IGLESIA LA CRITICA DE LA FE A LA RAZÓN SEGÚN LÜTERO JUAN NOEMI Este artículo del Vice Decano de /a Facultad de Teología de la Universidad Católica Doctor Juan Noemi es un extracto de una conferencia dictada en el Goethe Institut en 1983 con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Martin Lutero. A propósito de un tema clave del pensamiento del reformador, muestra cómo los teólogos católicos han evolucionado desde una condenación aerifica de Lutero hacia un esfuerzo de comprensión histórica de su pensamiento. El tema acerca de la relación entre fe y razón constituye un problema fundamental de la teología. A primera vista podría pensarse que se trata de un asunto abslracto, que sólo tiene sentido e interés para los especialistas. Es algo, sin embargo, que late y subyace en las discusiones sobre temas y problemas muy concretos a ios que se ve confrontado constantemente el cristiano. Piénsese por ejemplo en la encendida discusión que han suscitado en los últimos años las orientaciones de los obispos católicos chilenos sobre la situación politico-social. La posición que se tenga ante esta discusión depende de la manera como cada uno entienda la relación entre fe y razón, depende de la respuesta que se dé a los siguientes interrogantes: ¿No remiten acaso fe y razón a dos realidades, a dos niveles de verdades absolutamente diversos? ¿Significa entonces la distinción entre fe y razón el sostener una dicotomía que nos condena como cristianos a una esquizofrenia en el orden del conocimiento y así ante la realidad que nostoca vivir? La respuesta que demos a estos interrogantes -que permanecen casi siempre implícitos- depende de la manera como se lo410 gre entender la relación entre fe y razón. Tratar de reflexionar y aclarar nos en el problema fundamental del nexo entre fe y razón no es un estuerzo inútil sino que tal vez nos pueda ayudar a tener una postura más lúcida y fundamental ante el problema concreto antes enunciado así como ante otros que a diario agitan la conciencia del cristiano y que también podrían habernos servido de ejemplo. Nueva actitud católica ante Lutero El tema razón y fe no lo consideraremos en general, sino en un cristiano que nació hace 500 años y que ha dejado una profunda herencia en el mundo occidental, Martin Lutero. Esla determinación del problema fe y razón al planteo que de él hace Lutero me obliga a anteponer una doble aclaración: No soy un especialista en la teología de Lutero y tampoco pertenezco a la iglesia luterana. Sin embargo, creo que no deja de ser interesante la aproximación que un católico -como es mi caso- pueda proponer sobre este tema, especialmente para los miembros de la iglesia luterana que en América latina se deben confrontar con un catolicismo mayoritario. Por otra parte, los católicos no deberíamos olvidar que el Cardenal Jan Willebrands, entonces Presidente del Secretariado para la Unidad de los Cristianos, concluyó su discurso ante la asamblea general de la Unión Luterana Mundial, habida en julio de 1970 en Evian-les-Bains con las siguientes palabras: Lutero "puede ser considerado doctor común en cuanto Dios siempre permanece Señor y nuestra respuesta más importante reside en la confianza absoluta y la adoración de Dios". Willebrands utiliza aquí un término que tradicionalmente en la Iglesia Católica sólo se confería a Tomás de Aquino, a saber, el de "doctor communis". En este titulo de máximo honor atribuido a Lutero no hay ni un exabrupto, ni una exageración momentánea. Las palabras de Willebrands se sitúan como expresión de un largo y arduo camino que ha hecho la teología católica y que abocan a una consideración renovada más atenta y diferenciada del pensamiento de Lutero. Hasta hace poco el conocimiento de Lutero que podía tener un estudiante de teología católica era bastante parcial y esquemático. En los cursos, Lutero representaba casi sin excepción el lugar del "adversario" que era preciso refutar, más que un planteamiento que era preciso analizar. Es cierto que ya en mi época de estudiante se había dejado de usar la 1 Se puede consultar al respecto Tecla nes Egido "Lulero desite la Hróluna en Revista de Espiritualidad •• (1963), pp 379-431 MENS4JCI\T:u- : I I II MI IGLESIA Lulero "puede ser considerado doctor común..." barata descalificación moralizante o psicologizante que caricaturizaba a Lutero como un libertino o un paranoico. Sin embargo, todavía entonces, no se daba la posibilidad de un verdadero encuentra que más que de descalificar se preocupase de entender su pensamiento. Prevalecía un enfoque apresurado y miopemente polémico. En este contexto la evaluación que se hacia de Lutero con respecto al tema fe y razón era también bastante unilateral y podría condensarse en la descalificación de su posición como irracionalismo.2 Dificultad de interpretar a Lutero Antes de entrar en materia propiamente tal valga la pena una indicación previa. Hay un punto en el cual es unánime el parecer de la investigación sobre la teología de Lutero: la dificultad que conlleMEMSAJh N 3I32. 1áH.1 va el tratar de sistematizar y ordenar sus ideas sin deformarlas y unilateralizarlas. Los escritos de Lutero no surgen desde la tranquilidad de un claustro ni pretenden ofrecer una síntesis ordenada sino que son el fruto de confrontaciones y problemas concretos y puntuales que se le van presentando, se gestan en la confrontación con diversas situaciones y personas. Son además la expresión de un espíritu apasionado y fogoso que desconoce el distanciamiento y la parsimonia. Tampoco los escritos de Lutero constituyen un cuerpo doctrinal ordenado sistemáticamente ni se compadecen con el estilo frío y mesurado de un intelectual de escuela. Lo anterior plantea una dificultad enorme para una correcta interpretación de los mismos, a la que se suma otra dificultad quizá todavía mayor: Lulero es un hombre que se sitúa entre dos mundos, el medieval y el moderno. Sin entrar a discutir ni pretender dirimir la discusión que trata de precisar en qué medida Lulero es un hombre medieval o moderno, es un hecho innegable que él se sitúa en un período critico en lo que ha sido el desarrollo del espíritu europeo. Las de Lutero no son ya las coordenadas del aristotelismo-tomista con el que polemiza expresamente, tampoco podría considerársele como un nominalista más y de este modo no es nada de fácil precisar los antecedentes filosóficos y metafisicos que condicionan su pensamiento. En todo caso, hay a este respecto algo que es bastante claro y que por no considerarse suficientemente ha originado una serie de mal entendidos en que se ha incurrido sobre todo en el campo de la teología católica hasta principios de este siglo. Los presupuestos metafisicos de Lutero no son los que han estado en la base de la elaboración teológica predominante en el catolicismo post-tridenlino, es decir, no son los propios del aristotelismo-tomista. No es, pues, nada de raro que en la medida en que la teología católica se ha hecho más consciente de la relatividad del propio instrumental filosófico que había utilizado, se haya posibilitado una recepción más adecuada de una teología que se fraguó en base a presupuestos filosóficos diversos como es el caso de la de Lutero. Anotada pues la dificultad que conlleva una interpretación de los escritos de Lutero y con la provisoríedad que significa adentrarse en los mismos sin determinar con precisión los límites de la hermenéutica que serla la más adecuada para llegar a una real comprensión de lo que en ellos se plantea, se ofrece a continuación una primera aproximación sobre el tema fe y razón y más precisamente sobre la crítica luterana de ía razón. 2 A esle respecto se pueden recordar los juicios de un connotado pensador católico en que acusa a Lulero "de un profundo anti • intelectual ismo'. desprecio hacia la razón", "horror a la vida contemplativa" J. Maritain. Tres Reformadores, Madrid 1948, p 51 y ss 411 IGLESIA Doble valoración de la razón según Lutero En los escritos de Lutero y a través de todo su desarrollo podemos anotar una doble serie de afirmaciones con respecto al valor y papel que se le atribuye a la razón. Una primera linea la constituyen los textos en los cuales se hace un enjuiciamiento extremadamente negativo de la razón. Aunque no es mi intención considerar aqui la evolución que se va dando en el pensamiento de Lutero, cabe la pena señalar y merece ser destacado que en esta crítica de la razón se va dando una progresión y aumento. Es decir, Lutero siempre y cada vez más fue un decidido crítico de la razón.3 Paralela a esta línea de juicios negativos tenemos otra no menos constante en la cual se valora positivamente la razón.4 De la doble linea de juicios recién anotada surge una primera conclusión: el juicio y valoración que Lutero hace de la razón es ambivalente. No se puede absolutizar ni una ni otra linea sin deformar lo que es su pensamiento total al respecto, como de hecho ha sucedido más de una vez. Ahora bien ¿no comporta esta doble línea de afirmaciones simplemente una contradicción, una duplicidad irreconciliable e incomprensible? ¿No se hace patente en este caso una inconsistencia y contradicción crasa que el mismo Lutero no captó? A continuación proponemos de manera esquemática cuatro proposiciones que sitúan la critica luterana de la razón en su verdadera perspectiva y asi captan su significado real. Crítica a la escolástica La razón no designa una realidad abstracta sino una capacidad humana que se configura históricamente. Entre el discurso que hace la escolástica -Tomás de Aquino por ejemplo- y el que encontramos en Lutero acerca de la razón existe una diferencia tundamen412 m tal, que al no haber sido considerada ha posibilitado una serie de mal entendidos. Cuando Tomás de Aquino precisa lo que es la razón, la considera como una "cierta capacidad de inteligencia" en general.5 Su planteo se mantiene a un nivel ontológico esencial. Lutero, en cambio, no se interesa por elaborar una definición abstrada y ontológica de la razón sino que se refiere a ella como una capacidad concreta del hombre históricamente situado. Su interés no reside en elaborar una teoría genérica sobre la razón sino que se refiere a el!a considerando lo que su ejercicio comporta y ello a partir y desde la situación hisíórico-concreta de un cristiano y teólogo del siglo XVI. Es precisamente en este contexto que se sitúan muchas de esas alirmaciones tan criticas de Lutero visualiza la cruz de Cristo como principio y base de inteligencia en la fe de la realidad concreta la razón y en las cuales la realidad concernida es el racionalismo de la escolática y el influjo de Aristóteles en teología que Lutero rechaza vehementemente. Recordemos a este respecto la 3 Es asi que se afirma "la raían no posee un dictamen recto" W. A. 6, 38. 85 "la ra?ón no puede expresar nada, u i lo ser su propia oscuridad, ceguera c ig rrarancia" W. A. 18, 762. 9 Se cita de manera abreviada como es lo usual W A equivale a D. Martin Luthers Wwke, Kritlsche Gesamtausgabe (Weimai 1883 ) los números remiten al vo lumen, la pagfna y la linea respe' . menle de dicha edición La traducción es Asi por eiempio "Ciertamente es ver dad que la razón es el centro y cabecil de lodas las cosas, algo óptima y d vi no que está por sobre lodas las demás cosas de esta v<da" W. A. 391 !75 • Sumiría Theologiae I. q 79, a 1 • ;iíE 1984 IGLESIA "Disputación contra la teología escolástica" que es precisamente lo que dice su título y no una disputación genérica contra la razón como podría mal entenderse si se descontextualizan muchas de las afirmaciones que se hacen en esle escrito.6 Tenemos pues que para una adecuada inteligencia de la critica y enjuiciamiento que Lulero hace de la razón se debe lener presente su antecedente histórico y la coyuntura y circunstancia histórica de entonces en la cual se inscriben dichas afirmaciones. Esta precaución que debería tener cualquier interpretación de un documento pretérito, es todavía mucho más necesaria en nueslro caso dado que el estilo de Lutero no se detiene en matices y precisiones puntuales, las cuales, sin embargo, se dan y sólo es posible captarlas a partir de una contextualización histórica más amplia y global. La razón empecatada Se trata de la razón no como una capacidad esencial del hombre, de una característica y distintivo de la naturaleza humana en abstracto,7 sino que £e reflexiona sobre el hombre en su devenir histórico y concreto. El sujeto de la razón no es para Lulero la naturaleza humana en abstracto sino el hombre como sujeto histórico, en su realidad concreta de pecado y oscuridad. Se trata de un planteo existencial y no esencial. No se pretende discutir ni hablar de la racionalidad como característica de una esencia, sino como la realidad de una existencia marcada por el pecado. El atender y no perder de vista esta óptica existencial del discurso de Lutero, es condición indispensable de una recta inteligencia del mismo, y la descalificación y acusación de irracionalísimo sólo puede darse si uno lee el planteo luterano en clave esencialista, la cual es ajena al mismo. Lutero no está interesado en precisar lo que pueda ser la herencia de la naturaleza humana .. "Las de Lutero no son ya las coordenadas del aristoteNsmo-tomista con el que polemiza expresamente..." La fuerza y vehemencia de la crítica de Lutero es correlativa a la realidad del pecado y del demonio que lo abisma y aterra. El vértice en el que se articula la critica a la razón es la realidad histórica del pecado y no un desprecio abstracto y ahistórico de la razón en si misma. La razón en perspectiva saivífica en si y abstrayendo de lo que ha sido y es la historia y la existencia concreta de cada ser humano. Le interesa la realidad existencial del hombre marcada por el desorden del pecado. De allí pues que cuando se habla de la miseria de la razón humana, ello no significa un irracionalísimo, sino sólo el juicio sobre una capacidad en concreto oscurecida y perturbada por el pecado. El mismo Lutero diferencia al respecto: "La razón es la más hermosa y excelente de las cosas, ella empero ha llegado después del pecado a quedar bajo la potestad del demonio".8 Todos los juicios negativos que encontramos en Lutero sobre la razón se refieren precisamente a la "razón después del pecado" y "bajo la potestad del demonio", y ellos no contradicen el que al abstraerse de esta situación, que es la que Lutero tiene presente permanentemente, se le pueda llamar la ''más hermosa y excelente de las cosas" como en la cita anterior. Vemos pues que entre la línea dual de juicios, negativos y positivos, sobre la razón sólo se da una contradicción aparente. Cuando Lutero se refiere a la razón en cuanto capacidad humana y antes del pecado -cierto es que ello acaece sólo indirectamente porque no es la perspectiva del reformador, pero no por eso ie es totalmente ajena- tienen cabida los juicios positivos sobre la misma. En cambio en la perspectiva histórico-concreta, es decir, en cuanto la razón es capacidad del hombre empecatado y bajo el poder de Satanás, sólo tiene cabida un discurso negativo sobre la razón. La negación y critica que se hace desde la fe a la razón no es genérica ni indeterminada, sino que se debe entender en una perspectiva y horizonte salvíficos. La crítica a la razón que hace Lulero se entiende positivamente en su visión de la realidad que es teológica y no filosófica, que no es neutralícente lógica sino que se hace bajo un ángulo salvílico. La crítica a la razón es sólo un momento en el que se detiene un interés salvífico básico que permea toda la obra del reformador y que se resume en su pregunta e inquietud fundamental, ¿Cómo obtendré un Dios de gracia? La razón se ve y considera en cuanto capacidad conducente o no a la salvación del hombre y ello a partir de la situación de pecado en que éste se encuentra. En esta perspectiva se hace una afirmación básica: la razón es ciega. Es decir, atendiendo a la salvación del hombre, la razón no * Cuando en la tesis 45 dice "afirmar que el teólogo no lógico es monstruoso y herélico, es una alirmación monstruosa y herética", no debe entenderse corno una descalificación indeterminada de la lógica y negación indistinta del valor de la razón De lo que se trata es del uso de la filosofía anslotehca por parle del teólogo como bien loexpliciían las proposiciones antecedentes "es un error afirmar que un teólogo no se hace sin Aristóteles, más bien es a la inversa, un teólogo no se hace a no ser que se haga sin Aristóteles" W. A, 1, 224. 20 1 Es precisamente por esta razón que Lutero rechaza la delinición clásica del hombre como animal racional Vei W. A. 42 348, 38 y Ss 8 W. A. 391 176. U 16 413 IGLESIA sólo no es positivamente conducente sino que actúa como fuerza empecatada. Toda la positividad viene de la fe. La razón no me salva, sino sólo la fe. Tal es la evaluación fundamental que se hace de la razón en perspectiva salvífica. Cuando Lulero crilica a la razón como ciega para captar y entender el designio de salvación de Dios, no lo hace en base a una teoría crítica del conocimiento en general sino visualizando lo que él sitúa como principio y base de la inteligencia en ¡a fe de la realidad concreta, a saber, la cruz de Jesucristo. La razón tiene un campo propio En varias ocasiones encontramos que Lutero junto con señalar la ceguera de la razón en el orden salvifico, precisa como contrapartida un orden de cosas en el cual ella está en lo propio y en el cual es buena y útil: "Con respecto a esta vida, pero no a la vida futura, la razón entiende lo que son los bienes civiles".9 Se ve pues que la ceguera de la razón no se refiere a las realidades profanas «de esta vida, como son las necesidades materiales y económicas ni se aplica directamente a los bienes seculares e intramundanos,10 sino que su ceguera se especifica en referencia a tos bienes escatológicos y a las verdades religiosas. Esta liberación de la razón con respecto a la realidad intramundana y secular no se debe mal interpretar, sin embargo, como si Lutero postulara dos dimensiones de la realidad absolutamente diversas e incomunicables o como que si estuviese afirmando una doctrina de la doble verdad, una para la esfera religiosa y otra para la profana. La intención del reformador parece ser la de señalar que precisamente la razón que reconoce los límites que derivan de su situación empecatada, y la liberación que comporta la gracia de Jesucristo, puede respetar la auténüca autonomía del orden intramundano. 414 No se trata pues de postular una separación absoluta entre fe y razón sino sólo de distinguir sus campos específicos. Por lo demás la positividad y el valor que se le reconoce a la razón para dirimir en los asuntos temporales no se establece al margen o a espaldas de la fe sino en cuanto dicha razón capta lúcidamente su situación de pecado y la gracia liberadora que ofrece Jesucristo. Las cuatro orientaciones antes señaladas pueden ayudarnos a entender mejor el planteo de Lutero pero de ninguna manera pretenden agotar ni resuelven toda la complejidad del problema en cuestión. Mi propósito no ha sido ofrecer una respuesta definitiva sino sólo dar algunos elementos que posibiliten un encuentro más profundo con el reformador. "...más que un discurso chocante he encontrado una palabra profética, que hoy lejos de haber perdido vigencia, se torna más cuestionante" Lutero y su crítica profética Conviene plantear un último interrogante. Es innegable que la crítica que Lutero hace de la razón es muy radical y puede parecemos demasiado exagerada e indiferenciada. No podría negar ni ocultar que yo mismo me he quedado con muchas preguntas sobre las cuales hubiese querido encontrar una respuesta más precisa y matizada. Debo confesar sin embargo, que en la radicalidad de la crítica a la que Lutero sometió a la razón hace cinco siglos y en los albores del surgimiento de la racionalidad moderna, más que un discurso chocante he encontrado una palabra profética, que hoy lejos de haber perdido vigencia se torna más constante. En realidad, cuando Lutero critica la razón -como ya vimos- no lo hace como sí se tratase de una capacidad abstracta y neutra de la naturaleza humana sino como un poder concreto e histórico que el hombre posee. Ahora bien, hoy día confrontados a las secuelas y frutos que ha producido esa racionalidad moderna regida unilateralmente por un interés técnico y de eficacia y dominio ¿qué es lo que vemos? ¿Nos resulta acaso demasiado brutal la critica de Lutero ante la monstruosidad que es la destrucción de la naturaleza a la que ha conducido nuestro interés racional de manipulación de la misma? ¿Es acaso demasiado exagerado el cuestionar en su raíz una racionalidad de desarrollo y progreso que en lo concreto ha producido y sigue produciendo cada vez más miseria y hambre para la mayoría de los hombres? ¿Es demasiada insensata la critica a una razón que ha conducido y posibilita la insensatez de un armamentismo como el que actualmente se precisa para que todo pueda seguir de acuerdo a la racionalidad que se ha impuesto como ley en !as relaciones internacionales? Ante esa razón, la de la destrucción de la naturaleza, la de la pauperización creciente, la del armamentismo, el llamado de Lutero, "la fe mata a la razón"11 nada tiene de dramatismo hiperbólico y extraño, sino que nos confronta proféticamente en el día de hoy a buscar y repensar la razón de nuestra razón.a * W, A. 42. 291, 34-36 10 Con lodarazónanoiaK. H. zur Muhen en su acabada estudio Relormalunsche Vernunftkriük und neuzeitüchea Denken. Tübingen 1980, p 25 "A la crilica salvilica de la racionalidad humana corresponde la liberación de la razón con respecto a lo secular" 11 Un prolundo y erudito análisis de psia frase de Lutero hace G Ebeling, Fidui occidit rationem. Ein Aspeki der ¡heologia crucis m Lulhers Aiisleqi. Gal 3, 6 en Signum crucis. Fecti Chrifl Frir.fi Dinklnr (C Andresen - G Eds.) Tübingen 1979,97, 135 •