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Héctor Enrique Lama More - Tercería de propiedad contra hipotecas
en el Código Procesal Civil
ANÁLISIS DEL NUEVO TEXTO DEL ARTÍCULO 533º
DEL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y LA TERCERÍA DE
PROPIEDAD CONTRA HIPOTECAS
Héctor Enrique Lama More*
Resumen
Históricamente, la tercería excluyente de propiedad ha sido un medio de
defensa de un tercero cuyos bienes han sido objeto de medidas de embargo
o de secuestro dictadas por un juez en un proceso en el que dicha persona
no es parte. Ello se encuentra en estricta coincidencia con una correcta
interpretación del texto anterior del artículo 533º del C.P.C, sin embargo, la
Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia durante los años que
van del 2006 a 2007 y parte del 2008, sostuvo que cuando la referida norma
señalaba que la tercería puede fundarse en la propiedad de bienes afectados
con medida cautelar o para su ejecución, se debía incluir también en dicho
supuesto “la ejecución de garantías reales”. Esto motivó la modificación
–introducida por Decreto Legislativo Nº 1069– del texto del primer párrafo
del artículo 533º del C.P.C., y se introdujo en dicha norma procesal la palabra
“judicialmente” a efecto de quitar cualquier duda sobre la naturaleza de la
afectación jurídica que recae sobre los bienes que según el tercerista serían de
su propiedad.
Palabras clave: Tercería de propiedad – Garantías reales – Gravamen
hipotecario.
Abstract
Historically, the intervention of a third party who takes a position contrary
to the position of the litigants has constituted a means of defense of a third
party, whose properties have been subject to attachment or seizure measures
determined by a judge in a proceeding in which said person is not a party. The
foregoing strictly coincides with a correct interpretation of the previous text of
Article 533° of the Code of Civil Procedures, however, during the years 2006
to 2007 and part of 2008, the Standing Civil Division of the Supreme Court of
Justice sustained that when the referred law stipulated that the third party
claim could be grounded on the ownership of properties subject to injunction
measures or to foreclosure thereof, “the foreclosure of collaterals” should
also be included in the referred assumption. This motivated the amendment
—introduced by Legislative Decree N°1069— of the text of the first paragraph
of Article 533° of the Code of Civil Procedures, whereby the word “judicially”
was included with the aim of leaving no doubt about the nature of the legal
encumbrance of the properties which, according to the intervener, would be
owned by him.
Key words: Third party or intervener – Collaterals – Mortgage lien.
* Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Lima - Poder Judicial de Perú. Ha sido miembro del
Consejo Consultivo del Centro de Investigaciones Judiciales.
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Sumario
1. Antecedentes. 2. Nuevo texto normativo del artículo 533º del C.P.C.
3. Segundo párrafo del artículo 533º del C.P.C. 3.1. Duplicidad de partida
registral. 3.2. Nulidad o ineficacia del acto jurídico de transferencia de
propiedad a favor del que constituyó la hipoteca, y cancelación del asiento
de propiedad de este. 4. Finalidad de la tercería de propiedad contra
hipoteca. 5. Necesidad de cubrir el vacío normativo.
1. ANTECEDENTES
Los pronunciamientos expedidos en los últimos años por las salas civiles de
la Corte Suprema de Justicia, respecto de la admisión a tramite o del rechazo
liminar de las demandas de tercerías de propiedad contra hipotecas fueron
realmente contradictorios.
Ello se pudo apreciar en diversas resoluciones expedidas en Casación;
solo a modo de ejemplo se pueden señalar dos de ellas. Es el caso de los
pronunciamientos contradictorios que se presentaron entre la Casación
Nº 5329-2006-LIMA, de fecha 27 de marzo del 2007, expedida por la Sala
Civil Permanente de la Corte Suprema de la República, y la Casación
Nº 2360-2006-LIMA, de fecha 21 de Marzo del 2007, expedida por la Sala
Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. En la primera de ellas
se estableció –apartándose de criterios jurisprudenciales expedidos
anteriormente– que cuando el artículo 533º del C.P.C.1, en su texto vigente
en ese momento, señalaba que la tercería puede fundarse en la propiedad
de bienes afectados con medida cautelar o para su ejecución, se incluye en
dicho supuesto “la ejecución de garantías reales”; ordenando en tal caso la
admisión a trámite de la demanda. Por su parte, la otra Ejecutoria señaló
en su oportunidad que la pretensión contenida en una demanda de tercería
excluyente de propiedad contra una hipoteca contenía un petitorio que resulta
jurídicamente imposible, y que, como tal, debía ser rechazada liminarmente2.
Tales pronunciamientos causaron gran preocupación entre jueces especializados y jueces superiores, dada la trascendencia del tema y el impacto de tales
decisiones en nuestro medio. Ello originó que el tema sea llevado a diversos
eventos organizados al interior del Poder Judicial con el objeto de unificar
criterios jurisprudenciales. Tres eventos académicos y jurisprudenciales realizados entre jueces superiores durante el año 2008, incluyeron el tema en sus
respectivas agendas.
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Estos eventos fueron3:
a.- El Pleno Jurisdiccional Regional Civil realizado en la ciudad de Arequipa,
los días 28 y 29 de marzo del 2008, al que concurrieron jueces superiores de
los distritos judiciales ubicados en el Sur del país, como son los de Arequipa,
Cuzco, Puno, Madre de Dios, Apurimac, Moquegua y Tacna.
En dicho Pleno se acordó por mayoría, es decir, por 29 contra 11 votos, que
se debe rechazar liminarmente la demanda de tercería de propiedad contra
derechos reales de garantía, en razón de que el petitorio constituye un
imposible jurídico.
b.- El Pleno Jurisdiccional Regional Civil y Contencioso Administrativo,
realizado en la ciudad de Trujillo, los días 18 y 19 de abril del 2008, al que
concurrieron jueces superiores de los distritos judiciales del norte del país,
como son los de La Libertad, Ancash, del Santa, Cajamarca, Lambayeque,
Piura y Tumbes.
En el mencionado pleno jurisdiccional, el total de asistentes adoptaron una
sola posición, es decir, por unanimidad se acordó que “Es procedente el rechazo
liminar de la demanda de tercería de propiedad interpuesta contra procesos de ejecución
de garantías, por causal de imposibilidad jurídica del petitorio”.
c.- El Pleno Jurisdiccional Nacional Civil, realizado en la ciudad de Lima los
días 06 y 07 de junio del 2008, al que concurrieron jueces superiores de los
distritos judiciales de todo el país.
En dicho evento, por 71 a 12 votos —con 03 abstenciones—, el Pleno Jurisdiccional Nacional Civil adoptó, por mayoría, el siguiente acuerdo: “se debe rechazar liminarmente la demanda de tercería de propiedad interpuesta contra la ejecución
de garantías reales, porque el petitorio constituye un imposible jurídico”
La controversia no era de reciente data, pues como se sabe el tema fue incluido
como punto de agenda al IV Pleno Jurisdiccional Civil realizado en la ciudad
de Tacna entre el 23 y el 26 de agosto del año 2000 a la que concurrieron
más de medio centenar de jueces superiores de los 25 distritos judiciales de
la República4. En dicho pleno jurisdiccional se acordó por mayoría (36 votos)
que: no procede la tercería de propiedad contra gravamen que proviene de
garantía real. Una minoría (14 votos) sostuvo que si resultaba procedente la
tercería contra gravamen proveniente de garantía real, independientemente de
que se declare fundada o infundada la pretensión contenida en la demanda5.
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Como se puede apreciar, la jurisprudencia de los órganos jurisdiccionales
especializados y superiores en lo Civil —incluida la sub-especialidad Comercial en Lima— adoptó mayoritariamente una posición distinta —y discrepante— con la línea jurisprudencial adoptada por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia durante los años que van del 2006 a
2007 y parte del 2008.
2. NUEVO TEXTO NORMATIVO DEL ARTÍCULO 533º DEL CÓDIGO
PROCESAL CIVIL
El 28 de junio del 2008, se publicó en el diario oficial “El Peruano” el Decreto
Legislativo N° 1069. Dicha norma, recogiendo la inquietud mayoritaria de
los magistrados reflejada en los plenos jurisdiccionales citados, incluye
la modificación del artículo 533º del C.P.C.6, a efecto de dejar establecido,
sin lugar a dudas, que la demanda de tercería de propiedad solo resultaba
procedente cuando esta se sustenta en la propiedad de bienes afectados
por mandato judicial y no como consecuencia de un acto jurídico originado
o realizado por particulares, o por acuerdo privado, como es el caso de las
hipotecas —unilaterales, voluntarias o legales.
En realidad, históricamente la tercería excluyente de propiedad ha sido un
medio de defensa del tercero cuyos bienes han sido objeto de medidas de
embargo o de secuestro dictadas por un juez en un proceso donde dicha
persona no es parte. Si el juez advierte que el bien afectado con medida
cautelar no pertenece al deudor demandado corresponde se disponga la
inmediata desafectación.
Una correcta interpretación del texto anterior del artículo 533º del C.P.C.,
permitía apreciar que cuando en él se señalaba que la tercería puede sustentarse
en la propiedad de bienes afectados con medida cautelar o para la ejecución, en
este último supuesto debía entenderse, como así lo entendió la mayoría de los
órganos jurisdiccionales del país, con excepción de la Sala Civil Permanente
de la Corte Suprema como se ha indicado líneas arriba, que se trataba de la
propia medida cautelar dictada por el juez, pero que se encontraba en la fase
de ejecución forzada y no de una afectación jurídica de carácter extrajudicial,
originada en un acto jurídico unilateral o bilateral, como son los gravámenes
constituidos por garantías reales.
Pese a ello el nuevo texto —introducido por el Decreto Legislativo N° 1069—
del primer párrafo del artículo 533º del C.P.C., ha permitido superar la confusión originada en pronunciamientos de una de las salas civiles del máximo
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tribunal de la República, introduciendo en dicha norma procesal la palabra
“judicialmente” a efecto de quitar cualquier duda sobre la naturaleza de la
afectación jurídica que recae sobre los bienes que según el tercerista serían de
su propiedad.
La precisión era urgente, dada la trascendencia de la decisión final que debía
ser adoptada.
Así, por ejemplo, si en un proceso de ejecución de garantía hipotecaria,
un tercero, invocando haber adquirido la propiedad del bien materia de
ejecución, pero que no inscribió de modo oportuno su derecho de propiedad,
permitiendo que el anterior propietario hipoteque el bien cuando ya no era de
su propiedad, interponía tercería de propiedad con el objeto de que se deje sin
efecto el gravamen hipotecario o que se priven los efectos del citado gravamen
registral; el juez, al calificar la demanda podía optar entre admitir la demanda
o rechazarla liminarmente, dependiendo ello de la interpretación que le daba al
anterior texto del artículo 533º del C.P.C.; si el juez consideraba que en tal caso
se encontraba frente a un bien afectado con una “medida” para la ejecución, y
entendía que en ella se incluía la ejecución de garantías reales, admitía a trámite
la demanda, suspendiendo con ello la ejecución hipotecaria hasta la conclusión
de dicho proceso, lo que podía ocurrir transcurrido dos o tres años.
En tal caso, el resultado de dicho proceso no podía ser exitoso para el tercerista,
pues el derecho real del acreedor hipotecario siempre prevalecerá frente al
derecho real de propiedad del tercerista, teniendo en cuenta que el derecho
del acreedor hipotecario se inscribió con anterioridad al derecho del tercerista
—primer párrafo del artículo 2022º del C.C. En todo caso, la existencia de buena
o mala fe del que tiene el derecho real primeramente inscrito no corresponde
ventilarse en un proceso de tercería de propiedad. Por lo demás, solo podía
jurídicamente privarse los efectos al gravamen hipotecario, dejando sin efecto
el acto jurídico que le dio origen, en un proceso distinto al de tercería.
La otra opción que tenía el juez era la de rechazar liminarmente la demanda
con el argumento de que la norma procesal —citada en el párrafo
precedente— dispone que la tercería de propiedad solo procede cuando los
bienes del tercerista han sido afectados por medida judicial, no resultando
posible jurídicamente cuando la afectación se ha originado en gravamen
extrajudicial, como la hipoteca —inciso 6° del artículo 427º del C.P.C. Esta
fue la postura de la mayoría de los órganos jurisdiccionales, como se ha
indicado líneas arriba.
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En este último caso, no habiéndose admitido a trámite la demanda, el proceso
de ejecución continuaba su trámite, ejecutándose la subasta, adjudicando
el bien al mejor postor, disponiendo la transferencia de propiedad al
adjudicatario e inscribiendo su derecho en el Registro de Propiedad Inmueble
respectivo, cancelando todos los gravámenes y ordenando el lanzamiento del
bien subastado. Sin embargo, al cabo de dos o tres años, cuando el proceso
principal se encontraba concluido, una resolución de una de las salas civiles
de la Corte Suprema de Justicia disponía que la demanda de tercería de
propiedad debía ser admitida a trámite; tal decisión llegaba muchas veces
cuando el bien se encontraba enajenado a terceros y la suma recaudada se
había entregado al acreedor demandante. Tremendo problema para el juez
de la causa, pues, ni el acreedor estaba dispuesto a devolver lo ya cobrado,
ni el nuevo dueño estaba dispuesto a “devolver “ el bien que adquirió del
adjudicatario en virtud de la fe registral.
Con el nuevo texto del artículo 533º del C.P.C. —primer párrafo— se puso fin
a dicha incertidumbre.
En todo caso, el derecho del tercero afectado con un ilegal gravamen
hipotecario corresponde hacerse valer en un proceso especialmente dirigido
a lograr la privación total de los efectos del acto jurídico que dio origen al
citado gravamen, sea por nulidad, anulabilidad o ineficacia, pudiendo en
dicho proceso asegurar su pretensión con una medida cautelar de anotación
de demanda, medida cautelar, dígase de paso, que no se cancela por efecto de
la adjudicación en subasta pública.
3. SEGUNDO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 533º DEL CÓDIGO
PROCESAL CIVIL
El Decreto Legislativo N° 1069 introdujo una figura nueva —en nuestro
medio— en el ámbito de las tercerías de propiedad, agregando un segundo
párrafo a la citada norma procesal, cuyo texto es el siguiente:
“Sin perjuicio de lo señalado, puede fundarse en la propiedad de bienes afectados con
garantías reales, cuando el derecho del tercerista se encuentra inscrito con anterioridad
a dicha afectación.”
La citada norma procesal no es una “creación” o “invento” del legislador
peruano, pues un texto parecido aparece en la legislación española7.
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En materia de tercería de propiedad, la citada norma española establece, de
modo excepcional, la procedencia de la tercería de propiedad contra hipotecas,
imponiendo como requisito que el derecho de propiedad del tercerista se
encuentre inscrito con anterioridad al gravamen hipotecario.
Es de suponer que el derecho del tercerista quedará a buen recaudo si su derecho de propiedad es anterior al del gravamen hipotecario; es aplicable en este
caso el aforismo latino muy antiguo, de relevante vigencia en la actualidad —en
especial en materia registral— e incorporado en las normas sustantivas civiles:
“prior tempore potior iure”, es decir, primero en el tiempo mejor en el derecho.
La introducción de tal figura en nuestra norma procesal no constituye, en
modo alguno, una regulación “inútil” y “carente de sentido”, y que podría
quedar abrogado por el desuso; pues podría pensarse que resulta bastante
difícil —por no decir imposible— que el derecho del tercerista se encuentre
inscrito con anterioridad al del acreedor hipotecario, pues el registrador no
podría haber inscrito la hipoteca si no se verifica que el constituyente aparezca
como propietario registral.
Sin embargo, la experiencia judicial ha puesto sobre la mesa algunos casos que
han tenido que ser enfrentados jurisdiccionalmente con bastante dificultad.
Expondremos a modo de ejemplo solo dos supuestos a los que podría
aplicarse, de modo excepcional el actual texto contenido en el segundo párrafo
del artículo 533º del C.P.C.
3.1. Duplicidad de partida registral
Es el caso de aquella persona propietaria registral de un inmueble, que toma
conocimiento que dicho bien de su propiedad será sometido a subasta pública
en ejecución de una hipoteca que él no ha constituido y que se encuentra
inscrita con posterioridad a su derecho de propiedad, pero en una partida
registral distinta a la suya, es decir, paralela, abierta en virtud a un titulo
supletorio. En dicha partida registral paralela aparece como propietario el
ejecutado en el proceso de ejecución de garantías, quien constituyó la hipoteca
materia de ejecución.
El propietario registral en cuya partida, no aparece gravamen alguno, inscribió
su derecho con anterioridad al derecho del constituyente de la hipoteca; el
gravamen aparece en partida registral distinta. Dos partidas registrales
abiertas y vigentes respecto de un mismo inmueble.
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Por supuesto, estamos frente a un caso de excepción que merece tutela urgente,
máxime cuando tal irregularidad registral no es poco común en nuestro país,
pues se conoce que en muchos lugares del país, incluido Lima, se han llegado
a presentar hasta tres o cuatro partidas registrales paralelas respecto de un
mismo bien. Es evidente que en este caso el derecho del acreedor hipotecario
—con derecho real inscrito— prevalecerá frente al derecho de propiedad no
inscrito del tercero, en virtud de lo dispuesto en el primer párrafo del artículo
2022º del C.C., que se sustenta en el aforismo latino citado anteriormente. En
este caso la excepción confirma la regla. En tal situación excepcional creo que
corresponde admitir a trámite la demanda de tercería de propiedad en virtud
a la norma procesal citada.
3.2. Nulidad o ineficacia del acto jurídico de transferencia de propiedad
a favor del que constituyó la hipoteca, y cancelación del asiento de
propiedad de este.
Otro supuesto es el que se presenta cuando, en una misma partida registral,
una persona de nombre A logra, mediante sentencia firme, privar por completo
la eficacia del acto jurídico de transferencia de propiedad a favor de otra
persona de nombre B. En dicha transferencia A aparece como transferente.
Como consecuencia se cancela el asiento registral que consignaba dicha
transferencia.
Sin embargo, en el rubro gravámenes de la partida registral del mismo inmueble aparece un asiento en la que B ha constituido hipoteca a favor de C
cuando aún tenía inscrito el bien a su nombre. Dicho gravamen mantiene su
eficacia.
En este caso, A, quien es propietario registral con derecho vigente, no ha
constituido la hipoteca inscrita y no es parte en el proceso de ejecución
de citada garantía real que ha iniciado C frente al incumplimiento de la
obligación garantizada con la hipoteca constituida por B.
Si A presenta demanda de tercería de propiedad a efecto de que se suspenda
la subasta del bien de su propiedad, convocada en el proceso de ejecución
iniciado por C, cumpliría los requisitos de admisibilidad previstos en el
segundo párrafo del artículo 533º del C.P.C. Estaríamos frente a un tercerista
cuyo derecho de propiedad se ha inscrito con anterioridad a la inscripción del
gravamen hipotecario.
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4. FINALIDAD DE LA TERCERÍA DE PROPIEDAD CONTRA
HIPOTECA
Según se aprecia, la finalidad del segundo párrafo del artículo 533º del
C.P.C., es proporcionar de modo urgente, una medida inmediata y eficaz al
propietario registral que no constituyó la hipoteca.
Efectivamente, como se ha indicado, el único supuesto que nuestra norma
procesal prevé para admitir a trámite una demanda de tercería de propiedad
contra gravamen hipotecario es cuando el derecho de propiedad del tercerista
se encuentra inscrito con anterioridad a la afectación. El efecto inmediato es la
suspensión de la subasta.
Pues bien, en tal caso surgen de inmediato diversas interrogantes, como por
ejemplo: ¿qué se busca con la referida tercería de propiedad?, ¿el objeto de
esta demanda es levantar el gravamen o solo suspender la ejecución?
La norma procesal no establece de modo expreso alguna respuesta, por lo que
frente al vacío normativo corresponde esbozar algunas ideas en relación a
este asunto, por tratarse de un tema de relevante importancia.
Reflexionando sobre este tema con algunos colegas, conveníamos en que
la tercería de propiedad prevista, en general, en las normas procesales, no
está pensada para ser utilizada en los casos de afectaciones originadas en
cautelas extrajudiciales, como es el caso de las hipotecas, sino para aquellas
afectaciones originadas en un mandato judicial, pues siendo el juez de la
medida el competente para conocer este proceso, solo él puede dejar sin efecto
una afectación ordenada por su propio despacho, al verificar que el bien no
pertenece al deudor sino a un tercero.
Sin embargo, habiendo el legislador incluido en la norma procesal la
posibilidad jurídica de utilizar el proceso de tercería para detener la ejecución
de un gravamen hipotecario —o de garantía real en general—, resulta necesario
comentar sobre los alcances y efectos de este proceso, en caso la pretensión del
tercerista sea estimada.
En principio creo que el proceso de tercería de propiedad no resultaría ser la
vía idónea para disponer el levantamiento del gravamen hipotecario, pues este
se ha originado en un acto jurídico —constitución de garantías reales— cuya
validez no ha sido objeto de debate en el proceso de tercería, y no resultaría
válido jurídicamente privar los efectos de un asiento registral, manteniendo
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vigente el acto jurídico contenido en el título registral que le dio origen; el
asiendo registral es el efecto y el acto jurídico es la causa.
La suspensión de la ejecución hipotecaria dispuesta en el admisorio de la
demanda, constituye, en mi opinión, en estricto una medida provisoria, similar
a una medida cautelar de no innovar, con la característica especial de que su
dictado es efecto inmediato y obligatorio de la admisión de la demanda; es
decir, se trata de un mandato judicial mediante el cual se dispone, de modo
temporal, la no ejecución de la subasta o remate público hasta que se defina, en
sentencia firme, si la pretensión del tercerista corresponde ser o no atendida.
Si se ampara la demanda del tercerista mediante sentencia firme, esta deberá
—en mi opinión— disponer se mantenga en suspensión, hasta que en un
proceso en forma —ordinario o de amplia cognición—, se dilucide y defina
en sentencia la validez —o invalidez— del acto jurídico de constitución de la
garantía real.
¿Quién deberá iniciar ese otro proceso —ordinario o de amplia cognición—?
¿El tercerista o el acreedor hipotecario? Creo que cualquiera de ellos. Si la
inicia el tercerista, resulta obvio que su pretensión será la de invalidez del acto
jurídico de constitución de la garantía real; y si la inicia el acreedor hipotecario,
su pretensión podría ser la de confirmar la validez del citado acto jurídico; en
este último caso, en razón de que los efectos de dicho acto jurídico quedaron
cuestionados al tener el tercerista su derecho inscrito con anterioridad al
gravamen hipotecario.
5. NECESIDAD DE CUBRIR EL VACÍO NORMATIVO
Lo expuesto líneas arriba —la necesidad de recurrir a otro proceso—, podría
evitarse, si se establece normativamente que en el caso previsto en el segundo
párrafo del artículo 533º del C.P.C., por excepción, la tercería de propiedad
puede acumularse con la pretensión de invalidez o ineficacia del acto jurídico
de constitución de la garantía real, de tal manera que en un solo proceso se
pueda definir no solo la eficacia del asiendo registral que contiene el gravamen
hipotecario, sino además la validez —o invalidez— del acto jurídico contenido
en título registral que dio origen a la afectación del bien.
Con ello, de ampararse la pretensión del tercerista en todos sus extremos, se
declararía la invalidez de la hipoteca o garantía real, y además, la cancelación
del gravamen. Por el contrario, si se desestima la demanda del tercerista, se
continuará con la ejecución de la garantía real que había quedado en suspenso
con la admisión a trámite de la demanda.
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Artículo 533° del C.P.C. (texto vigente hasta el 28 de junio del 2008): “La tercería se entiende con el
demandante y el demandado, y sólo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida
cautelar o para la ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes”.
2
Lama More, Héctor Enrique. “Comentarios y reflexiones acerca de las tercerías de propiedad contra hipotecas
y garantías reales”. Revista Oficial del Poder Judicial, Corte Suprema de Justicia de la República. 2007, N° 2, Lima:
Centro de Investigaciones Judiciales del Poder Judicial y Proyecto de apoyo a la Reforma del Sistema de
Justicia del Perú – JUSPER, p. 118.
3
Disponible en internet: http://www.pj.gob.pe
4
Durante la segunda mitad de la década de los noventa se realizaron en el Poder Judicial plenos jurisdiccionales
en todas las especialidades —civil, penal, laboral, familia. Eran eventos de discusión y debate, y fueron
convocados por la entonces Comisión Ejecutiva del Poder Judicial. A ellos concurrieron jueces superiores de
todos los distritos judiciales de la República, con el objeto de uniformizar criterios, respecto de aquellos casos
que conocían los órganos jurisdiccionales, en donde se hayan dado respuestas diversas o contradictorias. El
Primer Pleno Jurisdiccional Civil se realizó en la ciudad de Trujillo en 1997, el Segundo se llevó adelante en
la ciudad Piura, en agosto de 1998, el Tercero se realizó en la ciudad de Cusco, en septiembre de 1999 y el
último se llevó adelante en la ciudad de Tacna, en agosto del 2000.
5
En el citado pleno jurisdiccional, los magistrados esbozaron diversos argumentos, cada uno defendiendo sus
respectivos puntos de vista. El autor de estas líneas participó en el citado evento adhiriéndose a la posición
mayoritaria. No existe publicación oficial del Poder Judicial sobre los acuerdos adoptados en dicha reunión,
sin embargo, se conocen sus resultados y han sido objeto de diversas publicaciones, así por ejemplo, la “Guía
Rápida de Jurisprudencia Vinculante y Acuerdos de Plenos Jurisdiccionales”, publicada por Gaceta Jurídica
Sociedad Anónima, en Octubre del año 2002, incluye información sobre dichos acuerdos.
6
Artículo 533° del C.P.C. (modificado por el D. Leg. 1069, publicado el 28 de Junio del 2008).- “La tercería se
entiende con el demandante y el demandado, y sólo puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados
judicialmente por medida cautelar o para la ejecución; o en el derecho preferente a ser pagado con el precio
de tales bienes.
Sin perjuicio de lo señalado, puede fundarse en la propiedad de bienes afectados con garantías reales,
cuando el derecho del tercerista se encuentra inscrito con anterioridad a dicha afectación.” (resaltado
nuestro)
7
Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) 1/2000 – España – Artículo 696° (tercerías de dominio).
1. Para que pueda admitirse la tercería de dominio en los procedimientos a que se refiere este capítulo,
deberá acompañarse a la demanda título de propiedad de fecha fehaciente anterior a la de constitución de
la garantía. Si se tratare de bienes cuyo dominio fuere susceptible de inscripción en algún registro, dicho
título habrá de estar inscrito a favor del tercerista o de su causante con fecha anterior a la de inscripción
de la garantía, lo que se acreditará mediante certificación registral expresiva de la inscripción del título del
tercerista o de su causante y certificación de no aparecer extinguido ni cancelado en el registro el asiento de
dominio correspondiente.
2. La admisión de la demanda de tercería suspenderá la ejecución respecto de los bienes a los que se refiera
y, si estos fueren solo parte de los comprendidos en la garantía, podrá seguir el procedimiento respecto de
los demás, si así lo solicitare el acreedor.
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