Formas clínicas de las conductas acumuladoras

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REVISIONES
Formas clínicas de las conductas acumuladoras
Ildefonso Gómez-Feria Prieto
Psiquiatra. Centro de Especialidades Esperanza Macarena. Sevilla. España.
La conducta acumuladora es un fenómeno
conductual complejo. Esta conducta es considerada
como un trastorno sólo cuando está caracterizada por
la excesiva colección y la incapacidad para tirar los
objetos que han llegado a ser inútiles y cuando causa
problemas personales, económicos, familiares o
sociales. Esta revisión intenta describir el espectro
clínico de este trastorno. El autor señala ocho tipos
clínicos diferentes de conducta acumuladora:
coleccionismo; conducta acumuladora falsa o pasiva;
síndrome de Diógenes; conducta acumuladora en el
trastorno obsesivo-compulsivo; conducta
acumuladora como consecuencia de la compra
incontrolable; conducta acumuladora ritualista,
estereotipada, propia de los enfermos neurológicos;
coleccionismo fetichista, y la conducta acumuladora
de animales.
Clinical forms of hoarding
Hoarding is a complex behavioral phenomenon.
This behavior is considered as a disorder only when
characterized by excessive collection of objects and
failure to throw out useless items, and when it causes
personal distress, financial debts, and familial or
social disruption. The present review attempts to
describe the clinical spectrum of hoarding. The
author describes eight different clinical forms of
hoarding: collectionism; false or passive hoarding,
Diogenes syndrome, hoarding in obsessive compulsive
disorder, hoarding as a result of uncontrolled buying,
the stereotypic, ritualistic behaviors of neurological
disorders, collectonism in fetishistic patients, and
animal hoarding.
Key words:
Hoarding. Collectionism. Obsessive compulsive disorder.
Palabras clave:
Conducta acumuladora. Coleccionismo. Trastorno obsesivo
compulsivo.
INTRODUCCIÓN
La sociedad consumista actual nos enfrenta a dilemas.
Nos encontramos con que el número de objetos que podemos poseer es cada vez mayor. Nos llevaríamos una
sorpresa si contásemos los objetos que poseían en su casa nuestros bisabuelos y los que poseemos nosotros, nos
daríamos cuenta de que ellos poseían cientos de objetos
menos. Esto necesariamente hace que muchos de estos
objetos no sean estrictamente necesarios o los tengamos
repetidos, o que ya no los utilizamos porque hay otro
mejor o porque ya no realizamos las acciones que hacíamos con ellos, o han cumplido su función, que era, a veces, de una sola acción (el libro o el periódico leídos). El
dilema surge porque nuestras casas, a diferencia de las
de nuestros abuelos, son más pequeñas, cada vez más
pequeñas, sin corrales rurales, sin desvanes o doblados
Correspondencia: Dr. I. Gómez-Feria Prieto.
Virgen de la Antigua, 4, 6.o B. 41011 Sevilla. España.
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(parte alta de la casa destinada a almacenar objetos inútiles o en desuso o bien productos agrícolas). Esto nos
obliga a hacer continuas “limpiezas”, es preciso deshacerse de determinados objetos “viejos”, a veces investidos de un tono emocional (recuerdos) y esto nos cuesta.
Pero la sociedad de consumo, consciente de este problema y de sus posibilidades de ganancia, nos vende los
trasteros, donde podemos almacenar estos objetos inservibles. El trastero llega a convertirse en una necesidad
pero, como todo, llega a ser insuficiente y surgen los llamados self-storage centers, pequeños almacenes, alquilados y con vigilancia y, a veces, hasta con aire acondicionado, donde podemos seguir almacenando más objetos. Y como en toda actividad humana, en la conducta
acumuladora, en la conducta de almacenamiento de objetos, también surge el cuadro patológico y es nuestro
propósito en este estudio profundizar en él.
La conducta acumuladora se caracteriza por la acumulación de objetos, con o sin valor y/o por la incapacidad
para tirar los que han llegado a ser inútiles1. Cuando esta
conducta acumuladora causa problemas personales, eco-
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Gómez-Feria Prieto I. Formas clínicas de las conductas acumuladoras
TABLA 1. Diferentes tipos de conducta acumuladora
Conducta acumuladora normal de coleccionista
Conducta acumuladora pasiva o falsa conducta acumuladora
Conducta acumuladora de síndrome de Diógenes
Conducta acumuladora compulsiva
Conducta acumuladora como consecuencia de la compra
incontrolada
Conducta acumuladora estereotipada, ritualista
(coleccionismo forzoso)
Conducta acumuladora del coleccionista fetichista
Conducta acumuladora de animales
nómicos o familiares, podemos llamarla patológica. Esta
conducta acumuladora es relativamente frecuente en la
clínica diaria y, sin embargo, ha recibido muy poca atención. Sólo la conducta acumuladora más conocida, y la
que más aparece en los medios de comunicación, es decir el síndrome de Diógenes, se nos viene a la mente
cuando hablamos de este tema. Sin embargo, este síndrome es sólo una de las frecuentes conductas acumuladoras que pueden aparecer en la clínica. Un tema muy
relacionado con la conducta acumuladora es la compra
compulsiva ya que, a veces, ésta conduce a acumular
objetos.
DISTINTOS TIPOS DE CONDUCTA
ACUMULADORA
Es preciso distinguir la conducta acumuladora patológica de otras dos conductas que no lo son, una de ellas,
la conducta del coleccionista, y otra, la conducta acumuladora pasiva o falsa conducta acumuladora. La conducta acumuladora patológica se produce en combinación
con una gran cantidad de trastornos mentales y no sólo
el trastorno obsesivo como se podía pensar. Podemos establecer de esta manera los tipos de conducta acumuladora que podemos ver en la tabla 1, algunas de ellas patológicas y otras no.
CONDUCTA ACUMULADORA NORMAL,
DEL COLECCIONISTA
A diferencia de las otras conductas acumuladoras ésta
es la única que se caracteriza por el acúmulo de objetos
de cierto valor y/o intercambiables. A veces, el valor de
cada uno de los objetos almacenados es insignificante,
por ejemplo un pequeño llavero, pero es su número, por
ejemplo miles de llaveros, o la rareza de éstos, llaveros
desde los años cincuenta hasta la fecha, lo que le hace
tener valor. Otra de las características que deben tener
los objetos coleccionados es su intercambiabilidad. En
la tabla 2, tomada, en gran parte, de los datos aportados
TABLA 2. Conducta acumuladora normal,
del coleccionista
Conducta normal
Aparecen en cualquier edad, pero son muy frecuentes
en la infancia
Los objetos suelen tener un valor y son intercambiables
con otros coleccionistas
Los objetos son acumulados o almacenados de forma
jerárquica y organizada
Ausencia de autonegligencia, aislamiento social y otras
características propias del síndrome de Diógenes
por el trabajo de Lahera et al2, hacemos referencia a las
características del coleccionismo. Pero si bien la conducta del coleccionista no es patológica, no todos los
coleccionistas son personas sin trastorno mental, como
veremos al hablar de la conducta acumuladora obsesiva.
Hay determinados coleccionistas que son claramente enfermos obsesivos o, al menos, personalidades obsesivas.
CONDUCTA ACUMULADORA PASIVA
O FALSA CONDUCTA ACUMULADORA
La falsa conducta acumuladora o conducta acumuladora pasiva se caracteriza porque el sujeto acumula objetos sin valor o incluso basura como consecuencia de
que una enfermedad física (parálisis, artrosis, cardiopatía severa) o psíquica (depresiones, demencias, esquizofrenias, alcoholismo, etc.) le impiden la limpieza de la
casa e incluso de él mismo. No hay una intención de
acumular objetos, lo que existe es una incapacidad de
desprenderse de la basura a causa de su discapacidad física o psíquica. Algunos de los casos de Diógenes secundario o Diógenes pasivo entrarían en esta categoría.
En la tabla 3 aparecen las características de esta conducta.
CONDUCTA ACUMULADORA
EN EL SÍNDROME DE DIÓGENES
El filósofo Diógenes Laercio (413-327 a.C.) es conocido como el fundador de la escuela filosófica cínica.
Los cínicos consideraban con indiferencia, con desprecio, las cosas de este mundo, los convencionalismos, no
TABLA 3. Conducta acumuladora pasiva o falsa
conducta acumuladora
Producida por la incapacidad de limpieza de sí mismo
y de la casa, como consecuencia de una enfermedad física,
mental (demencia, adicciones, esquizofrenia, etc.) o ambas
No se manifiesta propiamente una conducta de acumulación
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admitían la consideración del hombre como “animal social”. El sentido peyorativo que más tarde adquirió este
vocablo se debe a que algunos de los filósofos cínicos
abandonaron su vida ascética y se acercaron al hedonismo3. El síndrome de Diógenes es un trastorno de conducta propio de los sujetos ancianos. Sus principales
síntomas incluyen el aislamiento social, la acumulación
de objetos inservibles y/o basura orgánica, autonegligencia, rechazo de ayuda externa y nula conciencia de la
anomalía de su conducta.
El término síndrome de Diógenes fue acuñado en
1975 por los geriatras ingleses Clark et al4 y desde entonces ha sido el nombre más utilizado para este síndrome. Otros sinónimos de este síndrome son “pobreza
imaginaria” (imaginary poverty) (Beatson5, 1960), “negligencia personal de los ancianos” (self neglect in the
elderly) (Stevens6, 1963) y “colapso o hundimiento senil” (senile breakdown) (McMillan et al7, 1966).
La etiopatogenia de este síndrome ha sido objeto de
muchos debates en la literatura. En un trabajo anterior
hemos señalado la existencia de, al menos, tres formas
clínicas de síndrome de Diógenes8, estas formas clínicas
serían las siguientes:
TABLA 4. Conducta acumuladora en el síndrome
de Diógenes
1. Una forma llamada Diógenes primario9 que, para
algunos autores, representa el único síndrome de Diógenes posible9-11. La etiopatogenia de esta forma de Diógenes correspondería a lo señalado por Clark et al4, es
decir, un factor estresante psicosocial (pérdida de un familiar, problema económico, enfermedad somática) que
actúa sobre un individuo con una predisposición caracterológica particular (desconfiada, solitaria, rara) y da
origen a conductas de aislamiento social, acumulación
de objetos y autonegligencia, es decir, un síndrome de
Diógenes. No existe, en este caso, una enfermedad mental en sentido estricto.
2. Diógenes en pacientes con demencia senil. Este tipo de síndrome de Diógenes ya fue señalado en el estudio princeps de McMillan et al7, y más recientemente,
se ha considerado las demencias frontotemporales como
un diagnóstico muy común en estos pacientes, incluso
en aquellos considerados como primarios, ya que la neuroimagen estructural cerebral puede ser normal o no
mostrar signos locales de atrofia frontal, mientras que la
neuroimagen cerebral funcional muestra alteraciones de
los lóbulos frontales12.
3. Diógenes secundario, como hemos dicho con anterioridad, para algunos autores es un falso Diógenes, y
para otros, un Diógenes pasivo13. El paciente, debido a
su psicopatología florida, comienza a desarrollar una
conducta de acumulación de objetos causada, sobre todo, por la abulia que le impide deshacerse de éstos y de
los residuos orgánicos. Además de los trastornos psicóticos14, la dependencia al alcohol15 y los trastornos obse-
Samuels et al19 estudiaron la conducta de acumulación en 126 sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo
(TOC). Casi el 30% de los pacientes obsesivos de su
muestra presentaban conductas acumulativas. Al comparar a los obsesivos acumuladores (36 sujetos) con los no
acumuladores (90 sujetos), encontraron que los primeros
adquirían la enfermedad a una edad más temprana, con
más frecuencia eran mujeres, sus síntomas obsesivos
eran más severos, presentaban un mayor número de trastornos del eje I y de trastornos de la personalidad comórbidos y mayor frecuencia de conductas acumuladoras y tics en sus familiares de primer grado.
Frost publicó varios estudios sobre la conducta acumuladora y el trastorno obsesivo-compulsivo. En uno de
ellos, encuentra la conducta de acumular objetos en el
30% de una muestra de 39 pacientes con TOC. Los sujetos con síntomas de acumular objetos tenían unos grados
mayores de psicopatología20.
También en relación con el pronóstico de TOC cuando
se acompaña de síntomas de acumulación, Black et al21
señalan que la concomitancia de síntomas de acúmulo y
obsesivos empeora la respuesta al tratamiento, tanto farmacológico (paroxetina) como psicoterapéutico (tratamiento cognitivo-conductual). Mataix-Cols et al 22,23
también encuentran pobre respuesta de estos pacientes a
la paroxetina y el tratamiento cognitivo conductual. Sin
embargo, Saxena et al 24, en un trabajo realizado en
2007, desmienten que las compulsiones de acumular objetos predigan una mala respuesta al tratamiento con paroxetina. Los autores trataron a 79 pacientes con TOC
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Personas de edad avanzada (más de 65 años)
Acumulación de objetos inservibles, papeles, basuras
orgánicas, etc. A este acúmulo se le llama silogomanía
No hay orden, jerarquización y finalidad en la acumulación
No se acumulan objetos de valor o intercambiables
Aislamiento social
Estado nutricional deficiente. Probables parásitos
Autonegligencia
Suspicacia
Rechazo de la ayuda externa. A veces hostilidad ante la ayuda
Delirio de pobreza (evitan gastar porque piensan que no van
a tener dinero suficiente)
Ausencia aparente de enfermedad mental
Nula conciencia de la anomalía de su conducta
sivos16-18 son las alteraciones mentales que con más frecuencia pueden producir el síndrome de Diógenes. En la
tabla 4 aparecen las características de este síndrome.
CONDUCTA ACUMULADORA COMO
UNA CONDUCTA COMPULSIVA
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(32 con conductas de acúmulo y 47 sin ellas) con paroxetina en una dosis media de 41 mg al día y durante
una media de 80 días. Los dos grupos alcanzaron un
idéntico grado de mejoría de los síntomas obsesivos, depresivos, ansiosos y en su funcionamiento social general.
Winsberg et al25 realizaron un estudio en 20 sujetos
con TOC y conducta de acúmulo de objetos utilizando la
escala Y-BOCS y una entrevista semiestructurada. Sorprendentemente, 17 mostraban una historia familiar de
acumulación de objetos y 16 habían crecido en un hogar
que de alguna manera era acumulador. El motivo más
frecuente para acumular objetos era el miedo a deshacerse de algo útil o algo que podría ser útil en el futuro.
Estos pacientes mostraban, además, una gran prevalencia de depresión mayor y trastorno de control de impulso, preferentemente la compra compulsiva.
Con objeto de precisar la ubicación nosológica de las
conductas compulsivas de acumular objetos, Pertusa et
al26 realizaron un estudio que merece la pena señalar. En
él utilizaron cinco muestras de sujetos: a) sujetos con
conductas acumuladoras pero sin TOC (n = 27); b) sujetos con conductas acumuladoras y TOC (n = 25); c) grupo de control formado por sujetos con TOC pero sin
conductas acumuladoras (n = 71); d) grupo de control
formado por sujetos con trastornos de ansiedad (n = 19),
y e) grupo de control formado por sujetos sin cuadro patológico (n = 21). Sus hallazgos responden a la hipótesis
de considerar la conducta de acumular como un síndrome clínicamente distinto del TOC, aunque altamente comorbido con este y otros trastornos como la fobia social.
En estos pacientes la acumulación de objetos ocurría como consecuencia del apego emocional del objeto o de su
valor intrínseco (necesidad de utilizarlos en el futuro);
no acumulaban objetos bizarros de tipo heces, uñas, orinas o alimentos en descomposición y su conducta de
acumular objetos era vivida como egosintónica. Sin embargo, mientras que este perfil psicopatológico también
estaba en la mayoría de los sujetos con TOC y conductas
acumuladoras, algunos pacientes con TOC (el 28% de
los pacientes de este estudio) presentaban una serie de
características distintas de las mencionadas anteriormente: tendían a acumular objetos bizarros; tenían ideas obsesivas relacionadas con el acúmulo de objetos, como
pensamientos mágicos de que algo malo podría suceder
si se desprendían de ellos, o necesitaban realizar acciones de comprobación antes de desprenderse del objeto, y
por último, la conducta de acumular objetos era más
grave y egodistónica. Los autores consideraban, pues,
que podemos hablar de dos formas de conductas acumuladoras patológicas: la más frecuente, separada del trastorno obsesivo-compulsivo, aunque puede ser comórbida
con él y con otros trastornos, y la otra, considerada como una forma especial de TOC.
Abramowitz et al27 investigaron también si se puede
considerar la conducta de acumulación de objetos como
un síntoma de un trastorno obsesivo-compulsivo. En su
estudio participaron 255 pacientes con TOC, 178 pacientes con otros trastornos de ansiedad y un grupo de
control formado por 1.005 estudiantes. Del estudio se
desprenden los siguientes resultados: a) con respecto a
la severidad de las conductas acumuladoras, no encuentran diferencias entre los pacientes con TOC y aquellos
con otros trastornos de ansiedad, mientras que los controles presentaban ligeramente más conductas de acumulación que ambos tipos de pacientes; b) en contraste,
las conductas de comprobación, lavado, obsesiones,
neutralización y ordenación eran marcadamente más
frecuentes en el grupo con TOC que en los otros grupos,
y c) las conductas referidas anteriormente, a excepción
de la conducta acumuladora, también estaban consistentemente relacionadas con las escalas que medían las variables cognitivas de los trastornos cognitivos (Escala de
Intolerancia a la Incertidumbre de Freeston et al; Cuestionario de Creencias Obsesivas, etc.). Todo esto les lleva a conceptualizar las conductas de acumulación como
un discreto grupo de conductas que a menudo aparecen
en conjunción con varios trastornos (incluido el TOC),
más que signo, síntomas, dimensión o subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo.
Aunque de la compra compulsiva haremos referencia
en el apartado siguiente, sí vamos a hacer referencia
aquí a la compra compulsiva como una forma de trastorno obsesivo. Y es aquí donde hay que mencionar de
nuevo dos estudios de Frost et al28,29. En el primero,
examinan la hipótesis de que el acúmulo compulsivo, la
compra compulsiva y las creencias sobre guardar y desechar derivan del modelo cognitivo conductual de acúmulo compulsivo. Este estudio viene a señalar que el
acúmulo compulsivo se relaciona con la compra compulsiva. Señala una asociación de la compra compulsiva
con el TOC, sobre todo con los ítems del Inventario de
Padua (Sanavio, 1988), que miden la habilidad para deshacerse de pensamientos indeseables y enfrentarse con
simples decisiones y dudas. El acúmulo de objetos puede estar relacionado con razones para conservarlos o con
razones para deshacerse de ellos. Pues bien, llega a demostrar que sólo las razones para conservar objetos diferencian a los acumuladores de los no acumuladores. Los
acumuladores dan más razones para conservar un objeto
que los no acumuladores. En el segundo estudio de
Frost, realizado años más tarde, este autor compara a los
compradores compulsivos con los no compulsivos con
referencia a la acumulación de objetos y los síntomas
compulsivos. Señala que los compradores compulsivos y
los acumuladores compulsivos coinciden en parte, pero
no todos los compradores compulsivos sufren de acúmulo compulsivo. La relación entre compra compulsiva y
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TABLA 5. Conducta acumuladora compulsiva
Conducta patológica, se considera un subtipo de trastorno
obsesivo
Se desarrolla en la adolescencia o la juventud
Se caracteriza por la incapacidad de arrojar a la basura
objetos inservibles (periódicos, revistas, muebles,
electrodomésticos, etc.) y se alegan razones de una utilidad
presente o futura. Se cogen objetos inservibles tirados
por otras personas y se justifica este acopio de la misma
manera
Si alguien tira sus “objetos”, produce en el sujeto una gran
angustia
No se acumulan residuos orgánicos y no hay autonegligencia,
aislamiento social y otras características del síndrome
de Diógenes
Antecedentes familiares de trastorno obsesivo
Puede mejorar con un tratamiento propio de un trastorno
obsesivo
TOC estaría mediada principalmente por la conducta de
acumulación. Los compradores compulsivos, a diferencia de los no compulsivos, eran más jóvenes, estaban
más representadas las mujeres, habían recibido más ayuda por depresión y ansiedad, incluida su familia, presentaban más síntomas compulsivos (Padua Inventory),
puntuaban más alto en las escalas de acúmulo de objetos
(Hoarding Scale), puntuaban más alto en la escala de
adquisición compulsiva (Compulsive Acquisition Scale),
sobre todo en lo referente a la adquisición de objetos
gratis (folletos, periódicos, etc.) y presentaban más síntomas depresivos (inventario de Depresión de Beck).
En la tabla 5 aparecen las características de esta conducta acumuladora.
CONDUCTA ACUMULADORA COMO
CONSECUENCIA DE LA COMPRA
INCONTROLADA
La compra incontrolada u oniomanía ya fue descrita
por Emil Kraepelin y Eugen Bleuler. Entendemos ésta,
de acuerdo con Faber et al30, como una compra repetitiva, crónica, que se produce en respuesta a sucesos o
sentimientos negativos, que es difícil de parar y que produce consecuencias desagradables para el comprador
(problemas económicos, sociales, familiares, etc.).
Se ha considerado que esta compra compulsiva puede
obedecer a tres etiologías:
1. Compra incontrolada como un trastorno obsesivocompulsivo, sería la verdadera compra compulsiva. Ya
en el apartado anterior hemos hecho referencia a este
supuesto.
2. Compra incontrolada como un mecanismo de escape de sentimientos depresivos. Ésta es la postura de Lejoyeux et al31,32. Este mismo autor considera la distimia
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como el tipo de depresión que con más frecuencia se
asocia a la compra compulsiva. Se han descrito casos de
compra compulsiva que mejoran con tratamiento antidepresivo31,33.
3. Compra incontrolada como una adicción. McElroy
et al33 señalan que algunos pacientes refieren que la
compra compulsiva se asemeja a “tomar cocaína” (like
taking cocaine). Glat et al34 describen un caso de compra incontrolada que desarrolló dependencia psicológica
y tolerancia; esta última condujo a compras cada vez
más frecuentes y más cuantiosas. Marks35 describe una
serie de siete hechos comunes entre la compra incontrolada y las adicciones: deseo apremiante para tomar parte
en una secuencia conductual de efectos contraproducentes (craving); aumento de la tensión hasta que la secuencia conductual es completada; rápida pero temporal reducción de la tensión una vez que ésta es completada;
retorno al aumento de la tensión en horas, días o semanas más tarde (síntomas de retirada); estímulos externos
que ponen en marcha el síndrome; estímulos condicionados secundariamente por claves externas o internas
(depresión, aburrimiento); tono hedónico en las primeras
fases de la adicción.
4. Compra incontrolada como un trastorno de control
de impulsos. El trastorno de control de impulso implica
la dificultad para resistir un impulso que traerá como
consecuencia un perjuicio para el que lo lleva a cabo o
para éste y/o los demás. Antes de la realización del acto,
el sujeto percibe una sensación de tensión o activación
interior (drive), y una vez realizado el acto, una sensación de alivio, de placer, seguidas o no de sentimientos
de culpa. El acto impulsivo suele ser egosintónico. En el
DSM-III la compra compulsiva aparecía dentro del apartado “otros trastornos del control de impulsos no clasificados en otra parte”, en el DSM-IV-TR desaparece este
trastorno. Rook36 establece una serie de características
de la compra impulsiva: el impulso a comprar es súbito,
inmediato (“compra ahora”), generalmente dependiente
de la estimulación visual; existe un fuerte deseo que
ocupa todo su pensamiento (“una vez que lo tengo en mi
mente, no puedo quitármelo hasta que no lo compro”);
se acompaña de excitación, estremecimiento, conmoción, que a veces son tan intensos que se vive con miedo
o con sensación de pérdida de control; tiene un carácter
sincrónico, se siente que el objeto a comprar está en el
sitio adecuado y en el tiempo adecuado (“si no lo compro ahora, no podré comprarlo nunca”); con frecuencia
el objeto a comprar es investido de “animación” o de
propiedades hipnóticas (“parecía que los zapatos me decían: cómprame”); se acompaña de elementos hedónicos, el impulso a comprar les hace sentirse felices, satisfechos. Con menos frecuencia pueden aparecer sentimientos de inquietud, nerviosismo, impotencia,
desamparo; suele acompañarse de un conflicto entre lo
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TABLA 6. Conducta acumuladora como consecuencia
de la compra incontrolada (oniomanía)
Puede darse cuatro tipos de compra incontrolada:
Como un trastorno obsesivo (compra compulsiva)
Como un mecanismo de escape de sentimientos depresivos
(equivalente depresivo)
Como una adicción
Como un trastorno del control de impulsos (compra
impulsiva)
bueno y lo malo, el control o la indulgencia, comprar o
no comprar, y por último, aparece una indiferencia a las
consecuencias negativas que puede traer la compra.
En la tabla 6 aparecen las características de esta conducta acumuladora.
CONDUCTA ACUMULADORA COMO
UNA CONDUCTA RITUALISTA,
ESTEREOTIPADA (COLECCIONISMO
FORZOSO)
Esta conducta es similar a la que puede aparecer en
los tics y movimientos estereotipados. Es decir, se trata
de una conducta repetitiva, variable y que aparece en
respuesta a un estrés emocional y sobre la que se ejerce
un cierto control voluntario. Suele aparecer en pacientes
neurológicos y puede acompañarse de síntomas obsesivos. Algunos casos de síndrome de Diógenes que hemos
señalado como secundario a una demencia senil con
afectación frontal podrían encajar también en este tipo
de conducta acumuladora.
Hahm et al37 describieron a un paciente de 46 años
que presentó una conducta patológica de coleccionismo
después de una lesión en el córtex izquierdo orbitofrontal y en el caudado producida por la rotura de un aneurisma de la arteria comunicante anterior y que afectó al
núcleo caudado y el lóbulo frontal inferior. El paciente
desarrolló una conducta de coleccionismo de balas de
juguete que encontraba en las calles o en los parques, y
llegó a coleccionar 5.000 de ellas en 2 años.
Volle et al38 describieron la conducta de coleccionar
electrodomésticos que desarrolló un paciente de 40 años
tras la resección quirúrgica de un meningioma que afectaba al córtex prefrontral. Los autores prefieren utilizar
en este caso el término coleccionismo forzado. Se trataba de una conducta selectiva dirigida hacia un objetivo,
que es distinta de la conducta de utilización, de necesidad imperiosa de apoderarse de los objetos que están a
su alrededor, es decir la adherencia física a los objetos
del entorno y la falta de autonomía del sujeto sobre el
entorno, que se puede presentar en pacientes con lesiones frontales.
An et al39 corroboran en su estudio la presencia de un
sustrato neurológico prefrontal en la conducta acumuladora, tal y como aparece en los estudios señalados con
anterioridad. Un total de 29 pacientes con TOC participaron en este estudio, 13 con conductas de acumulación
y 16 sin ellas, además de 21 controles sanos. Se practicó
a los sujetos una resonancia magnética funcional (RMf)
mientras se sometían a tres experimentos:
1. Experimento de conductas de acumulación. En él
los sujetos veían 50 fotografías de objetos que normalmente se utilizan en conductas de acumulación (periódicos, revistas, zapatos, contenedores de alimentos, etc.).
Durante este experimento los sujetos oían, a través de
unos auriculares, un discurso similar a éste: “Imagine
que estos objetos le pertenecen y debe desprenderse de
ellos para siempre”.
2. Experimento de control aversivo. En él los sujetos
veían 50 fotografías con escenas que se considera que
producen ansiedad en la mayoría de las personas (visión
de cuerpos mutilados, visión de animales como ratas,
arañas, etc.). A través de los auriculares oían un discurso
similar a éste: “Imagine que usted debe entrar en contacto con las escenas que muestran las fotografías”.
3. Experimento de control. En él los sujetos veían 50
fotografías de escenas neutrales (animales de compañía,
paisajes de la naturaleza o urbanos, etc.).
Después de cada presentación los sujetos debían puntuar en una escala tipo Likert su grado de ansiedad. Pues
bien, durante la presentación de escenas de ansiedad o
aversivas, los tres grupos demostraron una amplia activación de las mismas regiones cerebrales. En el experimento de conductas de acumulación los sujetos que las
presentaban (n = 13) tenían una mayor activación en el
córtex prefrontal ventromedial (CPFVM) que los no
acumuladores (n = 16) y los sanos (n = 21). El grupo entero de pacientes con TOC (n = 29) confirmó y extendió
este hallazgo; durante el experimento de conductas de
acumulación los sujetos presentaban una activación en
el anterior CPFVM que se extendía, además, a estructuras mediales temporales, tálamo y córtex sensoriomotor.
El CPFVM, según estos autores y otros40, está relacionado con tareas de tomas de decisiones. Es posible que
la firme correlación entre la activación de esta región,
durante el experimento de acumular objetos, esté reflejando dificultades en las tareas de decidir sobre qué objetos es preciso guardar y qué objetos es preciso tirar.
El síndrome de Prader-Willi es un trastorno causado
por una deleción en el cromosoma 15 que da lugar a retraso mental, baja estatura, pies y manos pequeños, hipogonadismo e hiperfagia. Pues bien, en estos pacientes
también se ha encontrado una alta frecuencia de síntomas obsesivos y, entre ellos, la conducta acumuladora.
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Gómez-Feria Prieto I. Formas clínicas de las conductas acumuladoras
Dikens et al41, en una muestra de pacientes con este síndrome, encontraron síntomas obsesivos prominentes en
el 37-58% de la muestra y, entre éstos, los más frecuentes fueron los de acumulación de objetos inservibles
(79%).
Moll et al42 estudiaron, en tres grupos de niños, uno
de ellos de 41 niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), un grupo de 31 con
trastornos por tics y otro de 38 niños sanos, las conductas obsesivas mediante una versión infantil del Inventario Obsesivo de Leyton. Inesperadamente los niños con
TDAH mostraban tasas más altas de síntomas obsesivos, sobre todo en los ítems relacionados con suciedad
y contaminación, repetición, escrupulosidad y acúmulo
de objetos.
Por último, esta conducta de acumular objetos también se ha encontrado, en adultos autistas, junto con
conductas repetitivas de preguntar, tocar y autolesionarse43.
En la tabla 7 aparecen las características de esta conducta acumuladora.
CONDUCTA ACUMULADORA
FETICHISTA
Conducta acumuladora de la que no he encontrado referencias bibliográficas. Sin embargo, determinados sujetos almacenan miles de fetiches en sus casas. A este
propósito, recuerdo a un paciente que tenía almacenados
en su casa unos 2.000 pares de zapatos nuevos de mujer
y otras tantas prendas, tipo pantis. Como respuesta a la
pregunta de por qué compraba y almacenaba estos objetos contestó: “Si no puedo tener a estas mujeres, a menos tengo sus zapatos y pantis”.
CONDUCTA ACUMULADORA
DE ANIMALES (SÍNDROME DE NOÉ
O SÍNDROME DE DIÓGENES
CON ANIMALES)
Han sido Petronek44 y Petronek y Nathanson45 los autores que más han estudiado este tema y a los datos
aportados por ellos nos vamos a referir. Se trata de una
conducta poco estudiada, menos aún tratada y que parece ir en aumento en los últimos años.
Se define como el acúmulo de animales domésticos,
principalmente perros y gatos, en el domicilio propio,
junto con intentos obsesivos de mantener e incrementar
su número, acompañado del fracaso en mantener el mínimo cuidado de éstos y de la nula conciencia de la anomalía de esta conducta y de sus consecuencias para los
animales (desnutrición, enfermedad y muerte).
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Psiq Biol. 2009;16(3):122-30
TABLA 7. Conducta acumuladora estereotipada,
ritualista, coleccionismo forzoso
Esta conducta tiene la característica de los tics
o de los movimientos estereotipados, es decir se trata
de una conducta repetitiva, variable, sin finalidad,
que aparece como respuesta a un estrés emocional
y sobre la que se ejerce un cierto control voluntario
Puede aparecer en pacientes con lesiones neurológicas,
en enfermos con síndrome de Gilles de la Tourette, en
niños con déficit de atención con hiperactividad, en adultos
autistas y en pacientes con síndrome de Prader-Willi
Puede acompañarse, en algunos de estos pacientes,
de síntomas propiamente obsesivos-compulsivos
Aparte de la nula conciencia de la anomalía de esta
conducta, el acúmulo de animales comparte con la acumulación de objetos o síndrome de Diógenes las siguientes características: aislamiento social, rechazo de
la ayuda externa y a veces hostilidad ante esta ayuda, la
existencia de factores estresantes desencadenantes y la
ausencia aparente de enfermedad mental, aunque se
acompañe de un gran comorbilidad de trastornos de la
personalidad.
A diferencia del síndrome de Diógenes, el objeto acumulado no es inservible, carente de valor, es un animal,
protegido por la ley y que, a veces, tiene un notable valor
monetario (perros y gatos de raza, pájaros exóticos, etc.).
Cuando se acompaña de acúmulo de objetos, suelen ser
aquellos que son o fueron útiles en la alimentación de los
animales, los excrementos o incluso sus cadáveres.
Los acumuladores de animales pueden adquirirlos de
forma pasiva o de forma activa. A veces reciben los animales de otras personas con buena intención, porque
ellos han adquirido la reputación de cuidadores de animales abandonados. Otras veces, el número de animales
aumenta porque no han puesto los medios para evitar la
reproducción de éstos. También, con frecuencia, el acumulador realiza una búsqueda activa de los animales, incluso llega a poner anuncios donde se ofrecen como
adoptadores de animales abandonados.
Con los animales, a diferencia de los objetos, se establece una relación recíproca, y esto es, quizá, la causa
del origen de esta conducta anómala. Se percibe al animal como seguro, digno de confianza, accesible y con el
cual podemos llegar a salir, de una forma patológica, de
situaciones estresantes, traumáticas, como puede ser un
duelo. Ya Rynearson46 había sugerido que los niños criados en familias desestructuradas podían usar el animal
doméstico como un sustituto de apego a una figura humana. Se sabe también que las historias de abuso, negligencia o abandono de las figuras paternas son muy frecuentes en los acumuladores de animales.
En la tabla 8 aparecen las características de esta conducta acumuladora.
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Gómez-Feria Prieto I. Formas clínicas de las conductas acumuladoras
TABLA 8. Conducta acumuladora de animales
(síndrome de Noé o síndrome de Diógenes
con animales)
Acúmulo de animales domésticos, junto con el intento
de mantener o incrementar el número de éstos
Fracaso en mantener el mínimo cuidado de estos animales
Se acompaña de acumulación de objetos como aquellos
que son o fueron útiles para la alimentación de los
animales, sus excrementos o incluso los animales muertos
Se incrementa el número de animales de forma activa
o pasiva
Nula conciencia de la anomalía de esta conducta
Rechazo de la ayuda externa. A veces son hostiles a esta
ayuda
Ausencia aparente de enfermedad mental
Aislamiento social
CONCLUSIONES
La revisión de la literatura y nuestra propia experiencia clínica nos conduce a concluir que la conducta acumuladora es tremendamente ubicua y puede presentarse
formando parte de muchas enfermedades.
Hemos establecido los siguientes tipos de conductas
acumuladoras: el coleccionismo, la conducta acumuladora falsa o pasiva, el síndrome de Diógenes, la conducta acumuladora compulsiva, la conducta acumuladora
como consecuencia de la compra incontrolada, la conducta acumuladora estereotipada, ritualista, propia de
los trastornos neurológicos, la conducta coleccionista de
determinados pacientes con fetichismo y, por último, la
conducta acumuladora de animales.
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