Balance de la implantación del euro como divisa internacional El euro, a examen La implantación del euro ha sido un éxito. La satisfacción de los europeos, el incremento del uso de la moneda en transacciones internacionales y su credibilidad internacional están consiguiendo que la recién nacida divisa europea “plante cara” al dólar como moneda internacional. Resumen del artículo El profesor Campa analiza la implantación del euro como moneda internacional y concluye en que el proceso ha sido un éxito. Entre los factores que apoyan esta tesis están: la satisfacción de los usuarios, la aceptación de la divisa en el mercado internacional como moneda de cambio, la creciente utilización del euro en la denominación de activos financieros y su aceptación como depósito de valor. El nacimiento del euro como moneda única ha sido sin lugar a dudas el proceso más importante en la creación de un espacio único en Europa desde la consecución del Mercado Común en 1992. Desde la fijación de los tipos de cambio irrevocables entre las monedas que formaron parte de la zona euro, se ha producido un progreso significativo en la aceptación del euro y en su credibilidad como divisa internacional. Para medir la aceptación y credibilidad de una moneda se utilizan diferentes criterios. Los más relevantes son los que muestran el grado de satisfacción de los “propietarios” (empresas, ciudadanos e inversores), la cantidad, el uso que se hace de ella, y la percepción sobre la credibilidad de sus gestores (por ejemplo, del Banco Central Europeo). En todas estas variables, el euro se ha comportado de forma excelente y el grado de satisfacción ha ido progresando favorablemente. Los “propietarios”: muy satisfechos En primer lugar, los propietarios de la moneda están contentos. Según las encuestas realizadas por el Eurobarómetro en la población europea, el grado de satisfacción de los ciudadanos de la zona euro alcanza el 70%. La tendencia ha aumentado desde que los billetes y monedas de euro entraron en circulación. Las noticias son incluso más positivas si se analiza la satisfacción de los países de la Unión Europea no pertenecientes a la zona euro. En éstos, la percepción del euro muestra una pequeña tendencia al alza. Una moneda aceptada en transacciones internacionales Una segunda medida del grado de aceptación de una moneda es su uso como unidad de cuenta en la que denominar transacciones internacionales, tanto comerciales como de fijación de activos financieros. José Manuel Campa Profesor, IESE Dirección Financiera [email protected] 20 La evidencia existente acerca del uso del euro como divisa de denominación del comercio internacional es incompleta. No obstante, los escasos datos disponibles apuntan claramente hacia un aumento progresivo en su utilización. En particular, en todos los Estados miembros en los que disponemos de información se ha registrado, desde el inicio de IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos En todas las variables que indican la fortaleza de una divisa, el euro se ha comportado de forma excelente: el grado de satisfacción de los “propietarios” es alto, el uso que se hace de ella, y la percepción sobre la credibilidad de sus gestores han ido progresando favorablemente. a fondo la Unión Económica y Monetaria (UEM), un incremento en el porcentaje de las importaciones externas al área cuyo precio se determina en euros. Por lo que se refiere al comercio de bienes, en el período 2000-2002, esa cuota ha crecido más de un 20% para los cuatro Estados miembros de los que disponemos de datos (Figura 1, en la página siguiente). Crecen las exportaciones en euros La misma tendencia se observa también en las exportaciones de la UEM. En el período 2000-2002, el porcentaje de exportaciones de bienes hacia el exterior de la zona euro denominado en esta moneda también se ha incrementado para todos los países. En este último año, con la excepción de Grecia, todos los países denominaban en la moneda única europea casi el 50% de sus exportaciones extra-UEM. El uso del euro para fijar los precios de los servicios sigue una tendencia similar, con incrementos sustanciales durante el período (salvo en el caso de Francia). Es interesante constatar, en todo caso, que para cada país de la UEM considerado aisladamente, las proporciones de importaciones y exportaciones denominadas en moneda local son muy similares. Obviamente, puesto que el cambio de hábitos de las empresas que exportan a la UEM es un proceso dilatado en el tiempo, es posible que los efectos del nacimiento del euro se muestren paulatinamente y que solamente una proporción menor que la definitiva de los exportadores, que antes facturaban en las monedas de sus países de origen, haya pasado a hacerlo ya en la nueva moneda. Activos financieros en euros: también crecen El uso del euro en la denominación de activos financieros también se ha ido incrementando paulatinamente. El porcentaje de las transacciones de mercados de tipo de cambio que utilizan al euro como una de las monedas de contrapartida es aproximadamente el 30% de todas las transacciones según un reciente informe del Banco de Pagos Internacionales (2004). Este porcentaje se ha mantenido estable desde el nacimiento del euro. Por su parte, en los mercados de derivados de tipo de cambio este porcentaje es significativamente más alto y alcanza el 50% de todas sus transacciones. Además, se ha producido un incremento en las emisiones de renta fija tanto pública como privada, IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos 21 Figura 1 Cuota del euro como moneda de denominación de los flujos comerciales de la UEM con el resto del mundo (porcentaje del total) (a) Exportaciones Importaciones 2000 Bienes 2001 2002 2000 Servicios 2001 2002 Bélgica-Luxemburgo 42,0 46,7 53,4 45,4 50,5 54,6 Francia 48,0 49,2 55,3 57,3 60,4 56,9 – Alemania – – 49,0 – – – 15,3 16,8 Grecia – 23,5 39,3 – 11,3 13,3 49,9 56,1 Italia – 52,7 54,1 – 50,7 57,0 53,7 55,6 59,2 Portugal 40,1 43,5 48,5 37,4 37,4 46,4 42,4 45,3 48,7 España 49,0 52,0 57,6 50,5 52,9 59,7 2000 Bienes 2001 2002 2000 Servicios 2001 2002 Bélgica-Luxemburgo 43,6 47,2 52,8 44,4 50,0 53,3 Francia 35,0 39,8 46,8 47,6 54,0 54,7 Alemania – – 48,0 – – Grecia – 29,3 35,8 – Italia – 40,8 44,2 – Portugal 47,0 53,6 57,6 España 44,0 49,7 55,8 (a) Los datos se refieren al uso del euro como moneda de pago, salvo en el caso de Alemania, en que se trata de la moneda de facturación. Fuente: Banco Central Europeo (2003). especialmente esta última, que se realizan en euros. El volumen de las emisiones que actualmente se realizan en euros supera sustancialmente a las que se emitían en las monedas precursoras al euro. observada interanual se ha conseguido en un contexto de estabilidad de tipos de interés a niveles bajos. El euro incrementa su peso como moneda de reserva Más difícil de cuantificar son las implicaciones que la moneda única han tenido para el comportamiento real de la economía. Por último, otra fuente del grado de aceptación de una moneda es su uso como forma de ahorro, por ejemplo, de depósito de valor. Para esto, el mejor barómetro será la acumulación de reservas por parte de los bancos centrales del mundo que éstos realizan en euros. Los bancos centrales son los grandes depositarios de reservas en el sistema internacional. Su comportamiento, por tanto, es clave en este aspecto. Tradicionalmente, el dólar era la moneda de reserva internacional por excelencia. Esto continúa siendo así a pesar de que el euro ha incrementado su cuota del 13,5% en el año 1999 al 19,7% a finales del año 2003, un incremento de casi el 50% en cuatro años. Implicaciones en la economía real Los diferenciales de inflación dentro de la zona euro perduran y son estables. España ha mantenido un diferencial sostenido durante los últimos cuatro años, y este diferencial puede suponer pérdidas de competitividad por precios dentro de la zona. La convergencia de ciclos económicos dentro del área parece que no se está produciendo. Tasas muy altas de crecimiento en países de la periferia conviven con un crecimiento nulo en los países más importantes del núcleo del euro, e incluso parece que las diferencias pueden llegar a incrementarse. El estancamiento aparente del crecimiento económico agregado dentro de la zona euro es, sin lugar a dudas, la mayor fuente de preocupación para el futuro. Estabilidad de precios: prueba superada Así pues, todos los indicadores de implantación de la moneda única europea sugieren que ha sido un éxito. Este grado de aceptación es consistente también con la evolución de la credibilidad de la moneda derivada del ejercicio de la política monetaria en la zona euro por el Banco Central Europeo. El BCE se marcó en su fundación como objetivo primordial en el ejercicio de su política monetaria el mantener la estabilidad de precios dentro de la zona, definida (en el lenguaje típicamente rebuscado de un banco central) como una inflación a medio plazo por debajo de, pero muy cercana a, el 2%. Después de cinco años de ejercicio de dicha política monetaria, los indicadores sugieren un cumplimiento muy próximo a dicho objetivo. Si bien la inflación histórica durante estos años ha sido superior al 2%, la inflación en noviembre de 2004 para la zona euro ascendía al 2,2%. Además, las expectativas de inflación, medidas a través de los futuros sobre el tipo de interés dentro de la zona euro, indicaban también el 2,2%. Claramente sí muy cercana a, aunque no por debajo de, el 2%. Todos estos problemas son importantes y determinarán la agenda económica de los próximos años. Pero “no se puede pedir peras al olmo”. En sentido estricto, ninguna de estas variables se incluía entre los objetivos primordiales de política monetaria que se marcaron durante la creación del euro (como sí se marcó, por ejemplo, la implantación de una moneda única con estabilidad de su inflación alrededor del 2%). En sentido amplio, la persistencia en diferenciales de inflación, de crecimiento y de ciclo económico, reflejan principalmente las expectativas divergentes sobre otras políticas económicas no monetarias, como son las desviaciones del plan de estabilidad, las políticas fiscales y de liberalización económica, más que alguna incertidumbre sobre la política monetaria del área. El BCE ha cumplido con su papel, convendría sólo que las demás instituciones hicieran también lo propio con el suyo en el futuro. Esta convergencia entre el objetivo de inflación del BCE, las expectativas de inflación de los agentes económicos y la inflación 22 IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos Prestige 23