Indemnizaciones por extinción de contrato de altos directivos y por

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Indemnizaciones por extinción de contrato de altos directivos
y por cese de un cargo como directivo general
MIGUEL ÁNGEL MORCILLO PINEDA, abogado y consejero de Lex, Centro de Asesores Técnico Jurídico
L
a empresa que efectúa la consulta tiene suscrito un contrato
de trabajo con un alto directivo,
sujeto, por tanto, a la normativa que
regula esta relación laboral especial,
en el cual se establece para el caso
de extinción del contrato por distintas causas, el derecho del trabajador
a percibir una indemnización cuyo
importe se calcula después de deducir los correspondientes impuestos a cargo del trabajador, de forma
que éste no tenga que deducir de la
indemnización cantidad alguna por
ese concepto. Tiene entendido que
esta cláusula del contrato pudiera no
ser válida y quiere alguna aclaración
al respecto.
Efectivamente en el contrato suscrito
al comienzo de la relación laboral hay
una cláusula que establece el derecho
del trabajador, alto directivo, a percibir, en caso de despido o de extinción
de la relación laboral especial, por
causa no imputable al propio directivo, una indemnización cuyo importe
se calcula después de establecer el
bruto necesario para que, una vez
deducidos los impuestos, el resultado sea el que las dos partes hayan
querido establecer.
En un caso parecido el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía declaró
una cláusula similar nula de pleno derecho y el Tribunal Supremo, posteriormente, revisó está decisión como
consecuencia del recurso interpuesto
por una de las partes.
Igualmente en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra
se examinó la cuestión alcanzándose
como resultado que la cláusula en es-
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tudio era conforme a derecho, es decir que resultaba válida y no se oponía
a lo establecido en el Estatuto de los
Trabajadores.
La sentencia del Tribunal Supremo
sienta el criterio de que, efectivamente, esa cláusula es nula pues supone hacer recaer sobre la empresa
la carga impositiva que corresponde
al trabajador.
El problema del establecimiento de
este tipo de cláusulas, que es perfectamente posible también en un
contrato ordinario, es que para llegar
a determinar el importe neto de la indemnización ha de elevarse el mismo
al importe bruto siendo, en definitiva,
éste importe el que se abona al trabajador para que no tenga que ver
minorada la indemnización fijada en
el contrato. Por supuesto que otro de
los elementos que crea el problema
es el hecho de que la indemnización
supera así el máximo legal no sujeto
al IRPF.
Dice el Tribunal Supremo que este
sistema obliga a la empresa a incrementar la cantidad bruta con el importe neto de la retención fiscal que
resulte en su día, y constituye “un
pacto de aseguramiento de cantidad
líquida que no es en sí mismo ilícito o
inmoral”, pero traslada la obligación
de tributar a un tercero.
La sentencia del Tribunal Superior de
Justicia de Navarra, no solo sostiene
que el precepto citado no prohíbe el
pacto del cálculo de la indemnización
en neto, sino que establece la obligatoriedad de la empresa de compensar
al alto directivo con la cantidad que en
su día se le detraiga por la retención
tributaria, ya que así ha sido expresamente pactado.
El Tribunal Supremo advierte que la
normativa del Estatuto de los Trabajadores referente a los límites de
las indemnizaciones por extinción de
contrato no es aplicable al caso de
los altos directivos “ya que los derechos y obligaciones concernientes
a la relación laboral especial de alta
dirección se regulan, con preferencia absoluta, por la voluntad de las
partes, y las normas de la legislación
laboral común, incluido el ET, solo
serán aplicables en los casos en que
se produzca remisión expresa en el
Real Decreto regulador de la relación
especial o así se haga constar específicamente en el propio contrato, sin
que resulte suficiente a tales efectos
el parámetro indemnizatorio establecido en este caso (45 días de salario
por año de servicio con el límite de
42 mensualidades). En el caso de esta
sentencia se había hecho coincidir el
importe de la indemnización con el
que se aplica a los trabajadores con
contrato ordinario y es por eso que se
producía cierta confusión en el examen de la cuestión.
Pero, como también señala la sentencia citada, los derechos y obligaciones
derivados de esa relación especial de
trabajo han de sujetarse también a las
demás normas que “sean de aplicación”, fundamentalmente las que nacen de la ley, incluidas todas aquellas
que resultan imperativas, de carácter
o naturaleza fiscal.
Y son precisamente estas leyes las
que proporcionan la solución del
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© Maruba.
problema. Singularmente la propia
Ley General Tributaria, que no permite que los tributos se rijan por
acuerdos privados. Así, su Art. 17.4
dispone que “los elementos de la
obligación tributaria no podrán ser
alterados por actos o convenios de
los particulares, que no producirán
efectos ante la Administración”.
El hecho imponible, en fin, solo es
la obtención de la renta que provenga del trabajo (arts. 6 de ambas
disposiciones). “Desde esta perspectiva –dice el Tribunal Supremo–, si
otorgáramos validez a un pacto privado que, como sucede en el caso
de autos, delega en el empresario la
obligación de satisfacer (no solo retenerla e ingresarla) la deuda tributaria, probablemente estaríamos dando
pie a que se debiera considerar como
“rendimientos íntegros del trabajo”
no solo al importe de la denominada
“indemnización neta” sino también a
la cantidad retenida e ingresada en el
fisco por la empleadora, con la paradójica y absurda consecuencia de que
sobre esta última suma igualmente
debería tributar el alto directivo.
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Cuestión distinta sería, que la cuantía
de la deuda tributaria pueda utilizarse válidamente como parámetro para
determinar el montante del salario,
de alguno de sus complementos o de
una hipotética indemnización por la
extinción contractual de la relación
laboral del alto directivo. Este último
matiz pretende que el establecimiento
de una condición del contrato en tal
sentido podría ser válido al considerar
como condición más beneficiosa un
complemento así en relaciones laborales comunes.
En suma, es posible legalmente establecer una cláusula que defina el
importe del salario teniendo en cuenta las cargas fiscales del trabajador,
pero resultaría nula una cláusula que,
como la de la consulta, se limitara a
establecer la fórmula para determinar el importe de la indemnización
mediante la consideración del importe bruto de la misma como neto, es
decir, transformando en neto lo que
es por esencia una cantidad bruta
sujeta al pago del correspondiente
impuesto a cargo del sujeto obligado al mismo.
U
n trabajador que ostentaba
la categoría de jefe de administración de una empresa es
nombrado director general y, posteriormente, por circunstancias que no
viene al caso, resultó cesado en esa
condición. En esa circunstancia se
plantea si el trabajador debe volver
a su antiguo puesto de trabajo o se
extingue la relación laboral y, en este
supuesto, cuál ha de ser el importe de
su indemnización.
El artículo 9 del RD 1382/1985 de
1 de agosto, que regula la relación
laboral especial de alta dirección, establece que cuando el alto directivo
alcance esa posición en la empresa
mediante promoción interna, es decir, proviniendo de una relación laboral común, debe formalizarse el contrato por escrito y especificarse en el
mismo “si la nueva relación sustituye
a la común anterior, o si esta ultima
se suspende.
Además, se dispone que en el caso de
no hacerse esta precisión en el contrato “se entenderá que la relación
común queda suspendida”.
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El periodo del tiempo durante el que se desarrollan funciones
La situación es bastante frecuente y
por eso mismo, se presta a ser utilizada como fuente de fraudes. Para
evitarlo, el articulo 9 del RD prescribe
que si se optase por la sustitución de la
relación común por la especial, esa modificación del status del trabajador solo
producirá efectos una vez transcurridos
dos años desde la firma del contrato.
de alto directivo no es computable a efectos de determinar
la antigüedad y fijar la indemnización en caso de despido
laboral común que mantenía con la
demandada. Se entiende en algunos
casos que, al haber pasado el trabajador a prestar servicios con una relación de alta dirección y ser despedido
en esa situación, es la relación laboral
especial la que se extingue y al haber
sido calificado el despido de improcedente, el trabajador tiene derecho
a reanudar el vínculo común, sin
perjuicio de la indemnización a que
tenga derecho por la extinción de la
relación laboral de alta dirección, correspondiéndole una indemnización
de 20 días de salario por año de servicio, propio de la relación laboral de
alta dirección, con un tope de doce
mensualidades, substituible por la
reanudación de esa relación especial
si así lo convinieran las partes.
Y la solución legal a los efectos de la
extinción de esta relación especial es
que, al extinguirse la relación laboral
especial de alta dirección, es el trabajador el que puede decidir reanudar la relación laboral común. Todo
ello, añade el RD “sin perjuicio de las
indemnizaciones a que pueda tener
derecho a resultas de la extinción”.
En alguna sentencia se ha determinado que la empresa debe abonar la
indemnización fijada para el despido
improcedente (si esta es la fórmula de
la extinción) dejando abierta la posibilidad de que ambas partes acuerden
reanudar la relación laboral inicial, es
decir, la común, y sin perjuicio de que
el trabajador opte, dentro de los veinte días siguientes a la notificación de
la sentencia, por reanudar la relación
Si solo examinamos la letra del artículo 9 del RD es claro que lo que se concede al alto directivo cuyo despido ha
sido declarado improcedente, es una
opción a reintegrarse a su relación
laboral común que se encuentra suspendida, en aplicación del apartado 2
del citado precepto legal.
© Vitaliy Pakhnyushchyy.
Y el Tribunal Supremo en su sentencia
de 18 de febrero de 2003, siguiendo
lo establecido en sentencia de 6 de
mayo de 1985, ha establecido, en
resumen lo siguiente:
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El primitivo contrato de trabajo ordinario queda en suspenso cuando el
trabajador ha sido designado para un
alto cargo. No se trata de que existan “relaciones jurídicas paralelas”,
sino de suspensión de unas relaciones
contractuales iniciales que quedan
en fase de letargo mientras vive y se
desarrolla otra relación especial que
sustituye a la primera, la que a su vez
vuelve a cobrar vida cuando se cesa
en el alto cargo.
No deben computarse, a efectos de
fijar la indemnización correspondiente por despido en la relación laboral
ordinaria, los años en que el trabajador desempeñó la actividad de alta
dirección.
El periodo del tiempo durante el que
se desarrollan las funciones correspondientes al alto directivo no es
computable a efectos de determinar
la antigüedad y fijar la indemnización
en caso de despido en la relación laboral ordinaria. Es decir que, en caso
de tener que abonar una indemnización por la extinción total de la relación laboral, su importe se calculará
deduciendo del periodo de prestación
de servicios el correspondiente a la relación laboral de alta dirección. La razón es que la relación laboral especial
habrá sido, en su caso, indemnizada
conforme a lo previsto en el contrato
o en la legislación especial.
Lo importante es decidir qué efectos
produce la extinción de la relación laboral especial, por despido improcedente, sobre la relación laboral común que
hasta ese momento está en suspenso.
Si se extingue el contrato de trabajo
de alta dirección por despido declarado improcedente, estando suspendida
la relación laboral común, el trabajador tendrá la opción de reanudar la
relación laboral de origen, es decir la
relación laboral común. El precepto
solamente da al trabajador la posibilidad de reanudar la relación laboral
común que hasta ese momento se
encontraba suspendida. Pero no le
permite optar por la extinción de la
relación laboral de manera definitiva.
Por tanto lo único que puede hacer
el trabajador es continuar la relación
laboral ordinaria, o, mejor dicho, reanudar ésta. En definitiva, en el caso
de la consulta, el alto directivo podría
reanudar su relación como Jefe administrativo pero no puede darla por
terminada. A menos, claro está que lo
haga mediante solicitud de baja voluntaria sin derecho a indemnización. 
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