...• Marco Antonio Campos Adolfo Bioy Casares: Un inigualable inventor de historias inMlab/e tUociar el nombre de Bioy con el de Borges. /ntviiable decir qut ambos brillan con intensa luz propia. in BiO)'. sin Borges. sin orUiUJr, sin ilvina Ocampo, ntl putde uno imagilUlr e mucha de la magia que putblo ItU letras argentinos ., latinoamericana. ron inv ntor de historitU. BiO] combilUl tri StI e tilo la frase lac6ni,0 ., un humor fin( ·mo. El poeta 1 enJa . ta il4lúmo torio Luzi d stocaba el prestigio di Bio como "inv ntor de argumtnios p rfi ClO" 'tU "dot de refinada in I1limD" lii ro.rÍQ, ( r n h d lI'ahr m nd ). En los libros de Bi v n i6n d M r 1, Plan d trama el (. I u ti d I h r uirnalda on m r . i ri d la rra d I rdo, rmi al 1. Lo entrt!listo se rto.liz6 en su departamtllto de CQlle Posados 1 en un cafi de La Recoleta. Conocer a BiO] vale un viaje a Argentina. E S MAGO DE LO FA T ÁSTICO En La invenci6n de Morel, en Plan de evasión y en los cuenios de La trama celeste se halla lo que Borges llamó imaginación razonada. Se ha escrito que entonces el inventor superaba al narra· dar. No hablamos de su obra anterÜJr porque usted ha sido su más severo crituo. Por eso, porque e taba muy descontento de esa obra anterior, me propuse escribir del modo más simple posible, que se dieran menos ocasiones para el error. Sin embargo diría que se va soltando la mano para llegar a la escritura de 000 ¿Y cómo enlaza lo fantástico con lo coti· diana? Es condición sine qua non que, si no rodeamos lo fantástico de hechos diarios, la narración se vuelve demasiado vaga. Para que sea aceptable debe de haber un ambiente cotidiano que el lector acepte como algo verosímil. Que de pronto esté ese tropiezo de lo fantástico y el lector no sienta que pierde el equilibrio, sino que puede continuar. ¿Y cómo le nace lo fantástuo'l El sueño de los héroes, una mano que está aún muy atada en La invención de Morel y no tanto en Plan de evasión. Y al mismo tiempo que hago ese tránsito hacia una prosa más suelta también me aproximo a los personajes, algo que siempre deseaba, pero que no me sentía en capacidad de lograr en aquellos primeros tiempos. Creo que si tengo un don en tareas literarias es el de la invención de historias. Inventaba desde muy joven. Muy mal al principio, pero por torpe que uno sea, si hace muchas cosas y está descontento de ellas, va encontrando la manera de hacerlas mejor. Eso pasaba en La invención de Morel y en Plan de evasión, pero en El sueño de los héroes ya dejaba entrar más a los personajes como centro de atención. Somos seres humanos y lo que nos interesa es alternar con otros seres humanos, aunque sean de ficción, y éstos son los personajes a los que me he ido acercando a medida que he tenido un poco más de conocimiento de mi arte. 45 Muchas veces he querido contestar esto. Una amiga mía, inteligente y que incluso piensa bien de mí, me dice que respondo con una trampa. Pero no es una trampa voluntaria. No puedo, no sé explicar exactamente por qué se me ocurren esas cosas. Sé que mi mente está acostumbrada a inventar cosas fantásticas y ante un estímulo adecuado nace la historia. Le voy a dar un caso: cómo nació"Historia desaforada". Estaba afeitándome y me repetía una frase que me he repetido muchas veces: "La inteligencia es el arte de solucionar situaciones difíciles". Pensé que se podía dar un pasito más. Pensé que la inteligencia, para un narrador, es el arte de encontrar una salida a situaciones que al parecer no tienen salida. ¿Qué situaciones no tienen salida? El envejecimiento y la muerte. Pensando en eso (un terreno que he recorrido tantas veces) imaginé a un viejo de unos 70 años, alto, que tiene un médico en quien siempre ha creído y al que le pide que le evite envejecer, que trate de postergarle la muerte: Un día el medico le dice que sí, que . . tiene manera de solucionarle eso, pero no en forma definitiva y con reacciones tal vez no favorables. Y el viejo le pregunta: "¿Pero no será tan desfavorable como la muerte?" "No, no creo que sea tan desfavorable", le responde. El hombre acepta y el médico le da desfavorablemente una estatura desproporcionada. Era un hombre que de medir 1.80 metros pasa a la calidad de gigante. Como el médico es una persona que cuando está en un diálogo con otra persona cree en la verdad, a un periodista que lo interroga sobre si pensó que podla ocurrir lo que ocurri6, le responde que si. "¿Y cuál fue su reacci6n?", "Me hizo gracia". Cuando se entera el gigante se siente traicionado. Él, que confiaba en el médico, se da cuenta de que éste, por lo menos, ha tomado con frivolidad su tragedia. Le habla por teléfono y le dice que por respeto a la confiama que siempre se han tenido lo previene de que lo va a matar. El médi· co huye a Europa y el gigante lo sigue, pero en un avi6n de carga, porque no cabe en un avi6n de pasajeros. Le da alcance y lo mata. Así se me ocurren de pronto las cosas. Una cosa llega y la necesidad del argumento lo va llevando a uno a la invención. Me venian mucho, pero comprendi, o eret comprobar, que los sueños lo deslumbran a uno, sólo que a los otros no suelen deslumbrarlos. Es un lugar común, pero ocurre ast, y no puede uno contar impunemente cuentos que se resuelven con diecisiete disparos. No bastaban los sueños. Me deslumbraban sólo a mi y me daban una seguridad que no mereclan. Por eso fracasaba. Por eso desde entonces no cuento sueños, o si los cuentO, lo hago con mucha prudencia, tratando. de hacerlos aparecer más como invenciones. . para quien busca ésta. O la reencarnaci6n, por ejemplo. 's. acerctJfIIiento a la literatura inglestJ , '" f"Gn a...utad con Borres influyenm en alfO para desarrollar lo fantíutico' Seguramente. Pero también me fui preparando para lo fantástico a lo largo de una vida. De niño me gustaba Pinocho, que era a la vez un muñeco de madera y un ser humano. Me gustaban Las mil , una noches. Me gustaban El hombre invisible y El viaje a la luna, de H. G. Wells, y en especial, ese pasaje donde él se pertrecha de las cosas que va a llevar para vivir y comer en la luna. Lo escrito!' . inevitable porqu tienen un ofi '0 que más o meno onozco. una d bilidad mía. Si fuera mejor ilOr I mejor pondría plom ros, carpinter o el trió taso y mujeres tambi'n, porque me han acompañado a lo I d la vida. He pe do u ndo uno ha pe tanto en 1, do tanto, ti n I a \'eces que d ·r. Sin muj r la lit lUICl pierde un poco de vida. E.. ,.., JUJrro.ciOJl ti /'nTOJl4jt asea· liJlO, ti i'rtI'MJllo aJó.. o daJld ti "re stJle .... f'oco 11I411 W. Hay COIIIO 1'114 IIIGItCM en ti lroj , ~ UJl4 dts arra. d.ra tIt ti /'0,,'0/ JI ti /1 goro co.. .... Z4/HJto lodo 0"114 fiulO ° fJie& CIUItro JIOIII6ra 6tJ1ttJrian /HJra u6ü:ar a la litmltura argalina COIIIO la _ ""' en A1lIériea Latina en "",ntos fantásticos: Borres, Cortámr, Silvina , Bioy. Siendo yo uno de ellos difícilmente puedo dar una opini6n. Podrla encono trar una respuesta menos vanidosa, y quizá más interesante, pero esta es la verdadera: creo que cuatro o cinco escritor~ son la literatura de un pais en un momento determinado, o al menos, un aspecto de la literatura. En ese aspecto bastan los nombres de Borges, Cortázar y Silvina para que la literatura argentina valga. Coa Borres hizo Antología de la litenton fantástica. ,CÓfftO fue tu¡Utllo' E" ,., /'fNOrtoj fi '" lifnutJ , bril/o'" . "i" '1 su 1" Ita ¿ te<! lIIt fHIn . " e1UJllos, /Xir otro lado, 1M ...) " im"ndtcibl. BtIBItO, No fue necesario reunir textos; teníamos exceso. Era como si hubiéramos descubierto un día la antología para la que estábamos preparados. Por eso creo que, de todas las colaboraciones con Borges, si yo tuviera que recomendar un libro con amor y con cierta confianza de no defraudar, le regalarla esta antologia. La hicimos con gran placer y deslumbrados con la riqueza que tenlamos. Puede ser que eso no lo comuniquemos a otros, pero para nosotros fue un deleite pleno. de 101 .odo tI" IlI" rsoJloj JfIGICIdiJlO ,,-da sintep rf1rettdido. AdlÍOlI nlir VI d r ..".,... . l• . . • , etmIo . . ...... ,.".,.. a La invención de Monl, • D lDe60 de loa háoeL.. DE PERSONAJES Y DEL PASO A UNA UTERATURA REAUSTA É. ti . . . . . . . . , el UfIUIIl4 dt .nu CIItIIIos.•• y á, buando de algún modo la idea de la imnortaJidad. Ea una buena oferta .,._. Los IJmOfIGju pe . . a1HJreCtn en ,.., lilwos 101I escritores , . .jeres• 46 El esquema en el qu m ¡ 010 a gu to . ... quisiera pasarle un poco de ese gu al lector. eso queda para el lector; yo estoy contento porque lo encontré. iY los argentinos? Usted los parodia a menudo como personajes. y na ese tsqunuJ ha)' al final la pérdida de la mujer. Por demás la pérdida lleva a consi· deraciones de índole metafísica, por ejemplo, el paso del tiempo y la relación con la muerte. Cuando uno conoce a sus compatriotas se siente tentado a describirlos. lO Usted sabe que eso lo cantan los tangos y yo he oído desde niño muchos tango. Es .lI€ho más rúo p4ra la tona /iúrariD, en posibilidades conjeturas, la pérdida de la mujer llue tmerla. Son preocupaciones mías permanentes. A veces pienso que algún médico un día me va a decir: "Lo leí y hay algo que no quiero decirle a nadie: tengo un reme- Para mí El $ueño de los héroes es su mejor novela. Borges, a su paso por México en el 1978, dijo que era la que prefería de usted. Yo también. Pero he tratado de no pensar mucho en eso para no estar lamentando no poder inventar otro Sueño de los héroes. Uno debe creer que lo mejor es lo que tiene uno en la mente para sentir el entusiasmo de escribir. i Y cómo pasó de las narraciones fantás. ticas a narraciones muy realistas? lSe cansó? No, de ningún modo. Siempre me gustó escribir cosas que se sintieran como reales. Creo que he inventado muchas cosas fantásticas, pero eso no quiere decir que, si mañana o pasado se me ocurre otra buena idea fantástica, no la tome. La "Historia desaforada" la es· cribí hace relativamente poco y está en un presente amplio. En el Diario de la guerra del cerdo se "ra Hace unos dht una m In ntaba que no le gu taba v r la 1 I vi i6n porque las historia i mpr acababan mal. o si no, eran t ntaS. Lo cierto que mu dificil hacer que las historia acaben bi n y no sean tontas. En cambio. es un poco má diflcil hacer que las historias acaben mal y no sean tontas. y CIUJ"do cuaba" 6ien solerJIos decir: "EclúJ a perder la Itistoria..." A mi una vez una p icoanalizada me dijo: "Estoy preocupada contigo. He leído una cantidad de historias lUyas y todas concluyen mal". Y de buena fe yo le dije que no se preocupara, porque cuando encuentro un final, aunque sea triste. ese dla me siento estimulado y al· muerzo mejor que nunca. A mí no me importa que el final sea triste o alegre; dio para que sea inmortal". Imagínese lo que sería este mundo sólo con inmortal . Que me haga inmortal como una xcepción, a mí y a algún otro, está bien, pero no masivamente. lY c6mo se apropia de los personajes? Mire: yo he sido más un inventor de historias que un creador de personajes, pero siempre me han gustado las personas, y ese interés y amor lo he ido encauzando en mis personajes de ficción. y tal vez he mejorado un poco en eso. De los personajes femeninos siempre se recuerda su enunto: algo de Faustine (La invención de Morel), algo de Clara (El sueño de los héroes). Según Vlady Kociancich, que es una amiga muy querida, yo sólo he creado una mujer como personaje, y es Clara. 47 da en novela este tipo de narración cruelmente realista. Sí, pero vino por casualidad, como pudo haber venido cualquier otra cosa. Creo que he contado varias veces el origen del argumento. A mi hija la habían curado en un sanatorio de las amígdalas y había sido a la hora del almuerzo. Yo me había quedado sin almorzar. Fui a tomar un té a una confitería (café). Vi entonces a un señor que estaba en la otra mesa y tuve como la impresión de que ese señor era calvo y tenía peluca y el pelo teñido. Sus ojos y su dentadura eran postizos. En fin, que todo era postizo en él. Se me ocurrió entonces hacer una suerte de catálogo, de panoplia, de lo que hay para luchar contra la vejez mencionando muchísimas cosas para concluir que no hay defensa alguna contra la vejez. Este ensayo tan estúpido me sugirió que algo podía salvarse de él. Y se me ocurrió es- .....-. ec cribir un cuento breve parecido a las peliculas cómicas estadunidenses de los aftos veinte, en que jóvenes crueles y atléticos perseguían a viejos obesos y cansados por el peso de los aftos y de ellos mismos, y los mataban. Después pensé que habia algo más que decir de lo que podía permitirme ese cuento cruel, porque la tristeza del envejecimiento y el amor a la vida que se pierde, existian en mi. Podia hacer algo más con esa historia si la prolongara. Algunos amigos me han comentado que la hice aún más siniestra, tal vez porque el lector está más tiempo con esa bistoria un poco horrible de la vejez y de la muerte y de la crueldad de los jóvenes y de la crueldad de la naturaleza, porque los viejos siempre dan un poco de asco. Y de los que he escrito, éste es el libro que me resulta más desagradable. Habló umd d, qu ,.. UII prindJlio pea. raba ueribir UII 110 una Mr1da. IAlá 1uJ ocurrido con la 0,",,7 cuento, & una excepción. En general sé muy pronto cuándo va a ser un cuento o una novela. Es dificil explicarlo; es una perplejidad que he compartido con otros escritores. Si uno imagina episodios y unos cuantos personajes vividamente, eso ya no cabe en un cuento. Tmp la i",prui6Jt de lJ1" " una i".". f'II lo ftIB 1uJce lItJUf' IUI cumto, , JtOvela. Puede ser. Stevenson decia que en toda narración debia haber dos imágenes vívidas, una al comienzo y otra al final, y si eran tres mejor. BORGES: IL PRIMO AMICO Usted llevó una a",isttul ,j""/I'ar Borps. COJt Pienso que no puedo quejarme de la vida que he llevado, primero, porque he hecho siempre lo que he querido. Desde joven jugaba al tenis, que me gustaba, tuve mujeres, que me han encantado, escribia, leia, y con los aftos he tenido siempre algo que escribir y leer, y aun, como si fuera poco, tuve la amisOc tad de Jorge Luis Borges, que me acompañó desde el 1932 hasta el funesto año de su muerte en 1986, dándome la felicidad de conversaciones cotidianas, inagotables en su tesoro. Borges· tenia siempre ideas nuevas y siempre traía noticias cómicas del mundo. Era una felicidad conversar con él. "Toda colaboración con Borre, val, aJiol d, trabajo", "cri6ió usted ,.. "Libros , tuIIÍItGd" (La otra aventura). y así lo he sentido. Claro. La primera colaboración, todo el mundo lo sabe, fue el folleto sobre el yoghurt. Me lo encargaron a mi. Pagaban 16 pesos la página, que en esa época era muchísimo. Le propuse a Borges la colaboración, y aceptó. Fuimos al campo del Rincón Viejo, de mi familia Bioy, en Pardo, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Era un invierno duro como éste. La casa era muy grande, porque mi abuelo le agregaba cuartos a medida que nacían sus hijos (fueron 8 varones y 2 mujeres). La casa estaba en ruinas. Había casuarinas que nacian desde el techo, otra parte del techo tenía agujeros, habia agujeros en el piso. El cuarto mejor conservado era el comedor, donde había una chimenea, a la que echábamos leña de eucaliptos y tomábamos mate en tacitas o cacao cargadísi010. y escribíamos sobre el yoghurt, que era un tema más bien aburrido, es decir, justificábamos la leche cuajada con un elogio pseudocientifico y sobre todo comercial. Como nos aburriamos pensábamos en otras colaboraciones más agradables como cuentos o antologías. Hicimos un soneto con eles, que no terminamos. &o pasó en 1937 Y pasaron todavia tres años para volvernos a animar (gentes como Borges y yo necesitábamos de un tiempo largo para tomar decisiones). Borges dice que yo le propuse y yo que él me propuso o los dos que los dos nos propusimos, pero lo cierto es que al fin nos decidimos a escribir unos cuentos policiales que tuvieron una narración sobria, un enigma y una solución límpida del enigma. Y nos salió exactamente lo contrario: cuentos barrocos y llenos de bromas. A veces he pensado que fue una lección de humildad. Siempre estamos hablando 48 de literatura deliberada y escribimo en contra de nu lrOS propósitos. Y nació entonces un ter r utor, que no era ni Borges ni o: Bust Domecq. lE Isidro Parodi' lE, MINI derivtJei¡". de Brutos DOIfIeC4J' lE, UD /HIrodia, Pensamo en un p r onaje ideal de lo que podriam mar un criollo i ~o en la Arg ntin . riollo vi ~o, en un paí d inmi , d bería l n r obviament un italiano. í, mas. Pe" a los 15 a I d distaNda q (o "/lara6a" de Bor , lItO Ji"titru la diferncüJ d dad' ".JtCG Él me hizo nlirm modo cuando no lo mereda. l intAl aft . o bía que o ra un m I escritor. I ya era mu bu n. que habla en común era el amor a la I ura. Creo qu él advirtió eso, qu o ra un jovenw lo muy leido, qu ra posible la amO tad, pese a qu al prin 'pio le prop admiraciones inadm' ibl e incompatibles. En Pardo -la 'ón ferroviaria se llamaba asi por el n mbre del propi tario que donó el l rreno-- tuvimos una • discu i6n una noche. o era nidario de la libenad absolula, e mo la d I dada' laS los urr r . Creí haber ganado esa noche la discusión, pero al día iguieOle a me habla pa do al bando de Borg . AFORISMO Y L G R ES. POESíA Y CRíTl Guirnalda con amo liuuo lIO u part~ G los aJúnior"'ts. ,t "ada CO libro o... U· 'IffÚU. poctJ mis cosas- decenas de miles de páginas), es una conclusión natural. Uno busca cómo llegar a la conclusión de un teorema. Dice algo en el diario con errores, pero luego va corrigiendo los errores. Va naciendo el placer de la frase sentenciosa, que también es un peligro, porque si uno concluye párrafos con efectos al final, se hace una lectura insoportable, que es lo contrario de lo que uno quiere. Uno busca para el lector una lectura que lo lleve tranquilamente. UlUd, tnlfo la im;nlÜm, se 1uJ diVerti· do ",.,clao espigándole a sus compatrWlGI ~ lo hiciera Flaubert en su Diccionario de lugares comunes- ob· _adll, disparates, absurdos (Diccio- como las novelas policiales, lo que puede fascinar es algo que se parece a la exaltación poética. \, Usted ha escrito poca critica. No recuero do nada más allá de La otra aventura. Eso fue un poco para hacerme la mano a la nota y al ensayo crítico. Fue saliendo un poco aquí y allá. lY qui le dio al final la literatura1 Fue uno de mis grandes placeres. Casi no me ha dejado tiempo para ser desdichado. A lo largo de ,los años he estado siempre descubriendo algún libro maravilloso que me ha compensado las dificultades. nario del argentino exquisito). i iad I ma de narra i n m LA iIl.Wfl,· cién di Moul, LA lTom(J ul,,, Plan di tvasiÓ1l. Yo e laba en Punt I t. n el ruguay. Era el t t'\. minaba lo, n habla g ote. P n qu Tibia siempre sobre lo qu no nt odia. Que no escribla sobre I qu pen ba continuamente, que eran las muj r la relación con ellas. I nació Guirnalda con alllOrtS, que inclu también algún cuento fantástico. o . l y hay tamb' n, /,or ie",/,Io, aforimuJs. ,Cree usted qlU en el aforimuJ se da la mayor concentraci6" del/'ftSamunúJ7 o creo tanto. Creo que el afori mo, para una persona qu loma notas como yo, que ha escrito diario 00 redacté continuamente desd el '46 hasta el '72, hasla hacer -según me informa Daniel Manino, un muchacho que ocupa de un placer del escritor haragán. El heho d que las entradas sean breves le rmit n a uno hacer alguna broma y n luir con otra. Es un libro con el, que ilm nte me puedo enviciar. Seguir inv nlando otros diccionarios. Hu provocadores. Fue un moment n que los políticos y los militares par I n dispularse para ver cuál decía la fra más absurdas o rebuscadas. Bu ndo dar un poco de higiene social m umó ese diccionario que natu1m nte no tuvo influencia ninguna. e luego, al hacerlo, pensaba en el pequ M diccionario de Flaubert. De co,.ti,..,o en sus te:dos narrativos referefICÜJs a poetas o poemas o wrsos sueltos. lCuál 1uJ sido su rela· ciMt con la poesía7 apar"'t~ Me asombran mis colegas que declaran que no leen poesía o dicen que les da pereza. Para mí es exaltación y reposo. La poesía me aleja de las preocupaciones del mundo con algo muy hermoso que está cantando la verdad de las cosas. lCree usted que la gran obra en prosa sólo se alcafIZG cuando toca los límites de la poesía1 El Decamerón, el Quijote, Rojo y negro, Cien años de soledad, Pedro Páramo). Aun en libros tan alejados de la poesía 49 y si no hubiera sido escritor la qué se habría dedicado' Lo he pensado a veces. No sé qué otra cosa podría haber hecho. 11 REVISTA SUR Y AMISTADES LITERARIAS lCómo fue su relación con la revista Sur, que dirigía Victoria Ocampo7 Bastante periférica. Victoria Ocampo era una excelente mujer y creo que su aporte fue una gran ayuda para nuestras letras y probablemente para el continente. La he releído a últimas fechas y en verdad no está mal esa revista. Pero a ella la rodeaba otro grupo de amigos, otras admiraciones que las nuestras. Borges, Peyrou, Mastronardi, Wilcock, Silvina o yo éramos otro grupo. El caso de Borges era singular. ¡Cómo no iban a aceptarlo! Cuando yo lo conocí, en 1932, era, lo que llaman los franceses, l'enfant terrible. Sería eso, pero todo mundo reconocía que era inteligentísimo. Él fue aceptado, pero conmigo era más dificil, porque me casé con Silvina -aunque debo decirle que Silvina tampoco era una seguidora de su hermana. Victoria era una suerte de cacique; se era o no su súbdito. Si lo querían a uno, era como a alguien de quien hay que renunciar. Los ...._. .. de la casa eran otros, con una excepción: José Bianco. quien pese a ser un pilar de Sur y de querer mucho a Victoria, estaba en el fondo más cerca de nosotros que de elJa. porque existían mayores afinidades intelectuales. lb • la .".... de fU a Vietorica Oc••,. " i.',r"da ,1 a.tor ....jIre ~ coti fIIin JIOtlía d,jar •• testimonio. B4I'a leer ,.. li6rol, 1*' . . ., .., . . . . .é, Bueno, yo diría Borges, Silvina, Peyrou, Mastronardi, Bianco, Vlady Kociancich (aunque ella es mucho más joven). lf trató IJ Corlázar7 teMporáruo (1914). 0/1 t sIrietos COll· ,COIIOCió usted a Roberto Arlt' No, lo conocieron los otros. Yo no, porque cuando él murió yo era un mal escritor que no había llegado al mundo literario. ,y usted 110 tuvo ,1 culto o la ajiciina tk Macedonio' Huéspedes de su casa, además. Como Camos o Caillois, por ejemplo. Y eso también la amargó un poco, porque un dfa se encontró como una empresaria de la literatura más que como una escritora. Borra - ee.ató flOr el 1981 fU a Sur l,jaltó.,. . . ~ pet:G1HJ de literaria , del iflteris por 101 autoru .... fU Jn?Iirla o dida6a Victoria 0f:aIII0. Natl. tlilade, ""d, ;'IJO'- 1.'0, .. Su importancia es indiscutible. Basta con un ejemplo: es increible la cantidad de escritores que me han dicho: "Yo debo mi vocación a la revista Sur". No hay duda que acercó a la gente a la literatura. ,y fIdáa lIf'ÍGfI ... aáItatles litera,." Francamente no. Lo conocí por teléfono. Borges lo admiraba y por él lo admiré como un sabio oral, una especie de Diógenes, pero la versión escrita de su sabiduría me pareela medio pesada, como chistes y bromas alargados y aclarados en demasía. Oralmente debió ser en reuniones muy encantador; no lo digo por compensación o por alardear superioridad. Creo que el hijo de él, bastante parecido a Macedonio, deja leer entre líneas la gran admiración que siente por su padre y al mismo tiempo no hay ningún escrito de él que le haga justicia. ,r,. u eOlito e "ta~o ,1 t:GIO d, Leopoltlo MaTtcltal' 1ti,,'oriOJ Manichal no me gusta nada. Ni siquiera como persona. Era muy solemne, parecía convencido de que iba a ser una es. tatua. In d algún modo lo explicaba d rdi Ikgó de la proI amigos ocam mento eran, lo que IIamam I pon ños. compadritos. Persona qu hacen broma un poco pesadas o úpi , que coos' en 50 _---.- -----. oc not>nri la índole o si él exacerbaba dam me la índole. 111 DES Y RECUERDOS /Ií. es .. n/adma con BW1JOS Aire.? ¡fA ."N, '0-.0 CI Borres, ",.0 el tmlOT Soy amigo del electricista, del pana. dero, del farmacéutico, de los mozos de los cafés, en fin, de todo mundo. Usted ha tido muy tanguero. Borre., t1I cambio, decía que no le gustaban los tangos. ¡Y ti rtO ~I ~'/HJ,.to'7 Buenos Aires con mis amimiga. He tenido la costumminar Buenos Aires con Antes de conocer a Borges, estando un día en el campo, en el partido de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, leí que a Borges no le gustaban los tangos. Me resultó inexplicable, porque mi primer proyecto literario había sido una antología de letras de tango. Había unas revistas que se llamaban El alma que canta y Cantaclaro. Ambas eran antologías de letras de tango y ambas eran rivales. Yyo quería hacer una antología de esas antologías. Y después como probé que era una de las pocas cosas que había dicho Borges que no eran ciertas; lo que él quiso decir era que no le gustaban los tangos del treinta y tantos en adelante; los que le gustaban eran los p~imeros tangos. Los tangos que suelen llamarse tangos-milonga y que son de antes del 1900 Y del primer decenio de este siglo. ¡Y cuiJles son los que prefiere usted? jo r qlll" In ljller ro . qu n n mos de él. Que u nd d m 19 no er-.. con inr n . n d t n. d rl una lrampa pa qu I qu en una ¡>osi i6n d i da. m int li Ole y \'io nu Ira u I lad. nvcII i6. Pe mu ~ tenia cosas un poco ab urd bur Incorregiblemente moro . I _ ba tard donde quiera. Según Borges daba vueltas a la m nuna a la casa a.donde iba a cenar para no llegar a uempo no ~rder su fama d moroso. Yo lo invitaba a mi casa d ar del Plata su cuarto e laba mu cera del corredor. En Mar del Plata se al. ~uerza a horas me icanas, porque gente va a la playa llega a comer a las tres o cuatro de la tarde. Mastronardi estaba en su cuarto porque habla vuelto de la pla\12 ha /- o no habla salido y se da esperar mucho. o sé en qué Ille'- n ilvina, con Vlady Kociani h. H recorrido todos los barrios. Hu pocas en que nos íbamos todas n h con Borges a Puente Alsina, u uno de los puentes sobre un no qu está en los límites de Buenos ir otras veces a parque Chacabuco, o a parque Lezama, o a Flores, o Floresta... Borres se rmnuH:ÍIJ COJa Palemw. ¡Usted tpd barrio se rec01lOU? '011 Con éste, La Recoleta, donde vivo, cuyo nombre no me gusta porque me recuerda el cementerio. Pero es el barrio donde nací -en la esquina de Uruguay Montevideo, que era casa de mi abuela-, donde pasé mi niñez, donde viví hasta casarme. Nos mudamos un tiempo un poco más al norte para luego volver aquí, a calle Posadas. Conozco a todos. -.............- - - - - - - - - 51 En general tengo el mismo gusto de Borges. En mi antología dejaría "lvette", "La morocha", "El porteñito", "Una noche de Garufa", "El Royal", "El choc10", "El entrerriano", "Rodríguez Peña"... ¡Y usted es hincha carlosgardelian01 Por desgracia no me gusta el tango cantado operística y sentimentalmente. Y Gardel lo hacía así. "lvette", que junto con "La noche de Garufa" son para mí el himno nacional, lo cantaba muy bien y se lo he agradecido toda, la vida. ¡Cree que el tango es lo más auténtico t1I música i¡ue se ha creado t1I Argentina? No sé si lo más auténtico, pero sí lo que ha tenido más realidad. Por años tuve la impresión de que Buenos Aires era inagotablemente fértil en tangos. Siempre había un tango nuevo para cualquier cosa. "Todo lleva a un libro", decía Ma00 oa llanné; "todo lleva a un tango", opinaba yo. Profesores y escritores, con sus interpretaciones y sus elogios, empezaron a arruinarlo. Ha ~ aml a Montevideo. Es una ciudad que quiero mucho y donde me siento feliz, aparte de recordar amores gratos, uno con una francesa, de quien estaba enamoradisimo. En tiempos de Perón, cuando uno se sentía como preso en Buenos Aires, ir a Montevideo era como recobrar la libertad. Y naturalmente se prohibieron los viajes a Montevideo. Eso era ya un despotismo en la minucia. Ahora, en estos afios, he descubierto la ciudad de Colonia, frente a Buenos Aires, en la ribera del Tio de la Plata. Lamento no ser más joven para ir a vivir a esa bella ciudad antigua. Me gusta también Salto, al norte del Uruguay. Lástima que haya ido de viejo. ,Crr, que =ta Lo veo como un versificador admirable. Me agradan sus versos. Hacía cosas breves muy lindas. Y era como un escritor enciclopédico: de esos que pueden hablar de todos los temas. Uno puede decir: "Voy a ver qué dice sobre esto Alfonso Reyes". Lo sabía todo Ylo dejó todo en un estilo conversado y agradable, que era el de su conversación. Cuando lo leo me hago la ilusión de oirlo. Lo he leído mucho después de haberlo oído y creo no haber olvidado su voz. ¿Usted sabe el formato que tenía, lo. Montoaero., pasando por ideologúJs de todo. lo. sipos y colore•. Pero mln asi lile parece lJ14e el despotil1fto peronUta fue apealJl .111 juego de niñol ante la increíble cri",inalidad de las juntlJl, ante la planijiaJción del ttrroT que i.· pauierofl lo. Vide/a, 101 Mas.era, lo. Vwla, lo. Galtieri y dtrfUÍl. ue in ompren i- no n· un caráder rio¡Ilaten- re' Lo he oído .ucw vece.. El buen lado es aquél. Montevideo es todavía una ciudad humana, aunque la ciudad donde vivo es un barrio y el barrio siempre es más agradable. En Misieo " 1, tiene en gran aprecio intel,ctIIGl , hUJJIGnD. Yo leí desde muy chico a Ramón López Velarde. Tenía trece o catorce años. Desde entonces estaba preparado para querer mucho a su país. Primero por "La suave patria" de López Velarde, que me sé de memoria, luego por Elena Garro, de quien estuve muy enamorado, y que me hablaba siempre de México, y tercero por Alfonso Reyes, que era muy amigo de mi padre e iba a casa· en los años de mi infancia. Las vívidas descripciones de Elena y aquellas conversaciones de Alfonso Reyes en el comedor, donde yo me sentaba a la mesa entre él y mi madre con mi padre enfrente, me hicieron sentir y amar a México aun antes de conocerlo. lQ.tIi afmdo " JJIIrrce COJJID 1*fG' ". criIor Alforuo Re,u' . no? Pequeño, regordete. Y un día llegó a la casa y dijo presentándose: "He aqui el mexicano". Sabía reírse de si mismo. IV EL TERRORISMO DE ESTADO DE LOS MILITARES (1967·1983) Ust,d ha r,probado razonabl,.,nt, a Perin. Yo nunea he entendido ti ¡ervor peronuta , JJIIftDI después d, la ,,- pnda presidencia. Alguien que pone a su .ujer, fU' fue ap'nas una ""diana aetTi%, COJJID ~presidenta por el solo hecM d, ser él Perfm, , se allega personajes CDJJIO Lópe% Rega, creador de gruPOI organiuulos de crl.inales, que anticipan ,1 gran terrorisJJIo d, estado de lo. aiol d,l lla.ado Proceso (19761983). El penmislJlo, por otra parte, es CDIJID un COIIUf'CiD de CGJJIbalache argen· tino: cabe desd, la ultraderecha hasta 52 pa r n. E.o. file IIIIJ1ClCrarOn a una .oei dad i,."."., Jeurofl lo. priwuro ell rendirte C1UJMO, lIalllado. a combate, se enfre,.· taron en lAs MalviJIIJI con llna potencia m,."fljera, f1U ,.¡ sit¡atúra 1lti/i:.6 sivos ruaarsos. Pero naturalmem. an dispu t a la rendición cuando no n más fuen. . O ._ ..