TEMA: 3 BIEN COMUN

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TEMA: 3
B
IEN COMUN
El progreso como “vocación”
OBJETIVO: Reflexionar acerca de nuestra vocación conjunta de
buscar el progreso en comunidad (bien común), como proyecto de
Dios para el hombre, para propiciar acciones concretas que
permitan responder a estellamado.
NUESTRA EXPERIENCIA
Coordinador: (Alguna motivación y enlace con el tema anterior)
En este ambiente de oración y reflexión por nuestra patria, al hacer memoria y celebrar los
acontecimientos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la revolución mexicana,
estamos recuperando en nuestra conciencia los valores por los que se luchó y dieron su vida tantos
hermanos nuestros. Valores que hoy nos llevan a cada uno de nosotros mexicanos y mexicanas a un
compromiso de amar a nuestra patria y cómo la amaremos mejor sino cumpliendo con responsabilidad
nuestra tarea en bien de todos.
Para la catequesis de este día partimos de las siguientes preguntas ¿cómo me quiero ver en cinco
años? (se anima a cada participante a dar su propia respuesta).
Ahora pensemos ¿cómo quiero ver mi colonia (comunidad, barrio, colonia, delegación, ciudad) en
cinco años? (se anima a cada participante a dar su propia respuesta).
Ahora pensemos ¿cómo quiero ver mi país en cinco años? (se anima a cada participante a dar su
propia respuesta).
Sin lugar a dudas todos queremos vernos mejor a como estamos. Queremos que la vida de nuestra
colonia (comunidad, barrio, colonia, delegación, ciudad) mejore en lo más elemental para favorecer
mejores condiciones de vida para todos. Todos deseamos el progreso, progresar es nuestra vocación.
Sin embargo, para alcanzar nuestros sueños de progreso nos encontramos con tentaciones y
obstáculos.
¿Cuáles serían las tentaciones que nos encontraríamos a la hora de ponernos en marcha para
alcanzar nuestros sueños de progreso? (hay que resaltar aquellos que tengan que ver con la
búsqueda del bien propio por encima del bien común. Conviene enlistarlos en un pizarrón o una
cartulina).
Muy bien, ahora pensemos ¿cuáles son los obstáculos que nos encontramos para lograr el
progreso de nuestra colonia (comunidad, barrio, colonia, delegación, ciudad)? (hay que resaltar
aquellos que tengan que ver con la búsqueda del bien propio por encima del bien común. Conviene
enlistarlos en un pizarrón o una cartulina).
Aquí tenemos anotadas las tentaciones y los obstáculos que nos encontramos en nuestra búsqueda
de desarrollar nuestra vocación de progreso. De todas ellas concluimos que cuando se pone el bien
propio por encima del bien de todos, del bien común, difícilmente conseguimos desarrollar nuestra
vocación de progreso.
NUESTRA VIVENCIA DE FE
Coordinador: ¿Qué nos dice Dios en su Palabra acerca de esto? Escuchemos una parte del libro de
los Hechos de los Apóstoles
Lector: “Todos los creyentes, que eran muchos, no tenían sino un solo corazón y una sola alma. Nadie
llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. No había entre ellos ningún
necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y
lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hech. 4, 32.3435).
Lector: Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos Señor
Coordinador: ¿por qué no había ningún necesitado entre ellos?
¿Qué era más importante para ellos, el bien de uno o el bien de todos?
Ahora leamos el número 24 de la Carta Pastoral “Conmemorar nuestra historia desde la Fe”.
Lector: Los obispos dicen “valorar los logros, asumir los errores, discernirlos y transformarlos en
sabiduría y oportunidades es condición de todo ser humano que aspire a la madurez y al
progreso. Como nos recuerda el Papa Benedicto XVI, el progreso ha de entenderse no
mecánicamente, sino como vocación. Esto es lo que legitima la presencia y contribución de la
Iglesia en el mejoramiento de las realidades temporales, pues la vocación requiere de hombres
libres y responsables, amantes de la verdad, porque “la verdad del desarrollo consiste en su
totalidad: si no es de todo el hombre y de todos los hombres, no es verdadero desarrollo”4; por
eso, todo desarrollo verdadero se centra en Cristo y tiene como expresión propia la caridad”.
Uno de los grandes principios de la doctrina social de la Iglesia, es el principio del BIEN COMÚN, al
que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. Y lo define,
siguiendo los documentos de la Iglesia, como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen
posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia
perfección” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 164).
La falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos es lo que crea el subdesarrollo, pues la
razón humana, por sí sola, no alcanza a fundar la fraternidad. El subdesarrollo es la frustración de la
vocación de la humanidad y contrario al plan de Dios. En este mundo, por naturaleza imperfecto, la
Iglesia siembra esperanza, aunque sabe que tendrá que convivir con el mal, pues quienes buscan
eliminarlo a cualquier precio incurren en la perversión y en el totalitarismo. La Iglesia, al prolongar este
ideal mediante la misión, actualiza la presencia salvadora del Verbo Encarnado en el mundo y ayuda a
los hombres a preparar un futuro mejor.
Coordinador: Vamos a hacer las siguientes preguntas para quedarnos con el mensaje principal del
texto que hemos leído.
¿Cómo hay que entender el progreso?
El progreso, si no busca el bien de todos ¿es verdadero progreso?
4
Cf. BENEDICTO XVI, Caritas in Veritate, 16-19.
¿Qué entiendes por bien común?
Repasa y, si es posible memoriza, la definición de la doctrina social de la Iglesia.
NUESTRO COMPROMISO
ACTUAMOS
Coordinador: Dejándonos iluminar por la lectura de los Hechos de los Apóstoles ¿qué nos pide
nuestro Padre Dios para que busquemos el bien común?
¿Por qué necesitamos buscar primero el bien de todos antes que el bien personal?
¿Estamos dispuestos a abrazar este compromiso?
¿Qué acciones concretas me comprometo hacer en esta semana para aterrizar mi compromiso? (se
promueve el momento de reflexión personal para que cada quien saque las acciones concretas que va
a realizar)
CELEBRAMOS (Se hace un círculo con los participantes en
torno al cirio pascual)
Introducción:
Como hijos de Dios y como ciudadanos, tenemos el deber de
orar por nuestra Patria. Por eso confiados en el Señor Jesús
que se encarnó en nuestra historia y vive entre nosotros y
nos impulsa a humanizar nuestra sociedad dándole un rostro
nuevo, donde cada uno aprendamos a velar por los intereses
de los demás y no sólo los personales, dirijámonos a Él con
un corazón confiado y deseoso de vivir en comunión con
nuestros hermanos, diciendo juntos:
ORACION POR EL BIEN COMUN
Oremos juntos:
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos desalentados, ante la crisis que
atraviesa nuestra Patria mexicana. Pero queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la
pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.Una Nación que sea reconocida por la verdad.
El compromiso por el bien común nos invita a tener en cuenta las necesidades de todos nuestros
hermanos y no solamente las individuales. Porque bien sabemos que con solidaridad podemos
atender las necesidades de toda la Nación sin excluir a nadie.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para buscar desinteresadamente el bien común y
amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
desterrando el odio y construyendo la paz.
Concedemos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda, reconociendo con
apertura y tolerancia lo que hay de bueno y verdadero en opiniones distintas a las nuestras.
Aquí estamos, Señor, bajo el amparo de tu Madre, Santa María de Guadalupe nuestra dulce y tierna
madre, que desde el Tepeyac nos invita a volver nuestro corazón a ti Jesús, Señor de la historia, así
como un día se lo dijo a San Juan Diego, hoy nos lo repite a cada uno de los mexicanos, “¿No estoy
yo aquí que soy tu madre?”, “¿no estás en mi regazo y corres por mi cuenta?”. Amén.
Coordinador: Porque sabemos que Jesús nos fortalece en este propósito sincero de realizar nuestra
vocación de buscar el bien que convenga a todos antes que el mío propio, recemos la oración de la
fraternidad: Padre nuestro, donde decimos. Danos…,no dame, digamos Padre nuestro…
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