (noesis), (Irwin, 2000, p. 454). Si bien en Prólogo no hay una referencia directa a la
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alegoría de la recta, esta puede ayudarnos a comprender la recepción platónica en la obra de
Penrose, pues a pesar de que él no aparenta haber buscado contradecir las ideas de Platón, esto
es lo que el texto muestra después de ser abordado desde varias perspectivas. Él no menciona la
salida del prisionero y considera perfectas a las formas que dan las sombras. Si se hablara en
términos de la línea de Platón, Penrose termina su obra, no en el cuarto segmento, sino en el
segundo, al momento de dar la vuelta. Posiblemente asume que no hay más a lo que el ser
humano pueda aspirar, o simplemente no hay más.
Bibliografía
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Hameroff, S. R., Waszniak, A. W., & Scott, A. (1998). Toward a science of consciousness II:
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Silverman, A. (2008, Winter). Plato's Middle Period Metaphysics and Epistemology. (E. N.
Zalta, Ed.) Recuperado de The Stanford Enxyclopedia of Philosophy:
http://plato.stanford.edu/archives/win2008/entries/plato-metaphysics/
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