REALIDAD SOCIO – POLÍTICA Y ECLESIAL DE COLOMBIA 1. REALIDAD SOCIO-ECONÓMICA Y POLÍTICA DE COLOMBIA Lic. Rosa Inés Floriano Pastoral Social – Caritas Conferencia Episcopal de Colombia Colombia es una realidad muy compleja que abordarla implica una mirada que sea capaz de comprender las interrelaciones entre justicia – desarrollo – territorialidad con la paz. En el aspecto económico, Colombia como la mayoría de los países en la región AL, refleja una economía en constante crecimiento pero con serios desafíos en materia de inequidad; por lo que se plantea la importancia de trabajar más en la inclusión y la distribución de la riqueza. Más cuando el crecimiento económico está siendo producto de tres estrategias: a) La apertura a capitales extranjeros (confianza inversionista) producto de una serie de medidas en detrimento de la calidad del empleo y condiciones dignas del trabajo. b) un desarrollo económico basado en la actividad extractiva (minero – energética y petrolera) agudizando la conflictividad asociada a la autonomía, uso y disfrute del territorio y desplazando la actividad agraria. c) la celebración de tratados de libre comercio que ha desestimulado ostensiblemente la producción nacional que está detrás de las recientes y crecientes movilizaciones agrarias que ha paralizado ya 3 veces en un año al país. En este sentido, Colombia experimenta un desafío fundamental en materia de buscar una paz estable y duradera, pues plantea que ella va a depender en mucho de la capacidad de garantizar condiciones de vida para todas y todos los Colombianos. En materia política, Colombia afronta el desafío de la paz negociada que afronta muchos retos, amigos y enemigos. Las distintas experiencias o intentos del pasado, con sus consecuentes frustraciones, ha generado un escepticismo y poca confianza en los Colombianos por una salida negociada y política al conflicto armado interno que nos ha tomado ya más de 50 años: El país se encuentra polarizado en quienes creen que una alternativa militar para derrotar a los actores armados ilegales y quienes creen que solo será posible cerrar esta historia de conflicto por la vía política y negociada. Pero es claro que la paz no se va a concretar con el logro de la firma del acuerdo en La Habana, ese será apenas un paso del proceso que va a requerir al menos 3 generaciones y que implica: despolitizar y resignificar la paz, cada ciudadano y ciudadana debe apropiarse de su responsabilidad de desinstalar la violencia como patrón de conducta y de relación, las instituciones deben replantear su función para servir a la ciudadanía y garantizar sus derechos, y el país encaminarse a construir las condiciones que hagan posible la convivencia de las víctimas y los excombatientes que llegarán a comunidades concretas. 2. REALIDAD COLOMBIA ECLESIAL Y RESPUESTA DE LA IGLESIA EN Monseñor José Daniel Falla Robles Secretario General Conferencia Episcopal de Colombia Hay mucha esperanza en el papel que en esta tarea pueda cumplir la Iglesia por el grado de credibilidad y por el rol histórico de presencia en todo el territorio nacional acompañando a las comunidades afectadas por la violencia. La Iglesia en Colombia ha acompañado los diferentes momentos que el país ha tenido que vivir y en ello ha ido acumulando aprendizajes que le han permitido comprender su papel en la construcción de una paz estable y duradera, a partir de una opción por trabajar para hacer posible la Reconciliación. La respuesta de la Iglesia se refleja en la comprensión de que la construcción de la paz y la Reconciliación no es una pastoral concreta, no es un programa en particular y mucho menos acciones aisladas. Es todo eso pero en esencia toda la labor de la Iglesia cuando ésta se realiza de manera “intencionada” en favor de la paz. 1.1. Capacidad horizontal: La Iglesia necesita ser facilitadora de espacios de encuentro, de diálogo entre diversos, espacios seguros que hagan posible el diálogo para enfrentar la polarización y construir consensos, acuerdos mínimos sobre los que como país debemos apostar para alcanzar un lugar para todos. Por otra parte, esta tarea es enorme si se comprende que reducir la polaridad y tejer relaciones en los diversos niveles con un país de regiones tan diversas, de culturas tan diversas, con realidades y necesidades tan diversas. Pero esto mismo constituye una riqueza si se logra construir relaciones respetuosas de la diversidad, sumando esfuerzos en tan variadas iniciativas que hagan posible avanzar sobre un acuerdo nacional de mínimos por la paz y la reconciliación. 1.2. Capacidad vertical: La Iglesia reconoce que su mayor potencial de aporte a la construcción de la Paz está en su presencia positiva en los diversos ámbitos o niveles de la sociedad: 1.2.1. Construcción de la paz desde la Base: Constituye toda la labor de trabajar con las comunidades “Reconciliadas y Reconciliadoras”, que crecen en su capacidad de transformar las relaciones como el lugar desde donde la Paz se construye y se hace posible la reconciliación y que la memoria del conflicto nos ha llevado a priorizar en 3 tipos de relaciones: relaciones comunitarias (recuperar la capacidad de afrontar de manera no violenta y solidaria los problemas comunes), relaciones políticas ciudadanía – institucionalidad (transformar caminando con la institucionalidad y recuperarla para la ciudadanía pasando de un enfoque reivindicativo a un enfoque colaborativo); relaciones con el territorio que es donde se materializan las apuestas, los sueños y donde se pone en práctica toda la fuerza transformadora de las comunidades desde elementos culturales, ambientales, económicos que se denominan “planes de vida” con un enfoque de justicia restaurativa. 1.2.2. Construcción de la paz centro – afuera: Es un desafío para la Iglesia tender puentes de diálogo y acción en una sociedad tan polarizada. Esto significa abrir espacios para que se fortalezcan iniciativas de los territorios, entre plataformas de organizaciones de sociedad civil, la asociación de diversos actores (sociedad civil, empresarios, organizaciones comunitarias, autoridades locales y territoriales) para materializar visiones y apuestas regionales de desarrollo y paz. 1.2.3. Construcción de la Paz desde los tomadores de decisión: En este nivel la Iglesia trabaja fuertemente usando mecanismos de incidencia política y en generadores de opinión que permitan garantizar condiciones a los diversos procesos que implica la construcción de la paz: Reconocimiento, reparación integral a las víctimas y restitución de las tierras producto de despojo. Procesos de reintegración social, económica y comunitaria de excombatientes. Procesos de desarrollo integral e incluyente Participación política real, fortalecimiento a la democracia y la gobernanza. Erradicación de la corrupción Seguridad ciudadana y desmilitarización de las estrategias de convivencia.