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Acta biol. Colomb., Vol. 16 n.º 3, 2011 139 - 160
GENÉTICA MOLECULAR Y BIOGERONTOLOGÍA EN LA ERA
POSGENÓMICA: UN ENFOQUE EN LAS SIRTUINAS
Molecular Genetics of Aging in the Postgenomic Era:
A Focus on Sirtuins
SHADAY MICHÁN1,*, Ph. D., JUAN E. CASTILLO1
1
Instituto de Geriatría, Institutos Nacionales de Salud, Secretaría de
Salud, México. Periférico Sur n.º 2767, Col. San Jerónimo Lídice, Del.
Magdalena Contreras, México D.F., C.P. 10200.
*Autor al que se debe dirigir la correspondencia: Shaday Michán,
[email protected]. Teléfono (52) 55 5573 8686.
Fax (52) 55 56229198
Presentadoel 2 de agostos de 2011, aceptado el 5 de abril de 2011, corregido el 15 de mayo de 2011.
RESUMEN
La forma de estudiar la genética ha progresado notablemente en las últimas décadas.
Sus orígenes se remontan al estudio de los caracteres hereditarios, seguido por el
descubrimiento de los genes y los cromosomas hasta conocer la estructura del ADN.
Este último evento impulsó el desarrollo de la tecnología del ADN recombinante y de
la secuenciación masiva y automatizada, los cuales permitieron determinar posteriormente la anatomía de los genomas. Todos estos descubrimientos han promovido la
evolución de la biomedicina hacia las eras genómica y posgenómica en las que el uso
de la genética reversa impera sobre la genética básica o directa. Además, surge la
genética molecular, la genómica funcional y las diversas tecnologías “ómicas” que en
conjunto pretenden comprender de manera integral la función de todos los componentes del genoma y sus productos. La biogerontología, disciplina que estudia los
mecanismos biológicos del envejecimiento, es uno de los campos que se han desarrollado notoriamente en los últimos 15 años y refleja los avances científicos de la era
posgenómica. Actualmente se han identificado varios gerontogenes y vías moleculares
que modifican longevidad y regulan procesos y enfermedades relacionadas con
envejecimiento. Dentro de estos genes se encuentran las sirtuinas, una familia de genes
conservada evolutivamente que codifica para proteínas con actividad de desacetilasa
dependiente de NAD+ y que tienen un papel importante en envejecimiento. En este
trabajo revisamos diferentes aproximaciones de genética reversa que se han empleado
para identificar algunas de las funciones de estos genes en mamíferos.
Palabras clave: envejecimiento, sirtuinas, modelos animales de enfermedad, ADN
recombinante, genética, genómica, biología molecular, ingeniería genética, marcación
de gen.
140 Artículo de reflexión - Genética molecular y biogerontología en la era posgenómica: un enfoque en las sirtuinas.
Michán, Castillo.
ABSTRACT
The way to study genetics has notably progressed in the last decades. Their origins date
back to the study of hereditary features, followed by the discovery of genes and
chromosomes up to the knowledge of DNA structure. This last event led to the
development of recombinant DNA technology and the massive and automated
sequencing, which allowed later to determine the anatomy of genomes. All of these
discoveries have pushed the evolution of biomedicine towards the genomic and
postgenomic eras, in which the use of reverse genetics prevails over the basic or direct
one. Furthermore, it emerges the molecular genetics, the functional genomics and the
diverse “omics” technologies that together pretend to understand, in an integrative way,
the function of all of the genome components and its products. Biogerontology,
discipline that studies the biological mechanisms of aging, is one of the fields that has
developed notoriously in the last 15 years and reflects the scientific advances of the
postgenomic era. Currently, there have been identified several gerontogenes and
molecular pathways that modify and regulate age-related processes and diseases.
Among these genes are the sirtuins, an evolutionarily preserved family of genes, which
codify for proteins with NAD+ dependent deacetylase activity and that play an important
role on aging. In this work, we review different reverse genetics approaches that have
been used in order to identify some of the functions of these genes in mammals.
Key words: aging, sirtuins, disease animals models, recombinant DNA, genetics, genomics,
molecular biology, genetic engineering, gene targeting.
INTRODUCCIÓN
DE LA GENÉTICA CLÁSICA A LA ERA GENÓMICA
Genes y ADN: los factores fundamentales de la herencia. El estudio de la herencia
biológica ha sido un tema de interés a lo largo de la historia pero fue a mediados del
siglo XIX con los experimentos realizados por Mendel cuando se lograron establecer las
primeras respuestas a este enigma. Mendel observó que las características de los organismos eran heredables de padres a hijos y de una forma independiente, lo cual dio origen al concepto de unidades de la herencia, los genes (Mendel, 1865).
En la primera década del siglo XX, Thomas Morgan sugirió que los genes se localizaban
físicamente en los cromosomas con base en observaciones de transmisión de caracteres
ligados al sexo en la mosca de la fruta Drosophila melanogaster (Morgan, 1910; Bridges,
1914). En esa época, se desconocía cuál era la molécula responsable de la herencia y
la forma de estudiar la genética era mediante el análisis de caracteres fenotípicos.
Aunque Friedrich Miescher, 1871, aisló ácido desoxirribonucleico (ADN) pocos años
después que su contemporáneo y compatriota, Mendel, presentó los resultados sobre
sus experimentos de hibridación en plantas a la Sociedad de Historia Natural de Brünn,
se desconocía cuál era la función de este, y no fue sino hasta 1944, cuando se identificó
al ADN como la molécula portadora de la información genética (Avery et al., 1944). Este
concepto fue confirmado ocho años más tarde por Hershey y Chase, 1952, en un experimento con el fago T2.
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Posteriormente, las aportaciones de un conjunto de investigadores permitieron conocer
en detalle la estructura del ADN (Franklin y Gosling, 1953; Levene, 1953; Watson y
Crick, 1953; Wilkins et al., 1953), descubrimiento que marcó una transición importante
en la forma de estudiar genética, desde el estudio clásico de la transmisión de los caracteres hereditarios hasta la era genómica.
La revolución genómica. Descifrar forma en la que se encuentra codificada la información genética promovió el desarrollo de la tecnología de ADN recombinante, lo cual
permitió aislar, manipular y editar material genético; obtener un gran número de copias
de fragmentos específicos de este ácido nucleico para su estudio; clonar genes en vectores y estudiar su estructura, organización, función y expresión. Un cuarto de siglo
posterior al descubrimiento de la estructura del ADN, se diseñaron los métodos para su
secuenciación con el objetivo de conocer el orden de las bases nitrogenadas que constituyen los diversos genes de las diferentes especies, contribución importante que impulsó
el desarrollo de la era genómica (Maxam y Gilbert, 1977; Sanger et al., 1977). Posteriormente se describió la secuencia de todo el material genético o “genoma” contenido en
los mismos, incluyendo el ADN del núcleo, mitocondria y los diferentes tipos de
plástidos. En 1977 se publicó la secuencia completa del primer genoma, la del fago X174
de 5368 pb (Sanger et al., 1977) y pocos años después se dieron a conocer las 16.569
pb que constituyen el genoma de la mitocondria humana (Anderson et al., 1981).
Posteriormente se desarrolló la secuenciación automatizada, la cual permitió secuenciar
ADN con mayor eficiencia, rapidez y a gran escala. Las bases de datos que alojaban secuencias de genes crecieron rápidamente, al tiempo que se iniciaron varios proyectos
para secuenciar genomas de diversas especies, incluyendo el del ser humano, el cual
empezó en 1990 y concluyó una década después (Roberts, 2001). A la fecha se conocen
un total de 3.918 genomas completos de los cuales 40 pertenecen a eucariontes, 1.377
a procariontes, 2.460 a virus y 41 a viroides. Además, existen varios proyectos en curso
que al concluirse sumarán un total de 6.710 genomas secuenciados de más de 60 especies. Los genomas difieren en tamaño y complejidad; por ejemplo, el más pequeño
reportado a la fecha es el de la alfa-proteobacteria simbionte de cícadas Candidatus
Hodgkinia cicadicola compuesto por 144 kbp (McCutcheon et al., 2009); los de los virus
son de 2 a 500 kpb y los de las bacterias están compuestos por 500 a 10.000 kpb. Los
eucariontes presentan genomas desde 672 kpb como el de Saccharomyces cerevisiae hasta
2,9 x 106 kpb como el del ser humano (Venter et al., 2001) o aún estos pueden ser más
grandes como el de la planta Paris japónica con 149 x 106 kpb (Pellicer et al., 2010). Los
genomas también varían en el número de copias que se presentan en los seres vivos; por
ejemplo, los hongos en alguna etapa de su ciclo de vida cuentan únicamente con una
copia del genoma, es decir son haploides, mientras los organismos poliploides pueden
poseer un alto número de copias como el crisantemo que presenta hasta diez. Además,
aunque los genomas de los seres vivos son únicamente de ADN, los virus, por su naturaleza, pueden tener genomas cuya información genética se encuentra codificada tanto
en ADN como en ARN; en cadena doble o sencilla; y presentar una topología circular,
propia de bacterias, o lineal, como eucariontes.
En la revolución genómica el objeto de estudio principal se enfocó a los genomas más
que a los genes y este interés permitió esclarecer detalladamente la composición de la
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molécula esencial que forma a los seres vivos, dejando atrás aquello que hace un siglo y
medio se planteaba como un enigma. El análisis de los genomas ha revelado que estos
contienen menos genes de lo que se estimaba y que tienen una proporción significativa
de ADN no codificante, el cual representa aproximadamente 10% del genoma de procariontes, de 10 a 40% en eucariontes unicelulares, de 70 a 90% en invertebrados, y más
de 98% en mamíferos (Szymanski et al., 2005). Estas regiones están compuestas por diferentes secuencias que controlan la expresión génica de forma análoga en procariontes
y eucariontes (Tabla 1), como son promotores, terminadores, secuencias reguladoras y
regiones no traducidas (UTR) 5’ y 3’. Además, en los eucariontes, donde las regiones no
codificantes son más abundantes, también existen otros tipos de secuencias reguladoras
de la expresión génica como los intrones, los aisladores, las regiones de control del locus;
otras secuencias como ARNs no codificantes; pseudogenes o genes que han perdido la
capacidad de expresión; y diversas secuencias repetitivas como microsatélites, minisatélites, satélites y secuencias dispersas cortas (SINES, por sus siglas en inglés) o largas
(LINES, por sus siglas en inglés; Proudfoot, 1980). Todas estas últimas secuencias se denominaron y consideraron en un principio como “basura” pero en la actualidad son
objeto de intensas investigaciones en diversos laboratorios del mundo, los cuales han
demostrado que éstas desempeñan papeles muy importantes. Por ejemplo, los microsatélites participan en la función y estructura de los centrómeros, así como en la segregación
de las cromátidas (Haaf, 1992); los telómeros protegen a los cromosomas de deterioro,
mantienen la estabilidad genómica y regulan el envejecimiento, así como diversas enfermedades relacionadas con este proceso (Royle et al., 2009); y el ARN no codificante
interfiere con expresión génica (Ørom et al., 2010).
Aunque la secuencia de los genomas ya es un conocimiento finito, aún sigue siendo
inmensurable lo que desconocemos sobre la organización y función de todos los elementos contenidos en éstos, incluyendo los genes, diferentes secuencias codificantes y
no codificantes; sus interacciones y su regulación transcripcional; el funcionamiento
de los productos codificantes; los mecanismos traduccionales y postraduccionales que
los regulan; y el diálogo que se establece entre éstos y sus reguladores para coordinar
y mantener la homeostasis de las funciones celulares en los seres vivos.
LA GENÉTICA MOLECULAR Y GENÓMICA FUNCIONAL EN LA ERA POSGENÓMICA
Genética directa y genética reversa. La capacidad de manipular ADN y conocer las secuencias de los genes en combinación con la necesidad de entender en detalle la estructura y
función de los mismos, ha revolucionado la forma de aproximarnos a la genética y promovido el desarrollo de un nuevo campo de la biología, la genética molecular. El tipo de
observaciones que Mendel y Morgan realizaron en sus experimentos son un claro ejemplo
de la genética clásica o directa, en la que se observaba un fenotipo y éste se atribuía a un
factor o gen responsable de dicho efecto. Aunque en ese entonces la naturaleza de este
era desconocida, se tenía la certeza de que su segregación era independiente. Con el desarrollo posterior de las técnicas de ADN recombinante y la secuenciación fue posible
identificar alteraciones específicas en las secuencias de ADN responsables de un fenotipo
determinado. La genética directa ha evolucionado con el paso del tiempo y esto ha permitido descubrir la función de varios genes a partir de estudiar fenotipos singulares aislados
naturalmente o inducidos con mutágenos (Stark y Gudkov, 1999). A principios de 1986,
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Tabla 1. Secuencias no codificantes de los genomas.
la clonación posicional o descubrimiento de genes basado en mapeo se convirtió en el
método principal para elucidar las bases moleculares de varias enfermedades genéticas.
La disponibilidad de la secuencia de los genomas y el desarrollo de métodos rápidos de
secuenciación impulsó la evolución hacia la era posgenómica en la que nos encon-
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Michán, Castillo.
tramos actualmente y en la que impera el uso de aproximaciones en sentido contrario
a la genética directa, es decir, se altera la secuencia específica que se desea estudiar y
posteriormente se busca el fenotipo asociado con dicha modificación (Fig. 1). A esta
forma de estudiar la función de secuencias de ADN se le conoce como genética reversa,
en la cual se dirige una modificación determinada a una secuencia específica del
genoma con el objetivo de reemplazarla o mutarla (knock-in), eliminarla (knock-out), o
bien introducir una copia extra para incrementar su expresión (transgénico). También
se puede utilizar la tecnología antisentido como el ARN de interferencia o los morfolinos
(oligómeros formados por análogos de ácidos nucleicos) para disminuir o suprimir un
producto génico y posteriormente analizar los cambios fenotípicos resultantes. La genética reversa actualmente se aplica en una gran variedad de organismos, desde bacterias
hasta plantas y metazoarios como el gusano Caenorhabditis elegans, la mosca de la fruta
Drosophila melanogaster y el pez cebra Danio rerio. En 1989, Capecchi, 1989, Evans y
Smithies generaron el primer ratón knock-out por reemplazamiento génico, lo cual les
mereció ser galardonados con el premio Nobel en Medicina y Fisiología 2007. Desde
entonces, la genética reversa en roedores ha estado evolucionando y actualmente varios
grupos participan en un proyecto internacional para obtener mutantes de cada uno de
los genes contenidos en el genoma de ratón. Además, aunque los primeros knock-outs
de rata se obtuvieron en 2003 por medio de mutagénesis inespecíficas (Zan et al., 2003),
fue a finales de 2010 cuando se creó el primer knock-out en esta especie por medio de
mutagénesis dirigida en células troncales. La pérdida de función se logró al reemplazar
los exones 2-5 del gen p53 por medio de recombinación homóloga (Tong et al., 2010).
Todos estos hallazgos en la era posgenómica permiten estudiar la función génica en
modelos novedosos, abren la puerta hacia un sinfín de descubrimientos y prometen un
avance importante en biomedicina y farmacología durante las próximas décadas.
Figura 1. La genética directa y reversa. La genética clásica o directa se basa en la selección de un fenotipo como el color de la semilla del guisante o la identificación de un gusano longevo y la búsqueda
posterior del gen asociado a estos fenotipos. A diferencia, en la genética reversa se alteran secuencias
específicas y en seguida se busca el fenotipo resultante.
La genómica funcional. En la era posgenómica también se desarrolla un nuevo campo de
la biología molecular que es la genómica funcional, el cual tiene como objetivo entender
las funciones del ADN a diferentes niveles incluyendo transcritos, secuencias no codificantes y productos de los genes, así como los mecanismos genéticos y moleculares que
gobiernan las funciones de los seres vivos. La genómica funcional busca utilizar nuevas
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aproximaciones y tecnologías para contestar eficientemente la infinidad de preguntas
que existen en biomedicina y las cuales están centradas en entender las relaciones entre
las características del genoma de los organismos y su fenotipo. Los estudios de relación
entre genotipo y fenotipo han permitido identificar varias alteraciones genéticas causantes
de enfermedades. En 1981 se conocían menos de 25 genes responsables de alguna enfermedad y para el año 2000 se describieron 1.112 mutaciones relacionadas con más de
1.500 enfermedades. También, durante este mismo lapso de tiempo se lograron caracterizar molecularmente 1.430 desórdenes clínicos (Peltonen y McKusick, 2001).
En vez de aplicar aproximaciones para estudiar la función de un solo gen, en la actualidad
la tendencia es realizar análisis globales para evaluar el comportamiento simultáneo de
una gran cantidad de genes, proteínas, microARNs y demás componentes del genoma.
Nuevas herramientas como los chips han sido la base para el desarrollo de diferentes
tecnologías ómicas como la transcriptómica que se emplea para el estudio de los patrones
de expresión génica; la proteómica para el análisis de las interacciones y de los niveles
proteicos; y la metabolómica para la dinámica e integración de las vías metabólicas.
Esta área también incluye el estudio de mutaciones y variaciones en la secuencia del
genoma conocidas como polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs). A la fecha se han
descrito 3 millones de sitios con SNPs en el genoma humano y el entender cómo estas
variaciones genéticas regulan fenotipos celulares, tejidos y órganos es uno de los retos
de la biomedicina en el siglo XXI.
AVANCES BIOGERONTOLÓGICOS EN LA ERA POSGENÓMICA
El descubrimiento de los gerontogenes. La biogerontología, disciplina que estudia los
mecanismos biológicos de envejecimiento y las enfermedades relacionadas con este
proceso, ha evolucionado notoriamente en las últimas décadas como resultado de los
avances y la implementación de las diferentes aproximaciones científicas que han impulsado a las eras genómica y posgenómica. Por ejemplo, actualmente sabemos que el
envejecimiento no es azaroso, sino que igual que muchos otros procesos biológicos es
regulado dinámicamente por vías celulares clásicas, además, diversos factores como los
dietéticos, genéticos y farmacológicos pueden modificar su curso (Kenyon, 2010; Michán,
2010). Puesto que la biogerontología es una disciplina joven, aún falta mucho por explorar y tiene el potencial de contribuir con el desarrollo de una vida humana saludable en
edades avanzadas, uno de los retos biomédicos más urgentes en la actualidad en la que
la esperanza de vida de la población mundial ha incrementado notoriamente y como
consecuencia, la proporción de adultos mayores de 65 años y las enfermedades asociadas
con el envejecimiento también van en aumento (Michán y Michán, 2010).
La genética molecular y la genómica funcional características de la era posgenómica,
han permitido empezar a conocer algunos de los genes y mecanismos moleculares relacionados con el proceso de envejecimiento. Si bien, desde hace varias décadas se han
reportado diversas intervenciones que regulan la esperanza de vida de los organismos
como la descrita por McCay et al., 1935, quienes demostraron que la restricción calórica
(RC) o disminución en el consumo de calorías en 30% duplicaba la esperanza de vida
de ratas, no fue sino hasta 1983 cuando se realizaron los primeros estudios en el gusano
C. elegans para la identificación de gerontogenes o genes que modifican la esperanza de
vida de los organismos. En un tamizado genético Klass, 1983, identificó ochos mutantes
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Michán, Castillo.
de gusano con esperanza de vida más larga que la cepa silvestre. Años después, Friedman
y Johnson, 1988, reportaron la primera mutación en el gen age-1 que codifica para la
fosfoinosítido 3 (IP3) cinasa de C. elegans, responsable de incrementar hasta 60% su
longevidad. A esto procedió el descubrimiento de daf-2, un gen que codifica para la
única proteína homóloga al receptor de tipo insulina de mamíferos presente en éste
nemátodo y en el que una mutación duplicó su esperanza de vida. A la fecha se han
descrito gran variedad de gerontogenes en diferentes modelos biológicos dentro de los
que se encuentran los que participan en las vías de señalización de detección de nutrientes como la de Tor y la de Ras, y genes que responden a estrés oxidativo como las
enzimas mitocondriales superóxido dismutasa (Sod2) y catalasa (mCAT; Tabla 2). Es
importante notar que tanto la pérdida de la función como la sobreexpresión de gerontogenes pueden resultar en un aumento en la longevidad.
En la siguiente sección describimos diversos enfoques genéticos que han conducido al
descubrimiento de las sirtuinas, una familia de gerontogenes conservados durante la
evolución, que por regular la longevidad de organismos, han despertado el interés de
biogerontólogos y promovido que numerosos laboratorios nos sumemos al esfuerzo
para entender el papel que los productos de estos genes juegan en diferentes procesos
celulares relacionados con envejecimiento.
Genética molecular para el estudio de las sirtuinas. Con el uso de la genética directa y por
medio de un tamizado para encontrar supresores del defecto de apareamiento en la
levadura S. cerevisiae, hace más de treinta años se identificó un grupo de 4 genes, SIR (silent
information regulator) 1-4, responsables del silenciamiento de los loci de tipo sexual (Rine y
Herskowitz, 1987; Rine et al., 1979). Posteriormente se demostró que SIR1-4 también
regulaba silenciamiento de los genes próximos a telómeros (Aparicio et al., 1991), inhibían
transcripción y ayudaban a mantener la estabilidad genómica al formar parte del complejo que repara ADN por medio de la unión de extremos no homólogos (NHEJ, por sus
siglas en inglés; Tsukamoto et al., 1997). La participación de los genes SIR en la regulación
de silenciamiento génico, estabilidad genómica y reparación de ADN sugería que éstos
podrían regular longevidad de la levadura, así que utilizando genética reversa Kaeberlein
et al., 1999, obtuvieron mutantes de los diferentes genes SIR y evaluaron el envejecimiento
del microorganismo. De los cuatro genes, solo la ausencia de SIR2 disminuyó 50% la esperanza de vida de la levadura, mientras que la adición de una copia extra del gen en la
cepa silvestre aumentó su longevidad 30%. En S. cerevisiae, SIR2 también fue esencial para
suprimir la recombinación en las repeticiones de rDNA (Gottlieb y Esposito, 1989), así
como la escisión y formación de círculos extracromosomales de rDNA (ERCs, por sus
siglas en inglés), las cuales promueven envejecimiento de la célula (Sinclair y Guarente,
1997). Además, SIR2, a diferencia de los otros genes SIR, también participa en procesos
de desacetilación. Braunstein et al., 1993, demostraron que la sobreexpresión de esta
causaba que las lisinas de histonas en las regiones silenciadas del genoma estuvieran hipoacetiladas y consecutivamente se comprobó que SIR2 poseía actividad de desacetilasa
dependiente de NAD+ (Landry et al., 2000).
Considerando que la actividad de desacetilasa de SIR2 subyace a fenómenos de silenciamiento génico, los cuales se encuentran conservados desde bacterias hasta humano, era
muy probable pensar que estos genes estuvieran presentes en otros organismos. En
1995, esta hipótesis fue corroborada por Brachmann et al., 1995, quienes demostraron
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Tabla 2. Gerontogenes.
la presencia de homólogos de SIR2 en diferentes especies desde bacterias hasta vertebrados. Los miembros de la familia de genes/proteínas homólogas de SIR2 recibieron
el nombre de sirtuinas y estudios filogenéticos dentro de los cuales el más reciente
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Michán, Castillo.
incluye 77 especies y 240 sirtuinas con representantes de todos los fila, clasifican a estas
con base en sus secuencias de aminoácidos en cinco grupos principales: I, II, III, IV y U
y dan a conocer las siguientes peculiaridades de esta familia de proteínas. Las sirtuinas
se presentan en la mayoría de las especies desde bacterias hasta humanos, con excepción de dos algas rojas y algunas archaea. Además, existe un grupo de estas no relacionado con las encontradas en vertebrados pero que están presentes en bacterias y archaea (U), un subgrupo de sirtuinas que figura únicamente en los hongos (Ic) y otro
encontrado únicamente en animales, SIRT3 (Greiss y Gartner, 2009).
Estudios adicionales han demostrado que funcionalmente las sirtuinas regulan envejecimiento y diversas patologías asociadas con este proceso (Michán y Sinclair, 2007).
Mediante el uso de genética reversa se ha logrado adicionar o eliminar genes de sirtuinas
en metazoarios para estudiar la variedad de funciones de esta familia. Por ejemplo, en
C. elegans una duplicación del ortólogo de SIR2, sir2.1, aumentó 50% la esperanza de vida
al regular la vía de señalización de insulina río arriba al factor de transcripción daf-16
(Tissenbaum y Guarente, 2001; Berdichevsky et al., 2006). Además, la sobreexpresión de
dSir2 en D. melanogaster con niveles de ARN mensajero cuatro veces mayores al endógeno,
incrementó longevidad 29% en hembras y 18% en machos (Rogina y Helfand, 2004). En
mamíferos se han identificado siete sirtuinas, SIRT1-7, con diferentes localizaciones
subcelulares y de las cuales ya se conocen algunas funciones.
Varias estrategias de genética reversa se han empleado para manipular ADN y estudiar
el funcionamiento de las sirtuinas en modelos de ratón (Tabla 3). Las secuencias específicas posibles de ser analizadas se pueden eliminar o mutar por medio de reemplazamiento génico en células troncales de la misma especie, el cual se logra como resultado
de recombinación homóloga entre secuencias endógenas y exógenas (Fig. 2B). Estas
últimas se manipulan previamente por ingeniería genética e inmovilizan en un vector o
plásmido de ADN para ser introducidas por medio de choque eléctrico a dichas células
(Fig. 2A). De éstas, las que experimentan recombinación homóloga son seleccionadas
por medio de un marcador contenido en la construcción exógena (Fig. 2C 1) e inyectadas en blastocistos (Fig. 2C 2), los cuales posteriormente se implantan en hembras
subrogadas de la misma especie (Fig. 2C 3). Como resultado se obtiene un ratón
quimérico en el que si las células madre inyectadas contribuyeron al desarrollo de la línea germinal, entonces el ADN exógeno se segregará a la siguiente generación y cada
una de las células del ratón F1 contendrá en su genoma una copia de este (Fig. 2C 4).
Así, se pueden obtener ratones de línea germinal tanto knock-out como knock-in que
sobreexpresen una determinada sirtuina para analizar su función (Fig. 2C).
Otra aproximación de genética reversa para generar modelos murinos es por medio del
uso del sistema de recombinación Cre-loxP, el cual permite regular de manera espacial
y temporal la recombinación de fragmentos de ADN flanqueados por la secuencia loxP
en presencia de la recombinasa Cre. Para esto se requiere una cepa portadora del alelo
condicional que se genera por medio de ingeniería genética utilizando un plásmido al
que se le introduce el material genético de interés flanqueado por secuencias loxP.
Posteriormente las células troncales se transforman con dicho vector y siguiendo los
mismos pasos descritos anteriormente para la generación de knock-out/knock-in de línea
germinal, se obtiene una cepa de ratón que contiene el alelo de interés flanqueado por
secuencias loxP (Fig. 3A; Fig. 3B).
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Tabla 3. Modelos murinos para el estudio de las sirtuinas.
Por otra parte se requiere una cepa que exprese la recombinasa Cre, la cual promueva recombinación homóloga entre secuencias loxP y escinda el fragmento de ADN correspondiente para inducir o suprimir al alelo condicional (Fig. 3C). En la actualidad existe una
colección de ratones transgénicos que expresan recombinasa Cre bajo la dirección de una
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Michán, Castillo.
Figura 2. Generación de modelos murinos por genética reversa para el estudio de sirtuinas. A, las secuencias modificadas por ingeniería genética y contenidas en un plásmido se introducen por electroporación en células troncales de ratón. B, la recombinación homóloga entre la secuencia endógena y
exógena produce el reemplazamiento génico en células troncales. C1, de estas últimas las que portan
la secuencia exógena se seleccionan por medio de un marcador como por ejemplo, el de resistencia a
un antibiótico. C2, las células troncales se inyectan en blastocistos de la misma especie. C3, a las hembras subrogadas se les implantan los blastocistos y después del tiempo de gestación nacen las crías
quiméricas. C4, las quimeras se cruzan con ratones silvestres y si las células troncales con la secuencia
exógena contribuyeron a la formación de la línea germinal entonces esta se segrega a la siguiente generación y se obtienen ratones knock-out o knock-in portadores de la misma.
gran variedad de promotores, los cuales son distribuidos a nivel comercial por los laboratorios Jackson (http://www.jax.org/) o Taconic (http://www.taconic.com/wmspage.
cfm?parm1=16). De tal forma que dependiendo del tipo de estudio que se va a realizar y
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Figura 3. Estrategias para la generación de modelos murinos por medio del sistema Cre-loxP para el estudio de las sirtuinas. A, una cepa condicional knock-out o B, una linea de ratones transgénicos, ambas portadoras del alelo flanqueado por secuencias loxP, C, se cruzan con otro ratón que exprese la recombinasa
Cre para promover la recombinación homóloga entre las secuencias loxP. Este proceso escinde el fragmento de ADN correspondiente, el cual como consecuencia suprimirá o inducirá al alelo condicional para
generar al ratón knock-out o transgénico, respectivamente. D, la supresión del alelo condicional da lugar a
un ratón knock-out. E, mientras que la expresión de una copia extra del gen produce un ratón transgénico.
del tejido que se requiere analizar, se utiliza el ratón apropiado para cruzarlo con la cepa
que contiene el alelo condicional. Por ejemplo, si el objetivo es analizar la función de la
sirtuina en el organismo completo, entonces se puede elegir un ratón que exprese Cre de
manera ubicua utilizando transgénicos con diferentes promotores como el de β-actina
humana; el del virus de tumor mamario de ratón (MMTV); el de adenovirus EIIa; el de ubiquitina C humana (UBC); el CAG compuesto por el promotor y potenciador de β-actina
de pollo acoplado al potenciador de CMV; el del prión de ratón (Prnp); o el del citomegalovirus humano (CMV) que se induce en todos los tejidos incluyendo la línea germinal.
En caso de que el estudio se requiera llevar a cabo de forma específica en algún tipo de
tejido o grupo de células, entonces se deberá elegir un ratón que exprese Cre bajo el
control de promotores que únicamente sean activos en el tejido de interés. Esta es una
de las formas en las que se pueden generar alelos condicionales para inducir la expresión
de un transgén de sirtuina o la eliminación de sus exones para generar un knock-out tejido
específico. Por ejemplo, existen ratones que expresan CRE en hígado (Alb-Cre), músculo
estriado (ACTA1-Cre), células beta pancreáticas (Ins-Cre) o glándulas mamarias (WapCre), entre muchos otros y algunos de los cuales se han utilizado para descubrir diferentes funciones de las sirtuinas que discutiremos en detalle más adelante.
También, es importante considerar que la expresión de la recombinasa Cre, dependiendo
del promotor, puede inducirse durante las etapas embrionarias tempranas y acarrear
problemas de desarrollo, interfiriendo con algunos estudios de envejecimiento. Para estos
casos se pueden utilizar sistemas de expresión inducibles mediante diversos compuestos
que brindan la posibilidad de elegir el tiempo en el que se desea iniciar la expresión, y
dependiendo del promotor estos pueden ser ubicuos o tejido-específicos. Por ejemplo, los
sistemas que permiten esta regulación son el promotor Mx1 que se induce por interferón,
el receptor de estrógeno (ERT) inducido por tamoxifeno, el receptor de progesterona
inducido por RU 486 y el sistema TetO inducido por tetraciclina.
El uso de todas estas diferentes aproximaciones de genética reversa han ayudado a
dilucidar varias de las funciones de las sirtuinas de mamíferos. Por ejemplo, utilizando
152 Artículo de reflexión - Genética molecular y biogerontología en la era posgenómica: un enfoque en las sirtuinas.
Michán, Castillo.
ratones knock-out de línea germinal a los que se les eliminó por reemplazamiento génico
los exones 5 y 6 del gen que codifica para SIRT1, demostramos que esta sirtuina que
tiene la mayor similitud a Sir2 de levadura y que se localiza en el núcleo de neuronas del
hipocampo, es esencial para la adquisición y consolidación de la memoria hipocampodependiente a corto y largo plazo, así como para el mantenimiento de la plasticidad sináptica. Sin embargo, esta no modifica las propiedades sinápticas basales, la arquitectura
de las espinas dendríticas, ni los niveles de proteínas sinápticas. Además, nuestros resultados mostraron que alteraciones en los árboles dendríticos neuronales, en la vía de
señalización de la cinasa ERK1/2 y en la expresión génica son algunos de los mecanismos por los cuales SIRT1 puede regular aprendizaje, memoria y plasticidad sináptica
(Michán et al., 2010).
Estudios in vitro con cultivos celulares e in vivo con modelos murinos han demostrado que
SIRT1 también desempeña un papel importante en la protección contra diferentes
patologías relacionadas con envejecimiento. Por ejemplo, Donmez et al., 2010, sobreexpresaron SIRT1 en células de neuroblastoma al transfectar estas con un plásmido que
contenía una copia editada de este gen conocida como cDNA, la cual poseía únicamente
los exones y estaba bajo la dirección de un promotor de mamíferos. Por otra parte, para
la supresión génica utilizaron tecnología antisentido y a las células les introdujeron una
horquilla pequeña de ARN (shRNA) para interferir con el proceso de traducción del mensajero de SIRT1. En ambos casos las células fueron expuestas a los péptidos que forman
las placas β-amiloides, consideradas unas de las causas de la enfermedad de Alzheimer.
La sobreexpresión de SIRT1 disminuyó la presencia de dichas placas, en contraste, las células tratadas con el shRNA mostraron un depósito mayor de las mismas. Para estudiar
el efecto in vivo de la pérdida de la función de SIRT1 en la enfermedad de Alzheimer, generaron un modelo de ratón con tres alelos, el que porta una mutación para esa enfermedad, el alelo condicional knock-out de SIRT1 y el transgén Nestin-Cre con expresión específica de Cre en cerebro. De acuerdo con lo observado in vitro, los resultados con estos ratones
demostraron que la carencia de SIRT1 aumentaba la presencia de placas β-amiloide en
el cerebro. En contraste, los ratones transgénicos de línea germinal que sobreexpresaban
SIRT1 como resultado de recombinación homóloga e inserción de una copia de cDNA de
este gen en seguida del promotor de β-actina endógeno, presentaron menores depósitos
de las mismas placas. Investigaciones adicionales indican que SIRT1 desacetila el receptor
de ácido retinoico, el cual activa el gen de α-secretasa. Este a su vez promueve escisión del
precursor de proteína amiloidea, evita formación de placas β-amiloide y protege contra
la neurodegeneración producida por la enfermedad de Alzheimer.
Por otra parte, utilizando una cepa Villin-Cre para sobreexpresar de forma específica
SIRT1 en el epitelio del intestino del modelo genético murino de cáncer de colon
APCmin, demostramos que esta sirtuina disminuye la incidencia de adenomas en animales propensos a desarrollar cáncer debido a que portan una mutación análoga en el
gen del supresor tumoral APCmin, causante de cáncer de colon familiar y de 80% de los
casos de cáncer esporádico en humano (Firestein et al., 2008).
Otros experimentos mostraron que ratones transgénicos que sobreexpresaban niveles
moderados de SIRT1 (de 2,5 a 7,5 veces arriba del nivel basal) bajo el control del promotor específico de corazón α-MHC presentaban cambios atenuados asociados a la
edad en este órgano, como son una disminución en la incidencia de cardiomiopatías,
Acta biol. Colomb., Vol. 16 n.º 3, 2011 153
en la presencia de alteraciones histológicas y en los niveles de proteínas que forman
parte de la familia INK4/ARF, los cuales son inductores de senescencia celular y marcadores de envejecimiento. Además, el aumento en SIRT1 promovió la resistencia del corazón a estrés oxidativo (Alcendor et al., 2007).
Nuestros estudios también demuestran que SIRT1 regula la estabilidad genómica y protege contra linfoma en el modelo de pérdida de heterocigosidad p53+/-. Mediante cruzas
en una línea de ratón se combinó el alelo mutante de p53, el transgén Mx-Cre para expresar Cre en las células linfoides de ratones adultos y cDNA de expresión condicional de
SIRT1 adyacente a un casete de paro de transcripción flanqueado por secuencias loxP. Los
animales inyectados con el inductor de interferón poly(I)poly(C) que expresaron Cre, recombinaron las secuencias loxP, perdieron el casete de paro adyacente al alelo condicional
y por lo tanto sus células linfoides produjeron niveles elevados de SIRT1, tuvieron una
supervivencia 46% mayor después de ser expuestos a radiación gamma en comparación
con ratones control p53+/- que no expresaban la sirtuina (Oberdoerffer et al., 2008).
Otras funciones atribuidas a SIRT1 son la formación de heterocromatina facultativa
(Vaquero et al., 2004), la regulación de la diferenciación celular (Zhao et al., 2005), la
supresión de apoptosis en respuesta a estrés (Vaziri et al., 2001), la resistencia celular
durante deficiencia de oxígeno (Chen et al., 2006) y la reparación de ADN inducida por
luz UV (Wei et al., 2008).
Una de las funciones de sirtuina nuclear SIRT6 fue descrita por Mostoslavsky et al.,
2006, en un modelo knock-out de línea germinal que se generó por medio de reemplazo
de los exones 1-6 en un proceso de recombinación homóloga. La ausencia de dichas
secuencias génicas, además de un marcado retraso en el crecimiento corporal, también
promovió bajos niveles de grasa subcutánea, colitis, linfopenia, osteopenia, entre otras
deficiencias metabólicas, efectos que condujeron a muerte prematura de los ratones al
día 24 de vida. Sin embargo, los ratones que carecían de SIRT6 específicamente en
cerebro, alcanzaron su tamaño corporal normal a la sexta semana pero presentaron
retraso en el desarrollo postnatal, obesidad durante la etapa adulta y reducción en los
niveles hipotalámicos de proopiomelanocortina (POMC), del homólogo 1 de la proteína single-minded (Sim1) y del factor neurotrófico derivado de cerebro (BDNF), todos
estos factores relacionados con obesidad en humanos.
SIRT7 es una de las tres sirtuinas que también se localiza en núcleo, específicamente
dentro del nucléolo. Para el estudio de su función Vakhrusheva et al., 2008, generaron
un modelo knock-out mediante reemplazo génico, el cual presentó hipertrofia cardiaca,
cardiomiopatía inflamatoria y disminución en longevidad. Experimentos in vitro demostraron que p53 es sustrato de SIRT7 y que el mecanismo molecular que subyace al
fenotipo cardiaco observado en este ratón está relacionado con la hiperacetilación y activación de dicho factor transcripcional, y en consecuencia con un aumento en la
apoptosis de células de corazón debido a la ausencia de esta sirtuina.
SIRT2 se localiza en citoplasma y regula ciclo celular (North y Verdin, 2007), tumorogénesis (Hiratsuka et al., 2003) y adipogénesis (Jing et al., 2007). Esta sirtuina interacciona con el factor de transcripción HOXA10 que regula embriogénesis y desarrollo
(Bae et al., 2004). Además, inhibidores de SIRT2 en diversos modelos han demostrado
que esta juega un papel importante en neurodegeneración (Garske et al., 2007).
Lombard et al., 2007, desarrollaron ratones knock-out para las tres sirtuinas mitocondria-
154 Artículo de reflexión - Genética molecular y biogerontología en la era posgenómica: un enfoque en las sirtuinas.
Michán, Castillo.
les, SIRT3, SIRT4 y SIRT5. Aun cuando estos animales parecen normales y únicamente
la deficiencia de SIRT3 causó hiperacetilación de proteínas mitocondriales, se han logrado identificar diversas funciones de estas sirtuinas. Nuestros datos demuestran que
SIRT3 se regula dinámicamente por la dieta y el ejercicio en músculo esquelético (Palacios
et al., 2009). Experimentos in vitro e in vivo indican que SIRT3 reduce la producción de
especies reactivas de oxígeno, protege de muerte celular inducida por daño oxidativo,
y a través de este mismo mecanismo media los efectos antienvejecimiento de la restricción calórica que previenen la pérdida auditiva dependiente de la edad (Shi et al., 2005;
Someya et al., 2010). Además, se ha demostrado que SIRT3 regula la oxidación de
ácidos grasos (Hirschey et al., 2010), la hipertrofia cardiaca (Sundaresan et al., 2009),
y juega un papel importante como supresor tumoral (Kim et al., 2010). Los ratones
deficientes de SIRT4 presentan niveles de secreción de insulina mayores en respuesta a
glucosa y aminoácidos en comparación con animales que presentan alelos silvestres
(Haigis et al., 2006). El ratón mutante de SIRT5 presenta desregulación en la actividad
de carbomoil fosfato sintetasa 1 (CPS1), alteraciones en el ciclo de la urea y altos niveles
de amoniaco en sangre durante el ayuno (Nakagawa et al., 2009). En resumen, las sirtuinas desempeñan funciones diversas a nivel celular, muchas de ellas relacionadas con
los procesos de envejecimiento en mamíferos.
CONCLUSIONES
La era posgenómica que estamos viviendo actualmente es el resultado de una serie de
avances científicos y tecnológicos que han revolucionado la biomedicina y la forma de
aproximarnos a la genética. Ya conocemos en detalle la anatomía de los genomas y el
reto al que nos enfrentamos en la actualidad es entender la función de cada uno de los
componentes de éste, incluyendo a los genes, a otras secuencias codificantes y a las
diferentes regiones de ADN no codificante que contienen en abundancia los genomas
de los mamíferos. Desconocemos aún la función de todos los genes, la causa de una
gran variedad de enfermedades y apenas estamos empezando a entender algunos de los
mecanismos biológicos que participan en envejecimiento. La biogerontología promete
un importante desarrollo en las próximas décadas, en donde nuevos gerontogenes,
múltiples blancos e interacciones moleculares faltan por descubrir. De las sirtuinas, si
bien para algunas se han reportado varias funciones como es el caso de SIRT1, de otras,
como por ejemplo de las mitocondriales SIRT3, SIRT4, SIRT5, se desconocen muchas
de sus funciones a pesar que la falta de SIRT3 incrementa acetilación global de proteínas mitocondriales. Diferentes aproximaciones genéticas siguen desarrollándose y en
varios modelos biológicos, los cuales abrirán las puertas hacia nuevos descubrimientos
que sin duda alguna continuarán revolucionando la biomedicina y biogerontología.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a la Dra. Martha Zentella de Piña, al Dr. Enrique Piña Garza, al
Dr. Edgar Zenteno Galindo y al Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México por el apoyo que les brindaron
durante la realización de este trabajo.
Acta biol. Colomb., Vol. 16 n.º 3, 2011 155
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