Civiles y Administrativos rML año xvII nº2, 2011 14 El consentimiento informado, un desarrollo del principio constitucional de la autonomía El paciente está en su derecho de decidir libremente si desea que se le realice o no un determinado procedimiento. Para esto, el profesional de la salud está en la obligación de brindarle todala información correspondiente S Luis Felipe Giraldo Gómez* obre el tema del consentimiento informado se ha hablado mucho, pero pocos reconocen el verdadero significado y alcance de este acto médico profesional. Tanto así que hoy en día se siguen teniendo inconvenientes sobre el cumplimiento de este deber, lo cual ha llevado a que se incremente el número de demandas civiles y de quejas ante los tribunales de ética por la ausencia o deficiencia en el cumplimiento del consentimiento informado. Así, es prudente reflexionar sobre este particular deber porfesional, con el fin de generar una conciencia entre los profesionales de salud sobre la dimensión de dicho acto en la interrelación con el paciente. Para esto es necesario, como primera medida, retomar brevemente sus orígenes. El deber profesional de solicitar el consentimiento informado del paciente es una imposición legal que, a pesar de parecer novedosa, viene de tiempo atrás y se encuentra en la mayoría de los ordenamientos que regulan la ética en la medicina alrededor del mundo. En este sentido encontramos, como primera expresión de la imposición legal de solicitar el consentimeinto informado, el Código de Nuremberg del Tribunal Nacional de 1947, que consagra este deber ético en el ámbito de la investigación en seres humanos. Éste es el antecedente más importante en materia ética, y de él se deriva gran parte de los códigos que regulan la materia en el mundo. En nuestro * Subgerente Jurídico Civil y Adminsitrativo | www.medicolegal.com.co | medio, la Ley 23 de 1981, denominada Código de Ética Médica, consagra expresamente la obligación de solicitar el consentimiento informado para llevar a cabo un procedimiento o tratamiento, para no exponer al paciente a riesgos injusitificados. ARTÍCULO 15. “El médico no expondrá a su paciente a riesgos injustificados pedirá su consentimiento para aplicar los tratamientos médicos, y quirúrgicos que considere indispensables y que puedan afectarlo f ísica o síquicamente, salvo en los casos en que ello no fuere posible, y le explicará al paciente o a sus responsables de tales consecuencias anticipadamente”1. Protección del principio constitucional de la autonomía Una vez comprendido que existe una obligación del profesional de la medicina de solicitar el consentimiento del paciente para llevar a cabo un tratamiento o procedimiento, debe tenerse en cuenta que tal imposición implica el deber del profesional de suministrar una información veraz, clara y oportuna al paciente, con el fin de que éste pueda decidir de manera libre y voluntaria si desea someterse o no a la intervención. Ley 23 de 1981, Diario Oficial No. 35.711, del 27 de febrero de 1981. En igual sentido en España, el consentimiento informado es definido en el capítulo IV, artículo 3 de la Ley 41 del 14 de noviembre de 2002. Como “…la conformidad libre, voluntaria y consciente de un paciente, manifestada en el pleno uso de sus facultades después de recibir la información adecuada, para que tenga lugar una actuación que afecte a su salud.” 1 Luis Felipe Giraldo Gómez 15 Foto: ThinkStock Civiles y Administrativos ▼ De esta manera se hace efectivo lo consagrado en la Constitución de 1991, a propósito del reconocimiento de la libertad y autonomía de las personas: ARTÍCULO 13. “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”. ARTÍCULO 16. “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”. Así las cosas, esta imposición al profesional busca la protección de los derechos constitucionales del paciente, como el derecho a la libertad, a la información y a la autodeterminación. Entonces, el consentimiento informado tiene una importancia mayor a la de un mero trámite adminsitrativo previo a una intervención o a un procedimiento. El consentimiento informado busca la protección de los derechos constitucionales del paciente, como el derecho a la libertad, a la información y a la autodeterminación. La Corte Constitucional, al decidir una acción de tutela en el año de 1994, indicó a propósito del reconocimiento de la autonomía del paciente lo siguiente: “1. En términos generales, toda persona tiene derecho a tomar decisiones que determinen el curso de su vida. Esta posibilidad es una manifestación del principio general de libertad, consagrado en la Carta de derechos como uno de los postulados esenciales del ordenamiento político constitucional (C.P. arts. 13, 16 y 28). Del principio general de libertad emana el derecho específico de la autonomía del paciente que le permite tomar decisiones relativas a su salud”2 . Para la Corte el consentimiento informado constituye el instrumento idóneo3 para garantizar el reconocimiento de los derechos Corte Constitucional, Sentencia T-401 de 1994. M.P. Dr.: Eduardo Cifuentes Muñoz. Corte Constitucional, Sentencia T-452 de 2010. M.P. Dr.: Humberto Sierra Porto. “10.- El mecanismo para garantizar o hacer efectiva la autonomía a la que se ha hecho referencia es el consentimiento previo del paciente para la práctica de tratamientos médicos ya que es el medio a través del cual éste manifiesta su sometimiento al mismo; por el contrario, en su ausencia se entiende que la persona rehúsa su aplicación. Precisamente para proteger la autonomía, la Corte ha indicado que “todo tratamiento, aún el más elemental, debe hacerse con el consentimiento del paciente”. 2 3 OCTUBRE DE 2011 scare Civiles y Administrativos constitucionales del paciente, entre ellos el del acceso a la prestación de salud, el del reconocimiento de la dignidad humana, el derecho a la información, el de la autodeterminación y el de la libertad4. Para hacer efectivo este principio y cumplir con el cometido de respetar los derechos consitucionales que le asisten al paciente, el profesional de la salud debe tomar conciencia de la importancia de que el consentimiento informado es mucho más que un documento, pues se trata de un acto médico profesional, que si bien requiere de su constancia en la historia clínica, conforme lo expresa el artículo 12 del decreto 3380 de 19815, no se agota con dicha actividad. Esta tarea implica el reconocimiento, por parte del profesional, de la calidad de persona del paciente, que no se pierde por enfermedad o discapacidad. Así, su cabal cumplimiento es necesario el suministro de la información sobre el tratamiento o procedimiento, ventajas y desventajas del mismo y todo lo relacionado con la atención que se va a brindar6. Todo esto encaminado a buscar una declaración de voluntad del sujeto pasivo de la prestación, para verificar si consiente o no la realización del procedimiento propuesto. La Corte Constitucional claramente indica que, para que cumpla con su función de protección de los derechos constitucionales del paciente, el consentimiento debe ser ilustrado con el fin de que el destinatario de la información pueda expresar su consentimiento en debida forma: “En diversos pronunciamientos la Corte ha hecho ver que el principio de autonomía 4 Corte Constitucional, Sentencia T-401 de 1994. M.P. Dr.: Eduardo Cifuentes Muñoz. “1. El Estado no es ajeno al desenlace de la controversia bioética entre paternalistas y autonomistas. En ella toman parte diversos intereses amparados constitucionalmente. De un lado, se protege la salud de la población por medio del acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud (C.P. arts. 49) así como de la prioridad del gasto público social y, del otro, se consagra el principio de la dignidad humana (C.P. art. 1), se prohíben los tratos crueles, inhumanos o degradantes (C.P. art. 11) y se establecen los principios de la autodeterminación (C.P. art. 16) y de la libertad (C.P art. 28).” 5 Decreto 3380 de 1981, Por el cual se reglamenta la ley 23 de 1981. ART. 12- “El médico dejará constancia en la historia clínica del hecho de la advertencia del riesgo previsto o de la imposibilidad de hacerla.” 6 Corte constitucional, Sentencia T-559 de 1995. M.P. Dr.: Alejandro Martínez Caballero. “El consentimiento informado. Dada la distancia científica que generalmente existe entre el médico y el enfermo, lo mínimo que se le puede exigir a aquél es que anticipadamente informe el paciente sobre los riesgos que corre con la operación o tratamiento o las secuelas que quedarían, con la debida prudencia, sin minimizar los resultados pero sin alarmar al enfermo en tal forma que desalentaría el tratamiento; es un equilibrio entre la discreción y la información que solo debe apuntar a la respuesta inteligente de quien busca mejorar la salud, superar una enfermedad o mitigar el dolor.” | www.medicolegal.com.co | rML año xvII nº2, 2011 16 La Corte Constitucional claramente indica que, para que cumpla con su función de protección de los derechos constitucionales del paciente, el consentimiento debe ser ilustrado con el fin de que el destinatario de la información pueda expresar su consentimiento en debida forma. individual del paciente respecto de su cuerpo, que se deriva del mandato pro libertate acogido por nuestra Constitución, exige que su consentimiento sea otorgado para proceder a practicarle cualquier intervención sobre su cuerpo y que sus decisiones en esta materia sean producto de una suficiente información; en tal virtud, dicho principio de autonomía impone a los médicos tratantes el suministrarle información comprensible a fin de que pueda decidir libremente que se somete a los tratamientos o procedimientos prescritos. El que el consentimiento del paciente sea informado supone entonces que médico debe permitir que el paciente sea consciente de los beneficios, riesgos y demás implicaciones del procedimiento al que va a ser sometido, así como de las alternativas a dicho tratamiento y sus respectivas implicaciones7”. Eventos excepcionales donde no es necesario cumplir con la advertencia del riesgo previsto o incluso, no se requiere solicitar el consentimiento del paciente El artículo 15 de la Ley 23 de 1981, al consagrar el deber legal del profesional de solicitar el consentimiento informado, indica a su vez que hay casos en los cuales no es posible cumplir con esta obligación, no obstante, no indica de manera clara cuáles son los eventos en que ello ocurre. Por su parte, el artículo 10 del decreto 3380 de 1981, al hacer un desarrollo del artículo 15 de la Ley 23 del mismo año, indica la forma como el profesional puede cumplir con el deber de advertir al paciente sobre los riesgos previstos en el tratamiento o procedimiento a realizar: ARTÍCULO 10. “El médico cumple la advertencia del riesgo previsto a que se refiere el inciso segundo del artículo 16 de la ley 23 de 1981, con el aviso que en forma prudente, haga a su paciente o a sus familiares o allegados, con respecto a los efectos adversos que, en su concepto, dentro del campo de la práctica-médica, pueden llegar a producirse 7 Corte Constitucional, Sentencia T-412 de 2004 M.P. Dr.: Marco Gerardo Monroy Cabra. Luis Felipe Giraldo Gómez 17 Civiles y Administrativos como consecuencia del tratamiento o procedimiento médico”8. Pese a lo dicho en los anteriores artículos, es necesario acudir artículo 11 del decreto 3380, pues es el precepto legal que viene a dar un poco de claridad en cuanto a la regulación de los casos en los cuales el profesional no está en la obligación de cumplir con la advertencia del riesgo previsto al paciente, para practicarle un procedimiento o prescribirle un tratamiento: ARTÍCULO 11. “El médico quedará exonerado de hacer la advertencia del riesgo previsto en los siguientes casos: a) Cuando el estado mental del paciente y la ausencia de parientes allegados se lo impidan. b) Cuando existe urgencia o emergencia para llevar a cabo el tratamiento o procedimiento médico”9. Entonces, hay dos tipos de eventos diferentes que pueden presentarse: a. Qué el estado mental del paciente no sea normal por estar afectado por una condición clínica. b. Que se trate de la atención de un menor de edad que aún no tiene la capacidad para consentir. Nuestra legislación regula la obligación de solicitar el consentimiento del paciente para realizar un procedimiento y la obligación de advertir los riesgos previstos del mismo, y en principio se permite que en algunos eventos el profesional no cumpla con el deber de hacer la advertencia del riesgo previsto, lo que se desprende de lo regulado en el artículo 11 del decreto 3380 en concordancia con el artículo 14 de la ley 23 de 1981, que preceptúa lo siguiente: ARTÍCULO 14. “El médico no intervendrá quirúrgicamente a menores de edad, a personas en estado de inconsciencia o mentalmente incapaces, sin la previa autorización de sus padres, tutores o allegados, a menos que la urgencia del caso exija una intervención inmediata” (resaltados fuera del texto). Ahora bien, frente al deber de solicitar el consentimiento del paciente no se puede ex8 Decreto 3380 de 1981, Por el cual se reglamenta la ley 23 de 1981. 9 Decreto 3380 de 1981, Por el cual se reglamenta la ley 23 de 1981. Nuestra legislación regula la obligación de solicitar el consentimiento del paciente para realizar un procedimiento y la obligación de advertir los riesgos previstos del mismo, y en principio se permite que en algunos eventos el profesional no cumpla con el deber de hacer la advertencia del riesgo previsto. traer la misma conclusión, pues de la lectura del artículo mencionado se deduce fácilmente que en los eventos donde el estado mental del paciente no sea normal por estar afectado por una condición clínica o cuando se trata de la atención de un menor de edad que aún no tiene la capacidad para consentir (artículo 11 del decreto 3380), será necesario, para la práctica del procedimiento o tratamiento, verificar si existen familiares o representantes del paciente, quienes recibirán la información respectiva y emitirán un consentimiento sustituto o diferido para la realización del acto médico propuesto; es decir, en estos casos una persona distinta a la destinataria del acto médico consiente la realización del mismo con fundamento en su relación de parentesco o en su calidad de representante legal. De lo referenciado hasta el momento se puede colegir que no hay descrita en la norma una excepción frente a la obligación de solicitar el consentimiento del paciente; no obstante, se ha considerado que si bien la excepción planteada en el artículo 11 del decreto 3380 de 1981 sólo cobija a la obligación de la advertencia del riesgo previsto, en caso de estar frente a una situación que comprometa la salud y la vida del paciente, el profesional puede realizar el procedimiento sin obtener el consentimiento del paciente ni de los familiares. Al respecto la Corte Constitucional ha manifestado lo siguiente: “[…] en una emergencia, y en especial si el paciente se encuentra inconsciente o particularmente alterado o se encuentra en grave riesgo de muerte, es natural que los médicos actúen en función exclusiva del principio de beneficiencia y adelanten los tratamientos necesarios para salvar la existencia o la integridad f ísica del paciente, por cuanto es razonable presumir que la mayor parte de las personas desean salvaguardar su vida y salud, y la espera para la obtención de un consentimiento informado podría tener consecuencias catastróficas para el propio paciente” (T-401 de 1994, T-823 de 2002, T-1021 de 2003 y T-1019 de 2006). “En estos casos se puede sustituir el consentimiento del paciente por el de sus parientes o prescindir del todo del mismo si carece o no están presentes sus familiares”10. 10 Corte Constitucional, Sentencia T-452 de 2010. M.P. Dr.: Humberto Sierra Porto. OCTUBRE DE 2011 scare Civiles y Administrativos Con relación a lo anterior, se considera un caso de urgencia cuando la condición del paciente compromete su vida o su integridad f ísica o psíquica, y requiere de una atención inmediata. Bajo estas condiciones se hace obligatoria la actuación del profesional a pesar de que no cuente con el consentimiento informado, para proteger el derecho a la vida, a la salud y a la integridad del paciente. Tal obligación ha sido reconocida por la Corte Constitucional, que al respecto ha indicado lo siguiente: “12. La urgencia en el tratamiento. En muchas ocasiones el médico se encuentra ante hechos de especial gravedad que convierten en urgente un tratamiento. En nuestra normatividad, el artículo 3 del Decreto 3380 de 1981 (reglamentario de la Ley 23 del mismo año) establece: “Para señalar la responsabilidad médica frente a los casos de emergencia o urgencia, entiéndase por ésta, todo tipo de afección que ponga en peligro la vida o la integridad de la persona y que requiera atención inmediata de acuerdo con el dictamen médico […]. Prevista la urgencia por el propio legislador, el médico tiene la obligación de actuar en defensa de la vida y la integridad de la persona, siendo sustituido el consentimiento del paciente por la realidad objetiva de una intervención necesaria para preservar la vida de la persona, sobre esto no hay la menor duda. La discusión puede surgir en la explicación que se le de al calificativo ‘integridad de la persona’, esto exige una apreciación rigurosa, objetiva, muy ligada al requerimiento de atención inmediata para evitar un perjuicio irremediable, y en ningún caso debe responder al deseo del médico de efectuar experimentos científicos por publicitados que sean”11. Jurisprudencialmente se ha estipulado otra excepción que permite al médico llevar a cabo un tratamiento determinado sin contar con el consentimiento informado: cuando el silencio del paciente o su negativa a consentir la realización de un procedimiento ponga en peligro la vida de terceros, es decir, cuando se convierte en un asunto de salud pública. 11 Corte constitucional, Sentencia SU-377 de 1995, M.P. Dr.: Alejandro Martínez Caballero. | www.medicolegal.com.co | rML año xvII nº2, 2011 18 Así lo ha entendido la Corte Constitucional al expresar: “(…) el rechazo de una intervención médica puede tener efectos negativos no sólo sobre el paciente sino también frente a terceros, lo cual puede justificar, dentro de ciertos límites, la realización de ciertos procedimientos, incluso contra la voluntad de la propia persona. Esto explica la obligatoriedad de ciertas vacunas que protegen contra enfermedades muy contagiosas, susceptibles de afectar gravemente la salud colectiva, o la imposición de ciertas medidas sanitarias, como el aislamiento o la cuarentena de los enfermos, para evitar la propagación de una epidemia”12 . Conclusión Una vez esbozada la importancia del consentimeitno informado, se puede sostener que la norma busca desarrollar el principio constitucional de la autonomía del paciente para que libremente decida acerca de la realización de determinado procedimiento. Una vez esbozada la importancia del consentimeitno informado se puede sostener que la norma busca desarrollar el principio constitucional de la autonomía del paciente para que libremente decida acerca de la realización de determinado procedimiento. Proteger el principio de autonomía implica que el profesional deba respetar la decisión del paciente, sea cual sea, pero para ello deberá haber brindado la información del procedimiento, sus ventajas y desventajas, las alternativas y los riesgos de la no aceptación del mismo, y haber verificado que en caso de negativa no se comprometa la salud pública. Sólo en casos excepcionales el profesional no tendrá que advertir el riesgo, pero deberá solicitar el consentimiento de los familiares o representantes del paciente, y sólo en casos de urgencia o cuando se pueda ver comprometida la salud de terceras personas, podrá actuar sin el consentimiento. Para terminar, basta con hacer énfasis en lo siguiente: el reconocimiento del derecho a la autonomía que busca el consentimiento informado sólo se logra si se toma conciencia de su importancia, y si se reconoce que el consetimiento informado es un deber profesional que va más allá de la suscripción de un documento. 12 Corte Constitucional, Sentencia T-452 de 2010. M.P. Dr.: Humberto Sierra Porto.