311-2010 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las nueve horas y cincuenta y cinco minutos del día nueve de febrero de dos mil once. Analizada la demanda de amparo firmada por el señor José María Calderón Oliva, junto con la documentación anexa, es necesario realizar las consideraciones siguientes: I. El actor manifiesta que dirige su reclamo contra el Director General de la Policía Nacional Civil, autoridad a quien atribuye “… la decisión inconsulta e injustificada […] de negárse[le] la recontratación de [su] plaza…”, así como “… el negárse[le] la igualdad de condiciones con los distintos afiliados a las otras administradoras de fondos para pensiones y poder tramitar [su] jubilación sin necesidad de haber tenido que renunciar en el ejercicio de [sus] funciones…”. Sostiene que se encontró en la necesidad de solicitar “… el acuerdo de cesantía […] no por querer desvincular[se] de la institución sino para llenar un requisito sine qua non […] para poder tramitar el beneficio a la pensión…”; agrega que, al pedir la carta de cesantía, solicitó que se le “… recontratara de forma provisoria mientras dura el tramite [sic] de la pensión…”, lo cual le fue denegado. Además, expresa que se le debió dar “… una remuneración económica por el servicio prestado por el […] tiempo laborado eficientemente…”. De igual manera, indica que el Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos “… exige el estar cesante para tramitar la jubilación mientras que las otras instituciones de pensiones no requieren dicho requisito…”. Como consecuencia de lo reseñado, estima que se han vulnerado sus derechos a la igualdad y a la estabilidad laboral –como manifestación del derecho al trabajo–. II. Delimitados los elementos que constituyen el sustrato fáctico de la pretensión de amparo, es necesario exteriorizar de forma sucinta los fundamentos jurídicos de la presente decisión. 1 Tal como se ha sostenido en las resoluciones del 12-V-2003 y del 5-II-2004, pronunciadas en los amparos clasificados bajo las referencias números 217-2003 y 32-2004, respectivamente, en este tipo de procesos las afirmaciones de hecho de la parte actora deben en esencia justificar que el reclamo planteado posee trascendencia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable vulneración de derechos fundamentales. Por el contrario, si tales alegaciones se reducen al planteamiento de asuntos puramente judiciales o administrativos consistentes en la simple inconformidad con las actuaciones o el contenido de las decisiones dictadas por las autoridades dentro de sus respectivas competencias, la cuestión sometida al conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que se traduce en un vicio de la pretensión que imposibilita su juzgamiento. En otros términos, en la queja elevada a los estrados de la jurisdicción constitucional debe exponerse y fundamentarse una posible transgresión a los derechos constitucionales que se derive del acto cuyo control se solicita, pues la proposición de una cuestión propia y exclusiva del marco de la legalidad, limitada al conocimiento y decisión de las autoridades ordinarias, representa un defecto en la causa de pedir de la pretensión de amparo que se traduce en la imposibilidad de juzgar, desde la óptica constitucional, el reclamo formulado. En ese orden de ideas, se ha sostenido en la interlocutoria de fecha 18-XII-2009, pronunciada en el amparo con referencia 512-2009, que si los hechos relacionados en la pretensión constitucional de amparo consisten únicamente en una simple inconformidad con lo actuado por una autoridad jurisdiccional o administrativa, aquella debe ser repelida por haber imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde la perspectiva constitucional. Y es que decidir al respecto de lo planteado en la demanda, cuando es evidente la falta de fundamentación constitucional, significaría invadir la esfera de la legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde esa perspectiva las actuaciones de los funcionarios o autoridades que se desenvuelven dentro de sus atribuciones, aspecto que no corresponde a su conocimiento. Dicha situación motiva el rechazo de la pretensión de amparo mediante la figura de la improcedencia, debido a la falta de competencia objetiva respecto del supuesto planteado. 2 III. Con el objeto de trasladar las nociones esbozadas al caso concreto, se efectúan las consideraciones siguientes: 1. De manera inicial, se observa que el peticionario manifiesta dirigir el presente amparo contra el Director General de la Policía Nacional Civil por “… la no recontratación de [su] empleo, y […] la negativa a reconocer[le] una prestación económica…”, así como por “… negárse[le] la igualdad de condiciones con los distintos afiliados a las otras administradoras de fondos para pensiones y poder tramitar [su] jubilación sin necesidad de haber tenido que renunciar…”. Para justificar la inconstitucionalidad de las actuaciones apuntadas y, específicamente, para fundamentar la presumible transgresión de sus derechos a la igualdad y a la estabilidad laboral –como manifestación del derecho al trabajo–, el actor aduce que se vio “… obligado a renunciar al trabajo de forma obligatoria…”, ya que el Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos “… exige el estar cesante para tramitar la jubilación mientras que las otras instituciones de pensiones no requieren dicho requisito…”. Asimismo, arguye que: “… se [le] debe dar la recontratación en la institución o una remuneración económica por el servicio prestado por el […] tiempo laborado eficientemente…”. 2. Al respecto, a partir del análisis de los argumentos esbozados en la demanda, así como de la documentación incorporada a este expediente, se advierte que, aun cuando el actor afirma que existe vulneración a sus derechos constitucionales, sus alegatos únicamente evidencian su inconformidad con la decisión de la autoridad demandada de no contratarlo nuevamente después de su renuncia y de no otorgarle una indemnización por el tiempo laborado, así como con el requisito establecido en la Ley del Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos de “… estar cesante para tramitar la jubilación…”. Con relación a ello, cabe recalcar que el señor Calderón Oliva presentó su renuncia a la corporación policial y, aunque sostiene que fue obligado a hacerlo, no se advierte que la autoridad demandada –es decir, el Director General de la Policía Nacional Civil– le haya requerido la aludida renuncia o que haya llevado a cabo actos que obligaran al peticionario a 3 cesar su relación laboral con dicha institución, dado que el mismo demandante expresa que la razón que motivó su renuncia fue “… para poder tramitar el beneficio a la pensión…” ante el Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos. Ahora bien, de la documentación adjunta, se observa que el interesado interpuso su renuncia a la plaza de colaborador administrativo que ocupaba y que presentó peticiones en las que requería que se suscribiera un nuevo contrato laboral o que se le pagara una indemnización pecuniaria por el tiempo laborado. Asimismo, de los documentos incorporados a este expediente, se colige que tales peticiones fueron resueltas por diversos funcionarios de la Policía Nacional Civil, en el sentido que lo requerido no era posible por las razones manifestadas en las resoluciones correspondientes. En ese orden, se advierte que aunque el pretensor arguye que se ha vulnerado su derecho a la estabilidad laboral –como manifestación del derecho al trabajo–, en realidad sus argumentos únicamente denotan su inconformidad con las decisiones que denegaron sus solicitudes de ser contratado nuevamente en la corporación policial y de que se le otorgara una indemnización por el tiempo laborado, situaciones que –es preciso aclarar– no constituían una obligación de la autoridad demandada de conformidad con lo establecido en las disposiciones infraconstitucionales aplicables. Aunado a lo anterior, el actor expresa que su derecho a la igualdad ha sido conculcado debido a que el Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos exige como requisito para tramitar la jubilación que el interesado haya renunciado a su cargo, mientras que las otras administradoras de pensiones no requieren dicha condición; sin embargo, se observa que la presunta transgresión al derecho antes citado no es, bajo ninguna perspectiva, atribuible a la autoridad demandada, en tanto que el Director General de la Policía Nacional Civil no es la autoridad emisora de la disposición que establece dicho requisito, ni tampoco se infiere que dicha autoridad haya aplicado dicha normativa, por lo que es imposible colegir las razones por las que la referida autoridad habría infringido el derecho a la igualdad del peticionario. 4 Como consecuencia de los argumentos expuestos no se colige la trascendencia constitucional del reclamo presentado por el señor Calderón Oliva, ya que únicamente se advierte la inconformidad de este con las decisiones del Director General de la Policía Nacional Civil de no contratarlo nuevamente después de su renuncia y de no otorgarle una indemnización por el tiempo laborado. Por ende, se observa que el interesado con su queja busca que se invaliden las decisiones antes relacionadas a partir de la revisión de su contenido, de las disposiciones de la legislación secundaria y de la aplicación que la autoridad demandada realizó de estas, todo ello a partir del análisis de las circunstancias específicas del caso particular, lo cual no es competencia de esta Sala. 3. En virtud de las circunstancias y aclaraciones apuntadas se concluye que en el presente proceso no se advierte la trascendencia constitucional de la queja sometida a conocimiento de este Tribunal, dado que la reclamación planteada constituye una simple inconformidad con las actuaciones impugnadas, situación que evidencia la existencia de un defecto en la pretensión de amparo que impide la conclusión normal del presente proceso y vuelve procedente su terminación mediante la figura de la improcedencia. Por tanto, con base en las consideraciones precedentes y lo establecido en el artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Declárese improcedente la demanda de amparo presentada el señor José María Calderón Oliva, contra las actuaciones atribuidas al Director General de la Policía Nacional Civil, por la presumible vulneración a sus derechos a la igualdad y a la estabilidad laboral –como manifestación del derecho al trabajo–, por tratarse de un asunto de mera legalidad que carece de trascendencia constitucional, de conformidad con lo detallado en el considerando III de esta resolución. 2. Tome nota la Secretaría de esta Sala del lugar y número de fax indicados, así como de la persona comisionada por el señor Calderón Oliva para recibir los actos procesales de comunicación. 5 3. Notifíquese. ---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 6