El nivel de vida

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El nivel de vida
Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
A veces nos preguntamos qué es realmente lo que se entiende por el moderno nivel de
vida, y si es o no más elevado que el del pasado.
Nosotros leemos periódicos y revistas y aceptamos las opiniones de peritos en muebles,
de decoradores de interiores, de autoridades en higiene, etc., creyendo que representan
la última palabra en el arte de vivir.
Si vemos fotografías de modernos cuartos de baño, vestíbulos y cocinas con las últimas y
más modernas ideas sobre muebles, decoraciones y equipos, nos convencemos de que lo
que poseemos es ya anticuado, viejo e inservible y de que no estamos viviendo de
acuerdo con los "más altos niveles". Vemos fotografías de automóviles magníficos con
grupos de alegres pasajeros, leemos historias de giras automovilísticas y de viajes en
aviones y empezamos a preguntarnos si el caminar de un lugar para otro o el tomar el
ómnibus o quizás un coche, no pertenece a la Edad Media.
Las nuevas salsas que fabrican para las ensaladas, las decoraciones para la mesa y los
alimentos en latas nos hacen preguntarnos si los métodos antiguos, como el hornear el
pan y los bizcochos en la casa y comer lo cocinado en el fogón, no pertenecen ya a la
antigua forma de vida que dejó de existir hace miles de años. Nos sentimos inclinados a
creer lo que leemos y a llegar a la conclusión de que nos estamos quedando muy atrás de
los métodos modernos y de las costumbres del día. Nos hallamos en un aprieto
constante al tratar de ajustarnos a la corriente y cubrir los gastos, no importa cuanto
ganemos
Los Estados Unidos de América están indudablemente a la vanguardia del resto del
mundo en modas y debilidades y en agravante agitación por constantes
perfeccionamientos de naturaleza no esencial. No obstante lo que leemos sobre la
necesidad de la refrigeración eléctrica en cada hogar y la de mantener nuestros
alimentos a cierta temperatura para poder conservar la salud, lo cierto es que miles y
miles de personas siguen viviendo en perfecta salud y contentos sin esos artificios
eléctricos. Esos aparatos ayudan, pero son en efecto artículos de lujo en vez de
representar las necesidades que los anuncios y la propaganda proclaman.
Había millones de hogares felices en todo el mundo, hace algunos años, en los que no
existían facilidades para bañarse y la casa donde había un cuarto de baño con agua
corriente se la consideraba como una casa moderna. De acuerdo con la reciente
literatura, cada hogar de hoy debería tener dos y medio cuartos de baño y uno de ellos
debería ser de color orquídea ¿Constituye esta clase de cosas necesidades para un
adecuado nivel de vida? Este es el punto importante.
En tiempos de Jorge Washington se daban magníficas fiestas y bailes a los que se
invitaba a las mujeres más bellas de esa época y de su amistad. Se vestían y conducían de
acuerdo con las costumbres del día que representaban los más altos niveles de vida.
Ahora, se nos dice que cualquier muchacha en una tienda u oficina, se viste con más
elegancia que la más encopetada y gloriosamente ataviada dama que jamás concurriera
a una fiesta de Washington.
La calidad del material, los estilos y otros elementos que entran en la apariencia
personal han adelantado tanto, que hacen aparecer lo de hace años como grotesco e
inaceptable. Nos vemos envueltos en un torbellino tratando de descubrir si las reglas,
estilos y modas de ayer siguen activas hoy o si ya se consideran anticuadas.
La nostalgia del pasado
Es sorprendente como a todos nos gusta volver a la propia heredad y sentirnos
cómodamente rodeados, otra vez, de los antiguos contornos. Aquí, en el Oeste, donde
hay tantas montañas y colinas, tantos bosques y valles y lugares donde el aislamiento es
posible, miles de personas que tienen hogares modernos magníficos, con los más
modernos adelantos, construyen cabañas y refugios rústicos de madera entre los
inmensos sequoias de California o a la orilla del río o del mar para vivir en ellas en
verano. Les encanta tener un baúl lleno con ropa sencilla y alejarse de la mansión de
catorce habitaciones o del departamento de diez, para alojarse en la pequeña cabaña o
cobertizo de tres piezas a vivir la "vida natural".
En las grandes ciudades del Este, los que tienen medios para hacerlo fabrican al tope de
las casas de departamentos pequeños cobertizos para tener un jardín o un lugar típico
de lo que era popular y representativo del nivel de vida de hace un siglo o más.
¿Cuál es el motivo por el que en cada casa bien construida el padre de familia insiste en
tener un cuarto que sea su "guarida"? ¿Qué representan esas guaridas? Una vuelta al
viejo nivel de vida. La mayoría de ellas tienen cielos rasos de vigas de madera, suelos
toscamente terminados y, si son lo suficientemente amplias, una chimenea, pero
muebles simples.
El hombre cree que su refugio habrá de ser para él solo; pero la naturaleza humana se
expresa a sí misma; dentro de unas pocas semanas cada miembro de la familia quiere
ocupar la guarida por las noches para leer o sentarse a conversar, mientras el resto de la
casa permanece en sombras, a menos que se esté celebrando alguna fiesta.
Cuando tenemos la oportunidad de regresar a donde gozamos de nuestra juventud, nos
gusta sentarnos en un banquillo a los pies de la abuela o de la madre. Vestida ella con un
vestido de percal y a la cintura atado un delantal a la antigua en lugar del moderno que
representa solamente una pequeña parte de lo que un delantal realmente debería ser.
Todavía nos encanta mirar el fuego en la chimenea; dormir bajo el techo de zinc
escuchando el caer de la lluvia. No nos importa que nos traigan la leche directamente de
la vaca en lugar de venir en caprichosas botellas esterilizadas. Ni nos mortifica que
nuestros tomates vengan de la huerta sin estar esterilizados o empacados
cuidadosamente en latas al vacío.
Después de todo, el verdadero nivel de vida es aquel que expresa nuestro acercamiento
con los demás y con Dios. Los valores espirituales y humanos representan los únicos
ejemplos para juzgar si vivimos o no una vida natural y normal. Mientras más
estudiamos y aprendemos lo que son las leyes de la naturaleza y lo que son los poderes
personales y la habilidad del hombre, menos nos fascina y nos atrae lo artificial y los
ademanes sin importancia e invenciones de la maniática ingenuidad del hombre.
Sin duda alguna hay muchos cerebros científicos en este momento ocupados
febrilmente, miles de personas permaneciendo despiertas y derrochando su vida
tratando de inventar nuevas cosas para lograr la eliminación de las emociones humanas
de nuestra vida diaria. Esas cosas se proclamarán como el más nuevo y el más alto nivel
de vida.
Es interesante que cada místico, filósofo y estudiante de las grandes verdades
fundamentales de la vida eventualmente busquen morar, por algún tiempo, en una cueva
o gruta. Buscaría, así, separarse del mundo y encontrar paz y felicidad cerca de Dios y de
la naturaleza. Esto, después de todo, representa el verdadero nivel de vida.
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