Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM Prácticas de ciudadanía comunicativa en el espacio público extendido. Actores sociales en defensa de la vida MAIDANA Elena Silvia CASALES, Marina ALFAYA Sonia MILLÁN, María del Rosario DEI CASTELLI, María Alejandra TASSI, Marcos Resumen Con esta presentación se busca compartir reflexiones en torno a modalidades de ejercicio de ciudadanía comunicativa (Mata, 2012) en el espacio público expandido (Reguillo, 2002) que alude a la ampliación a escala global de representaciones nodales orientadoras que atraviesan lo nacional y lo local. En un contexto de acumulación por desposesión, autonomización de esferas sociales, de redefinición de la ciudadanía en términos de múltiples campos de su ejercicio, y de rediscusión de la política, se aceleran también procesos de intensificación de fronteras en distintos niveles (micro, mezo y macrosocial), esferas y ámbitos (social, política, de género, local, nacional, urbana). Frente a esas dinámicas emergen ciertas modalidades expresivas y políticas que con su “aparición” (Arendt, 2003, 2007) en el espacio público en sus diferentes interfaces (territorial, mediática y digital) y mediante la creación de acontecimientos de comunicación pública, ponen en cuestión esas fronteras. En esta ponencia focalizamos en dos estudios de caso: Colectivo de Acción contra las Violencias de Género y la Mesa Provincial por el No a las Represas, que aún con diferencias en sus formas de organización y gestión coinciden al poner en debate el valor de la vida en las sociedades contemporáneas. Estos grupos se van constituyendo en su hacer como actores políticos y por lo tanto como sujetos con capacidad de demanda y proposición frente a poderes hegemónicos. Palabras clave: ciudadanía comunicativa; espacio público expandido; sociedad en movimiento; aparición ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM Para pensar las dimensiones políticas de la comunicación El itinerario emprendido nos ha llevado a revalorar el sentido político de la comunicación en un mundo que se ha vuelto tecnológicamente interconectado y a la vez socialmente excluyente. Al respecto, consideramos que dicho propósito: repolitizar la comunicación, demanda revisar y reforzar concepciones que han vuelto a tener legitimidad sobre todo en la región: la comunicación como derecho humano / bien social y como factor estratégico para la transformación igualitaria-emancipatoria de nuestros países y el mundo. Cabe señalar que el derecho a la comunicación fue enunciado por primera vez en el Informe Mc Bride de la Asamblea General de Naciones Unidas, del año 1977. Considerado por algunos como un derecho de cuarta generación y por otros como un derecho marco, o primer derecho, incluye -pero no se limita- al derecho a la libertad de prensa, a la información, también abarca el derecho a la palabra pública; a la igualdad y no discriminación; a la identidad; a la propia lengua; a preservar la propia cultura; a organizarse; a acceder a la información, a la protección de autoría; a crear y mantener medios de comunicación (Vargas, Zapata; 2010). La ley Nacional 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual enmarca a dichos servicios públicos dentro del derecho a la comunicación. Otra vía posible para considerar las dimensiones políticas de la comunicación es la abierta por María Cristina Mata quien problematiza la articulación entre comunicación y ciudadanía, clave –sostiene- “para pensar el modo en que se desarrollan los procesos de producción de la hegemonía por un lado, y por otro la constitución de los sujetos públicos en las sociedades actuales” (2005:3); y reconceptualiza a la ciudadanía, entendiéndola como: “práctica que implica la capacidad de ser sujeto en todos los ámbitos en que se construye poder …y la capacidad de ordenar la vida en sociedad” (Ibid:5). La práctica ciudadana así entendida supone no sólo el ejercicio de deberes y derechos individuales en relación con el Estado sino que implica al mismo tiempo un modo específico de aparición e intervención de individuos y grupos en el espacio público con reclamos, denuncias, también proyectos y propuestas respecto de diversos ámbitos que hacen a su experiencia y un cuestionamiento a las apropiaciones privadas de los espacios y bienes públicos, de la información, conocimiento, expresividad, comunicabilidad fundamentales para la configuración de subjetividades. Desde esta perspectiva marcadamente comunicacional, plantea Mata, es impensable el ejercicio ciudadano sin considerar las apariciones públicas de la ciudadanía, la condición de público del ciudadano y la centralidad insoslayable de los medios masivos y las redes informáticas como escena contemporánea privilegiada de intercambio social y de visibilidad pública. Por eso, afirma: “las reflexiones sobre la condición ciudadana como condición necesaria de la democracia resultan limitadas si no se relacionan con esta nueva característica del espacio público” (Ibid: 6). Y allí radica el problema, explica la autora, ya que si bien actualmente predomina la forma de visibilidad mediática el hecho de que los medios y la web estén signados por la lógica mercantil –individualista, efectista, efímera-, de que operen a favor de los poderes económicos y políticos, de que funcionen como aparatos ideológicos del poder, no contribuyen a generar ciudadanía. Los medios masivos y las redes globales por lo tanto no operan como dispositivos de un espacio público ciudadano, como espacios de interacción que vuelven posible la colectivización de intereses, necesidades y ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM propuestas. Así, si bien brindan existencia pública a los individuos y grupos visibilizándolos ante los demás, no cubren la necesidad ciudadana: que cumplan una función mediadora / articuladora que salve las distancias entre la ciudadanía y los poderes económico-políticos, entre representantes y representados, entre excluidos, pobres, vulnerables y el conjunto de la población. Pero puede ocurrir que frente a la formas hegemónicas de visibilidad e interpelación mediática de los ciudadanos –bajo las figuras que distingue Mata de “sujetos carenciados / demandantes / electores” - ciertas emergencias / apariciones propias de “la sociedad en movimiento” pongan en crisis la auto percepción de los medios como espacios de ciudadanía (tarea que no cumplen dado la lógica productiva mercantil que prima en ellos) y la propia percepción de los ciudadanos que se ven como sujetos impotentes ante el hacer de los medios y poderes hegemónicos. Es entonces cuando con sus prácticas comunicativas que trascienden la escena mediática habilitan ejercicios de “ciudadanía comunicativa”. El término de ciudadanía comunicativa refiere a “un modo específico de aparición de los individuos en el espacio público, caracterizado por su capacidad de constituirse en sujetos de demanda y proposición” (Mata y Córdoba, 2009: xx). Se trata de una noción compleja y multidimensional, ya que supone al mismo tiempo: la articulación de varios derechos a partir del derecho a la comunicación; también la participación colectiva (política / pública) en la toma de decisión sobre lo común, la posibilidad de acción y el entrelazamiento de las referencias identitarias y los reclamos más generales de igualdad ya no sólo en relación al Estado sino en relación con la acción del mercado y todo tipo de dispositivos que promuevan la desigualdad y exclusión. Ciertos rasgos y recursos resultan necesarios para esa irrupción: se trata de una acción litigiosa (frente a un poder a quien se demanda o se propone) que se realiza mediante la reivindicación de la expresión (lo que implica la producción de un habla particular y su reconocimiento en campos discursivos inestables) y del acceso a la información pública. Este concepto presupone considerar analíticamente la dimensión enunciativa, discursiva y pragmática de la acción colectiva en el espacio público. El uso de la información pública y del espacio mediático, la interlocución en diferentes modalidades comunicativas (en co-presencia, a distancia, mediadas tecnológicamente), son prácticas necesarias para que determinados grupos o individuos puedan constituirse como actores frente a otros, en tanto sujetos de derecho en múltiples esferas (política, cultural, social, económica, etc.). Es decir que la lógica de reconocimientos necesaria para la construcción de nuevas ciudadanías (Tejerina, 2005) es posible en tanto se ejerce el derecho a la comunicación –y la búsqueda de su ampliación-, pues de ese modo se puede intervenir en el espacio público y participar en los debates sobre las reglas del orden social, disputar e impugnar las regulaciones discursivas de dicho orden. Como plantean las autoras citadas “el derecho a la comunicación, aunque sea ejercido por individuos, garantiza una ‘libertad de relaciones’, una libertad colectiva que produce no sólo la participación sino la existencia en una comunidad política. La participación libre e igualitaria en las comunicaciones públicas, es decir, el sentido general que podríamos establecer para el derecho a la comunicación como derecho humano, resulta así constitutivo de la subjetividad política democrática, de la existencia de la ciudadanía” (Mata y Córdoba, 2013: 102). Su ejercicio se vuelve imprescindible para la existencia de una sociedad de ciudadanos De allí entonces la tarea imprescindible de dar cuenta y entender las formas de visibilidad de la ciudadanía y de los espacios de ciudadanización o sea de visibilización pública y producción de derechos y deberes. ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM Pero como no todos los sujetos ni todos los grupos tienen las mismas oportunidades de hablar en el espacio público; como hay voces y lenguas legitimadas y otras desprestigiadas (el poder del discurso, ya lo planteó Foucault está más bien en lo que nos está permitido decir) también se vuelve insoslayable atender a las luchas por el discurso y el sentido. La comunicación no se mide entonces por la cantidad de mensajes unívocos susceptibles de ser transmitidos, sino por la capacidad de jugar con diferencias pragmáticas y semánticas con el objeto de plantear desacuerdos y a la vez establecer transacciones contractuales. En función de tal perspectiva entendemos a la comunicación como: 1) proceso de producción de sentido; 2) espacio de interacción y dialoguicidad; 3) experiencia cultural inserta en una trama discursiva; y focalizamos la indagación en prácticas comunicativas del ámbito de la comunicación pública, las que tienen que ver con las experiencias de la vida en sociedad, con disputas y conflictos propios de los procesos implicados en la elaboración de las reglas del orden social; y más específicamente con las apropiaciones colectivas de bienes/espacios públicos y con ejercicios concretos de ciudadanía comunicativa. O sea, buscamos considerar especialmente la dinámica comunicacional de la sociedad movilizada que se hace visible justamente cuando echa a andar, cuando emerge en el espacio público hoy expandido / transformado y no sólo por la convergencia tecnológica. En ese sentido coincidimos con Zibechi cuando plantea que: “el momento de la revuelta es el que echa luz sobre la sociedad otra…es el conflicto lo que hace visible a los movimientos sociales” (2013: 40). Por eso nos propusimos partir de las prácticas comunicativas de la “sociedad en movimiento” concretadas a la vez en la calle, los medios y la web. Zibechi usa la noción de “sociedad en movimiento” para eludir la de movimientos sociales y para aludir específicamente a movilidades territoriales- políticasepistemológicas-socioculturales-subjetivas de sectores, colectivos, comunidades que se movilizan en pro de la construcción de una sociedad otra y cuyo gran desafío más que demandarle al Estado es encontrar modos de producir y de vivir diferentes del capitalismo, de la modernidad occidental /colonial / imperial /del patriarcado y demás matrices de la desigualdad. Con esos desplazamientos se va experimentando sobre la marcha en torno a la vida en común, la producción colectiva de bienes materiales y simbólicos, el gobierno comunal, la comunicación, subjetividades y sensibilidades; desde otros principios y supuestos -como el de Buen vivir- desde otros sentidos comunes, desde representaciones nodales (Reguillo) construidas colectivamente y que motorizan sentidos políticos fundamentales para la vida y la socialidad. Desde la perspectiva de Jacques Rancière podríamos pensar tales movilidades como los dislocamientos propios de la resistencia y lucha de los desalojados históricamente de la condición humana y del espacio público por las biopolíticas dominantes: mujeres, niños, indígenas y tantos otrxs concebidos sin logos, ubicados por fuera de la cultura y el lenguaje, por ende de la sociedad y de la polis; seres sin nombre, sin historia, sin poder de participación en el ágora ni de decisión sobre el/lo común, sobre la res pública. Con tales acciones individuales y colectivas los movilizados chocan necesariamente con el poder establecido. Es entonces, sostiene Rancière (1996, 2010), cuando se concreta la política en sentido fuerte en tanto desacuerdo, al confrontar desde el pensar, hacer, sentir y decir la división histórica occidental / colonial / patriarcal de lo sensible; al salirse de los lugares de la desigualdad heteroasignados para unos y otros. Revisar las visibilidades públicas La revisión de las visibilidades públicas nos llevó a problematizar ciertas cuestiones, en particular las apariciones sociales y las formas de la manifestación. A propósito de la ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM “aparición” sostiene Arendt (2003, 2007) que con la acción y la palabra nos insertamos en un mundo donde están presentes otros, abriendo así una posibilidad inédita, distinta a las ya existentes. Desde ese perspectiva ser es (a) parecer; aunque no implica total visibilidad, ya que en lo social lo visible nunca deja de ser opaco porque está mediado (por el lenguaje, la historia, la cultura), cargado de densidad histórica-discursiva y sobre todo porque, dice Arendt, no podemos prever su curso. La acción como inicio no es el comienzo de algo, sino de alguien, por eso debe contener la respuesta planteada a todo recién llegado: ¿quién eres tú?. Claro que no puede tener lugar en el aislamiento, ya que quien empieza algo sólo puede acabarlo cuando consigue que otros le ayuden. Es inicio que para su realización necesita de muchos; lo que lleva a pensarnos como actores autoexhibiéndose en un escenario: el espacio público, el único lugar donde los hombres pueden mostrarse con sus actos en tanto quienes son, afirma la autora. La función del ámbito público es así iluminar los sucesos humanos al proporcionar un espacio de apariencias. En ese sentido, lo público indica mundo común, entendido como comunidad de cosas que une y separa, a través de relaciones que no suponen la fusión. Por eso mismo, la acción sólo es política si va acompañada de la palabra, del discurso; ya que en la medida que percibimos el mundo desde la distinta posición que ocupamos en él, sólo podemos experimentarlo como mundo común en el habla. Únicamente hablando es posible comprender, desde todas las posiciones cómo es realmente el mundo: aquello que está entre nosotros, lo que nos separa y nos une. Desde ese punto de vista “un acontecimiento político es una modificación de la manera en que puede decirse una situación y en el reparto de las capacidades de decirlo…así, el poder de una escena, es decir, la potencia del desplazamiento de las posiciones sensibles está siempre ligado al hecho de que el ruido se convierta en palabra” (Ranciére, 2010:102-103). Tales planteos, cercanos a la propuesta de una “sociología de las emergencias” (Sousa Santos, 2010) nos indicaron caminos analíticos a seguir para dar cuenta de las “apariciones” de la “sociedad en movimiento” que se dan hoy de forma renovada y simultánea en la intersección y complementariedad -no sin contradicciones- de prácticas comunicativas públicas que se despliegan a la vez en la calle, los medios y la web; en el cruce de espacialidades y temporalidades, sensorialidades y cogniciones múltiples, heterogéneas. Es que el ágora actual –lo dicen sus protagonistas- está en la conexión de plazas, calles, espacios urbanos + medios + web; o sea en el plus de la potencia de los cuerpos, del poder de la palabra y de una situación abierta en red. “Cuando estamos cerca sesionamos en asamblea, cuando estamos lejos en red”, se sostenía a comienzos de siglo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre. Pensamos por eso que la centralidad contemporánea de la mediación tecnológica no debe llevar a descuidar las prácticas de comunicación en co-presencia física; la expresión callejera de los cuerpos vivos y en movimiento que se sostienen con y en aesthesis, sensorialidades, vivencias y experiencias plurales y diversas. Las implicancias políticas de las disputas en y por la calle a partir de creativos agenciamientos corporales y discursivos en concretas interacciones cara a cara, abre la posibilidad de atender y entender renovadas y actuales formas de visibilidad/expresión/acción colectiva; de dar cuenta de una morfología de la protesta, de la manifestación. Según Filleule y Tartakowsky (2015) dicha modalidad excepcional y dramática de expresión política hace al repertorio de la acción colectiva. En tanto interacción concreta y simbólica entre diversos actores, ya sea directamente presentes, ya sea implicados a distancia, la manifestación ha sido y es un instrumento de lucha, de presión, de conquista de derechos; uno de los modos principales de expresión moderna de la protesta social, de comunicación de la conflictividad social. Y en tanto forma de participación en las decisiones que les conciernen a los manifestantes, éstos se inscriben ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM en el continuun de la participación política. Su renovado e intenso despliegue contemporáneo en plazas de ciudades de todo el mundo hace a emergentes formas de democracia directa –callejera, plebeya, participativa- con potencia, sostiene Álvaro García Linerasi para habilitar un nuevo tipo de gobernabilidad que complemente el voto con la deliberación y participación barrial, que potencie el Estado al mismo tiempo que la fuerza social, el aspecto vital de la movilización, de la construcción ciudadana de lo común, de la democratización de lo público. Y aunque abarca una gran heterogeneidad de prácticas y se inscribe en una amplia diversidad de situaciones posibles, se caracteriza por ciertos rasgos: ocupación momentánea de lugares físicos abiertos / públicos /urbanos, cantidad de participantes, marcada expresividad / performatividad, naturaleza política de la demostración. En otras palabras toda manifestación precisa de actores sociales en la calle, base social, espectadores inmediatos, despliegue en un aquí y ahora de signos /símbolos de identidad compartidos y exhibidos en presencia de públicos y para públicos. Desde esa perspectiva, es la co-presencia multitudinaria en la calle lo que habilita la visibilidad mediática. Por otra parte, y dado el carácter dramático que asume la manifestación y expresión política callejera, es posible pensarla también desde perspectivas prioritariamente semiótico-discursivas y desde una revisión del uso de la metáfora teatral –tan recurrente en la sociología y en la antropología-; como “…la irrupción de algún acontecimiento en una calle o plaza que puede transformarse en un casual momento de expectación para quienes pasan por allí si es que ésta se configura desde un rasgo definitivo de toda práctica sígnica teatral: su condición semiótica de mostrar-mirar en torno de algún espacio-tiempo y de habilitar relaciones entre co-participantes a partir de un particular modo de decir mostrando” (Daviña: 2005, 3). Entonces, ciudadanía comunicativa, aparición, democracia callejera, manifestación, son algunas de las cuestiones a revisar si se quiere considerar las dimensiones políticas de la comunicación. Y es desde ese replanteo, que refuerza lo afirmado por Barbero hace ya unos cuantos años: de lo que trata la comunicación es del orden del reconocimiento más que del conocimiento; que focalizamos en la dinámica comunicacional del Colectivo Contra las Violencias de Género y la Mesa Provincial por el No a las Represas. De ellos, sus visibilidades públicas y sus prácticas comunicativas trata lo que sigue. De los actores Colectivo de Acción Contra las Violencias de Género En su presentación en facebook puede leerse: “Teniendo en cuenta la grave situación en que nos encontramos en la provincia en lo que hace a distintas formas de violencias de género se hace necesario aunar esfuerzos para producir cambios en este contexto patriarcal de desigualdad, sometimiento, injusticia e impunidad. Entendemos que las acciones aisladas de diferentes organizaciones son insuficientes por su falta de coordinación. Pretendemos generar un espacio plural, horizontal y autónomo que en función de su repercusión pública convoque a la ciudadanía a participar activamente para lograr el ejercicio pleno de nuestros derechos sin ser coercionad@s ni violentad@s”. Cuenta hoy con 1128 miembros en facebook. Vienen actuando desde el año 2010. Entre sus acciones merece citarse la entrega de un petitorio al gobierno provincial en noviembre de 2011, en el que exigían, entre otras demandas: capacitaciones con perspectiva de género para las personas involucradas en la atención de la mujer (policías, enfermeras, médicos), cese de la criminalización y ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM judicialización de mujeres pobres, creación de tribunales especializados con perspectiva de género, incorporación de la figura del femicidio al Código Penal para que el homicidio cometido en razón de género sea agravado, reforma legal que le quite automáticamente la patria potestad al femicida, más refugios para amparar a las víctimas de las diferentes formas de violencia (de trata y familiar). Participaron activamente de la organización y realización del Encuentro Nacional de Mujeres, llevado a cabo en Posadas, del 6 al 8 de Octubre de 2012. En el 2013, organizaron y acompañaron diversas y múltiples acciones contra el aumento de femicidios en la provincia, once fueron los denunciados públicamente, entre ellos el de la alumna de Comunicación Social de la FHyCS-UNaM, Lucía Maidana. Durante el 2014 continuaron con esa lucha, sumando otros reclamos: por la legislación a favor del aborto legal y contra la violencia obstétrica. En lo que va del 2015, se sumaron a actividades nacionales como la Maratón de Lectura contra el poder patriarcal, lideraron el acto de Ni una menos en la ciudad de Posadas y continúan con sus acciones tanto en el territorio como en medios provinciales e internet. Mesa Provincial No a las Represas Colectivo de ciudadanos y organizaciones que realizan distintas acciones para evitar que en la zona de Misiones, en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina y en el Acuífero Guaraní, se realicen nuevas megarepresas. Se caracteriza por la heterogeneidad de actores y de prácticas. Actúa principalmente contra: los impactos socioambientales de las megarepresas sobre todo en zona subtropical y de llanuras, el problema energético, las consecuencias del extractivismo y del modelo hegemónico de desarrollo. Mantiene conexiones transfronterizas con los movimientos anti-represas de Brasil y Paraguay. A nivel nacional con los movimientos contra la minería a cielo abierto, las papeleras, la contaminación de arroyos, los efectos socioambientales del agronegocio y del neoliberalismo. Sus principales referentes apoyan asimismo otras luchas sociales. Entre sus acciones públicas merecen mención: 2012 Festival por el Día Internacional de Acción contra las Represas. Alba Posse. 14 de marzo “Hay que remarla”. Raid náutico por los ríos libres en conmemoración de los 16 años del plebiscito por el No a Corpus (14 de abril de 1996). En esa oportunidad la ciudadanía misionera expresó su rechazo a la construcción de la megarepresa de Corpus (88,63 % del padrón electoral votó por el NO). Navegación por el río Uruguay Presentación de dos propuestas de escenarios energéticos alternativos al gobernador de la provincia, Maurice Closs y a la ciudadanía en un encuentro realizado en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. 8 de agosto Arte callejero contra las represas. Intervenciones artísticas en paredes de la ciudad de Posadas. Diciembre 2013 Semana de lucha contra las represas. Del 9 al 17 de marzo. En Posadas y Puerto Rico Marcha por el SI a la vida, los ríos libres y el NO a las represas. De Panambí a Posadas. 23 al 28 de septiembre ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM 2014 Jangada Libertad, navegación por el río Uruguay con una balsa construida con elementos reutilizados para sensibilizar por el NO a las represas. Septiembre Consulta Popular sobre Represas. Del 20 al 26 de octubre. Más de 120 mil misioneros concurrieron a votar 2015 Marcha de presentación Ley de Ríos Libres a la Legislatura Provincial. 8 de julio Ambos colectivos se mueven por espacialidades/temporalidades plurales, diversas, complementarias. Con sus singulares agenciamientos corporales y discursivos buscan hacerse visibles para el resto de la sociedad. Aparecen así en la calle, las plazas, las rutas provinciales, en espacios públicos (comunes) y al mismo tiempo en los diarios, las radios, la televisión, las redes sociales. De tal manera desencadenan acciones no previstas, abren posibles, añaden algo propio al mundo. De sus prácticas Preliminares Retomando lo previamente considerado, hemos caracterizado las prácticas de los actores estudiados realizadas en las configuraciones interconectadas -territorial y mediática- del espacio público como acciones colectivas que buscan abrir un espacio de dialoguicidad. En ese sentido, es posible identificar la conformación de un campo básico de identificación desde el que se busca una respuesta activa, configurado a partir de la relación entre: colectivos que se identifican como protagonistas, actores identificados como antagonistas, la audiencia que agrupa a los que ocupan una posición neutral o de observadores no comprometidos. De todos modos, queremos dejar planteado que es en la dimensión enunciativa donde emerge el actor colectivo y es preciso indagar en ella para conceptualizar la operación performativa que adquiere el discurso público. En efecto, es fundamentalmente el acto enunciativo el que constituye, otorga existencia al actor colectivo, posibilitando la ciudadanía comunicativa. La constatación de un nosotros –aunque sea provisorio y no alcance organicidad institucional- señala la conformación de un pacto político y la delimitación de un colectivo de intereses compartidos. Sin embargo, los procesos de identificación también son altamente inestables. En ese sentido, sólo podemos señalar que el alcance, la centralidad y cohesión de los elementos ideológicos y políticos evocados por la configuración de ese nosotros inclusivo son de relevancia para la propia constitución de ese actor colectivo y su duración en el tiempo. Haciendo uso de los términos de Ricoeur (1990), podemos señalar que la dimensión enunciativa que hace posible la emergencia de un actor colectivo debe superar la mera denominación para pasar a la identificación y la identidad narrativa. Es decir que no alcanzaría con la sola enunciación del nosotros al que remite la acción sino al despliegue discursivo para que se produzca la predicación sobre el ser colectivo: el sujeto colectivo auto designándose pero además colocado en una historia. Es decir precisamos de marcas enunciativas para los procedimientos de localización espacio temporal como mínimo así como la inscripción de esa identificación en una determinada narrativa cultural con circulación en el espacio público hoy expandido. Éste se configura, según Reguillo (2007) mediante “la yuxtaposición de las esferas que constituyen el espacio público (lo local, lo regional, lo nacional, lo global) en una ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM compleja amalgama que obtura el sentido de lo propio y acelera tanto las resistencias al cambio como el cambio mismo, a partir de la emergencia de nuevos otros y las categorías para pensarlos nombrarlos” (Ibid: 71). Se trata, sostiene, de una esfera globalizada del espacio público, que coloca a escala planetaria un conjunto de representaciones nodales orientadoras (Ibid: 97). Consideramos clave en esa definición la idea de yuxtaposición de esferas y discursos así como la noción de representaciones nodales orientadoras a partir de las cuales lo local se resignifica. Como ejemplo, podemos mencionar que la discusión localizada sobre modelos productivos y sobre formas extractivas, crucial para el debate sobre las represas, hace a debates globales que anclan territorialmente en la discusión sobre la construcción de mega-emprendimientos como Garabí y su vinculación con el proyecto I.R.S.A. (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional SudAmericana), de tal manera esa cuestión pone en tensión las definiciones de lo local frente a lo nacional, regional y global. De sus visibilidades 1) Apariciones del colectivo La aparición de las mujeres del colectivo en espacios públicos urbanos asume múltiples y variadas formas dramáticas, tanto cotidianas como extraordinarias. Todos los miércoles se instalan en la plaza 9 de Julio, tradicional centro político de Misiones, ubicada frente a la Casa de Gobierno. En ese histórico cronotopo abren con su presencia y performance (partitura de acciones) un espacio/tiempo otro que conecta a su vez con otros usos de la plaza, con otras plazas, con otras apariciones de mujeres del país. En ese espacio estratégico para la vida política de la provincia, corporizan, dramatizan textualizan sus denuncias y propuestas con creativas performances e instalaciones. Unas pocas, no todas se animan, se disfrazan de madres, prostitutas, la justicia, víctimas de violencia de género…según los roles a desempeñar en la representación. Algunas preparan el espacio escénico en la explanada frente a la puerta de entrada principal de la casa de gobierno; arman instalaciones con pocos pero simbólicos elementos: zapatos, sillas vacías, siluetas dibujadas en el piso. Otras llevan a cabo lecturas performáticas de textos seleccionados y ensayados previamente; cada cual y a su manera se suma sobre la marcha. No siempre hay acuerdos previos y lo expuesto tiene –a veces- mucho de improvisación. Todo lo hacen frente a las miradas ya indiferentes, ya curiosas, atentas, interesadas de los ocasionales transeúntes devenidos en potenciales espectadores. Con sus perfomances semanales irrumpen en la cotidianeidad de la plaza, pero no siempre consiguen atraer la atención de los que por allí circulan; ya sea porque deben competir con otras co-presencias: de otros manifestantes, de funcionarios y empleados públicos que brindan información turística desde una carpa habilitada hace unos años, de vendedores ambulantes, de periodistas y movileros de diversos medios que hacen de esa plaza un lugar privilegiado para conseguir información política, de referentes políticos y figuras con reconocimiento público que transitan por la zona. También, porque generalmente son pocas y la acción concretada no genera el impacto sensible esperado. Por eso con lo que hacen –que deviene en rutina que no siempre genera diferencia sígnica alguna- terminan más de una vez pasando desapercibidas, volviéndose cotidianas, parte del paisaje urbano; salvo cuando redoblan la apuesta creativa de sus intervenciones y/o cuando participan en la visibilidad pública de hechos de violencia de género con trascendencia mediática. El colectivo se hace más visible socialmente cuando su presencia territorial conecta con un relato mediático, cuando refuerza con su presencia callejera un tema de la agenda, cuando cuestionan la casuística de los medios y la estadística de los crímenes /delitos de ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM género. Entonces, son sus apariciones y acciones extraordinarias las que le confieren mayor visibilidad territorial; sobre todo cuando se conectan con movilizaciones nacionales, regionales, globales, como la Maratón de Lectura contra las violencias de género o las realizadas en ocasión de fechas clave del calendario feminista. En ese caso no van solas sino acompañadas de miembros de otros grupos, colectivos, instituciones como: Progen (Programa Género – Posadas – Misiones), de proyectos de investigación e intervención de la UNaM, de centros de estudios de la diversidad de géneros (como el Flora Tristán), de la Biblioteca Popular Posadas, de ATE y CTA, de medios y productores audiovisuales comunitarios, de varones antipatriarcales, de artistas y eventuales adherentes al motivo de la convocatoria. Eso fue lo que pasó con su participación en la movilización nacional de Ni una Menos. En esa oportunidad lideraron la movilización que no dejó de estar sujeta a las disputas propias de la contienda electoral. ¿Cómo lo hicieron?: ocupando desde temprano la plaza 9 de Julio, lugar previsto para el evento en Posadas. Si bien el encuentro estaba planificado para las 18 hs., ell@s estuvieron allí desde las 10 hs., construyendo el espacio escénico con una instalación que consistía en la exhibición de pares de zapatos rojos como metáfora de las mujeres que en la provincia fueron víctimas de femicidio. Sumaron además pancartas alusivas dispuestas a ras del piso. En el espacio utilizado específicamente como escenario ubicaron una cama de dos plazas y equipos para el funcionamiento de una radio abierta que comenzó a operar a partir de las 15 hs. aproximadamente. Su presencia temprana garantizó que el acto no fuera apropiado por ningún partido político. Mientras esperaban, discutían y ajustaban detalles de la organización. Alrededor de las 16 hs. comenzaron a llegar columnas diversas, de la CCC (Corriente Clasista Combativa) con hombres, mujeres y niños de barrios periféricos de Posadas, de sectores partidarios oficialistas y de la oposición, de estudiantes secundarios y universitarios; cada cual preparado para la ocasión con banderas, pasacalles, afiches y más signos de identidad. Estudiantes universitarias de la carrera de Comunicación Social e integrantes del TEUNaM (proyecto de teatro de la Secretaría General de Extensión de la UNaM) maquilladas como mujeres golpeadas y portando perchas con vestidos identificados con el nombre de alguna de las víctimas provinciales de femicidio; marcharon tras su concentración en la facultad con afiches y panfletos exigiendo justicia por todas ellas y en especial por Lucía Maidana (alumna de la carrera asesinada por razones de género y cuya muerte aún sigue impune). Ya en la plaza cada grupo disputó espacio de visibilidad y de protagonismo. Hubo ciertos momentos de tensión porque determinados grupos no querían bajar sus banderas y carteles identificatorios, y eso que se había solicitado que nadie ostentara signos de identidad política-partidaria. Mientras se acomodaban todos sonaba música y se leían textos alusivos por el equipo de sonido cedido por ATE. Movileros de varios medios aprovechaban para hacer entrevistas a referentes del colectivo pero también a candidatos que se habían sumado a la protesta y que deseaban hacer trascender su apoyo explícito (no olvidemos que este es un año de elecciones, época en que la solidaridad pública y el fervor cívico se vuelven gestos de campaña). Como pocas veces en el último año ese día la plaza se llenó, se pobló de heterogeneidad –de clase, de género, generacional, étnica- gracias a una respuesta que volvió masiva la convocatoria a un acto organizado inicialmente por un grupo pequeño de mujeres periodistas de Buenos Aires tras un nuevo y resonante caso de femicidio. Dicho llamamiento a la participación ciudadana por justicia frente a la violencia patriarcal contó con fuerte apoyo del gobierno nacional; se viralizó por las redes, se amplificó por los principales medios hegemónicos, públicos y comunitarios; se volvió así genuinamente federal. La consigna Ni una Menos articuló luchas pasadas y presentes y ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM marcó un nuevo hito en la historia –local, provincial, nacional, regional, global- de las disputas de género. Las mujeres del colectivo pautaron y puntearon las intervenciones: de tres minutos para toda aquella figura representativa que quisiera decir lo suyo; relativamente acotado para performances diversas y sin límites para l@s testimoniantes. Buscaron dar así la palabra pública de manera equitativa, invirtiendo /subvirtiendo las jerarquías tradicionales: menor pero a la vez democrático-igualitario para los que siempre hablan en el espacio público (políticos, sindicalistas, académicos) mucho mayor para las que hablan desde la minoridad social y la subalternidad de género (mujeres víctimas directas o indirectas de la violencia de género). Con voz quebrada y emotivos tonos, los testimonios se sucedieron unos tras otros intercalados con manifiestos y declaraciones, volviendo visible / audible la transversalidad del patriarcado y sus efectos extremos. Mujeres de barrios populares de Posadas, profesionales reconocidas de clase media alta, jóvenes, abuelas, madres…cada cual contó con coraje lo suyo, dio cuenta así de violencias inimaginables perpetradas en el espacio doméstico pero con la complicidad de vecinos, familiares, fuerzas de seguridad, abogados, jueces, médicos y más; denunció y le puso rostro, nombre, apellido e historia a víctimas que por una vez salieron del silencio asignado. Una vez más lo privado se volvió público, algo que no es nuevo en esta etapa de exposición mediática de lo íntimo y de mercantilización de las vidas on line. Pero esta vez esos testimonios y relatos echaron a rodar para reafirmar que lo personal no ha dejado de ser político / objeto del biopoder clasista patriarcal. Las voces se levantaron ese día para cuestionarlo y enfrentarlo, para conferir poder a las hablantes que tuvieron entonces la oportunidad de saber que no están solas, que el problema no es individual sino social y político y que colectivamente se puede luchar y transformar ese orden que no por milenario es menos injusto y cruento. Mientras eso sucedía, los medios locales hacían su cobertura, no podían quedarse al margen de un hecho de alcance nacional y que sería incluso tapa al día siguiente en los principales medios del país. Quien más, quien menos quería registrar lo que estaba pasando. Integrantes del colectivo y de otras agrupaciones, también fotógraf@s y videastas comunitarios hacían el necesario registro visual del encuentro que luego circularía como álbum en facebook o como producción audiovisual en encuentros futuros. Estaban asimismo l@s que posaban para la selfie o para las fotos sociales que servirían luego en el whatsapp como prueba del “yo estuve ahí” / “yo comparto”. Tal acción incidió en el crecimiento del colectivo. “Creció muchísimo la incorporación luego del Ni una Menos” confirmó una integrante. “Ahora somos más de 1000 en el face”. Claro que esa cifra de miembros no se ve reflejada en las intervenciones de los miércoles en la misma plaza, cuando sólo unas pocas ponen el cuerpo y la palabra contra el machismo local que durante el 2014 dejó como saldo 14 femicidios que trascendieron a la esfera pública. Sin embargo, vale destacar que con esa acción semanal que casi no tiene prensa y genera escasa adhesión y participación, ellas hacen de la plaza –espacio público urbanoun bien común. Como sostiene David Harvey (2014) es indispensable distinguir entre espacios-bienes públicos por un lado y comunes por otro. “Los espacios y bienes públicos han sido siempre objeto del poder estatal y la administración pública y no necesariamente constituyen un bien común” (Ibid: 115). Para que ello ocurra, su apropiación requiere de una acción política por parte de los ciudadanos y el pueblo. Así, una plaza se convierte en un bien común cuando la gente se reúne allí para expresar sus opiniones y proclamar sus reivindicaciones, cuando cualquiera puede ocuparlo para su ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM ejercicio ciudadano, cuando las fuerzas sociales se apropian de ella, la protegen y mejoran para un uso compartido y beneficio mutuo. Así, tanto desde el Colectivo como desde la Mesa, como veremos luego, presionan – directa o indirectamente- contra la privatización /mercantilización de los bienes y espacios públicos. En gran medida actúan desde una concepción de los espacios urbanos, de los medios y las redes sociales como bienes comunes y nexos estratégicos para vincular a la sociedad en movimiento y para conectarse con luchas pasadas y presentes. El Colectivo, los medios y las redes informáticas En la red discuten, apoyan y siguen causas individuales, difunden pensamiento social sobre las violencias de género, suben videos y artículos sobre la cuestión, organizan eventos, se suman a actividades programadas desde los ámbitos nacional y global, apoyan otras luchas. También utilizan las redes como herramienta para la organización de actividades a partir de la discusión de propuestas, para acordar fechas, lugares, intercambiar información, redactar documentos. En algunos casos los usos de la red, como las denuncias de violencia de género, forman parte de tácticas de contención a las víctimas, un modo de protegerlas visibilizando amenazas y persecuciones, sobre todo cuando se trata de delincuentes vinculados al poder, también llamados “los hijos del poder”. En ese sentido, las redes sociales también sirven para la habilitación de ese espacio de “privacidad compartida” del que habla Tejerina que “hace posible la conversión de intereses privados en cuestiones de debate en la esfera pública” (2005: 81). Ese espacio se realiza gracias a una red de relaciones en la que se van reforzando lazos cotidianos, se constituyen en relación con problemas específicos y conforman un circuito de intercambios sociales (como el de integrantes que acompañan y ayudan a las víctimas). Al respecto una de las mujeres del Colectivo apuntaba como mayor logro la conformación de una red que está activa, no en forma institucionalizada ni como modo de militancia permanente, pero que se activa, se amplía y se contrae en la contingencia de la cotidianeidad y de las necesidades. A eso nos referimos cuando utilizamos el término propuesto por Tejerina “privacidad compartida”, ese momento intermedio entre lo privado y lo público en el que se produce la agregación de voluntades mediante la constitución de vínculos sociales. Para este autor, la constitución de ese espacio es vital en el proceso de ampliación histórico de las formas de ciudadanía. Se trata de un espacio latente, tal vez previo o posterior a una acción o movilización política de mayor notoriedad o visibilidad en el espacio público. Pero es una fase intensamente activa en la producción de nuevos códigos y significados que confrontan a los dominantes, un momento de desafíos simbólicos que se dan en un espacio de reconocimiento mutuo entre voluntades convergentes. Como planteamos anteriormente, las acciones en el territorio que cobran mayor notoriedad son las que se acoplan a una agenda mediática previa o que coinciden con el seguimiento de casos mediáticos (causa Paula Pisak de violencia obstétrica, entre otros); generalmente se realizan entre la interfaz territorial y la interfaz mediática del espacio público, precisamente mediante la construcción de “acontecimientos”. Con su performatividad escénica buscan el reconocimiento de otros, abrir un espacio de dialoguicidad con el poder o los poderes a los que interpelan y con el público no comprometido. En este aspecto, como ya adelantamos las acciones del colectivo no suelen incluirse en la agenda mediática, excepto algunas acciones puntuales. Sin embargo, son lo suficientemente notorias como para alcanzar legitimidad enunciativa y discursiva. Se ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM han constituido en referentes de la temática en los medios de comunicación. Algunas de sus integrantes conducen programas de radio en emisoras locales, escriben artículos, son entrevistadas por medios de Posadas o de otras localidades. También se han constituido en referentes ante ciertas autoridades, algunos las consultan para temas particulares, otros les proponen espacios de acción (aunque no así financiamiento). Se discute entonces en el núcleo más comprometido del colectivo cómo eludir las prácticas de cooptación que ejercen funcionarios públicos. No hay consenso al respecto pero hay libertad de acción y elección. Una vez abierto el espacio de dialoguicidad buscado (con el Estado pero también con los medios), éste no es institucionalizado ni orgánico. La relación con el Estado es un tema de debate al interior del colectivo, en el que no se busca acuerdos por mayoría o por consenso, otro rasgo de su modalidad de funcionamiento. En ese sentido el Colectivo no puede caracterizarse por la búsqueda de una identidad colectiva ni por su modalidad de organización, dos elementos claves en la caracterización de los movimientos sociales. No trabajan por consensos mayoritarios para organizar acciones sino sumando ideas y voluntades mediante la no exclusión de formas de expresión. El único acuerdo es con la temática que las agrupa. Pero sus acciones sí se inscriben en una lógica de reconocimientos y de distinciones en el espacio público. En relación con el derecho a la comunicación, el Colectivo es un espacio muy productivo en la búsqueda y en la divulgación de información: algunas de sus integrantes han reunido documentación para fundamentar la impugnación de los pliegos de postulaciones a cargos en el Poder Judicial, también han registrado y contabilizado los casos de femicidios ante la falta de estadísticas y de un registro oficial. Producen nueva información hurgando en los archivos de medios. La digitilización de las noticias y los repositorios de información pública abren grandes posibilidades en ese aspecto. La información que manejan es su carta de presentación ante la sociedad. Con ella pueden monitorear las lógicas de producción de información de los medios de comunicación, señalando cuáles son desde la perspectiva de género las buenas prácticas periodísticas y cuáles no, cuáles son las noticias con sesgos machistas, cuáles son las que re victimizan y estigmatizan a las mujeres. También la formación en el ámbito jurídico es importante para las integrantes del colectivo. Difunden leyes, analizan sus artículos, exigen la implementación y reglamentación de marcos jurídicos. Y dan a conocer a los usuarios de las redes sociales mucha información sobre lo que es legal y no se cumple, sobre lo que es ilegal y se reitera. Su acción en los espacios de interacción virtual es de formación, concientización y de impugnación de los códigos dominantes. 2) Acerca de la visibilidad pública de la Mesa Su alcance territorial abarca casi la totalidad de la provincia. Su forma de organización es en red y deciden sus acciones en asamblea aunque existe lo que ellos denominan “mesita”, un sector más activo que cumple funciones de logística y gestión. Ese pequeño grupo elabora muchas de las propuestas que luego son puestas a consideración en plenario, además de tomar decisiones inmediatas, cotidianas (charlas, asistencia a eventos, apoyo a otras luchas, etc.). Quienes integran la “mesita” son los voceros más frecuentes, consultados habitualmente por los medios de comunicación y considerados referentes de la temática. Son entrevistados cuando organizan alguna acción en el espacio público o cuando los medios de comunicación tratan el tema represas. Generalmente la aparición de las voces de la Mesa Provincial Contra las Represas coincide con acontecimientos públicos ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM generados precisamente para buscar incidir y participar en las decisiones sobre los proyectos hidroeléctricos planificados para la zona, políticas energéticas y de salud. A diferencia del caso del Colectivo de Acción contra las Violencias de Género, las estrategias de comunicación y los vínculos con los medios son más formales: conferencias de prensa, mailings, comunicados de prensa, página web, informes, intercambio de contactos, facilitación de fuentes. Esto sucede especialmente en torno a la acción anual que realiza la Mesa, evento masivo y convocante que busca mantener en la agenda pública la discusión sobre las represas en la provincia. Cuando llevan a cabo eventos masivos a las voces de la “mesita” se suman otras que impregnan de una nueva fuerza ilocucionaria el discurso del grupo; como las palabras de María Alvez, una enfermera de Puerto Azara, referente de esa localidad contra el No a las represas, quien en la Marcha por los Ríos Libres dijo ante los medios: “tengan cuidado porque nosotros estamos de pie, tengan cuidado y pongan el oído en el pueblo”. En esa voz hablaba un sujeto colectivo, esa voz estaba representando una identidad colectiva, un sentimiento comunitario en torno a experiencias vitales. María y todos los miembros de la Mesa se presentan como ciudadanos y en tanto tales legitiman sus acciones. El derecho a la información es un reclamo sensible para la Mesa Contra las Represas, pues se exige a los gobiernos la difusión de información veraz sobre las consecuencias de los emprendimientos hidroeléctricos. Se valen de información suministrada por organismos supranacionales o por el discurso científico para argumentar sus posturas, cuestionando desde la dimensión ética la autoridad enunciativa de los actores pro represas, quienes también apelan a los sistemas expertos para justificar sus planteos. Pero también capitalizan las experiencias previas, como los impactos provocados por la represa Yacyretá. Lo vivido y aprendido sirve como parámetro para evaluar las situaciones inminentes (los proyectos de Garabí y Corpus). Cada acción que realizan se inscribe en una memoria provincial de lucha contra las megarepresas que a esta altura ya tiene una épica popular y su referente mítico – el obispo Piña-, también sus oponentes: el modelo hegemónico de desarrollo, el extractivismo, el neoliberalismo, el proyecto IRSA; así como sus aliados locales: los afectados por Yacyretá, ATE/CTA, la CCC, nacionales como el Movimiento de Gauleguaychu contra las Papeleras, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Perez Esquivel, regionales: el Movimiento contra las represas de Brasil y los afectados por Yacyretá del Paraguay. Crónica de la Marcha por los Ríos Libres La Mesa por el No a las represas recurre sobre todo a acciones extraordinarias, con peso político, últimamente prepara una movida por año, una apuesta fuerte que articula acciones densas, intensas, como la consulta popular por el No a las represas (2014) y la marcha por la Ley de ríos libres (2015). Dicen que lo hacen para no desgastarse ni desgastar pero también para dar continuidad a una lucha que tiene años en la provincia y la región. Convocada con mucha anticipación por las redes sociales la Marcha por el Proyecto de Ley por Ríos Libres tuvo varios lugares de concentración: el Mástil, la Plaza San Martín, la Plaza 9 de Julio. Hacia ésta última marcharon para seguir luego hacia la Legislatura donde se haría entrega del proyecto de ley a representantes del poder legislativo provincial. El día de la convocatoria, a pesar de la lluvia y del mal tiempo se juntó una multitud, prueba evidente de que la lucha contra las megarepresas sigue teniendo sentido político para muchos. Vinieron del interior, del Paraguay, de localidades fronterizas del Brasil – ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM particularmente de comunidades que serán impactadas con la construcción de la represa binacional de Garabí-. Se hicieron presentes afectados por la represa de Yacyretá, representantes de los mbya-guaraní de Misiones como Lorenzo Ramos y de ciertos cultos, representantes de ATE-CTA Misiones, del Sindicato Provincial de Camioneros; miembros de la agrupación de Marea Blanca-jubilados docentes en lucha-; habitantes de la localidad misionera de Azara, de agrupaciones estudiantiles de la UNaM, de la CCC, entre otros. Y si bien cada grupo portaba sus banderas y signos de identidad correspondientes, una larga bandera argentina hecha de pequeñas banderas cosidas entre sí los unía a todos. Vale aclarar que la misma viene siendo usada desde marchas anteriores, cientos de firmas plasmadas en ella dejan constancia de esa historia. Tal diversidad marchaba con un objetivo común: el cuidado de nuestros bienes comunes, contra la privatización y mercantilización del agua y la tierra. La columna encabezada por reconocidos dirigentes de la Mesa fue seguida por periodistas de medios locales, comunicadores comunitarios de la revista Superficie y de la productora “La Rastrojera” mientras integrantes de la Mesa hacían el necesario registro visual del encuentro. “Alerta, alerta / alerta Closs y Rovira/ viene caminando/ la provincia misionera” – “Si este no es el pueblo/ el pueblo dónde está”. Cantos y ritmos signaron el recorrido. El músico Joselo Shuap cantó en la plaza 9 de Julio y la cuerda local de candombe “Mamboretá” acompañó con sus tambores y repiques a lo largo del itinerario previsto. “Que entre, que entre, que entre / el pueblo a la casa de la gente”, entonaron a viva voz los asistentes para que se los dejara entrar a la Legislatura, custodiada por fuerzas policiales. Pero sólo permitieron el ingreso a cinco dirigentes, quienes dejaron el proyecto de Ley para su tratamiento. La diputada María Dilma S. de Coombes, presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Medio Ambiente salió del recinto y públicamente se comprometió a darle el cauce correspondiente. Una vez hecha entrega del proyecto la marcha se disolvió, con la consigna de “a seguirla en facebook” expresada por uno de sus dirigentes. Tanto Ni una Menos como la Marcha por los Ríos Libres no dejaron de ser apariciones anunciadas, ya que fueron primero un evento organizado en las redes sociales, luego corporizado en el territorio con previo aviso y en acuerdo con las autoridades correspondientes. Esa dinámica que incluye encuentros interpersonales, convocatorias masivas, gestiones y trámites en diversas instituciones del Estado incide en gran medida en la pacificación e institucionalización de la protesta. La misma se vuelve materia noticiable antes, durante y después del desarrollo de la acción. Claro que una vez concretada y según la repercusión pública alcanzada comienza el juego interpretativo de los medios y sus acentuaciones ideológicas preferenciales, negociadas, a favor o en contra de las interpretaciones hegemónicas que buscan cerrar o abrir su polisemia y polifonía, su densidad semiótica y su performatividad; y siempre en fricción con las interpretaciones subalternas. A modo de cierre A partir de lo expuesto planteamos: frente a esa dinámica comunicativa de la sociedad en movimiento urge una vez más repensar la comunicación –ese bien común por excelencia- y su sentido socio-político-cultural; poner pensamiento y poner cuerpo allí donde la palabra está atada a la vida, allí donde la vida es un hecho contundente y cotidiano, allí donde la comunicación es un hecho vital. Debemos pues salir a la intemperie, caminar los territorios, comprender en movimiento, en los espacios-tiempos de las emergencias y luchas sociales, en diálogo igualitario con ISSN 2469-0678 Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM voces y saberes otros, negados, minorizados por la historia; para identificar, ayudar a germinar, sostener, proteger el mañana mejor que ya está aquí. Bibliografía Alfaro Moreno, R. M. (2012) “Hacia ciudadanías comunicativas para el desarrollo”, en AAVV Comunicación para una ciudadanía integral e intercultural. Fundación UNIER. La Paz, pp 85-104. Arent, Hanna (2007) ¿Qué es la política? Buenos Aires. Paidós. -----------------(2003) La condición humana. Buenos Aires. Paidós. Córdoba, María Liliana (2006) “Democracia comunicativa: nuevas formas para la intervención ciudadana”, en XII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social,FELAFACS PontificiaUniversidad Javeriana,Bogotá, septiembre . 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